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Las Relaciones Internacionales

RESUMEN.

En principio, podríamos definir las relaciones internacionales como el conjunto de


relaciones económicas, políticas y culturales que los Estados mantienen entre sí.
Esto confinaría el objeto de nuestro estudio a los niveles estatal y supranacional, y
tiene la virtud de la simplicidad. Las guerras, las alianzas militares, las relaciones
diplomáticas, las negociaciones en el seno de los organismos internacionales, la
cooperación estatal al desarrollo, la coordinación internacional de políticas
económicas, son todos ellos ejemplos de relaciones inter-estatales. No obstante,
los Estados no son los únicos actores del escenario internacional.

En forma creciente, los propios organismos internacionales, las empresas, las


ONG’s, las redes científicas y, recientemente y gracias al desarrollo de las
telecomunicaciones e internet, hasta los mismos individuos, están cada vez más
imbricados en un sistema económico, político y cultural global. Más aún,
decisiones que tradicionalmente Las relaciones internacionales son el conjunto de
mecanismos mediante los cuales los Estados, las sociedades civiles y los
organismos internacionales interaccionan entre sí para responder a desafíos
individuales o colectivo.

La Conferencia de Paz de París de 1919, celebrada tras la Primera Guerra


Mundial, reunió en la capital francesa a numerosos académicos y expertos de la
materia. Treinta y siete de ellos, británicos y estadounidenses, aprovecharon la
ocasión para discutir sobre la creación de un instituto de estudios internacionales
cuyo objetivo principal fuera evitar futuras guerras. Resultó ser el primer paso
hacia la institucionalización de las Relaciones Internacionales. Un año después
se crearía en Londres el British Institute of International Affairs, más conocido
como Chatham House. Y en 1921 nacería en Nueva York el Council on Foreign
Relations, organización hermanada con el primera.
La realidad internacional precisaba, desde hacía años, de una disciplina integral
que explicara y analizara los complejos problemas globales, y fuera capaz de
proponer soluciones. Hasta ese preciso momento, esta tarea había sido afrontada
de manera sumaria por otras doctrinas, cada una de las cuales hizo, en diferentes
tiempos históricos, importantes contribuciones a la posterior constitución de
las Relaciones Internacionales.

En un primer momento, la protagonista fue la Historia Internacional, con la Paz de


Westfalia y la constitución de los Estados modernos en Europa como
acontecimiento representativo. Luego le llegó el turno al Derecho Internacional,
atento a la formalidad del sistema internacional, regulado por leyes que a su vez
recogían las pretensiones de los Estados modernos. Esta ciencia social planteó la
cuestión, por primera vez, en términos globales, recogiendo de la anterior
disciplina al Estado como actor omnipresente.

Por último, la Diplomacia aportó una perspectiva sociológica y jurídica que ayudó a
superar la concepción del Estado como único actor de la esfera internacional. La
clave de esta disciplina, sin embargo, reside en la explicación de cómo le corps
diplomatique terminaba identificando intereses comunes entre los diferentes
Estados. La firma de tratados terminó siendo una escena cotidiana, que derivó en
la creación de las primeras instituciones multilaterales, entre las que destacó
el Congreso de Viena de 1815. Se asumía, por tanto, la existencia de un ente
global sobre el cual un conjunto de Estados actuaba.

A pesar de los esfuerzos de estas tres disciplinas por estudiar y explicar los
fenómenos internacionales, la irrupción de nuevas ideologías y marcos
intelectuales, el derrumbe de la estabilidad y la homogeneidad propios de la
sociedad internacional del Ancien Régime, todo ello mostró el abismo entre la
norma jurídica internacional y las vicisitudes de las sociedades. De ahí la
necesidad de una nueva disciplina científica, que se materializaría en 1919.
El proceso de elevar las Relaciones Internacionales a la categoría de ciencia
culmina en la década de los treinta. Sin embargo, hasta la posguerra la disciplina
no empezará a desarrollar una verdadera indagación teórica, auspiciada por la
evolución de la sociedad internacional, las armas nucleares, la bipolarización,
la descolonización, entre otros fenómenos. La teoría realista será la primera en
dotar a las Relaciones Internacionales de los rasgos que la definirán como ciencia.

Como toda doctrina, las Relaciones Internacionales son un elemento vivo, que


muta y se transforma; está en constante cambio. Sus estudiosos han formulado
diferentes teorías y paradigmas con los que explican, o tratan de explicar, los
fenómenos globales. La sociedad internacional actual dista considerablemente de
la de principios del siglo XX: la globalización, las interdependencias, la pluralidad
de tipos y cantidades de actores no estatales, las “nuevas guerras”, son algunos
de los factores que distorsionan, en el presente, su comprensión.

Por suerte, las Relaciones Internacionales, una ciencia “joven” que ha sido capaz
de desarrollar en un siglo un amplio espectro de interpretaciones, sigue en su
empeño de explicar cualquier recóndito e inusual desafío internacional.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA.
Relaciones Internacionales, Esther Barbe. (1995). Relaciones Internacionales.
Madrid: Tecnos, pp. 19-40.

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