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El rico

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Eclesiastés 5.10 El que ama el dinero, siempre quiere más; el que
5.10–17 ama las riquezas, nunca cree tener bastante. Esto
es también vana ilusión, 11 porque mientras más
se ­tiene, más se gasta. ¿Y qué se gana con tener,
­aparte de contemplar lo que se tiene? 12 El que ­trabaja,
coma poco o mucho, siempre duerme a gusto; al rico,
en cambio, sus riquezas no lo dejan dormir.
13 Una cosa realmente lamentable he visto en este
mundo: que el amontonar riquezas va en perjuicio
de su dueño, 14 pues un mal negocio puede acabar
con toda esa riqueza, y si él tiene un hijo, ya no
tendrá después nada que dejarle. 15 Y tal como vino
a este mundo, así se irá: tan desnudo como cuando
nació, y sin llevarse nada del fruto de su trabajo.
16 
Esto es realmente lamentable: que tal como vino
al mundo, así también se irá. ¿Y qué sacó de tanto
trabajar para nada? 17 Para colmo, toda su vida se
la pasó en tinieblas, y con muchas molestias, d­ olores
y ­resentimientos.

¿Es malo ser rico... es bueno ser pobre?


TREINTA DÍAS CON ECLESIASTÉS 52

El Señor dijo que siempre tendremos a los pobres


entre nosotros (Marcos 14.7), y, aparentemente, también
tendremos siempre a los ricos. Ya vimos el tema antes, pero
vale la pena agregar unas ideas.
En primer lugar, ¿quién es rico? El calificativo, por su-
puesto, es relativo. Si Juan vive en una sola pieza hecha de
bloques de cemento con sus dos hijos, y su vecino Alberto
vive en una sola pieza hecha de chapas de cinc con sus cinco
hijos, el ‘rico’ es Juan.
Cuando vemos las noticias de los desamparados en la
India, o de los niños que mueren de hambre en África, no-
sotros —el lector y yo— somos los ricos.
Pero en un sentido, ser ‘rico’ no depende tanto de cuánto
tenemos como de nuestra actitud hacia lo que tenemos. Si
amo lo que tengo, y nunca creo tener lo suficiente (v. 10); si
lo que tengo es mío, y nunca me sobra para compartir con
gente más necesitada, entonces tengo ‘alma de rico’. Hay
personas con ingresos muy altos que tienen espíritu ge-
neroso, ‘alma de mayordomo’; otros con ingresos ínfimos
tienen ‘alma de rico’.
Pero el Predicador dice en el versículo 11 algo que debe-
mos subrayar: “...mientras más se tiene, más se gasta”. Es
un principio que los sociólogos han comprobado, muchos
siglos después. Si mi ingreso es de $100, apenas tengo lo
suficiente. Pero si me aumentan a $500, dentro de pocos
meses tendré ‘apenas lo suficiente’. Normalmente, nues-
tros gastos no corresponden a nuestras necesidades sino a
nuestras entradas.
Nos damos cuenta al leer Eclesiastés, que cuando Jesús
dijo que “No se puede servir a Dios y al dinero” (Mateo 6.24),
GUÍA DE DEVOCIONALES DIARIOS 53

estaba expresando un principio que está enraizado en toda


la enseñanza de la Biblia. Necesitamos las cosas materiales
para vivir, pero debemos ser sus dueños y administradores,
y no permitir que se adueñen de nosotros.

¿Cómo responderías a la pregunta


del versículo 11?

¿Y a la del versículo 16?

Para meditar...
Pues donde esté tu riqueza,
allí estará también tu corazón.


 Mateo 6.21

Ayúdame a buscar tus cosas,


y a poner mi corazón en ellas.

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