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SARCOMA DE
ÚTERO
(Dr. González)
Cáncer de útero:
El cáncer puede aparecer en el útero en dos localizaciones:
Cérvix: El carcinoma de cérvix ya estudiado previamente.
Cuerpo: Encontramos dos tipos principales:
o Carcinoma de endometrio: procede de las glándulas endometriales: 98%.
o Sarcoma de útero: Procede del tejido muscular uterino: 2%.
1. CARCINOMA DE ENDOMETRIO
El cáncer de endometrio ha aumentado su frecuencia en los últimos años,
convirtiéndose en el cáncer ginecológico más frecuente después del cáncer de mama. En
España, la incidencia es de 10/100.000 mujeres/año. Es una enfermedad de mujeres
postmenopáusicas, siendo más frecuente por encima de los 50 años, con un pico
máximo a los 70 años. Aunque también existe en mujeres premenopáusicas.
Aunque se explicará después con más detalle, hay que señalar que hay dos tipos de
carcinoma endometrial:
Dependiente de estrógenos: el más frecuente.
No dependiente de estrógenos.
Así un exceso de estrógenos va a favorecer la aparición del primero.
También es importante a la hora de establecer un tratamiento, ya que el que depende de
estrógenos responde a hormonoterapia contra los receptores estrogénicos y tiene mejor
pronóstico.
Factores de riesgo:
Edad: la edad media de aparición son los 60 años.
Vida ovárica prolongada: la menarquia precoz, la menopausia tardía. En
mujeres con larga vida ovárica, ya sea por menarquia precoz, menopausia tardía o
ambas, aumenta la incidencia.
Los ciclos anovulatorios también aumentan la incidencia: La anovulación somete al
endometrio a un estímulo constante estrogénico sin oposición de progesterona (por
ello está aumentando en el SOP (síndrome de ovario poliquístico), ya que son
frecuentes los ciclos anovulatorios). El SOP aumenta el riesgo, sobretodo en
premenopáusicas.
Paridad: las nulíparas tienen mayor riesgo. A veces una mujer no puede tener hijos
por un exceso de estrógenos que genera un endometrio hipertrófico.
Obesidad: las mujeres obesas convierten los andrógenos a estrona en la grasa
periférica. La estrona, aunque es menos potente que el estradiol, es un estrógeno, y
como tal, estimula el endometrio, aumentando el riesgo relativo de padecer un
cáncer de endometrio a medida que la masa corporal se eleva. En la postmenopausia
es frecuente la producción de estrona, especialmente en mujeres obesas.
HTA: podría estar asociada a la obesidad. No hay evidencia científica.
Diabetes Mellitus: La relación tampoco está bien establecida.
Actividad física (factor protector): las mujeres con una gran actividad física tienen
menor riesgo de padecer adenocarcinoma de endometrio que las que realizan vida
sedentaria.
Enfermedades hepáticas: esta relación se podría explicar a través de un aumento
de los niveles de estrógenos derivados de una insuficiencia hepática que impide su
metabolización.
Asociación a otros cánceres: parece haber cierta asociación con el cáncer de mama
(aumento del riesgo relativo del 1,72), o con el CCR (cáncer colorrectal) no
polipósico ó síndrome de Lynch tipo II.
Puede ser necesario indagar acerca de casos de cáncer en familiares, tanto hombres
como mujeres (CCR).
Tabaquismo: se considera factor de protección, aunque no es así en
premenopáusicas.
Factores hormonales: los estrógenos aislados (tratamiento hormonal) no
asociados a gestágenos administrados durante largos periodos, inducen la aparición
de cáncer de endometrio. El tamoxifeno que se administra como tratamiento
complementario en pacientes con cáncer de mama también parece aumentar la
incidencia (pertenece al grupo de los SERM; actúa como antiestrógeno en la mama,
pero tiene acción estrogénica en el endometrio). Sin embargo, la ingesta de
anticonceptivos orales combinados, incluso en periodos cortos de tiempo, parece
tener efecto protector a largo plazo. Los cánceres que se producen en el caso de la
estrogenoterapia son muy diferenciados menos agresivos y tienen un porcentaje de
curación muy alto. El riesgo de padecer cáncer endometrial se mantiene hasta
pasados 10 años después de dejar el tratamiento. La adición de progesterona u otro
gestágeno a la terapia estrogénica disminuye el riesgo hasta equipararlo con el de las
no tratadas.
Clasificación:
Como ya mencionamos antes, el carcinoma de endometrio puede ser de dos tipos:
Tipo I: Depende de estrógenos, también denominado carcinoma endometrioide,
representa el 90% de los carcinomas de endometrio. En el 85% de los casos, el
carcinoma endometrioide, es del subtipo adenocarcinoma, derivado de las glándulas
del endometrio.
La atipia es la antesala de
un CIS (carcinoma in situ) o
de un carcinoma invasor.
A más atipia, mayor grado
potencial de malignización: por tanto, será peor cuanto más grueso sea el endometrio y
peor también cuanto más tiempo se mantenga la hiperplasia, pues con el tiempo y el
crecimiento constante se favorece la aparición de atipia.
Otra lesión precursora puede ser la hiperplasia polipoide (pólipo endometrial), que en
un 1% maligniza.
Resumen:
Etiopatogenia:
El factor etiopatogénico primario asociado al desarrollo de un adenocarcinoma
endometrial es la estimulación del endometrio por estrógenos sin el efecto compensador
de los progestágenos. Este estímulo puede ser exógeno o endógeno, y el resultado de su
acción sobre el tejido varía desde la hiperplasia simple al adenocarcinoma. Los
estrógenos pueden intervenir en el proceso tanto estimulando la proliferación ya
inducida por otro agente genotóxico, como induciendo una mutagénesis, secundaria a
mitogénesis.
Los estrógenos pueden actuar como cancerígenos a través de tres mecanismos:
Induciendo la expresión de genes en un momento inadecuado.
Modulando la expresión de genes normalmente no regulada por los estrógenos
pero que, gracias a una mutación, se hacen estrógeno dependientes.
Induciendo una mayor actividad proliferativa y, por su efecto prolongador, el
riesgo de neoplasia.
En cuanto a los genes mutados, las mutaciones en K-ras se asocian a peor pronóstico, y algunos autores
defienden que la interacción del ligando M-CSF y del c-fms (gen sobreexpresado en este tumor) puede
contribuir al empeoramiento y a la producción de metástasis.
Evolución:
Se admite que la enfermedad comienza por una hiperplasia endometrial que degenera en
un tejido atípico que puede evolucionar a un adenocarcinoma in situ y posteriormente a
un cáncer invasor, pero esta secuencia (primero CIS después carcinoma invasor) no está
demostrada, no es necesariamente siempre así.
Anatomía patológica:
Como ya hemos mencionado antes, el tipo de carcinoma endometrial más frecuente es
el dependiente de estrógenos, y dentro de este grupo, el adenocarcinoma supone un
80% del total.
Clínica:
La clínica puede aparecer en el estadio de lesión premaligna, por lo que si le prestamos
atención, podemos sanar la lesión antes de que aparezca el carcinoma.
Hay otros síntomas menos frecuentes, que no aparecen porque por lo general el
carcinoma se detecta antes de que la enfermedad avance tanto como para que aparezcan.
Se relacionan con carcinomas en estadio III y IV, bastante avanzados.
- Trastornos de la defecación como estreñimiento, diarrea, dolor o hemorragias si
se afecta la mucosa rectal.
- Hematuria y disuria si se afecta la mucosa vesical.
- Signos sistémicos si la enfermedad avanza mucho (alteraciones hepáticas…)
Diagnóstico:
a) Diagnóstico precoz del cáncer de endometrio
El diagnóstico precoz del carcinoma de endometrio se basa en el hecho de que este tumor, de aparición
preferente en la postmenopausia, ofrece una sintomatología muy precoz.
La aparición de una hemorragia vaginal después de la menopausia alerta al clínico, que debe
proceder a la aclaración de la causalidad del proceso.
Más dificultades puede ofrecer el diagnóstico precoz en la etapa premenopáusica. La aparición de
hemorragias irregulares debe ser seguida con los medios habituales de exploración, que aclararán la
naturaleza del proceso.
Como procedimientos para realizar un diagnóstico precoz antes de la aparición de síntomas se han
propuesto la citología endometrial o la ecografía.
Citología endometrial: no es un método que pueda aplicarse de rutina por tener limitaciones y ser en
muchos casos molesta para la mujer.
Ecografía: la apreciación de un grosor endometrial excesivo en mujeres que se supone han de tener
un endometrio atrófico es útil. Su mayor inconveniente es que se trata de un método caro para su
aplicación sistemática, aunque utilizado selectivamente en mujeres mayores de 50 años podría
combinar esta utilidad con la de un posible diagnóstico precoz del cáncer de ovario. Su rentabilidad
en ambos casos, es discutible.
Lo que no es discutible es la necesidad de emplear cualquiera de estos medios en mujeres con factores de
riesgo, entre los que se cuentan la diabetes, el haber padecido con anterioridad hiperplasias endometriales,
el estar sometida a tratamiento con estrógenos (sin administración adicional de gestágenos) o el estar
siendo tratada con tamoxifeno. La ecografía transvaginal anual, con toma citológica endometrial si se
juzga preciso, orientará los futuros pasos diagnósticos.
Información a la mujer:
Factores de riesgo: Obesidad, DM, HTA, tratamiento con estrógenos…
El síntoma más frecuente es la hemorragia genital aunque sea de pequeña cantidad.
Debe acudir al ginecólogo ante cualquier hemorragia, sobre todo si ocurre en la postmenopausia.
Actuación médica:
Identificación del riesgo.
Seguimiento cuidadoso de pacientes tratadas con estrógenos o tamoxifeno.
En postmenopáusicas con hemorragia o un frotis vaginal con células endometriales o índices
estrogénicos.
Histeroscopia y biopsia dirigida si procede.
En su defecto, ecografía transvaginal y/o biopsia endometrial.
En premenopáusicas con hemorragia irregular.
Exploración cuidadosa.
Con hallazgos normales, y si no cede al tratamiento hormonal, igual conducta que en
postmenopausia.
1. Factores uterinos:
Tipo histológico: Peor pronóstico el de células claras, y en general, todos los que no
sean endometrioides.
Grado histológico: Mejor los más diferenciados. G1 mejor que G2 mejor que G3.
Profundidad de la invasión miometrial: Peor cuanto mayor sea la invasión del
miometrio.
Tamaño tumoral: Mejor pronóstico si es menor de 2 cm.
Invasión vascular: venosa o linfática.
Afectación de cérvix uterino.
Hiperplasia atípica.
Otros factores: presencia de receptores hormonales (buen pronóstico, ya que
responderán al tratamiento hormonal), Oncogen HER-2/neu, o sobreexpresión de
p53, ploidía del ADN (mal pronóstico).
2. Factores extrauterinos:
Citología peritoneal: Si es positiva, peor pronóstico.
Afectación anexial.
Metástasis en ganglios linfáticos, peritoneo o vísceras vecinas.
Edad: Las mujeres jóvenes tienen mejor pronóstico.
Factor de predicción:
Nos permite saber cómo será la respuesta al tratamiento: Individualización del
tratamiento oncológico.
Favorable: Si reaccionará bien al tratamiento.
Desfavorable: Mala respuesta al tratamiento.
Tratamiento:
El tratamiento de base es la histerectomía total con doble anexectomía.
Puede añadirse linfadenectomía pélvica y paraaórtica si está más avanzado.
Estadio 0, Ia G1 y Ib G1: histerectomía total con doble anexectomía.
Estadios Ia G2, Ib G2 o G3 y Ic: histerectomía total con doble anexectomía,
más linfadenectomía pélvica y radioterapia si los ganglios son positivos.
Estadio II: histerectomía total tipo Wertheim-Meigs, y radioterapia si los
ganglios son positivos.
Estadio III: radioterapia pélvica, en algunos casos seleccionados se puede
realizar cirugía citorreductora previa a la radioterapia.
Estadio IV: radio y/o quimioterapia.
Hormonoterapia y quimioterapia se han usado en estadios muy avanzados (III y IV) y
en recidivas, con resultados poco eficaces.
La hormonoterapia consiste en administrar Acetato de medroxiprogesterona si las
células presentan receptores hormonales positivos. También tamoxifeno (evitaría la
sensibilización del tumor a los gestágenos impidiendo la regulación negativa que éstos producen sobre los
receptores de progesterona) y análogos de GnRH.
La histerectomía vaginal puede estar indicada en algunos casos de estadio I en mujeres muy obesas y
riesgo quirúrgico elevado, o en casos de prolapso uterino.
El lavado peritoneal resulta imprescindible para investigar la presencia de células malignas en la cavidad
peritoneal.
Para la quimioterapia se usan doxorrubicina y cisplatino.
Las recidivas más frecuentes se producen en cúpula vaginal, pulmón y hueso.
Se realizaran controles cada tres meses una vez terminado el tratamiento durante los dos primeros años, a
partir de los cuales se harán anualmente.
El control consistirá en anamnesis detallada, inspección de la vagina y cúpula con valvas, y citología
vaginal.
También exploración bianual vaginal y tacto rectal. Debe incluirse también la palpación abdominal y de
las cadenas ganglionares.
El 75% de las recurrencias son sintomáticas y se diagnostican fácilmente. Añadir Rx de tórax cada seis
meses en el primer año y una vez al año en los siguientes 5 años.
2. SARCOMA UTERINO
Los sarcomas uterinos son el 2% de todos los tumores de útero. Pueden surgir del
miometrio o del estroma endometrial, siendo los primeros unas 5 veces más frecuentes.
Pueden ser de cuerpo (lo más habitual) o de cuello.
Epidemiología: Edad media en torno a los 58 años, siendo raros antes de los 30 años.
Los leiomiosarcomas (forma histológica más frecuente) y los sarcomas del estroma
suelen aparecer en mujeres más jóvenes (40-50 años), mientras que los sarcomas
heterólogos o mesodérmicos mixtos aparecen entre 60-65 años. Relación con
irradiación previa pelviana.
Clasificación:
Sarcomas puros:
- Homólogos puros: leiomiosarcoma, sarcoma del estroma, angiosarcoma,
fibrosarcoma.
- Heterólogos puros: rabdomiosarcoma, condrosarcoma, sarcoma osteogénico,
liposarcoma.
Sarcomas mixtos:
- Homólogos mixtos.
- Heterólogos mixtos.
- Homólogos – heterólogos mixtos.
Tumores müllerianos mixtos malignos (TMMM):
- TMMM de tipo homólogo: carcinoma asociado a uno o varios sarcomas
homólogos puros.
- TMMM de tipo heterólogo: carcinoma con uno o varios sarcomas heterólogos
puros. También pueden coexistir sarcomas homólogos.
Sarcomas no clasificados.
Linfomas malignos.
Anatomía patológica:
Macroscópicamente son muy similares a los leiomiomas, aunque presentan más
frecuentemente áreas de hemorragia o necrosis.
Microscópicamente, los bien diferenciados también son similares a los leiomiomas; los
escasamente diferenciados aparecen constituidos por células redondeadas y
pleomórficas que no se parecen a las células musculares lisas.
Suelen estar bien limitados al diagnóstico.
En general, un tumor uterino con 10 o más mitosis por 10 campos de gran aumento se
considera leiomiosarcoma.
Los sarcomas del estroma endometrial se clasifican en: de bajo grado y de alto grado.
El de bajo grado es como una proliferación de células semejantes a las del estroma
endometrial.
Los de alto grado presentan alto grado de atipia, áreas de necrosis y rica
vascularización, aunque es menos frecuente la invasión de vasos sanguíneos o
linfáticos que en la variante de bajo grado; macroscópicamente, el útero se
encuentra aumentado de tamaño y cuando se abre aparece como una masa polipoide.
Los tumores müllerianos mixtos se originan del mesodermo mülleriano que se
diferencia en elementos epiteliales glandulares y del estroma. Se han descrito cuatro
entidades:
Una benigna: el adenofibroma mülleriano.
Tres malignas:
- El adenosarcoma mülleriano.
- El tumor maligno mülleriano mixto.
- El carcinofibroma mülleriano (rarísimo).
Estadificación:
El mismo que el de los adenocarcinomas de endometrio, aunque se suele incluir alguna
modificación:
Estadio I: Sarcoma limitado al endometrio.
Estadio Ia: longitud de la cavidad uterina igual o menor a 8 cm.
Estadio II: Afecta al fondo y endocérvix, pero no se extiende fuera del útero.
Estadio III: Localizado fuera del útero pero limitado a la pelvis.
Estadio IV: Tumor localizado fuera de la pelvis o que afecta a la vejiga y/o
recto.
Los sitios más frecuentes de metástasis incluyen la cavidad peritoneal y epiplón,
pulmón, pelvis, ganglios paraaórticos e hígado, con posibilidad de diseminación vía
sanguínea y linfática.
Diagnóstico:
El útero aumentado de tamaño e irregular en rápido crecimiento es el hallazgo físico
más frecuente, y la hemorragia uterina postmenopáusica el primer síntoma en el
sarcoma uterino.
Otros síntomas menos frecuentes son dolor abdominal, pérdida de peso y flujo vaginal.
Pueden llegar a asomar a través del cérvix provocando una obstrucción cervical que
desencadene una piometra o una celulitis pélvica.
El protocolo diagnóstico es idéntico al del carcinoma de endometrio, llegándose al
diagnóstico a través de una biopsia endometrial obtenida de una mujer con metrorragia
anormal postmenopáusica, o bien en aquellas en las que el estudio ecográfico despertó
la sospecha de patología uterina. Investigar las metástasis y establecer si la paciente se
encuentra en condiciones de ser intervenida. Hacer hemograma y bioquímica básica,
ECG si hay antecedentes de cardiopatía o son mayores de 60 años, Rx de tórax si son
mayores de 65, TC abdominopélvico, enemas baritados y cistoscopia.
Tratamiento:
Básicamente cirugía. Para leiomiosarcoma y sarcoma endometrial de alto grado
(incluidos los tumores heterólogos y mixtos) se hace histerectomía total con doble
salpingooforectomía y biopsia de ganglios pélvicos y aórticos, y se recomienda un
tratamiento adyuvante (quimioterapia o radioterapia).
En sarcomas de bajo grado se hace histerectomía total más quimioterapia con acetato de
megestrol.
En recidivas, tratamiento paliativo con radioterapia o quimioterapia.
Seguimiento posquirúrgico:
Revisiones cada 3 meses en los 2 primeros años incluyendo exploración ginecológica
completa, analítica básica y marcadores tumorales (ACE).
Cada 6 meses añadiremos Rx de tórax y eco abdominopélvica, y cada año TAC y
mamografía.
A partir de los 2 años se harán revisiones cada 6 meses, y a partir del quinto,
anualmente.
A los 10 años hay que hacer un estudio de extensión completo (exploración, analítica,
marcadores, RX tórax, gammagrafía ósea y mamografía).
3. CASO CLÍNICO
Paciente de 52 años de edad que consulta por sensación de distensión abdominal, trastornos
menstruales y hemorragias irregulares desde hace aproximadamente 3 meses. Tuvo su primera
regla a los 11 años y la menopausia a los 50. Nulípara .Es fumadora de 20 cigarrillos al día,
mide 1,60 m y pesa 90 kg.
Estadio Ic
Tipo endometrioide
Grado de diferenciación (G1)
Ganglios negativos
Receptores de estrógenos y progesterona positivos RIESGO INTERMEDIO-ALTO
Está indicado añadir tratamiento adyuvante con radioterapia pélvica (no lo entiendo si los
ganglios son negativos).
Con el tratamiento al que ha sido sometida y el hecho de que no haya tres o más factores
mayores de riesgo, la probabilidad de recidiva local-regional en esta paciente es menor del
15%.