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Creedme (Netflix) o có mo la ficció n puede ayudarnos a ver la realidad

Carmen Domingo

A veces, la verdad se nos resiste, o nos llega de manera fragmentada, o


simplemente poco tiene que ver con lo que tenemos en la cabeza y entonces la
negamos. Sin mala intenció n, pero la negamos. Entonces llega a nuestros ojos una
serie como Creedme (Unbelievable), que cuenta la historia de una joven, Marie
Adler, que denuncia una violació n y ni su entorno ni la policía la creen,
escudá ndose en su pasado conflictivo y su reacció n poco emotiva.
La serie está inspirada en un hecho real que los periodistas T. Christian Miller y
Ken Armstrong narraron en un artículo que consiguió el premio Pulitzer en 2016.
Con un guió n y una producció n irreprochables, consigue transmitir en todo
momento la angustia que vive el personaje de Marie y nos hace pensar en aquel
ya lejano “hermana yo sí te creo” que salimos a gritar a las calles tras la
primera sentencia a La Manada.
Por eso son necesarias series como esta, porque van má s allá y abren una
conversació n con los espectadores: ¿qué pasaría si fueras a denunciar que te han
violado y nadie, ni la policía ni tu entorno, te creyera? ¿Qué harías? Esto es,
precisamente, lo que le sucede a Marie.
La duda sobrevuela en esa denuncia, aunque no para los espectadores, que han
visto có mo el capítulo arrancaba con esa violació n. Y tras esa primera duda una no
puede menos que preguntarse: ¿dudarían también si lo que se denunciara fuera un
robo? No, claro está . Es má s, tampoco dudarían si el que hiciera la denuncia fuera
un chico. Por eso las denuncias de violació n han sido siempre menos de las reales y
muchas las agresiones silenciadas. Por miedo a la vergü enza de la duda y de la
incredulidad que se ceñ iría sobre la víctima.
El azar quiere que para este hecho real haya una esperanza, a miles de kiló metros,
dos policías (mujeres, me temo que solo podían ser mujeres) que investigan las
agresiones de lo que parece ser un violador en serie.
Vista la serie, no puedo má s que insistir en ese “hermana y sí te creo” y esperar que
la justicia actú e, porque lo acabará haciendo (esperemos).

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