Está en la página 1de 2

Andrés Felipe Angarita Noriega

Relatoría “Método, sorpresa, subjetividad, verdad y saber”

El método cuantitativo, aferrado al título de lo científico, tiene por objeto el medir y


someter a experimentación los diversos fenómenos que tiene a su alcance, con el principal
objetivo de hallar la veracidad de las cosas. Los alcances, dada la naturaleza de su objetivo,
son limitados e inclusive pueden llegar a pecar de especulativos cuando intentan abarcar
fenómenos que escapan de su mirada. Por tal motivo se abandonan ciertos aspectos y
objetos de estudio, algunos de gran importancia como el llamado “sujeto”, que se ve
rescatado por el método psicoanalítico. Esta es la premisa con la que parte el texto, desde
una comparativa entre los distintos métodos investigativos y la particular importancia que
otorga el psicoanalítico a la individualidad e idiosincrasia de cada sujeto.

El psicoanalítico es un método caracterizado por un proceder único y creativo, aunque no


por ello dando rienda suelta a la improvisación. Es un método que abre puertas a nuevas
problemáticas, así se alejen del principal objeto de interés que da nacimiento a la
investigación, con la idea de construir el método de un modo progresivo que se reformula
constantemente de cara a la adquisición de nuevos conocimientos y datos. En el terreno del
psicoanálisis, el método debe ser flexible, un método que llama al investigador a evitar la
repetitividad de otros, y lo impulsa a buscar nuevos saberes. Esto no significa que el
investigador psicoanalítico deba partir desde cero, sin ningún conocimiento o preparación;
para el método es válido basarse en otros modelos, pero no seguirlos a modo de protocolo;
“se trata de que cada investigador descubra su propio método, sin dejar de tomar guías”.

Desde este método se parte de dudas, incertidumbres que nacen en el inconsciente de un


sujeto, y que no se conocen a partir de situaciones, hechos o eventos, sino del propio
discurso. El sujeto ubicado dentro de estos contextos, debe valerse no de su edad o
inteligencia, sino de su responsabilidad. Esta responsabilidad tiene que ver con la posición
que se tenga respecto al ser de goce, ese ser que favorece la transgresión, y cuyas
intenciones se demuestran por medio de la palabra. Esto se explica como una revelación de
aspectos inconscientes a partir de la experiencia denominada “cínica del uno por uno”, cuya
principal técnica es el discurso. Estas experiencias, y el método en general, debe tener un
soporte básico en los principios fundamentales del psicoanálisis, principios que no buscan
deformar o intervenir en la transmisión de los datos, sino adoptar un fin esclarecedor.

A la luz del psicoanálisis, en el campo clínico e investigativo, lo fundamental recae no solo


en lo dicho mismo, ni en revelar lo que está oculto; lo fundamental está en la significancia
que para el sujeto tiene lo que acaba de decir, y el establecer si él niega o confirma la
afirmación a lo largo de su discurso. Esto, en palabras literales del autor “permite preservar
el sujeto del inconsciente”. El hecho de que quien habla pueda volver sobre lo dicho y
replantearse su posición, plantea la cuestión de saber desde que posición lo hace. Es por
ello que el investigador debe estar al pendiente de cualquier advenimiento, sorpresa
repentina, o momento de “insight” que emerge en el sujeto producto del inconsciente. Ese
instante de “insight” no debe forzarse ni mucho menos; no hay procedimiento para llegar a
el, ni es el objetivo de las entrevistas el llevar al entrevistado a ese destino, sino que busca
adentrarse en una información más profunda, y en esta vía, el sujeto del inconsciente (o de
la enunciación) es forzado a manifestarse. A medida que el sujeto habla, se va
responsabilizando más sobre el decir. Esto le impide al sujeto actuar de cualquier forma, no
goza como solía hacerlo y abre las puertas a la angustia. En la clínica, es esa pregunta sobre
el deseo la que inquieta al sujeto, el cuestionar el goce que en realidad lo enjaula y retiene,
y el darse cuenta de que, con trabajo, puede renunciar a ese actuar, por la vía del deseo. Es
por ello que no hay clínica analítica sin preguntas que el paciente quiera resolver, sin que el
sujeto se considere el mismo una pregunta y sin que sea a la vez una pregunta para el
analista. El deseo permite modificaciones, rectifica y se transforma, además de constituirse
en relación con el otro. En cambio, el goce es imperativo, constituye una inercia y se
impone bajo la forma de la repetición. En psicoanálisis, método, deseo e investigación se
oponen a goce, imperativo y estandarización.

El término “verdad” es también uno de los aspectos pertinentes que se tratan en el texto,
entendiendo esta última como un término que no tiene una única dirección, sino que,
dependiendo de la perspectiva, existen diversas nociones válidas. Las cuatro nociones de
verdad según la comisión son: verdad “objetiva o forense”, la “personal o narrada”, la
“social o dialógica” y la “curativa o restauradora”. La primera verdad se centra
principalmente en los hechos, pruebas y evidencias que puedan ser verificables, entre que
las otras tres tienen la particularidad de fundarse en el discurso. La verdad personal tiene el
objeto de servir para una función social, enfocándose en reconocer y escuchar a los sujetos
afectados, la social aparece producto de la interacción de los involucrados, y la curativa,
que coloca los hechos y su significado en el contexto de las relaciones humanas, y
enfatizando en el reconocimiento de los demás. Así, todas estas verdades se encuentran
necesarias y útiles en el contexto humano, que obedecen a una finalidad distinta pero podría
decirse, complementaria.

Finalmente, el autor vuelve sobre sus pasos a modo de conclusión, afirmando que la
conjetura hace parte del proceso creativo e innovador, y que sirve como despliegue a
nuevos saberes. Por ello, piensa el autor, quienes se basan en manuales para su práctica
clínica no buscan indagar, inferir ni analizar; su actuar se vuelve más simple y desaparece
el interés investigativo, lo cual, es precisamente, contrario a lo que dirige el foco de
atención del actuar psicoanalítico.

También podría gustarte