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APRENDIENDO
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CON FREUD
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Lou ... ANDREAS SALOMÉ
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La educación formal en el cine de ficción 1975-2000
Ramon Espelt
Aprendiendo
con Freud
Diario de un año,
1912-1915
Lou Andreas-Salomé

Colección diJ'igida por


María Luisa Rodríguez
y Jorge Lanosa
Aprendiendo
con Freud
Diario de un año, .1912- H) I i
Prólogo y notas de Ernst PI'<'i ITe'!'
Índice

Cuarta edición y primera en esta colección: octubre, 2001

I'rologo "" """" , ' , , , , , , , , , , , , , , , , , , ' , , , , , , , . , , ., 11


IIIulO original : In der Schule bei Freud
lroducclón: L. Lalucat y J, Vehil
Diseño cubierta e interior: Duabs Disseny Viena, del 25 de octubre de 1912 al 6 de abril de 1913
Lou Andreas-Salomé a Sigmund Freud, 27-9-1912 ." , ."" , 17
Slgm und Freud a Lou Andreas-Salomé , 1-10-1912 ., .... ,.', 18
Apertura de curso ... " "." ' . " " " " . . . " " " " . , , , 18
ICI de esta edición: Laertes, S,A, de Ediciones, 2001
CI Virtu~ 8 bajos - 08012 Barcelona /l lfl'ed Adl er a Lou Andreas-Salomé, 6-8-1 912 , ... ,.,., . . " 20
www. laertes.es Visita a Alfred Adler , , ' . , . , , , , . , , , , , , , , , . , . , , , . • .. , , " 20
Alf'red Adler a Lou And:reas-Salomé, 29-10-1912 " " " ' , '" 25
1';(11 iones del Aguazul SA de CV CAt'ácter del castigo "., . . " , . " " " " , . " " . . . .. " " 24
/Iv, Independencia, 1860 Co loqlLiovespertino, Naturaleza de la neurosis.
1 ~~5 Buenos Aires (Argentina)
La concepción de Adier ", .. . .. " " "" "" . '" ." 25
I':ulclones del Aguazul SA de CV Cu ,'so ( lI), Inconsciente, Complejo, Pulsión , ." ", ... ". " 27
Á " gel, 15, Colonia San José Insurgentes RIg'TIlmd Freud a Lou Andreas-Salomé, 4-11-1912 " ..... ,.. 51
O~9OO México DF (México) Co loqu io vespertino, Sadomasoquismo .", . "" "" "" , 51
1'; " e l üÍI'cu lo de Adler "" .", . " " " " .. """ .. ,.", 52
C. G. Jun g, Libido """ .. " .. " " " " .. '" " . " , . ", 33
rOlocomposición : OIga L10p HIg,,, ,,nd F,'eud a Lou Andreas-Salomé, 10-11-1912 "" , ' .. , 35
C" "f'crc ncia de Adler en la Asociación Médica " " , .. " " , 35
I BN: 84-7584-463-4 Co loq ui o vespertino. Un análisis " " . " " " "" , . , . . ", 56
l)opóslto legal: B-52.499-2001 CU"so ( IV), Símbo los onÍl' icos " " . , . " " " " , . , .. " . ' " 37
""I¡!'CSO en RomanyAIVaIls, S,A, '1' ('111('/1 del sueño y vigilia, técnica poética , ." .""" " " 39
c:/ V ..daguer, 1 - 08706 Capellades (Barcelona) (;U" NO el e 'l'lI l1 sl1 sob,'!' I>s iconnli li s is "." .. . ,.""." " .,
41
Cll loqlllo VI'Spl' ,'!l11 0. 1'1'1' 1111 ~o l)l'r 5wobodA " " " , . .. ,.,.,
42
/"'/"":"0 en la UE 1': 11 1,1 d "(' lIlo tI (· Adl",', ll¡lIlIo""x lIlIll(l 'H I, 5 1('''0 1 .,. ' " , ..•..
45
1,'1"11'0 Y ¡iMlqu it'o . " " . ..', ....... ,., .... ' " , . . " " , 44
AIU'l'ndlcn do con Freud Illdice

Curso de Tausk. El sexo y yo .......... ... .... . ........ 46 CW'so de Tausk. Neurosis obsesiva. El significado
Coloquio vespertino. Narcisismo. Cuestiones de método ..... 47 de las lagunas ... ... .......... ... .... . ........ .. 101
Curso (V). Sueño de deseo. Repulsión y sexualidad ...... . .. 49 Coloquio vespertino. Psicoanálisis y teoría de la evolución ... 103
Masculino y femenino ..................... . ......... . 51 Aislamiento y reunificación .. .................... ..... 105
Coloquio vespertino. Freud sobre Adler ...... . .. . ........ 53 Un lugar común. Hombre y mujer ...................... 106
Visita a Freud. Ciencias de la natural eza. Ciencias del espíritu 55 Placer preliminar y placer final ..... . . . . .. ............. 108
Baladas del sur d e Eslavia ..... . ..................... . 56 Barroco ... ..... . ..... .. ....... • . ........ ..... . . . .. 109
Adler y Freud ............. . .... ...... . . ............ 59 Perversiones .......... ... ....... . . . .. . ... ....... . . . 111
Coloquio vespertino. Lo personal en filosofía ............. 60 Infidelidad ............. . ........... . .......... .. ... 113
Curso (VII). Te "apia de la neurosis. Transferencia. Alfl'ed Adler ..... .. .............. . .... . ....... ... ... 116
Intelecto y afecto ......... .. .. . .................. 61 Coloquio vespertino. Despedida .. ..•....... ...... . . .... 118
El analista y el analizado . . .. .... .. .. . ...... .... .. ... . 63 Última visita a Freud ... . .............. .. ............ 119
Sp inoza ..... . ............. . ............ . .......... 66 Mirando atrás ........ ... . ........... . ............ .. 120
Navi dades ....... ..... ... .. ... . . ..... . .. . ......... . 67
Alcohol y homosexualidad .... ...... . . . ........ . ..... . 67 2. BUdapest, del 7 al 9 de abril de 1913
Cm'so (VIII). Sueño y cuento ... .. . .. .......... .. ...... 69 Con Ferenczi ... .... ...... .... .......... . ...... . .... 121
Coloquio vespe,·tino. Magia y religión .. . . .... ...... . .... 70
Curso (IX). Dos mentiras infantiles ....... . . ............ 71 3. Gottlngen, mediados de abril a mediados de agosto de 1913
Lo cultural en la mujer ... .. .. ... . . .... . .... . ......... 72 Loufried, Pascua ... ........ .... ........ . . . .......... 125
Co loquio vespertinO! El minero de Falun ... . .. . . ......... 75 Mecanismos de cuJpabilización . ... ....... . . .... .... ... 128
Curso (X). El neurótico. El sano . ..... . .... . .. • .. ....... 74 Crueldad. Compasión .......... . . . . .... .......... •.. . 129
Sexo yyo ... . . . ... .. . ...... ..... .......... .. . ...... 75 Realidad . ..... .... ....• .. ... ......... ..... .. ...... 130
Apéndice ... . . . . .... . ......... ..... ................ 77 Sublimación ......... . .. . . ... .. .... ... . . . . ......... 132
Curso de Tausk. El concepto de cenSUl'a . . ......... ... ... 77 Ambivalencia .............. .. .. ... ......... ... ..... 134
Coloquio vespertino. Periodicidad erótica del objeto Lo encantado ..... ...• . ......... .. ..... . ...... . ... . 135
y del sujeto. Formación de símbolos ................. 78 Sobre la libido ................ . .. . .... . . . ..... ..... . 137
Visita a Freud. La gata narcisista. El regalo del psicoanálisis. .. 80 BleuJer. Pensamiento autista ..... . ...... . ....... . . ..... 139
Coloquio vespertino. Sexualidad infantil. Erotismo muscuJar .. 81 I\ainer .. . ................. . . . ... .. ........ . .. ..... 141
urso (XII). Traumas infantiles .. .. . . . ... .... . ........ . 83 Narciso . . . .. .. . ..... . ........................ . . ... 144
Infancia. Yo y el mundo ............ . . .. .. .... ........ 84 Lou Andreas-Salomé a Alfred Adler, 12-8-1913 .... . ... .... 146
Coloquio vespertino. Crítica a Putnam, Freud y Tausk 87 Alli'ed Adler a Lou Andreas-Salomé, 16-8-1913 .... . .. .. . .. 148
Di scusiones sobre onanismo. Mujer y hombre .... .. . ...... 89
Curso (XIII). Bisexualidad. Neurosis y sexualidad. 4. Munlch, del 17 al 20 de agosto de 1913
Interpretación de los sueños ............ . .. . . . . .. .. 90 on Gebsattel. Arte y vida. Sobre Rilke .. . .. . . ...... . .... 151
(;1 11 ... ............ ... ................ . . ...... .. .. 91 obre
, Freud .......... . .............. .. ............ 152
IIIV rsión ... .. . . . . . . . ...... .. ........ .. ............ 92
Vlsl l" a I"re ud . Freud y la mosofía ...... . ......... • .. ... 94 Viena, del 21 de agosto al 5 de septiembre de 1913
SIIIII111lld I"reucl a Loo Anctreas-Salomé, 2-3-19 '13 ...... . •. . 96 Al"" 11 de l '1II''l'lsISII' O ..... . ... .... ................... 153
(;,," TlIlIRIc. Vlvcn clus infantiles ...... . .. ........... . . .. 96 VlkIO" Tnusll .......... •.......... ... ......... . ..... 155
(;0 11111111" VI'Ajll',·IIIIO. Na"cisismo . .. . . . "" ..... . .. .... 98
Aprendiendo eon Freud

6. Munlch, del 6 de septiembre al 3 de octubre de 1913 (con Rllke)


Congreso ... . . . ......... . ........ . ... . ............. 159
Con Ferenczi ............. . ......... . .... . ... . .. .. .. 162
Lo oculto .............. . .. . ........ . .... . ..... . .... 164
Max Scheler . ........... . . . .... . •.. .. ..............
Suplemento a Max Scheler .. . ... . ..... . . ........ . .....
165
168
Prólogo
Rainer y su madre ........ . . ............ . ............ 169

7. Dresde·Hellerau y las Rlesengeblrge, del 4 al 16 de octubre


de 1913 (con Rllke)
Rainer y Werfel ........................ .. .... . . . . . .. 171
Rainer ...... . . . ................... .. .. . .... . ... . .. 172
Sueños de Rainer ......... ... .............. .. ....... 175

8. Dresde, del 17 al 21 de octubre de 1913


Sexualidad .... . ........... ... ........ . ...... . ..... 179 1 " Ml'ln Dank an Freud, que apareció en 1931 como carta abierta dirigi-
Hombre y mujer. Bisexualidad .......... .. ........... .. 181 ,101 11 Slgmund Freud en su 75 aniversario, menciona Lou Andreas-Salomé,
" ,,,,'dondo conversaciones con él sostenidas en tardes del invierno de
9. Berlín, del 22 al 29 de octubre de 1913 1111', <un pequeño librito de cuero rojo» que las conserva fielmente.
Resistencia. ReprEl6ión ....... . .. . ..... . ..... . .... .. . . 183 1'; 8 librito es el presente diario, que Lou Andreas-Salomé escribió
tllII 11,,1(' el invierno de 1912-13 en Viena, cuando asistía al curso de
10. Géittlngen, principios de noviembre de 1913 '¡~""I"d Fl'eud «Einzelne Kapitel aus del' Lehre von del' Psychoanalyse»
«Dios» .. . .. .. ......... . .. . .......... . ... .. . ...... . 187 I 1/01""08 capítulos de la doctrina psicoanalítica], a las discusiones vesper-
Conclusión 188 111111 ti" los miércoles del círculo interno de los psicoanalistas vieneses, e
lul, ¡"llIltl/ll.e también a los encl!entros del grupo opuesto a Freud reunido
Indlce onomástico .... • ................... . .......... 189 , 11 1"1'110 " Alfl'ed Adler; durante el medio año siguiente continuó consig-
11, .... 1.. HUS colaboraciones con destacados psicoanalistas no pertenecien-
1, ,,111 asociación vienesa, su encuentro con Max Scheler y, especial-
" .. "1,,, HU I'ce ocuentro con Rainer Maria Rilke en Gottingen, Munich y
11,. MtI, IlIescngebirge, en los que continuó predominando el tema funda-
,,,, 111111 dl' l psicoanálisis. Las anotaciones del segundo medio año tienen
'11' , "),,'(\Inl interés para la historia del psicoanálisis por contener las
1"'1"" I"",' s de Lou A.-S. sobre el Congreso Psicoanalítico de Munich;
'''''' luy"u Ifllllbi én sus ,'eflexiones sobre C. G, lung, por entonces cJara-
" .. 111" "III'I'(\/llIldo a Freud, que se habían iniciado con las primeras notas
, ,,1111 ,'" 811 (linrio vienés.
I,:I,IIIII'I() I)(','mite seguir, pues, la manera cómo realizó Lou Andreas-
"1,,ulI ,,1 1)1'01,68110 enunciado en su primera carta a Freud -el "único
",,,111 " . ti" ~ u {'~Inn('in ('11 VIt:'lln ti" "OIl~Agl'al's por completo a la .labor».
IUIIIII 11 IlIs nllllllldo"('~ ,'11 ,,1 11111'0 I'OJo, IJoll Andreas-Salomé tomó
1,,,\1 " ".. 111M,1I¡tI'IIIM ,'" (111'11 "1111,1""110, ,,011 ,.1 ,1,,1('0 objeto de que le sir-
A llr ~ ndiendo con Fl'eud Prólogo

vi '1'an de recordatorio y que sólo ocasionalmente se amplían hasta con- !'Ila de modo propiamente psicoanalítico. También el análisis (didáctico)
ve rtirse en una exposición (no de contenido psicoanalítico, sino, por 11 vado a cabo por Freud -aunque quizá no de modo sistemático- dejó en
¡'Jemplo, con descripciones de paisajes). Allí anotó también, inicialmente, 1/1 sombra esta vivencia infantil; sólo «con la edad» llegó a «recordarla en
IlIs impresiones de la visita de Rilke a Gottingen en julio de 1913, pasán- MUS detalles»; lo mismo que otros enigmas de su vida -esta experiencia fue
dolas más tarde, como recuerdos, de forma independiente y más sujeta a soportada y aceptada-, según rezan sus propias consideraciones.
los hechos, al diario donde constaban los recuerdos de Freud. Con esta En Lebensrückblick, Lou Andreas-Salomé describe las «impresiones
¡IIcorporación acentuó la pertenencia de sus comentarios sobre RiJke al "I IHles tan contradictorias» que, provenientes del exterior, «la hicieron
l(' ,na del psicoanálisis. 118 (lecialmente receptiva a la psicología profunda de Freud: la vivencia de
Según parece, Lou Andreas-Salomé no fue presentada por primera lo extraordinario y extraño del destino psíquico de un individuo» -se refie-
Vé'Z a Freud en el Congreso Psicoanalítico de Weimar, aproximadamente "(' a la ruta penosa y creadora de Rilke tal como la veía entonces, en 1912-,
"" año antes de sus estudios en Viena, sino mncho antes, durante su pri- .Y por otra parte, reveladoras de lo humano, su infancia y primera adoles-
II,,'ra estancia prolongada en Viena en el año 1895. Tras la lectura de II"lI cia en Rusia, «e1 crecimiento entre unas gentes de una interioridad
1,I'IJensrückblick me informó Lucia Morawitz, quien por aquel entonces '1(1t1 se da sin más, como si la evolución creciera aquí más directamente,
. ¡'sta ba próxima al círculo que formaban Hofmannsthal, Bahr, Kraus y 111 mediaciones, desde lo más primitivo hasta la adquisición de la con-
I'; í'ltste in» y quien también coincidió -al igual que Lou Andreas-Salomé- ,'I"lI cia». Ambas cosas habían conducido, por así decirlo, su mirada en In
¡'H'l el joven Rilke en Berlín, entre otros detalles, que recordaba perfecta- ,II" (lcción en que se encontraba el «inconsciente» freudiano .
rr,pnte que Lou Andreas-Salomé había interrumpido una conversación Hay que añadir, además, que Lou Andreas-Salomé había ya conver-
"'lit ella (en Viena, en la primavera de 1895) porque tenía que ir a ver a 11110 e n algo útil esa capacidad para captar lo «humano»: así, en su Iib."o
11"'IIUd, con quien había concertado una cita. Lou Andreas-Salomé , por "'I'/rrlrich Nietzsche in seinen Werken [Friedrich Nietzsche en sus obras l,
1rr IIlO, estableció relaciopes no sólo «literarias» en Viena el año siguien te a I HI!~" que podría considerarse como un estudio sobre las limitaciones del
1," I)ub¡-¡cación de su libro sobre Nietzsche, como pudiera parecer por su lillllilll'e pensante, y en sus relatos de 1901, 1m Zwischenland [En tierra dc'
1,I1/iensrückblick. Algunos escritos psiquiátricos de esos años que se con- "u,II"I , que llevan el indicativo y sobrio subtítulo «Aus dem Seelenlebe n
~ I ' ,'van en su legado testimonian su interés de entonces por cuestiones I,all)wü chsiger Miidchen» [De la vida espiritual de una adolescente] y ell
I,slcom édicas. Podría suponerse que los Studien über Hysterie [Estudios 1(111' mu estra por primera vez poéticamente las primeras decisiones, llena s
Mohre la histeria], publicados conjuntamente por Freud y Breuer en 1895, 01 11 p,'esa gios , tomadas en la penumbra de los finales de la infan oia.
111 Impulsaron a visitarle . (No ha sido encontrado en su legado ningún l'n'lIlJlén puede considerarse asimismo, como una obra teórica preliminar
"J,'mplllr de esta obra que pudiera apoyar esta hipótesis, pero debemos 11 1 I'H ludi.o psicoanalítico su librito sobre «el erotismo» (Erotik), de 191'1, Y
,'é)rr sid crB r' que todos los libros conteniendo escritos de Freud, así como "I" 'oc lfll' sjmultáne~mente en él el valor de los instrumentos creados po ,'
1"lIas Ifl s r'e vistas psicoanalíticas, fueron excluidos de su biblioteca después 1""111 111 para esta labor.
d,' su lrIu ert.e dm'ante una «depuración» llevada a cabo por órganos del Lou A.ndreas-Salomé se encontraba al principio de su sexto decenio
"" fl im 11 enton ces imperante.) Quizá resuene en la frase de Lebensrück- I " '"1110 tropezó en Weimar y Viena con Fl'eud, cinco años mayor que e lla ,
¡¡/hlle: -o 1 e ncontrarme ante Freud en el Congreso de Weimar», algo todavia V I(U " le so brevivió por espacio de dos años.
11 11 los l' ' 'uel'dos de su anterior encuentro. Su vida babía encontrado una forma y no sólo se hallaba espe illl
Lou Andreas-Salomé no se dedicó al psicoanálisis porque tuviera "1 " "1,, pre parada para esta «causa», sino igualmente libre para llevarln a
'1111\ -So lu cionar: una confusión entre profundidad y superficie», como dice '111111 , 1,11 c1i s polribilidad in terior no estaba limitada o entorpecida po,' ,,111
l'" p"l' ~III U Oll le en el diario, es decir, para librarse de un padecimiento fI ,11I ('(III(liclonamiento externo; si después ejerció prácticamente el paleo
1,"110 (1(, '"'" pr'o blemálica interna. Tampoco, para clarificar las fatalida- I II"I II ~ I ~ eO Il'o profesión , fue co,no frulo de su colaboración con F"Clld , ""
oI l1~ " Itls qu e IU 'habla en ti'entado su propio dest.ino personal. Incluso la 111" "' 1111 o hJ r ""o que se hubl, 'r'u 1'110<10 prl'viam e nte.
"" N 1,,'ol""lda y ri ca e n consecuencias, la desa pari ción de la imagen 11;1 IlI,,'ilO . dl' c UC " O 1'010' '1 "11 ', ~ I 1111" fll /llno s más alenlam e nte , 110 " H
1,,1"01111 ¡I,' I)I() ~, la ordcnll de modo biog ,'iíl'i"" "11 U/¡¡'/Isrii.clcbtick g"acias IIlIi ... ljlU' 1111 (' lI l tt!tlr'lI() PM( 'ullll' dl ~ Iplll I 'OJII ( ' 011 hojas inl el'carubinhlí'A,
n ~ 1I t'1 ( 'OIIt)f'lrll!tIIIIHN psi Oilunlfl'i os , ntlllllllP IIIt IlIlc 'llIó prOfundiZilr' en '1111 ' 1"",1l1 11 1'''1' """1.ud .. /1 ~ II 11111'" 111 11111'11 Mil 1'I111111(llld pl'~ 11\,/1, NI' 11011
Aprendiendo con Freud l'ról080

virtió así en el diario y testimonio de un auténtico encuentro. Que ello La primera conclusión fue, casi paradójicamente, que el comentario
ocurriera así no había sido presupuesto por Lou Andreas-Salomé a pesar 111\ un material tan especial y difícil de comprender, por estar basado e n
de todas sus tensas expectativas sobre la «causa.; se repetía aquí un pro- _II R experiencias, no debía ser realizado por un especialista. No sería un
ceso fundamental de su vida. El seguir este encuentro, el considerarlo , ~ II 'cialista si no tuviera su propia concepción del psiquismo, y tendl'fll
como el «momento crucial» de su vida, el valorar su significado, es algo 'jllI' dejarla a un lado para realizar lo que es necesario aquí: hacer como
que queda en manos del lector. 1" 'I' IIsibles los textos incluso para los no especialistas o para aquellos C(U('
Con ello queda dicho que este diario de Lou Andreas-Salomé no I"'uvl enen de otras "disciplinas•. Lo que el psicólogo profundo de hoy
debe ser considerado, en primer término, como documentación de su 11111111 COll el libro, es cosa suya; él sacará sus conclusiones desde un punto
debate con Freud, en lo tocante a su aceptación o rechazo sino más bien d, vlsl.a histórico, metodológico o psicológico según sea su punto de viSIO ,
en el sentido de la posición interior a partu' de la cual lo u'eva a cabo. V1111 medirá las insuficiencias del comentario con su propio raserO.
Un párrafo de su Dankbuch [Agradecimiento], el mismo, por otra La segunda conclusión surgió de la primera: las notas aclaratorias ¡Ir
parte, en que hace referencia al librito rojo, deja ver por sí mismo hasta Irfllll basarse, a ser posible, en los textos de Freud de la misma época en qlU'
qué punto se opuso libremente a Freud en este terreno. Freud había opues- hlllllomellta su doctrina, en las publicaciones de entonces, Ello signifkll
to, en su últilna formulación teórica, el eros, que "persigue la finalidad de '1111' lo leoría freudiana posterior debe quedar, en lo esencial, al margen,
preservar... la vida» al instinto de muerte, al que corresponde el deber de POI' eso mismo, las notas, que sólo sirven para mejor entendimienlu
"'etrotraer lo vivo orgánico al estado carente de vida •. Enlazando con esta d, ·III·xtO, no pueden pretender cientificidad propia, como queda ya di 'ho ,
concepción modificada, Lou-Andreas-Salomé le recuerda a Frend wla l .". lIIismas anotaciones del diario precisan, como documento I1lstól'lrll,
conver~ación sostenida en el invierno de 1912, "en que usted y yo nos , l' IlIlroducidas en el correspondiente contexto; pero tampoco era NI!' ,,1
exten~unos en consIderacIOnes sobre este tema -tan, tan lejos de sus for- IlIflllI' opropiado para ello. Así, los conocilnientos freudiano s qu.e aquf MI'
mulaCIOnes actuales-; l'econocimos recíprocamente que, incluso en una , pl't'ltican deberían ser considerados en el contexto de su dOcl.riJll1 101111 ;
nCtitnd,conceptual seme!ante, las cosas (no menos que en el arte) perma- 1101' ,111'8 parte, las concepciones psicoanalíticas aqui defendidas por I.UII
necen a travers un temperamento Freud ha "recalcado la soberanía del ins- I "d"Plls-Salomé no suponen más que «una parte» de su aportación 111 jlHI
Ilnto de muerte» - "veo en ello algo muy distinto, casi lo opuesto de lo acti- '''.111 lisis, la de sus trabajos hasta Dank an Freud, así como el cupflll l"
vo que ven las gentes, que entonces 'al recalcar el eros' lo aceptaron y que d,.,Iir'lIdo a Freud en Lebensrückblick; pero también debería consld("'II I'M I'
Iloy 'al recalcar el instinto de muerte' dan gritos de bravo. Y precisamen- " """I'cspondencia con Freud, Especialmente necesitadas de eSIl 0,'<1'"111
1e pOrque siento como muy personal lo vu a travers un tempérament, lo , 1, 11 .Iplllro del conjunto de su obra, están las informaciones so l1l'(, IllIkl
t.nvolutariamente filosófico», como "la resolución de su toma de partido en '"IIII\lIld as en el diario, visión global en la que fue entrando I.ambl 11 JII'''
luvor de toda realidad viva". Puede dejarse en suspenso el saber si lo vu a ,,·.Ivllmente Lou Andreas-Salomé; no puede olvidarse tampoco 1·.' 1111'1"
lravers un tempérament constituye el núcleo de lo que aquí se trata. En ","1" .'0 11 los estudios sobre Rilke.
esle punto no se trata más que de disuadir al lector de buscar lo esencial COlIJO ju.stificación de una publicación no resumida de 108 11(ln'III".
de la "posición conceptual» de ambos, y que Lou Andreas-Salomé dice que ,d,"' 11I11te, mencionaremos que deben ser entendidos en el cOIII ... I" "11
('8 . Ia misma». , 1 '1111' H(' ncuenl.ran. Quien conozca el conjunto de la litel'allrrr, 1'1"111111
En lo referente a la edición de las anotaciones del diario, debíanse "1 .1111'1\ I\ilke, incluida la extranjera, sabrá que la discusión ha II/IMIIIIII 111
exlraer las consecuencias de lo anteriormente expuesto, precisamente en " '" 1111 de problemas que no pueden recibir una respuesta nll'I'IIIII(IIII.'
lO I'eferente a que el diario es algo más que una toma de postura frente al 1", 11I1r. 1'11 calegorías psicológicas o de concepción del mundo, y (¡III' 111
psicoanáliSis y que, en consecuencia, al comentar las anotaciones, se ""lollIl'I'l1rI611 psicoanalítica de Rilke desde la perspectiva do 1"1'1'1111 1110'
1I'I1fll que hacer algo muy distinto a una contraposición crítica de las con- 11. \,,1111 11 cnbo de modo impresionante. No existe pues lIingr'11I d""o'l'hu
('('pelones de Fre ud en aquella época con las posteriores, y Ulla conside- 1"" 11 o1'111',"" como en la edició lI di' 111 cOlTespondencin entre 1\III<tI y 1.(111
melón edUcn d(' IlIs concepciones psicoanalfliclIs dI' 1.011 AII(ln'lIs-Salomé IlIrlol'lIM ~loIomé, materjallllll', 'po'l'llIllv(llll~IIno como e l (¡U' 01'1 '(\('(' ,·111111
. 1I(\HIIe 1111 plllllo dI' vlHln n tual., corno si l'OIlMllllIVP"1I 1111(1 I'Slwci e de 0111 IIIIIlu I'UII 111 COI'l'IlS I"lIlcl"IIO 'III , O'IIIIHlllllyl'll pOI' v(>~ 111'111101'(1111 IHlNl hl
1rIII'II(III(\( ' I~1I 111 PMlr 'lIl1l1AlIslN, 11011101 01, ' 111'1'('1'('1' IflN"1>1111'111111101" 01"0 1,11" Allill'C\IIH HIl IOII' (. 100w m, M" Ilh,'u
"'llrendlendo con I"reud

,'ecordatorio sobre llilke y en Lebensrückblick, así como también en Dank


an Freud , En el fondo se oculta la pregunta de si es posible interpretar la
obra poética de llilke sin hacer uso de las interpretaciones psicoanalíticas,
Lou Andreas-Salomé intentó responderla con su interpretación del ángel
en el libro recordatorio de llilke y en Dank an Freud.
No se limita para nada la obra ni la vida de llilke porq ue se le apli-
quen conocimientos psicoanalíticos; el conocimiento de los condicionantes
de ambas brinda más bien la posibilidad de la admiración y el respeto.
Quisiera recordar aquí lo que dice Freud en su estudio Eine Kindlteit-
serinnerung des Leonardo da Vinci [Un recuerdo infantil de Leonardo da
1 Viena
del 25 de octubre d e 1912
al 6 de abril de 191 3

Vinci]: «Expondríamos de buen grado de qu é modo la a ctividad artística


está, en última instancia condicionada por primitivos impulsos psíquicos.
I'ero no lo sabemos", Tenemos «que aceptar que lo esencial de la p,'oduc-
ción artística no nos es accesible psicoanalíticam ente», Y poniendo su
rnlrada en lo humano añade: «No arecta a la grandios idad de un arUsta
que estudiemos los sacrificios que tuvo que realizar a lo largo de su vida, 1,", Andreas-Salomé a Sigmund Freud
desde la inrancia, ni que consideremos los mom e ntos CI"e le 11an propor-
cionado ese trazo lJ'ágico de la infelicidad». Gtitlill gen , 27 de septiembl'(' el" 1111'
Finalmente , los imprescindibles datos acerc" de la labor de edición
del texto en sí. Dado qu~ el diario es Lm cuad e l'l1o de hojas intercambia- I " 'N Jlu és de babel' asistido el pasado otoño al Congreso de WCilll lll', ' 1111 111
bles, y que Lou Andreas-Salomé lo había ordenado , en pa,te, de modo (111111'1 0 abandonar ya el estudio de] psi coanális is, y cuanto ITllí ~ 1" '1111111111
temático, tuvo que ser reordenado en su senUdo cronológico original. 11 , ' 11 él, más fuertemente m e atme. Y h e aquí que va a curnpll" N" 111011'"
Para ello pudimos apoyarnos en varios elementos: la numeración de Las IItI Il l'seo de pasar algunos meses en Vi ena: ¿Verdad qu e pod,'" IIltI ~ I,"1
lecciones del curso, algunos apuntes de Lou Andreas-SaJomé sobre el 11 VII ., II sIstir a sus clases, y solicitarLe m e autorice a tomar' JlIII"" "11 111
contenido de las hojas, las ya citadas anotaciones diarias, los datos acerca , ,1 "" ('8 de los miércoles por la tarde? Consagrarme pJenall'(' IIII' 11 I'N III
. de las actividades de la Asociación Psicoanalítica Vienesa de la 1," ",,, " S la l"in alidad única de mi estancia allí.
¡(¡temationale Zeitscltrijt y por último, el propio contenido del texto. Los
títulos de los párrafos pertenecen en su mayoría a Lou Andreas-Salomé.
En ocasiones tuvimos que modificar el orden de las palabras, resultado de
UDa escritura rápida pero no apresurada y que hubiera podido dificultar
su lectura. Se ha respetado siempre que ha sido posible las peculiaridades 1, 1,0 11 A lldr e a s ~S alolll é se des pla zó e l 19 de sepLi c mbre de 1.911 a W e ill1[1l' 1>11 1'1111 ,, /,11
111 11 1 11 ' 1'1'1'" Co ng r'cso de Psicoanalistas qu e allí se ce le braba. Este vinj e lo hll1'j" (' 11 1'(lInl ll l
de algo «escrito para uno mismo», así como posibles repeticiones. Sólo se 11111 d, 11 )/~it'lI l (' I'lIp c ula sueco Dr. IJ au1 Uj cl're, en cu yo domicilio en Esto cohn o SI.' h ll ll(n 1110
ha prescindido de unos pocos puntos sin interés para el caso o de puras 1"lIn ,II U'IIII It' 8 11 visi ta . Este Congreso (2 t-23 de se pliembl'c) fu e e l primero qU(' ~(, ('(' h l hl'O
anotaciones de agenda. 'O lt • 111 111'11'1' p(llIliro 11'8S de que, e n la prim avera d e '¡ 908 hubi era l enid o lU f.(III' un prllll l' l
• lit tll' l1ll'O (1 11 S nl z h : II'S ( .. d e p si co logfa fr eudiana ..) y una seg unda r e uni ó n ¡¡ lnlll lll' t' lI
Debo agradecer al Sigmund Freud Copyrights Ltd. por haber dado su 1111 11 I IIl\rf( {' n 111111'7.0 ti c 19 10; en N Ul'ember g se o l'gilni z ó elmovimi cnl o, "'1'/1 /'1 flUll l'M liull u
consentimiento para la reproducción de las cartas de Freud a Lo u Andreas- IIIIttll lt ll llll' 10 IIII! ut!ld ltr liro d e m edi o año,.. se dil'i g ió LO ll Afl(II'C HS~ n lolll , ('11 0 (1 111111'1' ¡II '
Sal omé que COITcsllond en al contexto, y por su consejo y ayuda en la supe- I U 1 t 11 \ 11 ' 11 11, 1ll'(¡ IIIJllt íi n dH de su j ovcn ami g a Ell en Oe lp (a qui c n hllb fll co n ocid o 1' 11 111 pll
,,'.HI 1II i'l1 I\( ' I'HII , (' 1\ <' 1 c h 'c lllo d e /l el o l'es r e unido e n 10 1'110 l\ Mu x 1\l'lnhlll'dl) 1'(JlI o hj jl!n I1 I 1
nl ción de las dil'i(' III1I1e1(' ~ (Ir (Idición a algunas de mis flmistades, y espe- 1 tI" h 111/11 l !jtl-,U )~ lit' ¡,I,'{' ud Rt) IH'C psl cou n t1 I1 Rl s y <1 (\ 1\ ,11114111' U lu s dI S(' UI,I!U I1 {'S (1fIlIlhlf' iI ti IU ,.
dlllm entc a EVIIIIII,I'III VOII II ....,M(' . .p u ""1 11 11111 1.(111' (' 11 (' 1 ~ 1 ' lIpO li t· Allh 'cl Adltll') , I,¡ I (' lIl'rW (il' 11'I'(' lId ~f' 1IIIIInhn fl JI;III \" I' IIII\ 1(III'IIt' I
t ll 11I I I d, III'I' VOII ,k,' II¡'¡yl' hOlltlIl IY/'l I'" 1¡\I ~ lltl/j '" 1,"p(lIII HI'I di' 111 dOl'll'1l111 jl rlh'Olllllllflll 'IIJ y ,11 1'
I!: '\NST PlnO:U;'I~ I~ n 1 h 111111111, 1\ 11 1' 11111111 IIi ' 111 C IfIlh'1I 1'/'1 111111/111114'11 , 111M /11/1 1111111 1/. lli ' 7 lI !)i 1/1 M I /'I lf' ll l'llI /111111." "111
'o/II'III I\"" , IIII vl llll'h,' eI(' 1957 •• 1I1I1'1\lllIhll .. p"'- 111 ,11('1'11'1' 10 11 PI 1I'M IIIIUI -.
Itllrcndluudo cou Freud Vieoa, del 25 de uctubre ni 6 de abri l de 1 9 1 ~

Slgmund Freud a Lou Andreas-Salomé ti a la sensación de responder al meditado deseo de asustar ante las difi-
cu ltades que entraña el psicoanálisis: incluso si lográsem os, «con la rap'-
Viena, 1 de octubre de 1912 Ilcz del buceador, que recoge algo del fondo del mar», hacernos cO,n algo
In consciente, la generalización de este fragmento no nos reportal'la SIDO
Cuando venga a Viena todos nos esforzaremos por hacerle accesible lo IIna imagen defo,'mada; e insiste en que ello c~si solo pue d~ sernas ~c~e ­
IJOCO que del psicoanálisis puede ser mostrado y comunicado. Yo había ~ Ibl e en la enfermedad, ya que el hombre despIerto y conSCIente se l eSlS-
interpretado ya su participación en el Congreso de Weimar como un pre- Ii' a qne nos ocupemos del particular.
sagio favorable. y sin embargo, todo esto no es sino secund~rio compar.ado co~ ":
1I"fill(Ieza única de lo que no dijo: el que, en pl'lnClplO, hay~ SIdo POSÜll',
"/lptar algo del in consciente graCIas a su modo SImple y gemal a l? vez ti,
APERTURA DE CURSO 'I('('eder a él en las formas patológicas y similares. Este descubl'llm ento 11 0
(Sábado, 26 de octubre de 1912) 1I0cHa haberse conseguido más que en lo patológico, allí donde I~ vl d/l
IIl crior renuncia algo a sí misma al salirse de su camino, al m e.call'~'" 'H('
Cuan do Ellen y yo nos asomábamos a la ventanilla del vagón, al entrar en "11 lu expresión, al hacerse susceptible de morder el anzueloIógwo 1' 11 N""
Viena , IlCnsábamos: todo cuanto aquí nos espera está ya predeterminado , dlll"lllientes aguas, en todas las oscilaciones entre la prolullcllllull ,Y 111
es ya UJI hecho. Nos esperan alegres coincidencias: buscando alojamiento MIIIHll'ficie. Me di cuenta de cómo habían enraizado en mí estos p"" 11
l"opiezo con el Dr. Jekels;2 me informa de que el curso de Freud comien- ,"I""l.os desde el primer momento en que se mencionó el t~l11a 1'1"1' 11 d 111 1111
za prc!'l slIInente hoy; la residencia de Freud, a la que he acudido para ,II\Kcle mi primer y superficial contacto con él, lo que sucedIÓ 111"111'1/1" , ji 1".
recog/'" mi tarjeta de admisión, está muy cerca; el aula (en la Clínica ,. I'I'ltos de Swoboda. 4 El inconsciente de Swoboda es respe 10 /11 d,' 1" ","1
I'siqulMri a), que creía en la Universidad, está casi en frente de la puerta '" '"0 un germen de vida, algo en crecimiento, lo que madul"lI 1'111'/1,,1111111
del HOlel Z"ita, donde nos alojamos. Y pocos pasos más allá, el restauran- ,", fl"e nte a lo que ya pertenece al pasado, a lo muerto, a lo "NI", 111 1111 1"
te de los I', 'e udianos, al que acuden después de las clases y no solo enton-
ces: dil' Al/ e Elstel'. Un buen principio.
1'I'{'ud tiene un aspecto más envejecido y cansado que en los días del III 11'" Ne rvose Angstzllslande ¡¡,nd ihre Behandlung {Estados nervio sos lh' IlIl Kll lfll1l Y " 11 .1
Congl'('~o (de Weimar); él mismo lo comentó al hacer juntos parte del ' HUlh' lIto l 1906' Die sexLtelle Wurzel de,. !([eptomanie [Las raíces sex \~ a l cs llt' 111 (' h ' ¡tllllllllllflll
j 110,.., 1J1t:;aung 'ulld Neurose [Poesía y n eurosis], elementos de ~a pSlcoll)g fll 114 ' lu/'l 11I11 1It " l'
cami"o /I r "egreso. Quizás, el actual enfrentamiento con Stekel. 3 El curso 111 IIIH 0lm1 5 de arte, 1909; Die Sprache des Tra'-!..mes [El len,~uaJ e de l s uef\o l: 111111 ~ " I :"" lll)1I
h 1 .. llIIholl5mo y de la inte rpretación del sueno en relacJOn con l os es pÚ ItU M 111\1 111111 " Y
I I IIH 10 11 ' Die T,.iiume de,. Dichter [Los su eños de l os poetas] , 191 2. La s ohl'u/'l 111, ~11 ·k ll ,
~, 1.udwlg J e kc ls, médico de Viena, pertenecía des de 1909 a la Sociedad Vienesa de 1,:llIh~ l u d o 's u libro E l lenguaje del sueño, encierran l a más rica co lecció n eh' t'x ltlh' l, dlltl,
PSicoull f\l1 /'1 ls, RlII'gldtl en 1908 a partir de la Sociedad Psicoanalít.i ca de los Miércoles. :" "'flltlwlo8 mu chas de las cua les son rrulo de una intuición inteli ge nte ... il ion .... 1'1,11'" IIU\ II,II
InLrodulo l' l IIs lcollnálisis en la ciencia y la literatura polaca; son de destacar su estudio I ti IlI i' ¡l t"1l{1I.01' y su tenden cia a la genel'aJj~aC'ión ( ... ) hace n dudo sas nl g lllllt H tlt' Mil ... Ittl. 1
/l ee l'eH ¡ll ll Iwdodo CO I'SO de Napol eón Der Wendepunkt im Leben Napoleon! [El momento I'.,l ltIIltHH'S .. (I.. a interpret.ación de los suenos.)
'I'uciol 111 \ In vida dc Nllpo leó n 11, aparecido en 1914, y su ensayo titu lado Los actos/alUdos I~ li ~'I:lllnnn Swobodll nacido e n 1873, era'l la sazón catedl'áti co d(' 1'~ 1 ('{) lo ~fll I' H 1"
I l jll \I •• ,'~ I~ l lId de Vi ena. De su; obms , Lou A, -S. conocía: Die Pcriodcn dt:s fII/'r/ 5('IIlId/l " (Jl lfll
I
mt la vltl" f'olllliarul , escrito para el Psychoanalytische Volksbuch.
." t)l\ HI'U (-S do In re unión ol'ganizativa de los freudianos en Nuremberg. e l nc urólogo lI"mlH In ihf'(U' psychologhiChen /U1,d úiologisc!wn lJerleutl.trlg ILos p c ..rodo ~ (I¡\I OI'IoI;IIIIIMIlIO
vltmés 1)1', Wllllf' hn Slckc l (1868-1940), que había sido uno de l os primeros asistentes a la ItUIIIIIIIII y s u 81P¡;llrl c'n dO ps lco lógieo y blol Óg ico l, '1904; StudlcrL 't lll ' (~"/lI/(III'p, II~'~ di'
Socicdful I'ldt'Oll lluUll clI d e los Miércoles d e Freud, que se reunía semanalmente desde el 11",/III/IIHlt' l gstud loS (1(0 108 1'1I11(inlll (' IIIOS cl t' 111 PHlct)IOp;ful , 1005; IJ(ll'IwU/w mlllllm , IU,O,'
uOo l OO), 1lIIIII ó tll oto1'\o de '1910, jW1l0 con Al rred Ad ler, el Zentralblattfur Plychoanalyse; ~lI hltll ll "l' volvI6 ('O IlIl'{I 111 ps l ('o l o~r(l I·X II(II'tm! ' ulul. (jUI' pl'Nlonl lnllh u (JOI' 1!lIUl' l C1 111uIH 1l1li,
I.h'ud 1I j4 l1rllhll ('0 1110 edllor, En verano de 1911, Adler se r etiró de la r edacción .. por diver- 1I Il'lI l'1l1 tl n l " IWI'locllddud ¡I (' l l lI t'O IlIU'h'IIIt ' (l 'X IIl'I,,o¡(\ lttlus\' 11 11'IIV(o/i eh' 111111 Pt' I'!tHlIl'ldlll,1,1 11
~~' lI c lll /t rh' lIl rn"'loIl ('(1 11 t: 1 cdiLol'" y Ste.kel se convirtió en e l único redac lol' de la revista. En I1I1I 1) 1'/11' p fll' lh'ullll' lrI ('; II!C ' (11111'11 II II (11 C'llllrtltl n 11111111111/: . 1 )(1 1'1 II: I ~ I\ I,I I' IH'TI lI t1r HIII' I/' ¡lid 1uM"
Wc·hn (II ', .,¡ Z l'IItmlbffltt pu só a SC I' con side l'odo CO I11I1 el ó l ' ~nno olklll l de In Asociación , .l ''' ''111 1II' I'H OII/l I IIlIn'lI ll dl,1 II/'l Jlh'llll l. IIpj ptill Hl I' IIhl'tI dlnfl", H.II 1ll'lllQ'dn PIIII 111 M hl f! II M lit
IlIl t' I' lIni ' lolIlIl .It, 11!lIi'UlHltHlslt,i, Durante e llnv1C': 1'1I0 tll' 111 12 (1 11 _hH'h/l ('u n SIt' kr l,.) , Fre ud
111 u Il'Iqll ll'HIO "11 IO H 1111" pdllH'11I1III IIhl"~, " l' 11""'11 " 11 olllllllllll'M HIIIIIIIII'I 'H .~W l1hUI\¡1 hit
1" 'í.'Ac nll1ll1 11I1Id ~ 1 11 (' OI1lQ ('(11 101':" u co ndu('1R (fll ' Hh·lw l) , dIl TllIIIII' I'I' I'H"IIIIII' ('11 I>úblico, 1, •.'" " I:' dtlu (, .. ) lO" "'1'1 111 1111111 1'1'/\ I II~ IUIt., \' 11111. 111,, 10-.11 UIlI tl l' W , I' III'H'" 4111 oH .Y ')H 1It11l' (11,"1111
IlItl hu 111t /, mlll /1 III'(IM' nUII' ItI 111111181611 cl r 1II1 ~ III III'IUIII' . III l' lUlol V /1 IIIIUI IIl'. 11 ludn pri su, ti". 'ITl IIHI' "lIll u,.' It 111 "'(1)41",. ' 111111' "11111 111' 1 jll hUlIlIIllIlIlIl1 "1 1I 1 ,,~rq llll ' 1I1111' 11 ' IIIIII \ tltllI , Iltllltll fII,
1111 1111 1'\'0 Uq~fl olI , 111 l"t"f'lIotIIUUlI,t 7. "¡I.~ "'lI(n /1" 1I1 11"It, ,. "hflw/tIlJ ifr IlI evllilrl IjllI I'JIII1 I1! 11101111 ' 111/1": HIIIIIII 'c l,. \\I\I,. ,, 11tH 11, 111111'1. !tlll l it In ll 1'\1 1111 ' 11111 /11 dc ' l HIII ' II II 1' 11 111111 'WI
Itll fl l'll Udllllul Illl Plilc'Oflll 1I /'1 1N M 1111' 0 1", Loli Il'IIhll)lI '" tll 0111,,1111111\111111 , 11 1111'1' O Il ' O /'l It'''I'' ~! 1\1'. (/" ''''''''J',,,',I. ltlfl ,h' ,,, _ 1//I('(lu . ) 1\11 11,1 1'11 111111 " lllI l ltll lll nI 11 ''' 11111'111
Apl'cndicJldo con Frcud Viena, del 25 de oc\nbz'e al ti d e ubl'll lit' 111 l '

Pero es precisamente por ello que Swoboda no puede hacer sino adelan- xcesivamente personal de las actuales disputas, y también, el que PM·' ''/.
tos metafísicos, y su «periodicidad» no es sino un semiintento de introdu- ('a un botón. Como si se hubiera quedado sentado en algún luga,' di' NI
cirse en el terreno de lo científicamente observable. En consecuencia su mismo.
labor se asemeja a las hipótesis freudianas, por ejemplo allí donde trata Le dije que no había llegado a él a través del psicoanálisis sil10 1"'"
un material casuístico, porque nada profundo aporta acerca de su origen, los trabajos de psicología de la religión 6 que en su libro (Über den /1/',"",
y allí donde dice algo al respecto, cae en especulaciones filosóficas, mien- sen charakter) lAcerca del carácter ner'vioso] llevan a ricas confirmnl'l"
tras que Freud puede mantenerse alejado de ellas en el terreno de la lI es y a conceptos emparentados con los míos en lo tocante a la forllladll"
interpretación empírica, poniendo al descubierto algo realmente nuevo.
Este aspecto debe ser siempre vigorosamente destacado. ~~S tl petición m e ha resultado enormemente agradable. Al igual que usted , QI't'i1 IJIII
lod os los que se interesan por e l anál.lsis psicológico deben conoce r mi disputa cicnlrnru 1'011
It','c ud" Aunque sajo sca para estudial'la. POI" mi parle he sacado mucho provecho d(' "11,, "
hu s ido posteriormente cuando me he dado cuenta de la distancia que nos sepanl.
Alfred Adler a Lou Andreas-Salomé Ciertamente, mi po sició n era mlís favol"ílbl c que la suya" Yo no tenía un pasudo 1111 ' 11
I'lonuble, no sabía abso lutam ente nada acerca de la conservación de la energía ps(qul.·u, I j l
Viena, 6 de agosto de 1912 "Iull puse en duda , al igulJl que la etiolog ía sexual , y h a bía expucsto unos resultndoH qUI
"llll lqui er pensador ind ependi ente consideJ'lJría co mo l1.l1 mero lu gar común: el qu e ('1 pHpl I
J1jl'x ual de un ser humano viene determinlJdo por Ja s mismas fucI'zas quc llevan 11 111 1'0111111
Tanto su carta, como la perspectiva de poder conversar COIl Vd. en octu- 1'1611 d e su personalidad; e l que la sexualidad no es más que un símbo lo , y que no {' ti ,. 1t11l1l1l
bre, aquí en Viena, están para mí tan últimamente unidas que se las agra- fil ar/liS dicendi para expre sar la forma qu e cada cuallJdopta par"El conducirse en In \ Id/l
dezco conjnntamente ... Comparto su apreciación de la importancia cIen- La {¡Jtima discusión entre Freud y Adl er - la causa nte de la separación- Ir lll/(I' 1"lIldll
tífica de Freud incluso en cada uno de los aspectos en que más me aparto IlI fliu." en I"ehrero de 1911; tras haberlo acordado con Freud , Adler había eXpll(:~11I M'I 1111.1,.
11 lo 11I1"go de tres miércoJes consecutivos; la discusión dio comienzo el cuarto 111 1(1 . 111 11 ~ \' 1 I
de él. Su esquema peurÍstico es importante y útil como esquema, puesto '1UIIlIO (22 febrero) se prodUjO el enfrentamiento, En julio de 1911, Adler saU6 d ~ ' 1/1 :4111 It ¡)Inl
que se renejan en él todas las líneas de un sistema psíquico. Pero a ello se 111.110 e OIl sus partidarios (en su mayor parte socialistas).
aíiade el que la escuela f"eudiana tome el ornamento sexual como esen- ¡i'reud escribi.rÍa más larde recordando lo s ucedido: «Dllranle muchos IIhuH 111\1 1,.
pnllllJlIidad de estudiar al Dr. Adler, y nunca le negué la calificación de ser lIll O 'IH' ol. nultl
cia de las cosas. Es posible que Freud, como persona, me haya incitado a hl" y es pecialmente dotada para la especulación». «Cuando observé su Ínfi,Y1I' ('IIPIII 1111111
tomar una posición crítica. No puedo arrepentirme de ello. 1"11'11 In consideración del material inconsciente relegué mis esperanzas a que INI/ld l' '1111
tI. ',u' ubl'ir la relación del psicoanálisis con la psicología y con los fundam entos blo l 6 f11l P II ~ lit
11'" !l1'OCC SOS plllsionales, para lo cual le avalaban en cierto modo sus valiosos eSllltllnM,.,,1111
III ntlllu svalía orgánica.» Geschichte der Bewegung [Hisloria del movimiento].
VISITA A ALFRED ADLER O. Ta les temas preocuparon a Lou Andreas-Salomé durante toda su vida. 1~ 1 '1l lu I'IIP' •
(Lunes, 28 de octub,'e de 1912) I IUI IÓo dc una experienda religiosa infantil, dUTante la cual perdió la fe. Ha rehilado {'M il ' Illd
~I ttllo {It, s us años de infancia en la introducción (<<Das Erlebnis GoU» [La experie ncln d .. I )lo,. p
d.' 11 11 1,t'Úf:r/.s"ückbiick [Memorias]. Sus primeros artículos, publicados en rc\'isI.Il S, 111 PI'ltltllldn
Primera visita a AdJer 5 Hasta bi en enlTada la noche. Es amable y muy 111 111,. I.ños noventa, eran trabajos de psicología de la religión: Der Realismus in dl'/' IIf' lf~ f,,"
razonable. Tan solo me molestaron dos cosas: el que hablara de un modo ft •• lf f,.~,ot ( 'It ÜP.rIl¡¡g, etcétera, y su libro sobre Nietzsche, Pried"ich Nietzsche in M;lfI/'II "1'''/.'/1
1I.11'lllwl ch Ni e lzscJle en sus obras], de 1895, también fue concebido bajo esle úlI gulo , S.. f ' lIlI
I t pdfll1 no ' li giosa de los flUld.amentos de la vida individual -las Ilotas del Dillrio dno IJlIII Idl 1I
5. E l ncurólogo vienés Alfree! AdJer (1870-1937), al igual que Stekel, forma part.e lb 11110 ('0'11 0 .·es ultado de lo que le fue revelado por el psicoanálisis del in co n sc i~nh' 11' Ituh¡¡¡
desde 1902 de la Sociedad Psi coanalítica de los Miércol es. Su obra Studie über 11' 111'illldu sin duda esta e xperiencia religiosa infantil. El primer ensayo que publ i<' ~ l'll IlIlflll '.
Minderwertigkeil von Organen [Estudio sobre la inferioridad de los órganos], aparecida en 111 , 't¡ IUI '! ) tJ'lltaba del Lema: «Von frühem Gottesdients» [Acerca d e l cu lt o UlTul('o 11 Dlol1l l \
19.07, r~pr~senta la ba~e de sus concepciones ulteriores. En 1908, publicó Der Aggre- I 1I11I1~ ·1. 11 11 8f: .. Despu és de que Freud tratara, en esta revista, desd e U11 Jlunto d e' VI AI/I IIJII lf 1111
SSlO,~st~"L~~ In Lcben und l~~ derNeurose [La pulsión agresiva en la vida y en las neurosisJ" Tras "lIll1l pll , (11 ' Ju I'e li gión y de los LISOS y COSlmllbl'cs rcligiosos de l 'salvaje', voy n 1III(' nl/II I UII
su dUmSlOll de la redaCCIón del Zentralblatt y de la Sociedad Vienesa de Psicoanálisis en el 111111111' ull' \IIHI l ' on e l ,"elul o d e 0 1,.0 cultO IIT"cai co 11 Dio s, e l de l lliflO , áUl1q ll (' {'!ol IO fl O H"H 11111 ,.
verano de 1911 , fundó Adler con anterioridad al Congreso de Weimar -en el cual ya n~ tomó 111'1 IItHI 1'llIlIf'lhuclón pf'J"sOIl/lI , illCllll !ol¡\ d~Hl1 (oR Ií (' /I, (jIU' prescind e de 111 IH'J!C\I/'I IC'I(¡II prt lpH/IlIH
parle- una Unión de Psicoanálisis Libre. Más tarde denominó su teorín «Ps ico logía indi vi- 1111111 1,:... 111 ('III'4'II (" lu d cdl'llVII pro vll'lIl ' Ih' IIIi'I']¡O dt\ (jUC' (til les th' hl.hlul' de 1111 dl ml. nn 11111 '1111
dual» . Había enviado su obra principal de 1912, a be,. den nervosI'fI, f'/Wf'{llr.t.er jAce l'ca del 11. 11. IIlItllI /1( ' 1, ,'('11 dt' 1111 NI'" 111111 1111111 11111 ' '<11' (IIII'IIIIII' II,.(U 11'11 1'1 (' 1, yu qlH', 1\11 Wlll' ""' lIlId4l , 1111",
carácter nervioso] , ftrndamento de una psicología individuu l y cI (1 111111 ¡lNI, 'uI!ll'upln COIl1IHlI'U - '" II PHI'HI /t on IIllI y 11I1] 1I'I'('I"" M "i! l ' tllI ,. I ~ HJ¡ "'1t l'IIn p""!¡U'!OIi, lu/ol ('OIlI'('/ll0 'f,. 111'11111 ' 111, '11, VI II"" 11
da, a Lou Andl"e us-Sa lom é e l :1 de julio d e 10 '12, an te 111 p{'!ll'lfin 11.· 11 ... 111 tll \ 1' ~ lli (1l0 S lntro ~ 1,11 ,-1.11 1111, 1 ( 'II'l1t ' IIIIII'10 Id 1'11111111111 1111111.1 11111. "11 I f/¡ ,'I/ tf,.,'¡ "¡¡/Ii/r·", y 1M tlt 'e'IU"IHllo"I'" \ ... ltu
duCIOl"ioS, acompuJ1lindo ln ("011 111 s l ¡':; lIi f' nlt~ CUI'ln : 1I1 !JI'" ¡,ltli 1\1I11r'1'1I1' ~t dll .. H 111 1111111 "1" "In
AprendieDdo COD Freud Viena, del 25 de octubre al 6 de abril d~ 11111

de la ficción. Pero en cuestiones prácticas no pudimos avanzar casi nada. ,I, 'cir, como la perturbación mutua entre dos partes. Adler tan solo e n apu
Tampoco cuando, después de cenar, discutimos vivamente sobre cuestio- d,'neia llega a desprenderse de ello, pu esto que en sus seguros «secundu
nes psicoanalíticas. Considero poco fructífero el que, para conservar la dos. (que contienen justamente lo opuesto a las sobrecompensaciones lid
terminología 7 de «al'l'iba" y «abajo» y de la «protesta masculina", tan solo ",'nUlniento de inferioridad gracias a los seguros primarios) la vida inM
pueda dar un carácter negativo a lo «femenino», mientras que algo pasivo nnliva reprimida resurge de nuevo enmascarada, solo que entonces ('M
(y actuante como tal, en lo sexual o de modo general) descansa como fun- ,'" nsiderada como un artificio de la psique.
damento positivo del yo. En él, toda entrega se ve desprovista de su po si- Toda neurosis me parece una confluencia de yo y de sexo; en lu gu ,'
tividad y realidad, simplemente porque la califica de «medio femenino ti" estimularse recíprocamente, abusan mutuamente de sí: el yo se «Iinrl
para I1nes masculinos», cosa que halla muy pronto su venganza en la teo- lu > co n tendencias sexuales, y éstas hacen lo propio con el yo. La pulsiulI
ría de las neurosis, donde, como consecuencia, no se constituye el con- tI,,1 yo se sexualiza, por ejemplo en la crueldad (sadismo), y lo sex lIIII
cepto de compromiso. Por el contrario, Freud ha considerado siempre el o"lIro, en el masoquismo, por encima de las barreras impuestas por e l yu
compromiso, incluso cuando concebía anteriormente el fundamento de Me fue muy antipático lo que Adler relató sobre Stekel, y lo que es",.
las neurosis de un modo más uniteralmente sexual,B como lo esencial, es '" pura sí de su publicación periódica, a pesar de que sabe muy bien de (¡'"'
1Ilt'(lios se ha valido Stekel para hacerse con ella. Considera que Stek('1 ,',
7, Las características, concepcion es o términos de la teo ría de AdIer, Según AdJel', los 11 ¡I,'sar de todo, una buena persona; ciertamente que no es tan profu ,"11I
neuróticos luchan e n el terreno de lo orgánico, contra la inferioridad del órgano a fin de 1I1"lIle malo, cuanto que no es capaz de imponer su pensamiento de lI,u¡l ..
encontrar de nuevo capacidades de rendimiento; y, en el terreno de lo psíquico, buscan una
sobrecompensaci6n «dirigidos por la idea ficti cia de una personaLidad c uya acci6n se pro- .lIl1l1lnante. Lo que más me ha gustado de él es su movilidad, qlle le 11I'¡l1I1
longa hasta la construcción del carácter y de los síntomas nerviosos», «E l que no se siente a JI " Interrelacionar muchas cosas; solo que resulta superficial y pOO(l 111<
la a ltura de los pr'oblemas de la comunidad o de los problemas sexua les cae inevitablemen- hll' , nando saltos en lugar de recorrer paso a paso grandes di S!.II 11 1'111
te e n la red de la fi cejó n de un principio r ecto r c reado por é l mismo,» Scgún AcIler, la ficción
dominante en cada neU!'osis es: «Yo quiero ser un hombre», Es lo que denomina «protesta "'"1"1', por ejemplo, se convierte para él en símbolo yoico sexual (Se.wl'lln
mascu lin a"', y qu e exp resa también como <11,] vo luntad de poder»; se ría «la rorma original del ,.I/\ylI/.bol), en sentido adleriano, todo aquello que no era antes más 11'1('
impulso psíquico de preslig io_, según la cual se agruparían todas la s experiencias, percep- Il(,holo sexual en forma aparentemente yoica, y sobrepasa a ~)'rlld 11111
ciones y tende ncias de la voluntad. Pu esto que «en e l desarrollo c ulLural de los hombres,
'mascu lino' tien e e l mismo significado que 'fu erte' y 's uperior" mientras qu e 'femenino', e l 11111111<' admite una causa orgánica y no un ol'igen psicosexual.
de 'débil' e 'inrerior'»; la prOl.esta masculina se convierte también, para las mujeres neuróti- Al acompanarme a casa, Adler me invitó a asistir a las disClISlolI'"
cas, en «una argucia psíquica mediante la cual pretenden alcanzar la seguridad total de .11- IlIs jueves por la tarde , cosa de la que no quiero hablar li'ancnnwlIl,'
hallar protección ell la idea predominant.e de la personalidad»_
Seguridades «secundarias»: «principios recLores secundarios que siguen el prototipo 11111 1l" 'cud o Acepté con satisfacción.
del padre, de la madre o de la persona que los sustituye»; .. los trazos de carácter de este prin -
cipio rector de seg1.U1do orden»; <llos trazos de carácte r ( .. ,) según esto, dieron como r esulta-
do principios de seguridad secundarios que, dependiendo de la fi cció n rectora, alcanzan la
a ltura de lo masculblO., Nel1Josen charackter [Carácter nervioso], ¡U'r d Adler a Lou Andreas-Salomé
8. Freud había aclarado ya eH las cFiinfVorlesungen. Über Psychoanalyse» [Cinco lec-
ciones, Sobre psicoanálisisl pronunciadas en sep li e mbre de 1909 en los Estados Unidos, que 29 de octubre ell' 1111"
ulilizaba las palabr'as <len un sentido muc ho más amplio al que están ustedes acostumbrados
a e ntenderlas», Aque l que las utilice en sentido restringido sacrificará tela comprensión de las
perversiones, la relación existente entre pe rversión , neurosis y vida sexual normal», Incluso 1" "(lo¡lllrla muy agradecido si silenciara aún por unos días lo (Ju,' '" 1...
los «comienzos de la vida somática y psíqy;ca del niño» no pueden ser comprendidos de otra , 111111111 111 sobre el asunto Stekel-Freud-Zentralblatt. Su silencio 110 pl"'l lI
manera «en su auténLico significado», Fina lmente: «el psicoanalista concibe la sexualidad en
su más pleno sentido al hilo de la consideración de la sexualidad infantil_, Más tarde resul- ,lit '11'11 /1 Ilndie y evitará me vea inmiscuido en la lucha en que ~(' 1,"11"11
tó también significativa ...Ia eonstatad6n de la libido narcisista. para la formación del con-
cepto, En el trabajo «Ober wilde Psychoanalyse~ [Acerca del psicoanálisis salvaje]. 1910,
aclara F'reud: «UtiHzamos la palabra 'sexualidad' en e l mismo sentido amplio que la le ngua U 1.'1 ('lIrlfl de )i'rcud e n I'espuesta a 111 demllnda hecha por escl'Ít.o, '1" (' SI~IH' /lqlll /11
alemana lo hace con la palabra 'amor'., y e n e l prólogo a la cuarta edidón (1920) de Dl'ei I,h {'OIlS ln yo e n los c omentnriOs n/,(tbl'II!1l'1kkbUck. e n e l ancxO ni (.'11,,(111 1(1 111-.11
1111\ 111111111' \' ,
Abhandlungen Z UI' Sexualtheorie se opone a la afirmación de « pans exu ali smo~ r efe rida a l psi ~ este OIH.'X O, l.ulI "111 111111111
',411" u 11'l(lu ll , .. 11: 1' lttllt.'I'l<.'S 1111 ¡¡'r'cud. 11\('(.'I\('I' dIlH dI' 11'1'" ucll , En
coanálisis, contra e l J'eproch e de que «lo explique 'Iodo ' a part il' r!e In sexua lidad _; el le ma .dOIIl! t Iltl IUI 'II I'III y /l1'I1H1I-'; ~ LfI cO lllllf'l(i1l (lit' It'IIIIH I) tll ' qUt' 11 0
se h"bllll'/! ti.' 1/1111 ,0111,
oculta así la profundidad de Ja concepción de lo nalu/'uIC:l.1I dt' 11'1'(11 111. V~IISC lambi é n lu nlllnl · IIqtll lIu j' lI " 11 IJI'r'HI'!lnlll Ht' 1'1I 1Il p1l6 11111 111 \11""1111 '1111 1' 1110 HllpO ¡Il' 1111 r1l' plIl'uI,111 11 tlt, I,11 1'11
festación de li'reud so brc lu teoría de la libido, Ilotu 11 ,° (1 j , 111 di AIIII'I' "111'1 11 /'1 IU Net'/'t lIl IH !1I1f'", ti.' 1'1 111.-1111111
ApI'cndl c ndo co n rr' c rrtl Viena, uel 25 de octubre III 6 de abril dI' 101'

empeñados Stekel y Freucl. Considere que no deseo pronunciarme a favor lllitén tico sustrato vítal, no subsistiendo más que bajo la forma de rSII
de ninguno de los dos. I"lastra de la moral ue es I~~. l:llffiSoTo-¡,iHx ta sís-fiIñOj)uestos 11
111 morar,-comoTós que acompañan los más nobles egoísmos, es cumHln ,
d,'s bordados de entusiasmo , alcanzamos una vaga intuición de lo que lo"
CARÁCTER DEL CASTIGO hombres más primitivos supieron siempre, que tan solo debemos obctlt'
, '('1' al imperativo de la vida y que la «alegría es perfección»l1 (Spinoz,,) ,
Mi habitación, cuya amplia ventana da a numerosos jardines, y en la que
.- - - ~~--,-----

no me despierta por la mañana más que el piar de los pájaros, parece con-
cebida para el trabajo. Pero todavía no he conseguido iniciarlo. Hoy he COLOQUIO VESPERTINO
leído el último número de [mago, donde ha publicado Freud el más bello N/lturaleza de la neurosis. La concepción de Adler
de sus artículos sobre los salvajes y los neuróticos. 10 Me parece muy inte- IMl ércoles, 30 de octnbre de 1912)
resante comprobar, como, en otros tiempos , la contravención de la moral
era considerada una intromisión en las relaciones universales positivas, I,I(lgué muy temprano; tan solo había una persona, un rubio testarudo (1)1'
de modo análogo a como ocurre con las realidades científicas en el senti- 1'¡(llsl<).'2 Conversación sobre Bnber,l5 No sé qué observación sUyll tI,· ~
do que les damos hoy en día. Por ello, y aunque no pudiera apreciarse un
castigo i.nmediato, recurrían a él en defensa propia (del mismo modo q ui-
11. Referencia al pun to de la tercera narte de la Ética ~obre la doctrina di' IUf! IiII '4
zás a como se aisla a personas con enfermedades contagiosas o se que- lu l los ~~~ aleg!Í!U...~~ha~,ado ~'-~JJ...&.~!!2.deI espírItull~ñ u l llIll1/l14 1 1
man objetos infectados). Freud ve ahí el origen del castigo y me parece a H 11I('nO I' mtegridad; la alegl'l1l es passtO, qua mens ad maJorem transÜ piF]ecltOlU'lII"
....J!lLqg.~e.§. ¡¡lgo también preseñreen la-"eJ1g¡1I1~a-;eJtlO:-qt§ impulsa a rea- '2", Vlktor lausk, natural de Croacia, fue primero jul'Í Slil Uuez; en Bosn ia) y 11 111,. I tll di
di JII IJlI6s de haber aban donado esta profesión tras «penosas experiencias per sonah'!'C1t WI" 'urll ,
Eru:.ta (lo que pued.e explicar igualmente por qué el vengador puede con- 1" dud ista en Berlín y más tarde en Viena, Allí se vio atraído por el pSicoanálisis y ¡CI' 111,,111 ti
vertir~e ..a "onti.nuación en el nUlo deja casa, concediéndosele el derecho II1 1'.!IllIdio de la medicina a fi n de poder ejercerlo, Poco tiempo antes de la Pl'irnl'I'/I 0111 ' 1/ 11
·~sar.elpe!<-hiuJe la..madre- de familia). Creo que si insistimos más~obre 1IIIIillnl añadió al doctorado en Leyes, el de Medicina, y a mediados de feln' el'o d i' 111 11 , 1' 1
Ih 1I (~ ur610go en Viena; durante la guerra fue jefe clín ico, Desde 1909 perteneci6 (1 111 A""
~'el motivo que sobre la acción, es decir sobre lo que se considera su supe- 1 1111'16 11 Vienesa de Psicoanálisis. Contribuciones suyas a la Internationale Zeüscflrlll hH "'OII
rior valor ético a posteriori, ello no nos revelará más que en apariencia el Lll lwcrl,ung des VerdrangungsmoUvs durch Rekompense» [Desvalorización de l llIol hn IIr
hecho ético en sí; a decir verdad, dicho valor surge de la contracción del 1I 111'I'A16 n a través de la recompensa]. 1913; Y "ZUl' Psychologie del' llind crs(.'x lJullUlI ,

carácter sagrado de las relaciones universales, de la necesidad práctica de ji 41l1l 4'ibución a la psico logía de la sexuaHdad infa ntill , 1915; duran te la gUCIT/l , jIu lt lll 'II
.11 ""1'1'108 trabajos sobre las neurosis de gu erra, A su muerte, después de finalizadli ¡u ~ IH ' II 11 ,
contemplarlas de forma objetiva. Ahora se destaca al menos la nobleza '11 1IIIIIIdll a los 42 años de edad, Freud escribi ó a Lou Andreas-Salomé e11° de agos l o dI ' 1111 11
humana. Y sin embargo, mientras que eso tiene lugar de modo creciente, «El pobre Tausk, al que usted distinguió con su amistad durante alglÍIl 1I{'m¡)o, ¡JII ~ II
hasta alcanzar las mayores sutilezas morales, se relaja la unión con el Iltl u /'1 11 vida de modo il'l'evocab!~ el 3 de julio. Regresó agotado de los 1.101'1'0 1'08 d (' 111 ~ IU I IIII
\ 1, fIIlose obligado a edificar de nuevo su perdida existencia en Viena por CfIll Slt dt' II! 1'111\ I
U I1I 'h111 , hHentó inlroducir una nueva muj er en su vida, debía conlrae r matri m o nio 0 1' 1111
lO, El arú culo: «Das Tabu und die Ambivalenz der Gefühlsregungen» [El tabú y la tHu" /111'\ 8 Wrd e . pero Lomó olra decis ión , Sus car tas de desp edida a su nov io , (1 l'l ll IIl'hlll ,,,I
ambivalencia de los impu lsos arectivos] publi cado en 'mago (l. 1912). constituye el segundo • " 1141"" 1 Y n mí son igualm ente tiel'1las, testimonio de su lucidez, sin culpa!' R II Adl(. 1I1 f1 ~ !JIU
capitulo de los cuatro ensayos publicados conjuntame nte en Viena en 1915. bajo el títu lo '1 " " [lf'opln ins ufi cienc ia ya s u vida fracasada, sin dar, por tanto, ninguna ex plil 'lI ol(¡/I ... 11114 I
Totem und Tabu [Totem y tabú] , algunas ana logías enLre la vida psíqulca de lo s salvajes y de " 1'""'II'l' I'U acción, En la carta que me dirigió se pronuncia sobre su in quel'lI'ltlllllh ll' lilll +H
los neuróticos. Tal como dice Freud en el prólogo, los cuatro ensayos obedecen «a un primer 1111' /1 1 [I/(!eOfl ll álisis, me da las gracias, etc.»
intento ( ... ) de aplicar los puntos de vista y los resulLados del psicoanálisis a los problemas
1': 11 lino n011J nc cl'ológ ica, FI'eud hab la de Tausk co rno eJe un . h 0 Il1I)1' 11 ('A II'IIIIWdll
n o resueltos de la psicología de los pueblos» (an alogías en tre los fenómenos tabús y la n eu-
rosis obsesiva, entre otras); contiene, pues, «una oposición metódica a los cuidados trabajos 1111 11111 I1l'1 nH,H'o(! O)!, p08eedol', pO I' su fOl'ma c i ón fil os6 fi ca, de «ag uda Ob SC I'VIIC'h'lII , 111 '1' 11111111
de W, WundL» sobre la psicología de los pueblos, donde utiliza una «psicología no an alítica>t, 11111111 Y 1'000 11Ilt' lul f'llll'idllCI ex presiva»; en sus OIf'O gMI1I S ex i gencias» fu f' qul 1.l1,q 1l 1f04 IJIIII ""
«Y también a los trabajos de la escuela psicoanalítica suIza (J LUlg, 'Wandlun gen wld Formen 111 11411 14 1111 1n J¡'J(l rt; 1]\11 1.11 1-1"11 0 era alrn e 1 11l01l1N,tn IJlII'1I d/ll' 111111 ha se gCI1 ('I'/l 1 lit: ,'/i h' Ilp I'" 1111/1
,l. 1II 111 JIMII '1I11 1111I rtl¡ 'II I' 1I r(l I'Jnndó lI )!, n: 11 111 ('111'\1111 1,01 1 A 4Idl 'lH I S~SI II 0 1lI t\ 11"'{' lId /'H' 111 1, 1111 1/1
del' Libido' [Cambios y formas de la libido]) y 'Versuch ein er Darstelltmg del' psychoanal y-
jl lt llllllllll[(l h 'IU ll t'"h' 1' 11 In I'xl ¡;4 I{' lI ol" tI!' '1'11 11 ,14 k. 11011 l\ull l'I' '' /I SUIO Il H'\ I¡o l ' I '~ IJ/"HII I! ,, 1'0111 1
tischen Theorie' [Inten to de exposición de la teoría psicoanalítica] que de fOl'ma opuCShl pl'O~
I I III " I~, 1.1 ' 4',I(lhll ldlll , CI'c.., r'l (' tl l l()('I, ,'ln: ,Y 1111 illllrli 411 IlI'lI.Iu ullI tl1I4H 'II , 1111111 ' 11 , Iql tlll .!I 11I4'1I1I1I
tende resolver prob le mas de psico logía üldividual mediante materiales de ps ico logfll de lOA
pueblos, Correspo nd e}\ ambo s la consiguient.e r é pli cll fI mis propios Ll'abajos)!. I hit l'IoU'lI "" llIo 11 II ''''11111 , plltldu I}(I II M "" 1114\ IUI Itllil lit 1'1\ 111 ti., 111111 111'1 'H I) III1 \ 1014 \11111 Y'114 1, 1
Aprendiendo con F'reud Viena, del 25 de octubre al6 de abril de ¡ DI&

pertó una resistencia en mí, pero lo olvidé en seguida y no pude expre- d, 1'111/1 la r azón a F'reud: es precisamente por el sentimiento de su valor
sarlo. 1" ,,11 , "I ejor aún, de su sobrevaloración, que el niño «lo quiere todo», por-
Fl'eud me hizo sentar a su lado y dijo algo muy cariñoso. Él mismo '1'" ',,110 «sale a su encuentro», no porque esté «compensando» de eslo
tenía a su cargo la conferencia. 14 Durante la discusión intercambiamos "",,111 IIn sentimiento de inferioridad. Este «no tener» y su «derecho a todo.
observaciones en voz baja. Me sorprendió ver hasta qué punto subrayaba 11 11 rl Hdlan todavía un dilema en él. Tan solo en el niño con disposici.óII
una concepción de las neurosis como perturbaciones entre la libido y el yo, 01 ' II .. /jll ea, y entonces, incluso sin que aparezca la más mínima postergll-
y no como algo proveniente exclusivamente de la libido; cuando le hice la " "" H(Jeial, aparece ese supuesto derecho a todo como compensacióII .
observación de que en sus libros se expresaba de otro modo, me contestó: • ,," ,111 IIbierto el interrogante de si ese niño con predisposición new'ólitlll
«es mi última formulación» . Mi impresión general es que la teoría no se d. 11I "1'1' orgánicamente inferior, tal como pretende Adler, y niega Fre lld ,
halla aún sólidamente cimentada, sino que evoluciona según las experien- '1"1, " I'I l.a entonces la existencia de niños muy delicados de salud, con
cias, y que la grandeza de este hombre está en que personifica al investi- '" 111 IIl lIg ,'e seguridad en sí mismos , tan frecuente como la apariciól1 111'
gador, en que avanza en silencio trabajando sin J·eposo. Quizás el «dogma- 111 111 oll (~ o s «sanos». Naturalmente que toda psíquica es, a su vez, tllIU
tismo» que se le reprocha no haya surgido más que de la necesidad, en este 111. ,", orl ad orgánica, pero el problema es qué podemos considerar y rllll1
avance sin pausa, de establecer en algún lugar límites orientadores para 111, ""11'0 or gánicamente enfermo. Adler tiene razón únicamente "" 1"
aquellos qu e, t,'abajando como él, le acompañan en su camino. ,,,. ro. " " ~ r evidente , de que en último término, resulta una identidad ",,1 "1'
Durante el descanso, be discutido con él y con el Dr. Federn l5 que 1.. 11 I'I"l co Y lo físico, mientras que se equivoca en lo concernienl!' 11 IIIr!
defendía la teoría de Adler de la inferioridad en el niño. 1B En este punto 1," 1, ¡rOl' pl'incipio, a cada proceso psíquico, una lesión orgánica 111'11"·,,,1
• ,,1/1 , 1'1111'0 que para él, los procesos psíqui.cos tienen lugar línil·"""·III.
da a la vez. EsLc cra precisamente el problema de Ta usk, lo que constiLrna su peligro y al
'1 .1 1'111110 consciente, y hallan así un fundamenlo en lo Ol'g~Oll ' lI o ~ III
mismo tiempo su alract.ivo, pues incluso un carácter tan fuerte puede verse reducido a la ti . , " Irllld de r ecurrir a los mecanismos freudianos del incon~"i(l"I, ' 11
impot e ncia del enano enfrenlado al gigante in t.erior de la desmesura (de modo no analítico 1'1 .. 11 ~ IIll1'e Minderwertigkeit van Organen [La inferioridad do IO H o, 11"
pudiera quizás expresa rse es to diciendo: Ji el·o com batiente espiritual de tiern o corazó n).» " .. 1. 1111(' 110 se ocupa todavía de las consecuencias últimas de S il Ilomil' .
13. Mal'lin Bube!', e l pensador religioso judío, tenía en aquella época relaciones per ~
sonales con Lou An dreas-Sa lom é. La impulsó a escribir para la colección que dirigía, Die l., o, I"II'U mf un carácter enormemente estimulante.
Geselischafl, un ensayo sobre el amor: Die El'otik (Franckfmt am M., 1910). El escrito no 1)¡ '6 pu és de todo esto no me veo con ánimos de asistir marlnnll ti ~ II
contiene todavía, en consecuencia, ningún elemento psico analítico. " 111'111111; II cabo de telefonearle.
14. La conferencia de Freud te nia por título: «Eine Kasuistische Mitteibtm¡g mit pole-
mischen BemeJ'kungen» [Comunicación de un caso y observaciones polémicas]. Unicamen-
te tomaban parte en las discusiones del m iércoles los miembros de la Sociedad Vienesa de
Psicoanálisis; casi todos figuran en el Diario de Lou And]'eas~Salomé . Solamente ella no for-
maba parte de la Sociedad; quedó muy sorprendida , en 1922, al conocer la noticia de su JI" 1I (11)
admisión pues no había p ronunci ado ning una conferencia, cosa en principio indispensable, "" ..... Ion te, complejo, pulslén
l 5. Paul Fedel'll, médico de Viena, fue uno de los primeros partidarios de Freudj • ,01 1111111. Il " ' noviembl'e de 1912)
empezó - como Stekel- a practicar el psicoanálisis en 1903. Más tarde (1926), fue coeditor de l
Ps.rchoanalytisches Vollf-sbuch, qu e conl.ieue, junto a algunas de sus conlribuciones, otras de
F'erenczi. lit "",.V O, IIIIU Inl"odu cción; ésta sobre el concepto ele in cOll sel('1I 11 'o' I
16. «El nii'io inferior desde un punto de visla cons titucional o igualmente dispuesto 11 ,"111,",,10 oI tlsdc Ires distintas vertientes (descriptiva , dinámi 11 y ~ I ~ I¡ ,
la neurosis, el niño feo, o el que recibe una educación excesivamente severa, o aquel al qu e 11 '11 ' 11) MI' plll'llCió llu evo en sus labios, el que afirmara que e l II",I¡" 'IIII
se mima demasiado, busca con más intel'és que el n.iño sano el medio de escapar a los nume-
rosos males de su vida cotidiana.» Para «neutralizar este destino que lo amenaza», recurre I.l
una «consl.rucción auxiliar». «En su aulo-valoración, sc cons id era a sí mismo como inferiOr'.
y a fin de encontrar Wla línea rectora, toma com o segundo punto fijo a su madre y a s u 1I 11111111111 I ~ I" II 1111 1/1 IlIfm'lor-tdnd de lo s ól'ganosl. Adlcr hnbfn vl sto!l luur yn tl n I1I ol'flillrd ,ll
padre, a los que dota enton ces de todas las fuerzas del mundo. Y convierte esta Hn ea rec lo ~ , Ii, • • " lIlld llll dl l 1111 i'UH I[)I'Onll so 1101' cornpCII Rorlón .. ([11 0, 0 11 r l IH:l lqul Stn o, 10111111111 In
ra en norma para su pensamiento y sus actos, intenta salil' de su inseglu·idad viendo clt' , i ll!, .1t _1"UII,,. IIIIIIU Ht mltllll,, ... No ohRlnnLO, {II ('llI'I1 (1h'l' ft~ l n l (' () IlI'i (' I' (' /t llll lrUIIO 11,,,111,0 tll
alcanzar ell'an go del padre todopoderoso, alejándo se del leJ'l'cno de la realidad y qu ednndo 1I II IId , ~d 1111 "Qlll lll ln!ln (1,\ 111 t'UIIIIH\II till ('. lólI y dl\ 111 NoIJl'tIU1HII IU' Il /uH'l fJII ,,,-.
suspendido en las mallas de la ficción.» «En otr'OR , 'III'-IO S, ('1 [l/l(\I(.' lll e actúa como si fU crllll1fl' 1/ I'l ll ,, (I "H' , '/IIIII~~ 'I (lIM I' d ll fl /Jf'J(!'(l1' rl t1\ 1' lIluIIIIIu,'f rtll/ 1/1 " nl' I',~,I ('''(1",,,,/1 ,.,t
!'iOI'. SU voJwltad y su pensami ento se IM I'I IIII ¿l itollll'I'" 1'11 1111 Rf1 l1ll1l1i CIlLQ d e il1ft' do r'ldud,. I ·It hh 1111 IIIUI '" '11 '1' 1"'" tlf,II 'OIU,.,pth tll ' 1t1( ' IHI ~ 1 1I·lll fl I 1I 1;11',.. \1;111111 1\,..1,11 1dl \ 111 1'\, dl/ltllll MUl1l
N Cl'vijsen oha,.alrte,. ¡E I cHr~ (: t{'" nC'I'vlot\ol . 1!~ lj ,ll " 8 I11rf(,i t'Jllfil' AII"r/f'l'WI'"rl/flrril 1)011 O"ffflflf'.ll I , tu l lu... 1 ~ 1I1111 'lltllI /'I tl mult'llIl l vl., dlll rt Utlt 'lI y ",1"'11' 111 11111 '0 Ih ' 11. ' IIIIIII M II I ~ jlulUlll'1I ,, 1111'111111
Alu·cndlendo COIl F'reud Vie na, de l 25 de oClub re al 6 d e aLJ ril de 191 3

del inconsciente no tiene por qué estar exclusivamente formado por lo 11 ,.10". una Una y r efinada maldad en sus esfuerzos por hacer (terminoló-
reprimido,18 sino tambi é n pOI' aquello que, llegado muy cerca de la con- lo ,. "It·nl e) superfluo el concepto de «complejo»:2o esta expresión había
ciencia y ya a sus puertas , ha sido inmediatamente excluido de ella. Esta Id" 1"lroducida por comodidad como término, sin asentar sobre terreno
concesión pudiera ten el· grandes consecuencias. I 1, 1111 Ilfllíü.co, del mismo modo como el exótico dios Dionisos se vio ele-
Las controversias del momento se ven estimuladas por el h echo de ,, 111 ',,·Iincialmente a la dignidad de hi jo de ZeLls. (Llegados a este punto
que Freud no pierde oportunidad de pI·onunciarse sobre los disidentes. En 1", l., qu e vestía todavía su bata blanca, pues acababa de llegar de l~
esta ocasión se .·enrió con toda claridad a la defe cción de C. G. Jung. 19 I ",,1"11 P~ iquiátrica, y que ocupaba un lugar junto a Freud, no pudo evitar
lit 11 1IIII'lsa.)
1': 1 oncepto de complejo se referiría a la sustancia, al contenido
ciente». En s u tJ'HbéljO «Das Unbewusste,. lEI in consci e ntej , 19·15, hace la siguient.e aclara- """1 lo concibe la escuela de Zurich sobre la base de las reacciones aso-
ci ón: ..E l psicou nál is is se ha dirc J'e nciado 11<ls ta ahora, principalm e nte c! (! la ps icología por su /11 11\ 11M /l estímulos verbales), pero sin significar nada en cuanto a su
concepción dinámica de los procesos psíquico s; pu es bien, a est.o se añade qu e también pl'e-
tende consid e rar e l tópi co psíqu ico y d ejar cons tan cia ante un aclo psíquico cualqui e ra , del 10,111 11 rnorbilidad, puesto que cada uno posee su complejo de pad.·e y ele
sis tema o sistemas qu e li e n e n lu g ar», los s iste ma s BW (Bewllssfsei.n) (co nsciente), Vbw oo, "11 ", l'lcé tera. No menciona Freud el hecho de qu e esta palabra se ade-
(f/orbewusstes, Bewussls eifls'fiUtiges) (pl'cconsciente, a cces ibl e a la co nsciencia) y Ubw "" 11I,,·r('ctar.nente a su representación de un a energía succionan te, que
(Unbcwusstes) (inco nscie nte); e l te ,'cer punlo de vista es e l eco nómjco , «que se es fu e rza pOI'
seguir el destino d e las magnitudcs de excitación y a lcanzar al m e nos una vlI loración relati- '" ,,, ""1"1,, Sl todo cuanto es análogo de un estado de cosas inconscientes
va» . Un proceso p síquico deb e l'Í<l pu es ser descrito «segú n sus re la cio nes din{¡mi c¿Js, tópicas I 1, I IIr111l1das y lo úü.l que es, por afirmar un carácter intermedio entre la
y económi cas», en cuyo caso (<<co ncepción dillámic(l») la s .1)1ill'ien c ias no se e ncuentran , sim- rlllrI y 111 enfermedad. Todo el mlLDdo tiene complejos, pel"O su particular
plemente des crita s o clasifi cadas, sino cons ideradas «en tanlo que sefla.l cs de un juego de
fuerza en el es píritu » y los .. fe nóm e nos pel'ce plibles» pierd e n terre no fr ente a la s te nsiones
lIniclIm e nl e s upues tas interpretadas, «Le ccion es», 19.17.
18. En el ilrtículo.«Das Unbcwusste» lEI in co nscientej (19 ·15), escribe Freud: ...Todo lo I 111111 p"" h'oll,nalíticaJ. nueve conferencias dada s en New York. en septiembre de 1912 (apa-
reprim ido de be pe rmanece r inco nsciente , pero queremos in sistir, de e nlsada , e n el hecho de 1.1,1 1.101' pl',lIn e ra ,vez en e l Jahrbuch, vol. V, 1915) Y «Wa ndlun gen und Symbole del'
que lo reprimido no esconde todo lo in co nsc ie nt.e . Lo inconscie nt e engloba un Lc rreno más I,¡,I" !lhlllslo rmaclOnes y símbo los de la li bidoJ , cont.ribuciones a la hi sto ria d e la evolu-
lI mpli o; lo r eprimido es una par te d e lo in co nsciente». EslO entraba en con tl'adicción con la ti-j. 1 11I :" IU1 mie~to (primera parte , primero en e l Jah"buch, vo l. IJl , 1911, segunda parte
afirmación d e C. G. Jun g: «C omo ya cs conocido, los conten idos d e l i.n co nsciente están l.i.rni- I 1\ 111 I ~ ) per'ITIILen re con~cer sus divergencias , y en parLi cular la segunda parte dell ibJ'o
lado s, seglln las concepcion es de FI'eud. H tentacion es Lnl"antiles re primidas a ca usa de 511 1" 111 11111110, qu e en su capItulo .. Über den Begrirr und d ie geneti sche Theorie der Libido_
carácl e r incompatible ( ...) Seg ún esta teOl'í<l, lo incon sciente abar c.ll'Ía únicament.e aqu el1as It 11 dl ll t'o nce pt.o y d e la teoría genética de la Iibidol int e n ta refutar la teoría freudiana
pal'les de la personalidad que podrían se l' d e igual mod o con scientes y cuya repr esión es pro ~ I i 1IIIIIIIí Y S il apJj cación a la demenlia praecQx (o iI partir de aquí). En s u prefacio a la
ducLo so lam ente de la ed u cac ión ... », (E JI: Die Beziehungt:n zwis clzen dcm feh und de", ,,ttl,, Milu'c la leorÍapsicoanaLítica , escrib e JUllg: .. Lejos de mí la id ea de ve r en una cJ'f-
Unbewltsslcn, 1950) [La s rela c iones e nt re e l yo y eJ Ln con scientej .) En e l e n sayo «Da s ¡ch une! Hllll tl ,,, tll y mod e l'ada una 'defección' o un cisma; al cOJltrario, deseo con ello eslimu lar
das Es» ¡El yo y el e llo] , "l923, dice F)'e ud : .. Con la ayuda del s uper-yo lo cl'ea (el yo), de UII lI.nl,IIIIII'll to y ,el d~sa rrollo ulterior del movimiento psicoana.líti co y abril' el cami.I1O
modo todavía oscuro pal'a nosotros, pal'ti en do de las experiencias previas acumuladas en el 1,. I lIIt I, I'H)I'OS cle ntírlcoS del psi.coa nálisis , a quienes por falt a de experiencia pnícLica o
e ll o (ell e l in consc ie nte) >>. , H I 111 ,111 dt' pres upu es tos teórIcos no han conse guido hasla ahom dominar e l método
1.9. C. G, Jung (nacido e n 1875) había ll amado la atención ya en 1902 (cuando e ra ·lIlIlIlIlc 'o .. ,
m é dico I'esid e n te e n la CHuica Psiquiátrica d e la Uni vers idad de ZW'ich, con BleuJer) , sobrio JII 1+: / ('O l1 cc pto de .. co mplejo>l como interrelación cargada de arecto de 'expectativas
e l libro de Fl'cud Die 7hwmdcIllung [La interpretac ión de los sueíios] en s u artículo «Z ur· I dI 111 1 Inlllon IlIutuam cnLe , había impresionado íl C. G. Jung. Se dio a él dlu'antc la rea-
Psychol ogie und Pat.hologie sog enannter okkulLe l' Phanomene» rPsicología y patología de los '111 1111 \ JlrlHl hn ,Q Il S0Cilltivas d e cal'ácter diagnóstico (.. Diagnost.ische Assoziationsstudien»
llamado s renómenos o cultosJ. Poco tiempo des pu és, se prac ti có e l psicoaná li s is e n el BU I' HIIO.U' IIIWI,I/lllvOB clln g l.lÓs Li cos], conju.ntamente co n Ril{lin, primera parle, 1906) , t.al
g holzli , hospital can ton al pertcneci enle a la clinica. Jung tl'abajó principalmente en la apli ", , IIIIIr'" 1I ... lclo lulrodu clda s por la escue la de Wundt. pe ro ant es d e establecerse eJ pre-
ca ción de l m é todo de interpretación analítica a los fen ómenos de la dementia praeeO,1 til· lu 111 ' 11111' 111 I'(>flcc ión a la pa labra es timulo no pudiera tenel' un cará cter casu al. En
(esquizofrenia) (<< Uber die Psychologie del' Oem e1Jtia praecox», 1907 [Sobre la psicología dt· .01,, 11 111 11 1'11. J)J'o lltlllt'lnda e n 1906 sobre ..Talbestandsdiagnos tik tind Psych oa nalyse»
la demcnlia praecox l). A l'inales de j907, Jung hizo lUla vi sita a F'r eud en Vie na, Bleul e l'~· 1II1~1I1 It l it , IrHi h,'r'lios y psicoanálisis] claril]có Freud, refiriéndose a lo s expeJ'imentos
JUllg tomaron par'te en e l Congr eso de S¿lI zb urg. En 1909 empieza a publicarse e l Jah"burh ·¡,lth". ¡/l' 1.. ('M I' III' ln dI..' Z uri ch, la J'e lnción existente entre la idea de delerminación que
fü" psychoarzalytisclte llnd Ps:ychopathologisehc F'or$chungen, ed itado por Freud y Ble ul e l' y ., 111 .t" hll/rH' Y MII S ¡J I'o pios onocim ic ntos ( ,'eve lllció n d e los net.o s aparentemente no
rcdactado por Jung. Cuando tuvo lugar la fWHlación de la Asocia ción Inle rna cio nal cl/' 11. 1I1I1I¡dll" y f' '' M IlIl lt ·,. C'I)/l1O «nelOs s intollll1lku81O , (' 1111'(' Oll'os), ¡'o/, otro parte, Freud con-
Psicoaná li sis en 1910, e n Nure mb c rg (se gundo Congreso) , Jung fu e eleg id o pr'es idenll' '. , 1/II!l n llldn ,'1 I ' ('II¡IIIO 1I UI'/HlI' d c' SII N OhM(' J'VIIC'lU II NI 11II1111111do s u conten ido , así, por
(.. quería que tanto yo como la ciudad de Viena pel'maneci e /'an en seg und o té rmiJIO >l, 1i'l'cud) t "'ltlll j 11 '"1 ,11 .VUI'II IIt IlII PiI' II " II .I'('('lnll(·M, d., IU 171. tllllldt111llh'fl clt' t(co mpl e jos» co mo .. pen-
AdJel', Abraham y Jung dirigían los U'es g rupos 10clllrR fO 'Tcspondienles a Vic n n, Ut' ,'lfll ,\ .t!. ,1111" Y Il n¡ldt.,,,, dI ' IlIlt) f'~N. pnNt'I '¡IOI'('''' ,11' Idl ·I'lo ..... ''' VIl 11/'(,1<1" ('un/untll no es co nocida
Zurich. La «defección» d e Jun g se ges tabn d C's(!{' (,1 C:(JlI ~ I't'/W de We imru'¡ los dO I! ('s ('I'itos dI' , I 111111 111 1110 ,1''' tlt'c -II" 1'1' 1" " 11 111 '1'1' 1111 '11" ... 1"1/'1111 1• RH/I 'u llll y 111 " M Jrllhhlll (' ,'Ig lclo {lsí 1 pl'i -
Jllng: «Versuc h ein er DlII'sl.ellullg del' I'Ryd lnllll ulyll"'I,lrllu '1'!It,tll'I!' '' jln1{'ll!o Ch.' t'XpuNklón di ' • Itlll tlII " UII'I' I11 J1 ,.I . · lIlu~ rl l n:pt' ,'IIIII ' 1I1111 Ir 1' / 11... 111111111111.... 1".
AIU'f' nd leudo con Frcud Vi e na, del 25 de octubre al6 de abril de 191 3

I"te nsidad constituye, si no una enfermedad, por lo menos una predispo- 1 mund Freud a Lou Andreas-Salomé
~ lci6n a ella, porque ejerce fatalmente su atracción compitiendo con una
l' lnbol'ación consciente de las cosas. En cuanto al concepto de pulsión,21 4 de noviembre de 1912
I,','rud se sirve de la definición habitual, según la cual «asienta sobre lo
1I,'/(611i co». Pero mientras la teoría de la pulsión se limite a ser aquello que \ 11 qu e me ha hecho partícipe de su intención de asistir a las reuniones de
0IJOl1e a fisiólogos y psicólogos o incluso el objeto de muchos reproches, 111 A/I "upación Adleriana, me tomo la libertad de ponerla al corriente, aún
~ " se ntido se mantendrá sin clarificar, incluso en Freud. También en él 111 haber sido consultado, de las poco agradables circunstancias del
1H" 'Il1Un ece como una expresión nacida de la confusión existente entre las "'"I1, ento. Entre las dos agrupaciones no reinan las relaciones que debie-
"h'" cias de la naturaleza y del espíritu. Quizá sea por esta especial siLua- '" ,'sperarse entre dos esfuerzos análogos, aunque divergentes. Estas per-
!'Ión qu e Adl er no haya podido colocar la vida pulsional más que entre los 411111 8, además de ocuparse del ,va tratan también otros problemas. Nos
HI,,;"os simbólicos de sus reglas del ju ego psíquicas, Pues si la pulsión no II"II'OS visto obligados a suspender cualquier relación entre la escisión
" H, 11I!Hla c ierto punto, más que una noción límite examinada desde dos ,,,lIt' ,'iana y nuestro grupo, e invitamos a los médicos que acuden a visi-
1II" '~ III 'c livas distintas, el contenido específico que se le atribuye no sería IIIII'OS a escoger entre uno u otro. Esto no está bien, pero la conducta per-
HI"" "Cls "ltado de un doble error óptico. ""/11 de los disidentes no nos ha dejado lugar donde elegir.
1'(' ,'0 aquí aparece nuevamente la grandeza de Freud en la forma No me ha pasado por la mente>estimada señora, el imponerle a Vd.
, ,,,,,,, 1I'II1n estas cuestiones, atendiendo tan solo a sus efectos e ignoran- , 1I,,'j aotes condiciones. Tan solo soli cito de Vd. que, teniendo en cuenta
,1" 1"" IilosÓfi cas pre ocupaciones. Partiendo de estos terrenos, y antes de 111 Hlluación, haga suya una división psíquica artificial y no mencione allí
, """""" ('n qu é dominios penetraba, supo t,'azar su mapa con la única u 1"' 'sencia entre nosotros, y a la inversa.
" ~ """ d .. aque llos perdidos tránsfugas cuya propia necesidad había con-
,1"1'1,1,, 11 IlI norar las fronteras existentes. En las enfermedades psíquicas
1I1"II11 ~ " 11 coger al vuelo·aquella vida que se hallaba atrapada e indefensa I'UlOQUIO VESPERTINO
,' 11 ,,1 ""lc'lo de una puerta entreabierta hacia nosotros y sin conseguir II/Iomasoqulsmo
"VII"¡" ~ " IIH cia lo meramente orgánico (a donde todo se evade, es decir, 1 1I,\,'coles, 6 de noviembre de 1912)
,lu",II ' M" convi erte en «físico» para nosotros; lo que, entiendo, no podemos
HI 'IIIII!lH' nI' de nuestra comprensión psíquica), obligándola a hablar y a 11, l'luración oficial de Freud sobre la defección de Stekel (como si no con-
"I'Np""(\(,I'. No puede describirse de mejor manera el gran descubrimien- " ',"IIJ"a más que al grupo local de Viena, mientras que sé por Adler cuá-
111 di ' 1,"'(' lId que afirmando que ha convertido la inquietud de la vida psí- l, MOII las intenciones de Stekel, y Freud comienza a entreverlas. Sin
111111 '/1 1' 11 IR ser enidad de la ciencia; precisamente allí donde la imagen , "III1I1'gO, me he visto obligada a callar).
I'Mr'l 11 I1'(1 fllll naza con salirse fuera del marco del examinador, porque la Conferencia de Sadger sobre el sadomasoquismo.22 Freud no ha
,' III" ' rlllt'dud ha deformado sus normales contornos, Freud ha conseguido ,11, 110 g"fln cosa como conclusión al aburrimiento. Con razón pensaba que
'" ''" '(' "Ml' lt' pOI' los dos lados: tanto desde el lado de la vitalidad imposible 1 111 "I'IJl!lsiÓn nO despertaba resistencia, el aburrimiento paralizaría el
11" /lp".' IIt"ld e r, y que en condiciones normales no es accesible a la ciencia, IIII,·".IM IJI'ofesional por culpa de un material que no estaba coherente-
"""11' (1l'Ndr IR descomposición en elementos que no se conocía hasta "" UII' ord enado. En Sadger bay indudablemente algo que despierta la
/11""'/1 IlI ~S CIli O como manifestaciones de degradación psíquica. Por ello no
I'M "II MII/l1 (¡lIe haya sid o un médico quien tuviera que descubrir el huevo de
!.t~. Isldol' odgcr, neurólogo de Viena, se había adherido al movimiento en 1906 y
n"IIIII , plll'S ('l os (luien descubrió que la solu ción estaba en apoyarlo por 11,.11111 1I,,1I1 \('lIdo t'SIIlc!I08 pRtog ráli cos ace r ca de C. F. Meyer, Nicolaus van Lenau y KIeist¡ en
,' 1 111(\0 1'01/) . 1IIIfIlluIJI!I'Ó 1111 t~ n 8 l1 y o sob re Analer olik undAnalchal'akter rEl'otismo anal y carácter anal].
,d1tUlu tl llqul ,. nH'J: fl(HIOll llnll ción clue reÚJle (tomando como pWlto de referencia el impul so
.• IIIIIIII-j nlnn) Ih.'l ~ (IIIt)IIII1 A Ilel've r'sos op u estos Y ¡'clncionados del placer en atormentar y
J l . V UMt' ni I'CR p ecl,Q la obra de Freud 1hebe und lhebschicksale [Los impulsos y Sil II tUUI 'IIIi\llIlHlo. 1,11 ('Ollrf'l'tm olu qu(' ¡It'nó do s tanl ('s de Sndger debe ser sustancialmente
,11 II ,llInl , ¡l! ' lO 11'5. l'n clollde inte nta clarificar desd e diversos ángu los, el fisiológico , el bio l6 - 1111 11111 '11 /l NII 1111 l'W YU 1IIIIII'I'tlldO ¡1n (\1 101110 V clt"l .!flf,f'luu·'" ( 10 I ~), .Obel' den sadomasochis-
~ II n, pi dl\1 1'(l II ~ d"n l c , ese occon cepto básico y convenciona l, y por ahora I.odavfl;l sc nsiblo .. H • II. ·u I ~HlUll ll l"-ot 1". '(1 1'(' 11 díl l ('lIlIllJltlJO l'IIiI () IIUIo'IIH IUIIllIfI I, .rfldll mns Aup onel' que allf donde
1111111 11' U/WIII'U, Ih' l qlH' no pod emos prescindir en psicologfa ... I I" h /11 11111 /'1 1110 , /11 (\ 11111 111( 1 (111(' ''1111' /11'' /lt 1111'11 0 /11 , l' II H ~ort /lh.llldII H lit' tt lll lUH I1I11'I1I10 y viceversa ....
~I)I'c nd len d o con Frcud Vie na, del 25 de octubre al6 de abri l d e 1913

iITI presión de que le falla menos la capacidad que el deseo de ele var el ma- ,h'lIlasiada fuerza, Dado que una debilidad corporal ulterior no le resul-
le ,'ial expuesto , m ediante una mayor penetración espiritual, por encima 111,'(0 suficiente como explicación, concibe la teoría de la libido tan solo
de la inapetencia de la pura y simple exposición fáctica; como si el recurso l1li1'110 jerga corporah. 24
11 1 análisis molestara su contemplación silenciosa y beatifica, Pro bable- Con Adler en la conferencia de Oppenheim 25 sobre Fausto II (segun-
me nte disfruta más con sus paci e ntes que no les ayuda o aprende de ellos, ,¡" conferencia) , Bnena e interesante. Estimulante también la discusión
Conversación con ~reud sobre su amable carta, que conservaré ,lh'lgida por FurtmüJlel.25 (¿hasta qué punto es Fausto ese ser inferior en
('amo un regalo, 1"'Nca de compensación a quien no satisface más que lo inalcanzable?);
Regreso a casa con Tausk y Federll, conversando so bre AdJer, res- , 11 .. lI a pudi eron verse con gran claridad las desdibujadas líneas divisorias
pecto a quien creo qu e se muestra más justo Federn que Tausk; pero a , "I,'c lo creativo y lo new·ótico, ese problema tan poco definido. Habría
Adle r le benefIciaría más el apoyo del segundo, ""lI'has cosas sugestivas en el círculo de Adle!' si se mantuviera fuera del
Tausk realizará un curso sobl'e F'l'eud23 al que me gustaría asjstir. I'Hkoanálisis,

EN El CíRCULO DE ADlER l. G. JUNG, LIBIDO


(Ju e ves, 7 de novi e mb,'e de J 912)
11, I.. fdo su último y desastroso trabajo;26 el doctor Tausk me trajo aJ hotel
En el momento de mi ll egada a casa de Adle]', este hablaba telefónica- , 1!II/¡,.buch [An ales] para que pudiera tenerlo un día, Desgraciadamente,
me nte con Stek el, de tal modo qne pude oír la conve rsa ció n (sobre la
inminente "defección» de Stekel con respec to a Fre nd), En mi entrevis ta
24, ocMe parece imposible ll egar a una comprensión más profunda de las manifesta -
con Adler se m e han aclarado muchas cosas en funció n de la evolución 1I1111 '~ II c ul'óticas sin el conocimienlo de la 'jerga de los órganos', descubierta por mí.-
qu e ha experimenlado~No deja de len el' consecuencias que sea discípulo I tI'¡I,ftn chal'akter [El ca rácter ne rvio so),

de Marx y que parta de sus intereses por la economía política y las espe- 25. Oppenheim y Furlmüll cr pertenecían ambos al grupo de los que habían abandona-
.hl, 101110 ro n Ad ler, la Sociedad Vienesa de I)sicoa nálisis (Carl li'urlmüller era autor de la obra,
c ulaciones filosófi cas, Al igual que se manti e ne en el proletariado la uto- I 1I !¡,¡,U/ol.rse undEthik [Psicoanálisis y étical, qu e Alfred AdIer había enviado en julio de 1911
pía social apoyándola en la envidia y el odio, así tambi én, según Adler, I 11 11 Alld re as-S.1Iomé, junto con su libro Obe,. den nervosen charakter), Furtmüller publicó,
RlII'ge en el niño, como resultado de la s comparaciones sociales, un ideal 111111111'011 Adl e!', el trabajo médico peda gógico de la Asociación de Psicología Individual, H eilen
",d flfldlJft ISallar y formar], en 1913, En e l Congreso de MU.llich calificó a ,hmg de seguidor
!lc personalidad elevado hasta lo utópico, Se trata pues, de una teoría del 111 il. IIIIIHl de ¡"reud , Oppenheim había publicado en 1911 un lrabajo titulado Pathologie und
,,, edio de carácte ,' ra cionalista , y entre ella y la inferioridad orgánica , ", I °111,. de,. nel'vosen Angstzustdnde [Patología y terapia de los estados de ansiedad nerviosa],
Mo ]),'e la que se asien La desde un punto de vista fisiológico , se derrumba el \l O, Co mo ya se ha dicho, se tmta de la segunda parte de las «Wandlungen und
41111011 1 d CI' Lib ido .. , aparecida en el tomo IV del Jahrbuch, 1912, En el segundo capítulo, e l
I" co nsciente freudiano , por decirlo así, en tre defectos orgánicos y forma- ,,' 1" II'OI'llInte desde el punto de vi ~ta teórico, «Über de n Begriff und die genetische
('Ión ideal. Esta circunstancia permitirá a Adlel' encontrar más fácilmente 11 41 lit 1" d('I' Libido .. (Acerca del conceplo y de la teoría gené tica de la libido] escribe: «Desde
.'co e ntre fisiólogos y psicólogos teóricos que a Freud, pero sacrrnca así el !tui p Ol'U de la aparición de los tres e nsayos de Freud ace rca de la teoría sexual, se h a pro-
Ilu 11111 1111 (,,/l lllbío e n la utitización del concepto de libido: su campo de aplicación se ha
jJ"o])lema central , no siendo por ello la suya una auténtica solución: esto h ",lIdl), 1..11 prese nte obra es un ejemplo particularmente claro al respecto, Pero debo in si s-
se dilucidará probablemente ellla práctica, 111 I ti 111 II (W Il O d e que Freud se vio tambifn obligado a ampliar su concepción de la libido al
En la medida en que basa toda inferioridad en el plano de lo corpo- 'id Itiu 1I1111'1W qu e yo ( ... ) Debo resaltar que fue la paranoia, tan próxima a la dementia pra-
" 1., 1111(' ohli gó a Ji'reud a ser Illá s flexible con su antigua concepción,» (Freud,
"111 y todo lo corporal sobre lo genital, subraya su separación d e Freud con " 1 hUllllul yllsc he Bcme l'kun ge n übcr c in Fall von Paranoia» [Observaciones psicoanalíti-
, 1111111'1' 1111 ('li SO de por'anoia ), cuso ScJlI'cher, Jahrbuch, tomo IJI, 1911.) .. Durante mu cho
1, " '111 1,111 h'ol'fn de In libid o 111(' plll'rdó 1I111i z llb l c e n todos los casos de dementia praecox,
23, .EI Dr, Tau s k, qu' poseía un brUJanle don de la palabl'a, se ha h ech o a Cl'eedor ni I HI Ii 111"1111111 (111(' ItvllII l,ubn (' 11 1IIIIrflhllJo fUIIIUll en, COIlSllll.é un ca mbio lento y gradual e n
l't'{'lIllo c:imicnlo d e l PSicOlllllill s is 11 I nlVés dr los CUI'SOS qu e ha sosLenido, .. , n lo IM gO clí- "11111 1111 '111'16 11 ch. 111 IIhld O! 1' 11 III ~I'" IIp In "1'111111 ,16/1 flt"/'I (Tlptivll dIos 'Tl'es Ensayos' surgió
" n 1'1 08 u¡¡os .. , • l''rt' 'HI 1'11 MU n uln IIl'c"'olóp;lf'n, It:~ ltl " ('Ullr¡' l'l'lI cin s se ce lc br'Elban ('11 OqU l' 1I 11 01',1111 1101111 11 ~ 1 ' ll j\ ll ('fl lit' In IIlllllh IIIH IIHI 11,'1' 11111"1 HWlIlluh' In C'xpl'csió n 'en ergía psíqui-
PO('/l (' 11 e l ln sLi lll1 1'(11 ' '1'1'1' 1'11111,. N N\/hw lI ( :1' 1 '''111, tlll ~ I \ 11 Ilt'l DI', Ka,,] W c i ss J IIlIl e lIlIO S (' 11/1
, 1111 1 11 1/' 111111111 (1" ' 11111111" ' ... 1':1 I'UIII41 11,· ,1 "ln d"/III' I"I"llvII II {' 1[1 pskologfa conte mpla la
" (1 111 11 oy e' nlt'S; (' ()II ~ IIIIII ' ''I 1111/1 111111111111111111 11 ,,11 ¡. 11 , A'
1'1'III' lIe ' l1 nI p s kolltll11l s l s. 1'111111 di' '1IlilH ldl, Illtnl ti,. 1/1/11 plIl ~ IIIIII' ''', Y 1'11111 11111 , 11111111 1"t1I II1Ij'1I11 11/1I'II (lulnl" In Imlslón sex ual ;
(llIelll (' llI,r('I'(' lI r lll 11111111 In l'/II 1111 111 huI! 1'" !I 11 11 jllIl'II ', 1' ,'f'O IlO I'" ,,1/'1'111 '" IUIIIIII 111 IIIIH JI IIllldlllllli,. 11 ll, tI .. loll(·/II 11ft ~l'x llIIl (' a , !L ll o es
Aprendiendo COI! Freud Viena , del 25 de oclubre 816 de abril de 1913

por culpa de Harden,27 que venía insistiendo en que nos viéramos, IllIlund Freud a Lou Andreas-Salomé
decidido perderme una clase de Freud.
En mi veloz repaso del largo trabajo de Jung, he llegado a la siguien 10 de noviembre de 1912
te conclusión: su principal error coincide con el de AdJer; la síntesis pre-
matur~ y consiguient~~ente estéril. Solo que Adler no está embaucado po I 11 " entendido correctamente desea Vd. una entrevista conmigo. Ha-
la teorla de la evoluclOn y la verborrea del monismo y de la energética, • 11"111»0 que se la hubiera propuesto de no haberse sumado en los últi-
procede más filosóficamente, es decir, parte (lel hecho consciente en si. "'" IIl"mpos a mis ocupaciones habituales las gestiones que comporta la
Jung procede a la inversa: quiere explicar la libido genéticamente, y para " ,,,'1(\,, de la nueva revista ya.
que pueda abarcarlo todo en su intel·ior, diluye sus extremos según le con No sé si sus costumbres le permiten una discusión después de Las 10
viene. Así, se le adjudica un estadio presexual, al que pertenecen ya pul- 1, 1'1 "o che; mi tiempo libre no empieza antes. Si se decide a hacerme el
siones yoicas como el hambre, etcétera, y se sublima en forma postsexual 1""",,· ri e una visita a hora tan avanzada, me comprometo con agrado a
dando lugar a todas las potencias del alma. No es posible apreciar con " '''''I",narLa hasta su casa. En tal caso, el miércoles por la tarde podría-
mayor claridad que en esta verborrea pseudoFiJosófica que el auténtico "'" Iljur el día.
,,?"onista, es decir, el pensador unitario, es precisamente aquel que, empí- Ayer la eché a faltar en clase y me alegra saber que su visita al
rICamente habLando, permite la subsistencia de cualquier dualismo, es '''''JI'' de la protesta masculina no es la causa de su ausencia. Tengo la
deCIr, la polaridad dada de toda manifestación, a fin y efecto de no despo ",.d" "ostumbre de dirigir mi exposición a alguna persona concreta entre
seerla de la vida por necesidades de una sistemática árida y subjetiva. .,,1 " .v" "tes, y no dejé ayer de fijarme, como fascinado, en el asiento vacío
Me han complacido las conside,·aciones de Jung sobre los pensa- JI" I¡"hran reservado para Vd.
mientos incestuosos y su extensión a la «añoranza del seno materno».2
Las simbolizacion~ sexuales hallarían aquí un lugar adecuado para se
formuladas, presuponiendo que no las haga resaltar con el único objeto uNI n NCIA DE ADLER EN LA ASOCIACiÓN MÉDICA
de debilital· el término prohibido de incesto. A veces ll ega uno a sospechar , I",I IIN, 12 de noviembre de 1912)
que la disputa terminológica desembocará en otra mucho más profunda y
en absoluto ceñida a las palabras. 1 110 11 Yyo fuimos juntas; reímos mucho po,· todo )0 sucedido. Después fui-
""1 "1"1 café donde Adler se ha mostrado divertido y amable. Solo he
1",,11,10 hablar seriamente con él en el camino. Pero no he conseguido
d!stinto en e~ punto de v.isla genético: este ve el nacimiento de la multiplicidad de las p ul
sI.one~ a partir de una UnIdad relativa, la libido primitiva, y contempla cómo las porciones StO 11, ",,·10. I·calmente. Así, por ejemplo, respecto al análisis expuesto por él
dlso~lan constantemente de la misma y se asocian en tanlo qu e comp lementos libidinales a ." 111 ,·onferencia; las manifestaciones dolorosas pudieran ser arrange-
funcID.n es q~l e se ~orman de nuevo y que terminan por se r absorbidos por ellas. En cons<, "/11 • p,"·o )lor otra parte, parecen ricamente fundamentadas; si concibe
cu~nc.la, es ImP?Slble, desde el punto de vista genético, el limitarse a un concepto de libido
dehnlltado tan rlg~ITosa~ente por el punto de vista descriptivo (... ) A partir del momento CJI 1" ,1" !IIodo que toda manifestación semejante exprese, íncluso en el
que lIegaI?~s a la Idea, clcrtamente atrevida, de que la libido, que originariamente se ha ll n '111,",,1, "IIA voluntad de hacerse notar, y un arrangement, una tal genera-
ba al serVICIO de la producción del huevo y del esperma, eshí también fuertemente organl l! ,It 111" no alcaJlza a decir nada, a:l igual que ocurre COIl su afirmación de
zada. en la función de la .conslruc~j ón ~el11ido, y ya no aparece co mo apta para cualquier olrll
funCIón, n~s vem.os oblIgados a lllc1Ulr en este conce pto todo deseo, incluido el hambrf',' '1'" 1,1(11) ('"ferlllo corporal es lID neurótico y viceversa. Pues en amhos
I( Es~a conslderaC::lón nos conduce a un con cepto de libido que se amplía más allá de hu' ., 11 ~ I' elrilo di tinguir y articular de nuevo para conseguir pasar de una
nOCIOnes provementes de las ciencias físicas y natUl'ales para ll egar a una concepción filo 1, " "II"I))I·('1I8iól1 de las cosas «por sí mismas> a otra de carácter positi-
sófica, hasta el concepto mismo de deseo ...
27. Maximilian Harden, periodista, 1861-1927; editor del semanario Die Zukunfl. 1If,1 .\ "oC IIn hnlll·i1lllca nzado más que la ilusión de saber algo más.
futurol· (JI"" ]1"ne(): la iJlseguriclllc1 de'l neurótico, que todo lo espera del
. 2~. «Pode.mos suponer que la nostalgia de la libido elevada al estado de Dios (repl'J 1111,,, 11,1]'"' ,,\(),' tI III1!\USliORAIII(·"le· ,." ,,1 1)I·rs nte y que vive la necesidad
mIdo al inconsciente) tIene un origen incestuoso y está referida a la madJ'e .... EI mito eI!'1
héroe e~r~nte ~s, nos parece, el mito de nuestro propio inconsciente enfermo, qu e posee Cfi ll1 ",,,,, IIi"I "·Nlelllll IIwl"HII dl"·",,I,· 1" c·U"'II('''H,,('ión. J?rente a estas for-
n,ostalgm lllsattsfecha y rara vez cohnada, de la fu enle lilA s pl'ofunda d e su propia ex l~l('rl 111'" I""I'H II" NII,·IIIN 111 Ni"l"vll'lo ,It- 111 ('U"'1I/III NII"I(\II, 111, riel individuo sa-
Cla, del seno materno y en é l, de Ja comunidad co n In IIlrtllllulll vlrlll en la s fOJ'lllaR Inllunw 1111 I 1I1111 \~ 1I '1I11 1\01110 1111/1 1111 11 IIlIc II 1'111'1011 IIf\1 I'IIIIII'() vivido UII el presen -
rabies de lu cxislcncln .•
Alu'e ndiend o eon Freud
Viella, del 25 de o ctubre al 6 de ab ril de 1913

le: 29 como una posesión interior del futuro previa a su despliegue exte- Kr" el e algo mortal y conectar así co n lo sexual?). Al desterrar el análisis el
rior. En este sentido, el hombre «prirnltivo», el hombre primaTiam ente I'tIInplejo paterno, aparece en el r ecuerdo del examen la presenCIa del p~­
"eligioso, podía crear sus propias deidades, sintiéndose seguro como des- "''l' entre los espectadores. De este modo, el ceremonial se le haCia
ce ndiente de las mismas al verse amenazado por la fuerza animal de bes- I"unsparente y, en consecuencia, inaceptable. Muy a su pesar fu e c~ada
tias más poderosas. Este presente internamente activo de su futuro espi- 11" lo anterior a la vez qu e de sus crisis de vértigo (y con ello tamblen , de
rilual se opone diametralmente a una postergación del presente respecto . " posibilidad de m antenerse fiel).
a l futuro, que caracteriza a la fe común. En la fe religiosa ambos se dife- He vuelto a casa COIl Tausk y Federn, que regresan después al Café
"encian de modo preciso al igual que se distinguen los procesos creativos lIonacher. Hemos hablado de Freud. Tau sk habla apasionadamente. Hay
ele los neuró ticos. En el «com o Si»30 de Adler se confund en amba s cosas. '"u chas cosas que me agradan en la imagen exterior de Freud: especial-
"",,,te su forma de moverse cuando, por ejemplo, entra en clase, deslizándo-
" 1111 poco de lado ; yo diría, sin embargo, que eso contiene un deseo de sole-
COLOQUIO VESPERTINO 011111 de encerrarse en sus objetivos personales qu e no quisi eran saber nad a
Un análisis ,1, \ :,scuelas ni de públicos. Especialmente cuando, por encima de ese ade-
(M iércoles, 15 de noviemb"e de 1912) "' 11 , se con templa su cabeza y su mirada: serena, inteligente y poderosa.

I,Il segunda interminable confer encia de Sadger sobre el sadomasoquismo


He ha visto aligerada por la aportación de un an á lis is hecho por Freud. URSO (IV)
Una mujer «deseosa de vivir» precisa ba, para perm an ecer ne l, de un l/IIbolos oniricos
Il'uto masoquista por parte de su compañe.-o: la separación violenta de sus tI IIhlldo, 16 de noviembre de 19 12)
IJl cmas , el ser examinada* e injuriada, e tcétera; su única con tribución e ra
la fan tasía de la presencia de espectadores. Sin emba rgo, no acude a l' 11 d aula pequeña, que he conseguido enco ntrar gracias a qu e Rank31 y
I""clld por estas causas, sino por las crisis de vértigo que amenazan con IId /ij('r también erraban desorientados. So bre los símbolos oníricos. Su
privada de su trabajo; debe mantener a su padre y en parte por eUo se dll""rnciación de la nueva consideración de la imagen oníri ca (Traum-
,11'Hll la su angustia; por otro lado, tambi én se origina ésta en su secreto "llrlllOftigk eit) , que de be ser siempre descifrada conjuntamente con las
oI" Hl'O de verse libre de ese lastre económi co por la muerte del padre. Las '1 . 'H'lncion es del paciente. Puede consi derarse con plena seguridad como
"I'IHIH de vértigo nacen, sin embargo, de la identificación con él: tambi én IlIlh olo aquello (1) que aparece constantemente, (2) que se adapta ade-
,I t IIIN pndece, es por tanto su modelo libidinal; él tambi én reni ega, mien- "II"lnme nte en ausencia de asociaciones, (5) qu e aclara interrelaciones,
IIII Hq\l (' la madre se condn ce de modo más edu ca do. DUTante su infancia 1 1) qu e parece bien fundam entado tanto en el lenguaj e usual, com o (5) en
111,' "","lÍn ada por el médico porqu e se orinaba en la cama (¿Quizás este 1.. 1,I NIO,.ia evolutiva. Por lo general, tan solo con cuerdan algunos de estos
" "'111" '110 le permitía inten sificar el masoquismo verbal, alcanzar la fan ta- 1'''"1liS , de tal modo que la interpretación queda r elegada a la in~ui ción , es
"",'lo ', n Ulla actua ción fre cu entemente provechosa pero aClentlflca. Úm-
¡,a ll, I'~ II lus notas al marge n de Lou Andreas~Sa l om é a su ejemp lar de l Nervosen cha-
,,,1.'''1' ,j¡ ' Ad lo r, esta idea se expres a de l s ig uiente modo: ..La salud es la captaci ón de l fu L u ~ ~ 1, g l DI'. Du o Hank e ra partidario de Freud desde 1906. Publi có Der ~ytlu.~ von ,!er
111 1' 11 1'1 II H)Il l cnlo presen te,.. .
' 0, _U no feliz coincide ncia m e dio a conocer la gen ial Filosofía del como St , de 1I '"11"1 t1(',~ /leirlen [El mit.o del nacimiento del h é roe], e nsayo de in.te rpret~clón pSlCol6~lca
,j. III ~ nill oH, Gil 19')9; Das fnzestmo tiv in Dichtung und Sage [El .motivo ~ e l Incesto en la hte-
Vllllil n¡'¡;l·" (ncrHIl, 1911), obra en la cual encontr é representadas COl~O vá lidas. para el p e n ~
11111111 V IlI lcyl'l ld /l l, fundamentos de una pSicología de la CreaCl?ll poética , en 1912. En este
,,11I1I1!' lIl o ('Í >nlfli co la s concate nac ion es de ideas que yo había conoc ido a parul' de las neu ~
Itll 11111 lin o pn só Il s l' dire ctor de Int c l'Il ali onal en Psyc~oan.alytischen y~rl ag y co rre dactor
ru "IN•• Vuihln gc l' _ha r eco nocido la ficción co mo oposición a la realid ad , .pero ta mbién co mo
,11 ¡'IIIII(O. l'I'vl,oUn de IIpli cación pslcoann líli cu de 11Is cJ enCl~s del e splrltu, así como de la
III ~il I n dl~p c n s nble para la evo lución de las ciencias». Carácter nervlOSO, En 1912, LOll
,,", tl/I/flrlf/a/,' Y,t'lfschl'iff jiu ' ¡¡,.fzllr h,' PsyI'lW(UIfl/Ys{' (que sustituyó al Zentralblau de Steke l?,
A ll f l l' l \ /l H~S I, l o1l1 é se inte resó por la mosofía de Halls Veihin ger, aunque no ad /toe; hay qu e
I,i 011 1 111111111'111'0 11 1101111 8 Snr ll R 111111'11 11/110 R (JI)I'c~ IJif l1edculllngderPsychoanalyse furdt e
111111111' tlllllbl ó n en co nsideración s u aclaración poste rior de que _la s construccion es a u x ília ~
11111 jllIl'UR d('1 pensamiento leól'ieo,. de Va ihin ger, deben diferen c iarse de forma abso lut n (1(.' , 1",II I1 :/JMI'II.'whr((t,." 11':1 RIKllltll'lItlO tl l' l ,,~II 'Oflll 1I" ltI J)nra los ci e ncia s de l espí~itul . (Con I.a
1/11' lIi ' Ad l('¡' (' n dos aspectos: «porqu e se e nti e nd e n romo j!fllnllll ('li IC co nscie nles' y P OI'{IIJ{' 1'"1.lli· Ui'liltl 111' '/hlllll' " tll'I' (,'/t/ml"II ';ltl'/l1I111I1 dl ' l u llt!hl1 h \1I1 0 I, e n 1 ~~4, a pa re Ció clara la dl-
l. 11 IIllu 1111111 11111 111 11 11 1 qllt' ¡''(IHI(II , IUIIIII I' II 111 /I'IH 1II "11 111 0 "11 11I 1I1'I1 ('11 0U, c nLI'e Rll n k y Pre ud.)
"1' 1111 111111 '1I1I1H ulltt de todH cuesli ón d r Vlllcll" .,
1 1\11111\ 111 ~1 1 i' II M 4' 1'11 11 III (\ tlll ' O,ll
Aprendiendo con Freud ViellH, del 25 de octubre al6 de abril de 19 13

camente se han podido establecer hasta el momento un número reducido 111'('1 exto de suavizar la terminología. Entre lanto, allí donde en un ca-
de símbolos, y prácticamente todos revelan un origen sexual. O" aislado son interpretados de forma demasiado positiva y olvidados
Podríamos añadir que las imágenes simbólicas de carácter sexual ,1"11111siado deprisa, ya que «todo aquello que es efímero no es sino sím-
han de ser consideradas, casi por descontado, como típicas de casi todo, holo», se podría llegar a que en lugar de ofrecer al enfermo su propia ima-
en parte, porque representan imágenes de tiempos pretél'itos, en los que ~" " , se cayera en su propia apreciación de sí, producto de las más horro-
no se distinguía tan estrictamente entre lo corporal y lo espiritual, y en I"HOS exageraciones de su propia nem'osis, pues éstas se asientan allí
parte también, porque surgen una y otra vez de capas en que la sexuali- d"nde el profundo y silencioso océano de las más íntimas experiencias no
dad y el yo se entremezclan; y finalmente y de modo especial, porque sin Iltll'pce capaz de ser dibujado más que con la ayuda de las imágenes de
ningún género de dudas tienen asegurada su preponderancia por las pro- 111111 mitología psíquica cercana a lo monstruoso.
babilidades que existen de traducir en imágenes todo lo corporal, y de ser Freud'ha empleado un par de veces el término «arcaico» en relación
aprehendidas como símbolo; tanto los sueJ10s como los delirios se prestan '1111 e l pensamiento infantil: el niño, ignorando las diferencias entre los
a ser mal interpretados en ocasiones, ya que permiten su utilización for- "~os, piensa de modo arcaico; hnbiera podido decir: infantil . Pues si bien
mal (yen consecuencia ser mal interpretados por el neurótico o por el I 1 IIIJm bre más primitivo, y del mismo modo el animal, pueden distinguir-

propio individuo que lo ha soñado). Este punto de vista me parece que 111 , ' UI1 precisión, no ocurre lo mismo con la pequeña criatura qne no apre-
debe ser tenido en cuenta no solo en lo que concierne a las imágenes, sino ,111 lodavía la esfera genital.
también en lo relativo al propio contenido, aparentemente desnudo y
carente de ellas. Son numerosos los incestos !'Ojos como la sangre y los
crímenes negros como el carbón o perversidades de todos los colores que " ONICA DEL SUEÑO y DE LA VIGILIA, TÉCNICA POÉTICA
hacen su aparición en los sneños y en los delirios; provien en en ambos
casos de las profundidóldes que se hunden hasta alcanzar los abismos más 11 I!(uul que los sueños son racionalizados según su contenido latente5 5
inaccesibles de lo narcisista52 y llegan a expresarse tan solo de modo IIIIHI/I alcanzar las manifestaciones oníl'icas que recordamos, lo mismo
impropio a través de esos signos. Ello no qui ere decir que deba debilitar- ,,, III'I'C con nuestra vigilia; solo que, desde nuestro punto de vista de seres
se lo grosero de la terminología. Por el contrario, está bien tal cual es "" H]lI Cl'tos, ignoramos totalmente y no adjudicamos el menor valor a la
(y particularmente por ahora) para evitar la recaída en los colores rosas h,hlll' latente si es que llegamos a apreciarla. A decir verdad, nadie está
del pasado, y para no hacer concesiones de principio a intermediarios so 1IIIIIltllel11e libre de la sensación de vivir detrás de una cortina su propia
\ hlll , más allá del desarrollo plenamente consciente de los aconteceres de
ti ,·x lstencia. Cuando se pone tan fácilmente en duda la veracidad de un
32, En .. Psychoanalytischen Bemerkungen über cinen antobiographisch beschriebe- ,Iludo íntimo o de unas memorias, no es solo por sus omisiones conscien-
lIen Falt von Paranoia» lConsideraciones psicoanaJíticas acerca de la descripción autobio- 1, H 11 scmijnconscientes, sino y, sobre todo, porque las memorias, lo mis-
gráfica de un caso de paranoia] de 1911, Freud había insistido: .. Algunas investigaciones
h ec~las en los últimos tiempos (de Sadgel' y d el mismo Freud) han atraído nuestra atención
"lO qlt c e l relato de un sueño, contienen ya una racionalización de lo vi-
hOCl.a un esL1dio de la evolución de la li bido que se atraviesa en el camino que va del auto - .Id" Y eo ¡pso una falsificación de sus contenidos latentes. Y cuando uno
e rotismo al amor de objeto. Se le ha llamado narcisismo; yo prefiero el nombre, quizás IIII HIIIO "ccuerda el camino recorrido , no deja de sorprenderle lo disconti-
m e no~ co.r~ecto, pero más breve y menos mal sonan te de narcismo. Consiste en lo siguien-
le : el mdiVlduo , implicado en tal evolución que unifica sus impulsos sexuales autoeróticos
/lcUVOS c~n la finalidad de conseguir un objeto de amor, loma inicialm ente su propio cuerpo
CO mo objeto, an tes de pasar de este a una elección de objeto en otra persona ... (Más tarde. ,~, J~ n las cinco conferen cias .. Oher Psychoal1aJyse .. (Sobre psicoanálisis! de 1909,
en tO:t7, Fre ud lo define así: .. Llamamos narcisismo al estadio en el cua l el yo conserva 1<1 dI! I l' I'(\lltl. . Dcbt;.n di stinguir el contenido onírico manifiesto, tal y como lo recuerdan
libido ~ n su interior, recordando así el cuento griego del joven Narciso, enamorado de su 'IMII II/NIIt' I}O I' In mañana y como lo revisten de palabras, de fo rma penosa y aparentemen-
propio Imagen reflejada en las aguas».) El texto qu e se CO flVir'ti Ó en fundamental en 1914 fllI' 1I 111 1¡lII'/II'III , del pensumiento onírico latente, que deben aceptar como existente en el
Z ur EiI1Jltl~l'ur~g d es N",'zi,f,'1I1I1U IlJnu In'I'o rtllf'C'I~1I ni lIul'f' l sismo]. Allí se di ce (Dir 1114 1II11U\II'III!',. tl l~ 1 co nte nido onírico manifiesto constituye el desfigurado sustituto del pen·
I ¡'ullll't;/ult'L!l!jI/'chlr.eit dt'/f Nrll"d.','ftl't'¡''''' 11 ,JI 111I11I ' 1I1' ll'lIlIlIlIlncl (lt'l IIDl'cisi smol LOIl Anch'eltl;. 1!l1I11 ~ lIln Ollh'l('o Inco nsc iente ... )o I~ n 'lhl.lllllrleu,{ang fInterpretación de los sueños] (1900)
Slll(im~) : . 1i'lnnlmcll!t'!III'NI .. ,,,,, 1' 11 1111111/111'111'11111011 11. 11I . 1' 11I , ,'~rU R Ps(qui cR~, qu e prinw l'o 1,111/',/1 Ij" 'tIlHI , ludnv"fo, un lengulIj(.' 111('1111" 1'll lt'KÓ I'i GO pura djfer encjar entre «contenido oni-
/'111 ('IHHI(' III1'nll ('tl ln ... IIl1ldjl ~ 1' 11 I I 1'''11/11111 lid 111111 bhnnl. /'t I. 1111 .. hltllrrl'(\lIclnblc:s 1'1"1'1"1 IltW/t dlll 1111.. 1111" ,.10 Y 10H'lIl e». I.u II Olnllf' 1 1111 !\ 1I (1I' 1'/a/t"SllIolllt- IIcel'ca de la Tl'aUmlechnik (téc-
4

lI'u f(I'(J¡¡tll'O 11111111 ",1... y (1111 . 11111 tl 011I1 U 1.. 11I\1 1I11t IHlllh "I'j, Itl lIIl~ hU f'" )loRIIJI('llIft:'I' ( ' II ~, I {II' IIIUI Id~ 11 1".1 ''''1'110) , 1'1111 I't'ollll dt, IUI V, III'tI\II ' III' lI" o'I IIJI"!H¡'Hllf' d(' los meses anteriores a su
'\ II'W~rU ",~'-: lInl , lit 1111111114 dI 111111 I '"1 ~It\ ,11 11,. hllltlll 1111 VIIII 11"_ ~ lIi"I ,11t (\11 Vit· II .. ,
AllI'cndielldo con Freud Viena, del 25 de OcLubre 111 6 de abril de 1913

nuos que son y lo mal seleccionados que están los puntos retenidos por su IIHr los más grandes y sencillos temas tal y como gustan a los niños y como
memoria; como el paso de unas cosas a otras y los puentes lógicos de la (¡ un sido creados por las leyendas, Sí, el cuento mismo, este descendiente
"c l1 exión establecen las conexiones y como algo que habíamos considera- d,' la leyenda, se vuelve así auténtico y posible (y no simple «imitación,,) ,
do «inolvidable» llama la atención por su banalidad, indiferencia y falta de IA I margen:) La poesía es algo entre el sueño y su interpretación,
sentido, mientras que debemos comprobar dolorosamente como procesos Al despertar de un sueño se retiene, con frecuencia, sin tener en
qu e habían reclamado nuestro mayor interés, se han vuelto imprecisos, "11 'uta su contenido, un estado de ánimo alegre o, por el contrario, se
justamente en aquellos rasgos más preciosos para nosotros. Sin embargo, "1l',lle uno desgarrado : es ahí que se siente con la mayor claridad que la
I'n cada uno de estos puntos, al igual que como sucede con los sueños, se 1IIIIdad intrínseca de la constitución reside mucho más allá de los frag-
Pll ede extraer de estos fragmentos, por asociación, aquello que es impor- '"I'ntos del sueño. Pues si el sueño se divide y se multiplica, no lo hace
jllnte a nivel latente y veremos aparecer en todas sus líneas, descendien- "111 0 para saiir al paso de la racionalización, Al contrario ocurre en la vigi-
¡lo verticalmente a las profundidades y truncada en su par te superior, una 1111 , estado de vigilia lógica: cuya realidad reside por completo en la divi-
IlIIagen nueva totalmente distinta que la que nos es ofrecida por la hori- 16n del yo y de lo opuesto a él: para poder vivenciarse interiormente a sí
~o ntal de nuestra memoria vigil que racionaliza . IlIlsmo, tiende a la unificación, Lo irreal en la vigilia es precisamente
Del mismo modo podríamos imaginar una técnica literaria (ieste fl l('l ello que permanece en lo puramente subjetivo sin hallar modos de
viejo sueño mío!), que no sa tisfaga más que aquella unidad formal sobre ,',,"exión con el mundo exterior puesto que este forma parte de él y no
lO c ual volcar toda la fuerza de la creación poética en lugar de hacerlo " M s uperable más que artificialmente. Lo irreal en el sueño es, en conse-
AO(¡" e la descripción espacio-temporal de la que todos intuimos debe ser ,'II,'ncia, precisamente la aparente salida fuera de lo subjetivo en todas
IIpoé tica, es decir, simple y verdadera como una información fáctica; y ' II ~ múltiples realidades, pues este tiende a evadirse de la re alidad básica
qu e por esa misma razón se margina a todo hombre maduro, por otra d,, 1 Inconsciente que abarca conjuntamente al sujeto y al objeto,
(llll'le superior en el plaJ]o poético-épico; de este modo, esta técnica con- Al poseer esta tendencia, el sueño contiene un rasgo de lo patológi-
!llI cida a la disección psicológica de lo más profundamente individual '" 'lil e define a la neurosis y, en último término, al delirio, Al tener la vigi-
1(11 0 ha dado origen a la novela psicológica, esperando, con razón, n o 1111 In tendencia opuesta, a resumir de nuevo, su realidad se hunde enton-
I)/)rl e r completar la descripción más que en el plano espiritual; en su 1" . e n la del inconsciente; en el camino, sin embargo, cada instante de la
III ¡.t:rll', esta disección posee un efecto abstracto y apoético sobre la imagen \ IIl n, la existencia vigil no es más que un principio deslindado pero igual
1'\lIIH'Ca da de la vida y pierde precisamente la unidad de las formas a tra- ,11 (' nfermo, solo que mejor adaptado a su finalidad, Desde el primer
II'M el,' s u individualización, En su lugar, debería sujetarse a aquello que 1"l lJlll so creador de sueños, hasta el más consciente, no son más que eta-
11 11 Ic-IIillcnte puede ser realizado de forma sugestiva por la fuerza poética: I"I N,I el camino,
III MI/IIl! (' l1te esta unidad que el método psicoanalítico no alcanza más que
" '/'/I '"I'lt8r.iamente; ya dijo Frend que la estructuración (de atrás a delan-
1,,) di ' IIn análisis acabado exigiría la habilidad de un artista,34 Lo supe- ( I/RSO DE TAUSK SOBRE PSICOANÁLISIS
t'illillvldual permanece por sí mismo detrás de lo típico en la configura- l~ j ll l ' l os, 19 de noviembre de 1912)
dU II parti c ular en cuya especial forma todos se reconocen, reapareciendo
1':.11' lo,'de estuvo Swoboda en mi casa; por la noche fui al curso de Tausk,
:H . En el texto de su carta a bierta dirigi da a Sigmwld Fr e ud con mo tivo de s u 75 ani -
,1 " lI ya pl'imera sesión no pude asistir por haber quedado con Adler.
Vl\ I""II'lu, I'ec ue rda Lou Andreas-Sal omé: «como, después de ha bernos hecho remontar, un Il e habl ado frecuentemen te con Tausk, y siempre ha resultado agra-
p lll' li t' veces, pa so a paso, e l camino que n os condu cía hasta el origen de W l a n e urosis - de ,IIIhil', sin sabe r mucho de él. Lo r ecuerdo sobre todo por una de sus obser-
111'01110 , olls l eD il l a habLlida d co n que se desprende un pastel de su mo lde, nos desve laba
t'1I11 1111 Rolo e invisible gesto todos sus secr etos, Lo que en ese instante me -flOS- es t.re mecÍn,
\ '11'11 111 (\8 durante la disc us ión co n SRdger (sobre sadomasoquismo); me
1'1'11 IH .'1 1'11 1'11(:16 11, IH seg uridad inexpresa bl e, en a bsoluto inten cionada, de que: la v ida hunHl · ", 'IICI 11111 1)1,'1111111 'nte co mo Ni yo ,"I MII'" hubi e ra efectua do la intervención,
11/1 , IlI yl In vldn pura y simp le -es poesía- , Y de modo inco nsciente lo vivimos díH a dra, II'0zO No IIII,'rvell go 111111 "11, 11 " " """ 11"" 110 pll eda aguantarme, y Freud
'1110'1,0, t' ll I'SII inll si blc totalidad qu e R(' 11/I CI' po esín ('n 11 0,0101,'os_, No puede detel'minarse u
IIII {I • •'IIt'IU ch' Il ClII'ORi slt hEl ee oq uí "dl'I'I' IIt '/1I 1.011 Alld"I'U N :4/110111 6, se tl'ilta , sin dudn , dt,
1, '11111111 'III N PUllllll'lI" (\(1 111 III MI'" .I ,,"
11 /10\ 1111 I%\j ll (''' PUI'S t O pOI' Ji"'c ull (\ 11 11 110 lit ' ,. 11 ,11 1'11 1011,110111 \ 1'/II III ' I'lIuo l'l. I jll 1I1111H1,'jI {' OIlIO , 'X plllll l Tllm. I~, 1'1I1'll p lldo 111 \ 111 1H'I'iI'C' f'il:.l y diTig.i éll-
AprendI endo con Frcud Viena, del 25 de octnbre al 6 de abril de 19 1.5

dose hacia el cenU'o, de modo inverso a como se han ido constituye ndo y ~i mpático. Cada vez me encuentro más cómoda y bien entre aquellos
las doctrinas de Freud, es una forma excelente para h acerlas plausibles IIlI e l'Odean a Fl'eud. Me agrada, bien sea por algo que proviene de él, o
espontáneamente, Algunos términos me parece que los introduce prema- 1'0 " el tipo de U'abajo de que se trata.
turamente (<<narcisismo», el más difícil de todos); en OU'O punto me pare- Interesante el dibuj o de una habitación realizado por un neurótico y
ció que quizá Tausk pueda verse p erjudicado por ciertas alusi ones malé- lI"l' Pedern hizo circular entre nosotros: recuerdo, primero, de los objetos
volas con r especto a Adler; injustamente, a pesar de destacar los impulsos '" R anodinos, y más tarde y más difícilmente de los más importantes; y
yoicos como motivación (<<propia dignidad») jun to a los sexuales, y a pesar 111I/llmente, las paredes vacías representando la más absoluta falta de ins-
de la oposición entre especie e individuo, En realidad, uno no recoge úni- I'II'IIción; por último, lo más significativo y que nos hace volver a las pri-
camente la impresión de la teoría clásica de Freud, sino también la de que ''''' ''ns asociaciones (la pantalla azul de una bombilla, «el dolor azul», una
rara vez alguien haya accedido con tanto respeto y amor a los auténticos y \ Io'~ cn c'on la bóveda celeste sobre la esfera terresu'e).
reales descubrimientos de Freud, a esos descubrimientos más preciosos Preud ha intervenido mucho y animadamente con ocasión de la ex-
aún que la teoría misma (como la «condensación», el desplazamiento», 1" .. leión de Rosenstein 37 so bre Swoboda. Freud dijo exactamente lo mis-
etcétera),55 que traen consigo algo de excavaciones de la antigüedad, y IO'" qll e había anotado ya bace un año sobre él y Swoboda: Swoboda se
cuyo valor no pu ede verse disminuido por U'atarse de fragmentos. " II.... e exclusivamente al material manifiesto del sueño; ello hace desa -
Un estudi ante delgado y de ojos verdes abrió una interesante discu- ''''''''cer, evidentemente, la contradicción entre ambas doctrinas, pero
sión. (Si se reprime por el displacer o si se quiere reprimir por el mis- 1",,'" insignificante también la interpretación «periódica" de los sueños, y
mo motivo. Quizá pueda darse la razón a su principal obj eción: «se desea 1" '''''slatación de períodos de 28 y de 25 días referidos a los mismos.
conscientemente» en tanto que la representación "eprim ida ya ha sido cons-
ciente.)
N I ~ CiRCULO DE ADLER
""/II088xualidad. Stekel
COLOQUIO VESPERTINO , 1",'VI'S, 21 de noviembre de 1912)
Freud sobre Swoboda
(Miércoles, 20 de noviembre de 1912) I lO' III,lIl1 er expuso que Freud «retrocedía en último término a realidlllll'H
''',h 'IIN, mJentras que Adler las había reducido a manipulaciones de l IlNI
Sesión dedicada a informes; asiste Ferencz i,36 de Budapest; informa, como '1111""" • . Sin embargo, esto no es cierto pues, si observamos con muy"!'
introdu cción, sobr e su programa r elativo a la redacción de la que se ha .1·1, "I,"le nto estas realidades solo llegan a desaparecer en Adler porque ,
encargado en sustitución de Stekel. El modo como lo expuso fue concreto " IOIIIII'a instancia, se pone al abrigo epistemológico de una apariencill
01. 1" vIv ido «como sÍo>. Pero como no se lrata de esto, sino de la oriell lll-
35 , Conceptos qu e se formaron en la interpretación de los sueños y que Freud desa- '",' p, '~e Li ca, resulta de nuevo necesario distinguir y separar la posib le
rroll ó ejemp lifi cán dolos en su libro Die Trawndenlung (1900): e l pens amiento oníri co laten - '1"" 1"' I('ia de una tal vivencia~ es decir, de poner nuevamente en su Juga"
te se co nvierte en accesi bl e a la consciencia gracias a la e laboración de la «condensación»,
del _des plazamiento., y la uU]izac ión de especiales medi os expositivos (entre los que St'
cuentan los ...símbolos oníricos»),
36, Sandol' Ferenczi, neurólogo de Budapcst, se dedicó al pSicoanálisis desde 1908 y I ·¡UI 14!l IIIU'U In hora, de, n~j clase , paseamos jur,ttos ante e l edificio de la Univers id ad (en
fund ó -en mayo de 1913- e l grupo local de Budapest de la Asociaciónj redactor con Rank de lu ! "1 , ~ IH /'I~ .), Y le rnSlsll p~ra que me propusiera sobre qu é debía hablar aquel día, y él
lnlernalionale ZeitschriU fund ada y editada por Freud en enCI'Ode 1913, y que aparecía, como 1 111111 I!lr 1\1rs bozo que media hora más tard e expondría yo de forma improvisada,. En su
ya qued a dicho, en sustitución del Zentralblalt; su "'Pl'ograma... hace pues referencia a eslll I~ Ullln l t.~ic'n so b~'e Fel'en~zi (1935), de donde han sido tomadas estas palabras, habln
revista, La flUldación en 1910, en Nuremberg, de la Asociación Internacional siguió a una pl'O lid di " .Vmrl uch cme l' Ge llllnllht'O I·lr. d(' )i'c l'cn czJ di cie ndo que es «quizá la más vn Jien-
puesta suya, _como defensa ante el boicó a que se ve sometido el análisis por parle dc la mcdl .. plh jlt 11'111 (11'1 pslcoll nl1liAis 111111('11 1'1 111117:111 1/1)0, 011"1'118 l1\n gran obl'a ocurrió que e l amigo
cina oficial», De sus numerosos trabajos cHaremos tan so lo ... Hysterie und Palho ne ul'osclI . hll 11 11111 1110111111(10 h · lI lflllll · rll l· .~ .. II,·nhull!tll ll j\II I(1 fU' propuso metas que no son en ahsOIU a
,b ,1 11 '1 1111 1/'1 1'0 11 IIU(' /iI! ,'O/'t IIII·IHu,. 11 11/11'1 1111, ,11 ......
[Histeria y patoneurosisJ y ",Versuch einer Genitallheorie» [Aproxinlación a una Leo l'fo ge nl
tal] , ambos apm'ecidos en la lnternationale Psychoanalytische Bibliothel, (tom os 11 y X.V). 1,11 U 1""1 11 11'11 II nh t6 1'411 11" " ~V"'l l djIlMIIII", 111'1 j· 11I1 11I VIN IHl IIt' II Mc nsr hcl'I» ¡-I\epreslón en
proximidad de Fe renczi a Freud revestía también un carác ter personal. Él (lt ll gunl qll (' ',O. ,,11111111 11 1 \ 11,11111'1, n'INIHlI IIUH" II /l 1l In 1\ It IIU I /lill l" t' _1'1, .. IUIII'l.11I1I In rl~ '/llInwn . [11 ~rlodlc ldlid
II III IHU IInN[.
Jun g) aco mpafió El Ji'reud en 1909 en su viaje a los Estados Unidos, . . Aqucll/l IIllI flll ll ll , Inll NI
"'lIrfl lldlenclo COI! freud Viena, del 25 de octubre 316 de ahril de 1913

. 10 psíquico» y lo «real»; y en este punto reaparece Freud exigiendo seguir , IIl1n(\o accedemos a la más íntima de nuestras experiencias es muy poco
l'i rustro de lo psíquico hasta allí donde nos sea posibl e por medios psí- 111 que sabemos sobre sus equivalentes corporales; y a la inversa, allí
qui os, es decir, hasta el punto en que ya no nos queden más que mani- dllllcle se nos muestran fácilmente procesos corporales fracasa el acom-
f','sl.aciones somáticas y éstas están condicionadas por la sexualidad; en Il lulllmiento psíquico de los mismos, La razón de ~llo debe ser ente,;dida ,
dorto modo estamos inscritos por su causa en un todo situado más allá de I I1 lIIi opinión, fi!o sóllcamente (y constituye la razon por la cual el celebre

IlU Slro yo, Con independencia de lo que el juego de la psique haga con 1IIII'¡llelismo»39 no puede llevarse a cabo) , Ocurre que entendem,os por
('lIos, no saldrá, en este campo, del punto de vista de lo dado que concier- "III'pora!» simplemente aquello a lo que no podemos acceder pSIqmca-
uc al contenido, pues de la simple «sensación orgánica» somática hasta ""\llte, aquello que no sentimos, sin más, como idéntico a nuestro ser, y
ella no se eleva ningún puente, '1 '11 ' " en consecuencia situamos a distancia, es deCIr, dIferenCiamos .. de lo
Esta impresión mía se ha visto reforzada por la conferencia que ha l'~ r'luico, «No poder expli car psíquicamente», o «tener que ~xpj¡cru' corpo-
prolllUlciado el propio Adler sobre la homosexualldad (sobre todo casuís- 1IIIrIl ente)), esto es, situar como «material», es una y la misma cosa. En
n a 38), El homosexual que describe, y qu e en e l fondo no ex iste, cl'ea su IUI1~ecuencia : el que los procesos corporales deban permanecer oscuros
pl'opia ficción homosexual no a partir de sus .realidades», sino que se IIIU'II 110sotros, como equivalentes de los psíquicos, es algo elel todo com-
IIleja totalmente de ellas, extraño a toda realidad, del mismo modo que 11I'1\J lsJble; no nos queda otra solución que investigar cada ca~,po con su
/llIstn ,hacerlo al neurótico: no es Wl neul'óti co por ser homosexual, sino lu,IIOilo, yendo tan lejos como nos sea posible, pues metodologlcrunente
qu e es homosexual porque es neurótico, y pOl'que precisa de esa [Jcción, Itlllll ando, todo queda dentro de cada uno de los terrenos. Nunca llJ en
Un homosexual de pulsión primaria formará en lucha con tra pulsión tan ulu /luna parte debe establecerse una relaciól1 cau s~-efecto entre, ambos,
l' al, una ficción opnesta y totalmen te distinta a fin de «asegurarse» con- ~ u unidad no puede ser captada más que por la mIrada de un dIOS; y no
Ira ella, Y tan solo es en los llamados normales en quienes las realidades " 'H ulta evidente «espinocíslicamente» más que para el filósofo, jamás para
y las intenciones psíqni!;as se estimularán mutuamente hasta edificru' una , I I' lIIpil'ista,
personalidad homogénea, En aquellos puntos en que más se aproximan entre sí ambos méto-
Stekel hizo acto de presencia en el círculo y fue citado muchas veces d,, ~ y ambos mundos, allí donde dejamos de interpretar «psíquicamente»
('11 las conferencias, A pesar de haberme sentado (esta vez con ElIen) " dond e tenemos que empezar a hacerlo «corporalmente», hablamos, con
IlIlItO a una mesita lateral, ha venido hasta mí y me ha interpelado acerca 11111111 conciencia, inseguridad y doble sentido, de procesos cerebrales, del
11(' I"reud; hemos discutido, Me hablaba como invitada de Adler y en con- 1 ~ II'ma nervioso o del estado de las glándulas endocrinas ; y si se mani-
~ "(\l.encia no podía provocar un escánda lo; Ellen y yo nos hemos marcha- 1II'HIlI un trastorno, una enfermedad, se nos hace presente precisa~ente
11" aprovechando el descanso, Stekel hizo lo propio, Una vez en la calle, y 1" 11 ' I' Se nombramiento de «cuerpo» y «espíritu» que nos hace sentIr co~­
11111" IIl1m erosos testigos, tuvo que responder negativamente a mi pregun- IlIiI'lIlmente los padecimientos psíquicos y que nos lleva a soportar eSpIl'l-
111 dI' ~J suscribía las opiniones que Adler acababa de manifestar, lu"lul e nte lo corporal. También puede ocurrir que una enfermedad de
Aún dejando al margen su presencia aquí en las presentes circuns- IIII"I'lcncia psicógena pueda parecer tratable medicamente, o, qu e, un,a
1/llIclas, me doy cuenta de que tendré que dejar de asistir a los coloquios "" l1 flicionuc1a» físicamente , pueda ceder gracias a una mfiuencla pSlqUl-
""!lunizados por Adler, Es indudable su interés, pero no es ese el problema , 111 , (Ocurre que lo s internistas quieren determinar hallazgos tóxicos en la
1111/1"(, e n e l aSilla bronquial. Y al revés: cauterizaciones nasales contra
111 lIuI~ltlrbación , e tcétera ,)
Ffslco y pSíQUICO ¿No es lIcaso dcslOcalJle también que nos parezcan como las menos
11111'1 1111('111(' dif'!I'cn cindas P"C ciS3l1lcnte aquellas partes de nuestro cuerpo
I,OR «rundamen tos somáticos de las neurosis» según Adler, Natm'almenlc'
qlH' t'x isten, pero es algo de lo que ignorarnos IOclo , Ocurre lo siguiente: "1. 'nI! 1'1111111 '"' 1\ 111'11114'11 plll lllll"I \ III\ ' dt. ~ Il t'~I)n/4ld6n, Nl' 1'{' I1l'I'C tl l, llamado pal'a le li s-
11111 Pll h1nlltll11il ,1, \ ¡I'pl 'lull "', y pmtlNlo l'lIllqll p dI ' WIIII1 \lul WUII(II (PU I'Il!r Il SITIO e nlr~ pl'oceso
111111'11 h l ll'" " ,-, l'illll'lnll 1'1'1'11111'111) , V 1111 ni 1"11 u1l 11l "11I0 l(ltll cl loutl !lI' 11(' Splno7.l\, seg un e l cua l
'R. St\ II IIIIIU (' n~II(I'II( ' /I /1 1.. 1'\ ¡l1I/'11I Inll di I Hltll 1 uU. 11 110/11 (11I110161(IC'01l) P/I/'JI 111 1'1 n 1'1 , 1 IIld. '1I V 1'ljlll ., H\n dl l 111 M 14 111",",1111111'101111/11 ti . 1\1 ,,11 1111110 !jIU ' 1\1 nl'II'\1I y ('()lH' x I6 11 de Ins
IIplUl1!'l1l 1) .1t\III1IHII'IH' 11S1I tlt' 1111 11 /lI1II1WI jllllll 11111 l' I U/III'" I.nll 1\11I1t I \I I ~ ,", UJUIlI! ' ", ' hlrnlllll 11111111 hu 111 ,. . '1111 1111 11 ' 11 111111 11 .
¡\llI'cndlelldo con Freud Viena, del 25 de octubre al6 de abril de 1915

ti uc consideramos corno las más estrechamente ligadas a las manifesta- IIllIndo civilizado, debe hallar en él aquellas formas inmediatas que le per-
,' Iones de orden psíquico, como ocw-re con el cerebro y la médula espinal 1IIIIun descargar toda su fuerza pulsional. Pues la cultura no se limita a estar
(materia nerviosa)? Masa pastosa protegida por la cápsula ósea que la II'l'nte a él, sino que expresa también su ulterior desalTollo, propio e indivi-
('ncierra, o en un fino y pequeño cordón sin peculiaridades discernibles dlllll (análogamente a lo que sucede en el desarrollo corporal, en que la
por nuestros ojos, Al otro lado, el mundo maravilloso y sin fm de lo ex te- 1"presión de las zonas erógenas,40 si bien viene provocada por una probibi-
1'101', de una tisis «de espíritu deportista», de la que nunca dejan de apren- ,1 11 exterior, redwlda en provecho de lo genital al concentrar las estbuu-
der todos nuestros sentidos y pensamientos, (Una objeción más contra I/H'lones placenteras de dichas zonas), Aquello que constituye el narcisismo
esos señores ocultistas, que «materializando» lo físico, no ofrecen, preci- \ 'Iu e nos acompaña secretamente a lo largo de toda nuestra vida, debe ser
~umente por ello nada psíquico, pero tampoco la más mínima materia), ol,'mpre, la creatividad, es decir aquella finalidad a la vez natural y espiri-
No podemos hacer accesible nada a nuestro entendimiento si no lo 11/111 de toda manifestación humana: la unión de la sexualidad y del yo,
hornos previamente casi «personificado», y a la inversa, si no plasmamos
lo IlSíquico en imágenes del mundo exterior; transformar lo anorgánico
(in símbolos psíquicos e ilustrar lo espiritual en sus actos por medio de IlLOQUIO VESPERTINO
¡l"ocesos de sustancias básicas asimismo inaccesibles, f</nrolslsmo. Cuestiones de método
1Mh'l'coles, 27 de noviembre de 1912)

EL CURSO DE TAUSK 1IIIII'cI'encia de Tausk sobre las inhibiciones artísticas,4l De los dos análi-
E/sexo y yo I f'xpuestos por él (de un escritor y de un pintor) he retenido en mi
11I1'I1IOI'ia un par de observaciones, que me dan la impresión de que había
.
(Mol'Les, 26 de noviembre de 1912)

1';1/ 111 discusión, el estudiante de ojos verdes ha estado de nuevo muy inci-
111I",lIas cosas de interés en lo que dijo; sin embargo, no habiendo tomado
1I1/1!l R, no he conseguido retener la mayor parte de ellas,
NI v, .. Observa adecuadamente que el olvido por represión es considerado Sobre el narcisismo (<<allí donde concordamos con nuestros deseos»):
1",llOvía como un proceso puramente mecánico, mientras que a <das repre- 1111111 re novación de la vida, tanto después de una neurosis como por la
"" "II/dones sustitutorias" parece precederlas una intención, '11 11 vldad creativa, procede siempre de allí; si bien las neurosis son fre-

Al/l/que Tausk tiene una curiosa mala cara, enarbola muy bien su ,llll lIl os en los artistas (¿quizá por ello?), su intensidad es inferior a las de
h/l'III""II eOl11o director del curso. Algunas de sus expresiones a lo largo de 111 0 lit) cI'ea dores. Finalmente, la relación entre narcisismo y erotismo
1" dI M" I/Nl óI/ me han parecido exactamente freudianas en exceso; por otra ,IIII III,~ (a l contemplar una obra nuestra, algo objetivado, como si fuéramos
1'/1111' 1/1/11('11 se le podrá echar en cara lo contrario. 1111 IIII'OS mismos). A partir de aquí, al complejo de padre, etcétera.
S,'~ "" lo mayor parte de las obras de Freud, el hombre civilizado
/111/11 'T" "11 e l fondo como un triste salvaje ya domado y su sublimación, IUl, CualqUier órgano corporal puede converLil'se en «zona erógena,. de la que puede
11111 IIn -Impulso sexual parcial,.: genitales, boca, ano, músculos, ojos, y cualquier otra loca-
IOVI/II,,<l1O pOI' 1 salvajismo reprimido, adopta un carácter esencialmente I1 , .d ~ 1I cI ~l'mica o mucosa. Aqtú se entiende pOI' «represión.. la pérdida de erogenidad de
11I'/I"llvo; 111 pl/lsión y la civilización contrastan del mismo modo a como lo !l1 • .r.H IIII R, Y CSI}ccialmente de la erogenidad preexistente de la zona oral y anal que son
11" .... " .. 1 IIlundo Í1llerior y el exterior. En Freud, parece relacionarse todo l"IIII ~ I'hHkllS del es ladio infantil
~1. .. Zwei Be itrage zur Psychoanalyse kÜJ1stlerischel' Produktionshemmungen,. [Dos
"'1/1,' 110 ('011 el concepto de narcisismo, que debe comprender silnultánea- Illntllll ,jn!l{'s ul psicoanálisis de las inhjbiciones de la producción artística). La aparición de
1/11' 1111 y ti' Illanera indiferenciada, la pulsión sexuaL y la pulsión del yo; 114 1IIltlhldÓn co in cide cpu el momento en que .. el artisla sienle un refuerzo tan grande de
P"I'O ('11 [,lIima instancia, de tal modo que todo aquello que se hace activo tUj,t IIIII /'I MII o de un compo nente de la pulsión que la libido ya no se puede desplazar y la
jiul 1r\III '~ Ip;(' de modo imperioso su específi ca satisfacción originaria,. ... Los hechos prueban
"11 ,'1 yo 80 presente especialmente como hostil a la sexualidad; en conse- '1IIt 11111 fllll /'l Ij)lIt~s de JIIS que ~c 11'0 10 permllnccen fijadas de modo infantil a ciertas personas
""1'111'111 , I fin de cualquier cultura aparece como un debilitamiento conti- HUlldIIl1l1tl ....d,4I Iml>osilJllldllil tIf' I'l'lio lvrr la lijación infantil al producirse un refuerzo
111111 (](' lo Imlsional, ¡como una estremecedora transfiguración! En reali- 111111111111 ti" 111 IIIItHl Rldud 11(, In 1)1111'1 11'111. 1'lHu1lltllyr In esencia de esta inhibición productiva,,.
111 .. \1 t "~"' IIIII'~ 11 lit' 111 1,,',.,'1/ l.t" ' If ,'I,I'(/~ (jt' 1111' ,)
tllIll , 1/1 Nulud signillca siempre un equilibrio entre ambas, y la neurosis, un k , SI 1, 1 11111'111,. ¡,... 111 1 I ~H 1111 I'MIIIIIIII 11., ¡lI'"III'rfllln tl n 1/1 IIhldo e n el camino que lleva del
II'IINIOI'II" "1111'0 IlIs mismas; ello s'ignificlI 1111(' ('1 ,yo, desembocando ell e l ,1111111 HIII,IIIIIU 1111111101' 11 111111 111111 1" 1,1111 1111 ( .. 11111111 Ij¡· nhI4Qn .. ) tll'fo\l'lIl In concepción de Freud,
Aprendiendo con Freud Vle nlt, de l 25 de octubre al6 de abril de 19 13

Las réplicas de Freud fueron más severas que de costmnbre yeso con respecto a su propia terminología, de la que se libera plena-
que no hay otra persona que pronuncie sus conferencias con tanta venera- m ente en sus investigaciones.);
ción en la mirada como él. De todos, parece que Tausk es quien más incon-
dicionalmente depende de Freud, y también quien más busca destacar del 4 en e l es tadio narcisista , toda terapia parece hab er alcanzado sus
resto. Quizás ello se adecue a un conflicto personal por am bas partes. límites y no puede, en el fondo. más que reordenar inversiones
Las réplicas de Frend hicieron destacar: libidinales prevías; sin embargo, lo qu e hay que conseguir es lle-
var el análisis hasta ese punto.
1 que las dificultades de una materia de concepclOn tan reciente
son demasiado grandes para poder ser tratadas en una simple Freud ha regresado con bríos, qui zá desmesurados, y demasiado
conferencia; el número de ideas originales y su interés merece "lI ll sfecho de su viaje a Munich 44 en relación con la re vista de Stekel (y
ser r econocido, pero todavía hay que profundizar en ellas con )1'"' cuya causa tu vo que suspenderse la sesión del sábado). ¿Es tan segll-
investigaciones más detalladas; ,'11 el acuerdo con Jung como se dio a en tender olicialmente el miércoles?
Desde entonces tenemos que comportarnos "po líti camente» con r es-
2 que las continuas injurias dirigidas contra el conjunto del moví- I" '('to al tema Jung pero en realidad Munich ha significa do la rup tura.
miento, lanzadas por parte de la ciencia oficiosa, tiene como con-
secuencia que no deba asarse avanzar, con excesiva rapidez por
nuevos territorios sin hab er dejado suficientemente protegida la OURSO (V)
retaguardia; es esencial aportar reiLe"adam ente confirmación de u9ño de deseo. Repulsión y sexualidad
lo ya descubierto. (Esto último es lo quc ha llevado a Fre ud a ISlIlJa do , 50 de noviembre de 1912)
abandonar la p~osecusión solitaria eLe sus inves tigacion es obli-
gándole a fundar una escuela y a fO"mar discípulos; un segundo I"",' ud señala el por qué no debe asimila,'se la denomi na ción «sueño de
motivo para el con fli cto con mentalidades independientes o tem- d" SI'O», suei'io de satisfacción del c1 eseo"s a la de contenidos del sueño
peramentales.); Il'," ,resiones, advertencias, proyectos, e tcéter a), o por lo menos solo de l

5 la oscuridad reinante en lo referente a los procesos de sublima-


Jln~ p~ ro trabajo psíquico debemos agrad ece r po s ibl e m e nte las mayores conq uistas
ción y sus definiciones;45 ¿no será la sublimación «parcia¡" de que 11I 1I11I'/l lc5 ,»
habla Tausk una limitada capacidad de sublimación? Quizá radi- I~ 'k Ludwig Binswanger cita en sus EriruuwII,flgen an Sigm und Freud lRecueJ'do s de
que precisamente en ello la condición del éxito artístico (Frend 1.,, 111111)(1 ~"I' e udl , de 1955, y que constituyen , junto con su co nre l'encia «Me in Weg zuFl'cud»
1~ III ' fllll in o haci a Fl'c ud] (en Del' Mensch in da PS,Ydúaf,f'ie , 1957 [El hombre en la ps iquia -
se ha mostrado aqui de modo sorprendentem ente adogmático 11 fui) , t' l mejor com pl e mento a los apuntcs so bre Fl'eud de LOll Andrcas-Salomé, fra gme nto s
111, 111 1/1 carta qu e este le dirigió e l 28 de novie mhre de 191 2: El Co ncilio de Munj ch había
IHlHlI{IO 1111 disclll'ril' brillante gracias al ánimo de ac uerdo de lodos los co legas asiste ntes ,
(Ixp li citada en 1911-, cabría preguntarse si e l e roti smo anal, en el qu e podemos ver . a lgo 1III IIuld08 los de Z Ul'i ch, La nueva r evista pasaría n ocupar e l lu gar de l ZentralbJatt, . 1.as dife-
III1 CSlro , algo objetivado (los excrem e ntos) , pero qu e nos perte nece .. , forma parte del estado 11111'111 8 Icól'icas so lo se mantendrían en tanto no se an su pc r'adas a t ra vés de s u discu sió n en
IIfll'('Í sis ta, 11 jlhllJU/l y en e l Co ngr eso, Estoy exu ltante de a legría por haber vis to int er cambiado a Ste kel
43, En lo s Drei AbhandJungen [Tres ensayosJ de 1905, había de finido l<""re ud de modo plll' lo,'! ti C' Z Ul'i ch, pero también muy can sado por lo s esfu erzos d e las última s semanas.» La
~( 'n c rll J que la s ublimación es la .. desviación de impulsos sexua les d esde los objetivos sex ua - !lu l ~II' o H /I sCIHlI'aci6n inte rior de C, G, Jun g co n res pecto a Freud a ca baba de ten e r lu gar, (El
h l/l n I1n es distintos»; .. el proceso se iniciaría en el período sexua l de latencia» (denominación I tll' 1II111'Zú de 19 11 hab(a escrito Frcud n Bin swa nge r: .Cuando el reino qu e he creado
du W, Fli ess) d e la infancia, e l .. período de laten cia,. qu e sigu e a la pl'imera fase de manifes· 1IIII'IIt' 11I1l" I'1'1I110, IllIdie más qu e JUlI g sC' I'á quien lo he red e e n s u tota lidad ,.,)
fn elun es sex ual es del tercer y cua rto año de ] a vida, En las cinco lecciones .O be l' Psy- 4'1, )I"'('u tlllllbfn inl c nllld o fk rn os ll'III' ('n SU Jlbr'o Die Traumdeutung, m e diante el aná -
I'lIonn nlyse rSo bre psicoanállsls l d e 1909, prec isó que la s ublima ción es .. un pro ceso de l 11 11! 1 ~ ¡JI' S II I'nO /l l' UYO ('u rllt' lllclo 11I 11I1I111 'SI H ("IU'(' /Uf l' lllllqllirl' cosa m CJI0S una re alización de
tlI W II'I'OJl O"' j gl'a cias al c lIAI IlV /'W (': 11 (\11"'1'1' 0 1ft ('Ilf'I'g10 dI' 10,11 f!(' fH"OS, s in o que se manU en e rfi 'WII 11"1'11 \,1 fjUi ' In 1111 I'Iflllfll lo , "11"1' 111 ". ,,111 ",111'1 11 dt' d e Sl'o es e l sen tido de todo suetio, es
1IllJlzn lllc, (llI e8 en lu gur d~ \ In/'l 11 11 ji 11 1,14',11 111 /'1 111110 101 11I1I111I:t,/lIJIc,... H(' I"stallnl un objc l.ivo s upc - ""IIt', !jlll ' IItI I lLH'th'lI (· .\ ltUlr 'JII'O tlpu 11 1' "' '' l' Un,. 1j1H' I O/l (1 (, lit's('o»; lo hi zo co mpre nsible
I'I(JI' tI"JilI'I'HvI SIO dr ('11 1'/1(111'" ,. .. .\ 11111 ... .. 1IUlI 1'll flll \/II 11I1I rlt ' hr HIIIIII'IIf 'lólI pre nwlur'u exclu ye la hol Ul111llhl 1' 111'/1111110 11" '0111>1"111111, , d,,1 /1 111 ·1\ .. 111 tl/l VI',. dI ' " "fllltlt'II 1'! llc' i(¡'b, ... des pl<lznmie11lo»,
II 1111111111Wl611 tI,,1 IIlljllll ,w 111 1"lIlIldll, 1I U.,. 1.. dl l"' l' tlll, ¡II" ti, IjI 1 ' l l l" ' t1 ~ l ú l' ( po ,' ejl'lllplo, g l'll - IIIHllIlI~, lIt ' I/J1I '" "II , ' loltllll~,ltdHII , " 1111" ,,1111 11 ), 1 III IIi'lI 1p " pi MIII'illl MI' slt'Vl' el e In expos ición
"IJ'" " 1111 fIIlAII MII'I) />!t' , Iu VIII 11111, 111 /1 11"111111" IHII \ 111111 111111111 1,. 1' lltI" f((\ Ih'o,'1 " sr l'OIl Rrf,( lIl - d. 1I.'/IIII(l I>I.Y dI' /'1 " I'¡'IIII",III'IIIII I 'H,nl' d, 1111 1IIt ', It ll
AI)rcndiendo con Ilreud Viena, dcl 25 de octubrc 111 6 de abr il de 1913

mismo modo a como nos referimos inadecuadamente a «médicos de mu- 111 ' 8 depurada, superior, si cabe, a la que podrían ofrecer los filtros más
jeres» o «médicos del estómago». Sin embargo, creo que la expresión 1lt',fectos, dejando así que se abran paso hasta nosotros los manantiales
_satisfacción del deseo» suena demasiado acabada, y que por ello mismo "' s cristalinos. Es interesante reseñar como la repulsión más sana -y
se presta a equívocos; su matiz, al igual que ocurre con toda la termiuo- hllsta cierto punto la única repulsión «sana» y natural- común a todos
logía freudiana, resulta excesivamente definido, exageradamente luerte y IIIlRo tros es precisamente la ligada a lo concerniente al auténtico origen
claro; tras ese «deseo», azul como el anochecer y preñado de nostalgia, se dl' l hombre (de forma parecida a como ocurre en el bello comentario de
oculta algo mucho más claro y translúcido: nuestro ser original mismo, I,','('ud a la leyenda de Macduff,47 en la que la angustia más primitiva y
del que se han despl'endido las reflexiones de la vigilia y que se realiza en 1II'/lSO prototípica se halla referida al proceso de nacer, al nacimiento
el silencio de nuestro sueño, IlIl smo) . Todas las repulsiones del neurótico no son más que la imagen
Se habló de «la terquedad y el erotismo ana!».46 El «carácter anal» II l(nmdada de esa repulsión inicial, mostrándonos así la profunda relación
fue presentado como «resultado de la sexualidad» pero se lo relacionó
demasiado superficialmente con castigos recibidos en dicba zona. Esto
""1' existe entre lo valioso y lo carente de valor, entre lo «malo» y «malva-
tlII' y lo mejor y lo más creativo que integran toda conducta humana.
puede llamar a engaño ya que el erotismo anal es algo ligado a problemas 1'llI'os consideraciones «éticas> y «estéti cas» hay que no tengan aquí sus
mucho más complejos. El excesivo colorido de la misma palab,'a es algo IIIII S profundas raíces.
que dificulta su investigación, como si las personas pudieran sobrepasar Pero es interesante también el que la primera y más imp eriosa de
los tonos entre amarillos y castaños que parecen caracterizarlo, III N "epulsiones aleje , desde el primer momento, de la sexualidad . Ello
Provenimos de la tierra, y en ella también se hallan los orígenes de nuestro ' "" IILituye un problema por sí mismo. También cuando esta repulsión
carácter y de nuest.ra sexualidad; y la tierra es también el tamiz a través "IIIII'cce relacionada con lo anal, como resultado de la represión (educa-
del cual puede filtrarse el producto más sucio hasta alcanzar la calidad 1 It 11), es algo que todos aceptamos unánimemente como propio de la evo-

"1I116n natural, por otra parte exclusivamente humana, Aquí reside natu-
I"",, ente un problema. La sexualidad humana normal alcanzaría su
46 . • Me diante el estudio de los trastornos neuróticos hemos observado que en la vida
sexual infantil pueden apreciarse, desde el prim e r momento, in tentos de orgalliZ¡ICión de los ,,,,,durez únicamente desde e l momento en que se la distingue de la ex-
co mponentes se xua les de l impul so. E n una primera fase muy primitiva e stá , en primer , 1I·I'I 6n de lo inorgánico,
plano, el erotismo oral; la segunda de estas ol'ganizaciones .pr egenilales.. vi e ne caracteri-
zada por el predom inio del sadismo y del erotismo anal, y es por primera vez en una Lerce-
ru fase (que en el niño se clesalTolla hasta la pl'imHcía del fa lo) cuando la vida se xual se com-
blnll con la aparición de las zonas ge nital es prop iamente dichas ... nrei Abhandillngen [Tres MA CULlNO y FEMENINO
e nsayos]. En una nota a la cuarta ed ici ón de los DreiAbhandillngen menciona Frcud el estu-
dio de Lou Andreas-Sa lomé «'Anal'. und 'Sexual'.. [«'Anal' y 'Sexual' ..], 1916, e l siguiente
¡lusuje: ..Toda la importancia de la zona anal queda renejada en el he cho de que e ncontramos I 11 11"1' de veces he asistido, invitada por Swoboda, a sus leccion es. Sin
pocos neuróticos que no posean prácticas, ceremonias y similal'e s particularmente escatoló- '1IIhlll'gO, no va más allá del contenido de sus escritos, que conozco bien:
gicas, y que mantienen en el más absoluto secreto ... La ,nota dice::En UD al~líc ulo que .con- 1''' "(' WJ espíritu rico, quizá demasiado rico; el deseo de riqueza espiri-
Il'Ibuye enorm e mente a profundizar nuestra comprenSIón de la Importancia del erollsmo
IIIIU1 (<<'Anal' und 'Sexual'», lmago, IV) Lou Andreas-Salomé ha mostrado que la histo~i~ de
111111 110 lleva nunca a alcanzar la meta de un pensamiento; ello solo es
11\ jll'illlcra prohibición hecha al niño , prohibi c ión de acceder al placer fruto de la actiV1dad 1"'Nlllle s i se aspira a simplificar.
IUlOI y sus productos, posee una fW1damenla l importancia para s u posterior desarrollo. ,En 1)0 las leyes de la periodicidad enunciadas por Swoboda pudiera
l'sle Instante, el pequeño siente por vez prime ra que se halla rod eado por un mUIldo hostil a
HIIR pulsiones , y aprende a distinguir su propia existencia y a llevar a cabo la primera,',repre-
'1'11 /, !I t'cirse que se nos muestran, sobre todo, en la normalidad, mientras
rl l6n. de sus posibilidades de acceso al placer. Desde ese momento Jo «anal>! se conVIerte en '1111 ' ill'illan por su ausencia en lo patológico, El inconsciente, que se con-
/( hllholo de Lodo aquello que debe repudiar, de todo lo que hay que dejar al margen de 1<1
vldll . A In abs oluta separación que se e xige más tarde ent re procesos anales y genitales se
O¡JUII I' II Ins fllllllogfas y l'elacio rr t'H IlllHl6mi l'fl~ y I'lIlltlonoll'S quC' existe n entre ambo s l}rO C e ~
1,7, 1·'I'f·ud en contró 111111 c'unlll'II1/II'16n de su con cepción se gún la c ual: «el nacimi e n-
" 0/'1, W "pOI'OIO ge nital se !1lflulkll{' JII'~)jIJlln 11 I jl 1' ln111'/I , .Y ' ,· u 1/1 muj e r no constitu ye s ino ('1 j' l prinH'ro d<.· ludo", IUII )li\lIjJ,ruH 11«\ 11111(' 1' 1(' Y e l prototipo de todos los pe li gros mor-
(1\11 )
1111/1 pUl'lr (I {I In rni s IHn ' •. ,, 1.: 1111'1' 11' " 11'111~11 · ,ItHh \. qlll' II" IIU¡! 1I1 , lhll yr n i c uráclc l' anal hay
I,d_ lill M lill'l nn 'H llll ll ' I" ", I' ll/Ih l,ll I '~ "nlllllqI I HItIU ,. 1I11f(lIs tin .•. !t, e n la leye nda de Macduff: .. El
lit ',. 11I1O?lld nz y 1/I/lvllI'klu 11"1 ' '11 nllt nlllll 1 111111/1 1 I IIlIllItlll t', !! II'hJI', sC rlllJ'udo de llqut'1I11 hu tltltI di' In ICly Nlcln .',IU'fll 'f'IW , qW \ 1111 1",111/1 ,. 1i11l1 ' "/o1I·ldl'lldO POI' s u madre, sino <Iue había
I't"' VIIl IIIII ~ II 1IICIIHUlllhlf' '1"1' "III'lillllllH '111111" " '11'1' " 1,,11 \11I1,1' II N-SlIlom (l , .,1 11.11111' l/lid 11111 j' , IC 'I,hlll di' " '1 Vlil llll'. ', 111) 1\1111111 111 , 11'" IUIIIII , 111 1I 11 ~ IHlllt h. /l"",rlige z ar Ps,rchoJog ie des
'h l'I( IWI '.,
I '1 /1 1 "',, 'ul ,, ~ 1/11101'1111'10111''''1 1,1 11 ,, 11 IIIH ~ IIIIII 111 " lIlu ""1111'11,11 11 1, IIJIO.
Allrun d le ndo eon rrc lld VieUll. del 25 d c octubre al6 de aurll de 191 3

sldera reprimido, queda como aprisionado en la conciencia. Por una palte, 110" ell o qu e los hombres se expresan en horribles «mitades», en hombres
S il presencia es constante aunque solo se nos mu estre su perfIl, parcial y III tie nsibles, cuyo propio dominio no llega ni siquie"a a constituir Wla
perturbador, mientras que por otra, nunca llega a expresarse plenamente, ,'xperiencia , y en mujeres pisoteadas y que algunas veces , para su propia
osci Ianclo rítmicamente su intensidad entre el aumento y el descenso. Así ""presa, tlorecen una vez convertidas en viudas, es decir, solo en tonces
pudrían concebirse unidos Freud y Swoboda, o Freud y Fliess. lI t'gan a converlirse en el refugio encantador que hubieran podido supo-
El esfuerzo de Weininger48 por definir más adecuadamente lo M y lo lit' " para lm hombre. No es más qlle por un doble cambio de natmaleza
F me parece estéril: aquello que puede enlazar opuestos (para producir un "I1 I" e 10 masculino y 10 femenino qu e dos seres llegan a ser más que uno
nl,io u obra) es MF; el resto no son sino estadios intermedios conducentes Molo y que dejar de poseer como objetivo e l dirIgirse el uno contra el otro
11 las disidencias «turbulentamente receptivas» de que habla Swoboda. ("111110 estas pobres mitades que p"ecisaJl de s u unión para constituir un
Cr eo que precisamente porque lo masculino y 10 fem enino son com- Iliri O), para pasar a buscar conjuntamente un fin hwn ano fuera de sí mis-
pon en tes fundamentales de toda vida, solo es a parlir de cierto punto que "'OS. Tan solo así e l amor y la creatividad, la plenitud natma] y el culto a
tiC constituyen recíprocamente como homh"e y mujer. La tan traída y lle- 111 (" IIltw'a dejan de oponerse para constitui,· una unidad.
vnda «lucha de los sexos" en el amor proviene, en parte, simplemente de Para aquellas personas adversas al erotismo , el sexo contrario se
qll e se confundan los conceptos primarios de sexo con la figura de seres ,Io'NarTolla solo en forma distorsionada: en un hombre de modos femeni-
hllmanos vivi entes. Y precisamente en el amor, es decir, dW'ante la más IIO S, o en lllJa mujer emancipada.
rxtrema tmilateralidad sexual, donde la muj e r parece convertirse autén- En algún tra bajo de Fliess h e leído, aunque no sé si se trata de algo
li camente en mujer y el hombre en hombre, despi e rta a WI tiempo, en , omprobado o no, ya que algunas veces resullan fanLáslicas sus afirma-
r llda uno de los sexos, el recuerdo de su propia dupli cidad , co mo conse- , 10ll es, que la «maduración» del huevo y del semen consiste en un proce-
('lI e ncia de la profunda compenetración, comprensión y ampliación 11 (" n el cual en el corpúscu lo polar la sustancia fem enina se retira del
ltIuluas. El amor se c01Jvierte en «entrega», nos damos a nosotros mismos, "II, en mascnlino y la masculina del huevo , ha ciendo apto para comple-
y IlOS hacemos más presentes, más vastos, más estr echam ente unidos a I¡,,·sc con el sexo opuesto aquello que ha emigrado . De este modo, la
1I 080 lros mismos; y no olra cosa es su auténlico efecto, su efecto de vida y "I "IIcción sexual se convierte en un deseo de nosotros mismos desplazado
lit' Alegria. Ello es también válido para la segunda cara de nuestro ser "i¡re la imagen de la pareja. Así ocur,'e ciertamen te en lo psíquico , y lo
('"I1 S ulina o femenina), habituada a vegelar o a estar reprimida en su '1"e ' resta a la pareja no es más que el agradecimiento.
lt,d'lI llar la existencia, y considerada como carente de cualquier derecho;
,11 dllmos, nos obtenemos plenamente en la imagen del ser amado, ¡algo
1I1""'I'"tcmente sencillo! e OLO QUIO VESPERTINO
1';IIcuentro que toda relación profunda o humanamente valiosa , ' ''lid sobre Alder
I"'M!"" t'Slc carácter, y que es de tilla gran banalidad el apreciar única- 1\ 11t""Coles, 4 de diciembre de 1912)
111' '11,· IlIs particularidades correspondi entes a los sexos, de cuyo comba-
to "" n 'stn s ino Wla última palabra: la victoria del uno so bre el otro. Es I ,, ~ I un c[e bate sobre Adler. Freud habló extensamente sobre el tema.
I",,'ó co rno pUlltO de partida su observación de que la envidia del pe né9
~H , 110 Weinin ger, Geschiechl und charakter lSexo y carácte r] . una investigación de , ,Is tt' ya a ntes de clue se pl"Oduzcan diferencias o comparaciones «socia-
1lI'!lIdlllotl, 1003 .• En los vegetal es y los an ima les, la apari ció n de un verdadero hermafr·o-
d¡'wIU 11M 111' hecho probado y del cual no es posib le dudar.• «En el ser h umano , no obstante. l, •• ; Sil o"i ge n es consigui entem ente más profundo y no exclusivo de las
III II IIIIIIIIM1I 1l1'mllT sin ningún géne ro de dudas , d esd e lUl punto d e vista psico ló gico, que de be '" jlII M Slip ,'iores , únicas cons id eradas IlO!" Adler (de forma que para él
1'111' OIll M(' lIl1no (M) o fe m enino (F). Lo cual... coin ci de con el h echo de que cas i lodo lo que se IIIrlII jI'"'t'C'(" s uce der en un mismo plano). La hija del portero envidia muy
1,11111110"/1 si mpl emente como masculino o femenino ve co nsecuentemente s u co mpl ement o
1\11 ' IIIIIII¡J(' I" o 'e l hombre'.,..F no es más que sexualidad, M es sexual y a lgo más .1O En las Dl'd 1" ,"'111 11 111 hija elel bnnC)II t"I"II, "'I"¡II" vrslida , s in por ello volverse neuró-
'Mlrmrllllfl HIJII, ¡¡'relld hace co nstar: .c En círc ulo s de no es pecialistas, se co nsid e rH qu e 111
11111'1(1 11 de hl sc'x llldidad humana fu e es lnhIL'f'lcI/I pO I' n, W('llIll1 gcl', un rH 6so fo 1)J'e m nIUl'jI.
1111 1 1111 1 1'11111\('1<10, f'ttll Clll omó es LIl idt'1I ('(1 111 0 hIIAI' dt ' 1111 IIh" lllluSIHII! C ilTc ll cx i volt, Wf\ llIln glll' I,U ¡,a 11 ' 11 6 111(' 1111 1,, 1,,1/11111 1'1111 ' 1111111 '1 1/11 111 . III I '~ IIII (.1 1'11111 JII II lnll I-IC s i ~ nte postergada
tUlllru IIJll lll d u ('/0111 hlrll de hl scxulllld/ll! ('UtH4111111Itllt ld d ,·l\wll hnllll , qu e 111 hul)(1I IOIll/tel o /1 ti ll 1111111/ 1111 ,111'1'111 \11( 1111 (l. , 111111 41111111 ·11111 1 tl ll 1111111"11111 jll IIIIIWli l llllll ' "l c' 111('0/1111 1('111, posee, según
\I't. dI ' It'I", ,,tI , ('O u (\11 ' 11 /11 IlIIh(1I PN I /t!l ll 1' 11 '1 11 1111/1 11',, 1/1 .. 1111 /, 11(11 ,1111 /1(' 11/'0/'1 18, I11 1111 , 1 1 1I1I1t1l~ 1I 1111 NI,.,. " !! I" "dll dl 1 t 111\1 /11 11111 IIlIjI IIII ,,¡¡,ltHI I
Aprendiendo con Freud Vie na, de l 25 de octubre al6 de abril de 191 5

lica: más bien será la otra quien se vuelve más tarde así. Por otra parte, II'IIS de ingenio afll'mando que era lo mismo lo que manifestaba el cuerpo a
muchos individuos con alguna deficiencia orgánica no se convierten en Il'IIvés de sus órganos que el yo con sus expresiones lógicas, y que, en con-
neuróticos por tal motivo . Rosenstein defiende a Adler. HII"uencia, no existía ningún espacio intermedio para la teoría de la Iibido. 51
Yen parte, también lo hace Hitschmann50 quien afirma que la cons- 1\lve la sensación de que su defecto es precisamente su falta de intuición.
ciencia de la inferioridad ocupa siempre un primer plano de las neurOSIS, Discutiruos hasta calentarnos los cascos atravesando finahnente las
por lo cual los enfermos se sienten concernidos, aliviados y comprendidos , Hiles a todo correr. Me conmovió el que me acompañal'8 fielmente.
por la teoría de Adler (compadecidos también, puntualizó. Tausk). Pero
este tratamiento se inte1'l'umpe antes de alcanzar la neurOSIS propIamen-
te dicha, mientras que en Freud, en lugar de producirse prontos senti - VIIITA A FREUD
mientos de alivio, nos encontramos con la aparición de resistencias:. En "1 nelas de la naturaleza. Ciencias del espíritu
este sentido, el libI'o de Adler hace bien en conformarse con su titulo: Uber Illomingo, 8 de diciembre de 1912)
den nervose charaktel' [Acerca del carácter nervioso].
De hecho los mé todos terapéuticos de Freud y Adler son tan distin- \ 1 Iln a Freud, el domingo por la tarde; muy agradable para mi, ya que pudi-
tos entre sí con;o e l bisturí y la pomada. Al no considerar Adler más que IIIIIS hablar de todos aquellos aspectos en los que yo creía que existian
aquello que es fisiológico y lógico, renuncia eo ipso a modificar un estado dlvm'gencias entre nosotros y en los que estamos más de acuerdo, en rea-
inconsciente Ilsiológicamente fundam en tado y lógicamente interpretado. IIdlld, de lo que parece. Es muy distinto ver cómo Fl'eud piensa y trabaja 11
El al'rangement, por ejemplo, fruto de la sobrecompensación orgu- " ,'se liroitado a la lectura de sus obras, a pesar de que su personalidad
llosa de quien padece una minuvalía física, como defensa frente a la , 11' claramente reflejada en sus libros. Hablamos también de la clase del
humillación que le supone el compararse con los demás, hace posible que 01111 IInterior y me confesó que algunos puntos habían s ido simplillcados CII
podamos detecta!' t¡¡). al'rangement como. lo (lue en reaydad es; per? el .oI"III'lón al numeroso público asistente. Así, cuando en el caso de la matra
hecho de que este exagerado amOlO propiO tenga su I'alZ en una actItud 1111 habló de libido cuantitativamente aumentada, lo hizo sin mencional'
sexual perturbada hacia los demás, es algo que no puede llegar a hacerse " " liS fa ctores que intervenían también en su falta de dominio, tales como
consciente, pues se sitúa, precisamente, por debajo de los arrange- 1" dl scl'illlinación social, la humillación del sentimiento de sí misma, etcé-
ments de la consciencia. El tajante alejamiento de la «reahdad», caracte- " "1: n pesar de que estos hubieran podido causar la derrota, incluso COII
rístico de los neuróticos, opinión también compartida por Adle]', es algo "" IIlrnor quantum de libido. (Por ello, la interpelación de Tausk en la
que limita, en cierto modo, su propia visión de las cosas. Quiere convertir
las cosas reales en símiles (algo que la persona normal realIza cons- IS 1, La teor ía de la libido es una parle de la doctrina de las pulsiones. Freud distingu e
tantemente y con provecho al apoyarse en su propia naturaleza), pero bajo 11111' IliIlWLsos yoieas e impulsos sexuales ... El psicoanáüsis no ha olvidado nunca 1.. ex-lsM
mano, el arrangeur, la personalidad en cuestión, se convierte en Ilcción de I 111111 11(' J)lIlsiones no sexuales, se ha conSLr uido a partir de la clara delimitación d e lo s
"Hllnl,llUH sex uales con respecto a los impulsos yoieos y antes de cualquier otra cosa co nsl
sí misma, no dispone ya de sí, no le (¡ueda más que abrirse paso con ella al I HI, 110 qu e las neurosis surjan de la sex ualidad, sino qu e d e ben su origen al cOllHiclO ex is-
igual que sucede con el «como si_ de sus arrangements. Pues se ignora y ti 111. 111111'(' yo y sexu alidad.» ",Vorlesungen .. lLeccionesJ, d e 1917. La teoría de la libido se

omite esta capa de auténticas conquistas freudianas, a partir de las cuales ,. 11111 th'/HlI'l'o Jlnda en lo s DreiAbhandllmgen. Freud escogió la palabra latina libido ú)la cc l'),
¡tUI _1.11 {mlcu pa labra alemana adecuada, Lust (placer) es desgraciadamente ambig uu y
asciende hasta el yo, cuyo carácter inconsciente toma como base de sus " 1~1II1 1111110 111 sensación de la necesidad como la de su satisfacción», (Más tarde , en 192 1,
interpretaciones conscientes a deC':,echo de su extensa realidad. qlllhl' I¡'r{\ud In libido como la «Energía de aquellas puJsiones que tienen que vel' con Iodo
IJlIo lIu 41"1' pu ede ser incluido como lUll o 1' .. , M'asse¡¿ps,ychologie und lchanalyse (I'si co logfn
Por ello no pudo convencerme Adler algunos dias después (el 9 dI'
l. 111111/1" Y ull ólisis de l yo].) «Hemos cO II('c'hi(lo el CO lltcplO de libido como una ru el'zu CUllII
diciembre), en el curso de noa disputa personal, a pesar de que dio mues- 111 111\11111111111' vlH'luble que pu ede mcclll' ¡H'{)('('HOM y 1l1(Hllfll'urlones en el terreno de In cxcl
1" IUII . "\11111. DII'r.r'c ll ci umos estll IIhldo ch· 1/1 t\1I1'I'~rll fllll' 11I'{'(' lsu ll en gencJ'a ll os pl'oel'sos
, "1"1111", "I,llI rl01l1\lIclol0 COII su 1'111'111'111111' fjll~'\1I Y 111 I,/(,l1ll1lu l(' Inmbi én osí UII ('UI'IÍ('I('f
50. Eduard Hitscbmanll, neurólogo vienés, perteneció desde muy pronto al círculu ." 111111"1), •• Nul4 1tIl/l ~ llIllJlIO /t JIUI'/4, 1111 ,,/lrlllllll/l d" 1IIIIIIu, f' lI y H "('PI' 'sc nl nclÓII flSrttlllC'(I
freud iano y empezó en 1905 la práctica del psicoanálisis. Freuds Neu,.osenle~U'e [La IcOrrll (l 1~ , !ltlIIIIIIIIIIIWI libido ,y olen ... (<<1,11 111111111 11+ I VII 11. d, "1/111111111110" 1lIllIbl f ll , POI' O(HlRld611 11 111
las neurosis de f1"'reudl, 1911; más tarde, Hitschmann dil'i¡z;ló (': 1 Amblltnto~'ltlm del' Wi Cllt' 1 IIlillIH 111111\111 1. IIlJlcltl 1IIII't'lR!I;III •• ) I ':~ III 1I1t111 .. 111 I 't' "llj 1 I' JII 1 /111'1 "11(' 01{' /If'l'l'slilhl ul ('/'1111
Psychoanalytisch cll Vel'cinjgung (Amb ulatOl'io d{' 111 AHOflllll'lÓIl I'tll t'otwnlfll ca Vi(" ll flSII) d"N 11 .. IlIwlflll'lI PIlIlIl(lo 11ft "IH'llll lt' nllil " " 1111111 ,,,Inll I 111 ,1 ""1 111111 III'!r111 1111 OhJlltU/'l ~ I'XIIHII IH. NI
tinado a la formación psiconllnlfUcll de n,l'-dlcuR y Ilildlll4"~H," l. It I 1111111111 "1\ 1111 l'oll vN'lIdu /\11 Ilhlt' .. ,,111, Idl
Apre ndi endo con F're ud ViCll lL, de l 25 de oct\lbre al 6 de ab ril de 19 13

escalera también m e pareció justa, cuando en lugar de todo esto , pregunta- El entusiasmo que sentimos ante la brutalidad y la crueldad de estas
ba por las modificaciones cualitativas de la libido .) No estoy muy segma de ¡(('n tes -que corresponden a sus dime nsion es-, no responden al encanto
que tales «simplificaciones" no encierren un gran peligro, y esto sin hablar IIl ctzscheriano ante la «bestia rubia», ante la fuerza primitiva , sino a que
de que podrían dar, en apariencia, la razón a Adler, bajo forma de un «sileu- ,-~ Ia fu erza originaria es ya muy consci e nte de sí, conoce la existencia de
cio mortal de las pulsaciones del yo , de las pulsiones de poder". Peligrosas 111 jerarquía, de las inhibiciones, de los «pecados" - pero que «peca" de
ante todo ]Jorque las objeciones científicas quedarían así justificadas, es I" ...na prometeica. (El acto naif, en el s entido del animal no domesucado ,
decir, que toda la dife,·encia existente entre ciencia de la natmaleza y cien- I/lmpoco existe en el «salvaj e», ser humano completamente sometido al
cia del espíritu, algo así como entre química y psicología, se nos muestra I'p,·emonial religioso .) Los abusos de pod er y las rebeliones se producen
aCluí en toda su magnitud, al tratarse de una difer encia entre cosas cuantita- IlI'oci sam ente en la suposición de que tendrán lillas consecuencias infmi-
tivamente mesura bi es y no mesmables, es decir, únicamente caracterizables IUlI, ente más positivas y más directas qne nu estros lejanos castigos infer-
cualitauvamente. Esta iliferenciación es tan importante qu e debe remüir IIlIl es o que la rorma más próxima, aunque aLgo platónica, de los remor-
necesariam ente al método. En otras palabras: en la aplicación de métodos 11""i entos; ya que , en la medida en que para estas personas el pecado es
físicos a la psi cología no puede olvidarse, ni por un instante, que se opera 11 11-10 real, depend en todavia del «acontecen, unive rsal y se vengan, pues ,
más qu e con meras anaLogías . Esto no pu ede ser modificado, pues, todo lo tll 'l mismo . El pecador se convi erte así, al mismo tiempo, en héroe, ya que
que pretende ser demostrado científicam ente debe basarse directamente en l' (' ntrega al pe cado, paga , se sacrifica y cono ce el éxtasis , compañero de
la explicación lógica m ecanicista; no obstante, el cará cter impropio de toda 111Mnctos y sacrificios más elevados.
ciencia del espíritu debe ser tenido e n cuenta. Ello no pued e verse mejor que Por todo ello , estos hombres de be n ten er una actitud totalmente ilis-
en las investigaciones freuilianas; si tomamos la lisiología, o la psicofísica, ""In respecto a la represión. Lo qu e toma su venganza en el acto no
lan inlluida ]Jor la anterior, veremos cómo se omite fácilmente el reconoci- 1lIll'de, en cierto modo, ser reprimido, sino que permanece en el con-
miento de cuanto de acie ntífico se inll"oduce en ella aunque no sea más que ',-' 10 del desarrollo natural cotiiliano: de este modo, cada uno se mantie-
11 través del propio concepto de vida; el inc. de Freud nos recuerda más que 111 ', de buen grado o no, igual a sí m ismo. La cobardía, a su vez, no crece
nll alquier otra cosa qne utilicemos que es imposible escapar de ello por ,,"l s qu e allí donde puede encontrar refugio -y admitimos que los anima-
IIl1, chas palancas y ,·etortas. El hecho mismo de que no podamos captarlo l, de las llanuras son más valientes en sus actos y en su vida que los que
l ' ocultan en las montañas.
"' RS que a través de lo patológico es en sí una prueba de su inclivisibilidad,
,I n su totalidad, que no desaparece ni en nueslTas actividades individuales A tal respecto, me p lanteo siempre un mismo problema, que no ha
II, RS vivas. Fre ud puede evitar así completamente toda especulación y limi- Ido discutido nunca, creo yo que injustam ente, por el psicoanálisis. A
1II" se a los descubrimientos prácticos: pOI· ello los eleva más allá de las meras II IH"·, que al liberarse conscientemente algunas partes reprimidas y atra-
dl N ~utas de opinión, aunque no fueran más qu e la suya propia. Aquello que !,IIIIII A, el proce so normal exigiría su r ecaída inmediata en el inconsciente
vlIl e llara toda ciencia del espíritu, resulta tambi én válido aquí en mayor .1 1111 ne alcanzar plenamente su actividad a través de su fuerza natural
¡:t;rll(lo, a saber : qu e tan solo conoce mos aqu ello que vivimos. Iilll -,·nna : del mismo modo que unas planta s qu e se pudren o que se con-
\ 11"'1('11 e n polvo vuelven a la actividad, devu eltas al snelo en forma de
1111111118, sin el cual aquel sería hierro y estéril. Nos imaginamos el psi-
BALADAS DEL SUR DE ESLAVIA l/l ilH III O normal como un vaso de agua clara COIl llores bien cOl·tadas y
'" tI !'lI t,lIa s, y olvidarnos la oscura ti ena, el] la que crecen sus raíces: de tal
Taus k me las ha traíclo tradncidas. Está la poesía de la que Goelhe dijo 11I 11l10 qu e el hombre del Futuro aparece casi como «estel"ilizado» de su
a Eckermann era la más hermosa que jamás hubiera conocid052 (o algo 1lI l lIlI Hl'irnte y lo me nos fecundo posible en lo tocante a su espíritu y a
parecido) . No es suficiente sin embargo , decir que es hermosa: llena 11 1"1I("'pO . Nos senllmos IRn fl ¡¡¡li SIO con la auténtica poesía popular por-
directamente de alegría. Uno no reacciona con juicio, sino con alegría. ' jllI \ 110 1I0S HIlO .. III /lI go I'M I.. I'iII ~ IIc1o , Rin o qu e, i'Tellexivamente evoca en
1I1I1 'I'I II'ollllt' \'lol ' lo!lo IIqtlPllo Ipll ' IIIIC 'C' qllP 11080 11'08 , ser es humanos, viva-
52. GOCtJ1 C había dicho a Eckermann, a propósito de 1111 11 /0( po es fas sCJ'vius (ll'odtwl IHU ". UI'IIIt ' IIIt1 M, 1\ 11 IIIHI 111111111"11 , (I \I ~ llIlIlfl S.
IIml) el 18 de enero de 1925: «Estos poemas so n exce ll' l1l (' o'I. AI14l111 0S de ell os sup er'fln ni 1.0NJlol'III ,' IIlIJlIII ," ·,-. "'·111 ' "11 1,1111 1I11 ·0Il Hlill" ·/II· lns cosas o blancas o
elllll l ll' de los Canlares, y eslo quiere decir' a l g o ~.
Aprendiendo con Frelld Viena, del 25 de octu b re al 6 de abril de 1913

negras, procedimiento que nuestros poetas «versados en psicología» han tlnd de lo sucedido, aunque las consecuencias de la acción puedan ser el
abandonado hace ya tiempo. La poesía primitiva se consagra con todo su IIl1iquilamiento.
temperamento personal a los fenómenos y a sus consecuencias, sin pactar
con la ciencia, la cual, por otra parte, aprendió de ella lo que es abstraer.
En este sentido popular el pensamiento se corresponde plenamente con la AOLER y FREUO
posición psicoanalítica, al recurrir ambas a tipificaciones basadas en (I.unes, 9 de diciembre de 1912)
opciones de base, no por un razonamiento afectivo o moral sino precisa-
mente por todo lo contrario, en un intento por conseguir la máxima pureza ¡\lller me escribe quejándose de la «infidelidad» de Stekel, lo cual no deja
haciendo derivar lo individual de sus conexiones objetivas; el pensamien- dll tener gracia; no hubiera podido probarse más rápidamente. Pero tam-
to popular, por su parte, se estanca en las simplificaciones que se derivan hl 6n se lamenta sobre la mía, y ahí lleva razón. Nos hemos encontrado y
de sus percepciones subj etivas. hpmos estado hablando y callejando por espacio de dos horas. De hecho,
Ahora bien, también podría objetarse que lo que se hace visible a tra- I N fá cil comprender lo que parece diferenciar a Adler y Freud; el «senti-
vés de las determinaciones,55 del psicoanálisis lo es únicamente en uno de "d ento de inferioridad •• de Adler contiene en sí mismo una «represión pri-
sus aspectos, no en su totalidad; solo por el lado vuelto hacia nosotros IIllliva», la experiencia de una humillación fundamental, mientras que, «la
(por ejemplo, la historia de nuestra vida, etcétera). En la medida en que to- I ,' presión» de Freud remite a un material, por así decir, psicologizado, que
do ello no representa sino un fragmento de lo acontecido, es decir, que so- VII ha aparecido en la consciencia. Decir que este material es «sexual», es
lo existe por sel' al mismo tiempo acontecimiento y elemento del otro lado 11111 amente posible bajo la condición de que lo distingamos de lo «espiri-
(apartado de nuestra subjetividad), somos aceptados allí aunque de muy Ill lo! »: los dos van siempre juntos y aparecen de forma ambivalente. Por
distinta forma, y estamos enraizados y florecemos, del mismo modo a 1111'11 parte, cuando Adler insiste en la «protesta del yo», ésta crece única-
com o estas determinaciones hacen posible que lo reconozcamos en noso- 1OIO 'IIte a partir de la supresión de Ull encadenantiento general mal defini-
tros. Precisamente el inconsciente nos ha mostrado en qué medida d". es decir, de lo sexual en cualquier caso. El criterio es, pues, que se
«somos) algo más de lo que somos «nosotros», y en fin de cuentas, es en lo """d e describir desde dos lados , del psíquico y del físico, y que aquí, todas
más profundo de sus límites donde termina, no ya el razonamiento afecti- 1" /4 nlLeraciones y las neurosis se entrecruzan como en un punto de in ter-
vo, sino que, jlrnto con él acaba también el juicio fáctico. Y, a este nivel, I"'('ión, que simboliza la totalidad. Pero Freud es el Úllico que ha ideado
podemos pensar que el hombre arcaico, de espÍl'itu ingenuo, lleva a cabo 11111'11 ello la expresión «compromiso»,54 el único que ha hecho justicia a la
a lgo más que una «conexión interpretativa» al instalarse involuntaria- 1IIIIII e naturaleza de este proceso, importando poco que haya insistido bási-
mente y sin personalismos en el hecho que ha sucedido a la vez en él y en I IIIIIC'nLe en el aspecto sexual (particnlarmente al principio porque se dedi-
su entorno (<<haciéndolo reaccionar y condicionándolo,,) como sucede Illhll al estudio de la histeria). Ha sido el único en descubrir el espacio
en el gran Uno-y-el-mismo. Entonces puede parecer momentáneamente' 11I1"rmedio del trabajo psíquico inconsciente, el único en haber dejado un
como muy activo y pensativo. Y es sin duda algo de esto lo que nos afecta III ~IIr para los positivos mecanismos que allí discurren y es de ello de lo que
tan profundamente de estas «acciones pecaminosas» de las baladas del sur " In\ll1. Porque de ello depende no solo la simple explicación de la enfer-
de Eslavia: una forma de actuar que sentimos como la existencia misma, 111O 'lIlI d: proscrito por ella solo percibimos borrosamente ese otro lado y el
que no exige justificación ni excepcionalidad alguna, accediendo simple- 1111111110 que lleva al misterio del inconsciente nOlmal, en donde reposan la
mente a aquello que constitnye junto a la acción misma, la eterna reali """oIidad y el yo, unidos aún narcisísticamente y donde reside nuestro
111111'1111(:0 enjgma. Para Adler, en cambio, no pnede existir, estrictamente
53. «En seguida se darán cuenta que el psicoanálisis se caracteriza por una creenclu IlIIhll1l1d O, ningún misterio: su yo se eleva tan solo sobre su propio juego y
rll pcc ialmente r igurosa en la determi.nación de la vida psíquica. Para él no existe nada bann l
1'1\ las manifestll ciol1 cs pSfqui cus, nad:! arbJlrario ni cas ual; espera encontrar siempl'e 1111
1111 MI' V(' c nf" en Lado a e nigma 55 alguno.
IIlnllvO a llí dond(,' uo MI' IH'OIi IUOIllI't' tI IHHH'/lI'lo¡ ('Sl~ IH' (')HII'/ ldO linte una motivación nll.'H l I
pl(.' (sobl'l'dcH' I'llIlIlu l'l/ln) t11 ' 1111 1I11 "UIIO , · I'. ' IIIU !I.-.fl/llll 'n, 1I1i1 11l11'IIR till e nu estra cfi uslt lidod di' ", ~ , I '~ l ,'pliullUdo (j¡o 1111 j 1lltlllll'lilllI."" /'IlIl'{J y o y sexo se muesb'a, por ejemplo, en los
01'1 ";('11 1101olIhll ' 1I1I ' 111I - l'OIlKlllltu ". 111'" KIIII KIIIII'II. 1 11/1 ¡'Oll 111111 1'10 111 ClI USll ps(qul clI.,. ~ Ohl'l .'. 111 111 ¡,dlhIcHI, 101'1 I'l IH' IIII t4, 10/'1 1'1 111111111/1 '" 111\111'11111'11 1'4 JI ()h~cRlvo~, la s perversiones.
I'I4Yf' IIOIlIlIlI YM I'. IHohH 1,1 P 'I I- 1111111111 I ~ I ,. U" . IIUHldl 1I 11. 11111/1 '1( IIJI '(1 el conceplo de ,",Ohl'I' .." 11'I't\ uil IIl' MI", 1I1I 1111111 /1111\11 IIIII"lIn dll 'I'1 Oj l.n hnll f(l1 11 fI,' In vidn que se deduce del sis-
,1, ' h ' I'lUlrllll'l fm (NHIII 11 I t' !J ji 11111 ucllll l'lulIlI oII t' h/l /'lll 11111 1IIIIIplllu 111 111111 " 111 11111 /11 11111 IIKI '/',li lvu; 110 deja lu gfl l' al amor». POI'
Viena, del 2ó de octubre al 6 d e abril de 1915
Aprendiendo con Fl'cud

puede ser inferido psicoanalíticamente. Admitámoslo. Pero también pode-


COLOQUIO VESPERTINO "'OS añadir lo siguiente: el que alguna cosa pueda ser considerada como
Lo personal en filosofía ¡lI'oducto de la personalidad, y qu e con ello se limite su valor de verdad
(Mi ér coles, 11 de diciembre de 1912) II hj eliva significa, en la actualidad, algo mny distinto a lo que po ¡lía sign ifi-
"11 1' en el pasado, cuando se uLilizaban estos arglUnentos pal'a oponerse a la,
Se ha alabado demasiado la conferencia · pronunciada por Winterstein;56 "xi gen cias y a la aJTogancia delas verdades metafísicas. La personalidad es
incluso, se le ha I'ecompensado con una salva ele apLausos y gritos de l'I'conocida hoy en día como un fa ctor decisivo incluso en la formulación del
bl'avo, Y ello gracias a que no jugó Umpio, lal y como suele suceder en tan- jll'nsami en to más abstracto, y se ha convertido , sin perder por completo su
las y lantas con fer encias, alcanzándo se como r esu ltado la más absoluta "llI'ácter personal, en algo más ampLio y capaz de aceptar la parte de verdad
co nfu sión en torno a la cuestión prioritaria, pu es lodos be ben en las mls- 'lil e debe ser asumida algo m ás objetivamente, El modo como las cosas son
lilA S fu e nles, 1'1'I:onocidas -aparentemente de modo subjetivo- y también degustada s,
Al gunos pasajes francamenle buenos: pO I' ejemplo, la consideración "x perimentadas o realizadas, es decir, creadas para la propia vida, se ha
111' II" SI" Cjlle punlo la libido se extendía originariamenle sobre todo y 1'lIll vertido ya en llIl procedimien to y adquirimos Ia idea de que esta valo-
Hllil, '(' loll ()s, hasta que, a expensas del lodo, se intensifi có en individuos 1'lIción (de apariencia plU'amente personal) de la verdad no se halla tampo
"1 , I,,dos (a lcH nzando e l concepto de amor pI'opiamente dicho) de laL ma- "11 tan alejada de la realidad como pudimos creer eo momentos de sobl'e-
111'1 '11 qlll' "llora cosas diversas que en el pasado fu e l'oo hechos, ya no nos " rl oración del pensami ento 'Iógico; y del mismo modo a como lo afectivo es
PIII'I'('I' II III (¡S quP s impl es súnbolos. 1I1'I'osario para la representación y la comprensión lógica porque fij a nu es
Al 1 ~ 1' lI1 iIIO, obse l'vó Freud qu e qui zá pudi éramos exp li ca r la cons- 1111 IItención, también a la inversa , los va lo1'es permanentes, los valores villl
(' 1('III' ln (' n ('O lnpa rRción con la actividad de Los se nlidos en relación con I" Hpersonalmente aprehensibJ es, no s descubren conocimi entos del ser.
(' 1 IIIUIHl o ex ll'l'ior- co mo aquello capaz de Cl'ear cualidades a partir de En ninguna época qu e no fu era la del psicoa nálisis hubiera podido
adquisicio ll es cuarOlil.aLivas. " III'lrse paso lUla opinión semejante, pues nunca como hoy hemos se nllllo
Su segunda obse rvación fne característica y m e ll euó de co ntento: si Olll'SlI'O conocimien to como algo lan rela cionado con lo que nosoll'''"
tuviera que pl'onun ci3l'se, a lo que m enos objetaría sería a que se le asociara 11 IIIOS, nj lluestro ser se ha visLo LaJl aligerado de las UmHaciones t's ln'
en ellerren o de la Iilosofia, a un cierto dualismo. Qui en, como Freud, elimJ- , II/II/I ente personales, y es por ello que puede seguirnos hasta pe ncl/'." ,
na la filosofía de su campo de acción se afi rm a filosóficamente en el re chazo , 1111 nosolros en esa enorme profundidad, lan indisolublemente unida., 111
de la palabrería monista, y en la consideración de las amplias y profundas 11111 , que no podemos distinguir de nosotros mismos. El viejo prece plo
posibilidades empíricas que le son ofrecidas por una pel'spectiva dualista. IIII/"ri fico: «iConócete a ti mismo! ", no es ya un problema ético, sino vitu l,
La opción de Winterstein tenía esen cialmente por objelo el d~mos­ 111 ' pO'ObLematiza el conocimiento de lo que de be ser, sino el Ser mismo ,
Irar que el problema del psicoanálisis co nsiste e n probar a la f110sof18 qur Diariamente en el ambulatorio el e n eurología con Tausk, gracias a 111
los sistemas derivan de la naturaleza misma de sus autores,57 y que ello , 1I111t'za ele Frank-Ho chwart (Director de la Clínica Neurológica) que 1I0S
1" IlIrll e analizar de 9 a 1; en bata blanca. Escalofriante el caso de la pa l'"
ell o es una occonce pción del mund o carente de consuelo». Ge~'chich l c de,. Bewegung lHistoriu ""Ii '." Aunque Tausk se esforzó infru ctuosam ente por conseguir 1m ap lll
del movi mi e ntol · '1/1/1 1' 111 0, ya está en el mani comio.
56 . .. Ps~fch oa n al ylisch e AnmerktU1gen z~' Ceschichtc. del' PbiJosoJ??i e» [O~sel'V¡.1
ciones pSicoan.,Jílicas acerca de la histol'ia de la Ill osofía ). publi cado ~ n.verslOn a:upllada (' 11
fmago ( Lomo 11 , 1913) . .. Por una parLe , se ~a l a...á ... d e eS l.ab l ~c~J' los hn~lt~s esen~la1es e n 1,':/1
teo rías de Jos fil óso fos qu e 110 parecen regi rse por un conocltlllc nto objetivo, pCJO que pnll 1111 O (VII)
ce n estar determjnadas por deseos inconscie ntes ... y pOI' o\.ra ... intentaremos hacer un es bu r , jlla de las neurosis, TransferencIa, Intelecto y afecto
zo de los fundam e ntos inconscientes de la personalidad del filósofo.» El Dr. AJfl"ed F'rh. von
Winterstein era, desde 1910, miembro de la Sociedad Vien esa de Ps i coa~áli s i s . _ I 11 1111110, 14, de d'ici embre de '191 2)
57. En cierta oCaSiÓJl (<<hace al guno s decen ios, cuando se trabaJa~a COJl~'a la al'l'o
g311cia de la metafísica que se pretendía poseedora de la ve rdad ») me!lCJon ó Nlel.zchc, ('11 I '1 1I11I111fI [lIltes de l as vacn<'io ll t 1r04 .I¡ ' NIIV lfllld , plll '/I mu yo l' descHI1Ao tlí l
una carta diri gida a Lou von Salomé (16 de septiembre de 1882) , s.~.s «Id eas de unn 1'('(1111 '
ción de los sistemas fiJosófj cos a los actos per so nal es de sus ca lificadores», lI ull1 (i ndot" 1II 11' 1/11 ; IlIdl/sll S(' 111.1 co nl'l/l/¡\ld" .\ 11/1 IlIdlli 111/1/1111'1 SI' IIH'S lrl'.
«ideas del ce r ebro hermano».
Viena, del 25 de octubre al 6 de abril d e 1913

Sobre terapia de las neurosis; ha alcanzado su objetivo cuando el "Impatías, tendrá mny especiales brotes en el neurótico, pues este regre-
beneficio de placer de la neurosis se ha vuelto innecesaria. Involunta- "" a lo infantil y de este modo alcanza finalmente el punto en el que las
riamente se tiende a pensar: si la neurosis se fundamenta en la ganancia ,'nfces psíquicas surgen del terreno de lo físico.
de placer ello proviene de que se manifiesta psíquicamente: tenemos la Lo que piensa Freud, es decir, que lo intelectual depende de lo
impresión de que las enfermedades orgánicas existen indepe ndi entemen- IIrcctivo podría verse ampliado diciendo que todo aquello que llamamos
le de nosotros, y que tan solo benefician al tumor o a la esclerosis, pero no III' nial surge del hundimiento de las resistencias afectivas. La persona
a nosotros mismos; por el contrario, las más in creíbles e inútiles forma- "I(, S banal no tendría que superar ninguna; el neurótico no se hallaría en
ciones y transformaciones psíqnicas no constituyen más que una forma de "lIl1diciones de hacerlo; para el hombre creador, por el contrario, la crea-
inlp osi ción de «nosotros mismos», y, consecuentemente, eJ intento de cu- Ilvldad resulta del constante incremento de los procesos del trabajo espi-
"o ción significal'á en primer término una derrota y depresión nuestra. rllllal por el debilitamiento de su estructura. Del mismo modo que la
III cluso la vida psíquica más afectada por la enfermedad es a pesar de todo "lIrcJ'medad debe tender a su curación, la salud debería exponerse con
.vida» en todo su milagroso significado y no podemos inlluir violenta- ,,!'I¡mismo al riesgo de verse debilitada y por sí misma transformada, ya
lIl e nte sobre ella -e s decir, incidir desde el exterior- en su intimidad sin 'lil e las barreras y los muros comprome ten tanto los aspectos más íntimos
lIaliarla y limita"la, a l menos en apal·iencia. Respecto a la transferencia.58 ,1" nuestra vida como puedan hacerlo los abismos, y caso de morir petri-
No elebe actuar tan solo como mera sugestión ya que ésta se halla limita- 11t'lIdo O destrozado, el resnltado fmal será siempre el mismo: la muerte.
1111 por la ambivalencia neurótica: es por ello que resulta necesario que el 1'1"'0 en lugar del dolor y de la necesidad que pneden arrastrar al neuró-
psicoanálisis haga posible e,l acceso a la consciencia y a la comunicación, ""0 a la curación, el hombre sano conserva su temor al sufrimiento, y ello
lo que se consigue con ayuda de la transferencia pues ésta contribuye al , IIl1stituye su «triste placer», a pesar de que la vida no es algo «vivo» más
debilitamiento de las resistencias; por otra parte, la so la concienciación '1"" aUí donde no existe placer, sino procl'eación, es decir, donde tiene
"0 basta, pues su utilización afectiva no alcanza a ser aprovechada más III~/I " illla síntesis de dolor y felicidad, de desesperación y de éxtasis.
qll e en virtud de la traflsferencia, de la convicción. ~re ud traduce aqní
. I,'a nsferencia» por «respeto, inclinación», incluso cuando se refiere a la
Il'tlllsferencia sobre un objeto paterno; no menciona la raíz sexua l, que /1 ANALISTA Y EL ANALIZADO
IlIlItO sorprendió a Bjerre5 9 hasta e l punto de hacerle rechazar toda la teo-
"r" ele 'la trans ferencia . Creo que: el origen sexual, que goza de todas las l'IIIISl< afirma (y el único que comparte su opinión es Gebsa ttel6o) que el
1,"I'"l1iento psicoanalítico aliena al que lo recibe (pero la mayoría insiste
lS8. F'reud había utiliza do ya el lérmino en Jos Stltdien iib er Hysterie, de 1895 (editado , 11 In facilidad de la contratransferencia sexual 61 ) y que la fragmentación
I'4J1llnrtlamente con Josef Bl'cuer), en el se ntido de la tran sferencia de una representación
,11,1 tlUre,nllo de su pasado ha cia el médico. Más tarde se convirtió en un concep to central del
I",lt'O/llltH!sis. "Cada vez Que tratamos un neur?Li co surge en él el distanciadol' fenómeno de OO. Victor-Emil Frh. von Gebsattel (nacido en 1885), doctor en Filosofía, había parti-
111 11111110<-1/.1 transfe rencia, es decir, dirige aJ médico lLD exceso de ternura, muchas veces mez ~ I IPlldu con Lou Andreas-Salomé en el Co ngreso de Weima l'; ejercía el psicoanálisis. Rilke lo
I' ludll ('011 an im adversión, que no puede basarse en ningún aspecto de la relación y que ¡ II IIIIP(n desde 1908; véase la correspondencia y las notas a las cartas de Rilke ~ del 28 de
;W~ 1 1 1l lodos los indicios de s u aparición, deben ser derivados de antiguo s deseos de fantasía tllt II ' IIII)I'e de 1911 y del 20 de enero de 1913. Una de sus obras de enton ces: De,. Elllzelne und
qlll \ ~t' hl1n vuelto in co nscientes. ,. .. Ober Psychoanalyse •. El carácter esencialm en te ¡rrecon· ,. I IlIsdlaltcr, Untersuchung zur Psychologie und Pathologie des rriebes nach Beachtung [El
l'II111hll' de Ins inlcrprctllcioncs psicoa néllíticas y ps icológicas de Freud y Adler se hace paten ~ 111111,,\(1110 Y e l espectador; investigación personal acerca de la psicología y la pa tología de la
1.1 C'O Il (' 1 concep Lo de t.ransferencia. Para Adl er esta no consLituye otra cosa que «un artifi cio 11111 .. 11'1111, novi embre de 1912.
111 \1 IIII('1('111e J)nra robar al m édi co la s up eriori d ad fáctica,.. Ne,'vosen charakter. (11. En una carta del 20 de febrero de 1915 a Ludwig Binswanger (cuyas Erinnerungen
S('sim Ji'1'c ud, la lransferencia es la «experiencia más importante que confirma uu es 11/1 " "(I /lr! nburenn desde el primer encuentro en 1907 en Viena, hasta lo s últimos años de la
11'/1 ,11 IIJHHtlclón d e las pulsiones sex ual es de las neurosis,., ya que es «la prueba irrefutabh' Idu 11 " Fl'('ud, y qu e había participado tanto en el Congreso de Weimar como c.n el de
" tllll'I' (' 1 orllJjf! 1l de las n eurosis en la vida sexual,.. Geschichte der Bewegung. 11I1I1t'h) eR('I'ibe )i'reud sobre «el problema de la contr atransferen cia»: «una de I ~s dlfic u~ ta-
rso, l'tlul Ujerre, médjco especialista en p sico terapia, de Estocolmo. Lou AndrcfHI .11" 1I "III<'/lIi dI'! 'IJa. La con sidero más fácilmen te resoluble desde el punto de V1sta teól'lco.
~ I.hllll~ lo ('fHIOf'lÓ, en agosLo de 1911, con ocasión de una visita a Ellen Key en Sueci a; milI \'1111 ,110 Ijlll' sc bl'inda a l pacien te no debe ser IlUllCa afecto incontrolado, sino consciente-
11111'11 M Uyll, .Z UI' HlIClikalbehalldlung del' chron ischen Paranoia .. había aparecid o en el.fall,' 1111 1111\ ,1I~ldhllldo, y seg ,'In In 1l('('N~lcIncl, (' 11 mayor o menor cuantía. En ciertos casos, muchí·
h",.I/ (10111(1 111 , 1011). nj cl'I'c co ns id cl'ó ItI ,'ol1C'c)lC'16n de lu IIhldo de Jung, en ole rlo modo. '1110 , plll'" 111 11 It'II 11 1J/J 1'1 h ' dl ' l pt'oil1o hW(lIIA()!f'I1I(', I~s l.a me parece la fórmula adecuada. Uno
I IIIIIU _1111 111I'UtlIlH' II AI11'IIbl e lIvunCC lt, . l\h\jl1 eI. \) "lI1l1' l' pI 11 l ' IU\~fllli CI' I'igj d c~, que no so l o ('M ,1, 111 - 11"11,11, M/lb lll' ,'(' (' 0110('(11' Mh' IIIIH '11 ,111 1 l'UIIII'/lI!'nnsf'e re ncia y dominarla, so lo, entonces
I~ .. II"III\II 11 111 IIh llllJ 1'11110 11 (' lIlllqnl (w C'H"H III ' I'HI II I .11 ' 1111 tI lu vl d ll ,. J(I It,.bIWh, lomo V, I O I ~, '111, .llt 11111'1\ II l' tl ll /! , 11111' 11 1I1~1I1I 1 1I 1llllIlII Hlndl) Ill)c ' ll~ p O"(1I1e SO lc lima en dem asIa, es una
AI,n'ndlendo COI} Freud Viena, del 25 de octubr e al 6 de abril de 19 13

el" la labor, además, no f'avorece tampoco una visión personal de conjun- II,,' nte orientada e instruida por la contemplación del mundo exterior. Y
lO. IWo proviene, natmalmente, de dos causas fundamentales: en primer "11,, es también la razón por la cua l el ser hnmano que hemos dispuesto
1ligar, de que el bisturí del cil"Ujano nunca ha con tribuido a embellecer un 1"11' medio del análisis no se nos aproxime a su término con más sinlpatía
"OSi ro , y en segundo lugar, a que el descubrimiento de las capas más' pl'O- '1"C a l principio, sino que, por el contrario, se nos oculte de nuevo hasta
flllldas conlleva la disolución de la expres ión personal en manifestaciones , 1111'1.0 pJll1to. Si el método pudiera ser otro, cosa desgraciadamente impo-
('oltlunes y corrientes; además de una anatomía común, también posee- Ih le, es decir, si pudiéramos acceder al analizado en su totalidad del
"' OS un inconsciente común (lo que despierta también simpatía, aunque "risilla modo a como accedemos a sus fragmentos, entonces no tropezal'ía-
lit' distinta manera). Pero creo que exis te un tercer motivo que subyace al "'118 con la monotollÍa de unos pocos motivos fJll1damentales que es donde
,u (' lodo que aplicamos . Me refiero a la contrad icción (inmodi!'icable) in- 1IIIIIa el análisis el punto !'inal de la profJll1didad inconsciente, sino que
h,','cnte a la ntilización de un método tomado de la s «ciencias» -pl'ocedi- IIIIS hundiríamos aún más en el milagro silencioso y sagrado de un mnndo
,lI ll'nto de claritlcación lógica por medio del cual intentamos aprender el '1"1' también es el nuestro y que se nos muestra inagotable precisamente
1I1111,do exterior- y que aplicamos a las manifesta ciones inmecUatas de jllI" su misma com unidad .
IIUI'st"a más profmlda interioridad. Ya que no se trata de un examen psí- Los últimos efectos no recaerán sobre el enfermo lleno de culpabi-
quico exterior, en cierto modo de «psicología», sino el registro y constata- Illilld , que en el mejor de los casos es tará próxinlo a la curación, sino
"'ÓII «viva» de la espontaneidad del proceso. En ello colabora el analiza- IIh ,'c ese inocente nniversalismo 63 que se verá así recubierto por el blan-
,lo , p ro menos por lo que reconoce que por sus mismos actos. Ello hace , 11 manto resplandeciente ( del «narcisismo») por encima de una desnudez
1111(' "esulte artificial hablar de «determinación» cuando resulta decisiva la 01, ' I'stl'l,ctura demasiado hnmana. Allí donde se ven arrancados tantos dis-
lololid ad, pues la vida no puede vivirse como tal má s que como totalidad, III,('rs y se ven destTuidos tantos hechos fa lsamente idealizados, tendría-
,y IIqllf se la somete a un métoclo que no le corr'esponde pues la descom- IIII'Nque poder seguir jJll1tos un camino lo suficientemente largo que nos
pom' c n cada uno de los eslabones de la cadena . En esta situación, cada I" ' ,'mitiera alcanzar el lu gar en el que el individno pueda sentirse dismi-
111'0 (1(' ell os niega en·consec 'lencia en su misma vitalidad la b,'i1lante IIIIldo, sin ningún inconveniente, viendo cómo se desvelan sus ridículas
"'I""'MlólI que pronullciara Nietzsch e: «todo el lin aje humano, con inclu- ,II IIhl ciones, ya que está regresando a sus propios orígenes y recuperando
1011 tll ' 11110 ll1ismo».62 11 vlllor total, que se conserva intacto y a partir del cual el único juicio
J\dl'II,ÍlS el e las resistencias derivadas del contenido a analizar y de 'JI"' 'l OS es posible emitir es el de que: «no saben lo que hacen».
1". " pl"' loS ('"fe"mos que se oponen a su aislamiento, existe una parti- Tausk comentaba hace poco la casi exclusiva participación de judíos
, 11111" "" MIN l, 'uciA que radica en lo puramente t'ormal, en la forma de tota- , 11 IIIS progresos del psicoanálisis, y añadía que era comprensible que re-
1101"" 1111",'10" dí' que es poseedor el ser humano. Plldiera ocurrir que esta 1111111''' más visible la estructma interna de los viejos y ruinosos palacios a
" 1, 11 ' 111'111 NI' lIIanifestara con mayor fuerza en el individuo sano y qU(' 1, IIV~S de las grietas abiertas en sus mm'os que invitan a la investigación de
111, ," """l' ~I " '1 1I cn consecuencia una transferencia muy fuerte que obra- 11 IIII(' ,'ior, que no modernos edificios que solo atraen nuestra atención por
'" """'" I't"',,w opuesta, ya que en ese instante, tan solo puede confiarsc 1" Iflll'as y colores de sus bellas y pulidas fachadas.
pll ',,",,"'"I(' en la salvación que ofrece la integridad del o tro present(·
'""111 ~1 " 'III'lfll co nsoladora. O~, Tras haber practicado Lou Andreas-Sa lom é el psicoanálisis por espacio de cas i
1,11 ~rll n ventaja que supone el atender a la vida psíquica en sus pro - ,II! ti I'Adas, en su Donk an Freud [Agradecimiento a Freud], 1951, afirma lo siguiente en
plll N f'Ol'lllH S el e explicarse, en lugar de hacerlo ele modo entremezclado 11111011 ro n e l Ic mu .Ana lytiker uud Analysand.. [Analista y analiza do]: .Con razón atrajo
11 Ii d IIII{,' S II'/l atención acerca de lo normal que resulta que el analizado deje de pensar
"11" l"I," 'p"l'la ciones parcial o totalmente fisiológicas que le son extrañas, ,l. h¡ljfI,lnt!o en su alla li sla, del mismo modo a como una persona sana deja de depe nder de su
1"'N"l' IIII"hié n sus Ifmites en el hecho de que nos vemos precisados 11 t. ,I~III 114' 11I l'u ici llU S, En cam bio , so lo puedo imaginarme difícilmente que ello ocurra a la
1, '11 " N1'0 "11 111 " ('sos resultados en beneficio de una representación lógiCA IU\I ,."": \'0 11 dili cull fld olvidA el llllnlisln a los que han sido sus analizados, precisamente por
1" 1t IIn ','II' III II(' iÓII ir"'C pNibl e qt lC' 1(' ol'l'('c ie ron , ¿Pu es en qu é consiste, observand o con mayor
1I " 11111111\1110, lo lI'I'(' IWllhll' l\(' lu /i IlUII(' i6 11 nSfqui ca? Precisamente en que únicame nt e en
111111 /11 111 '11111111'/1 ('On l' l CllrCI'1110 y UIl cnol' técnjco, Ello no es nada fácil y quizá s debe se r UIII! 1111 It' 1(, 11 11','('(' 1111 1111111'1'1 111 111 I 11\4' ,'1 1IKlHIUI' qll(' lI {'vnlllOS dentro, tan íntimo y próximo a la
11 1"'11 11111\'11' plll'l\ ('onsl'guir lo", { ¡,l., '1I1t' (','11'1111" 11\1'111,'1 11 111 1111\ 101' I1IUh,o, V (Itli', PI't '(liHflIlWI'I I C por su dedicación de investi-
(lll, l ,tl U AIH II'I·M ..Sn l oll1~ CiLa ya en su UbI'O sobre Ni('lzsche (1894) es ln CX pl' ('s l~1I cll'! UIUI, ~ I \ 11 1111'11111'11 1/1 jll'¡d",,¡III IIU I lit 11111' /11 1111 IItllll1l1lhlltrl ro mo si c!csnl'l'o ll ara el aulocono-
Inl /ll lllll , 1'(\11111"11 11I ";(1 11i o ("CO Il Inclu sión de lIlIO miSll10Jf), IIlIlI'll ln d i' /lI t 1111 14 11 10 -
AJlrendlendo con Freud Vlcna, de l 25 de octubre al6 de abril de 1915

SPINOZA dl1 lJe ser asumida hasta sus últimas consecuencias para alcanzar, desde el
""lvimiento empírico, la paz eterna de la filosofía de Spinoza que incluye
No es difícil encontrar ya desde los primeros años la expresión de las inte- ,,1 más apasionado entusiasmo que haya conseguido quizá ningún otro
rioridades más íntimas, y ello vale también para Tausk en relación con I',msador al identificar la «naturaleza. con «Dios», sin dar un carácter
Spinoza y e l ensay064 escrito por él en 1907. Hay que destacar también el . IIbl'enatural a la naturaleza al mismo tiempo que tampoco hacía descen-
hecho de que entonces no hubiera leído o no conociera a Spinoza en su Ii,"' el nombre de su Dios hasta el nivel de las cosas.
totalidad: ocurre con Spinoza que basta la lectura de alguna de sus pági- Resulta hermoso el reencontrar aquí al único pensador por quien sien-
nas para poder decidir si uno forma parte de los suyos o no, mientras que 111, casi desde mi infancia, una profllllda afinidad intuitiva y que sea, también
monumentales trabajos de interpretación escritos sobre él tienen como ,, 1 mismo tiempo, el filósofo del psicoanálisis. Sea cual fuere el punto
punto de partida los más doctos errores. Pues pensar como él no significa "ltlH'e el que se reflexione con pl'Ofundidad, se acaba tropezando con él; le
en absoluto adoptar un sistema, sino -«pensar». . ,, 111 a uno al paso pues está siempre presto y a la espera en el camino.
Por otra parte, la palabra «representación» que en los coloquios de
los miércoles atribuí a Tausk, me resulLa ahora reveladora de su íntima
NAVIDADES
adhesión a Spinoza. Pu es basta desarrollar la id ea de captar las expresio-
nes corporales y espirituales como representacion es para llegar hasta
pinoza. Esto es algo muy distinto al paralelismo sistemático cuyo saber 111' IJasado las navidades con Ellen en casa de Beer-Hofmann;66 antes, ya
final no es otro que el estable cimiento de «loca lizaciones cerebrales» o IlIIltf" pasado algunos días con él, cosa que ha vuelto a repetirse después
similares: es la concepción clara e íntima de la totalidad y presencia d~ ,1" Navidad. Beer-Hofmrum se ha convertido en algo más que un recuer-
dos mundos que no se excluyen ni condicionan pues son uno mismo. Es dll , ~ me conmueve el modo como ello se ha vuelto recuerdo también para
ir más allá de Freud en.el terreno de la mosoría, pu es él ha conseguido el ,1 ~: I , que hasta ahora era un alegre y hgero cammante, se ha convertido
método adecuado para uno de los dos mundos, el psicológicamente apre , 11 li lguien pesado y sedentario, y nada en el fondo le es más ajeno que
hensible, y ha aplicado al mismo su método hasta el final, método qU(' '''111,,110 que, a pesar de mi natural seriedad , me aportaba de alegre y des-
perteneció anteriormente al otro. 1'1 "ocupado. Pero en su forma de segu ir a los demás y de compartir sus
Hay algo en los fundamentos del psicoanálisis qu e lo acerca marca , d, ,~ , 'f!,s hay algo que, desde el mismo momento de nuestro reencuentro,
c1amente al espinozismo: el concepto de sobredeterminación. 65 Esta no "" , ll enó de emoción y me hizo mantener la distancia de modo realmente
clón, de que todo se halla psíquicamente sobredeterminado, o tendría qUl' , '1I'Iu80. No puede afirmarse que su actit.ud hacia mí sea la de un adulto
ostarlo a poco que investigáramos, es algo que se sal e del concepto lógico [¡,,!'I/I IIlla criatura, pero el día de Navidad, sentada ante el pequeño y lim-
habitual de determinación, rompe con una concatenación parcial y esta 1'1" lIt'bolito que se reflejaba ardiente en mi plato como llll árbol de
hl ece las bases de una interrelación muItidireccionaJ. Tal interrelación I'III KIII' ito , tuve verdaderamente la sensación de que, en cada una de sus
",I"/lcI/lS, todo él deseaba cubrirme de regalos al tiempo que hacían tras-
In, 1,' In espera de una felicidad perdida,
64. Lou Andreas-Salomé había aconsejado tambié n a Rilke la lectura del «Spinoz/I
1)lnlog. de Tauskj véase la carta de Lou Andreas-Salomé dirigida a RHke el 28 de octubre ¡Ir
101 5 Y la respuesta de este, el2 de diciembre. Este en sayo ha s ido hallado e ntre el legado tI(-
1.0 11 Andreas-Salomé. Al ( OHOL y HOMOSEXUALIDAD
65. En Dank an Freud escribe Lou Andreas-Salom é : .. Oelmodo má s sorprenden l/;' M
1(\ hu Impuesto a usted (Se. }i'reud) en el mundo onírico, capa a calla, en las condiciones vltrlll I ' ,,"I",'s/lción con Tausk; sobre el tipo alcohólico; sobre su postura horno-
hl ll" de udu caso, el hecho de que lo concebido casua lm e nle se veía 4so bredeterminado', ,, 1
l'II 1.IH'8C de rOl'ma , cada vez más profunda, lo causante y lo ca usado: de modo cas i ¡na g(ll .. , '"/1 1, Ifpi ca mente no-onanista, típicamente primitiva, con una excitabi-
hit, IIIdll80 I>urn la labor interpretativa de toda una vida humana • . ~sta ble ce mI paral clhlllW l'dll,l <'~p lo siva y aguda ('On res pecto a la mujer, análogo en todos estos
1' "lm ('ri le y las conce pciones .. científicas», .. que solo se completan en meditados y mbilrnrlltll
,, 1,U,llIllItl ('e l'l'ndos con condiciones preestablecidos» . ..Pues nuestras experien c ill s eX lcl'ioll'lII
'11If' ¡1¡, hf':1I SO l' lógicamente resuellas, aumenlan cienúJicame nle haciéndose mAs 11lI'llIt'H 1'11 OU. ll: 11 IHOI'!, 1,011 AllIl""I1 " ,,","11111111 II/Ihrn j'CHltl(\l!lo en el Wi e ner Literatellkreis (Círcu-
1III ¡Un, jlucUomlo Hegn!' a prolongarse indefinidam ent.e del mismo modo como 1I11( 's ll'l' ~ N JlI "'''"HlIIII
1, 1111 1111'111 vl¡ \1I /'1 ) ,11 11,11 111'11111 1I1~ IIUI d I\¡ "1 ( 1H(lfj IlN5). Vé ase e n Lebensrückblick
t 111111 1111 /'1 IIIItII'IOI'us V(l n cada vez más hondo." 1 1 11 1111 IIln .( 1)1111 11' Mj 11l ":1111I1I _ 11', 111111 III'I III IUI IIII I
ÁVfcndlclldo con Freud
Viena, del 25 de octubre al6 dc abril dc 1913

aspectos a aquel tipo de personas pendientes de amor y consideración I \lRSO (VIII)


ha cia sí mismas, escasamente fieles al objeto y poco inclinadas a la sexua- l/liño y cuento
lid ad : solo que en este caso el efecto de un tóxico hace manifiesto lo que , 1I ~ " coles, 11 de enero de 1913)
en aquellas se da normalmente. Esto hace pensar que el alcohol aumenta
111 sensación de sí mismo y que acaba con todo tipo de represiones al eli- IIII M la s vacaciones, ha comenzaclo, ante numerosos invitados, con e l rela-
min31' inhibiciones (quizá sea por ello que la atrofia o extirpación de la 1" d.- un cuento. Hizo que resultara maravilloso con el relato del sueño de
/l lándula tiroidea tenga como resultado el que puedan soportarse sin difi- 1". Hiete lobos 6S y con la rustoria del Enano saltarín partida en dos. Me
(' ultad grandes cantidades de alcohol, mientras que, a la inversa, la hiper- "1'0 mal no haber traído conmigo a Ellen. A continuación, Freud nos en-
lI'ol'ia de esta glándula, cuyas secreciones obran como estimulantes, pro- 11111 rerenczi y a mí al Ronacher, donde esperamos en vano la llegada de
vo a una marcada intolerancia al alcohol) , En este caso, se recurre al 1" d('más, por lo cual mantuvimos una profunda conversación sobre sus
/ll co hol simplemente para alcanzar artificialmente el estado del que apro- ,,,, , " ~ ele trabajo (Ferenczi). Al emprender mi camino de regreso pude ver
xi madamente goza el individuo sano en estado natural. Cabe preguntarse 1-' Ir'uvés de sus grandes cristales) a los demás sentados en el Alserhof;
s i la homosexualidad del alcohólico no sea, con frecuencia, algo distinto a '111" Y fui testigo del debate que se produjo entre Tausk y el Dr. Seif, 6H de
In auténtica homosexualidad; no se trataría tanto de una falta de inclina- 1,"II eh, y al que asistían como oyentes Hank, Hitschmann y otros, con
('ló lI hacia la mujer como de un deseo de descubrir un placer en sí mismo, "IIIIId más bien neutral. Es cierto que Tausk cuando mejor habla es
del deseo de afirmarse en el contacto con un semejante. Ciertamente que """lO responde: se trata nuevamente de esa gran capacidad y viveza
Inmbi én se acerca a la mujer. No raramente podría tratarse de una horno- 1," III RO en el ter"eno de las abstracciones intelectuales. No hubo ni una
~( 'xllal'idad semiaparente, es decir, con una fundamentación no tanto se·
,,111 pnlabra que hubiera debido ser modificada, ninguna hubiera podido
xtolll como en el terreno del yo; no pudiera suceder lo mismo, por ejem " II,As clara o reflexiva. Pero empieza a resultar claro que la querella ,
pln , ('11 las neurosis obsesivas, con su dudoso carácter que hace afirmar a 1"" ,"" ente objetiva, en torno a Jung se complica mucho con la cuestión
1""I' Ucl: 07 «Lo característico de esta n eurosis, lo que la distingue de la bis 01, ,-v ll u,' las divisiones por razones de unidad. Un asunto peligroso. Las
1",'1" .'S algo que , en mi opinión, no debe ser buscado en la vida pulsional , " ' Il'IItes respuestas de Tausk lo han h echo sospechoso a ojos de Rank.
MIli" 1'11 los estados psicológicos».
, I1S108 estados psicológicos pueden muy bien conducir a una posi 1 " ' -IINII, los telegramas.
,1,", "'lIsnqtolsta , y en la búsqueda por la corrección de este carácte l" '" lit' festiva y silenciosa.
, "111" d. , IIIl e nción pulsional, puede ocurrir que el hombre busque 111
1,,,,"1,"-, IIII.-III1'IIS que la sexualidad en sentido fisiológico permanezell
1111111 Iu 11011 I'PHIH'cl o a la mujer.

11'"', 1i'I'e ud inl erpretó, en primer lugar, este sueño de .. un niño de a lo más cinco a,fios ..
dhlllllll cnle la ventana se abre sola y veo m uy asustado que algunos lobos blancos se
UI IIINlh lud o e n 'las rama s del gran nogal rrente a la ventana. Había unos seis o siete,.), En
I, 1('1'1'1'0 . Mlh'che ns lorre in 'Iralllllen,. [Temas de c uentos en los s u eñ~s] . Ze it~chrif!, 1, 1~13 ,
0<,1!. dl l vO IVf'l'lo a tratar en el importante análisis «Aus der GeschlChte emer mfantllen
u,t1lu'.j ll C' In hi s toria de una neurosis infantil], 1918, utilizándo lo como prue ba en contra
¡ hlll fl¡ Y A¡lIpl', e in scrito en el contexto de esta neurosis. Freud había publicado tambi én_el
I lit! di' 111111 IIl\lj e r joven. a la que babÍft visitado unos días antes su marido: en su s ueno ,
I .,¡I/I IHlI' III'IO ~O hombrecillo de extl'aña conductaj en el análisis recordó el cuento del Enano
,11.1/ ,,, )' 111 tldl'ScTipción del hombl'ecillo cO l'respond e, sin la más mínima alteración , a la de
117. 1 1~8 1 1l ('lIn provi en e del párrafo fmal del ensayo ..: Bemerk~mgen üb er ei nem Ji'all VIIU
'. tTl MI'U., PI ' I'O ('1 dfn 11('1 sud\o, (' lIu ('SllIhn Ion en colel'izada con su marido que exclamó:
~,\'¡ III ",II IWUI' OH(· " I Obscrv .... ciones acerca de un caso de ne urosis obsesivaJ. ,1~09j I~ ex p r('~lfllI Illnilllll po /lid u pllI'III'lo 1'" do,.._.
_11· 1111 ' 111111' 1'4 pNlro lóg iclls .. signLfi ca en este caso que su paciente «estab,a diVidido , slmultálll 'U HU 1 ,I\ IIIIIII' fl SiM, ul ~ dl f!tl dl\ MUllh'h, IH,.'I<' lI cció primero al grupo freudiano de
'1111111(\ ( 111 In's pc.lT'so nlllidlJd es~. «en una inconsciente y dos pl'eCOnSC l e n~es, enll'e la s CI/nlt,.
tll h h , qW I ! 1~ l tllfll il wlt l,' 1110 71 111111 (\ IlItlll' Iq¡ 111,o¡ l'ulll'e,' I'('II('hts de Mtlllich que Uev~ron a la
IIIIIHH 11,111'1 1111' HU cO ll soic n c ilh, Este esludio fue decisivo para el conocimiento de 1[1 nClu'OM1 1I
l ' u 11111 dl\ 111 /lIl t"'I//l IIIIII IIII' /,.. II , r'Jllm ¡ '" " 1111 '11,1 ,IIT ' I ~ I(\ 1\1 /li 1'UPO loca l de Mumch de la
nh"II,II lvlt , IIluI 1r) 11 P" h'U/Ullllfll,'u, jl P I'U 1111 ... 11 IlIpll "IKUll llllh¡ 111 HUPII do II' I' I'IHI.
Apreudiendo con F'reud Viena, del 25 de octubre (11 6 de ab ril de 1913

COLOQUIO VESPERTINO CURSO (IX)


Magia y religión Dos mentiras infantiles 72
(Miércoles, 15 de enero de 1913) ( S~ bado, 18 de enero de 1913)

Conferencia de Freud sobre la magia,70 aún con asistencia de Ferenczi, a 1. Una niña pequeña alardea, se jacta y miente, por amor a su padre
qtlicn Tausk también anula en la discusión; por la noche, hasta las dos en -él es un buen dibujante-lo que en el colegio la incita a mentir res-
1,1 i\onacher. pecto al compás (dice haber trazado el círculo a mano); y camino del
Freud me promete las galeradas de su conferencia. Por la tarde, en colegio -siendo él un comerciante de escasos beneficios- presume
ti tiC Ferenczi acudió a visitarme, hablamos sobre su trabajo, cuyo manus- de los «helados" (como si en su casa siempre tuviera helados y en
(\I'il.o me ha mostrado. Toca todo un conjunto de temas relativos a la reli- realidad nunca los toma); más tarde, en la nemosis, reaparecen en
¡t;16n que son también de interés para mí, pero solo lo hace exteriormen- forma de glace< como angustia a los fragmentos de vidrio. Una
1(': para mí, lo esencial del pensamiento religioso es que el hombre se muñeca que le había sido regalada por un extranjero no solo la toma
fusiona en él con las fuerzas externas hasta constituir una unidad. Se ha con descortesía y sin agradecerla, sino que en la primera ocasión la
vlHto obligado a hacerlo así porque su consciencia lo ha situado a una tan deja caer del cochecito de juguete, rompiéndose la cabeza: causa de
("onsciente (distancia) del mundo exterior que supera a la del animal, en que, por única vez, su padre le dé una paliza que olvida por com-
(,1 c ual dicha unidad es algo instintivo. En Jos conjuntos, en la magia, el pleto incluso durante el análisis, y que solo aporta posteriormente
hombre se sitúa inocentemente a la altura de Dios, al hacer derivar sus como algo sucedido con su madre. El padre no sospecha ni la iden-
ol'lgenes de él; en la religión, por el contrario, es decir, en la objetivación tificación con él, ni la «fantasía de salvación", por lo que ella se des-
(It) los dioses, los convierte en sus semejantes. En ambos casos, se trata de moraliza (miente para destacarlo, para «salvarlo,,). En el análisis, la
ti 11/1 e10sión de creadora confianza infantil; más tarde, creadas ya las fic- progresión se produce por la transferencia paterna (transferencia
dOlles a las que conduce lo anterior, se convertirán en el sostén, en la de la imagen paterna al analista); primero una desvalorización: ella
1lIlIll,lfI de los sentimientos de inseguridad e inferioridad. permanece «enferma» para amarlo a continuación, para «salvarlo»
Siempre medio ausente por mi vida con mi Muschka 71 muerta, de lA vanagloriándose de haber sido curada por Freud.
IJI'" IIUrllJ he dicho, para que nadie hurgue en el asunto (aquí, donde nac!i(' En privado, me contó Freud que la neurosis (de la mujer
111 "1I111>dll Y donde todos se verían obligados a hacer algún comentario) . madma) apareció al darse cuenta de que no podía esperar ningún
hijo de su marido (el «padre,,).

El día dedicado a pintar los huevos de Pascua: hurto de 50 hellers··


(previamente negados por el padre) que necesitaba, aprovechando un
ca mbio para una limosna de una colecta escolar; el hermano, sin-
Iié ndose ,<la mejor persona", traiciona a su hermana: el castigo,
$111 em bargo, administrado por la madre en lugar del padre, tiene
/O Ila 11\1'('01'0 de los trabajos de Freud dedica do a «Ein ige Übel'einstimmungen hll
t, 11 ' 111111'1 111 11M WlIden und der Neuro tiker» [Algunas coincidencias entre la vida psíquku
111 IUII IIlI lvlll ntt y de los neuróticos], Al ser pubJicado en el tomo II, -1 de ¡mago, 191 11 72, Co n el mismo tíLulo resumió Freud esta exposición en un breve ensayo (<<Inlern»,
(-IIj,hllt,"ltlll','(\k.lur. ), el ensayo recibió el título de «Animisrnus, Magie und AllmachL dN I " .,I//f'(fl , 1, 19'15) , Comienza la exposición de los dos casos así: «Es comprensible que los
t l'Hllllllw u.. IAl1lmlsmo, magia y poder absoluto de los pensamientos] . 1111111 /11 1111(' 1111111 , si Ilsf imitan la s mentiras de sus mayores. Pero un buen número de mentiras
7 1. LO rnl1dl'c de Lou Andreas-Salomé, Louise von Salomé, cuyo apellido de so ltl'I'1I ·h 111"11" hlllll dC8íl I','olllldos posee n un es pe cial sign ificado y debieran hacer reflexionar a los
,\, 11 WIIUI, IIl1blll fallecido con casi 80 años en 1915, en San Petersburgo, la ciudad tUILal tI!- '11111 ¡ Cllill'f '~ (' 11 111 ~ 1I1' de rxas pc"li1'l cs, Se producen bajo el influjo de moUvos de amor muy
Litll A II 111't\tHi ~S nloll1 éi en su carta a Rilke el 13 de enero, Lou Andreas-Salomé escl'ibe: .A qul 11U ,111111 ~ l'c \~ ull lll1 l'IIlH'sIIlN 1'1 1 ('O ndIH'('1I 11 '"1 molenLendido enlJ'e e] niño y la persona que
'ltl l'" Itl Ilul(H'O docir a nadie, 110 deseo que se me dirijan como ante un fall ecimiento, POI' (1 11 11 -tUUi I.nH 1I1UpIlIWlulIl'N 1\11 1,1 h 'x l o dt, 1.1/11 Al1dl'('lIs·Snlomé se apoyan en las publicaciones
Inlt\lll llI'A 111Il,hlél1 evitar el tene)' que 'ponerme de lu to' cosa que denunciaria el h echo, 1'1'1'11 ,11 1111' l ld .
IIClI' 1\llh "1'(11'1111'(11 ves lirm e de blanco», En Lebem,.,.üclr.blick, en el capítu lo . El'l c ben /111 dl \' -(N, 111 \1 '1\ ), OfM',', 1' ,. 1" 'I\lIJ ' " 111·1,,11111",hu, "11 IIlt'll1lÍtI • vi cll'i o,
11'l lIlIIII.' .. I VIVllI1 IIIS l'nmlll ol'cs l l'ccu c l'd a u s u madi'" y 11- dI! IIiS gl'flcias , U (N . dl' I ' I',) . {l(\IiII1il0 tt "'11'111'111111 11111'111 1111 ' 11
Allrendiendo eon Freud Vieun, de125 d e oclubre al 6 de abril de 1913

como consecuencia, al igual que en el primer caso, un cambio total I,n ,'egalado lo mejor de sí misma en el festín de su amor, Así no salva
del carácter, Pues todo ello no había tenido lugar más que para obli- II"da del momento erótico, con el que se podría construir algo, pero sí que
gar al padre a un castigo corporal que se confwlde con ternura "Il nserva en cambio todo aquello que algún día recibió el nombre de sole-
sexual (lucha) como la que propina a la madre en la cohabitación, dud, Y si, como resultado, no se llegan a formar lazos que pudieran com-
Durante la infancia, se acostumbró a recibir peq uel1as monedas 1','Iil' con las cadenas del matrimonio, tampoco existen en las formas
para caramelos como «soborno» para silenciar las relaciones sexua- 1l"IlIales (incluso en las relaciones entre hermanos, maternas, de camara-
les de la chica encargada de su cuidado con un médico; más tar de, d"..ra o infantiles) algo que pudiera impedir la irrupción de su erotismo
arrojará el dinero en la calle como algo malo (la paciente asocia: ""1fu erza y modestia por la evidencia misma de su acontecer,
«las monedas de Judas»), Progresiva relación neurótica entre el
din ero y la satisfacción sexual; hipersensibili.dad, conflictos,
OLOQUIO VESPERT'NO
11 minero de Falun
Lo CULTURAL EN LA MUJER (M I rcoles, 22 de enero de 1915)
(Martes, 21 de enero de 1915)
11,'11 conferencia del pequeño DI', Lorenz,13 repleta de ciencia pero tam-
El martes me sorprendió una observación oída en e l curso de Tausk y lo 11 algo aburrida, Una aportación final de F,'eud sirvió de reparación al
obre la que mantuve una larga discusión con el DI', Jekels en el camino 1'/11' " a colación un par de motivos de cuentos análogos al del min ero que
de regreso, Expresó de manera característica que también era cierto, rr/lS había sido expuesto: y de pronto cobraron un encendido interés psi-
tt incluso» e n los hombres, el que retuvieran en su memoria , con mayol" I /llríg ico, (La «novia viuda» «aqui la del minero» como penosa representa-
IJlacer, el camino que cOJlduce al placer sexual qu e el acto mismo, como I 1,," del azar, al que uno llega a atribuir cierta intencionalidad, encon-
si se tratara de algo penoso, Quizá sobre aquí el «incluso» y sea mejo,' loololdola en el conflicto que aparece entre la profesión y el amor, y que
poner «siempre», sobre todo referido a los hom bres, pues hay buenas '1'""ll a n de nuevo particularmente relacionados entre sí. Por otra parte, la
razones para qu e en ellos la incorporación cultural se convierta en algo "'II(ll'e tierra» «que en este caso conserva al muerto intacto» en su senti-
casi idéntico a la mala conciencia que acompmia a la satisfacción de l rI" IJI'lmilivo, auténtico y brutal a la vez, según el cual el hecho de sepul-
deseo, Esto no se cumple para un gran número de hombres ni par a U II '"1'1,, pudiera ser quizá concebido como rejuvenecimiento «y del mismo
nl,mero aún mayor de mujeres , Y ello tiene también su razón de ser, Pues """In, el tan traído y llevado enterramiento en vida de la antigüedad, no
asi la única característica cullural propia de la mujer es precisamente l'1 1lI' l ~ lIll1il'Ía una crueldad»,)
cxperimentar la sexualidad menos aisladamente que el hombre y el no Ilu ena observación de Reitler 74 con respecto al rubí, que resulta
ver en ella algo crudo y reprimible simplemente porque la mujer renu" " I/( III'"8 veces invisible, y el comentario de Freud conforme dicha propie-
cia a su personalidad en el acto sexual, es decir, se ve a sí misma en eSl,'
Aspecto (¡pero no en todos!) en una posición masoquista y, en consecuen
ellI , no puede avergonzarse si realmente desea sobrevivir, Por ello emp ll'u n. Ernil Fl'anz LOl'cnz era médico en Klagenfurt. Habló como invitado en el grupo
J,U ,, 1 ti" VI{! IHl. El le ma de la conferencia: ..Wie Geschichte des Bergmanns Von Fa llm » lLa
ludu su formación cultural de distinta manera que el hombre, para «cultivm', 111 Inl 111 (Itol min oro de Fa lunJ, [mago , tomo ]11, 1914. Lorenz estudia la historia partiendo de
,'sir as pecto, de forma que pueda asumir la pulsión en toda su plenitud , 11 I1I14 'h'u hl Slór lco (así como lo conservó en lo esencial el Kalendergeschichte [Historia
!'Iulría sospecharse que una mujer puede sentirse obligada a anteponer tocl" di I 1III1I111ul'l 0 1 el e He b el : Unverholftes Wiedersehen [Reencuentro in esperado] hasta llegar al
If. tl(/,.,.,.Ir t tl/f'(,hm rLll mina de Falun!) de Hofmannstha l (considerando las múltiples formas
1111 ('o njunto de requisitos de fidelidad, ética, matrimonio y similares para neo ,h !tI . P 1I II II1tJ 8 ci t· min eros 'n 18 Jil '1'IILUI'f1 ye n los leyendas). Interpreta el delirio y los sue·
IIv("'gonzarse, y encerrarse en un ambiguo deseo de reparación en el qu s,' l\t! d, ' III ~ 1I ~ I'oes desde 1111 11111110 de vl !!111 pslcoonulftico, y particu larmente siguiendo la
,'''"1 ie ne su vida pulsional; es decir, que ha aprendido a consielerl'" "'111 1111 " pUI'I/Hln pnl' I( TII , A, 110 11'111111111 (/Jlr /Jm'!flt}cI'kc Z /l. Falun [Las minas de Falun]) y
111411111111111'1111111 : I'C'/'fIlHII ' 1' 1I II /llhl H 11. 1'11111 '11\ 11 111 I'n 11 111 tlt' l héro e o s u madre, la represen tación
N(' como despreciable y merecedora de castigo, Pero pudiera constilrrl , ,h 111111 Iltlll" .. 111 tl' ll tH' HU ," IIII ' t'On (1 .1 htll ll'lol' dl l 111 11I11In) ,
I/lmili ón una excusa para la mujer infiel el no haber sabido conserval' ~IIn ,1,.
7 1 1IIIIhdl BI'IIII1I\ IIII \tlll 'lI "11 1\11111 ' 11 ,1'1' 1'1 '11 Vltlll/l , I'{H'lnlllJII pllrle de la Sociedad
('II"lle e ne rgía como para tenerse que OCllplll' ad emás de la mo,'nl , P"c~ y/l " It "IIIIII IOI \'II dI ' hl" MI l'I'ld!'/i !l 1I/IIIII' 11111' y 1111', 11 "" "111\" ¡Ip ""'tlud. {' 1 11I'1IlI CI'O e n ej e rcer e l
" 111111111111 ", 11'.
Allr.,udlcndo con f<'reud Viena, del 25 de octubre al 6 de abril de 1913

tlnd , para demostrarla en su aspecto negativo, es preslada a otros bajo la lonces debería entenderse como «salud_ no lo opuesto a cultura sino la
furma de poder volverse invisible. Viva discusión. ""ión de ambas parles, es decir, considerar que lo cultural sigue el mismo
He vuelto a apreciar, como tantas otras veces, lo agradable de la "/lmino que nuestro propio desarrollo. A su modo, es eso algo que ha
('ompañía aún dejaudo a un lado el valor mismo de la conferencia. Bajo la IIr'cllo todo «salvaje» y la forma como tal cosa se realiza (sin necesidad de
,H'csldencia de Freud, y gracias a la imperceptible dirección que imprime 1'liS,,,· de lila moderación de sus pulsiones a la aceptación pura y simple
111 conjunto, se logra una magnífica labor como quizá no llegaría a conse- d.· escleróticas convenciones) decide sobre el valor de la salud y capacita
/lulr'se por el número de mentes tan significadas. Una quisiera invitar a las 111 p,'oducción de neuróticos sentimientos de culpa a una especie de «con-
'IIAs importantes figuras a estos coloquios, y se agradece poder tomar , l.. neJa de la salud»- que puede conducir a la enfermedad, pero por nos-
Mlenlo junto a ellas. 1IIII(,a de una salud que va mucho más allá de una banal sensación de bie-
11 l'f'll al',

CURSO (X)
El neurótIco. El sano KO y YO
(Sfoblldo, 25 de enero de 1913)
I I l'rHlcepto de neurosis de Tausk (conversación en la Alte Elster) es el
'l'lllos de neuróticos durante el tra tamienlo. Podría llegarse a la conclu- '"l1r'cpto freudiano, solo que Tausk recalca, como necesario e imprescin-
~161l de que el mundo tiene menos necesidad y es más difícil de corregü' 0I11r11' para la aparición de la neurosis, e l «fracaso» en el terreno yoico, en
dfl lo que comúnmente se cree. Y así ocurre, tanlo si se trata de tipos en 111 Noeral, por lo cual se busca refugio en lo sexual, manifestándose la
I!lR qtr las pulsiones socialmente perjudiciales se bailan íntimamenl(' • ,¡II','rnedad en el caso de existir allí una disarmonía. Por lo menos, eso
r'III,'!'Inzadas con sus más valiosos impulsos, de tal modo que la única 111" lo que entendí. La causa de fondo sigue siendo .la sexualidad, y puede,
IIlIru'IIuliva consisle en intentar un más adecuado reparto de fuerzas qU(' 1""' IlInlo, aceptarse la preexistencia de una disarmonía entre pulsión
,, 1 'Iur' IlIHII'eció en la infancia, como si nos las habemos, por el contrario, , '"111 Y pulsión yoica, lo que permitiría que el desequilibrio se expresa-
"11" 1II)OS en los que se descubre menos al neurótico que el momento neu '" ,,/lSleriormente de forma tan brutal. Pues debemos pensar que sus raí-
11,11"11 • .Y qu e no requerirá, consecuentemente, para su natural despliegm' , , • MI' hunden en el estadio narcisista, donde ambas reposan entremez-
'ilION '1"" dol nn imo en su me dio no natural, que precisamente por ello, lIe • Iotrl/l S sin ningún género de separación.
~1I"i 11 1"II>l lol'l1 al' y destruir. De tal modo, que en última instancia, má~ 1';1 narcisismo no se diferencia en los primeros escritos de Freud
111, ,lrllI" 111M cosas como están. Esto suena a cansancio; Freud tambi é" '1111 I/lnlu claridad como ahora, del autoerotismo: 75 a mí personalmente, I~
.. 111 11111,111" tll' 01"8 manera. IH"'" vlllo,'ación de yo y sexo no me ha resultado clara hasta oír las obser-
l· I ",,1""'"0 grave es el más profundamente influible por su tambif'1l ,\1 1/lIII'S de Tausk al respecto, siendo algo que corr~sponde al pensa-
''''1\11' ""llIdll tlt' necesidad; en menor grado lo es también el enferolo '"11 '"/1 aclual de Freud. En mi opinión, ello permite entender el que sea
lo , \ '"""11 IlIín el sano, que si quisiera podría aumentar su conod 1"' Ilrl(' el proceso de sublimación, pues no resulta inteligible más que si
'"" 11111 Y " " r'"I'I'¡I;ru mediante el análisis. 1, 1,"1 1611 yoica, poseyendo en su origen idéntica participación puede
,1" ' 1'11 11,,1 n os e l sano desde la melancólica resignación que se 111. "11"'11'1' lo sexual a las finalidades del yo. Antes de clarificar esto, casi
" IIIII.I /ldo u,lIl'rlorrnente? Freud ya dijo el miércoles de los «salvajes» qllr 1""lrllI I(',IC'" razón Adler, por un error de comprensión, con la exposición
11 !lln'HIl plu'l'du relacionado con su desinhibición sexual, del mislIIIJ
"Ir"III /1 "011111 puede constatarse, después de la pubertad, un enlen l('1'i
,,,1"111,, tll' 111 flcLividad mental tras alcanzar una temprana satw'ación. IIr 11. 1'; 11 W"rohl'ufl g des Nfl N.I.u l/Llls 111I11'otlucCión al narcisismo] -en la cual resume
1,. lid , 1\11 plllulJl'/ls tlt' 1.011 Andl'{'(IH SlIlrll lI t ' /I 1/1 ,'(I,'l u que le dirige e l lO de enero de 1915
Hlor' 1.110 IISr, pudiera muy bien tener razón el compromiso new'ólico ul "jlh IIn qtli' ,11 /11)(11 1101' HUM ('unWIlItIl'lw( \'C'I'IIIII(',. '1 ('tU'I'ltOR Robro el co ncepto de narcisismo,,~
l'II.H"'I'St', (.;0" un oscw'O sentimiento de culpa, al goce de la vida, 8(11' 1'11 IltHII ji III't11ltl 111 ,'II('tul<1 l1 : .¿ Cc1l1lo " 1' 1'111111111"\ 111 11111'. 11... 11'11110, •• COII ,'cspeclo al autoerotismo
/l1""rlo 1""'11 e ll o una via errónea: tiene razón en el desesperado esr'H' ,'¡n 1'11 lo 11111 ,11 111'/'1 1\1' 110 ('011111 1111 j',UlI!lo pllllllll\-II ti" 1" IlIlId,, ?, . I,()R ImpulS08 autoer6ticos son
1IIIIIIIhllll ulKII di,!!" II¡ jWII' 1I11I1I1r1l \ nlll ~ "III, 1111'1 1111' \'11 /l1'dri ll IJf'lt'lult'u pum conformar el
1'"
1'0" M/lII>lru('()I' Il ambas pa,tes, a la naluraleza y a In cu llura - so lo t¡trl' 11tH ilt l_ IIHI ( .,, ) I\I ,VII d, '/I,' " I" UIIIIIII¡" ,w
Aprendi t:ndo con Frelld Viena, del 25 de octubre al6 de abril de '191ei

según la cual el yo se sirve de la sexualidad únicamente de manera sim- AptNDICE


bólica para sus propios fines, mientras que ahora ha quedado iluminado
lo esencial (precisamente aquello que él desvaloriza y reduce a un mero 1,1 1 IlUlsión de autoaftrmación yoica no puede sino negar el dolor; sin
juego psíquico), a saber, la positiva mezcla de la psique con aquello por "II.bargo, cuando esto ya no resulta suficiente, puede aparecer la pulsión
medio de lo cual se engrana con lo consciente. ,1, ' darse (sexo) y convertir el dolor en voluptuosidad, incluyendo de algún
Gracias a algunas observaciones personales, he encontrado lo bello l1.odo la muerte en la voluntad. Por ello, cualquier sensación excesiva
y sorprendente que resulta que todo aquello que el sueño y el delirio ¡II'n e sus efectos sobre la sexualidad, incluso cuando se trata de la más
bacen surgir por el siro pIe procedimiento de dirigir la mirada hacia el ¡,"'I'ible y desagradable. Y por esta misma causa, el bienestar no actúa
interior en lugar de hacerlo al exterior, sea percibido de inmediato como . /lI) I·e la línea de la pulsión de autoafirmación yoica más que por muy
a través de una lupa (unas veces fantasmalmente distorsionado , y otras "111'10 espacio de tiempo, asemejándose luego al dolor.
alcanzando grandiosos caracteres). Es como si todo aquello que aísla y
mide, aquello que depende de la orientación de la razón y de los sentidos
dejara aquí cada vez mayor espacio al infinito que pugna por introducir- URSO DE TAUSK
se, a la totalidad de un mundo que se refleja, como en un sueño , en noso- ti concepto de censura
tros mismos, en el narcisismo. 1,'vI11 rtes, 28 de enero de 1915)
Freud tien e razón en buscar la unidad de los pl'Ocesos psíquicos en
lo sexual, como aquello que, en últinla in sta ncia, nos mostramos más per- 11/111 acabado las conferencia s sobre el sueño y han comenza do las referi-
sonahnente. Si nos asalta alguna desgracia, es allí donde radica, hasta ¡]/I ~ a la sexualidad. De forma muy inteligente (a propósito del sueño de
cierto punto, la decisión de si podremos afrontada, exactamente como si 111. dos ratas), mostrando como los sueños tienen que aportar problemas
intentáramos aproxim.arnos lo más posible a nosotros mismos, a nuestra~ "\llllles y como estos tan solo pueden llegar hasta nosotros en este len-
raíces, si bien, al ha cerlo, nos alejarnos de los dominios del yo en un cie l' ~ "IIJ e, porque solo alcanzan la consciencia , por así decirlo, a través del
to intento por convencernos, desd e las profundid ades de que somos capa , ""I'pO , articulándose al mismo tiempo mediante sus palabras.
ces de crecer, florecer y dar frutos en benellcio de nuestro yo. Por ello e~ Al regreso, he discutido con Tausk y el Dr. Jekels sobre el concepto
igualmente característico que, en el interior de lo sexual, el placer y ('1 ,It, ('c nsura. 76 El propio Freud no se sujeta ya más que muy laxamente a
dolor se confundan al igual que ocurre en cualqui er lugar donde acont(' 11 III'imitiva definición, cosa que me sorprendió en una de sus clases al
cen procesos reproductivos; y los seres asexuales, desprovistos de erotiM , 111" 'nzar el invierno. Siempre había creído que lo esencial de la censura
InO, que la mayoría de las veces son menos sensibles al dolor, están prl '1,"'tl nba anticipado por la naturaleza imaginaria del trabajo latente del
vlldos, en consecuencia, del más íntimo consuelo. Que el dolor y el placl'r 111'110, el cual, eo ipso, debe conducir a numerosas deformaciones con
llUedan llegar a resultados idénticos, como ocurre con cualquier oposl •,'" pucto a la consciencia. Pero, en segundo lugar, me parece que, incluso
ción dual, es algo que experimenta , sin lugar a dudas, el hombre en 1'1 , 1111 11 ti a verdaderamente hay inhibiciones que colaboran originando una
estadio narcisista; también llega a experimentarlo en aqu ellos momenlOM I 111'(' 8ión deformada, éstas pueden proceder también del inconsciente,
en que un dolor actúa, dado su enorme tamaño, como una explosión d,' ]¡ 1/111 de lUTbios y activos olvidos, y no solo corno resultado de un ca m-
vida que la arrastra consigo y como un padecimiento que la acorta, ti
donde un bienestar llega demasiado lejos como para poder ser saboreado.
70. Tamb ién este co ncepto Jo form ó Freud en el trabaj o sobre el libro Die
Goethe: «Todo es dado por los dioses, seres infinitos , / a sus seres qucd 1t. lll/Iltlt' fl/./lug : tlpoclemos suponer dos poderes psíquicos (corrientes, sistemas) en cada per-
dos, todo, / todas las dichas infinitas / todos los dolores, todo». 01,111 1'111110 nulol'c s de In fonnn del s uefto , de los c uales uno cons tituye el deseo expresado a
II II\' 111 tkl litH.'¡)O , miclltl'lIS que c'l 011'0 rjc l' e un a censura a ese deseo onírico forzando a tra -
111 ¡j,\ 1,1111 IUIfl drsn~II I'II(' 161\ tI{· Sil {'xU'I'IOI'i1.llrlónlt .• Si recordamos que los pensantientos
lull 1I1t." lit'! sud'" 110 1'011 C '( JlI ~ t" ,,"I( '''' 111111-1' tll' IIllull1.ndo s, 'Hlnque el contenido latente del
IlIlIn '1'11' MI' !t' <\(' ,'h'l, /'I r I' Ml'I'I,,",.l nllll "OIl ,rl t'l"II11 ' IIII'III('. rs fA cJl suponer que la segunda ins-
¡IOU 1111111"111,1 ('1111111111 ti 111 .'IIII MI'II \lIlllu ( ,) 1.11 I Hhlhh'I ~ lIl\f('(~ llvn sel'ía e nton ces e l segun-
d" h !In!!" tk 111 ('I' II/W I'jI 11111111 ' 11 , In .. d ll IlIO qtl!' lu 11",.l1l(lIrU('1611 dtll ~lIcño co nsli tllfa el pri -
IltIln ,~
Aprendiendo con ¡"reud Vieoa, del 25 de uclubre al 6 de abril de 101 3

promiso en el marco de las reflexiones de la vigilia propios de una cons- I"'opio. Sobre las causas de la ruptura: la diferencia de métodos: método
ciencia convenientemente orientada. IIM I ológico en lugar de organísmico.
Resultaría muy positivo elucidar la diferencia que existe entre el Federn dbserva, opinión que comparto, que la periodicidad se mues-
concepto de censura de Freud y «líneas maestras» y las «protecciones» de 1", más claramente en el caso normal que durante la curación, mientras
Adler. Como protecciones primarias hay que citar la simple sobrecom- 'lil e en el caso patológico, por el contrario, se disimula mucho más o
pensación, de hecho, libre de censU1'a; las secundarias, sin embargo, es ""'Iuso es desplazada. A fin de cuentas, no es más que una manifestación
decir, aquellas erigidas como protección y precaución frente a la abierta ,1, ,1 desarro llo rítmico del automatismo en que todo «marcha». Así la vida
exageración de l,as primeras, contienen el concepto de censura pero, y. 11I1""jor nos p arece, al imaginarla, algo automático, es decir, explicable
ello es caractenstlco, una censura aparentemente dirigida de arriba ,,"lomáticamente u orgánicamenle representable (y en definitiva, cósmi-
abajo, pues es fácil observar que en las segundas protecciones se impon(' • IIlllente). Por ello, ¡cuánto más inconcebible, más viva resulta en sus
nuevamente la secreta vida pulsional: todo ello en quienes han sido decla- "' III,ifestacion es mentales auténticamente inmediatas! Por el contrario,
rados «inferiores», antes de verse obligados a «compensarse». Con otras , • mucho más difícil de calcular si existe un proceso exterior perturbado
palabras, está suficientemente claro qu e las segundas protecciones SI' ., I'o mbio, resultan más automáticamente sus manifestaciones psíquicas,
corresponden con la represión de Freud, que se oculta en su interior (asr, '111" pueden ser sorprendidas por el psicoanálisis y, en consecuencia, es
por ejemplo, como «medi o fem enino» oculto, mientras que en realidad SI' I"'HIbl e su tratamiento.
trata de un fin femen ino en si mismo) . Naturalmente que no pude con Freud, sobre la casuística de sueños de Tausk: 78 lo masculino-feme-
vencer a Adler cuando debatíamos esta cuestión. Discutimos como locos. 111110 puede ser un simbolo del sueño precisamente porque es infantil, es
,1""11', porque pre cede a la diferenciación de sexos, o porque el sujeto del
"" o posee una actividad homosexual e invierte su posición.
COLOQUIO VESPERTINO Freud sobre lo expuesto por Sadger: que no se diferencia suficiente-
Periodicidad erótica de; objeto y el sujeto. Formación de símbolos IIII' lIl e ent"e el erotismo de objeto y de sujeto y que ambos se confunden
(Miércoles, 29 de en e m de 1913) IIIII/t'll mente. Así, se puede hablar de la erótica bucal y de las mucosas,
, " '('lera, de una erótica de sujeto, pero no al hacerlo de los glúteos, etc.
Tarde de exposiciones. Rosenstein sobre la periodicidad 77 de Fliess. Num(' '1111' sirven de objeto de placer. Al final, Freud se refiere con alabanzas a
rosas réplicas de Freud sobre sus relaciones científicas con Fliess, y dI' , 1" observación esclarecedora, olvidando inmediatamente quien la ha
omo este llamó su atención sobre el factor bisexual, algo más tarde 1'1' 1" ""0, por lo que se disculpa sonriendo.
descubierto en su propio camino y recobrado como un descubrimien lo I<:n el curso de su intervención, polemizó en una ocasión con Adler,
1,,,", ndose en mi opinión , en un malentendido. Destaca que la formación
,It' "1m bolos tiene lugar sobre dos planos: a partir del inconsciente, y a
11, Según l~ al~p1ia conc~pci6n de W, Ji'liess (en los libros: Der' AblauJ in Lebendiw" 1'01 ,111' de su racionalización; y que Adler solo tenía en cuenta este segun-
des Lebens [La expIración en lo VI VO de la vida] , 1906, y Vom Leben und vom Tod [De la vid •• ,1" lI~p{'ctO. Pero en realidad no es asi. Adler desea que se distinga entre
y la muerte], 1909), todas las manifestacion es vita les de los organismos - incluyendo nfllll 11 . I(·nd encias directrices" y su racionalización; solo que él las ve desde
"ulmente la muerte- ~stán ligadas al cumpJimiento de determinados períodos en los qm' 111
CX I~l'e s a la depende-?cIa con respecto al año so lar de dos lipos de substancias vivas, una mll/'I 1" pt" '8 Ilcctiva de su estructura psíquica en lugar de hacerlo desde su con-
(\11111]8 y otra fememna, No obstante, vemos con qué facilidad y hasta qué punto la inllu c nl'lll io "hin pltl sional; por esta razón habla siempre de lo que con ellas hace el
clp f\lCrzas ,externas puede modificar la fecha de aparición de las manifestaciones vita les, di l' l'I',lsIIlO, allí donde Freud se refiere a lo que ellas hacen con este.
fOI'lTIU PUl'llcul.ar en el mundo vege Lal, bien sea para adelantarlas, bien sea para l'ell'llsln-llllI,
lllles observaCIOnes abogan e n contra de la r ig idez dc las fórmu las de Fliess y arrojC:1JI ~H.lrlll. \lIoI,os hablan , en última instancia, de lo mismo, en el sentido de que lo
(1lIdo s nce r~a de lo a bsoluto de las leyes por éJ presentad as. Jenseit des Luslprinz ips [Mt\R '1 11"
(h,l pl'in c lplO d e l ~ I ~ cerl , 1919, Fre~d fue durante m uchos años amigo de Wilhc lm Fli c8R: lit
('(1 1'1118 que le cS~ l'1b l 6 (A us den ArifiJngen der Psychoanalyse, Briefe an WUhelm Fliess. AlJltnllll 7H, 'I'nll li k hU!)(1I htthll1du Huhl'c' ...·I)·lI nlllm echanismen und Symbole,. [Mecanismos y
!tll/HM 'lfI~l NOfl.;.cn aU$ den Jahren 1887-1902 (D e los comienzos del psicoanálisis, CIII'I,.,i ji 11I11I1I1n ... o ll (I·h'oM I. 1f¡ 1 1" 11111 ell' Su d K" " ,'Mil 1/ll'de fu e: ... Ober die Notwendigkeit die
Wllllt'!rll 1' lIrMI, l'1'obol08 y nOlo s de los aiio s 188110021, 1050) pe rmiten r ccO n ocor l'I ('111111 1, ,Uul1nllll, VOl! {h ll' Allrdll.'ulll¡ 1 11 11I11I11I ' '' _ IAt ''' ''rlt tle lo ne cesidad de separar el erotismo
.ltl cll ll nu lOIUll1l1 HIR ,oI{'gnld o POI' li'rClld dIU'fll1!(' 1'1 VC ' I'I UIII eI.-' IH07. Sobre e l fU(' I4)I' hlfoiflX lUl1 hlllll tll ll 111'1111 /0 1110 1111/111 1 1IIIIu"' I 111'" 11111 _ 11" In l'I·lIrl·rtI6 n (1 ('1 c rolismo anal, es frecuente
\1 11 /'1 11 1'1 110111 11." II,R. ' 111111111111 ' 11" 0 11 ""1111 ~ llh llH II1I1I 1lIIIIIII lil '"1111'. V 11 1\MI\11I1I111H,
"IJ1'e ndlendo con Freud \lleu lI, d e l 25 de octubre al6 de abril de 191 5

físico no puede manifestarse más que a través de la sexualidad, y a la IIHicoanálisis.19 Al princlplO, mi interés no era otro que el puramente
inversa, que ésta no puede manifestarse como tal más que en el seno de 1IIIlterial despertado por la atracción que surge de ver ante sí nuevos
IInR tendencia psíquica en cuyo interior adquiere todo su valor. I'[lmjnos , Después sobrevino el hecho, vivificante y personal a vez, de
Creo que la corporalidad se encuentra en el primer plano de la for- l' Il Contrarme Frente a illla ciencia en formación , y de hallarme, en cierto
onación simbólica puesto que suministra las imágenes más primitivas, IllOdo una y otra vez en el punto de partida y en relación cada vez más ínti-
pcro también porque conserva en su interior aquello cIotado de la mayor IU/I , por tanto , con sus problemas.
plasticidad. El tercer aspecto, el más personal de todos y del que vino el impul-
, ti decisivo , es la íntima sensación de ser obsequiada: esa sensación de
1IIIIp lia irradjación de la propia vida que surge de palpar en las propias
VISITA A FREUD IllIces hundidas en la totalidad. Freud dijo riendo: «iCreo que para Vd . el
La gata narcisista. El regalo del psicoanálisis /lu fl lísis es una especie de regalo de Navidad!», y es posible que tenga
(Domingo, :2 de febrero de 1913) III ~ó n , pues para mí no se trata de solucionar una confusión existente
11III'e la proFundidad y la superllcie . Y posiblemente, la alegría y la triste-
I.n tarde del domingo, hasta el anochecer, en casa de Freud. Esta vez con /1 no poseen tan I'uerte colorido más que c uando brotan del inconsciente
IIna conversación mucho más personal, en que me ha hablado de su vida, \ ~e convierten en vivencia: del mismo modo que una alegría pasada
y yo le he prometido traer fotografías en la próxima ocasión. Lo que perso- Pll(' de convertirse en pena por estos oscuros caminos, también puede ocu-
IInlmente más me ha encantado ha sido de la historia de la «gata narcisis- 111 1' que el recuerdo de horas de crucilrxión se transforme en una resu-
Iuo. Cuando todavía tenía Freud su despacho en la planta baja, se introdujo 11'1'<' ión radiante y clara orlada de estrellas. Ya que aquello que tiene vali-
n t .. avés de la ventana abierta y despertó en é l, que no poseía un especia l d. '" cn la patria de nuestra vida aFectiva y que en derredor no constituye
II ln o .. por los perros, ~atos u otros animales, enconados sentimientos, IIIII S que una ficción -cielo e infierno-, p ermanece custodiado en nuestro
('specialmente al descender del sofá, donde se había acomodado, y poner- 1II I'IInsciente como nuestra eterna realidad,
~(' 11 examinar las antigüedades que provisionalmente habían quedado
('olocadas en el suelo; no se atrevió a ahuyentarla por no provocar en eUIO
IIlovlmientos bruscos entre tesoros tan estimados. Pero al pl'oseguir ]n I IlLOQUIO VESPERTINO
1I/llfI su satisfactoria y ronroneante excw'sión a .. queológica, sin causar el Qxualldad infantil, Erotismo muscular
III~S mínimo daño gracias a sus ágiles modos, se reblandeció su corazón (1IulIlin go, 2 de febrero de 1913)
h/l~lfI el Imnto de hacerle traer leche. A partir de entonces ejerció diaria
Illelltc su del'echo a ocupar nn lugar en el soFá, a examina .. las antigüeda- 111' lld ace rca del camino que le condujo a la sexualidad infantil: en pr i-
d,'s y n un plato de leche. A pesar del amor y la admiración crecientes d,' 1111'1' IlI gar, el análisis práctico, pues le hizo desc ubrir múltiples analogías
Ii" e 1 daba muestras, no pareció apercibirse de ello, limitándose a claVA" , 1111 1118 se nsaciones sexuales de los aduJtos. Después sucedió que algunos
"" <'1 las más Frías y oblicuas pnpilas de sus verdes ojos como sobre un 111 1II'Ól, 'os vinieron también a demostrarlo al reproducir recuerdos pri-
0111"10 ualquiera, y si quería obtene1' de ell a algo más que su ronroneo 1IIII IvOMfu ertem e nte sexualizados. Habló también de como parecía cnes-
1, ¡( t)r~ ln y narcisista, debía bajar el pie que tenía cómodamente apoyado 1IIIII II I'sr de esta manera todo el problema de la sexualidad infantil; las
oh .... e l diván y atraer su atención mediante los más mágicos y ocurrell , (lI'I'I"lI cins infantil es normales aparecieron tan ,'elacionadas con las ex-
I,\~ lIlovimi entos de la punta de su bota. Estas desiguales relaciones dUI'" 1" 111' 111'1118 más lardías de cará cter normalmente sexual que obligó a con-
111111 ya I1I11Cl10 tiempo sin haberse modilicllclo lo más minimo , cuando 1111 Idl ' I'/lI'lu8 l'slrccham enle emparentadas por poseer illla misma natural e-
dril 1ll's('uhrió a la gata enfe lJl'ecicla ,y 10(II'lIul(' sobn' 1sorá; y aunqu e red " ("111'1'('(' vi s ibl Cl1lrnlr dr imporlan cia el qu e se conciba la sexualidad
1I1 10M1l1llyOl'CS cuidados al' I'0]1(o11l11l11l .Y 1Í1'11I N, slI cumbió a una neUIII/I
11 11 , ~ In (I{'JIII' Ims do sr n l ~M /j'"' .'1 HIIIIIIIII .. , pi dilo y juguClón , (Ie l 111"'. m. 1,'JlI A, S. 1111 l'I l lI IIfjn( l 'I)l1I011l0Ihlldfíll III ,¡¡ lIH1nif'f'R lIl Cion es n eurólicas que tan
1I1111'ulÍl'o 1 ~lIrHIlIO , luu luntl lltlH ' l1W 11' 11111111 11 111111111 11111141 1" 1 1'111111\(, 1' , ( · I .'IIIII ~ II dt' Sil j!l V nllld » (od io e nre]'nuzo
'11 111 1/1 ~ I nll l'l lll1l) , "1111'11 nI/h. 1111,1.' /' 11 1\111111 " ~ IIII'III 1\11111', A'lId 110 111111111 Il1~ S qu e de lo esp e-
b'I'(1I11Í 1111111 11 Imll,,1 u 11.· 11111 '1111 11 .. 111 dl ',III 'l\lIo 11111 pll ' lllIulI'lll(' /1 1 nb IU,II ' III, ' 1'"llIlI vl1 IIll111 111l 1'l 1",
AllI'llndlcndo con f'reud Viena, de125 de octubre [116 de abril de 191 5

del adulto desde lma perspectiva más amplia que la habitual, o bien que, por CURSO (XII)
1 contrario, se pase a considerar la sexualidad infantil desde una perspec- Traumas Infantiles
Uva más estrecha aún). Las más exactas determinaciones de esta pers- (Sábado, 8 de febrero de 1913)
pectiva pudieron establecerse lentamente gracias, en ocasiones, a las to-
mas de posición adoptadas por otras ciencias que se hallan implicadas en lI e ido con Beer-Hofmann que acababa de venir a mi casa. Sobre tTaumas
eSla cuestión; sería inútil aferrarse dogmáticamente a las definiciones si Infantiles: 82 no son importantes en sí mismos; un niño (lue no recibe los
("onsideramos la conexión general que existe entre estas ciencias tomadas "lIidados necesarios y que está expuesto a cualquier trauma permanece
lIi ladamente y aquella que corresponde a sus aportaciones. (Cuando se 1'11 su despreocupada vida posterior en un superior nivel de salud que
oye hablar a Freud de esla manera merece alabarse el que se haya asig- qlli en ha sido protegido y que, enfrentado a un abandono educativo, debe
nado los límHes que revelan sns palabras, pero también la alegría que le Ilnllar válvulas de escape para su sexualidad regresando a los pocos
Iwoduce corno investigador el poderse referir siempre a conocimientos ".,cuerdos infantiles de este tipo que haya experimentado y elevarlos a la
positivos.) ,'ntegoría de auténticos traumas. Estos son los casos en que una perma-
Volviendo al «erotismo lDusculaJ·»8o (conferencia de Sadger de la II/' ncia sobre el orinal o el desnudarse de una persona cualquiera puede
Memana anterior) ha añadido Freud: la inexactitud lógica con la que hn 8tar corno desencadenante en la aparición de neurosis tardías. En este
511dger mete sujeto y objeto en IDl mismo saco queda justjJ"icada de maJle- N,'nlido tampoco es de gran utilidad una «educación psicoanalítica princi-
1"/1 interesante en los casos patológicos; en la historia llay verdaderamen- p/'sca» , pues el niiio es portador de su propia sexualidad y de algún modo
1(' ¡¡Igo de erotismo muscular, presente, etcétera, mientras que en la con- ,I"he cobijarla. Los traumas infantiles comenzaron a representar su papel
vrJ'sión 81 el objeto se convierte en suj eto de alguna manera (una pierna ,'orno complejos sustitutorios. Los esfuerzos y renuncias impuestas al
11(,sa: pene, etc.) . IIlno no proceden tan solo de la educación moral: ya la higiene y la lim-
Por otro lado, al mismo tiempo - y diciendo, así, «ejecutó. definitiva- pl,'za exigen considerables renuncias sexuales en beneficio de la estétrca
/ll('nle a Sadger- los músculos, como cualquier otro órgano, son órganos (11('nsemos en las tendencias coprofílicas de algunos neuróticos como ten-
/1(' ejecución y no deben confundirse con sus efectos propiamente dichos, Ih' " eias sexuales primarias).
"H ele 'ir', con su aspecto psicológico; según ella, la más mínima contrac- Las consecuencias finales se deslizan nuevamente en la i1'reconci-
d/in muscular o una simple mirada pueden deter'minar una excitación Ilnl)l e oposición que existe entTe naturaleza y cultura, donde el individuo
," H vio lenta que el más salvaje cuerpo a cuerpo o el desbastar de un blo- 110 consigue alcanzar a través de su propia liberación más que la división,
1]1'" ¡J,.madera. Así, en el deporte hay que tener siempre en cuenta aque- VII que la libertad no puede ser utilizada más que si está al alcance de
11" ql'" puede actuar sexualmente (Sadger) o de modo plenamente ase- IIIdos.
11,,1 ""I-I(ln que se pongan los movimientos del cuerpo al servicio de la Sin embargo, la mayoría se mostró de acuerdo con él, saliendo
11 IIld" 1"IIl'ho más entusiasmados de esta sesión que de aquella en la que se pre-
I'IIIUI'OIl hace unas pocas semanas (18 de enero) dos análisis infantiles y
, '1 In que pudieron apreciarse a la salida crecientes murmullos de dis-

82. Según el conocimiento de Freud el trauma (herida), la con moción trau~ática, no


, I I l1l1dcnte por sí misma -como parecía en principio- para desencadenar una enleJ'D1ed.a~d
111 1 \llml" (e nconu'ó que incluso la llamada neurosis traumálica (I,ueda ba prepal'~da p~I' dJIt-
, nllt¡¡( (\M (1 11 el desarroll o libidjnal), También pueden aparecer smtomas new'óUcos sm que
HU .• 1~ lIll'e las zonas crógenas ... destacan muy particularmente dos: la piel, que ('11 , hll 'y UII pl'odu cido viven c.ias traumáticas, y l as vivencias traumáticas, p':l~den mosu'a::se
"I KUrltM IIuntos se continúa en las mucosas o que se djJerencia en los ór gan os de los senil 1" ndlll'lo dr la fllnlu~(Il , Bcgl'cslón: l a vuelta , «e l retroceso a fases pnm.1Uvas de la Vida
¡IUII, y ('n ~ (' g llndo lugar la muscuJatura corporal, lanlo la voluntaria, como, incluso quizlb , ~ lI l d , 1111t' no Oh lll Vll'roll ~ 1IT1 8 rfl('('1611 en su momento. Esta regresión posee, al parecer, un
Irl ,11 111111 In 118H, IIl ejada de la voluntad consciente ... Sadgcl', ~Haut-, SchJ cim haul- tIJui dnh l l' 1' 111'1\1 '1(' 1" 11111) , 11' 1I11H1I' III , ('11 lulllo ('11 ('lIu ul o IfI Iibi (lo , el deseo erótico, e.c~a mano ,de
~h.,j lwlt · I· (¡IIIi.1t IE1'oti smo dérmico, mucoso y muscular], Jahrbuch, lomo JlI , 1912. IIIIU'. I' Vlll lll lvlIN nll lt1l'lul'I'/II IIIII,II I"'IIIIU, y HI I'O Ihl'lllul, por medio del cual se ulllJzan me~lOs
ti 1. I ~ II 108 tl/dien abe,. Hyslerte. 1895, de nominó Frcud «conversión .. al proceso P!/I dI "\111'1'''1(111 jlHrquit'n OI'I~IIIII"U/ll V IldllilllvUN 1'/11'/1 111 li Hl nircslnción de ese deseo», «OIJ.?!'
/111 11110 ,I/'¡ ('\lul lo ~ nfcCLOs pl'oducidos por un «trauma .. pueden en co nll'{U' por ¡'Cp l'cSl6u dl·l l' " ,ltullllll ly/ll( I., 1,111 1 A " ~I 1111/1111 , ,1 111 11/'1111111111111'111" 1, 1 1(1 1' 111111 0 « l'cgl'esi6n~ por el de zw'uc-
11111111,1(11\1 . fIII HO ('(lmlno n 111111 111 ,'vlIción co rpora l•. A/III ~ / , J¡ , "1(\11'1111111 ' /11111 11 (11 1'1111' " " I 11111111" /lI ldol ll I' jl ll III I'IIII'IH'(lI(¡n I'lÍpldn d e una goma,
/lJu'c ndic ndo con Frcud Vic n a , dcl25 dc OCltl bre al6 de IIbriJ d e t913

conformidad al atravesar la multitud los invernales jardines camino de lI (n, y que se consagraron fielmente al cuidado de sus hijos, me senil
sus hogares. IIlIl al'gamente sola entre todos ellos, siendo mi único consuelo el librarme
Cuando no marcho con Freud, nos di verte a Tausk y a mí el escu- 11 IIn mundo de fantasías, del mismo modo a como se vio enfrentado a todo
char, a nuestro regreso, los comentarios de los que se dirigen a sus casas. lo que representaban , tanto mi manera de vivir como mi maravillosa
I~s ta vez también al dirigirme allí con Beer-Hofmann. IlI ventud .
El domin go por la tarde (9 de febrero) hablé también de ello con
FI'r ud. Mi id ea infantil del interior de la mujer: como el interior de una
INFANCIA, Yo y EL MUNDO IIlontaña repleta de piedras preciosas (temprano viaje a Suiza, con dos
1I 11os y m edio , contemplación de la Jungfrau*; visita con mi padre a una
Cmla vez que se habla de la importancia que Li ene para el nii'io la primera IIdna próxima a Salzhurg). El primer cuento que gozó de mis preferencias
Iutuición de la cohabitación de sus padres recu erdo algo que ocurrió sien- " "11 e l de aqueJl a princesa que a cada pal abra bl'Otaban joyas de su boca
do muy pequeña: dormía yo junto a una de las paredes del dormitorio de 11'1'00 que anteriormente le ocurría lo mismo con sapos). Aún hoy, la pala-
mi s padres estando sus camas adosadas a la pared del fondo y prolongán - 111'11 ,'usa qu e designa la perla, jorntschung , posee para mí una sonoridad
dose ha cia el centro de la habitación. Un débil rayo de luz que provenía I' ~ fl cci al (dulce y sueva). Sin embargo, las prim eras joyas que recuerdo eran
(l e la calle hizo que al despertarme una noch e ruvisara vacío el lecho d(' los botones de fantasía de vidrios colore ados que guardaba mi madre en
mi padre (que era el que se hallaba más próx imo). Mi impresión fue: St' 111111 caja .
hll marchado, es decir, ya no está aqllí, ha muerto (esta idea de muerte no Fue hermoso ll egar por la tard e a la Syringgasse portando flores de
reconocía ningún posible cadáver, algo que signifi cara algún tipo de pre- l' " ' lid ; abrieron los dos hijos (de Tau sk) y colocamos el ramo de rosas en
se n ia) . Ello me entristeció de tal mancra qu e empecé a llorar horroriza - IIKI II\.
da. Iru e entonces cuand.o oí gemidos qu e prove nían del lecho más alejado Fre ud se refirió también a Ste ke l, a lo que hay en él de saltos meto-
y qu e no quedaba iluminado por aquelJa te nue luz. Concluí que , si bien mI dol6g icos . Durante mucho tiempo me pareció eno,'m em ente exagerado su
u' l,dre no había muerto aún , sí se encontraba mOl'Íbunda, y lancé un grito I l'Iminal polimorfo»,84 hasta que comprendí con claridad por qué, en toda
,'s f1l1ntoso. Cuando mis padres 85 se precipitaron , fuera de sí hasta mi camll 1IIIIIIc I'i za toma de conciencia, resu lta esen cial la existencia de un movi-
11111 solo pude explicarles entr e lamentos qu e me había quedado huérfanll 1111"111 0 análogo alodio: uno no llega a diferen ciarse, a ser él mismo, hasta
,1" fl"d" e y madre. '1'"' no rechaza algo y es rechazado por algo . Cuando encontramos mues-
I '~ II lo que respecta a mis hermanos, sobre los que tamhién me pI'(' 1, "" el e odio y de muerte en los sueños, ello no es más que una indicación
I\ '''II~ I"re ud en nuestra conversación a solas (el 2 de febrero), hay q'lI' d" 111 salida más próxima, el primer enfriami ento , la primera clistancia-
,11'1'11' qll(' las circunstancias hicieron que fu eran mucho mayores que yo y 111111 , la primera separación sin la cual un yo no ll egaría nunca a realizarse,
11" 1' 11I<"1I1 S0 el más p equeño me llevara tres años; su conducta hacia mi 1/1 ·1 IIli smo modo a como ocurriría con la r espiración pulmonar, si no se
1'11' III1'Y t'uball erosa y protectora a la vez. Dejando aparte algunas displl ,/I 'llI vlrra e l aporte directo de oxígeno provin ente de la madre. El oruo pri-
III H "'"' los m ás jóvenes, tan solo se produjeron entre nosotros aquellll~ ""11'10 no se or ienta, en realidad , contra algo di stinto sino que es angustia
1,.,'I'III1 S qu e, Li empo después, al marchar, joven aún, al extranjero 111" 111 11' "r mi smo, angustia de nacer, angustia de ser abandonado, de igual
Id"I"l'ou contemplar el mundo como poblado de hermanos. Ello deterllll 11 11 1110 n como todo amor conserva feli cidad ori ginal de una pertenencia
1111, rUl' ,'lCm ente y de por vida, mi independencia y confianza hacia todll~
I"MItOlllb,'cs, cosa qne no se ha visto jamás desmentida, · (N , del T.) , La traducción litera] del topónimo Jungfl'au, conocida montaiia suiza, es
1.0 má s sorprendente es qu e a despecho de estos hel'manos, y sill " ~ ' \l I .,
11 (' uclolll c o" g ul losa y contenta de compartir con ellos una misma sang"" , H j., t 111/1 II cc nlua ci ón de 11.1 ex pres ió n fl'e udiuna "pcl'vc r'so po limorfo»: «Está cargado
y 11 pllanl' de mi s padres, cuyo matrimonio estuvo presidido por la al'UIII ,h I n ~ l \ n lltl 1. /l S el qu e el ni ño, lillJ o In inllur ncin d e l deve n ir pe rve rso polimorfo, puede se r
Hlld ll l'l do " t-\t l/l lqnl c l' tipo (1(, [1 ' 1I1I ~~ I ' c 's lnlll 's, lW o mu es tra qu e po see en su constitución la
", tllllll pUl'" (' 11 0; 111 "c' IIt1 Z,II (' l fi ll I\lWIII \utl'll JIU I' ('N III {'IIII SA pocas r es istencias, porq ue los
"', 1': /1 I... cbemf'licklJUck , Cl.lpílll l nH ... n/l,"I 11:,'11-11111 " ( l u!! " II ,/\ vlvenciu de Dlosl y II RI''''h,'u .Uq lu 111 1/,II (qIl II'ON 1'1'1 ' 1111' 11 I tJ ~ 1'\ . '1'" " 1' /II 1' \ lInll \": In V rI' ¡.( " {' II ~ /I , In r'c pulsión y la moral no se
1111 dlll' 11'lIlIlIlIf' _ IVlvl' lI oln s I'mnil!/II'llil l. Suhr'f' /t 1l111\1 , "llitl 100'. nOIlMdt, 1I11'11 8111t1 (.'0 ' ; P/IllIIIt'j . l¡.ul IllIr ndul'ltlo Indll v(u , I'Il'joI¡ lHI 111 IIdu!! d, '1 IIltln , 11 MI' 1111111111 tUll so lo en formación». Drci
jll' IHM':.I IIII NIIl Ifl8 0: ('11 LrlJt'fl 8,.íJdl'l¡//r ,JI , I I 1 4'1'11'"110 j ' II lIulll'"",'kIl11l1l' 1I ,1I 111 111 /1 11111 1. tltllll/lr lllllll4 t!/I ,
Aprendiendo con Fl'eud Viena, del 25 d e octubre al6 de abrJl de 1913

mutua, de Wl recuerdo de totalidad con que obsequia pródigamente al ser 'Iuier cosa. Al aLcanzar hasta el interior mismo de nuestros estados cor-
amado como si él mismo constituyera un todo. porales, al no haber aprendido nosotros a conocernos corporalmente más
(Al margen:) Odio: la decepción de no poder amarlo todo al despetar del '1"e del mismo modo a como conocemos otros objetos exteriores, acabamos
ser total. 1")1' vernos a través de ese mismo prisma sub divisor y nos preguntamos,
Pero, sorprendentemente, se pued.en extender hasta muy lejos los 1' 11 consecuencia, en qué punto de la serie helTIOS (surgido», y heJuos sido
propios razonamientos SUl"gidos a partir de este odio. Una vez presente el yo, 1"lroducidos como «alma» o espíritu, es decir, con aquellas manil'estacio-
lllla vez preside su conciencia, no renuncia a dominar nuevamente su diso · "liS que todavía tomarnos como idénticas a nosotros, etc. De este modo
ciación sino que busca familiarizru:se con las cosas que, según e l principio (siguiendo el principio primario del «odio» o de la distanciación) nos be-
de una separación constante y progresiva van ampliando al máximo la dis· ,''os alejado de nosotros mismos, nos bemos distanciado, y cuando nos
tancia que las separa. Si examinamos más de cerca este principio, no resul· . lIb emos no formando unidad con nosotros mismos en el presente, en el
ta casual que haya nacido, en su aspecto afectivo, del odio y del sentido dI' u,lsmo momento de la vivencia, excluimos el pasado y buscamos sus hue-
muerte: en último término constituye lo opuesto, la distanciación tanto en lo Ilo Hen el exterior, siguiendo la serie de los seres vivos y ordenándola de
que pertenece a la vida perceptiva como al entencUmiento. Contemplar algo 1111 modo que «culmin e con un a cúspide ocupada por nosotros»; y busca-
cou los sentidos y la inteligencia signiJica, en suma, no añadir «yo», y apenas "'OS entonces regresar, entre cuidados y mimos, desde nuestros primeros
decir «tú», sino separru'los entre sí. Siempre que el hombre u'opieza CO II I'''SOS a nosotros mismos, con todo lo viviente y conocido que intenta-
manifestaciones vitales que le recuerdan intensamente a sí mismo, complc "'os conceptuar desde La perspectiva de su «evolución histórica». Pues a u'a-
ta esta distanciación hablando del «alma» o del «espú'itu», términos con ION " s de todos estos métodos de anáUsis y de negación desearnos acomodru'-
que en realidad siempre se refiere a sí mismo. "OS en un mundo ya conocido y dominado: es decir, también intentamos
Ante manifestaciones que no estimulan tanto su confianza se sirve dd , .. hljar nuesu'a relación amorosa y única, a pesar de la soledad del yo.
concepto intermediario de «vida»; pero cuando se trata de lo «inorgánico", Sil y es precisamente el psicoanálisis el que nos ayuda a corregirlo de
método se revela nítidámente como el de un conocimiento desespiritulI """ forma nueva. Pues, en cierto modo, reúne todo nuevamente en un
Iizador, descorporalizador y mecanizan te, es decir, como de carácter negali 1'" "1 0 rebosante del inconsciente, nos resume con nuestro pasado y no
yo. Se dice que el antropomorfismo constituye el limite del conocimien tu, "In con el nuestro, e ind ependientemente de la ordenación racional que
pero tan solo porque el conocedor es para nosotJ:Os algo en cierto modu , In blecemos en el exterior, nos acomoda en el ininterrumpido desorden
negativo, contenedor de una cierta negación, y es precisamente a partir <11' 0111 lo existente.
ell a que nos construimos el mundo explicable y que edificamos su caráclt'r
. material». Antropomorfizar y afirmar son por completo tilla misma cosa, y
mantienen su validez alli donde no procedemos a elucidar, sino a amar, "" I,ULOQUIO VESPERTINO
decir, alli donde volvemos a encontrarnos con nosotros mismos. , IIt/C8 8 Putnam. Freud y Tausk
Es imprescindible que saquemos consecuencias: todo el mundu I ~ 11 " oles/jueves, 12/13 de febrero de 1915)
"Iflterial dado corresponde a aquello que puede soportar nuestra Íntim"
1'lIlJllCidad psíquica de concepción (gracias a la cual podemos identifica,' I I oiomingo (9 de febrero), tras mi (tercera) visita a Preud, y el Ilmes,
110S) y que expresamos a través del h echo de representárnosla (intelectu,,1 " I"' N'" ' de que regresé muy tarde de casa de Marie Ebner Eschenbach,85
IIII'l1le y por medio de la percepc: ,ín) a partir del principio de separacifln I"""k estuvo trabajando conmigo en su crítica a PUlnarn y en su segunda
'1"1' conlempla y cru'acteriza negativamente, como separado de nosoll'l'" 11 ",'1(", del cm'so sobre la «angustia».
"oI smos. Pero, alcanzado este punto, nuestra apreciación de la reaJj,I¡,.1
.. ""Ihla por completo: pasa a constituir lo práctico-dado, aqueJlo, 1""
1""10, que no exige ni siquiera una marcada vivencia de nosotros miSil"" "l'!. Durant e s u onl('l'lol' (' IHonda e n Vie na (1895), Lou Andreas-Salomé había visitado
JI""" ('flP llI l'lo, y que incluso nos permite una captación bastante negall"1I IlIld,1 11
1,
n MUI'jo VU I! I!: I)II I'I' 1':iWIl {' lIhilrh (1830- 19 '16); en esta ocasión le escribió e l 5 de
lit II ti! OIl1l'lidc hfH'j' UIf(IIIIII " IW IIl Il IlIt A IIlt' (, IICll cnll'O en Vi e na, casi ,siempre sufriendo, Y,COll -
di' ,u)R!)iros, se convierte en algo al margen de nuestro deseo, en aqut' 111I ,j, nll/ll! 11 In fl oit'chul. \ /111/11 11 !I ' III /I '1' IIU' ¡nCjull'lli q u e Ilsled pudlerll e mpren der Viaje de
""I.lhllld pdmitiva e incondicional que tomamos como base parfl ("",1 11'" \'n 11I11l1/'1 dI' Ii nlllll'lI ll \ Idll 1 l.tu 111 '" 1111 IIh , ~¡' rn dI' 1111 ¡'cwnClu enlJ'olO , Véase Lebel/.sf'ückblick,
, ¡qlllltlo •.1 1111 /11' ~ 11 ' " "' f 11111\
Apren diendo con I"r e ud Vie na, de l 25 de octu bre a l 6 d e abril de 1913

El miércoles, en la sesión dedicad a a comentarios estalló la crítica Ho lamente una persona tan estimulante como ésta?», toca de hecho el pro-
a Putnam 86 (rech azada por Freud) entre sones de tambores y trompetas; Irl e ma central cuando manifiesta desear media docena. Y sin embargo,
I"re ud le retiró la pala bra a Tausk, y eIJo fue una señal qu e no sería igno IIHLo no tran([uHiza a Freucl más que frente a un a «ambivalencia» amena-
rada por el resto de los asistentes. Me agradó la actitud de Tausk. Por 111 Mlnte. Durante una exposición en la que Rank intervenía acerca de los
noche, después de ha ber regresado al Ronacher desde el Hotel Zita, y tra. "" gicidas , Fre ud me escribió e n s u papel la sig uie nte observación: «R.
ha berse desahoga(lo contra Federn , hizo su aparición un nuevo bulo. 't'S uelve el aspecto negativo de su amor fIlial a través de este inte rés por
según el cual había conseg uido en privado el consentimien to de Freutl lu psicología del regicida; ello es lo que lo ha ce tan fi el».
(para tal crítica). A la observación d e Freud le había dado yo su auténticn
s ignificado; alguien se encarga de confundirlo todo. D'SCUSIONES SOBRE EL ONANISM0 87
El jueves fui nu e vamente a cenar con Freud. Ya antes, en el sa1611 . Mujer y hombre
hizo derivar la conv e rsac ión hacia Tausk, y hablamos largo rato acerca dI'
é l; más tarde nu eva mente en su despacho ; no m e acompañó a casa ha sln I¡lurte de la in troducción de Freud , las argwnentaciones de Ferenczi y de
dada la una y media. 1I,·llI er son las qu e más me ha.n gustado; la exposición de Tausk que co n-
Freud actúa pl en a me nte convencido c uando sale a l paso de Tau sk 1I111 1e, no es en absoJuto «él», sino s u som bra.
con tanta veh em encia; esto es algo ([ue está fuera de dudas. Pero junto n Junto a la particular ten tació n a excederse, el pe li gro del onanismo
es ta opción «psicoanalítica» (en rela ción con la primitiva actitud new·ó ll " ,,11 a naturalme nte en el esfu er zo a que se somete a la fan tasía ([ue se ve
ca de Tausk) e s cie rto también ([ue Freud soporta con ditjcultad la p'." 1I1!11 ga da a sustituir a la pareja. En muchos casos be podIdo constatar que
scncia a su lado de un a mentalidad ind e pendiente, en especial si posee 1111 1110 se produ ce co n máxima intensidad en mujeres con fijación clitoridal
ru e lte temperamento agresivo, lo que dalla automáticamente sn IIln IIlilHcLllina por se r las que más se al ejan de la realidad, muy frecuen te-
nobl e egoísmo de in vesl.iga dor y conduce a prematuras disensiones, ('h IIII'O le histéri cas graves. Pero aún en el caso de que se trate de una fa nta-
1" valor que pueda posee r pa ra la ca usa una mentalidad indepemli ellh 111 ¡le naturaleza femenina, cons idero más perjudicial el onanismo ele la
11 0 puede r evelarse más qu e e n el futuro y a ello se llega a través de In "'''11',.; pues ella , com o receptora , ti e ne mayor n ecesi dad de contacto - no
lu chas presentes qu e posiblemente resultan inevitables. Está claro (1" 111" local- que el hombre, para ella se trata mucho más de una recepción
11',·c ud lo vive como una molestia y que añora profundamente la paz y 1.... 11 "1'". el e una e nll·ega) y ello es lo qu e intenta alcanzar al imaginarse un
'1"ilidad de que gozó en sus inves tigaciones hasta 1905 -hasta la fUl"IR I .. "IIlHi1ero,

clón ele la «escuela»-; ¡y quién no le clesearía que pueliera gozar de 1'11 ]i;sLo está relacionado con el hecho de que para ella, el acto sexual
p(' I"Inanentemente! 'I"M lllu ye una unid ad indivisibl e de su ser corporal y esp iritual. Por ello,
Es por ello tambi én que comp,·en do que hombres d e la inteligl"" I l., \ IVl' más allá de sí misma, ta nto en sus consecuen cias como en aqu e llo
y de di cación de OUo Rank, que vie ne ser como un hijo para Freud, II('~II 1''' lo con stituye, cosa que los hombres casi nunca ll egan a sabe r. Quizá
11 ,. presentar para él lo más deseabl e que pueda llegar a ima gina .. '1' 010 e ll a ([uien sepa plenam ente ]0 que significa el «contacto»: tanto el
ClIfJlldo elice de Rank: «¿Por ([ué no ha brá en nu estra asociación se is y 11 1I'''HU'· juntos, como el simple hecho de dormir e n un mismo lecho.
I I 1,- lambién una go-an di fer en cia entre aquellos amantes que solo
1111 " " xcitarse mutuamente y aqu ell os otros que alcanzan juntos la paz.
86. James J. Putnam , pro fesor de ne urolo gía en la Harvard Medi ca l Sell oo l dí' I\uIIII 1, ", nfllid ad vista como amenaza de la vida autónoma del yo o de las
l'f, t'llH í',Ó primero el psicoaná li sis (1906), pero fu e gana do para él gracias a las c ill cu h ~t I I
IIIII\III 'lo nes sociales de cada día no vale más que en el primer caso, ya
II I' ~ .O hel' Psycho3nalysel> pronunciadas por Fre ue! en América, en 1909. HuMa PIU' l ldlllll
,"1 (" Co ngreso de Wei mar y fundado él continuación la Am eri can Psycboanalyli c AS/'Hll'lulh 1111111 Ile por sí; en el segundo , la noche ele amo,' sirve al dia y a la labor
I I~ II ÑU/l 0 tt! necr ológica Fl'c ud lo ll ama «el gran puntal del p si coanáliSi S en Amé .. IC'I"". 1'11111
lI uldll ptlhli Cl.I do 011 ¡mago un ensayo titulado .O ber die Bedeulun g phIl O/'lo plll 'l '
A II /'IC' h/l I 111 11 fIi(' 11 lInd Au sbildun g füI' di e weiter e E ntwicklun g del' pSYC hOUIIIII.ylhlll ,.1, Disc us iones de la Asocia ción Psicoanalílica Vienesa sobre es te tema (1912). Fre ud
1\11""'1.(1111 "';" [So lJl'e el sig nificado de las con ce pcion es y la formación fil osó l1 ruR 11 /1/'11 1,. '''11 1 11,,-110 !¡I intl'odu cción y el e püogo al lib ro. En el epílo go resume: <eSe estaba de acuer-
hll'l /1 1'111111'/1 (k l movi mi e nto ps icoa nalftÍl'n j y F f\ /'(' llt '1, i lo criticó e n un o (1(0 ¡I/ t! 1111 11 111 "oll('C' pr ión de las fantasías acompañantes, en la cons tata ción de l sentimiento de
,. 11'1 " 11' 1111 '11 ( dl ( \ I~JlIIJI'(' de 10 12) ; IJu ll1um l'(' plll 'I\, 1.11 . 1' ,'(III'fl jI Pullll.lln :. de TIlI Hl lll',II IIU1 '1' I 11 11 1111 11111 (" en la asunción d e s u ca l'áctel' perjudicial (p ero se produjo 'la imposibilidad
1'¡lj I,1 "o llll 'x lo , dp 1I l ' 111111 co ndi ció n mw lll lllivll de ese cará cter pCJ'judiciaJ') >>.
AJll'cntliendo con Freud
Viena , del 25 de octubre a16 de nbr ll t1 l\ JIU,

que será realizada con fuerza duplicada. Un hombre (I~e no experime~ta


tal sosiego ni ve aumentadas así s~s fuerzas, .~o podra smo des.prec181 o vedad respecto a la 1raumdeutung [Interpretación de los sueños) (ulch,.,o
idealizar a la mujer, según predomme su pulslOn yOl.ca o sexual, p~r eJlo, en su última edición). Y una importante novedad en lo relativo al aná li"¡,,
su espiritualidad será cada día más tenue y desprovista de VIda, mas abs- práctico de los sueños según mi entender, ¿ya no puede concluirse el ," lt,
cuado contenido latente a partir del símbolo?
l"acta, y su sexualidad pobre y cruda. Esta es la causa por la cual, en <;1
fondo, solo el hombre puede ser asceta o depl'8vado; ~a mUjer (cuyo espl-
r itu es sexo y cuyo sexo es espíritu) no podrá serlo mas que en la meclida CINE
en que pierda su femineidad.
I~I coloquio
88 vespertino (19 de febrero) nos trajo la conferencia del doclo,'
Weiss sobre la rima y el refrán, que fue alabado por Freud un POC() ti
CURSO (XIII) I'o!!tre coeur, y sin que añadiera demasiadas cosas.
Bisexual/dad. Neurosis y sexual/dad. Interpretación de los sueños
(SAbado, 15 de febrero de 1915) El sábado (ZZ de febrero) se suspendió la penúltima lecciÓII rlt'l
"'"'SO a causa de una proyección de cliapositivas sobre las últimas eX('/lV/l
Algo cansada después de la matinal de Eysoldt (ensayo general de La cajo I'Iones romanas, y Tausk, los uiños y yo nos entregamos a una clistracr'lolI
de Pandora de Wedekind) con Beer-Holmann, Scbmtzler, Wassermann y "ImHa,' en el Urania. ¿Cómo es posible que el cine no suponga lo 1111'.
lI,rll'II10 para nosotros?; no es ésta .la primera vez que me lo pregulllo. A
otros, y la vi.sita por Ja tarde de Swoboda que quería exponerme su m ter
prelación de los sueños en relación con la de F,·eud.Poco he podIdo ano 1"" muchos a"gumentos que podJ'íamos saca" en favor de esta ceniclt'lIll1
tar de la lección de hoy. ,h ' la concepción estética del arte, corresponde añadir también un IllI" ,h,
Una de las .observaciones ele Prend hacía referencia a Swoboda '1I1l sideraciones puramente psicológicas. Una hace referencia a <¡II(' 111
" '('Ili ca cinematográfica es la única que permite una tal rapidez en In Mil
Fliess: lo masculino-femenino de Fliess está pensado de tal manera, qllr
el ,cxo opuesto se ocnJta siempl'e en el inconsciente; pero de ~echo, lOA , ""Ión de imágenes que se corresponde más o menos a nuestras IJI'OP¡II.
límiLes resultan muy confusos y el sexo opuesto muy b,en podrIa haJlarK III",IIlades de representación, imitando en parte su carácter caIJl'id ,o""
1'IlU parte del cansancio que nos invade en las representaciones tOl,ll'lIlt,,,
también en el interior del campo ele consciencia. . ..
Ha hablado de modo muy simpMico sobre el enrIquecImIento '1 11 '''' proviene del noble afán que exige la contemplación artística, sillo eI,,1
pudie"a radicar en el bisexualismo, diciendo que en cierto gr ado, no t"'. , l"t" 'zO de adaptación impuesto por la pesadez del movimiento ApllO't'"I"
imprescindible que ello viniera a trastol'llar las condiCIOnes nonnales d ,1, ¡" vida en la escena; en el cIne, sin un esfuerzo semejante, se líbC',,/t AI'/lII
desarrollo: tan solo aní donde tales condiciones se hayan vuelto anonlln ji,,, It ' el e nuestra atención permitiéndonos rendirnos más espontállPllOlt'"lt'
les, la neurosis se amparará en la sitnadón y progresar? a su costa. , 1" lI11 sión. La segunda consideración concierne al hecho de (jUl' , ¡II'" tlll"
Además: en las neurosis encontramos la sexualIdad como cm , I",,'d e hablar de una simple satisfacción superficial, ésta ObRt"I"¡" 11
fundam ental y la formación sustitutoria es de carácter sexual pero, p()r '"'''. 1''08 sentidos con una profnsión de formas, imágenes e imp'·l)slllll" . ,h.
11""1,, lolahuente particular y, lanto para el trabajador enmudecielo 1"" 1"
gene,'aJ, se ;ubestima el grado en que un trastorno así puede afeCl,/I"
otros campos, por ejemplo, el del yo, etc. Parece tratarse, de u?,as af i h ",'h,'z de su vida coticliana, C0ll10 para el trabajador intelectuII I ,,¡ .... , 11
cíones idénticas a las de Tausk, solo (lue aqui se acentua .mas lo 1" 111 II'II/(n de su profesión o de su pensamiento, significa ya dI:' pll" . 1 "lO
, "" tll' vivencia artística de las cosas. Ambos argumentos, emp('I'II, ohll
mentario; pero ambos campos dependen del punto de partIda de
rosis, en 10 nal'cisista, sin «antes» ni «después», totalmente unIdos .. 11111 ""11 rcllexión sobre lo que el futuro del cine puede llegar 11 .1/111/11
11 1""'11 IIl1 estra constitución psíquica, la pequeña zapatilla do,'O(l1I ti" 1"
añadió al final: dado que la sexualidad se halla presente de modo 11111 111, 1"1I11t de las artes.
rencíado en el sueño y en general, en el inconsciente, sin haber ? I(,/I
do una cierta especialización, muy bien pudiera ocurrn', que cueslllllWM
sexuales aparecieran de forma altamente sexual, mientras que otr'lI~ H" MH . VUI! 1\ hn und B?froinll ¡SOI}l'(' 111 I'1nl/l ,y cl l'cfl'ánj , una UpOI'10('1611 ti lu Jl""h 'flj.¡!' III'
,1, In,. IIII I,lhHl <le expresl 6/1 po 111'/1 , "lu'l WI'IMM (lfll médi co en VIf'llu . Lu ClOn l\' I'(' rll \111 "u '
les , permanecieran desconocidas corno ta les. Esto Icontien e unfl dl','lu t 11· "lIu I 11 1\1 Nf'Kl l l1(10 vO lult l(l 1I 111' ImtlJ411, I H r' .. ,':1. .. 11'IIIJlljo U(1 I1 C;' pOI' nhJ"ICI "XllIlIllIlIl ' I III~
I 111I 1 111 111.11 11/1/11I('(lIl1wh'lI l t l lit ' 11". 111,"111 " ,,,'"4111111" I'MI"'('hll('M,I" 1'111111 Y ,,1 "1 111' 11 " , .
Viena , del25 de octubre a l 6 de abril de 1913
AI)n'ndicndo co n Freud

Aquí en Viena , Ta usk me ha inducido a asistir a pesar del trabajo, tener un carácter p erturbador de la pulsión yoica, porque se remonta a
de l cansancJO y de la fa lta de tiempo; ti'ecuentemente no es más que por una fase del yo muy acentuada pero mal orientada y carente de madurez ,
media hora; y siempre me impulsa a reír el que nos brindemos a ello. y en la que la sexualidad se r educe a una forma que no se correspond e
satisfactoriam en te con su yo origin al (porque está tomada de desarrollos
posteriores): una sexualidad enteramente dirigida al objeto. Quizá sea por
lNVERSIÓN 89 ello que encontremos en los homosexuales una mayor aspiración a una
forma «platónica. del amor así como a todo tipo de desviadas exalLaciones,
Tausk esta ba lleno de id eas interesantes sobre la sexuaUdad y e l yo, pero specialmente de orientación masoquista: quizás a partir de la justificada
cuando por la tard e empezamos a tom ar notas en mi casa, eJigimos mal el sensación de que existe una observación, es de cir un desorden pulsional (a
?f1 mino y pronto tuvimos qu e suspender el trabajo, Ahora, que ya se ha pesar de que ánimos fuertes puedan soportarlos sin peligro alguno, al
Id o, empIezo a comp render por qué. Si se dice q ue la homosexua lidad está Igual que ocurre con otros trastornos), y que en un cierto grado de «subli-
ompletamente r ep rimid a y que la h eterosexu alidad lo es tá so lo en lo re- mación» no venga más que a sustituir un trabajo no realizado previa-
ferente al obj eto in cestuoso, se trata pues, en una misma pe rso na, de dos mente ni en el yo ni en el psiquismo,
objetos en p,'incipio disLintos. Solo e n e l primer caso revive necesaria- Sin duda alguna, nuestra fase de naturaleza homosexual debe que-
mente el cOlúlicto e n la tl'an s ferencia: e l hombre en el padre y la muj er en dar integrada , a tl'Bvés de un proceso plenamente natural, en la forma de
la madre; mientras q ue e n el seguJldo caso y como con sec uen cia de la IJ enevolencia gen eral, sociabilidad, bondad, etc" entran en acción , por
Ilpreciaci~n de la diFere ncia de sexos, las imá gen es originarias de los pa-
desviación, en lo específicamente de una base yoica posterior. El gran
dres se an~den conl0 l)I'orund :i zán dose, humanizándose, fl atgo nuevo , con descubrimiento de Freud es h a ber captado la relaci6n existente e ntre
lo que el bIenestar de la infan cia puede fundirse con el de la mad urez, IIquello de a parien cia asexual qu e une a unos bombres con otros y lo pro-
Lo que me parece Ip ás interesante, s in embargo, es lo s igu iente: que pi amente hom osexuaL Me parece, sin embargo, qu e en é l la «r epr es ión.
ron el establ ecimi e nto de las dire l'encias sexua les, la pulsión yoica como desempeña un pap el ex cesivo e inútil: en sí, el tránsito de una id e nlifi ca-
101 aparece con la maduración de la sexua lidad y el poder de I.ransgredir I' ión corporal con un semejante a una identificación espiritual no ti e ne
los lnmtes del sexo desca nsa por completo en esta orientación de los mis- por qué con ll evar s uperiores dificultades que las que pueda entrañar el
III OS , Tan solo allí donde se ha desarrollado un yo podemos hablar de paso de resaltar la s zonas erógenas a des tacar los genitales, Es ir de ma-
.Ml1X ualidad~ en sentido estricto: el heterosex ual no ha de preocuparse, en
xlndo lej os el considerar la bond ad únicamente como una reacción, es
l'I IIl seCUencla, de la conl.radicción que surge en tre ambos , más bien se im - Ii 'elr, como una manifestación de la represión (si bien es cierto qu e puede
pul san mutuamente, ofreciéndose l'ecípl'ocamente sus s ilu etas, sus fiso - Mllponerse con razón que todo exceso de bondad enmascara un sadismo
II Olllías , l'I']ll'imido) y con ce bir al hombre culto como m ero producto de la r epre-
En el caso opuesto, debiera existh' en el invertido un temor, no solo HI n del salvaje homosexual. Probablem ente, el salvaje posee, en su limi-
PI'ovoca?o por las prohibi ciones, con respecto a su orientación pulsiona l, lurio entorno, más sociabilidad que nosotros; e in cl uso los animal es , y
que sena pOSIble reposal'a en él; e fectiva m ente, ]a sexualidad pudiera I'Hpecialmente las abejas y las hormigas hacen qu e debamos avergonzar-
II OS. Tanto en los animales como en los hombres primitivos ello corres-
89, Fl'cud prefiere la eX IJl'cs i6n invel'si 611 (umlceltr'ung) en la s relaciones de obje to
Ilulld e a una iden tidad presente (<<narcisista»): ellnosotros, también eIJa se
h¡, tPI'osex ua les normales, a la de homosexualidad. «La inve stigación psicoan a líti ca se OpOllí' 1'lI lI sl.ituye en plataforma sobre la qu e «snblimamos»; es a partir de lo
('011 lodo ~'eso lllcjón , a los inlenlos por difere ncial' a lo s homosexuales de las demá s persa' IlIfuntil que no ha alcanzado su madurez sexual nOl'mal (tanto el yo co-
',111,., ('o n S ld e l'~nd~los co mo un grupo de caracter es es peciales.lI Al es l.udiar también otrll/'! 1110 el sexo lienen pues un origen com(m, y es en ello, probablemente, en
1111'111 115 de excl!.¡l clón sex ual distinlas a la manifi cslfnn c nle ('o ll od d ll, " pl'ce ia qu e .. pal'a Lodo/'!
ItI/'I 1I("'t'S hllll1 f1 n aS es posibl e unu c l('('c i 6n obj r llll eI ,, 1 nll 1'1 111 U Ht'XO y que l o han conslIl111lClo 111 que I'adica In capacid ad de sublimación), Las cualidades reactivas se
1\11 1:1 IlIrO ll sr lc llI,C.,. «El p s i co olI~II/'II /'I ... hfl 1' (HII III'o IIlUIIl (' 11 1011 01'1 1111'1 "/lR(lf! in vestiga dos qlu'
IO/'l llllul'OR In vCI'lId os (111115C ll1l1w H) P I I 111,. pdlll l'HI" 1111o" d i' 'UI 111111111 '1" 1llI'uv(' SII I'o n lIll U fnru'
",.I'i
lll'i ll inan má s 1>11 , II'a nsposición de yo y sexo a parLir de la confusión
111 ' IIllnn ¡;¡ rRlllI lI jl('I'O ('rrllU' I'1I 111111'1011 11 111 111111. I 101"" Ir" 11111111111111" 111 I1 lItfll'(') 11'/18 (' UYII
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11/11' 11,' 11110 Ih\' tlltl't11f'l IRIIHI , ,v hll HIllII jmt lit 1'1 I Hll t 111111 '"1 JI! 11 1'1111 1' ti 10H qu;' qlll j"'!' I:
11111/11 ' "111110 I'UI IIIIHII' (' 111 1'1 11 11 11111 1111 1111 , 11 .. II I.t 111 h 1 11+1 1 11 I',d jM/lHlrlll/ll ~(' II ,
" 1U'cndlcndo con Freud
Vien a, del 25 de octubre al6 de abril de 1913

VISITA A FREUD vida y de pensamiento se sacia en las mismas y profundas aguas; y pOI" ello
Freud y la filosofía mi smo resultan intangibles y sacras. Resulta impertinente por parte del
(Domingo , 25 de febrero de 1915) pensador el p,·esuponer la unidad de las cosas consigo mismo, no, sim-
plemente «suponer». ¿Pero no será una presUllción mayor por su parte el
Domingo en casa de Freud. Me relató una «fantasía» que todavía no ha vivir como hombre?
escrito y por 10 cual tampoco voy a escribirla, acerca del significado de la También es por la enforia humana que labora el conjunto de activí-
muerte del pad,·e 9o para el conjunto de la evolución de la civílización <lad es científicas con su carácter orientador, práctico y pragmático solo
hasta nuestros días. Nunca había conformado algo tan lleno de riqueza qu e dando un rodeo desde el «principio de placer» a través del «principio
espiritua l, más quizá de lo que acostumbra a permitirse. ,le realidad»92 para regresar nuevam ente al placer (hablando en términos
Posteriormente hablamos también de su actitud defensiva con res- r,·eudianos). Se trata, como máximo , de un desplazamiento, y la carencia
pect.o a ]a filosoría pura. De su idea de que, en el rondo, cada uno debiera dc e uforia constituiría la única razón de l desinterés por la filosofía (o del
com batir la necesidad intelectual de una mitad conclusa de las cosas, co- III"le). Si se objeta (como lo hizo Freud) qu e no se trata más que de una
mo producto de unas raíces marcadam ente antropomórfi cas, y en segun- '·rgresión a los interrogantes infantiles, pu ede que se esté confundiendo
do lu gar, porque ello puede perjudicar o confundir en la investigación <l C nuevo 10 «primitivo» con lo «primario». Que algo provinente de nuestra
indivídual de carácter científico-positivo. Dijo de sí mismo que práctica- prim era infaucia no deje, de algún modo, de seguirnos no debería llevar-
mente nunca babía ll egado a sentir una n ecesidad semejante. A continua- II OS a la conclusión de justificar permanentemente su presencia, y la
ción hablamos de la melancolía que ]a vid a aporta con la experiencia, aún ,·cnuncia a l mismo tampoco debería comportar un descenso de vítalidad.
en el caso de poseer un carácter favorable, (le la falta creciente de euforia Aún más: no pocas veces he podido constatar que una renuncia semejan-
y de su hOIT01: an te e l Lebensgedicht 9 1 [Poema de la vida] que seguramen- 1" , t,·as los días de entusiasmo filosófico y artístico de la juventud, no so lo
te acaba de leer en las composiciones de Nietzsche. ¿Existirá acaso una 111) significa un puro y simple cansancio, sino que precisamente suponía
relación entre ambas éosas , entre esa falta de exigencia de unidad y el IIn u especie de aturdimiento, al darse a actividades científicas o a Pl·ácti -
descenso de la euforia? Freud aceptó que esas aspiraciones unitarias pro- ,·IIS a bsorb entes . Una especie de represión por sí misma con ayuda de
cedían, en última instancia , del narcisismo; de allí procede también según tu ,·csignación.
su propia suposición, nuestro valor para vívir. Si es te es fuerte en su al e- Que todo aquello que afirmamos de la existencia mediante la filoso-
gría, también lo será la exigencia de unidad y viceversa. De ser ello así, 1111 , el arte o con ayuda de símbolos religiosos sea necesariamente falso ,
implica reconocer que nuestra más profunda vitalidad también forma uni 1)'1 deba adoptar un aspecto deformado (tanto en sentido práctico como
dad con ello y que no debemos combatirlo sin inquietar al mismo tiempo I"i(\ntífico) no debe hoy en día sorprenderno s, como tampoco lo hace la
e l manantial de todas y cada una de nuestras activ id ades. Nuestra sed d(' dl'l·o,·mación a que somete el sueño a su entorno, que de otro modo resul-
IlIdA inalcanzable. Con la palabra «símbolo» ocurre algo parecido cuando
90. Po sibl emente esta «fantasía» era un residuo del u'abajo correspondiente al cual'lu " lo co nsidera como lo más primitivo, como preestadio. Es esa forma,
de Jos e nsayos sobre e l hombre primitivo Tolem wld Tabu" «Di e infantile Wiederkehr d('1I
','ol cmi smu s» [El re torno infantil del totemismo]. (<<Un p l'oceso como la s up eración del pad l'" 1('Klca mente inservible , de pensamiento; no una simple ansencia de pen-
IlI'llIllli vo pOI' la co numidad tuvo qu e dejar hue llas imb orrables e n la historia de la human) "" II,i ento, sino una forma igualme nte válida de pensar. Los elementos del
chlll.») 1"'lI sa miento aparecen combinados de otra manera: allí donde la lógica
91. )i','ie dl'i ch Nietzsche había pu es lo música a l poema Lebensgebet [Oración de 111
\'Idll] , de Lou vo n Salomé (-.: Ciertam ente así ama un amigo a su amigo / como yo a ti, viclll
I"'uccde de manera abstracta, el pensamiento simbólico se permite las más
(·lIl f.I; UldUcu») dw'unte la época en qu e mantu vieron relaciones perso nales (1882) (d e 101111 1'lIlureadas plásticas; pel"O allí donde la lógica debe proceder más estricta-
. rl1/ulvo,. ro n versos quizás demasiado largos), editando des pu és la composición. Lou A .~S II"' "I C, distinguiendo cada elemento, alcanzará un mayor grado de apre-
hlflll'lllfl ('11 /"A~ /)(ms ,.ü ckblick sobre sus recuerdos de esta conversación con Freud: ~ D e bU('1I
I 1II1"I6n de co njunto al tiempo que ignora tal necesidad de concretizar pru-
lIulu u.\ 1I It' ~ I'(' y t1misloso leyó en voz alta el último d e l os ver sos: .. Siglos para pensar y PiII'jl
vi v ir' I IAI'I'njn 10(10 l n conLenido! / No tien es rntl s lt h~ ~I'fll qlle' hl'in(IIlI'Il1 C / donde dejas enlClII ,J. 'lIlpllIcnle. (Y de Cslc modo, adqui ere el sentido más limitado y propio
1"'f'I 111 do!iu'.... (Jflhl'{(J./lscnde zu den/re", III/ fl t .1 11'/1"/1 / 11"'/(// 1/"1' 11 I""ait voll hinein/ / 11(/ ,,( d" 111 1C' ,·rn i'HJl0 l-lrll psk rllll'lIlf1ica según la cual símbolo es aquello que
rllI III ' ''~ n llJl'/,' tIIrJ,,' IJbrig, mil' ZII gebtlll, / 11 ol¡ Irlll . /lul 'h ,,(I ~ t dll d,,/lu' I'tl/ll,,,,") cel'l'ó ('1 11111'11,
14.111111'6 ('1)11 J1.1 twlll'(' 1' 1 l't'spn lcJo el(- 811 ,'1 11100 INul, lullll' 1I ~ II ' d jllIll 1111 Ifllll/U'fll yo P(II'lcl¡MI'
!tIIHIHI'fIl 1111 t'tl ll ,'ltlputlo ¡"I'l'PIII'lIhln plll'U 111' 111 '!I' 111 .111111111, , .. l! ,.: ''''''111",,1., !)W. V /1,1'" 1111111 1I
Aprendi endo con Frcud Viena, del 25 de octubre al ti d e abril de 1915

permite escuchar las resonancias de lo inexpresab le, «simbolizado» desd, 01" I""eud , a una tan bella, quizá la más bella de todo mi invierno aquí: con
e l inconsciente.) 11"lJre en cama.
Mis queridas visitas a Mari e Ebner-Esche nbach , en las que incluslI Después h e recibido una carta muy am able de Freud a propósito de
Iwblamos de psicoanálisis. Nun ca podré olvidar a su hermano ni sn re' '''''' pequeña correspondencia en papelitos que nos pasamos durante la
ciente fall ecimi ento . , " "fe"encía del miércoles.
Domingo , vinieron a visitarme los chi cos de Tausk, pues yo no h e
IIlIclo aún . g l haberlo visto junto a los niños m e ha causado una parti cu-
Slgmund Freud a Lou Andreas-Salomé 1,,,' nl egría, no solo de carácter personal. En estas tardes de domingo se
ill1"cn paso entre ellos tres, entremezclándose, un conjunto de sensacio-
2 de marzo de 191 1 " "~ que en condi ciones normales se extien den a su vida diaria; tanto lo
'1J1I1I'ente como lo cierto, parece expresarse más intensamente: una amal-
Siento tener que contestar por escr ito su amab le carta, es decir, el que 1111 _nn,a de pasado y futuro se entremezcla de algún modo en ese fugaz
estuviera conmi go el sábado (curso) . Se me había sustraído mi cenl"1I lI,om ento que constituye el presente.
de atención y hablé con inseguridad. POJ' suerte se trata ba de la últill,n Hablamos del peligro y de la necesidad de las prohibicioües. Tausk
lección. ,Jllo : la repres ión primaria se ha debido siempre a la violencia ejercida
Ha interpreta do correctamente que con mi p" eg unta del miérco l," " lJre los niños, a través de las órdenes o castigos: por ello, las represio-
quería decir a lgo clistinto ... Vd. nos mima , a nosotros qu e estamos siemJl'" 111 '''' l'e trotl'aen a la infancia.
tentados a qu ejamos de la gente, co n un a comp" e nsión qu e va más a ll ~ De no existir e n e l inconsciente es tos viejos precursores, las nu evas
de lo expresado, sacan do siempre acertadas conclusion es, de tal moJlII IIlp ,'csiones no ll egarían a consolidarse, es decir, permanecerían accesi -
que nos asalla la tentación de no aceptar tan tos mimos por no vernos d(" IIi" K a la consciencia, a p esar de que acostumbran a convertirse en las
pnés privados de ellos. Pero sería comprensibl e el qu e uno se dej!ll'n " 'JI "esiones más sa tisfactoriamente con seguidas.
arrastrar po,' el di sfn,te del presente olvi dando las n ecesar ias consecuCII De sus propias vivencias infantiles: cómo se ayudaba ante los cas ti-
cias que se harán sentir en el futu ro. II~ de su m adr e, diciéndose para sus adentros, en respuesta a sus inj u-
,11111: «leso lo serás tú, tú misma!», y como, con el tiempo, ello se convirtió
, 11 un a reacción automática y tranquiliza dora , hasta que un día se le esca-
CON TAUSK 1111de entre los labios como en una equivocada exteriorización, sintiéndo-
VIvencIas Infantiles 1" "lIto nces ante sí como algo extraño e inasible.
(Domingo, 2 de marzo de 1913) y también cómo, en un acceso de cólera, que tenía que exteriorizar
,1. II lglm modo, se dirigió a la habita ción donde había un retrato de juven-
g l miércoles (26 de febrero) Federn sobre la n euros is y la inhibición la hll IlId de su madre y atravesó su corazón con una aguja. Durante algún tiem-
"a l; teóricamente no aclaradas; Freud recibió bi en la exp osición, pero 1111 1'" 110 se atrevió a entrar en aquella habita ción , como si realmente hubie-
añaclió casi n ada. ", ('"me tido un crimen. Más tarde, su madre hizo alusión al retrato «raya-
Sábado, primero de marzo. No he podido as isti)" a la última cla ~ ("" ,1". lo que le sorprendió, has ta que hubo compl'obado que , en efecto, el
" 1"1110 tan solo había sido raya do pues solo había llegado a atravesarlo en
93 . 1(Oas Mo liv der Kiistcllcnwabl ll [El tema ele la elecció n del co frecillo]. PaJ'li euflolll III I1I N ior.
In e lección tl el pre te ndi e nte entre tres mucllil cJuls de l Mercader de Venecia , s igue 1;"'(' 1111 1I1 Adiciones (posteriores): durante su estan cia (en Munich) con objeto
1111(-'11 .. d e este lema - co mo el ecci ón de tUl hombre entre tres muj el'es- a través de la pOI,.. I/!
\,1 (' II Cnl o y la leye nda .• Si nos las hubiéramos de ve r co n un su e Jio, pe nsaríamo s eJ e 1111111
111111 0 q Ul' l os cofl'eci ll os son mujeres, sím boJ os ele l o ('ti e ll c' ln l (' 11/11 nlllj e l', y co n ell o In 1111111 r 1 ~ jl tH 1III' If' 1l10 . l a co mpa ñe ra y la corruptora,» . EI viejo, sin embargo , ambiciona en vano el
(' 11 ar... / ./1 tcrrenl de las l1 ermallas es e n 1'('lI lirlnd /11 1I1111'1'Il ', 1/1 1110/'1 /1 (l e 111 mu el't e, cuyo IlI tl/ll UIIII I' (le Iu Illuj e!', In l C0l110 lo I'cc ibi ó a nterio rmente de su madre, pero solo la tercera de la s
pU NII 11 U<:II I1II1', po r in ve r si ó n d el Orcl(oll , 111 ril o,.!! 111'1 11 111 01, 111 IIlIt,. 111 ,11 11 •• td In len Id o III ~I II ' 1111 11 111411111'1'" (1t' 1 destino, 111 /'I 1I¡ql( llo tHl dl08 U d e la mu e rte , l o tomará en sus brazos. » ¡mago , vol.
II1 V{' I'II I6 11 dr (1(' 1100/01, Ln e lerció n VII ' lIt ' II 1'111 fI I ItIIlr ji 111 ItlI 1'/IIIII/ld ,1 1 1,. fU l ll lllllld ,1t Ii'!'t' nel IIHil '" 1I 111 1', 1,11 C'O llfll l' l' II ('lu 111\ 111111111'f\lI(' I'lllt1 VO pOI' If1.ulo: tlBe rU rS- llll{l Arbe ilsstOrungen durch
11'/1 ,. (' lI lIllIlIl/wlú lI I n 11111\1.11('\1'1 11 1it'1 11'''1/' 111 1" , I 11 ,11 '~I P!l I It'(¡1 IIl' I' /¡' !jIU' NI' 11'111 11 d I' ~I 1111 1/1((' . 1'1"'11'1 10 1'110 /'1 111 \ 'III '/li III~IIIII \. V I f lllul' n l l~ R ('lIl1 slId os por l a neurosis l ,
Aprendiendo con Fre ud Viena, del 25 de octubre al 6 de nbril de 191 !!

de asistir al Congreso, relató Freud, embelesado, lo sucedido con su hijo considera que ambos estén lo suficientemente diferenciados. (Lo que es
menor (el arquitecto); siendo aún muy pequeño, y al regresar la familia ierto .)
de un viaje a Italia, se puso a mirar el mar desde el coche de postas; y Freud: el narcisimo tan solo obra de modo patológico cuando frena
como, a pesar de que este inició la marcha con él en su interior, no dejó el desarrollo; lo mismo que ocnrre con la homosexualidad que, de otro
de constatar una y otra vez: "iYO me quedo!, iYo me quedo!, iYO me quedo!>,. Illodo, resulta ennquecedora.
Únicamente cuando al tomar un curva desapareció el mar de su vista, Freud: el artista permanece narcisista, sin qu e exista inhibición del
comprendió su impotencia, palideció y quedó en silencio; y entonces desarrollo, pues precisa de él para la creación, es decir, porque necesita
empezó , a repetir en voz muy baja incontables veces: «adiós mar, adiós de esa «fuerza todopoderosa del pensamiento» que es precisamente infan-
mar, adiós mar .. , ». lil-narcisista.
El pequeño recuerdo de infancia de Frülein E., al cual no otorgaba Freud: el artista que crea obras con su investición de objetos, se
ella la menor importancia, contiene en realidad toda su personalidad. En I,'ansforma, por amor a eUas, en todo tipo de investiciones de objeto cosa
uno de sus cumpleaJios (al que no se daba en su numerosa familia una qu e no haría nunca por un ser humano. Es su forma de amar. '
especial importancia) recibió muñecas de algunos de sus parientes. Sin Tausk: no es in capaz de amar a seres humanos, sabe amar y muchas
embargo, su único impulso consistía en reunidas todas, y hujr con ellas veces lo hace con mayor intensidad que otros, dándose por completo, pero
de la atención de los demás: conseguir que la dejaran tranquila y no verse HU amor evolu ciona abruptamente .
arrastrada al primer plano. En una oscura estancia arrojó las muñecas . Freud: es. como el amor de la mujer, ocupado sin cesar por con se-
tras un armario. Después, se sintió tri ste y presa de remordimientos, nos- 11 "'1' nuevos obj etos, por abarcar el mundo en su interior; por ello, sedien -
tálgica de una feli cidad palpable, con la que simplemente no sabía qu~ 111 de reCIprOCIdad y amargada de no conseguirla.
hacer. . Este caso me parece confundir el narcisismo con su opuesto: la in se-
1I11l'1dad y duda ."cerca de sí. Pues esto únicamente es lo que depende, en
HiI aspecto pulslOnal, de la reacción exterior; el error erótico del narcisis-
COLOQUIO VESPERTINO "'0 reside, precisamente, en que su propia explosión amorosa casi le
NarcIsIsmo "('sulta .suficiente; que su descarga hacia el exterior le supone un contac-
(Miércoles,5 de marzo de 1915) lo suflclente con el mundo; y que su gratitud para con su pareja no se debe
IlInto al amor recíproco que recibe, sino al hecho de que posee suficiente
Con Helen StOcker como invitada. 94 Reik 95 sobre arte. SchnitzlC' ,.. lIod er como para mostrarle tal explosión amorosa.
Comentarios de Freud sobre el narcisismo durante la larga y viva discII . Ésta ,es, sin embargo, la más cálida gratitud, una gratitud que dura-
sión: hay que considerar el narcisimo como un fenómeno residual qllt ' ,'A Illas aUa del amor. Yen ella coincid en , a la vez, en seres narcisistas el
perdurará algún tiempo; hay que evitar el convertirlo en la clave pa,." "' odo más absolutamente egoísta y la manera más «desprendida» de amar
resolver todo lo que aún queda por descubrir. (/lqu e lla «que no tiene en cuenta al otro») como una y la misma. Todo
Delimitación del narcisimo con respecto al egoísmo y la introv(',' '",l éntlCo amor objetal está también unido de forma egoísta al objeto
sión,96 Encarnizado debate entre Silberer 97 y Freud, porque Silberer ""

I ~1. Jun g l~a a~uñ?~o el no~bl'e mur adecuado de introversión, pero dándole de modo ina-
94. Reformadora social muy relacionada con Lou A,-S , desde sus años berlincSf'lj !' n d"I U/Ido .ou os SignIfi cados (m troverslón-cxLroversi6n). Deseamos manten er que la introver~
torno a 1900; en 1937 escribió una no ta necrológica a la muerle de Lou A,-S, Helen e Stl)('k.., 1.\1\ deSigna el aparLamiento de la libido de las posibilidades de satisfacción reales y la
IJ I'lencel'a en 1913 al grupo local berH nés de la Asociación, .u !tI'(lhl ves Li gación de las fantasías hastll ah ora pe rmitidas como inofensivas. Un introvcrti-
95. El Dr. Theodor Reik, de Viena, uno de los po cos finalistas que no eran m 6dli'u .11. 110 08 todavía un. neurótico, pero su estado es lábil y desarrollará síntomas n euróticos al
cltC'rlhiÓ por e n lan ces en Wllibro accr CA de Arthllr Sclllli~/rr~ "Is Psyehologe; e n {mago, 11 , , 1 11I1~ lrl1 o dcsplazamlcnto de fuerzas qu e se produzca, si no encuentra otras salidas para su
( 101'), 8e publlCó un fra g me ul O tlfll IIIII'()! .011' 'A1l 1ll11l1hl 1I l' I' Gcdankcn' be l AI'IIIII' ti· " 'ulIl(' libido ... «Vol'les ungenJl., 1917,
~'k hIlII Z I (, I'1O Ilt l .cará cter loclopo ch'rflttu fli , II Ji ' II "' /lrlllj\lIlu ~ 1'11 hllllll' Sc-hnit zICI'I¡ este e l'lItH'" , 07. II c l'bcJ'l Silbe rel', médico vi.ené s, se había adherido, al igual que Jekels, Sachs y
IJIt\n (1llrlll lo de lo confc l'clIl'IlI , H 11I1t \ I HI~ln/, ~ n 1910 al grupo lo ca l VIenés. Phantasie und i\1ythos [Fantasía y mito], 1910;
OO •• 1f, 1,'lllr'o("{'SO d,' 111 IIlIldoll 11I1I1r1 Irll 11111 Irll ll .. 11111 I Ill ndln 11(11 ('mnlll() qH (' 1011 ,.I,III,(/,,,, /1,( /ulsoher Gedanken [Pl'ecurso res del pensamiento freudiano) 1911' «Über die
¡III(1" /1 1/1 1'1)1'111111'160 0 (1 111'11111 ' 11 11,· " 1111,,,,,,, r '1''' Id, '1 1111 l' 1, '"1 11 .'IIIH'(llu' r1"lllm.l"ndulI Vlld1ulIJlltllltl glt ¡So bro I¿¡ fonna ci6n ri el sfmbOloI, Jah,.buch , IIr, 1915, ' ,
Aprendiendo con Fl'cud
Viena, del 25 de octubre al 6 de abril de 1913

~omo compensación de su no egoísmo y se rige por la conducta de la pa- isamente aquí donde el concepto adleriano de órganos asienta su origen
I'eja. psicológico y se extiende hasta alcanzar otros dominios científicos que
Las díscusiones que afectan al concepto de narcisismo me han obli- I'equieren otros métodos. En lugar de aferrarse a la actual definición de
lindo a reflexionar ampliamente. Con seguridad que es utilizado en dos sen- I,'reud sobre el narcisismo, adopla el principio de que hay que aferrarse al
Ild os distintos, y ello pudiera conducir, sobre todo en los adversarios, a derecho ele la psicología a poseer sus propios medios y métodos quand
malentendidos enormemente molestos. Por una parte es considerado, como !neme, es decir, allí donde lo psíquicamente articulado desaparece, debe
lo hace Havelock Ellis,98 como un estadío preciso del desarrollo, pero ya ('xistir el derecho a impon er su propia oscuridad, su más característica,
nquí, de dos mane.ras: primero, como transición entre lo autoerótico y lo ,'11 lugar de huir hacia una claridad que le es extraña y que pertenece a
homosexual en la primera infancia; pero también como el enamoramiento oll'a exislencia llmnada «física».
- que gusta hacer coin cidír aproximadamente con la pubertad- dirigido Ello significa: adoptar seriamente el principio según el cual lo psí-
hllcia sí mismo, de quien ya ha conocido un objeto pero que descubre en él quico y lo físico se exponen mutuamente ante nosotros (<<representan»,
1' 1 más precioso de to dos . En este segundo caso, al producirse la total 'I'ausk), pero que recíprocamente ni se condicionan ni se explican y por
~ nlisfacción de sí, pueden advertirse rasgos próximos a caracteres neuró-
('110, precisamente, no pueden tampoco ocupar el uno el lugar del otro.
lI eos: la confusión entre pulsión yoica y sexualidad; sin embargo, no es (Por' ello no puede obtenerse ningún provecho psicológico del sentinriento
II ccesario que ll egue a alcanzarse uua fijación semejante. Y del mismo mo- de «órgano» de Adler y su reducción no lo es en realidad, es decir, no des-
(lo, una fase pubera l como ésta , este «segundo nacimiento», puede mos- ('lInsa en una mayor' profundídad ni llega a representar nada.) Sin embar-
Irar trazos que, corno en la neurosis, nos I'ecuerdan la capacidad cre ativa , 1(0, es muy importante ese derecho a la propia oscuridad: pues tan solo
('11 donde yo y sexo parecen volverse a unir en una vida aparentemente
podrá lIegal'se a clarificarla, aunque solo sea fragmentariamente, si se
llu eva. lIlantiene lija en ella la mirada y no se la desVÍa hacia la claridad que le es
Conside l'emos ahol'a el narcisismo en sentido creativo, no como Wl I'xlraña; eso es lo que ha hecho Freud en parte, y es por ello que debe insis-
('sLadio evolutivo , sino co~o un compañero perdul'able de toda vivencia IIl'se en explorar en esa dírección y en que toda la disputa fIlosófica no se
¡ll'ofunda, por una parte, como algo siempre presente, y por otra como IlI'oduzca más que para prestarle espacio y derecho de existencia. TOd,a fIlo-
IIlgo situado mucho más allá de nuestras posibilidades de acceder, desdl' Hofía en torno a la cuestión freudiana no debe ser sino nna ayuda mas a la
IIlIcstra consciencia, a estadios propiamente in conscientes: en el narcisis- /lrtividad práctica: es allí donde se ha hecho necesaria e indispensable.
1110 , el inconsciente se da tan solo en bloque, como «originario», no cornil Finalmente aparece una lel'cera y bella acepción de narcisismo:
111111 simple base sino como aquell o en que todo queda comprendido , 111111.0 al Narciso que contempla amorosamente su reflejo (triste -como lo
1,'I"' lId tiene toda la razón cuando habla -como acaba de hacerlo- de UII Ijui ere la leyenda- únicamente cuando lo exige su neurosis), y junto a
,'on epto límite, del depósito de restos no descifrados, no de la clave par" 'HILl el otro narcisismo, para quien esta palabra no resulta tan adecuada,
Mil solución: pero precisamente al definil'lo así, llega hasta cierto punto rr
jI"rclue ya no se contempla en su reflejo sino que es contemplado, se
I¡lenlil'icarlo con el «inconsciente» mismo (no con el «inconsciente» como "lIgendra en sí mismo -y lleno de significación psicoanalítica de hecho
II lstcma de represión), situado más allá del postrer limite humano aún cla 11 partir del agua» (aunque no sea más que una simple imagen)- tenemos
I'Orn ente reconocible como tal. 1,1 Narciso que marcha a la búsqueda de sí mismo, aquel que sabe de sí
Está fuera de dudas que sobre este particu lar se encenderán diSIHl IlIl slllO .
III S que tan solo podrán ser apaciguadas por medio de la filosofía. Es PI'('

CURSO DE TAUSK
08. «El té nui.no narcisismo proviene de la de scl'ipción c línica .• Havelock EUis. IU'II
n110Au 111 ~ l és, lo había escog id o en 1800 «1'1111'/1 d('si~lInl' I1q ll l' lllI . 'o ndu cla , por la c ua l un Illdl Nourosls obsesiva. El significado de las lagunas
vllllltl 11'11111 11 su pl'opio cu erpo dt· modo 1111 lo/(o u ('0 1111) UII n1JJtllU sexua l, cOlltcmp ll1rlllHl1I
, '1111 /l~l'lIdo /IC X IIIIJ , n ClH'iciárll l 0 lo , ItH ' ~ lIilol ll , h ll /'l lH ,,11 '1111 / 111' 1'1111 (' 1'1 1(' pl'o ced e r' In CQlllpl( \lil I,II N líllilllas sC'slo1l('s drl CUI'SO han sido menos frecuentadas causa del
" n I 1,li t'UNl I6 ..,., JElrtrl1l"'I.JII1f un
NIII 1,,,,,/lU , In .. Idl U ~ '1111 /11 011111 ,,' 1I111'C'l sl smo ('on IIC'lw "NII
1'1 111111'111.0 de III S vlil ',"'I""I'H , Al l'inal de la primera con ferencia dedicada a
PIUUIII \ d ll l ¡llnr'lo 11011 11l1('VIIIIII'I111 11 ' /111111,11111 11 111 II I " . " y o . NUI'¡i',hHUllll l'I n l ll 1)0 11111"
Il p lllllll ~. , PIlI¡II (' lItlO 1)(11 ' 1,IHa \ I 11 Im,l " I 11 IU' I 111 . /1 1I1111HI 111> Y ","111' II ' II" H I"'~II /11 Imna dela neurosis obsesiva: al igual
AI)r(~lldiendo con ~l'eud
Vlellll, del!!:! de octubre al 6 de abril de 1915

Clue la «fobia»99 (la angustia) es Wl muro de contención frente a la «agre- RuS rallos memorísticos: (Al no poder recordar el nombre de las montafías
sión», como el «ritual lo es también frente a la «fobia». Explicó como tras rspafíolas: «en las ... , bueno en esas malas montafías que ustedes cono-
el ritual del neurótico obsesivo se oculta la angustia, complementando asf I'C ll... » y al no poder enumerar los cinco sentidos: «... que todos ustedes
la concepción de Freud sobre las neurosis obsesivas (véase, Zwangs hand- ('o nocen a la perfección».) Ocurre a la inversa cuando alguien está dotado
lungen und Religionsübungen [Actos obsesivos y ejercicios religiosos]): «... ¡le una excelente memoria, puesto que debe adornar sus conocimientos
Ya que hasta el momento no ha sido posible demostrar el probable crite- de lal modo que puedan ser olvidados como conocimientos, debe tam-
rio sobre el que descansa en profundidad la neurosis obsesiva, a pesar d~ lIi én camuflar la riqueza de sus conocimi entos precisamente allí donde el
que su presencia parece ser intuida en todas y cada una de sus manifes- litro hace resaltar impertinentemente sus lagunas. De otro modo, resul-
taciones». Sin duda, debe tratarse de la angustia, y Freud 10 afirma ya al Inría muy fá cil argüir que la impresión personal descansa tan solo en la
añadir: al igual que en la religión, también aquí se Il"ata de medidas d~ IlI emoria: se consigue más cuando se da la im presión de duda que si se
defensa y de protección. dan muestras de estar asentado sobre tierra firme.
Al concebir Freud la neurosis obsesiva como «opuesto patológico a También en otros terrenos pueden constatarse efectos análogos:
la formación de la religión», como «religiosidad individual», pro[wldiza en Indas las lagunas poseen el poder de aumentar el impacto personal (ya
nlgo común a todas las religiones. La magia y los conjuros son un intentu ¡I(le somos indefinibles en nuesO'o más intimo ser, al no ser dibujables sus
de disminuir la angustia ocasionada por algo que amenaza la propia exis ,'ontornos), y lodas las positivas riquezas personales pueden ponerlo en
Ic ncia, y se basan en la imitación o la simulación de una especie de jusli pI' li gro desde el momento en que por su causa surja la sospecha de que
cia natural que se con juga con la volntad humana. Nuestra explicación y pretenden sustituir, aumentar o simplemente precisar lo indefmible. (Esto
11M perfectamente aplicable a Tausk, pues en él nacen como resultado de
dominio del mundo resulta cada vez más mecáni co, y es por ello precisa
1111 entusiasmo interior.)
mente que nos atrae, cada vez más, en los aclos o las cosas su sorpren
dente aspecto exterior, l"su genialidad interior; pe l"O para el hombre pri E igualmente significativo resulta que nuestros sentidos no solo
mitivo, envuelto en un caos de sensaciones resultaba imprescindible qUl' limitan el mundo, sino que lo construyen con la ayuda de grandes lagunas
loda salvación y representación de la divinidad adoptal'an el carácter d,' (de l mismo modo a como los niños juegan con sus construccion es), mien-
estereotipos para poderse sentir a través de ellos en eso'echa relación con 10. Il'us que incluso otras criaturas que nos rodean (por ejemplo, algunos
acontecimientos. El arte y la religión de la antigüedad nos hablan con cla IIpos de hormigas que pueden «ver» lo ultravioleta) pueden obviar o ale-
rldad de los rituales como refugios y formas de unión y conciliación. Pecado ,,, l' estas lagunas, estamos condicionados por la nusión que supone el con-
('ro precisamente romper este estado de cosas, y no cualquier acción qUl' _hl eral' las lagwlas como positivas piezas de construcción poseedoras de
[ludiera cometerse, terreno donde nosotros buscamos, hoy en día, lo peca vu lldez objetiva; en tal caso, lo principal es la infinidad que crea por sí
IIIlnoso (hasta cierto punto); de este modo podría constituir pecado elmAM IlIl sma un mundo exterior. Como en un cuadro impresionista envuelto
Ill'qu efío error productor de una distracción; como, por ejemplo, un olvido, d, ' nire por doquier. (La impresión de la esencia de un ser humano radica
1111 pestillo no echado, pueden entmfíar hoy en día catástrofes elemenlll
"lIf donde percibimos la humildad y la grandeza como un todo.)
h's de transcurso físico en un engranaje técni co: el pecado era, entoncCN,
ItIduv1a a lgo relacionado con las realidades y no separado artificialmellll' OOLOQUIO VESPERTINO
11" sus co nsecuencias. ", 'coanál/s/s y teoría de la evolución
Tausk tuvo sus mejores momentos al afrontar en las conferenciuN IMI('I'co les, 12 y viernes, 14 de marzo de 1915)
OO . te l;'oblu" es el le mor lleurótico ligado a Wla situación, objeto u actividad espedOt'l1
(II Kurnfohlo, trlllor a determinadas enfermedades, e lc.) en tanto e n cuanto es posibl e diKlI1I
11" MllII és de que Tausk bubiera finalizado por la tarde su exposición sobre
. ,,!r-In di' JII lIugu stia (propiamente dicha) lInl'p. lo clesconodrlo. síntoma de la ne urosis de lI lI f(UIiI , I . I'robl ema del pach'e», 100 nos dirigimos rápidamente a la asociación; me
¡111 y 110 clt, In UClW'OS!S obsesiva. ESla disllllC'\M II tldH' IIIIPI'1'IU ' pnrqu e los es tad.ios de IUlf;':lIIjlln "iI,. lulll é so la , yn qll.' Pr('IId me esperaba en la calle, y subimos juntos.
,11'1 IImll'(\Ih'n ohseslvo 11lInhit1n C81/hl 111(11114111 It 111 114'1111111/111111'1 j'Ollllicion es. Como \IC (l~p'l'/'4 It111
Ih ~ hl \ III() " "lIh'IIt!('I' 111 ITIunll<.' SIII f'!t'1I1 11,> 111111 111111111111\1'1 11)0 IIII¡lul 81vn \1 hORl itldnd . y ('IIUlII
_ ¡ ' \11\11111111/11 .. IH {'Jt'('II(:'1ÓIl 111111111'10,.111 V HII ... , "''' ji 111 1" 111111 1IIIUlI('M. ";1 1I'IIblllo tl ZWU II ~'
hlul4lhlll ~I\ III1\1d H(.I1f(hlll ,. IIIHIII MI\U- j AI 1"11111111111"1 1 ,1 \' IIIIIUI1i11l f.\IONlJ jlll lll l'I \(IIc1 (111 1001. 1(10, ... 1)111' \/1111 11'1\111111'11- , JI ' 1 11I1I11'11 \ln ,11 \1 Plltll'f'I , 1,11 cnnrcl'cnciu no ha sido publicada.
Alu'cn dlendo con freud Vie na, del 25 de octu bre a16 de abril de 19 13

Luego, su incluietud (al aproximarse a sus concepcion es) y su pregunta manera: el ser mismo es tomado así por su raíz y ésta somos aún «noso-
por escrito dUJ'ante la conferencia -me hizo llegar un papelito-o «¿Lo sabe l1'os». La línea de la consciencia que adopta un sesgo a brupto, pierde sig-
ya? Le contesté: «Na turalmente que no», con respecto a las confidencias nificado por el círculo cerrado del inconsciente que la rodea y para quien
que Freud m e h a bía hecho), Rechazó lo expuesto porque faltaba la apli- L10 existe en el presente, ni arriba ni abajo, No solo aquell o que llamamos
cación psicoanalítica sobre la neurosis (que había sido cuidadosamente «infantil- a partir de la idea de fija ción y regresión, y a lo que damos una
evitada) y pOl'que la referencia al matriarcado según Hachofen había vuel- connotación patológica, queda comprendido definitivamente en su inte-
to unilateral la co ncepción , ['ior, sino también aquello que, sin recurrir a un extranjerismo , denomi-
El viernes, invitada a casa de Freud, Freud habló ya antes de la cena, namos «propio de la niñez,," en el sentido del primitivo y continuo comien-
y largam ente después, con muy buena disposición sobre todo lo referente zo, o dicho de otro modo, de lo creativo, y sin el cual ningún instante de
al problema Tausk , Al fin al habló muy bien y con ternura , Me retuvo la existencia es poseedor de vi.da, Y cuando las neurosis nos llevan en el
mucho ra to, hasta el punto de que sobre la una me leyó y comentó el tra- curso de su curación a sobrevalorar el p apel que corresponde al hecho de
bajo que acababa el e terminar para Scientia. lol Se trata de un resumen de volver con scien tes las cosas, deberían ser ellas mismas quienes nos con-
las posibles alJli caciones del psicoanálisis en los le n'enos cien Lífi cos y duj eran a poner el acento sobre el significado no meramente genético
IJl'ácticos, Me acompañó sobre las dos y media a casa , del inconsciente, Pues sus fija cion es no son en el fondo graves porque
Algun as veces tengo la impresión de que, si en el psicoanálisis no regr esan, sin o pOl'que no llegan lo snficientemente lejos, porque se afe-
debe ya figurar de modo pl'epond erante el interés filo sófico-teo l'ético, ITan a algún punto del camino antes de h aber alcanzado el origen de nue-
también debería excl uirse con mayor decisión la innu en cia de la teoría vas posibilidades creativas: toman cualquier estación de rmal de trayec-
evolucionista , por eje mplo, en su do gmatismo haekeliano , como ocurre 10 por e l fin, y así, detalles del pasado son ahogados en las efervescen tes
en el enfoque gen éti co, Pero como se trata el e una te t'apia y de complejos fu erzas de las que hubiera podido nacer algo nuevo, Pero los nem'óli cos
que han derivado en enfe l'medad, e l hecho de hacer co nsciente aparece lo intuyen y sie nten de algún modo , y - por muy tergiversado y ma l com-
como lo má s «elevado» f~ente a lo más «primitivo», lo «a távico» y esta con - ~rendido que esto sea- nos aportan alguna información de aquello a lo
sideración , de orden meramente pI'ácti co, se fij a con carácter irrepara - LJu e tan solo accedemos en nuestros sueños, y por ello mismo, se nos apa-
blemente filosófi co en una sobreacentuación de la conciencia, como si recen como más locos y al mismo tiempo más sabios que quienes poseen
lodo infantilismo fu era patológico por falta ele m adnrez , En lugar de esto, In univo cidad del sano. Y esto sucede de un modo especialmente revulsi-
e l psicoanálisis debería liberarse de la teo ría evolucionista (o lo que sr vo con los psicóticos y enfermos psíquicos más graves, de los que Jung ha
presenta como tal) renexionando profundamente acerca de sí mismo, Hllbido decir tan bellamente que padecen las r eminiscencias de la huma-
Pu es lo que puede apreciarse como «ontogéni co" lo2 en el psi coanáUsis, va lIi dad : están fijados, más allá de las vivencias individuales, a verdades
de hecho más allá de aquello que construimos, con mayor o menor apa 'Iue un día poseyeron un carácter creador sin pod er retornar por este
I'ie ncia de veracidad, como «filogenético», y su importancia va mucho más ('A mino milenario hasta las mismas fuentes de la capacidad creativa, natu-
lejos que la mera circunstancia de que se haya «producido» de talo cu,, 1 I'n les en el sano, es decir, las de la persona capaz de obrar conforme a la
1\tonomÍa del camino más corto.
101. «Das lnteresse an derl'sychoanalyse,. [El inLerés por el pS icoanálisisl, El ll'abnlo (Al margen:) El ser humano más creativo crearía continuamente a parrn'
upul'cci6 en la revi sta políglo la Scienlia, Bo)ogna 191 3, en alemán y fran cés, (1. Inter és psico 1Il' lo más primitivo.
16gico, H. Interés del psicoanálisis para Las ciencias no psicológicas: interés li.n gwslico, mosó
n('o, bio lógico, evolutivo-h istórico, histórico-cultural, artístico, soc ioló g i c~ y pedagógico.)
102.•La ontogénesis (evolución del individuo) puede ser entendida como una I'C¡JI'
11('lón el e l a fi logé nesi s (evolució n de la es pecie); ' ley b(i sica de In l1Iogenia ' de Hacke l, ml C' 1I AISLAMIENTO y REUNIFICACIÓN
" 'H,", es ln no sea modificada 1'01' tl nll vivcnc io ,'ccic nlt' Il1~ R pl'óx illlll, individua l. La d01ll('lc\ 1I
fIIú f(c n ~ ti ca se maniri esln lr'lIR ("1 I'I'Ol'I'!lO n lll o~(- lIk() , 1~ 1l ,,' f{IIHl o, lo d isposici ón co nsl illl Vl' 1': 11 la interpreluc ión qu e Freud da al sentimiento de culpa lO3 se anticipa ya
111 Ilt"'I'O IIl tiC' UlUl vivcnclu /lI d", II l'1 lultl vu 111 \1 I l lIfI . "" KIIII /11 PIIIII , 111 llu e va vi ol encill del hHI!
vlduo (,~ S l lmu de I OR mO/II II IIIII" 111, "1,1",'1/11" .,- I'II) III ~II II" I UII, 11 111 I " I'CC I'U dición ele 1),." In eo mponclll r (h' nn ¡(IISI io de que habla Tausk, Pero lo esencial es que
I lJIlflrldlllll/{llll" LIl /ÓI pnlfl I Jl' II ~ ti" IIIII ~ . , tt llll 111111' lI ulI " u~, IIII ~ IIIIII " Ilu ' ulul es PIlC'lllrc n ell' I II ~
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Allrcndie ndo con Freud Viella, de l 25 de oclubre a16 de abril de 19 15

(dejando aparte toda disquisición genética o histórica) tanto el conflicto Nietzsche que «todo placer aspira a la eternidad, requiere profundidad,
paterno, como la veneración del padre vienen dados, desde siempre y pa- !lna eternidad profunda» y poco importa la manera como nuestra concep-
"a toda la humanidad, por el hecho de que nosotros mismos somos sus ('Ión objetivo-psicológica analice el concepto de placer). Lo esencial con-
portadores a la par que resulta algo exterior. Esto es lo que hace surgir en tinúa siendo (sobre ello nos pusimos de acuerdo tras una breve discusión)
el padre la figura de Dios; o expresado a la inversa, lo que hace que la que se aparta de la reflexión , de la integridad de la vida, tal y como nos la
necesidad de Dios se realice en la posesión del padre. En la auténtica ,'cpresentamos, pura y simplemente, como viviente en nosotros mismos;
existencia bwnana, esta totalidad globalizadora en que se confunden uno ",ientras que la negación de la vida que tiende a una carencia de vitalidad
y mundo exterior (ser protegido y emancipación, dependencia y sobera- vi ene a presentar un síntoma del mal de nuestro tiempo. El ejemplo del
nía) se disgregan con naturalidad en actitudes ambivalentes; deberían I",opio Tausk cuando estudiaba el bachillerato: como llegó a la crítica de
constituir el punto de partida de todo esfuerzo humano. Ilios, objetiva y justificada en apariencia, pero secretamente condiciona-
Sí, quizá que toquemos en este punto lo más pro fundo de l ser hwna- d" en realidad por desplazamiento del padre, que se mantiene intangible
no: el hombre desea aislarse conscientemente, oponerse: el plmto de par- ,'()Iuo la vida. Así la crítica que ha cemos de la vida, aunque vaya investida
lida entre esta marcha y el eterno cordón umbilical radica precisamentt· d" carácter científico, no es más que el producto de la enfermedad en
aquí. El animal no ll ega nunca a alcanzar este grado de independencia ni ,'uyo seno vivimos, actuamos y somos; enfermedad con la que nos identi-
'sta increíble necesidad de reunilicación. lI t'amos y a la cual podemos hacer frente por caminos tanto mentales
1'01110 prácticos con mirada escrutadora; y es en momentos de plena intui-
1'1 6n en los que - conociendo, viviendo, construyendo- podemos afirmarlo
UN LUGAR COMÚN. HOMBRE y MUJER ""petidamente ya que no estamos imbnidos de prejnicios, ni drogados por
"Ilestras pI'opias deficiencias de cada instante.
Po,' la tarde, con motivo.de una conversación sobre «mentes creador as., Si seguimos la vía de una concepción no intuitiva de la vida, de una
hizo Tausk una observación que me ha resultado muy esclarecedora. ,'oncepción accesible a nuestro conocimiento, puede llegarse también a
I'; ntre otras cosas, el que el conocim iento de lo físico, a l revés de lo qur 111 "epresentación de una progresiva degradación de la vida por causa de
OCUlTe con lo psíq uico, posea un límite en sí mismo, es decir, que no St· 111 cultura; cultura producto de la falta de vida, cultura producto de los
puede llevar más allá ese mismo conocimiento, sino que cada vez deben " bUes.
HI'" cl escubiertos nuevos hechos, o dicho de otra manera, invertir en mío l En tal caso se trataría de los hombres. Ellos serían el sexo débil,
Ilples descubrimientos. En camb io, en el terreno psíquico, a partir de un ,'o"siderados desde la perspectiva no cultural y narcisista de la mujer, que
punlo pueden establecerse siempre nuevas conexiones: cualquier desc" '1"lzá no alcance las más elevadas intuiciones del espíritn, pero que en
"I'I,,,iento aislado se halla de por sí en el cenU'o de un todo. ,·tll'lrapartida, y por esa misma razón, basa su esencia en una intuición de
Una visión similar se desprendió de algo muy distinto durante n ues ,,,'den vital y espiritual a la vez.
!I'n onversación de la tarde siguiente. Estaba bien lo dicho por Tausk: '" La mujer como mascota. En realidad regresa de algún modo a 10
lu gur comúll no es el resultado de una pobreza de espíritu, sino más b ir ll ''''''cisista,'04 al igual que el neurótico, y no permanece de modo indife-
dl' fa lta de vida, es simplemente aquello que posee el poder para avanzn ,'
po ,' sí mismo, y que con iIHliferencia de la inteligencia se va deteriora ndo 104. Según Freud, durante la puberl.nd .. que aporta aJ niño el gran impulso de la libi-
"lIRia volverse banal. Esta es la razón pO I' la que cualquier concepció II 110. <Iu sexualidad de l hombre es más lógica, más accesible para nuestro entendimiento) ,
11 ,1 111 \ lugar .. una especie de relroceso ... debido a una nueva oleada de represión, que afecta
"l'IIBliva de la vida, por muy fundamentada y plena de espíritu que reSLO I IIlutl l' ulnrmente a la sexualidad de] clítoris (hasta entonces determinante). Lo que se repri-
11', tlstá condenada al fracaso. Inversamente, toda afirmación vital pose!' " HII' "11 este momento es un elemento de la vida sexual masculina, » DreiAbhandlungen. A e ll o
""eR I,·os ojos mayor profundidad, la profundidad de 10 incontrolab le CI " '- •• ,'(,O"" e la nota de Lou Andreas-$alomé en su ensayo . Zum Typus Weib,. (Imago, rebrero
ti ,. tllt4): tc Dc es te lIIocl0 , lo femen ino se repliega sobre sí mismo, se retrasa, al margen del
Mt· IIlB ll il'iesta por sus incontables inte" "r lacioncs (así OClll'l'e cuando dlt·,· ,1, '11 111"'011 0 finnl; y f'II0 "'C ' IIfuclLu'(' prec isamente a través de su propia madurez. De hecho,
tndlll' In s vl/'tud(' 1I C''' IH'é 'UI1 'llItLl ' llIt' rC\ltH'ninns proceden de ahí, por su mismo sexo, como
111 /4 (ll'II('lfullontc, (\ hl pél'cl ldl l dt',11 11 1111111 1 • ,," ,,.1111,, 111/11. ,It·,
N"I' :. I,~Sll/.lts . .. 1~S It1 I'U(' I'II dI' ludll ,., 1111'(' ( '(m In nlHll'KII/1lull IIllr 1III I Id,' 111 IIlllo(' on~ci e ncia remenina rivaliza con la masculina
IIIH III I/IU\ IHlt ltl {' V('nH' (1 11 (" 111111111 11\111 di hUllU 111111,11 1M IIIIIII I I ' ~ pr'llIrlpull'/'l tl l' lu/( /'I {11I1I 11I1'11/t ll ll llllorL 11111'111111' 1111 IIIIIIIIOIIUI, I' N 111\ 1',ua Nvll'lurl os de las que esta autoconsciencia quie-
11111111 1111'1 tl l' 1111 11'11 d o {jUI' Illu lo II/ltll 'l 1111 hl. ItI 11' 11111 ti \'" 1! ~" lIlIflit\ II ". H IIhi"'/lI'M I\ It Ir'!lv .. ,It- 1111 ¡tI/Ir I IUI I11 I rU llui 111111f'\/"iu .
Aprendiendo co n Freud Viena, del 25 de octubre al 6 de abril d ~ 1111 '

renciado como el animal; una regresión sin neurosis. En el fondo , el deseo Como señaló adecuadamente Tausk, la ternura es un concep to 11 111
de convertirse en la esposa de un neurótico no sería sino un deseo de vez que un terreno fronterizo de la consciencia, y por ello mismo es CA l""
curación. Y siempre, una aspiración a la felicidad. Pues allí tan solo, la de concebir y trazar conscientemente sobre ella una línea divisoria. En 1,1
sexualidad no supone una renuncia a los límites del yo, no constituye un IIcto mismo, se nos escapa, bien sea «descendiendo» hacia lo orgánico 11
dil ema; por el contrario, se mantiene como patria de la personaiidad en la l'levándose por encima de nosotros; es de cir, no alcanza o bien b01'l'1l 111
que puede incluir todas las sublimaciones del espíritu sin abandonarse a I'onsciencia. Así, no se llega a una descripción de los estadios inferioJ'cH 1
sí misma . «Da como lo hace una mujer que ama. El fruto de la entrega superiores, o de otro mo(lo, no qu eda sino concebir la ternura como si ",
permanece en su regazo.» pi e representación orgánica o bien recurrir a la metafísica,
Aq uí tl'opezamos una vez más con el hecho de que la representacillll
rrsica entra de nuevo en escena, allí donde no podemos acompañarla plll'
PLACER PRELIMINAR Y PLACER FINAL .'star nuestra inspiración limitada por la conciencia; y también sucede ql'"
1' 11 consecuencia y como su súnbolo más elevado, contenga más que aqlll'
Ayer hablé nuevamente con Tausk acerca de por qué me parece una 11 0 que nos es accesible en nuestro entorno, al igual que ocurre con los ml M
impureza metodológica el que el placer preliminar apa rezca en la des- I('dos «supraespiriluales» de nuestro amor. Pero una vez considerado con ll>
cripción psicológica, mientras que el placer final ,105 tan solo se describa I1gw'ación física, uno puede nuevamente representárselo como base, como ('1
de manera puramente fi siológica, sin que se recoja en su propio campo el IIlás grosero cimiento de todo aquello que no ha alcanzado aÚIlla cua ll
punto culmin ante del transcurso psíquico. Precisamente pOI' su gran des- dlld de espiritu al: como la causa misma de nuestra ignorancia.
car ga emocional el acto final disu elve lo espiritual cas i hasta la pérdida de De nuevo veo claramente para qué sirven las expresiones meta rís l
la conciencia , o bien la relega a segundo plano; a la inversa, la ternura I'IIS y por qué debemos continuar utilizándolas al tiempo que las descl'i·
espiritual no requeriría, cuanto mayor fuera su volumen, de un apoyo físi - hlrnos, inde pendientemente de su significado inicial; de no procede r as(,
co: y la mayor de las ternuras será a su vez la menos exigen te, en tanto I'charíamos a fallar letra s en nu estro alfabeto espiritual. (Más que 111111
en cuanto sería la que demandara una menor expresión corpor al para olmple letra, y si fuera una X no habría manera de hacerse con e lla.)
alcanzar la plenitud de su ánimo.

ARROC0 106
»A decir verdad, me resulta meno s fácil ha blar de virtud es y de resultados qu e d.'
aquello en lo qu e me sie nto más compete nte: de la fe licidad, En efecto, e n lo que re specta u
la felicidad , el estado de cosas anteriormente mencionado puede e nfocarse desde otro punlu '1'lIusk me contó hace poco algo curioso: cómo después de pedodo s lit'
de vista, La ínfIma dife renciación que se manifi es ta en esta regresión, tra za, alrededor de In IlIl ensa productividad intelectual, y habiendo salido de ellos por pNltll'
vida pulsional que aspira ca da vez más a la separación, una especie de círc ulo limitador qU4' lIu iones exterior es e interiores, exp erim entaba espontáneam e nte tlllll
la mantiene en una conexió n más de acuerdo c on e l punto de partid a com ún; pero esta cir
c unstancia no re prese nta un simple «paso hacia atrás,., s ino una re-instauraci6n del pasad u hipersensibilidad a las formas y a las líneas; me r elató que podia obSt'l'
a un nivel superior -como un m e dio psíqui co de pe rman ecer en sí mi smo, como una espt' VII I' entonces los movimientos de un caballo en la calle o sentir todo e l 11111
cie de crecimi en to vital-o En efecto, precisamente en el interior de la propia puJsiólI v"rso de presentidas relaciones contenidas en el ornamento en rO I'm(l 111'
sex ual"" se produce un a nueva diferenciación de la agresividad de la pulsión del yo y res u 1
ta, de este modo , una alteración del desarrollo, Lo 'fem enino' (si e mpre e nt e ndido desde 1111 /'1 de la pata de una mesa y como si vivencial'a entonces aquell o q ll (' 11>
pl'incipio y fuera de todo s lo s grados y sutil ezas de la unión personal e ntr e 'ma sculino' )
'femenino'), precisame nte gracias a su inversión de lo sexual sobre sí mismo, puede per ni l
ti rse es Le rendimiento paradójico de separar la sex ualidad y la pulsión del yo al reunirlos, ~t'
escinde, pues, allí donde lo masc ulino se mantiene unívocamente agresivo , pero por e l CO II 106, Co mo nota a esta observaci6n, Lou Andreas-Sa lomé ap unta lo Sltti ult'lI ll' tll \
lrario, se conserva unido allí donde la agresividad no inhibida de es te último se separu {' TI ,"f/nt,p ,.obleme del' Gotík ¡Pl'ohl c mRs rOl'ma les de l góti col de Wil helm Worringc l': «S(\ lIlltllfl/4
direcciones opuestas segú n esté más pr6xima al yo, .. 1111110 !J1lIToca, loda 1lIl1l1lfl'SlflC'I 11 dt ('S lil o que muestre un a vida orgá ni ca RO IlH:t ldn 11 11111\
105, Términos utilizados por Freud por primera vez t'n nrc; AIJh.arullllflgen: . EI 1'111 1111 '1116 11 ('xccsivtl, y {'M Ili IIIII'II'II1'4'/4 II't Il 'tI' prese nta sie mpre qu e." ¡us pos ibili dlld(' /i CJI'jo( I1l1'n "
cer preliminar es entonccs igual (corno pla ce l' pOI' ('xr llu dflu (l!' ZO /1/1 S cl'6gc nas) (1 1 IjIU' 11,\ IIXIJI'l'¡.¡ió ll d('1>1I11 11 11111111111 111111 ... !tln qll(' rl l ' e ncue ntro , en priIH;ipio , más 1111 11 tlt' 1m,. 111 1\ 1'
podía corresponder al impulso sexua l infa ntil , 1'11 h lN 1 1' 11 II1I KI'luln 111( ' nOI', rniC'1111'fl8 qlll' 1,1 11 /'1 Y no !,1I (\l1t' Slll' (10111111111 111 111/1" IpU ' pOI' l'lt l' I''',I'l/i1 S lll)l·no l'w~ n lcnli. , 'l'jltltl¡l('n nllk(' III'Ull loII'
placer terminal (o 'place r de I'ca lización') 4' /1 11I1I 'Yl l , l'" d. ,. It, pnHlh l¡'111f'1 11 l' II Kll do ti ('(1 11111 IlIt lo pOI' ¡ ,(l it Andl'!' II /4 Hl tlnllu 1"'11111 .. 111. 11111 U" 114' WOlTln ¡.tC' I'¡ v(>rUh' III ('(lI' I't\/l JlOllllt~ Il P"1 di'
c ion es que se hall in sl.f1l1l'll do co n I-!, jlll h l' ,'llId ,. 11111\41 1'0 11 1.011 ¡\ 11\1I'1'/1,iI !1/1 1itJI I 1 I 1111 ~ II Inl .1, l ' . j tl l' 11111 0 d(\ 10 I'\.
Aprendiendo con Freud Vlena, del 25 de or.tu bre al 6 de abril de 191 3

había conducido a esas manifestaciones formales y descansara en ellas PERVERSIONES


Con infinita abundancia.
Ello es ciertamente típico de algunas cualidades para las cuales el 1. En las Drei Abhandlungen zur Sexualtheorie [Tres ensayos sobre
pen~amiento I~gico, por muy lógico que sea, no es más que un medio, un teoría sexual] ha pronunciado Freud palabras dignas de un médi-
cammo a traves del cual alcanzar conocimientos sintéticos y vivos. Si CO,1 07 bellas y auténtícas a la vez: «Qnizá sea precisamente en las
surge algún obstáculo, y no puede seguir su vía habitual, explota de algún perversiones más repugnantes .. . en donde tiene lugar una por-
modo al contacto con las formas reale s de los objetos, de tal modo que en ción de la labor psíquica al que no se puede n egar, a pesar de su
un momento se desata el cúmulo de sus rela ciones internas y . Ias piedras horrible resultado, el valor de una idealización de la pulsión».
llegan a hablar». Obliga a la reflexión el que existan perversiones 108 que por muy
Esta cualidad podda ser del mismo tipo que aquella que , a la inver- horrible que sea su apariencia, permanezcan tan próximas al
sa, conduce a una meditada arquitectura, al desarrollo y a la construcción derrotero que conduce a la sublimación de la libido: pues la «des-
mtelectual de aquello qu e emocion al o activamente permanecerá inarti- plazabilidad» de ill...il.JiliiÓ!l--,--CJ.Il~ J:l:!,ce p<!.sJ.bJe la sublimación, es
culado . Pero en el seno de esta arq uitectUl'a, pronto peligrará la unidad ----¡rrecisamente la 'lll.e_hace posible.J:amblén.la pe!: ersión; mien-
del estilo al irrumpir en eIJa la protesta de una vida que pretenderá inter- tras que eCa;ñor objetal (yen espe cial ese amor «autéñtico» ya
venir innecesariam ente . La línea lógica y clásica desembocará muchas pasado de moda) no gusta de desplazarse e, instalado tras su
veces en lo barroco, pu es lo barroco no es má s que el punto en que lo clá- objetivo sexual como tras una cálida estufa, va perdiendo pro-
SICO pIerde su pu reza por la intrusión de motivos vivientes, de la inagota- gresivamente toda movilidad.
b.le nqueza de las posibilidades vitales, que destruyen y construyen a un Este es por lo menos un motivo de por qué no deja de pre-
tiempo. Con el Barroco se ha construido un estilo artístico apalte; pero ferirselo, con razón , a las perversiones: y estas condiciones hacen
con segundad qu e lIna.cualidad que opera intelectualmente no podrá que nos salgamos de nosotros mismos y nos volquemos en la rea-
:xpresarse de modo I?ás altamente producto en el arte puro, sino que, po,' lidad. Sin embargo , nuestra sexualidad no tiene un deber más
el contral'lo, precIsara de aquello qu e une el arte al pensamiento y el pen- importante que el de nacer iiOsaICanz'a·íJ.i!..r e:it].!iAd-::trañsporián-
6u m.iento a la vida. Si se contempla el Barroco desd e el punto de vista de ,:aOriOsalraVéSOél p-u efi!inl e~nUeStra naturaleza física;yTas Uñio-
111 ¡ustona del alte veremos que se hace a la vez más fastuoso y más odio- n es quese pro u cen no ' fíeñifulligai:-"de unsél' lillmano a otro,
HO por la crecient~ falta d e autenticidad del material, a cuya pureza el sino que ti enen un al cance muy superior. Pero para nosotros, las
l\c/1aclmlento habla rendIdo culto, pero no podemos olvidar que el Barro-
,'o ha puesto tales materiales al servicio de grandes sueños arquitectóni-
~os que no hubieran podido ser jamás realizados de haberse mantenido la 107. Lou Andl'eas-Salomé 10 cita también e n su Lebensrückblick del siguiente modo:
~ 1 1'I'c ud había incorporado ya las pa la bras 'sublimación' y 'sublimar' a su te rminología (sin
IIdelidad a materiales más preciosos y auténticos. (O curre algo análogo 1'llI lsideral' el juicio de valor que con exces iva fa cilidad podía así introducirse); qu ería e xpre-
con la explosión a que la lógica se ve someti da por planes ideales qU(' 'UII' osf una desviación de la finaJi dad sexual última. Ya se le sonreían intencionadamente con
desde su mtenor saltan sobrepasándola.) Lo característico es que el arl" In Ito breenten dido. Pero él había hall a do un a de sus más valiosas palabras (una palabra qu e
.¡"hle ra haber sido sufjciente para a cabar de golpe con cua lquier ma le nte ndido): 'incluso las
se vuelve barroco con la aparición de las cortes; de h echo con los .prínci luu:.versionc§ sexuales más prohibidas ... por muy horrible que sea su resultado , de ben con -
pes educadores» (siglo XVII), con el tipo de centralización y de edificació" "lt h' l'urse co 10 su' '6', ya que , 'retenidas en fase s sexuales infanlil es , han permane-
eO l e~ lJv a de la. cultura: el hombre con condición barroca desea actual' y ,Ido aparta as del obj etivo que les co rresponde por su madur ez física'».
108. En cinco lecciones «Ü ber Psychoa nalyse» resume Freud: «una evolución tan
Il's te¡ar a algUIen o celebrar algo; no es un objeto solitario. La caída e1(' ,o llt¡.leja de la función sex ual ... no es seguida sin dificultad es por todos los individuos ( ... )
('SOS t.i empos reside en la invasión d e lo colectivo y el e la corte por 111 I' .. ('(le ocurrir que po todos ~~u!s.2!.E~rcia l es s!~<!metan al _dominio de la zona ge!lital;
/IIuj er que se convierte en el eje ("'n'/1('ia). Co n ('~I(' nf'('minamiento tocio tllI II II(Julso de estann'1íírii1eza que n aya preservado su independencia muestra entonces lo
qUI\ noso tros de no llJi ll/HllOIi un e perversión, y que sustituye la finalidad sexual normal por
H("'~ admitido, hasta ('1 [II MI'( II'NO IIIf1 N vIIII,'ol,' .Y 1/1 pu.l hlllel nd m ás au tlll z ull'lI Iwo pin», .c Lu s 1I f' III'n~ 1 1'I ,oj ( \ ('onduccn con res pecto a la s perversiones como lo negativo
II l1s ln e l punto de ql/I' "/1.1 w"", Nl l/ pl, ".. 1/1 .. 1,," ",fI. imp erlin c II II'. 111 1111 (' 11 lo posllivo; "11 / 1 I1l1 ~ "!lul'/'r,' " los 011"01, s co p.Q:nentes pulsionales como portadores
,b' ICI¡oI (' (l ltlpl t'lofo! y rUIUIIII"" " R ,t" " (III1IUlnR que e n las perversiones. pero...e.n este c aso o ran
IH''' MRm i(,,,tos sin o 11II/lhll'II 1" 11/ \ 1111 , ,,, 111111 00,,,1111,,11 11" 1/1 ,'('volu(' ióJI ,
111 . d l' .~ tnc:rilltlt·14 t llll \, IHlU IIh 111 11 11"1" 111111 1" ' III'j'sioo;:.:pc.ro mgu.eILex i stiendo a csar de ella
, 11 II1 IHI'ClIII'IC'lI\IIIl',' _ _ _o
Allrc ndle nd o con F1"eud Vitlllll, ue125 de octubre al6 el e abril de 19 13

personas encarnan m.ejor la realidad exterior que nosotros mis- me parece la más plausible: este emanaría de una época en la
mos, a quienes nos está permitido vivir e n nuestro inteFIoÍ'Cosa que el nilio no pued e alcanzar el placer sexual terminal y por
a la que no podemos hurtarnos más qu e retornando al ser uni- ello , se libra al placer preliminar de la pelea (al margen : aún sin
versal (al ser de todos) ; por ello, la_dirección y la salvación no se pe lea: ex tremando la intensidad = dolor), fijando así e l ataque o
hallan más que en lo personal, lo que ha comportaao un alto la derrota que más se ace,'ca al objetivo final. La prosecución sin
gra do de apreciación del amor ohjetal y una opinión horrenda e fin en el dolor, bien en infligirlo o en aceptarlo, encuentra allí su
inquietante de las perversiones. Pues esta apreciación no parte raíz .
exclusivamente de «lo moral». Emana precisa mente de esa ca-
rencia de contacto con la realid ad que .no pueue seu:e.em¡¡Jaza\!!!
ni por las fantasías más subJim«s. Dado que las caricias perver- INFIDELIDAD
sas, tanto si son delicadas como brutal es, se producen en ]¡,
superfi cie corporal y se combinan sabe Dios con qué, más allá del 1. En el curso de una conversación dijo Tausk que las facultades
cuerpo y su funcionalidad más fi el, parecen resbalar secr eta- espirituales de llIla mujer, su capacidad de unirse espiritualmen-
mente no solo más allá de los límites del amor, sino también de te a muchos, no era sino poliandria elaborada (sublimada),
las fronteras del universo, intentando en vano palpar con sus (Quizá la a usencia de celos pueda signifi car algo parecido, pro-
dedos y asirse a algo, en la nada . (lu cto de una incompre nsión de las relaciones duraderas,) Hay
dos particularidades que pu eden se r observadas al respecto : pri-
2. Discusión con Tausk so bre el tema_de-C.ó mo e rL\~J curso del desa- m ero, que seres qu e no son «fieles», no por ello dejan a una per-
rrollo as zonaseió"genas se pon en al servicio de l ' cómo, po,' sona por otra , sino que se ven impulsados a regresar a sí mis-
ejemplo,TaactivÚIaade los instrumentos sensoriales se ve som e- mos, reapareciendo como si vol vieran del espacio, Su infidelidad
tida por sí misma a la sublimación , Este punto me ha aclarado no es, en con secuencia, una traición. Pero en segundo lugar, el
muchas cosas. Y clarifica tambi én el que, teniendo una patriu hecho de separarse de personas a las que han estado unidos no
comúl). todas las sublimaciones, toda excita ción y peligro qu(' tiene por qué ser considerado n ecesariamente como un abando-
pueda surgir entre pulsión yoica y sexualidad se den también cilu no , puede muy bien ser un gesto de respeto que les devuelve a la
Allí. Por un lado, elaboraciones yoicas qu e jllllto a la libido aún totalidad; no se trata de un r echazo porque sean demasiado limi-
disponible se elevan hasta el valor de lo aI'lístico y las maravillaN tados o insuficientes, sino de algo que los sitúa en la serie de infi-
de la intuición; por otro, deseos y visiones sexuales que consiguell nita s interrelacion es que se cierran a su paso acogiéndo los en
IIlllntener la autovaloración al no dar más que un paso aparenl,' toda su grandeza.
11111' les introduce a medias en el terreno de la sexua lidad, Se apro En tercer lugar, queda por h acer una reflexión : para una
.llIIun así a las perversiones, pero tan solo puede hablarse pro muj er no resta sino la elección entre la insuficiencia y la infide-
1,llIme nte de ellas cuando el objetivo sexual genital ha sido pie lidad, En el amor, es como un árbol que agu arda el rayo que ha
IIlIm e nte abandonado en beneficio de un sustitutivo semejante, SI de partirlo en dos, y como él, tambi én, aspira a florecer plena-
1' 11 0 li en e lugar, es porque la pulsión yolca y la pulsión sexual hall mente, Teniendo el1 cuenta que no puede hacer una cosa más
,ll egado a confundirse, malográndose ambas en sus respectivo. que a expensas de la otra, no le queda má s solución que llegar a
domin ios, En las perversiones, de las que podemos tomar COI1l11 Wl compromiso, A no ser qu e prefi era arriesgar todo el árbol,
ejemplo clásico el sadomasoquismo, ello se nos muestra con tod/l pero en tal caso plantará nuevamente la semilla hundiéndola
cla ridad : en el sadismo, la agresión yoica se convierte, a l «Jillll cn la ' ticrra, No h ay que interpretar como orgullo el que precise
1ll "se» a lo sexual, en puro placer de dañar al otro, y en e l maso co nslanl plnl'lIl (' dI' "n nuevo comienzo: ¿no es acaso un signo de
qul s mo, lo sexual, en una dilución de sus límites, impide e l {'J t'" 1ll0c/psli n ('1 '''' ''I I/'''S t' sft> mpl'e de la semilla (tan alejada de todo
del o de los derechos del yo , También ¡¡(' ,'lenece a Ta /l s l, 111 ~ ,'h,,1 y IjI'I"""'I"'II , ,Y '1"" 1I,'n,' s u pu csto en el surco) en lugar de
HI¡'; lIi enl.e expli cacIó n gené ti ca eI,'1 ","I""I/' "Oqui sIllO, y q/ll' l' "" ~ IlJl(), ' II,, ' 1" 11 1< HI"''' I''' ' tllt ¡I I'III,I " ,,,' inrliclo po I' el rayo?
Apren diendo con Freull Viena, de! 25 de octu bre al6 de abril de 11)1 '

En cuarto lugar, se podía añadir que solo la renuncia a los el hombre no renuncia, como persona, a ninguno de sus Irml-
hechos, solo la resurrección de lo ilusorio permite decir: «iQué tes: también él se convierte en símbolo de unidades que SI'
date!. o bien: «iEres tan bello!., con lo cual el sentimiento se sitúa extienden más allá de sí mismo.
por encima de cualquier fidelidad vulgar: se convierte en una
bendición que alcanza todos los objetos futw'os, compensando su 3. Cuando se hace un agujero en la arena, y por hondo qne se 111'
carácter perecedero, gue a excavar, los granos extI'aídos vuelven a caer en la obe '"lll"/I
hasta llenarla de nnevo, Sin embargo: ellngar que ocupa cm)"
2, Con h'ecuencia he podido efectuar la siguiente observación: lan l grano con respecto a los demás se habrá visto modificado. Y
lo que nos atrae de un objeto como lo que más tarde nos aleja d,· ello, independientemente de que el agujero no exista ya CO IIIO lul
:éljJ!ovre~e_ d~ ~~Ír.!!siRa tmpr~sión.glqbal de ~arácter cada vrl agujero. y la transformación se consolida.
más profundamente simbólico. Puede estar referido a un ges o, n No se puede negar que se precisan especialmente dos ,'UII
----unmoaóde Cárrif¡lár, a "la fórma de la nuca, a la mirada, al tono d dimentos (aunque no solo estos) para que los sentimientos P'"'
la voz o a algo aún más superficial; pero ese detalle parece deci ,'lu dan ser conservados: a saber, la ambivalencia o la Il e ma .
todo. Aquello que maniJiesta contiene de algún modo en su inll' Los sentimientos, cuyo reverso permane ce ,v lI!'lI" 111
rior el contorno de ese ser, aquello que lo caracteriza en su fisll inconsciente» no pueden girar Ilunca del todo hacia 1I0HUI,'U", ,."
nomía interior y con ello, en sus límites personales propios y consecuencia, no llegamos nnnca a hacernos una iell'u dI ' NII
exclusivos, y en los cuales aprendemos a captar en definitiva SIl M aspecto; si lo consiguiéramos, quizá sucedería eO ll IIOHIII,'''~. 1111
límites. lizando una imagen de Sais, lo que se dice ocun'ió n '1 111 ,' 11 '"""
Mientras, uno se cree fiel, yeso lo creemos todos en al~1I templó el rostro de la verdad: el que la ve, mucre.
na ocasión, pues ¿quién no se toma alguna vez a sí mismo co mll La flema, en cambio, se ahorra simplemcnl,' 111111 1111"11 1
parangón (te nobles virtudes?, observa estos pequeños signos ,1 dad de rápida ebullición. Lo que no es utilizado d .. 1'11"'"11 1"" "
forma que le permiten intuir en el fondo los límites de la com siva se conserva largo tiempo nuevo.
placen cia, pero sin darles especial importancia, como hace U II. Aquel que no está en absolnto (o poco) p"('III MIIIII '" III 11 111
persona sana con un constipado, sin pensar de forma Íl1medi/l11 ambivalencia debe facilitar SLl completa orientació" 11"('1,, ,·1 NI"!
en una pulmonía. Más tarde, ocurre a lgo misterioso: puede su,', hwnano o el objeto mediante interrupciones 11eriódll'IIN 11"" 1,"
del' que en medio de la pasión más declarada, y ante el temo " d hagan posible una plena dedicación a sí mismo. 1';,. "111111" ,.,.
perderse en ella, se acechen esas pequeñas y traidoras pucrlll cuando la sensación preexistente escapa alegre y Og'·UIlI·I"I,11I 11 " "
de salvación por las que poder escapar a tiempo, y a través dI' 111 mirada, en lugar de mostrarse descontenta y "cneO "O NU, ""'''"
cuales podemos ver cómo nos hace señas la libertad. Haslll I ocnrre en toda situación de ambivalencia, la cual no IICI-(/I /1 111,,"
momento en que se renuncia al temor y se llega a tolera,', 1'1111 rarse nunca plenamente de semejantes sentim ienlos; lo '1'"' 'lO'
sentimientos más mitigados , la presencia de débiles trazos ,1 es obstáculo para que se siga llamando «inride.lidud. 111" ,," 111 "
antipatía en el seno de la simpatía misma; del mismo modu " esa primera forma, pues es precisamente la ndelid/l(l /1 dI HI\ '"'111
llega a aceptar la idea de la muerte: siempre puede sorprcII,h" la que tiene la virtud de ser duradel'a.
nos, bien sea a nosotTos o a nuestI'o amor, pero tanto al LIno ("1111" Un neurótico, es decir, alguien muy ambivIlI"III(' "" ptll"'"
al otro no perderemos nuestI'o tiempo en tomarle el pulso. Pu .. ,1 ser curado de 511 I'idel1dad (<<fijación») si se PIlI'll' Mo lo eh, '"'" dI '
contrario, procuraremos utilizar toda su fuerza combativa. los dos 11010s, sino (lIli ca menl.e si se pasa a co nsirl"I"UI' 1'11"",'1',,,,
El gran erotismo simboliza en sí mismo toda La sexlIu llllu,l do de fllTlboH: Sil fidl'lidad 110 desallare erA hll sl" 1]111' 110 M"" "
de tal modo que la unión física se convierte en símbo lo 11,' I ei!'scnlc'TIHluM lu " ,'Ur.- .. H d,'l odio.
unión espiritual: y ello es válido sobre todo para la muj ...., 1'11
naturaleza más hermética lme en su interior contradil'dl"'I'N "'
ordenadas. Pero no se pued e olvilllll' 'Iur, fJrecisflml'nll' 1)/11' 1·11"
AprendIendo con Freud Vi e lla, del 25 d e octubre al6 de Ilbrlt de 191:}

ALFRED ADLER IIIUI multiplicidad arbitraria, de la «ambivalencia,,109 (que dice haber esta-
(Viernes, 21 de marzo de 1915) hl ecido antes que Bleuler), a partir de su superación psíquica inconscien-
1(\ y hasta convertirse finalmente en pura y simple arbitrariedad; y se
I!:I día de Viernes Santo me despedí de Adler en el Alserhof. No le había jlodl'Ía hacer un mal chiste diciendo que ha lomado el narcisismo de
visto desde finales de febrero. Tuvo que desplazarse desde su casa, pues IOl'ma excesivamente estricta según la significación terminológica por él
yo no deseaba encontrarme con los que allí se habían reunido, Hubieru IOllsmo esta blecida y se ha contemplado tan largamente en él que no le ha
preferido callar (como es deseo de Freud); pero eso no fue posible y dis qu edado de Narciso más que la imagen. Llegado a tal punto, sustentó su
cutimos sobre él. I'lol'ía de la ficción, tal y como nos la presenta en Nervosen charakter,
Mi mejor recuerdo de las obras de Adler se refiere a su libro Üba obre la filosofía del "Como si» de Vaihinger, es decir, sobre algo que
die Minderwertigkeit von Organen [Acerca de la inferioridad de los órgll loulJla de puras construcciones auxiliares del pensamento teórico, de
nos], Sobre todo el modo como se describen allí los órganos inferiores as' I//'rangements que han de distinguirse absolutamente en dos sentidos del
como su carácter infantil, y el 'Iu e, como tajes, solo puedan desarrollars IlI'opio pensamiento de AcUer: en primer lugar, en cuanto que son enten-
después del nacimiento, sin poder ll egar hasta nosotros por una ira «ner ,lirios conscientemente, y en segundo lugar porque están al margen de
viosa», más que gracias a su capacidad de sobreexcitación, algo que no eslA ,"\tlquier cuestión de valor (algo en que hace hincapié Vaihinger, pues en
al alcance de órganos más especia lizados, pues se agotan, en cierto modll, \lllIdo alguno qlusiera entrar en colisión con e l problema kantiano del
en sus capacidades fisiológicas , Todo ello posee para mí, aún hoy, 1111 \ 11101' moral, a pesar de que, en lo teórico , haya dejado de ser un kantiano
enorme interés y creo merece se reJlexione al respecto, viendo la base orgll 01,\ los que siguen el texto al pie de la letra). En total oposición a estas fic-
n.ica de los descubrimientos hechos por Freud, en armonía con cierltl 1l\tlt es linales teóricas, las adlerianas actúan únicamente por su carácter
estudios biológicos recientes sobre las glándulas endocrinas y similares, 11I,'onsciente, pues mueren al hacerse conscientes y son única y excl usi-
Sin embargo, n~da puede hacerse psicológicamente a partir drl " ull cnte reservas de valor, iinaccesibles a cua lquier crítica! Además no
mero «sentimiento de órgano» (desde una concepción médica); permallr ""I!pmos olvidar que no se trata de la fi cción en tanto que síntoma de
e como un coto cerrado, y no es posible reemplazar con él la base en qll 'ltl','nnedad, sino de la manifestación central del individuo sano (como
sr allOya Freud, Allí donde fuera posible demostmr orgánicamente nUI' IlIloma único que señala la existencia de manifestaciones psíquicas en el
11'/1 vida psíquica ésta dejaría de serlo para nosotros, a nuestros ojos, 11I1I1It'mculo adleriano) y por ello mismo, se le escapa toda posibilidad de
jllll'lI e llos solo sería un expediente de aquello que es psíquicam(' ,1I.llngu ir en este terreno al enfermo del sano. Pues la diferencia de hecho
111 omprensible, y al contemplarla físicamente activa en sus proceso , 1111 '1' ambos, a saber, que la ficción sana no existe, puesto que el más
!ll'l'd e l'Íamos la noción de existencia de un psiquismo. Esto es preclsn 1, 1I11' I'8rio de sus sueños proviene de esa reaUdad fund amental que Adler
1I1('lIte 10 que ha hecho impensable no solo el viejo materialismo yo 1 ool"~II, y a partir de la cual creamos nuestra vida en su realidad exterior,
<lr- s6cJ'editado, con su forma de derivar unas cosas de otras, como Clltl SII 1" Itlldll re tornar a Freud.
\,I'ecto, sino también aqu ello que cierra e l paso al establecimiento dI' Se daría cuenta entonces de que el espíritu procede de modo mucho
IHll'fllelismo, con todas sus trabajosas «localizaciones», entre pI'ocesos 11,,1" Nl mbólico de lo que cree, precisamente porque tiene algo que sim-
qui cos y sustrato orgánico, El psicoanálisis, con su total separaci 100,lIt,lIr: lo positivo, a partir de Jo que se crea a sí mismo y que en el enfer-
111 Ilodos y materiales, procede adecuadamente desde un punto ele \ 1111' MI' Itnlla deformado en vacua ficción, en él se convierte en imagen de
I'Ilosól'ico al rechazar toda filosofía, pues con su dualismo apareltll' "1111'110 qu e es con tanta intensidad que no puede verse reducido ni a ima-
¡J/l HO It un verdadero «monismo». , ct 111 11 plllabra alguna.
Se debe insistir, pues, en consecuencia, en que el psiq ui smo,
¡'1I11c1on s sorprende Adler en la formación de la "ficción», no es UII
11"(' 1'1010 e n e l aire , sin o ft lllO 11(' Irl!'IIII I'o ~ Igni(jcado rea l paru
1H'It Nn mll'nIO práctico (eN rlt-d l' P"I'" 1,1 P"IINltllli nlo más acá eI~ 11111 1011 , I.n {'Xlu'('sI6n .. lllIt"I\'UIIQU·lu. (doh lrvll kn cin) se deb e a Bl culer. .. Queremos si g-
hlt' lItlt s ppiSICll lológÍl'oN) '1'11' ,,1 II Nln,l" II Mlo l61(Ir'o IIUI'U lit iltvl'sllflU 1111 ,11 1'1111 ,-lIu 111 ('XhU('lIl'1n d,· ~ 1 \ Hlh .. lt·llIlI" nplll'RIOR, d e ICI'IluI'a y a nimadversión, dirigi-
1, 11111'111 111111 1I1I ~ 11I1I I II'I'~ UIIII ~ ltll/llll1n" lIIl h , 11I11I11 "lIh'II(llu rll1oc ion al .. coexisten perfecta-
,, ¡('dlc'u . II;N (lit NI ('O lltO NI 1111111 ~III, I 1" "1101"11 1,,1t ,111111 1111111('\'11 NII I'j.\ ldll 1111111 P U ( , lllIt~f1 11111' /1 .. 11 . 1111111111111 "'pll rllllt' lliUtI/(lq,.,
Aprendiendo con Freud
Viena, del 25 de octubre al 6 de abril d e 1913

COLOQUIO VESPERTINO 1'111' una y otra vez a la más individual de las realidades, inclinando así la vida
Despedida IIl1l e el conocimiento, del mismo modo a como cimenta su hazaña científica
(Miércoles, 2 de abril de 1913) 111, iendo que el conocimiento de la estrecha y reseca psicología académica
" vea obligada a inclinarse ante la vida. Es por eso, precisamente, que tie-
Tras tantas despedidas todos estos días -en el ambulatorio y en casa de 1111 ", '" lugar escisiones y disputas más difíciles de allanar que en cualquier otro
querida y vieja Ebner (el 29 de marzo)-llega el último de mis miércok~ 1"I','eno sin que se ponga en peligro el conjunto de conocimientos y métodos.
Sachs 110 habló (sobre Swift) bien y en tono divertido, sin hacer cUMI 1', 11 0 continuará siendo un problema en el próxinlO futmo. Pero toda labor no
uso de anotaciones. Freud quedó muy satisfecho. Tomé nota de lila de su " lo intelectual sino simplemente inmersa en la vida, que eleva a la catego-
comentarios (que no hacía referencia al tema): la delimüación pura dl'l ,111 de principio fundamental la fidelidad a una colectividad sincera, hace
campo de las neurosis frente a la psicología, tanto general como adlerlll qll(' sea bello e incluso Wla alegría -por lo menos a ojos de una mujer- el ver
na, resulla imprescindible para el psicoanálisis cara a la form ulación d 1IIIIIIbres que se hallan enfrentados en la lucha. Pero pasemos a la seglmda
sus problemas. ItllI'lc y que hoy ocupa el primer plano: el agradecimiento. Por todas estas
Así, por ejemplo, la teoría de la inferioridad de Adler es sin dud 11"'des, incluso las abLUTidas, a quien las rozo posibles y a quien les ha con-
alguna, de importancia social tanto para el desarrollo del carácter co 'n lI~nldo su tiempo presidiéndolas. Y es así que lo que corresponde a cada
para las experiencias que se acumulan; pero por muy importante Cjn
p.u eda ser para cualquiera el ser físicamente disminuido, incluso en MU
"'U dentro del universo se halla aquí bien separado y, en consecnencia,
1llIlrlo. Pues, los hombres pelean y las mujeres rinden homenaje.
genitales, esto solo esporádicamente puede ser causa de una new'oNI
mientras que, a la inversa, son muchos los neuróticos cuyo cuerpo I¡C'
manece por completo intacto. Por ello, las causas básicas deben hlll.qC'''·,'' , IIlrlMA VISITA A FREUD
e n la mayor profundidad posible de elaboración psíquica, pero también 1lllIrningo, 6 de abril de 1913)
el interior del psiquisn10.
Cuando descendí con Freud, me invitó a acudir el domingo y I I domingo fue mi última visita a Freud. Tomando el té hablamos de la
preguntó riendo, al tiempo que se volvia hacia los que nos seguían, NI ,1111 ' ,'C'ncia que existe entre anomalías (que pueden llegar enormemente
debería escenificar una despedida. iNo!, pero poco antes, cuando 1, IClR) y neurosis; de cómo, tan solo en contadas ocasiones, es posible
me encontraba sentada junto a él, m e vi casi impulsada a pedir la 111111 '" desaparecer las perversiones y de que por lo general debemos con-
y hubiera dicho: l. IIll1rnos con aceptar su presencia. Más tarde, en su despacho: sobre el
iSeñores!, no he querido participar en las discnsiones; he dejado cl '"llllcto entre terapia e investigación. En efecto, los enfermos son un
lo hicieran ustedes por mí; pel"O sí quisiera darles las gracias. '·.'III'I'c·,. ""lllIrlal conmovedor en cuanto que son ellos quienes, por su enferme-
al psicoanálisis el que exija de nosotros algo más que un trabajo dc' ,1,"1 . I'/l cilitan al médico su conocimiento que un internista puede adquirir,
Ilucho y que me haya conducido a una especie de fraternidad con Ir I "' C'1I0S parcialmente, en el cadáver o en un cuerpo insensible. Pero habló
ustedes. La razón por la cual me parece tan vivo no es una hinchadfl 11 1clIllIl plI de cómo los conocimientos adquiridos -la mayoría de los cuales
la de ciencia y de sectarismo , sino que eleva al rango de principio vll/ll 1'IIIII .. ne n de casos incurables y desgraciaclos- permitirían en el futw'o
más alto galal'dón de todas las ciencias, la franqueza, que no deja dI' I"~I/II' IIna terapia cada vez más segura hasta hacer posible que se pueda
11" "", ciar, como en la medicina, el médico práctico del investigador.
110. El Dr. Ranns Sachs, redactor de ¡mago, fundada por él a principios di' 1111 Al mismo tiempo insistió con fuerza en la necesidad de permanecer
IlIIlJfll inle resado, desde 1916, por la teoría de Freud y formaba parte desde 1010 (1,.,,., l. 1111"'1' on estr echo contacto con el material clínico. (Esta dificultad de
lorlll vienés. Publicó en 1913, jUlllo COll Rnnk: Die Bedeutung der Psycho(l1Inly,~ I·." ./)/1
(lrl.w :swiesscnscluiften pa impol'lflllcl/l del pslc'ollnl1l1¡'¡!R 1181'0 la s ciencias d ..: 1 Nlpt, 11111 111'1111"'1\"'80 lrabajando ell e l inconsciente corresponde -a mi juicio- al
I'N ' II("'clo de la novela de CIII" SpltW IIIl', IfljnXfJ , (lIH)fI). " :Hll1 lIovc lu es, en opinión tll' ,11 '" "11'" (' ()lIsllllllt'IIIPIIl<' ""c'vo.Y (' II,'ioso de lo s resultados, que no cesan
111111 (' I'cuclón IntuiLi vn de .. 1/1 hhHml1l ,11' 1111 /1111111 11111' "" HIII'K" !lt' In I'cpr'cslón , rl'lI' I'Ilhll l. IIII"¡" ",rcWON C'IIIIII ",,". ) JI " Nlc ' C'III1"II1(' l!'abajador, que ti ene 10 bOl'as de
,lI t' ro l \'1 {'IH' 1111 dl:¡fl'll~n¡l(l dt, 1'1 ' ,'11"'1/'1'11 .. " ,1, 111"1 '11" 11,, \~n ('11 8ucl1ulI, y 1111 ' 111111111
"'III IV¡'!'fl M II 1111 lo RO lll thl('O ', IIIIIIH tU11 • 'l'" II I • l¡u ,.11I l 'IIIIHI',.;ulr>N I\ InlpOIII' I' tlt> 11111 '\11 "oIll~IN 011111'111 ,. , IIelc,,,,,I Ncl,' "" " 11'111"'1"" 1I'II,'kos nocturnos, le «bastarían»
1'011(11" "1,1"10, 11111'11" rlc' 1I111111RIN,
Aprendiendo eon freud

A la larga, tampoco serían suficientes menos horas, pues con la


investigación psicoanalítica ocurre algo parecido a lo que pasa con 101
sueños, que si no son conservados en la superficie mediante asociacioll("
que se concenlran en ellos, se hunden sin salvación posible. Son y serán

2
dos mundos; y uno intuye en su interior hasta qué pUllto esta poderosa
mente se encuentra secretamente en el otro, el mundo de los normalcN Budapest
Quizá su obra sea genial por haber constituido una labor sobre 101
demás, y solo parcialmente un trabajo sobre sí mismo. Del 7 al 9 de abril de 1915
Al partir con sus rosas, me alegré de haberlo encontrado en 011
camino y de haber podido vivir este encuentro como algo destinado A
cambiar mi vida. 111

MIRANDO ATRÁS

Cuando echo un vistazo a esos sábados y miércoles y a los últimos en Sil


yos de Freud a lo largo de este medio alio, tengo la sensación de que ('n CON FERENCZI
cinco puntos ha dado mayor flexibilidad a sus concepciones:
,'" do cuanto me ha mostrado Ferenczi provenía de su diario, y de seis
1. Respecto al material reprimido como único conten ido de su In I ~ Iudios que h emos entresacado del mismo; no deseo hacer constar aqui
consciente. 'II rts (Iue algunas observaciones que acudieron posteriormente a mi mente
I ,Inndo procedí a seguir las orientaciones que contenía.
2. Respecto a la neurosis como trastorno bilateral de la pulsl(11I
yoica y de la pulsión sexual. 1. «La insuficiencia de la conciencia ti'ente al derroche de la natn-
3. Res~ecto a la más neta implicación del yo en el narcisismo. raleza.» El grado de determinación crea la impresión de liber-
lado La «voluntad» ~ la pasividad que desemboca allí donde las
4. Dejando abierta la definición más apropiada del término cenSLJrll inhibiciones le han dejado espacio para ello, y con mayor violen-
5. En la observación de que, en el sueño, los contenidos sexunlr cia cuanto más estrecho resulta el espacio que se le brinda.
pueden adoptar una forma asexual y a la inversa. Se puede decir que tanto 10 consciente como lo inconscien-
te poseen su propio modo de unificación y de fragmentación. Lo
Sobre estos puntos el factor yoico se ha visto aparejado al fa( '11I que se manifiesta en el suefio, es tan ánico en su contenido laten-
sexual y en este sentido puede apreciarse una cierta aproximación hlll 'l te que no resulta obstaculizado en absoluto por su colorido con-
Ilqu e llos que amenazan con separarse o que ya lo han hecho, con la sul texto; y a la inversa, exigimos a las numerosas percepciones de la
excepción de Adler. Pnes tan solo Adler se encuentra al margen de ('" vigilia que capten las cosas como «material es. y a su conjunto lo
problema; no pretende acentual' el factor yoico sino eJinJinar el flll 'llI denominamos «realidad •.
sex ual , es decir, negar la duplicidad de relaciones. Pero esto es prrl'lM
IlI e nte lo decisivo , y Freud conserva la razón al I·especto. 2. La primitiva concepción de Freud establecía que el único conte-
nido del inconsciente estaba rormado por material reprimido; en
algún lugar de sus trabajos posteriores, y también en cierta oca-
111. E Slll CXpl' 's 1611 {I'wc lli 1 ~.\ "II (1lldll P"I In qlH' 111111 ¡\lIlI l 'l'fl s~ Sll l om é a f'irlllflhn 1' 11 I,tl
110('11 , {~~ (1(' (' 11', que' I+'l'tnul . y. I ~ II 1'011 "'1' 11111111 11, l' fI /II l p lI l lII ~ II M I .!I, Iwhrllll 1Ic1c¡uil'ltlo ~'"
III1IHH' 11I11<'1U 1"11'11 (' lI n III'OIHII 1II 111"1111 IIIH d, 4 11 ~ 1I 11111 \ 1I f' lI 111,11 "lIIilll JO (m I Of4, 111/0(0 , 1' 11 IlId
sión en su curso, se desprendió de esta opinión, a propósito de un
materia l (Jllt' casi había llegado a ser consciente pero que había
I%'iíJ , ti lo {/ll iI no 11111111' 1'11 IIt 'll llllIllI 111111111 1111, • "11111 1111 VI u ¡.u~ IIlIlIhl ~ 1I In /l IlI lHlnlHIi d"II. s ido cxplllsn¡]lIlIi' nllf antes de su irrupción. En el primer caso, no
1'111 '111111 10'4 rll ~ 1,00 Allrll' IIII /II ~ /llnllll 1I 111 1 11 111 1 h III .t lll l 111111 ,1,* ' '' "111 ••
AI,rendiendo con Freud Budapest, del 7 al O de ab ril de 1913

se encontrarían en el inconsciente más que los elementos "I¡r;una los pensamJentos de Ferenczi contienen muchos elementos que
pensamiento que representan rudimentos, pero no aquellos "1 vlln a alejarlo de las concepciones t1Iosóficas de Freud, Y por muy fantás-
mentos o,'iginarios que le pertenecen, E incluso, en el seguntl Ih'o que pueda parecerle en sus consecuencias, no estaría nada mal el que
caso, esta cuestión permanece abierta, 11 modo de ver las cosas llegara a influir en la perspectiva [lJosófica de
I,','pud, Pero resulta muy característica la manera cómo Ferenczi habla
Pero por otro lado, si Freud aceptara la respuesta al problema qll 11,' sus más preciadas ideas, con las que en cierto modo yjve en una sole-
b,'inda Ferencz i (y que no conoce) surgiría una segunda dificultad, 11, ti ""d más bien pronunciada (uno puede apreciarlo fácilmente en el modo
que la dife,'encia especíl'ica entre <<inconsciente» y consciente se nivelllrl "11110 las transmite), diciendo que no son más que «cosas suyas., resulta-
y el conjunto adoptaría algo de las gradaciones adlerianas, Sería un pllnl el" de su «curiosidad patológica., o su «vivo deseo de saberlo todo.,
peligroso, de todos modos, el enfrentarse a Adler y a los otros «apóstll l"" Estos dias pasados en Budapest son de gran valor para mí, después
sobre un terreno común (awlque so lo lo fuera por un malentendido), .1,' haber convivido ya aquellas horas en Viena con Ferenczi, a quien me
A partir de la rep .. esión de aquellos pensamientos que par,·", 1"'ltO cada vez más próxima. Sus trabajos (y su modo de realizarlos)
i'Tumpir pero que no se han hecho aún plenamente conscientes (aqul'll, .. 11 ' interesan apasionadamente, Teniendo en cuenta cual es, hoy por hoy,
pensamientos que. por así decirlo, son sojuzgados antes de germ ill llr 1.. lubor de Freud y cuáles sus próximas ocupaciones, es quizá demasiado
podría pensarse que la tendencia a reprimir no domina únicamente ell 1ft I,,'onto para hacer públicos los trabajos de Feren czi: ipero son comple-
alturas del conocimiento, sino que también se halla presente en IlItI ""'ntarios! Por ello algún día tiene que llegarle a Ferenczi su momento .
nuestro ser subterráneo y que constituye el contorno natural de mU'.lr
fisonomía intel'ior, a través de la selección y la defensa instintiva frC ll 1c
los estímulos posibles, Del mismo modo a como todo organismo \'1
manifiesta sus lim itaciones vi tales en el ritmo de sus reacciones,
decidiría desde el comIenzo, y l a capacidad germinativa del pensan
y su posterior repres ión fuera de la consciencia no sería más que la ""1'
li ción reforzada de aquello que sucede de todos modos (hasta las may'"
profundidades (le lo somático). En tal caso, el inconsciente contendd"
hecho, y en forma larvada, todos los elementos posteriormente COII~"¡' 11
les, al igual que todas las formaciones ideales,
En mis conversaciones con Ferenczi he podido ver con toda elad,l
pOI' qué q alen quiel'e a Freud se ve arrastrado a desear para él la más Ieol
,'ante política con respecto a los disidentes: porque es la más propicilll
s u tranquilidad y su trabajo e, indirectamente también en este S,'"
para su causa; pues a tln de cuentas, aquellos que escogen otros el(,I'I'III
ros le ayudan involuntariamente a proseguir su camino, es decir, 11"11
qu e tomarlo necesariamente como referencia, (Por ello desea FJ'('lIcI 1111
libe rtad «sin dogmatismos».)
Por el contrario, para aquellos que le sucedan, esta po lfliclC p",hl
S<)I' la más peHgrosa . Ellos son los que sr vor{on oblt gados a ha cC'l' 1""'lIh
lod l's las contradicciones COII S il 11I'oplo cI('sli"o pc,·sonal.
Lo tem iblc de lodll 110,11 Vlrll ·"dllu" 1''' ,1010 quc deje pe nl, ll'IlI' ,'1,,,11
11 I"/lvés de l amo ,'. M" 1"""" '" /11111 IIIII H JI"lIpl''''''' plll'" las ,'c l"c!o ll '·. .. 101
IlvH~ , ('11 ('Shl 11It'l1II 1'0111 1 11 lu Hlldll\1I1t 111 111 " '1"11111 '(' fllll('nll~H II 1(·. 1,1
1I11'('Vt'I'~ t' 11 "(\( 101"1'1 ' 11' 1 1111111' 1111" \ 1IIIIIIItlI d, \ 1.,.111 I't' lal'll'Íll , 1"111 1I
G6ttingen
3 Mediados de abril a mediados de agosto
de 1913

'11"
"' III1 /(c n, 11 de mayo de 1915)

MUS cartas del invierno I 12 Rainer no h a vuelto a dar señales de vida,


" 1'lI lllemplo sus sandalias que descansan en el pasillo y rememoro
11 /1 Remana de Pascua que pasó aquí (hace años).
1I /1C'e un allo, estuve por Pascua finalm ente con B. Al pensar e n
11 la vez se me ocurre que aunqu e procedan de puntos alejados y
'liS acaban por coincidir a medio camino.

II 'J. Its tas cartas invernales están fechada s en el inv i c l'OO anterior a la esta ncia de
1tI1t1 \ 1I $~S él l omé en Viena, de 1911 él 19 12, c ua ndo e l propio Rilk e se interroga ba ace rca
. nll\'N lle ncia de so meterse a un análisis. Lou And.reas-Salomé influyó en gra n man era
11 1" .cu ll va. (A s u modo de ver n o se podía empeza r un análisis _con un artista ya aca-
In fot l'IIVCS ri esgos_); véase s u correspond encia con R.ilke, notas a la carla dirigida a
II () Il l' enerO de 191 2; Lou expuso co n más detall e es te punto de vista en su ensayo
IIl\1l4 nl s Dop pelrichtul1g» [Narcisismo como dobl e di.rección]: .,Por]o que se ,'efiere
¡I I\ !l Rls, e n un artista cu ya producción está viva, pi enso qu e hay que e sforzarse, con
.. )1I'nd C' ncia y la mayor severidad, e n separar do s tipo s de acción posibl e : una , lib e-
)1111'11 j'l (tite, pOI' lo c ual las inhibiciones, los bloqu eos, son e liminados por los pl'o ce-
IIh lllll ll oió n libe radol'es de fOI'mas , y, según las circunstancias, la qu e es peligrosa
1 111 11 \, t' lI e l se nlid o e n que puede al can zar l a oscuridad donde madw'a el fru to, Es difí-
, , IIUllu (, 1 es ta do actual d e nuestros con ocinti entos, r estrin gidos en lo que se refie re
,.11,,"'1611 de procesos creativos, si, e n e l caso de Wl aná li sis m ás profw1do, pOdríamos
tu tltI ('x (')u s!vn lll c nle e n e l nive l d e lo per sonal , dejando a Wl lado la estética ,.. Las
•• '" d" l 'IUi(' Ulh so n las d e la pl'im e ra v is ita d e Rilke a GotLin gen (LouJried , es la casa
'Ij \ lI.h'11I1 H-Snlomé e n e l m onte ¡-Ia in) después de Pascua d e 1905. En lo r efere nte a la
IIpl 14111 U¡tlf'fI ti .., Hilke que co nslu nquf, es p,'ob a bl e qu e Lo u An dre a s-Salom é se r efiera
',+In tll' nlllw IOllllH l1I ('11 II'Ill'yO d e '1909 (como m áx im o) qu e Le nía ant e sus o j os_ (1)ascua
11'"1 I /l lIllI~t \ lI ; !'(lh"{"'O .. IlHII'Y,O d t.' 1000, Ih' ,'!fn , mu yo de 1900, POl'Ís,)
A¡lI'endiendo con Freud GÜlli.lIgen , mediados de abril n mediados de agosto d e 1913

Ambos rubios, de boca sensual y frente magnífica, pero tan distinloo Hiendo en el fondo un solitario a ultranza, pues se libra a todo eso consi-
por otra parle. KO mismo. B., entre las demás personas, se muestra desconfiado, tímido,
La cabeza de Rainer, con su mentón huidizo y su casi inexistenlt I'epleto de un encendido y no confesado orgullo. Nunca olvidaré la aguda
occipucio, se asienta sobre sus delgados hombros y su fina nuca; B. ,'. y temblorosa voz de escolar en su couferencia.
rechoncho, su cuello es corto, y casi no exisle separación entre su masivu El secreto deseo de Rainer sería ser médico rural, algo idílico y por-
occipucio y los hombros; sus mandíbulas se marcan y su fisonomía rlr IlIdor de ayuda, bendito, santificador, sacerdote, monje; algunas veces im-
lorre podría ser dibujada de un solo trazo. Con cierta exageración podl'fn IlI'esiona a los jóvenes por ese ideal de perfección del que está tan alejado
afirmarse, en llna impresión general: aristócrata enfermizo, el uno, y ,'" realidad. B" por el conlJ'ario, se entusiasmó con la pequeña anécdo-
advenedizo que se ha hecho a sí mismo, el otro. 111," 3 casi uapoleónica, de mi padre sobre Nicolás 1 y los decembristas:
Rainer posee una hipersensibilidad que le ha llegado tanto por vln ,,~resión, plenitud de poder, explosión de cruel orgullo, que de golpe des-
hereditar'ia co mo pOI' la educación (los padres, seres nerviosos, de mal r'l KOrra toda su bondad burguesa.
monio desgraciado y separado; educado inicialm ente como llna niña "11 Lo que le hace más desgraciado de lo que pneda ser Rainer con todos
sustitución de una hermanita fallecida, más larde sin hogar, desplazatlu ."s desesperos es qne no puede prescindir de la profesión burguesa de
por instituciones militares y similares). Ha couseguido corregir estas d,.o IIlédico ni del balo celestial tan laboriosamente adquirido. Pues aunque esto
venluras gr'acias a su genio creaclor, y ha alcanzado su máxima humanirl/ltl ""eda suponer u.n vuelco lO tal de su nat.uraleza, un pasar a sustentarse
por]a propia discip lina que se ha impueslo al respecto; aunque lírico,. Hllb re la cabeza y deje de quejarse de que no siente, en tales circunstancias,
couceutró desde muy pl'Onto y sin contemplaciones, no permitiéudos(' , I rll(¡S que fl'ialdad en lugar de amor humano (en otras palabras: utiliza a las
menor dilelantismo ni la más pequeña indecisión mientras que COIIIO 1"' I'sonas como medio para exteriorizarse y ayudarse a sí mismo), es su
hombre tiende a dislraerse . !lrlÍco puente posible hacia el exterior, el único sucedáneo que le permite
B., por el contrario, provieue de la realidad y eu cierto modo 1"111 IIIIa afirmación temperamental. También ocurre igual en su vida amoro-
bién de la banalidad (comerciantes, aquí es el padl'e el frívolo, mienll'n u: incluso su matrimonio y su mujer se adaptan a este esquema de forma
que en el otro caso lo era la madre), y algo banal y brutal radica en 11 1"ITible y extraordinaria, al constituirse él e n el cuidador de su mujer, en
interior. Corrigió esto con una nu eva brutalidad: un giro total de su 1)1'1 ,,1sostén y salvador de su vida - lan solo así ha podido permitirse amor, y
sonalidad, dándole el aspecto vital de un salvado!' y del más noble de lo I IlIicamente de esta manera ha podido hacer posible la presencia a su
«colaboradores", pero vi en do Umitada también su capacidad creadora "" 1,,010 de otro ser humano y consLruir con él una «soledad a dos». Solo así
una ralta de libertad interior. TIene una apariencia polifacética, a Vl" " 1II/lItima su dejarse llevar a pesar de que elJo acabe por cerrarle posibili-
diletaute, porque está dispuesto a alcanzar, sean cuales fuesen los medl" ,III,les de avance en el mWldo y en sus profundidades interiores. Por esto,
su «propia. meta espiritual : medrar. 11 temperamento sexual, por delicado que parezca, posee bases más
El uno, histérico típ ico, que se pierde en sus estados corporlllo' IIII'C I'mizas que el de Rainer, también delicado en apariencia y que se
desamparado en sus propios abandonos, bien sin amor, o perplejo an t" I , olll'ega sin descanso. Las deficiencias de Rainer se proyectan hacia el
desconocimiento de a quién pertenece cuando no se adentra como I'Ctl"U ",")I'ior o hacia su propia superficie; el abuso, el debilitamiento, no sou
Lol' en la patria de la creación. El otro, neurótico obsesivo también lf,,1o ti ",'o'o tos para él; puede confesarse todo a sí mismo porque es a partir de
alado por mil fijaciones y reproches, siempre excesivamente .cob iJlld" ,'ollejantes ocasiones que surge en él la hora del genio y de la gracia, B.
preso y encerrado en su propio quehacer y en su propia nalura l 7.¡r, 111 1111 pu ede coufesarse: ésta es la premisa de una vida en total transforma-
hallar en eso refugio sino tránsito, camiuo, puente que le una al 111 1",,111 11'\11; Yes por ello que, en compensación de los horrores de la propia ocul-
li l sueño de Rainer es: «Ser una cosa entre las cosas», ser int.egrado 1111111
monle en paz; frente a esto, contrasta el hOlTor de B. cuando le hice ,'11""
''''o' un s ueño mío en ('1 (¡IIO' $(' ('()nvc'I'lrll <'" (',~IIlIIIA, Y dijo de sf: . 11: 111 11 3. Ellevan taro iento de los decembristas, después de la muerte del zar Alejandro 1,
tlllll tll' ol1 cial es nobl es rusos el 14 de diciembre de 1825, fue reprimido por el nuevo zar,
('ol1vil'liéndome e1l 1I11 nhJl'lU Jt , I'or' {'NIII l'lI'I,Ó II , 1\1I1r1(\I' se siente li bn' tlllll JI ult1M 1, quien, según contaba uno de sus generales, había exclamado: "hay que fusilar a
111 1((\ 111 0, Y se 1ll1lCMlt'/1 (IIINI ","IH'llIIilj~ Y di 1""'¡I( tllll Indo , dcJeilllldmw, I . 1II 111I1IUlllh., Es proba ble que este acontecimiento histórico fuera la base de la an écdota que
0 1 ('(lIlludO ('Olf ION lit IlIlt ' i ,'11 Iu "PI' 1111111'11111111'1, ('11 S(' f' 11111111 10, ullt I¡n~llIv . . nn Salomé (1804-1879) había contado a sus hijos. Él mismo era general ruso y
uilI1ullll't1 de l Co nsejo de I~s l ado.
" IJI'elld len do co n Fre ud G6lti nge n. med iados de ab ril s m edia dos de agos lo de HI1 5

Lación, no puede alcanzar la gracia, sino que se da la palpable consta ll C'l I" !lcido por la naturaleza y que no aumenta sino en función de la vivaci-
de una perfección agotadora. dlld de nuestro sentimiento yoico . Allí donde este dejara totalmente de
, . ISLir no deb eríamos concluir una personalidad más integrada, sino más
",dlmentaria o atrofiada y que, en cierto modo, no toma nota en su totali-
MECANISMOS DE CULPABILlZACIÓN ,1",1 de lo pulsion al que se mueve en su interior -que prescinde todavia o
'1 de esta totalidad-o Sin embargo, lo que me parece más interesante de
Los descnbrimientos de Freud han completado bellam ente la conceprt,u 11101 0 esto es que lo cualitativo se esfuerza por regresar a proporciones
según la cual el arrepentimiento y otros sentimientos son engendrad" • IIlIntitativas pu es se trata de una cuestión puramente de dimensiones el
por probibicion es cuya utilidad origin al ha sido ya olvidada, de tal 01 .. ,1 '1'U', por ejemplo, un egoísmo se mantenga como una gratificación pul-
qu e el temo r al castigo aparece místicamente ligado a la acción comelillA I""nlo que puedan manifestarse a continuación sus consecuencias en el
Es de extraordinaria importancia qu e podamos por fin aprender ell I • 11 0 de nu estro mundo sentimental, es decir, si este egoísmo puede
neurótico que existen sentimientos de cu lp a y de angustia que no ti"", n " llortar el explotar a continuación, con el único objeto de adberirse cons-
el origen indi cado y qu e pued en fijarse , sin ninguna tradi ción previa, uln 1.lotemente a formas más amplias y de considerar toda muerte como resu-
actos másinocenLes. Ve rnos cuál es e l mecanismo qu e in terviene, 1111 . , "I'ción y todo dolor como acrecentado aguijón vital.
pu ede interveni]" en cualquier momento, sin que se pi erda por ello II n,1 Creo que: del mismo modo que una objeción interna contra la géne-
de la fuerza fan tas magórica que creíamos lenta y casi filog enéticanH'1I1 l. de una conci encia meramente utilitaria está justificada a partir de lo
conquistada. Pierd e valid ez e ntonces la obj eción que , de modo más "Irl 1",l nlógico que permite el brote espontáneo de los sentimientos de culpa
intuitiva, interponían algunos a la con cepción de una gén esis u tilita 1'1 01 ,. " S il probada por Freud), también estará justificada tma objeción seme-
de los remordimientos de conciencia: sentían correctamente cómo, 11111 I,ull e contra una sup lencia llevada a cabo únicamente desde lo patológico,
pendientemente de cualqu ier origen pragmático, podían brotar Inl 111 "'810 que nuestras exigencias vitales surgen mucho más espontánea-
inquietudes a partir de·sus propias e incomlH'ensibles fuentes. "",,,l e de lo más vivo tan solo donde existe discusión, lucha y oposición, que
En el segundo plmto de la repres ión pulsional, aquella sin pro hl "l 1" 1 "litan el regreso creativo y constante hasta la más profunda relación
ción especial (ajena o propia), produ cto de enfrentamientos pulsionu" , INI nte entre ambas.
m e parece que no se hace una distin ción 10 suficientemente prr, '1 • En el miedo a la muerte hay algo que hace pensar en tm tipo especial
Naturalmente qne cuando una pulsión se ve rechazada por su vecina o ,1, NI,,,timiento de culpa: a través de él se venga a veces el hecho de que en
contraria surge dolor y una especie de enfre ntamiento: en este senLi do , I " I ~ '"lfl ocasión no hayamos amado suficientemente la vida, es decir, el que
e nfermedad y la salud n o se diferencian más que por una cuestió" d I,,, y/unos reprimido mucho de ella y que por ese motivo no hayamos per-
gl'ado; sin embargo , en este dolor y enfrentamiento, lo que queda a sII I, I ""u/!'cido (nosotros) uuidos a ella. Entonces, ha tomado la imagen de la
e n el centro más personal, de sentimientos de culpa y arrepentimi(' "l o ,",,,,,'1. , es decir, no nos ama ya lo bastante. Un desplazamiento semejante
escisión es que ambos, tanto pulsión como contrapulsión, actúan ('ulII , 1/'lI du ce en angustia. El amor a la vida es el único medio probado de ser
I' xpan sores vitales y no como inhibidores de la vida. Representan 111 h lo " ¡il'l ll dos por la muerte pues la muerte es un prejuicio.
"16,, interna de la personalidad cerrada, gracias a la cual avanza y SI' ,' "rl
'1''''''0 1)I'onto junto a la pulsión que logra imponerse; resultan Im"hl
1"' I'I'l'pLibles las restantes y aprende a englo barlas e introducirlas "" , "" LOAD. COMPASiÓN
"",hilo consciente de l yo. El resultado no es, en consecuencia, una "O 'I
MI,," s i" o un grado superior de integración de sí mismo. 1,. I'III'IIl ell1 e nte se entiende como crueldad algo que no 10 es, es decir, algo
Pura esto resulta indiferente qu e las pulsiones egoístas SI' 111"'" '1'''' U" pres upon e ningtma crueldad en el ánimo de la persona implicada,
IIIII'"esto a las altruistas, o que haya sucedido a la inversa, s i bi n I' ~ ,h 1" '" '1'"' In "ecuerc1a por Sll resultado; así, cuando se causa un dolor sin
lo qu e únicamente se tiende a confundir la primera situa ió n 1'"'' 1, /11 11110' ~ lqllir/'fI lA c81>a cidad del sujeto para experimentar ese dolor (como
",""ordimi entos. En ambos casos, el dolor conse cutivo repr es ~nl" sl"'l'l ,,, .. dI' fl'(\(' u(' lIl e ll1 cnte con los niños), O cuando se descarga tma reacción
"u'''l e e l p" ecio por la imposición qll c uoo SI' hu pe rmitido: PI"'I'I" " I ." odl" rln"III/ I(' 1111 fl cceso de ira que puede dirigirse, de modo igualmente
Aprendiendo con Freud GüUillgtHl, med iados de auril 11 mediados de agosto de 19 1!i

espontáneo, contra un objeto inanimado y cuya destrucción está en función realidad es el rodeo que debe dar el principio de placer para alcanzar su
de la satisfacción que el hecho nos produce, sin que nos preocupemos por auténtico objetivo. Ciertamente que el ser humano se encuentra siempre
la cuestión de si ello puede representarle algún sufrimiento. ante una disyuntiva: por un lado, unirse al todo y unir el todo a sí (como
La auténtica crueldad, como específico proceso psíquico, tiene Sil corresponde según.Freud, al principio de placer inmediato) y, por otro, al
origen allí donde la maldad natural e inocente, lo salvaje, lo brutal, tal y creciente discernimiento, capacidad de clasificación y de diferenciación
como lo manifiestan los animales para sus más vitales fines, no se mal1 de sí mismo a la vez que del mundo exterior creado, conseguidos gracias
tiene ya dentro de estos dominios de la autoconciencia, sino que se «entl'l' I:l ese «rodeo».
cruza» con la sexualidad, dándole alcance. Y así aparece esa monstruos" Podría ocurrírsenos que aquello que llamamos «realidad" en esa
singularidad inquietante que caracteriza tan misteriosamente a la crueldad confrontación entre mundo y nosotros, no sea en el fondo más que el
el que solo se dirija al ser amado y que se ausente en la misma medida CJlII 'lompromiso entre ese doble esfuerzo anteriormente mencionado. De he-
el amor; mientras que su ejercicio sería penoso para el indHerente e inso ('ho, en cada momento en que nos expandirnos plenamente, tanto si se
portable para el que no simpatiza, porque en ella se exterioriza un grudo I.'uta de un entusiasmo objetivo como personal, olvidarnos la duplicidad
de intimidad que se vería así prostituida. He encontrado que puede ch'. ""e constituimos nosotros y el mundo: y ello irrumpe de nuevo con toda
cubrirse a personas de este tipo de forma a veces sorprendente en el mndo ~ " fuerza cuando nos encontramos en medio y no sabemos si vamos a e le-
íntimo y pudoroso con que escuchan manifestaciones de dolor o infol'llln VIII'nOS e introducirnos en el todo, o si por el contrario se impondrá el
ciones acerca de sufrimientos: ello ciertamente los excita, pero sin qu(' , ,~ rllerzo por separarlo lo más nítidamente posible de nosotros.
muestren curiosos, más bien les tortura como si tuvieran que espia.' In Al enfrentarnos así a la «realidad» bien entendida, en el fondo IIUN
intimidades amorosas de unos desconocidos, que quizá les repugnan , limitamos a sustituir con esa acentuación del concepto «re a!>., la inte .... "
Dado que los seres crueles son también siempre masoquistas, 11111 IlIl'Ión que evidentemente existe entre todas las cosas y que tan solo d"NI'
el problema se relac¡iona con una cierta bisexualidad. Y ello es proftrl1.1 I,,"'cce en las distinciones e individualizaciones: de este modo se ha,,,' ¡IIN
mente significativo. La primera vez en mi vida que hablé de este temlr • 11 IIda a ambas partes. Si no, la «realidad» aparecería poco menos quo ~lnlllO
alguien lo hice con Nietzsche t14 (ese sadomasoquista consigo misnwI I"'oducto sintomático 116 e inseparable de las manifestaciones pl'oyccllvrrH
sé que después no osamos mirarnos el uno al otro. ,¡, un enfermo; solo que aquí coincide la absoluta mayoría de la hUIIIIIIII
También la compasión puede tener diversos significados: id"l1ft d,,1I construyendo sobre esta base toda su existencia práctica. Pero P"('('I
cación por simpatía (libido homosexual); identificación a partir de 111 " ,m'nte la misma tozudez con que las cosas permanecen y persiste)l 1.. 11
de que pueda sucedernos algo parecido; identificación a partir de MI'11 '"'I/.mente «reales» debe provenir precisamente del carácter de CO.Il -
mientos de culpa, directamente o por desplazamiento (por ejemplo, Hllh l"IIU1lso del asunto: pues las cosas constituyen para nosotros lo opueslo,
angustia ante aquellos cuya muerte se desea, o hipersensibilidad PIII'II , 11"ci,', algo auténticamente exterior, pues la pura y viva función yoirn
todos los seres vivos como consecuencia de una brutalidad ejercirlll "" Ir. conseguido atravesarlas por completo, sino que ha fracasado 111
tra uno de ellos: reacción). 11"'"'1,IJI' ciertos límites; por ello, el propio yo no es «realidad» en senti d"
, .1, "11 0, sino más bien una función, vida, y puede ser filosófican'cllltl
"'''Nllolludo». Real en sentido externo es aquello que ha quedado prll
REALIDAD ,11"'11" 11 medio camino y que debe complacer, de modo totalmente con
h '1111"1111'1 0, a ambos.
En el breve y más filosófico de los trabajos de Freud, FormulierulI~""
die zweit Prinzipien des psychischen Geschehens l15 [FormuJacio 'lI'H,,,
de los dos principios del acontecer psíquicol, se eli ce que ell).'irlC'l"III I lUu l 11111\ /t (\ InlllllCll fn 111 mlll'ge n de Jo conrronUlclón CO II In I'enlldod y '\111('11111(')111(' ttOllllllldll
,,,!In! '111tI tlt\ IJltH:ur. Se I,'oh, de It. raBI,asfn, que se Ini cio 011 el juego (le 101t !l Ino/'! y IItH1 ""
01.11. 111' HI H 1111'11<' PO li lllli ('I lI tlOnH(l lollé'H, y qU(' "ClIlIllClll 11 f1poynrs(' 0 11 OIJJC\IOit r(IIlIWt.,.
1111 1.0" IltllOIt /t IIlIUnllhII'OH (o Ill'lOtl ('tUi Ulll o tl ) tW dlf("'{l lwln ll fl t' IO H 11(110 14 fnllldu/II ))01'
'114. RRtil convCI'S ilcl~Jl luyO ,¡¡j I! ~I"IIII ¡¡, ,,ni 11111 11'111 11' 1t t' 1111I111I (tR (11- V¡ ' ,'fllltl 11111 Hpll ¡II II'III (1" OII' tl /'I lllmdfln .'1111 111 'plf' 1\1.. ~C'nl1 ,y 'PH' mi 11'/11'110 1' 11111111 pOI' (111011 - , . Vf,l'Ic'
JUI\109 en '1'HIIWllbUl'g~'f'hflrlll j"WII (!tUi" ), \, 11 '" " h'" t'
11,/.11/1"" . ('lIp(lII lo .. 11'1'1'0 1111 1'111 I 11 . ' ti MI' 111 1'1 I' XI, III ,y " 'Hin ¡II I II I'IIII ', "Hin " ' 110"1111111111'11141'.... " lt,rt 'hfl/lIilIIfl/(lI/.'" r/r'li IIIft,¡.{ ~
11 6. "Cml 11I11l1 1'od IH'I'1!\11 11"'11111111,,11, d, ti 1IIIIIuII HI " ' \11111'11 1111 (t ,' /'1 1)('1'111 11, 111 ¡"" ,YI1t11IMn 1\/'1 lu P 1"'111111 1111 ' 11111111 \ tlll 1"'IH' IIHClI IIII'I' lfl" ,
I'IJI'cndiclltl u Gun Freud Gó ttingell, mediados de ab ril ti mediados de agosto de 19 13

Por ello, toda la sabiduría del mundo, desde la preíndica, pasa,,,1 I,' rnpre se presentan unida s pues son expresión de la humanidad como
por Kant, hasta la moderna teoría del conocimiento, se hall an muy pl'Ó \1 111 1, son agudizadas históricamente; artificialmente, y el «sublllTIar» y el
mas a r econocer la llamada realid ad como nueva apariencia y error. Si. I'l'p rimir» están así, peligrosa mente emparentados.
pesar de todo, sus do ctrinas permanecieron tan esotéricas y no desll,llI En realidad, tanto el hombre de hoy como el «salvaje» surgen no
Ijeron el juicio simple, es porque, no obstante, tiene razón. Razón, P"I'I 1 11 10 de las limitaciones impuestas por la naturaleza (qu e tampoco faltan
samente porque el método de descomposición por medio del cual esln 11" "11 aque l), sino que también así adquieren su propia esencia, análoga-
blecemos nuestro múltiple opuesto, viene a expo ner nuestra incapac id nd IIII' l1te a como OCUlTe con la sexualidad cuando , desplazada desde el
para acompañarlo más all á de nuestra viva identificación: con ello (,,1 Ullbito de las zonas erógenas a las genitales, adquiere su carácter pro-
blece algo que va más allá de nosotros (de nuestro aislado yo); cs, • I ""lI tivo, Del mismo modo a como esto no constituye sublimación alguna,
mismo tiempo, corno un cúmulo de trampas que contienen sin que nos .' , " ri ecir desviación de la fina lidad sexu al, sino por el contrario, su logro,
di,'ectamente visible, la esencia de la vida: y siempre Íntegr'a e indivisllrl 1'"1 so lo' aparentemente la culturalización de la naturaleza constituye su
en cada una de ella s. «Todo lo perecedero no es sino su símbolo». Así '1( 11 ,I" Ml1aturalización , pues esto es algo que más bien proviene del mismo
rre que no so lo por razones de orientación práctica nos in clinamos anl' 1 ",licio natu ral. Tan solo poseemos dos posibilidades de manifestar nu estro
que se denomina «realidad •• en sentido exte l'11o , como lo decisivo, sino '111 ",': o bien introduci en do el mundo en nosotros a través del sueño , o bien,
también en sentido fil osófico nada se halla tan p,'óxi.rno a la verdad CIIIII 1'Illll1i éndonos aisladamente a él rompiendo de nuevo las limitaciones yoi-
el inconmensurable respeto ante todo lo que es. , 11 MY volcándonos en lo obj etivamen te dado, Un ser humano que ~ufriera
Nuestro conocimiento por r,'agmen tac ión, per cepción y lógi l'U .1,. Inhibiciones enrermizas y que estuvier a predispuesto a la creaClón, por
halla tambi én unido a lo s imbólico: en el fondo no es m ás qu e una nllll' "IIIL'ho que se hallara «narcisística mente» orientado hacia sí mismo ~ aca-
ra más elaborada de f'orm a,' imágenes para lo unitario, en cierto mOllo 11 1111('(11 por asentarse sobre actividades culturales de modo pareCIdo a
poder-verlos-aún-más-escindidos, hasta que ésta (la unidad) no dr j/l I '11 '11 0, por un cantino que se pretendía conducía a la India, ese, país de
ser completa hasla ej, sus más pequeños fr agmen tos, incluso aWlq," , '''''' ,ío , se acabó por descubrir ese otro tan opuesto que es Amenca. Lo
más pequeño de todos f'uera subdividido hasla sus más mínimas pro"" '1"" se llama «sublimación» es por su propia esencia la realización de
ciones. Este modo de ha ce ,' nos parece esencialm ente distinto de aqlll 1 '",,,nU'os lnismos (por lo cu al el término de Tausk: elaboración,' es ca da
que denominamos «simbolizar»: y e llo úni came nte porque hemos c.. lll r " , más y mucho m ejor ulilizado) . Se trata de la utilización viva de aque-
do nuestra atención allí so bre lo di s tinto, múltipl e, de lo que se encul 'III '" 1111 IllI e nos brinda la naturaleza para sus propios fin es, y tan solo debiera
" ' lmido; entre tanto ello constituye ya lIlla división de lo indivisibl,'. , r'lI' permitido la separación de ambos a aquel que ponga su objetivo en
do nde lo inconsciente nos muestra sus deseos, se encuentra ya en r l l'lIlI ,1 1I"Teno de lo metafísico espiritualista. (Ello no modifica en nada la
no que recorre nuestra lógica, y donde distinguimos lógicam e nlr ' 11 1I""d6n por la cual sufrimos deforma ciones y errores nacidos de los
s ituamos en plena comparación qu e nos habla -por así decirlo- de 111 -.. "II" IIl os culturales, del mismo modo a como toda la existencia natural
lidad» y no de «Dios» , es decir, de esencias. Por esta misma ca uslI, l"tI 1/1 ll ena de los dolores que son producto de su mi sma insuficiencia.)
la s enfermedade s m entales se conducen en su delirio -yen cua lllU Tun solo aquel ser qu e se crea prom eteicamente de nuevo su exis-
grave , tanto más aÚll- «creando realidad», es decir, proviene el el c~ I, ,,", 'III I,urnan a en la cultura como segunda realidad, será también un ago-
opuesto, ha sta alcanzar el mismo r esultado. , 111" NIII'ciso ante su propia imagen: se contempla en ella; no es el agota-
1.. ,'M l'lflvO que se vio involuntariamente forzado a huir de sí mismo. Solo
111, III'I','Cla rn en te se ve la oposición entre naturaleza y cultura como el sol
SUBLIMACiÓN 1/1 ~ lIIl1bra, en relación con nuestras necesidades de bienestar y de rela-
111" ol ea; e rrón eam ente cree poderse hacer coincidir el aum en to cre-
11:1 pun lO de vis ta gené li co '1"1' SI' ')('IIjIlI , 1111110 Ile lo «IH'irnili vo. 1' 1111'" I 1, 11 1" rl l' la sombra co n 1'1 el e lin a l' de los rayos solares: la imagen ha sido
IIquc ll o qu e debe 5(' 1' SlIjI" .. "rI/), 111 ,. 111 1' 1 ""11111 11(' P 'rd e .. pl'Ovl $loIIIIIIIII
11' 11 .. vls ln lo «p"inrn,'1r,. tllI" OI " " " , 1111 11111111 ni 1'''" I'I' llI O (Ir' 5111 )lill IIIl'III II
jI,·II!o\,'oso 1'11 ,,(,('ir',' ti" "1'" 1,11111 11 111 IIIIIU, ,,1 NU IIII'¡¡ II'ZII y ('1 r1II11'U, • (N . 11(' 1T.). II<fot'lIII/lIllII'l.' ti .,1 .tI'I",,11I1I1. I'U t'dtl cons id c l'llI'Se en este caso co mo sinó-
+l1.t!! d"/u1tlf'lwllllflKilIWfII/HfI II/~ (, l lIhll"lId 11 ),
Aprendiendo con for elltl Gtlttlnge n, mediados de abri l a mediados de a gosto de 191:)

mal escogida. La imagen adecuada sería más bien la de la planta en pleno ter alterno como sobre una báscula, sin símbolos y de forma positiva. El
mediodía: es entonces que proyecta su propia sombra perpendicularmen orrespondiente afecto se asemeja entonces a un pez que, atrapado en el
te hacia abajo, una auto duplicación en la que se )'elleja y contempla sn Allzuelo, se agita todavía en el agua: no puede nadar ni morir.
silueta: como su más fina protección para que el gran fuego no la queme' En el hombre sano es probable que la ambivalencia sea superada
antes de fructificar. por lo natural, en un contorno autodefin id o, por medio del cual sus senti-
mientos obtienen una fisonomía y carácter propios: de tal manera que,
paradójicamente, su ambivalencia solo sirve para hacer aún más mani-
AMBIVALENCIA fiesta su univocidad.
No siempre se distingue suficientemente entre ambivalencia y
La posición ambivalente se toma por lo gen eral como enfermiza o CO IllU manifestaciones reactivas. La renuncia a una pulsión, por ejemplo, por
manifestación de humanidad primitiva: particula"m ente la segunda d.'. saciedad, y la consiguiente cesión de terreno a un opuesto; esto se carac-
pués de las curiosas experiencias sobre el «significado opuesto de 1,," 'eriza por la sucesión.
palabras primitivas»"7 y he chos análogos.
Pero denLro de este conocimiento primitivo se oculta una conc('"
ción que los hombres de hoy tan solo podemos descubrir laboriosamell' Lo ENCANTADO
apelando a todo nuestro saber pues pen sa ,' lo relativo, de ese modo, has'a
su final signifl ca pe nsar casi lo absoluto al modo de Spinoza y, de hechll, I.os típicos cuentos en que lo feo o lo repugnante se transforma en bello
aunque ellos no hubieran pensado espinocísLicamenLe, los hombres 11 (Ilor ejemplo, un sapo en un príncipe) son interpretados psicoanalitica-
las grandes cultw'as religiosas antiguas sí vivían al borde de lo absolu'u ," ente con bastante verosimilitud, considerando que el objeto sexual se
Sin embargo, es .. ha sido así tan solo porque lo ambivalente se 0('111 ','ansforma por el amor sexual en algo deseado, una vez eliminada la re-
ta, desde el principio e inevítablemente, ~a raíz de las propias manif,'. ,lI'esión. Sin embargo, continúa siendo posible, naturalmente, que lo
taciones vítales, ya que la ambivalencia no es sino polaridad, duallülld '111 ~o xual figure como símbolo del símbolo: lo que resulta mucho más difícil
se emancipa totalm ente de aquello que carece de vida:y también pOrflll do distinguir que cuando lo simboliza todo y cuando los límites entre lo
todo lo creativo, sobre lo que se asienta la cultura humana, nace so lo ,1 I'oi'poral y lo espiritual no esta ban tan estrictamente establecidos de modo
ella. Aquí radica la diferen cia entre creativo, primitivo y n eurótico, 'un unilateral, como ocurre en nosotros.
!luida y clara. El inconsciente, único en sí mismo, se exterioriza por l'illl En todo caso, sin embargo, estos encantamientos de los cuentos per-
al canzando sus pares opuestos. Si ello se produce creativamenLe ad0l". IIllten muy bien las simbolizaciones. No hace falta que sea el falo, como
símbolos inteligibles tomados de la superficie; pero si queda atrapado, 1'" "Il lricienta de la cloaca, el que se transforme en príncipe tras el sacrificio
IlOCO que ello sea , entonces se atraen mutuamente los opuestos con C¡II'~I d,' la superación que comporta el llevar a su lecho al sapo. Se trata más
IIlen de que lo que ocupara un lugar simbólico en nuestra vída fuera en
1" lIa r de más elevado y deslumbrante, lo más feo o lo más banal: como si
117. Fre ud había relatado Jas experiencias al respecto e n J910, en el Jahrbuc/¡, N I ' U dll' c rminará los límites de nuestro entendimiento, de nuestra compañía
4111/UlyO .Obe r den Gegensinn de r Ul".."o rte .. [Acerca de los significados opu eslos en lfl H pilla
111'11 " primitivas] , qu e es "una e xposic ión de la obra de igual título de l fUósoroKnl'l I\h I . I,"pática, y se afeara o banalizará por ello. (Verdaderamente también
(IHH '~) •. Según la opinión de Abe l, .las raíces más antigua s de las pal abras!> (lo (' tlUl • '"I1' de decirse filosóficamente que concebimos las cosas como si estuvíe-
1!lIItIlU'S Lra con e l egipcio) presentan a lLD ate nto análisis, liI doble sentido autén li co: . 1';11 I 1'1111 aisladas y fueran deficientes, absurdas, porque no las vivenciamos en
1,lIolllU egip cio no e xisten únicamente palabras qu e signifiq ue n a la vez ' rue rt c ' y 'di\hll ' f
hll' lI jorde nar' y 'obedecer ', sino tambi é n unos compuesLos como ' viejo-joven' (qU(' 811(.111111. loola su in terdependencia, en su autonomía, a causa de nuestro propio
In VIl II), ' I ~jo s-ce rca ' (que significa cerca), ' atar-separar' (que signifi ciI a l8r) , ' 1\1(.' 1'/1 eh' lIlIl IIIHlumi e nLo . Pero los hombres primitivos creadores de cuentos, para los
(C¡lI f' sigmfica dentro) .. .» . Así pues, en WI principio, no se conce bía ning ún COJl(Wllto (JlI!' 111 1IIIIII)s lino venía fácilmente a representar de modo simbólico el todo -y
l't' pr('se ntaJ'a también su contrario. Abel señala asimismo indi cios de cslas . Vli 'JM 111111'111"1
dm, de pe nsa miento .. en otras lenguas: without (con-sin) , widcr (contl'U) y wiodl'r (lUIIIIII '1I1I1 "" Nolo s imbólicamente- y a la inversa, algo mucho más, se hallaban
t¡llm (e le vado y pl'orundo) . Freud l1ama la atención sobre esta s ObSC I' VIH' io ll{'/oI . "OHIIII , ","1'110 IfI(¡S cerca de esta concepción. Así quedó oculta e inaccesible, tras
MllI '. ilo lfllllbi é n desdeña las categorías de oposición y conlmdifolón ,,¡ flM t i) ,-,flnllu 111 . " dI' lo 111(\8 b/ll1111 Y de lo más feo, la belleza encantada que contenía. Solo
'H ." " I/I/f/CIII.lIlIg : «como un I'csu tl ndo hll'()l1tnl'c ndido del es ru{'rzo 1lI"lnHIh' o.. ,
Al>I'cndien do con Freud GOttlngen, medi ados de abril a mediados de agosto de 1913

cuando en ocasiolles alcanzamos a intuirla es cuando esos objetos (1'"' SOBRE LA LIBIDO
acostumbramos a utilizar fríamen te como simples instrumentos carenll '~
de personalidad, se ven rodeados de un halo de gl'andeza que no les I'~ Comentando el libro de Jung sobre la libido l19 ha destacado Ferenczi con
propio: ello se manifestaría en la particular violencia de la repulsión o dl'l justeza que Jung atribuye en él un cambio de opinión a Freud que este no
horror (pues de hecho la represión de tales cosas les hace adquirir UII/l IIa llevado a caho, y que intenta inútilmente justificar extendiendo el con-
gl'an importancia, por mala que sea, que nos influye en momentos erue , I'cpto de libido de tal manera que el yo y el sexo queden armónicamente
mizos y tras los cua les el amor comprensivo que no ha sido vivificado ~I Integrados en su seno, Jung tiene razón cuando observa que, en las inter-
vuelve activo), El temo,' de tenerlas que aceptaJ' en su auténtico signiJJru IJI'etaciones del «incesto», el carácter libidinal es tomado frecuentemente
do y no ser capaces de lograrlo convierte ,'epentinamente a esas cosas 1'" I'on demasiada estrechez como sexual, en el sentido de que el ,<incesto»
Irreales y terribles; inesperadamente se une a eJlo la restante realidad, rlt'l .'orresponde originariamente a un período en el cual no puede estable-
'l1'ismo modo a como un gigante deja qu e haya seres humanos que se ¡¡~I I'c "se una distinción entre sujeto y objeto, Pero, por ello precisam ente,
te n en su dedo mel'iique, En ello no se ve más que el dedo mel'iique, pl"'lI I','eo yo que tampoco en ese caso se puede hablar de «presexual» en sen-
se intuye en sus consecuencias la presencia del gigante, El temor (111
culpa de no poder) se libera en el sacrificio (superación del horror), y u.1
comprendemos el sentido maravilloso despl"Ovisto del en cantamiento (jlll 119. Sus do s ensayos del Jahrbuch se e ncuentran reu_nidos en un libro; Wandlungen
superándonos a «nosotros mismos», es decir, liberá ndonos de nuestra 111"11 lUId Symbole del Libido, co ntribuciones a la histor ia del desarrollo del pen samiento, Leipzi g
y Vie na, 1913 (e n la c uarta edición Symbole der¡-YQndlung). La declaración de que Jung atri-
pia represión y de nuestras p,'opias limitacion es, nos unimos a aquel SI'II h"fn a Freud .. tul cam bio de orientación que es te no había ll evado a cabo,. se refiere a afir-
lid o del que no son partícipes los casos a islados y banal es, En el sÍm lwl" III llciones tal es como: .. Siento una gran satisfacción a l comprobar que nues tro propio maes-
sexual se pone e ll o claramente de manifi esto en e l mom ento en qUI' II 11'0, al cons id e rar' e l r,'á gil material de la vida men ta l del paranoico, se ha visto obligado a
¡Judar de la utiUd a d práctica del con ce pto de libido e n su concepción actual ... Únicamente
fa lo, pequeiio, reo y de \loca apaTiencia, se revela como el progenitol' tlll 1'1 111 e l .. concep lo genérico de la libido, que se extiende por todas partes sobre lo sexual
mundo, I ,wlc nte (o sexual descriptivo), es posible la traducción, en el psicótico, de la teoría freud_ ia-
En wla observación de Sabina Spielrein' 18 sobre el por qué una tll ' 1111 de la libido,.. ( .. Al hablar ... de 'libido', inclu yo e l co ncepto genético Que amplía , co n una
IIllJlortancia considerab le, lo sex ual reciente hasta la libido original desexualizada, .. )
¡(ncia se convierte en más llevadera por el hecho de su carácter gelll" ,,1 F'reud, en su Zur Eir¡Jürung des Narzissmus llntroducción al narcismo], 1914, recha -
(1' 1 dolor se asienta so bre la diferenciación de las representaciones yoi l'/I \1 de forma radical una tal ampliación de l concep to de libido: .. Precisamente porque me
NI' ptII'adas), deja ver con claridad que la disminución no radica tanlo 1'" p"rUNZO por manlener alejado de la psicología todo lo demás, incluso el pensamiento bioló -
KI,' u, es por 10 que deseo dejar aquí bien claro que la suposi Ción de la existencia separada
HIII)('I" implicados a otros en la desgracia, sino más bien en sentirsr '"'" 111- illlpulsos yoieos e impulsos sexuales, es decil', la teoría de la libido, descansa al (Lou A. -
IId~1I10 fuera de ella, Al no ser uno mismo especialmente partícipe, .. 111" ('u'Tige en su e jemplar por 10) menos sobre bases psico lógicas que están en lo esencial
II!l O más en general, recibe un fragmento de indiferencia esquizor,'61111 n hlu l6g icamente fundamentadas. Seré lo su fici ente m ente co n sec ue nl~ como para renunciar
It "" ' In e jante supu esto si de la práctica psicoanalítica sU l'gie ra un presupuesto distinto so bre
II lcjamiento de la intimidad- y habla en su fuero interno refiriélll lll' lll ~ plll siones que resultara más útiL Pero esto no es aún el caso. Pudi era ser que la ener gía
Illá s bien a una imagen que a algo afectivo y reciente a la vez, \'''"11111 , la libid o - e n último término y en el fondo- no ru e ra más que un producto de la dife-
lI 'Ut'lll c ión de la restante energía que actúa e n e l psiquismo. Pero tal suposición no po see un
111 \' /' IN sign ifi cati vo ... .:Tales especulaciones no nos llevan a ninglUla parte; ya que no pode-
11111 " l'SJ1c ral' hasta qu e otra ciencia nos haga el obsequio decisivo sobre la doctrina de la s
lIol ... ll c lon csj tiene mayal' sen tido intentar ver qué luz puede arrojarse mediante lffia sfntes is
,11' lo/( f n6m e nos ps ico lógicos so bre aquell os e ni gmas bio lógicos rUlldamentales. Fami-
lIudP(IT II OIIOS con la pos ibilidad del error, pero no pe rmitamos que e llo nos deten ga e n la
118. La a nalista de Berlín, la doctora Sa bina Spie lrein, había publicadO en H 1111111 pHl li t~I ' U ('16 11 co nsecuente del cami no que nos abre la hipótesis escogida en primer lugar
1111110 de l, Jllhrbuch 0,912) un trabaj? sobre ..Die Destrucktion als Ursachc des \IV"'!'''t' .. ,.. 11 1111.,(. 111 oposi oiólI que exisle e nlre impu lsos yo jcos y sexual es que nos ha venid o impu esta
dl'SII'lI oOlón como origen del devernrJ. El párrafo que cita LOll Andl'cas-S llloml' St' ,'c·H.'" pi" 111 11111111818 de If\ B nClIl'os is ll'ansrcrcn c ia les (n eurosis de angustia, histeria de conversión
1111n; .. Cuund o ¿¡ menudo nos consolamos de W18 desgracia persona l co n la ¡den (h' (1IJ1111" " lIiQu'ottl s ()h~t'sl \' /I) , C'oll'lpl'obu lld o s i es utilizab le sin la aparición de contradicciones y de
1'1111111(011 SOIl desgl'aciados, como si, para nosotros, al quedar así Icgit imudo , di tUlllllllyll/1 I 11111111" '/\ 1'I 'II{'((fnll y ~ I \' S Ifllnbl é n apli ca blc a otras afecciones, como por ejemplo, la esqui-
dolol' ¡'U II In elimin ació n del azar qu e nos arectll pel'sonalmente. Lo qu e 0.('111' ,'(', y lo q'" 11 ,dll llll/1 ,- 1"I't'IHI se t'SI'UL' l'ZII {\ co ntinua c ión en ,'cfutar la con cepción de Jung, .. de que la leo-
11I1I 1I'1'ldu ('1'1 p;r nCl'fll , no es ya tUH'! cl es~ I'lwill! si n o 1111 h echo objetivo. El do lol' !lPSI'/lWW ~Il dlt 1111 ti.· IH IIl1ltfo 1'I 'I I('fl lUI IIIt1l' (' 1 jl,'ohlc mn de la dernentia pmecox (esquizofrenia) y con ello
111 IIU'¡II'l'III'I/ld6n dr lIlIll l'c pr'csr llln<'l (; ll ld ,ol l ru l fl 111' 1 yo , Co n c llo enli CIHJo 11t1l1 1 ' {'pl 'I ~H j ' III¡1I11II 1 ~ 1 11 11I"d¡J¡111 1I11,,1(llId ll JI 'II'U IIi AdlllllAs nnul'osis .. , FCl'cnczi c l'iticó e l libro de C. G. Jung sobre
1I ~ lIdll 11 111 '('Oll l'loll'IIOIII yolrH'", 1" IIlddo \' 11 ,'¡lnIIlO 1, di' 1f) 1'~, di' In Ifll,('I'It , Zt:ilschl'(ft·
Aprendiendo con Freud GiHU llgeu, m ediados de a bril u mediados d e 111;0510 de 1913

Lido estricto (por la excesiva e inconveniente insistencia de lo yoico en lo hoy más bien el peligro de que con todas nuestras sublimaciones del amor
referente a las necesidades alimentarias, etc.), pues ambos son todavía acabemos por perder el original sentido religioso que poseía la unión de
lillO, y una disputa acerca de prioridades recíprocas de impulsos más seres humanos en el acto sexual: en el cual nos fundimos con
tarde diferenciados, es totalmente superflua. Pero queda claro lo q~e ha la realidad, el sopor al que nos relega la separación sexual del yo y el
conducido a Jung a tal innovación (dejando aparte su tendencia a efectuar mundo se acredita ante nosotros corn o realidad exterior. Porque este sim-
síntesis prematuras que comparte con algunos otros), a saber, el hecho de ple milagro ha dejado de serlo para nosoU'os es por lo que estamos en con-
que se deban a ella los más bellos descubrimientos en lo referente a la diciones de captar lo sexual de forma trivial o bien sentimental (románti-
relación existente entre regresión libidinal y pensamiento arcaico; ya ca). También el hombre primitivo lo conocía y practicaba trivialmente -al
q~e al ser el pensamiento arcaico el pensamiento simbólico, la libido igual que sucedía con el impulso de comer: pero conocía también las
misma por así decirlo se le ha simbolizado en su interior y parece emer- comidas-sacrificio que compartía con el dios.
ger allí en una forma primitiva.
Si se piensa en la concepción de la libido de Freud, por mucho quc'
haya podido modificarse con el tiempo, llama poderosamente la atención BLEULER
I que toda la vida psíquica deba encontrar en ella su fundamento. En In Pensamiento autista
' fervescencia sexual es verdaderamente en lo único en que lo orgánico S('
manifiesta para nosotros de un modo especialmente psíquico: es decir, no Las objeciones de BJeuler' 2o con U'a Freud pueden verse de otra manera si
línicamente como pudiera ser la influencia de los restantes órganos segú/I las contemplamos desde un determinado punto de vísta.
Su mejor o peor estado, estimulando o definiendo en general según IUN Es cierto, por ejemplo , qu e el «principio de placer» de Freud no es
casos, sino distinguiéndose de ello en dos aspectos: primero, por la pecu suficiente para explicarla autoimposición de afectos displacenteros, pero
liaridad de la efervesce)1cia misma, que lo (orgánico) genera psíquica Ambas cosas están imbuidas de una inlposición vítal que hace que en
mente, y, en segundo lugar por su característica acción sobre el conjun l" nlgunos individuos, incluso los impulsos suicidas puedan estar al servicio
del psiquismo (por lo que frecuentemente se puede comparar con el efec' del «placer».
lo de una intoxicación) y toda su capacidad de razonamiento. Así se dabn De igual modo la voluntad de realidad es quien ocupa el lugar ori-
1J11I'a Freud una vísible encrucijada de lo físico y lo psíquico, punto a par /linario, tal como lo ve Bleuler, y no la de alucinar, como opina Freud, pe-
111' del cual no puede regresar la psicología.
Sin duda es a partir de aq uí que la más fuerte impresión libidinal .C' 120. Eugen Ble uler (1857-1939), profesor de pSiquiatría de la Universidad de Zurich
Ilo proyectado sobre la humanidad pues los acontecimientos físicos se e lí' y director del hospital cantonal de Burgholzli, había reprochado, en un escrito .Die
VH n allí a lo psíquico y lo psíquico se confirma misteriosamente tambi{'/I I'schychoanalyse .F 'reuds, Verteidigun g und kl'itische Bemerk ungen» {El Psicoanálisis de
11'I'c ud, defensa y acotacjones críticasJ , de 1911, y concre tam e nte e n Verteidigung {Defe nsaJ a
('/1 lo físico. Si se piensa que el hombre originariamente no puede habc" los adversarios de la te oria de Freud por s us e rrores y ataques a rbitrarios. Había expresado
padecido de nada tan profundamente como del abismo que se abría en ll'c' . II S «objeciones_ en una segunda obra: Krililc des Freudschefl, Theorie {Crítica de la teoría
~ I y el resto, como fruto de su toma de conciencia humana, entre su 1'11:1.11 11't.l udiana] de 191 3: ~Desll"Uye en s u ohra ulla par le tan importante del edificio de la Leo da
IlIJ icoanaUtica qu e los adversarios deben sentirse salisfechos de la ayuda que les presta
y e l mundo, del inicio de la separación entre lo interior y lo exterior; toel .. 'H\ mejante defensor_o Geschichle del' Bewcgung. El ensayo del que se trata aquí (publicado en
lo tocante a su libido aparece entonces como un oasis en el desierto co nlCl 111Jahrbuch de j912) se refie re al artículo de Freud: «Formuli c l'ung über die zwei Pl'inzipien
Iu IllbJa salvadora en el raudal de las aguas. Pues en ella por lo ~e/l(J~ dt' A !)sychisch en Geschehens» {Formul aciones acerca de los dos principios del funciona -
mi e nto psíqui co} y pone fr ente a frente «el prin cipio de placel'" y e l «pensamiento autista», Se
C'llco bmu su plena unidad lo interior y lo exterior, él y el mlUldo. Qué hrl 11'111/1 de un pensam iento que «se ca racte riza por la preponderancia de la vida interior y por
IIHIll ez debía revestir el centro mismo de esta mera satisfacción del IIrdlll", 1111/1 activa de sconexión del mundo exterior,.. En é l predomina la afectividad ...Es por ello que
('6'110 de ben haberse expandido todas las ceremonias religiosas en Im'lIC1 1\11 rxisle límite prec iso entre p ensamie nto autista y pe nsam ie nto ordinario, porque este se
IrI Al' l' tH muy fá cilme nte en la última dirección autista , es decir, afectiva,.. «El pensamiento
111/1('10 sexual, más solemnes aún que lo que nos pueda hacer intuir ('111,1 /l IIII Htn 110 es tá ún icam e nte condicionado por la libido, tambi én lo está por cualquier afecto.,.
'1 111 (' ,' consagración de amor actual de carácter individu a l, que no pOMC'C'" 111'(111<1 había expli cndo cm su e nsayo que los procesos psíquicos primarios consistían en la
111 '"lfl necesidad ni una resolución de la misma tan brutales (corno JIU MI'" Iin'lIlfl('ión de rOll lu,,1f1.'1 IlIlI y IIl lll'cn dns por e l placer. El término ..autismo» (retracción enfer-
ull :r./I) (lll' fOI'JlltlU pOI 111111111'1', 1I II KlIn l qu e e l de .. esquizofre nia,. (demelltiapraecox); tambié n
1'11 In c l1rcl'medad menW I nn 111 cual se piercle pi e sobre IIlI'Ollllclud) , 1';xIMIt. 1/1 1 1~ IJI ' I 'R I 6 11 . I' M II'"III ~,fj l plt1111lltl lu I'M ,t-¡ lI yn,
Aprendiendo con Freud GBttingen. mediudos de abril n mediados de agoslo d e '91:5

ro inicialmente no llegan a distinguirse la una de la otra, en tanto en RAINER


cuanto lo individual se siente fundido con la totalidad; por ello, está uno (Gottingen, del 9 al 21 de julio de 1913)
tan mal orientado en aquella realidad que acaba por edificarse como algo
opuesto y exterior, hasta el punto de llegar, con absoluta sinceridad, a uti- Cierto anochecer, se encontraba Rainer junto a la verja y antes de que lle-
lizar medios muy fantásticos para la consecución de fines reales, De modo gáramos a hablarnos nuestras manos se entrelazaron a través de las rejas
inverso, falta esa sinceridad al esquizofrénico y su autismo no tiende a la del jardín, iEl tiempo que permaneció aquí me colmó de alegría! No se
realidad concebida en ese sentido, trató de un reencuen tro más sino de un reencuentro con él, que se halla-
Finalmente, debe tenerse en cuenta hasta qué punto nuestra reali- ba en ocasiones alejado de sí mismo y desrealizado por un «Otro»121
dad no permanece teñida de autismos de todo tipo, sino también de que (como acostumbrábamos a llamarlo), En realidad siempre pude reencon-
ha sido erigida como realidad únicamente por un pensamiento orientado trarlo frecuentemente en sus cartas, pero así, día a día, encontrarlo como
por afectos, lo mismo que el pensamiento lógico no se ha hecho posibl(' él mismo, en cualquier estado de ánimo, a cualquier hora, inclnso en las
más que gracias a un tal aporte de atención, Del mismo modo a cómo más bajas, como él: no recuerdo nada semejante,
la realidad tan solo se convierte en «real» con ayuda de lo afectivo, tam Pero el problema sigue siendo el mismo; él no se encuenh'a mejor
bién las formaciones delirantes del esquizofrénico se fundamentan ell en su propia piel espü'itual , sino peor, Hablamos mucho al respecto, Tan
algún tipo de impresiones, Nada nace de la nada: siempre ex iste una con solo de una man era puede enteuderse el que una mejoría exija el precio
tinuidad, de encontrarse peor: precisamente el hecho de que no se sienta escindido
A la constatación de Bleuler de que el esquizoti'énico carece de feli en dos seres, que se sientan extra l os, para padecer el uno por el otro, ese
cidad en su delirio porque le falta la continuidad del éxtasis y tambiéll hecho le ll eva a sufrir por todo cuanto no se organiza y realiza adecuada-
porque la rea]jzación del deseo no comporta la felicidad, deben añadirsl' mente en su inte rior, siendo al mismo tiempo parte de sí mismo , sin cons-
dos razones más: en primer lugar, que la esquizofrenia es la consecuen lituir una personalidad escindida, Al mismo tiempo, parece histerizarse
cia de una incapacidad para afrontar la vicia y que su delirio es tan exo l' todo cuanto en él pat'ece atravesarse , salirse del camino más aún que antes,
bitante como temible es la resignación a la que se ha recurrido; y tambiéll , Al no permitir su personalidad interior la escisión de su centro, sino que a
que el esquizofrénico no ve satisfecho su objetivo en la I'ealización dI' pesar de ello, madura y crece, sucede como si no le quedaJ'a más que el
cada deseo, sino que su deseo es ser la totalidad, ser todo lo que no "1' cuerpo como medio y material con qué expresarse, Y no como antes,
llega a realizar para él más que parcialmente, al igual que ocurre COII mediante crisis o en rasgos únicos y singulares, sino más bien como totali-
nuestra necesidad de ser únicos, dad, Es más que un cuerpo en el que se presupone una enfermedad y casi
Bleuler descuida algunos de estos aspectos como consecuencia de 1111 un cuerpo que no envejece , como si la maduración de los años hubiera
cierto racionalismo solo a la búsqueda de trastornos del pensamiento; EI.I sido sustituida por un titubeo enfermizo y una incapacidad de seguir el
ocurre también cuando se refiere a la cara «intelectual» del autismo, COSII lIuténtico paso del tiempo,
que no ha sido aún suficientemente estudiada, Sitúa así el autismo entre 111 Quizá sea por ello que Rainer se queja de que antes, cuando irrum-
función de realidad primitiva y el pensamiento lógico, y solo un penNII pran momentos productivos, transcurrían con mayor soltura, incluso
IIllcnto muy desarrollado le confiere las funciones combinadas de la fanlll dominando al cuerpo, mientras que ahora, y aunque su mente no esté
Srll , que ya anteriormente había atribuido Freud al «polluelo que aluclllll' tlllnca tan sojuzgada como de costumbre, persista siempre una perturba-
l'OIl Hl cl el'ándolo como lo más primitivo, Pero lo esencial no es que la «fulI ('Ión que no acaba de desaparecer: por ello, se ha convertido en caracte-
1,1 111 de la realidad" represente una actividad «primitiva» y el alllc'iJlll1' 11 dslico de su productividad el que ésta transcurra a brotes, Su propio cuer-
Ilollu scar una actividad «posterior», sino que no podemos considerar, cll'Nl1o po ha pasado a ser el .oh'o» para él.
IIlt1'SlI'a perspectiva, «lo primitivo» más que físicamente, tan so lo ('111110
l' fl'ctO reflejo y como mero estadio previo, mienh'as que, a su mnnl'l'lI , 12 L. Ya e n s u carta de126 de febrero de 1901 , «Letzter Zuruf. [Úl Uma llamadaJ escri-
'y1I lo contiene todo, Del mismo modo a como se niega e l «lI ul ¡Rm o> 111 111 ' LOll A. -S. a Rilke: ItLo que tú y yo ll a m amos, en ti «el otro,. -ese a veces deprimido , exci-
pullu e lo, también puede afirmarse: tan solo el polluelo en e l hu ' vo MI' 1' 11 lullo (l Iras, excesivamente temeroso en ocasiones, exageradamente entusiasmado otra5 ...- . Y
fl lI lI. corta del 2 de julio de 1914, dice: «Ya sabes hasta qué punto te presionaba e n tiempos
IIUllll lrB cn el lugar hacia donde ti ende el esquizofréni co: cn 111 10lulllluII PlI lUl( lflS pal'a que l'IH'o ll oc ieras la ex is tencia de l 'Otro' ... ».
A,U'endicndo con Freud
Giittingcn, mediados de abril a mediados de agosto de 1913

Aquí reside un enorme peligro: el de una escondida hostilidad frenll' blo beduino. Beduino con el latón , la vestimenta alzada y el doble trope-
al cuerpo, una nueva introversión en la medida en que haya podido dism i- ~ón del bastón del peregrino y la llamada. El perro cabileño.
nUIr la preeXIstente por una más plena identificación espiritual consigo. En Toledo como colina entre colinas, con el río como cinta que rodea
la enorme exp~nslVldad de su absoluta dedicación a las cosas -producción su cuello. Camino de Córdoba, el río, tras sombrías riberas de molinos se
IÚ'lCa o enfer~za histeria- permanece siempre Rainer corporalmente di s- vuelve luminoso rellejando una casa azul como si hubiera recibido vaca-
tante, es deCIr, como ocupado por recuperar o sustituir así la existen cin ciones de su propio azul.
material. Ello sin embargo podría agudizarse ahora hasta constituir unn El Greco: La Asunción de la Virgen: casi como impulsada desde
especie de desesperación que tienda desde el primer momento a alcanzll l' nbajo más que suavemente izada, levantando el vuelo. La crucifixión: en
un sustituto espiritual. cier to modo hecha presente a través de la recogida al vuelo de las gotas
Hay que poder leer todo esto en su obra. Y descubrimos lo siguie n de sangre qu e ejecuta el ángel, casi distorsionándose en la horizontal por
te: cuando los ~eue Gedichte (Nuevos Poemas), y hallándose bajo la iJI IfI prisa, y por los ángeles laterales en la pintura de las manos (alas cris-
nuencIa de Rodm , confundía la actividad manual del escultor con la dr l IJadas; en las cosas más antiguas también la línea de la nariz y la línea
l.frico, y ello sucedió con fructíferos resultados para él al hacer que SI' Hl nuosa de las piernas). Toledo con el hospital extramuros, sobre una
dedIcara a los objetos y distenderlo; ahora ve en ello un método, un caml nub e y ad emás girado, no solo alejado de su lugar real (porque allí habría
no, un puente. Por el contrario, la técnica de sus últimos poemas desp u ~" I'stropeado el panorama) , la inscripción abajo, e n el plano, sujeto por el
de los MarlenJ¡ede~ [Cantos a la Virgen] quiere decir más que lo que di cl', hi lo. El Greco en la Dresdner Galerie en octubre: La curación de los cie-
no pretende ,<refleJarse» emocionalmente, pero ello sucede volviendo 111 /fos o El silencio en que transcune (secr etamente como todo milagro)
espalda a las gentes a quienes se dirige (eso es lo que significa para ~ I : ('Il!l'e los grupos en movimiento; atención de algunos , el observador.
escoger palabras ~ue no contengan una invitación) . Me parece que nll Autorretrato. Tan solo el perro lo sabía con segw·idad.
deja lugar.? un T?etodo ~n el sentido de técnica que implique expresión y El jardín de Duino: sometido al viento , convertido cada vez más en
comprenslOll; mas parece tratarse de una nueva forma de similar in tro I)resencia, y los pasos qlle resuenan sobre las losas de piedra, y los rato-
versión como en el caso (ya re ferido) de lo corporal. ,, ~s y los tordos , que se imitan mutuamente. (NB: el escill"ridizo ánimo
Las elegien [Elegías] se elevan poderosamente sobre lo anterior y .~ ,. ]ll"Oductivo se transforma con mayor facilidad en horror, como ante lo
deshacen en promesas y realizaciones. Y cuando leí las prirnerísimll" ,·aencial.)
Christusvisionen [Visiones de Cristo]122 pertenecientes al año en que nll" La caza de palomas en Duino (relatado en los Riesengebirge junto a
onoclmos en Munich, me invadió profundamente la línea de elocuendn los 5 perros). Cuando pasó el placer estético, se sustituyó a las palomas
pura y consec~e~te que, desde el principio hasta el fmal, las atraviesll, V ]l0l' perros a los que ya se conoce y quiere. Objeción de Rainer: ambos son
revela lo más mtimo del alma de Rainer. Largo rato permanecí sentUll1I posibles a la vez, el encanto y la indignación.
"'as su marcha meditando acerca de tales reacciones y fue como paSOllf Las campanas de Ch artres (silla y vértigo). - El pez dorado. - La
rn el interior de un enorme jardín para el que no h~bía llegado a lí " ,'1 l11'sta de señorita Sarah. - Marthe. - La planchette. - (Nijinski) . - Nuestra
OIoño. ,'lI n8.
Las esfinges con álito. 123 Flor de loto. Vaca. Rueda de alfarero . 1'",.

, 122. Lo que más lal~de se convirtió e n la primera y segunda Elegías y e n frllS nl t' lIl o. .1 1\ IlIurzo d e '1 911, e n Espatia de noviembre de 1912 a febr e ro de 191 3. Rueda de alfarero:

lit:
I tl

11"
111 "'Ounda época de Duma; véase a este respecto, en la correspondencia las nO ILlI:I {lj' In
111,tll1 HlIke del 1.de agoslo de 1913. Las «vis iones de Cristo .. : un poema dc l'jove n HUkt': 11..
II ( IOllu en su primera carta a Lou A.-$. que era m uy conocida enlonces por su C ll tlll~1I
~ I ': II ('IIRO del al farel'o a oriL1as de l Nilo», novena elegía. El Perro Cabileño: liC uando en
1\l lIl'u l1 l1, al su!' de Túnez, se m e aba l anzó y m e mordió un perro cabile ño», 16, 3, 1912 a Lou
\ S. l~ fI cazo de palomas en Duillo: véase la nota de Ri1ke al sone to n úmero on ce de la seg un -
dc l' Jude» [Jesús, el judíoJ .
- .I i\/II UH dI! \1111'10 de 10R Sonetos (l O/:feo. Lafiesta de Sta. Sarah: probablemente en Saintes-Maries-
123. Todos estos nombl~e~ son p untos de referencia de Lou A.-S, PUI'll los 1' ('(' 11 1' 1'1111 . .11 \ 11 M('r', (' 11 I'I'QVCJl 7.U (muyo de 1909). «Marthe es una joven parisina, una hija de l pueblo.»
11
11 (\ IUlkc le confi? durante la VISIta que esle le hizo a Gottingen (de l 9 a l 2 1 de j ulio (1 (' 1111" 11I111t1llf'lIrlll': ('n (' 1 oloil o d e 191 2, Rilke tomó parte varias veces, en Duino, en e l círculo de
't,l~ J)lI rscs que Rllk.~ ~'ememora son Argelia, Túnez, Egipto, España, e l ctlslillo ti", OUIlIIl. 111 IIdlll'f'/UI d{' Tnxls, el1 Ins ses iones de «escritura automática. m ediante una planchette.
11I1I1{!IIl , Ol'csde y Go tUnge n. Estos relatos se extie nden a lo largo de cunlr'O nflOA: (\ 11/111 11 lit Nl lh lrlk l , (' 1 foI: r'lIl1 hltil(tJ'ft, I' USO, n qu ien Rilke vio en 191t) y en 1911 en la s actuaciones d e los
10UO, "l lItC es t l1VO e n e l no rt e de Áfl'i ca cI ('Sc!I' Il lc diodos d e novlcmb r'c do 10 10 1t~ ...lI tl Illlll l• • 111111111/11 1\11 11 0 11 t' ll jllll'ÍS. NflCS/ f'{I 1'(lfI.fl: en GtlLtin gell , e n e l parqu e.
Ap rendiendo con Freud Gjj tt illge n , me diad os de a bril!l medi!ldos de a gosto de 191 3

NARCIS0 124 y contemplo mi tristeza.


¿Era ésta la imagen que ofrecía a s us ojos?
Esto: es algo que surge de mí y se expand e
en el aire y en las sensaciones del bosq uecillo, ¿Fue así como se formó en su sueüo,
abandonándome con facilidad y dejando de pertenecerme dulce temor? Casi puedo sentir la suya;
y brilla, pues no tropieza con animosidad alguna. ' pues al perderme en la mirada,
bien pudiera pensar que soy mortal.
Es algo que se eleva de mí sin cesar,
n o quiero partir, espero, aguardo; Dies also: dies geht von mi,. aus und IOst
más todas mis fronteras se apresuran, sich in der L uJl und im Gejühl der Haine,
saltan fuera y ya están allí. entweichl mi" leicht und wird nieltl mehr das Meine
und glanzt, weil es auJ leeine Feindschaft stof3t.
E incluso durante el sueño. Nada nos une lo suficien te.
Centro dado al abandono en mi débil núcleo Dies hebl sieh unaujho"lieh von mirfo,.l,
que no retiene siquiera su propio fruto. Huida , o vuelo ieh will nieht weg, ieh warte, ieh verweile;
desde cualquier punto de mi superficie. doch aUe meine Grenzen haben Eile,
siürzen hinaus und sind schon dori.
Lo que allí se constituye asemejándoseme co n certeza
tembl ando en su ascensor en llorados signos, Und selbst im Schlaf Nichls bindet uns genug
quizá desearía nacer de una muj er; Naehgiebige Milte in mú; lían voll Sehwdehe,
pero sin poder ¡fJcanzarlo, der nieht sein Fruehifleisch anhdit. F'luchl, o F'lug
von aUen Stellen meiner Obel:Jltiehe.
(Por mucho que intenté forzarlo en ella).
Abara yace en las indiferentes Was sieh dort bildet und mir sieher gleieht
y agotadas aguas, y yo puedo contemplarlo boquiabierto , und auJwdrts zitterl in verweinten Zeiehen,
largamente, baj o mi corona de rosas. das mocbte so in einer Frau vielleicht
innen entstehn; es war nicht zu erreicben,
Allí no se le ama. Allí, en el fondo ,
no hay sino pasividad de arrojadas piedras (wie ieh danach auch driingend in sie rang).
Jetzi liegt es offen in dem theilnahmslosen
zerstreuten Wasser, und ieh darf es lang
124. Poema de Rilke: publi ca do por p rimera vez por Lou A. -S. - com o co men lllrln .. ansiaunen unter meinem Kranz von Rosen.
su ensayo .. N~rzissmus al s Doppelrichtung.. (1.921), omiti endo la cuarta eslro ra, e l 1' 1'11111'
~e rso de la <!-umta estrofa, así COfll? e l cuar~o verso de la sex ta y la sép tima (y últimll) 1'/1111 u
In. No ta al pie del tex to: «(de Narzlss, de Ramer Maria RiJke. Manuscrito) ... Este po 11111 lI~tt /)orl isl es nieht geliebt. Dort unten drin
''o ni final de la primera parte de este ensayo en cuatro partes. Decía: isi nichls als Gleichmuth übersiürzter Steine,
.. El padrino de esta expresión, Narciso, el hér oe del espejo, de be te ne r lo <:O Ilt'lt\11I1 ((,1/." ieh kann sehen, wie ieh traurig bino
1111 poc~ ca rgada, s i solo exterioriza el erotis mo satisfecho por el yo. Pero no ol vid (\ III "" 1111
l'I NarcIso de lB: leye nda no se encuentra ante un espejo ar lificial, sino ante el CR II ('!O li t 1 /Var clies das Bild in ihrem Augenseheine?
nut~raleza: ¿qwzá~, al no v~rse en el agua únicamente a sí mis mo , s in o C0l110 IIn j()jlu ,.
hubi era permanecldo.y hub!cra huido? ¿Acaso, desde Siempre, haya e n 111 cXP I'e¡;¡J(11t dt u 11(1) es sic/¡ so in ihrem Traum herbei
~1I 1:a~ adem ás d e apaSIOn amIento, la tristeza? De igual modo qu e umbn s COIill o!! 101 (' '1111111 1111 tII sii.f!cr 1<'",rcl!l? fi'astjW,1 ieh schon die ihre;
I C h c~dad y dolor, lo que se ?p~rLe de sí, Jo que se vuelca sobJ'e sr mi smo, Jo duclo y Jll'uplll 1111,
tIlu clón: ello corresponderla unicamente all'etl'ato del poela ... ¡(('//II 1/JIt' ieh m,ieh an meinen BUcle verliere,
El poe ma rue escrito en París en abril de 1913. Ir'/¡ k/illn /I' ¡(IUlken; daf3 ieh tiJdlich sei.
Aprendiendo con Freud GOttingen, med iados de abr il a medJados de agosto de 19 1:5

Lou Andreas-Salomé a Alfred Adler 125 hnndimos en las profundidades del alma humana recoja aquello que nos
permita nuevos conocimientos sobre ella.
Giittingen, 12 de agosto de 1913 Para usted , lo más importante no es englobar el todo en una fór-
mula única (como pulsión de poder, «protesta masculina») sino su funda-
Hace ya tiempo que deseaba escribir, a fin de formular, aunq ue no fuera mentación gracias a un sentimiento de inferioridad y su edificación sobre
más que someramente, aquello que concibo de forma distinta a como lo lo orgánico. Su primera obra, que trata de esta noción desde el punto de
hacía en el verano pasado, cuando le escribí por primera vez. vista fisiológico, fue de gran importancia para mí y usted ya sabe como
¿Recuerda usted que yo había mencionado entonces que a pesar de aumentó mi interés a raíz de la segunda, que leí justamente en una época
Wla cierta divergencia teórica (que yo consideraba más importante de lo en que me encontraba trabajando en un estudio sobre la formación de la
que era en realidad), coincidía mucho con Freud sin que ello me moles- ficción religiosa y que quedaba así tan sólidamente confirmada,
tara? Ahora me parece que esto es algo qu e caracteriza la situación; todo No obstante , desde un punto de vista psicoanalítico, no me siento
es ta discusión teórica en torno a Freud me parece, de algún modo, pro- capaz de familiarizarme con ese sentimiento de inferioridad nacido de
ducto de un malentendido que no podrá ser nun ca aclarado por una nueva lo orgánico y ello se justifica filosóficamente, Lo orgánico por sí mismo no
contraposición de teorías. explica ni condiciona lo psíquico a nuestros ojos, sino que únicamente lo
Con toda segw'idad, mi interés ha estado siempre cenU'ado en esla pone de algún modo de manifiesto (ya la inversa), y por muy verificable
dirección y sin duda estos asuntos fueron importantes para mí a causa de l que pareciera la exposición, en mi opinión nada de lo que ocurra en el
problema que planteaba su inserción filosófica. Pero quizá sea esto lo más psiquismo podría ser reconocido o considerado como su producto, y lo
h ermoso de cuanto aprendí con Freud: la incesante alegría, renovada y mismo en el caso contrario. Poder mantener este misterio, esta sombra,
profunda a la vez, suscitada por el hecho mismo de sus prop.ios descubri esta X, forma parte del derecho que asiste a la psicología en la selección
mientos, alegría que siempre nos acompaña y abre nuevos comienzos. EII de sus métodos y medios; más allá de lo que pudiera decirse desde un
efecto, en su caso no sI! u'ata nunca de coleccionar, gracias a sublim('s I)Unto de vista epistemológico, prosigue su propio recorrido al igual que lo
investigaciones, detalles «materiales» que solo podrían verse dignificadoM Ir acen las ciencias de la naturaleza sin aceptal' ingerencias extrañas.
por una discusion filosófica. Lo que sacó a la luz del día no resultaron S.'I' Pero si no existe una prioridad de lo psíquico ni de lo somático, no
piedras o iNstrumentos antiguos, sino algo en lo que nosotros mismos n OM puedo comprender cómo el psiquismo - considerado como nuevo produc-
vemos implicados, y de ahí la importancia de unas intuiciones cuya pre 10 de una carencia, que se mantiene gracias a ficciones y argucias- puede
senda sentimos de inmediato y que no por ello son menos valiosas desd., Rer presentado bajo un prisma tan negativo. Ciertamente que existen
e l punto de vista filosófico; algo similar a lo que supone para el niño In ,"nbiciones de poder basadas en la impotencia, pero simplemente porque
experiencia cuando aprende a decir «¡yo!. por prim era vez. bajo el nombre de «pulsión de poder», o como queramos llamarlo por el
Suponiendo que sometiéramos los descubrimientos de Freud a Ulln IIlomento, entendemos un sinónimo de vida, que pugna por imponerse por
fórmula general y que intentáramos resumirlos en una nneva síntesis abs doquier y por todos los medios como constituyendo por sí mismo lo eterno.
I"tlcta, no conseguiríamos avances definitivos ni transformaciones est'lI Poro que esta vida no se pierda en imágenes de sí misma en constante cam-
<'In I 's. Sería como si en el curso de investigaciones sobre el altruisl ll " , hl o, en ficciones o en símbolos, y que ella misma tenga que convertirse, por
lIo/lbM'amos por ponernos de acuerdo, y con razón, en que el altruismo " " I1l1adidura, en un simple reflejo etéreo, en un vacío, en la negación de una
" H lil As que egoísmo; ¡ciertamente!, pero no obstante, si queremos )11''' I! \lgación, es algo que no me parece en absoluto evidente.
IU'IIIl z81' en el problema debemos de inmediato subdividir, analizar, dls Ya durante la primera velada que pasé en su casa le hice una obj e-
ilII /( IIII' a fin de conseguir, y aún a pesar de esta reducción, que la red (Jl I!' "16n, mientras tomábamos el té, al rogarle en broma, que considerara más
IlUsitivamente lo _femenino>; y todavia hoy el «medio femenino» sigue
125. El motivo apare nte de esta carta fue e l Congreso de l lB n119 de se pll CllIhl't" 1'11 "h' ndo para mí, a 1) 8A I' ele sus contraargumentos de entonces, aquello que
Vh1 u¡" de Jos partidarios de la . Psi cología individua),.; Lou A.-S . desea bu lOmnr ¡HU'H' .'11 I II,,, re L,'a sus gU l'l'lI H(110 Ho lo fi licias y aterciopeladas patas, sino verdade-
I'HIII O oyente. Adler le envió una invitación junto con la respuesta. Lou A. -S. 111:7,0 11('foIl\! .. I'IIM /0111 1'1'1\8 (I ' i S I'r'II~IHIIr R Ih, ,'s,' 1I10do) en la «garantía secundaria» como su
11"'tl l1d una copia de su ca rta y no tomó parte en e l Congreso. EsllJ CUI'tll nglll'u l'f'III'/Hllldllll
1' 11 ti !! lIloyOl' parte en l as nolas nI I~ebensrückbliclr.. III'HII ))lIl slolllIl. y d" "HI, ' ¡II".ln v'I!\lvo al punto de partida: el «Inc» de
Aprendiendo con Freud GüUillbCIl, mcdiildos de ilbl·i111 mediados de agosto de 191 :3

Freud y el por qué de sus excavaciones en este terreno (en especial la el,' ciones de explicar tal tendencia de la libido a la expansión si acepto la
los fenómenos que yo considero como positivos) me resultan más imPOI' existencia de impulsos expansivos en su interior.
tantes que cualquier especulación por encima del mismo, Ello significaría un error de reflexión de la escuela freudiana si no
ruera porque es una inclusión ulterior a fin de evitar mis concepciones.
Pero por ello mismo ha dejado de ser algo de alguna manera relacionado
Alfred Adler a Lou Andreas-Salomé con la cientificidad.
Su segunda objeción es respecto al «salto» de lo físico a lo psíquico.
Viena, 16 de agosto de 191' Confieso estar secretamente convencido de haberlo resuelto parcialmen-
le. Desgraciadamente los demás no se han dado cuenta todavía. La capa-
No crea que una actitud crítica puede hacerme perder el equilibrio. ).u cidad vital de una criatura inferior se denomina psiquismo. Y contiene en
que yo le reprocharía es, ante todo, su imprudencia. su interior pulsiones agresivas, tendencias expansivas y una orientación
Mi posición frente a la escuela freudiana no ha tenido, por desgl'u hacia lo que se hall a culturalmente más valorizado, hacia el hombre.
cia, nada que ver con sus argumentos cientíllcos. No veo en ella , y COII nas palabras acerca de los «descubrimientos» y de las «excavaciones» de
migo todos mis amigos, más que una vana agitación comercial y andrajo lereud. Todos mis pacientes hacen descubrimientos análogos. Esto no es
de gente ilustrada, del tipo a que hace referencia Mach en el Análisis. I UII nada despectivo. Nos descubre únicamente los «artificios». Freud ha toma-
¿Cómo es que esta escuela intenta consid erar nuestras concepclu rlo el suyo como real. Esto es lo decisivo. Y ahora no tiene más remedio
nes como un bien común,'27 en tanto que nosotros hacemos resaltar slll qlle ideal' nuevos trucos para tapar sus dellciencias . Una pregunta: ¿cr('e'
cesar la inexactitud de sus opiniones? Pero es posible que usted -por I'NU Jlsted que si nosotros clispusiéramos de revistas llevaríamos tan lejos y
la llamo imprudente- no se haya percatado de ello. (lün tanto empuje la táctica del silencio, la identificación y otras? iPlWtl.,
Para mí, todo esto prueba que la escuela de Freud no cree el1 ~ JI . que mis concepciones sean equivocadas! ¿Pero justillca ello que JU(' Sl'lI
propias tesis y que tañ solo pretende salvar las inversiones realizadas. IIsted robada?
Su comparación con el altruismo y el egoísmo cojea. Ya he expuI'N
to con suficiente claridad que toda persona nerviosa posee la sufici('lIl,
sexualidad y el grado de libido necesaria para poner a salvo su 8(' 1111
miento personal. Lo mismo es aplicable a su forma de expresión oral. l' 1
becho de que ambas, libido y palabras, se proyecten fuera de la pel'sOJlII
es nn problema que no nos atañe ahora. Así como tampoco el hecho ,1
que provengan del material disponible, producto de lo físico. Pero 111 l••
una ni la otra son natura naturans,128 sino artificios corporales que pJJ ~
nan por expandirse. Así pnedo explicar las transformaciones de la Ilhlllu
o incluso su significación teleológica. Sin embargo, solo estoy en oO Jl!l1

126. Según el físico y teóri co Ernst Mach, en su libro Die Analyse der Em!~f1f1r1II/1/,u¡
111/(1 (ltl S Verhdltnis des Physischen zum Psychischen [El análisis de las sensaciones y 111 .. 111
" Idl! dc lo físico con 10 psíquico], 6. a edición, 1911. En el último capítulo de su libl'o polI lul
V,j ~('011 sus críticos en un tono muy moderado.
127. En todas las ocasiones en que Freud tuvo que hablar de las co nC(' p{\IOU1 '. ,1
¡\/tllq', Yi,l fuera para utilizarlas, o bien para rebatirlas, indicó eserupulosamenlr I'I n III 1~1 It
(111 1 mismo modo que lo hizo anles de la separación). Otros autor·es, seg(1Il lo ¡k'IIUI I' ulll
1

VII' " lIun dndo esto por supuesto, En su ensayo «'Anal' und 'Sexual' .. LO ll A, -S. CXpll /'l O, ~HIII ~ I
1!lI1 M, sus puntos de vista acerca de la teoría de Adler (así co mo sob re la de JIIHfl:) y 1l '~ 1 11I1I
IIIÓ nar, implfcitamente, a la carta de AdJer·,
128. En I'elación co n e l conceplo de la natura nalUrn.UI (111 11111111'111 "1,11 1'I'¡' IIIIt .. "
IIH 'Olldld/) lllldfl , y la cl'e /Hln , f'O IlIIl('lo UIlfI Il) , cspccilll'ln cnte en 5plno1.lI.
4 Munich
del 17 al20 de agosto de 1923

CON GEBSATTEL
Arte y vida (Sobre Rllke)

Antes de mi viaje a Viena, en casa de Gebsattel. Con él sobre Rainer: par-


tiendo de la descripción de Rainer sobre (Nijinski), que ha constituido en
él como una obra de arte -quizá no haya sido fijada por escrito para
poderla revivir (verbalmente)-, pues acaso, únicamente de esta última
forma, permanezca vivo el impulso que contiene (o quizá porque: su can-
sancio habitual deba impulsarse con la presencia humana, y sea por ello
que se destaque tanto en la conversación donde realmente se muestra
productivo entregándose hasta el agotamiento). Sería muy interesante
saber si en estos casos su deseo de evitar la fijación del arte se constituye
en confesión de su voluntad incurable de mantenerse al margen de la
vida; por lo menos del arte romántico frente al clásico -su forma más
impura y nostálgica de vitalidad.
A causa de esta marginación, el trabajo de creación no es nunca lo
decisivo en última instancia: podría pensarse que en este sentido un
abandono de la productividad pudiera poseer un carácter fructífero al
hacer resurgir otra más profundamente oculta como signo de perfección.
Por el bien de Ranier quisiera que esta idea se convirtiera en un fruto
maduro y alcanzable que llegara a estar un día entre sus manos. (En últi-
mo término se trata del problema de la conformación, que supone a la
vez marginarse e infundir vida.) El que todo arte surja de la manifestación
el un complejo reprimido se corresponde con la marginación vital de sus
co rActerísticas perfecciones. Diluye tales complejos en «acción social» al
('m nllnicarlos mediante formas conscientes.
/lll l"cndlcndo con fo'reud

Pero del mismo modo a como los complejos no se hacen así cons-
cientes para él, el placer estético se produce al margen de una excitación
IlUlsional que, de otro modo, se movilizaría en la práctica contra un con-
tenido semejante: ambos permanecen «al margen", tanto la formación
como el producto.
Ésta es tambi én la razón por la cual, cuando un fragmento cua l-
quiera de realidad rortuita se aleja de nosotros, cuando se ve «enmarCa
do» (como si por ejemplo lo miráramos a través de una ventana o en UII
espe jo), nos parece inmediatamente como si pudiéramos alcanzar a COI11
prenderlo plenamente gracias a una contemplación creciente y no porqw'
5 Viena
de121 de agosto alS de septiembre de 1915

conectem os el «contenido" con la realidad restante que lo rodea.

SOBRE FREUD

Una parte de la aClitud crítica de Gebsattel frente a Freud proviene ti.' ACERCA DEL NARCISISMO
cuestiones personales: del concep lo que é l ti ene de la personalidad, qu" (Viena, hacia finales de agosto ele 1913)
dio precisamente con estos hallazgos (y como tal interpretación de lo"
mismos). A mi me ha sucedido precisamente todo lo contrario: por ejelll Extraordinariamente hermosa la llegada a Viena, el trayecto hasta casa
plo, cuando leí la 7}'alJmdentung [Interpre tación de los sueños] y COIII con Tausk , la vieja habitación número 28 con sus fragantes llores junto a
prendí129 claramente las co ncesion es que Freud tuvo que hacer, con n 'K la ventana; incluso el personal, tan acogedor. Algo indecible sucede con
pecto al material de que disponía en ton ces, frente a tantos adversario. esta ciudad calurosa y vacía de gentes. (Todos los días dedicados rígida-
que se mofaban de él: sentí respeto por el sencillo heroísmo de su vida. 1':. mente al trabajo .)
cierto qne el heroísmo y lo «exces ivamente humano" se hallan muy P"u . Durante nu estros trabajos sobre el narcisismo,uD dos observaciones
xion os, especialmente para el psicoanalista, pero incluso cnando se qllll' de Tausk: «Aunque las determinaciones psicológicas no sean nunca sufi-
I"C prescindir de una apreciación puramente científica, libre de Cao'~1I Cientes, por lo menos demasiado pocas, ello se debe más a que son mu-
IIrectiva, de los hallazgos, pienso que está más justificado el respeto ¡¡II.
la crítica personal. Frente a un ser que , por una u otra razón, nos pa l'I'I"
130. En e l ya citado ensayo .. 'Anal' und 'Sexual',., y a propós ito de la discusión co n
estar revestido de una cierta gl'andeza, nos llama más a la emoción q '" ' 11 Jung y AdJer, Lou A.-S. habia expuesto e l co ncepto de narcis ismo en Freud: .. Los LirnHes Qu e
In rrialdad el que quizás haya alcanzado a engrandecerse precisaml'"" (los investigacion es de Freud) deben alcanzar, pero no re ba sar sino conservar, han s id o
u expensas de sus propias debilidades. ,' xpuestos de tal manera por Freud qu e no dejan lugar a nin gtm malentendido so bre su con-
t'('plo de narcisismo, e laborado por él de forma tan admirabl e en esto s últimos aí'ios, y, que
yo sepa, no ha sido todavía discutido ni por Adler ni por Jung. Si, en un principio, nar cisis -
1110, término qu e }l'reud tomó presta do de ]-Iavelock ElIis, s ignifi ca ba auto-croLismo y no
mll l'escntaba e n Fl'eud más que una eLapa construida de rorma más exacta e insertada en la
IlIto'eha ha cia la sexualidad genital, má s tarde, fue también importante en otro senLid o: co mo
111('lI1 enlo que permanece a través de todas la s etapas de la evo luci ón individual. El narcisis-
t29. C uando la lectura de l libro de Freud Die Tmumdeutung, 1900, cuyo mRIl'1'I1I1 11I1I IIIIJ, considerado 'no como una perversión , sino como el complemen to libidinal de l ego ísmo ,
\'l'ldn e n g ran parte de l propio Freud y de su c(rcu lo: ..So)o me ca bía la opción ('n ll'(' ull /ll I'~ u ¡jl \ 111 pulsi6n de auto-conservación ', con Li ene 'la representación de una inversión libidinal
pl1l8 suelias y lo s de mi s ... pa c ientes. La utilización de este último mal e l'iul 111<' 1'1'/'111111111 .. ,"' I ~ lnfll'ia del yo, co n una parte que será transmitida posteriormente a los objetos , pero , que
lI"ulllbidn por la inclusión en los procesos oníricos de la co mpli cación no nIWI('('1I111 di 1.. j' lI lH'in cipio pel'manece.,,'. Para mi, permanece también ... la fijación de los límites de l
11I~tll' l'II('J¡ , de caracteres ne uróticos. Con la exposición de mi s propios $ 11 ,nos I'{'/H lllldlll 1111 111 111 po PSiCOfl l1 ll lfli co, dada por Freud , campo que debe procurar no caer en lo biológico ni
vllll bll' qUf' ahriera a la mirada de lo s de más las intimidud es de mi vldu pllh pllc'(' 111 /1,. 111 h pOI' !lII'n p/u'le en In especulación filo sófica. La diferencia estriba quizá, para mí, en qu e no
!l1I\' th'scnbu y a lo qu e es ll'Í olJlip;/ldH 1111 nulol' que no es po ela sino itlV('SII¡:';IIIIIH' ti" 111 11/llu 11111 111111 plt'd l'll co nmemorativa, fría y muerta, sino que se ha convertido, para mi vida íntima ,
l ' IIIt'~II . ¡¡;no <:on5li lll f/l algo P¡ 'IIIIItCl 11''''0 111I'vllnhle... ~ . Inll'odu('dó ll . "11 1111 ~ r'ho l dt)1 qu e rccojo los frutos e n mi pl'opio jal'din»,
Aprendie lldo con Fre ud Vi ena , del 2 1 de agoSlo al5 de septiembre de 1915

chas las que actúan, no a la diversidad de sus orígenes: ello es la causa de VIKTOR TAUSK
que el resto resulte opaco>.
«Hay que diferenciar de aquel narcisismo los mecanismos intelec- Tausk y yo discutimos acerca de la equiparación de alfabetos: él decía que
tuales que lo hacen posible.» si alguien quería volverle a enseñar las letras en un orden nuevo y distin-
A mí me parece importante insistir en que el límite del narcisismo to (al igual que parecen ordenadas de 011'0 modo cuando aprendemos por
(narcisismo entendido conforme a la definición de Freud como un con- primera vez el alfabeto y la lectura de palabras separadas), se sometería
cepto fronterizo) toca prácticamente en el análisis tanto lo infantil de la a la experiencia. Pero algo así no es posible. Y olvida que tal comparación
ausencia de objeto como la vanidad de la libido que se orienta nueva- solo es válida para las formulaciones lógicas: para lo formulable de este
mente hacia sí misma tomada como objeto; pero además, el narcisismo se modo no surge ningún nuevo sentido de las letras y ello evidencia que no
extiende paralelamente a todas las capas de nuestra existencia, aún per- son más que un medio para la expresión de un significado que tan solo
maneciendo independiente de ellas. Dicho de otro modo: no se trata de puede ser interpretado partiendo de ellas, al igual que ocurre con lo for-
una simple inmadurez vital que debe ser superada, sino también de algo mulable lógicamente. La deformación de las letras y del significado es
renovador, que nos acompaña a lo largo de toda nuestra existencia. Es superada por el hombre que acomete su interpretación al igual que ocu-
decir, no es simplemente la frontera que no es posible sobrepasar rre con el dato empírico-lógico aislado y su interpretación dentro del con-
mediante el análisis, sino también aquella en que la fu sión creadora del junto de lo humano. Del mismo modo que todo lo que está lógicamente
yo y de la libido van más allá de lo personal, y por ello, precisamente por orientado solo puede ser realizado gracias a un grado de afecto, que fija
esta positiva razón, no puede ser empíricamente descompuesta ni orde- fuertemente la atención, así y de forma general, todas las experiencias
nada desde un punto de vista lógico. humanas no solo adivinan subjetivamente los enigmas subyacentes a las
Ello me parece también insuficientemente explicitado en la defini- cosas, sino que constituyen también los úJÚcos posibles intermediarios
ción que Tausk da de.la libido, de la cual una parte (según palabras de objetivos entre lo aisladamente anallzabl e y el significado global. No solo
Freud), permaneciendo con el yo,151 extendería sus tentáculos hacia los constituye un material para la investigación psicoanalítica sino la unión
objetos pero podría siempre retraerlos de nuevo hacia sí mismo. A pesar real con el universo: el cordón umbilical por medio del cual nos conecta-
de que Tausk pretende que su explicación interpretaría incluso la crea- mos con el todo; en cierto modo la parte más objetiva dentro de lo más
ción artística, etc. , no por ello deja de limitarse al narcisismo en el senti- personal y el único hecho objetivo que ha construido a su alrededor, no
do de un estadio del desarrollo y de hecho a un estadio que ya habría a partir de lo secundario, sino mundo objetal hecho a partir de sí
alcanzado un objeto, pero que no cesa de elegirse a sí mismo. (Esto es mismo.
particularmente cierto, creo yo, en la pubertad, cuando la libido centrali- En el psicoanálisis, el pensamiento se dirige claramente y con
zada, puesta nuevamente en su sitio, alcanza de algún modo para prove~r, simultaneidad hacia dos objetivos distintos: por una parte, al solucionar
no solo a la pulsión sexual sino también a la pulsión del yo y unirlas aSI a las formaciones patológicas, permite que aDore a la consciencia lo que
ambas en una fuerza narcisista creadora, tanto en lo espiritual como en lo había quedado relegado al inconsciente, y se apoya para lograrlo en las
genital, a través del estímulo de sus fantasías.) Pero el auténtico narcisis- leyes de la evolución: por otra parte, al constituir un acceso a la psicolo-
mo, aquel que se halla en la base de todos los actos profundos de nuestra gía normal profunda, nos revela aquellos estados inconscientes que for-
vida, consiste, casi a la inversa, en la identificación «auto» olvidada con man el segundo plano permanente de nuestro propio yo consciente y se
inclusión de todo cuanto es, y justamente por ello, en un renacimiento del o"ienta así hacia las leyes que rigen la existencia. En este segundo caso,
yo: algo opuesto en consecuencia a la autocontemplación y la autosatis- donde pueden radicar precisamente su s efectos y descubrimientos más
fa cción. maravillosos, debe hacerse gala de prudencia a fin de evitar que el análi-
sis práctico pueda quedar olvidado tras las síntesis teóricas. Pero esta pru-
"151. «Imaginamos de este modo una originaria posesión libidin al del yo , desde la c ual dencia puede convertirse también en algo exagerado.
cA POSlCriOl'mente consignada a los objetos, pero que, en el fondo, nunca deja de I)Cl'tene- El pensamiento psicoanalítico puede representar un obstáculo para
('(\I'lr y qu e s e comporta en las investiciones de objeto como el cuerpo de un se r l)fOLOplas- 1'1 pe nsa miento sintético, en lugar de ayudar a clarificarlo, si no se deja
IIIl1lleo con los pseudópodos que emite.» Eiriführung des Narzissmus flnll'od ucclón del 11 01'01-
lilti nlol ·
"p[losor locl a la conexión filosófica al respecto (tal como corresponde y
Al'rendiendo COIl ~reud Vi e na , de1 2 1 de ugos to al5 de septIembre de 19 13

está justificado hacerlo) y se le encierra con los mismos medios psicoana- luego, en los días siguientes, más atormentado que nunca: la fuerte resis-
líticos que ayudaron a liberarlo. El método del pensantiento psicoanalíti- tencia que había iJnpedido tal reconocimiento pugnaba por hallar salida a
co contiene en el seno de la psicología sus propias posibilidades de refle- toda costa. Si no hubiera este aspecto patológico, qué hermosa sería en él
xión, y por mucho que pueda encontrar en lo biológico y lo fís ico una esta asociación de «sentimiento materna]." es decir, de ternura y ardiente
mayor exactitud de carácter unilateral y unívoca, debe a(lmitir, en contra- comprensión nacida de la inversión, y de esta gran fuerza que nos podría
partida, otros camÜlOS abiertos en la dirección opuesta: la filosófica. El parecer tan a menudo ingenua y profundamente sana: qué extraordina-
mayor peligro, sin embargo, queda reservado a aquellos psicoanalistas riamente hermoso sería. Cuando se comporta así surgen aquellos gestos
que precisan de su método de forma práctica: so lo así puedo comprender tan especiales que le son tan característicos y que hacen que se intuya en él
que Tausk, una mente filosófica por excelencia, se la haya, por así decir- algo que no existe en realidad (quizás algo entre «era» y «será», quizá tam-
lo, amputado en lugar de utilizarla aunqu e solo fueJ"a en días festivos. bién nada esencial). Además perviven en é·1 aquellos contrastes no conci-
Cuando piensa sintéticamente, se «autoexamina» ipsofacto con mala con- liados que constituyen lo que Freud denomina en él «el animal de presa» (y
ciencia, ya que, en el fondo, tan solo piensa su propio análisis práctico y que es lo que más le ayuda, al menos para ol"i entarse en la existencia prác-
por ello no lo hace nunca sintéticamente; Ilero también por ello su actitud tica) , y una sensibilidad dolol"Osa rayana en la autod.isolución.
hacia el psicoanálisis es a la vez tan acrítica como (pOI' resistencia) exa- Es tan doloroso asistil· a todo esto que llllO vuelve la cabeza y quisie-
geradamente crítica: culpalldo entonces a Freud de todo ello. La relación ra alejarse. Él se equivoca con respecto a mí, fantasea. A fin de cuentas, no
de Tausk con Freud se me presenta así con todo su dramatismo: com- podría existü' una relación útil: no puede existü' cuando toda realidad se
prendo que recaerá constantemente en los mismos problemas y en idén- halla rodeada de primitivas reminiscencias que no han alcanzado su «abre-
ticos intentos por solucionarlos que aquell os que Freud investiga -esto no acc.ión». Ello es causa de que las resonancias no posean un timbre clal"O, y
es casual, s in o "esultado del poderoso deseo «de-converti"se-en-su-hijo» y de que de alguna manera sean ahogadas po ,' un zumbido interior.
«de-odiar-por-ello-al-J.lild ,·e». Como po,· transmisión del pensamiento, se Ya desde un principio sentía en Taus]¡ este combate, y es lo que me
ocupará siempre de las mismas cosas que Freud, sin da,' nunca el paso emocionaba más profundamente: e l combate de la criatura humana.
que, al dist.anciarlo, le conferiría s Lll1 ciente espacio. Aunque ello parezca Hermano animal, tú.
descansar en la relación que mantienen, es algo que en última instancia
"adica en su intehor.
Es evidente que los problemas circunstanciales del doctorado y los
conOictos domésticos le dejan sin tiempo para leer lo necesario y pOI'
tanto orientarse sobre las publicaciones relacionadas con sus problemas:
y, sin embargo, me doy cuenta ahora, tras haber trabajado con él, de que
del"ás de todo se oculta también un segundo plano de carácter personal ;
lo que desea, ciega y sordamente, es «ante-todo-no-forzarse-a-sí-mism o-
ll -expJjcarse», ya que suti'e terriblemente bajo el peso de su yo . Quizá talll
hll'n lo siguiente : una cierta laguna en lo creativo es rellenada por una
Idelltificación con el otro (<<sintiéndose hijo») que engendra constante
II ... nte la sensación de que el puesto ya está ocupado.
Resulta interesante y curioso constatar que alguien puede penetrnl",
"" todos y cada uno de los análisis que realiza (todos constituye n para (0 1
"" desplazamiento del suyo propio, y su añoranza para con ellos no "M
"'~ S que nostalgia por hacerse analizar) hasta los aspectos más Ilrof"ulldllM
y, 110 obstante, pasar de largo ante ellos y no aprecia,' lo que le es más I),-{'
xlmo cuando lo halla en su camino. Cuando le hablé dc lA «llIall'l"Ilirl'II¡ .
11111' ('xiste en su interior', se sintió por un mom ento eOlllO ¡ilH"l"IIdo, .y
6 Munich
del 6 de septiembre al 3 de octubre
de 1913 (con Rilke)

CONGRESO
(Municb, 7/ 8 de septiembre de 1913)

Recién ll egada de Viena el 6 de septiembre e instalada en el Bayerischen


Rof, anles de alojarme -con Rainer- en casa de Gebsattel,152 encuentro
con Freud. Por la tarde con él, Abraham, etc., en el vestíbulo.
En el Congreso,133 los de Zurich se sentaron en una mesa aparte,

132. Véase nota 60.


133. El Congreso de Munich, e l cuarto congreso psicoanalítico, tuvo lugar el 7 y 8 de
se ptie mbre de 1913. (Asistieron 87 personas, mi e mbros e invitados.) Al haber sido elegido C.
C. Jung presidente del Congreso de Weimar dos años antes, dirigió él mismo la discusión.
F're ud declaró por aquel entonces que «no reconocía las innovaciones de los suizos como una
co ntinuación y un desarrollo legítimo del psicoanálisis». A pesar de ello, Jung fue reelegido
preside nte (con treinta de cincuenta y dos votos) por un período de dos años. No obstante,
fu e en Munich donde apareció la señal de ruptura, En el m es de abril de 1914, C. G. Jung se
l'cLiró de la Asociación Internacional. En 1m artículo publicado en un periódico en 1929: «Del'
Gege nsatz Freud und Jung» [La oposición entre Freud y Jung], C. G. Jung señaló: «Lo que
Pl'c ud afirma del papel de la sexualidad, del placer infantil y de su conflicto con el 'principio
de realidad', del incesto, etc., es ante todo pura expresión de su psicología personal.
Constitu ye un a lograda expresión de adquisiciones subjetivas». Seelenprobleme der
Gegenwar !'Problemas espirituales del presente] , 193 1. Sería quizá oportuno reproducir aquí
In torn a de posesión de C. G. Jung respecto a la teoría de Freud en el Zentraiblatt für
Psycholherapie, vol. 7 (1954), en su artículo introductorio: «Zur gegenwdrtigen Lage del'
,ts ychol.h el'8 pi e» (La situación actual de la psicoterapia): «El inconsciente ario posee un
¡IOle nciol m{ls eleva do que el judío; es la ventaja y la desventaja de una juventud no despro-
vl!HU loduvfn de toda bru'barie, Según mi modo de ver, ha constituido un gran error de la psi-
(\ol ogln médi ca el hab er aplica do indiscriminadamente hasta ahora categorías judías, que ni
I'Ilfllllcru so n aplicables a todos los judíos, a cristianos, germanos o eslavos. De este modo,
hit l'xptkndo el p r'ec illdo secr eto del germano, su alm a creadora, intuitiva, considerándola
1111 ¡(Hln ?nl hflrllll O ¡ufanlil, en tanto que mi voz profética era sospechosa, durante d ece nio~,
" I>rc ndiendo con Freml Munlc h, de l 6 de sep tie mbre al 3 de octubre de 19 13 (COJl I\lIke)

rrente a la de Fre ud, Podemos resumir en pocas palabras lo que caracteri- yo hasta el tren , lo cual me impidió asistir a la conferencia de Bjerre' 36
ZIl su comportami ento con J'especto a Frelld: no es qu e JlIllg diverja de él, (aún sin sa berlo), (Curiosamente escogió aquel breve caso de HelsingfoJ's
s ino que parece como si precisamente esta divergencia fue ra necesaria que no soll'os habíamos enfocado de muy distinto modo, Sin embargo,
pura salvar a Frelld y a su causa, Al r eaccionar Freud en contra, se invierte obtuvo aquí el apoyo de los de Zurich para sus consideraciones,) Geb-
l' l juego de tal modo que se le acusa de carecer de la más mínima toleran- saltel aún pudo oír la conferencia, Se pa sea ba, neutral, entre los partidos
cin científica, de dogmatismo, etc, Una simple ojeada nos hace comprender del Congreso: el cigarrillo que tenía en los labios parecía cOIlstituir un
'utíl de los dos es más dogmático, cuál está más sed iento de poder, Lo que voluntario obstáculo para evitarse comentarios o echarse a reír, Vino a
ha e dos años era en Jung risa franca y pl'Oclucía una impresión de vitali- sentarse de todos modos en el rincón de Freud porque yo había llevado
d/ld desbordante y de sana alegría, no llalla ahora, en su gravedad, más que a llí a Ra'iner, Había pensado en el encuentro 156 de Rainer y Freud con gran
"flr sividad, orgullo y br utalidad espiritual. Nun ca me he sentido tan cerca alegría, se agradaron mutuamente y permanecieron juntos, por la tard e y
el .. Ic,'eud como en aquellos instantes, y no solo por la ruptura con el «hijo» basta bien entrada la noche,
'lile pa,'a él represen taba JlIllg, al qu e él que d a, pOJ' quien habd a desplazado E! dia siguiente al Congres o (9 de septiembre), con Freud en e l
Sil .ca usa. hasta Zw'ich, sino por la manera en que se pl'Oducía esta ruptu- ¡-Iofgarten, La larga conversación (confidencial) sobre los curiosos casos
1'/1 , como si Freud la hubiera llevado a cabo con una ri gidez falta de genero- de transmisión de pensamientos, qu e le preocupan mucho, Es un tem a del
sl rlad, Freud estaba como siempre, pero contenía a dm'as penas la profunda que espera n o tenerse que ocupar más en toda su vida; iYO espero 01"11
('/I ,oción que experimentaba y no hubiera querido se ntanu e en parte algu- cosa!
1111 qu e no estuviese muy cerca de él. POI' lo mismo, Tausk se en conll'aba En 1Ill0 de los nuevos casos, las cosas se presentan de la fOl'Jnll
IlIlIIbién jlilltO a él, aunque F,'e ud lo rechazara ab iertame nte, a pesar de s igui ente: uno de los problemas concierne al afecto ; la mujer no hubie"1I
'1'11', como él mismo confesaba, Tausk e,'a el hombre que req uerían las nue- debido hablar (máxime al cabo de tanto años) con tanta emoción dc 111
vas C'lrClllls lancias (<<inleligente y peli groso -afirmaba Freud-, sabe ladrar y profecía no realizada como si se hubiera realizado, únicamente por'qlH'
",,,,'d,' ,,.) , II n efecto, ahora ya no se podía practicar la misma política qU(' (tal como resultó del psicoanálisis) todo se correspondía exactamenl e ('0 11
,h'I'/,,,I,' 1' 1 Inviemo: se podía, se debía , se es ta ba a u.torizado a armarla, Yasf la vida de su madre; es decir, como si la vida de su madre modifi cAC'U 111
Ice ""1",",, Tnllsl\. Thvo que partir el segundo día pOI' la mañana , tras haber' mismo tiempo la suya, cuyas frustraciones la hacían sufrir con s('i('nl"
11. ""1,, "
"I,ItO su labor, solo que Jung le había acortado arbitrariamente el mente, El segundo problema se refiere al tipo de transmisión CO" ,,1 "lll
110 '"1''' "" MIIII 'Cl lo Clnuestra conferencia,l54 Gebsattel yyo le acompañamos, vino , Lee en ella no solo sus deseos conscientes, sino tamb'irn "1I, ... ll IlH
qu e están profundamente ente rrados bajo su propia con~('lp ,, 1'i1l ) 'P"
expresa en r ealizaciones,
d. IlIt ll ,tlllIl~ llI n It;)II ", ~os J1 ec ha prove nía de Freud». }1""reud en la Geschichte der Bewegll fll{
"'111' lu q!!! I ~ (1 ,JIIII K quería conserva r su amistad co nmigo y qu e, por amor a mí, es l"
Resulta difícil decir si existía algún límite de prof,,"(!I,lIul
l•.• l,uIIIII, 11 dl ,. , lu.'", IU 11 ¡'t' nun ciar a los pre juicios raciales que había tenid o h asla enton ces_o En tercer lugar, es tá el problema de la persi SIl''' clrr "1"'''1'''' ,,1 , 11
N.. 11111111 III 1· 1 11111111 Kt' I' /l'lllla , del mismo modo que tampoco s u s ado rad ores germanos 1/1 nu estro interior, Freud sigue afirmando que, para él, OI"II'I'II C'1 c1 . I~"lll,,,
t 11111111,111 11\1 'luIIII h ll II hl('l' lO sus ojos la pod erosa aparición d el nacional-socialismo, ha c lll 1'1
t II nl UI/,1I 1II 1I 1I I1I' P I' (\ II<lld /l mirad a el mundo entero ? ¿Dónd e se en contraban esta ten s ión y l.'foilU «no abreaccion ado» y nada más, Pero esto deja mu chas 1',, ~ II H 81" 1' , 1'"' '"
I 111 q~lu tI" /II C'IIII1J(1ltluSII III CS de l surgimiento del nacional -sociali smo ? Re posa ban en el n llll l. ya las fan tasías de la demencia, descritas por Jun g y (JU l' h""I' II CI '\ Idr 1"
~I'I IIIIIIIII . 1111 " tUUtl 1)J'oru ndidad es que no tien e n nada en co mún co n los monton es de di'" mitología arcaica, son en su abundancia, que las hace renll('("'o y /1 1 ",l. ,,, ,,
jll \n l khl d¡ \ d (' Sl' OH Infa ntil es no c wnplidos y de sentimie ntos familiares no r es ue ltos. lit,
11111\'1,,11( 1111 0 IIIH' nIHII'Cl! a todo un pueblo, ha tenido qu e madura r en todos s us individuos, ' 1:/11
pur 1'110 11111 ' lIi ~() qu e el i.nconsciente germano con Liene un as Lensiones y unas posi bilichtd NI
11" " 1II 1)/II I(' o lofolín médi cu d ebe ten e r en cuenta e n la co ns id eración del in co nscie nt e .•• 1.1\ pnlológi cn del narcisism o], E n Ceschichte de,. Bewegung, Freud di ce qu e JUIIK IlfIh'u tll! IM ldu
tltlllt'o.!!l /t UO j'S l1 11 1 om e nte a lgo n ega ti vo, s ino ta mbi é n algo po s iti vo, Úni ca menl e un t'/H-In la disc usión de modo 41 PO CO amab le e tn cOJ'l'ecl o .. , .. Las discusion es anuloboll IIIIt ('o lll cI , PII
lIull,wHI MI li 11111111 1111 pOdi do ig nol'llI' y ha ignol'ado es te hecho ni ba sa rse e ll In CSIJ'(' t'!Ij, ;t, 111 cias, .. Jun g desc l'ibi ó las fanta sía s de la de mCJ1Cia en Ubel' die Psychologitl (//,I' /)rmrll ll"
IIUII C'HIII 'II j)c' h1 n cll" Il1und o PlI"¿II11 c nle matcrialisla, En I'cu lidllel , In n CIII'0818 (' \1 1111 1' 11 1' .. 1 /lrcco:l' IAce l'C'o de l a pSiCO logía el c 111 dc m cn cln pl'ecozJ, 1907,
11111111 ¡j¡ \ 1 (' 111'('1'1110 ,0, "' 1lI(' IIOS, 1111 11 pm'lc SlI s1.tlll c inl de cll n (, .. ) I~ I e nl'Ol'lII O 110 cl ellt· 111'''1' 11 135, . BC'W II SS. l sc lll Itonll'n UnbewlI ssl se llb rLo conscient e fl'enl C /1 lo hH'OIl Ml\lplllllj,
¡'II,· f\1 IIIIIel., d i' clmw lllblll'n~,UI's4J d e unO neurosi s, sinu In Il'Inn Cl'fI ch.' rl oh,'{\lIc'vu,'III,. pu[ ,lklldo C'I! ('1 JaJ¡r/)lIf'h , 10111 0 V, 2 ( 19 13) ,
1' ¡" A l ¡)ll""('l"', 1.0 11 A, ~ S. cI{' hfll ('0 1111101'111' "t'
1/1 rn nftll '('nd " tl l' 'l'uU /'I ltl ,, 1 JI! PHI. UIII\ I' VI NIIÓ 11 ¡i'1'('II(I (' 11 VlI'lIn (1 11 1,1 1111 '1' dc' 1II<II(IIt1l)l'(' d.' 1!)1 !S, <lII"IIIII! ' /t ll ,.." vi
I'''VC' lI l d tl~IM''' I\' lIt1tl pl 'lhol() ~ I M ('I1t' HI'II t lllll,. " dl '~ N IU'zhIM I ~ tllIl "'lI jSI¡.( lIl1h'lIi'I (¡ 1I jlti l l'O lrtl/¡ ll 'll ~ (110 IItllllUl'.
Aprendiendo con Freutl
Munlch, del 6 de sepliemb.·e si 3 de OCIIIIH'I'I 1111 1111 "1 l' '111 IIII¡" ,,!

tiempo en su primitivismo, como deseos e imágenes originarias y persis- sos hechos biológicos a través de lo psíquico (mientras hastn /11101'/1 H'
tentes, En el caso examinado, la madre había «abreaccionado», lo cual empleaba normalmente el procedimiento opuesto), adopta de IIII1'V O, y 11
produjo en la hija una intensidad tan grande como si se hubiera tratado grandes rasgos, como fundamento, el modelo de explicación físi ca cI(' 1 ulIl
de una experiencia propia, hasta incluso sobrepasarla, verso, etc, (aunque se empezara a dudar de su validez incluso en Ins dl'lI
Aquí tropezamos con la frontera «de lo psicológico», Algo muy peli- cias naturales al constatar que todas estas hipótesis no son válidas má s lJllt'
groso, pues Freud debe cuidarse de que no le confundan con un místico, para un sistema espacial cerrado) , Esta opción se manifiesta ya cllll"u
Pero aquí ya no se puede evita: una toma de posición filosófica: vivimos mente en el ensayo de Ferenczi titulado Entusicklungsstl,i fen rI,',v
más que somos, Wirklichkeitssinnes [Estadios de desarrollo del sentido de la realidadl, gil
él parte del estado original del niño en el seno materno, consid /"lltI()
como un estado de placer correspondiente a un reposo carente de drsl'oH,
CON FERENCZI y que las exigencias de la vida transforma en una vitalidad no deseada (6(\
(10/11 de septiembre de 1915) mantiene muy próximo a la concepción de Freud), Pero a este respr{'to
hay que decir que en esta identidad con el seno materno no es poslhle'
He trabajado con Ferenczi, que, por esta razón, ha prolongado su estancia considerar un estado de placer infantil de un modo independiente de In
en Munich; desde muy temprano, parte en nuestra casa (Gebsattel), par- actividad materna, sino que, por el contrario, ambos forman una so la 1"(' 11
te en la suya, Sus trabajos le inquietan por motivos totalmente opuestos a Iidad en la cual, y como consecuencia de múltiples actividad es vital s, 110
los de Tausk: por ser de tipo filosófico (sintético), no se entrecruzan con los puede darse nunca un caso de placer o de deseo, como se dan más Iun'"
de Freud, pero precisamente por ello tampoco son muy bi en vistos por este en nosotros al enfrentarnos con el mundo exterior, Lo que nosotros d('lIu
(que hace poco anotó en su dial'io: «Otra nocbe 'filosofando', natural- minamos «espíritu» presupone una distancia para manifestarse; pel"o NI
mente seducido a ello gOl' Ferenczi»), Durante su infancia, Ferenczi sufrió esa distancia se vuelve particularmente grande, nuestra unidad I"CSIIIIII
IJOrque sus esfuerzos eran escasamente reconocidos y ello afectaba su perturbada en nuestro interior y nos invade la nostalgia de aquel . r(')lo~o
grad~ de aplicación, y lo mismo oCillore ahora con sus publicaciones, etc" absoluto» como superación de tal perturbación, en lugar de que esto ItlPII
II'abaJos que contienen sus vivencias espirituales aunque éstas aparezcan tidad viva siga «impulsándonos» mediante la articulación de lo interno t'o"
(i/I cierto modo ocultas por falta de «reconocimiento», Resulta interesante lo externo, No podemos rechazar totalmente la idea de que en la mi HII11I
ver cómo intenta, incluso en su trabajo, sustraerse a su influencia, aun «tendencia de muerte» y «de reposo», que Freud considera innata 0 11 Indo
ouando se ve obligado a seguirlas apasionadamente, ser vivo como perteneciente a su esencia y que dificilmente p uCd(' MI'/"
En el fondo, nuestras concepciones son tan opuestas que casi se disipada, se oculta también una concepción de la vida un tanto ne u,'ólh'II ,
locan, Todo aquello de lo que Ferenczi habla, dándole el nombre de «ten- La versión totalmente opuesta queda también justificada: todo Ilq ut\lIo
dencia de muerte»,137 puede denominarse también «tendencia de vida» sin que ha sido dividido y que ha entrado a formar parte de la existen in (' (II IN
que nada substancial cambie, como no sea el punto de vista personal. Todo tituye una parte del impulso vital originario que se realiza en el Hm' y cId
aquello que se oculta tras las únicas estructuras vitales que conocemos cual no cesa de renacer, El modo en que se entrecruzan las dos pos lhll·.
pu ede ser representado como quintaesencia de la vida o como «reposo concepciones relativas a la sexualidad resulta casi divertida: allí I'cl llll 11111
IIbsoluto» del que únicamente desconoceríamos su inicial impulso di' camente la tendencia al retorno a la identidad indiferenciadll y, ele 1111<111'
pu sla en marcha; todo esto no son más que palabras y opiniones que s.' modo, a la .muerte por amo!'»; pero allí mismo es pI'ecisam enl(' el ell 111 l' 1' 1
limitan a explicar el modo en que nosotros, los seres vivos, apreciamos resultado inesperado es más bien multiplicación, fe cundidad , vtdu, 11,
lIu estra vida, Ferenczi, que, entre otras cosas, quisiera comprender divcr donde resulta esta paradOja: que los predicadores de muerte BOII, t' lI u
mayor parte, antisexuales, predican la abstinencia y de hecho 1111('1"1111 ,l.,
este modo a la pulsi6n y ni deseo atormentados qu e tan.to c1 esc!l hllll ' 1III1d,..
, 157, Do cLrina ,qu e, al.parece.r fue utilizada posteriorme nte por Freud y según 11.1 l'lIlIl
11XlHlldfl 1.111 impul so lIlsUntlvo haCia la muerte , ya qu e el estado s in vida pI' cedió al (lc' 111
en ellos mislllOH , 1'1 "'''. (' 11 111 pl'áct:i ca y en todos los lcn'c l'lOs, 1""01111 ~ ue ' lI
vlcln , .. LII f1nulldll,d de lo vida es la muerte.» El ensayo de Feren czi, I<E nlwi c k l un ~R8 111r('11 111'" otl'as COIlSIlCIII"II"III M IIIII" H " 111 vicIa: Loda inoclllptnclólI u lo l'I'ul "lIIlstlluy,\
WIr'kll('hkl\IIASlnllcR" 11~f1ses de desarrollo del sentido de rea lidad] hnbfn apul' oiclo en 1\1 pd IJII" II é l t'i "I" " "' II I/I~ ~ ' I""¡" , VII IIII! ' IIsí 11<1 rH poslhlo' ('XIl'lIt'" '1111111 d,. 111""11
111111' /11111111'10 (10 13) d('lu ¡ra{J,.,uaionale Zeilschl'{ft IR evista InLe l'nn cloJ'lIlI I,
Aprendiendo con Freud
Mun lch. del 6 de septiembre all de octubre de 19t1 (con I\ilke)

lidad, y permanecemos .andados en ella, abandonados al mismo tiempo al


conOCImIento (lo cual sIgrufica más exactamente: .resignación») y por ello id eas delirantes, de los que ya conocemos los mecanismos que nos ocul-
puede ofrecer la posibilidad de ser relativamente feliz. tan y el grado de exactitud que poseen.
. N. B.: La oscilación entre la tendencia de muerte y la exigencia de Por el contrario, el problema que yo desearía discutir con Ferenczi
VIda se asemeja a la impresión de unidad, o bien, en la rapidez de oscila- es el de la psicología de los méiliums honrados y cuerdos.
ción, al continuo devenir de dicha unidad. El modo en que se manifiestan en el espiritismo varias personas
como una sola, recuerda los ensueños de Fechner sobre los demonios,
según los cuales sus diferentes partes penetran en distintas personas, de
Lo OCULTO tal manera que resulta necesario reunir a varias de ellas para lograr un
(1.7 de septiembre de 1915) «centro demoníaco» .

Por la tarde estuve con el profesor de Freising Staudenmaier, 138 al que


MAX SCHELER 140
también había visitado Ferenczi el año anterior. Durante su estancia con
nosotros en casa de Gebsattel descubrí súbitamente que no se trataba de (29 y 50 de septiembre de 1913)
un investigador interesado por los estados de posesión artificialmente
provocados, sino de un enfermo mental. Imperceptible cambio en la con- Cuando Gebsattel y yo llegarnos a su casa de Tegernsee, la primera co n
ducta de todos excepto en Gebsattel (aunque fuera él el primero en dar a versación resultó muy animada: defendió el principio de la solidaridad en
las preguntas este nuevo y más interesante giro). Se ganó el aprecio de la naturaleza, en el sentido de que, según él, había que considerar la tcn
Staudenmaier por su dominio mundano de la situación. ci encia al combate como una carencia y una transición en relación con t'I
Por lo que se refiere al interés suscitado por las historias .ocu l individualizado reparto del medio, de tal modo que no se molestarnn
ta8»,139 a las que Rain!!r se dedica ahora de lleno y que Rega Ullmann nos mutuamente, sino que , por el contrario, contribuyeran recíprocamente ""
hace sentir más próximas, Gebsattel hizo este verano una observaciólI su progreso.
decisiva: los hechos así comunicados no poseen va lor para la ciencia, pUt'S El hecho de que, para él, todo se remonte al amor y alodio es al¡.o;o
aunque nos lleguen de los mundos más maravillosos, deben acomodars!', que aparentemente lo aproxima mucho a Freud-pero únicamente en apll
en primer lugar, a las reglas que presiden nuestras percepciones interio ,·iencia-. (<<Lo único que podemos constatar son los viejos amores y oclloM
res y exteriores a fin de no verse falsificados de inmediato en tanto q'l4' dc nuestros antepasados.») Pero los toma corno «datos» últimos (según 111
matenal. Y ello de modo muy distinto a como ocurre en los sueños y en In ,~ ulilización fenomenológica de las palabras), con independencia de 10M
J'lIctores evolutivos. Según él mismo muy bien dice: «Las constantes SO'I
sie mpre los datos sin progreso; únicamente lo inferior 'se desarrollll '"
. . 158. Ludwig Stau~emnaier, profesor de química esperimenta l, había tomado 1'10111 ,.. I~s lo me lo dijo con gran convicción. Solo que éllJama objetivo aq'lO'lI4I
1.'~ec I~as sobre sus exp~nencias patoló gic~s y las h~bfa publicado más tarde (Die Magir (/1,
( ,lfUU mtentelle Naturwl.Ssenschaft [La magIa corno CIenCia experim ental}, 1913. ConsidCl'IIIJ/l qu c encontramos de infantil y constante en el individuo; y de nuevo ""
lo qll e había observado en él mismo como tlparles independizadas de mi subconscienw -, \ " Sle punto I?reud no insiste lo bastante en la significación de la vidn pd
11~1 el{' d sarro ll.ar en él mismo una serie de propiedad~s y de facultades como las que 1)1'1' ,niliva en el hombre y que ahora denomina como .narcisista»: aq'"'"II ,
"' IIlnll 108 med lUms , empezó por entrenarse en la eSCritura automática, consiguió oÍ!' VOt','"
V fll'U VOrlll' s.ensaciones ópti cas. "Se originaban unas personificaciones formales , e n qU(' In. IJI'C , a I)esa r de cualquier evolución, permanece siempre como propio.
11I1i1l'1I 1'I IIII\S Importantes, apar~cían a l mi smo tiempo que unas re prese ntac ion es auditivufoI. d. Su diferenciación con ellogicismo de Simmel 141 se basa, en pl'l'1I'1
IIIUtl1l 'IUt' las formas aSI surgIda s empezaron a hablar conmigo._ "Me esforcé duran le 11 114 1111
IIIII,IJWYOI',c rear.un determinado. n.~mero de e ll as .,. Se !Ia~aba de personajes hislóri cofl, JII'(II
11111 H, ( 10. El cO ?Junto -:-como eSClSlon de elementos pSlqUlCOS-, pued e ser cons id e rad o ('1)11111
1111 "lIIllIl'O esq Ulzofréruco. 140. I~ II su corres pond encia con Rilke , Lou A,-S. menciona aJ filósofo Mllx $1 111 (\ 11'1
139. Véase la correspondencia con Rilke, notas a las cartas de Lou A. -S, lkl 10111' "1'11 (IK74 IO ~8) 1.' 1 20 de sepliembre: "Ayer llovía pero fue muy interesante gra 108 {I Srhl\IIII'.,
11"111111'(' (tl PI'ecisame nte entonces dijo el Dr. Ferenczi: caso de qu e e nCQ ntl'1I1'fI n l g t~1I Ntplll ~PK nl'tJ qtl(' h/l (I{' /I lu sión a la vis ita a l Tegernsee, que tuvo lugar el19 de sepli em IH'C' , 11; 111111'0
1114 111 pUI'U mal1ana ju eves pOI' la tarde, se quedaría aqu.t',.). Y de l 9 de Junio til' 1 1l41~. 11" 1411 lit· SC'lUllt1I': /Jel' I''ol'fl/olisrn/ls in del' Elltik und die mate,.ielle Wertethilr, (El I'Ol'mnll ('l IlIU j\ ll 111
(1\1 '1< 11111) Ullmonn es la poetisa amiga de Rillte; véase la cO I'l'espond c ncln 1I01f1 11 1/1 rlll'lh .1. IIt '/1 y lu 111'11 11101(,'l'io l clt' los valor'esl (dirig ido co nl,'u In é tica tc fol'maJisLn .. de 1(11 111 ) 11C'11I1/I
I\tJl\(, (l n120 de dl uiClllh r'e de 1921. ' hu dl l "' 1'1' 11111)111 '/1111.,
I,j. j, 11: 11'II6fo1 tll'u ysnl'ló IOj.(() e 'Ol'g Sl rnll'l l\1 (IH1M IfIlM) conocfll pCI'80IlUIIlU\llln u 111111
Apr'endiendo COIJ Freud Munlch, del 6 de septiembre al3 de octubre de 1915 (0011 111111.."

pio, en que Simmelllega únicamente a atribull' un valor de conocimiento en que «las posibilidades» disminuyen, el espíritu se convierte «en dev,'
a la experie~cia inmediata y a la experiencia lógica, mientras que para nir», se activa. (Pero luego le preocupó «su edad».)
Scheler, la busqueda de un criterio lógico de verdad nos indica ya que no y la espontaneidad, las interrupciones, el desorden con que brolan
. tenemos» lo esencial. «Tener» significa: «ocupar el centro, representar las palabras de este conversador notable nos harán conservar la im lll'!'
personalmente» y no «considerarse únicamente a sí nusmo con respecto sión de una forma de expresarse extraordinariamente lógica, que ton,u
a», «sentirse como SI», etc., smo: «estar adherido a la cosa». Con Gebsattel como base algo extraordinariamente personal. Pero si en ello se disUngul\
e n el jardin inglés, tuvimos dos citas con Scheler. ' precisamente de Simmel, este aspecto personal está singularmente 1m'
. Me habló el otro día casi «adlerianamente» de la razón como princi- sente en su pensamiento: parece que emana de una disociación dI' In
p~o calculador que se ahmenta de la deficiencia, de la inseguridad orgá- personalidad, lo que acaba incluso por transformarse en una manircsln
mca. Pero de un modo mfinitamente simpático y altamente no-adleriano ción reactiva. Las interrupciones de esta espontaneidad parecen presln,'
entiende que todos los valores positivos provienen de la abundancia~ se de algún modo a la continuidad en un segundo plano psíquico y, ,· u
También en lo tocante a la economía política: en el rondo, las necesidades efecto, resulta más fácil seguirle después de haber aceptado esta idl'lO y
n.acen de lo que desarrolla como lujo, de lo superfluo. (Yo preferiría la haberla situado sin error como la base de la diversidad material. Lo serl ..
s'gUlente unagen: el lujo, basado de nuevo en la religión, como el sacrifi- en todo esto alcanza su grandeza precisamente por ello y, no obSlfllll!' ,
cio compartido con el dios, etc. De algún modo, una reminiscencia de la también determina el humor de Scheler: cuando se pone a reír en modio
I,ropiedad universal, conviI'Uéndose primero en propiedad individual de un pensamiento, se encuentra casi como un niño atrapado con 1M
a través de la comparación, que entonces se convierte para el neurótico manos en la masa -atrapado por sí mismo-, quizá porque utiliza el I)('u
en la principal: ya que recorre hacia atrás los estadios sin dirigirse al ori- samiento como un medio (conscientemente, ya que inconscienteme nl(' 1..
gen equidistante de cualquier punto.) hacemos todos) para unificarse él mismo. Busca esta unificació n: 110
. La última vez ImIy acertado sobre la teoría del movimiento de IOR posee la tendencia semítica por alcanzar lo imposible; pero al buscar so lo
gl'legos: una especie de ciencia del salto mecanizada por nosotros: el la unificación, al no poseerla en su interior, su optimismo resulta a uu·uu
hombre, como piedra; pero Sll} embargo, casi: la piedra vista como hom do ciertamente valiente pero de poco relieve; la plenitud subjetiva Qlu' N"
b,·e. La riqueza de la m,e?anización se aproxima nuevamente a los griegoN esconde allí lo es en detrimento de la profundidad objetiva - al U'('UOM
cn el sentido en que fIslca~~nte el «algo» en movimiento se desinteg r" alguna vez sucede así-o Su filosofía atrae por su carácter transpOl"'ul!',
"osta el punto de no ser ya f1slCamente concebible (según Scheler, se eO Il como autoanálisis y autocuración. Pero es precisamente esto lo que'" (1"
~'ierte casi en «metafísico».) Roux, '42 que insistía antes sobre el aspeclu ese carácter frágil. El «concepto del valor» que le es esencial, me pnn\l"',
Iragmentano de los componentes del organismo, lo hace ahora Con res por lo que he oído decir, como un hierro de madera, como algo inu'('r,,,, "
I)Ceto a las autorregulaciones. un tiempo en la metafísica y en el empirismo, por no querer se,· ni lo '"'"
La desmaterialización aparece aquí como una animación, la vid" ni lo otro. La valoración de los «datos" presupone siempre un ccrc!Jn'II'"'
excluye la inercia. los registre (y el mismo Scheler dijo, riendo, lo que pasaría con 1.. 1"'1111
Scheler habla riendo de la vejez inherente a todo ello: en la med id" menología si los cerebros de muchos sastres enumerasen sus lilOl (I ~); p....
otra parte, hay que mantener el carácter objetivo como un pál"ldn ... ·110·1"
de las imágenes platónicas iniciales. Disolverlas en lo subjetivo slglllll.,,,
A,·S. desde finales de siglo; véase correspondencia con Rilke, en la que, en los comen Ilirio" l'Ía retirar a Scheler el sólido terreno gracias a l cual no solo eonS('rva ""
11 In ('orta d el 19 de octubre de 1904, Lou A.-S. anota las características de la actitud fil0tH'iIl optimismo, sino que lo salva; pero teme disolver"los subjeLivos ell 1' 1I 11~ ~I
1'11 do Sirnmc l. (En el diario.)
1,42, Wilhelm Roux (por enLonces director del Instituto Anatómico de Irl Univcrslilull no metafísicamente, al menos «misticamente» de forma unil"";,,, 1""''1"''
ell' lIolle) había. sido el pr~nero en desarrollal' el concepto de la adaptabilidad run cionAI y clt no quiere, en absoluto, aFirmarse como un individuo aislado ; no (1111",.,
lit 11I110~ regul[l clón en su libro: Der Kampfder Teile im Organismus [La luchn de las Iml'll'M,'11 rcnunciar a si mismo (rn lta de seguridad en su pr'opia u"ldnd) . Sol,,·,. 111
f~ l HrKOlIlS01o l en 1881, Desarro~ló más tard e la idea de la formación de órganos por d(' ~MIU'
I! IlIlIdollfl l y por autorregulaCJón. Todos los seres vivos son cuerpos nalurnl C8 y COIIHc-" r"1I1t vergüenza. Soll,·,· "1 SIIr"llIIi(oll lo entendido como pu"¡ficllció".
HII "/lI'nt'I(' d sll co Incluso al I?foducirse un cierLo cambio de las co ndi ciones ('Xll~ I'IOI'I'1C 11111 B II ('II/I ohs .... vo"I"" 1.. d,' Schele r al hIlC("'nos VIlO' "",' ,'" la " N" ,,,,lu
lIulcW Ollvldlld y IIl1lOn'cgu la cJ óll, A esta I'IIICV/ t dlr'(.· üolón de inves tiga ciólI CO II Illllt I>/ t ('t(' (1jtll
MI Y IllClrfol ÓK lo/\ lo dio el nom llJ'e dc 1)I('('l1l1lc ' /I Ilyo l lllivll .
I)'C lIdla " " N" 11I'''plll 'OU d"II",sl .. ,ln f"rclleneln lo nll"H'M V/l11 IISII, lo '" ~
AJlrend iendo eon Freud Mlln ich, del 6 de septiembre al3 de oclubre de 191 ~ (con 1I1Ik ,,)

sencillo como prius ontológico, aún cuando pueda tratarse en realidad de para todas las teorías sobre la compasión. (1) Compasión por lo que 011""
lo más corriente y lo mejor conservado. debe sufrir por sí mismo. (2) Compasión en tanto que SUfrImIento srm.,IIII·
Gebsattel y Scheler no cesan de echarse en cara sus «éticas» respec- al propio prescindien do de este en sí mismo. (3) Finalmente tambl('II,
tivas. compasión como la forma más elevada de amor, y que recoge a las dOM
En Gebsattel reposa la decisión en el «o esto, o lo otro», cosa que hace anteriores en su interior. Las tres se basan, en último término , en una unl
que Scheler lo considere como un aristócrata militar que parte de la acción dad esencial sin la cual no podría haber ni transmisión ni comprensión . A
incluso cuando piensa; con más justicia, Gebsattel dice de Scheler: no aban- decir verdad se toma parte en el acontecimiento con una compasión q IIc'
dona nunca la valoración, a pesar de sus intentos de «contemplación» sin no se transf~rma en contagio partiendo de esta base general, sino qUl' 1"
toma de partido; es por elJo que los «datos», esto y aqueJio, pennanecen, eleva más allá de .su existencia inconsciente (y por ello efectivaml'11 It'
para él, aislados y, en consecuencia, lo quiera o no, nuevamente humanos impotente) hasta la consciencia: a partir de aquí se desa~rollan, COJll lnll'
y racionalmente aislados. De ahí que surja el intelectualismo como reac- tiendo tanto la alegría como la tristeza, nuevas expenencIas de un.ón ('CII'
ción contra el intelectualismo. Con sus últimos giros, se van al agua sus los seres humanos (y ésta era sin duda también la opinión de metafrs1c'''M
rígidas puntualizaciones, pero éstas nunca serán más que un ondulante como los hindúes, Schopenhauer, etc.). El hecho de que Scheler no lo ("111'
mar de granos, un simple mar de arena. sidere proviene de que, tanto en el caso del amor como en el de ~a co rn 1)11
Qué hermoso es e l breve anális is que hace Kant (en De,. Forma- sión, quíere verlos «permanecer el uno alIado del otro> y IW un,dos, hU M
lis mus in die Ethik und die mate,.ielle Wertethik), según el cual el forma- can do no obstante socorro en una acentuación compensatoria del va lo" .1t'1
lismo kantiano se desprende de la desconfianza por lo natw'almente dado. amor, etc. Pero los más hermosos valores vitales pueden nacer prUl'l NII
Pero qué cerca se hallaría de ello el autoanálisis que la filosofía de Scheler mente de esta toma de consciencia de la unión eterna que, presc,ndl('lIclo
concibe como síntoma reactivo. del carácter individual que poseemos en lo afectivo, desarrolla unn 1(\IIlIlIcl
y calor nuevos (cosa que ya existe, de hecho, en el narcisismo).

SUPLEMENTO A MAX SCHELER


RA'NER y su MADRE
. EI amor y el odio», como «datos» fenomenológicos, en lugar de alg!1 (I"'incipios de octubre de 1913)
exp Ucado -como lo hace Freud- por su «devenir», particularmente por In
evolución sexual : esto puede representar un progreso; en todo caso, 1, 1 sueño de Rainer sobre Sil madre,l44 en el que la denn ," 11I1I "II"Il/l'
habría que renunciar a la ciencia propiamente investigadora (conscienll' C"¡sálida vacía, mientras él, gracias a su ingenio, manll('lIt' c' l hilo tll
de sus limitaciones), ya que queda una parte que solo se puede elabora.' seda : así es como yo imagino su relación mutua. Por lo que I"('H JlI 'I'11! 11 111
lIIediante lo vivido y, nunca por los caminos schelerianos de la metafísk/l madre de ella, a la abuela de Rainer, mucha vitalidad, co n 1I1l11 11' ldl ' "C 111
que casi se avergüenza de sí misma; en el acto inmediato de la existencl/l ('lIsi infantil al placer. En ella misma (la madre de Raille.'), ('1 111 1 11111
In .apreciación» no puede expresarse fenomenológicamente , sino tan so ln I"/l sgo, quizás ahogado por un matrimonjo sombrío que no 1' ol'n'dt'l '"1111'
",fsti camente -bien sea porque lo «místico» sea precisamente inexpreNu l' hizo madurar su histeria . Ahora no halla ya ningllll p lacer ('11 111 yldll
(¡Io- . Pero lo indispensable de su concepción, según él, se refleja clm'u 1)('1"0 espiritualmente aparece ese mismo rasgo de place nlc"1I (' III" c'I4", 1'1\
11\('11 le en su hermoso libro sobre los «sentimientos de simpatía»H3 De I(I ~ 1"lI"ma el e vacua exaltación, en rraseologfa: on re lación a l 011'0 MI. 111111111"
1r,,.M Ilpos de simpatía que menciona pretende que únicamente la print(" '/I "c' hu eca, sin llegar nunca a con ta cta !" !"ealm e nte , ni so ll!"p 11111' I'U MI' 1"' I
INllIllJl e transmisión sentimental) h aya servido de base, de algllll morio , III'U , pel"O gozosa e n su ánimo . Este aspecto 'xpan slvo se "rllldollll Mc'!! "

143, Zur PhanQmenologie und Theol'ie del' Sympatl'iegefühle und von Liebe //IIt!Ihu
IA4 'I\ rC'1I de In fenomeno logía y la teoría de los sentim ient.os de simpatía, d e IInlOl' y {I!: odlnl. 1 '~4 . 1'11 1/1 (SOll li lu) 1\11I~l' • •' uyo 11111111",(> (1<\ ~nlh,r" III'U 11: 111 '1" I H'S I 1I)" 1 1 1I11I'11If4)~lIn . lh
j 11 l ' (fl,· ('dl clón aumentada: Wesen und Formell di'" S:ym!Jathie [Ese ncin y fOI'lHn s dt\ I tl ,, 1111 11111 l'III 'l(,II IIl{'1'I d,' IIllIw I'fllI IU I 11111 1111 ', 'ti 111'111 (' 11 1"I'JjlfluIJt'/rMIt'h' '11 IIIl1lfllllo - MII HlIlllIlI _ l' 14 111
1It1lflll (1023) , LI1 seg llJldlllHu'te de~. libro ( .. UelwIHltl Jllt/Hh.) co ntiene lu dl s('IINl6 11 dll 111 14 111 11 n1l1011l'1 YI nll In ('0 11 111411111111/1111'111 , 111" 1'/11'111 /11 d\' IIl1k,' d, 'j 111 tlI \ II!J.'II 1111 1110 ,. V dl, l 111 111\ 11.111 1
1 rUN1 l' 11"'111111. m':6 \1p IUI1lC' 1I1 0 ti Mnx Schekl'" 1111111 111 \ 1111,11,. 111)1'0. HI tll. IU 1
Allrelldlc lldo COII F'rcud

ramente con fina insistencia con la capacidad lírica de Rainer; quizá sea
sto lo que la hace tan terl'lble para él -y no simplemente molesta- como
ocurre con el aburguesamiento de su padre. De este último no ha t~mado
m.~s que algo de su pedantería, que maneja igual que lo hace un equili-
bllsta con su bar.ra: a fm de. tener ante los ojos, en los momentos de gran
Dresde - Hellerau
Incertidumbre, CIerta segundad, algo en orden; he aquí porqué tras todo
ello se oculta una cierta salud. Es destacable que la madre no posea dicha
capaCidad: que sea capaz de permanecer en Praga en viejas y sórdidas habi-
tacIOnes llenas de recuerdos, cuando la intimidad y su toilette están en
7 y las Riesengebirge*
del 4 al 16 de octubre de 1913 (con Rilkc)
ol'den, y que eche en falta ese casi inimaginable contacto de Rainer con su
mortecmo entor~lO (que él convielte en algo tan lleno de vida); aún cuando
11 el caso de. Ralller no se trate más que de un sucedáneo de seguridad: él
siente en su mterIOr todas estas fmas ordenaciones y concordancias.
Hace poco, al conocer personalmente a Phia en Munich me sor-
IJI'endió su parecido físico: lo eslavo, aunque en ella se mante~ga en la
som bra; las partes blandas del rostro. La mirada de Rainer se vuelve ame- RAINER y WERFEL
Jlazante y furiosa cuando ella se expresa con el énfasis vacío de una ama (Dresde y HeIl erau, 5-7 de octubre de 1913)
de casa; y ello envenena su facilidad oral que en el hogar sustituye 11
melludo su capacidad de producir, y para la cual el prójimo no es más que Rainer y yo hemos conocido personalmente aquí a WerfeL145 Rainer tirJlc'
111111 excusa que le perIRite manifestarse. Por ello me perdonó de buen conocimiento de Werfel desde su partida de Gti ttingen; los primeros pc\('
¡(I"f1do mi terrible indolencia social y al intental' excusarme dijo: «la más mas de Werfel, sacados de Wi,. sind [Somos], los leí en unas copias mnJlIIN
11/ I/lII culada concepción de María». critas de Rainer. Resultó hermoso y emocionante verle experimentat· c'N11I
lIainer y yo emprendimos viaj e a las montañas vía Dresde. situación: nostálgico, con tento y carente de envidia -al igual que se stc'I/
te a un «hijo» como heredero- oLo esencial fue la impresión de trasp'II"'I/
te ingenuidad con la que Werfel parecía haber evitado todas las SO JlllJdll .~
disociaciones de Rainer -alegre señor de los recuerdos-, cosa quo l'pROl/1I
ba con claro timbre en la fuerza incólume de sus versos. Solo dO N C'..NI"
podían sorprender: lo precoz de su cultura literaria y (a mi juicio) Mil 111"11
tud puramente humanitaria, a saber: su nueva manera de e nfO(lIIl"1o 10,10
desde el punto de vista y el significado humanos, con sufrirrriCJlltI , N"JI I
bilidad y delicadeza (admirable sobre todo en Damenkapelle). Nu 11/1' tll
cuentf.. de ello hasta el momento en que lo conocí personalmenlc ('II/I//llu ,
en su explicación profundamente sincera e inteligente, aparedll 1"!IIt'IJ
mente que el escribir versos representaba para él una neces idllll , 111//1

* (N. del T.). Los MonLes Gigantes.


145. Franz Werfel, 1890-1945, véase en la correspo nde nc illlos comcnlRrlos IIllImi uk
de l diario: «Rainer y yo hemo s conocido aquí a WerfeJ,•. (Werfe J sobre l\lIkü: . IJ: I'/I pM" 1111 d
poeta por excelencia....) Wi,. sind: Nuevos poemas, 1915. Damen/wp ellt:: UII 1'0"'11111 tUl /'/Hln 111
,u.
este libro. Der' alter Lehrer: _La voz, en s ueño, de l viejo profesor,., RHkc lI ilh111 ('0,,1111141 /· ...
poema s (así como otros ocho) para Lou A. -S., seg ún la pr'imc r ll edl clólI {' II 11 rl.~r /fI,.JfI¡'"
(' lI ero de 1914. Más tarde, en Einallder, 1915.
AllrCntlicndo con Frc ud Drcsdc _ Hellerau y las Rl csengcbirge, de l 4 a l 16 de octubre de 191 3 (con 1111 11.."

forma de liberarse de la desesperación y de la contradicción, algo muy En Krurnmhübel (el 11 de octubre) consultamos a Ziegelroth (di,·(\(,
opuesto, pues, a una ingenua expansión. Y por ello también algo muy dis- tal' de un sanatorio), pero naturalmente Rainer no pudo comunicarse con I
tinto al caso de Rainer (para quien supone liberación de sí mismo y no satisfactoriam ente. Parece ser que las hemorragias carecen de imPOl·trulrlll.
omunicación con los demás); concretamente (según palabras del propio Pero me parece muy significativo el que estas congestiones se sitúen tAnlo
Werfel), es algo promovido por el «exhibicionismo»; poesía que contrasta a nivel de la región rectal como nasal, y que arriba se transformen po,'
on la fe: sucedáneo de la fe; lo positivo nacido de la negación o de la completo en desplazamientos sexuales·,147 lo mis~o que p.odía S~lCC(\!'I"
'I\ "encia, el espíritu surgido de la polémica. Mientras Werfel nos recitaba otras veces abajo; la región rectal constantemente hIpersensIble mlenll'/I M
sus poemas incluyendo uno nuevo muy hermoso, Der alter Lehrer (El que las sensaciones genitales, por el contrario, resultan tan fáCIlmcnl1'
viejo maestro], su absoluta sinceridad resultaba algo apasionante, sin ras- repulsivas; por otra parte, tod~ lo relativo.a la voz y a la, palabra adq~u¡'I:t'
Ira de efectismo; pero Rainer encontró convencional su entonación. suma importancIa. Lo que mas ha cambIado en este ultImo de cen,o t ~
Ambos se contemplaban sorprendidos y a pesar del r"escor, la honradez y la boca, por protrusión de sus labios; y sobre ella se alzan sus grand e.s OjOM
I( rlln inteligencia de este joven precoz, no se produjo la esperada revela- llenos de una tl'isteza infinita. En Rainer, la sexualIdad es lo suficll' n'"
dón filial. <¡No puedo abrazarlo!», dijo Rainer con tristeza. mente importante como para que su par~e femenina le impida goza" lo
talmente en el contacto sexual normal: esta parece ser la SItuaCIón C¡tll '
atraviesa actualmente . Por otro lado, la masculinidad no da todo su "¡' n
RAINER dimiento,148 ya que encuentra su suprema manifestación en lo PI'Oclll l'lIvu
(J~ n los Riesengebirge, 10-16 de octubre de 1913) y considera la satisfacción sexual con cierto desprecIO. Pero el r echAZO de '
la autosatisfacción (existente entre fantasías femeninas norl1llll .. ~)
La actitud ambivalente de Rainer con su padre 146 ha tomado después aumenta de esta forma lo que hay de fundamentalmente dañoso n 111 I",,¡
d su muerte una orientación marcadamente re ligiosa: no se trata ya de tilidad que siente hacia su cuerpo, así como su introversión; Y SlIo '(,¡ I¡, 1\1
IIqu el sentimiento de molestia incomprensibl e que acompaña toda buena siguiente: el órgano valorizado de esta forma hace resaltar anle N II ~ tI"o
11 (' 'ión ; solo queda una especie de bendición invisible tras de la que se pios ojos su cuerp o como algo despreciable; únicamente la rcall(llld ,,¡ ,
Irnllfl el reposo, el lugar donde refugiarse. (Su muerte le dejó, por aquel una segunda persona posibilita su simbolización en lo que s ,enlt' 0,1 ¡. 1'1
t"HOnces, más bien frío -quizás en la antesala de sus emociones- , un \'itu; de este modo, uno renuncia menos al hombre que al e5ll(1'I 111 ,
I¡rll SCO deseo de huir del horror que le produjo; recuerdo todavía cómo
¡'vll ó viajar de Berlín a Praga, por miedo de hallar todavía con vida al "(N. del T.). Al margen: Pulsión de ver: «mirarse por encima,. (al fll'eltllrlUI ) , 1\1 " ltllt /ll
,\lo"¡ IllUldo .) «con la mi.rada,., como úni co placer compl eto , generador de reposo. II11POI'1I1I11I' 1111111 ,1. 1I II
Cuando en verano se rompió el viejo bastón de ébano que hab(1I s imbolismo bisexual del ojo.
147. Véase la carta de Rilke del 51 de octubre/ 8 de diciem bre de l026. In "lt/llAII I I'II III
11¡"'cdado, cuya empuñadura de plata sobre la que se apoyaba la mano de de Lou A.-S.j estas dos cartas no han sido todavía publicadas iIlte~ram e l~lC , 1,./1 . pl "WI' ¡ 11 11111
NII padre había quedado siempre a la altura de los ojos de Rainer duranlt' bóli ca» , e l _ritmo de la tentación insensata- de las que habla IUlke, Sin ,"111 *,, 1111 foil 1111 1,' ,It
I ()~ poseos de su infancia, se asustó y conmovió tanto como si se hubiero I Idas como de algo que parte de un impulso fí s ico y a las que se e ncuClllt'U (\~ 1J1I'1Ptl o 1IIIIu
~~z más desde hace 2 años, se originan, según la opinión d e Lou A. -S" 0 11 CNh l .. tll ~" lllllljl
"" 0b" IUlo algo orgánico que hubiera crecido con él y que le insuflara !'Ul'\' mi e nto sexua l hacia arriba» de l que habla aquí. En s u r es pu esta , ex pll cn 1/1 IU'IIIHII1 ,II1 11 II!
,,o piltc ma . Uno de los rasgos más encan tadores de la naturaleza de Rain('" c ualquie r ór gano (superior) «por hacerse sentir patológicamente.¡ t1cs le lIpo de l 1111 11 )/ '1111111 1/1
¡'M qll " a pesar de su delicadeza que lo deja indefenso ante el peli gro d¡' pu e de ser considerado, e n lo tocante al órgano de qu e se lr~ te, co mo UIIIl (,,.pe·(lh\ 111\ 1111101
I'c inve rtid o sobre sí mismo (narc is ista) aunque este no se Sie nte a sí 1111 8111C1 ..... Al 1111".1111
M¡' ¡' slIbyugado poI' una fuerza cualquiera, ésta no consigue hacerl e cerio',' t1 IW o va unido , a mentido, n <I /lJ10S físicos". Lou A. -S, h~bl,o , si n sabe rl o, Iltl lu 11111'1' 1'1\1111 I1 11
1'¡ '\lI\'lIlnllm e nle, sino que lo hiere . Es precisamente por este aspecto 11111 de la e nfe rm e dad ps ic6gc n fl y de lu rísica, de la leucollll chll s.
IIhMll llltOIrlCnte vh'il que es preciso evitarle con la mayor sutileza cual,!III.·,' Ha. Co mp l'Í¡'CS(' ('Olt d libro conmemorativo de l\ilkr Otmd l}dltlllsIJIII'1I ,/!JI ' tlfll.,
1\C"speclo a 111 IIORU'J'lOI' OhHI'I' VII(, I ~ 1I d e Lou A.- S, en s u t1Tuge bllrh., 1'{'ro l'tlt'II I" " 1111 /1 IIhl ll di I
,'ONII '1111' Illldie ra s ubyugarlo - por ello debemos utilizar nu es ll'<l 1)I'o plo IH'OpIO 1\lllw, ('011111 "11 111 1' 111 111 11 K"pp ll l\ d I 12 de n gosto de IOO'~ ,Y ' 11 111 III'IIIIC ' I" ~ IUlrlf' ••11 111111
Ioll" 'w solo se rename nte a fUl de brindar'le liberlad para cr e¡\I·. Alafle I (1II";¡f,~ IJrI~lI," (Ii l J1 1ill ll lll (1"1 ' ('1I1pl czn:.Y l' II ('l n llll'~ I U NIIl'I'IIWtl ll (¡'), IH \IU .W llli 1111111
(\ 1\ El lI ('-'fll' l lt 11 1,1 111 A M. •1.1 '1I1h 11111' 1' 0 (h' 10 12 Y l' lI /i 11 {'II I'IJI (¡ O~l ll !Ulllj\1 IIt, I 11, 111' 1' 1111111 , l',.

1I0 Mlhlll , lit' 1 ~ 1I 11 ¡ 111111111 , 1IIIII Jl III III 11111111111 IIIIllIll't'M lu (II<HH'1'I C'el ll l"lt ('fllI"~lIh 'jll ' liIIH'" 11,\ 1\1111 1
1111 foI ' lt' (llll'lu " ,1. \1 '\ 1 11. 111 1111111 ~ ¡\t,1 H l\jl t11( lhlll lhl'4' (l o IfI~" ,
Dresde _ Hellerau }' las Rieseoge birge. del 4 al 16 de oc tub re de 191 3 (COI1 IIIU' '' 1
Aprendiendo con Freud

del horror: ser arrojado al exterior sobre un suelo de piedras, cayendo tll '
Hablamos acerca de las palabras de Fl'eud: 149 los antiguos glorificaban espaldas y golpeándose en la nuca. A veces, se añade una imagen acc ' S01'i1l
la pulsión, nosotros la legitimamos únicamente a través del objeto. Para en que aparece una sepultura, no para él, pero sí mu~ próxima y ti," . 1,"1
Rainer y para mí, este tipo de romanticismo ha tenido fatales consecuencias, manera qu e la lápida vertical, mal colocada, bIen pudIera caer y h(' lo 111
ya que no es, al fm y al cabo, más que un sustituto de la acepta ció u primiti- levemente. (De este modo descan saba entre una visión de muerte y sep~1 1
va y profunda, casi religiosa, de la propia pulsión. cro y otra amenazadora y viva en exceso, que no era capaz de domllllll , y
La idea de los «himnos fálicoS. 150 que está viva en Rainer es magní- a la que tampoco podia unirse sin poder evitar la muerte DI escapar u ~ "
fica: intenta con ello elevar lo que le resulta tan poco satisfactorio en la poder.)
relación erótica de objeto; como de costumbre la poesía supone en este El «deseo_de_no_volver_a_ser_amado_de_nuevo» que encont" III"""
caso una transfiguración. en M. L. Brigge, se ha alzado frente a la glorificación de la Cal)Rdllll,1
Durante nuestro viaje de regreso de las montañas llevamos a cabo remenina de amar como un intento de «ser amado de ese modo •. La 111111'"
el análisis de un sueño de Rainer, en el curso del cual surgieron, entre que existe en Rainer se siente así subordinada, se, identifica con, e ll(': N " ~
otros, muchos de sus perdidos recuerdos de infancia. La lavandera de la extenúa: y en estos vericuetos el hombre .que en ~I VIVe queda I etlol1lt1:,
casa paterna le parecía la figura más importante y poderosa, en parte pOI' por la mujer que contiene -no por una mUjer exterIor-, y es así como ,"
lo macizo de su cuerpo y por su altura , pero en parte también porque la gen los conflictos . Pero por esta .~isma ~a~ón resultan meVltabl :" y 1111
llamaban para que entrara en las habitaciones cuando se trataba de eje- existe más salida que la introverSlOn. En ultimo térmmo,. el deseo '" rll 111 11
cutar trabajos que requerían fuerza física. Visiblemente frecuentaba sus de ser amado se convierte en una unión lírica con el Ulllvel'SO.
sueños infantiles con encontrados sentimientos de temor y deleite.
De las primeras erecciones, conserva el recuerdo de la sensación de
algo vivo en su interior, pero también como algo externo -por poderoso- o SUEÑOS DE RAINER
como algo excesiva]¡lente grande , gigantesco, que conseguía retener a
duras penas y que al mismo tiempo le torturaba -tortura de tener que par- 1. Durante el viaje desde los Riesengebirge a Dresd e (10 el" '11'1 ti
ticipar de ese latido de vida-o (La expresión de Malle Brigge: «el latido bre). -Avanza, como un espectador, en una plaza ('011 1110 " hJl
de vida de dos corazones• .) aplastada y mustia, rodeada de jaulas llenas de g,'nnel(' ~ JlIIIII'II
Con la fiebre, este efecto 151 aumentaba terriblemente, sin que pu les. Pero la acción propiamente dicha, en la qu e !oll'Ó ]l/II 1" Y""
diera hablar de sus angustiosas fantasías sin informar sobre ellas. Paree" solo como espectador, es anterior a todo esto '· ,plllu V 1111111
también clara la aparición de angustias provocadas por viejas prohibicion('s mente olvidada- ; se refería también a los allirnal" H,lo- III ~ jlllllll
relativas al onanismo provenientes de un padre que vigilaba la posición (11' entre los que parece haber nna serpiente. Eo el 1111'""' 11111 01. ·, lit
sus manos en la cama. En ese sentido parece indicar una segunda imagel1 gar, de entrar en la plaza, ve únicamente un loóII : ¡,.h 11I~ /f' . I
decir, «recordado», «rellejado» o «descolando. (todo (IHI" 1, \ h ".
sugerido en el sueño al mismo tiempo que la CXI),'('Nlnll 10'1111' •
149. Una nota a las DreiAbhandlungen dice: «La dife rencia más notable entre Ju vldu
amorosa del mundo antiguo y la del nuestro rad ica en que la antigüedad puso el acento "11 sa). Las janlas son de madera pintad as recielllellwIIlI' 11,' ,,,111'
la propia pul si6n, mientras que nosotros lo trasladamos al obje to. Los antiguos festejabtlll 1/1 verde (como el de un prado en el mes de o ctub,.~) . 1';11 1111,,1111 . 1111
pulsi6n y e staban dispu estos a ennoblecer con e lla inclu so un objeto de poco valor, mi e nl1'/1 /11 hombre desnudo (esbozo de un desnudo de CéZIIIIII") ; ""h,,' 1..
que nosotros valoram os poco la imp1icaci6n pulsional y la disculpamos tan solo a lrav68 dl'l
mérito de l objeto ... palidez de este desnudo , sombras viol etas qu e CII ('1 ~ II"I\II JlI'"
i50. Véase la carta de Rilke a Rudolf BodUi.nder, fechada en Muzot el 23 de Infll'ZU l!l ' r ecen bajo la forma tle «co lores cornpl eme lll,lIr1oH' (/(·1 v, 'HI. , I1I
1922: «Lo terrible es que no lenemos una religión en la cual estas experiencl3s (sexunI CH) (ni las jaulas . Lu z diru sa. El bombre adopta la po~ III"U el " 1111 IIlllil.
mismo tiempo tan inexpresables e intangibles) , puedan sel' el evadas hasta el di os, de 11111110
tan directo y palpable, puestas bajo la protección de U1HI divinidad fáli ca, CllIC se rá qL1I ~, 111
lo qu e CS IH,,.II (' 11 nr lilud de obj e to expu eslo 111 lIol ~ IIIO "l v.. 1 1]111
primera, u'as la cual aparecerá de nuevo un CO I'IOJO dl~ di oses, Irns una ou sc n c il1 11111 !I"II los lI11ill,ul,'R y 110 ,'011' 0 un domado" ; los "' ;(' IIlb"O R ,.(' 1/111"1,,.
Jongada.,
151. Véase la carta de J\i lke de l 50 de jnuio ,I!' 1110",1 .,. Muy 1('108, (' 1\ 1111 111 f/l 11(1111 1 dU1'11II
te las fuertes fi e bres de mis c nfc l'11WdfUh' ft, IUII ,,, lulI 1I11II1t I liI ~ II H IIIl f1 IlId lltl('I'lplll¡It'Ii , 111111111
angustias como algo ex ccs ¡vIl1Il {'lIll' tllH'O, 11111I1I11t111110 1" ,i bnn ".
AprendlfiOdo con Freud Dl'esdc _ Hell erau y las Rlescngebirgc, del" al 16 de octubre de 101 3 (ellll 111110" 1

2. Sueño anterior de Rainer, Góttingen, julio. Se pone delante de lIIl Asociaciones: espejo. Cama.
espejo y cree en primer lugar verse a sí mismo reflejado haSl1l Es, en suma, como si el cadáver del vecino hubiera sido luvlltlo
que reconoce que se trata de su padre: un poco más bajo que (' 1, Como si se tratara del de su padre. Inquietante. Y, no obstante, un I1l1vl"
un poco encorvado, algo triste, con la cabeza inclinada hacia \111 respecto de lo su cedido anteriormente y que había olvidado a conlillllll
lado . Este sueño acompañado de un fuerte sentimiento de horror ción.
y melancolía. Particnlarmente significativa la apertura de la puerta y la sa lio fO (\"1
«El espejo», «el reflejo», su primera impresión infantil ¡I,' vigilante.
cuando estaba allí, de pie, disfrazado aún de niña (Renée); 11 Recuerdo de la niñez: imposible saber si se trata de una ensoi'lA('111I1
menudo también corriendo ante los espejos de las habitacion," una habitación con una estufa, tras la cual aparece un gran agujero pOI ' ,,1
que va atravesando disfrazado de cualquier cosa, cubierto ¡I" (Iue se podía mirar en la oscuridad; el agujero, de dimensiones id é nl I"II N
adornos, enmascarado. a la estufa, instalada a su lad.o.
«El espejo» en los fragmentos de las Elegías: como si d,' Esto recuerda los ojos vacíos con la segunda frente posterior y ~o lll' "
ellas surgiera, en definitiva, algo qu e cOl.,.iera al encuentro ,11 todo la vieja pesadilla infantil de la lápida, alIado de la tumba 11\)11'1'111 ,
una solución creadora. Llegado a este punto , interrumpí el 0 1", cerca de la que se ve a Rainer tendido.
análisis de sueños (¿sueño III?) como si hubiéramos rozado a 11-\11
que debiera permanecer en la oscw·idad. n ne faut plus app""
fondir ¡:a*.

3.**«Me encontraba, hacia e] final de este sueii.o, en una especj(\ ",


hospital o de hospicio, en un lecho al lado de otras camas; ('S ' "
ba claro q1'r.e yo tenía en mi poder los documentos que juslil'i"1I
ban mi presencia en el lugar y, no obstante, había en mi ¡¡el 1111
sión algo discutible, poco claro. Hizo su aparición un homll"
una especie de vigilante, al cua l me dirigí para que exam illllll'
precisamente este punto -cosa que hizo, en efecto-o Vino hll''''
mi cama y tuve tiempo de ver qu e llevaba un viejo uniforme, '1"'
me resultaba particularmente desagradable a causa de su clli'll "
(rojo), muy bajo, sucio en sus rebordes y torcido, una imp"" kl,,"
que recuerdo haber sentido otras veces como muy desagrlldllhl,
(Con los carteros, criados, músicos ... ) Cuando estuvo por 1," 11
Jos pies de mi cama y le dirigí la mirada, me sorprendió 0"'11 111
gularid ad mucho más curiosa. De hecho, sus ojos estaban VIII'"
y se podía ver, a través de ellos, el interior de su ca bczlI, "11 1
totalmente redonda, un espacio limitado, posteriormelll" 1''''
una segunda frente interior. Crece en mí la curiosidad HIl It' ,. "
nnevo hecho, esa 'sala vacía' en su cabeza me intriga p"Or'IlIlI"
mente, entonces desperté.»

"(N. del T.). En fr'ancés en el ol'iglllu l (.. NI! h/lY 1I1 11'll~ ltltul (111 pr'ol'u lI<l I ~I'" t1111 ~ P II jlN ln I
•• (Al margen): Dc mallQ cid IJI'o "III 1\111,""
8 Dresde
del 17 al 21 de octubre de 1913

SEXUALIDAD

1. Del mismo modo que se mantiene nuestra dependencia de la


totalidad, nuestra identidad con ella en torno a nuestra fortaleci-
da consciencia yoica, también ocurre así con aquello que, en el
ámbito de nuestro yo, denominamos «voluptuosidad»: aquello
que se experimenta como algo distinto, específico, pero que en
realidad envuelve a toda la vida que se halla contenida en nues-
tro interior y en nuestro entorno. El romanticismo y el entusias-
mo sensual hipersensual solo pueden denominar «espiritual» a
todo aquello que nos llena con la maravillosa plenitud vital de
nuestra propia universalidad, sin dejarse comprimir en la cons-
ciencia ya que el concepto .físico» lo expresaría de forma total-
mente insuficiente.
Quizá sea por ello que, en el amor, los malentendidos son
más frecuentes en el terreno sensual que en el espiritual, ya que
nos es más fácil expresar espiritualmente de forma directa que
cuando debemos traducir previamente al consciente. A esto se
añade el drama de ser más sensibles al malentendido espiritual,
pues nos confunde lo típico de la expresión.

2. Si reflexionamos acerca del culto fálico de la prehistoria, descu-


brimos hasta que punto el falo representaba algo que englobaba
a los hOll,hn's y al universo desde un punto de vista divino y que
I]Uedllhll MlollholizlI/lo IlO" el sexo , a pesar de que no porque ello
8110\11111<'11111' 111 1""1'111 " ~ lIlidnd sin condi ciones. La mat.eria era
¡\llrendieIldu eon Fl'clld Dresde, de l 17 [1121 de octubre d e lO'"

todavía a un tiempo base y misterio de la existencia: por ello ,,1 que ahora representa y que conforma su realidad (como, po,'
fundamento de la sexualidad podía representar simultáneam('1I ejemplo, el universo de los ciegos, el de los despreciados, o de IOH
te tanto la desnuda existencia como a Dios. El arte antiguo sR hl n odiados, etcétera).
muy bien que lo espiritual se manifiesta en la materia como oh, " En ciertos agravamientos de la enfermedad, antes de eier
de arte (denominada entonces obra religiosa), pero también CjIlO tas agonías, sucede que el ser humano se abandona en tanto C¡III\
la materia en sí misma constituye un símbolo. Únicamente P'" sujeto y se convíerte entonces en tercera persona: un cierto tipo
esta razón se desprende de lIna vaca egipcia cierta sensaciólI d. de escisión que ofrece una buena réplica a la divísión patológi(,ll ,
«eternidad", por muy pequeña que sea. Y también por esto ~. ya que formar una unidad pl ena consigo mismo significa tambl ó"
considera el arte realista, aunque sea técnicamente per!'(', 'I" poderse alejar de sí mismo.
como profano e inferior, diferenciándose del arte mayor no Nol" Tan solo experimentamos allí donde formamos una uni 6"
por su. grado de perfección (como tan brillantemente lo denll'" con lo vívido corno en una doble procreación, la de nuestro s ujl'
tra Worringer). to y la de la realidad exterior del mundo. Aquello que n os s " ro
POI' ello pudo el falo tonto y desnudo -en su desnud e ~ " 1 de, no nos ocurre más que parcialmente, mientras que para 1'1
ca contenedora de toda existencia latente- erigirse en obcll N." resto somos nosotros el acontecimiento que no separamos ,n AN
Nosotr os fuimos los primeros en considerarlo como algo sllllllllll que artificialmente de nosotros gracias a nuestra conscien cill . 1': 11
entre la risa y el escalofrío, tan alejado de la adoración COIltO ,1 cierto modo nos pertenece más allá de cualquier afirm ació" tI<-
la simplicidad, algo en lo qu e el niiio inmaduro solo adivinu • • 1111 nuestra consciencia, la creencia en una vívencia plena y Ro lo /1
temor, la contradicc ión entre apariencia y significado y que , 1"" n través de ella es posible una auténtica captación de la re alidnd ,
el adulto, se convierte en lrivíalidad o en histeria .
.
3. Entre otros aspectos, esto es lo que confiere importan ciu l. 1 HOMBRE y MUJER. BISEXUALlDAD
sexualidad: el que puede alcanzar el dolor a través de un eUII"'"
más largo que el de la pulsión de autoafirmación; en la IIIt',II,1 Il >l do que la mujer está física y psíquicamente más difel'en .iedll . "" ,'1
en que rompe las fronteras de nuestro Yo, el dolor no es yll 11111 "I/lno sexual, que el hombre, se equiparan más fácilm ente la s p,'o"I, 'd"
camente perturbador, sino que, bajo determinadas cire"" . I.", des humanas generales con las masculinas . No hay qu e olvidn,' lo ,'(11111'/1
cias, queda impregnado de voluptuosidad. Puesto que la I'"II, 'ldll I lij O, es decir, que cuando el hombre no actúa según su cnr ·t'it~lt · r · r' t'X Ilhl , 11
solo puede acompañarnos por poco tiempo, sin conve ,'llrH" 1I """ , agresivamente, sino qu e, por ejemplo, se manitlesl.a de I'tll'l"" .,Ivlll
exceso, en dolor y superación, es absolutamente n('"" '"" ",, <i n, a través de la bondad o de la inteligen cia, no puede ovlllll' '1111' "111 ..
aprender, más allá de los rígidos límites del yo, la exi SIC'II, 'III ,\ '''1 Ju ego una parte pasiva de sí mismo , es de cir, fem enina . Mlt'I""II M'1""
esta felicidad asociable a cualquier espíritu por el h echo d, ' h" 111 IIluj er ve , por el carácter pasivo ele su sexo , cómo se manif'Il'NI/I " 11 ,,,010
lJarse más lejos que sus propios límites personales, y q,," . NI, ,,,1 111 ,'c lativo a su yo, en la inteligencia , en lo cultural, una CiCr11l '''~''X l''lli
aún felicidad, ha alcanzado también el anonimato. 0I 1<t1 qu e puede englobar dentro de su natura leza fem enina , e l hOllolll'l' ~ , .
La mayor parte del tiempo lo subdivídimos todo "11 1""" 1' '' '' (1 ' ntra en una posi ción mu ch o m e nos faVOrabl e desde e l I)LI 11 lO 11,' VI MIII
en dolores y alegrías, y solo nuestras horas má s a ltas ('"""" 11 \ '·I'.lil co, pu es atravi esa una ci erta dom es l.i cil ción , un CiCrlO clt'I)IIII'"loll' "I"
vitalidad de la vid .. ~"C 111'01'1 y se e conde tras ello: CUllllil/l In lt 01 11 IIqu c llo qu e pose e de simplem e ntc ngl'es ivo.
110S pregunlarnoMsoll l'" In Clulw,'a o la am argura. l.;" ,'1 l' " SOg lll1 la t rminol ogia li'c udian n, la civili zació n ele l hOIllIJl'1' dl'l",,'11I
aná lisi s cl cs c'ullI'III'''M""" """ IlIIloll\ " i as I.ms las dCllI'OH I""" , oI, ' lIltllllllll"se hOll1osexualid ad e l!l horadu. C OII ce ,'I (,ul qUl' 1/111 Molo 10M
veces Il'lI MIU H" 1",,",,,. , 1" '1'11 <i"I ~A POdl'flllllO S dcc il'. ('" ,'1,,,11<1 11 """oIn" 's Qlle son 1I1 p;0 hOlllOSt'X lI lt!CS l)lO()"( 11 Vl'I' (' " 1.. IllIlJro- IJI'lljll"dlld"M
qll0 rl ,.:1 ( ' ,. IqlllllllHI 11111 i11. ' ~ IlId(, 1lH'lIlfllnl 'nlt' "(H1( \( 'lull llllu 1"""11I1/1S ¡(1'1I(" 'lIlt· s .Y jll"'d"1I "I'I 'lt'iolllll'Sl' l'I'lll!t'''"H'II/(' (',JI 1 t·IIII M, (1111
t' slllv¡': ,'/! .'4/ 1110 , di 1111 ,""rlo Ijlll '. 1111111 III ()dldH \' 11 fllIl ' MIl '" 111111 1IIIII'I(II II : I II: x(I('pln 4\11 1, 1 ('uNo d, ' '1111' , ('0111() III'I! I-I III ¡'¡. utllll 'I'" NII ('011 /'1 11111( 11011
MOII 11 '1'1' 111111 1 1111111 111 ", l. fu J IlIl hu uu "OIlIU PIII'I,' (1(, 1 lIuh '" ti Id Hf' \' lIId (\ 1111 ' 1'111111'11111 p lU'O f IId NII10 N. ) I ¡C) /'I (PH " 110 1'1 011 t' ll IIh /'l t)lullI 11111110
Aprend iendo con FTeud

sexuales, incluso en las posiciones más importantes y auténticas, se i 111'11


nan hacia la mera mujercita -con inclusión de la amistad, etc.-, pero HIII
que ello constituya seducción erótica.
Aquello que contiene la fusión más sólida de lo masculino y d.· 111
femenino es el sentimiento maternal, en el sentido en que la mujel' <'011
Berlín
cibe y da a luz, pero también procrea,152 protege y domina aquello 11111
acaba de nacer. En el hombre se da ello también allí donde domlllll \
determina, pero bajo la forma más caballeresca de servidumbre, es d"rlr ,
en provecho del ser amado.
Además, la parte mascnlina en la mujer y la femenina en el hOlllhl'
9 del 22 al 29 de octubre de 1915

que todos poseemos, interviene individualmente de forma muy dislllIl"


según como sea recibida tal bisexualidad: a unos los emancipa de su M" 11
altera su armonía, puede desfeminizar el carácter de la mujer o cOIII"111
femineidad al hombre. En otros, en cambio, colorea tanto más e(lll 11
tonalidad sexual, que también puede ser espiritual, cuanto que se cll'slll' 11
sobre un fondo vacío, descolorido de lo sexual: es como si nos oriellllll 11 RESISTENCIA, REPRESiÓN
mos por la presencia constante de la pareja en uno mismo, como pnl'l' '"1 (Finales de octubre de 1913)
unídad personal más elevada, que, precisamente por ello, no s(' 1',"1r
realizar nunca unilalerahnente. Seguramente, la bisexualidad solo ('~ 1" 11 Algunas horas con Eitingon. 153 Conversando sobre el Congreso de MIIII\t>h
ductiva a partir de esta situación; y aquí se separan, por el diámell'o 110' 1111 "firmó que: lo mejor sería que toda la Asociación ~altara por los ~ 1 .r(,H; ~I, '
cabello, el que es &eador del que se gusta a sí mismo, incluso CII " .. 'ste modo , los espíritus más afines se encontranan con autenlicHllliI , y
humanos no productivos (es decir, solo auto-productivos). I"reud no se vería obligado a protegerse combativamente de alaq~ ' s 1"'éI
vlllentes de su propio campo, o a proteger a aquellos que le son h ' k s HI"
poderse responsabilizar por entero de su corrección (por ejemplo, dl s,"
Ilulos inferiores).
Durante la sesión psicoanalítica, en la que el temperam e nlO hl'lIl"
1101' su ausencia, me interesó mucho la conferencia de Eitingon , cuyo 1"'"
Iol ema central no fue recogido por nadie. En su caso «optativo. , qu!' ,'Hrll
Kló precisamente por ese carácter, hubiera debido 'plantears ~ la r)l'O' ~ 1I11111
Hlguiente : dónde radica, en principio, I~, difere~Cla entre «m cIIIJ'lI'loI¡II\ .
(o'n el sentido de ausencia de marufestaclOn delmconsClenle) Y «"'/llsl, '"
1'111. ,' 54 ya que ambos conceptos solo pueden representar dos g l'lodOH 111 .

155. Max Eitington, que sería más tarde el fundador y director de In PSYChOIlII'llIll fi1 l 111
1'"lI kllnik de Be rlín , había entrado ya en contacto con las teorías de .Fre udslcllllo 1'/(1111111111
11' 1111 Zurich¡ en 1907, fue el primer componente del grupo de ZUTlch qu e uoudld 11 Vl p ll jl l
l"II' IH onccló ullí algún tiempo en 1909, antes de marchar a Berlín; era uno de 108 111111 "11111 lIut ..
I 11111108 de Sigmund Freud. Su conferencia se titulaba: .. Über psychoannlyIItH' h,' 11t , llulI "
" h w r monosymplomatischen Neurose» [Acerca de la curación psi connn lh lcu d(1 111111 111' 111 11
152. Este uso de ]a palAbra proC)r('l!r «('{}JI IIpll r ll r ldll 1\0 (. I' IUI'II\'II ni 1111111111 I
encuentra a m enudo en lit J)lunui d e LOll A . S . , V ih~ 111111111 1I 0 lllhlll NI 1)(111/. ,Ui /1) , "d 1 11 . 111 IIl onoslnl.om ática]. I
1 ~4 .• EI de ber del psicoanálisis es el mismo en todos los casos , e l d C,8Cuhl'llIIh' lIlll I I
lación con el ángel de llilkc (IJI\I(. 8:5 Y "/'1 ,) . tll 411KI11/ 1I HU11Jlulill' ¡l11 1'(1/11111111111111'. I UlIII hll 101ll1 1ll,J08 quo se hallan reprimidos como consecuencia de sensacion es dl ~ )lIIH'(\III1 \ 1 jl M, ~
procreado a la vez en el 11IV(,rllfl" 'U\IIU 1111111 \' 1111 , 1' 1111111' 111 \ ¡' II "r 1111 ,. 11111 1\1 ." ' 111111111 j jlUII I 11111' dllll II1'UC811'US de r esistencia al intentar introducirlos e n In con clclI In ,... 11,11 tlll," ll'tlllll"
''Ilfcnd icndo con I'.·eu d Berllll, del 22 111 29 de oclu h.'n di' W i'

tintos de profundidad de la represión , hasta que lo reprimido parece como parte integrante del desarrollo orgáni co, es decir no única nwlllt·
adqml'lr un cierto carácter de existencia natural, sobre la cual se edifica como un factor cultural, producto de influencias ex teriores o de la palolo
totalmente el ser humano, En este sentido, sería posible una línea conti- gía, Sin emb argo, la línea divisoria entre represión patológica y r e p,'cH I(Il'
nua que se extendiera desde la neurosis hasta la psicosis,155 normal es imprecisa, Y no puedo dejar de pensar que el peso se C11I'¡.(1I
Ab ra h am.156 se l'amto
' . a compararlo con un maníaco-d epresivo; pero excesivamente en la cuenta de lo patológico, Por ejemplo, no m e rrs ullll
esta comp~raclOn plantea un problema muy distinto, al no poderse apre- evidente que la amnesia 157 infantil sea real y exclusiva consecuencill d"
ciar de que 1ugar de la constitu ción proviene una tal envergadm'a de lo la represión: es muy probable que olvidemos vivencias experimenllltluM
maníaco-depresivo, semejante improductividad estúpida y estable del por una inteligencia tan débilmente desarrollada (y por ello , inarLi clIl"d"
inconsciente, por un lado y aislada por otro en exceso en es tos detalles fragmenlarioM) ,
Además la cuestión de la resistencia o del efecto esencial no es solo Freud tampoco considera esta amnesia como patológica: pero sr ("011111
inte~esante desde e l punto de vista patológico, sino también desde la pers- algo con dicionado por experiencias placenteras excesivamente "(' llI"'M I
pectiva de lo normal. Pues de hecho, todo aquello que hacemos y somos vas , Una ll ega a preguntarse si el error no estará precisamente aC¡lIr: Mi l"
va acompañado de una res istencia reprimida; su supresión, la ausencia de «sexualidad» infantil de Freud, por mu cho qu e se la destaque (virlillll' d,'
inhibición , supondría e nfermedad y hundimiento, Al igual que ello perte- algún modo del rigor de su terminología), no debería ir necesa ,,;oIllPIII, '
nece al ritmo de lo psíquico, es algo qu e también podemos observar en 111 seguida de «represión»,
fi siología más primiLi va , precisamente en aquella excitabilidad que pre- Una de las dificultades que se derivan de ello es acepta,' e n e l 1111'1'11
senta la célula protoplasmática más simple a través de la absorción y 111 nismo psíquico del ser humano un contraste tan permanente co n ~ 1I vl dll
defensa, y que nos da así la pm eba de su «vitalidad», Freud ha considera - pulsional, aún cuando en Freud, la pulsión del yo lo haga ve ro MI,"I1 , 11: "
do paulatinamente - no en sus prim eras obras- la instancia represora Jung es un verdadero misterio el modo en que la libido se trall sftll'lIll1 d, '
nuevo en cultura y, por decirlo de algún modo, se devora «viva., No ol, ~
tante, desde un punto de vista filosófico, existe ya en la teo"¡n 1'... ·"'"11111'
lI~ is el enferJ~lo ayuda CO ~ S.lIS es ruerzos conscienles contra s us r esiste ncias (y obra, por esta conversión en lo cultura l, desensualizante, como cOnSeClI('IIc111 d,. 111
(',emplo , m edl~nl e la HSOCl a CJÓn de recuerdos) , ¡mes puede esperar un be neficio de s u c" u tendencia opuesta del inconsciente con respecto a la con sc ir nrlll, 110' 1111
¡lIen , I,a c~ac16n. ~ Tatbestafzdsdiagnoslik lUzd Psychoanalyse. 1906. De la doctrina el e 111
l'cw:'es,16n di~e. ~rell(l e n .Geschi~h~e de,. Bewegll.ng, que es «la piedra a ng ular sob r e la que NI\ forma que la represión triunfa en cierto modo mortahnente g"lIdll M11 Ir,
I1 I! I C I~t<l e l edlfl~lo del, pSlcoamiJ.lsls». La represI ón qu e da demostrada por l a innegable c ;\l 'i sublimación, Mientras que una más clara distin ción e ntre "ep"t'sI611 I'ulll
1(, I1 CH! de 1~ re~lstenclél: «L,as mIsmas fuerzas qu e se oponen hoy como rcsjstencia al aCet"'lI1 lógica y represión natural, consideradas r espectivam ente co mo IlIhll,llIlI
11 lo c,o ns~l encla d~ lo o~Vldado , originaron, en su mom ento, el olvido y exc luyero n (1(- 111
(,o~l scl encla .tales Vlv~ n.c~as pató genas,., El moti vo de la represión (como de la resistcJl dll) ra y creadora de vida, no justifica en absoluto un tal p es imi sn,o ((' 1"1 1'11
I\w (es) .. la mcompatlblhdad de las correspondientes represen taciones con el yo del e nl'lll
lIlo'"j .. las fuerzas represoras fueron las exigencias éticas y otras del individuo .. , .0hi' l
I~sychoallalyse .. , En su r elat.o. autobiográfico de 1925 (en Die Medizin de,. GegenwlIr' 111
86lIJsldarstellungen [La medJCllla contemporánea expu esta por sí mismo]) dice Frc ucl 11,,1
pl'OCCS O o del concepto de r epresión: «con stituía una novedadj nada igual había sido ,' t' I'1I
lI ocl do hasta entonces en la vida psíquica .. ,
15?, Bajo el nomb¡'e de psicosis no de be enten derse aquf enfermedad menlul 1'11
¡.r.tI I1 CI'H I, S Il~O que ~e refi ere a las llamadas psicosis endógenas, enfermedad mani aco. dl'I'!I '
~ I Vll y cs qUl zorr~l1Ia, Desde el pt~.nto de vista psicoanalítico se hall an próximas a la s n(' \II '1I
" I ~ (ps!conenro sls) pOl'qu e (tambIén) ellas de ben remiürse a trastornos de la s prime "11fo1 I'U "'I'"
('\!Il,IUlI V/lS: Puede~ se!' co~n pJ'e ndida s etiológi camente, pero no son accesib les a UII 1,'/1111
IIIIe ril o pSICOaJlaJfUco (pOSible mente porque n o tu vo lu gar una . represiólb SÜ10 unn OI'l('j", IHII
¡.. I(' dQ I'),
166, Ka!'l . Abraham había estudiado , a l igua l qu e e, G. Jun g (como lI s hllt' lIl!' dt
BIe' lId (\!') los esCntos de Fl'cud desde 1904; en 1907 mUl'chó a Berlín co mo In édl co jJl' III' I lt-II U 1157, h:1 o l\'lclo CJIIC' I1f('('II1 , l' ll 111 I'IUl YO I'fIl d( ' I )('r ~I( III1 "I. u 1m 1I,'IIIII"'I)I'I IIIl(l" d i'.1I 111 111 11
111 d t' 1 p/'I}ron nrt ll s isj e ll 191 3 visitó a F re ud; talllbi ~ n (l J'fI JI/'odu cti vo des de UII lJuulo dI ' \'I~ I II 111u y flnt ' lIIu y r"I I( 'UI' III {' IIWIIII' 110 IH' VC' 1I111 'c' elI ' ~ I 111 11/1 IJIU ' c' " IlM lIc' c' lllit (·/11"1 111 .... ItI \ 111/1 H ~

Vllltul/lhllll nqur)¡ /(//fUU!t,I' l)carage 'Z {If ' /J,9J'(" /lW" "¡,I ',' iI' (III ,~ l/1m Jllhn'lI liJt)7 IV 't'
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11 1(1 " ,1<'0 , '[}'l/lIfII l",tI M,,,!h?s I S ll efl~ y ..miLol, '1900 (In/'! II'uh/llol'l el e nank so hl' tl 1II IIdlOlil ~ 1 11 (1 '(HIl O 1'(I"lIlIn(lo clt' 111 1'(1111'11"11111 , 1' 11 111'1111(\,1 ,J¡' 1"I'I1I1tl ) , 1"1'1\1111 dl lllo",llI rl /1 ";1111/11 I""ltl ~
" " (111"1' 1'1 10/'1 t' lIt ' uhl'ldll/'P"Iot¡ 11 /11 11 1'1111 11 1111 1111 ()/'I ¡( tI pfllh'(H IIj ' I' I' d l" 1I ' olln lo oh 1,""l n 1111 dlllllll
1"1'01'1/1 , ' 10 111 '/1 <\j(II kll lJ 11 1 lJ¡.¡tc{lIl Il ~ li s l s d e IOR lino ", 1110 7 111 lIl , II)!.! I, 1111 111'01'1111110 1111 II t'I 111 ,
10 Gottingen
Principios de noviembre de 1913

En el concepto de «Dios padre» se une para los creyentes el sí mJsmo y HU


opuesto como totalidad íntegra, de la que provenimos al nacer, ya qu ' Iltl
surgimos de la dualidad, sino que penetramos en ella únicamente a pllr-
lir de la existencia consciente, Quizás el dios no surgió paulatinamcJllo
del padre: sino que la totalidad divina iluminaba aún al padre, que 111
representaba como mundo inmediato para nosotros, Podríamos pensO!' 111
menos que, en el carácter esencialmente violento de la experiencia eO Jl M
dente, de la escisión dualista de lo humano, en yo y en universo, el . l)los.
constituyó, para el hombre primitivo, en cualquiera de sus manifeslo!"lll
nes, la primera y única cosa segura: adoptando de algún modo paru (\1 (,1
carácter de un recuerdo,
En ese estado básico que nos acompaña a lo largo de todll n,w M!t'1I
vida (y que se evidencia principalmente en cualquier experiencia c)"(·,\(II,
ra), es donde nos sentimos doblemente fuertes y, al mJsmo tiem)Jo , 111 11
licos a los demás; sucede como si el delirio de grandeza y la deprIHiI"lI"I"
absoluta coincidiera: y esto es lo que ha caracterizado la fe de lodos IIIS
tiempos y de todas las gentes, Antaño, con la formación de Ins pl"lll'''''1IH
palabras y antes de que estuvieran prácti camente fijada s, CIJolq"I"I'"
podía expresar fá cilmente lo divino (yen más de una o asión lo !J'''' hoy
nos parece fetichista y basto desde un punto de vista I'oligioso, 110 S(JIItI""
s ino oso), pero, cuando todas las palabms alcnnzlJI"Oll HU dClm'nollllwl,jll
t!('l"initiv8, fueron ellas mismas las que nr-rillcOlHlJ'Oll " 111 (llvllll<l,,,1 1' 11 1"
H"I)O"',11('I 6n "Olll() "" '''' l('n'(,Jlo veclJlo,
No <"1"'10 , """'" 1I1 /11"'liN, !J(JI' ni hOllll)l'o 1)I"1,,,lllvII 11' fllllllNII ,'1 H""II
A]l l'e udie ndo con Freud

do de la casualidad o la tendencia hacia lo real: Creo más bi en que ahi está


el nacimiento de l ser humano. Pero predominó la (tendencia) fantasía
que m antiene en Dios la unidad perdida.

CONCLUSiÓN
Índice onomástico
La forma en qu e un ser humano es considerado en el psicoanálisis cons-
tituye algo que nos sitúa frente a él más allá de cualqui er afecto: en algún
lugar, en las p rofundidades, la antipatía y el amor 110 constituyen más que
diferencias graduales.
Se puede conseguir establecer un a relación in cluso más allá de la
propia fidelidad o infidelidad.
Más o menos así: si se ba irrumpido I'ápi da y fuertemen te en la pare-
ja hasta el punto en que par-a propia decepción, la hayamos dejado de algu-
Abel, Karl, D4 Fli ess, Willlelm , 19, 48, 52, 55, 78, 90
na forma a nu estTas es paldas, damos UIl gim s il encioso y extraño - la vere- Abl'aham , Karl, 28, 159, 184 F're ud, Sigmlmd , 11 , 12, 13, 14, 15, lO, 17, 1M,
mos de espaldas- y nos hallaremos en su proximidad. Y sin embargo, no Adle l', AJJred, 11 , 17, 18, 20, 2 1, 22, 23, 25, 26, 19,20, 21,22,23,24,25,26,27,28,211, ,"o
solo en la suya, sino en la de todos. Próximos nu evamente a todos, y por 27,28.30,3 1,32,33, 34, 35,36, 41, 42,43, 51,32,33,34,35,36,57, 58, 59, 1~O, 4 1. 1',
44,53,54.56,59,62,69,75. 78,79, 101 , 43,44 , 46 ,4 7 , 48, 49,50,51,52. 5~,1 1 ,~~,
ello, a nosotros mismos. Y así los seres humanos del pasado, para con los 116, 1J7, 118,120 , 122, 146, 148, 153 56,59,60,61 , 62,63,66,68,69,70. 7 1.7',
que pecábamos por olvido, renacen: no, están co mo eternamente presentes, AlcjandJ'o 1 (Zar) , 127 74, 75, 76,77, 78,79,80,81 ,82,8l.H I ,M~,
defmidos por la eternidad, silenciosos y pé treos ureidos al ser, igual que las 87,88,89, 90,91,92, 93,94,95, OO. 117, 11M,
Bachofe n, Johann Jakob, 104 99, 100, 10 1, 102, 103, 104, 105, 107, 111M,
esculturas de piedras l 58 de Abu Simbel perman ecen unidas a las rocas egip- Bahr, l-I el'lTlélnn, 12 111 ,116, 117, 118, 119, 120, 12 1, I!lJ. 1",
cias domin ando, empero, con su aspecto humano, el agua y el paisaje. Beer-HoflTlann, Richard, 67, 83, 84, 90 128, 129, 131,1 34 ,137, 138, 139, 1411. 11 11,
Bins wange r, Ludwi g, 49, 63 148,149,152,153,154, 156, 167, 1 ~ 1I, 11111,
Bj e rl'c, Paul, 17, 62,161 161,162, 163,165, 168, 174, 1 8~, IM'I, I M~.
Bleuler, Eugen, 28, 29, 117,139, 140 189
BodJiinder, Hudolf, 174 Furtmüiler, CarI, 33, 43
Bonaparte, Napoleón , 18
Bl'cuer, Joser, 12, 62 Gebsatte l, Victor-Emil Fl'h . vo n, O ~, 11'1 1, 1/\' ¡
Brigge, Malte L., 174, 175 159, 160, 161,1 62,164, "165, 16U, ItlM, 1/'
Bubcr, Martin, 25, 26 Goeth e, Johann W. va n, 56, 76
Busse, Evamaria van , 16
Hackel, Ern est I-r. , 104
Cézanne, Paul , 175 Harden, Maxünitian, 54
Havelo ck Ellis, 100, 155
Oelp, El1e n, 17, 18, 35, 44, 67, 69 He be l, r., 75
Hilschmann, Eduard , 54, 00
Ü:b l1 e r~Esch enba ch , Marie "00 ,87 , 96, 118 Hochwa.rl, li'rrulk, 6 1
Eckermrum , Johann Peter, 56 HoITma nn , E.Th .A" 75
Ecks tein, Ernst, 12 Hofmaoll s thal , Hu go von , 12, 7'
U:ilinglon, Max, 183
Je kcls, Ludwi g, 18,72,77,00
li'echn er, Gustav-Th eodor, 45 Jung, C.G., 1'1 , 24, 28, 20, 'i5, ~ I~ , 4~. 411 , 11 .1, 1111,
Ií'ede rn, Paul , 26, 52, 57, 43, 79, 88, 96, 97 99,10'~ , 137, 148, 1 6~, 1 ~ 1l , 11111. 111 1, IMI
168. l .lIS es llll.lHl S I'ca les eg ipc ias qu e se Iwllun 11 li mbos lacios de la CIIII'IIfIH nI j¡Qllplll
(11'WII Vlil l o) On 111 ,'oco de Abu Simbe l en el vll ll e tl f' l Nilo, LII S cuatTo CS IIIIIIII S, tlf' 20 IIWIH I"
F'c l'c nczi, Sa nd o,', 26, 42, 45, 69 , 70, 88, 89,
,11 ' 11 11111'11 , NIIAIl r/loulpldlHl ell 111 5 nr eni sú ull tl n 1/1 1'/l1'lId ti" 111 111011111011; 0 111'1111'10 l'OI'OHO 1111 12 1, 122, 1 2~. 1'7, 102, IfI ', 104, 105 KIIIJ I , 111l1l11l1lllt' I, 1'52. 1M, 111M
1"'II HII',lIlI o IH I tl t' lIllHHI cl t, !\lLllI IH'1i 11 UIl'lltlt't!!1I' ¡II'I I II'HI Hllh lt! tl l' C I'I ~ t o ,
Aprendiendo con Freud

Key, Ellen, 62 Salomé, Gustav von, 127


Kleist, Heinrich von, 31 Salomé, Louise von, 70
Kraus, Karl, 12 Scheler, Max, 11 , 165, 166, 167, 168, 169
Schnitzler, ArtlllU, 90
Lenau, Nicolaus von, 31 Schopenhaue~Arthur, 169
Lorenz, Emil Franz, 73 Seif, Leonard, 69
Silberer, Herbert, 9S-99
Mach, Emst, 148 Simmel, Georg, 165, 166, 167
Marx, Karl, 32 Spie lrein, Sabina, 136
Meyer, C.F., 51 Sptnoza, Baruch,25, 45,66,67, 154, 148
Morawitz, Lucia, 12 Spitteler, Carl, 118
Staudenmaier, Ludwig, 164
Nicolás 1 (Zar), 127 Stekel, Wilhelm, 18, 19, 20, 23, 24, 26, 31, 32,
Nie tzsche, Friedrich, 12, 15,21, 60,64,94,107, 42,43,44,49,59,85
130, 189 Stocker, Helen, 98
Nijinski, Vaslav Fomitch, 45, 151 Swift, Jonathan, 118
Swoboda, Hermann, 19, 20, 41 , 42, 43, 51, 52,
Oppenheim, HermalUl, 53 90

Putnam, James J., 87, 88 Tausk, Vi ktor, 25, 26, 30, 31, 35, 39, 40, 44, 45.
46,52, 53,59,61,63 , 64, 65,67,68,70,73,
IInJlk, Otto, 37,42, 69, 88, 89, 118, 184 75,77,82,83,85,86,87, 88,89,90,94,95,
J\~e , Paul, 81, 84 97, 99, 100, 101 , 102, 103, 104, 105, 100,
nclk., Theodor, 98 107,110,111,131,151,152,153,154, jr.:.5,
ne lnhardt, Max, 17 158, 160
ncllle r, Rudolf, 73, 89
1\llke, Josef, 172 UUmann, Regina, 164
lIi1ke, Rainer Maria, 11, 12, {5, 15, 16, 65, 66,
70, 81 , 109, 125, 126, 127, 141, 142, 143, Vaihinger, Hans, 36, 117
144, 151,159,161,164, 165, 166,169,170,
171, 172,173,174,175,176,177,182,189 Wassennann, Jacob, 90
RHke, Sophia, 169, 170, j 71 Wedekind, Fran!<, 90
Rodin, Auguste, 142 Weininger, Qtto, 52
ttosenstein, Gaston, 43, 54, 78 Weiss, Karl, 52, 91
noux , Wilhehll, 166 Werfel, Franz, 171, 172
Winterstein, Alfred Frh. von, 60, 99
Snchs, Hanns, 37, 99, 118 Worringer, Wilhelm, 109, 180
SlIrlger, Jsidor, 31, 36, 37, 38, 41 , 79,82 WUJldl, Wilhelm, 24, 29, 45
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