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LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL EN DERECHO CHILENO

En Chile, el estudio de la responsabilidad contractual ha estado marcado por la


comparación con el estatuto de responsabilidad extracontractual. La mayoría de los
manuales y textos tratan la responsabilidad contractual haciendo hincapié en las
diferencias que presenta con el régimen aquiliano.1 Salvo algunas excepciones, la
responsabilidad contractual aparece al inicio de las obras consagradas a la responsabilidad
extracontractual.3 Esta forma de exposición parece estar inspirada ciertos textos
franceses del siglo XIX.
Por su parte el Código civil chileno provee de diversas acciones al acreedor ante el
incumplimiento imputable al deudor. Todas conviven sin mayor armonía en la práctica
forense. En ciertas ocasiones el incumplimiento se traduce en forzar al deudor a la
ejecución de la obligación. En otros casos procede un simple pago por equivalencia y en
otras cumple una genuina función de reparación. De ahí que surja la interrogante sobre
qué debe entenderse por responsabilidad contractual. ¿Esta debe restringirse a la
reparación de los daños causados a bienes diversos al objeto del contrato o cuando se
lesiona la integridad física o la vida del acreedor? O, también debe entenderse bajo esta
expresión el cumplimiento en especie o naturaleza y el pago por equivalencia. Estas
interrogantes plantean dilucidar la función de la responsabilidad contractual (A).
De otra parte, a la acción de indemnización de perjuicios contractuales no se le
asigna una autonomía total respecto a la acción de resolución o de cumplimiento forzado
del contrato. Aparece discutible la exigencia de agotar la ejecución forzada del contrato
para demandar la indemnización de perjuicios. De ahí que proceda reconocer la
independencia de la acción de indemnización de perjuicios de manera general. (B).
Por último, el régimen legal de la denominada responsabilidad contractual permite
analizar las condiciones del incumplimiento imputable al deudor. (C).
Los tres aspectos señalados (función, autonomía y régimen legal) permiten exponer el
estado actual de la responsabilidad contractual en Chile.

A. LA FUNCIÓN DE REPARACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL

¿Qué debe entenderse por responsabilidad contractual?. En el Código civil chileno


no se emplea la expresión “responsabilidad contractual”. Los artículos que se utilizan para
configurar el régimen legal de la denominada “responsabilidad contractual” son aquellos
expresados a propósito “Del efecto de las obligaciones” (Título XII del libro IV). O sea, la
infracción a la fuerza obligatoria del contrato genera para el acreedor de la obligación
incumplida el derecho a reclamar la indemnización de los perjuicios, salvo que pueda
justificarse por la concurrencia de la fuerza mayor o caso fortuito.5 Queda claro que la
justificación de la existencia de responsabilidad parte del reconocimiento del carácter
obligatorio del vínculo contractual.
Ante el incumplimiento del contrato el ordenamiento jurídico debe propender a
satisfacer no sólo la prestación insatisfecha del acreedor, sino también lograr una
reparación íntegra de los daños y perjuicios causados.

1. EL FUNDAMENTO TEÓRICO DE LA FUNCIÓN INDEMNIZATORIA DE LA


RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
La responsabilidad contractual puede entenderse como un simple pago por
equivalencia de la prestación debida o, desde otra óptica, se le puede reconocer una
función más amplia, según la cual la indemnización de los perjuicios contractuales
comprende no sólo la prestación debida, sino también todos aquellos perjuicios a bienes
distintos al objeto del contrato o que recaen en la persona del acreedor.

A) LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL COMO PAGO POR EQUIVALENCIA


En el derecho francés la posición que restringe la responsabilidad contractual al simple
pago por equivalencia ha tenido una gran notoriedad en el debate doctrinario en los
últimos años. Aunque esta posición ha sumado conspicuos adherentes, la gran mayoría de
la doctrina y jurisprudencia sigue fiel a la función extensiva de la responsabilidad
contractual. En la doctrina francesa actual el propulsor de la posición restrictiva es el
profesor Rémy, según el cual « esta noción de responsabilidad contractual con una
función de reparación de los daños injustamente causados se opone absolutamente a la
doctrina del Código, según la cual los daños y perjuicios debidos en caso de
incumplimiento son un efecto de las obligaciones contraídas y cumplen una función de
ejecución por equivalencia». Y agrega que « la vuelta a la doctrina clásica del
incumplimiento del contrato, lejos de confirmar la distinción de los dos órdenes de
responsabilidad, permitiría abolir la distinción, despojando al contrato de funciones que
no le son propias y otorgando a la responsabilidad extracontractual, competencia
exclusiva para la reparación de los daños injustamente causados».7 Según este autor las
limitaciones a la función de la responsabilidad contractual permitiría lograr un mayor
orden el sistema jurídico francés. El anhelo no es despreciable, si se tiene en cuenta que
los diversos medios ante el incumplimiento a favor del acreedor operan en la práctica de
una manera bastante caótica.8 Si se aceptara esta propuesta, los daños causados ajenos al
valor de la prestación, quedarían bajo el alero de la responsabilidad extracontractual. De
esta manera las fronteras entre ambas ramas de la responsabilidad civil quedarían más
nítidas, excluyendo de la responsabilidad contractual la función de reparación. Sin
embargo esta propuesta resulta difícil de implementar. El acreedor debería proceder a
incoar dos procesos diversos, uno destinado al pago por equivalencia y el otro para
obtener la indemnización de los perjuicios. De ahí que la propuesta de excluir la función
de reparación de la responsabilidad contractual no parezca sensata. Más bien como lo
propone hoy la gran mayoría de la doctrina deba avanzarse a una unificación de ambas
ramas de la responsabilidad, ya sea por opción a favor de la víctima o por texto legal.
En Chile no ha sido necesario recurrir a disquisiciones teóricas destinadas a limitar la
función de reparación de la responsabilidad contractual. Los principales problemas de
frontera se presentan en las actividades profesionales que generan peligro para la salud
de las personas. En particular el transporte y la medicina. Incluso los autores chilenos
tradicionales no han nunca propuesto una simple función de ejecución por equivalencia a
la responsabilidad contractual.

La indemnización contractual puede equivaler a la ejecución forzada del interés esperado


por el acreedor -cumplimiento por equivalencia- y, además, de manera conjunta o
autónoma, al valor de los daños causados a otros bienes o a la persona del acreedor –
indemnización de los perjuicios-. Ambas funciones conforman la responsabilidad
contractual. La indemnización constituye una ejecución por equivalencia, pero al mismo
tiempo puede corresponder a un medio de reparación de los perjuicios causados al
acreedor producto de la inejecución. En caso de incumplimiento, si la ejecución forzada es
imposible, el acreedor tiene el derecho a un cumplimiento por equivalencia. Es decir, le
corresponde el beneficio que habría obtenido de haberse satisfecho la ejecución de la
obligación de manera oportuna, íntegra y efectiva. Así debe entenderse la responsabilidad
contractual, la cual no se restringe al simple valor de la prestación debida o una suma de
dinero representativa del cumplimiento de la prestación, sino que debe indemnizarse el
perjuicio causado al acreedor que exceda a la obligación incumplida.

Fueyo parece entenderlo así, al distinguir la función compensatoria –cumplimiento por


equivalencia- y la función de indemnización de los perjuicios –función de reparación-.10
Alessandri también asigna a la responsabilidad contractual una verdadera función de
reparación.

A pesar que los autores citados reconocen la función de reparación de la responsabilidad


contractual, para todos ellos la obligación que debe satisfacerse por la indemnización de
perjuicios es la misma obligación incumplida por el deudor. Por una parte se niega la
existencia de una nueva obligación de indemnizar los perjuicios y por otra se reconoce la
reparación de daños ajenos a la prestación insatisfecha. En realidad la inconsistencia
propuesta manifiesta la necesidad de reconocer la doble función de la responsabilidad
contractual.

B) LA DOBLE FUNCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL

El mérito de haber esclarecido la doble función de la responsabilidad contractual


corresponde al profesor J. HUET. Luego de mostrar las dudas en la doctrina francesa
concluye que la responsabilidad contractual presenta una doble función: « contrariamente
a la responsabilidad delictual… la responsabilidad contractual cumple una doble función :
ella asegura el pago por equivalencia de la prestación prometida al acreedor, lo que
constituye sancionar una deuda preexistente, y, también, la reparación de los daños
causados con ocasión del incumplimiento, de tal manera que se establece entre los
interesados un nuevo vínculo de derecho ». Frente al incumplimiento el acreedor tendría
dos derechos; de una parte, el derecho al pago que representa el valor del crédito no
satisfecho y; de otra, el derecho a la reparación de los daños como consecuencia del
incumplimiento.

Esta doble función de la responsabilidad contractual no admite dudas en el derecho


chileno. Siguiendo a Grosser podría también decirse que la responsabilidad contractual
permite indemnizar los daños consubstanciales y aquellos consecutivos al incumplimiento.
Los primeros no tendrían una función de reparación, sino simplemente de restitución,
mientras que los segundos presentarían una clara función de reparación.

Ambas propuestas doctrinales muestran que la responsabilidad contractual puede cumplir


una función de restitución y/o reparación de manera indistinta. Tanto en la esfera
patrimonial como extrapatrimonial las reglas que gobiernan las consecuencias del
incumplimiento contractual deben satisfacer de manera íntegra al acreedor. No debe
importar si se trata de una obligación de dar, hacer o no hacer. La responsabilidad
contractual debe permitir reconstruir el patrimonio y compensar los daños
extrapatrimoniales. Por cierto hay ciertos límites que pueden estar en la propia libertad
contractual o en el Código civil. Así por ejemplo el artículo 1558 restringe la indemnización
en caso de incumplimiento culpable sólo a los daños previstos. Sólo existiendo dolo en la
inejecución se puede reclamar la reparación de los daños imprevistos. Salvo estas posibles
restricciones, la responsabilidad contractual debe lograr la reparación de todo daño
causado al acreedor. El valor del crédito o la propia prestación representa una parte de la
indemnización, pero es probable que la inejecución cause un daño diverso, cuya cuantía
sea superior. Aún más, que haga irrelevante la reparación de la primera. Esta situación se
verifica sobre todo en caso de incumplimientos contractuales que involucran un daño a la
integridad física del acreedor. Así la distinción entre el pago por equivalencia y la función
de reparación sólo tiene valor para estimar los montos de la indemnización. Los daños que
representa el valor de la prestación serán más fáciles a establecer. En cambio aquellos
daños diversos serán objeto de una prueba más compleja a cargo del acreedor.

En suma, las reglas de la responsabilidad contractual deben propender a dejar intacta la


esfera patrimonial y personal del acreedor. Para lograr este objetivo debe reconocerse la
función de reparación.

2. LA FUNCIÓN INDEMNIZATORIA EN LOS TRIBUNALES DE JUSTICIA


La función indemnizatoria de la responsabilidad contractual ha sido aceptada por los
tribunales chilenos. La jurisprudencia no se limita al reconocimiento de la indemnización
de los daños consubstanciales al incumplimiento contractual. Aunque resulta difícil hablar
de una jurisprudencia uniforme y coherente, ciertos fallos reconocen esta función de
reparación. Por ejemplo, hoy la jurisprudencia dominante acepta la reparación del daño
moral por incumplimiento contractual. Los tribunales han afirmado el derecho del
acreedor a ser restablecido en una situación patrimonial igual a aquella que resultaría de
la ejecución normal, oportuna y eficaz del contrato. Por su parte la Corte Suprema ha
reconocido explícitamente la función indemnizatoria de la responsabilidad contractual.

En primer lugar, la aceptación del daño moral contractual muestra una cierta convicción
en cuanto a que la indemnización no puede reducirse a los daños materiales. La Corte
Suprema ha esgrimido el derecho a la integridad síquica para justificar la indemnización
del daño moral contractual. En el mismo sentido la Corte de apelaciones de Concepción
afirmó que el incumplimiento, por la compañía de seguros, de su obligación contractual ha
debido causar al acreedor, además de los perjuicios materiales, sorpresa, molestias y
preocupaciones. Para la jurisprudencia el incumplimiento contractual puede ser fuente de
un daño moral. Aquél que comete un hecho ilícito o un incumplimiento contractual, cuyo
resultado directo y necesario es un daño, está obligado a la reparación del daño material y
moral. En otra sentencia, la Corte Suprema indemniza el daño moral a los contratantes de
un servicio de transporte teleférico que se paralizó durante tres horas. El mismo tribunal
reconoce la indemnización del daño moral contra una empresa de suministro de sangre
echando mano a la teoría de la estipulación a favor de otro.17 Estas decisiones dejan ver
que la jurisprudencia, al menos en lo relativo al daño moral, no restringen la función de la
responsabilidad contractual al simple pago por equivalencia.

En segundo lugar, y a pesar de la confusión sobre el régimen de responsabilidad civil


aplicable, en un caso de vicios ocultos, un fallo reconoce el derecho del acreedor a ser
restablecido en una situación igual a la ejecución completa, oportuna y normal del
contrato. Además, este fallo permite vislumbrar la dificultad de restringir la
responsabilidad contractual a un simple pago por equivalencia. A propósito de una venta
de semillas de espárragos, cuyo poder de germinación era muy inferior a la media, el
comprador reprochó al vendedor el vicio oculto. El demandante solicitó la resolución del
contrato fundada en la existencia del vicio redhibitorio y, además, la indemnización de los
daños consecutivos a la mala calidad de las semillas. La Corte de apelaciones de Santiago,
aplicando la responsabilidad contractual, estableció una presunción contra el vendedor
profesional –el conocimiento del vicio- y, además, lo condenó a pagar los daños
consecutivos al defecto de la cosa. En este caso el precio de las semillas es un valor ínfimo
en relación a los daños consecutivos al vicio oculto. De ahí la necesidad en este caso de
poner el énfasis en la reparación, más que en el valor propio del crédito.

Por último, la Corte Suprema ha tenido la ocasión de pronunciarse de manera explícita


sobre la función de reparación de la responsabilidad contractual. En un antiguo fallo del
19 de abril de 1982, la Corte señala que el derecho a la reparación completa del daño, en
una extensión solicitada para que la víctima sea indemnizada de todo perjuicio legalmente
posible de reparación, es la regla primaria y principal en materia de responsabilidad, en lo
que concierne a la responsabilidad contractual, es uno de los fundamentos elementales.

Es cierto que los fallos citados no son más que eso, sentencias de diversos tribunales
chilenos que no necesariamente representan una jurisprudencia en el sentido técnico de
esta palabra. Por lo demás en Chile es difícil hablar de jurisprudencia, pues la Corte
Suprema no cumple a cabalidad el rol de tribunal de casación. Creo eso sí, que la
jurisprudencia debiera orientarse en el sentido de los fallos citados, de tal manera de
reconocer una verdadera función de reparación a la responsabilidad contractual.

B. La autonomía de la acción indemnizatoria contractual

Para reconocer una responsabilidad contractual autónoma, resulta necesario evitar la


exigencia al acreedor de agotar los medios del cumplimiento en naturaleza o en especie
de la obligación incumplida para exigir el pago por equivalencia. Además debe terminarse
con la posición jurisprudencial que permite al deudor enervar la acción de resolución
durante el curso del juicio pagando o ejecutando lo pactado.

1. LA ELECCIÓN DEL ACREEDOR

Cuando la obligación contractual no ha sido cumplida debe admitirse a favor del acreedor
la elección del cumplimiento forzado o de manera autónoma la indemnización de los
perjuicios. De manera usual se esgrime como argumento para privilegiar la ejecución en
naturaleza la fuerza obligatoria del contrato. Sin embargo resulta paradójico que sea el
deudor, el causante de la violación del vínculo contractual, quien pueda escudarse en la
fuerza obligatoria para hacer pervivir el contrato. Así el principio de la fuerza obligatoria
del contrato sería un obstáculo al reconocimiento de una responsabilidad contractual
autónoma. El acreedor se vería forzado a demandar la ejecución del contrato, aunque ya
no le interese o el beneficio esperado se haya esfumado. Aquí se presenta la cuestión de
saber si existe una preeminencia de la ejecución forzada del contrato por sobre la acción
indemnizatoria.

En primer lugar hay que señalar que la elección se discute a propósito del valor del
crédito, siendo siempre indemnizables los daños consecutivos al incumplimiento. En otros
términos, es evidente que la ejecución en naturaleza no impide el derecho del acreedor
para reclamar los daños distintos al valor de la prestación incumplida. La ejecución forzada
no constituye un obstáculo a la reparación de daños diversos a la prestación. Así por
ejemplo el daño moral. Esto es lógico, pues la ejecución forzada no siempre satisface de
manera íntegra al acreedor. Con frecuencia debe tenerse en cuenta el daño moral o por el
retardo o aún otro tipo de consecuencias pecuniarias. Esto queda claro de la lectura del
artículo 1489 del Código civil que permite al acreedor diligente exigir la ejecución forzada
o la resolución del contrato bilateral y además la indemnización de los perjuicios.

y la indemnización de perjuicios o, por el contrario, debe necesariamente conformarse


con la primera.

Una parte importante de la doctrina nacional señala que el acreedor debe conformarse,
mientras sea posible, con la ejecución forzada del contrato. Se trataría incluso de una
condición de la responsabilidad contractual.20 Sin embargo el análisis de las obligaciones
contractuales conduce a una opinión distinta.

Hay que partir descartando que la opción a favor del acreedor involucre todo tipo de
obligaciones. En el derecho chileno la discusión sobre la autonomía de la acción
indemnizatoria se restringe a las obligaciones de dar y en cierta medida a las obligaciones
de no hacer.

En relación a las obligaciones de hacer, la mayoría por cierto, el artículo 1553 del Código
civil reconoce al acreedor la elección entre la ejecución forzada, el cumplimiento por un
tercero con cargo al deudor y, por último, la indemnización de perjuicios. Así entonces el
acreedor de cuna obligación de hacer puede demandar según su conveniencia la
indemnización de perjuicios con independencia de la viabilidad de una ejecución forzada.

Además, según señalé, debe tenerse en cuenta el artículo 1489 del Código civil. Este
reconoce la opción al acreedor en los contratos bilaterales para exigir la ejecución forzada
o la resolución del contrato, con independencia de la indemnización de los perjuicios
consecutivos al incumplimiento. Por lo tanto en todos los contratos sinalagmáticos la
acción indemnizatoria puede acompañar la resolución del contrato, siendo, por tanto,
independiente de la ejecución forzada.

En cuanto a las obligaciones de no hacer, la autonomía de la acción indemnizatoria es más


discutible. El artículo 1555 parece imponer prima facie la ejecución en naturaleza, esto es,
la destrucción de los hechos en contravención a lo pactado. El deudor debe indemnizar los
perjuicios, salvo que pueda deshacer lo contravenido. El mismo precepto establece ciertas
condiciones para la destrucción de lo ejecutado indebidamente. De una parte la
destrucción debe ser posible y debe ser necesaria “para el objeto que se tuvo en mira al
tiempo de celebrar el contrato”. Por último, el artículo termina señalando que “el
acreedor quedará de todos modos indemne”. Cuando la destrucción o el restablecimiento
de los ejecutados es posible, la interpretación tradicional impone la ejecución en
naturaleza. Pero basta que el juez admita que la ejecución forzada –la destrucción de lo
hecho- ya no es necesaria para obtener el objeto del contrato para acceder a la
indemnización de los perjuicios. Además el codificador manifiesta una cierta preferencia
por la indemnización de los perjuicios al establecer como condición de la destrucción que
persista el interés en la obligación negativa. Agrego que el propio artículo 1555 permite al
deudor optar por indemnizar, siempre y cuando el acreedor quede indemne. En definitiva
no existe a propósito de las obligaciones de no hacer un principio a favor de la ejecución
en naturaleza.

Por el contrario tratándose de obligaciones de dar, las conclusiones precedentes resultan


más controvertidas. En este trabajo no podemos detenernos largamente sobre la
discusión a propósito de las obligaciones de dar. Sólo quisiera mostrar que la supuesta
naturaleza accesoria de la responsabilidad contractual constituye un tema controvertido.

Siguiendo la tradición romana, el Código civil chileno acoge la distinción entre el título y el
modo. La transferencia de la propiedad se verifica a través de algún modo de adquirir el
dominio, siendo la obligación de transferir el dominio una genuina obligación de dar. En
cuanto al incumplimiento de una obligación de dar la mayoría de los autores nacionales
afirma que el acreedor está obligado a agotar todos los medios para alcanzar la ejecución
forzada de la obligación. En esta concepción se plasma el carácter accesorio de la
responsabilidad contractual. En esta posición hay que excluir aquellas obligaciones
insertas en contratos bilaterales, pues, según señalé, corresponde aplicar el artículo 1489
del Código civil. También deben apartarse las obligaciones monetarias, cuyo régimen
especial está previsto en el artículo 1559 del mismo Código. El debate aparece, entonces,
bastante restrictivo, incluso sin importancia práctica, sobre todo si se considera que las
obligaciones de dar son más bien escasas.

Un problema vinculado al carácter dependiente de la indemnización de los perjuicios que


reviste mayor relevancia en la práctica jurisprudencial es la relación entre la acción
indemnizatoria y la resolución o ejecución forzada del contrato bilateral. Entender este
último problema permite afirmar la verdadera autonomía.

2. RESOLUCIÓN O EJECUCIÓN FORZADA Y LA ACCIÓN INDEMNIZATORIA

Un problema particular en la dogmática nacional incide en la relación entre la


indemnización de perjuicios de carácter contractual y su dependencia con la acción para
exigir la ejecución forzada o la resolución en los contratos bilaterales. En efecto, la
jurisprudencia ha sostenido la falta de independencia de la acción indemnizatoria en
presencia del incumplimiento de una obligación emanada de un contrato bilateral. Para
esta posición al infringirse la obligación el acreedor diligente queda obligado a demandar,
ya sea la ejecución forzada o la resolución, pero en ningún caso podría desentenderse de
estas acciones y exigir de manera autónoma la indemnización de los perjuicios
contractuales.23 Esta posición hace dependiente la indemnización de perjuicios al
ejercicio de la acción resolutoria o aquella de cumplimiento forzado. Sin embargo no
parece razonable que la acción indemnizatoria exija necesariamente ir acompañada de la
correspondiente acción de resolución o cumplimiento forzado. Si el acreedor manifiesta
su voluntad de obtener la indemnización de perjuicios se desprende que de manera tácita
está demandando el término de la relación contractual. La interpretación exegética del
artículo 1489 responde a una lectura literal del precepto que obstaculiza la reparación
integral del acreedor.

C. RÉGIMEN LEGAL DE LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL

En Chile no se hace excepción a los elementos de la responsabilidad contractual presentes


en todo el derecho continental. Debe verificarse un hecho imputable al deudor, la mora,
un daño, y el vínculo causal. Aquí quisiera referirme nada más a la culpa contractual y al
daño.

1. La culpa en el incumplimiento de las obligaciones contractuales

El deudor para ser responsable debe haber incumplido una obligación de naturaleza
contractual. Dicho incumplimiento puede acompañarse de la culpa si nos encontramos
ante una obligación de medios o tratarse de una responsabilidad objetiva si la obligación
es de resultado. Por su parte, las obligaciones contractuales pueden emanar de la propia
voluntad de las partes cuando así lo explicitan en el propio contrato. En segundo término
pueden estar previstas en la ley –derecho dispositivo- en ausencia de una manifiesta
voluntad de los contratantes. Por último, las obligaciones contractuales podrían generarse
a partir de una interpretación objetiva del contrato por los jueces. Acá cabe recordar las
obligaciones de información y de seguridad que han ido adquiriendo una especial
relevancia en la práctica jurisprudencial.

No analizaré en detalle los tipos de obligaciones contractuales, aunque, según dije, tiene
especial relevancia la naturaleza de la obligación para definir si se trata de una
responsabilidad por culpa u objetiva. Si bien este análisis no es compartido en la doctrina
nacional me parece el más apropiado para explicar la responsabilidad contractual.
En cuanto a la culpa, Bello siguió la influencia de Pothier. El Código civil chileno en su
artículo 44 admite la distinción de tres grados de culpa. A partir del contenido del artículo
44 se puede arribar a una cierta noción de la culpa contractual.

A) ÁMBITO DE APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 44 DEL CÓDIGO CIVIL

El título XXXV del libro IV dedicado a los Delitos y Cuasidelitos no contiene ninguna
definición de la culpa, aunque, siguiendo el Code, le reconoce el carácter de fundamento
principal de la responsabilidad civil. Esta omisión ha significado dilucidar si la definición
propuesta por el ya citado artículo 44 se aplica también al terreno extracontractual. En el
derecho chileno se asume la identidad de la culpa contractual y la culpa extracontractual.
Se considera la definición de culpa del artículo 44 de aplicación general, aunque, al mismo
tiempo, se señala que la culpa extracontractual no admitiría graduación. A partir del
adagio latino « in lege aquilia et culpa levissima venit » se pretende que la culpa del
agente del daño en el terreno extracontractual sin importar la intensidad puede generar
responsabilidad civil. Bastaría una « poussière de faute », la culpa levissima, para reclamar
la indemnización respectiva. Esta posición parece extrema como regla general. No puede
exigirse a los sujetos de derecho que conviven en sociedad tener un cuidado extremos en
cada uno de sus actos. Distinto es que en ciertas actividades que involucren per se un
riesgo para otros pueda exigírseles una responsabilidad más estricta. Esto ha ocurrido por
ejemplo con la responsabilidad del empresario, ya sea directa o por el hecho de sus
dependientes.

Sin embargo la propia definición de la culpa leve propuesta en el artículo 44 aclara las
dudas. El texto afirma que « culpa o descuido, sin otra calificación, significa culpa o
descuido leve ». En consecuencia cada vez que se utilice la expresión culpa o negligencia a
secas debe entenderse culpa leve, aún fuera del ámbito contractual. Además, el título del
parágrafo en que se encuentra ubicado el artículo 44 “definición de varias palabras de uso
frecuente en las leyes” confirma el carácter general de la disposición.30

En un antiguo fallo de la Corte Suprema se ratifica la unidad del concepto de culpa. En la


sentencia se señala que « …del contexto general de nuestra legislación emana que el
concepto de culpa es el mismo en materia cuasidelictual y en materia contractual. Por
consiguiente las definiciones propuestas por el artículo 44 son aplicables a las dos ramas,
lo que permite definir la culpa cuasidelictual como la falta de cuidado o diligencia que los
hombres emplean en sus negocios personales » Esta parece ser la posición acertada
consagrando la unidad de la culpa civil, sea contractual o cuasidelictual.

B) LAS CONDICIONES DE LA CULPA CONTRACTUAL


El análisis de la culpa contractual se encuentra vinculado a la observación de la conducta
desplegada por el deudor en la ejecución de las obligaciones. De ahí el reconocimiento
subjetivo a la responsabilidad contractual.32 Para esclarecer la concurrencia de la culpa el
juez no debe auscultar la conciencia del autor del incumplimiento, siendo suficiente la
comparación entre la conducta llevada a cabo y aquella que debería haber desplegado. Se
trata de una apreciación objetiva del la conducta del deudor. Además del elemento
objetivo de la culpa suele señalarse la imputabilidad como un elemento propio de la culpa.
A estos dos aspectos me referiré.

1) LA IMPUTABILIDAD Y LA CULPA CONTRACTUAL

En materia contractual la imputabilidad no puede ser considerada un elemento de la


culpa. Las personas incapaces de celebrar un contrato por impedimento absoluto no
pueden generar responsabilidad contractual. Al ser incapaces de responsabilidad
patrimonial y penal la cuestión de la imputabilidad como elemento de la culpa resulta
inconcusa. En consecuencia unincapaz absoluto no puede ser autor de un incumplimiento
contractual. Los actos o contratos celebrados por losa incapaces absolutos son objeto de
nulidad absoluta. La única responsabilidad posible en casos de nulidad contractual es la
aquiliana, en virtud del efecto retroactivo de la nulidad. Pero en el caso específico de
incapaces absolutos tampoco procede la responsabilidad extracontractual, pues el artículo
2319 excluye su responsabilidad civil.

Puede concluirse que la imputabilidad es un elemento independiente de la culpa y que se


vincula con la capacidad o discernimiento del autor del daño. Al acogerse esta
observación la culpa carece de cualquier elemento subjetivo, siendo un componente de la
responsabilidad eminentemente objetivo.

2) LA NATURALEZA EMINENTEMENTE OBJETIVA DE LA CULPA

Para establecer la presencia de la culpa debe procederse al estudio comparativo de la


conducta del deudor. Existe culpa si existe un distanciamiento entre la conducta del
deudor y aquella in abstracto que debió haber ejecutado según parámetros objetivos. Este
comportamiento abstracto es aquel del buen padre de familia, salvo que las partes o la ley
hayan definido un criterio diverso de apreciación. Puede afirmarse que el deudor que no
actúa conforme a la conducta exigible que emana de la obligación contractual comete
culpa. Sin embargo no es suficiente asegurar de manera teórica la definición de culpa.
Debe mencionarse la forma en que debe llegarse a la construcción de dicho modelo. Aquí
debe vincularse el contenido de la obligación contractual que fija el comportamiento
exigible y el criterio de apreciación aplicable a la conducta del deudor. Por consiguiente la
búsqueda de la culpa se traduce necesariamente en el examen de dos conductas ; una real
y la otra deseable y obligatoria, cuya equivalencia prueba la ausencia de culpa y, por el
contrario, la diferencia de comportamientos afirma una conducta culpable del deudor.

Para descifrar cuál es la intensidad de diligencia que el deudor debe emplear en el


cumplimiento de las obligaciones el Código chileno recoge la teoría de prestaciones de
culpas.

3) LA TEORÍA DE PRESTACIÓN DE CULPAS

El Código civil chileno recoge la denominada prestación de culpas. El artículo 1547 dispone
la intensidad de la diligencia en la ejecución de la obligación contractual a cargo del
deudor según el beneficio que le reporta el contrato. Si el contrato beneficia sólo al
acreedor, el deudor responde de culpa grave. Por el contrario si el beneficio es nada más
para el deudor responde de culpa levísima. Por último las partes responden de culpa leve
cuando el contrato beneficia a ambas partes del contrato. El artículo 1547 encuentra su
fuente en la obra de Pothier. BELLO tomó partido por la interpretación romanista del
problema, lo que significa la consagración de la distinción tripartita de culpas bajo el
criterio utilitas contrahentium en el artículo 1547 del Código civil.35 Sin embargo, si bien
la teoría de prestación de culpas aparece como una construcción sistemática sin reproche,
además ingeniosa, según las palabras de Carbonnier, su aplicación estricta es bastante
ilusoria. Las críticas a esta teoría son bastante conocidas. El dominio de las sutilezas que
involucra distinguir entre los diversos tipos de diligencia según la utilidad del contrato
complica la labor de los jueces. A pesar de la importancia que se le asigna en los manuales
uno puede dudar acerca de su utilidad práctica. Parece más simple consagrar un solo
modelo al cual debiera ajustarse el deudor, salvo que las partes lo modifiquen en virtud de
la libertad contractual.

El derecho dispositivo debe propender a representar la voluntad probable de los


contratantes, los cuales esperan una diligencia media o normal en la ejecución de las
obligaciones contractuales.

Por su parte los tribunales acogen de manera formal la teoría de prestación de


culpas.38Con todo, los tribunales adoptan una posición flexible sin preocuparse de
aseverar el principio el grado de culpa en atención a la utilidad del contrato. Más bien los
tribunales aplican una diligencia media.

En consecuencia debiera definirse un solo modelo de conducta exigible a los contratantes


con independencia de la utilidad contractual, salvo que las partes definan algo distinto.

C) EL RÉGIMEN LEGAL DE LA CULPA CONTRACTUAL

Dos aspectos son relevantes de analizar: la apreciación de la culpa y la carga de la prueba.


1) La apreciación de la culpa contractual

En el terreno contractual debe estarse a la voluntad de las partes. El cumplimiento de las


obligaciones debe ser apreciado en conformidad a lo manifestado en el propio contrato.
En ausencia de voluntad de las partes debe tenerse en cuenta el derecho dispositivo.

El Código civil chileno acepta la apreciación in abstracto con prescindencia de


características particulares intrínsecas del deudor. Según señalé, debe observarse si el
deudor se comportó como debía hacerlo según el patrón de conducta abstracto que debe
construir el juez. La apreciación es externa y objetiva, obviando todo análisis sicológico del
deudor. El artículo 44 en todos los grados de culpa propone de referencia un modelo ideal
sin hacer referencia a condiciones particulares del deudor. En cuanto a la apreciación in
abtracto de la culpa la doctrina nacional es unánime.40 Con el apoyo de esta doctrina la
jurisprudencia se refiere de manerasistemática al tipo abstracto excluyendo toda
consideración de elementos físicos o sicológicos del deudor para la apreciación de la
culpa.

En conclusión la apreciación de la culpa contractual en Chile acoge el método in abstracto.

2) La carga de la prueba de la culpa contractual

En el Código civil chileno se consagra una regla particular que contempla una presunción
de culpa a partir del incumplimiento contractual. A partir del artículo 1547 inciso 3º la
doctrina y jurisprudencia ha entendido que existe una presunción de culpa en contra del
deudor. Por consiguiente el acreedor sólo debe probar la existencia de la obligación y
afirmar el incumplimiento para colocar al deudor en situación de aportar la prueba de su
diligencia o la exclusión de responsabilidad por caso fortuito o fuerza mayor.

La jurisprudencia reconoce sin excepción esta presunción de culpa. Por ejemplo la Corte
de apelaciones de Santiago ha señalado que «el incumplimiento de la obligación o su
ejecución imperfecta se presume culpable y el artículo 1547 coloca a la carga del deudor
la prueba de la diligencia o cuidado ».

Esta regla permite una protección importante para el acreedor al liberarlo de la carga de
la prueba de la culpa.

2. EL DAÑO EN MATERIA CONTRACTUAL

Retomando la distinción acerca de la función de la responsabilidad contractual puede


señalarse que el acreedor dispone de varios mecanismos para lograr la reparación del
daño causado. Sin duda la primera posibilidad consiste en forzar la ejecución de la
prestación incumplida o lograrla por un tercero a cargo del deudor. Visto ya el problema
sobre la preeminencia de esta vía de reparación me referiré a la reparación en dinero o la
indemnización de perjuicios propiamente tal. Además debe señalarse que tratándose de
incumplimiento de obligaciones de dinero el propio Código civil consagra un sistema
particular de indemnización.

En relación a la indemnización de los perjuicios contractuales rige el principio de


reparación integral del daño. Sin embargo el artículo 1558 contempla una restricción en
caso de incumplimiento culpable al excluir la reparación de los daños imprevistos. Éstos
sólo deben repararse en caso que pueda imputarse dolo al deudor. Esta regla tiene por
objeto respetar las previsiones de las partes.

Otro problema que tuvo una amplia difusión en Chile ha sido la discusión sobre la
procedencia de indemnizar el daño moral por incumplimiento contractual. La
jurisprudencia de espalda a la doctrina mayoritaria rechazaba la indemnización del daño
moral en sede contractual haciendo una interpretación exegética del artículo 1556. Este
precepto contempla los rubros de daños a indemnizar por incumplimiento de obligaciones
contractuales mencionando el daño emergente y el lucro cesante. Sin embargo hoy la
jurisprudencia de la Corte Suprema acepta la indemnización del daño moral contractual. A
partir de una sentencia de 1994 la Corte Suprema citando argumentos constitucionales
procedió a admitir la indemnización del daño moral por incumplimiento de un contrato de
cuenta corriente.

Por último debe considerarse que es usual en la práctica contractual la introducción de


cláusulas penales que constituyen una avaluación anticipada de los perjuicios. Al
introducir una cláusula penal el acreedor evita la carga de probar la existencia de los
perjuicios logrando una reparación ante el incumplimiento contractual.

ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL

La responsabilidad contractual es la que proviene de la violación de un contrato: consiste


en la obligación de indemnizar al acreedor el perjuicio que le causa el incumplimiento del
contrato o su cumplimiento tardío o imperfecto. Si todo contrato legalmente celebrado es
una ley para los contratantes, justo es que quien lo viole sufra las consecuencias de su
acción y repare el daño que así cause. (Alessandri)
Hoy vivimos en la denominada “sociedad del riesgo”, y el fenómeno de la responsabilidad
se ve también transformado por esto. Los riesgos los genera el desarrollo productivo,
creando un aumento en las situaciones de peligro en donde la antigua estratificación
social no es suficiente. En efecto, Beck sugiere que el quiebre ha dado origen a una
sociedad del riesgo, la cual en oposición con la antigua sociedad de la riqueza, reparte
riesgos entre ricos y pobres. De esta forma, el análisis de Beck lleva a suponer que la
percepción del riesgo se encuentra vinculada a una necesidad de consumo. Por ende, no
rompe de ninguna manera el desarrollo capitalista sino que lo expande.

Los bienes de consumo, ingresos y riquezas se reparten en tanto que son recursos escasos
que generan una brecha entre los diferentes grupos sociales. A la lógica de la apropiación
se le impone su contrario, la negación. Por ese motivo, los daños colaterales del consumo
excesivo y no sustentable son negados, puestos en duda o censurados por los grupos
privilegiados que sustentan dichas prácticas y finalmente por toda la población. No
obstante, en tanto efectos reales, la globalización y generalización de las
responsabilidades exime a quienes tienen control directo de los medios y modos de
producción. En otros términos, se concreta una unidad entre víctima y victimario. Al
respecto, Beck explica que en la clásica sociedad de clases, los grupos basaban sus
distinciones en el estilo social al cual estaban atados desde su ingreso a la sociedad, los
riesgos eran, entonces, conocidos y experimentados por los propios medios; por el
contrario, en la sociedad del riesgo, éstos se encuentran dados por medios externos al
sujeto, como pueden ser el campo científico o el periodismo. En parte, el ciudadano
comienza a perder una importante porción de su soberanía cognitiva; así, surgen los
conocidos expertos del riesgo, quienes junto a las estructuras económicas ejercen una
explotación comercial con miras a nuevos mecanismos de seguridad.

De esta forma, los riesgos de procedencia humana constituyen también un fenómeno


social estructural. (ej. Consumo, medicina, tránsito, energía, daño ambiental, alimentos,
etc), pasando a ser los individuos considerados como fuente de riesgos personales y
patrimoniales, pasando a ser aspectos definitorios el cambio potencial de los peligros, la
complejidad organizativa de las relaciones de responsabilidad y la sensación de
inseguridad subjetiva (independientemente de la existencia de peligros reales).

ELEMENTOS RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL

 Existencia de una obligación


 Infracción de tal obligación
 Daño
 Factor de atribución
 Relación de causalidad
 Mora del deudor

EXISTENCIA DE UNA OBLIGACIÓN.

OBLIGACIÓN: VÍNCULO JURÍDICO ENTRE DOS PERSONAS DETERMINADAS, - DEUDOR Y


ACREEDOR- EN VIRTUD DEL CUAL LA PRIMERA SE ENCUENTRA EN LA NECESIDAD JURIDICA
DE DAR, HACER O NO HACER ALLGO A FAVOR DELA SEGUNDA (RAMOS PAZOS, DE LAS
OBLIGACIONES ED. JURIDICA P. 14)

Para acreedor la obligación es un crédito, para el deudor, supone una deuda ( von thur,
tratado de las obligaciones, ed. reus 1934)

CONSECUENCIAS DEL VÍNCULO.

2465 CC

La Responsabilidad es hoy sólo patrimonial. (El artículo 7 N° 7 Convención Americana


derechos civiles o Pacto de San José de Costa Rica, “Nadie será detenido por deudas”.)

Tradicionalmente el derecho civil ponía énfasis en una relación de sometimiento del


deudor al acreedor. Hoy ello se corrige y se reconocen derechos del debitor y también
deberes del acreedor. (Fueyo, Fernando, Cumplimiento e incumplimiento de las
obligaciones, Ed Jurídica 1992).

ELEMENTOS DE LA OBLIGACIÓN

Cuál es el elemento central de una obligación?. Para dar respuesta a esto existen hoy dos
doctrinas:

A.- “el deber del deudor de observar un determinado comportamiento” así: si incumple,
nace una segunda “obligación”, la de indemnizar. (Fundamento ético)

B.- “lo esencial es la R. del deudor: desde el nacimiento de la obligación: se produce la


afectación del patrimonio. (fundamento económico)

Por otra parte encontramos a las partes de la obligación.

1.- Sujetos: deudor- acreedor. Ambos deben ser determinados o determinables


2.- Objeto: es la prestación a la que se obliga el deudor. 1438: dar, hacer o no hacer. Y ella
debe cumplir requisitos:

a.- posible

b.- lícita, por lo que prescribe el art. 1461 inciso 3º

c.- debe ser determinada 1499 (se puede definir sin nueva convención …)

FUENTES DE LA OBLIGACIÓN.

Esta materia la trata el Código Civil Chileno en sus arts. 578, 2284 y 1437, siendo
originalmente o tradicionalmente: el contrato, el cuasicontrato, el delito, el cuasidelito y la
ley.

Sin embargo, con posterioridad se agrega la voluntad unilateral . ¿Puede la voluntad


unilateral ser fuente de obligación?. La doctrina Alemana S. XIX lo admitió, en eset
sentido ver trabajos de los profesores Kuntze y Siegel. En Francia, en cambio, hubo 2
momentos. España: en doctrina, se la acepta excepcionalmente

En Chile, domina la idea que no se acepta, salvo casos especiales (632) pues Bello siguió
en esto a Pothier. Mayoritariamente la Jurisprudencia ha declarado que sólo Existen las
fuentes del 1437, pero hay fallos que admiten la posibilidad: pagaré (RDJ T 85 secc. 1 p.
104) en otras materias, la ley 19.496, que contempla hipótesis de actos unilaterales que
debn ser respetados por su ejecutor, VG el Artículo 12 de dicha ley en cuanto dispone que
todo proveedor de bienes o servicios estará obligado a respetar los términos, condiciones
y modalidades conforme a las cuales se hubiere ofrecido o convenido con el consumidor la
entrega del bien o la prestación del servicio.

INFRACCIÓN DE LA OBLIGACIÓN (incumplimiento)

El deudor debe incumplir una obligación emanada del contrato. El contrato debe
ser válido. Si es nulo, efecto retroactivo de la nulidad el contrato desaparece. Art. 1687.

El incumplimiento considera como tales, las hipótesis de inejecución de la obligación,


cumplimiento parcial y cumplimiento tardío.

De este modo, la indemnización de perjuicios comprende el daño emergente y lucro


cesante, ya provengan de no haberse cumplido la obligación, o de haberse cumplido
imperfectamente, o de haberse retardado el cumplimiento, (art. 1556 cc).
DAÑO.

Es otro elemento indispensable para que pueda generarse responsabilidad.

A diferencia de derecho penal, acá sólo interesa la conducta culposa cuando se produce
daño. No existe definición legal de daño, el CC sólo los clasifica en el art. 1556. Algunos
sostienen que es la “lesión a un interés jurídicamente reconocido”, otros que es el
perjuicio o daño es el detrimento, menoscabo o lesión que sufre el acreedor en su
perdona o bienes (Ramos Pazos).

Sea cual fuere el concepto que prefiera, es clásica la clasificación de los perjuicios según el
objeto en que recaiga:

a.- Daño moral y material (hoy: según interés afectado).

b.- Directos e indirectos. (los primeros se indemnizan, los segundos NO)

c.- Daño emergente y lucro cesante.

El ART. 1556 CC, contempla como ITEMS a indemnizar el DAÑO EMERGENTE Y LUCRO
CESANTE. Además, el daño debe ser consecuencia inmediata o directa de no haberse
cumplido la obligación o de haberse demorado su cumplimiento, (ART. 1558)

RELACIÓN DE CAUSALIDAD

Para que se genere RC debe existir relación de causalidad entre incumplimiento y daño.
Por ello, SÓLO SE INDEMNIZAN LOS DAÑOS DIRECTOS.

La doctrina ha expresado que el daño es directo cuando “es una consecuencia cierta y
necesaria del hecho ilícito”[1]. Por oposición, el daño es indirecto cuando entre éste y el
hecho doloso o culpable han intervenido causas extrañas, que impiden que pueda ser
razonablemente atribuido a este último[2].

[1] Alessandri, op. cit. [nota 1], pág. 232.


[2] En el clásico ejemplo de Pothier para ilustrar el concepto de daño indirecto, la
ruina del comprador de una vaca enferma, que luego de ser introducida al rebaño,
contagia y causa la muerte de todas las demás, no puede atribuirse razonablemente al
hecho del vendedor que oculta el vicio. Tratado de las obligaciones. Buenos Aires: Editorial
Heliasta, 1978, pág. 98.

DAÑO

PRUEBA DEL DAÑO,

DAÑO DEBE SER PROBADO. NO SE PRESUME EXCEPCIONES

CLÁUSULA PENAL

EN LAS OBLIGACIONES DE PAGAR UNA CANTIDAD DE DINERO, CUANDO SE COBRAN


SOLAMENTE INTERESES

ART. 1559 CC: “EL ACREEDOR NO TIENE NECESIDAD DE JUSTIFICAR PERJUICIOS CUANDO
SÓLO COBRA INTERESES; BASTA EL HECHO DEL RETARDO

DAÑO EVIDENTE (NO PAGO DE RENTAS)

DAÑOS PATRIMONIALES Y DAÑOS EXTRAPATRIMONIALES

Daño moral

el artículo 1556, que por su carácter general resulta igualmente aplicable al ámbito
extracontractual[1], establece que la indemnización de perjuicios comprende el daño e-
mergente y el lucro cesante. En un desarrollo extra legem (que, en verdad en contra
legem si se atiende a la norma del artículo 2331 del Código Civil), la jurisprudencia ha
ampliado la reparación al daño moral. Para ello se buscó tempranamente refugio en el
artículo 2329 del Código Civil que extiende la reparación a todo daño que pueda
imputarse a dolo o negligencia de otra persona.
[1] Esta es la opinión de Alessandri, op. cit. [nota 1], pág. 547, ratificada por la
jurisprudencia. Así, la Corte Suprema ha señalado que “toda indemnización de perjuicios
comprende, según el artículo 1556 del Código Civil, el daño emergente y el lucro
cesante...” (23 de agosto de 1912, RDJ, Tomo XI, sec. 1ª, pág. 188). En el mismo sentido se
pronuncian, entre otras, las siguientes sentencias: Corte Suprema, 26 de noviembre de
1970 (RDJ, Tomo LVII, sec. 1ª, pág. 535); y, Corte de Apelaciones de Chillán (5 de octubre
de 1970, RDJ, Tomo LXVII, sec. 2ª, pág. 85).

DAÑO MORAL

CONCEPTO

DOLOR QUE SUFRE UNA PERSONA COMO CONSECUENCIA DEL INCUMPLIMIENTO


CONTRACTUAL

VIOLACIÓN DE DERECHOS DE LA PERSONALIDAD

PROCEDENCIA EN MATERIA CONTRACTUAL ?

ART. 1556 CC

ART. 2329 CC

Daño moral concepto

El daño moral puede ser definido como el dolor, pesar o molestia que sufre una persona
en su sensibilidad física, en sus sentimientos o afectos o en su calidad de vida[1].

[1] Alessandri, op. cit. [nota 1], pág. 220, quien sigue a Henri, Léon y Jean Mazeaud,
entre otros autores franceses. En un sentido similar se pronuncia Meza Barros, op. cit.
[nota 97], pág. 249.

Daño moral

De ahí entonces que la indemnización del daño moral se identifique en general con la
expresión latina pretium doloris o “precio del dolor”[1].

[1] Alessandri, ibídem. Este concepto de daño moral, ha sido ampliamente recogido
por la jurisprudencia nacional. Así, la Corte Suprema, en sentencia de fecha 10 de agosto
de 1971, ha señalado que “debe entenderse que el daño moral existe cuando se ocasiona
a alguien un mal, un perjuicio o una aflicción en lo relativo a sus facultades espirituales,
vale decir, cuando se ocasiona a una persona un dolor o aflicción en sus sentimientos”
(RDJ, Tomo LXVIII, sec. 4ª, pág. 168). Por su parte, la Corte de Apelaciones de Santiago, en
sentencia de 22 de noviembre de 1944, confirmada por la Corte Suprema [cas. fondo] sin
referirse expresamente a este punto, señaló que “tal daño se produce siempre que un
hecho externo afecte a la integridad física o moral de un individuo o de aquellos que se
encuentran ligados por los lazos de la sangre que crean un conjunto de afectos
recíprocos” (RDJ, Tomo XLV, sec. 1ª, pág. 526). La misma Corte, en sentencia de 3 de junio
de 1973, señaló: “El daño moral consiste en el dolor, la aflicción, el pesar que causa en los
sentimientos o afectos el hecho ilícito, ya sea en la víctima o en sus parientes más
próximos” (RDJ, Tomo LXX, sec. 4ª, pág. 65). Sobre este concepto de daño moral pueden
consultarse además, las siguientes sentencias: Corte de Apelaciones de Santiago, 28 de
diciembre de 1961 (RDJ, Tomo LXVIII, sec. 4ª, pág. 374); Corte de Apelaciones de Temuco,
29 de junio de 1972 (RDJ, Tomo LXIX, sec. 4ª, pág. 66); Corte Suprema, 5 de diciembre de
1979 (Fallos del Mes N°253, sent. 1, pág. 462); Corte de Apelaciones de Santiago, 10 de
marzo de 1981 (RDJ, Tomo LXXVIII, sec. 2ª, pág. 36); Corte Suprema, 15 de diciembre de
1983 (RDJ, Tomo LXXX, sec. 1ª, pág. 128); Corte de Apelaciones de Santiago, 21 de marzo
de 1984 (RDJ, Tomo LXXXI, sec. 4ª, pág. 35); Corte de Apelaciones de Santiago, 16 de
agosto de 1984 (RDJ, Tomo LXXXI, sec. 4ª, pág. 140); Corte de Apelaciones de Valparaíso,
de 28 de noviembre de 1988 (Gaceta Jurídica N°101, sent. 2ª, pág. 48); Corte de
Apelaciones de San Miguel, 8 de agosto de 1989 (RDJ, Tomo LXXXVI, sec. 4ª, pág. 73); y,
Corte de Apelaciones de Santiago, 12 de septiembre de 1994 (RDJ, Tomo XCI, sec. 2ª, pág.
88).

Daño moral

Con todo, la noción de daño moral entendido como el dolor (en un sentido amplio) o las
molestias ocasionadas en la sensibilidad física del individuo, no está exenta de críticas,
entre otras razones, porque excluiría las demás manifestaciones de esta especie de daño,
como los perjuicios estéticos o la alteración de las condiciones de vida, de amplio
reconocimiento en el derecho comparado.

Daño moral

Por ello, resulta más fácil definir el daño moral en términos negativos, como todo
menoscabo no susceptible de avaluación pecuniaria, esto es, como sinónimo de daño no
patrimonial[1]. (BARROS)
[1] Una aproximación jurisprudencial a este concepto puede verse en una sentencia
reciente que se refiere al daño moral como “atentados en contra de derechos
personalísimos del ser humano que no tienen un contenido económico” (Corte de
Apelaciones de Santiago, 1 de julio de 1997, RDJ, Tomo XCIV, sec. 2ª, pág. 79).

DAÑO MORAL

La jurisprudencia de espalda a la doctrina mayoritaria rechazaba la indemnización del


daño moral en sede contractual haciendo una interpretación exegética del artículo 1556.

Este precepto contempla los rubros de daños a indemnizar por incumplimiento de


obligaciones contractuales mencionando el daño emergente y el lucro cesante.

Sin embargo hoy la jurisprudencia de la Corte Suprema acepta la indemnización del daño
moral contractual. A partir de una sentencia de 1994 la Corte Suprema citando
argumentos constitucionales procedió a admitir la indemnización del daño moral por
incumplimiento de un contrato de cuenta corriente.

Daño moral en materia contractual


Evolución histórica del reconocimiento

1.- Doctrina clásica (autores franceses pre - código napoleónico: Pothier, Demoulin).

No admite Daño moral derivado del contrato

“patrimonialidad de prestaciones”

“contenido pecuniario del objeto de la obligación”

“imposibilidad de cumplir por equivalencia una obligación no patrimonial”

“daño moral no admite apreciación”

Daño moral en materia contractual


Evolución histórica del reconocimiento

CRITICAS A LA DOCTRINA CLASICA


No comprende contratos modernos

El daño no requiere avaluación

La ley admite reparación concreta no reparatoria

Al igual que en otros ordenamientos que generalmente han alcanzado en estas materias
un mayor y más acelerado grado de evolución, la jurisprudencia chilena comienza
reconociendo la reparación del daño moral que deriva del incumplimiento contractual en
ciertas áreas, donde la injusticia de la aplicación restrictiva del artículo 1556 del Código
Civil decantaba resultados palmariamente injustos (7). Paradigmáticamente, en el
territorio nacional fueron casos relacionados con el contrato de transporte los que
motivaron las primeras sentencias que, a mediados del siglo pasado, concedieron la
reparación este tipo de daño por incumplimiento contractual. Básicamente los juzgadores
se percataron de la desigualdad de trato que suponía que al transeúnte involucrado en el
accidente se le reparara íntegramente el daño (incluyendo el moral), mientras que al
pasajero, por el solo hecho de tener un contrato de transporte, se le limitaba la
reparación, indemnizándole tan solo del daño emergente y el lucro cesante (8).

Daño moral

El fallo de 6 de agosto de 1996, emanado de la Corte de Apelaciones de Santiago,[1]


acogió la demanda por daño moral deducida por don César Caffati Jamarme en contra de
Citibank S.A., sosteniendo que el banco habría protestado erróneamente cheques del
librador y demandante de autos.

En el considerando 3° de dicho fallo se lee: “Que, contrariamente a lo afirmado por la


sentencia apelada, hoy en día las legislaciones, la doctrina y la jurisprudencia son
unánimes prácticamente para aceptar la indemnización del daño moral, debiendo sí existir
una relación de causalidad de manera que la culpa haya sido causa directa del perjuicio”.
En el considerando 5° se agrega: “Que, por consiguiente, la institución bancaria
demandada debe indemnizar el sufrimiento y menoscabo experimentado por el actor con
los diversos cheques que le fueron protestados por su culpa, burlando la confianza
depositada en ella por el demandante, a más del descrédito inevitable que tenía que
ocurrir al conocerse el protesto de documentos por falta de pago, lo que se regula en la
cantidad que se expresa en lo dispositivo”.
[1] Citada por Aedo, op. cit., página 471 y publicada en la Gaceta N° 194, página 70

Daño moral
FALLOS RELEVANTES

(Corte Suprema, 20 de octubre de 1994; Corte Suprema, 5 de noviembre de 2001, RDJ, t.


98, sec. 1ª, pp. 234 y ss.).

Corte de Apelaciones de Santiago, al dictar sentencia de 6 de agosto de 1996,[1] condenó


a Financiera Conosur a pagar daños morales a una clienta, por una publicación errónea en
el boletín comercial.

En el considerando segundo de la sentencia citada se señala: “Que, por otra parte y, sin
perjuicio de lo declarado por los testigos indicados en el motivo 17° del fallo de primera
instancia, debe tenerse en consideración que es un hecho notorio que cualquier persona
normal de la posición del actor, que se vea sometida al descrédito público al aparecer
erróneamente en una publicación mercantil como deudora morosa, experimenta un
sufrimiento o daño moral, el que corresponde sea indemnizado con una suma de dinero
que el tribunal regulará prudencialmente”
[1] Publicada en la Gaceta N° 194, páginas 71 y 72

IMPUTABILIDAD

DOLO-CULPA

CASO FORTUITO

AUSENCIA DE CULPA

CASO FORTUITO

RELACIÓN DE CAUSALIDAD

IMPUTABILIDAD

REQUISITO INDEPENDIENTE
CASO FORTUITO O FUERZA MAYOR

IMPUTABILIDAD

CASO FORTUITO, DEFINICIÓN

ART. 45 CC, EL IMPREVISTO A QUE NO ES POSIBLE RESISTIR, COMO UN NAUFRAGIO, UN


TERREMOTO, EL APRESAMIENTO DE ENEMIGOS, LOS ACTOS DE AUTORIDAD EJERCIDOS
POR UN FUNCIONARIO PÚBLICO, ETC.

CASO FORTUITO, REQUISITOS

CAUSA EXTRAÑA AL DEUDOR, ART. 1547 CC

IMPREVISIBILIDAD DEL HECHO (CONCEPTO RELATIVO, CÁLCULO DE PROBABILIDADES,


CASO CONCRETO)

HECHO IRRESISTIBLE

IMPUTABILIDAD

CASO FORTUITO, EFECTOS

EL DEUDOR NO ES RESPONSABLE DEL CASO FORTUITO, ARTS. 1547 Y 1670 CC

TRANSITORIO. EXIME INDEMNIZACION MORATORIA, ART. 1558 CC

CASO FORTUITO, EXCEPCIONES

ACUERDO DE LAS PARTES, OBLIGACIONES DE GARANTÍA, ART. 1547 CC INCISO FINAL, ART.
1673 CC

LEY (ART. 1676 CC)

CASO FORTUITO SOBREVIENE POR CULPA DEL DEUDOR. CULPA QUE MOTIVA EL CASO
FORTUITO NO EL INCUMPLIMIENTO

CASO FORTUITIO SOBREVIENEN DURANTE LA MORA DEL DEUDOR

IMPUTABILIDAD

CASO FORTUITO, PRUEBA


DEBE PROBAR EL CASO FORTUITO QUIEN LO ALEGA

ARTS. 1547, 1671, 1674, 1698 CC

ART. 1679 CC

EN EL HECHO O CULPA DEL DEUDOR SE COMPRENDE EL HECHO O CULPA DE LAS


PERSONAS POR QUIENES FUERE RESPONSABLE

OTROS CASOS, CASO FORTUITO

VER ART. 1677 CC

IMPUTABILIDAD

TEORÍA DE LA IMPREVISIÓN

AUSENCIA DE CULPA

CULPA EN MATERIA CONTRACTUAL

FALTA DE DILIGENCIA O CUIDADO QUE DEBE EMPLEARSE EN EL CUMPLIMIENTO DE UNA


OBLIGACIÓN

DESCUIDO, IMPRUDENCIA, NEGLIGENCIA

PREVISIBILIDAD

CULPA POR OMISIÓN

SE APRECIA EN ABSTRACTO, ART. 44 CC

IMPUTABILIDAD

CLASIFICACIÓN TRIPARTITA DE LA CULPA

CULPA GRAVE O CULPA LATA


PRECAUCIONES MÁS ELEMENTALES

EQUIVALE AL DOLO

CULPA GRAVE, NEGLIGENCIA LEVE, CULPA LATA, ES LA QUE CONSISTE EN NO MANEJAR


LOS NEGOCIOS AJENOS CON AQUEL CUIDADO QUE AÚN LAS PERSONAS NEGLIGENTES Y
DE POCA PRUDENCIA SUELEN EMPLEAR EN SUS NEGOCIOS PROPIOS. ESTA CULPA EN
MATERIAS CIVILES EQUIVALE AL DOLO

IMPUTABILIDAD

CULPA LEVE

GRADO DE DILIGENCIA MEDIA

CULPA LEVE, DESCUIDO LEVE, DESCUIDO LIGERO, ES LA FALTA DE AQUELLA DILIGENCIA Y


CUIDADO QUE LOS HOMBRES EMPLEAN ORDINARIAMENTE EN SUS NEGOCIOS PROPIOS.
CULPA O DESCUIDO, SIN OTRA CALIFICACIÓN, SIGNIFICA CULPA O DESCUIDO LEVE. ESTA
ESPECIE DE CULPA SE OPONE A LA DILIGENCIA O CUIDADO ORDINARIO O MEDIANO

EL QUE DEBE ADMINISTRAR UN NEGOCIO COMO UN BUEN PADRE DE FAMILIA ES


RESPONSABLE DE ESTA ESPECIE DE CULPA

IMPUTABILIDAD

CULPA LEVÍSIMA

EXTRAORDINARIA PRUDENCIA

CULPA O DESCUIDO LEVÍSIMO ES LA FALTA DE AQUELLA ESMERADA DILIGENCIA QUE UN


HOMBRE JUICIOSO EMPLEA EN LA ADMINISTRACIÓN DE SUS NEGOCIOS IMPORTANTES.
ESTA ESPECIE DE CULPA SE OPONE A LA SUMA DILIGENCIA O CUIDADO

CONCEPTO JURÍDICO INDETERMINADO

ART. 1547 CC, QUIÉN REPORTA UTILIDAD

IMPUTABILIDAD

CTOS QUE SÓLO SON ÚTILES PARA EL ACREEDOR, CULPA GRAVE


CTOS QUE SÓLO SON ÚTILES PARA EL DEUDOR, CULPA LEVÍSIMA

CTOS QUE SON ÚTILES PARA AMBAS PARTES, CULPA LEVE

PRIMA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD, ART. 1547 INC. FINAL. CULPA GRAVE FUTURA NO
PUEDE CONDONARSE

LA CULPA SE PRESUME

IMPUTABILIDAD

DOLO

INTENCIONALIDAD: DAÑO Y PROVECHO

EL DAÑO ES PREVISTO Y QUERIDO

VICIO DEL CONSENTIMIENTO, REQUISITO DE LA RESPOSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL,


AGRAVANTE DE LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL

DOLO, EFECTOS

DAÑOS PREVISTOS E IMPREVISTOS

DOLO FUTURO NO PUEDE CONDONARSE

AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD

IMPUTABILIDAD

CULPA GRAVE EQUIVALE AL DOLO

DAÑOS PREVISTOS E IMPREVISTOS

CULPA GRAVE FUTURA NO PUEDE CONDONARSE

EQUPARACIÓN NO ES TOTAL

DOLO DEBE PROBARSE, EXCEPCIONES, ART. 1459 CC


CULPA GRAVE SE PRESUME

Nexo causal

Para establecer la responsabilidad civil del agente o agentes del daño resulta

necesario verificar un vínculo causal entre la culpa o la conducta u omisión de dicho

Agente o agentes (dependiendo si se trata de la responsabilidad por culpa u objetiva) y el

perjuicio sufrido por la víctima. Este requisito o condición de la responsabilidad civil es

admitido por la unanimidad de la doctrina y la jurisprudencia nacional y extranjera. Sin

embargo, la aceptación del vínculo causal como elemento indispensable de la

responsabilidad civil tanto contractual como extracontractual no despeja las controversias

relativas a la definición del vínculo causal y a las consecuencias de la intervención de una

causa extranjera que interrumpe el vínculo causal. Por ende, es necesario referirse a las

teorías para explicar la causalidad y cómo la fuerza mayor o un equivalente pueden


impedir

la existencia de responsabilidad civil.

Nexo causal

Para que un hecho doloso o culpable genere responsabilidad, es necesario que entre éste
y el daño exista una relación o vínculo de causalidad.

1558 cc “DAÑOS DIRECTOS”

Cuando hay una sólo causa no hay problema

Sí hay complicación cuando el daño tiene CONCAUSAS o varias causas

Teorías
Tradicionalmente, la doctrina y jurisprudencia han estimado suficiente para dar por
acreditada la causalidad que el hecho sea una condición necesaria del daño, sin el cual
éste no se habría producido, aunque concurrieren otras causas

Esta doctrina se conoce como de la equivalencia de las condiciones o condictio sine qua
non. Todas las causas son equivalentes, en la medida que individualmente sean condición
necesaria para la ocurrencia del resultado dañoso. Así, un daño tendrá tantas causas como
hechos hayan concurrido para su ocurrencia. Para determinar si un hecho es condición
necesaria basta intentar su supresión hipotética. Si eliminado mentalmente el hecho, el
daño no se produce, de ello se sigue que tal hecho es causa necesaria de ese daño. Al
revés, si suprimido el hecho, el daño igualmente se habría producido, la causalidad no
puede darse por establecida

Por otro lado aparece la teoría de la causa adecuada

CAUSA ADECUADA

Tuvo su origen en la dogmática alemana, se ha mostrado como un criterio iluminador para


la atribución del daño al hecho culpable. Su origen se vincula a los intentos de un científico
natural de aplicar principios estadísticos y de probabilidad matemática al estudio de las
relaciones humanas y particularmente del derecho. Con el correr del tiempo, la doctrina
ha sido objeto de numerosas formulaciones, tanto en el ámbito del derecho penal, como
del derecho civil, y su influencia práctica se ha extendido a otros sistemas jurídicos.

Según la doctrina de la causa adecuada, la atribución de un daño supone que el hecho del
autor sea generalmente apropiado para producir esas consecuencias dañosas. Si desde la
perspectiva de un observador objetivo, la ocurrencia del daño es una consecuencia
verosímil del hecho, entonces se puede dar por establecida una relación de causa
adecuada (y el daño, en nuestro lenguaje, resulta ser directo) y habrá lugar a la
responsabilidad. La causa no es adecuada cuando responde a factores intervinientes que
resultan casuales, porque según el curso natural de los acontecimientos con posterioridad
al hecho resultan objetivamente inverosímiles en la perspectiva de un observador
imparcial

La doctrina de la causa adecuada incluye un elemento de previsibilidad, en la medida que


las consecuencias que escapan al curso normal de los acontecimientos son precisamente
aquéllas con cuya ocurrencia no se puede contar, según la experiencia general de la vida

Caso ejemplo con dos causas


Con fecha 1º de septiembre de 2001, la sra. Andrea Pérez Gutiérrez suscribió un

contrato de cuenta corriente con el Banco Sudamex. Con posterioridad, entre enero y

agosto de 2002 el referido Banco entregó al sr. Marcelo Astengo diversos talonarios de

cheques de la cuenta corriente de la sra. Pérez. Luego, el sr. Astengo falsificó al menos 36

cheques de la cuenta corriente de la cuentacorrentista sra. Pérez. Astengo no había sido

autorizado por la sra. Pérez para retirar talonarios de cheques, salvo que se hiciera “contra

entrega del correspondiente formulario de solicitud firmado por los titulares”. Existe una

notoria disconformidad entre la firma de la titular de la cuenta corriente y las firmas

estampadas en los formularios destinados a retirar talonarios de cheques. La misma

disconformidad existe con respecto a las firmas registradas en órdenes de pagos que no

provenían de la titular de la cuenta corriente. Numerosos cheques fueron protestados y

varias demandas fueron presentadas en contra de la titular. Además, algunas instituciones

financieras negaron concederle créditos a causa de informes comerciales negativos.

La sra. Pérez demandó indemnización de perjuicios en contra del Banco alegando

que experimentó un daño moral que lesiona su honor, su crédito, su prestigio, su buen

nombre y su desempeño profesional.

El fallo recoge la Tº equivalencia de las condiciones

La sentencia de primera instancia precisa que “la falta de diligencia a que estaba

obligado el banco, vale decir su incumplimiento contractual, fue la causa directa del daño

moral sufrido por la cuenta correntista”.1Y el considerando 15º del fallo de primera

instancia puntualiza que “las causas que motivan un daño pueden ser varias y a veces

sucesivas pero lo que importa es que todas ellas hayan contribuido en forma directa y

necesaria a generarlo, de modo que si alguna hubiere fallado, con certeza, no se habría

producido el daño. En tal situación, el que incurrió en hecho ilícito o en el incumplimiento


contractual que generó directa y necesariamente el daño es obligado a repararlo y no

puede excusarse por el hecho de que otra causa, además de su conducta culpable, haya

contribuido a producirlo...”. Agrega el fallo de primera, reproducido por la Corte de

apelaciones y la Corte Suprema que “en el caso de autos concurre la responsabilidad

extracontractual del autor del hecho ilícito y la responsabilidad contractual del Banco

demandado, cuya ligereza y falta de comprobación adecuada al entregar los talonarios de

cheques a un tercero posibilitó la falsificación...

Nexo causal
EQUIVALENCIA DE LAS CONDICIONES

Los partidarios de esta teoría estiman que el hecho dañoso, como todos los hechos,
presenta diversos factores que pueden tener relación con la acción u omisión del hombre
o con circunstancias externas. Se considera que cada uno de estos

factores desde el instante que constituyen un hecho o circunstancia indispensable para la

realización del resultado, debe ser considerado como una de las causas del daño. No

procede realizar ninguna selección o descarte entre las condiciones necesarias para la

producción del perjuicio, ya que si alguna hubiere faltado, el daño no se habría verificado.

En consecuencia, para considerar un hecho u omisión la causa del daño, basta que haya

sido alguna de las condiciones sine qua non del resultado. Por cierto, se descartan las

condiciones irrelevantes que si bien dicen relación con algunos aspectos particulares del

daño, no determinan el acaecimiento del daño ni su extensión. Para muchos en esta parte

del elemento causal sólo interviene el aspecto naturalístico, o sea una causalidad material
o,

más propiamente una cuestión meramente fáctica que escapa al recurso de casación en el

fondo

Equivalencia de las condiciones

CONSIDERA TODAS LAS CAUSAS


Desecha las irrelevantes

Les da a todas el mismo valor, no descarta

todas las causas son necesarias

No busca causas suficientes

Utiliza la supresión hipotética

Congruente con el 2317 según algunos

TODO AGENTE RESPONDE DEL TOTAL

Equivalencia de las condiciones

Críticas

Es anacrónica en derecho comparado

Lleva a injusticias

Determina solidaridad fuera de su fuente 1511

Demasiado naturalista

Problema de prueba

Dificultades derivadas del NATURALISMO

Teoría de la causa adecuada

Nace en Alemania

Sólo considera causa aquellos hechos que contienen posibilidad objetiva de producir el
resultado dañino

Aplica criterio de previsibilidad o razonabilidad

Permite mejor prueba

Ejemplo: (Resp. médica)


Situación jurisprudencia chilena

CS no tiene tendencia fija

Parece aceptarse la equivalencia de las condiciones

Hay campo para el pragmatismo

EJEMPLOS CLÁSICOS Y LA EQUIVALENCIA

en el famoso ejemplo propuesto por Pothier en sede contractual, del agricultor


que ha comprado una vaca enferma y sufre la muerte de su ganado a consecuencias del
contagio, de lo cual, a su vez, se sufre su ruina económica, habría que concluir que la
enfermedad de la vaca sería causa de esa ruina. En efecto, sino se le hubiese entregado
una vaca enferma no se habría producido la cadena de causas que condujo a su
insolvencia. Y Napoleón tal vez podría haber pretendido indemnización del herrador que
equivocadamente clavó la herradura del caballo que debía conducir el mensaje.

MORA

ART. 1557 CC, SE DEBE LA INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS DESDE QUE EL DEUDOR SE HA


CONSTITUIDO EN MORA

ART. 1538 CC, HÁYASE O NO ESTIPULADO UN TÉRMINO DENTRO DEL CUAL DEBA
CUMPLIRSE LA OBLIGACIÓN PRINCIPAL, EL DEUDOR NO INCURRE EN LA PENA SINO
CUANDO SE HA CONSTITUIDO EN MORA

PROCEDE PARA INDEMNIZACIÓN MORATORIA Y COMPENSATORIA

MORA

NO APLICA EN LAS OBLIGACIONES DE NO HACER


MORA DEL DEUDOR

EXIGIBILIDAD DE LA OBLIGACIÓN NO ES SIEMPRE SUFICIENTE (EXIG/SIMPLE RET/MORA)

POR LO TANTO …MORA ES:

RETARDO IMPUTABLE EN EL CUMPLIMIENTO DE UNA OBLIGACIÓN UNIDO A LA


INTERPELACIÓN DEL ACREEDOR

MORA

REQUISITOS

OBLIGACIÓN CIERTA, VENCIDA Y LÍQUIDA

RETARDO EN EL CUMPLIMIENTO

RETARDO IMPUTABLE, ART. 1558 CC

INTERPELACIÓN DEL ACREEDOR

ACREEDOR CUMPLIDOR EN SUS OBLIGACIONES

MORA

INTERPELACIÓN DEL ACREEDOR, ART. 1551 Nº3 CC

TRES TIPOS:

Judicial

Contractual expresa

Contractual tácita

INTERPELACIÓN JUDICIAL, ART. 1551 Nº3 CC

RECONVENCIÓN JUDICIAL (DEMANDA DE CUMPLIMIENTO, RESOLUCIÓN, INDEMNIZACIÓN


DE PERJUICIOS)
DESDE NOTIFICACIÓN DEMANDA

REGLA GENERAL

MORA

INTERPELACIÓN CONTRACTUAL, TÉRMINO ESTIPULADO, ART. 1551 Nº1

ACUERDO DE LAS PARTES

ACTOS JURÍDICOS BILATERALES

SE EXCLUYE CONDICIÓN

EXCEPCIONES, ART. 1538 CC (CLÁUSULA PENAL), ART. 1977 CC (ARRENDAMIENTO)

INTERPELACIÓN CONTRACTUAL, PLAZO TÁCITO, ART. 1556 Nº2

MORA

MORA DEL DEUDOR, EFECTOS

DA LUGAR A LA INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS

HACE RESPONSABLE AL DEUDOR DEL CASO FORTUITO ACAECIDO DURANTE LA MORA,


SALVO QUE EL CASO FORTUITO HUBIERE SOBREVENIDO ESTANDO LA COSA EN PODER DEL
ACREEDOR, ARTS. 1547 Y 1672 CC

ART. 1550 CC. RIESGO ES DEL DEUDOR

PROCEDE EXCEPCIÓN DE CONTRATO NO CUMPLIDO

MORA

MORA DEL ACREEDOR


DISPOSICIONES AISLADAS

ART. 1548 CC, ART. 1552 CC, ART. 1680 CC, ART. 1827 CC

PAGO POR CONSIGNACIÓN (ARTS. 1598 Y SS)

MORA DE AMBAS PARTES

CLAUSULAS DE IRRESPONSABILIDAD

CONCEPTO.

El Art. 1547 permite a las partes alterar el grado de responsabilidad, lo repite el


1548 inciso final.

Se trata de pactos modificatorios de responsabilidad emanada del incumplimiento


del contrato.

¿SON VÁLIDAS?

Se discute, en cuanto a su contenido.

CLAUSULAS DE IRRESPONSABILIDAD

CONTENIDO DE LAS CLÁUSULAS

Puede convenirse:

que el deudor responda de un grado mayor o menor de culpa que el que le corresponde
según art. 1558

deudor responda de caso fortuito

deudor responda de daños imprevistos

limitarse monto de IDP a pagar (dist CP)

limitarse plazos de prescripción

alterarse reglas del onus probandi (se discute)

LIMITES DE LAS CLÁUSULAS

DOLO FUTURO
1465

ORDEN PUBLICO

Ej.: ampliación plazos

CONTRATOS DE ADHESIÓN LEY 19.496

Artículo 16.- No producirán efecto alguno en los contratos de adhesión las


cláusulas o estipulaciones que:

LIMITES

c) Pongan de cargo del consumidor los efectos de deficiencias, omisiones o errores


administrativos, cuando ellos no le sean imputables;

d) Inviertan la carga de la prueba en perjuicio del consumidor;

e) Contengan limitaciones absolutas de responsabilidad frente al consumidor que puedan


privar a éste de su derecho a resarcimiento frente a deficiencias que afecten la utilidad o
finalidad esencial del producto o servicio, y

CLAUSULAS DE IRRESPONSABILIDAD

DOLO: Las cláusulas de este tipo no pueden excluir jamás el dolo directo, por
prohibirlo expresamente el artículo 1465 del Código Civil. En lo que respecta a la culpa
grave, en cambio, en principio no hay dificultades para que sea materia de una cláusula de
exoneración de responsabilidad, siempre que ésta se refiera a ella en forma específica.
Puede ocurrir que alguien esté dispuesto a aceptar el daño debido al extremo descuido de
otro. No hay razón de orden público o buenas costumbres que impida esa convención.
(BARROS)

VALOR DE LAS CLAUSULAS DE IRRESPONSABILIDAD

Alessandri LEY DEL CONTRATO

“cuando las partes o la ley, supliendo o interpretando la voluntad de aquéllas (art.


1547), han determinado la culpa de que responderá el deudor, lo han eximido de
responsabilidad o han limitado ésta en tal o cual forma, esa voluntad es ley (art. 1545).
Admitir que el acreedor pueda prescindir del contrato y perseguir la responsabilidad del
deudor fuera de sus términos, con arreglo a los arts. 2314 y siguientes del C.C., sería
destruir la fuerza obligatoria de la convención y negar toda eficacia a las cláusulas de
exención o de limitación de responsabilidad expresamente autorizadas por la ley (arts.
1547, inc. final, y 1558, inc. final)”.
La misma opinión, en sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, de fecha 8
de septiembre de 1992 (RDJ, Tomo LXXXIX, sec. 2ª, pág. 129).

la obligación y sus elementos estructurales.

relación Derechos Subjetivos v/s Derechos Jurídicos.

a.- Deber jurídico propiamente tal.

b.- La obligación propiamente tal.

c.- La carga.

OBLIGACIÓN

OBLIGACIÓN ES EMPLEADO EN MUCHOS SENTIDOS

A.- religiosas, morales, etc

b) Sede jurídica: acatamiento de normas, en general

c) Obligaciones en régimen especial: funcionarios, etc

d) VÍNCULO JURÍDICO

OBLIGACIÓN

DIFERENCIA CON DEBERES:

LA OBLIGACIÓN ASUME FISONOMIA DE “DEUDA”

EL DEBER EN LA OBLIGACIÓN ES UN DEBER DE PRESTACIÓN

LA OBLIGACIÓN EXPRESA “POR SI SOLA” LA RELACIÓN

ES TRANSITORIA

ES EXCEPCIONAL

OBLIGACIÓN

OBLIGACIÓN: VÍNCULO JURÍDICO ENTRE DOS PERSONAS DETERMINADAS, - DEUDOR Y


ACREEDOR- EN VIRTUD DEL CUAL LA PRIMERA SE ENCUENTRA EN LA NECESIDAD JURIDICA
DE DAR, HACER O NO HACER ALLGO A FAVOR DELA SEGUNDA (RAMOS PAZOS, DE LAS
OBLIGACIONES ED. JURIDICA P. 14)
OBLIGACIÓN

EXISTE DOS CONCEPCIONES

SUBJETIVA: es ética y pone acento en el deber del deudor

OBJETIVA: es económica y pone énfasis en el crédito y en la responsabilidad

OBLIGACIÓN

DISTINCIÓN DEBITO/ RESPONSABILIDAD

ESTA TESIS DISOCIA EL CONCEPTO

HAY DOS ELEMENTO AUTONOMOS:

EL DEBITO ( DEBITUM)

LA RESPONSABILIDAD (OBLIGATIO)

HISTORIA (Dº GERMANICO)

DEBITO /RESPONSABILIDAD

Permite explicar varias figuras del derecho positivo

Habría debito sin responsabilidad en la obligación natural (1470)

Habría responsabilidad sin débito en la fianza. 3er poseedor/

Deuda con resp. Limitada (tercer poseedor)

Responsabilidad sin deuda actual en cauciones para asegurar obligaciones futuras.

Obligaciones de medio/resultado

Es una clasificación de las obligaciones concebida por el tratadista francés Jean Demogue,
quien el año 1928, estudiando los temas de la responsabilidad contractual, propuso la
idea de distinguir en cuanto al objeto de la obligación estas dos categorías: obligación de
resultados y obligación de medios.

La clasificación tiene base legal en Francia, dado que el Código Civil francés presenta los
siguientes artículos, ambos en relación con la materia

Obligaciones de medio/resultado

El artículo 1137 expresa que la obligación de velar por la conservación de la cosa, sea que
la convención tenga por objeto sólo la utilidad de una de las partes, sea que tenga por
objeto la utilidad de ambas, impone al que tiene esa obligación el deber de aportar todos
los cuidados de un buen padre de familia (obligación de medios).

El artículo 1147 ordena que el deudor será obligado, si ha lugar, al pago de daños y
perjuicios e intereses, sea en razón de la inejecución de la obligación, sea en razón del
retardo en su cumplimiento, siempre que no justifique que la inejecución proviene de una
causa extraña que no le es imputable, aunque no haya mala fe de su parte (de resultado).

Obligaciones de medio/resultado

Según Demogue, las obligaciones resultado son aquellas en que el deudor se compromete
a obtener un resultado determinado, a conseguir el fin perseguido por el acreedor.

En cambio son obligaciones de medio aquellas en que el deudor sólo se compromete a


emplear la prudencia y diligencias necesarias para llegar al fin perseguido por el acreedor.

Obligaciones de medio/resultado

Serían obligaciones de resultado, según Alessandri, aquellas en que el deudor se


compromete a procurar al acreedor la realización misma de la obligación, a que este logre
el fin perseguido con ella, como entregar una cosa, pagar una cantidad de dinero,
transportar una mercadería o una persona.

Serían obligaciones de medio aquellas en que el deudor promete observar una conducta
determinada, obrar con determinada prudencia y diligencia a fin de tratar de obtener el
resultado que persigue el acreedor, pero no que éste se logre, como la del médico que
atiende a un enfermo, la del abogado que defiende un juicio, la del que está encargado de
la custodia de una cosa; ni el médico, ni el abogado, ni el depositario se obligan a sanar al
enfermo, ganar el juicio o restituir la cosa intacta, sino a hacer todo lo necesario para que,
en el primer caso el enfermo mejore, en el segundo el juicio se gane, y en el último la cosa
se conserve en buen estado.

Obligaciones de medio/resultado
En las obligaciones de resultado bastaría su inejecución para dar por establecida la culpa
del deudor, y a éste incumbiría probar su irresponsabilidad, pero en las obligaciones de
medio, sería el acreedor quien debería probar la culpa, o sea, que el deudor no tomó las
precauciones ni empleó la diligencia a que el contrato lo obligaba

Obligaciones de medio/resultado

Criado del Río señala que en España, al igual que en Francia e Italia, puede hablarse de dos
tipos de obligaciones, que pueden derivarse de un contrato: las obligaciones de resultados
en que el contrato exige unos resultados determinados; y las obligaciones de medios en
que el contrato no exige un resultado determinado, sino el aportar todos los medios
necesarios para que el resultado sea el mejor posible. Este es el tipo de contrato que se
establece en la relación médico-enfermo.

Generalidades

ORIGEN: Francia, remoto en roma y derecho Alemán.

ESTADO: Amplia difusión; desigual recepción.

CLAFICASIÓN: Atiende al objeto (sust. De la prestación)

PROBLEMAS: Aplicación en nuestro ordenamiento.

¿se aplica?

¿para qué se aplica?

Obligaciones de medio/resultado

Alessandri:

la distinción no es aplicable entre nosotros. Tratándose de obligaciones contractuales, la


prueba de la diligencia o cuidado incumbe siempre al deudor, porque es quien ha debido
emplearla (artículo 1547 inc. 3°) y la ley no ha hecho distinciones acerca de la naturaleza
de la obligación. Sea, pues, la obligación de resultado o de medio, al acreedor le bastará
establecer su existencia; es el deudor que pretende liberarse de responsabilidad quien
deberá probar el caso fortuito o que empleó la debida diligencia o cuidado, a menos que
la ley expresamente ponga la prueba de la culpa a cargo del acreedor, como en el caso del
artículo 2158 inc. final.
(Pero cabe advertir que en el caso de este inciso, el mandante deberá probar la culpa del
mandatario, no para hacer efectiva la responsabilidad de éste por inejecución de sus
obligaciones, sino para dispensarse él mismo de cumplir con las que, a su vez, el mandato
le impone a favor del mandatario.)

Obligaciones de medio/resultado

Abeliuk

sostiene que el ejemplo corriente de obligación de medios es el de ciertos profesionales,


como el médico, quien no se obliga a mejorar al enfermo sino a prestar toda su diligencia
para conseguirlo. Agrega que las obligaciones contractuales son normalmente de
resultado; sin embargo la responsabilidad profesional es normalmente contractual, pero
la culpa, según la doctrina de las obligaciones de medios corresponde probarla al
acreedor.

Sin embargo, concluye explicando que entre nosotros la distinción no resulta aplicable,
pues la disposición del artículo 1547 del Código Civil presume la culpa sin hacer
diferencias.

En relación ahora con la responsabilidad profesional, Abeliuk señala que si un profesional


como el médico, en el desempeño del encargo causa por culpa o dolo un daño a quien le
encargó sus servicios, la responsabilidad que le cabe es contractual.

No obstante reconoce que en la práctica, el sistema conduce al absurdo de considerar por


ejemplo que si al médico se le muere un paciente, se le presume la culpa. La teoría de las
obligaciones de prudencia y resultado soluciona muy adecuadamente el problema pero su
introducción es difícil en nuestra legislación (por el artículo 1547 C.C.).

De la Maza, A partir de la obra de Demogue, la doctrina y jurisprudencia distinguen con él


entre las obligaciones de medios o de prudencia y diligencia y las obligaciones de
resultado. En las primeras, la prueba de que el deudor faltó al cuidado y diligencia
debidos, corresponde al acreedor. En las segundas, se presume la culpa, la falta de
cuidado y diligencia, bastando al acreedor probar que no obtuvo el resultado
comprometido, a que se obligó el deudor. La diferencia señalada entre nuestra legislación
civil y la francesa hace que deban considerarse con cierto cuidado las obras de los autores
franceses en lo que dice relación con la responsabilidad contractual. De llegarse a la
conclusión de que la relación médico-enfermo y de que las obligaciones que el médico
contrae no son de resultado, sino de prudencia y diligencia, en Francia el peso de la
prueba correspondería al paciente que reclama la indemnización, mientras que en Chile
correspondería al médico probar que empleó la diligencia y cuidado debidos o que el
incumplimiento se debe a caso fortuito.

La indicada clasificación doctrinaria de las obligaciones, por tanto resulta innecesaria en


nuestra legislación, sin perjuicio de reconocer que determinados contratos, si bien no
obligan a un “resultado”, imponen una obligación de seguridad a favor de uno de los
contratantes, o con mayor precisión, a favor de la persona de uno de los contratantes,
como ocurre en el transporte de personas (art. 2015), espectáculos (art. 1546), hospedaje
(art. 1546), etc.136

A diferencia de lo que ocurre en Francia, en Chile no es necesario investigar si las


obligaciones del médico son de medio (de prudencia y diligencia) o de resultado
(determinadas). En todo caso, el médico sujeto a un paciente por vínculo de obligación
debe emplear en el cumplimiento de ésta el debido cuidado y a él corresponde probar
que empleó en cumplirla la debida diligencia (art. 1547 inc. 3°).

Stitchkin señala que la distinción no tiene asidero legal en nuestro derecho de modo que
todo incumplimiento de un contrato se presumirá culpable, cualquiera que sea la
naturaleza de la obligación contraída, salvo que la ley disponga expresamente lo contrario

Tiene especial aplicación en responsabilidad médica

Recientemente se ha resuelto que la prueba de la culpa del mandatario –


profesional odontólogo–, está sujeta a las reglas generales del derecho común, bastando
por tanto al mandante probar la existencia de la obligación incumplida para que dicho
incumplimiento se presuma culpable, y correspondiendo al mandatario exculparse en
razón de caso fortuito, fuerza mayor o falta de negligencia

Ejemplos de una y otra

MEDIOS: COMPORTAMIENTO DILIGENTE

Atender a paciente

Atender a cliente HACER

Llevar un juicio

RESULTADO: ALTERACIÓN DE REALIDAD


Conducir una carga DAR

Pagar un precio

Entregar una cosa

Obligaciones de medio/resultado

Tesis de Daniel Peñailillo:(p. 228)

Hay que distinguir:

la prueba del incumplimiento

la prueba de la culpa

En cuanto a la prueba del incumplimiento, hay que considerar:

1698: Extinción: el que la alega.

El cumplimiento es extinción de obligación

En la de medio: acreedor alega que deudor fue negligente (NC), y deudor que fue diligente
(C), es el segundo el que debe probar cumplimiento.

En la de resultado: acreedor alega que resultado no se produjo (NC), y deudor que sí, (C),
el deudor debe probar que resultado se produjo.

Conclusión: en ambos casos el peso es el misnmo pero el contaenido de la P, distinto.

II. Prueba de la culpa

En Chile, establecido el incumplimiento, se presume culpable 1547 inc. 3°

En ambas, el que alegue diligencia debe probarla

Sólo queda una diferencia:

Obligación de medios: deudor P diligencia, y se libera definitiva e indiscutidamente

Obligación de resultado: deudor P diligencia, no está claro si ello libera al deudor. Se


podría afirmar que la ausencia de culpa no libera al deudor. Sólo se liberaría por caso
fortuito
Tesis Tapia Rodriguez

Voltaire sostenía que “un médico promete cuidados y no la recuperación; hace sus
esfuerzos y por ello se le paga

Según esta clasificación, la obligación de cuidados a que se compromete el médico


es una obligación de medios, como concluyó tempranamente en el derecho nacional
Orlando Tapia S. (1941): “por regla general, el médico no se obligará a otra cosa que a
emplear en el cuidado del enfermo la prudencia y diligencia necesarias... no se
compromete, en manera alguna, a sanar al enfermo, sino solamente a desplegar todos los
cuidados y precauciones que las reglas propias de su profesión requieran...”, así, “si el
enfermo pretende que el médico no ha empleado la diligencia y prudencia debidas en su
atención, deberá ser él quien pruebe esta circunstancia

Tesis Tapia Rodríguez

Regla general sería obligaciones de medios, y excepcionalmente de resultados

RG

Sin duda, resulta difícil soslayar los términos generales del 1547. A pesar de ello, y aun
cuando no se aceptare formalmente la distinción entre obligaciones de medios y de
resultado, es evidente que existen ciertas obligaciones que por su misma naturaleza
exigen un juicio de valor para apreciar su cumplimiento o incumplimiento, como es el caso
precisamente del acto médico, pues al fundarse la profesión médica en una ciencia
aproximativa, interviniendo un elemento aleatorio en su ejecución, no es suficiente para
dar lugar a la responsabilidad que se acredite que no se sanó al enfermo

TESIS TAPIA

Una obligación de resultado, como se indicó, exige del médico la obtención de una
prestación, transformándose en una especie de garante de su obtención, y acreditándose
su incumplimiento por el sólo hecho de no obtener el fin perseguido. Frente a estas
obligaciones el profesional no puede eludir su responsabilidad probando su diligencia o la
existencia de un error de conducta inevitable, no quedándole otra excusa que acreditar
una causa inimputable (una causa adecuada de los daños externa, imprevisible e
irresistible, como la fuerza mayor). Teóricamente, como concluyeron los hermanos
Mazeaud, la culpa también existe en una obligación de resultado: el deudor se había
comprometido a la obtención de un objeto preciso y su sola inejecución constituye una
prueba del incumplimiento culpable. Pero en términos prácticos, no existen diferencias
entre crear una obligación de resultado a cargo del médico y hacerlo responsable
extracontractualmente de manera “estricta” de los daños que derivan del incumplimiento.

Una cuestión debe aclararse: las obligaciones de resultado a cargo del médico son
eminentemente excepcionales. La intervención de un fuerte elemento aleatorio en la
prestación médica (la posibilidad que tiene el paciente de recuperar la salud) excluye
como regla general toda garantía de resultado, puesto que no puede entenderse que el
médico se compromete a algo que va más allá de su alcance.

TESIS TAPIA

En general estas obligaciones de resultado médicas pueden tener dos fuentes: la


convención, el contrato médico, y la propia naturaleza de las obligaciones precisas a las
que se compromete el médico.

TESIS TAPIA

Obligaciones de resultado convencionales.

La voluntad de las partes puede conferir a la obligación del médico el alcance de una
obligación de resultado. Un caso típico es el cirujano plástico que promete la obtención de
un determinado resultado “geométrico” facial, apoyándose para ello en croquis.

Otro ejemplo, es si el médico promete realizar un acto personalmente o en un


determinado plazo, como el obstetra que se obliga a estar presente en el parto y que
responde por la torpeza del sustituto.

Asimismo, en el derecho francés en una responsabilidad cercana a la médica, se entiende


que un centro de transfusión sanguínea que precisa que la extracción de sangre no
presenta ningún riesgo, contrae una obligación de resultado en relación a los donadores.
Pero, sin lugar a dudas, los médicos son reacios a obligarse a determinados resultados,
siendo la naturaleza de la prestación médica la fuente principal de tales obligaciones

TESIS TAPIA RODRIGUEZ

Obligaciones de resultado emanadas de la naturaleza de la prestación.

La prioridad que las sociedades contemporáneas atribuyen a la obtención de la “seguridad


sanitaria”, que permita prevenir algunos riesgos a los pacientes y que asegure la
reparación de los daños si se realizan, ha llevado a que se grave excepcionalmente a los
médicos, pero sobre todo a los establecimientos de salud, con algunas obligaciones de
seguridad de resultado que no aceptan la excusa ni de la diligencia ni del error de
conducta. En general, la prestación de estas obligaciones no depende de elementos
aleatorios externos, y se consideran tan relevantes para los pacientes que se fuerza a los
médicos a prevenir su incumplimiento (o a contratar un seguro) por medio del
establecimiento de estas obligaciones de resultado. Entre estas obligaciones, escasamente
desarrolladas en el derecho nacional, se examinarán tres, refiriéndose esencialmente a la
práctica francesa: (i) Obligación de entrega de información; (ii) Obligación relativa a los
materiales y productos de salud; y (iii) Obligación relativa a exámenes o análisis simples.

TAPIA RODRIGUEZ

Obligación de información de resultado (entrega). El deber de informar al paciente puede


calificarse como una obligación accesoria del contrato médico (implícita en virtud del art.
1546 del Código Civil) o como una obligación precontractual que persigue ilustrar el
consentimiento antes de la intervención médica.84 En el derecho comparado la obligación
de información médica ha tendido a abandonar los códigos de deontología profesional
para transformarse en un derecho del paciente.85¿Pero qué debe informar el médico? Es
cierto que la medicina se apoya en una ciencia, en prácticas, que poseen un lenguaje más
bien indescifrable para el paciente. Generalizando, puede sostenerse que el médico debe
entregar una información inteligible, apropiada y completa.86 En primer lugar, para ser
inteligible la información médica puede (o debe) ser aproximativa, a condición de que sea
leal, y así por ejemplo se ha juzgado en el derecho comparado que un cirujano satisface
esta obligación si habla de “sinusitis” al paciente cuando la afección verdadera era una
“mucositis frontal”. 87 En segundo lugar, la información debe ser apropiada, y por ello un
diagnóstico grave o fatal debe revelarse con circunspección al paciente y a su familia, no
pudiendo en ningún caso mantenerse en la ignorancia si la enfermedad expone a terceros
a un contagio. En tercer lugar, la información debe ser completa, debe comprender,
además del diagnóstico del estado del paciente, la utilidad, los riesgos y las consecuencias
previsibles de los tratamientos que se proponen.88 Esta información, extensible a todos
los riesgos previsibles, ha generado discusiones. En Francia, un fallo de principio resolvió
que el médico no está dispensado de informar por el solo hecho de que los riesgos se
realicen “excepcionalmente”; pero cabe la pregunta de si, al obligar a los médicos a
señalar todos los riegos graves, aunque sean excepcionales, se aterroriza inútilmente a los
paciente, incentivando las “medicinas paralelas”90. Evidentemente, el médico queda
eximido de esta obligación de información en caso de urgencia, imposibilidad de
comunicarla (paciente inconsciente) o de rechazo a ser informado91 . Finalmente, para
mejorar la transparencia de la relación entre el médico y el paciente, los deberes de
información envuelven en la actualidad el libre acceso al dossier médico o ficha clínica

TAPIA RODRIGUEZ

(ii) Obligación de resultado por los materiales y productos. Usualmente, en el acto médico
se utilizan materiales (bisturí, mesa de operación, prótesis, etc.) y productos de salud
(medicamentos), y su empleo adecuado forma parte del cumplimiento de la obligación
principal medios del médico. Pero ¿qué ocurre si el médico utiliza productos vencidos o
instala una prótesis defectuosa? Inspirándose en las disposiciones que sancionan los vicios
ocultos de la cosa vendida (arts. 1857 y s. del Código Civil), se hace garante al médico por
la normalidad (ausencia de vicios) de los materiales y productos empleados, sujetándolo a
una obligación de seguridad de resultado a su respecto.95 Evidentemente, si los
materiales y productos se encuentran en un estado de experimentación, conociendo y
aceptando el paciente su utilización, el médico sólo será obligado al deber general de
prudencia y diligencia en su instalación o administración. En un ámbito cercano al médico,
luego de los contagios por sangre contaminada con SIDA, en Francia se hace responsable a
los centros de transfusión sanguínea de una obligación de resultado en cuanto a la
inocuidad de la sangre que suministran; aunque las clínicas, imposibilitadas de controlar
minuciosamente la calidad de la misma, siguen sujetas a una obligación de medios a su
respecto.96 Por lo demás, estas reglas son consistentes con las normas comparadas que
crean una responsabilidad estricta por los daños causados por productos defectuosos

TAPIA RODRIGUEZ

(iii) Obligación de resultado por exámenes y análisis simples. Los diagnósticos y exámenes
médicos están sujetos a la interpretación que debe hacer el profesional acerca de su
alcance y posibles efectos, y en esto se someten a la regla general de la obligación de
medios. Pero existen exámenes o análisis de laboratorio que no presentan ningún
elemento aleatorio, que no necesitan interpretación y sobre los cuales el paciente puede
esperar legítimamente un resultado exento de errores (ej. la determinación del grupo
sanguíneo). Así, en el derecho comparado se ha impuesto a cargo de los laboratorios
médicos una obligación de resultado, comprometiendo su responsabilidad por el sólo
hecho de entregar un resultado erróneo de un examen simple.98 Así también lo ha
resuelto recientemente la Corte Suprema, al condenar a un laboratorio médico a
indemnizar a un cliente que contrató sus servicios para efectuarse un test de SIDA y a
quien informó erróneamente que su sangre estaba contaminada con el VIH, en
circunstancias de que tres años más tarde se comprobó que nunca había sido portador de
ese virus.99 La sentencia de instancia había declarado que por tratarse del SIDA, el
laboratorio debió extremar los cuidados en la identificación de la muestra, exigiendo
incluso gestiones que iban más allá de los deberes legales vigentes a esa fecha; lo que
muestra que una prueba de la diligencia resultaba prácticamente imposible. En este
aspecto, por tanto, la obligación de tomar y etiquetar correctamente una muestra de
sangre parece claramente ser, en opinión de la Corte Suprema, una obligación de
resultado cuya mera infracción es suficiente prueba del incumplimiento culpable del
contrato

Obligaciones de medio/resultado

Críticas Formuladas a la Clasificación

Si bien la teoría (de origen relativamente moderno), goza actualmente de gran


difusión, no ocurre lo mismo con su recepción, toda vez que ha sido objeto de variadas
críticas, de las cuales pasamos a exponer las más relevantes:

Críticas

Todas las obligaciones apuntan a un Resultado

i) En última instancia todas las obligaciones apuntan a un resultado, sólo que en las
denominadas obligaciones de medio el resultado se presenta más estrecho.

ii) Lo anterior fundado en el hecho de que siempre la prestación tiende a satisfacer un


interés del acreedor, de modo que lo que ocurre es que finalmente en las obligaciones de
medio el resultado se reduce al “intento”.

iii) Por otra parte, toda obligación de medio supone al menos uno o más resultados
intermedios (por ejemplo, la del abogado de contestar la demanda en tiempo y forma) y
así, la obligación llamada de medio, no sería más que una sucesión de obligaciones de
resultado[1].

Al respecto debe contestarse que si bien es cierto que las partes al contratar siempre
tiene en cuenta un resultado, no hay inconveniente en excluirlo de la obligación, con lo
que se sálvale inconveniente terminológico que detecta dicha crítica.

[1] Véase el Considerando Vigésimo Quinto de Sentencia ROL 4103-05 de 24 de


Septiembre de 2007 dictada por la Corte Suprema conociendo del Recurso de Casación en
el Fondo.

Críticas
Toda Obligación Supone el Empleo de Ciertos Medios

Lo anterior importaría que en definitiva, un resultado no se puede obtener mientras no se


desarrolle un determinado comportamiento, por lo que toda obligación al requerir un
comportamiento diligente podría catalogarse de una obligación de medio.

Al respecto puede contestarse que lo anterior, no obstante prima facie puede parecer
lógicamente correcto no es tal, toda vez que una prestación puede incluir un sin fin de
medios y a la vez un resultado, lo que implica que no obstante realizar todos los actos
intermedios diligentemente, mientras no se obtenga el resultado descrito, no podrá
hablarse de cumplimiento.

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