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Pequeño niño de píes descalzos.

Susurrame la verdad que acogen las ramas de los árboles


en invierno.
Niña de pechos frágiles como el vidrio, que aprendiste el arte de mentir la verdad, baila
conmigo cuando el crepúsculo anuncie mi partida
Madre , no llores, nunca llores por un hijo que en realidad nunca nació

Un río brota dentro de mí. Está colmado de tranquilidad, de paz. Llamo a mi madre a que
sumerja sus pies en él. Cuando los pétalos de las flores descansen en su cabeza. Yo habré
limpiado cada herida cada pena que habita en ella.
Un río brota dentro de mí, está colmado de infancia, alegre y vívida. Invitó a los niños sin
esperanzas a nadar en mí. Ellos sentirán, cuando el sol dejé sus últimas marcas, que tracé
un destino de amor y dicha en sus vidas
Un río brota dentro de mí.
Ayer fui tinieblas, hoy sol la luz que ilumina cada amanecer

Acaso no fuiste vos quién vio enmudecer al cielo cuando el padre marchó?
Acaso no fuiste vos quién lloró bajo el árbol de otoño cuando el romance sucumbió?
Acaso no fuiste vos quién vio a su madre no poder sostener la vasija de agua cuando su
madre murió?
Acaso no fuiste vos quién con inclemencias a la joven maltatro?
Acaso nunca nadie te importó?

Muchacha de cabello sol.¿Viste el ocaso del dolor?


Pues fue tu andar que despertó a los poetas de su letargo y les otorgó la dicha de escribir
por tu amor.
Fue tu dulce voz, que enternecio los corazones más duros, y la alegría que se derrama de
tu boca les dio razón para vivir.
Fue por tu mirar, que el cielo volvió a esclarecerse por piedad, y los niños y sus madres
pudieron jugar una vez más.
Pues fue tu ternura, que brota a manantiales, la que cumplió con la verdad tallada en los
árboles por los jóvenes amantes
Fue la estructura del paraíso, que ya antaño probé en tus labios, la que me permite ya en mi
lecho, con mi último suspiro, saber que la paz es verdad.

Todo lo que deseo muere entre mis manos, mis dedos queman los pétalos de las rosas al
tocarlas, el amor se consume en una hoguera fugaz, la desgracia se cierne sobre mi cuello
y susurra la muerte de todo aquello que amo. Por ende para conservarte, para no quemarte
con las yemas de mis dedos, para no marchitarte al tocar tu piel, lo mejor es verte en
sueños remotos, dónde siempre vivirás en lejanía, es la única manera de que este amor
arda por siempre...

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