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Modalidad: Cuento, alumno.

Centro: EMSaD 09.

Autor: Mariana Monserrat Jasso Saldaña.


Toda historia tiene un inicio y ésta la tiene. Yo soy Erika y soy la típica joven de 17
años a la que su familia nunca la escucha. Nunca he entendido: ¿por qué les soy
indiferentes mis padres?, ¿será que no tienen tiempo para escucharme? Siempre he
pensado que les dedican más tiempo a mis otras hermanas que a mí, solo por el
hecho de que son más pequeñas que yo; la verdad es que en el fondo de mi
corazón me gustaría que me dedicaran un poco de su tiempo para contarles lo que
me pasa y lo que siento. Aunque por otra parte tengo a mi amiga que siempre está
ahí cuando la necesito. Ella se llama Andrea, y siempre está para mí para ofrecerme
consejos, diría que es la persona a la cual le tengo más confianza en el mundo.

Todos los días, cuando paso a su casa para que nos vayamos juntas a la
preparatoria, solemos platicar lo que nos pasa en nuestras vidas; ella empezó a
platicarme que había recibido un mensaje de un joven llamado Arturo, y que por su
perfil de Facebook parecía un joven interesante y buena onda, por lo cual había
decidido empezar a “chatear” con él; yo le dije que eso no me parecía bien, que era
mejor que le comentara a sus padres, pero como siempre suele ser típico de ella,
no me hizo mucho caso.

Cuando llegamos a la preparatoria yo no podía sacarme de la cabeza la idea de que


mi amiga estaba platicando con un chico al cual ni siquiera conocía, a mí me
parecía que estaba haciendo las cosas de manera incorrecta; en fin, cuando salimos
de la escuela cada una se fue para su casa, yo ya estaba acostumbrada a que mis
padres no se dieran cuenta de cuándo llegaba, así que me dirigí directamente a mi
habitación y decidí investigar a ese tal Arturo. Después de buscar un rato no
encontré nada fuera de lo común. Parecía un chico normal, sólo con muy pocas
publicaciones en “Facebook”, pero nada fuera de lo común, así que me quedé más
tranquila.

Al día siguiente, ya no le pregunte nada a Andrea, decidí tenerle confianza. Después


ese mismo día cuando estábamos en clase de filosofía, me di cuenta de que un
compañero, llamado Alex, estaba preguntándole algo a Andrea y decidí acercarme a
mi amiga para ver qué estaba pasando: Pues resulta, que para empezar, Alex
nunca había hablado con ninguna de nosotras, él siempre era muy misterioso y
solía verme de un forma tan extraña, que hasta incluso, me hacía sentir algo
incomoda; pero en ese momento mi amiga, Andrea, no me quiso decir qué sucedía,
lo que me hizo dudar un poco de su confianza hacia mí, aunque yo sabía, a pesar
de todo y en el fondo de mi corazón, que ella era la única persona que me entendía
y con la que contaba para los momentos difíciles de la vida.

Ese mismo día, más tarde, como a las 9:30 de la noche, recibí un mensaje de
Andrea donde me pedía ayuda para llevar a cabo un plan que tenía en mente para
poder seguir platicando con Arturo. Como es mi mejor amiga, no pude negarme,
tenía que apoyarle, sin embargo, sí me surgió la duda de ¿por qué le habían
prohibido hablar con él? Le dije que podía venir todas las tardes a mi casa y desde
mi computadora podrían seguir comunicándose, ella estaba tan obsesionada con
seguir en contacto con Arturo… Al día siguiente, Andrea llego a mi casa para poder
“mensajear” con él. Así pasaron varios días hasta que se convirtieron en semanas;
en ese momento me di cuenta de que eso le estaba haciendo mucho daño, porque
estaba descuidando sus estudios y hasta su vida social; se estaba alejando mucho
de las personas que en realidad la queríamos, a lo cual pensé, sin dudar, en buscar
ayuda para ella. Primero consideré pedirles consejo a mis padres,
desgraciadamente recordé que ellos no me hacían mucho caso, lo que me hacía
sentir poco importante para ellos; así que decidí acudir con la psicóloga que estaba
trabajando en la preparatoria donde yo estudiaba, recuerdo que ella era muy amable
y siempre estaba dispuesta a escucharnos a mí y a mis compañeros.

El lunes, después de clase, pude acercarme con la psicóloga para platicar con ella,
le conté toda la historia de Andrea y ésta me dijo que la persona con la que hablaba
posiblemente estaba influenciándola para mal, sin embargo, yo no creí que eso
fuera posible, mi amiga era una persona inteligente que no permitía que cualquier
persona decidiera sobre su vida personal. Por otra parte, me preocupaba que ya
faltaba poco tiempo para que llegara el fin de año y saliéramos de la preparatoria, ya
que ella me había comentado, anteriormente, que quería estudiar cuando nos
graduáramos y toda esta situación la estaba distrayendo, o incluso alejando, de las
metas que tenía al finalizar el bachillerato.

Después de salir de la cita con la psicóloga, caminé hacia mi casa pensando en la


situación; la verdad no sabía qué hacer, pero después decidí tranquilizarme y
pensar racionalmente sobre las cosas que podía hacer: una de mis opciones era
comentarle a sus padres lo que estaba sucediendo, pero me di cuenta que si lo
hacía podía meterla en problemas a ella y a mí misma también; así que sin
encontrar una opción viable, decidí dejar de las cosas como estaban, a ver que
sucedía, quizá sólo era mi imaginación y necesitaba dejar pasar el tiempo para que
todo se arreglara.

Así pasaron unas semanas y yo no notaba ningún cambio positivo en Andrea,


incluso empezó a ponerse cada vez más rara. Noté que se alejó más de mí y
empezó a juntarse más con Alex. Ya no era lo mismo entre nosotras, ya no me
contaba sus problemas como solía hacerlo, nuestra amistad se sentía cada vez más
lejana, casi incierta, como si nunca hubiera existido. Esta situación continuó, sin
embargo, un día día recibí un mensaje de Alex, tal fue mi sorpresa ver la notificación
de un mensaje suyo brillando insistentemente en mi celular. En el mensaje me decía
que necesitaba que nos viéramos en el parque que se encontraba a sólo dos calles
de mi casa, a lo que mi primera pregunta fue: ¿para qué quería que fuera?, pero,
por otra parte, tenía tanta curiosidad que al final me decidí a ir.

Llegué al lugar acordado, pero no vi a nadie hasta que a lo lejos pude vislumbrar a
Alex, él se acercó con sigilo hacía mí y con una sonrisa, que pude notar hasta un
poco pícara, me dijo: “tienes que cubrirte los ojos” a lo que accedí sin chistar.
Cuando me los tapó yo no sabía ni qué pensar, lo único que yo quería era descubrir
por qué tanto misterio. Cuando me descubrieron los ojos miré un enorme cartel que
decía en letras grandes: “¿Quieres ser mi novia?” y en ese momento lo único que
pensé fue en decirle que sí, aunque yo no lo conocía del todo me parecía un gran
chavo, por lo que decidí darme la oportunidad de hacerme su novia. Le agradecí por
esa gran sorpresa y además, porque debido a eso, mi amiga Andrea ahora estaba
más relajada. A partir de ese momento me sentí más tranquila y feliz, ya que ahora
no iba a estar tan sola como me había estado sintiendo los últimos días.

A la mañana siguiente todos me admiraban por la “suerte” que tenía por andar con
Alex, ya que, decían las demás niñas, era una gran persona y aparte tenía mucho
dinero, a lo que respondí que yo no había aceptado andar con él por su nivel
económico, sino porque creía que era un gran ser humano, y eso que aún no lo
había tratado, pero sabía que con el tiempo íbamos a conocernos e íbamos a
mantener una relación fuerte y estable.

Sin embargo, fuera de toda la reciente alegría, no podía sacarme de la cabeza que
mi mejor amiga continuaba con su adicción al chat, a lo cual me decidí por decirle
que por su propio bien era mejor que ya no siguiera “chateando” con Arturo porque
era un completo extraño. A lo cual Andrea me respondió de manera negativa,
argumentando que no podía dejar de hacer eso porque ella estaba muy enamorada,
a lo que respondí ya con algo de fastidio: “¡no puedes estar enamorada de alguien a
quien no conoces!”, a lo que ella se apuró a contestar: “¡bah!, como tú ya tienes
novio…”, “yo solo quiero lo mejor para ti”, le dije. “Bueno, estaba bien, pero yo ya no
quiero ser tu amiga” y después de eso salió de mi casa muy enojada tras azotar la
puerta.

Cuando dieron las 8:00 de la noche recibí un mensaje de los padres de Andrea, los
cuales, en tono, aparentemente de preocupación, que me preguntaron si ella no
estaba conmigo, a lo que respondía negativamente, que ya tenía mucho rato que se
había ido de la casa. Quedé al pendiente con ellos, con la promesa de que si sabía
algo de ella les avisaría a la brevedad posible

Al día siguiente nadie sabía algo de Andrea, fue entonces cuando recordé que la
noche anterior había estado platicando con Arturo, por lo que decidí revisar mi
computadora y leer los mensajes que tenía con él. Revisé con detenimiento toda la
conversación que llevaba con él, y justamente en el último mensaje vi que él le
decía a mi amiga que había llegado el momento de conocerse en persona y formar
una hermosa pareja para pasar el resto de sus vidas juntos. Ahí me di cuenta que
mi amiga podía estar en peligro, a lo que decidí llamar y contarle todo a sus padres
porque no quería que le pasara nada, a pesar de la pelea que tuvimos aún era mi
mejor amiga y una des la personas más importantes de mi vida.

Cuando le dije a sus padres, se angustiaron demasiado porque ella estaba


corriendo un grave peligro. Lo más pronto posible dieron aviso a las autoridades.
Según el protocolo era necesario dejar pasar 72 horas para poder dar aviso como
desaparecida. Después de eso no pude dejar de sentirme intranquila, así que decidí
revisar de nuevo el perfil de Arturo y empecé a notar cosas extrañas, por lo que
ahondé más y vi su fotografía en un perfil diferente al que utilizaba, ahí me di cuenta
de que era un perfil falso. Arturo, o como hacía llamarse, había tomado las fotos de
un joven famoso. Entonces Arturo era alguien más, menos quien decía ser. Y lo
peor de todo es quien había creado ese perfil falso, probablemente sea alguien que
no pretende nada bueno con Andrea. Habiendo descubierto esto, decidí llamarles a
los padres de Andrea, quienes dieron aviso a las autoridades sobre lo que acababa
de encontrar.

Tuvieron que pasar unas semanas hasta que finalmente las autoridades pudieron
rastrear el perfil falso del supuesto Arturo, la persona que había secuestrado a
Andrea. Lo primero que pensé fue en estar presente cuando rescataran a Andrea y
me propuse a mí misma como carnada para atraer al secuestrador. Alex, mi novio,
insistió en que no lo hiciera por el peligro que conllevaba, pero le contesté que ella
era la persona más importante de mi vida y no que no podría hacerme cambiar de
parecer.

Yo no contaba con que Alex iba ir a buscar a mis padres para pedirles que
reaccionaran, que no era posible que pudieran estar tan ajenos a toda la situación,
que se dieran cuenta que en estos momentos yo los necesitaba. Sinceramente no
supe como mi novio los había hecho entrar en razón, pero me asombró que en esos
momentos tan dolorosos por fin y por primera vez en mucho tiempo, estaban
conmigo.

Llegado el momento de rescatar a mi amiga, me sentía muy nerviosa, pero tenía


que encontrar el valor necesario para lo que se venía, por lo que continué con el
plan como había estado establecido. Llegamos y el operativo empezó: se vislumbró
a los lejos a un hombre de entre 40 y 45, que venía a encontrarse conmigo. Se le
dio arrestó y finalmente pudo darse con el paradero de Andrea. Desde que mi mejor
amiga volvió sana y salva, no pude evitar sentirme la joven más feliz del mundo.

Después de toda la situación que había sucedido con Andrea, mis padres se
acercaron a mí y me abrazaron muy fuerte. Sentí una gran felicidad porque yo
pensé que ellos no me querían, pero cuando me dijeron lo contrario, me hicieron
sentir total y plenamente amada. Mientras me abrazaban me prometieron que ahora
iban a dedicar más tiempo para estar conmigo, que me iban a escuchar y estar para
mí, pasara lo que pasara…eso fue lo mejor del mundo.

Dos semanas después, estaba llegando el momento en que mi amiga y yo nos


graduaríamos de la preparatoria. Me sentí tan afortunada de estar cerrando un ciclo
tan importante para mí con mí, con las personas que yo más amaba en el mundo:
mis padres, mis hermanas, mi mejor amiga y el mejor novio que podría pedir. Fue el
momento más hermoso de mi vida, porque después de una mala experiencia
siempre había un final feliz y creo que este fue el mío. Lo más importante de todo es
que comprendí que cuando crees que todo en la vida es oscuridad, hay que tener fe
y confianza en las demás personas, porque ellas pueden ser las únicas que te
brinden su apoyo y amistad en este mundo.

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