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El delito de Inasistencia Alimentaria y la Terminación del Proceso por Pago de la

Obligación Alimentaria: Análisis crítico

Danny Marcela Gómez Puerta

Mitchell Alexis Villabona Escudero

Luis Alberto Ledesma Reyes

Universidad Cooperativa de Colombia

Facultad de Derecho

Especialización en Derecho Procesal Penal

Barrancabermeja

2018
El delito de Inasistencia Alimentaria y la Terminación del Proceso por Pago de la

Obligación Alimentaria: Análisis crítico

Danny Marcela Gómez Puerta

Mitchell Alexis Villabona Escudero

Luis Alberto Ledesma Reyes

Informe de Investigación para optar el título de Especialista

Elder Ortega Cortés

Director

Universidad Cooperativa de Colombia

Facultad de Derecho

Especialización en Derecho Procesal Penal

Barrancabermeja

2018
Dedicatoria

A mis padres, los mejores que Dios me haya podido elegir; y que hoy

estando en el cielo me siguen llenando con su amor incondicional y su

espiritualidad, a mi hijo compañero de vida. Ellos representan el amor

más puro que he sentido en mi existencia.

Danny Marcela Gómez Puerta.

A mi esposa Julieth y a mis hijos Emiliano y Arantxa pilares

fundamentales de mi existir, a mis padres, hermanas y demás familiares por

ser guía en toda mi educación y por su incondicional apoyo perfectamente

mantenido a través del tiempo. Toda mi formación ha sido posible gracias a

ellos.

Mitchell Alexis Villabona Escudero


Quiero agradecer a dios por darme salud y vida para ejecutar este proyecto,

a mi institución Policía Nacional por permitirme crecer académica e

internamente como profesional y ser humano, a mis padres, Amaury y

Rebeca, hermanos Karen y Roberto, a mi abuela Rusminia por ser ese gran

pilar soporte a la familia, a mis tíos y tías en especial a mi titi Rafaele por

todo su incondicional apoyo, a mi esposa Maira Luz por estar ahí en las

buenas y en las malas. A mi hijo Samuel David que es ese gran motor que

mueve mi vida.

Luis Alberto Ledesma Reyes


Agradecimientos

Agradecemos al director de tesis Dr. ELDER ORTEGA CORTEZ y al Dr. ALBERTO

PRADA, por la dedicación y el apoyo que nos brindaron en este trabajo, por el respeto con

nuestras ideas y por su dirección y seguimiento.

A la Dra. CARMEN CELINA IBAÑEZ ELAM, a los docentes, por los conocimientos

aprendidos, los cuales llevaremos con altura a la práctica profesional. Un agradecimiento especial

al Dr. CÉSAR JAVIER VALENCIA CABALLERO; quien siempre tuvo la disposición de

escucharnos y aclarar nuestras dudas jurídicas.

Gracias a nuestras familias, por que vivieron con nosotros este proyecto educativo y del

cual siempre se han sentido orgullosos, pues ha sido también un esfuerzo de familia
Índice de Contenido

Contenido

Capítulo Primero ..................................................................................................................... 13

1. Planteamiento y Formulación del Problema ........................................................... 13

1.1 Formulación del Problema .................................................................................... 17

2. Justificación de la Investigación ................................................................................... 18

Capítulo Tercero ...................................................................................................................... 25

3. Objetivos de la Investigación .................................................................................... 25

3.1 General ........................................................................................................................ 25

3.2 Específicos ................................................................................................................... 25

Capítulo Cuarto ....................................................................................................................... 26

4. Marco Referencial ...................................................................................................... 26

4.1. Antecedentes del Problema ................................................................................... 26

4.3 Marco legal ................................................................................................................. 40

4.4 Marco Teórico ............................................................................................................ 53


Capítulo Quinto ....................................................................................................................... 67

5. Diseño Metodológico .................................................................................................. 67

5.1 Enfoque y Tipo de Investigación ........................................................................... 67

5.2 Proceso Desarrollado ............................................................................................. 68

5.3 Método y Metodología ........................................................................................... 69

5.4. Resultados y Discusión .............................................................................................. 69

6. Conclusiones ................................................................................................................... 74

Bibliografía ............................................................................................................................... 81
Resumen

El problema de la inasistencia alimentaria ha venido siendo tratado en el país, a nivel jurídico,

desde hace ya mucho tiempo y el legislador ha buscado los mecanismos para encontrar las

mejores salidas al asunto. Sin embargo, no ha sido posible resolver la situación en virtud de todas

las implicaciones que ésta reviste, desde una concepción de derechos humanos. Esta

investigación busca analizar este problema, considerando que parece violatoria de derechos la

decisión de terminar el proceso de alimentación por el pago de la obligación. Se explica en qué

consiste el delito de inasistencia alimentaria, su evolución histórica, su alcance normativo y

disposiciones que le permiten a quien tiene derecho de recibir alimentos, reclamarlos por la vía

penal, cuando la jurisdicción civil no es suficiente para hacerlo. Igualmente se determina la

efectividad de la norma penal de cara a la problemática social generada por la falta de asistencia

alimentaria de quienes tienen la obligación de suplirla, concretamente con la entrada en vigencia

de la Ley 1542 del 5 de julio del 2012, por la cual se reforma el artículo 74 de la Ley 906 de

2004, que eliminó el carácter de querellables y desistibles de los delitos de violencia intrafamiliar

e inasistencia alimentaria. La investigación es cualitativa, con énfasis en la revisión documental.

Palabras claves: inasistencia alimentaria, Corte Interamericana, Derechos del niño,

implicaciones normativas, pago de la obligación


Abstract

The problem of food non-attendance has been addressed in the country, at a legal level, for a

long time and the legislator has sought mechanisms to find the best solutions to the issue.

However, it has not been possible to resolve the situation by virtue of all the implications it has,

from a conception of human rights. This research seeks to analyze this problem, considering that

the decision to end the feeding process for the payment of the obligation seems to violate the

rights. It explains what constitutes the crime of food non-attendance, its historical evolution, its

normative scope and provisions that allow those who have the right to receive food, to claim

them by criminal law, when civil jurisdiction is not enough to do so. Likewise, the effectiveness

of the criminal norm is determined in the face of the social problems generated by the lack of

food assistance of those who have the obligation to supply it, specifically with the entry into

force of Law 1542 of July 5, 2012, by which Article 74 of Law 906 of 2004 is amended, which

eliminated the character of quasible and desistible crimes of intrafamily violence and food non-

attendance. The research is qualitative, with emphasis on the documentary review.

Key words: food shortage, Inter-American Court, Children's rights, regulatory implications,

payment of the obligation


Introducción

En el marco de los Derechos Humanos, la dignidad cobra un valor fundamental para todas las

personas, ya sean niños, adolescentes o adultos. Dentro de esa filosofía y requerimiento universal,

nadie tiene menos derechos que los demás. Las condiciones de igualdad y de equidad, de respeto

y valoración de las diferencias, constituyen un valor perentorio que derriban cualquier propósito

discriminatorio y segregacionista. En esos mismos ideales, la Convención de los Derechos del

Niño obliga a que los niños sean respetados en sus intereses, en el derecho a la vida y la

participación en todo aquello que en un momento determinado pudiera afectar su naturaleza

humana, por su dignidad y por su condición de ser sujetos de derechos. Desde esa perspectiva,

todos los niños necesitan crecer en el amparo de protección y amor; con el afecto de unos padres

que les brindan ambientes seguros, saludables y sanos, para que el derecho a la vida sea

efectivamente una realidad en clave dignidad de dignidad humana. Eso significa que les

corresponde a los padres, la responsabilidad ético, moral, material y jurídica de procurar un

hogar, una vivienda y una alimentación para sus hijos. El derecho a la salud contemplado

universalmente implica una alimentación debida para que el compendio entre bienestar físico,

mental y social, sea una contribución a que los niños gocen de una garantía de derechos. De

manera específica, en consonancia con la naturaleza de esta investigación, el niño es titular del

derecho de alimento, ya sea congruos o necesarios, entendiendo que el primero obedece a una

subsistencia modesta, en la medida de la posición social, en tanto que el segundo está referido a

aquel alimento que basta para sustentar la vida.


En oposición a los imperativos anteriores, los juzgados del país, y en particular los de

Barrancabermeja, están saturados de casos en los cuales se invoca el cumplimiento por parte de

los padres que evaden la responsabilidad de aportar alimentos a sus hijos, dejando en manos de

las madres esta obligación. Se deja claro que el concepto de alimentos es una expresión genérica

que cobija todo lo que es indispensable para el desarrollo y la formación integral de la prole:

comida, educación, atención médica, vestuario, recreación y habitación.

Ante el incumplimiento de uno de los padres, la ley prevé que, al presentarse el conflicto, el

progenitor responsable busque conciliar con el padre incumplido el pago de una cuota de

alimentos para los hijos. En el caso de lograrse un acuerdo respecto a la cuota mensual a

consignar, se presenta la posibilidad que con el paso del tiempo se presente incumplimiento en

los pagos, razón por la cual quien así actúa por voluntad propia, incurre en el delito de

inasistencia alimentaria, que exige que el incumplido se haya sustraído de esa obligación sin justa

causa. Por eso en el proceso penal, previa denuncia del padre o la madre que haya asumido la

crianza y cuidado personal del menor, debe probarse que el padre o la madre incumplido haya

querido entrar en rebeldía y desconocer el acuerdo, no importándole el perjuicio que pudiera

causar.

La investigación que se ha desarrollado pretende realizar un análisis sobre el fenómeno de

la inasistencia alimentaria y sus implicaciones jurídicas en el marco penal, atendiendo al vacío

que se genera en materia de derechos cuando se termina el proceso en contra del demandado al

cumplir con el pago de la obligación contraída, sin que se analice un trasfondo de mayor
prevalencia como es el asunto de la violación en materia de dignidad y DDHH, en la medida en

que no se da una reparación moral por el daño causado y tiene sus efectos nocivos en el

desarrollo de la personalidad de los niños afectados por el incumplimiento. Esta posición va en

contravía con las disposiciones del Sistema Interamericano de Derechos Humanos en ese sentido.

En virtud de lo expuesto, para el estudio se causa un detrimento mayor para el derecho de la

prole, puesto que la preclusión de la investigación al procesado o el uso de un indebido Principio

de Oportunidad no son más que una salida parcial y temporal para el problema, sin garantizar el

derecho de No Repetición.

Para alcanzar el propósito descrito, se hace necesario fijar otras metas que fortalezcan la

intencionalidad del estudio, en el sentido de demostrar que el cese de la pena impuesta al

infractor es claramente violatorio de las disposiciones constitucionales, legales y

procedimentales. Sobre ese particular, vale la pena conceptuar sobre la inasistencia alimentaria,

identificar, desde lo penal, las características del procedimiento llevado a cabo para determinar la

responsabilidad del autor del delito, considerando que existe anormalidad en los mecanismos

aplicados para el cese de la pena que éste debería pagar por su violación de la normatividad

existente en ese tema. En ese sentido, se juzga la validez de la aplicación de esos mecanismos, en

detrimento de las disposiciones que exigen la reparación integral. Además, se cuestiona la

oposición a lo expresado constitucionalmente: “… Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de

él, adoptados o procreados naturalmente o con asistencia científica, tienen iguales derechos y

deberes. La ley reglamentará la progenitura responsable…” (Constitución Política, 1991, art. 42).

Este hecho se ratifica en el artículo 44, que reza: “Son derechos fundamentales de los niños: la

vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y


nacionalidad, tener una familia y no ser separados de ella, el cuidado y amor, la educación y la

cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Serán protegidos contra toda forma de

abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o

económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos consagrados en la

Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales ratificados por Colombia. La familia,

la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su

desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede

exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores. Los derechos

de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás”. (Constitución Política, 1991).

Para hacer la reflexión sobre el problema, se realiza una investigación con enfoque

cualitativo, la cual permite un análisis de los sujetos, objetos de estudio, en este caso los niños,

quienes sufren la afectación de la irresponsabilidad de uno de sus progenitores, sin embargo,

éstos también son interpretados desde su actitud y desde su violación de la norma. El proceso de

indagación llevado a cabo a partir de la revisión de literatura comienza con la aplicación del

método hermenéutico y el deductivo, en primera instancia, para luego entrar en una fase

inductiva de construcción sintética. Como se analizan casos, se da significado a la vida de los

sujetos en el marco de su experiencia social. Se trata de reflexionar sobre el problema de la

insatisfacción alimentaria de la población colombiana y lo hace desde un enfoque de los derechos

constitucionales. Para lograr tal cometido, se interroga por las herramientas que tiene el derecho,

ante los hechos del hambre y la desnutrición. En este sentido, se concentra este escrito en tratar

los aspectos jurídicos de la categoría del ‘derecho alimentario’ desde la construcción de la teoría

de los derechos.
El informe contiene elementos conceptuales alrededor del problema identificado, en el cual

se expone como un padre (o una madre) irresponsable abandona a sus hijos, sin justa causa, por

razones distintas a la iliquidez económica o la incapacidad económica. Se inicia entonces un

proceso que implica la conciliación, pero ante la imposibilidad de lograr un acuerdo o el

cumplimiento de obligación alimentaria para menores de edad, se incurre en el delito de

inasistencia alimentaria en aplicación del principio constitucional del derecho penal como última

razón. La consecuencia de un proceso penal por este delito es una sentencia condenatoria con

imposición de penas de prisión y multa cuantificada por el juez. No obstante, en este caso

particular, se analiza cómo se está incurriendo en el vacío jurídico de suspender el proceso por el

pago de la obligación.

Se encuentran también capítulos relacionados con la justificación, los objetivos, el estado

del arte, la perspectiva teórica que sustenta la tesis; el marco legal y el diseño metodológico

llevado a cabo para alcanzar las metas previstas. Se muestran los resultados con su discusión

respectiva y las conclusiones del estudio. En ese sentido, se evidencia que el legislador ha

reorientado el delito de Inasistencia Alimentaria a través del Estatuto Procedimental Penal, donde

lo define como Delito Querellable a fin de garantizar su cumplimiento rápido y ágil a través de

las audiencias de conciliación, partiendo del papel que debe desempeñar la norma penal sobre

Inasistencia Alimentaria y la audiencia de conciliación como alternativa a la solución pacífica de

conflictos. No obstante, se determina la efectividad de la norma penal de cara a la problemática

social generada por la falta de asistencia alimentaria de quienes tienen la obligación de suplirla,
concretamente con la entrada en vigencia de la Ley 1542 del 5 de julio del 2012, por la cual se

reforma el artículo 74 de la Ley 906 de 2004, que eliminó el carácter de querellables y desistibles

de los delitos de violencia intrafamiliar e inasistencia alimentaria (Beltrán; Suárez, 2014)


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Capítulo Primero

1. Planteamiento y Formulación del Problema

El Código Civil Colombiano regula la manera y el monto con que los padres deben

colaborar a la educación y crianza de los hijos, circunstancia que resulta variable,

dependiendo de la situación especial del alimentante y el alimentario. Sobre el punto esta

Corporación ha indicado que al momento de imponer las cuotas o cuando estas se fijan por

mutuo acuerdo, el Estado tiene el deber, por un lado, de satisfacer las necesidades congruas

o necesarias de los acreedores, y por el otro, velar por que éstas sean equitativas para los

deudores de las mismas (Sentencia T-492 de 2003).

De otra parte, el artículo 422 del Código Civil dice: “Los alimentos que se deben por

ley, se entienden concedidos para toda la vida del alimentario, continuando las

circunstancias que legitimaron la demanda. Con todo, ningún varón entiéndase hombre o

mujer, desde la Constitución de 1991 de aquellos a quienes solo se deben alimentos

necesarios, podrá pedirlos después que haya cumplido 21 años hoy 18, salvo que, por

algún impedimento corporal o mental, se halle inhabilitado para subsistir de su trabajo”.

Se infiere que la obligación alimentaria de los padres en principio rige para toda la vida del

alimentario, siempre que permanezcan las circunstancias que dieron origen a su reclamo.
14

(Sentencia C-875 de 2003). Sin embargo, en su inciso segundo indica que los alimentos se

deben hasta que el menor alcance la mayoría de edad, a menos que tenga un impedimento

corporal o mental o se halle inhabilitado para subsistir de su trabajo. Dicha condición fue

ampliada tanto por la doctrina como por la jurisprudencia, de manera que se ha considerado

que “se deben alimentos al hijo que estudia, aunque haya alcanzado la mayoría de edad,

siempre que no exista prueba de que subsiste por sus propios medios” (Sentencia T-192 de

2008 y sentencia de tutela, Exp.632. Sala de Casación Civil, Corte Suprema de Justicia).

No obstante, con el fin de que no se entendiera la condición de estudiante como

indefinida, analógicamente la jurisprudencia ha fijado como edad razonable para el

aprendizaje de una profesión u oficio la de 25 años, teniendo en cuenta que la generalidad de

las normas relativas a la sustitución de la pensión de vejez y las relacionadas con la seguridad

social en general han establecido que dicha edad es “el límite para que los hijos puedan

acceder como beneficiarios a esos derechos pensionales, en el entendido de que ese es el

plazo máximo posible para alegar la condición de estudiante”(Ley 100 de 1993, art. 47). La

jurisprudencia ha aplicado analógicamente este artículo. “Los hijos menores de 18 años;

los hijos mayores de 18 años y hasta los 25 años, incapacitados para trabajar por razón de

sus estudios y si dependían económicamente del causante al momento de su muerte; y, los

hijos inválidos si dependían económicamente del causante, mientras subsistan las

condiciones de invalidez…”. Del mismo modo, la sentencia T-285 de 2010 sostuvo que los

25 años es la edad “límite establecida en la ley para que una persona se procure, así misma,

su propio sustento, no puede deducirse la intención del alimentario de permanecer

indefinidamente como beneficiario de la obligación alimentaria que le asiste a su padre”.


15

A esa situación de legalidad descrita, se le suman aspectos de carácter antropológico

y sociológico; cultural y ético moral. Cuidar de los hijos es una parte importante de lo que

significa amarlos y preocuparse por ellos. Tal acto de paternidad y de maternidad supone

darles un entorno seguro y de cariño, ayudándoles a aprender las reglas de la vida (por

ejemplo, a compartir, a respetar a los demás) y a desarrollar una buena autoestima.

También, a veces, existe la necesidad de impedirles hacer cosas que no deben, lo cual es tan

importante como animarles a que hagan cosas que deben hacer. Desde que la pareja

humana se une para procrear y contribuir de ese modo a perpetuar y reproducir la sociedad

de los seres pensantes, se inicia un nuevo ciclo de la vida caracterizado por experiencias

que incluyen la norma y, al mismo tiempo, el amparo dentro de esas mismas normas. No

obstante, es tarea de los padres vigilar que los hijos pueden disfrutar de un ambiente seguro

en el cual la alimentación, la orientación, el apoyo, la educación, al abrigo, entre otros, se

conviertan en un fin dentro del respeto de la dignidad de los hijos. De esa manera, éstos, en

gran medida, no estarán expuestos a frustraciones, angustias y dificultades que, a muchos,

en demasiadas ocasiones, le han parecido insalvables. Si bien las condiciones de la

sobrevivencia en medio de la pobreza y la carencia de recursos y de adecuados servicios de

salud, vivienda, educación, alimentación y abrigo, multiplican los obstáculos y dificultades,

en ocasiones hasta límites insuperables, no hay lugar a que los padres abandonen a los hijos

a su suerte.

Desde tiempos pretéritos, el hombre ha tenido la necesidad de garantizar su

sostenimiento y manutención, no solamente desde el punto de vista individual, sino

también de quienes conformaban su familia, obligación ésta que, por razones del parentesco
16

desde el punto de vista natural y legal, ha tomado una connotación obligacional de

proporcionar los alimentos a quienes por su condición de indefensión requieren de ayuda

no solamente económica y patrimonial, sino también de la afectiva, amorosa y familiar.

Esta obligación de suministrar alimentos se encuentra directamente ligada con el concepto

de familia, ya que cuando se piensa en algunas obligaciones familiares, se identifica, como

una de las principales, el suministro de los alimentos que los padres tienen para con sus

hijos, como consecuencia del hecho cierto que dichos hijos han sido traídos al mundo por

sus progenitores, quienes deben responsabilizarse por el cuidado, manutención y protección

de estos mientras estén en situación de indefensión o bajo su dependencia.

Por la importancia que trae implícita la obligación alimentaria, se han establecido

dentro del régimen legal colombiano varias herramientas que contribuyen a que se dé

respeto al derecho a los alimentos, estableciendo en el derecho civil un título donde

establece qué alimentos se deben por ley a ciertas personas, quiénes son favorecidos de los

mismos y cuáles son las reglas que rigen dicha prestación. De igual forma y de relevancia

dentro del tema a tratar, se encuentra lo establecido en el Código Penal Colombiano Ley

599 del 2000, el cual establece en su Capitulo Cuarto, Articulo 233 el tipo penal

denominado “Inasistencia alimentaria”, siendo considerado el mismo como un delito contra

la familia.

El delito de inasistencia alimentaria es un delito que ha venido en aumento, lo que ha

conllevado a tener un crecimiento de denuncias ante las autoridades judiciales,

produciéndose con la ocurrencia de dicha conducta una afectación a la permanencia,


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duración y persistencia de las familias, especialmente a los menores de edad, violando sus

derechos fundamentales.

En la actualidad, en el Municipio de Barrancabermeja, como en el resto del país, se

ha optado por cesar y/o dar por concluido el procedimiento penal en el delito de

Inasistencia Alimentaria cuando se realiza u ocurre el total pago del deber alimentario,

usándose dos mecanismos jurídicos, éstos son la Preclusión de la Investigación al

procesado, o el uso de un Principio de Oportunidad, sin tenerse en cuenta las diversas

facetas que forman parte del concepto de reparación integral contenido en el sistema

interamericano de derechos humanos, y que deberán analizarse. Esta situación se constituye

en el objeto de estudio de la investigación cursada, ya que desde su óptica no se está

cumpliendo con el mandato constitucional que ampara los derechos humanos, que vigila el

respeto de la dignidad y, de otra parte, con los beneficios que se desprenden de los

conceptos de reparación y no repetición. Tal como se contempla en el Sistema

Interamericano de derechos humanos. En virtud de esa falencia, el estudio busca responde a

la siguiente formulación:

1.1 Formulación del Problema

¿Es violatorio de la Constitución Política y la Ley Penal, la aplicación de los

mecanismos anormales de terminación del proceso penal por parte del operador judicial, en

los procesos de inasistencia alimentaria, cuando el deudor de los referenciados alimentos

realiza el pago de la obligación debida, sin que se tenga en cuenta la aplicación y

cumplimiento de las causales de reparación integral contenidas en el Sistema

Interamericano de derechos humanos?


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Capítulo Segundo

2. Justificación de la Investigación

El delito de Inasistencia Alimentaria no es un asunto de mínima importancia; todo lo

contrario, va mucho más allá de lo que normalmente se piensa. Implica la realización de

múltiples estudios socio jurídicos que trascienden la cotidianidad de los hechos que ocurren

alrededor de éste. Abordar su análisis significa, entre otras cosas, revisar los antecedentes

del delito, sus motivaciones, los procesos conciliados y, lo más grave, la reincidencia por

parte del sujeto activo. El incumplimiento de los deberes paternales, ante la inobservancia

de la norma, merece especial atención por las implicaciones que esto conlleva. Mucha

gente desconoce que este delito ocupa destacado lugar en las estadísticas de criminalidad,

pues son diversos e importantes factores, los que contribuyen a que se dé este fenómeno,

tales como problemas económicos, afectivos, socio - culturales y desempleo, que hacen una

de las conductas punibles más complejas por su tratamiento y penalización en el Derecho

Penal.

La investigación propuesta se justifica en tanto que este delito ocupa un alto grado de

persistencia en los juzgados del país, y en particular en Barrancabermeja, lo cual cruza

totalmente toda la filosofía constitucional y las diversas normas restrictivas de la

Inasistencia Alimentaria, conjugándose de manera reiterativa con la Audiencia de

Conciliación. En el mismo sentido, si se parte del papel que debe desempeñar la norma
19

penal sobre la Inasistencia Alimentaria y la audiencia de conciliación como alternativa a la

solución pacífica de conflictos, el asunto cobra más fuerza coercitiva en tanto que ocurre el

caso de la reincidencia, unida a la irresponsabilidad de los progenitores y, por ende, a la

inestabilidad familiar, social, moral, cultural y económica; coadyuva al decrecimiento y a la

desnutrición de la población menor, al propiciar acuerdos que no solucionan ni llenan las

expectativas de las partes en conflicto. Es una situación a la cual ha de prestársele una

especial consideración desde el derecho y la doctrina, desde las decisiones de los tribunales

y las cortes en virtud de las consecuencias nefastas en clave de violación de los derechos

del niño.

Pese a todas las campañas y normas que supuestamente propugnan por la no

reincidencia en el incumplimiento del deber alimentario, se nota, sin embargo, un

crecimiento alarmante en el incumplimiento de este deber, no siendo aún claras las causas

de este vacío que conlleva a la marcada reincidencia y por tanto, no estando claramente

establecidas las correctivas de dicha deficiencia. Por eso, es pertinente y es un

requerimiento moral y jurídico aportar en el entendimiento de los diversos factores que

limitan la no reincidencia de una instancia tan importante como la Asistencia

Alimentaria, es vital para el adecuado funcionamiento de la institución familiar y para el

fortalecimiento de la conciencia de los alimentantes. Por ese motivo, no puede concebirse

la idea que está haciendo carrera en las decisiones judiciales de terminar un proceso por el

sólo hecho de saldar la deuda de asistencia alimentaria. De todo esto, emergen los derechos

de los niños, que prevalecen sobre los derechos de los demás y la suerte que corren ellos

respecto a su futuro, ya que una vez los padres se ven librados del respectivo proceso penal,
20

se evidencia que la asimilación demostrada de su obligación alimentaria no fue sincera y

decide nuevamente incurrir en la omisión del deber legal, hecho que se deriva de una burla

a las obligaciones contraídas libremente, obligado a compelerlas una y otra vez a su

incumplimiento, ya que se convierte en una especie de forzamiento a un deber. Se establece

una sanción por la naturaleza jurídica del delito, luego se paga, pero éste se vuelve cíclico,

permanente y de tracto sucesivo, es decir, la conducta reincide, aunque se satisfaga de

manera provisional la necesidad.

La investigación propone la urgente revisión del alcance del Derecho a la

Alimentación en los Instrumentos internacionales de Derechos humanos que conforman

el Bloque de Constitucionalidad, señalando como se ha consagrado el derecho en mención,

haciendo especial referencia al enfoque de derechos promovido por Naciones Unidas a

través de la relatoría a cargo del tema. Lo anterior aunado a las decisiones judiciales

proferidas por la Honorable Corte Constitucional, en las cuales a partir de la identificación

de la Ratio Decidendi, se necesita precisar la obligatoriedad a partir del concepto de

precedente constitucional, así como el alcance interpretativo de dichas decisiones, que

delimita el contenido básico o esencial del Derecho a la Alimentación, precisiones que

resultan obligatorias en su aplicación y materialización tanto para los operadores judiciales

como para las autoridades administrativas, contando, como es obvio, con la obligación de

los padres.
21

Para la FAO, el hambre resulta de varios factores, entre los que se incluyen los

conflictos armados, las catástrofes naturales y debilidad de la gobernanza o de la

administración pública; la escasez de recursos, insostenibilidad de medios de subsistencia,

el fracaso de las instituciones locales (sea el caso de la familia, en el cual cabe la

inasistencia alimentaria), factores que contribuyen al padecimiento de crisis prolongadas y

que se transforman en un círculo vicioso que se perpetua. Ante eso debe pensarse en

verdaderos proyectos que contribuyan para el mejoramiento de este flagelo y como factor

interviniente a la sociedad y al derecho como institución les corresponde brindar

instrumentos para aliviar las necesidades de familias enteras que sufren el drama de padres

irresponsables, quienes con su actitud agravan la condición humana.

Los informes sobre el Derecho a la Alimentación en Colombia son alarmantes, con

un porcentaje de 49.2% (DANE, 2016), entre zonas urbanas y zonas rurales, aun mayor.

Los factores que inciden en esta situación tienen su origen en la experiencia

socioeconómica del país, pero lo que resulta más alarmante es que muchos casos parten de

la culpabilidad directa de padres de familia que violan el mandato constitucional y la

normatividad se muestra débil ante este fenómeno.

De acuerdo con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF, el 40.8% de los

hogares colombianos padece inseguridad alimentaria, tragedia silenciosa que conllevan a

una innegable tragedia humanitaria. En marzo de 2007, la Defensoría del Pueblo hizo

pública la crisis alimentaria, en virtud de la cual, casi medio centenar de niños y niñas,
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mueren en los primeros meses de su vida a causa del hambre o enfermedades relacionadas

con la privación alimentaria, quizás ocasionada por la negligencia de padres irresponsables.

Desde esa visión grotesca de la realidad colombiana en esta materia, cobra

importancia mayúscula cualquier intento que se haga desde la academia, en apoyo de

procesos investigativos, para que se señalen derroteros que permitan mitigar la

problemática, sobre todo, en aspectos jurídicos que, desde lo penal, castiguen estos hechos

de abandono alimentario a los causantes de este delito, con penas severas, aun a sabiendas

de su obligación o en detrimento de los compromisos asumidos mediante la conciliación.

Así lo expresa el artículo 233 del Código Penal (Artículo modificado por el artículo 1 de la

Ley 1181 de 2007”: El que se sustraiga sin justa causa a la prestación de alimentos

legalmente debidos a sus ascendientes, descendientes, adoptante, adoptivo, cónyuge o

compañero o compañera permanente, incurrirá en prisión de dieciséis (16) a cincuenta y

cuatro (54) meses y multa de trece puntos treinta y tres (13.33) a treinta (30) salarios

mínimos legales mensuales vigentes. La pena será de prisión de treinta y dos (32) a setenta

y dos (72) meses y multa de veinte (20) a treinta y siete punto cinco (37.5) salarios mínimos

legales mensuales vigentes cuando la inasistencia alimentaria se cometa contra un menor.

La inasistencia alimentaría es un delito que perdura en el tiempo, es decir, se puede

denunciar o demandar a la persona varias veces por el mismo delito, ya que, como dice el

artículo, la sentencia condenatoria ejecutoriada no lo impide iniciar otro proceso, si el

condenado reincide. Este hecho es el que, a consideración de la investigación, debe ser

revisado por las altas Cortes. “La sentencia que decreta o deniega la asistencia alimentaría
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no adquiere el sello de la cosa juzgada material ya que dicha prestación obedece a un fin

de solidaridad social y que puede o no variar con las circunstancias que lo hacen o no

exigible” (Corte Suprema de Justicia, Sentencia de agosto 16 de 1969). Así, pues, según el

Art. 422 del CC. “Los alimentos que se deben por ley, se entienden concedidos para toda la

vida del alimentario, continuando las circunstancias que legitimaron la demanda” (...) es

decir; que dichas circunstancias pueden hacer que cese o subsista la obligación y por ende

se puede exigir cuantas veces se incurra en el hecho independiente de la sentencia

ejecutoriada. No obstante, la reciente Ley 1542 del 2012, busca acabar con la impunidad en

los delitos de violencia intrafamiliar e inasistencia alimentaria, eliminó para estas conductas

punibles el carácter de querellables. Esto significa que ahora, para que en estos eventos

actúe la Fiscalía, no es necesaria la denuncia de la persona maltratada o del progenitor (a)

que no recibe los alimentos para sus hijos, pues cualquier persona conocedora de su

comisión puede dar cuenta de la noticia criminal. De acuerdo con esto, la investigación de

esos delitos será oficiosa y la etapa de juzgamiento se agotará en su integridad, a no ser que

exista allanamiento a cargos, sin que sean factibles la conciliación y el desistimiento

previstos en el Código de Procedimiento Penal.

En ese sentido, habría que insistir, basados en los postulados de la Convención

Interamericana de Derechos que “desarrolla el concepto de "Derecho Aplicable" en las

relaciones alimentarias y en las calidades de deudor y acreedor de alimentos, atendiendo a

la aplicación del ordenamiento jurídico que, a juicio de la autoridad competente resulte

más favorable al acreedor, en lo concerniente a materias tales como: el monto del crédito

alimentario, su exigibilidad, la determinación de los titulares de la acción y las demás


24

condiciones requeridas para el ejercicio del derecho a recibir alimentos. (Sentencia C-

184/99). El reconocimiento y concreción de las obligaciones alimentarias y su realización

material, se vincula con la necesaria protección que el Estado debe dispensar a la familia

como institución básica o núcleo fundamental de la sociedad, y con la efectividad y

vigencia de derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, en la medida en que

el cumplimiento de aquéllas sea necesario para asegurar en ciertos casos la vigencia de

los derechos fundamentales de las personas al mínimo vital o los derechos de la misma

estirpe en favor de los niños, o de las personas de la tercera edad, o de quienes se

encuentren en condiciones de marginación o de debilidad manifiesta.

Desde el año 1989, en la Convención Interamericana sobre Obligaciones Alimentarias,

hecha en Montevideo, se declaró la exequibilidad de esta norma, sostenida después, en

1998, al ser declarada exequible también la ley 449 de 1998 sobre el mismo asunto. Los

alimentos, en el derecho de familia, han consagrado como una obligación civil el deber

moral que asiste a una persona de suministrar a un pariente suyo cercano los medios

necesarios para su manutención y desarrollo, cuando este último los precise. De esta forma,

es posible coaccionar jurídicamente a un sujeto de derechos a que realice un aporte,

generalmente en dinero, o en especie, a favor de otra persona que podrá reclamarlo cuando

no pueda generar ingresos o carezca de bienes (Escudero, 2008).


25

Capítulo Tercero

3. Objetivos de la Investigación

3.1 General

Establecer jurídicamente la violación de las disposiciones constitucionales, legales y

reglamentarias de las obligaciones alimentarias mediante la terminación del proceso penal

en el delito de inasistencia alimentaria, por el pago de las obligaciones alimentarias

3.2 Específicos

3.2.1 Determinar el contenido del concepto de inasistencia alimentaria como una acción

típica, antijurídica y culpable.

3.2.2 Precisar las implicaciones del procedimiento penal aplicado al delito de

inasistencia alimentaria, en la determinación de la responsabilidad penal del autor del delito.

3.2.3 Identificar las implicaciones jurídicas ante la aplicación de los mecanismos

anormales de terminación del proceso penal aplicado al delito de inasistencia alimentaria.

3.2.4 Juzgar la validez de la aplicación de los mecanismos de terminación del proceso

penal en el delito de inasistencia alimentaria en detrimento de la aplicación de las causales

de reparación integral contenidas en el Sistema Interamericano de derechos humanos bajo el

concepto de reparación integral.


26

Capítulo Cuarto

4. Marco Referencial

4.1. Antecedentes del Problema

La administración de justicia pareciera estar burlada con la decisión de suspender la

imposición de una pena a los padres irresponsables que cumplen la obligación; los

investigados pagan la deuda y realizan pactos de convencimiento, mediante los cuales

cumplen provisionalmente con las disposiciones de ley, pero, luego, reinciden, no acatan

sus compromisos a sabiendas que posteriormente volverán a ser denunciados y volverán a

pagar, en un círculo vicioso sin final.

En el desarrollo histórico que ha tenido la problemática de la inasistencia alimentaria a

través del tiempo, se han hecho estudios que tocan esta realidad, con opiniones sujetas a

derecho, pero que, lamentablemente, no resuelven el asunto en la medida en que

permanecen fracturados los derechos humanos, muy a pesar de las decisiones a favor o en

contra. Tal circunstancia conlleva al menoscabo en la credibilidad de la justicia, máxime

que el derecho penal constituye la “ultima ratio”, debiendo acudirse a él cuando

categóricamente no exista ningún otro dispositivo para solucionar contiendas. No obstante,

la situación persiste. Ello demuestra que efectivamente el impacto social de la conciliación,

por ejemplo, en procesos que se cursan por inasistencia alimentaria, refleja la carencia de
27

efectividad de las conciliaciones sobre este problema, máxime si se está optando por la

preclusión del proceso por el pago de la deuda.

Aunque a partir de la ley 1542 de 2012, el delito de inasistencia alimentaria dejó de ser

un delito querellable, por lo cual ya no es obligatorio un proceso de conciliación previo al

ejercicio de la acción penal, ni es posible realizarlo bajo el consentimiento de las partes

(Pachón y Castillo, 2013), de todos modos, se sigue manteniendo el estado de cosas

inconstitucionales por la violación de los derechos de los alimentados. Si bien el delito de

inasistencia alimentaria se estableció como un delito que deberá ser perseguido de oficio, se

tiene acceso a otras formas de terminación del proceso como lo es el Principio de

Oportunidad, a través del cual se da la terminación de la acción penal siempre que se haya

indemnizado debidamente a los menores de edad si es que los hubiera (Tribunal Superior

de Bogotá, 2012, p. 2). A esta situación es lo que apunta la presente investigación para

demostrar que se insiste en la violación de las garantías de no repetición y de reparación.

En investigación realizada en la Universidad Militar Nueva Granada, se expone que,

además del ya descrito, se puede hacer uso de otros mecanismos procesales como los

preacuerdos según sea la actuación del imputado que obtendría una rebaja de la mitad de la

pena (art. 351) o si el preacuerdo se logra en la formulación de acusación en la que la

reducción será de una tercera parte del total de la pena (art. 352), claro que para delitos

como éste donde se lleva a los denunciados en flagrancia las rebajas serán menores. Señala

la Ley 640/2001 “La conciliación, es un mecanismo a través del cual las partes de un
28

conflicto buscan soluciones amistosas que les permitan obtener de manera directa, un

acuerdo satisfactorio para dar terminación a su problema. Para ello, se apoyan en la

participación de un conciliador, persona que, siendo imparcial y calificado, facilita el

proceso de comunicación procurando el acercamiento, sin que en ningún momento tenga

potestad para imponer algún acuerdo y si evitando de esta manera, que los extremos en

litis deban recurrir a un juicio”. Atendiendo el concepto y siendo un mecanismo tan

importante debería gozar de toda credibilidad e implacable solución de procesos, lo cual no

se cumple por cuanto los obligados, desvirtúan su validez al quebrantar lo acordado y que a

la postre genera la reanudación del conflicto o la iniciación de un proceso nuevo (Pachón y

Castillo, 2013).

Ante ese vacío, por el cual la normatividad parece quedarse corta, y considerando que la

reanudación del conflicto lo agrava en su natura, debe verse la conciliación con otras

miradas. Ha de constituirse en un medio de justicia restaurativa. Así se expresa en el

estudio realizado por Ahumada (2011), el cual expresa que la regulación de la inasistencia

alimentaria debe convertirse en algo de gran importancia para el derecho procesal, en tanto

ésta vulnera derechos sensibles que debe garantizar lo probatorio. Sin embargo, la

tipificación de conductas y el proceso como tal residen en caminos equidistantes, pero que

pueden acercarse por medio de la justicia restaurativa y, en específico, con ayuda de la

conciliación. En el medio del proceso y la norma, los mecanismos de solución de conflictos

aportan un espacio de contención de la violencia social; en consecuencia, es labor de los

juristas reflexionar sobre estos temas y propender por el uso correcto y oportuno de las

alternativas de solución de conflictos.


29

De otra parte, en una investigación de la Universidad de Medellín, acerca del derecho

alimentario como derecho constitucional, se expresa que éste es un derecho fundamental,

no sólo por su necesaria vinculación con los derechos a la vida, a la dignidad y a la

igualdad, sino por su inclusión dentro del conjunto de pretensiones del ‘mínimo vital’. Es,

además, un derecho constitucional fundamental autónomo por cuanto forma parte de los

derechos sociales básicos, al tener expresas consagraciones constitucionales que deben ser

comprendidas y aceptadas como tales por los operadores jurídicos. El proceso de

reconstrucción de una teoría jurídica del derecho alimentario se ve reforzada por la revisión

de la evolución de las consagraciones internacionales y los criterios de los organismos

internacionales, no sólo porque éstas tienen formas de inclusión dentro del sistema nacional

(‘bloque de constitucionalidad’, ‘derecho blando’), sino porque son invaluable material

para clarificar los componentes concretos del derecho, tal como ha sido desarrollado.

El derecho fundamental alimentario abarca un conjunto de posiciones jurídicas que son

normalmente indiferenciadas en su simple expresión. Las diferentes posiciones jurídicas

deben ser identificadas y clarificadas dentro del proceso de protección de los derechos

(Restrepo Yepes, 2009).

Mientras tanto, una línea jurisprudencial realizada en el 2003, en la Pontificia

Universidad Javeriana, plantea que la familia es el escenario de protección y de desarrollo

de la persona, por lo que se hace necesario fortalecer las relaciones, los derechos y

obligaciones entre los individuos que la conforman. Los padres son los primeros
30

responsables del desarrollo de los hijos menores y a ellos corresponde cumplir con las

obligaciones impuestas por la constitución de 1991. Si hay separación, el niño conserva el

derecho fundamental de ser protegido, y los padres están obligados a poner en

funcionamiento todos los mecanismos que están a su alcance para el logro del mandato

constitucional (Martínez; Torres y Trujillo, 2003). Surge, entonces, la tesis de la dualidad

interpretativa como la necesidad de diferenciar en el derecho alimentario, al menos, las dos

posiciones: el derecho a no tener hambre ‘derecho alimentario básico’ y el derecho a una

alimentación adecuada, ‘derecho alimentario cualificado’.

Para Patiño Becerra (2015), al analizar el ámbito legal colombiano en esta materia, el

niño no puede ser considerado como un ser aislado; es producto de la maternidad, la

familia y la sociedad. Estas condicionan su existencia por cuanto él evoluciona siempre

con respecto a ellas, lo cual hace evidente que el niño sea un ser en alto grado indefenso y

frágil” (Sentencia T 212/93). No es el simple carácter de un deber moral, sino que ha sido

necesario dotar esta obligación de coercibilidad por parte de la ley positiva, a fin de que el

necesitado materialmente pueda exigir a quien esté en condiciones de hacerlo, el suministro

de lo necesario para subsistir; y precisamente por los vínculos de familia que unen al

necesitado con el que se halle en condiciones de solvencia económica. En este caso, los

padres, más allá de cualquier ruptura de relaciones entre éstos. La obligación alimentaria

está entonces en cabeza de la persona que, por mandato legal, debe sacrificar parte de su

propiedad con el fin de garantizar la supervivencia y desarrollo del acreedor de los

alimentos.” (Sentencias Corte Constitucional C-156 de 2003 y C-919 de 2001).


31

A su vez, Pérez Castro y Beltrán Prieto (2014) plantean que la inasistencia alimentaria

es una problemática social que ha aumentado a través de los años en el territorio

colombiano, y subyacen como elementos de origen diversos componentes, por los cuales

atraviesan los integrantes del núcleo familiar, tales como el desempleo, el desplazamiento,

la marginación, la falta de oportunidades laborales, la desintegración familiar y la falta de

conocimiento del común de la gente de la normatividad existente frente a la protección de

sus propios derechos y las obligaciones que nacen de los lazos de consanguinidad, afinidad

y demás grados mencionados en la legislación que regula esta conducta. Adquiere entonces

preponderancia el papel del legislador para analizar la naturaleza de la pena que

corresponde a los responsables de la inasistencia alimentaria y es entonces que el proceso

penal se traduce en una vía expedita para solucionar el conflicto y alcanzar unas

condiciones de vida dignas, de las que deben gozar todos los menores sin limitación alguna,

pues aunque tales obligaciones deben ser suplidas por todos los padres, al Estado como

garante de que dichos derechos se cumplan a cabalidad, le corresponde crear políticas

tendientes a concientizar a los progenitores de esas víctimas, en cuanto a que los errores de

los padres no tienen que ser el futuro de sus hijos, y por lo mismo, se les impone atender

sus responsabilidades con amor y no por obligación.

En el Derecho Alimentario como Derecho Constitucional: Una pregunta por el concepto

y estructura, de la Universidad de Medellín, se hace una discusión sobre el carácter

empírico de este derecho y se hace una reflexión acerca de las políticas y estrategias del

Estado para enfrentar las demandas sociales del derecho alimentario, así como la dimensión
32

normativa y su relación con el estudio de los aspectos de justificación filosófica y política

del reconocimiento del derecho. En ese sentido, la investigación se detiene a explicar la

titularidad del derecho, su exigencia y los criterios de procedencia y subsidiariedad, lo que

les permite hablar de categorías de políticas públicas como estrategia estatal. El conjunto de

las prestaciones fácticas que pueden ser objeto del derecho alimentario serán el conjunto de

las acciones a las cuales está directamente obligado el destinatario del derecho. Consistirá

desde la entrega efectiva alimentos, de subsidios, en la realización de controles técnicos en

su calidad, hasta la entrega de salarios y la implementación de correctivos en determinadas

instituciones. El estudio de la casuística constitucional nos mostrará el amplio repertorio de

acciones fácticas que pueden constituir este objeto prestacional en sentido estricto

(Restrepo Yepes, 2009).

Otro estudio de la ESAP plantea que el Derecho a la alimentación en Colombia, es un

derecho humano de carácter económico, prestacional, programático y progresivo

consagrado en el ordenamiento constitucional colombiano, que se conceptualiza y

materializa en armonía con los criterios que dicho derecho tiene, a partir del concepto de

Bloque de Constitucionalidad, esto es, instrumentos internacionales de derechos humanos,

Constitución Política Nacional y el desarrollo del contenido esencial, que bajo el enfoque

de derechos, realiza la Jurisprudencia de la Honorable Corte Constitucional. Así, los

servidores Públicos que en el ejercicio de sus funciones, como la sociedad y especialmente

quienes resultan afectados con su vulneración, demandan normativa, jurisprudencial y

doctrinariamente, de concreción y claridad en el alcance del Derecho a la Alimentación en

el ordenamiento jurídico vigente En estos términos el concepto del Derecho a la


33

Alimentación tiene un alcance conceptual dual, por una parte constitucional y jurídicamente

se encuentra contemplado en el bloque de Derechos Económicos Sociales y Culturales,

como prestacional, programático y progresivo; así entendido no pueden ser exigidos de

forma inmediata, y por tanto no tiene un mecanismo de judicialidad por su no

cumplimiento. No obstante, cuando se aplica el concepto de conexidad con los derechos

fundamentales es justiciable y adquiere esta connotación (Arteaga Ramírez, 2010)

En el mismo sentido, en una investigación realizada por De justicia sobre el delito de

inasistencia alimentaria (Bernal y La Rota, 2011) encontramos que esta es un fenómeno que

afecta especialmente a las mujeres y así lo presentan fiscales, jueces y coordinadores de

casas de justicia entrevistados. En relación con las características de este fenómeno, la

investigación mencionada señala que frecuentemente los fiscales reciben casos en los que

las madres de los menores de edad víctimas de inasistencia no tienen conocimiento del

paradero del padre desde hace años. Asimismo, de acuerdo con todos los funcionarios

judiciales entrevistados en la investigación citada, la mayoría de los denunciados o

querellados por este delito son personas de escasos recursos, con empleos informales e

inestables o, en otros casos, que reportan no tener ninguna fuente de ingresos (Bernal y La

Rota, 2011).

Como se observa, desde la óptica que se observe, existe un imperativo de derecho que es

constitucionalmente activo dentro de la dinámica social, en relación con la asistencia

alimentaria. En este sentido, se pretende demostrar que el debate acerca de la reparación


34

integral continúa vigente y es materia de constante interpretación. Queda un largo camino

por recorrer, en cuanto a la satisfacción de las víctimas y las obligaciones que tienen los

Estados. Para contribuir al debate, las investigaciones realizadas presentan algunas posibles

propuestas que pueden redundar en la consecución del objetivo último de las medidas: la

reparación integral de las víctimas de violaciones a los derechos humanos.

4.2 Marco Contextual

4.2.1 Visión de la realidad desde la Fiscalía

Las mujeres acuden a la justicia de manera desproporcionada es para denunciar casos

de inasistencia alimentaria de los que son víctimas menores de edad, posiblemente sus

hijos, por causa de hombres mayores de edad, plausiblemente sus padres. Esto quiere decir

que las mujeres tienen necesidades jurídicas adicionales diferentes a la violencia

intrafamiliar y sexual que las afectan de manera especial, y que dichas necesidades se

presentan particularmente en los ámbitos familiar y personal. La información presentada

por la Fiscalía da una idea de las situaciones de carácter penal de las que son víctimas las

mujeres y la forma en la que acuden en este ámbito. De acuerdo con las cifras presentadas

por la Fiscalía, las mujeres son las principales denunciantes de este delito, los hombres son

los mayores sindicados y los menores de edad las víctimas en el grueso de los casos. Las
35

cifras sugieren la forma del fenómeno de la inasistencia alimentaria en Colombia, en la

medida en que se presenta como una situación en la que las mujeres acuden a la justicia

para denunciar a los padres de sus hijos menores de edad.

La imagen proporcionada por los datos oficiales es confirmada por la percepción de

funcionarios judiciales, miembros de casas de justicia y mujeres en grupos focales, quienes

afirman que el incumplimiento de los padres de las obligaciones alimentarias con sus hijos

es una de las razones más comunes por las que las mujeres acuden a la justicia. La

inasistencia alimentaria es, además, un fenómeno que representa una proporción importante

del total de ingresos en la Fiscalía. Entre 2005 y 2010 ingresaron cerca de 250 mil procesos.

Dada esta magnitud, puede afirmarse que es un fenómeno social importante por el que las

mujeres acuden a la justicia penal ordinaria. Ahora bien, según algunas organizaciones de

mujeres, la inasistencia alimentaria es una forma de violencia contra la mujer. Lo anterior,

partiendo de la definición dada por la Ley 1257 de 2008, según la cual: … por violencia

económica se entiende cualquier acción u omisión orientada al abuso económico, el control

abusivo de las finanzas, recompensas o castigos monetarios a las mujeres por razón de su

condición social, económica o política. Esta forma de violencia puede consolidarse en las

relaciones de pareja, familiares, en las laborales o en las económicas (art. 2).

La interpretación de la inasistencia como violencia patrimonial es apoyada por

organizaciones como la Corporación Sisma Mujer, Red Mujer y Hábitat de América Latina,

OIM, UNIFEM, UNFPA y Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad


36

(LIMPAL) (2010). Las víctimas del delito son en su mayoría menores de edad, dentro de

las que niños y niñas se ven afectados en proporciones similares. Son especialmente las

madres de los menores de edad, en calidad de representantes legales de sus hijos, quienes

presentan las denuncias ante la comisión del delito. También son ellas quienes enfrentan el

proceso penal. Por otro lado, el tipo penal de inasistencia no contempla como elemento

constitutivo del mismo la existencia de actos de violencia por parte del victimario. De

acuerdo con esto, no es posible afirmar que las situaciones en las que se consolida la

inasistencia alimentaria (en todos los casos) están conformadas por actos u omisiones

orientadas al abuso económico, el control abusivo de las finanzas, recompensas o castigos

monetarios a las mujeres por razón de su condición social, económica o política. El delito

como lo contempla el Código Penal no incluye ninguno de los elementos definitorios de la

violencia económica, por lo que su comisión no necesariamente lleva aparejada esta forma

de vulneración. No obstante lo anterior, no es dable ignorar la posibilidad de que algunos

de los casos de inasistencia alimentaria estén acompañados o constituyan en sí mismos una

forma de violencia económica, sobre todo cuando se presentan en compañía de situaciones

de manipulación o extorsión

4.2.2 Situación en Barrancabermeja

La ciudad no escapa a esta problemática. Históricamente, en virtud de la bonanza

como capital petrolera que vivió el municipio, los juzgados de la ciudad fueron el centro de

muchas reclamaciones de madres que buscaban con ahínco que los padres irresponsables,
37

casi siempre petroleros que se habían echado una canita al aire, cumplieran con las

obligaciones de brindar a los hijos que se obstinaban en negar como suyos. Eso bastaría

para realizar otra investigación. En todo caso, existe evidencia que el fenómeno sigue en

aumento. Se van a citar de forma descriptiva algunos casos recientes:

Un padre de familia que a toda costa evitó responder por las dos hijas que tuvo en su

primera relación sentimental fue capturado por el Cuerpo Técnico de Investigación de la

Fiscalía seccional Magdalena Medio. Este hombre realizaba su trabajo de oficios varios en

una finca de la vereda Las Cristalinas cuando fue sorprendido por una orden de captura en

su contra. Requerido entonces por el Juzgado Cuarto Penal Municipal por el delito de

inasistencia alimentaria, fue trasladado al Palacio de Justicia en Barrancabermeja, para que

respondiera por la demanda interpuesta. Según las versiones oficiales, “Los hechos vienen

ocurriendo desde 2012. Su compañera sentimental puso la denuncia en 2013. Nunca

cumplió su obligación económica con sus dos hijas del primer matrimonio”, señalaron

fuentes del CTI. Según la denuncia, una vez fue notificado de la demanda en su contra se

escabulló de la justicia sin que hasta el momento se tuvieran noticias de él. “Se hicieron las

audiencias de imputación de cargos y solicitud de medida de aseguramiento y esta persona

nunca se presentó a las citas realizadas por este Juzgado”. (Vanguardia Liberal, 2017)

En el juzgado cuarto penal municipal de Barrancabermeja, con funciones de control

de garantías, hay un edicto emplazatorio C. U. I. 68081.6000.136.2011.03797 contra el

señor Samir Martínez Martínez, en su calidad de indiciado y por solicitud elevada por la
38

Fiscalía Primera Local de Barrancabermeja dentro de la investigación penal que se adelanta

por el delito de inasistencia alimentaria para que ejerza su derecho a la defensa y

contradicción, a través de diligencia de formulación de imputación y las demás a que

hubiere lugar. Sin embargo, la diligencia no se ha cumplido.

En la sentencia T-676/15, tratándose de subsidiariedad respecto de los medios

ordinarios de defensa judicial en materia penal y de familia para obtener el cumplimiento

de la obligación alimentaria, hecho ocurrido en Barrancabermeja, referenciado en el

expediente T-4.782.580, en acción de tutela instaurada en representación de una madre de

familia en contra de su cónyuge, por la presunta vulneración de sus derechos fundamentales

al mínimo vital, a los alimentos y a la igualdad, por el presunto incumplimiento de la cuota

de alimentos fijada en la audiencia de conciliación del 5 de junio de 2006, y por emplear

todo tipo de maniobras dilatorias, incluyendo la insolvencia, para evitar el avance de los

procesos de naturaleza penal y ejecutiva iniciados con motivo de la falta de pago, se dice:

“Si bien existen medios ordinarios de defensa judicial de los que dispondría la

accionante para lograr que se diera cumplimiento a la cuota de alimentos pactada, e

inclusive, los mismos ya se encuentran en trámite, la Sala considera que la procedencia en

este caso de la acción de tutela de forma transitoria es viable con el fin de evitar la

consumación de un perjuicio irremediable”. Sigue diciendo: “La vida, la integridad física,

la salud, la seguridad social, la alimentación equilibrada, así como el cuidado, la

educación, y la recreación hacen parte del conjunto ius fundamental del derecho a los

alimentos, que como deber de orden constitucional y legal para el alimentante, procura
39

asegurar los medios para que niños, niñas y adolescentes se desarrollen física, psicológica,

espiritual, moral, cultural y socialmente”.

Con respecto a la responsabilidad especial del alimentante frente al patrimonio,

garantía objetiva para el cumplimiento de obligaciones alimentarias expresa: “El derecho

de alimentos exige un alto compromiso de la persona obligada legalmente a darlos, como

quiera que están en juego intereses de gran valor para el ordenamiento jurídico,

especialmente si se trata de niños, niñas y adolescentes. En otras palabras, cuando la

obligación alimentaria involucra a un menor, cuyo escenario más típico es de padres a

hijos, y éstos se hallen inhabilitados para subsistir de su propio trabajo, por encontrarse

en una situación de discapacidad permanente, por ser menores de edad o estudiar hasta

los 25 años, el alimentante, mientras esté en capacidad de procurar los alimentos,

“(…) debe sacrificar parte de su propiedad con el fin de garantizar la supervivencia y

desarrollo del acreedor de los [mismos].” Bajo esta óptica, es claro que una persona que

tiene a su cargo obligaciones alimentarias, debe ser lo suficientemente cuidadosa y

diligente en el manejo de su patrimonio para no arriesgar las condiciones de mínimo vital

y vida digna de quien depende de él, y en todo caso, tal como lo ha precisado el legislador

colombiano, de darle prevalencia al pago de este tipo de obligaciones sobre otra clase de

créditos”.

En virtud de la sentencia, se ordena a la Defensoría de Familia lograr que la

obligación alimentaria sea cubierta con cargo a la sociedad conyugal del padre
40

demandado, dentro de los cuatro meses siguientes a la notificación de esta sentencia, de

acuerdo con las competencias y obligaciones atribuidas por los artículos 53 y 82 del Código

de la Infancia y la Adolescencia, promueva de oficio las acciones judiciales a que haya

lugar para lograr que la obligación alimentaria sea cubierta con cargo a la sociedad

conyugal entre los cónyuges. Lo anterior, en el marco de la posibilidad que ha

contemplado el legislador civil y de familia en el artículo 1796 numeral 5º del C.C, frente a

la viabilidad de afectar a la sociedad conyugal con las cargas de familia, entre las cuales se

destaca el deber de responder por “...los alimentos que uno de los cónyuges esté por ley

obligado a dar a sus descendientes o ascendientes, aunque no lo sean de ambos

cónyuges...”.

Los casos referenciados son apenas una visión parcial de lo que sucede en la ciudad en

esta problemática que es objeto de estudio de la investigación. Hay muchos más que

servirían para construir un alarmante cuadro estadístico de la problemática.

4.3 Marco legal

La normatividad colombiana consagra el derecho de los alimentos con categoría

superior, como parte integrante del desarrollo integral de los seres humanos. En la

Constitución Política, este derecho se halla en un capítulo especial, que se enmarca dentro

de los derechos de la familia, del niño, niña y adolescente. Los artículos 42, 43, 44

desarrollan el tema, así:


41

Artículo 42. El Estado y la sociedad garantizan la protección integral de la familia. La

ley podrá determinar el patrimonio familiar inalienable e inembargable. La honra, la

dignidad y la intimidad de la familia son inviolables. Las relaciones familiares se basan en

la igualdad de derechos y deberes de la pareja y en el respeto recíproco entre todos sus

integrantes…

… Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o procreados

naturalmente o con asistencia científica, tienen iguales derechos y deberes. La ley

reglamentará la progenitura responsable…

Artículo 43. La mujer no podrá ser sometida a ninguna clase de discriminación.

Durante el embarazo y después del parto gozará de especial asistencia y protección del

Estado, y recibirá de éste subsidio alimentario si entonces estuviere desempleada o

desamparada.

Artículo 44. Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la

salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener

una familia y no ser separados de ella, el cuidado y amor, la educación y la cultura, la

recreación y la libre expresión de su opinión. Serán protegidos contra toda forma de

abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o

económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos consagrados en la

Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales ratificados por Colombia.


42

La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para

garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier

persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los

infractores. Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás.

4.3.1 Proceso de alimentos

Se entiende por alimentos todo lo que es indispensable para el sustento, habitación,

vestido, asistencia médica, recreación, formación integral y educación o instrucción y, en

general, todo lo que es necesario para el desarrollo integral de los niños, las niñas y los

adolescentes. Los alimentos comprenden la obligación de proporcionar a la madre los

gastos de embarazo y parto. Artículo 133, Decreto 2737 de 1989.

Código del Menor. Artículos 24 y 41, numerales 10, 15, 31. Artículo 81, numerales 9

y 11. Ley 1098 de 2006, Código de la Infancia y la Adolescencia. Todo menor tiene

derecho a la protección, al cuidado y a la asistencia necesaria para lograr un adecuado

desarrollo físico, mental, moral y social; estos derechos se reconocen desde la concepción.

Artículo 30, Decreto 2737 de 1989, Código del Menor.


43

En caso de incumplimiento de la obligación alimentaria para con un menor,

cualquiera de sus padres, sus parientes, el guardador o la persona que lo tenga bajo su

cuidado, podrán provocar la conciliación ante el defensor de familia, los jueces

competentes, el comisario de familia o el inspector de policía de la residencia del menor o

éstos de oficio. Artículo 136, Decreto 2737 de 1989. Código del Menor. Artículo 81,

numerales 9 y 11. Artículo 86, numeral 5. Artículo 98, Ley 1098 de 2006, Código de la

Infancia y la Adolescencia.

No es posible renunciar al derecho de pedir alimentos, ya que es un derecho

irrenunciable, intransferible por causa de muerte. No puede venderse ni cederse en modo

alguno el derecho de pedir alimentos. El que debe alimentos no podrá oponer al

demandante en compensación lo que el demandante le deba a él. Cuando a los padres se

imponga la pérdida de la patria potestad, no por ello cesará la obligación alimentaria. Esta

obligación cesa cuando el menor es entregado en adopción. Mientras el deudor no cumpla o

se allane a cumplir la obligación alimentaria que tenga respecto del menor, no será

escuchado en la reclamación de la custodia y cuidado personal, ni en el ejercicio de otros

derechos sobre el menor.

El juez dispondrá, cuando fuere necesario, la custodia y cuidado del menor o menores

en cuyo nombre se abrió el proceso, sin perjuicio de las acciones judiciales pertinentes.

Artículo 150, Decreto 2737 de 1989, Código del Menor. La mujer grávida podrá reclamar

alimentos respecto del hijo que está por nacer, del padre legítimo (casado) o del que haya
44

reconocido la paternidad en el caso de hijo extramatrimonial. Artículo 135, Decreto 2737

de 1989, Código del Menor, y artículos 24 y 111, Código de la Infancia y la Adolescencia

(ley 1098 de 2006).

4.3.2 La conciliación

Ley 23 de 1991, Ley 446 de 1998 y Ley 640 de 2001. Artículo 35, Ley 640 de 2001.

“Requisito de procedibilidad: En los asuntos susceptibles de conciliación, la conciliación

extrajudicial en derecho es requisito de procedibilidad para acudir ante las jurisdicciones

civiles, contencioso administrativa laboral y de familia, de conformidad con lo previsto en

la presente ley para cada una de estas áreas”. Lo anterior indica que para la solicitud de

imposición de cuota alimentaria en favor de un menor, podrán la madre o el padre del niño,

o sus parientes o los funcionarios que conozcan del caso, provocar una conciliación con la

persona obligada para suministrar dichos alimentos. Así las cosas, el obligado (que esté

incumpliendo) para prestar alimentos será citado al despacho del comisario de familia, del

defensor de familia, del inspector de policía o del juzgado competente, para tratar de llegar

a un acuerdo sobre: monto de la cuota alimentaria, modo de suministrarla, periodicidad de

la misma y garantía para su cumplimiento. El obligado podrá autorizar que le sea

descontada de su salario la cuota alimentaria acordada. Una vez se llegue a la conciliación

sobre la cuota la alimentaria, la forma de pago, los plazos para pagarla y la garantía

correspondiente, se levantará el acta, que será firmada por el funcionario que la preside y

las partes. A continuación, el funcionario la aprobará mediante auto y así la conciliación


45

prestará mérito ejecutivo, es decir, que en caso de incumplimiento por parte del obligado,

dará lugar a la iniciación del proceso ejecutivo por alimentos. En el evento de no

presentarse el demandado una vez citado en dos oportunidades, habiéndosele dado a

conocer el motivo de la citación, o si la conciliación fracasa, el defensor de familia,

mediante resolución motivada, podrá fijar prudencialmente una cuota alimentaria

provisional y ésta prestará mérito ejecutivo. El funcionario deberá presentar ante el juez

competente la demanda de alimentos para que la cuota fijada provisionalmente sea

confirmada por el juez.

Decreto 2737 de 1989, Código del Menor. Artículo 111. Código de la Infancia y la

Adolescencia, Ley 1098 de 2006. Las conciliaciones sobre alimentos podrán variar de

acuerdo con las circunstancias, tanto del obligado a prestar los alimentos como de las

necesidades de quien recibe el apoyo económico. Igualmente, la sentencia judicial de

alimentos es revisable para efectos de regular la cuota alimentaria, cuando el demandado es

padre de otro u otros menores de edad.

4.3.3 Disposiciones varias

Como se ha expuesto, el marco jurídico y normativo del derecho a la alimentación en

Colombia tiene sustento en la Constitución Política, los pactos internacionales y los fallos

proferidos por la Corte Constitucional. Colombia, en su condición de Estado parte, de


46

tratados internacionales de derechos humanos, del derecho consuetudinario internacional, la

doctrina de los órganos supervisores de los tratados internacionales y los informes de los

relatores especiales de Naciones Unidas; incorpora como Bloque de Constitucionalidad

dichos acuerdos y genera la institucionalidad, soporte para la ejecución de las políticas

públicas orientadas a la garantía y cumplimiento de derechos. Si bien la Constitución

Política establece el derecho a la alimentación equilibrada como un derecho fundamental de

los niños/as (artículo 44), la protección a la mujer en embarazo (artículo 43) y, en cuanto

protección especial a la producción alimentaria y mecanismos para lograrlo, señalando al

mismo tiempo en los artículos 64, 65, 66, 78, y 81 los deberes del Estado en esta materia, el

análisis del concepto y alcance del contenido esencial del Derecho a la Alimentación remite

a lo dispuesto en el artículo 93 de la Constitución, esto es, a la integración del bloque de

constitucionalidad de los derechos humanos, es decir, correlacionar dicho derecho con

derechos como el de no padecer hambre, al agua, a la seguridad alimentaria.

En estos términos, tal como ya fue planteado antes, el concepto del Derecho a la

Alimentación tiene un alcance conceptual dual, por una parte constitucional y jurídicamente

se encuentra contemplado en el bloque de Derechos Económicos Sociales y Culturales,

como prestacional, programático y progresivo; así entendido no pueden ser exigidos de

forma inmediata, y por tanto no tiene un mecanismo de judicialidad por su no

cumplimiento. No obstante, cuando se aplica el concepto de conexidad con los derechos

fundamentales es justiciable y adquiere esta connotación.


47

Colombia es un Estado social de derecho, los derechos de los menores prevalecen por

encima de los derechos de los demás. La Constitución Política endosa responsabilidad a la

familia, la sociedad y el Estado de asistir y proteger al niño, como garantía de su desarrollo

armónico e integral y el ejercicio de su derecho (Art. 44 Constitución Política); por lo que

la jurisprudencia de en el país ha desarrollado sus fallos a fin de contribuir con las garantías

de la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Igualmente y en aras de

reafirmar la protección se han firmado y ratificado, tratados y convenios internacionales.

Para tener una real protección del menor, el Estado colombiano estableció, que ante

el incumplimiento de las obligaciones alimentarias de los menores, se debía superar los

tramites meramente administrativos y poder llevar esta sustracción a un delito penal,

catalogada como una conducta típica, antijurídica y culpable que vulnera los derechos

protegidos por el estado a los menores y, por lo tanto, serán sancionados penalmente y así

poder conllevar a la responsabilidad que le asiste a los padres para con sus menores hijos

emocional y económicamente.

Las instrucciones que constituyen el derecho a los alimentos para los menores, se

incorporan con el derecho fundamental consagrados en el artículo 44 de la Constitución, el

cual se remite a la extensión de la obligación alimentaria que permite garantizar el pleno

desarrollo integral de los menores.


48

La legislación colombiana, en uso de sus facultades, viene trabajando para garantizar

los derechos de los alimentos como derecho básico de los menores y sancionar a las

personas que no cumplan con su deber, desde la legislación civil, de familia, Penal y

Código de Infancia y Adolescencia; teniendo en cuenta que los alimentos se hacen

necesarios para el desarrollo físico, psicológico, espiritual, moral, cultural y social del niño,

niña y adolescente. Así se expresa la ley 1098 de 2006, “Por la cual se expide el Código de

la Infancia y la Adolescencia”, la cual estableció la siguiente definición de los alimentos:

“Artículo 24. Derecho a los alimentos. Los niños, las niñas y los adolescentes

tienen derecho a los alimentos y demás medios para su desarrollo físico,

psicológico, espiritual, moral, cultural y social, de acuerdo con la capacidad

económica del alimentante. Se entiende por alimentos todo lo que el <sic>

indispensable para el sustento, habitación, vestido, asistencia médica, recreación,

educación o instrucción y, en general, todo lo que es necesario para el desarrollo

integral de los niños, las niñas y los adolescentes. Los alimentos comprenden la

obligación de proporcionar a la madre los gastos de embarazo y parto".

El delito de inasistencia alimentaria se encuentra tipificado en el código penal, pero

antes de ser considerado delito su desarrollo se presenta desde otros ámbitos jurídicos. El

Código del menor expedido el 27 de noviembre de 1987, en el que su artículo 148 otorga
49

facultades a los jueces para admitir demanda de manera oficiosa, la cual determinaba la

capacidad económica de quien se esté demandando por alimentos; la sentencia 1064 del

2000 modificó este artículo y le adicionó que las personas que estuviesen demandados

debían presentar garantía de que se estaba realizando el cumplimiento oportuno de las

obligaciones alimentarias si deseaban salir del país o desplazarse en el mismo.

Con la Ley 599 de 2000 (Código Penal) aparece el delito de inasistencia alimentaria,

donde el bien jurídico a proteger o tutelar es la familia, buscando sancionar el

incumplimiento de las obligaciones económicas por parte de los cónyuges, padres a sus

hijos, hijos a padres:

El delito de inasistencia alimentaria ha tenido varias modificaciones en términos de

procedimientos de ley, la ley 599 del 2000 inicialmente lo consideró oficioso y no

desistible, con la modificación de la ley 1453 del 2011 del 24 de junio, pasa a ser un delito

querellable y desistible, con la ley 1542 de 2012, retoma su postura de carácter oficiosa y

no desistible. La Constitución Colombiana establece que lo menores gozan de los derechos

consagrados en la Constitución, en la leyes y en los tratados internacionales ratificados por

Colombia.
50

La Reparación Integral desde los estándares del Sistema Interamericano de los

Derechos Humanos ha tenido una evolución significativa, trascendiendo desde una

reparación indemnizatoria a una reparación integral en la que se agrega como paradigma el

proyecto de vida digna. En lo que se puede identificar como elementos de la reparación

integral, bajo las siguientes formas: 1) la restitución; 2) la indemnización; 3) Proyecto de

vida; 4) la satisfacción y las garantías de no repetición. El derecho a la reparación integral,

en el marco del Sistema Interamericano de Derechos Humanos se construye a partir de los

tratados internacionales, de las resoluciones de órganos de protección y garantía de los

derechos humanos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en adelante,

CIDH) y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante,

Corte IDH), tanto en sus opiniones consultivas como en los fallos proferidos como

consecuencia de los casos contenciosos presentados por la Comisión.

Los elementos de reparación integral no se están aplicando en el proceso de

inasistencia alimentaria, toda vez que se observa que los procesos están finalizando bajo la

figura de preclusión a favor del acusado o investigado y la aplicación de principio de

oportunidad en favor del mismo, al momento de cancelar el valor de la cuantía adeuda al

menor por alimento; violando los principios, ya que no se está exigiendo la garantía de no

repetición de la inasistencia de alimentos a la víctima.


51

4.3.4 Elementos de Jurisprudencia

La Corte Constitucional, define jurídicamente la obligación alimentaria en favor de los

menores y sus garantías procesales, como resultado de la aplicación de un tratamiento

jurídico especial sustentado en claros principios constitucionales". (Sentencia C - 237 del

20 de mayo, 1997), y doctrinariamente el magistrado José Arango Mejía, sobre el delito de

inasistencia alimentaria señaló "El deber de alimentos así como la porción conyugal son

instituciones fundadas en el principio de solidaridad que impregna el conjunto de las

relaciones familiares", "El deber de inasistencia alimentaria se establece sobre dos

requisitos fundamentales: la necesidad del beneficiario y la capacidad del deudor, quien

debe ayudar a la subsistencia de sus parientes, sin que ello implique el sacrificio de su

propia existencia". (Sentencia C - 174 del 18 de marzo, 1996). La misma Corporación ha

sostenido que la obligación de ejercer la investigación, que recae sobre la Fiscalía no se

trunca con la opción del legislador, dentro de la facultad de configuración normativa que

constitucionalmente le ha sido otorgada, de perseguir ciertos comportamientos delictivos

motu proprio o a instancia del interesado, distinción que no vulnera la Carta Política, en

particular los derechos a la autonomía de la voluntad y el debido proceso, pues el proceso

penal es idéntico respecto de los delitos que deben investigarse de oficio o para los que

requieren instancia de parte o la denominada querella como requisito de procesabilidad de

la acción penal, que no como parte de la naturaleza del ilícito. (Sentencia C - 425 del 30 de

abril, 2008).

Así mismo, la jurisprudencia constitucional destacó que los delitos no son querellables o

de oficio, sino “perseguibles” de oficio o a instancia de la persona, por el delito o del titular
52

del bien jurídico tutelado, como quiera que la tipificación deviene del interés en

consagrarlos y no de la voluntad del lesionado, siendo ese requisito de procedibilidad un

instrumento de la política criminal para la salvaguarda de bienes jurídicos. (Sentencia C-

1198 del 4 diciembre, 2008). La Corte Suprema de Justicia frente a la Ley 1542 de 2012 en

su precepto 2° señaló: “suprímase del numeral 2, del artículo 74 de la Ley 906 de 2004,

Código de Procedimiento Penal, modificado por el artículo 108 de la Ley 1453 de 2011, las

expresiones: violencia intrafamiliar (C.P. articulo 229); e inasistencia alimentaria (C.P.

artículo 233)”, para indicar que el delito de inasistencia alimentaria no es desistible, ni

mucho menos se le puede aplicar el mecanismo de la indemnización integral. (Sentencia

41522 del 9 de octubre de 2009)

De tal manera que las autoridades administrativas en su aplicación y especialmente

los jueces de la república no pueden apartarse, sin incurrir en vía de hecho, de la

interpretación que hace la Corte Constitucional de las normas y principios constitucionales,

bajo el concepto de precedente constitucional. Así entonces, interesa en este aparte, realizar

una delimitación del contenido esencial del Derecho a la Alimentación, entendido como: la

Disponibilidad, la accesibilidad y la adecuada utilización biológica de los alimentos,

indicando las consecuencias respecto de quienes están obligados a la realización del

derecho, los sujetos de protección especial, los mecanismos de accesibilidad, los aspectos

que delimitan el contenido esencial, lo anterior, a partir del alcance interpretativo de las

jurisprudencias de la Corte Constitucional, las cuales resultan de obligatoria aplicación para

todos los jueces de la Republica cuando de unificar la interpretación de las normas y

preceptos constitucionales se trata, sin olvidar el alcance interpretativo de dicha


53

Corporación encuentra sustento inmediato en los tratados internacionales de los derechos

humanos ratificados por Colombia, en la Jurisprudencia internacional y en la constitución,

4.4 Marco Teórico

La Corte Constitucional ha señalado que la conducta de inasistencia alimentaria es de

peligro, toda vez que no requiere la causación efectiva de un daño al bien jurídico

protegido, de ejecución continuada, dado que la violación a la norma persiste hasta tanto se

dé cumplimiento a la obligación; exige un sujeto pasivo calificado que es la persona

civilmente obligada, un sujeto activo que es el beneficiario y, concretamente los

ascendientes y descendientes, adoptante o adoptivo y el cónyuge, y un elemento adicional

contenido en la expresión sin justa causa; además se trata de una conducta que solo puede

ser sancionada a título de dolo, por tanto, requiere que el sujeto obligado conozca la

existencia del deber y decida incumplirlo”… (Sentencia T-098 de 1995)

De acuerdo a la determinación de la conducta, acorde con su verbo rector, se trata de

un delito cometido por la omisión a un deber legal por parte del sujeto activo, es decir, un

comportamiento negativo derivado de ese deber que ha de surgir a través de situaciones

nacidas de un hecho connatural al mismo producto, en este caso de ser padres, el que

impone asumir una posición activa para el cumplimiento de esos deberes. Igualmente es un

delito de peligro, es decir que no requiere de un resultado para estimar vulnerado el bien

jurídico objeto de protección.


54

Los padres deben colaborar con la manutención de sus menores hijos, sin escudarse

en la naturaleza de la labor desarrollada, pues, por humilde que sea, da la posibilidad de

aportar en alguna medida para la atención de las necesidades del menor, especialmente las

básicas relacionadas con la alimentación propiamente dicha, ya que son cuestiones que no

pueden quedar supeditadas a la buena voluntad de la persona que debe atenderlas. El delito

de Inasistencia Alimentaria, era de esos delitos que requería la presentación de una

querella, para que se iniciara la persecución penal en contra del padre o madre inasistente,

actualmente y dando aplicación a lo preceptuado en el Artículo 1 de la Ley 1542 de 2012

dicho delito es investigable de oficio, lo cual quiere decir que no es un delito que admita

desistimiento y no puede darse terminación a la investigación penal por desistimiento de la

víctima. Cabe advertir que los Jueces de la República, dando aplicación al principio de

favorabilidad de la Ley, aplicando lo preceptuado en el Articulo 42 del Código Penal, pues

se hace innecesario e infructuoso continuar con el ejercicio de la acción penal cuando se ha

reparado integralmente los derechos de la víctima y se han resarcido de una u otra forma los

derechos fundamentales vulnerados con la sustracción alimentaria, lo cual conlleva a

precluir dicha investigación por Imposibilidad de Continuar con el Ejercicio de la Acción

Penal.
55

4.4.1 Aspectos históricos

Al inicio, los deberes y obligaciones que surgían entre los familiares, eran desarrollados

por la normatividad civil, siendo desconocidos por la Legislación Penal; fue al pasar de los

años y al detectar la poca efectividad de las acciones civiles que se crea como instituto

penal la inasistencia familiar, en razón del deber de las personas de velar por la subsistencia

de aquellos a quienes la ley los obliga y que con el fin de garantizar esa obligación

alimentaria se ha hecho necesario, inclusive acudir a la consideración y uso de una

jurisdicción tan excepcional (última ratio) como la penal, para amparar el bien jurídico de

la familia. (Sentencia C – 1064, 2000). Desde 1946 con la Ley 83, se comenzó a incluir

dentro del desarrollo penal el incumplimiento de pagar la pensión alimentaria del padre,

quien en principio sería condenado a una multa o en últimas a padecer prisión;

posteriormente con lo redacción del proyecto de ley de 1974, se trató de dar una

connotación subjetiva y moral, fuera del objeto material real que genera el incumplimiento

de las prestaciones alimentarias. Se buscó así que la asistencia moral, es decir, aquellas

acciones de ayuda frente a situaciones de angustia y calamidad, estar en momentos

trascendentales para la vida del individuo, como un cumpleaños, grado, tenían que estar

incorporados en el ámbito penal; fue en este año que se admitió, siendo que en 1978 y 1979

se excluyó totalmente, dando paso a la compresión que hoy se conoce en el Código de 1980

y reiterado en la Ley 599 de 2000. (Parra, 2004).


56

4.4.2 La configuración de la inasistencia como delito

La Ley 83 de 1946 en el artículo 78 señaló que: …el padre sentenciado a servir una

pensión alimentaria y que pudiendo no la cumple durante tres meses, será condenado a

pagar una multa de diez (10) pesos a trescientos (300) pesos, o a sufrir prisión de un mes a

un año. (Parra, 2004). La Ley 75 de 1968 en el artículo 40 creó el delito de inasistencia

moral y alimentaria, que era el acto de sustracción a las obligaciones legales debidas a

determinadas personas dentro de expresos grados de parentesco; comprendió la asistencia

moral quedando incorporado el incumplimiento voluntario de auxilio mutuo, educación y

cuidado de la prole. (Parra, 2004). En 1974, se admitió en forma expresa la incriminación

de la inasistencia familiar de la naturaleza moral asumiendo la protección de elementos

subjetivos de los miembros del grupo familiar. (Parra, 2004).

El proyecto de 1978 y omisión revisora en el artículo 382, describió el delito de

inasistencia alimentaria, como aquel en el que incurre quien se sustraiga a la prestación de

alimentos legalmente debidos a sus ascendientes, descendientes, adoptantes o adoptivo, o

cónyuge, con sanción de arresto de seis (6) meses a tres (3) años y multa de mil a cien mil

pesos. Igualmente prevé circunstancias de agravación en el artículo 383 para el obligado

que con el propósito de sustraerse a la prestación alimentaria, oculte sus bienes, rentas o

salarios, se los hace embargar o secuestrar, abandonar o renunciar a su trabajo o

remuneración adecuados o se abstiene de ejercer acciones, transige o renuncia a derechos o

pretensiones que puedan mejorar su patrimonio o renta. (Parra, 2004). A partir de ese año,

se ha dado toda la evolución del delito que ya ha sido analizado durante el desarrollo del

informe de investigación
57

4.4.3 Titularidad de la acción penal

De conformidad con el artículo 250 de la Constitución Política, la Fiscalía General de la

Nación está obligada a adelantar el ejercicio de la acción penal y realizar la investigación

de los hechos que revistan las características de un delito que lleguen a su conocimiento, y

entre otras funciones, le corresponde presentar escrito de acusación ante el juez de

conocimiento con el fin de dar inicio a un juicio público, oral, con inmediación de las

pruebas, contradictorio, concentrado y con todas las garantías. Según la Corte Suprema de

Justicia, para efectos de fijar la competencia territorial, el hecho se considera realizado en el

lugar donde debió realizarse la acción omitida (artículo 74 Código Procedimiento Penal), es

decir, el Juez en donde se realizó el hecho punible. Asimismo, el artículo 37 de la Ley 906

de 2004, modificado por la Ley 1142 de 2007, establece que será competente para conocer

del ilícito de inasistencia alimentaria el Juez Penal Municipal del lugar de residencia de la

parte afectada al momento de la presentación de la querella, o de iniciarse oficiosamente la

investigación. (Sentencia 19224 de Febrero, 2002)

En materia procesal penal, las investigaciones adelantadas por el delito de inasistencia

alimentaria se podían culminar anticipadamente por conciliación, desistimiento, la

aplicación del principio de oportunidad y la celebración de pre acuerdos y negociaciones

entre la Fiscalía y el imputado o acusado, partiendo de que para su iniciación se exigía

como condición de procesabilidad la querella, sin importar verdaderamente que le fueran

reparados los daños causados por dicha conducta punible.


58

4.4.4 El principio de oportunidad

La Ley 1181 del 31 de diciembre de 2007 que modificó el artículo 233 del Código

Penal, adicionando el parágrafo 2° estableció que en los eventos tipificados en esa ley, se

podrá aplicar el principio de oportunidad. Con la Ley 1098 de 2006 (Código Infancia y

Adolescencia), se crearon prohibiciones frente a los delitos contra niños, niñas y

adolescentes. En cuanto al principio de oportunidad, cuando se trate de delitos de

homicidio, lesiones personales dolosas, delitos contra la libertad, integridad y formación

sexuales, o secuestro. La Ley 1312 de 2009, indica que el principio de oportunidad es la

facultad constitucional que le permite a la Fiscalía, no obstante que existe fundamento para

adelantar la persecución penal, suspenderla, interrumpir o renunciar a ella, por razones de

política criminal, según las causales taxativamente definidas en la ley, con sujeción a la

reglamentación expedida por el Fiscal General de la Nación y sometido a control de

legalidad ante el Juez de Control de Garantías. Esta norma acentúa las prohibiciones en

materia de principio de oportunidad cuando la víctima es menor de 18 años, extendiéndola

a todos los delitos dolosos. (Sierra, 2010)

Con el manual emanado de la Fiscalía General de la Nación, se sientan las bases

conceptuales para la aplicación del principio de oportunidad; así, lo primero que se exige,

según lo indicado en el artículo 327 del Código de Procedimiento Penal, es un mínimo de

prueba que permita inferir autoría o participación en la conducta y su tipicidad, para

impetrar una de las 17 causales taxativamente descritas en el ordenamiento penal,

desarrolladas según su finalidad específica y enlistadas en el artículo 324 del Código de


59

Procedimiento Penal. Las modalidades para aplicar el principio de oportunidad son: la

suspensión, interrupción o renuncia descritas en el artículo 323 C.P.P.; la suspensión e

interrupción están encaminadas a preparar la renuncia al ejercicio de la acción penal, todas

las modalidades deben ser avaladas por el Juez de Control de Garantías, quien realiza un

control forma y material, diligencia que debe surtirse o solicitarse dentro de los cinco (5)

días siguientes de emitida la orden de autorización del principio. Este mecanismo fue

regulado mediante las resoluciones 6657 y 6658 de 2004 suscritas por el Fiscal General de

la Nación, posteriormente fueron modificadas por la resolución 3884 de 2009, designando

el conocimiento de este instituto en los casos de competencia de Unidades Nacionales,

cuando se trate de casos sancionados con pena privativa de libertad que exceda seis (6)

años, al Coordinador de la Unidad de Fiscalías Delegadas ante la Corte Suprema de

Justicia; en los demás casos se designa para dar aplicación directa al Coordinador de las

Unidades de Fiscalías Delegadas ante el Tribunal Superior según el Distrito, y de manera

excepcional el Fiscal del caso en virtud de la Delegación especial que para esos efectos

haga el señor Fiscal General de la Nación. La solicitud se realiza en formato diseñado por

la Fiscalía General (FGN 5000 F- 33), e igualmente para hacer más expedito el

diligenciamiento se profirió la resolución N° 3884 de 2009, y el memorando 062 del mismo

año, en el que se ordenó, que la remisión del principio de oportunidad se realizará a la

Secretara Técnica de la Dirección Nacional de Fiscalías, que lo hará llegar al funcionario

competente, quien cuenta con un término de ocho (8) días para emitir su decisión en

resolución motivada respecto de su aceptación o no; luego se envía la respuesta al Fiscal

solicitante, para que realice la respectiva audiencia de legalización, diligencia que debe

informarse al equipo de principios de oportunidad aportando el acta o el audio de la

audiencia.
60

La Ley 1312 de 2009 que modificó el artículo 323 del C.P.P., indica que la Fiscalía

aplicará el Principio de Oportunidad en las etapas de investigación y juicio; sin embargo, se

puede pensar que se podrá aplicar antes de la formulación de imputación, siempre y cuando

de los medios de prueba se pueda establecer que la conducta ocurrió y que una persona la

cometió. El artículo 324 no consagra límite alguno a la aplicación del principio de

oportunidad en las diferentes etapas del proceso penal.

4.4.5 Noción de Reparación Integral

La Corte Interamericana de DDHH regula a nivel internacional el tema de violación a

los derechos de los ciudadanos. En cumplimiento de sus fines, adopta diferentes posturas

según el tipo de violación tipificada en cada uno de los países que requieren de su ayuda en

los casos en los que se ha visto afectada la textura de la nación por crímenes que afectan la

vida en sociedad en términos de convivencia social. En términos de reparación a las

víctimas, la Corte ha decidido en varias ocasiones para garantizar el cumplimiento de las

medidas establecidas para que los DDHH no sean menoscabados.

En virtud de la investigación que ocupa este objeto, se ha venido manifestando que

en el caso de la inasistencia alimentaria se vienen tomando decisiones que van en contravía

de las disposiciones de la Corte, en la medida en que se están terminado los procesos por

pago de la obligación, abriendo de paso el espectro para una nueva violación ante el
61

incumplimiento de los acuerdos de la conciliación por parte del responsable del delito.

Desde la perspectiva de los investigadores, se considera que no se está cumpliendo con este

mandato internacional, en lo concerniente a la reparación por el daño causado, sino que

sólo se están tomando decisiones que alimentan la falta, convirtiendo el proceso en un

círculo vicioso.

La formulación del derecho a la reparación integral es producto del desarrollo

progresivo del derecho internacional de los derechos humanos. En este sentido, en su

desarrollo han tenido gran incidencia documentos de expertos, especialmente los que se han

elaborado bajo el auspicio de Naciones Unidas, tales como los informes y principios

propuestos por Theo Van Boven, en 1993, sobre reparación a las víctimas de violaciones

flagrantes de derechos humanos y la actualización que realizó de estos principios Cherif

Bassuini en el año 2000 – Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas

de violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario a interponer

recursos – en los cuales se mencionan el derecho de las víctimas a la reparación y las

diferentes formas de reparación, entre las cuales se incluyen: la restitución, la

indemnización, la rehabilitación, la satisfacción y las garantías de no repetición. En este

caso, en particular, se piensa que esta garantía está siendo hollada, ya que el pago de la

deuda no significa que el evento de irresponsabilidad no vuelva a repetirse. La víctima

siempre tiene derecho a una reparación integral, entendida como una serie de medidas

encaminadas a regresar a la víctima a la situación en la cual se encontraba antes de la

violación cuando esto es posible, o para reducir los efectos de la violación. En este sentido,

la reparación no puede ser solamente pecuniaria, sino que debe contener otro tipo de
62

medidas para la satisfacción de las víctimas y garantías de no repetición. Se conoce por

estudios desde la psicología que los niños abandonados por sus padres, no sólo

afectivamente, sino materialmente, en la provisión de alimentos, padecen traumas que los

marcan para siempre. La reparación del daño ocasionado por la infracción de una

obligación internacional requiere, siempre que sea posible, la plena restitución (restitutio in

integrum), la cual consiste en el restablecimiento de la situación anterior a la violación. De

no ser ello posible, en la respectiva sentencia procede a determinar una serie de medidas

para que el Estado, además de garantizar el respeto de los derechos conculcados, repare las

consecuencias producidas por las infracciones y, a establecer, inter alia, el pago de una

indemnización como compensación por los daños ocasionados. La obligación de reparar, la

cual se regula en todos sus aspectos por el derecho internacional, no puede ser modificada o

incumplida por el Estado, alegando razones de derecho interno.

La naturaleza y monto de las reparaciones dependen del daño ocasionado en los

planos material e inmaterial, y éstas no pueden implicar ni enriquecimiento ni

empobrecimiento para la víctima o sus sucesores. En conclusión, la Corte IDH se ha

referido a la reparación integral, en sentido amplio o restitituio in integrum, como todas

aquellas medidas destinadas a hacer desaparecer los efectos de las violaciones cometidas y

la indemnización y lo que esta investigación quiere defender es su posición al considerar

que un padre que paga el delito de inasistencia alimentaria no puede ser absuelto de la pena,

que ésta no precluye por el sólo hecho de cancelar una deuda cuando el daño moral persiste

en las víctimas infantiles En este sentido, se trata de reparar por los daños: material,

inmaterial, patrimonial familiar, al proyecto de vida, y de otorgar diferentes formas de


63

reparación, traducidas en pago de indemnizaciones, medidas de satisfacción y garantías de

no repetición. Todos estos conceptos comprenden la reparación integral, sin embargo,

según los investigadores, para el caso no se está aplicando y se incumple con este mandato

de la corte. Las indemnizaciones, de manera general, intentan compensar los daños material

e inmaterial consecuencia de los hechos y corresponden a una suma de dinero que se

ordena como compensación a ese daño. Las medidas de satisfacción, buscan reparar el daño

inmaterial, que no tienen alcance pecuniario, y deben tener alcance y repercusión pública.

Algunas de las medidas de satisfacción que la Corte IDH ha considerado generalmente,

que en ocasiones también se traducen en garantías de no repetición, con énfasis en las

declaradas y comunes respecto al Estado colombiano, son las siguientes:

-Obligación del Estado de investigar los hechos del caso, identificar, juzgar y sancionar

a los responsables.

-La Corte IDH ordena que los resultados de los procesos penales sean públicamente

divulgados por el Estado a la sociedad en general para que pueda conocer la verdad

-Tratamiento médico y psicológico a las personas afectadas, padecimientos psicológicos

o problemas físicos causados. Para el caso de la inasistencia sería responsabilidad del

infractor, incluida la provisión de medicamentos.

-El caso más cercano al propósito de esta investigación está relacionado con las medidas

que deben ser tomadas para evitar la repetición de los hechos. Las permanentes

conciliaciones son violatorias de esta disposición. Esto se puede lograr con la derogación de

leyes, expedición de normas, supresión de prácticas.


64

Por otro lado, recientemente la Corte IDH dispuso de otra medida, para realizar

seguimiento al cumplimiento de las sentencias, la cual se refiere a la citación a audiencias

privadas de seguimiento. Al respecto, la Corte determinó que es una facultad inherente a

sus funciones jurisdiccionales, la de supervisar el cumplimiento de las sentencias, las cuales

en virtud del artículo 67 de la Convención deben ser cumplidas prontamente por los

Estados y de manera íntegra; para cumplir con su mandato de supervisión debe primero

conocer el grado de acatamiento de sus decisiones. En este sentido, los Estados tienen el

deber de informar a la Corte IDH sobre las medidas adoptadas para dicho cumplimiento. En

consecuencia, de considerarlo conveniente y necesario, el Tribunal puede convocar a las

partes a una audiencia para escuchar sus alegatos sobre el cumplimiento de la sentencias.

La reparación es un auténtico derecho-deber, derecho para el afectado, deber para el Estado

responsable de la violación. Si el Estado libra de la pena al culpable, a través de una acción

judicial, estaría faltando a su deber. En este caso, si por el pago de la obligación de

inasistencia alimentaria termina el proceso no habría reparación, ya que la no repetición

estaría viciada. El pago de los gastos emergentes por causa de la inasistencia no es garantía

de derechos.
65

4.4.6 Marco Conceptual

Adoptante: quien incorpora a su familia a alguien que no tiene vinculo biológico

Adoptivo: quien por medio de acto jurídico de adopción ingresa a una familia con la

cual no tiene vínculos naturales.

Ascendientes: padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos.

Conducta: El verbo determinador es sustraer, que significa eludir, incumplir, evitar,

apartarse del deber que se tiene, conducta omisiva, abstenerse a los deberes legales de

asistencia alimentaria.

Cónyuges: Sujetos que han contraído matrimonio válido.

Objeto material: el elemento sobre el cual recae directamente el comportamiento; para

el caso la acción omisiva, recae sobre la obligación alimentaria legalmente debida por el

agente a la víctima, es decir, que el verbo determinado hace directa referencia a la

obligación. La clase de alimentos que son legalmente obligatorios son tanto congruos como

los necesarios, según la legislación civil. Los congruos habilitan al alimentado para

subsistir modestamente de un modo correspondiente a su posición social, los necesarios son

los que bastan para sustentar la vida. (Parra, 2004)


66

Sujeto Activo: Es singular y cualificado (ascendiente, descendiente, adoptante, adoptivo

o cónyuge en relación directa con la víctima), es la persona que está obligada legalmente a

prestaciones alimentarias. Compañero o compañera permanente: según legislación, quienes

han convivido en Unión Marital de Hecho, por un lapso no inferior a dos años. (Ley 54 del

28 Diciembre, 1990)

Sujeto Pasivo: La norma protege los derechos emanados del vínculo familiar, que se

deben mutuamente. Estos derechos se radican en cabeza del ascendiente legítimo,

descendiente legítimo, adoptante, adoptivo, cónyuge, padre natural, madre natural e hijo

extramatrimonial, Compañero o compañera permanente.


67

Capítulo Quinto

5. Diseño Metodológico

5.1 Enfoque y Tipo de Investigación

La investigación realizada se ubica en el enfoque cualitativo, de carácter jurídico y

se inscribe en el ámbito documental. La revisión de literatura se hizo en consideración de la

bibliografía existente en materia de inasistencia alimentaria, los estudios hechos en el tema

y, sobre todo, la legislación existente a nivel nacional e internacional. En ese propósito se

revisaron documentos sobre derechos humanos, jurisprudencia y doctrina, así como de la

Carta Magna.

Lo anterior con el fin de revisar desde un enfoque jurídico la información, realizar

una descripción de cómo se encuentra regulado el derecho a la Alimentación, bajo un

concepto de Bloque de Constitucionalidad, para luego, previa identificación de la ratio

decidendi en las sentencias proferidas por la Corte Constitucional para determinar así, para

el caso colombiano, cual es el alcance y desarrollo del Derecho a la Alimentación en el

país. Se realizará un examen de los criterios jurisprudenciales emitidos por las altas

corporaciones colombianas referente a la figura de la inasistencia alimentaria y sus

modificaciones normativas, concretamente se pretenderá dar a conocer al común de la


68

gente en qué consiste, su evolución histórica en Colombia, el manejo dado por el Estado a

la problemática a través de la implementación de nuevas normas orientadas a salvaguardar

los derechos de quienes se ven afectados por el cumplimiento de la obligación alimentaria.

En concreto, la garantía de los derechos de las víctimas y particularmente si las normas

verdaderamente brindan una solución al problema o, por el contrario, si se ha aumentado

esta infracción y congestionado aún más los despachos judiciales y sus implicaciones en

relación con las disposiciones de la Corte Interamericana, así como la presunción de las

violaciones de derechos humanos por la decisión de suspender la pena por el pago de la

obligación.

5.2 Proceso Desarrollado

La investigación partió de la identificación del problema y la selección de las temáticas

afines; luego, se revisó la literatura para el desarrollo del estado del arte y la bibliografía

que permitiera la construcción de la perspectiva teórica. Se hizo un trabajo de campo en los

juzgados de la ciudad para determinar los casos existentes que estuvieran relacionados con

la problemática. Luego, se organizó y se sistematizó la información, de acuerdo con las

categorías de análisis y los objetivos propuestos.

El diseño metodológico condujo a la ubicación del marco referencial, a la presentación

de resultados y a la elaboración del informe de investigación.


69

5.3 Método y Metodología

Los métodos que sirvieron para la realización de la investigación fueron el hermenéutico

por el carácter deductivo de la revisión de los documentos de análisis. De igual manera, se

trabajó el método inductivo para la construcción sintética de los capítulos del informe. Hay

la aplicación del método histórico, igual, el método dialéctico y el analógico, de acuerdo a

la interpretación de oposiciones o convergencias en la experiencia jurídica tratada en cada

uno de los informes de investigación que fueron trabajados.

5.4. Resultados y Discusión

A la luz de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la investigación ha

establecido claridad sobre la violación tácita que se ha causado con las decisiones,

soportadas en el principio de oportunidad y de preclusión, que se vienen aplicando cuando

ante el delito de inasistencia alimentaria, el proceso se da por terminado, por encima de las

disposiciones constitucionales, legales y reglamentarias, por el pago de las obligaciones

alimentarias. Para el efecto, se ha hecho un análisis de la reparación integral, desde la

perspectiva de la no repetición.
70

En ese propósito, la investigación analizó el contenido del concepto de inasistencia

alimentaria como una acción típica, antijurídica y culpable, por las implicaciones que

conlleva el delito desde el procedimiento penal, en la determinación de la responsabilidad

del autor del delito. Se juzga la validez de los mecanismos de terminación del proceso

penal, en detrimento de las disposiciones de la Corte Interamericana.

El derecho a la alimentación se reconoció desde la Declaración Universal de

Derechos humanos de 1948 como parte del derecho a un nivel de vida adecuado, de

igual manera fue consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y

Culturales de 1966. A él se refieren las Constituciones Nacionales, como es el caso de la

Constitución Colombiana de 1991, en la que se reconoce el derecho a la alimentación en

forma expresa, en el artículo 44, a favor de los menores de edad, no obstante, teniendo en

cuenta que este derecho es un componente básico del derecho al mínimo vital que garantiza

a las personas una vida en condiciones dignas y que, de acuerdo al artículo 65 de la misma

carta, se prevé una especial protección a la producción alimentaria; debe entenderse que el

derecho a la Alimentación goza de pleno sustento constitucional, así lo ha entendido la

Honorable Corte Constitucional (Sentencia 251 de 1997. F J 19; C 177 de 1998)

No obstante, la Constitución, en su cláusula de reenvío, esto es, el artículo 93, inciso

2, permite incorporar al bloque de constitucionalidad en sentido estricto todos los tratados y

convenios internacionales que hayan sido ratificados por el Congreso y se refieran a

derechos humanos que ya se encuentran reconocidos en la constitución colombiana, es

decir, expresamente al derecho a la alimentación, sin embargo, en caso de no aceptarse este


71

criterio la incorporación se permite en razón a que este derecho humano no puede

suspenderse durante la vigencia de los estados de excepción, tal como se desprende de lo

dispuesto en el artículo 214 de la Constitución que dispone:

“Los estados de excepción (…) se someterán a las siguientes reglas: No podrán

suspenderse los derechos humanos ni las libertades fundamentales.

En todo caso se respetaran las reglas del Derecho Internacional

Humanitario.”

Según la Declaración Universal de los derechos humanos de 1948, el Derecho a la

alimentación forma parte de un derecho más amplio a un nivel de vida adecuado, así:

“Articulo 25.- Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure,

así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la

vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene así mismo derecho

a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de

pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.”

En tanto que el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y

Culturales (PIDESC), en 1966, en el artículo 11, numeral 2, junto al derecho a gozar de

un nivel de vida adecuado, reconoció el derecho fundamental de toda persona a estar

protegida contra el hambre e impone a los Estados claras obligaciones para avanzar
72

progresivamente hacia su plena garantía y satisfacción a través de medidas concretas

orientadas a mejorar los métodos de producción, conservación y distribución de alimentos a

partir de criterios de equidad. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

considera el derecho a la alimentación como uno de los componentes del derecho a gozar

del más alto nivel de salud física y mental posible.

Finalmente, la Convención sobre los derechos del niño señala que para garantizar

que los niños y las niñas disfruten del más alto nivel posible de salud, los Estados deben

combatir la malnutrición infantil en el marco de la atención de la salud, planteando el deber

de los Estados de adoptar medidas para asegurar el pago de la pensión alimenticia por parte

de los padres o guardadores. Sin embargo actualmente se reconoce que además de los

criterios antes señalados, el Derecho a la Alimentación tiene unos contenidos y

particularidades propias que le proporcionan una existencia autónoma. En ese sentido, el

menoscabo a nivel moral también es considerado desde la Corte Interamericana, en la

medida en que, en su deber de garante de derechos a nivel internacional, protege a los niños

que sufren perjuicio al no recibir de sus padres la alimentación, sobre todo, si se ha hecho

sistemática la decisión de precluir un proceso por el pago (transitorio) de la obligación, lo

cual constituye en su provisionalidad una falta al derecho de no repetición, puesto que la

decisión no garantiza que no se vuelva a la suspensión del derecho.

Según la Corte, el daño moral o inmaterial “puede comprender tanto los sufrimientos

y las aflicciones causados a las víctimas directas y a sus allegados, y el menoscabo de


73

valores muy significativos para las personas, como las alteraciones, de carácter no

pecuniario, en las condiciones de existencia de la víctima o su familia” (Acosta Calderón

vs. Ecuador, 24 de junio de 2005, p. 158), asociando “el daño moral con el padecimiento de

miedo, sufrimiento, ansiedad, humillación, degradación, y la inculcación de sentimientos de

inferioridad, inseguridad, frustración, e impotencia” (Rojas, s.f., p. 109). No obstante, una

situación de discusión sobre este aspecto implicaría un gran debate jurídico y una novedad

en cuanto el acceso a derechos. Esta parte del debate es neurálgica, pues pone de presente

un hecho que no ha sido analizado de manera suficiente por la doctrina: las dificultades que

subyacen a las órdenes de reparación, tales como los complicados procesos de negociación

con los representantes de las víctimas, la indeterminación de algunas medidas y las

dificultades internas de carácter legal e incluso constitucional, las cuales no permiten

cumplir las medidas de reparación en los plazos y de la forma concreta establecida por el

Tribunal Internacional, pero lo más importante: dificultades que no permiten la satisfacción

de las víctimas de las violaciones de derechos humanos de manera efectiva y pronta.

La formulación del derecho a la reparación integral es producto del desarrollo

progresivo del derecho internacional de los derechos humanos frente a la violación de los

derechos humanos, estableciendo que la víctima siempre tiene derecho a una reparación

integral, entendida como una serie de medidas encaminadas a regresar a la víctima a la

situación en la que estaba antes de los hechos violatorios. En este sentido, la reparación no

puede ser solamente pecuniaria, sino que debe contener otro tipo de medidas para la

satisfacción de las víctimas y garantías de no repetición.


74

En conclusión, la Corte IDH se ha referido a la reparación integral, en sentido amplio

o restitituio in integrum, como todas aquellas medidas destinadas a hacer desaparecer los

efectos de las violaciones cometidas y la indemnización. Se trata de reparar por los daños:

material, inmaterial, patrimonial familiar, al proyecto de vida, y de otorgar diferentes

formas de reparación, traducidas en pago de indemnizaciones, medidas de satisfacción y

garantías de no repetición. Todos estos conceptos comprenden la reparación integral.

6. Conclusiones

Si el propósito fundamental del proceso investigativo ha sido el de demostrar que la

terminación de la responsabilidad penal de los padres ante el delito de inasistencia

alimentaria, por el pago de la obligación, entonces, la principal conclusión que se desprende

es que ésta implica una naturaleza típica, antijurídica y culpable, por lo tanto, su preclusión
75

es una conducta atentatoria de los derechos humanos. El Estado tendría que revisar, en ese

caso, con el apoyo de la jurisprudencia, el tipo de decisiones absolutorias que se toman en

ese sentido. Se infiere aún queda un importante camino por recorrer para que la

determinación, decreto, puesta en práctica y cumplimiento de las reparaciones ordenadas

por la Corte Interamericana de Derechos Humanos cumpla su objetivo principal, es decir,

servir de verdadera reparación integral para las víctimas de violaciones a los derechos

humanos.

En la búsqueda de posibles soluciones y propuestas a los debates, discusiones y

dificultades que se presenten en este marco, resultaría de vital importancia la participación

de todos los actores y usuarios del Sistema Interamericano, dado que tanto el Estado como

la Corte Interamericana de Derechos Humanos y los representantes de las víctimas, frente a

las medidas de reparación deben cumplir con el mismo objetivo: lograr una verdadera

reparación integral a las víctimas de violaciones de derechos humanos, sean los sujetos de

derechos los niños abandonados y afectados por esta conducta de los padres. Se requiere en

tal medida que se decreten e implementen acciones adecuadas para la reparación integral de

las víctimas, destinadas a lograr que las medidas de reparación se implementen en plazos

razonables y de la mejor manera, especialmente logrando la concertación con los

representantes de las víctimas y las víctimas directamente, así como la obligación de los

padres de responder por su irresponsabilidad, en cada proceso reforzada, para que los niños

dejen de ser revictimizados cada vez que el culpable es absuelto y se inicia una nueva culpa

y una nueva absolución.


76

Es fundamental que la implementación de las medidas de reparación se puedan

realizar en los plazos establecidos por la Corte o al menos en plazos razonables, resulta

plausible que la Corte pueda establecer algunas opciones alternativas o subrogados

pecuniarios, cuando la implementación de la medida de reparación tenga obstáculos, tales

como dificultades en la concertación o cuestiones legales que sean difíciles de modificar

con el fin de cumplir las medidas. En todos los casos, estas medidas deben ser acordes con

el Derecho Internacional y acogidas por las cortes de los países.

De otra parte, sería interesante estudiar la posibilidad de creación de un mecanismo

de seguimiento de cumplimiento de sentencias con el fin de que se incorporen soluciones,

las cuales surjan como consecuencia de la manifestación de distintas perspectivas por todas

las partes y así evitar que el ciclo de abandono no se repita, con acciones ilícitas como

insolventarse para no cubrir la cuota alimentaria. Sin embargo, habría que revisar cuáles

son las circunstancias reales por lss cuales atraviesan los integrantes del núcleo familiar,

tales como el desempleo, el desplazamiento, la marginación, la falta de oportunidades

laborales, la desintegración familiar y la falta de conocimiento del común de la gente de la

normatividad existente frente a la protección de sus propios derechos y las obligaciones que

nacen de los lazos de consanguinidad, afinidad y demás grados mencionados en la

legislación que regula esta conducta.


77

En búsqueda de vías de solución a dicha problemática, se expidieron las Leyes 1181 y 1142

del 2007, 1453 del 2011 y ahora último la Ley 1542 del 5 de julio del 2012, con las cuales el

legislador aumentó las penas y cambió de querellables a oficiosos los delitos de violencia

intrafamiliar y de inasistencia alimentaria, buscando que los procesos que se inicien lleguen a

un término, es decir, se agote todo el juicio y se profiera sentencia, modificándose lo atinente a

la aplicación de los medios alternativos de solución de conflictos, tales como la conciliación o

el desistimiento, situación que se venía presentando en el medio jurídico.

Se concluye, también, que conocer el alcance y delimitación del contenido esencial del

Derecho a la alimentación no solo contribuye a su exigibilidad sino además a su garantía y

mejor prestación por las autoridades del Estado responsables de este cometido. La

interdependencia del Derecho a la alimentación con los demás derechos humanos significa que

su violación puede menoscabar el goce de otros derechos humanos como por ejemplo el de la

vida, la salud, al agua, a la igualdad, a la participación, a la información, tratos crueles e

inhumanos o degradantes, entre otros.

Los elementos que caracterizan al derecho a la alimentación implica que de acuerdo al

Derecho internacional como el interno, el alimento debe estar disponible, ser accesible y

adecuado, pero además conlleva a unas obligaciones específicas por parte del Estado, el

reconocimiento y protección especial frente a sujetos determinados por sus condiciones de

vulnerabilidad, al reconocimiento de mecanismos constitucionales de protección. El derecho a

la alimentación como derecho humano presenta dos categorías una como Derecho Económico
78

Social y Cultural, de carácter progresivo, de garantía gradual y la segunda como un derecho

fundamental para aquellas personas que dadas sus condiciones específicas afecte derechos per

se fundamentales, circunstancia en la cual conlleva al amparo y protección inmediata, por

ejemplo, en casos de conflicto armado, desastre natural o en condiciones de privación de la

libertad.

A medida que se profundizó el estudio de la conducta de inasistencia alimentaria, se pudo

establecer que el legislativo en su afán por frenar el aumento de la comisión de la conducta,

promulgó una serie de normas (Ley 1142 de 2007, ley 1453 de 2011 y ley 1542 de 2012),

ya mencionadas antes, que en la práctica o realidad social vivida por los ciudadanos, no es

eficaz, situación que se ve reflejada fácilmente en las estadísticas aquí referenciadas, con

las que se comprobó que este delito continua creciendo, convirtiéndose en una problemática

social, que el Estado no puede subsanar con aumentos de penas y cambio de normatividad

al azar. Todas las leyes deben reflejar el momento histórico y social por el cual se atraviesa,

en búsqueda de solucionar la problemática y no aumentar los conflictos, que agravan la

situación.

Con la entrada en vigencia de la Ley 1542 de 2012, el delito de inasistencia

alimentaria se convirtió en oficioso por mandato legal, implicación que en nada contribuye

con la eliminación de la conducta y la solución eficaz al conflicto; por el contrario, favorece

la congestión judicial, frente a las medidas alternativas que los operadores judiciales han

buscado en aras de ofrecer a las víctimas la protección de sus derechos y una solución
79

pronta y eficaz a sus conflictos. Entre éstas la aplicación del principio de oportunidad

cuando se presenta la mediación, esto cuando el proceso se encuentra en investigación, o en

la etapa de indagación proferir resolución de archivar por imposibilidad de continuar con el

ejercicio de la acción penal, cuando se presenta la conciliación extraprocesal entre las

partes. La norma vigente es laxa e insuficiente para abordar la problemática, y se requiere

de medidas capaces de cambiar la mentalidad del alimentante, para que conciba la idea de

que cumplir con su cuota alimentaria no solo es una obligación moral para con sus hijos y

demás sujetos pasivos de la acción penal, sino que socialmente, es una conducta

reprochable.

La problemática de la inasistencia alimentaria en Colombia involucra en su gran

mayoría a los niños, niñas y adolescentes, quienes gozan de una protección especial de

carácter constitucional. Igualmente a los adultos mayores que llegan a su adultez, sin los

medios para procurar su más mínima subsistencia, quienes no denuncian por

desconocimiento de sus derechos y demás circunstancias ajenas a sus propios intereses;

también incluye a los cónyuges o compañeros permanentes, generalmente las mujeres que

se ven obligadas a sufrir el abandono de su pareja sin recibir de quienes tienen el

compromiso moral y legal de suplir sus más elementales necesidades, la más mínima

ayuda. Se hace necesario y urgente crear una política pública eficaz, en la que el Gobierno

realice talleres o capacitaciones, encaminados a educar a los padres de los menores y demás

personas obligadas legalmente a proporcionar alimentos conforme lo indica el Código

Civil; la obligación es conjunta y compartida, no una carga que soporta solo quien se queda
80

en el hogar, pues quien sale y lo abandona sin mayores miramientos, deja atrás una familia,

en total estado de indefensión.


81

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Pinilla Pinilla]

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