La crisis del coronavirus y la reacción de la gente
Previendo la reacción de la gente me dispuse a prepararme para la crisis que se va a
desencadenar por el coronavirus. La primera medida fue aprovisionarme de víveres para un tiempo prudencial, no tanto porque tenga miedo de que se agoten sino para evitar tener que salir frecuentemente. Después de mercar esta mañana pude concluir lo siguiente: 1) La gente está cagada del miedo por el Coronavirus. El papel higiénico estaba casi agotado. 2) Parece que las papitas fritas son mejor barrera anti-bacterial que los tapabocas. No había papitas de paquete y en general, ningún paquete de snacks. 3) Por fin la gente entendió porque las mamás jodian tanto con el cuento ese de… "Mijo, lávese bien las manos". Estamos hartos de oír como es que hay que lavarse las manos. A propósito no había gel, pero si había jabón de manos, aunque poquito. 4) Parece que la gente necesita muchos huevos para afrontar la crisis del COVID-19. No había huevos por ninguna parte. Hace dos días, compré una caja de 30 huevos, y m mujer casi me mata… ¿A qué horas nos vamos a tragar esa huevonada? Ya le tocó tragarse sus palabras y me está preguntando porque compré tan poquitos. Tambien está reclamando porque no compre suficientes Una de las cosas que me llamó la atención es que, bien porque el consumo frecuente hace que los supermercados se mantengan aprovisionados, o porque la gente no sabe realmente que comprar para épocas de escasez, había suficiente provisión de arroz, frijoles, garbanzos, lentejas y leguminosas en general. En cambio, había poca cantidad de papas criollas, las más delicadas y que se daña más rápido. No entiendo. Había enlatados, especialmente atún de todos los tipos, galletas en empaques metalizados, etc. Mi conclusión: muertos de hambre, pero limpios. Dos cuñadas se van a aislar con un amigo, como Noé y su familia, en una finca por quince días, con la esperanza de que pase el diluvio de la infección. Como allá no hay celular, teléfono ni entra radio ni TV, me parece que van a tener que mandar gallinazos a averiguar si alguien quedó vivo. Ya en la noche, comenzaron a surgir los fantasmas mentales, producto de las numerosas películas apocalípticas de zombis, epidemias mundiales, eventos de extinción masiva por meteoritos, etc. Recordé que alguien emitió un trino preguntando por las medidas sanitarias que se aplicarán a las fuerzas armadas. Considerando que las fuerzas armadas no tienen que estar informando a Raimundo y todo el mundo de sus procedimientos, supuse que no era significante que no hubiesen dicho ni mú al respecto. Ahora bien, en medio d ela pesadilla, recordé el problema cuando la fuerza pública es doblegada por la epidemia, el miedo o simplemente desbordada por la masa histérica, y ahí sí, empecé a considerar la posibilidad de agenciarme una escopeta, un par de buenas pistolas y tal vez dos o tres RPG para defender a mi familia.