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PUREZA Y
CANNABIS SATIVA
PÁG. 3/19
Y salud publica
LUGAR DE
RECLUSIÓN COMO
AGRAVANTE EN LA
LEY 20.000
PÁG.7 /34
ANIMUS DETINENDI
EN EL PORTE DE
ARMA DE FUEGO
PÁG. 11/38
DESACATO
CONTINUADO
PÁG. 15/55
BOLETÍN DE
FALLOS
Unidad de Estudios
RELEVANTES Regional
DEFENSORÍA PENAL
PUBLICA
Región De Coquimbo
Comentarios y Jurisprudencia
Contenido
PRESENTACIÓN................................................................................................................ 4
COMENTARIOS................................................................................................................. 5
I.- EXIGENCIA DE PUREZA Y CANNABIS SATIVA......................................................5
PLANTEAMINETO DEL PROBLEMA........................................................................5
POSICIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO...................................................................5
POSICION DE LA DEFENSA.....................................................................................7
II.- LUGAR DE RECLUSIÓN COMO AGRAVANTE EN LA LEY 20.000.......................9
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA........................................................................9
POSICIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO...................................................................9
POSICIÓN QUE HA SOSTENIDO LA DEFENSA....................................................10
OTROS ASPECTOS A CONSIDERAR....................................................................11
III. – ANIMUS DETINENDI EN EL PORTE DE ARMA DE FUEGO..............................13
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA......................................................................13
TRATAMIENTO DEL PORTE DE ARMA DE FUEGO CON ANTERIORIDAD A LA
LEY 20.061...............................................................................................................13
MODIFICACIÓN A LAS FIGURAS PENALES DE PORTE Y TENENCIA DE ARMA
DE FUEGO POR LA LEY 20.061 Y JURISPRUDENCIA POSTERIOR...................14
IV.- DESACATO CONTINUADO..................................................................................17
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA......................................................................17
LA CONSIDERACIÓN TRADICIONAL DEL DELITO CONTINUADO Y SU
APLICACIÓN POR LA JURISPRUDENCIA.............................................................17
APLICACIÓN DE LA DOGMÁTICA DEL DELITO CONTINUADO A LA FIGURA
PENAL DE DESACATO...........................................................................................18
EL FALLO DEL TOP DE OVALLE DE 26 DE SEPTIEMBRE DE 2016...................20
ANEXO DE SENTENCIAS................................................................................................21
I.- EXIGENCIA DE PUREZA Y CANNABIS SATIVA....................................................21
1.- Absuelve del delito de trafico en pequeñas cantidades relativo a cannabis
sativa por falta de acreditación de la pureza (CA La Serena, 2016.10.28 ROL
405-2016)................................................................................................................. 21
2.- CA de La Serena rechaza recurso de nulidad del MP: la falta del informe de
pureza de la droga en el tráfico de pequeñas cantidades permite absolución del
imputado (CA La Serena, 2016.12.05, rol 443-2016).............................................25
3. - CA de La Serena rechaza recurso de nulidad del MP: la falta del informe de
pureza de la droga en el tráfico de pequeñas cantidades permite absolución del
imputado (CA La Serena, 2017.01.23, rol 531-2016).............................................31
4.- CA La Serena confirma sentencia que condena a imputado por tráfico en
pequeñas cantidades de cannabis sativa sin informe de pureza (CA La Serena,
2017.01.24 ROL 22-2017)........................................................................................34
II.- LUGAR DE RECLUSIÓN COMO AGRAVANTE EN LA LEY 20.000.....................36
1.- Corte acoge recurso de nulidad interpuesto por la defensa. Reconoce
errónea aplicación de agravante especial del art. 19 letra h) de la ley 20.000 a
interno cumpliendo condena (CA La Serena 08.08.2016 rol 259-2016)..............36
III.- ANIMUS DETINENDI EN EL PORTE DE ARMA DE FUEGO................................40
1. - TOP absuelve porte ilegal de arma por no concurrir el elemento del tipo:
animus detinendi (TOP Ovalle 2016.08.26 rol 134-2016)......................................40
2. - TOP absuelve por el delito de porte de arma prohibida, puesto que es
necesario más que la tenencia material momentánea (TOP La Serena
2016.09.02 rol 205-2016).........................................................................................48
III. - DESACATO CONTINUADO..................................................................................57
1. - TOP de Ovalle entiende configurado un delito de desacato continuado
respecto de imputado que concurre en tres oportunidades al domicilio de la
víctima pese prohibición judicial (TOP Ovalle 26.09.2016 rol 143-2016)............57
IV.- LEX TERTIA Y AGENDA CORTA.........................................................................75
1. - TOP de Ovalle adecua sentencia penal suprimiendo agravante de pluralidad
de malhechores por aplicación de ley penal más favorable (TOP Ovalle
2016.10.13 rol 145-2014).........................................................................................75
2. - TOP de La Serena rechaza adecuación en razón de dictación de la ley
20.931 no implica ley más favorable (TOP La Serena 2016.10.4 rol 198-2007)...78
Presentación
Estimados:
1
Defensoría Nacional. Departamento de Estudios, 2016, Aplicación de la ley penal y
procesal penal en el tiempo, Minuta redactada como consecuencia de la dictación de la
Ley 20.931. Disponible en https://decisia.lexum.com/dppc/cm/es/item/212518/index.do?
r=AAAAAQA5QVBMSUNBQ0nDk04gREUgTEEgTEVZIFBFTkFMIFkgUFJPQ0VTQUwgU
EVOQUwgRU4gRUwgVElFTVBPAQ
Atte.,
Erick Astudillo Canessa
Editor
Comentarios
2
Comentario de don Rodrigo Paredes Domínguez, Postulante en Práctica Profesional
DPP
3
En este sentido, revisar Unidad de Estudios IV Región, Boletín de fallos relevantes,
Enero-Junio de 2016 (Nota del editor)
4
JOSHI, UJALA (1999) Los delitos de tráfico de drogas II. Un estudio analítico del artículo 368 del
Código Penal ; Editorial Bosch, Barcelona, p. 103
extraen de la planta -que son secadas y molidas, pero que no atraviesan por procesos
químicos en los que se le agreguen distintos elementos o sustancias, sino que, a lo sumo,
por un procedimiento físico de aglomeración- (o que se denomina prensado), no estaría
sujeta a una modificación de la composición material intrínseca de la droga y, en
consecuencia, se seguiría manteniendo en sus condiciones vegetales naturales, es decir,
conservando su estado puro.
Debido a ello, las exigencias del protocolo del análisis químico de esta última
sustancia se satisfacen, según señala el MP, a efectos de dar por establecido el objeto
material del ilícito, con la identificación del producto, su peso o cantidad, naturaleza,
contenido y composición, así como la peligrosidad que reviste para la salud pública. La
determinación del grado de pureza, en el caso de la marihuana, no vendría a ser un
elemento de análisis necesario ya que, por el estado puro en que el estupefaciente es
consumido, no se presentaría la intervención de su condición natural con otras sustancias
que sirvan para aumentarlo o para modificar sus características o efectos.
El referido protocolo de análisis que describe el artículo 43 de la Ley N° 20.000
para el Ministerio Publico no estaría destinado a cumplir el rol de indiciario de
antijuridicidad material, dado que se encuentra regulado dentro del título referido a la
competencia de dicho organismo, específicamente dentro del párrafo sobre “medidas para
asegurar el mejor resultado de la investigación”. Los elementos allí enunciados y sobre los
cuales se debe pronunciar el Servicio de Salud -peso, cantidad, composición y grado de
pureza- solo le permitirían al juez un mejor conocimiento de las características de la droga
incautada, pero en ningún caso servirían para concluir que, dadas tales características, la
sustancia en cuestión -marihuana, en la especie- deja de ser tal.
Sostienen que ninguna disposición legal ni reglamentaria se pronuncia ni exige
porcentaje o composición alguna de la droga, bastando con identificar la naturaleza de la
misma conforme al reglamento para que concurra el objeto material del delito, y sin que
siquiera pueda considerarse este factor para la determinación de pena.
Finalmente, señalan que la norma del artículo 43 de la Ley de Drogas sería una
norma administrativa, que no integra en modo alguno el tipo penal y que, en
consecuencia, no habilita al tribunal para absolver ante la sola ausencia de una de sus
menciones, si el fiscal ha probado por otros medios la presencia del objeto material del
delito.
En este sentido se han pronunciado la Ilma. Corte de Apelaciones de Copiapó,
señalando que para la ley basta si se ha probado la existencia del principio activo, más si
se tiene en cuenta que para producir la marihuana se trituran y mezclan todas las partes
de la planta.
Para dicho Corte solo es necesario que en el referido protocolo conste la
presencia del principio activo THC, contenido en el artículo 1º del reglamento de la ley de
drogas, DS 565.
La Excma. Corte Suprema que ha sido vacilante al momento de sostener una
posición, ha seguido la postura que sostiene el ente persecutor en fallo Rol Nº 39.469-16
de fecha 4 de agosto de 2016 en que por decisión de mayoría rechaza recurso de
nulidad presentado por la DPP
Sostiene en esta sentencia que: “es posible advertir del texto del artículo 4° de la
ley del ramo transcrito, la pureza de la sustancia traficada no es una exigencia de ese tipo
penal ni tampoco indispensable para afirmar la antijuridicidad de la conducta que
describe, desde que basta para encontrarnos ante una sustancia prohibida que ésta sea
productora de dependencia física o síquica, sea o no capaz de provocar graves efectos
tóxicos o daños considerables a la salud, y que se encuentre incorporada en el
reglamento de la ley”, por lo que “De esta manera, la presencia de cannabinoles es
suficiente para calificar la sustancia como de aquellas que constituyen el objeto material
del delito de tráfico ilícito de drogas y para afirmar la puesta en peligro del bien jurídico
salud pública, cuestión que ocurrió en este caso según se probó con los protocolos de
análisis químico incorporados al juicio como prueba de cargo”.(Considerando 4°).
Específicamente, el fallo le atribuye otro rol al informe de pureza al indicar que si
bien el precepto alude a la pureza del estupefaciente, no lo hace a propósito de la figura
típica, sobre la cual el legislador sólo se refiere a una “pequeña cantidad” del alucinógeno,
de manera que “el elemento que en el informe se echa de menos tiene relevancia a la
hora de decidir si se está en presencia de un consumidor o de un traficante, criterio que
contempla el inciso final del artículo 4° de la Ley N° 20.000, incorporándolo como un
elemento de juicio más” (Considerando 5°).
POSICION DE LA DEFENSA
5
Comentario de doña Melissa Castro Díaz, Postulante en Práctica Profesional DPP
6
SALAZAR, ANDRÉS, Fundamento de agravación de la pena en razón de cometerse
el delito en el interior o en las inmediaciones de un centro penitenciario, Unidad
Especializada de Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas,
Ministerio Público, disponible en
http://www.fiscaliadechile.cl/observatoriodrogaschile/documentos/publicaciones/articulo_1
9_h_ley_20000_fundamento_pena_AS.pdf
norma pues una de las principales razones que justificaría, siguiendo en esto al profesor
Jean Pierre Matus, sería la aglomeración de personas que se da al interior de los centros
penitenciarios7, por lo que la calidad del sujeto activo sería insustancial.
En el mismo sentido, Aravena sostiene que lo que especialmente sanciona el
legislador es “valerse de la multitud de personas que dichos lugares suponen, para
distribuir más fácilmente la droga, lo que implica por una parte, pasar inadvertido en el
tumulto y por otra “poner en riesgo” la salud de un mayor número de personas”8.
Incluso, se exportan argumentos de la doctrina española, a propósito de las
circunstancias agravantes establecidas en el Código Español 9; “el trafico dentro de la
cárcel es sancionado con la agravante pues perturba el proceso rehabilitador de la
reclusión provocando luchas internas entre los clanes constituidos para ostentar el control
sobre el resto de la población reclusa, lo que se traduce en agresiones, violaciones, de
unos contra otros, alterando de esta forma la organización administrativa y régimen de
convivencia del centro penitenciario exacerbando la ya de por si precaria situación de los
mismos, dada su masificación y falta de medios personales y materiales”10.
Otra de las razones es la feble situación psicológica y material de las personas
sujetas al cumplimiento de penas al interior de estos recintos las que los hacen ser un
grupo especialmente vulnerable a la adicción de las sustancias estupefacientes y
psicotrópicas, lo que ha ameritado una especial protección por parte del legislador11.
Con todo, el Ministerio Público considera que no es lo mismo traficar droga tras
las rejas que en libertad, puesto que el pequeño traficante de drogas al interior de un
recinto penitenciario, ha debido superar grandes barreras o escollos para hacerse del
objeto ilícito, su actitud entonces, lo que demuestra objetivamente una mayor voluntad
criminal12.
7
POLITOFF, SERGIO, MATUS, JEAN PIERRE, RAMÍREZ, MARÍA CECILIA, 2008, Lecciones
de Derecho Penal Chileno. Páginas 618 y 619
8
ARAVENA, PATRICIO, 1998, Evolución Jurisprudencial del tratamiento penal del delito de
tráfico ilícito de estupefacientes, Tesis de grado, Universidad de Talca, p. 228
9
El artículo 369 N° 1 Código Penal Español que aumenta la pena del tipo base en un
grado cuando la conducta se realice mediante la introducción o difusión de drogas en
establecimientos penitenciarios
10
GANZENMÜLLER/FRIGOLA/ESCUDERO. “Delitos contra la Salud Pública (II), Drogas,
Sustancias Psicotrópicas y Estupefacientes”.Página 317. Editorial Bosch. 1997.
11
SALAZAR, ANDRÉS, op. cit., p. 6
12
Ibíd
Así puede colegirse del ámbito de aplicación de la norma, que no resulta
razonable aplicar la circunstancia a la comisión de delitos realizados por sujetos que se
encuentran recluidos en dichos establecimientos, toda vez que carecen de la posibilidad
de elegir otro lugar para el tráfico. Esto, en primer lugar, en razón del principio de
inherencia del art. 63 inciso segundo y, en segundo lugar, porque las relaciones de tráfico
de los internos es esas circunstancias constituye un “fracaso- como acertadamente indica
-VALLE MUÑIZ/MORALES GARCIA- en el uso de las prerrogativas que la Administración
tiene a su disposición en el control del orden en el interior de la prisión” por lo que
aumentar excesivamente el marco agravatorio de estos hechos es “reconocer
expresamente una realidad que debería dar lugar a responsabilidades administrativas por
falta de controles idóneos y suficientes”13.
Dentro de los argumentos que esgrime la Defensa es necesario señalar que esta
circunstancia especial de agravación de la pena debe interpretarse al tenor de lo dispuesto
en el artículo 51 del mismo cuerpo legal, el cual señala: “Si la falta de que hace mención el
artículo anterior se cometiere en un lugar de detención, recinto militar o policial por personas
ajenas a él…”, es decir, aumentar el juicio de reproche respecto de aquellas personas
externas al centro de reclusión que hacen ingreso a éste portando droga, pues afecta el
normal desarrollo de las actividades dentro del Centro Penitenciario.
Los imputados en estos casos, no son ajenos al recinto penitenciario, toda vez que
se encuentran recluidos y por tanto su libertad ambulatoria ha sido restringida
coactivamente.
Por ello, el concepto de ajenidad a que se refiere el artículo 51 alude a personas
que tienen un grado de libertad ambulatoria que les permite ingresar y salir del recinto penal
y que pueden decidir el lugar donde cometen la infracción.
Por lo tanto realizando una interpretación de manera analógica in bonam partem las
disposiciones de los artículos 19 letra h) y 51 de la ley 20.000, sólo se puede agravar la
penalidad a las personas ajenas al recinto carcelario.
De igual manera se podría considerar que la aplicación del artículo 19 letra h)
vulnera el principio de inherencia contemplado en el artículo 63 inciso segundo del Código
Penal, que establece: “Tampoco lo producen aquellas circunstancias agravantes de tal
manera inherentes al delito que sin la concurrencia de ellas, no puede cometerse”. Puesto
que la agravante del delito deriva de las circunstancias concretas en que éste se comete,
que son impuestas por el Estado, atendido el carácter forzoso de la privación de libertad de
los imputados y que han quedado fuera del ámbito de decisión, y que por lo mismo no
pueden ser doblemente consideradas al momento de imponer la condena.
En este sentido, la circunstancia especial de agravación de pena de la norma
discutida, tiene como objetivo sancionar con mayor dureza el tráfico de estupefacientes
que puede causar efectos más graves en la salud pública, cuando el lugar donde se
cometen son espacios que por sus características se reúnen un gran número de personas.
El objetivo es castigar con más fuerza a aquellos que se aprovechan de las condiciones
que esos lugares presentan para cometer el delito.
Se debe considerar a las personas privadas de libertad como receptores pasivos
de la droga, que otros sujetos introducen en los centros penitenciarios, siendo estos
últimos quienes deben ser castigados con mayor dureza aplicándoseles el artículo 19 letra
h) de la ley 20.000.
13
CA La Serena 08.08.2016 rol 259-2016
Esto argumentos en su momento también reconocido por la Ilustrísima Corte de
San Miguel14, en que en lo pertinente se consigna lo siguiente: “Que, por lo señalado,
quien se encuentra privado de libertad en lugares de reclusión no puede ser sino el
receptor pasivo de las sustancias que otros introducen a esos establecimientos. Son estos
últimos, en consecuencia, quienes generan y son responsables de la peligrosidad
agravada de las figuras delictivas del párrafo 1° del Título 1° de la ley N° 20.000, y a
quienes, en consecuencia, es imputable el aumento de un grado de la pena establecida
en la letra h) del artículo 19 de la Ley N° 20.000” (Considerando 13°)
14
CA San Miguel 18.07.2007, rol 739-2007
III. – ANIMUS DETINENDI EN EL PORTE DE
ARMA DE FUEGO15
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Región
ha llevado a que temas asociados a la punibilidad de las figuras de la ley de control de
armas adquiera inusitada importancia.
16
EL Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española al termino portar en 2°
acepción era “Llevar o traer”, 22° Edición 2001, tomo II, p. 1807. Hoy en día, su 1°
acepción “Tener algo consigo o sobre sí” y su 2° acepción “Llevar, conducir algo de una
parte a otra”. Disponible en http://dle.rae.es/?id=TkxgBYI
17
CS 22.12.1999, rol de Corte 3742-1999
Pero la diferencia entre las hipótesis de tenencia de armas de fuego y de
portación de las mismas no se cimentaba en un mero análisis exegético de verbos
rectores que empleaba el legislador en uno u otro caso.
En efecto, como queda claro de fallo de la Excma. Corte Suprema 14-12-2004
Rol 423-2003 recaído en un recurso de casación penal se castiga a un sujeto que fue
sorprendido en la vía pública portando un arma de fuego para cuyo transporte no tenía la
competente autorización tanto por el delito de porte público de armas de fuego como de
tenencia de arma de fuego.
Señala el máximo tribunal que ambos son hechos típicos distintos pues “Es
evidente la diversa finalidad que cada figura delictiva persigue; ya que mientras la
exigencia contenida en el artículo 5º persigue un control efectivo por parte del Estado
sobre las armas de fuego que existen en el país, permitiendo una restringida tenencia de
ellas en la residencia, lugar de trabajo o aquel que se pretende proteger, la exigencia del
artículo 6º tiene por objeto evitar que personas porten armas fuera de los lugares
indicados en el artículo anterior sin permiso de las autoridades señaladas en el inciso
tercero del artículo 4”.
Con fecha 6 de febrero de 2015 entró en vigencia la Ley 20.061 que efectúa
diversas modificaciones a la LCA y en lo que dice relación con la descripción típicas de
las figuras penales de tenencia y porte de armas de fuego refundiendo la tenencia y porte
de armas sujetas a control sin contar con las autorizaciones pertinentes en una sola figura
contemplada en el artículo 9° de la LCA y manteniendo la tipificación independiente
respecto de la tenencia de armas prohibidas en el artículo 13° de la LCA y el porte de
tales armas en el artículo 14° de la LCA (aunque asignándole la misma penalidad).
La nueva estructura del delito del artículo 9° de la LCA equipara conductas de
posesión, tenencia o porte de armas de fuego prohibidas, explosivos y elementos
accesorios para sancionarlas con la pena de presidio menor en su grado máximo y la
posesión, tenencia o porte de municiones y precursores de explosivos para castigarlos
con la pena de con presidio menor en su grado medio.
No es de extrañar entonces que en la reciente Jurisprudencia Regional exista
una tendencia a homologar las exigencias típicas de las hipótesis de porte de armas con
la de tenencia de éstas.
Así el TOP Ovalle, en fallo de fecha recaído en causa RIT 134-2016 absuelve a
los acusados por delito de porte de arma exigiendo la existencia de un “animus detenendi”
respecto de las armas, esto es su posesión en forma continua y posibilidad de disposición
de las mismas.
En el considerando 13° señala el tribunal que “Así las cosas, no ha resultado
entonces establecido, fuera de toda duda, la posesión de las armas de fuego atribuidas a
los justiciables, ya que el tipo penal por el cual se les acusó exige el animus detinendi
(“Análisis Dogmático del delito de posesión o tenencia ilegal de armas de fuego”, año
2.007, Tesis para optar al Grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Chile 19), esto es, el poseer las armas de fuego
en forma continua, disponiendo de las mismas, lo que en la especie no ocurre del
18
“Pudiéndose concluir del contexto de la Ley de Armas, que esa conducta se presenta
cuando una persona lleva o trae el arma, ya sea que la traslada de un lugar a otro, o
permanezca en un lugar y la mantiene consigo aunque sea un instante siquiera.”
(Considerando 5°) TOP Antofagasta 22.02.2008, RIT 260-2007
momento en que simplemente los encartados se encontraron con las armas de fuego y le
pidieron a un tercero que llamase a carabineros para que se las llevaran, no resultando
acreditada -fuera de toda razonable duda- la conciencia y voluntad en la posesión
atribuida por el acusador, lo que el propio señor fiscal con hidalguía reconoció en su
alegato de cierre; lo que obliga a desestimar los cargos por infracción a la Ley de Control
de Armas y Explosivos formulados en contra de ambos imputados.
Junto a las opiniones de la tesis citada, el fallo se apoya en las opiniones de los
autores Cea Cienfuegos y Morales Contardo20 y, asimismo, rescata un fallo de la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago, 16 de junio de 1.997, Rol 1.686-97 con
igual línea argumentativa21.
En sentido similar el TOP La Serena, en fallo de fecha de 2 de septiembre de
2016 recaído en causa RIT 205-2016, respecto de imputado acusado por delito de porte
de arma y homicidio frustrado, arma utilizada para el segundo hecho, el tribunal absuelve
por el delito de porte, entre otras razones delito requiere algo más que la mera tenencia
material momentánea.
En efecto, señala el tribunal que “mucho menos se pudo acreditar que tal
elemento haya estado en posesión, tenencia o porte a cargo del encausado en los
términos del tipo penal respectivo, ya que éste señaló que el elemento se encontraba en
el domicilio de sus parientes, detrás de un sillón, en el cual no vive, sin siquiera afirmar
que él lo había llevado hasta allí, por lo que su uso como medio para agredir a la víctima
sólo implica la existencia de una tenencia material momentánea y necesaria para utilizar
dicho elemento y en ningún caso se cumple con la exigencia de tipicidad respecto del
delito del artículo 14 de la Ley 17.798” (Considerando 5°).
.
19
LARA CAMUS, RONNY, disponible en
http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/112861/de-lara_r.pdf?sequence=1
20
“Es nuestra opinión que tenencia o posesión supone además mantener el arma durante
un tiempo razonable bajo el propio control, o realizar actos que pongan de manifiesto esa
tenencia, tales como la limpieza o mantenimiento del arma, esconderla para que no se
descubra su ubicación”, En CEA CIENFUEGOS, SERGIO y MORALES CONTARDO, PATRICIO,
2006, “Control de Armas. Manual de Aplicación de la Ley 17.798 y su Reglamento
Complementario”, 3° Edición Actualizada, Editorial Legal Publishing, p. 72
21
“La sola circunstancia de haberse encontrado en poder del procesado un revólver
adaptado para calibre 22, no basta para estimar configurado el delito de tenencia no
autorizada del arma de fuego, puesto que debió haberse acreditado, por los medios de
prueba legal, y no con la confesión del imputado, que el arma la había mantenido en su
poder durante un tiempo razonable que ponga de manifiesto dicha tenencia.”
IV.- DESACATO CONTINUADO22
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
El análisis dogmático del delito de desacato ha cobrado importancia con los años,
particularmente, después de la dictación de la ley 20.066, que asocia dicha figura al
incumplimiento de medidas cautelares o penas accesorias y condiciones de suspensiones
condicionales en procedimientos por delitos en contexto de violencia intrafamiliar 23.
Junto con otros tópicos que ha tratado la Jurisprudencia, como la imposibilidad
del delito ante el mero incumplimiento de medidas cautelares 24 o condiciones de
suspensión condicional25 o la posibilidad de su comisión por omisión 26, en este trabajo y
con ocasión de un fallo del TOP de Ovalle nos referiremos específicamente a la
Región
23
Artículo 10 y 18 de la Ley 20.066
posibilidad de calificar como un solo delito continuado de desacato diversas acciones
desplegadas por el imputado en oposición a la prohibición decretada por el juez.
24
CA Valdivia 21.09.2009 rol 413-2009, CA Rancagua 09.07.2013 rol 313-2013, CA
Valparaíso, 07.08.2012, rol 825-2012
31
Se trata de una creación de los juristas italianos frente a la aplicación de la pena de
horca a quien incurría en 3 o más hurtos. CURY, ENRIQUE, op. cit. , p. 654
32
ETCHEBERRY, ALFREDO, Derecho penal, op. cit., p. 113. GARRIDO, MARIO, Derecho
Penal, op. cit., p. 341. CURY, ENRIQUE, Derecho Penal, op. cit., p. 658
33
BUSTOS , HORMAZÁBAL Lecciones de derecho penal. Volumen I, Editorial Trotta, Valladolid,
España, 1997, pp. 206-207.
34
CA Temuco, ROL N°345-2008, 24.04.2008, CA San Miguel, ROL N°1596-2009,
29.12.2009, CA Santiago, ROL N°32-2009, 23 de marzo de 2009 TOP Ovalle, RUC
N°0700832273-7, RIT N°36-2008, 21 de febrero de 2009
35
CA Arica 24.05.2010 rol 80-2010 CA Talca 01.08.2011 rol 275-2011
36
Para un mayor acercamiento a la problemática ver CASTILLO, ALEJANDRA, 2010, El
concepto de soporte en la producción de material pornográfico y la figura del delito
continuado en los abusos, Consulta Jurídica 7-2010 DPP y Defensoría Nacional,
Departamento de Estudios, Procedencia del delito continuado en la violación, Consulta
Jurídica DPP 4-2005
37
Tampoco existe mayor material doctrinario. Como excepción el artículo de Fernández
José Manuel, 2009, Concursos de delitos de desacato, reiteración, delito continuado y
delito permanente, Consulta Jurídica 35-2009 DPP, en que postula que la multiplicidad de
quebrantamientos pudiese ser considerada como un delito permanente.
38
CA San Miguel 18.01.2010 rol 1662-2009
afectada y familia, pese a la vigencia de la pena accesoria decretada en la sentencia por
el Tribunal de Familia de Talagante.
La ICA descarta la existencia de un delito continuado en la especie e indica, en
cambio, que existe una reiteración de delitos, teniendo en consideración que “en el actuar
del agente debe existir un propósito inicial que cubra todas las acciones constitutivas de
la ejecución del primer, segundo y tercer delito, esto es, que los distintos actos aparezcan
unificados por una voluntad final última, situación que en la especie no ocurrió, puesto
que se acreditó de manera indubitable la ocurrencia de cada uno de los delitos de
desacato denunciados, en cuanto a su fecha y circunstancias, siendo la misma víctima y
el mismo agente” (Considerando 8°). En definitiva, señalan los sentenciadores que
privilegiarán la aplicación de las normas positivas de reiteración, en vez de aplicar un
concepto jurídico que consideran “impreciso y debatido” y que no se encontraría
reconocido por la ley positiva. (Considerando 10°)
En este fallo - como se desprende de la última parte del considerando recién
citado y explícitamente del considerando 9° - los sentenciadores emplean como criterio
decidor para la aplicación del delito continuado tratarse de “casos de pluralidad de
acciones, en que no existen elementos suficientes para individualizar cada uno de los
hechos punibles, de manera que pudieren ser castigados cada uno como distinto uno de
otro”. Tal cuestión merece crítica, pues como hemos visto, tal elemento constituye tan
sólo uno de los que considera la doctrina para dar aplicación a esta institución.
Por el contrario, si se ha dado aplicación a la sistemática del delito continuado
por el TOP de Punta Arenas en más de una oportunidad.
En un fallo de del año 2005 39 el tribunal del extremo sur de nuestro país tuvo
oportunidad de pronunciarse de diversos actos efectuados por la imputada en el mes de
octubre de 2003 y los meses de enero, mayo, junio y noviembre de 2004, consistentes en
la realización de fiestas con ruidos molestos y escándalos en su domicilio que infringirían
lo ordenado por la ICA de Punta Arenas, mediante resolución de septiembre de 2003, en
la cual se acogió recurso de protección presentado por vecinos, disponiéndose que la
imputada debía abstenerse de realizar dichas fiestas. El MP había calificado tales hechos
como delitos reiterados de desacato.
A diferencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de San Miguel que privilegiaba
como criterio de aplicación del delito continuado la dificultad de la pesquisa de los
diversos actos que comprende, el TOP de Punta Arenas, basándose en la tradición
histórica que determinó el nacimiento dela institución pone acento en “la finalidad de
evitar penas que pudieran resultar excesivas por el número de hechos, habiendo un solo
propósito o designio criminal, unido a las demás exigencias pertinentes”. En cambio de la
supuesta dispersión doctrinaria y jurisprudencial que arguye el Ilustrisino Tribunal
Metropolitano, el TOP de Punta Arenas afirma, correctamente, que en nuestro medio “a
excepción de Eduardo Novoa Monreal, los autores chilenos, Enrique Cury, Mario Garrido,
Alfredo Etcheberry, Sergio Politoff, Luis Ortiz, Jean Pierre Matus y Luis Rodríguez Collao,
están contestes que la figura del delito continuado es aceptada por la Doctrina y
Jurisprudencia nacional” y por la jurisprudencia de nuestra Excelentísima Corte Suprema,
haciendo alusión al hecho que aparece “en 8 fallos que van del año 1996 hasta el 2003
publicados en Lexis Nexis, y Jurisprudencia comentada de Alfredo Etcheberry”
(considerando 9°). Acto seguido pasa a analizar los requisitos que la Jurisprudencia del
más alto tribunal del país ha exigido respecto del instituto.
Posteriormente, el TOP de Punta Arenas reconoce la aplicación del delito
continuado en relación a la figura penal de desacato en una sentencia del año 2012 40 en
que se imputada al acusado por el MP la supuesta reiteración delictiva de dos acciones
39
TOP de Punta Arenas, 06.06.2005, rol 30-2005
de acercamiento tanto al inmueble como a la persona de su cónyuge realizadas en dos
días diversos, los meses de enero y febrero del año 2012 en incumplimiento a medida
accesorias de violencia intrafamiliar decretada por el Juzgado de Garantía de Punta
Arenas, en sentencia dictada su contra.
Los sentenciadores estimaron que en este caso “el propósito del agente fue
permanente en orden a quebrantar lo que se le había ordenado cumplir en dicha
sentencia, de manera que el injusto perpetrado debe valorarse en forma unitaria y como
un todo, desde que se vulneró una misma norma de deber, aunque en forma fraccionada”.
(Considerando 8°).
EL FALLO DEL TOP DE OVALLE DE 26 DE SEPTIEMBRE DE 2016
El fallo del TOP de Ovalle que incluimos en este boletín41 rechaza la solicitud
efectuada por el MP de condenar al acusado por desacatos reiterados acaecidos los días
11, 13 y 15 de abril de 2016, y considera, en cambio, que las diversas conductas
constituyen un solo delito continuado de desacato
En todas estas oportunidades los actos descritos eran similares: el acusado
había ingresado al interior del domicilio de su madre, ubicado en la localidad de Sotaquí,
comuna de Ovalle, infringiendo medidas cautelares decretadas por el Señor Juez de
Garantía de Ovalle, en dos procesos seguidos en su contra, cautelares consistentes en la
prohibición para el acusado de acercarse a la víctima, a su domicilio, lugar de trabajo o
estudio, así como a cualquier otro lugar al que esta concurra o visite habitualmente y que
habían sido notificadas al acusado en la audiencia correspondiente.
Junto a la solicitud de absolución del defensor Gerardo Tagle fundada,
principalmente, en un error de prohibición condicionado por deprivación cognitiva y
sociocultural del imputado sostuvo, como petición subsidiaria, la configuración de un solo
delito de desacato argumentando que los tres episodios que trascurren en menos de una
semana constituyen un solo delito de desacato por existir los mismos contradictores,
mismo Juez de Garantía, misma víctima en una continuidad de espacio y tiempo muy
cercana y el mismo bien jurídico vulnerado.
Los sentenciadores acogen la petición subsidiaria haciendo suya la
argumentación sostenida por el defensor considerando así que los “episodios transcurren
en unidad de designio criminal, en tres eventos acaecidos en un corto lapso de cinco días,
los que afectaron a la misma víctima, vulneraron el mismo entorno de seguridad, además
de desobedecer lo ordenado cumplir por el Juzgado de Garantía de Ovalle en causas por
violencia intrafamiliar, vigentes al tiempo de su infracción”. (Considerando 10°)
40
TOP de Punta Arenas, 03.10.2012, rol 50-2012
41
TOP de Ovalle, 26.09.2016 rol 143-2016
La Jurisprudencia
Anexo de sentencias
I.- EXIGENCIA DE PUREZA Y CANNABIS
SATIVA
1.- Absuelve del delito de trafico en pequeñas cantidades relativo a
cannabis sativa por falta de acreditación de la pureza (CA La Serena, 2016.10.28
ROL 405-2016)
TEXTO COMPLETO
Vistos:
Acordada con el voto en contra del ministro señor Shertzer quien estuvo por confirmar la
decisión condenatoria de primer grado, teniendo para ello en especial presente que el
artículo 4°de la Ley N° 20.000, sanciona a quien realiza las acciones allí indicada,
respecto de “pequeñas cantidades de sustancias o drogas estupefacientes o sicotrópicas,
productoras de dependencia física o psíquica, o de materias primas que sirvan para
obtenerlas, sea que se trate de las indicadas en los incisos primero o segundo del artículo
1°”. El artículo 1º del Reglamento de la mencionada ley, califica como sustancia
estupefaciente capaces de provocar graves efectos tóxicos o daños considerables a la
salud, entre otras, a la cannabis sumidades floridas o con frutos de la planta de las cuales
no se ha extraído la resina. En consecuencia, no aparece como exigencia del tipo penal la
pureza de la sustancia que se trate, de lo que sigue que el informe Nº 8143 presentado
por el Ministerio Público que da cuenta de haberse encontrado presencia de
cannabinoles, principio activo que se puede encontrar en el vegetal denominada
comummente marihuana, es suficiente para determinar que tal sustancia es capaz de
producir daños considerables a la salud.
Que refuerza lo antes indicado, todo aquello argumentado en reiterados votos de minoría
expuestos en sentencias de la Excma. Corte Suprema sobre la materia, los cuales si bien
no han hecho resolución, convencen al disidente de su procedencia (v.gr.Rol 40.675-
2016). Expresan en lo pertinente, que el protocolo de análisis a que alude el artículo 43 de
la Ley N° 20.000 no altera lo que antes se ha dicho, desde que éste no está destinado a
cumplir el rol que el recurso pretende, pues tal artículo se encuentra regulado dentro del
título III de la Ley, referido a la competencia del Ministerio Público y específicamente
dentro del párrafo cuyo epígrafe reza “De las medidas para asegurar el mejor resultado de
la Investigación”. Entonces, ha de estimarse que los elementos que allí se enuncian y
sobre los cuales debe pronunciarse el Servicio de Salud -peso, cantidad, composición y
grado de pureza- le permitirán tener al juez un mejor conocimiento de las características
de la droga incautada. El informe que indique el grado de pureza de la droga, señalan los
autores de la disidencia que se menciona, “constituirá una herramienta útil para decidir si
se está en presencia de un consumidor o de un traficante, criterio que tuvo en
consideración el artículo 4° de la Ley N° 20.000 en su inciso final, al incorporarlo como un
elemento de juicio más”. Se debe recordar que tal inciso indica que se entenderá que
concurre la circunstancia de uso o consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo
“cuando la calidad o pureza de la droga poseída, transportada, guardada o portada no
permita racionalmente suponer que está destinada al uso o consumo descrito…”
Rol Nº 405-2016.-
Pronunciado por la Segunda Sala de esta Corte de Apelaciones integrada por los
Ministros Titulares señor Juan Pedro Shertzer Díaz, señor Humberto Mondaca Díaz y
elabogado integrante señor Carlos del Río Ferretti. No firma el Ministro señor Mondaca,
no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo de la causa, por encontrarse con
permiso.
2.- CA de La Serena rechaza recurso de nulidad del MP: la falta del informe
de pureza de la droga en el tráfico de pequeñas cantidades permite absolución del
imputado (CA La Serena, 2016.12.05, rol 443-2016)
Normas asociadas: Ley 20.000 ART. 1; Ley 20.000 ART. 4; Ley 20.000 ART. 43; CPP
ART. 373 b
Tema: Ley de tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas; Recursos
Descriptores: Tráfico ilícito de drogas; Microtráfico; Pruebas; Sentencia Absolutoria;
Recurso de Nulidad, Nulidad de la Sentencia.
Síntesis: Corte rechaza recurso de nulidad interpuesto por el MP en contra de la
sentencia del TOP de Ovalle Rol 189-2016, respecto al delito de Microtráfico, en el cual
no se realizó el informe de pureza de la droga para lo cual absuelve a la imputada. La
Corte señala que “no habiéndose establecido la pureza de la droga incautada, no es
posible advertir infracción de ley como se ha denunciado, por ende, el recurso deberá ser
rechazado, toda vez que no concurre un elemento que configura el ilícito incriminado, esto
es, que la sustancia hallada en poder del acusado sea idónea para provocar los efectos
tóxicos y dañinos para la salud publica en los términos exigidos por los artículo 1 y 3 de la
Ley 20.000. (Considerando 9°)
Texto Completo:
La Serena, cinco de diciembre de dos mil dieciséis.
VISTOS:
Que se ha deducido por el fiscal adjunto don Freddy Salinas Salinas recurso de nulidad
en contra de la sentencia de fecha 7 de octubre del dos mil dieciséis, dictada por el
Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Ovalle, integrado por los jueces doña Ana Karina
Hernández Muñoz, don Rubén José Bustos Ortiz y don Cristián Arturo Alfonso Durruty, en
virtud de la cual se absolvió al imputado P.A.R.A. de los cargos formulados en su contra
la calidad de autor de un delito de tráfico ilícito de estupefacientes, descrito y sancionado
en el artículo 3° de la Ley N° 20.000, en grado de consumado, presuntamente perpetrado
en la comuna de Ovalle el 15 de julio de 2.015
Funda el recurso en la causal de nulidad establecida en el artículo 373 letra b) del citado
cuerpo legal, por haberse hecho una errónea aplicación del derecho que ha influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.
Declarado admisible el recurso, se llevó a efecto la audiencia correspondiente y se fijó
para la lectura del fallo el día 5 de diciembre del 2016, a las 12 horas.
CON LO RELACIONADO Y CONSIDERANDO:
Primero: Que fundamentando el recurso sostiene que en el caso sublite, se ha hecho una
errónea aplicación del derecho que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo,
al estimar los sentenciadores que no se configura el tipo penal de los artículos 1 y 3
de la Ley N°20.000 por cuanto, en el caso en cuestión, no se determinó el grado de
pureza de la droga, la cual en la especie corresponde únicamente a cannabis sativa, por
lo cual, concluye, se ignorarían los efectos tóxicos y daños a la salud pública con
infracción al principio de lesividad, en base a lo cual arriba a la conclusión de la
inexistencia del delito acusado.
Luego de reproducir la acusación, precisa que, en primer, lugar no existe duda acerca de
los presupuestos básicos del delito por el cual se acusó, esto es, que el imputado fue
sorprendido con estupefacientes, en este caso, cannabis sativa y en segundo lugar,
que el razonamiento del tribunal para absolver al acusado se basó en que se ignoraba el
potencial de dañosidad de dicha droga por no existir un informe al análisis de pureza de la
cannabis sativa.
Segundo: Que continúa el recurso señalando que en la sentencia se han infringido las
normas de los artículos 1° y 3° de la Ley N°20.000, ya que el tribunal ha errado en cuanto
al alcance y los elementos de este tipo penal.
Refiere que, el delito de tráfico de drogas del artículo 3º (y del mismo modo la figura
privilegiada del artículo 4º de la Ley de Drogas), no contempla dentro de sus elementos, la
determinación de la pureza o concentración de la droga. El objeto material está descrito
como: art 1º Ley Nº 20.000 “…sustancias o drogas estupefacientes o sicotrópicas
productoras de dependencia física o síquica, capaces o no de provocar graves efectos
tóxicos o daños considerables a la salud…”. Por su parte, el art. 1º del Reglamento de la
Ley de Drogas Nº867, cataloga a estas sustancias sin mencionar que deba tratarse de
una droga con determinada pureza. Por lo tanto, al no ser un elemento del tipo penal no
debe ser probada.
Agrega que de esta forma, el hecho de estar en presencia de una sustancia contenida en
el Reglamento Nº 867 y que además la naturaleza de esta sustancia prohibida ha sido
determinada por medio idóneo, como lo es por ejemplo, un informe de drogas de una
institución pública que realiza dichos peritajes (en este caso el Informe Pericial N°6884 de
5 de agosto de 2016, elaborado por la bioquímico teresa Gajardo Rojas y Lorena Jara
Espinoza del Laboratorio de Salud Pública Ambiental) aun cuando no se indique la
concentración de la misma, basta para poder remitirse a los elementos del tipo penal de
tráfico. La aptitud para producir graves efectos tóxicos está dada por la cualidad o
naturaleza de la droga y no por su aspecto cuantitativo.
Prosigue señalando que la información sobre el grado de concentración de la droga
constituye, en la actualidad, sólo una obligación de tipo administrativo para el Servicio de
Salud que debe realizar la pericia respectiva, según lo dispone el artículo 43 de la Ley N°
20.000, por razones del texto mismo de la disposición que alude a materias de carácter
administrativas (como plazos, documentación y custodia) y, además, se encuentra bajo el
Párrafo 3° sobre las Medidas Para Asegurar el Mejor Resultado de la Investigación, lo
cual confirma que es una norma de gestión investigativa; a diferencia de lo que prescribía
la antecesora Ley de Drogas, Nº 19.366, la cual en su artículo 26 establecía el valor de
prueba pericial al protocolo de análisis de la droga, según el sistema de apreciación de la
prueba imperante de la época, de “prueba legal tasada”.
En efecto, la Ley N°19.366, que sancionaba el tráfico ilícito de estupefacientes y
sustancias sicotrópicas, publicada en el Diario Oficial el 16 de febrero de 2005, señalaba
en su Artículo 26, inciso 5º: “El Servicio aludido deberá emitir, en el más breve plazo, un
protocolo de análisis en el que se identificará el producto y sus características, se
señalará su peso o cantidad aproximados y se indicará, además, la peligrosidad que
revista para la salud pública. Dicho protocolo de análisis tendrá el valor probatorio
señalado en el artículo 472 del Código de Procedimiento Penal.
Conservará, en todo caso, una determinada cantidad de dicha substancia para el evento
de que el tribunal decrete nuevos análisis de la misma”.
Luego alude que la Ley Nº 19.806, de fecha 31 de mayo de 2002 introdujo adecuaciones
a nuestro sistema legal, a propósito de la reforma procesal penal y, una de ellas, afectó al
protocolo de análisis de la droga, eliminándose expresamente su valor probatorio, según
consta de la discusión de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia (Boletín
Nº2217-07, Cámara de Diputados).
En el mismo sentido, el sistema actual de valoración de la prueba es la “sana crítica” o
“libre valoración”, por lo que la exigencia probatoria en torno a la acreditación del objeto
material en aquellas investigaciones por tráfico de drogas, a través del protocolo de
análisis de los servicios de salud, es un error. El Ministerio Público bien podría pedir el
peritaje de análisis de la droga a otras instituciones, a las cuales no podría exigírseles las
menciones del artículo 43.
Tercero: Que enseguida arguye que, la mención “pureza” de la droga, se encuentra
contenida en el inciso final del artículo 4º de la Ley Nº 20.000, sólo en relación a la causal
de justificación, consumo personal, exclusivo y próximo en el tiempo, vale decir, útil como
un elemento más en la discriminación para saber si se está ante un consumidor o un
traficante, lo cual no es aplicable en este caso por la alta cantidad de droga encontrada en
poder del acusado y tampoco ha sido alegado por la defensa.
Agrega que los peritos al comparecer en juicio han declarado en reiteradas oportunidades
que, cualquier porcentaje de pureza de la droga es igualmente peligrosa y dañina para la
salud. Asimismo, en este juicio oral se incorporó el “Informe de Peligrosidad para la Salud
Pública” elaborado por el Laboratorio de Salud Pública Ambiental de la SEREMI de Salud,
Región de Coquimbo, no objetado por la defensa, el cual describe los efectos de la
marihuana, entre los que destacan en general, a título ejemplar, los graves daños y
efectos que provoca en el organismo, incluso en forma inmediata a su consumo y, que a
largo plazo, produce la aparición de determinadas enfermedades; genera alteraciones en
los sistemas reproductores masculino y femenino; produce riesgos para el feto; genera
tolerancia y dependencia; afecta el ritmo cardiaco y la presión sanguínea; provoca
congestión conjuntiva; afecta el desempeño sicomotor; afecta el sistema respiratorio; tiene
efectos psicológicos; está asociada a riesgos de sicosis y cuadros de delirios y
alucinaciones en personas en riesgo; está asociada al peligro de condicionar o limitar las
posibilidades de vivir libre y autónomamente el desarrollo personas en adolescentes y,
finalmente, genera dependencia psicológica, entre otros efectos a la salud pública;
informe que fue incorporado al juicio y no objetado por la defensa, respecto de lo cual,
además, en la sentencia recurrida no se hace referencia al mismo ni cómo se puede tener
como insuficiente; por el contrario, sólo señala que el informe de pureza sí constituye un
elemento del tipo penal.
Cuarto: Que luego refiere que, aun en el caso de considerarse el delito por el cual se
acusó a don P.A.R.A. como un delito de tráfico de pequeñas cantidades de drogas del
artículo 4 de la Ley Nº 20.000 según insinúa el fallo en su considerando Noveno, sólo se
requiere que el objeto material lo constituyan “pequeñas cantidades de sustancias o
drogas estupefacientes o sicotrópicas, productoras de dependencia física o síquica, o de
materias primas que sirvan para obtenerlas, sea que se trate de las indicadas en los
incisos primero o segundo del artículo 1º, capaces o no de provocar graves efectos
tóxicos o daños considerables a la salud”, que se describen y clasifican en los artículos 1
y 2 del Reglamento de la Ley Nº 20.000.
Agrega que en este sentido además existen fallos de la Ecxma. Corte Suprema, como por
ejemplo, en el fallo de 4 de Agosto de 2016 en causa rol 39.469-16, que en parte
reproduce.
Por lo tanto, considerando esas circunstancias, aparece que las exigencias del protocolo
del análisis químico de la cannabis sativa se satisfacen, a efectos de dar por establecido
el objeto material del ilícito, con la identificación del producto, su peso o cantidad,
naturaleza, contenido y composición, así como la peligrosidad que reviste para la salud
pública. La determinación del grado de pureza, en el caso de la marihuana, no aparece
como un elemento de análisis que sea necesario ni factible de llevar a la práctica, desde
que, por el estado puro en que el estupefaciente es consumido, no se presenta la
intervención de su condición natural con otras sustancias que sirvan para aumentarlo o
para modificar sus características o efectos.
De este modo, no se ve afectado en el caso en cuestión el principio de lesividad, desde
que la existencia de la droga, la naturaleza de la misma, la cantidad y los efectos nocivos
que produce para la salud, se encuentran acreditados por los medios de prueba que se
rindieron en el juicio, en particular, las pruebas de campo que arrojaron positivo a la
presencia de THC Tetrahidrocannabinol y los informes de análisis del Servicio de Salud y
el Informe de Peligrosidad para la Salud Pública, ninguno de las cuales ha sido objetada
por la defensa. De hecho, la defensa señaló en su alegato de apertura que se había
revelado la presencia de los cannabinoles en las muestras realizadas a la droga incautada
y, en su alegato de clausura, reitera el argumento no desconociendo que se trataba de
marihuana, si no únicamente que no existía informe de pureza en relación a la misma
droga. Por lo tanto, se encuentran presentes todos los elementos del tipo penal.
Concluye su recurso señalando que en definitiva, considerar que la no existencia de un
informe de pureza de la droga incautada, en este caso, cannabis sativa, impide condenar
al acusado por no encontrarse acreditados todos los elementos del tipo penal, constituye
un error de derecho el cual ha influido substancialmente en lo resolutivo de la sentencia,
toda vez que de no existir el error antes indicado, habiéndose estimado por el tribunal al
exigir un elemento adicional al tipo penal que no se encuentra descrito en la norma, la
sentencia hubiese sido condenatoria por el delito de tráfico ilícito de estupefacientes
objeto de la acusación formulada por el Ministerio Público. Es decir, al acreditarse la
existencia de la faz objetiva y subjetiva del tipo, se debió necesariamente condenar al
acusado por el delito materia de acusación.
Quinto: Que la acusación del ente persecutor es del siguiente tenor: “El día 15 de julio de
2015, siendo alrededor de las 21:00 horas, en dependencias del Terminal de Buses de la
ciudad de Ovalle, ubicado en Av. Ariztía N° 769, comuna de Ovalle, personal de la Policía
de Investigaciones de Ovalle, sorprendió al acusado manteniendo y portando consigo una
mochila color rojo que en cuyo interior mantenía a su vez una bolsa negra tipo de basura
con otra de color blanco ambas de nylon contenedoras de 137.11 gramos de cannabis
sativa”.
A juicio de fiscalía, los hechos descritos precedentemente son constitutivos de un delito
consumado de tráfico ilícito de estupefacientes, descrito y sancionado en el artículo 1° y
3° de la Ley N° 20.000, en el que le asiste al acusado participación penal en calidad de
autor, Conforme Al Artículo 15 N° 1 Del Código Penal.
Sexto: Que los sentenciadores luego de apreciar la prueba rendida en el juicio ,en el
considerando octavo tuvieron por acreditado que el día 15 de julio de 2.015, siendo
alrededor de las 21:00 horas, en dependencias del Terminal de Buses de la ciudad de
Ovalle, personal de la Policía de Investigaciones de Ovalle, sorprendió al acusado
manteniendo y portando consigo una mochila color rojo que en cuyo interior mantenía a
su vez una bolsa negra tipo de basura con otra de color blanco ambas de nylon
contenedoras de 137.11 gramos de una sustancia, precisando que dichas circunstancias
fácticas fueron expuestas en forma pormenorizada por los funcionarios policiales Felipe
Zúñiga Verdugo, Christian Fuentes Araya y ratificadas en estrados por el funcionario
Rodrigo Alejandro Torres Cisternas. En cuanto a la sustancia incautada los jueces
mencionan que fue periciada, y conforme al Informe N° 6884, elaborado por la Bioquímico
Teresa Gajardo Rojas y Lorena Jara Espinoza, ingeniero químico, la muestra de hierba
seca de color verde examinada reveló la presencia de canabinoles, principio activo que se
encuentra en el vegetal denominado cannabis sativa, conocido comúnmente como
marihuana, sin referir la pureza. En fin, el efecto dañoso de la marihuana resultó probado
con el informe tipo sobre efectos y peligrosidad para la salud pública de la marihuana.
Finalmente, en el considerando noveno se refieren a la ausencia de acreditación de la
pureza de la droga e inexistencia del delito, concluyendo que, sin embargo, la prueba
científica rendida no determina la pureza de aquella pequeña cantidad de sustancia
mantenida y portada por el justiciable, por lo que al desconocerse el grado de pureza de
la supuesta droga incautada se ignora, consecuencialmente, su idoneidad para generar
aquellos efectos tóxicos y daños a la salud pública a que se refieren los artículos 1º y 4º
de la Ley Nº 20.000, con infracción al principio de lesividad, y, por lo tanto, ello determina
la inexistencia del delito y conlleva la absolución de los cargos formulados en contra del
acusado don P.A.R.A..
Séptimo: Que para lograr tal convicción los jueces en el mismo considerando noveno
declaran que no obsta a lo razonado y concluido el informe sobre características y
peligrosidad para la salud de la cannabis sativa emitido por el Servicio de Salud de
Coquimbo que indica el potencial pernicioso de la cannabis, ya que no se encuentra
discutido los daños a la salud pública que la cannabis genera, sino si aquella sustancia
mantenida y portada por el encartado poseía o no las cualidades para afectar la salud
pública, lo que únicamente resulta posible de determinar en la medida que se sepa, fuera
de toda posible duda, su naturaleza, cantidad o peso, contenido, composición y grado de
pureza, lo que no ocurre en la especie en que la prueba de cargo sólo fue bastante para
establecer la presencia del estupefaciente, lo que redunda en la imposibilidad de adquirir
la certeza demandada por el artículo 340 del Código Procesal Penal respecto de la
lesividad o dañosidad social de la conducta atribuida al enjuiciado.
De suerte que lo único acreditado, fue que el acusado mantuvo dosis de “algo” en lo que
había cannabis sativa, pero en una proporción y con un potencial de dañosidad que en el
hecho se ignora y que por lo mismo debe presumirse, raciocinio que repugna los
principios básicos de un sistema acusatorio como el que nos rige.
Así, la determinación de si la pequeña cantidad de la sustancia incautada es idónea para
provocar o no graves daños a la salud pública y poder así constituir el delito por el cual se
acusó no resulta factible en razón que al no establecerse la concentración no es posible
saber, a ciencia cierta, si la sustancia incautada cumple con la exigencia estatuida en el
artículo 1º de la Ley 20.000, existiendo entonces razonable duda en orden a si aquello
incautado tiene el poder de generar aquel daño que el bien jurídico exige y que justifica la
punición en razón de tratarse de un delito de peligro concreto.
Agregan los sentenciadores que la Excelentísima Corte Suprema ya ha señalado sobre
este tema que una innovación importante introducida en esta materia por la Ley N°
20.000, en relación a su antecesora la Ley 19.366, fue la obligación de indicar en los
respectivos protocolos de análisis de droga la determinación de la pureza de la misma,
enmienda incluida en segundo trámite constitucional por la Comisión de Constitución,
Legislación, Justicia y Reglamento del Senado, a propuesta en este sentido de la Excma.
Corte Suprema de Justicia, sentencia de 25 de agosto de 2.015 dictada en la causa Rol E.
Corte 8.810-15, del entonces Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes
(CONACE), sugerida a su vez por el propio Ministerio Público.
El artículo 43, aprobado por la Cámara Alta reza: “El Servicio de Salud deberá remitir al
Ministerio Público, en el más breve plazo, un protocolo de análisis químico de la sustancia
suministrada, en el que se identificará el producto y se señalará su peso o cantidad, su
naturaleza, contenido, composición y grado de pureza, como, asimismo, un informe
acerca de los componentes tóxicos y sicoactivos asociados, los efectos que produzca y la
peligrosidad que revista para la salud pública.
Conservará, en todo caso, una determinada cantidad de dicha sustancia para el evento de
que cualquiera de los intervinientes solicite nuevos análisis de la misma, de conformidad a
los artículos 188 inciso tercero y 320 del Código Procesal Penal.
Esta muestra se conservará por el plazo máximo de dos años, al cabo del cual se
destruirá. De los procedimientos administrativos de destrucción se levantará acta, copia
de la cual deberá hacerse llegar al Ministerio Público dentro de quinto día de haberse
producido.
Efectuado el análisis a que se refiere el inciso primero, los precursores y sustancias
químicas esenciales deberán ser enajenados en la forma dispuesta en el inciso cuarto del
artículo 40”.
Continúa la sentencia que con esta modificación el legislador del año 2.005 insistió en la
identificación de la salud pública como el bien jurídico tutelado descrito en la ley del ramo,
al requerir del ente acusador que pruebe en el juicio la peligrosidad para la salud colectiva
de la sustancia específica requisada, mediante el informe técnico que, entre otros
elementos, debe expresar la composición y grado de pureza del producto examinado. De
modo que la ausencia de ese dictamen o la falta en éste de todas las verificaciones
requeridas por la ley, obsta a esa acreditación y acarreará consecuencias relevantes en el
Derecho Penal material.
Octavo: Que los sentenciadores concluyen además en el citado fundamento noveno, que
lo razonado es aplicable a la cannabis sativa, como recientemente ha señalado nuestra
Excma. Corte Suprema en autos rol 47.877-16, al afirmar ello en el considerando décimo
cuarto, señalando que “aunque la marihuana es singularizada como un estupefaciente
que no sería objeto de procesos químicos en los que se le agreguen distintos elementos o
sustancias, la ley no atiende a esta circunstancia para otorgarle una regulación especial”,
agregando en el mismo considerando que en “efecto, el artículo 43 de la Ley N° 20.000 no
establece excepción alguna en cuanto a las sustancias a las que debe realizarse el
análisis de su grado de pureza, de modo que el procedimiento técnico ha de emplearse
cualquiera que sea el estupefaciente decomisado”, ya que, agrega el máximo Tribunal, de
“contrario, el requerimiento que el protocolo que se realice a la marihuana lo sea en
idéntica manera que a los otros estupefacientes es posible desprenderlo de los previsto
en el artículo 41 del mismo cuerpo normativo, que ordena, en términos generales, que las
sustancias y especies a que se refieren los artículos 1°, 2°, 5° y 8° y, en su caso, las
materias primas empleadas en su elaboración –dentro de las que se encuentra la
cannabis sativa- que sean incautadas en conformidad a la ley, deberán ser entregadas al
Servicio de Salud que corresponda a fin de elaborar el análisis de rigor, sin establecer
exclusiones”.
Noveno: Que así las cosas, no habiéndose establecido la pureza de la droga incautada,
no es posible advertir infracción de ley como se ha denunciado, por ende, el recurso
deberá ser rechazado, toda vez que no concurre un elemento que configura el ilícito
incriminado, esto es, que la sustancia hallada en poder del acusado sea idónea para
provocar los efectos tóxicos y dañinos para la salud publica en los términos exigidos por
los artículo 1 y 3 de la Ley 20.000.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 352, 372, 373
letra b), 376, 378 y 384 del Código Procesal Penal, se RECHAZA, sin costas, el recurso
de nulidad interpuesto por el fiscal adjunto don Fredy Salinas Salinas, en contra de la
sentencia definitiva de fecha siete de octubre del año dos mil dieciséis, declarándose que
dicha sentencia no es nula.
Incorpórese a la carpeta digital, debiendo mantenerse su original en el correspondiente
Registro del señor Secretario.
Redacción de la ministro titular señora Marta Maldonado
Navarro.
Rol N° 443 -2016.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte de Apelaciones de La Serena, integrada por
los Ministros Titulares señor Fernando Ramírez Infante, señora Marta Maldonado Navarro
y la abogada integrante señora Marcela Viveros Varela. No firma el Ministro señor
Ramírez, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo de la causa, por encontrarse
con permiso.
Norma asociada: Ley 20.000 ART. 1; Ley 20.000 ART. 4; CPP ART. 373 b
Tema: Ley de tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas; Recursos
Descriptores: Tráfico ilícito de drogas; Microtrafico; Pruebas; Sentencia Absolutoria;
Recurso de Nulidad, Nulidad de la Sentencia.
Síntesis: Corte rechaza recurso de nulidad interpuesto por el MP en contra de la
sentencia del TOP de Ovalle Rol 189-2016, respecto al delito de Microtráfico, en el cual
no se realizó el informe de pureza de la droga para lo cual absuelve a la imputada. La
Corte señala que “la prueba científica rendida no determina la pureza de aquella pequeña
cantidad de sustancia mantenida y portada por el justiciable, por lo que al desconocerse el
grado de pureza de la supuesta droga incautada se ignora, consecuencialmente, su
idoneidad para generar aquellos efectos tóxicos y daños a la salud pública a que se
refieren los artículos 1 y 4 de la ley N° 20.000, con infracción al principio de lesividad, y,
por tanto, ellos determina la inexistencia del delito y conlleva la absolución de los cargos
formulados en contra de la acusada” (Considerando Octavo)
Texto Completo:
Que el Fiscal Adjunto de la Fiscalía Local de Ovalle, don Paulo Duarte López, interpone
un recurso de nulidad en contra de la sentencia definitiva dictada por el Tribunal de juicio
oral en lo penal de Ovalle, integrado por los jueces titulares Claudio Andrés Weishaupt
Milner, Don Cristian Arturo Alfonso Durruty y don Rubén José Bustos Ortiz, con fecha 2 de
diciembre de 2016, en causa RIT 0- 189-2016 RUC 1600395181-6, mediante la cual se
absuelve a la acusada M.N.H, de los cargos formulados en su contra en orden a ser autor
de un delito de tráfico de estupefacientes en pequeñas cantidades, descrito y sancionado
en el artículo 4 de la Ley N° 20.000, en grado de consumado, presuntamente perpetrado
en la comuna de Ovalle, el 2 de mayo de 2016.
Que el referido recurso de nulidad se funda en la causal contemplada en la letra b) del
artículo 373 del Código Procesal Penal, esto es, cuando en el pronunciamiento de la
sentencia, se hubiere hecho una errónea aplicación del derecho que hubiere influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.
Al efecto, se indica en dicho recurso de nulidad que se ha infringido lo dispuesto en los
artículos 1 y 4 de la Ley N° 20.000, que sanciona el tráfico ilícito de estupefacientes y
sustancias psicotrópicas, debido a que el Tribunal Oral en lo Penal, ha errado en cuanto al
alcance y los elementos que integran este tipo penal, precisándose que en el juicio oral se
incorporó el “Informe sobre tráfico y acción de cannabis sativa en el organismo”,
elaborado por el Laboratorio de Salud Publica Ambiental de la SEREMI de Salud, Región
de Coquimbo, respecto del cual se hace referencia en la sentencia, reconociéndole su
valor y declarando que no está discutido los daños a la salud pública que la Cannabis
Sativa genera, sino si aquella sustancia poseída por la encartada tenía o no las
cualidades para afectar la salud pública, lo que únicamente resulta posible determinar en
la medida que se sepa su naturaleza, cantidad o peso, contenido, composición y grado de
pureza, elevando tal exigencia como un elemento integrante del tipo penal, no obstante,
existir una circunstancia indiciaria del propósito de traficar de la acusada, esto es la venta
realizada en agente revelador.
Pide que en definitiva se anule la sentencia recurrida y el juicio oral, ordenando la
realización de un nuevo juicio oral ante tribunal no inhabilitado.
Con fecha 3 de enero de 2017, se lleva a efecto la respectiva audiencia, con la asistencia
de la representante del Ministerio Publico doña María Eugenia Bustos y del abogado
defensor don Erick Astudillo, citándose para audiencia de lectura de fallo el día de hoy, a
las 12:00 horas.
Rol N° 531-2016.
TEXTO COMPLETO
Siendo las 10:10 horas, ante la Segunda Sala de esta Corte de Apelaciones presidida por
el Ministro señor Jaime Franco Ugarte e integrada por el Ministro señor Humberto
Mondaca Díaz y el Fiscal judicial señor Miguel Montenegro Rossi, se lleva a efecto
audiencia para la vista del recurso de apelación interpuesto por la defensa, en contra la
sentencia definitiva dictada con fecha tres de enero de dos mil diecisiete por la Juez (s)
del Juzgado de Letras y Garantía de Combarbalá doña Johana Pizarro Véliz, que
condenó al imputado R.A.A.P. por un delito de microtráfico ilícito de estupefacientes en
pequeñas cantidades.
Se deja constancia que la audiencia, que queda registrada íntegramente en sistema de
audio, se realiza con la asistencia, por la defensa, del abogado don Erick Astudillo, quien
se anuncia y alega 10 minutos, revocando y del representante del Ministerio Público, don
Cristian Rodríguez, quien se anuncia y alega por 10 minutos, confirmando.
Concluido el debate se suspende la audiencia.
Terminado el receso, se procede a dar lectura a la siguiente resolución.
VISTOS:
Atendido el mérito de los antecedentes, lo expuesto por los intervinientes en la audiencia
y lo dispuesto en los artículos 358, 360, 370 y 414 del Código Procesal Penal, SE
CONFIRMA la sentencia apelada de fecha tres de enero de dos mil diecisiete, y se TIENE
ADEMÁS PRESENTE que del artículo 4° de la ley N° 20.000, es posible advertir que, si
bien el precepto alude a la pureza del estupefaciente, no lo hace a propósito de la figura
típica, sobre la cual el legislador sólo se refiere a una “pequeña cantidad” del alucinógeno,
concepto regulativo cuyo contenido queda entregado a los jueces de la instancia.
Con lo actuado, se levanta acta de lo obrado, la que es suscrita por el Tribunal y relatora
(s) señorita Karla Malebrán Torres quien actúa como ministro de fe, certificando en este
acto la lectura de la presente resolución.
Dese copia a los intervinientes que lo solicitare verbalmente.
Devuélvase.
Rol N° 22-2017.- Reforma Procesal Penal.-
II.- LUGAR DE RECLUSIÓN COMO
AGRAVANTE EN LA LEY 20.000
Norma asociada: CPP ART. 373 b); L20.000 ART. 19 h); L20.000 ART. 51; CP ART. 12
N°14; CP ART. 63.
VISTOS Y CONSIDERANDO:
Primero: Que don Oscar Soto Hernández, defensor penal público, por el imputado
R.M.N.P., en causa RUC N° 1300534078-5 RIT N° 67-2016, interpone recurso de nulidad
en contra de la sentencia definitiva de diez de junio de dos mil dieciséis, en cuya virtud se
condenó a R.M.N.P. a la pena de tres años y un día de presidio menor en su grado
máximo, al pago de una multa a beneficio fiscal de una unidad tributaria mensual y a las
accesorias legales, como autor de un delito de tráfico ilícito de estupefacientes y
sustancias psicotrópicas en pequeñas cantidades, previsto y sancionado en los artículos
1° y 4° de la Ley 20.000, asilado en la causal prevista en el artículo 373 letra b del Código
Procesal Penal, esto es, cuando en el pronunciamiento de la sentencia, se ha hecho una
errónea aplicación del derecho que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo.
Solicita se invalide la sentencia recurrida, dictando sentencia de reemplazo en la que se
rechacen las circunstancias modificatorias agravantes del artículo 19 letra h) de la Ley
20.000 y 12 número 14 del Código Penal y se proceda a dictar sentencia de reemplazo en
la que se imponga al aludido R.M.N.P. una pena única de 541 días de presidio menor en
su grado medio, accesorias del grado y multa no superior a 1 UTM.
Segundo: Que en torno a la causal única invocada explicita en lo que toca a la agravante
especial de la letra h) artículo 19 de la Ley 20.000, que fue un hecho no discutido en el
juicio oral, que el acusado se encontraba en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de
La Serena, cumpliendo una condena, purgando una sanción privativa de derechos, entre
ellos, su libertad ambulatoria; que en este contexto puede colegirse del ámbito de
aplicación de la norma aludida en que no resulta razonable aplicar esa circunstancia a la
comisión de delitos realizados por sujetos que se encuentran recluidos en
establecimientos penitenciarios, toda vez que carecen de la posibilidad de elegir otro lugar
para el tráfico, existiendo en el interior del recinto controles aptos y suficientes en el
resguardo de la seguridad, de suerte que la agravante precitada se aplicará únicamente a
aquella personas externas que introduzcan drogas en los respectivos recintos.
Añade resuelta difícil pensar en otras hipótesis de comisión como la fabricación de
sustancias dentro de estos recintos por agentes externos; además, que por un criterio de
interpretación sistemático conlleva aplicar por analogía la regla del artículo 51 de la Ley
20.000, en cuanto exige que el sujeto activo del ilícito sea una "persona ajena" al
establecimiento. Esta norma puede aplicarse analógicamente in bonam parte, toda vez
que lo que busca aquella es evitar que personas ajenas al establecimiento penitenciario
puedan vulnerar los derechos y las condiciones de seguridad de quienes se encuentran
en situación de privación de libertad, sin libertad ambulatoria.
La misma disposición se contiene en el artículo 51 de la Ley 20.000, esta vez referida a
las faltas y derechamente se indica que la trasgresión a la prohibición debe ser cometida
por "personas ajenas" al establecimiento penitenciario.
Tercero: Que en cuanto a la agravante genérica del artículo 12 número 14 del Código
Penal, razona el recurrente que son circunstancias agravantes, entre otras, cometer el
delito mientras se cumple una condena o después de haberla quebrantado, de manera
que el tribunal a quo al aplicar simultáneamente dos circunstancias modificatorias de la
responsabilidad penal basadas en elementos de hecho exactamente iguales, como el
relativo a la agravante especial de la Ley 20.000, antes referida, se ha vulnerado el
principio general de doble valoración o non bis in ídem, contenido en el artículo 63 del
Código Penal.
Cuarto: Que en cuanto a la primera faceta de la causal invocada, la agravante especial
de la letra h) artículo 19 de la Ley 20.000, está claro que quien se encuentra privado de
libertad en lugares de reclusión no puede ser sino el recibidor pasivo de las sustancias
que otros introducen a esos establecimientos, con una fuerte e importante custodia del
personal de Gendarmería de Chile, son los que introducen la droga quienes generan y
son responsables de la peligrosidad agravada de las figuras delictivas del párrafo 1° del
Título 1° de la Ley N° 20.000, y a quienes, en consecuencia, se aplican e imponen la pena
aumentada en un grado; que no resulta racional ni sensato aplicar esta hipótesis de
agravación de pena a quienes se encuentran recluidos en un recinto penitenciario, que no
están en situación de elegir el lugar físico en el cual pueden cometer el delito de tráfico,
amén de que están imposibilitados de obtener sustancias estupefacientes en el medio
libre. La única forma de tener acceso a esas sustancias es que le sean proporcionadas
por personas ajenas al recinto, no pudiendo ser – se reitera– sino el receptor pasivo de
las sustancias que otros introducen a esos establecimientos, siendo estos últimos, en
consecuencia, quienes generan y son responsables de la peligrosidad agravada de las
figuras delictivas del párrafo 1° del Título 1° de la Ley 20.000, y a quienes, en
consecuencia, es adjudicable el aumento de un grado de la pena establecida en la letra h)
del artículo 19 de la Ley 20.000.
Quinto: Que atendido lo precedentemente razonado, resulta del caso concluir que en el
fallo impugnado se incurrió en infracción de ley que ha influido sustancialmente en lo
dispositivo del fallo, pues se aplicó en la especie una pena que no procedía en la
extensión impuesta, situación que resulta perjudicial para el imputado y que hace
necesario acoger el recurso de nulidad interpuesto y dictar la correspondiente sentencia
de reemplazo, conforme a lo estatuido en el artículo 385 del Código Procesal Penal.
Sexto: Que, en relación con la otra faceta de la causal en que apoya su arbitrio el
recurrente, esto es, la agravante del artículo 12 número 14 del Código Penal, al haberse
aplicado simultáneamente dos circunstancias modificatorias de la responsabilidad penal
basadas en elementos de hecho exactamente iguales, como el relativo a la agravante
especial de la Ley 20.000, antes referida, no se divisa la infracción denunciada en
atención a que esta agravante no tiene relación alguna con la especial del artículo 19 letra
h) de la Ley 20.000, son independientes con sus propias características y requisitos.
Por estas consideraciones y visto lo dispuesto en los artículos 372, 373 letra b), 376 y 385
del Código Procesal Penal, SE ACOGE el recurso de nulidad interpuesto por don Oscar
Soto Hernández, defensor penal público, por el imputado R.M.N.P., en contra de la
sentencia definitiva de diez de junio de dos mil dieciséis, librada por la Tercera Sala del
Tribunal de Juicio Oral en Lo Penal de cuidad de La Serena, declarándose en
consecuencia, que dicho veredicto es nulo, dictándose a continuación, pero
separadamente sentencia de reemplazo.
Incorpórese a la carpeta digital, debiendo mantenerse su original en el correspondiente
Registro del señor Secretario.
Redactó el ministro Sr. Humberto Mondaca Díaz.
SENTENCIA DE REEMPLAZO:
Que de conformidad a lo dispuesto en el artículo 385 del Código Procesal Penal, se dicta
la siguiente sentencia de reemplazo.
Se reproduce íntegramente la sentencia datada el diez de junio de dos mil dieciséis, citas
legales, a excepción del párrafo tercero, último, del motivo sexto que se elimina; además,
se elimina el considerando décimo cuarto, igual que la cita de los artículos 29 del Código
Penal y del artículo 19 letra h) de la Ley 20.000, y se reproducen asimismo los
fundamentos cuarto y quinto de la sentencia de nulidad.
Y se tiene en lugar de los motivos eliminados y además presente:
Primero: Que por las razones vertidas en el fallo que antecede de esta misma fecha, no
se configura, en la especie, la circunstancia calificante prevista en el artículo 19 letra h) de
la Ley 20.000 ”h) Si el delito fue cometido en un centro hospitalario, asistencial, lugar de
detención o reclusión, recinto militar o policial” siendo inaplicable a las personas que
cumplen pena privados de libertad en un recinto penitenciario, desde que estos no
pueden ser autores porque no están en situación de elegir el espacio físico en el cual
pueden cometer el delito de tráfico; además, de que están imposibilitados de obtener
sustancias estupefacientes en el medio libre. Son las personas que introducen la droga
quienes generan y son responsables de la peligrosidad agravada de las figuras delictivas
del párrafo 1° del Título 1° de la ley 20.000 la única manera de tener acceso a esas
sustancias es que le sean proporcionadas por personas ajenas al recinto.
Segundo: Que perjudica al imputado una circunstancia agravante, la de haber cometido
el delito mientras cumplía condena, artículo 12 número 14 del Código penal; y le favorece
la atenuante del artículo 11 número 9 del estatuto Punitivo por la colaboración sustancias
prestada en el juicio, por lo que ambas serán racionalmente compensadas, de manera
que no existiendo otras circunstancias modificatorias de responsabilidad penal que
analizar, se le impondrá la pena en el mínimo legal.
Tercero: Que en lo que toca a la pena de multa se regulará prudencialmente en una
unidad tributaria mensual atendida las facultades económicas del culpable.
Por estas consideraciones, y los dispuesto en el artículo 30 del Código Penal, artículos
384 y 385 de Código Procesal Penal, se declara que:
I. Que se condena a R.M.N.P., ya individualizado, a sufrir la pena de quinientos cuarenta y
un días de presidio menor en su grado medio, al pago de una multa a beneficio fiscal de
una unidad tributaria mensual y a la accesoria legal de suspensión de cargo u oficio
público durante el tiempo de la condena, como autor de un delito de tráfico ilícito de
estupefacientes y sustancias psicotrópicas en pequeñas cantidades, previsto y
sancionado en los artículos 1° y 4° de la Ley 20.000, perpetrado en la ciudad de La
Serena, el día 25 de mayo del año 2013, al interior del Centro de Cumplimiento
Penitenciario Huachalalume.
II. Que no reuniéndose los requisitos de la ley 18.216, no se concede al sentenciado
ninguna de las penas sustitutivas contempladas en dicha normativa por lo que deberá
cumplir de manera efectiva la pena privativa de libertad que se le ha impuesto, debiendo
abonarse a su cómputo los dos días que permaneció privado de libertad, en calidad de
detenido y en cumplimiento de la medida cautelar de prisión preventiva por esta causa,
correspondiendo a los días 30 y 31 de diciembre de 2015.
III.- Que se condena al sentenciado al pago de las costas de la causa.
IV.- Ejecutoriada que sea esta sentencia devuélvase la documentación y prueba
presentada por el Ministerio Público y remítase al Juzgado de Garantía de La Serena para
su ejecución.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 40 del Reglamento de la Ley 19.970 y
artículo 17 de la misma, una vez ejecutoriada esta sentencia, procédase por quien
corresponda, a obtener muestras biológicas del condenado para determinar su huella
genética, la cual deberá incluirse en el Registro de Condenados que lleva el Servicio de
Registro Civil, por no haber constancia de haberse obtenido ésta con anterioridad y
atendido a que se le condenó por un delito referido en las disposiciones citadas.
Ejecutoriada que sea esta resolución, dése cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 468
del Código Procesal Penal.
Incorpórese a la carpeta digital, debiendo mantenerse su original en el correspondiente
Registro del señor Secretario.
Redactó el ministro Sr. Humberto Mondaca Díaz.
Normas Asociadas: Ley 17.798 ART. 2 letra b) y c), 4, 5, 6, 12 y 17 b); CP ART. 456 bis
A
Tema: Ley de Control de Armas; Tipicidad, Prueba.
Descriptores: Porte de Armas, Delitos contra el orden y la seguridad públicos cometidos
por particulares, Receptación. Tipicidad Subjetiva, Tenencia Ilegal de Armas.
Síntesis: TOP de Ovalle absuelve por delito de porte ilegal de armas de fuego y
municiones y receptación, pues a juicio de los jueces se acredita que los acusados
carecían del ánimo que requiere el tipo penal, señalando “no ha resultado entonces
establecido, fuera de toda duda, la posesión de las armas de fuego atribuidas a los
justiciables, ya que el tipo penal por el cual se les acusó exige el animus detinendi, esto
es, el poseer las armas de fuego en forma continua, disponiendo de las mismas” y
respecto de la receptación argumentan la misma situación “no se les puede atribuir el
haber tenido en su poder las armas de fuego, ya que carecían del animus detinendi que
también este tipo penal exige”.(Considerando 13°)
Texto Completo
Primero: Tribunal e intervinientes. Que con fecha veintidós de agosto del presente año,
ante esta Sala Única del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Ovalle, integrada por los
jueces titulares doña Ana Karina Hernández Muñoz, quien presidió, doña Eugenia
Victoria Gallardo Labraña y don Cristián Arturo Alfonso Durruty , se llevó a efecto la
audiencia de juicio relativa al Rol Interno 134-2016, para conocer la acusación formulada
en contra de don M.H.C.S., cédula nacional de identidad N° XXX, nacido el 09 de
diciembre de 1.991, de 24 años de edad, soltero, operador de maquinaria pesada,
chileno, sin apodos, cuarto medio rendido, domiciliado en XXX, y de don G.A.G.P., cédula
nacional de identidad N° XXX, nacido el 29 de abril de 1.992, de 24 años de edad,
casado, buzo mariscador, chileno, sin apodos, cuarto medio rendido, domiciliado en XXX.
El ente acusador estuvo representado por don Rodrigo Gómez del Pino, domiciliado en
calle Independencia N° 604 esquina calle Santiago de Ovalle.
La defensa del acusado M.H.C.S, estuvo a cargo de defensor penal público don Marco
Jurín Rakela, domiciliado en calle Tangue N°560 – Ovalle.
Por su parte la defensa del acusado G.A.G.P estuvo a cargo de su defensor penal público
don Carlos Tello Luza, domiciliado en calle Tangue N°560 – Ovalle.
Segundo: Acusación. Que conforme al auto de apertura la acusación fiscal es por los
siguientes hechos:
“El día 16 de Enero de 2016, alrededor de las 17:30 horas, en la vía pública, calle Prat a
la altura del número 685, localidad de Huamalata, comuna de Ovalle, los acusados
M.H.C.S. y G.A.G.P fueron sorprendidos por Carabineros en circunstancias que poseían
en el vehículo marca Chevrolet, modelo Tracker, P.P.U. HLSR-14, 3 (tres) armas de fuego
consistentes en una escopeta marca Fiagg, calibre 12, serie N° 18201, con 8 cartuchos
calibre 12 sin percutir y 2 (dos) pistolas, una marca CZ, calibre 9 m.m. serie N° F0270 y
otra marca Glock, calibre 40, serie N° FAN 711, sin contar con las autorizaciones
otorgadas por la autoridad correspondiente. Por su parte, las referidas armas de fuego
tipo pistola son de propiedad de don Mauricio Rivera Alarcon y don Glenn Daniel Muñoz
Ramos respectivamente, y les habían sido robadas previamente a los citados
propietarios, según dan cuenta los partes policiales Nº 577 de fecha 13 de Febrero de
2011 de la 3° Comisaria de Carabineros de Ovalle y N° 5.917 de fecha 17 de Octubre de
2009 de la Subcomisaria de Antofagasta Norte. Los acusados conocían o no podían
menos que conocer el origen ilícito de estas 2 armas de fuego.”
A juicio de fiscalía, los hechos descritos configuran los delitos de posesión ilegal de
armas de fuego y municiones y Receptación, previstos y sancionados respectivamente
en los artículos 9 de la Ley 17.798 sobre control de armas en relación al artículo 2 letra b)
y c), 4, 5, 6, 12 y 17 B del mismo cuerpo legal, y 456 bis A del Código Penal,
encontrándose ambos ilícitos en grado de desarrollo de consumados y en los que a los
acusados se les atribuye participación a título de autores.
Refiere el Ministerio Público que, respecto del acusado M.H.C.S concurre la circunstancia
atenuante de la irreprochable conducta anterior del delincuente establecida en el artículo
11 Nº 6 del Código Penal y no le perjudican circunstancias agravantes de responsabilidad
penal. Que por su parte, respecto del acusado G.A.G.P no se invocan circunstancias
modificatorias de responsabilidad penal.
En consecuencia, el Ministerio Público solicita que se condene a cada uno de los
acusados a las siguientes penas:
- Por el delito de posesión ilegal de arma de fuego y municiones, una pena de 10
años de presidio mayor en su grado mínimo, la accesoria legal del artículo 28 del
Código Penal, esto es, la de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios
públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta perpetua para profesiones
titulares mientras dure la condena, comiso de un arma de fuego consistente en una
escopeta marca Fiagg calibre 12, serie N° 18201, con 8 cartuchos calibre 12, con costas.
- Por el delito de receptación, una pena de 5 años de presidio menor en su grado
máximo, la accesoria legal del artículo 29 del Código Penal, esto es, inhabilitación
absoluta perpetua para derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para cargos y
oficios públicos durante el tiempo de la condena, con costas.
Tercero: Alegatos del Ministerio Público. Que en su alegato de apertura el señor fiscal
indicó que se probarán los hechos de la acusación. Carabineros tenía conocimiento que
sujetos que se trasladaban en un auto estaban manipulando armas de fuego, y al ser
fiscalizados se percatan que mantienen dos pistolas y una escopeta, mas municiones,
teniendo las dos pistolas encargos por robo.
Por su parte, en el alegato de clausura concluye que se acreditaron los hechos, no
desmintiendo el acusado que declaró la existencia de las armas y que estaba en el auto
de su propiedad. O creemos lo que dice el acusado que se encontró el arma en un bolso
o no le creemos. Si no se cree se establece lo que dice la fiscalía, esto es, que sin
autorización suficiente tenían las armas en su poder y dos de ellas eran robadas. Las
armas no estaban en un bolso y estaban escondidas y no encima del aparataje que hay
en todos los vehículos. La escopeta, además, estaba en una funda especial para
guardarla. La versión del acusado puede tener veracidad. En el evento que puede ser
como dijo el acusado hay duda razonable respecto del delito de tenencia o posesión ilegal
de arma de fuego, pero se configura al menos el delito de receptación, ya que cuando
llegaron los carabineros sabían que eran armas y que tenían un origen ilícito. No hay
licitud, por lo que tienen el elemento subjetivo siendo sorprendidos manteniendo las
especies. Al menos hay delito de receptación.
El fiscal replica que los carabineros recepcionaron antecedentes de sujetos que tenían
armas en un automóvil, y con ello van al lugar y vieron que un auto era de uno de ellos.
Pero objetivamente pueden darse los atisbos de un delito de receptación, ya que están los
partes de las armas robadas, y eso se suma a la pericia y se trata de armas robadas lo
que no podían sino conocer ya que uno de ellos dijo que encontró un bolso que tiraron
unos sujetos y eso no tiene origen lícito.
Cuarto: Alegatos de la Defensa del acusado M.H.C.S. Que la defensa del acusado
sostuvo en su alegato de apertura que pide la absolución. Pregunta si hay dolo, si hay
posesión permanente de las armas. El hallazgo del bolso es en la vía pública en un sector
cercano al local comercial. Y se sube el bolso sin conocer el origen y las finalidades para
las cuales estaban las armas en el bolso y van al local de alcoholes y se toma a la
decisión de llamar a carabineros para entregar estas armas. Ellos no sabían qué hacer
con las armas. No hay dolo de poseer las armas para efectos distintos, sino para ponerlas
a disposición de la policía.
En su clausura dijo que el tipo penal por el cual han sido acusados exige un relato de
prueba mayor, ya que se trata de penas altas sin penas sustitutivas. ¿Cuál es la flagrancia
percibida por los funcionarios policiales al llegar al local que habilitase para el control de
identidad? Si ellos no vieron nada. Sólo recibieron una llamada. En el local había más
gente, era un día sábado en la tarde en enero. No fueron descubiertos portando o
poseyendo las armas. Si se valorase lo que dijo el policía, él mismo dijo que los acusados
dijeron que las armas se las habían encontrado momentos antes. No los vieron portando
arma de fuego alguna y es coincidente con lo dicho por el administrador. Las encontraron,
momentos antes; nerviosos llegan al local y toman la decisión que otra persona llame a
carabineros para recoger las armas, y ello es casi concordante con la letra c) del artículo
14 de la Ley de Control de Armas. No ha tenencia con mano propia. La teoría alternativa
es posible. Respecto de la receptación no se acreditó el elemento subjetivo.
No replica la defensa replica.
Quinto: Alegatos de la Defensa del acusado G.A.G.P. Que la defensa del acusado
sostuvo en su alegato de apertura que pide la absolución por tres tópicos. Primero el
procedimiento policial adoptado se inicia por un supuesto llamado anónimo y se entra a
un local comercial nocturno y se realizan controles de identidad aleatorios, dando con el
dueño del automóvil, el coimputado, realizando en base a una denuncia anónima
diligencias sin instrucciones del fiscal, registrando el auto sin orden del fiscal. En segundo
lugar la posesión de un arma de fuego es un delito de propia mano, que no admite
coautoría ni autoría mediata y al momento que fueron fiscalizados no estaban poseyendo
arma alguna, ya que estaban fuera del auto, dentro de un local nocturno. En tercer lugar
no existe peligro si no hay tenencia de las armas. En cuanto al delito de receptación no
hay proporcionalidad ni forma de acreditar ni la posesión ni la tenencia ni el elemento
subjetivo, cual es conocer el origen ilícito de las municiones, de las armas, lo que no es
posible, ya que no se puede acreditar que tengan las armas ni que haya llegado el
acusado al lugar en el auto.
En su clausura dijo que el procedimiento fue irregular. Existiendo una denuncia anónima
hay un indicio y el antiguo artículo 85 del Código Procesal Penal exigía más de uno para
controlar la identidad; citando una jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema de Justicia.
La denuncia anónima permite iniciar una investigación mas no controlar la identidad,
debiendo llamar al fiscal de turno. Aun cuando se considerase que este singular indicio
fuese suficiente el mismo terminaba cuando se identificaron los imputados, no pudiendo
registrar el automóvil sino con la instrucción del fiscal, y sin siquiera ser informados de sus
derechos, ya que el policía dijo que después de la detención le son informados sus
derechos. El hallazgo de la prueba fue con la colaboración de los imputados sin
conocimiento de sus derechos. Hay un testigo que coloca a los imputados en la eximente
del artículo 14 letra c) de la Ley de Control de Armas, y la denuncia anónima se explica
por la declaración del señor Codoceo, la que hizo a petición de los propios imputados.
Existe una teoría plausible por parte de la defensa. Es un delito de propia mano, lo que
basa en el considerando 8°, Cuarto TOP Santiago, RIT 109-2009, exigiendo el desarrollo
personal de la acción. No es posible una posesión por parte de más de una persona y no
se ha establecidos que Godoy Plaza haya poseído o tenido arma alguna, siendo las
armas encontradas en el automóvil del coacusado. Es un delito de peligro con pena dura,
debiendo acreditarse el actuar de propia mano y el peligro, ya que el bien jurídico
protegido es la seguridad pública, Rol 408-2011 del 6° Oral de Santiago, considerando
12°, debiendo el sujeto tener dominio de la esfera de resguardo siendo un delito de peligro
abstracto, no estando las armas dentro de la esfera de resguardo de los acusados. En
cuanto a la receptación arguye las mismas alegaciones respecto del procedimiento ni la
determinación del origen ilícito de las armas, no dándose el elemento subjetivo del delito,
no pudiendo saber que las armas eran robadas.
La defensa replica que hay solo un indicio y no plural como exigía la norma vigente por
entonces. Ese indicio no era bastante para controlar la identidad. La tenencia o posesión
de una cosa para el delito de receptación exige, también, el ostentarla con ánimo de
dueño, ya que lo protegido es la propiedad y evitar la venta de cuestiones robadas, pero
los imputados las encontraron y le pidieron a un tercero el entregarlas a Carabineros.
Sexto: Declaración del acusado M.H.C.S. Que el acusado M.H.C.S, asesorado por su
abogado, renunció a su derecho a guardar silencio, quien, exhortado a decir verdad
señaló que ese día era 16 de enero de 2.016 e iban por el puente de Quebrada Seca y se
percatan que un vehículo botó un bolso, y al ver que lo lanzaban pensaron que podían ser
cosas de valor por lo que el compañero Godoy se percató que eran armas, las que
echaron en el jeep del declarante y fueron al local Rapanui al que iban siempre. Su
compañero es G.G. Iban en su jeep Chevrolet Tracker. Estaban a 4 o 5 minutos del local.
Esto fue como a las 14:00 a 16:30 horas. Se pusieron nerviosos y el local Rapanui era el
más cercano para explicar el asunto de que habían encontrado armas. Entraron al local,
nerviosos, e informaron al administrador y lo llamaron para afuera y le explicaron que
habían encontrado estas armas, que eran tres.
A las preguntas del fiscal indicó que luego de informar al administrador del local don
William Codoceo, y doña María Isabel, quien es la dueña del mismo, William entró al local
y llamó a carabineros desde afuera del establecimiento y el declarante volvió a entrar al
mismo. No estuvo presente cuando William llamó a carabineros. Cuando encontraron las
armas no llamó a carabineros ya que andaban con alcohol en el cuerpo. Carabineros llegó
al local y les controló la identidad al acusado y su compañero, y abrieron el jeep y
encontraron las armas. Cuando carabineros llegó al lugar las armas estaban en el interior
del maletero del Jeep del declarante. A don William Codoceo le mostraron las armas y al
verlas él se puso nervioso. No es amigo de William Codoceo, sino que concurren
frecuentemente al local.
Consultado por la defensa del acusado Godoy Plaza manifestó que el control de
carabineros no fue directo al declarante, sino al azar, rutinario. Pidieron las cédulas de
identidad a los asistentes del local, y llegaron al declarante estando sentados en el local
bebiendo cervezas. Cuando llegó carabineros no estaban portando las armas, sino que
estaban dentro del local. Salieron del local y voluntariamente abrieron el vehículo. El
declarante manejó el vehículo el que es de su propiedad. Carabineros los llevó a la
Comisaría y los detuvieron y recién ahí le informaron de sus derechos.
Examinado por su defensa dijo que es operador de maquinaria pesada en
Caserones, desde hace 5 años en forma continua. En el local estaban tomando cerveza.
Viven cerca del local, el cual queda en Huamalata. En el local había gente consumiendo
bebidas; de hecho unas dos o tres mesas más allá habían unos tipos que estaban
consumiendo. Estuvieron unos 20 o 25 minutos en el local hasta que llego carabineros.
Interrogado por el tribunal dijo que al administrador del local don William Codoceo le
avisaron de las armas una vez que ingresaron al local y le mostraron lo que habían
encontrado y él dijo que había que llamar a carabineros, y ahí entró el declarante con su
acompañante y William llamó a carabineros y al entrar William le explicó a la dueña del
local, doña María Isabel, a quien William le dijo que habían llamado a carabineros,
quienes dijeron que iban a concurrir.
Séptimo: Uso del derecho a guardar silencio del acusado G.A.G.P. Que el acusado
G.A.G.P optó por hacer uso de su derecho a guardar silencio.
Octavo: Ausencia de convenciones probatorias. Que las partes no acordaron
convenciones probatorias.
Noveno: Prueba del Ministerio Público. Que el persecutor a efectos de acreditar los
cargos, presentó durante el juicio los siguientes medios de prueba:
I.- Testigos:
1.- Mauricio Rivera Alarcón, médico, con domicilio reservado.
2.- Mario Díaz Ruiz, Sargento Primero de Carabineros, domiciliado en calle Julio Montt,
comuna de Antofagasta.
3.- Glenn Daniel Muñoz Ramos, empleado, con domicilio reservado.
4.- Jorge Mauricio Cáceres Rozas, Suboficial de Carabineros, domiciliado en calle
Tangue Nº 20, comuna de Ovalle.
5.- María José Figueroa Contreras, Carabinero, domiciliada en calle Tangue Nº 20,
comuna de Ovalle.
II. Documental:
1.- Reporte de armas de fuego emanado de la Dirección General de Movilización Nacional
de fecha 16 de enero de 2.016 relativo a la pistola marca CZ, calibre 9 m.m. serie N°
F0270.
2.- Reporte de armas de fuego emanado de la Dirección General de Movilización Nacional
de fecha 16 de enero de 2.016 relativo a la pistola marca Glock, calibre 40 serie N° FAN
711.
3.- Consulta de arma de fuego emanado de la Dirección General de Movilización Nacional
de fecha 16 de enero de 2.016 relativo a la escopeta marca Fiagg, calibre 12, serie N°
18201.
4.- Consulta de registro de control de armas y explosivos emanado de la Dirección
General de Movilización Nacional de fecha 16 de enero de 2016 relativo al acusado
M.H.C.S.
5.- Oficio N° 1595/18, de fecha 21 de enero de 2016 emanado de la Autoridad
Fiscalizadora 018 de Ovalle informando que los acusados (1) M.H.C.S y (2) G.A.G.P.
6.- Parte policial Nº 577 de fecha 13 de febrero de 2.011, emanado de la 3º Comisaría de
Carabineros de Ovalle.
7.- Parte policial Nº 5917 de fecha 17 de octubre de 2.009, emanado de la Subcomisaria
de Carabineros de Antofagasta Norte.
III. Prueba Pericial:
1.- Andrés Antonio Rodríguez Venegas, Investigador Criminalístico, Sargento Primero
de Carabineros, domiciliado en calle Andrés Bello N° 1.061, La Serena, quien expuso su
informe pericial N° 16-2016 del Labocar de La Serena.
IV. Otros medios de prueba:
1.- Set fotográfico constituido por tres fotografías relativas a las armas y municiones
incautadas a los acusados, tomadas por personal policial de Carabineros.
2.- Set fotográfico constituido por dos fotografías relativa a las armas de fuego incautadas,
contenidas en el informe pericial balístico N° 16-2016, del Labocar de La Serena.
Décimo: Ausencia de prueba propia de la Defensa del acusado G.A.G.P. Que la defensa
del acusado Godoy Plaza no rindió prueba alguna.
Undécimo: Prueba propia de la Defensa del acusado M.H.C.S. Que la defensa del
acusado Campos Santander rindió la siguiente prueba propia:
Testimonial:
1.- Williams Antonio Codoceo Rivera, administrador del local Rapanui, domiciliado en
calle Esmeralda N° 545, Huamalata, ciudad de Ovalle.
Duodecimo: Posiciones de los intervinientes. Que la pretensión del acusador consistió en
la imputación a los encartados M.H.C.S y G.A.G.P de ser autores de los delitos
consumados de posesión ilegal de armas de fuego y municiones y receptación,
perpetrados el día 16 de enero de 2.016 en la comuna de Ovalle.
La defensa del encartado Godoy Plaza cuestionó la legalidad del procedimiento
policial, así como la existencia de la posesión de las armas de fuego de su representado y
la peligrosidad de la conducta atribuida, mientras que la defensa de Campos Santander,
además de también cuestionar la legalidad del procedimiento, solicitó la absolución del
justiciable en atención a la inexistencia de la posesión atribuida por el acusador ya que
ella exige una permanencia; coincidiendo ambas defensas en la ausencia del elemento
subjetivo exigido por el delito de receptación.
Décimo Tercero: Valoración de las probanzas. Que las principales probanzas rendidas
por el persecutor para acreditar los hechos en que funda su pretensión condenatoria
consistieron en la declaración de los dos policías que adoptaron el procedimiento aquella
tarde del 16 de enero de 2.016, el relato del perito balístico, los informes de la autoridad
fiscalizadora y el testimonio de dos dueños de las pistolas que fueron halladas quienes
explicaron que les fueron robadas desde sus respectivos domicilios; mientras que la
defensa del encartado Campos Santander introdujo la declaración del administrador del
local en que fueron fiscalizados los acusados.
Abocados a la labor de analizar la prueba rendida se hace necesario puntualizar que el
administrador del local denominado Rapanui, ubicado en calle Prat del sector de
Huamalata de esta comuna de Ovalle en el cual se encontraban ambos acusados cuando
el día 16 de enero de 2.016 fueron controlados en su identidad por la policía, de nombre
Williams Codoceo Rivera, explicó que al mismo llegaron ambos encartados, asustados y
nerviosos, quienes le dijeron que las armas de fuego las habían encontrado momentos
antes, las que habían sido lanzadas por unos sujetos que se desplazaban en un
automóvil, pero que tenían temor de llamar a Carabineros para entregarlas, ya que
estaban con alcohol en el cuerpo, por lo que convinieron en que fuese el administrador
quien llamase, lo que hizo a petición de los propios encartados, efectuando sí el llamado
en forma anónima para no verse involucrado, detallando que las armas de fuego las vio
en el portamaletas del vehículo en que los sujetos llegaron al local, lo que dijo a la policía
en su llamada, especificando que era marca Chevrolet.
Ello es coincidente con lo expresado en estrados por ambos policías que concurrieron al
local Rapanui, don Jorge Cáceres Rozas y doña María José Figueroa Contreras, quienes
detallaron que fueron al lugar alrededor de las 17:00 horas de aquel 16 de enero de 2.016
por la llamada de Cenco que informaba que dos sujetos estaban con una escopeta que
guardaron en un automóvil que se encontraba estacionado frente al local Rapanui, que
correspondía a uno marca Chevrolet, modelo Tracker, de color negro; por lo que
consultaron el poseedor inscrito del móvil, quien fue controlado al interior del local el que
correspondía al acusado Campos Santander, siendo controlado también su acompañante
Godoy Plaza, por reunir las vestimentas y características físicas indicadas en el llamado
anónimo. Es en el marco de dicho control que se registra el vehículo del señor Campos
Santander en cuyo portamaletas encontraron una escopeta, dos pistolas y ocho cartuchos
de caza, las que fueron graficadas en las fotografías números 1, 2 y 3 del set número 1
referido en estrados por la funcionaria policial doña María José Figueroa Contreras.
Es menester señalar aquí que no se comparten los cuestionamientos de las defensas, ya
que no es efectivo que existiese como único indicio el llamado anónimo, sino que también
los policías vieron las vestimentas de los sujetos, sus características físicas coincidentes
con las expresadas en el llamado, así como el automóvil en que se indicó se hallaba la
escopeta; por lo que no existe ilegalidad alguna en el procedimiento policial.
Debe decirse que el Suboficial de Carabineros de Chile don Jorge Mauricio Cáceres
Rozas, quien estaba a cargo del procedimiento, explicó en el juicio oral que le consultó a
ambos acusados por la procedencia de las armas y las municiones, diciendo ambos que
momentos antes, siendo alrededor de las 15:40 horas en circunstancias que venían en el
vehículo, al llegar al puente Villaseca, los antecedía un automóvil marca Honda, modelo
Civic, de color azul, desde el cual al llegar al puente lanzaron un bolso negro al río, por lo
se detuvieron y lo abrieron y vieron que eran armas de fuego, y tomaron el bolso y se
dirigieron al local Rapanui; siendo esta información que el mismo día del hecho los
acusados dieron a la policía la misma que le dijeron al administrador del local de
alcoholes Williams Antonio Codoceo Rivera y la que, igualmente, sostuvo el encartado
Campos Santander en el inicio del juicio oral.
Por su parte, el perito balístico Andrés Rodríguez Venegas refirió el haber examinado las
armas incautadas, explicando que correspondían a armas de fuego aptas para el disparo,
las que reconoció en las fotografías exhibidas correspondientes a los números 1 y 2 del
set número 2. Detalló el perito que la primera arma que perició corresponde a una
escopeta de caza, doble cañón, calibre 12, serie 18201, la que estaba inscrita en el
Registro Nacional de Armas a nombre de don Juan Pasten Villalobos. Dijo que examinó
ocho cartuchos balísticos compatibles con la escopeta incriminada. Explicó que la
segunda que revisó correspondió a una pistola marca Glock, modelo 22-C, calibre .40,
serie FAN711, inscrita a nombre de don Daniel Muñoz Ramos para uso de deporte, con
encargo por robo en Carabineros de Chile, conforme al parte policial de la Tercera
Comisaría de Ovalle. Finalmente detalló que la tercera arma peritada correspondió a una
pistola marca CZ modelo F07270 calibre 9 milímetros, debidamente inscrita.
A su turno, se acreditó con la Consulta de Registro de Control de Armas y Explosivos de
16 de enero de 2.016 y el Oficio N° 1595/18, de 21 de enero de 2.016 emanado de la
Autoridad Fiscalizadora 018 de Ovalle que los justiciables M.H.C.S y G.A.G.P carecían de
autorización para la tenencia o transporte de armas de fuego, y no registran armas
inscritas a sus nombres.
También se determinó con las copias de los partes policiales respectivos y el testimonio
de don Mauricio Rivera Alarcón, Glenn Muñoz Ramos y Mario Díaz Ruiz, que las dos
pistolas halladas habían sido robadas con anterioridad.
Así, el parte policial N° 577 de la Tercera Comisaría de Ovalle, de 13 de febrero de 2.011,
da cuenta del robo que afectó un domicilio particular de don Mauricio Rivera Alarcón, en el
cual se sustrajo, en lo que interesa, una pistola 9 milímetros marca CZ, por la que se hizo
el encargo 157-B-2011; lo que es consistente con lo expresado por el propio Mauricio
Rivera Alarcón, quien dijo que en febrero de 2.011 efectivamente su domicilio fue afectado
por un robo en el cual le sustrajeron la pistola marca CZ 9 milímetros; todo lo que
corrobora el correspondiente Reporte de Armas de 16 de enero de 2.016, el que da
cuenta del encargo por robo de dicha pistola, que resultó ser una de las incautadas.
En el mismo sentido el parte policial N° 5.917 de la Subcomisaría de Carabineros de Chile
de Antofagasta Norte da cuenta del robo que el día 17 de octubre de 2.009 afectó al
domicilio particular de don Glenn Daniel Muñoz Ramos, en el que le sustrajeron, en lo que
interesa, un arma de fuego tipo pistola semiautomática, marca Glock, calibre .40, Serie
FAN711, modelo 22-C, N° de Inscripción 761177, con su respectivo cargador, lo que
corroboraron en estrados el propio Glenn Daniel Muñoz Ramos y el policía que tomó el
denuncio don Mario Díaz Ruíz. El Reporte de Armas de 16 de enero de 2.016 da cuenta,
precisamente, del encargo por robo de dicha pistola semiautomática marca Glock .40,
FAN 711, que también resultó ser una de las incautadas.
Por otro lado la escopeta marca Fiagg fue consultada y no registra encargo por robo,
conforme se determinó con la consulta efectuada a la Dirección General de Movilización
Nacional de 16 de enero de 2.016.
Así las cosas, no ha resultado entonces establecido, fuera de toda duda, la posesión de
las armas de fuego atribuidas a los justiciables, ya que el tipo penal por el cual se les
acusó exige el animus detinendi42, esto es, el poseer las armas de fuego en forma
continua, disponiendo de las mismas, lo que en la especie no ocurre del momento en que
simplemente los encartados se encontraron con las armas de fuego y le pidieron a un
tercero que llamase a carabineros para que se las llevaran, no resultando acreditada
-fuera de toda razonable duda- la conciencia y voluntad en la posesión atribuida por el
acusador, lo que el propio señor fiscal con hidalguía reconoció en su alegato de cierre; lo
que obliga a desestimar los cargos por infracción a la Ley de Control de Armas y
Explosivos formulados en contra de ambos imputados.
En el sentido apuntado se ha pronunciado la doctrina al señalar: “Es nuestra opinión que
tenencia o posesión supone además mantener el arma durante un tiempo razonable bajo
el propio control, o realizar actos que pongan de manifiesto esa tenencia, tales como la
limpieza o mantenimiento del arma, esconderla para que no se descubra su ubicación” 43;
lo que, por lo demás, ha exigido también la jurisprudencia44.
42
En este sentido Ronny Lara Camus, “Análisis Dogmático del delito de posesión o
tenencia ilegal de armas de fuego”, año 2.007, Tesis para optar al Grado de Licenciado en
Ciencias Jurídicas y Sociales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.
En cuanto al delito de receptación, lo cierto es que por las mismas razones ya expresadas
no se les puede atribuir el haber tenido en su poder las armas de fuego, ya que carecían
del animus detinendi que también este tipo penal exige, así como no podían conocer que
dos de ellas años antes hubieren sido robadas como requiere este tipo penal, por lo que
-también- serán absueltos.
Décimo Cuarto: Absolución. Que en razón de lo razonado en los considerandos que
anteceden y atendido que nadie puede ser condenado por delito sino cuando el tribunal
que lo juzgare adquiriere la convicción, más allá de toda duda razonable, de que
realmente se hubiere cometido el hecho punible objeto de la acusación y que en el mismo
le hubiere correspondido a los acusados una participación culpable y penada por la ley; lo
que en el presente caso, por las razones expuestas, no ha ocurrido, este tribunal por
UNANIMIDAD de sus miembros decidió ABSOLVER a los encartados M.H.C.S y G.A.G.P
de los cargos imputados en esta causa por el Ministerio Público en que les atribuyeron ser
autores de los delitos consumados de posesión ilegal de armas de fuego y municiones y
receptación, previstos y sancionados respectivamente en los artículos 9 de la Ley 17.798
sobre Control de Armas y Explosivos en relación al artículo 2 letra b) y c), 4, 5, 6, 12 y 17
b) del mismo cuerpo legal y 456 bis A del Código Penal, presuntamente perpetrados el día
16 de enero de 2.016 en la comuna de Ovalle.
Décimo Cuarto: Costas. Que el Ministerio Público deberá solventar el pago de las costas
causadas en esta sede, atendido lo ordenado en el artículo 48 del Código Procesal Penal.
Por las consideraciones expuestas y atendido lo dispuesto en los artículos 1, 2, 3, 4, 8,
45, 46, 48, 53, 93, 102, 295, 296, 297, 298, 309, 314, 315, 319, 323, 325, 326, 328, 329,
332, 333, 338, 339, 340, 341, 342, 343, 344 y 347 del Código Procesal Penal; SE
DECLARA:
I.- Que se ABSUELVE a los acusados M.H.C.S y G.A.G.P, ambos ya individualizados, de
los cargos imputados en esta causa por el Ministerio Público en que les atribuyeron ser
autores de los delitos consumados de posesión ilegal de armas de fuego y municiones y
receptación, previstos y sancionados respectivamente en los artículos 9 de la Ley 17.798
sobre Control de Armas y Explosivos en relación al artículo 2 letra b) y c), 4, 5, 6, 12 y 17
b) del mismo cuerpo legal y 456 bis A del Código Penal, presuntamente perpetrados el día
16 de enero de 2.016 en la comuna de Ovalle.
II.- Que el Ministerio Público deberá solventar el pago de las costas causadas en esta
sede.
Redacción del fallo por el juez titular don Cristián Arturo Alfonso Durruty.
Regístrese, comuníquese en su oportunidad al Juzgado de Garantía de Ovalle que remite
para su cumplimiento; hecho, archívese.
Rol Único: 1.600.053.997-3.
Rol Interno: 134-2016.
43
Sergio Cea Cienfuegos y Patricio Morales Contardo, “Control de Armas. Manuela de
Aplicación de la Ley 17.798 y su Reglamento Complementario”, Tercera Edición
Actualizada, LegalPublishing, página 72.
44
Sentencia de 16 de junio de 1.997 emanado por la Ilustrísima Corte de Apelaciones de
Santiago, Rol 1.686-97 en juicio caratulado “Contra Silva Muñoz, Samuel” al estimar que
“la sola circunstancia de haberse encontrado en poder del procesado un revólver
adaptado para calibre 22, no basta para estimar configurado el delito de tenencia no
autorizada del arma de fuego, puesto que debió haberse acreditado, por los medios de
prueba legal, y no con la confesión del imputado, que el arma la había mantenido en su
poder durante un tiempo razonable que ponga de manifiesto dicha tenencia”.
Dictada por la Sala Única del Tribunal de Juicio Oral en Lo Penal de Ovalle integrada
por los Jueces Titulares doña Ana Karina Hernández Muñoz, quien presidió, doña E.
Victoria Gallardo Labraña y don Cristián Arturo Alfonso Durruty.
Normas Asociadas: Ley 17.798 artículo 14, artículo 391 N° 2 del Código Penal
Tema: Delitos contra la vida, Ley de Control de Armas, Tipicidad, Prueba.
Descriptores: Cometer el delito portando armas de fuego, Delito Frustrado, Homicidio
simple, Porte de Armas, Tenencia ilegal de Armas.
Síntesis: Tribunal Oral Penal de La Serena condena por delito de homicidio frustrado, el
que fue cometido con arma de fuego prohibida, sin embargo dicha utilización no logro ser
acreditada como porte ilegal de armas en juicio, por lo cual el tribunal señala que “su uso
como medio para agredir a la víctima sólo implica la existencia de una tenencia material
momentánea y necesaria para utilizar dicho elemento y en ningún caso se cumple con la
exigencia de tipicidad respecto del delito del artículo 14 de la Ley 17.798.”
(Considerandos: 5, 6,7).
Texto Completo
La Serena, dos de septiembre de dos mil dieciséis.
CONSIDERANDO:
Primero: Que con fecha veintinueve de agosto del año en curso, ante esta Tercera Sala
del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de la ciudad de La Serena, constituida por los
Jueces doña Claudia Contador Molina, en calidad de subrogante y quien presidió, doña
Vesna Sore Galleguillos en calidad de suplente y don Iván Roberto Corona Albornoz, se
llevó a efecto audiencia de Juicio Oral en causa rol interno N° 205-2016, seguida respecto
del acusado A.A.A.R., Cédula de Identidad N° XXX, chileno, nacido en Coquimbo el 13 de
Octubre de 1989, 26 años de edad, casado, panadero, domiciliado, en XXX.
Fue parte acusadora en el presente juicio el Ministerio Público, representado por el fiscal
Juan Rubén González Tobar, domiciliado en calle Melgarejo N° 847, comuna de
Coquimbo.
La defensa del acusado la sostuvo Francisco Salazar Castillo, abogado de la Defensoría
Penal Pública, domiciliado en calle Aldunate 760 B of. 1, comuna de Coquimbo.
Segundo: Que los hechos materia de la acusación, fueron descritos en el auto de
apertura de juicio oral como sigue:
“El día 20 de julio de 2014, a las 20:00 horas aproximadamente en el frontis del
inmueble ubicado en calle XXX, el acusado A.A.A.R., utilizando sin autorización un
arma de fuego tipo escopeta hechiza y con la intención de causar la muerte, disparó
a corta distancia en contra de la víctima don C.A.V.V., quien alcanzó a protegerse
con sus brazos, lo que impidió que el impacto de los perdigones le llegara con
mayor intensidad en la cabeza, tórax y abdomen. A raíz de esto la víctima resultó
con fractura expuesta de su radio izquierdo por disparo con arma de fuego, con
pérdida de la extensión de muñeca izquierda total, pronosupinación limitada de
antebrazo, paresia pulgar izquierdo, atrofia de músculos radiales, pérdida de masa
muscular erosivo en la zona del trauma, todas lesiones graves con un tiempo de
sanación de 50 a 70 días, con consecuencias negativas permanentes en la
movilidad de su extremidad superior izquierda, las que pudieron resultar mortales
de no haber mediado socorros oportunos y eficaces.”
Los hechos descritos, a juicio del Ministerio Público, serían constitutivos de un delito de
porte de arma de fuego prohibida, previsto y sancionado en el artículo 14 de la Ley 17.798
y un delito de homicidio simple frustrado en la persona de C.A.V.V., previsto y sancionado
en el artículo 391 N° 2 del Código Penal, en los que atribuyó al acusado participación en
calidad de autor por lo cual solicitó se le condenase imponiéndosele las siguientes penas:
Como autor de un delito frustrado de homicidio, la pena de cinco años de presidio menor
en su grado máximo y accesorias legales y como autor de un delito consumado de “porte
ilegal” de arma de fuego prohibida a la pena de cinco años de presidio menor en su
grado máximo, más accesorias legales, con expresa condena en costas.
Para la solicitud de aplicación de las penas ante indicadas, hizo presente la fiscalía que a
su juicio no concurren en este caso circunstancias modificatorias de responsabilidad
penal.
Tercero: Que en su alegato de apertura el Ministerio Público sostuvo la acusación
formulada contra el imputado, reiterando la descripción de hechos contenida en ella, los
que señaló resultarían acreditados con la prueba que ofreció rendir en la audiencia.
Por su parte la defensa solicitó la absolución del acusado, estimando que luego de la
incorporación de la prueba se podrá concluir que en este caso concurre una causal de
justificación cual es la de la legítima defensa privilegiada; ello fundado en el hecho de que
la víctima habría ingresado a la morada del acusado por vía no destinada al afecto, con el
fin de agredir a uno de sus ocupantes.
Cuarto: Que para justificar la existencia de los hechos materia de la acusación y la
participación punible que se atribuyó al encausado en ellos, el Ministerio Público presentó
en estrados a C.A.V.V. quien manifestó que el día 20 de julio del año 2014, siendo cerca
de las 20 horas, en circunstancias que se encontraba atendiendo el negocio de su madre
ubicado en calle XXX, una de sus tías llegó contando que en la casa de su tía Paty,
estaban agrediendo a su tío Sebastián, en su casa de calle XXX, a quien le estaban
apuntando.
Que al llegar al lugar escuchó amenazas desde la casa del al lado, por lo que se acercó al
frontis de la casa conminando a sus ocupantes a salir a pelear afuera; que en ese
momento salió un sujeto con un arma, por lo que se cubrió el rostro con los antebrazos,
momento en que recibió el disparo.
Señaló que se trataba de un arma hechiza; que el sujeto salió por un portón mientras él se
encontraba en el frontis detrás de la reja, por fuera del inmueble, en la calle.
Señaló que en el lugar pudo situar a dos sujetos conocidos, llamados Nahuel y
Dagoberto.
Señaló que el individuo que le disparó corresponde al acusado.
Indicó que estos tres sujetos, luego que estaba herido, lo “jalaron” entre los tres hacia el
interior de la casa, al patio, señalándole que había que matarlo, que dejarían que se
desangrara. Indicó que finalmente su hermano lo sacó de allí y desde ese momento no
recuerda más.
Indicó que quedó con secuelas por pérdida de movimiento en su brazo izquierdo.
Agregó que en la casa de su tía Paty, de calle XXX, vive también su tío Sebastián.
También compareció como testigo de cargo Patricia del Carmen Vilches Bermúdez
quien manifestó que el día 20 de julio del año 2014, entre las siete y las ocho de la noche,
se encontraba en la casa de su hermana en calle XXX; que al lugar llegó su cuñada Laura
para avisar que tres sujetos estaban agrediendo en su casa a su hermano Sebastián. Que
de inmediato se dirigieron al lugar, primero salió Cristián y ella detrás de él y al llegar pudo
ver al acusado que tenía un fierro largo en sus manos con el que había agredido a su
sobrino Cristián quien sangraba; que su sobrino estaba afuera, junto a la reja de la casa
del acusado que está al lado de la suya, en el N° 2420 de calle XXX. Señaló que el
acusado estaba junto al portón de entrada de vehículos.
Que al ver a su sobrino pidió ayuda; que en ese momento Nahuel y otro sujeto “lo jalaron”
hacia adentro; que ella no vio que sucedió después ya que corrió para pedir ayuda, pero
supo que Jaime, el hermano, había sacado a Cristián.
Fue llamado al estrado por el fiscal David Urrutia Tillería, Médico Legista, quien depuso
con relación al Informe de lesiones N° 366/14, de fecha 11 de marzo de 2015 y ampliación
de informe de lesiones N° 366/2014 de fecha 15 de abril de 2015, señalando al efecto la
anamnesis de acuerdo al relato de la víctima quien refirió que en el año 2014 resultó
lesionado por arma de fuego, consistiendo la lesión en una fractura expuesta del radio
distal izquierdo; que presentó una ficha clínica de hospitalización y procedimiento
quirúrgico.
Que se concluyó que quedarán secuelas neurológicas de movilidad y sensibilidad. Que
sufrió un trastorno atrófico muscular estable.
Que la lesión fue ocasionada por elemento contuso como puede ser un proyectil balístico,
de carácter grave con una discapacidad en la movilidad de su antebrazo izquierdo, con un
tiempo de sanación de entre 50 y 70 días.
Aclaró que la lesión pudo haber generado la muerte, en atención a la dinámica de los
hechos pero que la lesión propiamente tal no es mortal.
Mediante su lectura el Ministerio Público incorporó como prueba documental la siguiente:
1.- Copia autorizada de DAU N° 64054, de fecha 20 de julio de 2014, correspondiente a la
víctima C.A.V.V. y el cual fue emitido por el servicio de urgencias del hospital de
Coquimbo.
2. Copia autorizada de ficha clínica N° 213222, correspondiente a don C.A.V.V. y la cual
fue emitida por el hospital de Coquimbo, la que se encuentra compuesta por ingreso a
urgencia, consentimiento informado, protocolo operatorio de fecha 20 de julio de 2014,
historia y evolución clínica compuesto de 4 fojas, protocolo operatorio de fecha 30 de julio
de 2014 y consentimiento informado.
4.- Oficio N° 50 de la Autoridad Fiscalizadora de armas, de fecha 13 de julio de 2015.
Que por su parte la defensa del acusado se valió de sus propias declaraciones, las que
prestó en el juicio de conformidad con lo dispuesto en el artículo 326 del Código Procesal
Penal, manifestando al efecto que el día de los hechos, no recordó fecha exacta, del año
2014, llegó a la casa de su hermana cerca de las siete y media de la tarde, momento en
que tuvo una pelea con el hermano de la vecina, la señora Paty; luego ingresó a la casa
de su hermana, lugar en el que se encontraba su padre escuchando música en el patio y
el pololo de su sobrina llamado Nahuel, con quien fumó un pito; que después de un rato
desde el segundo piso sintió una discusión en el patio, era su padre que discutía con un
sujeto, el sobrino del sujeto con quien había peleado, quien lo insultaba y había saltado
desde su casa al patio en donde estaba su padre.
Que bajó al patio y conminó al sujeto a retirarse, lo cual no hizo, por lo que sacó el arma
de detrás de un sillón y le disparó. Luego salieron de la casa.
Agregó que la casa de su hermana corresponde al sitio del suceso señalado en la
acusación.
Indicó que utilizó un arma hechiza, sólo con la intención de asustarlo, impactándole en el
brazo.
Señaló que durante la ocurrencia de este episodio se encontraba en estado de ebriedad.
Relató que existe un conflicto de larga data entre los vecinos por la construcción de un
muro.
Que además la defensa solicitó la comparecencia de Claudio Mauricio Ricardi
Hernández, Sargento 2° de Carabineros de Chile, quien se refirió a las diligencias que
practicó a propósito de los hechos, indicando que confeccionó el set fotográfico. Al ser
exhibidas las fotografías N° 1, 2 y 3 señaló que corresponde la primera a los inmuebles de
calle XXX, tanto la casa del acusado como de la víctima; señaló que en la vía pública
había sangre por goteo y hacia el interior del inmueble de calle XXX, lo mismo que en el
patio interior del mismo domicilio, según las fotografías 2 y 3 y que se habría arrastrado a
la víctima. Señaló que al interior del domicilio del acusado no se encontró evidencia
alguna de la ocurrencia de un disparo.
Quinto: Que los elementos de comprobación de los cargos, consignados en la motivación
precedente, apreciados y valorados por estos sentenciadores en la forma dispuesta en el
artículo 297 del Código Procesal Penal, esto es con libertad, pero sin contradecir los
principios de la lógica, las máximas de la experiencia, ni los conocimientos científicamente
afianzados, conforman un cúmulo de antecedentes con capacidad probatoria suficiente
para formar convicción en estos jueces, más allá de toda duda razonable, acerca de la
ocurrencia de los siguientes hechos:
Que el día 20 de julio del año 2014, siendo entre las 19 y 20 horas, en la vía pública,
frente al inmueble ubicado en XXX, el acusado A.A.A.R., haciendo uso de un elemento
destinado a operar como de fuego, efectuó un disparo a corta distancia en contra de
C.A.V.V., quien resultó con fractura expuesta de radio distal izquierdo, con secuelas
neurológicas de grave pérdida de movilidad y sensibilidad, lesión de carácter grave que le
produjo un tiempo de incapacidad de entre 50 y 70 días.
Que tales hechos son constitutivos únicamente de un delito de homicidio simple frustrado
en la persona de C.A.V.V., previsto y sancionado en el artículo 391 N° 2 del Código Penal,
perpetrado en la comuna de Coquimbo el día 20 de julio del año 2014.
Que la misma valoración de la prueba ya señalada, ha permitido concluir que el delito de
porte de arma prohibida, por el cual se formularon cargos contra el imputado, vinculando
tal ilícito a los mismos hechos ya referidos, no resultó justificado, por lo que a su respecto
se absolverá de cargos al encausado.
En efecto y si bien es cierto se ha establecido de manera suficiente que el medio
empleado para cometer el delito imperfecto de homicidio consistió en el uso de un arma
de fuego apta para el disparo de munición del tipo perdigones, no se rindió prueba alguna
acerca de la materialidad de dicho elemento, pues no se contó con el arma misma la que
al parecer no pudo ser incautada, por tanto tampoco existió pericia técnica o científica
alguna que estableciera sin lugar a dudas su naturaleza propia como arma prohibida ni la
del mecanismo para su funcionamiento y aptitud para su empleo. Mucho menos se pudo
acreditar que tal elemento haya estado en posesión, tenencia o porte a cargo del
encausado en los términos del tipo penal respectivo, ya que éste señaló que el elemento
se encontraba en el domicilio de sus parientes, detrás de un sillón, en el cual no vive, sin
siquiera afirmar que él lo había llevado hasta allí, por lo que su uso como medio para
agredir a la víctima sólo implica la existencia de una tenencia material momentánea y
necesaria para utilizar dicho elemento y en ningún caso se cumple con la exigencia de
tipicidad respecto del delito del artículo 14 de la Ley 17.798.
Por otra parte, el documento emanado de la autoridad fiscalizadora en nada justifica la
existencia del delito propuesto, por cuanto jamás podría existir autorización legal para
portar, poseer o tener un arma confeccionada artesanalmente las que de suyo son
prohibidas por la ley sin que exista posibilidad alguna de una tenencia, posesión o porte
autorizada legalmente a su respecto y además dicho documento debe vincularse
necesariamente con la efectiva tenencia posesión o porte de un arma que en este caso no
ha sido parte de la evidencia entregada por el persecutor.
En consecuencia, la justificación del ilícito de porte o tenencia o posesión de arma
prohibida ha resultado imposible, sin perjuicio de que los hechos configurativos del
homicidio dan cuenta del uso de un elemento análogo, lo que aparece no sólo del relato
de los testigos, víctima y del propio acusado, sino que se desprende de la existencia y
naturaleza de las lesiones, tal como concluyó el perito legista, lo cual aún de ese modo
resulta insuficiente para acreditar la existencia del delito contra la ley de control de armas
que fue materia de los cargos.
Sexto: Que, para la calificación jurídica de los hechos antes descritos, en la forma ya
señalada como un delito de homicidio simple frustrado, se ha tenido en cuenta que a
través de la prueba de cargo y con los dichos del propio imputado, se ha podido
establecer de manera indubitada la existencia de conductas desplegadas por el hechor,
las que se encuadran dentro del verbo rector del tipo penal que configura el delito de
homicidio.
Para ello se ha tenido presente principalmente y en primer lugar, que de la descripción de
los hechos acreditados en el juicio, como se ha consignado en el apartado quinto, queda
claramente establecido que la acción ejecutada por el acusado estuvo imbuida de dolo
homicida, desde que utilizando un arma de fuego de alto poder destructivo, ocasionó una
lesión a la víctima que le produjo incapacidad y enfermedad por más de cincuenta días y
lo dejó con secuelas neurológicas que resultaron evidentes para el tribunal al comparecer
aquél en la audiencia.
Que, en consecuencia, teniendo en vista la naturaleza de la lesión inferida y la forma y
circunstancias en que ella fue provocada por el agresor, es posible concluir, acudiendo a
las máximas de la experiencia, que el hechor, utilizando un medio suficientemente idóneo
para ocasionar lesiones de tipo homicida y mortales, de no mediar la acción refleja del
agredido para proteger la zona anterior de su cuerpo, tórax y cabeza con sus antebrazos,
tal como lo graficó en la audiencia, producto de una acción directa y dirigida a una zona
vital del cuerpo, como lo es la señalada, reveló que su acción estuvo encaminada a un
propósito querido y buscado, que no fue otro que el de provocar la muerte a su víctima.
Esto no es más que la concreción del elemento subjetivo del tipo penal correspondiente al
homicidio, conocido como animus necandi, el que se hizo evidente a partir de la
observación objetiva de la conducta del agente. En efecto, todo indica que el disparo
hacia la víctima fue ejecutado por el hechor con el claro propósito de ocasionar su muerte,
atendida la región corporal a la que fue dirigido a pocos metros de distancia, no es dable
pensar que en tales circunstancias ni siquiera se representara la posibilidad de ocasionar
la muerte de quien o a quien dirigió tal disparo. Que además de lo antedicho, el propósito
homicida quedó al descubierto en los hechos posteriores al disparo, de acuerdo a los
dichos de la víctima, la testigo y las fotografías del sitio del suceso, en cuanto el lesionado
fue arrastrado hacia el interior del inmueble mientras quienes lo hicieron manifestaban
verbalmente y sin pudor alguno que su propósito era que muriera desangrado evitando
que su familia lo asistiera; esta deleznable conducta no hace más que reafirmar lo
desalmado del actuar del hechor y la evidencia inconfundible de que su propósito final era
ocasionar la muerte de la víctima.
Conjuntamente con lo recién señalado, resultó comprobado, del devenir causal de los
hechos, que habiendo puesto todo de su parte el hechor para obtener el resultado
querido, es decir, habiendo desplegado en su totalidad la conducta típica homicida,
conocida y querida por su autor, el resultado esperado no se produjo por razones y
circunstancias ajenas a su voluntad, en este caso configuradas por la acción de la víctima
quien llevó sus brazos hacia su rostro y cabeza resultando seriamente lesionada la
extremidad superior izquierda y debido a las atenciones médicas oportunas que recibió la
víctima inmediatamente después de desplegado el ataque homicida en su contra, como
quedó demostrado con la prueba de cargo documental y pericial referida a las lesiones y
atenciones médicas prestadas a la víctima. Que si bien es cierto la lesión producida no
puede ser estimada en sí misma como mortal, fue evidente que la misma fue ocasionada
en la zona del antebrazo izquierdo al protegerse la víctima de un disparo que iba dirigido
hacia la zona anterior superior de su cuerpo, evitando de ese modo las lesiones que
hubiese sufrido en su tórax y cráneo, las que sin dudar habrían sido mortales atendiendo
al poder del arma empleada y a la escasa distancia a que se efectuó el disparo
Que el uso de un arma de fuego, en la provocación de las lesiones a la víctima, resultó
acreditado con los antecedentes médicos y clínicos que dan cuenta de la existencia de
dicha lesión, configurativos de la prueba documental y pericial del Ministerio Público. Por
demás, toda la prueba testimonial, aún las declaraciones del mismo acusado, dan cuenta
que las lesiones fueron producidas mediante el uso de un arma de fuego utilizada por el
hechor, lo que concuerda con las lesiones que fueron constatadas al ofendido.
Que, de este modo y de acuerdo a la valoración de la prueba rendida en el juicio, estos
sentenciadores han podido adquirir convicción, más allá de toda duda razonable, en
cuanto a la existencia de los hechos materia de la acusación y en cuanto a la calificación
jurídica de ellos efectuada por el acusador, la cual ha sido compartida por estos jueces
como un delito de homicidio simple frustrado.
Séptimo: Que en cuanto a la participación del acusado en el delito que se le ha
imputado, ésta resultó suficientemente establecida con los mismos medios de prueba más
arriba reseñados, de los que se desprende un cúmulo de indicios que en su conjunto
permiten considerar, más allá de toda duda razonable, que en el señalado ilícito le cupo
participación en calidad de autor, en los términos del número 1 del artículo 15 del Código
Penal.
En efecto, la prueba rendida, conformada por las declaraciones de testigos contestes con
el resto de la prueba de cargo, arroja que el acusado ejecutó de manera inmediata y
directa la conducta que configuró los elementos objetivos del tipo penal correspondiente a
un homicidio frustrado.
No obstante lo ya indicado y renunciando a su derecho a guardar silencio, el acusado
decidió prestar declaración, reconociendo ampliamente la ejecución de tales conductas,
con lo que, además de la autoría directa que en los hechos le correspondió, se justificó la
existencia del dolo propio de la figura, como elemento subjetivo del tipo.
Que las declaraciones del acusado vinieron a refrendar la convicción a que ha arribado el
tribunal en cuanto a su participación que como autor de los hechos materia de los cargos
le ha correspondido, la que se ha fundamentado en la prueba de cargo rendida en el
juicio, valorada de la forma ya indicada en esta sentencia.
Que entonces la acción delictiva atribuida al acusado resultó verificada en los términos
propuestos en la acusación del Ministerio Público y de la manera que se ha explicado en
esta sentencia, dado que desplegó las conductas típicas configurativas del ilícito que fue
materia de los cargos en la forma indicada en los motivos precedentes, tomando parte en
su ejecución de una manera inmediata y directa, lo que de conformidad a lo dispuesto en
el artículo 15 Nº 1 del Código Penal, le confiere la calidad de autor del mismo.
Que, en consecuencia y por estas consideraciones, estos sentenciadores han resuelto por
unanimidad, condenar al acusado como autor de los hechos ya referidos constitutivos de
un delito de homicidio simple frustrado.
Octavo: Que en su intervención de clausura la defensa del acusado reiteró sus
alegaciones de la apertura, en cuanto a que en los hechos se habría establecido, con las
declaraciones de su representado las fotografías del sitio del suceso que exhibió, la
existencia de una causal de justificación, la que hizo consistir en la legítima defensa
privilegiada del N° 6 del artículo 10 del Código Penal, de acuerdo a lo cual su defendido
habría repelido autorizado por el derecho una agresión ilegítima de parte de la víctima
quien habría atacado a su padre luego de ingresar al patio de la casa en que este se
encontraba, por vía no destinada al efecto, por lo que reiteró su solicitud de absolución.
Noveno: Que la alegación de la defensa será rechazada en forma categórica, en razón de
que ella no encontró justificación alguna en la prueba rendida en el juicio, ni siquiera en
aquella testimonial y gráfica rendida por la misma parte interviniente, reduciéndose a una
alegación que contraría todo el mérito de la prueba de cargo y que solamente se apoya en
los dichos del acusado, los que a todas luces aparecieron revestidos de una inusitada
mendacidad.
En cuanto a las fotografías invocadas cabe señalar que de modo alguno de su
observación se puede concluir que el disparo se produjo al interior del domicilio, ello lo
dice sólo el acusado contrariando las versiones de la víctima y la testigo presencial,
quienes señalaron que luego de ser herido el afectado fue arrastrado hasta el patio del
inmueble, lo que también afirmó el agente policial presentado por la propia defensa al
señalar que existen manchas pardo rojizas por goteo fuera de la casa y luego por arrastre
hacia el interior de la misma y que no hay evidencias del disparo al interior de la casa, lo
que ratifica la versión de la víctima y desmiente a la del acusado.
Décimo: Que durante la etapa procesal prevista en el artículo 343 del Código Procesal
Penal el Ministerio Público allegó como antecedentes el extracto de filiación del acusado
el que da cuenta de la existencia de anotaciones de condenas anteriores por diversos
ilícitos.
Que la defensa del acusado invocó la circunstancia atenuante novena del artículo 11 del
Código Penal en razón a que sus declaraciones tuvieron el carácter de una colaboración
sustancial al esclarecimiento de los hechos, toda vez que reconoció la comisión del delito,
admitiendo la ejecución de los actos propios del tipo penal, lo que permitió tener por
acreditada su participación por lo que solicitó se reconociese en su favor la atenuante
mencionada.
Además de ello solicitó el reconocimiento de la atenuante séptima de la misma
disposición legal, cual es la de haber procurado con celo reparar el mal causado con el
delito, la que intentó justificar acompañando dos comprobantes de depósito judicial,
efectuados en los meses de mayo y junio del año en curso, por la suma total de
$250.000.-
Que en virtud de ello solicitó la rebaja de la pena aplicable al delito frustrado en un grado,
imponiéndosele la de quinientos cuarenta y un días de presidio menor en su grado medio,
otorgándosele la pena sustitutiva de reclusión parcial nocturna domiciliaria.
Undécimo: Que ninguna de las atenuantes invocadas por la defensa del acusado se han
estimado concurrentes a su respecto. En efecto, y con respecto a la colaboración
sustancial cabe recordar que este tribunal ha restado toda credibilidad al acusado con
relación a las alegaciones de su defensa, las que han sido calificadas de mendaces por
contrariar de manera grosera toda la evidencia de cargo presentada en el juicio, por lo
que mal podría estimarse que ha colaborado al esclarecimiento de los hechos; por el
contrario su propósito ha sido el de confundir al tribunal realizando afirmaciones que
ningún sustento tuvieron en la prueba. El solo reconocimiento de haber ejecutado la
conducta típica no puede ser tenido como colaboración sustancial cuando ello ha sido
evidente a través de toda la prueba de cargo y no ha quedado duda alguna respecto de
aquello, aun suprimiendo la declaración del acusado, como ha sucedido en este caso.
En cuanto a la reparación celosa del mal causado, se ha considerado que los depósitos
judiciales fueron extemporáneos, efectuados prácticamente después de dos años de
ocurridos los hechos y tras largos padecimientos de la víctima a través de procedimientos
médicos que seguramente también significaron no solo un desgaste económico sino
también emocional; que además sus lesiones dejaron secuelas irreparables lo que
significa una mayor extensión del mal causado el que ha tratado de ser reparado de
manera exigua e insuficiente sin que de modo alguno se refleje el celo reparatorio exigido
por la ley, por lo que no corresponde hacer lugar a la solicitud de la defensa.
Duodécimo: Que en este caso no existen otras circunstancias modificatorias de
responsabilidad penal que analizar, sin que concurran circunstancias atenuantes ni
agravantes, por lo que el tribunal podrá recorrer en toda su extensión la pena señalada
por la ley al delito de homicidio simple frustrado, la que a la fecha de ocurrencia de los
hechos corresponde a la de presidio menor en su grado máximo por aplicación de lo
dispuesto en el artículo 51 del Código Penal, determinándose su quantum de acuerdo a la
extensión del mal causado con el delito.
Por estas consideraciones y visto lo dispuesto en los artículos 1, 3, 5, 7, 14 Nº 1, 15 Nº 1º,
22, 24, 26, 29, 51, 67, 69 y 391 N° 2 del Código Penal; artículos 14 de la Ley N° 17.798 y
artículos 1°, 45, 47, 295, 297, 341, 342 y 348 del Código Procesal Penal, SE DECLARA:
I.- Que SE CONDENA a A.A.A.R., ya individualizado, a la pena de CINCO AÑOS de
presidio menor en su grado máximo, accesorias legales de inhabilitación absoluta
perpetua para derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios
públicos mientras dure la condena, en su calidad de autor de un delito de homicidio simple
frustrado en la persona de C.A.V.V., previsto y sancionado en el artículo 391 N° 2 del
Código Penal, perpetrado en la comuna de Coquimbo el día 20 de julio del año 2014.
II.- Que no reuniéndose los requisitos legales, en atención a la extensión de la pena y
antecedentes personales del encausado, no se concederá ninguna de las penas
sustitutivas contempladas en la Ley 18.216, por lo que deberá cumplir real y
efectivamente la privativa de libertad impuesta, debiendo abonarse a su cómputo todo el
tiempo que ha permanecido y permanezca privado de libertad en calidad de detenido y en
cumplimiento de la medida cautelar de prisión preventiva desde el día 23 de diciembre de
2015 y hasta la fecha en que esta sentencia quede ejecutoriada.
III.- Que SE ABSUELVE a A.A.A.R. de los cargos formulados en su contra como autor de
un delito de delito de porte de arma de fuego prohibida, previsto y sancionado en el
artículo 14 de la Ley 17.798, que se habría perpetrado en la comuna de Coquimbo el día
20 de julio del año 2014.
IV.- Que se condena al sentenciado al pago de las costas de la causa.
V.- De conformidad con lo dispuesto en el artículo 40 del Reglamento de la Ley 19.970 y
artículo 17 de la misma, una vez ejecutoriada esta sentencia, procédase por quien
corresponda, a obtener muestras biológicas del sentenciado para determinar su huella
genética, la cual deberá incluirse en el Registro de Condenados que lleva al efecto el
Servicio de Registro Civil e Identificación, por no haber constancia de haberse obtenido
ésta con anterioridad y atendido a que se condenó al imputado por un delito referido en
las disposiciones citadas.
Ejecutoriada que sea esta sentencia devuélvase la documentación presentada por el
Ministerio Público y defensa y remítase al Juzgado de Garantía de Coquimbo para su
ejecución.
Regístrese.
Redactada por el Juez Iván Corona Albornoz.
RUC N° 1400693750-1
Rol interno N° 205-2016
Normas Asociadas: 240 inc. 2° CPP; Art. 9 Ley Nº 20.066; Art. 92 N° 1 Ley N° 19.968
Tema: Ley de Violencia Intrafamiliar; Juicio Oral; Medidas Cautelares
Descriptores: Amenazas, Desacato, Imputabilidad, Prohibición de acercarse a la victima
Síntesis: TOP accede a la solicitud de la Defensa y (1) entiende que los sucesivos
episodios incumplimientos a lo ordenado por el Juez de Garantía de Ovalle constituyen un
solo delito continuado de desacato al existir unidad de designio criminal en tres eventos
acaecidos en un corto lapso de cinco días. Además, (2) entiende concurrente
imputabilidad disminuida (Considerando Decimo y Duodécimo)
TEXTO COMPLETO
Ovalle, veintiséis de septiembre de dos mil dieciséis.
Primero: Tribunal e intervinientes. Que con fecha veintiuno de septiembre del presente
año ante esta Sala Única del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Ovalle, integrada por
los Jueces Titulares don Cristian Arturo Alfonso Durruty quien la presidió, doña Ana
Karina Hernández Muñoz y don Rubén José Bustos Ortiz, se desarrolló la audiencia de
juicio oral en causa RIT Nº 143-2016, seguida en contra de acusado M.A.P.P., cédula
nacional de identidad N°XXX, chileno, soltero, nacido en Ovalle el XXX, 19 años de edad,
temporero, domiciliado en calle Ferronor s/n localidad de Sotaquí, comuna de Ovalle.
Sostuvo la acusación el Ministerio Público, representado por el Fiscal adjunto de Ovalle
don Herbert Rhode Iturra, domiciliado en calle Independencia N° 604, comuna de Ovalle.
La representación del acusado fue asumida por el abogado Defensor Penal Público don
Gerardo Tagle Sepúlveda, domiciliado en pasaje Manuel Peñafiel N°293- segundo piso –
Ovalle.
Segundo: Acusación. Que los hechos materia de la acusación, según se lee en el auto de
apertura, son los siguientes
Hecho 1 (RUC. 1600354555-9):
“El día 13 de Abril de 2016, aproximadamente a las 08:30 horas, personal de Carabineros
de Chile, sorprendieron al acusado M.A.P.P. al interior del domicilio de su madre y víctima
M.R.P.P. ubicado en Calle XXX, comuna de Ovalle. Quebrantando de este modo, lo
ordenado cumplir mediante resolución de Señor Juez de Garantía de Ovalle, en proceso
RUC N° 1.600.267.154-2 y RIT N° 685-2016, de fecha 18/03/2016, y en proceso RUC N°
1.600.342.595-2 y RIT N° 932-2016, de fecha 11/04/2016, en cuya virtud se decretaron en
favor de la víctima medidas cautelares, entre otras, la prevista en la letra b) del artículo 9
de la Ley Nº 20.066 sobre Violencia Intrafamiliar, y la prevista en el artículo 92 N° 1 de la
Ley N° 19.968 que Crea Los Tribunales de Familia respectivamente, consistente en la
prohibición para el acusado de acercarse a la víctima M.R.P.P., a su domicilio ubicado en
calle XXX, Ovalle, lugar de trabajo o estudio, así como a cualquier otro lugar al que esta
concurra o visite habitualmente, las cuales fueron notificada al acusado en audiencia
correspondiente.”
Hecho 2 (RUC. 1600342595-2):
“El día 11 de Abril de 2016, aproximadamente a las 05:10 horas, personal de Carabineros
de Chile, sorprendieron al acusado M.A.P.P. al interior del domicilio de su madre y víctima
M.R.P.P. ubicado en Calle XXX, comuna de Ovalle. Quebrantando de este modo, lo
ordenado cumplir mediante resolución de Señor Juez de Garantía de Ovalle, en proceso
RUC N° 1.600.267.154-2 y RIT N° 685-2016, de fecha 18 de Marzo de 2016, en cuya
virtud decreto en favor de la víctima medidas cautelares, entre otras, la prevista en la letra
b) del artículo 9 de la Ley Nº 20.066 sobre Violencia Intrafamiliar, consistente en la
prohibición para el acusado de acercarse a la víctima M.R.P.P., a su domicilio, lugar de
trabajo o estudio, así como a cualquier otro lugar al que esta concurra o visite
habitualmente, la cual fue legalmente notificada al acusado M.A.P.P. en audiencia, de
igual fecha”.
Hecho 3 (RUC 1600366490-6):
“El día 15 de Abril de 2016, alrededor de las 22:30 horas, el acusado M.A.P.P. ingresó al
domicilio ubicado en calle XXX, comuna de Ovalle, de su madre y víctima, doña M.R.P.P.,
encontrándose la afectada en su interior, lugar en el cual procedió a amenazar seria y
verosímilmente a la víctima durante la noche y hasta alrededor de las 06:00 horas del día
16 de Abril de 2016 diciéndole: ”los voy a matar con un cuchillo porque me corriste de la
casa”, procediendo luego Carabineros a alrededor de las 11:35 del día 16 de Abril de
2016 a sorprenderlo en el interior del citado domicilio. Lo anterior, en circunstancias que
previamente se había decretado respecto del acusado en el RUC 1600267154-2, RIT
685-2016, de fecha 18 de Marzo de 2016, por parte del Juzgado de Garantía de Ovalle,
las medidas cautelares establecidas en el artículo 9 letras a) y b) de la Ley 20.066 sobre
Violencia Intrafamiliar, consistentes en la obligación de abandonar el hogar que compartía
con la víctima y la prohibición de acercarse a la afectada, a su domicilio, ya referido, lugar
de trabajo o estudio así como cualquier otro lugar que concurra o visite habitualmente. Del
mismo modo existían además medidas cautelares decretadas en el mismo sentido
respecto del acusado en el RUC 1600342595-2 y RUC 1600354555-9 de fechas 11 de
Abril de 2016 y 13 de Abril de 2016 respectivamente”.
Que a juicio del Ministerio Público, los hechos descritos se califican jurídicamente de:
Hecho 1: Desacato en contexto de violencia intrafamiliar, en grado de desarrollo
consumado, previsto y sancionado en el inciso segundo del artículo 240 del Código de
Procedimiento Civil en relación con el artículo 5 de la Ley Nº 20.066 sobre violencia
intrafamiliar, en el cual se le artibuye al acusado M.A.P.P. participación en calidad de
autor directo e inmediato.
Pronunciada por la sala única del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Ovalle, integrada
por los jueces titulares don Cristian Arturo Alfonso Durruty, doña Ana Karina Hernández
Muñoz y don Rubén José Bustos Ortiz.
IV.- LEX TERTIA Y AGENDA CORTA
1. - TOP de Ovalle adecua sentencia penal suprimiendo agravante de
pluralidad de malhechores por aplicación de ley penal más favorable (TOP Ovalle
2016.10.13 rol 145-2014)
Normas asociadas: CPR ART 19 N°3; CP ART. 456 bis N°3; CP ART. 449 bis; CP ART.
18; CP ART. 67; LEY EFECTO RETROACTIVO DE LAS LEYES ART. 22 N°2
SÍNTESIS: TOP de Ovalle adecua sentencia penal que había considerado en su momento
la aplicación de la agravante de pluralidad de malhechores, suprimiéndola como
consecuencia de la entrada en vigencia de la Ley 20.931 que deroga la modificatoria de
responsabilidad. El tribunal entiende que se desprende de los artículos 19 N°3 inciso
octavo de la Constitución Política de la República, y 22 N° 2 de la Ley sobre Efecto
Retroactivo de las Leyes, que “si una circunstancia agravante de responsabilidad es
abrogada completamente, rige in actum, puesto que al dejar de tener existencia legal,
necesariamente favorecerá al condenado”. Asimismo, considera que no resulta asimilable
a la suprimida la agravante del artículo 449 bis del Código Penal “desde que se trata de
hipótesis con requisitos diversos y su aplicación vulneraría el principio de legalidad por
cuanto no corresponde aplicar una agravante de responsabilidad penal a un acusado que
comete un ilícito cuando dicha modificatoria de responsabilidad, en su nueva redacción,
aún no existía”
(Considerando 5°).
TEXTO COMPLETO:
Pronunciada por la sala única del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Ovalle, integrada
por sus jueces titulares Eugenia Victoria Gallardo Labraña, Cristian Alfonso Durruty y
Claudio Weishaupt Milner.
2. - TOP de La Serena rechaza adecuación en razón de dictación de la ley
20.931 no implica ley más favorable (TOP La Serena 2016.10.4 rol 198-2007)
Normas asociadas: CPR ART 19 N°3; CP ART. 456 bis N°3; CP ART. 449 bis; CP ART.
18; CP ART. 68
TEXTO COMPLETO:
RUC 0600237103-9
RIT 198 - 2007
Pronunciada por los jueces de la Primera Sala del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de
La Serena, Caroline Turner González, Nicanor Alberto Salas Salas y Marco Antonio
Flores Leyton.