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Decreto 2373 de 1956, en el cual se impone como condición que los

Revisores Fiscales sean Contadores Públicos.

La Revisoría Fiscal en Colombia fue reglamentada mediante la ley 73 de 1935, pero fue
hasta 1956 con el decreto 2373, donde le fue asignada esta labor a los que se hayan inscrito
como contador juramentado o contador público de acuerdo con las demás disposiciones que
los acreditan como tal. Este decreto adicionalmente dicta las funciones de los contadores
inscritos y públicos, el otorgamiento, suspensión y cancelación de la matrícula, crea la
Junta central de contadores y sus funciones, las decisiones de la Junta Central de
Contadores y sus recursos.

Muy a pesar de que desde la década de 1930 en Colombia había firmas de Contadores
Públicos y de que en la década de 1940 se estaba desarrollando en instituciones de algún
prestigio la carrera y otorgando títulos, las actividades de los Contadores Públicos eran
pocos conocidas y las personas que venían desempeñando las Revisorías Fiscales en las
sociedades anónimas en su mayoría no tenían esta calidad, la cual todavía en la opinión
pública aparecía como ejercida por personas con poco conocimiento y baja calidad técnica.
Esto se puede demostrar comprobando que cuando se hizo un llamado a personas con algún
conocimiento empírico para otorgarle la calidad de Contador Juramentado, la mayoría
rehusaba este llamado porque no consideraba necesario este título y es probable que en su
interior pensaran que éste, en lugar de darles un prestigio, podría desacreditarlo.

Mediante el decreto 2373 de 1956 el Gobierno Nacional, al amparo del estado de sitio,
reguló la profesión de contador juramentado. Este último fue facultado para imprimir fe
pública. Para efecto de las penas se asimiló el contador a funcionario público. Se reguló el
contenido del informe que debía acompañarse a los balances y se invocó allí la técnica de la
interventoría de cuentas. Finalmente, se autorizó la organización de la revisoría fiscal en
departamentos, al mando de distintos profesionales, reservándose la sección o parte
contable a los contadores juramentados. El proyecto de código de comercio de 1958
propuso el establecimiento de la revisoría plural. Incluía como inhabilidad la de ser
consocio de los administradores, el cajero o el contador de la sociedad. Obligaba al revisor
fiscal a verificar el cumplimiento de las órdenes emanadas del Departamento Nacional de
Comercio, institución que se proponía reemplazara a la Superintendencia de Sociedades
Anónimas. Consagraba los términos en los cuales el revisor fiscal sería imputable
de falsedad documental. Planteaba la posibilidad de una revisoría potestativa. Propendía
por la extensión de la revisoría fiscal a toda clase de sociedades con excepción de las
colectivas y de las en comandita simple, en este último caso cuando tuvieran menos de 10
socios comanditarios.

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