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ENSEÑANZAS KABALÍSTICAS II

Iván Darío Quintero de la Pava

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La Kábalah estudia todas las energías del Universo, tanto lo que pueda existir en el
más infinito o lejano de los soles, como lo que existe en el átomo. Por eso, el
Kabalista correlaciona las energías del Cosmos con su interno ser.

Para el Kabalista existen tres palabras muy sagradas: Neschamah, Ruach y Nephesh.
Neschamah, el Alma conscientiva, para referirse a la consciencia (Espíritu); Ruach,
el Alma sensorial, para hablar del aspecto anímico (sentido Crístico); y Nephesh, el
Alma instintiva, con relación a los aspectos mental, emocional e instintivo (el deseo).

Las energías del Alma del Mundo actuando en Ruach, eclosionan en el corazón (en la
cicatriz del foramen de Botta), despertando el amor impersonal que se exterioriza
como armonía hacia todos los seres, proceso que unido a la conciencia es la finalidad
de la evolución. Gracias al poder irradiante de Ruach es como los soles alimentan con
sus energías a su pequeño sistema de mundos o Sistema Solar.

Aunque todos los seres humanos tenemos Espíritu, no todos tenemos la misma
cantidad de consciencia (Neschamah). Los más evolucionados tienen mas
consciencia y en gradación descendente encontramos personas prácticamente sin
consciencia, siendo en ellos muy activo Nephesh (el instinto y la emoción).

A través del amor y del aliento de la vida individual, podemos tomar contacto con el
Aliento de la Vida Universal educiendo mayor consciencia. Por eso siempre debemos
alentar con mística. Cuando permitimos que las energías de Nephesh desequilibren
nuestra armonía, el aliento se torna irregular, lo que puede llevarnos a ser
desalmados.

Los grandes seres de la evolución tienen mayor cantidad de Alma (Ruach), porque se
han esforzado en servir y amar a la humanidad, logrando unificarse con el Alma del
Mundo. Jesús, Buda, Krishna, lograron que el aspecto Ruach aflorara en su corazón,
unificándose con el Ázoe de los sabios, con el Cristo interno.

Debemos tener en cuenta que la única energía que tiene en sí el germen bipolar, es el
Alma, es Ruach. Ella induce la energía de Neschamah, la consciencia y eleva la
energía de Nephesh, el Fuego creativo.

Neschamah tiene su punto focal de actividad desde la cabeza hasta el cuello. Permite
la educción de consciencia en todos los momentos de la vida. Ruach actúa desde la
laringe hasta el diafragma para la realización del amor y la posibilidad de utilizar
bella y constructivamente el lenguaje. Nephesh actúa desde el diafragma hasta la base
de la espina dorsal en los aspectos emocional e instintivo de nuestra naturaleza.

El instinto, la emoción y la mente, son los que nos subyugan a este mundo
tridimensional; son los que nos mantienen permanentemente anclados a la materia
estancando nuestra evolución. La humanidad está pasando por un estado lamentable
de guerras, odios intensos y vicios, produciendo terremotos, incendios, inundaciones,
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etc., que son el resultado del desequilibrio de las energías planetarias de Nephesh.

Nephesh es la Luz Astral, de la cual Eliphas Levi hace un estudio en el libro "Dogma
y ritual de la alta magia", en donde enseña que la Luz Astral tiene dos polaridades:
una que es sutil, espiritual la que se relaciona con los astros, con los planetas en cada
sistema de mundos, y otra, mundana, que es la que utiliza la humanidad a través del
instinto, de la emoción y de la mente, desequilibrando las energías del planeta.

¿Cuál es la manera de solucionarlo? Debemos tener en cuenta la Luz Astral


Universal, el agente mágico por excelencia, es extremadamente plástico y sutil, por lo
que se puede encauzar, gobernar y dirigir a través de la imaginación y de la
voluntad, que son los instrumentos del mago.

Ruach es el imán de la vida y el Azoe de los sabios. Para el Kabalista, Ruach es el


sendero de la realización, porque la sensibilidad, "es la razón de ser del instinto en las
plantas y animales y de la autoconsciencia en el hombre", tal como sabiamente lo
expresó el Adepto K. H., para que pudiéramos darnos cuenta de la trascendencia del
Alma.

La Maestra Blavatsky decía que "la sensibilidad, es la llave que abre las puertas de
todos los mundos". Podemos llegar más fácilmente a los demás cuando somos
sensibles y armoniosos; pero, cuando nos dejamos arrastrar por la energía de
Nephesh, la serpiente genesíaca manifestada como instinto, emoción y mente,
destruimos nuestra armonía interior y la de los demás, siendo repelidos por todos.

Cuando Neschamah se sumerge en las esferas de Nephesh y de Ruach, se va


convirtiendo en el elixir de larga vida tal como sucede con los Adeptos, quienes
lograron derivar de la fuente de aguas vivas el elixir para mantener su cuerpo joven y
vigoroso, porque en ellos ya no hay función de instinto, de emoción ni de mente; en
ellos todo es sensibilidad y consciencia. ¡Cuan diferentes somos nosotros que
sacrificamos constantemente el Alma del Mundo manteniéndola crucificada por los
bajos instintos que retrasan nuestra evolución!

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