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TRABAJO PERSONAL Y OBLIGATORIO: Respondan de forma individual:

Inteligencia Intrapersonal: Responder, de modo personal: ¿cuál es la premisa dramática, la idea


esencial, que me genera la obra?
En mi parecer, la premisa dramática, el mensaje principal de la novela hijo de ladrón,
es una formación ética, la cual es transmitida, por un lado, a través de un hombre,
Aniceto Hevia, que a pesar de tener una vida dura y llena de dificultades que las
mismas estructuras sociales interponen en su camino, siempre lucha contra todos
estos abusos y atropellos que conlleven a la damnificación del ser humano. Aniceto la
tiene difícil desde muy joven, con la muerte de su madre, el arresto de su padre, la
separación con sus hermanos, el maltrato del amigo de su padre, y entre otras cosas,
que uno llegaría a pensar que lo transformarían en un bandido, pero el siempre pelea
por sobrevivir de una manera digna, a pesar de verse involucrado en situaciones
lamentables. Por otro lado, esta formación ética que transmite la novela es una
invitación a la solidaridad con los hombres y mujeres que encontramos en el camino,
como es el caso de Cristián, quien ayuda a Aniceto, y quien nos muestra que a los
marginados hay que darles oportunidad, preocupación y oído.

En conclusión, la novela de Manuel Rojas, en un formato amigable como es la novela


gráfica, nos enseña a ser mas humanos, es decir dejar de lado prejuicios y actitudes
que ayudan a la exclusión de los más humildes quienes pueden ser personas muy ricas
en vida y alma, por lo que pueden ser un aporte que terminamos desaprovechando.

y finalmente la lucha por sobrevivir diariamente a través de un trabajo miserable, como lo


era la recolección de metales.
invitación a la solidaridad, a compartir el pan y los sueños con los hombres y mujeres que encontramos en el
camino.

El autor rompe la visión típica y asigna a todas las relaciones sociales que tiene Aniceto
con sus pares una riquísima cantidad de valores como la austeridad, la solidaridad y
camaradería, que demuestran que por culpa de complejos de superioridad y egocentrismo
se les niega la posibilidad de surgir a los desposeídos. Se puede extraer , además, que la
caridad banal de los más privilegiados somete a los marginados, ampliando más la brecha
entre las clases. Se plantea con el ejemplo de Cristian que lo que necesitan los
marginados no es caridad despectiva sin sentimiento de fondo sino que oportunidad,
comprensión y preocupación real.
y finalmente la lucha por sobrevivir diariamente a través de un trabajo miserable, como lo
era la recolección de metales.
También la novela nos revela concepciones que actúan como herramientas para la vida y
nos indican como ser mas humanos dejando fuera actitudes o pensamientos que
prejuzgan respecto del prójimo en general de aquellos más humildes y que pueden ser o
son ser humanos con ricas vivencias que pueden servirnos de ejemplo y lección.
La clásica novela de Manuel Rojas llevada al formato amigable y juvenil de
la novela gráfica –el cómic–, pero no por eso desprovista de la profundidad
y la intensa visión de la vida ruda y deprivada de los hombres y mujeres
que pueblan esos vastos rincones donde requiere valor asomarse.
Hijo de ladrón es una novela que propone una formación ética; la del hombre que asume su libertad y que a
pesar de las trampas que ponen las estructuras sociales en su camino, logra mantenerse fiel a su impulso
natural de oponerse a todo tipo de injusticia, a todo orden social que implique el menoscabo del ser humano. 

invitación a la solidaridad, a compartir el pan y los sueños con los hombres y mujeres que encontramos en el
camino.

Como él mismo lo dijo en Algo sobre mi experiencia literaria: “mi vida de niño y de adolescente fue agitada y
como además conocí, andando por el mundo, muchos hombres que narraban, en un campamento, en una
estación de ferrocarril, en una comisaría, sus historias y las ajenas, tenía un amplio repertorio de historias que
podía contar a quien quisiera escucharlas o a quien me contara otras”. De ese conocimiento, al que estuvo
atento desde su infancia, Manuel Rojas sacó los trazos y los colores que le permitieron crear a sus
personajes, auténticos y vitales incluso en la desgracia o el abandono. Y como bien lo sintetiza el escritor Luis
Enrique Délano en su ensayo “Nuestro Máximo Gorki”, Manuel Rojas fue un “escritor viril, sensible,
desbordante de solidaridad humana y educado en las universidades de la vida”. Desde otra mirada, su hija
Paz, señala en el artículo “Recuerdos de mi padre”: “Es difícil ser como él era. Más que un escritor, más que
un profesor, fue un antropólogo en el amplio sentido de la palabra. Un hombre íntegro de estos tiempos”.

 El final es auspicioso, no feliz, pero esperanzador.

Toda su obra se centra en aspectos de la condición humana

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