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Tomás Alzate Gómez.

Poder en las organizaciones


Según la lectura, dentro del ámbito administrativo y organizacional, el poder era
observado por los teóricos clásicos del siglo XX, como un instrumento de gran
importancia en la administración del personal, en donde el manager tenía la
autoridad para dar órdenes, mientras que el obrero por su parte, debía obedecer y
acatar órdenes. En este sentido, el poder estaba relacionado con la estructura
organizacional en donde se tenían que cumplir unas normas técnicas y debido a
esto, el puesto de trabajo con mayor jerarquía se adquiría mediante el
conocimiento de dichas normas y por la experiencia de la persona en los sistemas
de producción. El poder se derivaba entonces del conocimiento, propiedad y
control de los sistemas de producción. Según Weber, las organizaciones podían
ser diferenciadas en términos de la capacidad de las personas para controlar los
métodos de producción, influenciados por las relaciones técnicas de producción y
afirmaba que el poder también se derivaba del conocimiento de las operaciones
tanto como de la propiedad. Esta aproximación permite conocer los diversos
factores que dieron vida al mundo subjetivo de la organización. Por otra parte,
Weber resaltó las formas de identificación y representación de los miembros
dentro de la organización. Según el management, el trabajador, obrero, operario
representa un capital humano e ingreso hacia la organización. Es por ello que la
administración hace énfasis en las capacidades y cualidades que poseen los
diferentes trabajadores al momento de ejercer su labor.

Básicamente, Weber afirma que el poder es considerado como la capacidad de


conseguir que una persona realice lo que la otra persona le ordene. Han ocurrido
demasiadas críticas por dicha definición de poder, las cuales se dividen en dos
corrientes: la funcionalista, que se caracteriza en las relaciones entre los
individuos y la crítica basada en su comportamiento. Por consiguiente, se ha dado
una manera de comprender a la organización a partir de la concepción del
ejercicio del poder.
En cuanto a las definiciones de poder, éste se puede determinar mediante el
comportamiento del individuo, ya que no puede ser observado como tal y es algo
complejo de definir. El ejercicio del poder contiene su parte racional, porque se
ejerce para obtener beneficios específicos, unas metas y objetivos de la
organización. Según López y Gonzales-Miranda, definen el poder como una
relación interpersonal o intergrupal, en medio de la cual un individuo o grupo
puede provocar que otro individuo o grupo lleve a cabo una acción que de otra
manera no realizaría. Por otra parte, existe una definición de poder muy usada en
los estudios de la organización, la cual parte del autor Robert Dahl e indica que: “A
tiene poder sobre B en la medida en que puede conseguir que B haga algo que no
haría de otra manera”. Existen varias características que respaldan la definición de
Dahl, en las que se encuentran el ejercicio, en donde el poder busca un cambio de
conducta en la otra persona. La alteridad, ya que mediante el ejercicio se hace
necesario la presencia de otra persona. La resistencia, en la cual el individuo se
opone al ejercicio del poder, el hecho de no querer hacer lo que le ordenaron, pero
el poder tendrá la capacidad de vencer esa resistencia, y si hubiera ausencia de
ésta, el poder no existiría. El conflicto, al momento de que el poder venza a la
resistencia, se ocasiona un conflicto que puede llegar a quebrar la relación laboral.
La bidireccionaldad, que según Clegg la práctica del poder concierne no sólo la
imposición directiva de quien ordena, sino también, la conducta de quien ostenta
tal posibilidad. Los límites, en donde el ejercicio del poder los posee en el
momento que el vencimiento de la resistencia se condicionara por las acciones
que el jefe pida que cambie el trabajador y hacer que no vaya en contra de sus
propios intereses. El cálculo político o estratégico, un mal cálculo o consideración
de las acciones del jefe puede ocasionar una represalia por parte del trabajador y
hacer que se quiebre su relación laboral. Finalmente, la acción eficiente, consiste
en que el ejercicio de poder brinda una gestión eficiente, que no significa que sea
correcta, al orientar las acciones de los trabajadores para cumplir los objetivos que
el jefe considera relevantes y necesarios para los objetivos de la organización.

Desde las perspectivas de estudio del poder, la funcionalista se concentra en la


tradición weberiana del poder, en donde se hace énfasis en el aspecto
propiamente relacional: el poder es un modelo de interacción e intercambio entre
los individuos o grupos. La perspectiva funcionalista está representada
básicamente por Max Weber y Talcott Parsons. Las ideas de Weber sirvieron para
explicar la noción de autoridad en la organización ya que, para él, esta expresaba
un tipo de burocracia ideal y racional cuyo objetivo era aumentar la productividad
gracias a la eficiencia y a la racionalización de los procesos productivos, basada
en la jerarquía y en la división del trabajo.

Por otra parte, desde las perspectivas de estudio del poder, la crítica dice que los
individuos operan dentro de unos límites establecidos, por lo que se encuentran
dentro de una estructura de dominación. Para fortalecer su posición frente a los
funcionalistas, esta perspectiva dio a conocer diferentes dimensiones de poder: la
ideología, las prácticas disciplinarias, y la noción de dominación. Junto con ello,
dicha perspectiva mide la importancia de estudiar el conflicto, la explotación y la
desintegración de la organización, rechazando la posibilidad de concebir a la
organización como un ente estable. La característica más importante es el tema
de la dominación. Para esta perspectiva, en las organizaciones existe un orden
que influencia a cada uno de los individuos que se encuentran en ella.

Weber define dominación como “la probabilidad de encontrar obediencia a un


mandato de determinado contenido entre personas dadas” y las divide en tres: la
dominación racional que consiste en las funciones que el individuo puede realizar
a partir del cargo que ocupa. La dominación tradicional, tiene que ver con las
costumbres, creencias y comportamientos a lo largo del tiempo, en donde hay una
trayectoria e historia. Finalmente, la dominación carismática que consiste en la
capacidad que tiene el individuo de influir en el comportamiento del otro por las
capacidades que posee de modificar su conducta.

Desde un punto de vista más organizacional, para López y Gonzales-Miranda, las


fuentes de poder se clasifican en dos: personales, en la cual el individuo ejerce el
poder mediante una serie de fuentes referidas al cargo que ocupa en la
organización. Estructurales, son los espacios organizacionales donde el individuo
tiene la posibilidad de ser partícipe, y al momento de hacerlo, tiene la capacidad
de vencer la resistencia del otro y lograr que cambie de comportamiento.

En cuanto a las dimensiones de poder, Steven Lukes propone tres dimensiones


para estudiar el poder, luego entran Hardy y Leiba-O´Sullivan agregando una
cuarta dimensión basándose en Foucault para explicar el poder disciplinario. Estas
dimensiones son:

1. Poder multilateral: Todos los actores, tienen la oportunidad de tomar las


decisiones en la organización, con la capacidad de proponer diversos
temas por medio de sus diferentes pensamientos. Su objetivo principal es
determinar quién brindó las decisiones que van a ser clave para la
organización.
2. Poder unilateral: Se asume que el conflicto es necesario para el ejercicio
del poder; los trabajadores no pueden participar en el proceso de la toma
de decisiones de la organización, porque existe una élite(jefes) que
obstaculizan su participación.
3. Poder subrepticio: El poder subrepticio se apoya en el concepto de los
intereses, el jefe se encarga de crearle una falsa conciencia a sus
trabajadores en beneficio de él. Lukes afirma lo siguiente: “lo que los
hombres quieren puede ser en sí mismo un producto de un sistema que
trabaja contra sus intereses”.
4. Poder disciplinario: Los actores deben tener intenciones respecto a los
resultados de sus acciones al buscar utilizar sus recursos en la generación
de nuevos significados, además, son sometidos a prácticas disciplinarias
que ejercen poder sobre los individuos y colectividades con el objetivo de
controlar. También, el poder es un recurso manipulable y conveniente con
respecto a la autonomía y soberanía de los diferentes actores.

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