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LA NATURALEZA DE LA LUZ
Como señ alamos anteriormente, la teoría de la relatividad cortó de raíz el
concepto del éter como sistema absoluto de referencia.
Fue un alivio para la física, pues no había modo de explicar la naturaleza de
una sustancia tan intangible.
Sin embargo, al desaparecer el éter resurgía con má s fuerza el problema de
la propagació n de la luz: si la luz es una onda, como indican todos los
experimentos, ¿en qué medio se propaga?
Para responder a esta pregunta, fue necesaria otra revolució n científica: la
mecánica cuántica, en cuya fundació n también participó Einstein en forma
decisiva.
Todo cuerpo caliente radia energía en forma de luz; por ejemplo, un hierro
incandescente emite principalmente luz roja, pero también luz de otras
longitudes de onda.
La cantidad de energía emitida en cada longitud de onda depende
fundamentalmente de la temperatura del cuerpo emisor y se puede medir
experimentalmente.
A fines del siglo XIX, los físicos se enfrentaban al problema de explicar
teó ricamente lo que observaban en el laboratorio, pero algo parecía no
funcionar con los conceptos bien establecidos de la física.
Finalmente, el físico alemá n Max Planck demostró que se podía explicar la
forma de la radiació n emitida por un cuerpo si se postulaba, que la luz se
propaga en paquetes de energía, siendo la energía de cada paquete
inversamente proporcional a la longitud de la onda.
De acuerdo con la hipó tesis de Planck, la energía transportada por una onda
luminosa es un mú ltiplo de la energía:
hv
donde h es la llamada constante de Planck —su valor es 6.547 X 10-27
erg/seg— y v, es, la frecuencia de la onda (el nú mero de vibraciones por
segundo; la frecuencia v y la longitud de onda l está n relacionadas por la
fó rmula v=c/).
La hipó tesis de Planck, formulada en 1900, explicaba los experimentos pero
no parecía tener ninguna base física.
Después de todo, una onda luminosa puede tener cualquier energía, del
mismo modo como una onda de sonido puede ser débil o fuerte.
En 1916 Einstein propuso una solució n revolucionaria; ¡la luz está
compuesta de partículas!, siendo la energía de cada partícula hv; de
acuerdo con la hipó tesis de Planck.
Una vez má s, Einstein contradecía las ideas bien establecidas de su época.
Cuando finalmente los físicos se habían convencido de que la luz es una
onda, ¡Einstein postulaba que es una partícula!
Sin embargo, esta dualidad onda-partícula resultó ser una propiedad
fundamental de la naturaleza a nivel ató mico.
fisica
Todos los fenó menos ató micos está n regidos por la mecánica cuántica, que
es radicalmente distinta de la mecá nica newtoniana.
Uno de los postulados bá sicos de la mecá nica cuá ntica es que las partículas
elementales, que constituyen la materia, está n dotadas de propiedades
tanto de onda como de partícula.
La partícula de la luz es el fotón, que también se comporta como una onda, y
la relació n entre la energía del fotó n y su frecuencia está dada por la
fó rmula de Planck.
Evidentemente, el fotó n viaja siempre a la velocidad de la luz.
Para ello, su masa debe ser exactamente cero, ya que, como señ alamos má s
arriba, una partícula masiva necesita energía infinita para moverse a la
velocidad de la luz; só lo una partícula sin masa puede viajar a esa velocidad
y poseer una energía finita.
Einstein postuló la existencia del fotó n en otro famoso artículo publicado en
1905, en el que explicaba el efecto fotoeléctrico.
Este fenó meno consiste en que algunos materiales producen una corriente
eléctrica al absorber la luz, lo cual es el principio del funcionamiento de las
celdillas fotoeléctricas; muy utilizadas actualmente (para hacer que cierre
la puerta de un elevador, por ejemplo).
El trabajo de Einstein sobre el efecto fotoeléctrico (y no la teoría de la
relatividad) le valió el premio Nó bel de física de 1921.
Por supuesto, el fotó n no necesita de ningú n éter para propagarse.
En el lenguaje de la física moderna, el campo electromagnético posee
energía, y esta energía está cuantizada: aparece só lo en paquetes de
energía.
El fotó n se interpreta como un cuantum (cantidad mínima indivisible) de
campo electromagnético.
P. A. M. DIRAC Y EL ANTIMUNDO
La ecuació n de Schrö dinger es compatible con el principio de relatividad de
Galileo, pues está basada en los principios de la mecá nica newtoniana.
Generalizar esa ecuació n para hacerla compatible con la relatividad de
Einstein no parecía, en principio, demasiado difícil.
Ya en 1926, los físicos Klein y Gordon propusieron una ecuació n con esas
características que tenía una forma matemá tica relativamente simple, mas
no describía adecuadamente los fenó menos cuá nticos.
fisica