Objetivo: Profundizar la mirada sobre el territorio, a través de las vivencias
cotidianas.
Fundamentación
Geografía del nuevo siglo
Durante el S. XX la geografía alcanzo un notable desarrollo teórico que se
manifestó en el surgimiento de varios paradigmas, mostrando a la geografía como una ciencia dinámica adaptada a los cambios de la sociedad, así desde la irrupción del paradigma posibilista a principios del S. XX hasta la actualidad se sucedieron y coexistieron: la geografía cuantitativa, la de la percepción y la geografía radical. Goud (1991) afirma: “esta capacidad de la geografía de innovarse ha permitido la explosiva renovación intelectual de esta disciplina en los últimos 30 años, de tal manera que muchos de los temas antiguos aún tienen vigencia, pero otros han cambiado y se han reinterpretado tan radicalmente que sitúan a los geógrafos al frente de los principales problemas sociales y medioambientales” (Llanos Henrriquez, 2006:90) La complejidad del mundo que nos ha tocado vivir es manifiesta y constituye el centro de innumerables análisis. El denso tejido de intereses entre poderes económicos y políticos, fácticos o reales, entre regiones y países, sectores sociales, comunidades, etcétera, se complica por la aceleración de los tiempos que corren. Necesitamos comprender el mundo, nuestra existencia colectiva en el espacio, en toda su complejidad. Y si tratamos de comprender las cosas es para poder actuar en consecuencia, comprometidos con nuestros congéneres, primero sobre el territorio más próximo. Milton Santos (1994) nos recuerda, “es el uso del territorio, y no el territorio en sí mismo, lo que lo hace objeto de análisis social. Se trata de una forma impura, un híbrido, una noción que, por ello, requiere constante revisión histórica. Lo que tiene de permanente es ser nuestro cuadro de vida. Su entendimiento es, pues, fundamental para alejar el riesgo de alienación, el riesgo de pérdida del sentido de la existencia individual o colectiva, el riesgo de renuncia al futuro”, en este sentido, el vínculo social con el territorio se consolida a partir de procesos de interpretación, sensación y experiencias propia Cartografía social como herramienta de acción
La Cartografía Social es una nueva herramienta de investigación y acción, es
una metodología de mapeo comunitario que relaciona tanto el uso de instrumentos técnicos como los vivenciales. Permite la elaboración de mapas, en manos de la comunidad en un proceso de planificación participativa poniendo en común el saber colectivo y de esta forma legitimarlo. En esta acción, los miembros de la comunidad analizan colectivamente los problemas territoriales, intentando comprenderlos y solucionarlos. Resulta una metodología que puede ser ampliamente aprovechada en diferentes ámbitos de la realidad cotidiana de cada miembro de la sociedad. En este contexto, es importante también llevarlo al ámbito educativo, ya que la escuela no se encuentra alejada de los problemas sociales, es más, muchas veces es foco de ellos. Los aportes de la Cartografía Social en la escuela se relacionan con la posibilidad de visualizar conflictos y problemáticas, buscar causas y consecuencias, denunciar situaciones injustas, generar cambios, mejoras, entre otros. Entendiendo a los/las estudiantes como sujetos activos de la realidad social en la cual se encuentran insertos/as, es que esta nueva forma de mapeo, les aporta nuevos elementos de análisis para entender de diferente manera esa realidad, y así luego, poder actuar sobre ella, y transformarla para el bien común. En síntesis, somos las personas quienes realmente creamos y transformamos los territorios, y no hay una mímesis entre la materialidad espacial de los mapas y la percepción imaginaria sobre el territorio, pues éste es una construcción colectiva y se modela desde las formas subjetivas del habitar, transitar, percibir, crear y transformar, en este sentido, los aportes de la geografía del nuevo siglo y el mapeo colectivo de la cartografía social contribuyen de forma ideal.