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Coronavirus y Los Espejismos Sobre Un Mundo Mejor
Coronavirus y Los Espejismos Sobre Un Mundo Mejor
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March 27,
2020
Esa afirmación acerca del rol de las enfermedades, las epidemias y las pandemias en la
Historia de la humanidad, que, anticipo, puede concebirse en tanto redes y comunicación,
pertenece al fisiólogo, biogeógrafo e historiador Jared Diamond, de la UCLA, miembro de
la Academia de Artes y Ciencias de Estados Unidos, autor de un libro insoslayable para
los tiempos que corren: “Armas, gérmenes y acero: la sociedad humana y sus destinos”
(Editorial Científico Técnica; La Habana; 2005).
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también esta misma época y nuestro mundo - con Argentina como caso testigo - en
tanto expresión de conflictos de clases y de colisiones entre proyectos de orden
internacional.
En el libro “Las redes humanas: una historia global de mundo” (Crítica, Barcelona; 2010),
lo profesores de Cambridge y Georgetown respectivamente, William H. y John R. McNeill,
la explican como un plexo de redes humanas complejas en las que sus miembros
básicamente “comunican” informaciones, ideas, técnicas; amistades y conflictos;
mercancías y guerras; hasta enfermedades y terapias. “Vivimos en la cresta de una ola
que está a punto de romper. La buena suerte, la inteligencia y una tolerancia difícil de
alcanzar tal vez impidan que la red se haga pedazos (…). Tenemos en nuestras manos la
evolución biológica, además de la cultural. Mucho dependerá de a quién pertenezcan
esas manos”, concluyen.
“La observación histórica nos lleva a la conclusión de que los gérmenes y las infecciones
han dado forma a la humanidad. Por ejemplo, es probable que una epidemia precipitara
la conquista de Europa por parte de los pueblos indoeuropeos hace 5.000 años (…)”,
sintetizó Diamond en la entrevista ya citada con el diario La Vanguardia, de Barcelona.
A mediados del siglo XVII se descubre el poder de la quinina para los tratamientos contra
la malaria y las potencias coloniales ponen proa hacia el control comercial de esa
substancia, sobre todo para poder desplegar su poderío militar en las amplias zonas
afectadas, convirtiéndose una enfermedad que aun es endémica en diversas zonas del
planeta en un vector de control imperial.
La pandemia más mortífera de la Historia hasta hoy fue la viruela, que provocó unos
300 millones de fallecimientos; tan antigua como el mesolítico, tuvo uno de sus peores
brotes en la Conquista: fue letal para Perú y las Américas Central y del Norte. La segunda
fue el sarampión, vigente aun con dramatismo en nuestro país; provocó hasta hoy 200
millones de muertos en el mundo, según cifras de la OMS, aunque su contagio, al igual
que lo que acontece con el ébola, se previene con vacunación. La tercera, la peste
bubónica, estuvo activa hasta 1959 y provocó la muerte de más de 12 millones de
personas, mientras el tifus dejó más de 4 millones de fallecidos pero no supone un
peligro en el mundo moderno.
Las pandemias y epidemias que aterrorizaron a la humanidad en los últimos 100 años
El siglo XX había comenzado con la gripe "española", que entre septiembre de 1918 y
abril 1919 causó cinco veces más muertes que las acaecidas durante la Primera Guerra
Mundial: unos 50 millones de víctimas. Entre 1957 y 1958, la gripe asiática (H2N2), que
apareció en China y llegó varios meses después a América y Europa, causó más de un
millón de decesos. Uno millón provocó la llamada gripe de Hong Kong (H3N2), entre
1968 y 1970. El siglo XX finalizó con la quinta pandemia en importancia de la historia, la
de VIH, que desde 1981 lleva sobre sus hombros más de 32 millones de muertes, según
la ONU. En las dos décadas del XXI sufrimos la epidemia de Síndrome Respiratorio
Agudo Severo (SRAS), la actual Covid-19, más las gripes aviar y A, el ébola y el dengue
que persiste.
Y el cólera, una y otra vez. Registró grandes pandemias en los siglos XIX y XX y supera los
tres millones de muertos, de acuerdo a la OMS. Al respecto recuerdo que, en 1991,
escribiendo desde Perú para el diario “El Sol”, de Madrid y acerca de la epidemia que
atacó a ese país, los médicos que se desempeñaban en el ojo del huracán coincidían: en
América Latina, África y otras regiones vulnerables, la verdadera enfermedad se llama
pobreza.
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De la relectura de su libro y las declaraciones a la prensa ya citadas, Jared Diamond nos
deja una conclusión y un interrogante: “La globalización explica que el coronavirus se
esté expandiendo a una velocidad mucho más elevada que otras epidemias del pasado.
¿Tendrá esta pandemia la misma capacidad de influir sobre la humanidad que en otros
casos? Lo veremos durante el próximo año”.
Braudel lo explicó
Voces de cierta izquierda por el mundo, de quienes se dicen progresistas aquí y allá, y
con mucha fuerza entre las cúpulas políticas y hasta gubernamentales de casi todos los
países de Europa y América Latina, más o menos se enardecen y en una suerte de vale
todo teórico lanzan a los cuatro vientos que esta pandemia haría trastabillar al
capitalismo, que el virus abriría escenarios favorables a un Nuevo Orden Internacional,
que la pandemia podría ponerle fin a los dominios imperiales y hasta que de todo esto
surgiría un capitalismo más justo.
Como es usual, las luces francesas encandilan. Así es que surgen interpretaciones en el
sentido de que, ante una verdadera desorientación oficial de base, las medidas de
excepción adoptadas por un gobierno como el de Emmanuel Macrón -congelamiento de
alquileres, por ejemplo-, suponen un golpe de timón, un alejarse del rumbo impuesto
por el orden neoliberal.
El pensador francés ubica a las enfermedades como contingente del tiempo largo de la
historia, que si bien pueden influir al interior del mediano, social o estructural, las
mismas difícilmente determinen una modificación estructural del mismo, más allá de sus
probable influencias: pongamos como ejemplo las epidemias durante fines del modo de
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producción feudal, que aceleraron la aparición de asalariados y contratos rurales
diferentes a los estados de la gleba, favoreciendo la acumulación primaria y original de la
incipiente burguesía, pero no acabaron por sí mismas acabar con la estructura
(feudalismo).
Coronavirus y debates
En su reciente artículo “La emergencia viral y el mundo de mañana”, del 23 de este mes,
el ensayista coreano y académico en Berlín Byung-Chul formula una serie de
ponderaciones y predicciones en torno a las diferencias en los comportamientos
políticos y sus derivaciones a futuro entre estados como el de China y las “democracias
occidentales, aunque no me detendré en ello sino en lo siguiente: contradice con rigor al
prolífico esloveno Slavoj Žižek, quien también acaba de escribir sobre el tema.
Y quizá resulte un aporte sumar otra vez la voz de Jared Diamond , quien en su reciente
libro “Crisis: como se relacionan los países en los momentos decisivos” (Debate;
Barcelona; 2019), afirma: “Se podría relacionar la crisis con el momento de la verdad: un
punto de inflexión en el que la diferencia existente entre las condiciones que se
observan antes y después de dicho momento es mucho mayor que la que existe entre la
fase anterior y posterior de la mayoría de todos los demás momentos”.
La economía habla
Y nos dice que tras la pandemia y los sacudones del orden global es esperable la
reedición – una vez más - de un proceso de concentración del poder financiero en las
metrópolis. Sólo unos pocos datos.
Por otra parte, los propios organismos internacionales de crédito informan que, en los
países de mercados emergentes (periféricos), en los últimos días se registro una fuga de
capitales vía salida de fondos de de inversión por 86 mil millones de dólares, lo cual nos
habla de un colapso nuevo para esas economías, con aumentos de sus deudas
soberanas, recesión y multiplicación como el virus, pero esta vez el de la pobreza.
El coronavirus y la esperanza
Sobre todo por eso de los ganadores y los perdedores alrededor del tablero mundial.
Desde nuestros países sometidos y lacerados por diferencias e injusticias sociales que
marginan casi siempre a no menos de la mitad de sus poblaciones, es dable prestarle
atención a cuáles pueden ser las consecuencias sociales de una virtual parálisis
económica. Y, lo que no es menor, a cuáles serán los roles del miedo, del terror hecho
paranoia social, y del espejismo de solidaridad interclases, de mágica unión entre todos,
que como tal es mentiroso o al menos deformante; como así también al de los
dispositivos de vigilancia social que se están consolidando. Todo ello en orden a los altos
niveles de conflictividad que podrían registrarse más en breve que a largo plazo.
Por otro lado, es seguro que muchas violaciones a las normas sanitarias impuestas por el
gobierno se registran entre las capas populares, aunque las más de las veces lo hacen
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por necesidades urgentes: si no trabajan no comen y, además, no suelen contar con los
tejidos sociales de otros grupos con mejores posibilidades materiales. En cambio, las
más visibles inconductas son verdaderas tropelías sin empatía social de individuos
pertenecientes a las mismas clase que viajaron, volvieron y eluden cuarentenas o las
aprovechan en forma provocadora para tomar sus automóviles, cuando no yates, e irse
de solaz y descanso.
Y ahora sí, ciertos recuerdos a titulo de corolario. Me refiero a mis conversaciones con
quien fuera uno de los intelectuales argentinos más lúcidos de las últimas décadas, al
artista plástico y filósofo del diseño, Tomás Maldonado, radicado hace mucho en Milán y
fallecido allí a fines de 2018. Decía “el capitalismo es el sistema digestivo más poderoso
que creó ´la naturaleza’; hasta ahora todo lo metabolizó, convirtiéndolo en energía para
sí mismo…o desde la arquitectura, sigue comportándose como la estructura perfecta,
flexible al infinito pero inquebrantable…”.
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