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La Red Global de Hospitales Verdes y Saludables, que es un proyecto de Salud Sin Daño,
constituirá una comunidad virtual para los hospitales y los sistemas de salud que se propongan
implementar y hacer evolucionar la Agenda registrando su avance hacia el logro de resultados
mensurables, compartiendo al mismo tiempo las mejores prácticas y hallando soluciones a los
desafíos que tienen en común.
Asistimos a un momento en el que las crisis paralelas de la salud pública y del medio ambiente se
fusionan una con otra, en una confluencia que magnifica el poder destructivo de cada una. Al correr
en forma simultánea, las corrientes de la enfermedad y del deterioro ecológico convergen y se
alimentan entre sí, con lo que se convierten en fuerzas turbulentas y dañinas que desgarran el
tejido mismo de nuestras sociedades. Los efectos combinados del cambio climático, la
contaminación química y el uso no sustentable de los recursos exacerban la incidencia de
enfermedades en todo el mundo. Estos problemas de salud ambiental plantean exigencias cada
vez mayores a sistemas de salud cuyos recursos ya son escasos y erosionan su capacidad de
respuesta.
Mientras tanto, y paradójicamente, el propio sector de la salud contribuye a agravar estos mismos
problemas de salud ambiental al tiempo que intenta afrontar sus consecuencias. Mediante los
productos y las tecnologías que utiliza, los recursos que consume, los residuos que genera y los
edificios que construye y administra, el sector de la salud constituye una fuente significativa de
contaminación en todo el mundo y, por ende, contribuye sin quererlo a agravar las tendencias que
amenazan la salud pública.
Sin embargo, también es cierta la situación inversa. Si bien existe una confluencia de distintas
crisis, se observa una creciente convergencia de soluciones que promueven tanto la salud pública
como la sustentabilidad ambiental, señalando así el rumbo hacia un futuro más verde y saludable.
El personal médico y de enfermería, los hospitales, los sistemas y los ministerios de salud cumplen
un papel cada vez más importante en estas soluciones, al conducir la transformación de sus
propias instituciones y convertirse en impulsores de políticas y prácticas que promueven la salud
ambiental pública, a menudo ahorrando, al mismo tiempo, recursos financieros escasos.
Estos líderes del sector de la salud han hecho evolucionar al juramento hipocrático que establece
que “lo primero es no hacer daño” más allá de la inmediatez de la relación médico-paciente, de
manera de incorporar una perspectiva más global de la salud y la sustentabilidad. Ya sea que
intenten reemplazar sustancias químicas peligrosas con alternativas más seguras, reducir la huella
de carbono de los hospitales o eliminar la exposición de una comunidad a los residuos sanitarios,
estos pioneros reconocen que no puede haber gente sana en un planeta enfermo y están
colocando a los hospitales y al sector de la salud a la vanguardia de un movimiento global en favor
de la salud ambiental.
La Agenda Global para Hospitales Verdes y Saludables constituye un esfuerzo por construir sobre
la base de la provechosa labor que se está realizando en todo el mundo y por generar un abordaje
de la sustentabilidad y la salud que pueda ser replicado por miles de hospitales y sistemas de salud
de diversos países y contextos sanitarios
De acuerdo con la Evaluación de Ecosistemas del Milenio, realizada bajo los auspicios de las
Naciones Unidas, en la segunda mitad del siglo XX, los seres humanos alteraron los ecosistemas
con mayor rapidez y en forma más extendida que en cualquier período comparable de la historia de
la humanidad. Esta transformación se llevó a cabo, en gran medida, para satisfacer una demanda,
que crecía con rapidez, de alimentos, agua potable, madera, fibra y combustible, lo cual reportó
sustanciales ganancias netas al bienestar de los seres humanos.
Sin embargo, estas ganancias se alcanzaron al costo cada vez mayor de la degradación del
ecosistema, lo que trajo aparejada una pérdida sustancial y, en gran medida, irreversible, de la
diversidad de la vida de la Tierra; un creciente daño al bienestar de los seres humanos, el
agravamiento de la pobreza para ciertos grupos de personas y mayores riesgos de cambios no
lineales. De hecho, dadas las actuales tendencias, la degradación de los servicios de los
ecosistemas podría verse significativamente acentuada durante la primera mitad de este siglo y
constituye una barrera para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Hoy en día, aproximadamente una cuarta parte de las enfermedades y muertes que se producen
en el mundo son atribuibles a lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define, en
términos generales, como factores ambientales, entre los que figuran el agua no apta para su
consumo, las malas condiciones sanitarias y de higiene, la contaminación del aire en espacios
abiertos y cerrados, los riesgos en el lugar de trabajo, los accidentes industriales, los accidentes
automovilísticos, el cambio climático, el mal uso del suelo y la mala administración de los recursos
naturales.
El mandato del sector de la salud es prevenir y curar las enfermedades. Sin embargo, la prestación
de servicios de salud —principalmente, en los hospitales— a menudo contribuye al problema sin
advertirlo. Los hospitales ejercen efectos significativos en la salud ambiental, tanto en las fases
previas como posteriores a la prestación del servicio, a través de los recursos naturales y los
productos que consumen, así como de los residuos que generan.
El efecto que producen los hospitales en la salud ambiental no debería causar sorpresa, dado el
enorme peso económico del sector sanitario.
En 2007, el gasto en salud a escala mundial sumó un total de USD 5,3 billones, o USD 639 por
persona por año, lo que equivale, aproximadamente, a entre el 8% y el 10% del producto bruto
interno (PIB) global. La participación del sector de la salud en el PIB, así como el gasto total per
cápita en el cuidado de la salud, varían ampliamente de un país a otro, y también existen
significativas inequidades sanitarias dentro de cada país. Sin embargo, los efectos de este sector
en la salud ambiental son de todo tipo y magnitud:
van desde residuos médicos patógenos arrojados detrás de una clínica rural durante una
campaña de vacunación, hasta la contaminación del aire generada por el consumo de
energía de un establecimiento de asistencia terciaria de alta tecnología situado en un área
urbana.
Hacia un cuidado regenerativo de la salud. Existe un consenso creciente sobre el hecho de que
estamos consumiendo recursos naturales a un ritmo más rápido de lo que el planeta puede
reponer. El Informe Planeta Vivo 2010 , del Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wide Found),
calcula que: La economía mundial consume recursos globales en un 50% por encima de la
capacidad de carga. Además de las implicancias sobre la salud pública de tal modelo no
sustentable, ¿Qué significado tiene este hecho para el sector de la salud?
La Agenda Global para Hospitales Verdes y Saludables y otras tantas iniciativas relacionadas con
la sustentabilidad del medio ambiente en el sector de la salud representan acciones importantes
que los hospitales y los sistemas de salud pueden implementar a fin de abordar la crisis. No
obstante, el hecho de consumir menos recursos no resolverá, por sí solo, el problema. En tanto y
en cuanto nuestros sistemas de salud sean netos consumidores de recursos no renovables, el
sistema no podrá ser sostenible.
¿Pero entonces qué podemos hacer para superar esta paradoja tan desalentadora?
Un rumbo posible sería considerar el movimiento global de edificios verdes. Muchos arquitectos
líderes que trabajan con edificios verdes tienden actualmente a pensar en “diseños
regenerativos”, en los cuales se conciben edificios con la capacidad inherente de convertirse en
generadores de recursos netos en vez de consumidores de recursos. Pasar de un entorno
construido que “degenera” el capital natural a uno que lo restaura o “regenera” equivale pasar de
un hospital que simplemente “no daña” a uno que “cura”, una metáfora perfecta para el sector de
la salud.
El diseño regenerativo ofrece una visión global para un sistema de administración de la salud
restaurativo y resiliente, en el que los hospitales puedan incluirse en la ecología de sus
comunidades y constituyan una fuerza de sanación que contribuya a una economía más sólida,
justa y limpia.
Para llegar allí, es necesario contar con un plan de trabajo cohesivo que nos conduzca a un futuro
verdaderamente saludable y verde. Los desafíos son enormes.
¿Cómo podremos hacerlo?
No debería ser tema de discusión dentro del sector de la salud la creencia de que brindar servicios
de salud de alta calidad implica un pase libre hacia la intensidad energética y de residuos, o que
salvar vidas queda de alguna manera fuera de los ecosistemas más amplios y las cuestiones
ambientales. De hecho, el sector de la salud se ubica en un lugar central de liderazgo hacia la
reintegración, en el siglo XXI, del medio ambiente, la salud y la prosperidad económica.
La fundamental reinvención del hospital como un lugar de cura regenerador por parte del sector de
la salud podría ser una señal hacia una nueva relación entre sanación y salud.
Para efectos de una implementación más eficaz, del Sistema de Gestión en el manejo de Residuos
en los Establecimientos de Atención de Salud, existen por una parte herramientas propuestas por
la misma legislación tales como:
Planes de Manejo.
Planes de Contingencia.
Herramientas propuestas por las Normas ISO.
Implementación y desarrollo de sistemas de información y registro.
Informatización de los sistemas de información y registro.
Los establecimientos que no están sujetos a presentar un Plan de Manejo de REAS deberán
igualmente cumplir con las disposiciones generales del Reglamento sobre Manejo de Residuos de
Establecimientos de Atención de Salud. Del mismo modo, los generadores que no están obligados
a sujetarse a un Plan de Manejo de Residuos Peligrosos deberán cumplir con las otras
obligaciones señaladas en el Reglamento Sanitario sobre Manejo de Residuos Peligrosos.
Identificar las fuentes de generación y las categorías de residuos que se generan en cada
una de ellas.
Determinar la cantidad promedio por categoría de residuo generado en los diferentes
servicios.
Obtener información de los aspectos administrativos y operativos del manejo de los
residuos en el establecimiento, por ejemplo responsabilidades del personal (tareas,
ámbitos de competencia, etc.), recursos asignados, políticas, normas, procedimientos o
instructivos aplicables.
Recopilar información sobre los costos vinculados con la eliminación de cada tipo de
residuo.
Los establecimientos que generan REAS deberán contar con un Plan de Contingencias, en el que
se describan las medidas para controlar eventuales
situaciones de emergencia por manejo de residuos.
Diagrama de la organización:
Deberán establecerse las medidas de control y procedimientos para actuar frente a un eventual
derrame, incluyendo procedimientos de limpieza, protección del personal y manejo de los residuos
y de cualquier otro material contaminado que se haya generado durante la emergencia. Tratándose
de derrames de residuos peligrosos, especiales o radiactivos, se recomienda que la limpieza esté a
cargo de personal específicamente designado y capacitado.
Deberá establecerse un programa de respuesta para una inmediata reacción frente a lesiones o a
la exposición a una sustancia peligrosa, incluyendo al menos medidas inmediatas de primeros
auxilios, asistencia y supervisión médica, y exámenes de sangre o de otro género, si corresponde
realizarlos.
Todo el personal que maneje REAS deberá estar adecuadamente preparado para las medidas de
respuesta y deberá en todo momento tener fácil acceso al equipo necesario, que debe estar
disponible a una distancia razonable, a fin de hacer posible una respuesta adecuada en forma
segura.
Todos los accidentes o incidentes, incluidos los que hayan estado a punto de producirse, los
derrames, los daños en contenedores, los casos de separación inadecuada o cualquier incidente
con material cortopunzante, deben ser informados a la persona responsable de la ejecución del
Plan de Manejo de REAS. El incidente deberá ser investigado para establecer las causas y, si es
posible, las posibles medidas para impedir la recurrencia.
El documento ISO 14.001 llamado Sistema de Administración Ambiental Especificación con Guía
para su uso, es el de mayor importancia en la serie ISO 14.000, dado que esta norma establece los
elementos del SGA (Sistema de Gestión Ambiental) exigido para que las organizaciones cumplan a
fin de lograr su registro o certificación después de pasar una auditoría de un tercero independiente
debidamente registrado. En otras palabras, si una organización desea certificar o registrarse bajo la
norma ISO 14.000, es indispensable que de cumplimiento a lo estipulado en ISO 14.001.
Para ello debemos tener en cuenta que el Sistema de Gestión Ambiental (SGA) forma parte de la
Administración General de una organización (empresa), en este sentido, el SGA debe incluir:
Planificación, Responsabilidades, Procedimientos, Procesos y Recursos Que le permitan
desarrollarse, alcanzar, revisar y poner en práctica la Política Ambiental.
1. Compromiso de la Dirección
y la Política Ambiental.
2. Metas y Objetivos Ambientales.
3. Programa de Control Ambiental, integrado por procesos, prácticas, procedimientos y líneas
de responsabilidad.
4. Auditoría y Acción correctiva, cuya función radica en la entrega de información periódica
que permite la realización de revisiones administrativas y asegurar que el SGA funciona
correctamente.
5. Revisión Administrativa, que es la función ejecutada por la gerencia con el objeto de
determinar la efectividad del SGA.
6. Mejoría constante, esta etapa permite asegurar que la organización cumple sus
obligaciones ambientales y protege el medio ambiente.
IDENTIFICACION, CLASIFICACIÓN Y
CARACTERIZACIÓN.
DIFERENCIACIÓN Y SEGREGACIÓN.
Estimación de la generación.
Para estimar la generación de residuos existen varias alternativas, se pueden revisar órdenes de
compras y otros registros históricos, obtener información a través de encuestas o entrevistas
funcionarios, o realizar muestreos, entre
las principales. A nivel referencial, la
generación de residuos en kg/día (G),
puede estimarse a partir de la siguiente
expresión:
Por otra parte, en lo que se refiere a este capítulo, la legislación aplicable, al respecto establece
que el establecimiento generador, deberá realizar una estimación diaria de REAS, en cada Servicio
o zona, desagregada según categorías señaladas en el artículo 4 del Reglamento REAS.
El manejo de REAS comprende una serie de procesos que se inician con su generación,
incluyendo al menos su almacenamiento, transporte y eliminación; comprende las operaciones que
se realizan al interior del Establecimiento de Atención de Salud, así como aquellas efectuadas
fuera del establecimiento y que involucran a empresas de transporte e instalaciones que prestan
servicios de eliminación.
El riesgo asociado a los diferentes tipos de residuos condiciona las prácticas operativas internas y
externas que se deberán realizar en cada una de las etapas del manejo de los residuos.
Separación en origen
El manejo interno comprende al conjunto de operaciones a las que se someten los residuos luego
de su generación y que se realizan en el interior del Establecimiento de Atención de Salud,
incluyendo la separación en origen, recolección y transporte interno, almacenamiento y, en algunos
casos, tratamiento en el lugar.
TRANSPORTE INTERNO.
EN EL PISO: Este punto está referido a la ruta desde la unidad generadora hasta una sala de
almacenamiento transitorio ubicada en el mismo piso de la unidad de generación.
Los contenedores de residuos sólo pueden ser movidos manualmente si su peso total incluido el
contenido, no excede de 30 kilogramos; si el peso es superior, se deben mover con equipamiento
mecánico. El manejo o manipulación manual de contenedores de residuos de las otras categorías
debe considerar lo establecido en la Ley N°20.001, del 28 de enero de 2005 del Ministerio del
Trabajo y Previsión Social, que regula el peso máximo de carga humana, y su reglamento.
Dicha actividad consiste, en trasladar los residuos en forma segura y rápida desde las fuentes de
generación hasta la bodega de almacenamiento. El retiro y traslado de todos los residuos deberá
realizarse a través de un procedimiento de trabajo seguro, tomando todas las medidas necesarias
para prevenir derrames.
El retiro de los residuos especiales y de los sólidos asimilables se debe realizar a lo menos un vez
al día o cuando se haya completado de la capacidad de los contenedores. Los residuos de otras
categorías deben ser removidos de los servicios o zonas de generación de acuerdo con las normas
específicas que los rigen.
Al anudar o cerrar las bolsas de residuos, el exceso de aire debe ser eliminado teniendo cuidado
de no inhalar o exponerse al flujo de aire producido. Una vez cerradas, las bolsas no deben ser
abiertas. Si se produce una mezcla de residuos de distintas categorías, el personal no debe por
ningún motivo transferir residuos de un contenedor a otro para corregir el error; la mezcla deberá
manejarse según lo indicado en las características de los contenedores.
Al momento de retirar los residuos se debe sustituir los contenedores usados por contenedores
nuevos o aseados, provistos de sus respectivas bolsas nuevas si ello correspondiera.
ALMACENAMIENTO INTERNO.
EN EL PISO: El almacenamiento primario corresponde a la sala de almacenamiento
transitoria dispuesta por unidad o por cada piso del establecimiento.
Según corresponda, dada las características estructurales del establecimiento, además de la
disponibilidad física del recinto, se dispondrán de salas de almacenamiento transitorio, en ellas se
dispondrán según tipo de residuo, por ende en función de este se dispondrán el cumplimiento de
las características estructurales y físicas de dichas salas, a su vez, se deberá procurar la
compatibilidad de dichos residuos, por otra parte en todo momento deben disponerse en los
contenedores habilitados para dicha función, Se señala que dichas salas se deben someter a los
mismos estándares de mantenimiento y sanitización de la bodega de almacenamiento final.
Central de almacenamiento.
Todo establecimiento que genere REAS debe contar con una bodega de almacenamiento final
para dichos residuos, la que debe contar con autorización sanitaria. Ésta debe ser lavada
diariamente al final de la jornada laboral o toda vez que existan derrames.
Se debe disponer de personal específico, para las labores de dicha bodega, limpieza y
sanitización, trazabilidad (Según señala SIDREP) y control de residuos, son las principales
funciones de este personal.
El sitio de almacenamiento debe estar ubicado y operado de forma tal que se minimicen las
molestias y riesgos de contaminación por microorganismos patógenos u otro tipo de contaminantes
presentes en los residuos. Su ubicación debe permitir fácil acceso, maniobra y operación del
vehículo recolector externo y los carros de recolección interna. La capacidad de la sala o área de
almacenamiento deberá ser suficiente para almacenar las diferentes categorías de residuos
generados en el establecimiento, considerando el número y tipo de contenedores, y las frecuencias
de recolección y de envío a eliminación.
Los residuos deben ser almacenados de manera ordenada y atendiendo los criterios de
segregación preestablecidos, y en el caso de residuos peligrosos, sus incompatibilidades químicas.
Los residuos radiactivos deben almacenarse en el mismo servicio en que se han generado, en
conformidad con la autorización de operación de la instalación, hasta alcanzar los niveles de
exención establecidos por la autoridad competente. Los residuos peligrosos deben almacenarse en
sitios que cumplan las condiciones establecidas a este respecto por el Decreto Supremo
N°148/2003 del Ministerio de Salud.
La entidad generadora podrá considerar la posibilidad de eliminación de los residuos que genera a
través de estrategias de tratamiento y eliminación final que serán analizadas en el capítulo
pertinente (tratamiento externo o disposición final), pero que están sujetas al proceso de
autorización sanitaria.
La decisión de tratar los residuos al interior del establecimiento y el método de tratamiento elegido
deben determinarse en función del tipo y características de los residuos, eficiencia del método de
tratamiento, las condiciones operativas del mismo, y los costos asociados. Cualquiera sea el
tratamiento seleccionado, para asegurar su adecuado funcionamiento, la capacitación del personal
a cargo de su operación es muy importante.
Para llevar a cabo ésta eliminación se requiere de procesos e instalaciones que cuenten con la
debida autorización sanitaria.
Para esta labor, se deben procurar que los residuos se encuentren correctamente contenidos,
embolsados y etiquetados, según corresponda. Por otra parte dicha labor puede ser realizada
por el propio establecimiento o por terceros, para ambos casos aplicar la autorización sanitaria.
El procedimiento consiste en registrar el residuos saliente, según señala SIDREP, posterior a
ello se retiran los respectivos residuos (transporte por categoría), procurando que exista
compatibilidad entre ellos (Residuos peligrosos).
El transportista a su vez, transporta los
respectivos residuos, a los lugares de
disposición final, con los cuales se tiene
suscrito contrato. Posterior a ello debe
registrar el seguimiento de la actividad
puntual (Transporte) en el SIDREP.
En la gestión de los residuos se recomienda aplicar una estrategia jerarquizada, la cual señala la
siguiente prioridad: minimizar, tratar, disponer. Este orden significa que, desde el punto de vista
sanitario-ambiental, así como de rentabilidad en el mediano y largo plazo, la mejor alternativa es
prevenir evitando o reduciendo la generación de residuos, o minimizando a través de prácticas de
reuso y reciclaje.
1. RIESGOS PARA LA SALUD: Los residuos sólidos asimilables no crean mayores peligros
sanitarios o de otro género que los residuos sólidos domiciliarios municipales
inadecuadamente manejados, sin embargo los residuos especiales, peligrosos o
radiactivos, presentan riesgos de diversa índole debido a su contenido de sustancias con
efectos tóxicos, objetos cortopunzantes o agentes patógenos, o a su carácter radiactivo,
inflamable o corrosivo. El riesgo potencial aumenta al mezclarse residuos de distintas
categorías debido a una separación inadecuada.
Todas las personas expuestas a residuos especiales, peligrosos o radiactivos están
potencialmente en riesgo de sufrir efectos adversos a la salud (enfermedades o lesiones),
incluyendo personas que trabajan en Establecimientos de Atención de Salud y personas que
manejan estos residuos fuera de dichos establecimientos o están expuestas a los mismos como
consecuencia de su mal manejo.
Principales personas en situación de riesgo.
El encargado del manejo de los residuos generados en el Establecimiento deberá mantener copia
de los documentos que acrediten en cumplimiento de estas disposiciones.
Por su alto riesgo, los residuos radiactivos de baja intensidad han de ser manejados por el personal
de los servicios en que se ha generado, de acuerdo a la reglamentación específica en la materia,
pues éste conoce el peligro que implican y tiene conocimientos en materias de protección
radiológica.
Todo accidente asociado al manejo de residuos debe ser informado al encargado de su manejo, el
que en caso necesario informará a la dirección del Establecimiento, para que se tomen las
acciones correlativas correspondientes.