ATADO DE RECUERDOS

Como ofrenda de amistad

al maestro Ebert Orlando Paisig Cotrina,
para que sus huellas Victorinas
sigan creciendo como un atado de
recuerdos.

GUILLERMO MANUEL TORRES RUIZ

Fondo Editorial
Atado de Recuerdos… 

ATADOS DE RECUERDOS

FONDO EDITORIAL
ISEP “Hno. VEG”
AV. EL MAESTRO N° 290

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Marco Rojas Tafur

CORRECCIÓN DE ESTILO
Francisco Benjamín Sarmiento Cerquin

ILUSTRACIÓN CARATULA

HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ

IMPRESIÓN
TALLER GRÁFICO DEL ISEP “HNO. VEG”-CAJAMARCA.

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Atado de Recuerdos… 

PRESENTACIÓN
No siempre los deseos son ventanas de aire por las que salimos
de la realidad; muchas veces son la nube en la que nos
embarcamos para hacer realidad lo que ya no está
materialmente con nosotros. Eso es lo que Guillermo Torres ha
logrado con este homenaje poético.

El poemario “Atado de recuerdos” es la ventana que nos permite

hacer realidad el deseo y el recuerdo del maestro Ebert Paisig,
quien entre nosotros derrama sus sueños y sus esperanzas. Lo
puedo ver muy joven paseando por los pasadizos de nuestro
Instituto, estudiante del Primer Semestre de Lengua y Literatura,
luego ya docente nos volvimos a ver en los Encuentros
Regionales de Comunicación para, finalmente, compartir la
docencia en el Instituto Superior de Educación Público “Hno.
Victorino Elorz Goicoechea”.

Hoy me toca decirle que el tiempo no es la medida de lo que

añoramos, de lo que queda guardado en la memoria. El tiempo
no puede medir nuestros deseos, nuestros sueños ni los
recuerdos, por eso Paco -como siempre te dije- desde que nos
conocimos en el barrio San José, que fue donde vivías en la
década del 80, tu recuerdo y tu presencia siempre asalta las
puertas y los corazones de tus amigos, de tus alumnos de tus
colegas, más fuerte aún de tu esposa, de tu Paquita, de tus
hermanos y familiares.
Gracias por tu estadía en este espacio material: la Tierra.

Francisco Sarmiento Cerquin

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Y Nació Entre Frutos de Amistad

Ha nacido una amistad entre un hombre
y el testimonio de unos pocos
en el fuego de una hoguera.
Ha nacido una amistad entre un hombre
y la luz continua de un candil
en medio de una cadena de dolores.
Ha nacido esta amistad entre sueños mudos
y tantos hecho realidad.
Ha vivido un ser humano siempre de pie
y de pie ha querido llorar tantas veces
y ha querido envejecer de pie y morir de pie.
Ha vivido un ser humano siempre de pie,
donando su sangre al viento y abrazando a la
felicidad.
Ha crecido un hombre que pregona su verdad,
susurrando a la muerte en el oído,
dibujando su pálida figura en el calor del
hogar.
Ha crecido un hombre que pregona su verdad,
masticando sus pocas horas de sueño
que lastiman sus días.
Ha surgido un varón que prolonga su
existencia,
remando contra corriente en un barco de
papel,
observando a la distancia tantas miradas
escondidas.

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Ha surgido un varón que prolonga su

existencia,
entre el estruendoso ruido del viento
y la soledad recostada en el rincón de sus
recuerdos idos.
Silencio Y Tiempo

Hay momentos en que uno no quiere malgastar

el tiempo
porque le falta tiempo,
mientras otros lo gastan con ligereza
sin consumir su tiempo.
Hay meses en que pasan embobadas las
horas,
en segundos,
los segundos en el aire,
en locos relámpagos dislocados,
de miedos sin control.
En silencios etéreos,
que relajan con sus pentagramas la vía láctea
y amamantan a las nubes en un ritual
fantástico,
buscando la blanca figura del ángel de la
muerte.
Hay días en que nuestros dedos,
hacen de minuteros para realizar un homenaje
a nuestros horarios y costumbres,
haciendo girar nuestros gastados huesos,
en medio de tic taces frenéticos con dindones
atávicos,

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doblando a lutos viejos las tristes campanas.

Hay tantos viernes en que el tiempo se ríe a
carcajadas,
hiriendo nuestras pupilas, escuchando lloros
en cavernas lejanas , cercenando clavos
en verticales cruces suspendidas,
que huyen de la conciencia de hacernos crecer
en el tiempo.
Pegado a La Tierra

Cuando este polvo negro

abra sus brazos a mi entrega
no habrá silencio en mi partida
porque seré ruidoso hasta en lo eterno
me verán brillar en el alba lenta de mi pueblo
murmurando las canciones del recuerdo
en el río, entre retamas y en las yerbas del
camino
y me erguiré presuroso
con el orgullo de mis antepasados
entre las ramas de cipreses
y de los eucaliptos que vigilan mi camino

Me verán bajar junto a la neblina,

para abrazar a los cerros de la sierra,
rodando por los viejos peñascos heredados
para, ya en la quebrada de Yanacancha,
volverme fuerte
y junto a la nacarada lluvia del invierno
esparcir mi llanto en savia fresca.

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Es allí donde anunciaré mi verde grito de

promesa
entre las cáscaras del haba o de la arveja
o las hojas del llantén que me sosiega

Búsquenme siempre en el olor de la

yerbabuena
o en el sabor del anís o la manzanilla
búsquenme en el pulmón del trigo o la cebada
donde encontrarán mi voz de identidad.
Me encontrarán en cada partecita de los
caminos
en recónditos lugares donde reconocerán mi
huella
en cada nido de aleteo ufano que crece en
primavera.

Búsquenme en el saltamontes,
donde habrá parte de mis sueños.
Búsquenme en la violencia de las olas
que hace trepitar su orgullo en el verano
para crecer en una estrella de luz
allá en el infinito del norte, mi esencia.

Pero búsquenme siempre amigos míos,

que latirá en las raíces, una parte de mí,
quemante y fuerte para no desprenderse
jamás
de esta mi tierra, que acompaña mis zapatos.

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En el Ocaso

No como un redentor sino como hombre

mismo
te bebiste tu propia sangre más allá de la hiel
y no clavado en una cruz
sino acorazado de espinas a tu ser.

Al cantor del dolor, cantor varón y máximo

hombre,
pegado a su osamenta cuando redacta su
poesía,
en las pizarras del dolor y del polvo hecho
polvo,
que camina más allá de las tenues cenizas
y se pierden en la tarde
cerca de la escultura del tiempo
no como sobrenatural
sino como un simple aficionado a la palabra
el que ató a la angustia con grado sumo
hasta hartarse.

Ay, hombre del Perú, hombre de la región,

hombre de mundo
que levantas tu voz frente a la injusticia de los
otros,
avancemos amigo mío
con el labio mordido en la palabra
viviendo los frágiles huesos, momento a
momento,

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sacudiendo a los símbolos, con una enorme

ironía.

Sacudiendo a las estrellas desde los vientos,

con círculos extraños
y trece redondas formas de amar,
mirando en cada dado el juego limpio
de los hombres y de los once números,
que silencian el tiempo y marchitan las flores.

Tantas manos vacías con olor a humanidad

creciendo sus hondos abrazos
en las cuerdas de una guitarra que alegra
las historias y las epopeyas de nuestra
existencia.
Hermano mío quien ha pisado el llanto
de tu luz contra la sombras de tu origen
que como pólvora ha matado tu evangelio
sorbo a sorbo,
con el palmoteo que la sombra ha
conquistado.
Eres agua, lengua de fuego que cubre las
mañanas
que sacude de imperativas salvas de
lenguajes
los plurales sentimientos,
asociados a las muecas de las horas
que hacen un rictus extraño
a tu enorme estatura de aventurero,

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al cercar la amistad con sello Victorino.

Ay del mañana que no se recoge
ni se llena del saco del pasado.
Ay del tiempo que quiere amamantar
la muerte del vacío,
con orquestadas voces
en el tránsito perseguidor de los destinos.

Hoy has llegado a tu posada

cansado de dormitar en mi triste lontananza.
Cansado de admirar al silencio solitario,
sin el bullicio que hace falta en tu camino.

Ay de aquel que pinte de colores tus años

idos,
seguro que reflejará a través del cuadro
concluido
ese enorme latido de tierna lluvia
que sentada en su butaca cuida tus noches de
insomnio.

Ay de aquel que oculte su atención y

compañía
en esta hora quebrada
en que suena el clarín de despedida.

Autoimagen

Seguro por algún motivo me llaman Ebert

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Atado de Recuerdos… 

Pero soy como la caña de maíz o la neblina

serrana,
que se encuentra con los amaneceres
y la sonrisa del amplio cielo azul de mi pueblo,
soy el que junto a los duraznos
y a los sonidos de huanchacos
construí la casa de sus sueños;
el que ama el color de la bandera por ser
sencillo
y el que goza de la ternura del trigo
de tantos años idos.

Nací en el momento justo en que el sol y las

auroras
se abrazaron amorosamente detrás del
horizonte,
por eso tengo en el alma,
la cruz cósmica, que me orienta.

En mis ojos el marrón de mis palabras,

que se enciende por las noches
en el balcón de las promesas.

Repito por algún motivo me llaman Ebert

y pertenezco a la estirpe de las rudas piedras
que abrazan mis años,
a las garúas serranas que alimentan mi
cuerpo
y nutren mi sangre.
Y el río de mi silencio
que hace vivir mi soledad cristiana,

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me vuelva aravico hechizado

porque devengo del corazón de Ayar,
que con su alarido de garganta
hizo retumbar la morada de los dioses.

Soy el sonido metafísico de la quena andina

que alegra los hogares,
soy simplemente un gajo de fruto
que saborea la esperanza como las palabras
de bondad y cariño,
que aprisiona los labios de mi princesa,
mi niña Paquita.

Simplemente soy Ebert

y llamarme como me llaman
es llevar un enorme cariño,
en la mujer de mis sueños,
que creció en los campos namorinos
haciendo un epitafio de mi vida;
entre el alba y los tantos años
que alimentó mi corazón de ternura,
escribiendo con sus lápices de colores
sobre el cuaderno de mi vida,
una historia mágica con códigos de Rosa;
que ha fabricado mi ciudad encantada
como un cuento de misterio y de raza
indomable
Por eso, simplemente me llamo Ebert.
De pie sobre el Alba

Tristeza de los días arrugados

Por el tiempo,

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tristeza de la cocina donde mamá

preparaba la merienda
junto a la luna de la noche,
cegando la cebada,
regando las espinadas rosas
y amasando las cachangas
en la humildad del hogar,
riendo y acechando los sueños
en los tantos amaneceres.

Tristeza de mis ocho años,

regando la brisa de mis
recuerdos,
caminando por trigales ajenos
donde reventaban las alas de las
aves,
tristeza del gran campo frente a mi vivienda
donde tiraba piedrecillas un
duende travieso;
tristeza de mi caballo de madera,
donde mi ánima reposa como
frágil rama
tristeza de la queja del fogón
que reanima las cenizas;
tristeza de la caballeriza
donde mi padre estiraba su voz
que caminaba en el alba
donde lustraba sus botas
con olor a tierra de octubre.
Tristeza de aquel fogón crepitante
cargado de olor a molle,

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donde la leña enroscaba sus cenizas

sobre mi inocente rostro.
Nostalgia de mi perro vago
que va lamiendo mi sombra
en la entrada del zaguán.
Nostalgia de mi olla de barro
mojada por la lluvia de la tarde,
arrastrada por el sonido de un viejo
campanario
y por el vuelo de las mariposas cerca de
mis ojos.
Tristeza de mi profesora que me ordenaba
pararme
de cara contra la pared,
sólo por observar su voluptuoso pecho
en vez de leer la lección escrita en la
negra pizarra
Me he puesto triste y ahora me voy,
colgado de la baranda de mi antiguo
juguete,
por mi enorme camino humilde.
Donde el fantasma de mi infancia
Viene aterido de frío…
escapándose como nuevo río.
Ensueño

Tejedora de ensueño con sonrisas y

charangos,
hay una ave viajera anclada en tus pupilas,
en las alas del viento parpadea mi alegría,

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en tus dedos de tarde se resbala la lluvia.

Cristalina agua en tus manos de horizonte,

cristalina agua jugando con la luna,
estacionada en tus cabellos
para regar nuestro camino,
en besos de luna nueva, cantando, bailando,
riendo.

Mujer de mis sueños

sumergida en el espejo de mis ojos,
del fruto del capulí se descolgó tu vuelo
hasta crecer en mis años.

Corazón acróbata que ensaya malabares

en mi estación de invierno,
te has vestido de corolas y flores en esta tarde
de lluvia
hermosa canción de primavera,
de campanas se ha deshojado mi destino,
envuelta en trinos ha hecho sonar mi
cascabel de niño,
cuando he visto correr el aire saltarín
en el surco de mi pecho
y he visto crecer el canto de una rosa en mi
camino.
Pero es hora de decirles hasta luego,
con este consejo de hermandad.
No mezquinen su cariño,
ni escondan el abrazo al compañero,
sean fraternos, practiquen la recta conducta

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en el huerto de nuestras vidas,

sean generosos en la siembra, en la trilla, en
el recojo de los frutos de cariño.

En donde su voz ronque

en el trajín del aroma de las hierbas,
haciendo que la herida cicatrice
con el cordón de la amistad,
como a felino, vencido por el amor,
desencadenando de sus días el rencor
y la rabia en sus palabras,
entonces ,volveré a pregonar con los labios,
llenos a sabor de fraternidad,
porque aún somos esperanza para nuestros
hijos.

Amigo del Abecedario

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En el cuenco de tus manos derramaste

buenaventura y justicia para tantos desvalidos
que necesitaron de tu defensa.

Maestro, amauta del derecho y de los códigos,

incansable luchador de la verdad
que trasladaste pedagogía a tantas mentes.

Defensor de la palabra
que enarbolaste tu vocación de maestro
a tantos jóvenes que bebieron de tu sabiduría,
ese cántaro de conocimiento
que ulula a través del aire,
cuando traslada su mensaje
a tantos lugares extraños
y de los labios rotos brota ante los tribunales
esa voz firme y serena
reclamando libertad para quien la necesita.

Esta tarde ha crecido tu esperanza al ver tus

sueños,
nacer en las bocas y viajar a través del arco
iris,
dejando huellas, echando raíces, cargando
lluvias
y azotando a las piedras hostiles
que obstaculizan los caminos.

Amigo del libro y del consejo exacto,

sigue caminando con ese portento glorioso,

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Atado de Recuerdos… 

con ese triunfo en los labios, rescatando

mentes,
pregonando historias y haciendo que los
cuentos,
respiren en el alma esa locura de la silabas.

Haciendo que la luz respire con libertad

Y la responsabilidad crezca
con la gracia de la juventud.

En la puntualidad de las vocales,

convertidas en cabelleras de amistad
y que el vuelo del abecedario
en la sonrisa de las muchachas,
crezca como el río,
como una hermosa tormenta de relámpagos.

Haciendo que la ética y la moral

desarrolle su filuda espada
en el progreso y en la otredad de los tiempos.

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Atado de Recuerdos… 

Se terminó de imprimir
en los Taller Gráficos de

En el mes de agosto de 2015

Con un tiraje 200 de ejemplares