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Muchas veces utilizamos el concepto de inclusión como una mera “suma” o “adición” de alguien

o algo, cuando en realidad es una idea que abarca aspectos sociales bastante más profundos.

El principal pilar de la inclusión es el reconocimiento de que todas las personas tienen


habilidades y potencialidades propias, distintas a las de los demás, por lo que las distintas
necesidades exigen respuestas diversas o diferentes. La inclusión busca que se fomente y
garantice que toda persona sea “parte de” y que no permanezca “separado de”. Inclusión, por
lo tanto, significa que los sistemas establecidos proveerán acceso y participación reciproca; y
que el individuo con discapacidad y su familia tengan la posibilidad de participar en igualdad de
condiciones.

Según la UNESCO, la inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las


personas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino
una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la activa participación en la
vida familiar, en la educación, en el trabajo y en general en todos los procesos sociales, culturales
y en las comunidades.

Entonces, ¿qué nos permite la inclusión?

 Disfrutar de un mundo más equitativo y respetuoso frente a las diferencias.


 Beneficiar a todas las personas sin perjuicio de sus características, es decir, sin etiquetar
ni excluir.
 Proporcionar un acceso equitativo, revisando procesos constantemente y valorando el
aporte de cada persona a la sociedad.

Desde el año 1992, cada 3 de diciembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de las
Personas con Discapacidad. Esta iniciativa surge a partir de la resolución 47/3 de la Asamblea
General, adoptada el 14 de octubre de 1992, con el objetivo de llamar la atención y movilizar
apoyos para aspectos clave relativos a la inclusión de personas con discapacidad en la sociedad
y en el desarrollo.

Cada año, la celebración gira en torno a un eje particular. Para la edición 2014, la jornada se
celebra poniendo el acento en la tecnología, bajo el lema ‘Desarrollo sostenible: la promesa de
tecnología’. Según la Organización de Naciones Unidas, las tecnologías de la información y de la
comunicación, en particular, han impactado mucho en la vida cotidiana de las personas, pero no
todas tienen acceso a ella y a los estándares de vida más elevados que permiten (algo que hemos
resaltado constantemente desde el blog de Incluyeme.com).

De esta forma, los representantes de los Estados miembros, el sistema de las Naciones Unidas,
la sociedad civil, el sector privado y otros agentes discutirán cómo los avances en la tecnología
se pueden utilizar para mejorar la vida de las personas con discapacidad.

Según el informe mundial sobre discapacidad publicado por la OMS y el Banco Mundial en el
2014, más de mil millones de personas viven en el planeta con alguna forma de discapacidad y
de ellas, casi 200 millones tienen dificultades considerables en su funcionamiento diario.

La familia desempeña un rol fundamental en la educación de los hijos. No en vano es llamada


“la primera escuela de formación”. De acuerdo a Antonio Bolívar, especialista en educación, la
familia y la escuela son dos mundos que necesitan trabajar en común para lograr un desarrollo
óptimo en el niño. Pero qué sucede cuando la integración al colegio no se da de forma regular
sino por inclusión educativa, es decir, ¿cómo toma la familia de un hijo con discapacidad el tema
de su educación? En éste contexto la familia adquiere un rol protagonista en su nexo con la
escuela, esto debido a que la familia conocerá de primera mano las necesidades educativas que
requiere su hijo para lograr una inclusión educativa adecuada.

En la actualidad la inclusión educativa constituye una esperanza para la familia, quien busca
encontrar en éste ámbito respuestas y ayuda frente a la gran preocupación sobre el futuro que
deparará para los niños con discapacidad en el ámbito educativo. Actualmente esta esperanza
viene mezclada con preocupación y confusión debido a las múltiples discusiones sobre la falta
de claridad sobre lo que supone la inclusión educativa [3]. La Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la define como: “Un proceso cuyo fin
último es lograr la inclusión social y la participación de todos, mediante estrategias educativas
que respondan a la diversidad de demandas del alumnado, que trabajen particularmente con
aquellos en riesgo de ser excluidos del sistema educativo (por discapacidad, pobreza, trastornos
de aprendizaje y de conducta, etc.) y consecuentemente de la sociedad” [4].

De acuerdo a ésta definición la inclusión educativa supone contar con estrategias educativas
que respondan frente a los diferentes tipos de discapacidades. Por ello, es comprensible la
preocupación de la familia cuando en nuestro país conocemos la falta de un acompañamiento y
estrategias educativas por parte del profesorado que reciben a los niños con discapacidad [5].
Esto no necesariamente por falta de voluntad, sino por la falta de una legislación que
implemente políticas, recursos y soportes para los profesores y la familia de la persona con
discapacidad. A pesar de la existencia de la Ley General de la Persona con Discapacidad Nº
29973, en la que se manifiesta que todas instituciones educativas deben reservar al menos dos
vacantes para niños con discapacidades de tipo leve o moderado y que en ella el Ministerio de
Educación de acuerdo a su Ley Nº25762 debe velar por los cambios necesarios en el sistema
educativo para lograr una educación de calidad y equidad para éstas personas. Nosotros
conocemos las carencias que originan la falta del cumplimiento de ambas normas.

El Ministerio de Educación debe ofrecer una genuina educación inclusiva, donde realmente se
forme a las personas con discapacidad, y exista acompañamiento externo por parte del personal
educativo y que este cuente con estrategias y recursos para el manejo de la inclusión del niño
con discapacidad tanto en el colegio como en la familia. Solo en ese momento, la familia de un
niño con discapacidad podrá confiar en que la escuela es un ambiente seguro y entenderá que
debe trabajar estrechamente con ella para lograr cambios significativos en el desarrollo de sus
hijos.

Declaración de Salamanca (Unesco, 1994)

“Me es muy difícil entender la naturaleza de todas las cosas, es natural ser diferente, esta
diferencia nos hace únicos ante los demás… entonces ¿por qué me señalas como diferente a ti?;
¿acaso no somos distintos y por lo tanto en esencia lo mismo?"

Yadiar Julián (Doctor en Pedagogía, México)

“No es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás”

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