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Educación masculina[editar]

El padre constituye para el hijo varón el modelo principal de la masculinidad

Caricatura del cortejo del varón a la mujer.

La educación masculina depende en gran parte de la discusión de los estereotipos masculinos


en el grado en que estos sean asumidos por una sociedad. La educación entonces que parte
desde el hogar dada al niño, pasa por la formal y se expresa en las relaciones sociales y en la
imagen que presentan los medios de comunicación, tiene diversos matices que dependen de
la cultura del país, continente o región del mundo.
La primera educación de la sexualidad y socialización del niño parte del hogar. El padre y
la madre son los encargados de transmitir la primera información sobre el rol sexual que
desempeñará el niño en sociedad. En general, el padre transmitirá al hijo varón las
características psicológicas de su sexualidad. En ello entran en juego los paradigmas
asumidos y las maneras de ser del varón en la sociedad en la que nació. La manera de
vestirse, de llevar el cabello, de hablar, de modular la voz, el tipo de juegos, los juguetes,
las exigencias disciplinarias diferenciadas entre el varón y la mujer, la casi ausencia
de cosméticos y otros muchos elementos, determinan poco a poco la conciencia propia del ser
un varón en sociedad. Llegada la pubertad, el papel del padre adquiere un rol más activo en la
educación del hijo varón. En muchas culturas este paso entre el niño y el hombre es
celebrado. Entre culturas del orden natural como tribus y clanes, el muchacho debe afrontar
un número determinado de desafíos que le permitirán ser respetado en su grupo social como
un varón adulto. En antiguas culturas célebres por su formación militar como
los griegos (Esparta por ejemplo), China, Japón (los Samurái), los Azteca, los Quechua y
los Chibcha, el paso a la edad adulta del muchacho era marcado por su capacidad de
prepararse como un guerrero y su aceptación y aprecio social nacían de su coraje demostrado
en las luchas, artes marciales y batallas. Pero también la religión tiene un papel del primer
orden en la formación masculina del muchacho. La pubertad está marcada por un rito
de iniciación que da al muchacho un estatus social y religioso. Por ejemplo, para
el Judaísmo este viene representado en el bar mitzvah, celebración que le da al varón
adolescente el derecho de leer los libros sagrados en la Asamblea. Para el Cristianismo ese
momento viene marcado por la Confirmación.
Pasada la pubertad, el muchacho comienza un camino de desarrollo final hacia la adultez en
la cual compite por demostrar la capacidad de su identidad como varón. Los deportes de
competencia y fuerza física, por ejemplo, adquieren una enorme importancia, el afán por tener
una pareja, el ingreso en un grupo social de adolescentes (la pandilla), la búsqueda de una
vocación y otros son la preocupación del muchacho, situaciones no siempre pacíficas. Resta
el peligro del consumo de drogas, alcohol, fumar, delincuencia y otros males sociales en el
cual el joven ingresa en muchos casos llevado por el ánimo de una búsqueda de su propia
identidad e independencia.

El matrimonio[editar]
El rol sexual del varón adquiere su máxima plenitud en el matrimonio como marido y como
padre. El rol masculino ha tenido una diversidad de influencias a lo largo de la historia.
La Revolución industrial, la Revolución Femenina y otros momentos, han tenido sus
consecuencias en la figura del padre y marido. Obviamente partimos de una lectura
de Occidente, porque en otras culturas no occidentales, este papel puede estar marcado por
una concepción más tradicionalista como la llamada Familia patriarcal en la cual la figura
paterna es el centro de toda autoridad. En India y otros sitios de la tierra, se practica la dote en
la cual el padre de la hija paga una cierta cantidad al padre del hijo varón. Dicha práctica trae
como desventaja principal un cierto desdén en la concepción de las niñas, las cuales son
vistas más como una carga y abre las puertas al infanticidio femenino. En otros países en
cambio, como Camboya, la tradición es al contrario, es el padre del hijo varón quien da
la dote al padre de la hija. Pero en ambos casos, la libertad de ambos jóvenes se ve
restringida en la escogencia del cónyuge, la cual es decisión de sus padres. Casos similares
se presentan entre las culturas musulmanas, muchas de las cuales todavía practican
la poligamia, es decir, el varón puede casarse con varias mujeres como solución a la escasez
de hombres que morían en la guerra.

Orientación sexual[editar]
No siempre la heterosexualidad en el varón fue vista como la única opción. De hecho, en
sociedades antiguas la atracción hacia otros varones y la actividad sexual con ellos era
considerada tan normal como la expresada hacia las mujeres, [cita  requerida] y esta característica
predomina en la cultura grecorromana. La milicia utilizó este tipo de relaciones para unir a los
guerreros con fines de autoprotección y compañerismo, mientras que ciertos autores griegos y
latinos dan por hecho que todos los hombres sienten deseo homosexual en algún momento.
[cita  requerida]

Véanse también: Adaptación social,  Metrosexual,  Tecnosexual y  Retrosexual.

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