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Según lo aportado por el Proyecto Educativo, en la juventud y en el inicio de la adultez es cuando

se alcanza el mayor nivel de desarrollo, y no solo se habla de lo físico, sino del desarrollo social y
cognitivo. Lo primero que se menciona son las distintas posibilidades que tiene una persona a
través de la vida, esto se debe a factores genéticos (si alguno tiene alguna discapacidad física o
mental) y de contexto (si la persona tiene los recursos económicos para estudiar, etc.)

Son estos factores determinantes para la identidad de una persona en la juventud y la adultez,
determinantes para las decisiones y metas que se tracen en la vida. Sin embargo, uno puede
reformular la identidad que tiene gracias al tipo de experiencias vivenciales que tiene, relaciones
amicales, amorosas, laborales, etc.

Esto es muy importante, ya que muchos desde la niñez han sido formado de manera negativa,
tanto que invalida los esfuerzo de estos por aprender y superarse.
Tal como dijo Gabriel García Márquez: “Los seres humanos no nacen para siempre el día que sus
madres los alumbran: la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez, a modelarse, a
transformarse, a interrogarse (a veces sin respuesta) a preguntarse para qué diablos han llegado a
la tierra y qué deben hacer en ella.”

Nosotros como docentes somos quienes debemos esta verdad como beneficio para nuestra
enseñanza. Nuestro rol como docentes es poder inculcar el amor por el aprendizaje, los valores y,
claro está, la materia que nos corresponde enseñar. Pero la enseñanza se da integralmente. Creo
que como docentes, debemos ser capaces de ayudar al estudiante a cambiar la visión que tiene de
algo y reformular su misión para bien.

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