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La familia Enterobacteriaceae es el grupo más grande y

heterogéneo de bacilos gramnegativos (BGN) con


importancia clínica; producen una gran variedad de
enfermedades en el ser humano. Desde el punto de vista
clínico, se pueden clasificar en dos grupos,
enterobacterias patógenas primarias (Salmonella
enterica, Shigella spp., Yersinia spp. y algunas cepas
de Escherichia coli) que producen principalmente cuadros
gastrointestinales y enterobacterias oportunistas. En los
últimos años se ha detectado la aparición y diseminación
de enterobacterias multirresistentes. Se han identificado
diferentes factores de riesgo relacionados con el
incremento de las infecciones hospitalarias por estas
bacterias (técnicas diagnósticas invasivas, tratamientos
agresivos, estancias prolongadas, comorbilidades), así
como con la adquisición de enterobacterias
multirresistentes, como el tratamiento antibiótico previo.

Características[editar]
En la definición clásica de una Enterobacteriaceae se usan siete criterios básicos, adicional a
la aparición de nuevos métodos taxonómicos para incluir a ciertos géneros que no cumplen
con todos los siguientes criterios, pero que forman parte de esta familia:

 Son bacterias gram negativas, la mayoría bacilos, otros cocobacilos y


otros pleomórficos.
 No son exigentes, son de fácil cultivo.
 Son oxidasa negativo (excepto Plesiomonas, que es oxidasa positivo), es decir,
carecen de la enzima citocromo oxidasa.1
 Son capaces de reducir nitrato en nitrito.
 Son anaeróbicos facultativos.
 Son fermentadores de carbohidratos en condiciones anaeróbicas con o sin la
producción de gas (en especial glucosa y lactosa), y oxidadores de una amplia gama de
substratos en condiciones aeróbicas.2
 Muchos géneros tienen un flagelo que sirve para desplazarse, aunque
algunos géneros no son móviles.
Adicional a ello, las enterobacterias no forman esporas, algunas producen toxinas y pueden
ser encapsuladas y son organismos catalasa positivos. Son quimioheterótrofos, y necesitan
para su crecimiento compuestos simples de carbono y nitrógeno, generalmente sólo con D-
glucosa, aunque algunas requieren aminoácidos y vitaminas. La temperatura óptima de
crecimiento es de entre 22 °C y 37 °C.
Las diferencias entre los nombres de los diversos géneros provienen de criterios más
precisos, como la fermentación de los diferentes azúcares, la producción o no de azufre, la
presencia de enzimas metabólicas (β-galactosidasa, desaminasas, descarboxilasas), etc. Los
serotipos de importancia médica y sanitaria pueden distinguirse entre sí por la presencia o
ausencia de antígenos en su constitución celular, tales como en el lipopolisacárido (antígeno
O), el antígeno flagelar (antígeno H) o el antígeno capsular (antígeno K).1

Ecología[editar]
La mayoría de las especies pueden aislarse del intestino del hombre y de otros animales, de
allí su nombre "enterobacteria" (del griego entéron, intestino. Pueden ser microbiota o ser
transitorias en la cavidad bucal, en las regiones húmedas de la piel, en especial el perineo,
las fosas nasales y las vías genitales femeninas. Son abundantes en la naturaleza, en
particular en medios húmedos y, por ser expulsadas por las heces, funcionan como
medidores epidemiológicos de salubridad e higiene poblacional.
En el intestino, representan una fracción importante de la microbiota aeróbica, se encuentran
en grandes números en el colon (desde el ciego hasta el recto), donde contribuyen a
la degradación de residuos alimenticios y a la producción de gas intestinal como parte de
la fermentación.
La especie Escherichia coli juega una función importante en el control de otras especies
intestinales, constituyendo cerca del 80 por ciento de la microbiota aeróbica intestinal en una
concentración aproximada de 108 en la materia fecal. Otras especies
de Enterobacteriaceae con una presencia numerosa intestinal son Proteus y Klebsiella,
mientras que otras especies, como Citrobacter, Hafnia, Providencia y Enterobacter están
presentes de manera irregular.
En ciertas oportunidades, los comensales del intestino pueden resultar patogénicos
como oportunistas en infecciones urinarias, pulmonía, septicemia o sobreinfecciones, en
especial en inmunosuprimidos, en el uso de ciertos antibióticos, desnutrición, etc.

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