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República de

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Corte Suprema de Justicia

SALA DE CASACIÓN LABORAL

DR. CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE


Magistrado Ponente

Radicación N° 40155
Acta N° 08

Bogotá, D.C., quince (15) de marzo de dos mil once (2011).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por la parte


demandante, contra la sentencia proferida el 21 de noviembre de 2008, por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, en el
proceso adelantado por JOSÉ BERCELY ARDILA contra la sociedad
GRASOT LIMITADA.

I. ANTECEDENTES

El citado accionante demandó en proceso laboral a la sociedad


GRASOT LIMITADA, procurando se le condenara al reconocimiento y pago
de la indemnización por despido injustificado debidamente indexada, horas
extras, recargo por trabajo en jornada nocturna, dominicales y festivos,
reliquidación de prestaciones sociales, indemnización moratoria, y a las
costas.
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Como fundamento de las anteriores pretensiones, argumentó, en
resumen, que laboró para la sociedad accionada entre el 1° de junio de 1987
y el 27 de noviembre de 2001, en el cargo de administrador; que el último
salario básico devengado ascendió a la suma mensual de $649.000,oo,
siendo el salario promedio la cantidad de $815.000,oo mensuales; que el
contrato finalizó por decisión unilateral de la empleadora, invocando justa
causa; que los hechos narrados en la carta de despido no son ciertos, dado
que lo allí imputado no era de su responsabilidad; que durante toda la relación
laboral trabajó horas extras, jornada nocturna, dominicales y festivos, lo cual
no fue retribuido por la demandada; y que a la terminación del vínculo se le
cancelaron las prestaciones sociales, sin incluir en el salario base todos los
factores variables, resultando deficiente lo sufragado.

II. RESPUESTA A LA DEMANDA

La demanda fue contestada a través de curador ad litem, quien


aseguró que dada la calidad con la que actuaba, no se oponía a las
pretensiones; que los hechos no le constaban y que se atenía a lo que
resultara probado; y respecto de las excepciones manifestó que no proponía
ninguna, salvo las que sean procedentes declarar de oficio.

III. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

La primera instancia la desató el Juez Dieciséis Laboral del Circuito de


Bogotá, D. C., que profirió la sentencia fechada 27 de abril de 2007, en la que

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absolvió a la demandada GRASOT LIMITADA de todas las pretensiones
formuladas en su contra, y condenó en costas a la parte actora.

IV. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Apeló el demandante y el Tribunal Superior del Distrito Judicial de


Bogotá, dictó sentencia el 21 de noviembre de 2008, por medio de la cual
confirmó el fallo absolutorio de primer grado, e impuso las costas de la alzada
al recurrente.

El ad-quem comenzó por referirse a la súplica de la indemnización por


despido, para lo cual aludió a las obligaciones especiales del trabajador
contenidas en el artículo 58 numerales 1° y 5, así como a las justas causas
para dar por terminado unilateralmente un contrato de trabajo consagradas en
los numerales 4 y 6 literal a) del artículo 62 del C. S. del T., y a reglón seguido
abordó el estudio de las pruebas recaudadas, y expresamente dijo:

“(…) Ahora bien, con el fin de determinar la configuración de una justa causa
para el despido del actor, procede la Sala a estudiar el material probatorio
obrante en el plenario, encontrando que se allegó copia de la diligencia de
descargos realizada al accionante el 21 de noviembre de 2001 (folio 30) y
copia de la carta de despido (folio 46).

La Sala al revisar las pruebas allegadas encuentra lo siguiente:

El demandante en el acta de descargos que obra de folio 46 (sic) expresó:


<..En el punto 4 si fue error mío no haber pedido ayuda con mis vecinos, pero se que
esto afecta los intereses de la empresa estoy dispuesto a que se cobre, lo pagaría
con días de trabajo me refiero a los descansos a los que tengo derecho y pienso que
así no los afectaría y compensaría el error...>.

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Del material probatorio obrante en el expediente se observa que el actor
desempeñaba el cargo de administrador, que como una de sus funciones
principales propias de dicho cargo se estima la de vigilar el buen
funcionamiento del almacén que dirigía, que el demandante por su descuido e
inobservancia de la instrucciones dadas para el desempeño de sus funciones,
ocasionó perjuicios económicos a la empresa demandada, razón por la cual
debió actuar con suma diligencia y cuidado en el desarrollo de esta especial
función, para evitar que se presentara la situación acaecida de pérdida de 40
kilogramos de moje delgado por haberse vencido su vida últil sin haber
efectuado actividades que evitaran la pérdida de los productos, pues el
incumplimiento de sus funciones y específicamente la de omitir las medidas
necesarias para evitar tal situación, condujo a ocasionar perjuicios económicos
a la accionada, motivo por el cual se considera que dicha situación se tomó
grave, pues con su actuar negligente puso en riesgo la seguridad de las cosas
que tenía a su cargo; por lo que la conducta desplegada es constitutiva de una
justa causa para dar por terminado el contrato de trabajo.

Al respecto la jurisprudencia ha manifestado:

<…La negligencia corresponde al descuido, la falta de atención, la desidia en el


cumplimiento de la tarea o del deber que una persona tiene a su cargo y deriva de un
estado de ánimo en que el desinterés y la indiferencia prevalecen sobre el sentido de
la responsabilidad que es propio de los seres dotados de razón…
…. No requiere entonces una intención de causar daño a otra la negligencia. Basta
apenas que la conducta descuidada se produzca, sin que sea menester que el agente
hubiese previsto o no sus consecuencias.
Y si la negligencia proviene de quien le presta servicios subordinados a otro, la ley
permite la cesación del contrato por este motivo cuando ella es grave, o sea grande, y
además pone en peligro las personas o las cosas, es decir, las coloca en trance de
perecer, lesionarse o averiarse, sin que sea necesario que el siniestro atribuible a ese
riesgo llegue a producirse.
Basta el peligro creado por el gran negligente para que, de acuerdo con la ley, haya
lugar a su despido, sin que la prevención del año potencial derivado de la desidia del
operario por acto de un tercero o por simple obra del azar sean circunstancias
exculpatorias para aquél, porque en la causal que se examina, el legislador tiene en
cuenta la mera conducta del agente y no los resultados leves o graves que haya
producido en concreto...> (Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral,
sentencia del 13 de agosto de 1976).

De conformidad con lo expuesto anteriormente, la Sala concluye, que del


acervo probatorio allegado se ratifica el incumplimiento de la labor por parte del
actor, consistente en no adoptar las medidas necesarias para evitar la pérdida
de los productos, por lo que se confirmará en este aspecto la decisión de
primera instancia”.

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A continuación el Juez Colegiado analizó lo concerniente al trabajo
suplementario, y luego de poner de presente lo alegado por las partes, al
igual que de especificar los recargos fijados por la ley, encontró que el
demandante no había cumplido con la carga probatoria que le correspondía,
esto es, probar el número de “horas extras diurnas, nocturnas, dominicales y
festivos laborados distintos a los reconocidos y pagados por la demandada,
presupuesto indispensable para la prosperidad de las pretensiones de reajuste
sobre las cesantías, intereses sobre las cesantías y primas de servicios en el
tiempo laborado, pues de las documentales (folios 80 a 90, 183 a 209 y 218 a 341)
allegados al proceso, no se puede deducir de forma específica el tiempo por
trabajo suplementario laborado por la actora y no pagado por la demandada, lo
cual hace imposible acceder a las pretensiones de la demanda, ya que según la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia muy repetida <la prueba para
demostrar el trabajo suplementario debe ser de una definitiva claridad y precisión y
no es dable al juzgador hacer cálculos o suposiciones para deducir un número
probable de horas extras trabajadas> (sentencias de mar. 2/49, jun. 15/49, feb.
16/50, mar. 15/52, dic. 18/53), motivo que conlleva a confirmar la sentencia materia
de apelación”.

V. RECURSO DE CASACION

El demandante pretende con el recurso extraordinario, según lo


manifestó en el alcance de la impugnación, que esta Corporación CASE
totalmente la sentencia del Tribunal que confirmó el fallo absolutorio de primer
grado, y en sede de instancia se profieran las siguientes condenas:

“1.- Condenar a la demandada a pagar a mi representado la indemnización


por despido injustificado con la respectiva indexación;

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2.- Condenar a la demandada a pagar al actor el valor de las horas extras y
la sobre remuneración por jornada nocturna, dominicales y festivos;
3.- Condenar a la demandada a reliquidar las prestaciones sociales, teniendo
en cuenta el salario no incluido en la liquidación, por concepto de horas
extras y la sobre remuneración por jornada nocturna, dominicales y festivos;
4.- Condenar a la demandada a pagar al actor la indemnización moratoria;
5.- Condenar a la demandada a pagar las costas del proceso”.

Para tal propósito formuló tres (3) cargos que merecieron réplica, de los
cuales se estudiarán conjuntamente los dos primeros, por estar orientados
por igual vía, denunciar similar conjunto normativo, valerse de una
sustentación que se complementa, y perseguir idéntico fin; para luego
adentrarse la Sala en el estudio del tercero.

VI. PRIMER CARGO

Atacó la sentencia recurrida por la vía directa, en el concepto de


interpretación errónea de los artículos “58 numerales 1 y 5 y del artículo 62
numerales 4 y 6 del Código Sustantivo del Trabajo, respecto de los artículos 9, 13,
19, 21 y 64 del Código Sustantivo del Trabajo; 53 de la Constitución Política de
Colombia”.

Para la sustentación del cargo, el censor comenzó por decir, que


conforme lo preceptuado en los artículos 58 y 62 del Código Sustantivo del
Trabajo, “una cosa son las obligaciones del trabajador y otra diferente es deducir
que toda vez que el trabajador incumpla las mismas puede ser despedido. El
espíritu de la norma se refiere a las obligaciones del trabajador pero no se pueden
aplicar o determinar su violación por el simple hecho de no haber cumplido las
directrices o no haber dado aviso, sino que deben tenerse en cuenta y analizarse,

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entre otras cosas, los motivos por los cuales dicho trabajador no lo hizo, incluido en
estos aspectos la premura del tiempo y la posibilidad de hacerlo oportunamente”.

Que por consiguiente, el Tribunal hizo una interpretación errónea de la


mencionada normatividad, al no considerar frente a lo señalado en los
numerales 4 y 6 del artículo 62 del C. S. del T., que “no basta con enunciar o
invocar negligencia o daño sino que esta debe ser GRAVE y en cuanto al daño
además debe ser INTENCIONAL y en ambos casos que sea evidente”, además
que la violación de las obligaciones o prohibiciones especiales que incumben
al trabajador también debe ser grave.

Agregó que “La pérdida de 40 Kilogramos de moje delgado, no alcanza


para predicar un daño enorme a la demandada y menos que se pueda achacar a
negligencia grave porque estamos ante la eventualidad de ventas proyectadas que,
obviamente, pueden variar. De otra parte no fue intencional, es decir, dentro del
intelecto y querer del demandante no estuvo nunca la INTENCION de producir el
daño. Simplemente omitió un procedimiento que ocasionó un perjuicio pero no al
punto de poner en riesgo ni los bienes, ni la existencia ni la seguridad de la
demandada. La interpretación errónea en que incurrió el tribunal dio como
resultado que el despido de que fue objeto el demandante se hubiera aceptado
como legal, cuando la realidad es que no configura el actuar de este dentro de los
estrictos lineamientos que impone la normatividad antes citada. Si la interpretación
del Honorable Tribunal hubiera sido la correcta, consecuencialmente se habrían
aplicado otras disposiciones legales como las enunciadas en el cargo que,
indefectiblemente, hubieran dado como resultado la expedición de un fallo acorde
con algunas de las pretensiones de la demanda, concretamente en relación con el
despido ilegal y la consecuente indemnización”.

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VII. SEGUNDO CARGO

Acusó la sentencia del Tribunal de violar por la vía directa, en las


modalidades de interpretación errónea de los artículos “58 numerales 1 y 5 y
del artículo 62 numerales 4 y 6 del Código Sustantivo del Trabajo”, y “falta de
aplicación” de los artículos “1, 9, 13, 19, 21 y 64 del Código Sustantivo del
Trabajo; 14 de la Ley 100 de 1993 y 53 de la Constitución Política de Colombia”.

En el desarrollo de la acusación, repitió la argumentación del primer


cargo, y añadió:

“(….) La interpretación errada en que incurrió el Ad quem, dio al traste con la


normatividad que debió aplicar y que, habida consideración de la decisión
final, dejó de aplicarse. La correcta interpretación de las normas que se
acusan como interpretadas de manera incorrecta hubiera dado como
resultado final una sentencia acogiendo el criterio de equilibrio social y
coordinación económica que deben regir las relaciones entre trabajadores y
empleadores consagradas en el artículo primero (1°) del Código Sustantivo
del Trabajo, en estricta relación con lo formado en el artículo noveno (9°) de
la misma obra que impone la obligación a los funcionarios públicos de prestar
a los trabajadores una debida y oportuna protección para la garantía y
eficacia de sus derechos.

La desafortunada interpretación de los artículos ya mencionados en la parte


inicial del cargo, conllevó también a la no aplicación del artículo 13° del
Código Sustantivo del Trabajo que establece u ordena que las disposiciones
del Código Sustantivo del Trabajo contienen el mínimo de derechos y
garantías consagradas a favor de los trabajadores, aunado lo anterior con lo
estipulado por los artículos 19 del Código Sustantivo del Trabajo y los
artículos 14 y 36 de la Ley 100 de 1993 que, de manera general hablan, la
primera de la aplicación supletoria de la Ley cuando no exista norma exacta
como sucede para el caso de la indexación, caso en el cual debe tenerse en
cuenta lo mandado en los segundos (artículos 14 de la Ley 100 de 1993)

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aplicable al caso de la indemnización por despido injusto de que trata el
artículo 64 del Código Sustantivo del Trabajo que también se inaplicó como
consecuencia de la conclusión a la que llegó el Honorable Tribunal por
cuenta de su errada interpretación, tantas veces endilgada.

Finalmente, la errada interpretación del ad quem también conllevó la falta de


aplicación del artículo 53 de nuestra Constitución Política porque dio viso de
legalidad a una situación aparente alegada por la parte demandada, cuando
la realidad es que es solamente un pretexto para una decisión abiertamente
injusta. Es decir, si hubiera aplicado el precepto superior mencionado,
hubiera determinado que la situación aparente, planteada para el despido del
trabajador no se acomoda a los postulados necesarios para predicarlo y lo
que realmente sucedió fue un despido injusto.

El desarrollo jurisprudencial sobre el tema de primacía de la realidad sobre la


apariencia, enseña que el administrador de justicia debe estar atento y
analizar de manera cuidadosa si el despido se ajusta a los lineamientos
impuestos por la causal que se alega para determinar si detrás de la
supuesta causal se esconden otras intenciones o simplemente se invoca
para no pagar la indemnización a que tiene derecho el trabajador, conclusión
esta a la que hubiera llegado el Honorable tribunal si hubiera acatado dichas
orientaciones.

Como conclusión, debo decir que la errada interpretación en que incurrió el


Honorable Tribunal no solo dio legalidad a un acto arbitrario e injusto de la
demandada sino que, de paso, violentó toda la normatividad que impone
unos criterios y objetivos de la legislación laboral tales como los establecidos
en las normas mencionadas como no aplicadas”.

VIII. RÉPLICA

A su turno, la réplica adujo que estos cargos deben desestimarse, por


cuanto el Tribunal aplicó e interpretó correctamente la normatividad
denunciada, al enmarcar la conducta del demandante dentro de las justas
causas previstas en el ley, para poder dar por terminado el contrato de trabajo
de manera unilateral por parte del empleador, ante el incumplimiento grave de
sus obligaciones como trabajador, y de otro lado frente a las demás

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peticiones, el recurrente no demostró un salario superior al que se refirió la
parte actora en el hecho tercero de la demanda inicial.

IX. SE CONSIDERA

Debe comenzar la Sala por advertir, que no obstante el recurrente en el


alcance de la impugnación, solicitó que una vez quebrada la sentencia del
Tribunal, en sede de instancia se profirieran condenas por la totalidad de las
pretensiones formuladas en la demanda inicial, lo cierto es que el ataque lo
contrajo exclusivamente a la súplica de la indemnización por despido, y por
consiguiente será a este pedimento que la Corte limitará su estudio.

Bajo esta órbita, la censura en ambos cargos orientados por la vía


directa, pone a consideración el tema relativo a la <gravedad> de la conducta
del empleado que constituye justa causa de despido, y pretende que se
determine jurídicamente, que el Juez Colegiado interpretó erradamente los
artículos 58 numerales 1° - 5° y 62 numerales 4 - 6 del Código Sustantivo del
Trabajo, que regulan en su orden las obligaciones especiales del empleador y
la terminación del contrato de trabajo por justas causas, en virtud de que en
decir del recurrente, la alzada estableció únicamente el incumplimiento de
obligaciones por parte del demandante, pero no el “daño material grave
causado intencionalmente” o la “grave negligencia”, que es lo que conllevaría a
tener el <despido> como legal y justo que amerite la desvinculación del
trabajador.

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En el sub examine, la Sala no encuentra que el juzgador de segunda
instancia hubiera cometido un error capaz de quebrantar la sentencia
impugnada, la cual es fruto de un análisis tanto jurídico como fáctico que no
puede calificarse de desacertado.

Y es que ante los términos en que se formulan estos dos primeros


cargos, corresponde a esta Corporación precisar, que la decisión de segundo
grado se fundamentó, específicamente, en haber: (I) verificado con el material
probatorio obrante en el plenario, el descuido e inobservancia del actor de las
instrucciones dadas por el empleador para el desempeño de sus funciones de
administrador, entre ellas la de vigilar el buen funcionamiento del almacén
que dirigía, que ocasionó la “pérdida de 40 kilogramos de moje delgado por
haberse vencido su vida útil sin haber efectuado actividades que evitaran la pérdida
de los productos”, con lo cual infirió el incumplimiento de las obligaciones
especiales por parte de dicho trabajador; (II) considerado que esa conducta
revestía <gravedad>, al decir que éste no actuó con suma diligencia y
cuidado en el desarrollo de su tarea, que omitió “las medidas necesarias para
evitar tal situación”, que causó “perjuicios económicos a la accionada”, y que por
lo tanto lo acontecido se “tornó grave, pues con su actuar negligente puso en
riesgo la seguridad de las cosas que tenía a su cargo; por lo que la conducta
desplegada es constitutiva de una justa causa para dar por terminado el contrato
de trabajo”; y (III) enmarcado el proceder del accionante dentro de las justas
causas de despido, contempladas en los numerales 4° y 6° del artículo 7° del
Decreto 2351 de 1965, que subrogó el artículo 62 del Código Sustantivo, en
armonía con lo dispuesto en los numerales 1° y 5° del artículo 58 del mismo

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estatuto laboral que atañe a las obligaciones especiales que debe cumplir el
trabajador.

Lo precedente deja al descubierto, que a contrario de lo sostenido por


el censor, el Tribunal sí determinó el <daño material> que se produjo por el
incumplimiento de las funciones por parte del trabajador demandante, que
corresponde a la pérdida económica del valor del producto; y del mismo modo
estableció el grado de <negligencia> que estimó de <grave>, al dar por
acreditada la conducta descuidada de aquél, por no adoptar las medidas
necesarias para evitar la pérdida de dicho producto, que puso en riesgo la
seguridad de las cosas que tenía bajo su supervisión; todo lo cual se agrava,
en la medida que la actitud del operario, comporta el no acatamiento de las
instrucciones impartidas por el empleador, sumado a la responsabilidad que
éste tenía sobre el almacén que estaba a su cargo.

Es más, en lo que atañe a la grave negligencia, el ad quem apoyado en


un pronunciamiento jurisprudencial, puso de presente los elementos que la
componen y sus características, lo cual le sirvió para enmarcar jurídicamente
la conducta del promotor del proceso, dentro de esta causal de despido con
justa causa.

De otro lado, cabe anotar, que la alegación de la censura concerniente


a los motivos que tuvo el demandante, para no haber cumplido sus
obligaciones atinentes al procedimiento que debió seguir en el manejo y
conservación de los bienes o productos a su cargo, así como la falta de
intención por parte de éste para producir el daño, son cuestiones fácticas que

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debieron cuestionarse por la vía adecuada, que sería la indirecta o de los
hechos, junto con cualquier otro aspecto tendiente a demostrar que el despido
fue injusto.

Por lo dicho, conforme a lo que el Tribunal encontró demostrado, era


viable jurídicamente que se soportara la decisión en las causales de despido
del Art. 62 del C. S. del T. ordinales 4° y 6°, que tienen que ver con “Todo
daño material causado intencionalmente” al producto que se ha hecho mención,
a la “grave negligencia” del demandante que puso en peligro la seguridad de
las cosas, y a la “violación grave de las obligaciones … especiales que incumben
al trabajador” y que corresponden a las previstas en el Art. 58 del C. S. del T.
numerales 1° y 5°, de no haber acatado las órdenes o instrucciones que de
modo particular le imparta el empleador, ni comunicado oportunamente a la
empresa las observaciones que estime conducentes a fin de evitar daños y
perjuicios.

Así las cosas, lo resuelto por la Colegiatura se ajusta a los lineamientos


o supuestos normativos que estipulan las disposiciones acusadas como
erróneamente apreciadas, donde el entendimiento dado corresponden al
cabal y genuino sentido de tales disposiciones; no siendo del caso por el
resultado de la litis, aplicar en este asunto los demás preceptos legales que
en el segundo cargo se denuncian bajo la modalidad de infracción directa o
“falta de aplicación”.

En este orden de ideas, el Tribunal no incurrió en los yerros jurídicos


endilgados, y por ende los cargos no prosperar.

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X. TERCER CARGO

La censura acusó la sentencia de segundo grado, por la vía indirecta y


en el concepto de aplicación indebida, del artículo 62 numerales 4 y 6 del
Código Sustantivo del Trabajo.

Señaló que la anterior trasgresión de la ley, se produjo por la comisión


del error evidente de hecho, consistente en “Dar por demostrado sin estarlo que
el daño causado a la demandada, como consecuencia de la pérdida de 40 kg de
moje delgado, constituyó un daño grave consecuencia de negligencia grave del
demandante”.

Indicó como prueba erróneamente apreciada, el acta de descargos


rendida por el demandante obrante a folio 30 del expediente.

Para la demostración del cargo, propuso a la Corte el siguiente


planteamiento:

“(….) La decisión del Honorable Tribunal Superior de confirmar la sentencia


de primera instancia, tomando como base que la pérdida de 40 kg de moje
delgado supone una pérdida GRAVE para la demandada y que obedeció a
negligencia del demandante, supone en primer término la aplicación indebida
de la normatividad indicada a una situación que, evidentemente, no cumplía
ni cumple con los lineamientos impuestos por las causales invocadas para el
despido del demandante y, en segundo término, la apreciación errónea del
acta de descargos que obra a folio 30 del cuaderno de primera instancia,
porque el demandante acepta que cometió un error, que sabe que eso
significa un detrimento para la empresa y que está decidido a repararlo,

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siendo esta última parte la que conlleva a determinar que no lo considera un
daño grave ya que un daño realmente grave, no tenía posibilidad de cubrirlo
y menos con días de descanso. Por tanto, forzoso es concluir que su
disposición a cubrir el costo del material dañado lo hace por considerar que
está dentro de sus posibilidades pagarlo y que no es una causa justa de
despido, es decir, está convencido de su continuidad.

De otra parte, cuando el demandante habla de aceptar el error tampoco se


puede vislumbrar a qué clase de error se refiere, por cuanto en la
mencionada acta de descargos solamente se traen a colación las respuestas
y no las preguntas y eso hace que su valoración sea limitada, pues el sentido
de la pregunta ocasiona una respuesta y sin aquella mal podría aceptarse o
deducirse.

La apreciación errónea de la prueba indicada, conllevó al ad - quem a aplicar


de manera indebida la norma que establece las justas causas de despido a
favor del empleador y, consecuentemente, a adoptar un fallo contrario a
derecho”.

XI. RÉPLICA

Por su parte, el opositor solicitó de la Corte el rechazo del cargo, en


virtud de que las pruebas muestran que el demandante ocasionó un daño a la
demandada, como consecuencia de la negligencia grave en que incurrió éste.

XII. SE CONSIDERA

Primeramente es de recordar, que conforme a lo normado en el artículo


7° de la Ley 16 de 1969, que modificó el 23 de la Ley 16 de 1968, el error de
hecho para que se configure es indispensable que venga acompañado de las
razones que lo demuestran, y a más de esto, como lo ha dicho la Corte, que
su existencia aparezca notoria, protuberante y manifiesta.

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Este cargo encauzado por la vía indirecta, pretende demostrar que el


Tribunal se equivocó al colegir de la prueba del acta de descargos rendida por
el actor, la <gravedad de su conducta>, al igual que tener por acreditado el daño
causado a la demandada como consecuencia de la grave negligencia del
trabajador, para lo cual se duele del valor probatorio que a ese medio de
convicción se le imprimió en la sentencia acusada por cuanto “en la mencionada
acta de descargos solamente se traen a colación las respuestas y no las preguntas” ,
y propone la comisión de un error de hecho.

Primeramente, cabe anotar, que el Tribunal formó su convencimiento no


solo del acta de descargos obrante a folio 30 del cuaderno del Juzgado, sino de
la totalidad del haz probatorio. Tan es así, que afirmó que para determinar si se
configuró en este asunto una justa causa para el despido del actor “procede la
Sala a estudiar el material probatorio obrante en el plenario” y más adelante adujo
que “Del material probatorio obrante en el expediente se observa ….” y que “…De
conformidad con lo expuesto anteriormente, la Sala concluye, que del acervo
probatorio allegado se ratifica el incumplimiento de la labor por parte del actor,
consistente en no adoptar las medidas necesarias para evitar la pérdida de los
productos” (resalta la Sala); lo que significa, que es insuficiente haber
denunciado únicamente la prueba del acta de descargos.

Sin embargo, si la Sala se adentrara en el análisis del contenido de la


citada acta de descargos que rindió el actor, encontraría que el Juez Colegiado

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no distorsionó su contenido, pues lo que extrajo de ella, en el sentido de que el
trabajador inculpado admitió el error o incumplimiento en sus funciones,
causándole un perjuicio económico a la empresa, es exactamente lo que
aparece aceptado por dicho operario; y por consiguiente esa probanza desde
este punto de vista fue bien apreciada.

Aquí conviene aclarar, que si bien en los mencionados descargos, el


demandante manifestó su intención de reparar el daño, pagando con trabajo el
valor del producto que se perdió, esta sola circunstancia en principio no le resta
gravedad a su conducta descuidada o negligente. Así, que el Tribunal bajo la
libre formación del convencimiento que consagra el artículo 61 del C. P. del T. y
de la S.S., sin desconocer esa manifestación del trabajador, concluyó con la
totalidad del acervo probatorio que en este caso se presentaba la gravedad de
la falta, y por ende se configuraban las justas causas invocadas por la
empleadora demandada.

Por otra parte, es de agregar, que el reproche de la censura, en torno al


<valor probatorio> de la prueba documental del acta de descargos, con lo cual
pretende restarle la eficacia probatoria que le imprimió el Juzgador de segundo
grado con violación de la ley instrumental, es un cuestionamiento que trae
consigo discernimientos de índole jurídica, que debió plantearse por separado y
por la vía directa o del puro derecho.

Por todo lo expresado, el cargo no prospera.

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De las costas del recurso extraordinario, son a cargo del recurrente
demandante por cuanto la acusación no salió avante y hubo réplica, las
cuales se fijan en la suma de DOS MILLONES OCHOCIENTOS MIL PESOS
MONEDA CORRIENTE ($2.800.000,oo M/CTE), que se incluirán en la
liquidación que para tal efecto practique la Secretaría.

En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de Justicia, Sala de


Casación Laboral, administrando Justicia en nombre de la República de
Colombia y por autoridad de la Ley, NO CASA la sentencia proferida el 21 de
noviembre de 2008, por la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá, D. C., en el proceso adelantado por JOSÉ BERCELY
ARDILA contra GRASOT LIMITADA.

Costas del recurso de casación a cargo del demandante.

Devuélvase el expediente al Tribunal de origen.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y PUBLÍQUESE.

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Colombia

Corte Suprema de Justicia

EXP. 40155
CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERON

GUSTAVO JOSE GNECCO MENDOZA LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

FRANCISCO JAVIER RICAURTE GOMEZ CAMILO TARQUINO GALLEGO

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