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El séptimo habito según Stephen Covey.

Este séptimo habito se entiende como el hecho de preservar y realzar el


mayor bien posible sobre sí mismo, donde se deben trabajar cuatro dimensiones.
La primera referente a la física, la segunda la espiritual, la tercera la mental y la
última pero no menos importante la social/emocional. El filósofo Herb Shepherd
plantea que estos cuatro valores permiten tener una vida equilibrada. El Gurú
George Shee-han los llama roles donde dice: sea un buen animal(físico), buen
artesano (mental) sea una buen amigo (social) y sea un santo (espiritual).
Entonces afilar la sierra significa utilizar estos cuatro elementos de forma
equilibrada, congruente y de manera sabia.

Para lograr el equilibro de estas cuatro dimensiones es necesario ser


proactivos y tomar la decisión por sí mismo. Entonces la primera dimensión
supone ocuparse del cuerpo a través del ejercicio físico mínimo 30 minutos al día,
diariamente, trabajando la resistencia, flexibilidad y fuerza mejorando así la
autoestima, la autoconfianza y la integridad propia, mediante el ejercicio físico
prolongado en el tiempo de manera sistemática.

La renovación de la dimensión espiritual conlleva a tomar las riendas de


nuestra propia vida mediante el compromiso de nuestro sistema de valores ya sea
a través de la literatura y la música, el contacto con la naturaleza o la práctica
religiosa a través de la oración o meditación, para experimentar la sensación de
paz promoviendo el bienestar y el bien a otras personas viviendo los
acontecimientos del día con armonía.

La dimensión mental se logra a través de la educación formal pero a su vez


también mediante de una disciplina exterior a la escuela. Estableciendo planes de
lecturas y disminuyendo la exposición de la televisión considerablemente, viendo
programas de manera sensata que nutran el intelecto en el ámbito educativo y
recreativo, buscando forjar el carácter de forma disciplinada.
La dimensión social/emocional se logra alcanzar mediante la interacción
con otras personas. Desarrollando el sentido de la empatía utilizando la
comunicación para llegar a acuerdos importantes que permitan avanzar en
propósitos compartidos, a pesar de tener visiones del mundo distintas. Donde se
logren soluciones de ganar/ganar ayudando también al otro y hacer felices la vida
de otras personas.

Para muchas personas existe un espejo social que le dice quiénes son, es
por esto que importante estimular la parte positiva en los demás permitiéndoles
ver que son personas importantes, que pueden hacer grande cosas como
individuos. Lograr que otros puedan centrar sus principios y valores de manera
proactiva tratándolas como personas responsables, con méritos para forjar una
sociedad con valores que enaltezcan el bienestar común de todos, es lo que se
logra estimulando las cuatro dimensiones.

Equilibrar las cuatro dimensiones tanto físicas, espirituales, mentales y


sociales/emocionales es importante porque alcanza una efectividad optima
abordándolas en conjunto, pero el descuido de cualquier área afecta a las otras,
es por esto que no debe ocurrir, para así logra una renovación equilibrada
mediante hábitos que permitan la sinergia entre ellos.

La renovación de las cuatro dimensiones nos permite ascender en un


espiral, donde la voz de la conciencia y autoconciencia logrando alcanzar los
propósitos y principios, que podremos en práctica durante toda la vida para ser
mejores. No hay atajos la cosecha de todo lo que hacemos en la vida rendirá
frutos a lo largo de una espiral ascendente de éxitos para lograr la libertad,
seguridad, sabiduría y poder personal para no dejar de progresar y afilar la sierra.

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