Los residuos se reciben en un estanque y son homogeneizados en un
mezclador antes de ingresar al digestor o fermentador.
En el digestor se produce una agitación continua y se mantienen a una
temperatura y presión determinadas, para poder optimizar la digestión anaeróbica de la materia orgánica y maximizar la producción de biogás y el porcentaje de metano contenido en éste. Dependiendo de las condiciones del biogás, éste es captado y tratado, principalmente eliminando el H2O y H2S (sulfuro de hidrógeno). Con él se alimenta un motor de combustión interna con un generador de electricidad, la cual es inyectada a la red. Mediante el desacoplamiento del calor en los sistemas de gases de escape y refrigeración del motor de combustión, se logra una producción de energía térmica que se utiliza para mantener la temperatura de los biodigestores y para alimentar diversos procesos industriales. En un relleno sanitario, el biogás se produce naturalmente como subproducto del tratamiento y descomposición de los residuos. Para poder captarlo es necesario instalar un conjunto de tuberías en puntos específicos que permitan acceder a las distintas capas del relleno. Estas tuberías transportan el biogás directamente a la estación de compresión y tratamiento del gas, de acuerdo sea la necesidad, para finalmente inyectarlo a un motor de combustión interna y generar energía eléctrica y térmica.