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disputas políticas, casi anárquico – Franca hace una pasusa y concluye –
después de la guerra, yo sentía que Italia ya no era, ni sería la misma.
Por lo antedicho, en 1947, la familia Benedetti –por esa entonces con un
hijo, Mario- decidirán embarcarse en busca de nuevos rumbos. Será
Argentina, concretamente Mar del Plata, el lugar que el destino les tenía
reservado, y, después de cuarenta días en un buque carguero llamado Andrea
Gritti, llegan a estas tierras.
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“Amigas del corazón. Las conocí aquí en la Argentina -nos dice Franca
de Luisa e Italia-, son italianas, la misma edad, pero nos unió el mismo
idioma y la misma forma de pensar.
Algo siempre presente en su relato, es su profundo agradecimiento a
sus familiares: Pepina y Eliseo Benedetti, quienes les enseñaron a dar sus
primeros pasos en estos climas. “Pepina, –aclara Franca- fue la que nos
acompañó, no sólo con su presencia, sino con su trabajo incansable en la
gastronomía del local. A ella, hermana del corazón, mi agradecimiento y
amor”.
Pero dejemos estos datos para más adelante y centrémonos en el
individuo, en sus rasgos, en sus pensamientos y en las razones por las cuáles
vamos a contar esta historia. Franca piensa y contesta: Mi historia de vida,
quiero dejársela a mis hijos, a mis nietos, a mis bisnietos. Y porque no, a mis
clientes, que han sido un gran amor para mí y a los que les he dedicado mi
vida –Franca hace una pausa y luego continúa - En mi historia encontrarán
las voces de mi padre, de mi abuela; en fin, de mi familia y de mi pueblo, y las
enseñanzas que en ella viven son ejemplo de cómo triunfar en la vida siendo
una persona honrada y respetuosa.
Franca es una mujer de carácter fuerte, muy disciplinada para el trabajo
y con una habilidad sorprendente para la economía. Según ella misma -cuando
intenta explicar su forma de ser- afirma que estas características ya estaban en
su educación familiar, y se resumen a un “espíritu sacrificado” para el trabajo,
y en una disciplina estricta con respecto al “ahorro”.
Pero también se podría retratar una Franca más intima, que –junto a su
amiga Lilian- canta tradicionales canciones de Italia; y cuando lo hacen,
sueñan y reviven otros tiempos y otra geografía. En estas oportunidades,
juntas, da la impresión que el tiempo no ha pasado; y si las viera un espectador
neutral, diría que parecen dos niñas cantando, alegres, como dentro de un
juego infantil.
Otra forma –si la buscáramos- de conocerla, de acercarnos a ella, podría
consistir en transcribir, sus pensamientos y dichos, ya que en ellos podemos
visualizar el rostro de quién los dice:
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- Mi filosofía de vida hace que deseche todo lo malo y que solo me quede
con lo bueno. Si un día estoy mal, decido cambiar, doy vuelta la hoja y
sigo.
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Sant’angelo In Vado
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Le Marche (en castellano, La Marca), región de Italia que incluye las provincias de
Pésaro y Urbino, Ancona, Macerata y Ascoli Piceno (todas reciben el nombre de sus
capitales). Las Marcas es, principalmente, una región agrícola en la que se cultiva trigo,
maíz, frutas, y en especial uvas para la elaboración de vino. Las principales industrias son
la papelera y la textil sedera. En el siglo III a.C., las Marcas cayeron bajo control de Roma.
Desde el siglo VIII d.C. hasta 1860, cuando se convirtió en parte del Reino de Cerdeña, las
Marcas pertenecieron a los Estados Pontificios. En 1861 pasó a formar parte del Reino de
Italia. Extensión, 9.693 Km2; población (1991), 1.446.751 habitantes..
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- Mi Padre era Mediador entre el que compraba y el que vendía. Cuando
estos se ponían de acuerdo se tomaban las manos, mi padre ponía la
suya encima y operación cerrada y sellada, porque la palabra era
sagrada –Franca se sonríe y vuelve al presente- no como ahora que ni
los papeles tienen valor.
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Una cultura que como apunta Franca no solo tiene miles de años sino
que reúne las voces de los hombres y su experiencia. Investigaciones actuales 2
han descubierto una casa de 35.000 años en las puertas del pueblo de
Casuccio, ésta ha permitido reconstruir el modo de vida de esos pueblos y ver
esa raíz fuerte que es la base de todo gran pueblo, esa inteligencia milenaria
que la necesidad y la voluntad de vivir le exige a toda vida. Porque una cultura
es eso: una herramienta de vida que reúne las voces del pasado y las devuelve
al presente en forma de sabiduría.
Esa sabiduría es la que entrevemos en las construcciones antiguas y que
el actual descubrimiento ha permitido visualizar. Las casas se construían
mirando al río y muy cerca de él para facilitar las tareas sanitarias, de riego y
consumo; además, las zonas elegidas son “los altos” que le aseguraba cierta
protección. Todos estos conocimientos se deben a los esfuerzos de la
Superintendencia de Ancona que provee los fondos conjuntamente con la
comuna de Sant’angelo In Vado. Esfuerzo que demuestran el interés del
pueblo por no olvidar sus orígenes, por sentirse uno, en continuidad con su
pasado.
Pero más allá de estas investigaciones científicas, el pueblo de Franca
siempre se preocupó por su pasado, porque a éste, lo sentían como una forma
de presente y también de futuro, prueba de esto es la frase que escuchamos
hace instantes de la boca de Franca “el mundo cambió, yo no” y cuando dice
esto está diciendo esta historia de su pueblo: su personalidad se formó en
aquellos climas, con los consejos de su padre y su abuela y eso es lo que no
cambió y acompañará toda su vida.
Franca hace una pasusa y dice:
- Tiene dos ojos para ver, dos orejas para escuchar y una boca para que
consulte al cerebro antes de hablar – se ríe y concluye- consejos de mi
padre.
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En las puertas del pueblo de Casuccio fue descubierta una casa de 35.000 años. Se
encontró mientras se realizaba un trabajo de ampliación a la altura del puente de Víboras.
Lo más llamativo fue un tipo de choza que estaba echa de palos clavados en la tierra
entrelazados y recubierto de arcilla. Es importante destacar al referirnos al hallazgo
arqueológico que hay restos de cerámica, puntas de flecha y otra pertenecías que son de
gran importancia como documento y un importante avance para investigaciones futuras. El
conocimiento de Sant’angelo In Vado se debe a la gran labor periodística de “Campanon”
que en el año 2003 cumplió sus primeros 50 años de ininterrumpidos con el lector. Este
medio de difusión llega a la Argentina para la colectividad Santangiolesi que siempre está
ávida del conocimiento de su pueblo que no quieren olvidar sus orígenes
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Luego se acuerda de otros: nunca creas que sos la mejor, ya que el día
que estés convencido de ello, no serás nada, y de otro, mantén la línea del
poco pero bueno”, y de otro, Jamás tengas resentimiento y serás feliz, y luego
de otro, Ama al prójimo y te amarás a ti mismo, hasta que uno intuye que la
lista es infinita y un poco ella misma, es producto de esta sabiduría. Al fin
reflexiona: “Yo siempre recuerdo los consejos de mi padre, que intente
siempre tener presente como aquel: no te pongas del lado de los chismes, si
no los escuchas, nunca tendrás enemigos”
Porque para Franca en esto consistió su educación –un poco alejados de
lo que hoy entendemos por educación- el concepto de educación que tiene es
un concepto que abarca al hombre en su totalidad, donde enseñar y aprender
significan consecutivamente, enseñar y aprender a vivir. En este sentido
recuerda:
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Después de dejar el secundario, empieza una nueva etapa en la vida de
Franca, comienza a trabajar con una modista y a recorrer el camino de la
moda. Al respecto dice Franca: “cuando me casé tuve que dejar esta
actividad, pero fue fundamental en mi vida. Luego, ya en la Argentina,
cuando tuve necesidad, me ingeniaba para dar vuelta los puños y el cuello de
una camisa para que parezca nueva. Vea, de ahí aprendí que el saber no
ocupa lugar.” Otro recuerdo de esta etapa es cuando tuvo la osadía de hacerle
un traje a Curzio utilizando una tela azul fantasía. En este sentido Franca
comenta: “Aprendí, en esa época, que el clásico moderno es lo mejor para
todas las edades”.
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Curzio Benedetti, el amor
- Curzio siempre fue muy lindo, tanto que yo todo los días me
preguntaba que debo hacer hoy para no perderlo –Franca hace una
pasusa y suelta una tierna carcajada- Un día Curzio me dijo: “el día
que sea celosa, voy a mirar a otra”. Entonces, aprendí y cuando
veía una mujer hermosa le decía: “mirá que linda que es esa mujer”
y se la señalaba.
Esta picardía retrata una pareja que no sólo se formó bajo el cimiento
del respeto mutuo sino que conservó por años esa chispa indispensable que
mantiene vivo al amor. Franca busca una palabra para definir su matrimonio y
la encuentra: “culto, nosotros hicimos un culto del matrimonio. Éramos tal
para cual y además nos complementábamos perfectamente: él era un artista,
creativo como pocos, yo entendía mucho de economía y administración”.
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cabeza le decía- me hiciste un agujero acá” -entonces ella se ríe y
explica- las mujeres somos constantes y astutas, el hombre, en
cambio, es más bueno e inocente.
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El diez de Julio de 1943 los aliados (EE.UU., Gran Bretaña y Francia)
desembarcan en Sicilia y ocupan la ciudad de Siracusa. Esto promovió que el
Gran Consejo Fascista deponga a Mussolini, el cual fue apresado por orden
del Rey Víctor Manuel III; quién además, nombró primer ministro al mariscal
Pedro Badoglio, ante tal actitud, los alemanes ocuparan Roma y todo el norte
de la península, dispuestos a resistir. Mussolini –rescatado por paracaidistas
germanos- formó un nuevo gobierno, opuesto al del rey Víctor Manuel III.
La entrada en escena de los aliados trajo gran confusión y la Italia se
dividiría en partidos que apoyarán a una u otra de las partes. Curzio -que solo
añoraba la paz- creía que la guerra había concluido. En esta situación de
confusión se reporta y pide indicaciones, una voz fría le informa que no debe
abandonar su puesto y así lo hace. Cuando la situación se aclara, Curzio no
tuvo motivos para estar contento, ni tampoco para decir -con tono de alivio-
por fin llegaron, un comando de militares lo lleva con un grupo de
compatriotas donde le preguntan de qué lado está.
¿Qué respondió Curzio? Que estaba a favor o en contra de Mussolini.
Franca no recuerda que contestó, lo cierto es que fue llevado inmediatamente
a un ferrocarril con destino a Alemania. No sabemos que pasó por la cabeza
de Curzio, pero sin dudas pensó en su familia, en Franca y tomo la decisión.
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viene a la memoria. Entonces la sangre bulle, siente ganas de pelear y pelea.
Por la cabeza de Curzio pasan imágenes como en un calidoscopio: su familia,
Franca, su pueblo y se levanta.
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estas significaban que venían soldados reclutando gente para la guerra. En
estas situaciones, Curzio se escondía en los bosques hasta que pasaba el
peligro, y esto sucedía, cuando las sábanas se iban retirando.
Y la conversación sigue:
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- El amor nos acompañó toda la vida –Franca se dispone ha contar
una anécdota- Curzio quería que les crezcan unas rosas, acá, en Tio
Curzio y no crecían. Sembraba y sembraba, pero no crecían.
Cuando él murió, usted puede creer, viene mi hijo Mario y me dice:
“ha crecido una rosa”.
Una leyenda griega dice que en la antigüedad hombre y mujer eran una
sola cosa, juntos podían trepar los cielos e inclusive desafiar a los dioses, estos
temerosos por su inmenso poder, decidieron separarlos. Por esto -concluye la
leyenda- el amor es ese viejo retorno a la unidad que le devuelve al hombre
ese poder infinito de conectar el cielo con la tierra. Entonces, cuando Franca
cuenta la historia de la rosa, esa extraña comunión se produce y nada, ni la
muerte, pueden separar a dos personas que se aman.
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“Gino, Mi Hermano”
- Gino fue mi otro gran amor – comenta Franca - yo fui, por nuestra
historia, un poco la madre, él veía en mi esa imagen fuerte que uno ve
en una madre.
Gino pasó sus primeros cuatro años al cuidado de una Ama de Leche.
Mientras, en casa de los Guerra, la abuela se hacía cargo de los cuidados de
Franca y los quehaceres domésticos. El padre de Franca volvió a casarse un
año después de la vuelta de Gino a su hogar y las cosas no resultaron fáciles.
Al respecto, Franca comenta: “Me costó mucho adaptarme a la pérdida de mi
madre, sentía cierta nostalgia que se contraponía al placer que me daba
compartir la mesa de una amiga donde encontraba lo que yo necesitaba: una
familia unida. Esa nostalgia que sentía era una manera de extrañar a mi
madre, pero la vida es así – y luego continúa- Con los años reflexioné que mi
padre había iniciado una nueva relación pensando en eso, en rearmar la
familia”
La relación con la madrastra nunca será buena y en los primeros años,
cuando Gino es devuelto al hogar -no aceptando esta nueva situación- se
escapaba con su madre de crianza.“Por eso –apunta Franca- Cuando yo me
casé, Gino se alistó como voluntario en el Ejercito, porque no soportaba esta
situación familiar.
1942 es el año en que Gino entra de voluntario en el ejército y en
aquellos años sucederá la anécdota que vamos a contar. Gino era apenas un
muchacho, aunque en esa época un muchacho de 16 años era todo un hombre.
La muerte de Mussolini trajo gran confusión; sobre Italia las fuerzas del eje y
la de los aliados pujaban por ganar territorio. Gino se hace Partisano y apoya a
Estados Unidos, pensando –dice con tono nostálgico Franca- que “así iba a
estar mejor”. Pero su elección le costó la cárcel y por muy poco, la muerte.
- Gino quería la paz por eso se pone del lado de Estados Unidos. En esa
época escaseaban las especias, el aceite, la sal; inclusive se había
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formado un “mercado negro” que vendía estos elementos a un precio
muy caro.
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La distancia es de doscientos metros, ella corre detrás de la moto con el
fin de alcanzar al comandante antes de que entre en el hotel. Franca llega
agitada, su embarazo avanzado y la hipersensibilidad que significa llevar un
hijo en las entrañas, le da un tono de dramatismo a la escena.
El tiempo se detiene. Pasan mil cosas por la cabeza de Franca. Hace una
pausa y piensa que decir. Piensa que decir que salve a su hermano. Sólo se le
ocurre un tímido, pero firme.
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El principal distintivo de esta forma de vestir era un pañuelo rojo en el cuello y boina de
paño. Esta forma de vestir toma su nombre por Giuseppe Garibaldi (1807-1882),
revolucionario nacionalista italiano y líder de la lucha por la unificación e independencia de
Italia. Esta vestimenta -en la época de la guerra- condenaba y cristalizaba valores como
independencia y unificación en una Italia dividida.
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tener la orden de fusilamiento- al recibir la orden de retirada, lo llama a Gino y
le dice: Disfrázate de viejo y cruza el río, y que Dios te bendiga.
Esta anécdota de la guerra nos brinda una pauta de la unión que existió
siempre entre Gino y Franca. Luego compartirán otra experiencia
intransferible, la de inmigrar. Al respecto comenta Franca:
- Con mi hermano éramos tan unidos, que dos años después de que yo
vine a la Argentina, el también vino –Franca hunde su mirada en lo más
profundo de su ser y dice- después extrañaba nuestra tierra natal y
decidió volver.
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A principios de la década del 70’, Gino –como él dice- siente el llamado
de su tierra natal y decide volver. Unos años antes intercalaba seis meses acá y
seis meses allá, pero decide que su vuelta sea definitiva y el regreso significó
un nuevo desarraigo, porque si bien su patria natal era Italia, Argentina había
calado hondo en su corazón y también la sentía su patria.
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El Inmigrante
Los motivos por el cuál una persona decide dejar su tierra pueden
variar; sin embargo, la experiencia es la misma para casi todos, una triste
historia que requiere mucho de voluntad y espíritu de sacrificio. La familia
Benedetti –Franca, Curzio y su hijo Mario- llegan a la Argentina en 1947,
partida que históricamente se denominó “segunda inmigración”. El motivo
principal que los movía era el de labrar un futuro mejor, lejos de cierto clima
anárquico que significó la pos-guerra.
Sant’angelo In Vado y Mar del Plata son dos puntos lejanos; sin
embargo no hay familia de aquel pueblo que no tenga algún familiar, o
conocido, en ésta ciudad. Esto encuentra su explicación; en primer lugar,
porque la idiosincrasia misma del pueblo hace que la población joven emigre
en busca de un porvenir mejor. “Nosotros –le comentó una vez el intendente
del pueblo a Franca- siempre somos 4000, ni más ni menos”. En segunda
instancia, la ley Argentina de aquellos tiempos, exigía al inmigrante un
contrato de trabajo que era proporcionado –habitualmente- por algún paisano
Italiano que había inmigrado a principio de siglo o después de la primera
guerra.
En este sentido, Eliseo y Pepina Benedetti -ambos hermanos de Curzio-
serán el contacto a la hora de decidir el destino. Eliseo, hermano mayor de
Curzio, había venido a Argentino en el primer cuarto de siglo por pedido de
un Tío que no podía tener hijos. Eliseo emigró el año de nacimiento de Curzio
-cuando apenas tenía 16 años- y si bien el desarraigo fue muy duro, cuando
Franca y Curzio vinieron a éste país, se había asentando perfectamente en la
sociedad marplatense, siendo un importante eslabón de la hotelería de esta
ciudad5.
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Eliseo Benedetti fue una personalidad importante dentro de la sociedad marplatense,
destacándose en el rubro hotelería, en el cuál, llegó a presidir sus más importantes
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- Eliseo, su esposa y Pepina nos enseñaron la fortaleza que se necesita
para trabajar duro; años más tarde tomaremos de sus comercios el
modelo para nuestros emprendimientos comerciales. Para nosotros
aquellos años eran años de lucha, de sacrificio para poder volver a
nuestro pueblo, a nuestra raíz – y luego concluirá- pero cuando uno se
da cuenta ya tiene también raíces acá, y entonces, se tienen dos patrias.
instituciones: la “Asociación de Hoteles” y “Club Urquiza”. Por otro lado, fue el impulsor
de la construcción de varios hoteles, entre ellos, el “Benedetti”, el “L’ette”.Además, fue
propietario del hotel “Mar del Plata” y del hotel “Virrey”
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Franca se entristece y responde: “¿Qué dejamos allá? Todo.” Porque
recién en 1962 Franca pudo volver a su pueblo y reencontradse con su familia.
Y cuando llegó el momento de despedirse algo había en la mirada del padre
de Franca, un tierno reproche, tal vez no se iban a volver a ver y así fue, esa
fue la última vez que ella verá a su padre. También la familia de Curzio
quedará en el pueblo, que, como hoy siente y reflexiona Franca: “allá dejé a
dos familias, porque, cuando conocí a Curzio, mi suegra se convirtió en mi
madre y su familia en la mía”.
- ¿Qué como era la familia Benedetti? –Franca responde- eran una gran
Familia. La madre de Curzio se llamaba Clementina y yo la adoraba.
El padre se llamaba Nellusco y era un bohemio, con un gran carácter.
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casas y bellos jardines. Porque, Mar del Plata -de antes del 50’- era una ciudad
de veraneo para la alta aristocracia de Buenos Aires. De esta manera, en
invierno la ciudad quedaba semivacía y las casas en manos de cuidadores. Al
respecto comenta Franca: “Al lado de la casa principal, estaba la casa del
casero. Colón era una calle de chalet con amplios jardines, por eso también
inmigraban muchos jardineros”
Pero la década del 50’ es tiempo de cambios en la ciudad, los planes de
turismos, impulsados por el gobierno peronista, darán nuevo impulso y en
pocos años Mar del Plata será la ciudad de los edificios, de vacaciones para
todos. Este hecho hará que se reactive la construcción y el comercio. Como
dice Franca: “en pocos años Mar del Plata cambió muchísimo, pasó de ser la
cuidad encuadrada del ferrocarril hasta la costa y de Colón a Luro, para ser
una ciudad gigantesca”
Entonces, la Argentina de mediados de siglo los esperaba con el
General Perón al poder, con sus políticas sociales y su apertura a la clase
obrera. Recordemos además, que el inmigrante, desde los comienzos de la
nación Argentina, fue pensado como la solución al gran problema argentino:
la falta de población. En este sentido, la frase de Alberdi “Gobernar es
poblar” cristaliza un país que en su proyecto de futuro incluía sangre
extranjera como el engranaje del progreso.
Este enfoque global explica la gran corriente inmigratoria de fines del
XIX hasta mediado del siglo XX. Este proceso significo el fin de los que se
denominaba “La Gran Aldea” y dio origen a la Argentina moderna, en la cual
el inmigrante es un elemento fundamental, aportando alrededor de 85.000
inmigrantes por año, en su mayoría de origen Italiano y español.
A pesar de este hecho favorable, las historias individuales de cada uno
de los inmigrantes es una historia dura, de sacrificio y sobre todo de coraje,
porque muchos no aguantaron la situación real y decidieron volver. Y la
situación real era que el que llegaba tenía que empezar de nuevo y de abajo.
Al respecto comenta Franca: “Muchos no quieren contar a sus hijos aquellos
años, fueron años de lucha y no tienen porque avergonzar a nadie; al
contrario, tendrían que servir como legado para las generaciones más
jóvenes”
A pesar del trago amargo que significaba encontrarse en una tierra
desconocida, muchos fueron los motivos para seguir adelante, entre ellos
podemos nombrar el tesón y el orgullo del matrimonio. Pero también, la
venida a la Argentina significó reencuentros; en primer lugar, el de Curzio con
su hermano que no conocía; en segundo lugar, el de Franca con Lilian Sancisi,
amiga de la infancia con la que había compartido la escuela y que había
inmigrado diez años antes. Juntas –en aquellos duros tiempos- recordaban su
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tierra cantando canciones en Italiano y conversando sobre esos juveniles años;
porque si el inmigrante se aleja de su tierra, nunca deja de estar en ella, en sus
recuerdos, en sus ansias y deseos. En este sentido, Lilian es la cómplice intima
con la que aquellos años y aquella geografía subsisten en el presente. Por eso,
aún hoy siguen escribiendo cartas y grabando canciones que mandan a las
viejas amistades del pueblo.
Entonces, este capítulo es esto; es aquí y allá, un lugar intermedio que
acompaña toda la vida del inmigrante, porque y como afirma Franca: “Ahora
pienso que estaría mejor allá, pero sé que es una ilusión, acá tengo a mis
hijos, mis nietos, mis clientes y si estuviera allá, los extrañaría. En esta misma
línea, una reflexión del hermano de Franca, puede cerrar la idea: “Los
hombres son como las platas, si se los arranca y se los trasplanta en otro
lugar, pelearán por reconstruir sus raíces, pero su raíz esta allá y lo llama” y
podríamos agregar que esa raíz siempre lo acompañara como un miembro
fantasma, como una ausencia presente que la amputación no pudo borrar
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Los Primeros Años...
Franca le colocaba diarios debajo de la camisa para cubrirlo del frío del
invierno. Curzio llevaba una ollita de arroz con albóndigas que ella le
preparaba, y en bicicleta, se dirija al trabajo. Curzio nunca había trabajado de
peón de albañil y eso lo angustiaba; generando en su mente de recién venido,
fuertes ansias de regreso. Sin embargo, su fuerza de voluntad y el carácter
fuerte de Franca, serán el sostén para sobrellevar aquellos primeros y duros
años.
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que empieza ha hacer del turismo -en general- el engranaje principal de su
motor8. Esto explica, la importancia que tenía la construcción en aquellos años
y la posibilidad que este rubro le brindará a Curzio.
Por otro lado, el concepto mismo de “vacaciones” empieza a mutar, si
en el siglo XIX y principios de XX, sólo era un privilegio de las clases altas y
significaba un viaje de descanso, de una familia, a una residencia de su
propiedad, el devenir del siglo hará que el concepto se amplié incorporando
otros sectores y nuevas modalidades de turismo, como lo es el turista
ambulante. Esta situación explica el nacimiento y gran desarrollo del sector
hotelero en los años que Franca y su familia arriban a Mar del Plata.
“Cuando llegamos, arribamos a una cuidad vacía” Esta respuesta de
Franca se une con lo anterior y traza una de las principales características de la
ciudad, porque Mar del Plata estaba configurada como lugar de veraneo y el
matrimonio llega en invierno. Había dos Mar del Plata, la de verano, llena de
gente y la de invierno, vacía, de atrás de telón que se preparaba para el verano
siguiente. Esta es la imagen que relata Franca y que sin dudas hizo más duros
los primeros meses de adaptación.
Entonces, mientras Curzio trabajaba de peón de albañil, Franca
realizaba tareas de sirvienta y lavandera de ropa de hotel. Sin embargo y a
pesar del gran esfuerzo que el matrimonio realizaba, aquellos años fueron
tiempo de volver a empezar y no estuvieron exentos de problemas serios, entre
ellos podemos mencionar, la enfermedad que sufrió Curzio y que requirió una
internación en el hospital Italiano de Buenos Aires.
La enfermedad que sufrió Curzio fue ocasionada, en gran medida, por la
gran presión que debía soportar de parte de sus compañeros, que no aceptaban
el excesivo voluntarismo con que afrontaba el trabajo y la inevitable
comparación que el capataz hacía con él. Esta circunstancia no fue fácil y
necesitaron para solventar los elevados gastos de la internación un préstamo
que otorgó un paisano italiano, en el cual Curzio, se comprometía a trabajar
-una vez repuesto- para saldar la deuda.
Frases como “empezar es duro” o “nadie te regala nada” cifran
aquel mundo del recién venido en dónde las oportunidades hay que ganárselas
con el esfuerzo cotidiano. En este sentido, aquellos años le exigían al
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En 1940 el diario La Nación identificaba a Mar del Plata como un lugar democrático,
cuando afirmaba: "Mar del Plata se ha convertido en un balneario abierto a todas las
posibilidades". Era común ver fotografías de confraternización social en las playas o
casinos. En contraste con las visiones de los ricos también se reportaban las visitas de
caridad de las señoras aristocráticas en los barrios pobres -en especial la barriada del
Puerto- como un entretenimiento más del balneario. (Elisa Pastoriza)
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inmigrante un atrevimiento doble, teniendo -en muchos casos- que realizar
varios trabajos para poder elevar el nivel de vida. En este sentido, Franca
debía duplicarse, cumplido su tarea de empleada, de ama de casa, de madre y
hasta de sostén familiar. Curzio, a su vez, efectuaba varios trabajos; los días de
semana, realizaba tareas de peón de albañil; los fines de semana, trabajaba
como ayudante de mozo (Comis) en el hotel Royal.
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Una anécdota de Gino y aquellos años, nos puede servir como ejemplo
del espíritu de lucha y la mentalidad que se necesitaba para lograra afianzarse
en estos climas. Gino trabajaba como peón de cocina en el hotel Scafidi, pero
tenía ganas de progresar; entonces lee en el diario “La Capital” que una
confitería precisaba mozos. La cola para cubrir el puesto era de dos cuadras,
pero él es el elegido.
Cuando le preguntan, él dice que conoce el oficio, pero la misma primer
noche, esto se desmiente: se caen algunas bandejas y es despedido. Cuando
llega a su casa, abraza a su hermana Franca y llora toda la noche; porque el
llanto –comenta Franca- “de impotencia, de ganas de ser alguien,
acompañaba muchas noches del recién venido y lo ayudaba a juntar fuerzas
para la mañana siguiente.”
La situación no fue simple ni fácil, pero los esfuerzos dirigidos hacia
una misma dirección y el ahorro -a cargo de Franca- les permitía ir juntando
dinero para apostar a un futuro mejor. En este sentido, la década del 50’
significa el inicio de la faz comercial, con un negocio de venta de pastas que
les permitirá hacer sus primeras armas en este rubro.
- Los primeros años significan eso y encierran una gran enseñanza que
nosotros siempre intentamos enseñamos a nuestros hijos y es que: “el
ahorro y la economía son la base de toda fortuna”.
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- Compramos una hornalla que se trasportaba, sobre esta hacíamos el
matahambre; sin embargo, cuando necesitábamos funcionaba como un
horno rectangular para hacer pizzetas –Franca se sonríe- la verdad
teníamos que arreglarnos con lo que teníamos, no había muchas
comodidades. De noche trabajábamos para hacer los capelletis y de
día vendíamos, casi no teníamos tiempo. Gino y Curzio –Franca ahora
se ríe- trabajaban día y noche; por eso, para no dormirse, se turnaban
para tomar aire.
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La Faz Hotelera
Con los asientos de la venta del negocio de pastas, más un préstamo del
Banco Provincia; la familia Benedetti, Gino y un socio más, alquilan el fondo
de comercio de un hotel ubicado en la calle San Martín entre La Rioja e
Hipólito Irigoyen, al lado de la tradicional confitería “Montserrat”. Hotel que
llamarán “Metauro” en homenaje a un río de Sant’angelo In Vado (su tierra
natal).
Bajo el lema: mejor cantar que pensar, en el Hotel “Metauro”, todas las
noches se cantaba a la hora de la cena. Esta costumbre; además de incomodar
a los vecinos que más de una vez dispararon tiros al aire, era una manera de
condimentar los alimentos. Porque Curzio –en esa entonces inexperto- era el
improvisado chef del hotel.
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En realidad; la empresa era todo un desafío, las instalaciones consistían
en una casa vieja de seis habitaciones -que en breve- debía transformarse en
hotel. En este sentido, los conocimientos de albañilería que había adquirido
Curzio y la gran mano de Gino, serán el ingeniero que pondrá a punto el
inmueble. Las dos habitaciones del frente se convirtieron en una y sobre ésta
se montó una heladería; mientras tanto, en la parte trasera –sobre un inmenso
patio- se construyeron quince habitaciones, anexas a las ya existentes, ahora,
convertidas en salón comedor.
Sin dudas, el emprendimiento tenía mucho de osadía y de compromiso–
porque- para su realización se había requerido de créditos y había que cumplir
con éstos, religiosamente. “No podía no funcionar -afirma Franca- las
instalaciones necesarias para la heladería, por ejemplo, la habíamos
comprado a crédito, en Siam, y esas cosas había que pagarlas a tiempo.
Lo cierto es que aquellos años requerían mucho de voluntad de trabajo y
mucho inteligencia comercial; porque ante el imperativo: no puede fallar, los
mismos propietarios –Franca o Gino- publicitaban sus servicios en las
estaciones terminales (de ómnibus o de trenes), sin faltar –muchas veces- el
pedido de un favor a un taxista amigo, al que se le pedía que recomendara el
hotel.
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Si por un lado, es evidente el profesionalismo con que la familia llevaba
a cabo sus emprendimientos; también había mucho de artesanal, que iba desde
las remodelaciones y la atención –realizada por los mismo dueños- hasta
anécdotas cómicas, como cuando Franca va a pedir que se le otorgarán plazas
del turismo social.
En tal oportunidad, un empleado estatal le exigía un plano del inmueble,
ante tal requerimiento, Franca se ríe y le dice: Mire, no tengo. Pero se lo
puedo dibujar y se lo dibujo. Entonces, el hotel “Metauro” ya contaba con
contingentes del turismo -que se llamo- social y que enviaba grupos de turistas
cada quince días. Al respecto comenta Franca: “nuestros servicios eran muy
buenos, teníamos un libro que la gente nos pedía firmar cuando se iba, y así,
teníamos como documento de nuestra calidad de servicios al mismo usuario
cuando venía el inspector estatal”
Lo que se llamó “turismo social” tenia como objetivo abrir el balneario
a nuevos contingentes. Democratizarlo, convertir el 'veraneo' en 'turismo',
entendiendo al primero como practicado preferente y casi exclusivamente por
las familias y los hombres de holgados recursos. Porque, los años peronistas
consolidaron el proceso abierto9. La ciudad estaba cambiando: la Mar del Plata
del Casino de Bustillo crecía demográficamente -en 1947 se contaban con
alrededor de 123 mil habitantes- y se hacía más heterogénea y plural. La
simple vista de las cifras de turistas ingresados en los veraneos, lo registran:
de los 65 mil turistas en 1930, se trepa a 380 mil diez años después, y al
millón, en 1950.
La masiva concurrencia de gente a los veranos marplatenses hace que
en 1949 se eleva el número de hoteles, llegando a 825, de los cuales 300 son
nuevos y refaccionados, mientras que –por otro lado- crece y se transforma el
transporte urbano e interurbano. En éste marco favorable, se inserta el
emprendimiento de la familia Benedetti y serán, como lo comenta Franca,
años de aprendizaje que los acompañarán toda la vida.
9
La consigna del 'turismo para el pueblo' fue introducida en la Argentina por el gobierno
peronista como parte integrante de su programa reivindicativo, sin embargo, como se ha
señalado, hubo indicios en las décadas precedentes. En los años veinte, con el ascenso al
poder comunal de los socialistas, comienza a hablarse de quitar al veraneo su sesgo
exclusivista y de modificar la índole social del migrante estival, tendencia acentuada con
los conservadores. Lo novedoso del peronismo fue darle un marco legal más preciso. En
este sentido, el gobierno nacional sancionó el decreto de Personería Gremial
(23.852\45,2/10/45), cuya importancia (respecto al tema turístico) radicó en que permitió a
los gremios con personería crear instituciones para el servicio social y manejar un mayor
caudal de fondos. (Elisa Pastoriza)
33
- La experiencia que adquirimos en esos años fue fundamental para el
futuro, Curzio hizo sus primeros pasos en la gastronomía. Mi hermano
Gino y yo nos dedicábamos a la limpieza del hotel y a la atención en
general.
Sin embargo, las obligaciones contraídas eran tan importantes que para
costearla, Franca también trabajaba en “La Compañía General de Tierras” 10,
donde se desempeñaba como encargada de la atención de la Agrupación.
Esta empresa contaba con alrededor de 30 a 40 empleados, que se encargaban
de vender café -todas las mañanas y tardes- en Mar del Plata.
La década del 50’ –por esta rápida ampliación de la infraestructura que
transformó Mar del Plata- es propicia para aquellos visionarios que apuestan y
trabajan; entonces, la historia se vuelve a repetir y – apenas pasados unos
meses- aparece un comprador del hotel y lo venden. El matrimonio daba otro
paso firme, pero el camino continuaba y enseguida surge un proyecto para
seguir dentro del rubro.
El nuevo hotel se llamará “Francamar” y estará ubicado en la calle San
Martín entre Catamarca y La Rioja. Este emprendimiento ya no contará con la
participación de Gino, que abriéndose de la sociedad, seguirá en el rubro con
una pensión llamada –igual que su hija- Ester
La Formula comercial sigue siendo la misma, con la ayuda de créditos
(en éste caso también de Banco Provincia); la familia Benedetti, genera de la
nada, proyecto que luego se hacen viables. El método consistía en transformar
viejos inmuebles en flamantes hoteles. Para esto era fundamental los
conocimientos y la creatividad de Curzio -que en éste última caso- sobre la
infraestructura de un inmueble, que, antiguamente habían sido dos clínicas,
logra reciclarlos para convertirlo en un importante hotel.
- Fue éste hotel –Franca lo subraya con la mirada- el que impulsó nuestro
reconocimiento, por nuestra política con el cliente y por nuestro
esfuerzo. Con respecto a lo primero, había un proverbio que yo
siempre decía: si se ha encontrado bien en su estadía, dígalo afuera, si
no se ha encontrado bien, dígalo ahora. Con respecto a lo segundo, yo
misma repartía tarjetas de publicidad entre los negocios, o entre los
taxis o en la misma estación de trenes.
10
La Compañía General De Tierras fue una empresa importante dentro de la sociedad
marplatense, quién tuvo la responsabilidad de otear importantes barrios como “Bosque
Alegre” y “Santa Clara del Mar”.
34
La familia Benedetti –en la década del 50- supo aprovechar las ventajas
de una ciudad que estaba en crecimiento, aportando su creatividad y su
voluntad de trabajo, lograron ganarse el respeto dentro de la sociedad
marplatense y una fiel cartera de clientes, que –como afirma Franca- “luego
nos acompañara y seguirá en todos nuestros emprendimientos”.
En resumidas cuentas, el hotel “Francamar” atenderá al público durante
dos años; luego será refundado –previas remodelaciones- y reabrirá sus
puertas bajo el nombre de “Firenze”. En ésta nueva fase, el hotel permanecerá
abierto seis años, llegando ha ser un importante eslabón de sistema hotelero de
la ciudad.
En este capítulo hemos hablado de la primera fase comercial de la
familia Benedetti; de su paso por el rubro hotelería y de la década del 50’, en
la que lograron afianzarse como comerciantes honrados y de respeto. Pero la
década del 50’ termina y con ella, ocurre una desgracia comercial –ocasionada
con el socio del matrimonio- que vuelve atrás todo el camino andado. A
respecto comenta Franca: “Mucha gente piensa que nuestra vida comercial
fue fácil, si en el 47’ (cuando inmigramos) tuvimos que empezar de nuevo; en
el 60’, también tuvimos que volver a empezar.”
En el próximo capítulo hablaremos de esto, del nuevo recomenzar de la
familia Benedetti, de su porfiada voluntad que los mantendrá en pie y los hará
seguir mirando al futuro con ojos desafiantes.
35
Volver a Empezar
El saber no ocupa lugar, este dicho popular -que repite Franca en más
de una oportunidad- nos puede servir como punto de partida para este
capítulo. Porque la década del 60’ significa para la familia Benedetti, un
volver a empezar que concluirá con el gran sueño de su vida: el restaurante
Tío Curzio. Una desgracia comercial causada por un tercero, hizo que la
situación económica del matrimonio regrese a cero, como en aquellos –ya
narrados- primeros años. Sin embargo, el tiempo ha pasado, han ganado
experiencia y respeto dentro de la sociedad marplatense; y esto, les permitirá
sentarse a conversar con los directivos del “Club Pueyrredon”11.
11
El Club Pueyrredon es uno de los más tradicionales y prestigiosos de la ciudad. Allá por
la década del 60’ estaba presidido por el doctor Tarantino como presidente y el Señor
Oteiza como vicepresidente.
36
El proyecto consistía en convertir, un viejo gimnasio del club, en un
respetado restaurante a la carta. Pero el matrimonio carecía de capital, así que
-la historia se repite y como es una característica de todos los
emprendimientos del matrimonio- se comprometen, como paga del alquiler, a
remodelar el lugar y a ofrecer un descuento considerable a los socios de la
entidad.
Las gestiones se ponen en marcha, y en breve, como afirma Franca: “la
creatividad de Curzio, había convertido a aquel viejo gimnasio en un coqueto
restaurante”. El negocio empieza a funcionar; sin embargo, Franca se
multiplicaba –para recaudar fondos- y también trabajaba con su hermano en
un comercio que éste tenía en Rivadavia y Santiago de Estero, donde
funcionaba un “Superservis”.
37
a la hotelería- la que hará levantar a la familia Benedetti de las cenizas; y así,
uno podía ver al mismo Curzio, promocionando sus servicios gastronomitos,
con un pianito, y en alguna de las galerías del centro de Mar del Plata,
cantando el siguiente slogan:
- Con su esfuerzo y tesón, él convirtió lo que iba a ser una casita (por el
presupuesto lo digo) en una hermosa propiedad. A mí, todo lo de la
casa me gustaba, era muy colorida sobre todo –Franca hace una pausa
y luego reflexiona- Porque, para Curzio, no existía la palabra
imposible; él con su talento y su espíritu de lucha, lograba todo lo que
se proponía.
38
ofertas, que va subiendo hasta que el monto ofrecido es muy superior al valor
real de la misma. Entonces deciden venderla, previo acuerdo, de que el
matrimonio contará con seis meses para mudarse del inmueble. “Un poco me
enoje con Curzio –Franca se sonríe- fue como darle un dulce a un chico y
luego quitárselo. Porque esa casa era el sueño de mi vida”
Como Mar del Plata no era tan grande; y de alguna manera, se conocían
las operaciones importantes, la familia Benedetti, empiezan a recibir múltiples
ofertas. Pero Curzio, ya tenía algo en mente, como él mismo lo dice en la
historia que escribió de Tío Curzio: “Cierto día –uno de esos tantos- en que
paseaba mi nostalgia por la costa, divagando... perdida mi mirada en el
inmenso Atlántico... de pronto, un cártel llamó mi atención... me encontraba
en el Boulevard Marítimo y Colón... y admiré la hermosa arquitectura de esas
construcciones, contemplé cómo se amalgamaba con la armonía panorámica
costera... Y todo mi sentir ancestral de lo bello, afloró en este hijo de
Santangelo ” (el relato continúa) 12
Esta belleza que relata Curzio en su escrito, era obra de un ingeniero
Italiano, apellidado Baldassarini, y su estilo despertaba –en sus mente de
inmígrate- grandes recuerdos de la belleza de su tierra natal. Alula
Baldassarrini13 fue uno de los ingenieros más importantes de la ciudad,
realizando alrededor de 900 obras; entre ellas, la Villa Regina, la residencia de
Ortiz Basualdo (hoy museo Juan Carlos Castanigno) y muchas construcciones
ubicadas en la zona Stella Maris, Playa Grande y Los Troncos.
El proceso de democratización, de apertura, movilizó a las familias
aristocráticas, que se mudaron a lugares periféricos de la ciudad; sectores que
se llamaran “Tierra del Fuego”, por su lejanía de la zona céntrica. Así, a partir
12
Esta historia escrita por el mismo Curzio Benedetti se incorporó en los menús y era un
intento de explicar a su clientela, la historia de la fundación del comercio. En esta edición
se anexará el texto completo al final de éste libro.
13
Alula Baldarassarini, ingeniero Italiano, llego a nuestro país en 1915. Mar del Plata le
debe alrededor de 900 obras de una importancia vital para la ciudad, en ellas, podemos
observar un estilo que se caracteriza por piedras en el frente; otras veces -con periodos del
estito medieval- duros maderos a la vista, con ventanas pequeñas, escalinatas de piedra
irregulares, con césped en las juntas. Pero también, se pude vislumbrar el estilo Anglo-
Normando con amplios techos y fuertes maderos de lapacho. Por sus obras, Baldarassarini
recibió, en 1928, el primer premio de este año otorgado por un jurado especialista. Entre
sus construcciones más famosas se encuentran: La Villa Regina –propiedad, en esa
entonces, del Presidente de la República Marcelo de Alvear- la residencia de Ortiz
Basualdo –hoy Juan Carlos Castagnino- y otras, como la importante residencia ubicada en
Castelli y el Boulevard, o la ubicada en Paunero y Bolivar.
39
de éste proceso de intento alejamiento de parte de la aristocracia del centro de
la ciudad, surgen las casa que bordean el Bulevar Marítimo.
Por otro lado, hasta 1950, la avenida Colón era una calle silenciosa con
edificios bajos y algunas quintas. Pero, la promulgación de la Ley de
Propiedad Horizontal –dictada en el primer año de esta década- traerá como
consecuencia innumerables rascacielos, sobre todo, en ésta importante
avenida.
Este fenómeno que transformará el estilo de la ciudad, dándole una
apariencia más moderna, sacrificará antiguas construcciones, para
remplazarlas por enormes edificios. Este afán progresistas, entonces, actuará
como una topadora que derribará todo lo que se le pone delante y tendrá como
consecuencia irreparable, que la ciudad pierda muchas de sus tradicionales
construcciones del principio de siglo.
En este sentido, la casa que luego será el inmueble de restaurante Tío
Curzio estaba en la mira de uno de esos arquitectos progresistas. En este
sentido –sigue el texto de Curzio- “De pronto, comprendí que yo debía hacer
algo –“algo”- por esta ciudad que tanto nos había dado... Sí!!! Debía
impedir –al menos-, que esta casa cayera bajo la piqueta demoledora, en aras
del progreso!!! Y volvió a bullir en mi sangre ese algo más que traía en mi
pobre equipaje de entonces... Y, volví a la lucha!!!
Entonces, la extraordinaria venta que la familia Benedetti hizo de su
casa, les permitió contar con el capital necesario para negociar con los dueños
de lo que hoy es Tío Curzio, la familia Delfino.
Las negociaciones comenzaron y fueron difíciles, los dueños de la casa
tenían una oferta superior a la que podían ofrecer Franca y Curzio; sin
embargo, el otro proyecto, tenía como fin construir un edificio en su lugar y
eso no convencía a los propietarios, que pretendían que quedara intacta la casa
de sus antepasados. En este sentido, que la familia Benedetti tuviera como
intención mantener la construcción, fue el motivo principal que inclinó la
balanza a su favor.
En este capitulo hemos recorrido parte de la década de 60’ de la Familia
Benedetti; etapa, por un lado difícil, ya que tuvieron que afrontar un nuevo
reinicio de su vida comercial. Aunque -por el otro- etapa soñada, ya que sus
esfuerzos incansables se verá reflejado en alcanzar Tío Curzio, emblema de
aquellos difíciles años y signo del porvenir. En el próximo capítulo
hablaremos de esto último, de cómo y una vez más, Franca y Curzio
transforman sus sueños en realidades inminentes.
40
Tío Curzio
- Muchos pensaban que era una locura, ya que Tío Curzio estaba fuera
del área comercial. En esa época, por las noches no había luz en las
calles del boulevard y además, Tío Curzio, quedaba lejos de centro,
pero –Franca se emociona- la relación con nuestros clientes siempre
fue de mutua fidelidad, y nos siguieron hasta acá.
41
El bautismo de Tío Curzio fue realizado por un sacerdote de la iglesia
San José, quién hizo la bendición del local, costumbre que luego se mantuvo
durante largos años.
Esta iglesia era espacial para el matrimonio, en ella se encontraba una
réplica de la Virgen patrona de Sant’angelo In Vado, la Virgen del Pianto.
Esta virgen había sido traída por un hermano cura de Curzio, Williams
Benedetti, en 1960, y contaba con la bendición del Papa.
- Nosotros, en Italia, nos casamos frente a la Virgen, y por eso, era tan
importante para nuestra vida –Franca hace una pausa y luego continúa-
por eso a los 25 años de casados contrajimos segundas nupcias, otra
vez frente a la Virgen del Pianto..
42
preparado lo necesario para preparar el plato, pero en el camino es detenido
por un agente de tránsito, que no aceptando explicaciones, lo lleva a la
municipalidad ( donde funcionaba el centro de tránsito).
En semejantes circunstancias, Curzio vuelve a llamar a Franca; y esta
(todavía con el pescado en la mano) se dirige urgente hasta el establecimiento
en que tiene detenido a su marido. Una vez resulto el inconveniente, el filet
esta en la mesa, pero el cliente ofendido, rechazará el plato. El mozo le cuenta
a Curzio la actitud del cliente. Ante tal situación, Curzio decide explicarle
amablemente al cliente los motivos de la demora. Entonces, el cliente sonríe al
oír la odisea que le cuentan y pide, por favor, que le traigan de vuelta el filet.
43
cantos rodados de la ciudad de Tandil y en solo tres meses, la cascada era todo
un atractivo de Mar del Plata.
La cascada era encendida a las 22 hs y permanecía activa hasta las 2 de
la mañana. Franca nos comenta el por qué de la cascada: “la idea de Curzio
era darse una alegría propia y embellecer el lugar. Buscaba además, que el
cliente notara la preocupación y estima que le teníamos. Realmente y no
exagero, el cliente para nosotros siempre fue el número uno”
Desde los primeros años y para los tiempos de carnaval, Tío Curzio
elegirá a la reina y las princesas del lugar, constituyéndose en un evento de
gran importante para los clientes, que, en una especie de congreso -ellos
mismos- dictaminaban el veredicto, que para las ganadoras significaba:
medallitas de oro y algún premio donación de alguno de los clientes.
Esta metodología, hizo que Tío Curzio se constituyera en uno de los
lugares más tradicionales de Mar del Plata; en él, empezaron a realizarse las
famosas fiestas de egresados, conducidas por el mismo Curzio y de gran
repercusión entre los egresados. Además, por los flamantes salones del local,
se empiezan a organizar congresos, fiestas de colectividades, agasajos,
casamientos y bautismo.
44
Otro de los motivos por los cuales es recordada aquellos años
inaugurales, era el tradicional baile titulado “La Vuelta al Mundo”, idea de
Curzio y que consistía en un viaje imaginario a través del mundo, a partir de la
música típica de cada país. Así, el despegue se producía en Buenos Aires con
un tango, y de esta manera se seguía por todo el mundo, hasta que en un
momento se anunciaba un incendio y corriendo entraba un asistente con un
matafuegos.
45
Baile- “La Vuelta al Mundo” y se complementaba con dos reinas que lucían
gorras de cocinero. Además, se preparó una torta de 100 kilogramos que se
obsequiaba a todos lo que pasaran por la puerta del local, porciones que eran
acompañadas con existo Champagne. Esta buena idea –comenta Franca entre
rizas- “provocó un congestionamiento de tránsito, ya que, todo el mundo
quería recibir su porción y las treinta personas que estaban a cargo de
distribuirlas, no daban abasto.
En éste capítulo sólo hemos esbozado, sintéticamente, algunos de
momentos claves de Tío Curzio, si debiéramos extendernos, la lista de
anécdotas e innovaciones sería interminable. Sin embargo, en el poco
recorrido que hemos hecho, podemos comprender el espíritu de Tío Curzio,
siempre apostando a lo nuevo y a la calidad de servicios.
Si la idea nueva, “la innovación constante” –como afirma Franca- era el
potente motor que alimentaba el emprendimiento, también la incorporación de
la última tecnología se constituía en una obligación insoslayable. Al respecto:
Tío Curzio fue uno de los primeros lugares en tener un órgano electrónico y
un micrófono inalámbrico (entre otras cosas).
Como se hace evidente, Tío Curzio apostaba a ser mucho más que un
restaurante, y esa era su política. En pocos años se constituyó en un espacio
social de encuentro y esparcimiento.
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Últimos Trazos
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En este sentido, de aquellos primeros años que contamos páginas atrás,
nos queda una anécdota que puede servirnos de ejemplo. Por el año 48’ se
estaba filmando en nuestra ciudad la película “Tierra del fuego”. Los actores y
la producción estaban instalados en el hotel “Nuevo Ostende”, propiedad de
unos parientes del matrimonio. Alguien comenta en el hotel que para rodar
una escena necesitan de una casa de madera. De alguna manera, tal rumor
llega a los oídos de Curzio. Él lo comenta con Franca y se postula para el
trabajo.
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- El que no vive para servir, no sirve para vivir –Franca dice esta sabia
frase y luego reflexiona- El cliente es un gran amor de mi vida y no lo
podíamos dejar sin nuestros servicios. Había que seguir adelante y
cumpliendo las ultimas palabras de Curzio, teníamos que hacer de este
chico (Tío Curzio) un grande.
- Yo soy una mujer que puedo estar mal un día, pero me lo propongo,
doy vuelta la página y si mis obligaciones indican que tengo que
seguir, sigo.
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muy activa, dando indicaciones, hablando con los clientes o preocupándose
por sus necesidades.
La voz de las personas que han trabajado junto a ella, también pueden
servirnos como referencia para hablar de Franca. Una vez –nos cuenta- allá
por los años del Club Pueyrredon, nos se acostumbraba cobrar adelantos para
el alquiler de servicios, entonces sucedió, que un matrimonio terminada su
fiesta de casamiento, le dicen a Franca que no tienen efectivo para pagar los
gastos, a cambio, ofrecen el vestido de la novia. Sin otra opción, Franca lo
acepta y lo guarda. En otra oportunidad, una de las mozas que componían el
staff de Club Pueyrredon se estaba por casar, Franca recordó la escena del
vestido y decidió brindárselo como regalo de boda.
50
- ¿Usted sabe quienes son los dueños de Tío Curzio?
- Yo, señor, soy una de las fundadoras – ella le responde, con orgullo en
su interior y con una sonrisa.
- ¡Nuestra, Curzio!
- ¡Nuestra Franca!
51
años trascurridos, nuestro amor y los esfuerzos realizados –entonces
Franca remata- Él me miraba de ese modo y luego me decía: “yo sin
vos no hubiera sido nada, Franca” y me abrazaba fuerte, apretando
sus dedos con ternura.
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