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La semiòtica

Teorías del signo y el lenguaje


en la historia

por MAURICIO BEUCHOT

FONDO DE CULTURA ECONOMICA


MÉXICO "
Primera edición. 200-1
Primera reimpresión, 2004

INTRODUCCIÓN
Beuchot, Mauricio
La semiótica. Teorías de! signo y el lenguaje en la historia
— México ; FCE, 2004
208 p ; 17 x 11 cm — {Colee Breviarios; 518) La semiótica {que también ha recibido el nombre de
ISBN 968-16-7189-9 “semiología” y otros más) es la ciencia que estudia el
1 Semiótica I Ser II t
signo en general; todos los signos que formen len­
guajes o sistemas. Empezó estudiando las condicio­
LC P99 B46 Dewey 082 1 B846v 519 nes de significación de los signos lingüísticos, pero
también estudia otros como los semáforos, las mo­
das, los gestos, la comida, para lo cual se han des­
arrollado semióticas visuales, auditivas, olfativas, gus­
tativas
Se entiende por signo todo aquello que represen­
ta a otra cosa Es decir, lo que está en lugar de otra
cosa, que hace sus veces La cosa representada es el
Comentarios y sugerencias: editorfeí’ce com tnx significado. Los signos son usados por los que perte­
www fondodeculninteconomica.com necen a una comunidad semiótica (de hablantes o
Tel (55)5227-1672 Fax (55)5227-1694 usuarios de los signos), pues tienen que compartir­
Diseño de la portada: R/4, Pablo Rulfo los para saber, primero, que son signos y, después,
cuál es su significado Generalmente, se considera
que el uso de un signo (fenómeno sígnico, aconteci­
1) R © 2004. Fondo nr, C ultura Económica
Carretera Picacho-Ajusto 227; 14200 México. D F miento semiódeo o semiosis) se da cuando un emi­
sor transmite un signo, desde una fuente, por un
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra medio o canal, con un código, suscecptible de ruido
—incluido el diseño tipográfico y de portada—,
sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, informático, a un receptor
sin el consentimiento por escrito del editor Los signos han recibido numerosas clasificacio­
nes, por ejemplo: naturales y artificiales Tales divi­
ISBN 968-16-7189-9 siones, a su vez, han recibido subdivisiones, a veces
Impreso en México • Prínled in México prolijas Las clasificaciones difieren según los diver­
7
8 INTRODUCCION INTRODUCCION 9

sos autores o escuelas. Algunas han quedado, por su doras de la historia que la semiótica ha tenido, y con
consistencia teórica o utilidad práctica, pero no hay, el riesgo de repetir mal lo que ya fue dicho de mejor
ni mucho menos, un acuerdo generalizado Hay que manera En cambio, la historia de la semiótica tiene
contentarse con aquellas que han resistido el tiempo valor por sí misma, además de que sirve para estu­
y las objeciones diar sobre la marcha muchos contenidos teóricos y
La semiótica suele dividirse en tres ramas: sintaxis, sistemáticos
semántica y pragmática,* La sintaxis estudia las rela­ Esta introducción presenta algunos de los princi­
ciones de los signos entre sí; la semántica, las relacio­ pales temas de la historia de la semiótica siempre en
nes de éstos y sus significados u objetos; la pragmáti­ relación con ia filosofía del lenguaje, pero subrayan­
ca, las relaciones de los signos con los usuarios (que do lo que es propio de la semiótica como disciplina
a veces pueden emplearlos de manera peculiar ) , distinta Subraya también los antecedentes históricos
Hay diversas escuelas de semiótica, desde la Anti­ de muchos conceptos actuales, que no siempre se
güedad. Aunque algunas han decaído o desaparecido, sabe de dónde vienen Así, en el primer capitulo,
sigue habiendo demasiadas: pragmatistas, analíticas, es- aborda algunos antecedentes griegos y medievales
tructuraíistas, formalistas, escuela norteamericana, de la semiótica, no bien conocidos,. Además de Pla­
escuela anglosajona, escuela de París, de Moscú, de tón y Aristóteles, presenta a los estoicos, que son
Leningrado, de Tartu, de Praga, de Copenhague, poco tratados Luego a San Agustín, Roger Bacon,
de Bloomington, etc. Todo ello impide lograr una Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockham,
mínima unidad, que se ha intentado muchas veces, El capítulo siguiente se dedica a ia semiótica y la
con el resultado frecuente de crear una semiótica adi­ filosofía del lenguaje de Santo Tomás, que merece
cional Para evitarlo, preferimos hacer una exposición un tratamiento aparte, por su acucioso tratamiento
histórica, con una selección de autores y de temas. del verbum mentís, o palabra mental, que es el con­
Hay menos tratamientos históricos- que sistemáti­ cepto, así como el papel del pensamiento como
cos de la semiótica,. Entre los sistemáticos, algunos mediador entre el signo o lenguaje y la realidad
elaboran nuevas teorías, con frecuencia desconoce- También se ocupó, como otros medievales, de la sig-
nificatio, la supposilio y los modi significandi, pero su
1 Es ia dimisión de Oh Morris, Fundamentos de la teoría de los sig­ gran aportación fue este carácter mediador del pen­
nos, México: líís'am, 1958, p 36.
- Entre los históricos, han sido ejemplares algunos trabajos de samiento
Umberto Eco, Marcelo Dascal yJohn Deely. De este último puede Raimundo Lulio es otro importante eslabón en la
verse el libro Faur Ages of Understanding, Toronto: University of historia de la semiótica Es un antecesor de la idea
Toronto Press, 2001, que es una historia de la filosofía desde el
punto de vista de la semiótica, o de la semiótica desde el punto de de Leibniz de un arte combinatoria, y ambos son
vista de la filosofía, en un grueso volumen de 1019 páginas. considerados como precursores de la lógica mate­
10 INTRODUCCION INTRODUCCION II

mática y, por lo tanto, de una posible semiótica for­ sino a toda la semiótica; a Eco, como alguien que no
mal, que nunca se lia alcanzado sólo desarrolló críticamente esos contenidos, sino
Vendían luego algunos teóricos del signo en la que trató de establecer vínculos con la línea pene ca­
escolástica del siglo de oro español: Domingo de na y analítica; y, finalmente, a Derrida, como el prin­
Soto, Pedro de Fonseca, Domingo Báñez, Francisco cipal representante de los pensadores llamados post-
de Anuyo, Juan Poinsot {o Juan de Santo Tomás) y estructui alistas.
Cosme de Leona. En otro capítulo, se presentan los Este r ecorrido por los hitos más importantes de la
tratados sobre el signo de tres autores novohispanos: semiótica y la filosofía del lenguaje puede servir
Alonso de la Vera Cruz, Tomás de Mercado y Vicente como introducción al inmenso campo de la semióti­
de Aragón Vienen a continuación Locke y Leibniz, ca, con una perspectiva histórica de espectro muy
muy importantes por sí mismos y como antecesores amplio. Naturalmente, sin profundizar en la com­
de Peirce y Morris Estudiando a esos clarividen­ prensión sistemática de ese mar sin fondo que es el
tes de la semiótica que fueron Locke y Leibniz, a ese signo y su funcionamiento.
extraño genio que fue Peirce y a su seguidor Morris,
desembocamos en la semiótica moderna, que se
constituyó como doctrina general del signo, y no
sólo de los signos lingüísticos, aunque centrada en
ellos de manera especial
Continuamos con la teoría pragmática del signifi­
cado, que fue desarrollada por Wittgenstein (en su
segunda época) al teorizar el significado como fun­
ción del uso. Esto da predominio al usuario del sig­
no en la significación, que es lo que caracteriza a las
posturas pragmáticas del lenguaje, Wittgenstein y
Peirce son los grandes maestros de la linea analítica
(anglosajona) de la semiótica
En el último capítulo se presenta otra línea de la
semiótica, la es truc tu ralis ta, que se inició con la semio­
logía de Saussure, y tuvo un desar rollo extraordina­
rio Abordaremos brevemente a Saussure como ei
iniciador; a Barthes, como uno de ios que ampliaron
su propuesta, aplicándola no sólo a la lingüística,
ANTECEDENTES GRIEGOS
Y MEDIEVALES DE LA SEMIÓTICA

P lanteamiento

Comenzaremos la historia de la semiótica en sus orí­


genes griegos, para pasar después a sus avances
medievales Atenderemos al estudio del signo en
general, de modo que no recogeremos doctrinas
que se aboquen a alguno de los signos específicos,
sea el lingüístico, que es el más abordado, sea cual­
quier otro, Las doctrinas generales del signo y, por
ello, las propiamente semióticas, no son abundantes;
pero existen desde la época griega En Grecia se ven
sobre todo en los estoicos En la Edad Media, apare­
cen en San Agustín, Roger Bacon, San Alberto Mag­
no, Santo Tomás, Duns Escoto, Ockham y otros,
Pero después se colocan en los manuales de lógica,
esto es, en los comentarios o adaptaciones de las
súmulas de Pedro Hispano,.
Trataremos, como es lógico, primero a los griegos
y después a los medievales De entre ellos, aborda­
mos a San Agustín, R. Bacon, Duns Escoto y Ock­
ham, pues a Santo Tomás le reservamos un trata­
miento especial en el capítulo siguiente. Y, de entre
los griegos, consideraremos a Platón, a Aristóteles y
a los estoicos, que han sido poco atendidos en nues­
tros medios, y que, además, llevan adelante la teori-
H A N T E C E D E L E S GRIEGOS Y MEDIEVALES ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES 15

zación platónica y aristotélica, todavía muy incipien­ innatas Según esto, el legislador o nomotetes debe ser
te y demasiado centrada en el lenguaje. quien imponga ios nombres a las cosas, y para ciarles
los nombr es adecuados debe poseer la contempla­
ción de las ideas-formas de las cosas mismas.
A ntecedentes P latón y A ristóteles En cambio, Ar istóteles defiende una postura clara­
mente contraria. En el Peri hermeneías o De ínterpreta-
Corno hemos dicho, nos abocaremos al tratamiento líone expone una teoría ar oficialista del lenguaje, - El
de las teorías semióticas, y éstas, entre los griegos, signo lingüístico (symbolon) es totalmente arbitrario
comienzan con las de los estoicos, En efecto, antes o cultural, no natural Mantiene con el objeto una
eran teorías del signo lingüístico, no del signo en relación de imposición artificial, debida a la conven­
cuanto tal, propiamente semióticas. Los primeros ción humana. Es el instiumento de la comunicación
en tratar del signo en general fueron los pensadores en la sociedad Allí expone también su célebre doc­
de la Estoa, Pero es importante atender, aunque sea trina de que el signo lingüístico significa la cosa u
muy de pasada, a esos antecedentes fiiosófico-lin- objeto a través de la idea menta) o concepto {ya que
güísticos, para él no hay, como para Platón, ideas subsistentes;
En el ámbito de los presocráticos, junto con algu­ todas ellas se ven reducidas a conceptos de la mente).
nas observaciones muy generales, destacaron los Estas teorías filosófico-lingüísdcas influirán mu­
estudios de los sofistas sobre el lenguaje, ia gramáti­ cho en las discusiones posteriores, sobre todo en las
ca y la retórica También Platón tuvo su teoría del realizadas por los megárico-estoicos En los estoicos
lenguaje, que expone de manera especial en el Crali- se da propiamente una teoría serniódea, no sólo lin­
lo,1Allí se trata del origen del lenguaje, sobre todo el güística, a la que pasamos a continuación
de los nombres El personaje que da nombre al diá­
logo sostiene una teoría naturalista clel lenguaje; en
cambio, otro personaje, Hermógenes, defiende una Los estoicos
teoría arüfidalista del mismo, según la cual depen­
den del arbitrio de los hombres. Se ve que Platón Los estoicos sobresalieron en lógica y semántica, y
prefiere la tesis naturalista de Oradlo, acorde con su fueron tal vez los primeros en presentar una semióti­
doctrina ontológica de las ideas prototípicas de las ca propiamente dicha, es decir, una teoría general
cosas como formas subsistentes en el topos hyperum- del signo, de la cual e! signo lingüístico era sólo una
nios, y con su doctrina epistemológica de las icleas parte, El fundador fue Zenón de Cilio, que inauguró
Aristóteles, Líbente. hiUrpretationv, 1, 16u6 ss ; ed. I Bekker- O
1Platón, Cratilo, truel casi de. U. Schmidt, México: u n a m , 1988 Gigon, Berlín: Waiter de Gruyter. 1961
ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES 17
16 ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES

lo que se conoce como Estoa antigua, Tomó la lógica Así, el signo y el objeto son cosas físicas; en cam­
ele los megárícos, sobre todo de EubúMes de Mile- bio, el lektón no es un objeto físico ni tampoco un
to, Diodoro Crono y Filón de Megara, A Zenón lo objeto pensado Es, entonces, un objeto abstracto,
sucedió Oleantes de Assos, y a él Crisipo de Solí (280- con subsistencia propia. De esta manera, vemos que
ca. 205), que fue el sistematizador de la teoría estoi­ la teoría estoica retiene algo del platonismo y algo
ca, Las fuentes más confiables, aunque bastante pos­ del aristoteíismo. Del platonismo toma esa entidad
teriores, son Sexto Empírico y Diógenes de Laercio, ideal o abstracta, no reductible a lo corpóreo ni al
sobre todo en lo que reportan de Ciisipo,;l pensamiento, sino subsistente por sí misma, que es
Así, en semiótica, ios estoicos, además de introdu­ el lektón, y del aristoteíismo toma el que debe haber
cir, por supuesto, ai usuario del signo en el aconteci­ un objeto físico que designa el signo,
miento sígnico, introducían otros tres elementos: el Pero cabe notar, en primer lugar, que se trata de
signo o significante (/o semainon o to semeion), el sig­ una teoría del signo en general, y no sólo del signo
nificado o sentido (lo semainómenon o to lektón) y la lingüístico o palabra En segundo lugar, llama mu­
denotación, referencia u objeto físico (to tynjanon o cho la atención que digan que los signos tienen que
topragma). Sexto Empírico reporta así esta doctrina: ser materiales, con lo cual excluyen signos mentales
como los conceptos, o abstractos; y, sin embargo,
Los de la Estoa dicen que estas tres cosas están relacio­ dicen que las proposiciones abstractas son signos, las
nadas: lo significado [.ítwiñiowiíMon]» lo significante cuales serían inmateriales Es decir, se nata de las pr o­
(n'íjjrtóím)] y el objeto [tynjauou] El significante será el posiciones en el sentido de la literatura semántica
sonido mismo, por ejemplo el [sonido] “Dión”; lo signi­ anglosajona, en la que proposüion no designa a la ora­
ficado, la cosa misma que se manifiesta mediante [este
sonido] y que nosotros captamos como coexistente con ción o enunciado, sino al contenido proposicional
nuestra mente, [mas] que los bárbaros no aprehenden abstracto y subsistente de manera platónica, tal
por más que oigan el sonido; el objeto es, en cambio, lo como lo usan, por ejemplo, David Lewis y Alvin Plan-
que existe en el exterior, por ejemplo Dión mismo. De tinga Así, entre los lehlá hay elementos simples o
éstos [tendrán] que ser corporales dos, a saber: el soni­ conceptos abstractos y compuestos, como las propo­
do y el objeto, y uno no corporal, a saber: la cosa signifi­
cada, e! lektón, que será (además] verdadero o falso 4 siciones abstractas
Para el vehículo de signo utilizan las voces semai­
non y semeion, pero parece que con cierta diferencia.
:1 Seguimos a 1. M. Bochenski, Historia de la lógica formal
Madrid: Credos, 1967, pp 120-124; Lógica formal antigua. La Por eso Mates traduce la primera como “signo" y la
Habana: Editora de Ciencias Sociales, 1977, pp 121-124, y a segunda como “señal” Y “señal" tiene dos sentidos:
B Mates, Lógica de los estoicos, Madrid: Temos, 1986, pp. 17-26 “En su uso común, la palabra se refiere a cualquier
1 S Empírico, Advenís Mathcmaticos, vm, 11; en j . von Arnim
(ed ). Stoiconnn Vdcrum Fragmenta, Leipzig: Teubner, 1923, p. 166 cosa que, por decirlo así, sirve para ‘revelar’ otra que
18 ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES ANTECEDEN TES GRIEGOS Y MEDIEVALES ID

ha sido antes observada en conexión con la primera, Encontramos en la teoría semiótica de los estoicos
En el sentido especial, mienta lo que es indicativo de una construcción muy aceptable Tienen un esque­
algo no evidente” 5 De ahí surge la división de la ma de la significación válida para todo signo, no
señal en conmemorativa e indicativa, Las conmemo­ solamente el lingüístico Ese esquema es muy pareci­
rativas son, pues, las que nos hacen recordar su sig­ do al de Frege y otros modernos (por ejemplo Car­
nificado, por ejemplo el humo nos hace recordar nap), ya que, además del signo, hay un sentido (lek­
que lo hemos visto asociado al fuego, el cual no es tón), y una denotación o referencia, que es el
visto en este momento, pero lo evoca Igual pasa con objeto/1inclusive, al igual que para Frege, el sentido
la cicatriz respecto de la herida, etc Las señales indi­ o lektón es una entidad platónica, que tiene una sub­
cativas son de cosas que no se pueden ver, por ejem­ sistencia ontologica especial, irreductible al mundo
plo los movimientos del cuerpo indican la presencia físico y al mundo psíquico o del pensamiento, Esto
del alma. nos habla de la gran perspicacia semiótica de los
La misma existencia de los lektá fue debatida entre estoicos
los propios estoicos, ya que la metafísica que final­
mente prevaleció fue el pansomatismo, o la tesis de S an A g u s t ín
que todos los entes son corpóreos, Pero por lo
menos durante un tiempo la del lektón fue una de las El estudio del signo en general, esto es, la semiótica,
doctrinas más importantes El lektón se divide en encuentra un lugar destacado en el pensamiento de
completo e incompleto. Es incompleto el que no San Agustín (334-430). El tema del signo, y no sólo
transmite un sentido que deje satisfecho al oyente; el tema del lenguaje, es una de sus preocupaciones,
por ejemplo, si alguien dice de alguien solamente: ya que para él es muy importante el problema de la
"escribe”, pues se deseará saber quién lo hace El enseñanza, la cual se da mediante la transmisión de
completo es el que transmite un sentido que deja mensajes por conducto de los signos
satisfecho a! oyente, por ejemplo "Solón escribe las En su diálogo De magistro muestra una acendrada
leyes de Atenas”. Los lektá incompletos se dividen en conciencia de la importancia de los signos para la
sujetos y predicados (así pueden traducirse los voca­ vida humana Y en el De doctrina christiana dice que
blos ptoseis y kategorémata) En cambio, los completos las cosas se dividen en signos y significables. Da una
se dividen en proposiciones (axiómata) y otras ora­ definición del signo que se hizo famosa: “es la cosa
ciones no aseverativas, como la pregunta, el ruego, que, además de la especie [o imagen] que introduce
el mandato, etcétera en los sentidos, hace pasar al pensamiento de otra

B Males, n¡> c it, p 3Ì f' Gf B Males, op rii, pp 41-32


20 ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES
ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES 21
cosa distinta”,7 Añade ejemplos de signos naturales hacer —y no pregunta mientras lo hacernos— pode­
(la huella, el humo) y de signos artificiales o conven­ mos, haciéndolo, después de su pregunta, mostrarle lo
cionales (el lenguaje, la trompeta) Por eso divide que pregunta, más con la cosa misma que con su signo:
los signos en naturales y artificiales (o “dados”, como a no ser que mientras hablo me pregunte qué es hablar,
él los llama) Y explica que los naturales son “los pues, cualquier cosa que le diga para enseñarlo, siem­
pre lo debo hacer hablando; por lo cual seguiré ense­
que, sin voluntad y sin ningún deseo de que signifi­ ñándole hasta hacerle claro lo que él quiere, sin apar­
quen, además de sí mismos hacen conocer algo dis­ tarme de la cosa que deseaba le enseñara, ni buscando
tinto de ellos, como lo hace el humo, que significa el signos, que no sean elia misma, para mostrárselo 11
fuego”,8 En cambio, los signos dados “son los que
mutuamente se dan los vivientes para manifestar, en Inclusive puede decirse que nunca comunicamos
cuanto pueden, los movimientos de su alma, o cua- algo sólo mostrándolo, sino que solemos añadirle
iesquier cosas que sienten o entienden".9 Así, los algunos signos para aclarar de qué se trata Cuando
seres humanos intercambian, además de signos sen­ se nos pregunta por un edificio, y lo señalamos, sole­
sibles, signos inteligibles mos añadir algunos signos, para dar con mayor pre­
San Agustín divide los signos humanos según los cisión la información requerida.
sentidos a los que afectan: audibles, visibles, etc. Las San Agustín tiene de alguna manera idea de la dis­
palabras, por supuesto, son los más importantes de tinción entre lo que ahora se llama lenguaje objeto y
estos signos .10 Lo único que se puede comunicar sin metaíenguaje Pues, además de significar objetos, los
signos es lo que se muestra; esto es, no lo que se re­ signos o palabras pueden significar otras palabras.12
presenta, sino lo que se presenta, como caminar También discierne los signos autosignificantes o
frente a alguien para hacerle saber qué es el movi­ autotreflexivos, como “nombre” (ya que “nombre”
miento. Pero eso es muy rudimentario y hasta equí­ es un nombre, y por ello se autorrefiere), y los recí­
voco: procos o mutuamente significantes, como “palabra”
y “término", que pueden designarse la una a la
Confieso que sin signos no podemos mostrar una cosa, otra.19 Igualmente, examina las relaciones de los sig­
si, cuando lo hacemos, se nos pregunta; pues si nada nos entre sí (sintaxis), las relaciones de los signos
añadimos, eí que pregunta pensará que no queremos
enseñarle y que, despreciándolo, continuamos nuestra
con los significados (semántica) y las relaciones de
acción Pero si nos pregunta de algo que podemos uso de los usuarios con los signos (pragmática) 11

7 S. Agustín, De doctrina ckrisiiana, \ n, c. 1, n. I; ML 34, col 35 11 El mismo, Del maestro, trac!, de | R Sanabria, México: sjia,
* Ibid., n 2, col. 36 Condernos de Filosofía, 1979, p 27
■'Ibid., n 3, col. 37 12 Cf. ibid., p. 52
ibid.., cois 37-38 Ia Cf. ibid., p. 33
11 Cf E Piacenza, "De magistro y ia semántica contem pera-
9'T ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES 23

La definición de signo aportada por San Agustín Primero coloca al signo en su categoría propia, y
fue criticada en la Edad Media como incompleta, por dice: “El signo está en el pr edicamento de la relación
ejemplo, por Roger Bacon y por Ockham, pues sólo y se dice esencialmente con respecto a aquello para
mencionaba a los signos sensibles y no incluía el signo lo cual significa, poique lo pone en acto cuando el
intelectivo, inmaterial, como lo es el concepto Esto a signo mismo está en acto, y en potencia cuando
pesar de que desarrolló en De IrinUnte toda una teoría él mismo está en potencia”.55Así, cuando algo es sig­
del verbo interior o concepto de la mente como sig­ no y no tiene alguien para quien significar, es signo
no, la cual será usada por el propio Ockham, pero en en potencia, y sólo lo es en acto cuando significa para
su definición esto no se ve reflejado Para Ockham alguien Aquí hay que destacar que pone el signo
fue muy importante introducir los conceptos como como una clase de relación, como un ente relacionaL
signos mentales, y por ello tenía que criticar la defini­ Parece ser que entiende esta relación teniendo como
ción de San Agustín, con el fin de abrir paso a su pro­ correlato principal del signo al intérprete, y no al sig­
pia definición, que incluía términos mentales además nificado; la relación con este último es accidental o
de los orales y los escritos Sin embargo, esto ya ha­ secundaria En efecto, también explica más adelante
bía comenzado a hacerlo Roger Bacon en sus obser­ que “las relaciones del signo y lo significado y aquello
vaciones semióticas a lo que hace la significación se consideran por com­
paración con el alma que aprehende”.50En lo cual se
ve que hay dos relaciones en el signo: una que se esta­
R oger Bacon blece desde el signo al significado y otra que se enta­
bla desde ei signo al intérprete para el que efectúa la
Tocio un tratado De. sigtris nos ha dejado Roger significación, La significación, pues, es una relación
Bacon (1210/1214-1292), aunque sólo una parte doble del signo. El signo es el elemento a quo, o pun­
pequeña sea la dedicada al signo en general, además to de partida; y tiene dos correlatos o destinos ad
del típico estudio del lenguaje, Dedica todo el pri­ qítem, a saber: la cosa significada y el cognoscente o
mer capítulo al signo, sus divisiones y sus propieda­ intérprete, Esto se puede entender como el que la
des, lo cual constituye un tratado de semiótica, por relación más directa del signo es con el cognoscente,
breve que sea y la relación indirecta es con ei significado, aunque
esta última sea más principal que la otra.
nea”, Mantalbán ( u c a ii , Caracas), núm 18 (1987), pp 75-140; A
Rincón González, Signo y lenguaje en San Agustín. Bogotá; Universi­ Ir‘ R. Bacon, De signis, texto editado en K. M Fredborg.. L Niel-
dad Nacional de Colombia, 1992, pp, 154-162; V Cricco, Semiótica sen y j Pinborg, ~An Uneditcd Parí o f Roger Bacon's ’Opus
(igusüniana El dialoga “El maestro " de San Agustín, Morón (Argenti­ Mnitis’: ‘De Signis \ 7Vttr//b7j, xxxtv (1978). p 81
na): Universidad de Morón, 2000, pp 131 ss u'H>id p 83
24 ANTECEDENTES GRIEGOS V MEDIEVALES ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES 25

Entonces aporta la definición del signo: “es aque­ las imágenes, las pinturas y las semejanzas Podemos
llo que, ofrecido al sentido o al intelecto, designa decir que aquí Bacon está hablando de lo que poste­
algo al mismo intelecto” 17 Dice que eso se opone a riormente Peirce llamará signo icónico,
la definición más divulgada que supone que el signo El tercer tipo de signo natural es el menos propio,
sólo se ofrece al sentido, y es la definición de San y se da en el efecto con respecto a su causa Por
Agustín, Alude a Aristóteles, para apoyar el que hay ejemplo, la huella es signo del paso del animal y el
signos (como las especies o conceptos) que aluden humo lo es del fuego Y es más propio que el efecto
al intelecto sea signo de la causa que no a la inversa, pues el
Pasa a dividir los signos, en naturales y hechos por efecto es más conocido que su causa
el alma, o artificiales, Los naturales significan por su Por su parte, el signo artificial es doble Uno, que
esencia; los artificiales, por la intención del alma. significa por deliberación y propósito de la voluntad
Subdivide los signos en tres clases: La primera se da e instituido por el intelecto, como las palabras del
cuando infiere algo de manera necesaria o proba­ lenguaje y el círculo del vino y las cosas que se ven­
ble, y lo puede representar ya sea presente, pasado o den y se ponen en las ventanas, Aquí llama la aten­
futuro. Por ejemplo, con consecuencia necesaria, ción el que Bacon pone en los convencionales los
respecto del presente, el que un animal tenga extre­ consuetudinarios, esto es, los que significan por cos­
midades grandes es signo de fuerza, como en el tumbre, como el círculo del vino o la armadura que
león Respecto del pasado, el que la mujer tenga se pone en la ventana para indicar que allí se vende,
leche es signo del parto Y, respecto del futuro, la Ciertamente algunos pondrán estos últimos como
aurora es signo de la salida del sol. Con consecuen­ consuetudinarios, y los colocarán oscilando entre los
cia probable, respecto del presente, el demasiado naturales y los convencionales. Algunos los acercarán
adorno personal es signo de vanidad, Respecto del más a los naturales (como Juan de Santo Tomás) y
pasado, la tierra mojada es signo de que llovió. Res­ otros a los convencionales (como Domingo de Soto),.
pecto del futuro, la rojez de la mañana es signo de El otro signo artificial es el que se da sin delibera­
que lloverá ese día Basado en estos signos, se da el ción de la razón ni elección de la voluntad, sino
tópico que procede por las cosas que ocurren co­ “como de súbito por privación del tiempo sensible y
múnmente cierto instinto natural e ímpetu de la naturaleza y de
El segundo modo del signo natural es cuando no la virtud que actúa naturalmente” 18 De esta suerte
se da por una ilación, sino por la conformidad de son las voces de los brutos y muchas de los hombres,
una cosa con otra en sus partes o pr opiedades, como como los gemidos de los enfermos, y los suspiros, y

17 ¡bul, p 82. ÎH ibidem


26 ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES ANTECEDENTES GRIEGOS V MEDIEVALES 27

otras cosas que son hechas por el alma racional para Pasa a los signos convencionales, que son los del
mover ai alma sensitiva Y pone como intermedias lenguaje, y sobre ellos aborda diversas cuestiones
entre estas voces y las plenamente convencionales a Pero podemos dejar esos temas, más lingüísticos; y,
las interjecciones ya que dejaremos a Santo Tomás para el siguiente
Así, la voz significativa se toma de tres maneras: capítulo, abordemos ahora a Escoto, el “doctor
Una es sin deliberación y súbita, y es significativa sutil".
naturalmente. La otra es deliberada y con tiempo
La última es intermedia, como la interjección A J uan D uns E scoto
veces la interjección se acerca a las convencionales,
cuando está en la oración, y a veces a las natura­ Juan Duns Escoto (1265/1266-1302) tiene también
les, cuando sólo es una exclamación una reflexión bastante considerable sobre el signo
Después aborda lo relativo al signo lingüístico, Da una definición del signo en su comentario a los
esto es, los temas de la filosofía del lenguaje, tales Elencos sofisticas de Aristóteles, que se asemeja a la de
como los modos de significar, el modo como se sig­ Charles Sanders Peirce:
nifica un término a sí mismo (lenguaje objeto y
metalenguaje), la univocidad, la equivocidad, la ana­ Significar es representar algo al intelecto (significare est
logía, la ampliación y la restricción, la significación aliijuid inte!leelui repmesenlaré); luego lo que se significa
en contexto y la suposición (este último tratado no es concebido por el intelecto Pero todo lo que es con­
cebido por e3 intelecto se concibe bajo una noción
se encuentra, aunque es anunciado o mencionado (ratio) distinta y determinada, porque el entendimiento
por el propio Bacon) es cierto acto, y, por ello, lo que entiende lo distingue
No se ve la noción de signo formal, que se atribuía de otras cosas. Luego todo lo que se significa se significa
a los conceptos e imágenes mentales Pero se habla bajo una razón distinta y determinada !í)
de las imágenes y pinturas (que algunos ponían
entre los signos formales) como cosas que no son Es notable la cercanía de esta definición con la de
signos; pues, aun cuando son obra del alma, no reci­ Peirce, peto no debe extrañarnos, ya que define, al
ben de ella el ser signos, sino el ser obras y efectos igual que los escolásticos, el significar por el repre­
suyos . Y si un artífice hace por casualidad una ima­ sentar, el signo como un representamen.
gen que corresponda a Hércules, a quien no ha visto Escoto, al igual que los demás escolásticos y en
y a quien nunca quiso representar, tal imagen será seguimiento de Aristóteles, pone al pensamiento
un signo natural, pues lo representará por esencia, y como mediador entre el signo (lingüístico o no) y la
no un signo arbitrario, pues no lo hace por delibera­ l!l J. Duns Escoto, Sujier iibntm FJcndumtm, p 15, n. 6 (ed Vives,
ción del artífice Parts. 1891 t 2, p 22a)
ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES 29
28 ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES

cosa designada: “Asumir un signo no se reduce a ser


G uillermo de O ckham
la emisión deí aliento así o asá, sino que ese sonido
así pronunciado y ar ticulado es la palabra oral, y la
Ockham trata del signo en su Suma de lógica y en su
palabra imaginable que le cor responde es la palabra
Comentario a las sentencias de Pedro Lombardo, En la
mentaV.~{) Esta mediación que hace el pensamiento
Suma de lógica habla de dos modos de tomar la pala­
entre el signo {en este caso, la voz) y la cosa u objeto
bra “signo", que son los siguientes:
se da de la manera siguiente:
De un modo [se toma “signo"] por todo aquello que,
Aunque se hace un gran altercado sobre la voz, acerca aprehendido, hace llegar al conocimiento de alguna
de si es signo de la cosa y del concepto, sin embargo, otra cosa, aunque no haga llegar a la mente al conoci­
concediendo brevemente que lo que se significa por la miento primero de eso —como se ha mostrado en otro
voz propiamente es la cosa, con todo, hay muchos sig­ lugar— sino al [conocimiento] actuai a partir del
nos coordinados que tienen el mismo significado, a [conocimiento] habitual de lo mismo Y así la palabra
saber: la letra, la voz y el concepto, así como son significa naturalmente, como cualquier efecto significa
muchos los efectos coordinados de la misma causa, nin­ por lo menos su causa; como también el círculo signifi­
guno de los cuales es causa del otro, como resulta ca el vino en la taberna, Pero aquí no hablo de signo de
patente en cuanto al sol, que ilumina muchas partes del este modo tan general Se toma signo de otro modo por
medio.'1 aquello que hace llegar al conocimiento de algo, y es
apto naturalmente para suponer por ello o [es apto
De esta manera, pues, el signo {en este caso, oral) para ser] añadido a [signos] tales en la proposición,
tiene como designado el objeto, pero se relaciona como son los sincategoremas y los verbos y aquellas par­
con él a través del concepto, esto es, del pensamien­ tes de la oración que no tienen una significación deter­
minada, o es apto naturalmente para componerse de
to, pues, como dice Escoto mismo, “el nombre esen­ tales, como es la oración Y tomando asi este vocablo
cialmente significa la cosa, ya sea que la cosa exista o “signo", la palabra (mv) de nada es signo natural“3
no exista, porque representa a la cosa de acuerdo a
la semejanza de ella que está en el alma y que es su Vemos aquí una definición que no se queda,
como la de San Agustín, en la aprehensión sensible,
sino que habla solamente de la aprehensión, dando
cabida tanto a la sensible como a la intelectual. Esto
El mismo, Repórtate parisieusia, lib 1, disi 27, q 2, n 8 (ed le interesa mucho a Ockham, porque, como dirá
c it.t. 22. p 334b)
El mismo, Opus oxonicnse, lib 1, dist 27, q 3, n 19 (ed c i t .l más adelante, también hay signos sólo intelectivos o
10, p.378a) G de Ockham. Suma de lógica, lib I, cap. 1; tmd. A Flore?.,
-- El mismo. Jn Perí hermencias, opus secundum, q 2, n 3 (ed c it, Barcelona: Norma. 1994, pp 15-16
t. 1, p 586b)
30 ANT ECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES 31

mentales, como son los conceptos (en seguimiento lo cual nos muestra que Ockham leyó el De signis de
de Boecio) Además, nos propone la distinción su antecesor, también franciscano, o le llegó esta
entre signo natural y signo artificial o convencional doctrina a través de algún otro intermediario de su
El natural es el que representa a su causa Pero llama misma orden, ~f) En la Suma de lógica hace varias men­
la atención que ponga como ejemplo de signo natu­ ciones de otro cofrade suyo, Juan Duns Escoto, y
ral el del círculo en las tabernas, que representa, algunas muy indirectas a Santo Tomás, pero no sobre
según otros, de manera consuetudinaria, si no es este punto concreto de los signos, Con todo, como
que convencional, el uno que allí se vende En cam­ los cita para otros temas, es de suponer que conoció
bio, el signo artificial o convencional es el que pue­ sus teorías sobre el signo Vemos, pues, a Ockham
de suplir a otra cosa o suponer por ella, como los como un recolector y crítico de las doctrinas semióti­
términos categoremáticos, o acompañar a éstos, cas anteriores, sobre todo de los estoicos, de San
como ios sincategoremáticos, Agustín, de Roger Bacon y, probablemente, también
En su comentario a las Sentencias, habla del vesti­ de Santo Tomás.
gio, que puede ser un signo que lleva a una noticia
recordativa de algo y también a una noticia comple­ Balance
ja de ello (i e una proposición verdadera)."* Aquí
Nuestro recorrido por la Antigüedad y la Edad
encontramos una referencia a los estoicos, que ha­
Media nos ha hecho ver algunas de las teorías más
blaban ele esta función rememorativa del signo, y
interesantes para la semiótica Entre los griegos, des­
que tuvieron innegable influencia sobre algunos
pués de los acercamientos de Platón y Aristóteles, las
medievales, tal vez a través de Boecio Habla tam­
de los estoicos; y, entre los medievales, las de San
bién cleí signo ar tificial que a veces tiene significa­
Agustín, Roger Bacon, Santo Tomás y Ockham. Se va
ción natural, por ejemplo la imagen, a saber: cuan­
perfilando en ellos, con discusiones y rivalidades,
do el ar tesano por azar le da una forma que no tenía
una tradición greco-medieval de la semiótica, que es
pensada, por ejemplo cuando hace una estatua de
muy considerable Llegará a su punto principal con
Hércules sin proponérselo; allí no se da signo artifi­
los escolásticos ibéricos renacentistas y barrocos, en
cial o voluntario, pues el artífice no deliberó dar le
el llamado siglo de oro, a saber: los españoles Do­
esa imagen, sino que salió por casualidad, Es exacta­
mingo de Soto y Francisco de Araújo, y los por tugue-
mente el mismo ejemplo que vimos en Roger Bacon,
*" Que Ockham está em itan do a San Agustín es muy sabido
CE iltid, cap 33, p 124 La presencia de elem entos de los estoicos y de Bacon podernos
-s Cf G. de Ockham, Scriphtm in primum Ubntm srntentiarum verla por lo que hemos expuesto de ellos, y es además atestiguada
oídi naliu, disL 3, q 9; ed St Brown y G G;íl, en Opera Theologiau por J Biard, Logique el ihéorir du signe au xnJ siecle París: Vnn
Nueva York: St Bonaventure, 1970, t si, p. 544 1989, pp 57-58 '
32 ANTECEDENTES GRIEGOS Y MEDIEVALES
ANT ECEDENT ES GRtECOS Y MEDIEVALES 33

ses Pedro da Fonseca yJuan Poinsot o Juan de Santo tanto naturales como arbitrarios (aunque sin usar
Tomás. Sobre todo en este último, el tratado de los estos nombres para ellos, que les serán dados por los
signos ocupa un espacio muy grande, con cuestiones tomistas posteriores) Ockham insiste en el carácter
muy sofisticadas, difíciles y técnicas, que nos hablan de signos que tienen los conceptos, además de los
del grado de evolución y de complicación al que lle­ signos sensibles. Asimismo, bordea el signo consue­
garon estos estudios gracias a los griegos y los me­ tudinario, o debido a la costumbre e instituido por
dievales ella, al lado del signo natural y del convencional
Los estoicos ofrecen un sistema bastante acepta­ Recupera, además, teorías de los estoicos (a través
ble, con las nociones de signo, significado (sentido) de Boecio) y ele Roger Bacon (tal vez leídas directa­
y objeto (referencia), semejante al esquema de Fre­ mente, tal vez a través de la enseñanza de su orden),
ge San Agustín profundiza en la génesis de la utili­ como el extraño caso del signo artificial que, por no
zación de los signos, y su función comunicativa y ser deliberado, se convierte en signo natural. Todo
didáctica; además, aventura una definición de signo eso constituye un acervo de doctrinas semióticas que
que está demasiado supeditada al conocimiento sen­ aún hoy en día tienen mucho que enseñarnos
sible Habla de lenguaje objeto y metalenguaje, de
signos autoneferentes y mutuamente referentes, y
distingue los signos en naturales y artificiales Roger
Bacon insiste en el carácter relacional del signo y en
que esa relación es doble: una del signo al cognos­
cente y otra del signo a la cosa (que precisamente
pasa por la cosa en cuanto conocida o por el concep­
to del intérprete) El mismo abre ya, en su defini­
ción de signo, la de San Agustín, ampliándola a lo
inteligible además de lo sensible Subdivide el signo
natural en tres clases, según haya: i) inferencia nece­
saria o probable, acerca del presente, del pasado y
del futuro; ti) conformidad de una cosa con otra o
con sus partes, o ni) sólo relación ele causa a efecto.
Divide asimismo e! signo artificial en dos: i) según
que haya intención de la voluntad, o ti) según que
no la haya Santo Tomás profundiza én los signos
formales o conceptuales, y en los instrumentales,
SEMIO'T JCA Y FÍLOSOF iA DEL LENGUAJE 35

ta la visión ciel signo lingüístico como arbitrario (en


seguimiento del Estagiríta y en contra del naturalis­
mo o innatismo que se ve en algunos pasajes del Cra-
SEMIÒTICA Y FILOSOFÍA tilo de Platón). Recoge asimismo varias cosas que ya
DEL LENGUAJE EN TOMÁS DE AQUINO se venían gestando en la Edad Media, a través de los
modislae o teóricos de los modi dicen di, que eran
los gramáticos y filósofos que reflexionaban sobre la
P lanteam iento gramática, y también los que se hallaban en los teóri­
cos de las propríetates terminorum, que eran los que
Aunque en el capítulo anterior hemos considerado reflexionaban sobre el lenguaje más bien a partir
a varios autores coetáneos a Santo Tomás de Aquino, de la lógica (aunque lógica y gramática confluyeron
al hablar de la semiótica medieval, lo reservamos a él en la Edad Media, como un prenuncio de la gramáti­
para éste, ya que él solo merece un capítulo aparte ca lógica) Veremos primero la reflexión semiótica
Por eso nos detendremos a ver con mayor detalle su de Santo Tomás, o sobre el signo en cuanto tal, y des­
pensamiento relativo a este punto. El Aquinate es pués algunos puntos de su tratamiento de la filosofía
uno de los filósofos más cuidadosos y atentos con la del lenguaje, es decir, sobre el manejo del signo lin­
semiótica y la filosofía del lenguaje. No escribió un güístico.
tratado específico sobre estos temas, pero a lo largo
de su obra se encuentran suficientes elementos para S em iótica
recolectar una doctrina sobre el signo en general y
sobre ese signo específico suyo que es el signo lin­ En cuanto a la semiótica, Tomás abordó muchos de
güístico. sus temas, tanto del signo en general y sus divisiones
En cuanto al signo como tal, va más allá que San como el acontecimiento semiótico y sus aspectos.
Agustín, que privilegiaba en su definición al signo Atenderemos a algunas cosas que dijo sobre el signo
sensible,1a pesar de que tanto estudió el inteligible, en general, y a otras sobre sus distintas clases.
que es el concepto como signo, el verbum Santo
Tomás continúa en esa línea del verbum agustmiano,
y de lo que Aristóteles había expuesto al comienzo El signo en general
del Peri hermeneias acerca del signo lingüístico. Acep­
Tomás de Aquino capta la naturaleza vicaria del sig­
1San Agustín, De doctrina dirísliaua, 1 ti, c. 1, tu 1: "Signum est
enim res praeter sptdtim quam ingerir sensibus, aiiucl aliquid ex no, su función de remitir a algo diferente Eso lo lle­
se factens ín cognitionern ven iré va a definir el signo así: “El signo es aquello por lo
SEMIÓTICA Y FILOSOFÍA DEL LENGUAJE 37
36 SEMIÓTICA Y FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
forma abstraída o imagen En el instrumental, el
que alguien llega al conocimiento de otra cosa"~
(Nótese el parecido de esta definición del signo fundamento será, si es natural, algún vínculo de cau­
salidad, y, si es convencional, el convenio de los
dada por Tomás con una de las que da Charles San-
hombres,8 Por esa diversidad de fundamento, la
ders Peirce.)3 Por eso habla de "los signos, que con­
noción de signo no es unívoca, sino análoga.
ducen al conocimiento de las cosas", '* El signo es
La esencia, pues, del signo es la relación a otra
algo que envía a otra cosa, que no deja que el cono­
cosa; no se relaciona tan sólo de manera directa con
cimiento se detenga en él De ahí que propiamente
el hombre, sino que también lo conduce indirecta y
la definición del signo, para Santo Tomás, es (al
mediatamente a lo significado. Tiene una relación
igual que para Peirce) una relación entre tres cosas:
con eí hombre, con sus facultades cognoscitivas,
el signo, el significado y la facultad cognoscitiva f>Y,
pero también con el objeto representado Porque el
al ser una relación, exige un fundamento: "Convie­
signo representa, hace presente a otra cosa, remite a
ne que la relación que se comporta en el nombre de
ella Así, el Aquí na te dice que
‘signo1se funde sobre algo” fi Según el fundamento,
los signos serán diferentes y encontrarán su división, signo es lo que ha sido instituido para significar otra
primero en signo formal y signo instrumental, des­ cosa; en cambio, la cosa es [algo] que tiene una signifi­
pués este último en signo natural y convencional cación absoluta, no relativa a otra cosa. De donde no es
(algunos tomistas posteriores añadirán el consuetu­ inconveniente que sean lo mismo el signo y la cosa res­
dinario). En el signo formal,7 el fundamento es la pecto de cosas diversas, como también un mismo hom­
bre es padre e hijo 9
- Sum. Tht'oi, m, q 60, a. -1, c.
;l Gf’ Ch S. Peirce, Col¡cctal Popera, Cambridge, Mass : 1 he Belk- ¿Son signos las cosas? San Agustín lo sostiene en el
nap Press of Harvard University. 1960, 2 228; una definición más De doctrina Christiana., Para los medievales todo el uni­
complicada dice en sus terminología que el signo es: “cualquier
cosa que determina a alguna otra (su intajm’lante) a referirse a un verso es un signo, un símbolo del Creador Esta idea,
objeto al que ella misma se refiere” (2 303) de que Dios escribió dos libros: el libro de las Sagra­
4 In I S m t, d 1, dirisiq textos.
Tomás sólo enuncia explícitamente la relación del signo con das Escrituras y el libro de la creación, a través de
lo significado en In IV Sen t., d 4, _q 1, a 1: el signo comporta San Agustín y de Hugo de San Víctor, debe haber lle­
una relación con el significado”; sin embargo, también implica la
relación del signo con la facultad. gado a Santo Tomás Pero él mismo se da cuenta de
11Sutn Thcol, m, q. 63, a 2, ad 3. que las cosas no son propia y principalmente signos
7 Por supuesto que Samo Tomás no usa esta terminología,
pero tiene el mismo concepto Dice González Pola: “Es cierto t)ue
Sto Tomás no m enciona en ninguna de sus obras la expresión tomista del 'signo fo rm a r”, .S7iíí/ jhwi [M adrid], 5/1 [1965], p
clásica de ‘signo form ar; pero no es difícil derivarla de su misma 106). Lo mismo ocurre con el signo instrumental y los otros
terminología Repetidas veces encontramos en sus escritos la pala­ * Gf In I Purí limn., !ect 2, nn 18-19
bra ‘signo’, aplicada al concepto o verbo mental en cuanto que In I S a it, d 1, expositio textus
representa la realidad que significa” (¡ González Pola, “Noción
38 SEMIÓTICA Y FILOSOFÍA DEL LENGUAJE SEMIOT ÍCA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE 39

Explicando eso, añade: “Aunque las creatinas son miento previo del signo para que nos remita a lo signi­
signo de algo, sin embargo, no han sido instituidas ficado El primero funciona con un mismo acto, el
principalmente para esto, y por ello sólo se contie­ segundo funciona con dos actos, pues exige un cier­
nen en los signos según algún respecto”,10 Es decir, to discurso, cosa que no exige e! otro:
los objetos se convierten en signos por una institu­
ción o imposición Ya sea por una imposición o ins­ Discurrir propiamente es pasar de una cosa al conoci­
titución del hombre, ya de la naturaleza, ya de Dios miento de otra Pero es diferente conocer una cosa en
otra del [conocer] una cosa a partir de otra En efecto,
Además de tratar de ese signo formal que es el ver- cuando se conoce una cosa en otra, con un movimiento
bum, el Aquinate aborda los signos materiales o instru­ es llevado el cognoscente a ambas, como resulta patente
mentales, que requieren ser conocidos de antemano cuando algo se conoce en algo como en la forma cog­
para llevar a los significados (y no simultáneamente a noscible, y tal conocimiento no es discursivo [ ..] Pero
ellos, como los signos formales) De ahí que Santo se dice que algo se conoce a partir de algo cuando no es
el mismo el movimiento liada ambos, sino que primero
Tomás diga que se mueve el intelecto hacía uno, y cíe éste se mueve al
otro; de donde aquí hay cierto discurso *-
no puede llamarse signo, propiamente hablando, sino
algo a partir de lo cual se llegue al conocimiento de
otra cosa como discurriendo [ ., ] y por eso también en Del signo instrumental habla cuando dice; “De la
nosotros los signos son sensibles, porque nuestro cono­ razón del signo propiamente tomado no es que sea
cimiento, que es discursivo, nace de las cosas sensibles. anterior o posterior en naturaleza, sino sólo que
Pero comúnmente podemos llamar signo a cualquier sea preconocido",1;1Y, dentro de los signos instru­
cosa conocida en la que se conoce algo; y según esto la
for ma inteligible puede decirse signo de la cosa que por
mentales, habla tanto de los signos naturales corno
ella misma se conoce ..11 de los artificiales o arbitrarios (no propiamente de
los consuetudinarios, que serán incluidos por los
Es decir, la forma inteligible o concepto es signo, tomistas posteriores).
un signo formal, que da a conocer su significado en
su mismo acto de mostrarse, y el signo material o
sensible es signo instr umental. Para Santo Tomás, en El signo inteligible oformal
el caso del signo formal, el conocimiento de) signifi­
cado se nos da simultáneamente al cleí signo; en el E! signo que los tomistas posteriores llamarán “for­
caso del signo instrumental, se requiere un conocí- mal” es el que Santo Tomás expresa como verbum:

10 tu I Si'Ht, ex pos i ti ti textus l- De Irr, q 8. a 15, c


u De Ver, q 9, a 4, ;ul 4 1:1De Ver, q 9, a -i, ad :“)
40 SEMIÓTICA Y FILOSOFÍA DEL LENGUAJE SEMIÓTICA Y FILOSOFÍA DEL LENGUAJE 41

. Ja razón de signo conviene más primariamente al tomismo posterior el nombre de “signo form ar, el
efecto que a la causa, cuando la causa es para el efecto signo cuya función es apagarse como objeto y relucir
causa del ser, mas no del significado pero cuando como signo, es decir, oculta lo más que puede su
el efecto recibe de la causa no sólo el que sea, sino el
que signifique, entonces, así como la causa es anterior propia entidad y nos conduce a ía de lo significado.
al efecto en el ser, así en el significar, y por ello el vetbo (La imagen y e! concepto no nos detienen como
interior tiene razón de significación antes que el ver* objetos, a diferencia de lo que hace una estatua; es
bo exterior, porque el verbo exterior no se instituye como el espejo o ía lente, que, si nos detuvieran co­
para significar sino por el verbo interior.1'1 mo objetos, repararíamos en lo desgastados que
están, en los rayones que presentan, las manchas
El Aquinate está hablando de los conceptos como que tienen, etc,, y tanto menos atenderíamos a lo
signos, esto es, las palabras o verbos internos co­ significado, y mientras menos nos detengan en ellos,
mo signos además de los verbos externos o palabras más nos llevan a lo significado.) Se nos presenta
orales. Recibe de Aristóteles la teoría de que los sig­ aquí esa primera dicotomía del signo en signo for­
nos exteriores representan primeramente las afec­ mal y signo material o instrumental Hemos atendi­
ciones del alma, entre las que se encuentran los con­ do al formal, vayamos ahora al instrumental.
ceptos, y sólo a través de ellos a las cosas Y recibe
también de San Agustín la teoría del verbum o signo
mental (en el De Trinitate) El signo exterior repre­ El signo sensible, material o instrumental
senta inmediatamente al concepto y después al obje­
to, o, si se quiere, intenta representar definitivamen­ En el caso del signo material (“instrumenta!” será lla­
te al objeto, peto lo consigue mediante el concepto, mado por los tomistas posteriores), el conocimiento
ya que directamente significa el concepto e indirec­ del signo como objeto es muy patente y necesario (al
tamente al objeto, aunque el objeto sea el significa­ revés del signo formal, en el que el conocimiento del
do principal según la intención,i;) Así, el concepto, signo como objeto se disminuye hasta prácticamente
en cuanto remite al objeto o cosa, es también signo. desaparecer) y después se conoce el signo como sig­
Es un signo mental, inteligible, mientras que el sig­ no, es decir, eí envío a lo significado, Pero los dos
no exterior es corpóreo y sensible movimientos, al signo como cosa y al signo como sig­
La imagen y el concepto como signos (esto es, no (o del signo al significado), están concatenados y
como signos internos o mentales) recibirán en el determinan un mismo movimiento:
11 De Ver., q 4, a. 1, ad 7
!ft Con todo, debe record ¡use el adagio escolástico que dice
que el fin es io prim ero en la intención y lo último en la conse­ .es el mismo el movimiento hacia la imagen, en cuan­
cución to es imagen, y hacia la cosa, como resulta patente por
42 SEMIÓTICA Y FILOSOFÍA DEL LENGUAJE SEMIO'IICA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE 43

el Filósofo, en ei libro De memoria e.t reminisamtia Y por mero visto como objeto, y después, ser llevado,
eso los patriarcas, ignorando los sacramentos de la ley, mediante el discurso, hacia la cosa representada o
se referían a Cristo por la misma fe y el mismo amor significada Este signo es el que la escolástica dividía
con que también nosotros nos referimos a El Y así los
patriarcas pertenecían ai mismo cuerpo de la Iglesia al en natura! y convencional (y añadía el consuetudina­
que nosotros pertenecemos,!f’ rio, que no es mencionado por Tomás)

En este sentido explica Santo Tomás:


El signo natural y el convencional
Según dice el Filósofo en el libro De memoria et remini.s-
centia, es doble el movimiento del alma hacia la imagen: En cuanto a los signos naturales, lo más importante
uno ciertamente hacia la imagen misma en cuanto que es su fundamento natural, esto es, la imposición de
es una cierta cosa; de otro modo, hacia la imagen en
cuanto es imagen de otra cosa Y entre estos movimien­ la naturaleza (lo que el tomismo posterior dirá que
tos hay esta diferencia: que el primer movimiento, por resulta de cierto instinctum naturne, esto es, por “ins­
el cual alguien se mueve hacia la imagen en cuanto es tinto de la naturaleza”). En el caso de esos signos
cierta cosa, es diferente del movimiento que es hacia la naturales, la noción de signo se cumple sobre todo
cosa; pero el segundo movimiento, que es hacia la ima­ poique son efectos que están remitiendo a cierta
gen en cuanto imagen, es uno y el mismo con aquel que
es hacia la cosa Por tanto, así debe decirse que a la ima­ causa, Por ejemplo, la huella es signo del paso del
gen de Cristo, en cuanto es cierta cosa, por ejemplo un animal, ya que el anima! fue su causa y a él remite,
leño esculpido o pintado, no se exhibe ninguna reve­ Santo Tomás habla de signos que son efectos de sus
rencia, porque la reverencia sólo se debe a la naturaleza significados, como la orina sana es signo y efecto de
racional. Luego queda que se le exhiba reverencia sólo un organismo sano: “Como .vahose dice del animal y
en cuanto es imagen Y así se sigue que se exhiba a la
imagen de Cristo la misma reverencia que al propio de la orina y de la medicina, no porque la salud se
Cristo. Luego, ya que Cristo es adorado con adoración encuentre en otro que en el animal solamente, sino
de latría, es consecuente que su imagen haya de ser que por la salud del animal se denomina sana la
adorada con adoración de latría 1/ medicina en cuanto es efectiva de su salud, y la orina
en cuanto es significativa de su salud".18 En cambio,
No se trata, pues, de adorar al leño, sino a Cr isto, el signo arbitrario o convencional es aquel que no
que está representado en el leño Pero este tipo de Ira sido instituido por la naturaleza, sino por la libre
signos no es como el concepto, signo formal, sino convención de los seres humanos; por ejemplo, el
signo material o instrumental, que requiere ser pri­ lenguaje. Así, el Aquinate dice: “ ..aunque la repre-

i!í Sutil. Tht'ol, ¡, q lf>. a 6. c


44 SEMIOTICA Y FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
SEMIOTICA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE 45

sentación, que se da a partir de la semejanza de la noción de verbum o verbo, tanto interior o mental
propiedad natural, comporte cierta aptitud para sig­ como exterior u oral; el análisis de sus relaciones
nificar, sin embargo, la determinación y el comple­ mutuas, y algunos elementos de la sintaxis y la se­
mento de la significación es por institución".19 Es mántica medievales, como los modi significandi (mo­
decir, además de los signos naturales se dan los sig­ dos de significar), la úgnificatio (significación o senti­
nos convencionales, y son los que más estamos acos­ do) y la mpposilio (suposición o referencia).
tumbrados a ver como signos, son como los signos
por antonomasia. (Como ya hemos dicho, los tomis­
tas posteriores añadirán el signo consuetudinario, El concepto o verbo como signo
que es aquel que no ha sido instituido por la natura­
leza ni totalmente por la convención humana, sino Santo Tomás retoma de Ar istóteles la tesis de que los
por la fuerza ele la costumbre; por ejemplo, el man­ conceptos son signos, un lenguaje mental,"0 Es que
tel en la mesa ha llegado a significar la proximidad "cada cosa es nombrada por nosotros según que la
de la comida.) conocemos".-1Es decir, nuestro primer contacto con
Habiendo visto el dinamismo general del signo, y las cosas es por el conocimiento, y luego es por el
sus principales clases, el formal y el instrumental, lenguaje Por eso la primera representación de la
y en este último tanto el natural como el convencio­ cosa es la hecha por el pensamiento, y la segunda es
nal (y el consuetudinario), cosas que conforman el por el lenguaje, que precisamente representa al pen­
núcleo de la semiótica, conviene centrarnos en los samiento. El pensamiento representa a la cosa en
dos más impor tantes: el signo formal, que es el con­ cuanto tal, y el lenguaje representa a la cosa en cuan­
cepto, y el signo lingüístico, que es instrumental y to conocida En otros términos, el concepto repre­
convencional; ellos nos dan lo más fundamental de senta a la cosa y la palabra representa al concepto:
la filosofía del lenguaje de Santo Tomás, que aborda­
mos en seguida, .. .según el filósofo, las voces son signos de los conceptos,
y los conceptos son semejanzas de las cosas Y así resulta
patente que las voces se refieren a las cosas que se han de
significar, mediante la concepción del intelecto Por lo
F ilosofía del lenguaje tanto, según que algo puede ser conocido por nosotros
con eí intelecto, así puede ser nombrado por nosotros "-
En cuanto a la filosofía del lenguaje, Tomás trató
varías cosas. Entre ellas destacan sus abordajes de la -° No en el sentido de lenguaje privado sin más, sino de len­
guaje público en potencia, y que se va haciendo público a medida
que se expresa
lu In I\r Sen!., d 1, q 1, a. 1. quaestiunc 5, ad 4
46 SEMIOTICA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE SEMIOTICA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE 47

Tal vez un pasaje en donde se expresa esto más cla­ significó, ya simplemente enunciando, ya también
ramente sea uno clel comentario a la Metafísica de imperando -■*
Alistó teles Lacónicamente se dice allí: “Los nombres
son impuestos por nosotros según que nosotros En esta especie de desdoblamiento de lo constati-
entendemos, ya que los nombres son signos de los vo y lo performativo se encuentra como algo previo
conceptos” 2:1Es decir, el término significa al concep­ un cúmulo de sentidos de “verbo” Verbo es la pala­
to, y el concepto a la cosa Tal es el orden de la signi­ bra significativa, como dice Tomás Si el concepto
ficación. significa o representa —y sabemos que representa
Tomás se enfrenta al vocablo verbum, al verbo o las cosas— es un verbo. No sólo es el verbo exterior,
palabra; de ella encuentra varias clases, El verbo por­ sino también el interior; también es verbo la imagen
tador de significado puede ser simple o complejo de la voz; y el último sentido —el cuarto— es de sim­
(concepto, juicio, etc ) El verbo se deja ocupar por bolización, a saber, metalingüístico o con suposición
el contenido significativo. Pero es múltiple: material, i e:>“verbo" significa lo que se ha dicho,
pero no reproduce lo dicho, sino que lo significa
De una manera más manifiesta y común se dice en nos­ abreviadamente, como su abreviatura, como ai decir
otros verbo aquello que se profiere con la voz El cual que “p" significa toda una proposición o enunciado.
ciertamente procede del interior en cuanto a dos cosas, Santo Tomás sigue aquí la tradición aristotélica,
que se encuentran en el verbo exterior, a saber: la voz pero también la patrística, sobre todo la de San Juan
misma y la significación de la voz. En efecto, la voz sig­
Damasceno y San Agustín, que llamaban verbum cor­
nifica eí concepto del intelecto, según el Filósofo en el
lib i del Peri hmnetmcts, y además, la voz procede de la áis a lo que él llamaba verbum mentís. Dice el Aquiría­
imaginación, como se dice en el libro De anima. Pero te que “ en nosouos, como dice cierta Glosa sobre
la voz que no es significativa no puede decirse verbo. Jn, 1, se encuentra un triple verbo, a saber: deí cora­
Luego la voz exterior se dice verbo porque significa el zón, de la voz, y el que tiene la imagen de la voz, ”-r*
concepto interior de la mente. Por tanto, así de mane­ Se menciona el Evangelio de San Juan; curiosamente
ra primera y principal el concepto interior de la mente
se dice verbo; pero, de manera secundaria, la misma voz
la tradición agustiniana también se remite a ese Pró­
significativa del concepto interior, y, en tercer lugar, se logo de Juan, y seguramente la Glosa aludida había
dice verbo la misma imaginación de la voz [. ] Yse dice sabido recoger el neoplatonismo de los Santos
figurativamente de un cuarto modo verbo aquella voz Padres, que ahora vemos embonar con el aristotelis-
que se significa o se hace con el verbo; como acostum­ mo. Además del verbum coráis o verbum mentís y del
bramos a decir “esto es el verbo que te dije’ o “que verbum oris, también es mencionado por la Glosa el
mandó el rey”, mostrando algún hecho que el verbo
~l Sum. iheuL, i, q 34, a 1, c
w in V Mei \ 5. n 824 In i Sen!, d 27. q 2. a 1, c
SEMIÓTICA V FILOSOFIA DEL LENGUAJE 49
■18 SEMIÓTICA V FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
es decir, conceptualista, cosa que compartían con él
verbo “que tiene la imagen ele la voz", Se trata de la
muchos nominalistas, e incluso podía tener un status
voz misma en cuanto imaginada, o pensada, i. e.,
ontológico platónico, como sucedía en el caso de los
como algo mental (lo que después se llamará “signi­
estoicos (y su célebre noción del lektón o los lektá,
ficado ultimado”};"6 pero no como el concepto sig­
que son las expresiones como autosubsistentes de
nificado, sino como la palabra en tanto que interior
manera no material ni psíquica)
a la mente, no en tanto que algo fonético, No deja
El Aquinate explica el carácter conceptualista o
de ser curiosa la semejanza —que ya hemos señala­
realista moderado de su postura:
do— de este verbo que tiene la imagen de la voz con
la noción de significante expuesta por Saussure Este Luego —dice— si ia locución se toma según que está en
define el significante no como el aspecto meramen­ la pane sólo intelectiva, así es el verbo del corazón, que
te fonético y material del vocablo, sino como la ima­ también por otros es llamado verbo de la cosa, porque
gen mental de éste, es decir, como algo inmaterial e es la semejanza inmediata de la cosa misma, y e! Damas-
interno, psicológico."7 Esto tiene, tal vez, en ambos ceno dice, lib. t De fule orthadaxa, cap xm, que es el
movimiento del intelecto natural, como su luz y esplen­
casos (el de la escolástica y el de Saussure), la finali­ dor, y por Agustín, lib íx De tñmtate, cap x, es llamado
dad de preservar el sentido de expresión lypeo uni­ verbo impreso en el ánimo. Pero según que está en la
versal, y no ele token o réplica o instancia individual imaginación, a saber: cuando alguien se imagina las
Fue algo que preocupó mucho a Peirce: señalar la voces con las que el Intelecto puede proferir el concep­
distinción entre la expresión individual, que usamos to, así es el verbo que tiene la imagen de la voz, y que
por otros es llamado el verbo de la semejanza de la voz,
en cada emisión de voz, y la expresión paradigmáti­ y por el Damasceno es llamado verbo enunciado en el
ca, a cuyo ámbito pertenecen las expresiones indivi­ corazón, y por San Agustín es llamado verbo pensado
duales No son lo mismo, y pueden tener un status en sílabas Pero según que ya está en la acción corporal
ontológico mental, como en el caso de Santo Tomás, por el movimiento de la lengua y de los otros instru­
mentos corporales, se llama verbo de la voz; y por el
Cí M. Prieto del Rey, “Significación y sentido ultimado. La Damasceno verbo que es ángel, esto es, nuncio, de la
noción de ’suppositio’ en la lógica de Juan de Santo Tomás", Con- inteligencia; y por Agustín verbo pronunciado con sí­
vixñutn, nn 15-16 (1968) pp 38-78 y nn 19-20 (1965), pp.
‘15-72. labas T8
-1 En efecto, Saussure habla det significante como imagen
acústica, esto es, como cosa psíquica, no fonética o física: “El sig­
no lingüístico une no una cosa y un nombre, sino un concepto y -H¡n ¡ Sntl., d 27, q, 2, a 1, c. También es de notar cómo la
una imagen acústica Esta última no es el sonido material, cosa noción de verbo mental, el primer significado de la voz. se parece
puram ente física, sino la psíquica de ese sonido. Sa representación a la noción saussureana de significado; pues no es ia cosa en cuan­
que de él nos da ei testimonio de maestros sentidos Nosotros to rea!, sino en cuanto pensada, la imagen de la cosa, siempre en
proponem os la palabra siga« para designar la totalidad, y reem­ el ámbito mental y psicológico, con ese extraño psicologismo que
plazar am afio e imagen «nís/tr« respectivamente por significado y dio Saussure a su teoría de la significación Gf nota anterior, don­
significante' (F. de Saussure, Curso de lingüística general, México: de Saussure define el significado como concepto, no como cosa
Fontamara, 1988 [3a ed ], pp 102-104)
50 SEMIOTICA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE SEMIOTICA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE 51

En este tico texto que hemos citado de Santo lecto; en electo, las voces son notas de aquellas pasiones
Tomás, hay muchas alusiones a la tradición patrísti­ que están en el alma, y las mismas concepciones del
ca, que daba —como podemos verlo— una carga intelecto son semejanzas de las cosas, como resulta
patente por el Filósofo al principio del Peri hermeneias.
profundamente mística a la significación (que ayu­ Luego el que algunos nombres no sean sinónimos pue­
daría a comprender el misterio de la Trinidad, el de estar impedido o por parte de las cosas significadas,
funcionamiento de los sacramentos, y otras cosas), o por parte de las razones entendidas por los nombres,
con expresiones tales como “verbo que es ángel”, para significar las cuales se imponen los nombres.30
etc, Pero se da aquí una visión filosófica de estos ele­
mentos, dentro de la cual resulta notable la teoría Parece claro lo que intenta decir aquí el Santo
aristotélica del concepto o verbo mental como me­ Doctor , Recalca eí que los conceptos son pasiones
diador entre la palabra o verbo oral y la cosa. del alma y además semejanzas de las cosas, como
En cuanto al verbo mental, el Aquinate explica así son, en realidad, los conceptos en cuanto verba y spe-
la mencionada mediación: cies. Algunos, como Norman Kretzmann, han objeta­
do que Aristóteles no se refiere a los conceptos
. esto así concebido por el intelecto se dice verbo inte­ como intermediarios entre las palabras y las cosas,
rior, ya que esto es lo que se significa por la voz; pues la sino a las pasiones (palhémata);:u pero, en contra de
voz exterior no significa al mismo entendimiento, o a su ello, tenemos esta explicación de Santo Tomás en el
forma inteligible, o ai mismo entender, sino al concepto
del intelecto, mediante eí cual significa la cosa; como sentido de que los conceptos son para el Estagirita
cuando digo “hombre” o “el hombre es animal” ”'-1 verdaderas pasiones o afecciones del alma, dado su
carácter de accidentes de la misma Y cita el comien­
Claro que el signo exterior, la palabra, tiene inten­ zo del Peri hermeneias. Tal es la interpretación del
cionalmente como designado o significado principal propio Tomás de esta doctrina tan capital de Aristó­
a la cosa, esto es, a la cosa en cuanto real, existente; teles. Los accidentes son las pasiones de una cosa
pero primero la cosa se nos da en cuanto pensada o (incluso la ciencia demuestra esas passiones, que son
conocida, y después en cuanto real, y por ello el sig­ las propiedades o atributos), y no parece bien funda­
nificado directo es la cosa en cuanto conocida, en eí da la objeción de Kretzmann de que ios escolásticos
concepto o verbo mental, y luego en cuanto existen­ pervirtieron el sentido de lo que quiso decir Aristó­
te, como real. Así, teles,;1-
:iíl De Pot. q 7, a 6, c
es de saber que la significación del nombre no se :i1 Cf N. Kretzmann, “Ansiotle on Spoken Sounds Significam
refiere inmediatamente a la cosa, sino mediante el inte- hy Conven don".. en J Corcoran (e d ), Ancknt Logic and lis Modeni
íntcrpretalions, Dordredit: Reidel, 197-í, pp 8-9
De P oi. q 9, a 5, c 31 Cf' G Bertuzzi, “II commemo di S Tommaso al ’Peri herme-
52 SEMIOTICA Y FÍLOSOF1A DEL LENGUAJE
SEMIOT ICA V FILOSOFIA DELL LNGUAJE 53
En efecto, el Estagirita quiere referirse a las cosas
en cuanto pensadas, y esto es lo que, en buena gno-
seología aristotélica, entendió y expresó Santo To­ Relación de los verbos orales
{vocablos o términos ) con los mentales
más. Dice:

,los nombres se imponen según que recibimos conoci­ Por lo que hace a las relaciones del verbo or al con el
miento de las cosas; y, ya que aquellas cosas que son pos­ mental, dice el Aquinate:
teriores en naturaleza son las más de las veces primero
conocidas para nosotros, de ahí resulta que frecuente­ Y por ello, ya que el verbo exterior, siendo sensible, es
mente según la imposición del nombre a veces un nom­ más conocido para nosotros que el interior, según la
bre se encuentra primero en una de dos cosas en las imposición del nombre el verbo oral se dice verbo antes
que una de las cosas significadas por el nombre existe que el verbo interior, aun cuando el verbo interior sea
primero; como resulta patente acerca de los nombres naturalmente primero, en cuanto causa eficiente y final
que se dicen de Dios y de las crea turas, como ente, bueno del exterior Ciertamente final, porque el verbo oral es
y semejantes, que primero fueron impuestos a las crea- expresado por nosotros para que se manifieste el verbo
turas, y de ellas fueron trasladados a la predicación divi­ interior; de donde conviene que el verbo interior sea
na; aunque el ser y lo bueno se encuentran primero en aquello que se significa por el verbo exterior; pero el
Dios.:i;i verbo que se profiere exteriormeme significa aquello
que es entendido, no el mismo entender ni el mismo
Estos nombres son analógicos, significan de mane­ entendimiento que es hábito o facultad, a no ser en
ra más perfecta y eminente esas propiedades en cuanto también éstos son entendidos; de donde el ver­
bo interior es lo mismo entendido interioré1'*
Dios, cíel cual se reciben por participación en las crea-
turas; pero, dado que las creaturas nos son más
Santo Tomás había dicho que el verbo interior es
conocidas y de ellas nos elevamos al Creador, no
causa eficiente y final del exterior Eso parecía con­
pueden significar para nosotros lo relativo a Dios,
tradictorio, o, al menos, no se veía bajo qué modali­
sino lo relativo a las creaturas, porque las conoce­
dades podía ser lo uno y lo otro. Aquí explica bajo
mos primero
qué modalidad es causa final, que es lo más difícil de
entender y de aceptar, ya que resulta más comprensi­
ble pensar el verbo interior como causa eficiente, en
cuanto que está en el origen del verbo exterior; El
Aquinate da la razón del modo en que el verbo inte­
neias di Aristotele e la dottrina dei significato' Divas l'ho mas
rior es causa final, como intención expresiva con-
(Bolonia). 96/2 (1993), pp 41-42.
:';1De Ver. q -L a l , c
:u Ibidem.
54 SEMIÓTICA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE SEMIOTICA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE 55

tenida en el verbo exterior Y también explica cómo Vemos aquí la exacta aplicación de la teoría ele la
es causa eficiente: causación artificial al verbo. El verbo mental propia­
mente es causa final, ya que es lo que el verbo oral
Y [también es causa] eficiente, porque el verbo proferi­ intenta expresar El verbo que es imagen de la voz
do exteriormente, ya que es significativo por conven­
ción, su principio es la voluntad, como también de los tiene carácter de causa ejemplar; es paradigma. En
demás artificiados, y por ello, así como en la mente del esto se confir ma lo que decíamos de la semejanza
artífice preexiste cierta imagen del artificio exterior, así de este ver bo imagen de la voz con el significante de
en la mente del que profiere el verbo exterior preexiste Saussure, en cuanto interno a la mente, y no reducti­
cierto ejemplar deí verbo exterior.111* bie al fonema; pero, sobre todo, guarda semejanza
con la teoría de Peirce de que hay, además de la
Santo Tomás adoptará esta imagen del artífice
palabra oral, que es un toben o instancia individual,
para aplicarla al verbo en su dinamismo, tanto oral
una palabra type, esto es, arquetipo universal, a la
como mental Se pasa a una especie de la causa for­
que ejemplifica el verbo oral que se usa en la emi­
mal, que es la causa ejemplar, pero que va muy uni­
sión vocal de la expresión, o en su uso escrito, etc,
da al eficiente, porque es la misma causa formal en
La idea de Peirce puede expresarse diciendo que, si
cuanto presente en el eféctor o agente. Continúa
pintamos con gis en un pizarrón una palabra, por
diciendo:
ejemplo “caballo”, y luego la borramos, no por eso
Y por eso, así como en el artífice consideramos tres deja de existir la palabra en cuanto tal, ya que ésta es
cosas, a saber: el fin del artificio, el ejemplar del mismo el prototipo o arquetipo de las que le sean homoio-
y el propio artificio ya producido, así también en el morfas, o que tengan la misma forma.117
hablante se encuentra un triple verbo, a saber: el que es Como sabemos, el verbo mental es el concepto, y
concebido por el intelecto, para significar el cual se pro­
fiere el verbo exterior, y éste es el verbo del corazón es considerado como una palabra: “. cuando la
producido sin voz; además el ejemplar del verbo exte­ mente se pone a considerar en acto lo que tiene en
rior, y éste se dice verbo interior que tiene la imagen de hábito, uno se habla a sí mismo, pues e! concepto
la voz, y el verbo exterior expresado, que se llama verbo mismo de la mente se llama ‘palabra [verbnm] inte­
de la voz, y, así como en el artífice la intención deí fin es rior’”.1,8 En cambio, el verbo exterior o palabra oral
antecedente, y de ahí se sigue la excogitación de la for­
ma de lo artificiado, y finalmente lo artificiado se pro­ es la expresión deí verbo mental: “En nosotros
duce en el ser, así, primero el verbo del corazón en el se llama ‘locución’ la misma manifestación del verbo
hablante está en el verbo que tiene la imagen de la voz y interior que concebimos en la mente” 119 Y “ ..la
el último es el verbo de la voz.111'
;sTCf Cii. S. Peirce, Qdlected Papéis, eci cit . 4 557 y 4 544
;ir’ Ibidem ;wSum. TheaL, ¡, q. 107, a 1, c
;!(i Ibidem ;ilJ De Ver., q 9, a 4. c
56 SEMIOTICA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE SEMIÓTICA YFILOSOFÍA DEL LENGUAJE 57

locución es el signo audible del concepto interior”, '0 que en su significación incluye determinado principio
Por otra parte, el verbo que es imagen de la voz es el de individuación no es común ni definible, como
“Sócrates” y “Platón”.
verbo en cuanto pensado o imaginado. En el verbo
mental, oral y que es imagen de la voz, tenemos la
teoría completa del verbo en Santo Tomás Así, pues, los nombres significan algo simple, es
decir, perteneciente a la simple aprehensión clel inte­
lecto, mientras que los enunciados significan algo
Tipos de verbo mental compuesto, i e.} perteneciente a la composición inte­
lectual: “ el enunciado significa la composición y
Además, el verbo mental puede ser de tres clases: división del intelecto Luego las voces no significan
concepto, juicio y raciocinio El primero tiene como las mismas especies inteligibles, sino aquellas cosas
signo la palabra: el segundo, el enunciado, y el terce­ que el intelecto se forma para juzgar sobre las cosas ex­
ro, el argumento. Las palabras son categoremáticas y teriores”.'*3 Es decir, las voces significan de manera
sincategoremáticas Las categoremáticas son el nom­ primigenia las cosas exteriores y reales, aunque
bre y el verbo, sincategoremáticas son las demás. De pasen por la mediación de las especies o verbos men­
suma importancia son los nombres, que son princi­ tales (concepto yjuicio o enunciable), De este modo,
palmente los sustantivos y los adjetivos Los primeros lo intencionado cognoscitivamente se queda no en el
son los que primordial mente llamamos nombres enunliabile del enunciado, sino en el estado de cosas
Estos nombres pueden ser comunes o propios. Los que éste representa. Santo Tomás lo dice comparán­
comunes significan una esencia o quididad, encerra- dolo con la intencionalidad de la fe o creencia: “ ..el
ble en la definición, Por eso dice de ellos Santo acto del creyente se termina no en el emmtiabile, sino
Tomás: “ la razón que significa el nombre es la en la cosa; pues no formamos los enuntiabilia más que
definición" 11A diferencia de ellos, los nombres pro­ para tener por ellos conocimiento de las cosas, como
pios significan no esencias o naturalezas universales, en ia ciencia, así también en la fe” 11
sino esencias individualizadas y cosas individuales:
Modi significandi, significado y suppositio
Luego, así como el nombre que significa una naturaleza
es común y definible, y como ‘‘hombre’’ o “animal”, así
el nombre que significa la naturaleza con tal modo de Santo Tomás recoge además la tradición de la gram-
existir, como “hipóstasis” o “persona” Pero el nombre malica speculativa de los modistas o modistae (llama-
De Pal., q 9 .a 2, ad 1
1(1Sum Theol, n-ti q, 181, a 8, c !;1 Sum Theol, q 85, a. 2, ad 3
!l Sum Theol. i, q 85, a 2, ac! 3 " Sum. Theol. ii-tf, q 1 a 2. ad 2
58 SEMIOTICA V FILOSOFIA DEL LENGUAJE SEMIÓTICA Y FILOSOFÍA DEL LENGUAJE 59

dos así porque trataban de los modos de significar). nen; los adjetivos, en cambio, no suponen, sino co­
Los modos de significar corresponden a los modos pulan,’'
de entender y éstos a los modos de ser.‘la Hay mo­
dos de significar y de consignificar, ya que hay térmi­ Así, la suposición es la relación de los nombres con
nos categoremáticos y sincategoremáticos, esto es, las cosas que designanrm Santo Tomás divide la supo­
significativos y consignificativos; los primeros son los sición en material, cuando el término se refiere a sí
que significan por sí mismos, como el nombre y el mismo o a sus homoiomorfos, y formal, cuando el
verbo; los segundos son los que sólo significan por término se refiere a la cosa que significa.íí( Divide asi­
acompañar a éstos, y son las restantes partes de la mismo la suposición formal en natural, la que se
oración (adverbios, preposiciones, conjunciones, refiere a algo de la esencia de la cosa significada, y
etc.) Además, el verbo consignifica el tiempo. accidental, cuando se refiere a algún accidente de la
Pero el Aquinate recoge asimismo la tradición de misma.511Y la accidental en simple, la que tiene el tér­
los tratados medievales de lógica, llamados pequeños mino que se refiere a alguna cosa de modo abstracto,
tratados ele lógica (parva lógicalia) , centrados en y personal, la que se refiere a las cosas concretas 51
las pr opiedades de los términos (proprietaíes termino- Divide la personal en determinada, cuando se refiere
ntm), que se venía gestando Además de esa significa­ a una o varias cosas de manera definida, y confusa,
ción que tienen los términos aun fuera del contexto cuando se refiere a una o varias cosas de manera
de la proposición o enunciado, se dan otras propieda­ indefinida,5- También habla de la oración y de la pro­
des que éstos reciben dentro de ese contexto proposi- posición, que es la oración enunciativa o aseverativa.
cional: la suposición, que pertenece a los substantivos,
y la copulación, que pertenece a los adjetivos. Dice
Tomás: Balance

La diferencia entre los substantivos y los adjetivos con­ Vemos, pues, que en la semiótica y la filosofía del
siste en que los substantivos comportan su supuesto, lenguaje de Santo Tomás confluyen varias tradicio­
mientras que los adjetivos no, sino que lo sitúan en la nes Se encuentra, por una parte, la presencia de
substancia de la cosa [por ellos] significada Por lo cual
dicen los lógicos (sophtstae) que los substantivos supo- Aristóteles La otra presencia fuerte es la de San
17 Sam. Theol, i, q 39, ¡i. 5, ad 5 Cf fu ¡II Seat., d , 6, q. L a 3. c
Cf De ¡mi., q 9. a 4, c ; Stivi. Theat, m q 39, a 4, ad 1
'f!) in I Perì herví-, lea. 5. n. 57 Sólo que en lugar de llamarla
Ir’ Situi i'henl, i, q. 45. a 2. ad 2 Cf A Cmmingham, “Specula­ •‘.suposición material’ , la llama “significación m aterial’
tive Granúnar in Si Tilomas Aquinas’ . Lavai Tlu'atagique et Piritoso- y 'C f In IH Seni., d 1 q 2, a 4. ad 6
frittone, 17 (1961), pp 84-S5 Cf Símí 'Thept, m, q. ] fi, a 7, c
Cf In ! Peri herví. leas 4 y 5
60 SEMIOTICA Y FILOSOFIA DEL LENGUAJE

Agustín. También hace caso de ios modistac sostene­


dores de la grammatka speculativa, que ya empezaban
a ser fuertes en su tiempo Hace caso igualmente de
LA SEMIÓTICA COMBINATORIA
los cultivadores de ios parva logkalia, a los que a
veces da el curioso nombre de sophisíae, no porque
Y EL LENGUAJE PERFECTO EN
enredaran con un razonamiento falaz, sino, ai con­ RAIMUNDO LULIO
trario, porque eran vistos en ese tiempo como dema­
siado dedicados a desenredar sofismas
El Aquinate fue un genio creador, que avanzó por P lanteamiento
encima de lo que le habían legado los gr iegos, como
Aristóteles, y ios santos padres, como Agustín, u Raimundo Lulio fue uno de los cultivadores más
otros escolásticos, como las diversas tradiciones que preclaros de la semiótica y de la filosofía del lengua­
recibe (la lógica y la gramática especulativa). Pero je Tuvo el ideal (aprendido de judíos y árabes) de
sobre todo se le debe el reunir esos materiales que le una lógica combinatoria (ars combinatoria) que sirvie­
daban esas corrientes históricas, y el añadirles las ra para demostrar todo io que se deseara demostrar
más de las veces una mayor perfección. Supo con­ Asimismo, era el ideal de un lenguaje per fecto, que
juntar la recepción de doctrinas y el desarrollo o, evitara todos los defectos del lenguaje natural,
por io menos, afinación de los mismos En verdad, ya que se trataría de un lenguaje artificial o científi­
tanto en su teoría del signo como en su teoría del co, que tuviera un aparato lógico perfecto Por eso
lenguaje, Santo Tomás maneja un considerable acer­ es considerado además como uno de los antecesores
vo de elementos, que, por supuesto, serán desarro­ de la lógica matemática
llados por sus seguidores posteriores, de la talla de
Domingo de Soto y Juan de Santo Tomás. Pero V ida
mucho de eso ya se encontraba en el maestro
Raimundo Lulio (o Ramón Llull) nació en Paima de
Mallorca, a fines de 1232 o principios de 1233, en el
seno de una noble familia catalana Ocupó varios
cargos políticos De acuerdo con su mujer y sus
hijos, en 1263 adoptó la vida de peregr ino y luego se
dedicó a estudiar Durante nueve años (1265-1274)
estudió filosofía y teología, así como lengua árabe,
61
6H LA SEMIOTICA COMBINATORIA LA SEMIOTICA COMBINATORIA 63

para penetrar su cultura Además de escribir en la­ famosa edición del siglo xvm, de Ivo Salzinger, publi­
tín, lo hizo en catalán, por lo que es considerado cada en Maguncia entre 1721 y 1740 en 10 volúme­
uno de los clásicos de esta lengua. nes, La actual edición crítica viene haciéndose, en
De manera casi autodidacta adquirió un gran saber, Palma de Mallorca, desde 1905, Contiene obras lógi­
y en 1273, cuando estaba en oración en el monte Ran­ cas, vinculadas a su arte magna; obras filosóficas, teo­
da, se le reveló que tenía que trabajar en la conver­ lógicas y sobre las demás disciplinas conocidas en su
sión de árabes y judíos. Para ello se le daba un arte época. Ofrece además obras literar ias (en prosa y en
prodigioso, el ars magna, una especie de lógica combi­ verso), y muy profundas y emotivas obras místicas.
natoria (que, sin embar go, ya tenía antecedentes ju ­ En cuanto a las lógicas, podemos aludir a las varias
díos y árabes) En 1286 lee públicamente su ar te En versiones del Ars* magna] entre las científicas, al Árbol
1295 profesa como terciario franciscano, tal vez debi­ del saber, su enciclopedia de todas las ciencias; en teo­
do a que, en 1290, fray Ramón Gaufredi había permi­ logía, al Libro del gentil y los tres sabios; en literatura, al
tido a varias provincias franciscanas que enseñaran el Libro de Rvast y Blanquerna, al Félix de las maravillas y a
arte y las doctrinas de Lulio Llegó a haber colegios y poemas como el Cant de Ramón, y en cuanto a la mís­
hasta cátedras universitarias de íuíismo, tica, al Arte de contemplación y al Libro del amigo y del
Lulio acogió con vehemencia la causa de la con­ amado, que forman parte del Blanquerna,.
versión de los árabes Predicó en Berber ía dos veces,
con gran fracaso Pero lo peor es que volvió a hacer­
lo en 1314 o 1315, y su predicación encendió la furia D o ctriñ as sem ió t ¡co - l íngüíst ícas
del pueblo musulmán, que lo apedreó Las autorida­
des lograron liberar lo y embarcarlo en una nave de Lulio tuvo como proyecto fundamental la realiza­
genoveses para que lo llevaran a Mallorca Por lo ción de un exacto sistema combinatorio, A pesar de
gravemente herido que iba, murió al llegar a su que esto tiene antecedentes antiguos y medievales,
patria (1316), y, aunque sólo hay tradición oral de sobre todo árabes y judíos, Lulio poseía una con­
este mar tirio, es venerado como beato ciencia más clara de su rendimiento y se empeñó
con ahínco en desarrollarlo; por eso es considerado
uno de los ancestros de la lógica simbólica
O bra Se trataba de un ideal de razonamiento formal y,
por así decir, automatizado; las combinaciones ha­
Su obra es numerosísima, de ahí que la crítica aún rían que la verdad fuera encontrándose casi mecáni­
no haya acabado de determinar cuáles son obras camente, de manera indefectible Era el gran méto­
auténticas y cuáles dudosas o espurias. Hay una do, el gran arte, el ars magna, Además, se proponía
64 LA SEMIOTICA COMBINATORIA LA SEMIOTICA COMBINATORIA 65

lograr la enciclopedia que llegara a todos los conoci­ ca del descubrimiento y una lógica de la justifica­
mientos, igualmente por combinación de términos. ción. Tiene asimismo el afán de que el lenguaje sim­
Esta lógica respondía a un ideal de conocer todas las bólico al que reduzca sus términos sea un lenguaje
cosas mediante la combinación de sus elementos universal La ciencia que se desarrolle con sus com­
principales (mediante sus conceptos y términos), y binaciones será una ciencia universal, y el depósito
tenía también el afán de aplicarse no sólo a la filoso­ de los conocimientos hallados será una enciclopedia
fía, sino a proyectos políticos y religiosos. Por ejem­ universal, Hay, pues, un afán racionalista y universa­
plo, estaba destinada a realizar la mejor teología lista del saber. Inclusive ofrece un método para rete­
apologética posible y convencer a todos aquellos a ner todos esos conocimientos en la memoria, una
quienes se predicaran de esa forma los contenidos mnemo técnica
de la fe cristiana. La idea de una lógica a la vez inventiva y demos­
El ars magna de lógica combinatoria habría de trativa (ars inventiva el indicativa) estaba ya en la
encontrar yjustificar todos los conocimientos a par­ escolástica, pues la lógica era para los escolásticos
tir de unas cuantas nociones y principios esenciales; una teoría de las consecuencias (comequentiae)\ es
así obtendría, por combinación de los símbolos que decir, una teor ía de la inferencia, y había consecuen­
ios representaran, los contenidos de todas las cien­ cias tanto inductivas como deductivas, tanto inven­
cias Era, pues, una lógica combinatoria por la que tivas como resolutivas, semejando un círculo del
se podrían descubrir todas las ciencias y probar o conocimiento que se cierra y completa por ascenso y
demostrar todos sus resultados. Es cierto que se trata descenso Lidio llega a decir que su método no es
de un ideal o proyecto altamente racionalista, pero más que el del ascenso y descenso del conocimiento,
en Euíio se combina con la mística para formar una en el cual cree estar conjuntando y conciliando a
extraña mixtura de misticismo y lógica, pues habla Platón y a Aristóteles.1
de su arte como una revelación que le fue concedida El filósofo busca además una lengua universal
por Dios cuando hacía penitencia en el monte Ran­ (Ungu a universalis) a partir de los términos que
da, Es la piedra de toque para el saber, y es el elixir expresan las nociones básicas, primitivas y universa­
para empujar a la acción, dado el poder de convic­ les de la mente humana Lulio añade el ejemplaris-
ción que tendría por su evidencia lógica. Serviría mo y el iluminacionismo agustinianos, esto es, la teo­
tanto para la teoría como para la praxis ría de San Agustín de que las ideas divinas son
El ar.s magna, además, conjunta los dos aspectos ejemplares o prototipos de las cosas, y la convicción
fundamentales de la lógica: la invención y ¡a demos­ de que esas ideas son otorgadas por Dios mismo al
tración Es raro encontrar que un sistema ofrezca a
! Cf S Bov¿, El sistema científico tu lia no: “Ars Magna'l Barcelona,
la par, con tanta insistencia de perfección, una lógi­ 1908, pp 592-593
fifi LA SEMIOTICA COMBINATORIA LA SEMIOTICA COMBINATORIA 67

hombre mediante una iluminación. Eso asegura que cuestión, mediante combinaciones que darán inde­
tales conceptos sean comprendidos por todo ser- fectiblemente la solución Las definiciones se combi­
humano Se opone al convencionalismo nominalista nan entre si por composición (uniendo dos o más
de la mayoría ele las Gmmmatkae s/mu latinan y pasa a términos al principal o definido) y por conversión
un realismo de tipo platónico, en el cual los térmi­ (atribuyendo a un principio el carácter de defini­
nos primitivos son signos naturales (si no es que ción que tiene otro término) Tales combinaciones
innatos) participados por todos los hombres. Aun­ de términos definidos dan como resultado pr oposi­
que, más que de innadsmo, debe recordarse que es ciones y, ya que son la combinación de dos o más pri­
iluminacionismo Por la iluminación, Dios hace que mitivos (y sus definiciones), Lulio las llama “condi­
el hombre comprenda profundamente el significa­ ciones”, esto es, proposiciones básicas (pero no en el
do de las palabras y las comunique con plenitud a sentido de proposiciones empíricas, sino en el de
los demás, con base en ese lenguaje universal arrai­ proposiciones lógicamente evidentes o axiomas).
gado en la mente - Pata resolver los pr oblemas se reduce la oración gra­
Inclusive, las palabras representan no sólo las ideas matical que expresa el pr oblema o cuestión a su con­
de los hombres, sino las mismas ideas divinas ejem­ dición o proposición básica correspondiente, y des­
plares. Si se reúnen las más importantes pueden irse pués se contrae o especifica esta condición a la
engarzando las otras, comunicándolas perfectamen­ materia particular y concreta de que se trate. De esas
te Estas palabras y nociones primitivas son obteni­ condiciones br otan las reglas de combinación, al modo
das por análisis (ascenso) y coordinadas por síntesis como las condicionas brotaban de las definiciones;
(descenso), complicándolas en múltiples combina­ por ellas (¿ e, por las reglas) se encuentra y se de­
ciones que las enriquecen. Las definiciones se muestra la verdad de las proposiciones investigadas
encuentran por análisis, reduciendo el término a Todo ello se realiza por combinación automática, de
alguna noción primitiva del arte; estas definiciones modo que el ar te de Lulio es siempre —en el fon­
son reales porque reflejan las ¡deas divinas que están do— un aparato de lógica combinatoria.3
en la mente de Dios, y son comprensibles por todo Hay, por tanto, unos términos primitivos a los que
hombre debido a la participación e iluminación que se llega por análisis, con sus respectivas definiciones,
a cada quien otorga el intelecto divino, a los que hay que reducir los términos de cualquier
Los problemas se reducen término a tér mino a los problema; tales términos primitivos constituyen una
principios del arte; en seguida se contraen a sus defi­ “lengua universal”. A partir de ellos se componen
niciones respectivas y se especifican al objeto en ciertos principios o condiciones, que son proposicio-
- Cf. S Trías Mercani, "Raíces agi¡s ti manas en la filosofía del ;1Cf E W Hatzeck, "La combinatoria luliana Rexdsto de Filoso­
lenguaje cíe R IJuiL Ángnsiintts 21 (1976). pp 7i y 70-80 fía (Madrid), 12 {1953).. pp. 579-609
68 LA SEMIÓTICA COMBINATORIA LA SEMIOTICA COMBINATORIA 69

nes con carácter de axiomas o de razones necesarias, Bernardo Laviñeta, no se habla de las significaciones,
y a partir de ellos y de acuerdo con las reglas del arte tal vez poique envuelven menos problemas; se habla
proceden las combinaciones, por las que se va par­ directamente de las suposiciones, con sus respectivas
ticularizando el saber hasta llegar a la disciplina a ampliaciones y restricciones Luíio define la suposi­
la cual pertenece el problema propuesto Se dan, ción como la acepción del tér mino en lugar de una
entonces, análisis y síntesis; un análisis hacia los tér­ cosa universal o singular: El que hable de “cosas” uni­
minos primitivos del problema y luego una síntesis versales no debe extrañar, dado su pensamiento pla-
hacia el problema concreto mismo para obtener su tónico-agustiniano Divide la suposición en simple,
solución. personal y material, La simple sería justamente esa
El ar te de la memoria ayudará a r etener y manejar referencia a cosas universales (por ejemplo en “el
mejor todos los conceptos y términos por sus símbo­ hombrees una especie”); la personal, la referencia a
los, como se ve en el Líber ad memoriam confirmandam cosas singulares (por ejemplo “el hombre corrió y se
de Luíio,'1Y el saber universal o enciclopedia de las nos escapó”), y la material, la referencia a la expre­
ciencias se encuentra sobre todo en el Arbre de ‘¡cien­ sión misma (por ejemplo “hombrees un substantivo").
cia general, Los símbolos eran importantes, se tenía Además, la suposición de un término puede am­
un rudimentario simbolismo “lógico” Lulio había pliarse a diversos tiempos según el verbo de la pro­
ideado además figuras especiales y círculos girato­ posición o alguna otra palabra, Lulio da algunas
rios para hacer las combinaciones de manera mecá­ reglas para ello:
nica, en ciertos aparatos curiosos
La primera es que en toda proposición en la que se
La filosofía del lenguaje que Lulio aplicaba a su pone un verbo de pretérito perfecto o un participio, el
arte tenia muchos de ios elementos de las proprietates término precedente se amplía en lugar de aquello que
terminomm estudiadas por los lógicos medievales, Las es o que fue, como “la virgen fue meretriz”. La segunda
principales de estas propiedades eran la significación y regla (es que] en toda proposición en la que se pone un
la suposición La significación (que se puede entender verbo o participio de tiempo futuro, el término prece­
dente está en lugar de aquello que es o que será, como
como el sentido) puede tenerla el término aun fuera “el niño será viejo”. La tercera regla es que todo térmi­
de la proposición; la suposición (que puede enten­ no puesto en la proposición respecto de este verbo
derse como la referencia) sólo puede tenerla el térmi­ “puede", o de su participio, está en lugar de aquello que
no en el contexto de la proposición En la Lógica es o que puede ser, como “lo blanco puede ser negro” f>
nova, atribuida a Lulio y críticamente dispuesta por
Y la restricción es lo contrario, a saber: la figura­
1Cf P. Rossi, Claris Uuiversalh Ll arte de ¡a memoria y la lógica ción de un término en una proposición en lugar de
combinatoria de Lulio a Leibniz, México: roí:, 1989, pp 69-79, y F.
Yates El arte de la memoria, Madrid: Taurus, 1974, pp 205-232. s S Trías Mercant, art c i t , p 74.
70 LA SEMIOTICA COMBINATORIA LA SEMIO TICA COMBINATORIA 71

menos significados de los que io haría por su propia través de consideraciones combinatorias; e igual­
naturaleza, a saber: sin esa restricción ele un verbo o mente le sirve corno método de exposición, pues le
de alguna otra palabra Restricción tiene eí término ayuda a combinar cuentos, apólogos o parábolas,
“hombre”, por virtud del término “blanco”, en el que manifiestan lo que desea transmitir, de modo
enunciado “todo hombre blanco corre”, que se res­ semejante a lo que hacían por ese tiempo muchos
tringe sólo a los que sean blancos escritores árabes. Logra así, por una parte, una inter­
La epistemología y la metafísica que sustentaban pretación parabólica, alegórica y simbólica de la
la lógica de Lulio son realistas. La base epistemológi­ Sagrada Escritura, y, por otra, expone sus reflexiones
ca es la teoría del conocimiento como iluminación y doctrinas mediante parábolas, apotegmas o fábulas,
por par te de Dios, que profesaban San Agustín y San logrando una comunicación agradable y clara.
Anselmo. Dios da los conceptos más simples y los Lulio escribe una especie de “novela” moral y mís­
enunciados más evidentes; con esos principios axio­ tica intitulada Libro de Evas! y Blanquerna. El persona­
máticos se llegará a probar los dogmas religiosos, de je principal es Blanquerna, hijo de Evast Blanquer­
modo que podrán compaginarse la razón y la fe./’ La na atraviesa por diferentes estados o cargos, hasta
metafísica u ontología que fundamenta la lógica de llegar a ser papa, y después, ya viejo, abandona esa
Luiio es del tipo ejemplar ista de San Agustín y San alta dignidad y se hace ermitaño. Entonces escribe
Buenaventura, también platónica Hay unas ideas un libro, el Arte de contemplación, que se muestra
ejemplares divinas para todas las cosas, son los ar­ como un libro dentro de o l i o , En él enseña a con­
quetipos mitológicos, en la mente de Dios, de todas templar a Dios y sus misterios a través de la aplica­
las cosas reales y posibles, Y estas ideas divinas son el ción del arte combinatorio, meditando las cosas divi­
correlato semántico inmediato de los términos o nas de acuerdo con la combinación de las ideas
nociones primitivas y de los axiomas primeros (su principales que contienen Una manera de hacerlo
correlato semántico último son las cosas del mun­ es combinar los atributos de Dios o sus misterios.
do), que van determinándose a lo concreto según el Otra forma es combinar las palabras de algunas ora­
paso de la arrebatada sintaxis de su combinatoria 7 ciones, como el Padrenuestro, el Ave María o algún
El ars magna sirve también a Lulio para leer e salmo, como el 50 o el Miserere. Lo mismo se puede
interpretar textos, buscando los diferentes sentidos a hacer con otros textos bíblicos, siempre buscando la
riqueza de sus significados en var ios niveles.
'' CfV J J E G rada, “The Structural Elements of Necessary igualmente encontramos en Lulio la exposición
Reasons in Anselm and Lull”. Diálogos {Puerto Rico), año ix, n 24 de ideas mediante toda una combinatoria de ame­
{1974). pp 105-129.
7 Cf E de Antón Cuadrado, "Plenitud metafísica de la filosofía nos cuentos. Esto se ve sobre todo en otro libro suyo
juliana . Rvisla de FUosofíti (Madrid), 22 (1963), pp. 369-984. intitulado Félix de las maravillas, en el que se relata
72 LA SEMIOT ICA COMBINATORIA LA SEMIOTICA COMBINATORIA 73

cómo un joven, Félix, sale a correr mundo, para con-


siderar las maravillas que en él pueden hallarse De Balance
esta manera encuentra muchas ocasiones de con­
templar a Dios en lo que ve a su paso Y es una de las Es bastante claro el ideal que tuvo Lulio de un len­
formas de considerar el mundo como un libro, guaje perfecto, acompañado, para realizarlo, del ins­
como un texto. Las cosas que en él se encuentran trumento adecuado, que era el arte lógica que obtu­
son signos que remiten a Dios viera todos los conocimientos y demostrara todo lo
que se quisiera por combinación, una lógica combi­
natoria Este ideal pasaría a seguidores tan conspi­
I nfluencia cuos como AIsted y Kircher, que influyeron en Leib-
niz, el cual, a su vez, lo transmitió a pensadores
La obra de Lulio tuvo muchos seguidores, en mu­ como Bolzano y Stuart Mili, de donde pasó a Frege y
chas partes y épocas. Influye en los cabalistas cristia­ a Russell. Toda una historia de búsquedas del len­
nos medievales y renacentistas,8 y aun en el siglo guaje perfecto, que, por cierto, desembocó en otros
xvin se hace la gran edición de su obra en Maguncia; tantos fracasos, y sigue todavía sin cumplirse„ Con
pero es en los siglos xix y xx cuando empieza a estu­ todo, fue un motivo de inspiración y un ideal regula­
diarse más científicamente, procurando deslindar tivo, y, por otros caminos, atrajo a muchos teóricos
todos los añadidos mágicos y esotéricos que llegaron (Wittgenstein, Carnap, etc.) que dieron la batalla
a adjudicársele. Existe en Mallorca una Escuela contra el embrujo y el enredo del lenguaje ordinario,
Luliana que tiene en proceso una moderna edición
de sus obras, bien cernidas por la crítica, y que publi­
ca además estudios monográficos en libros y revistas
especializados en los temas lulianos.

HUn caso curioso de esa múltiple influencia es la que ejerce en


un franciscano cíe Tlaxcala (hasta ahora considerado como mesti­
zo) en d siglo xvs, fray Diego Valadés, que escribió una Rítalorica
Chrislkuut, publicada en Perugia, Italia, en 1579, obra en la que
aplica algunos elementos lulianos de combinación y de mnemo­
tecnia
SEMIOTICA EN EL SIGLO DE' ORO ESPAÑOL 75

lando el marco que da el contexto, y luego los prin­


cipales autores.

SIGNO Y SEMIÓTICA
EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL C ontexto semiótico de la
ESCOLÁSTICA POSMEDIEVAL

PLANTEAMIENTO El estudio de la semiótica era muy importante para


los filósofos escolásticos, ya que tenía estrechas cone­
Seguidores de Santo Tomás fueron muchos de los xiones con la teología Las disquisiciones sobre el
escolásticos postmedievales, en diversas partes del signo eran apr ovechadas, por ejemplo, en el tratado
mundo. Pues bien, puede hablarse de toda una de la Trinidad y en el tratado de los Sacramentos, En
escuela o tradición de semiótica tomista en la Espa­ el tratado de la Trinidad, porque se representaban
ña de mediados del siglo xvi hasta mediados del xvu, las relaciones entre las tres personas divinas (Padre,
que es el periodo que abarca eso que ha dado en lla­ Hijo y Espíritu Santo) como un acontecimiento
marse “siglo de oro” En efecto, Domingo de Soto semiótico, es decir, el Padre engendraba al Hijo
—que comparte la altura de Pedro da Fonseca— como un signo o vni)uní, el Verbo, que expresaba su
influye en Domingo Báñezy en Francisco de Araújo, pensamiento, y era tan especial ese pensamiento,
y a través de este último en Juan de Santo Tomás, y que tenía que set algo personal una persona distin­
asimismo es seguido por Cosme de Lerrna.1Inclusive ta Y ese Ver bo iba acompañado, como por un afec­
Lerma hace un compendio de la obra de Soto y lo to, el Amor, poique no hay expresión que no vaya
sigue puntualmente. Esos autores españoles, junto acompañada de algún afecto, y es un Amor tan espe­
con el portugués Fonseca, serán asimilados por otro cia), que también tiene que ser algo personal, otra
portugués, que es Juan de Santo Tomás,“ el cual será persona: el Espíritu Santo Es curioso encontrar que
seguido incluso por muchos de los autores colonia­ el propio Peirce, en la segunda mitad del siglo xix,
les,11Trataré de presentar estas teorías, primero seña- se inspira en la teología trinitaria de los escolásticos
(a los que tan bien conocía) para desarrollar su teo­
1 Igualmente- Soto será muy seguido cu !a Colonia, por lo
menos en la Nueva España.
ría del signo También era aprovechada la teoría del
- Cí J de Santo Tomás, De los signos y los conceptos trad. e signo en el tratado de los Sacramentos, porque el
introd M, Beuchot, México: unam, i 989 sacramento mismo es un signo, un signo de un tipo
Un ejemplo de ello (pero faltaría estudiar otros muchos) es
el dei dominico fray Vicente de Aragón, que veremos en el capítu­
muy especial, a saber: uno que da lo que significa, y
lo siguiente de este libro eso tuvieron que reflexionarlo muy a fondo los
7-1
7f> SEMIÓTICA EN EL SIGL O DE ORO ESPAÑOL SEMIOTICA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL 77

escolásticos, para apoyar argumentativamente la lógica formal o súmulas, era en el ámbito de los ins­
existencia y el funcionamiento de un signo tan pecu­ trumentos de la lógica misma. Es decir, los instru­
liar Es un signo de la gracia de Dios, es una presen­ mentos de la lógica son tres: la definición, la división
cia de Dios mismo, lo significa y lo da al mismo tiem­ y la argumentación, que se expresan en términos,
po. Es un tratado, el de los Sacramentos, en el que enunciados y argumentos. Por ello todos los instru­
estos autores desplegaron un asombroso conoci­ mentos de la lógica son signos, el signo es el instru­
miento de la semiótica. Un ejemplo preclaro de eso mento fundamental de la lógica, y partiendo de él se
es la Suma de sacramentos o De septem novae legis sacra- puede ir accediendo a todos los demás,. Así, se co­
mentis summarium de Bar tolomé de Ledesma, domi­ menzaba por el tratado del signo, se pasaba al de
nico español que trabajó mucho tiempo en México y esos signos lingüísticos simples que son los tér minos,
que fue de ios primer os catedráticos de filosofía y de de ahí a los signos compuestos de términos que son
teología en la recién fundada Universidad de Méxi­ las oraciones (indicativas o aseveratívas, interrogati­
co en el siglo xvid vas, imperativas, desiderativas, etc.), de entre ellas se
Dada esa importancia que la semiótica tenía para separaban las oraciones indicativas o aseveratívas,
la teología, era abordada con cuidado en el curso de únicas que pueden ser enunciados o proposiciones,
artes o filosofía, concretamente en la lógica A veces pues sólo ellas son susceptibles de valor de verdad, y
era tratada en el ámbito de las súmulas o lógica for­ de ellas se pasaba a ese otro signo complejo que es el
mal, a veces —como en el caso de Juan Poinsot o argumento, compuesto de proposiciones o enuncia­
Juan de Santo lom as— se la trataba en la "lógica dos De manera, pues, que la lógica iba encontrando
materíaf\ que era toda una metalógica o filosofía de su vertebración a partir del signo, como una teoría
la lógica, pues en ella se estudiaban los temas semió- del acontecimiento semiótico en el que hay inferen­
ticos, epistemológicos y ontológicos de la lógica, cia y argumentación
tales como la teoría del signo, los grados del conoci­ Para abordar la teoría del signo o semiótica de los
miento, las condiciones de la ciencia, el problema escolásticos del siglo de oro español, comencemos
de ios universales, etc Se indicaba así que la semióti­ por algunas pr ecisiones doctrinales y terminológi­
ca pertenecía, como la han querido poner algunos cas La semiótica es la teoría general del signo, ahora
autores,3 a la metalógica, Cuando se trataba en la diríamos: el metasistema de los sistemas sígnicos o el
1 Gf B de Ledesma, Summaríum. Salmanücae: Haeredes metalenguaje por excelencia, Se considera a Charles
Mathíae Gas di, 1585 (2a. ed.) Morris como el primer gran sistematizador en nues­
s Por ejemplo, I M Bochenski, Précis de logii¡ua maihémati({ue, tro tiempo de este dominio tan vasto cíel saber, y sue­
Bussum (Pays-Bas): Kroonder. 1948, pp 76 ss., y también J. Ferni-
ter Mora y H Leblanc, Lógica matemática, México: re:*., 1955 {1978, le señalarse a Charles Sanders Peirce como su genial
5a. reimpr.), pp 181 ss. predecesor: Y luego se apunta a Locke como antece­
78 SEMIOTICA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL SEMIÓTICA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL 79

sor ele Peirce en el ideal de ía semiótica, y frecuente­ que tuvo lugar en la península ibérica, esto es, en
mente se olvida que Peirce tuvo en los escolásticos España y en Portugal, Los más famosos se hallaron
antecedentes mucho más notables y ciertamente entre los dominicos y los jesuítas; más especialmen­
conocidos y estudiados por él, Y ios hubo tanto te entre los primeros
medievales como posmedievales. De entre ios jesuítas, podemos señalar a Pedro da
En efecto, a partir de Aristóteles y San Agustín, en Fonseca (Luis de Lossacla nos parece ya demasiado
la filosofía escolástica medieval se dieron interesan­ posterior); entre los dominicos están Domingo de
tes desarrollos del estudio deí signo y las formas del Soto, Domingo Báñez, Francisco de Araujo, Cosme
significar Surgieron sobre todo en el seno de las de Lerma y Juan de Santo Tomás,7 Soto es uno de los
scientiae sermocinaks o de! lenguaje: la gramática, la iniciadores de esta vertiente de tratadistas que daban
dialéctica (o lógica) y la retórica, en las que se inspi­ tanta importancia al signo dentro de las súmulas de
ró Peirce para entresacar las tres dimensiones de la lógica, aun antes que Fonseca, pues la primera edi­
semiótica: la gramática pura, la lógica pura y la retó­ ción de las Summulae de Soto es de 1529, y ya en ella
rica pura, a las que Morris llamará sintaxis, semánti­ trata abundantemente de! signo (aunque hemos
ca y pragmática. Así encontramos notables trata­ seguido en nuestro estudio una de las ediciones pos­
mientos del signo en Roger Bacon, por ejemplo,1'1 teriores, la de 1575, por tener ya la doctrina comple­
Santo Tomás, Duns Escoto y Ockham estudiaron ta y porque en las ediciones posteriores a ella no se
algunos aspectos del fenómeno semiótico, especial­ hizo más que repetir el texto) Junto con Fonseca,
mente el papel del pensamiento en el acontecimien­ Soto es de los pioneros, La importancia de Soto en
to del signo, este campo es indiscutible, y la de Fonseca ha sido
Pero es sobre todo en la escolástica posmedie val, a puesta de relieve últimamente,9
saber : en la que se da después del llamado Renaci­ A Báñez lo hemos mencionado porque es uno de
miento, cuando surgen largos capítulos —verdade­ los más claros exponentes del tomismo, e intenta
ros tratados— dedicados al estudio general del signo; construir su doctrina del signo como una de las me­
algunos de ellos constituyen monografías completas jor fundadas sobre los cimientos filosóficos de la
sobre el fenómeno sígnico, tal como se entiende hoy escuela del Aquinatense, Lo mismo cabe decir de
en día (por ejemplo en seguimiento de Morris) en la Arairjo, pero en él hay que añadir sobre todo un
semiótica general. Curiosamente, esto ocurre de
manera principal en el “renacimiento escolástico” ' Cí f de Santo Tomás. Sobre los .signos y los con ahilos ed d i en
nota 2.
CT. K M Frcdborg, L Nid,sen y J, Pinhorg, “An U nedited "s Cf j Pecly, Introducing Semiutic lis History and Doctrine, con
Pan o í Roger Bacon’s ‘Opus Maius': *De Signis"', Tradilio. 34 un prólogo de Th A Sehcok, Bloomington: indiana Umversitv
(1978), pp 75-13(3 Press, 1982 pp 52 ss
80 SEMIÓTICA EN EL SIGLO DE O RO ESPAÑOL SEMIOTICA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL 81

interés metafísico como no lo ha habido en ningún Escribió sobre filosofía y teología; en el ámbito de
otro 9 Y Cosme de Lerma se destaca por haber he­ la lógica son de primera línea sus Summulae, cuya
cho una ampliación muy considerable —tanto en primera edición es de Burgos, 1529, y la segunda de
cantidad como en calidad— del trabajo de Soto, a 1539 (las demás ediciones repiten ésta). Hemos
base de disputaciones y cuestiones suscitadas a partir seguido la edición de 1575, que es la penúltima
de sus Súmulas, Tratemos de atender a los rasgos reproducción de la segunda .10 En esas Summulae tra­
sobresalientes de cada uno de estos autores. ta del signo; allí trae una adecuada definición del
signo en general que repetirán Araujo yjuan de San­
to Tomás, y que Cosme de Lerma defenderá
D omingo de So t o , O. P Define el signo como “aquello que representa
algo a la facultad cognoscitiva” ,11 El género del sig­
Domingo de Soto (1494-1560) nació en Segovia. no, o del significar, es entonces el representar; Re­
Pasó a estudiar a Alcalá y a París, En esta última ciu­ presentar es hacer presente algo a la facultad cog­
dad recibió una excelente formación lógica en la noscitiva, ya sensible, ya intelectual. Este hacer
línea nominalista Pero se adhirió al tomismo, con­ presente o hacer conocer se realiza tomando el lu­
vencido por las lecciones que escuchó a Francisco de gar de la otra cosa. Presentar es poner la cosa misma
Vitoria en su cátedra del convento de SaintJacques. enfrente, representar es remitir a ella, y esto es lo
Se hizo dominico en el convento de San Pablo, de que hace el signo El hacer conocer tiene cuatro cau­
Burgos, en 1524 A pesar de ser un gran tomista, sas: objetiva (como la imagen o pintura del empera­
siempre conservó esa perspicacia formal y analítica dor, que se pone como objeto de conocimiento),
característica de los nominalistas Electivamente, efectiva (como la vista, que es la que efectúa ese
eran los nominalistas los más preocupados por la conocimiento), formal (como la noticia visiva o espe­
lógica y el lenguaje y por ende interesados en el estu­ cie áe la vista, que se coloca en la facultad), e instru­
dio del signo. Con todo, Soto se preocupó siempre mental (como el aspecto de la noticia bajo el cual se
de limar los excesos de los lógicos nominalistas y de recuerda la imagen del emperador) Así el hacer
llevar la materia de la lógica a sus justos límites y a su
exacto sitio Enseñó teología en Salamanca, donde 1<I Cf P Duhenij “Domiñique Soto et la sciioíasüque parisién-
n e \ en d mismo, Eludes.mr Leonard de Vhtci, vol m, París, 1918; V
pr imero regentó la cátedra de vísperas {desde 1532 Muñoz Delgado, ""Domingo de Soto y la ordenación de la ense­
hasta 1549) y después la de prima (desde 1552 hasta ñanza de la lógica", La Ciencia Tomista, 87 (1960), pp. 467-528; el
1560), en la que sucedió al célebre Melchor Cano mismo, Lógica /orinal y filosofía en Domingo de Solo, Madrid: Edicio­
nes de la revista Estudios, Í964
<J De iiecho, es uno de los mejores metafisicos de la escuda 11 D de Soto, Summulae. Sal man ücae: D a Portonariis, 1575
rom isla Col 3v.
SU SEMIOTICA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL SEMIOTICA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL 83

conocer' tiene esos cuatro modos: objetivo, efectivo, en el que se ve mejor el carácter motivo del signo, ya
formal e instrumental. En cambio, ei representares que no detiene a la facultad en él en cuanto objeto,
hacer conocer sólo de tres de esos modos: de mane­ sino que en sí mismo lleva ya la motivación y moción
ra objetiva, formal e instrumental. Y el significar es hacia lo designado; el ejemplo típico es el concepto.
hacer conocer o representar sólo de dos de esos El signo instrumental es el que sí requiere un cono­
modos: formal e instrumental El algo que se signifi­ cimiento de sí mismo como objeto y luego r emite o
ca puede ser sensible o inteligible, pues también de mueve al conocimiento de su designado.
esas clases puede ser la facultad a la que el signo Esa división en formal e instrumental se cía aten­
afecta. Ese algo es el objeto, y el objeto puede ser de diendo al modo como se relaciona el signo con la
tres clases: sólo motivo (cuando mueve a la facultad facultad, Pero, atendiendo al modo como el signo se
a formarse una noticia no de él, sino de algo distin­ relaciona con su significado o su designado, se divi­
to, como lo hace la escultura del emperador), sólo de en natural, convencional y consuetudinario El
terminativo (cuando en él se termina el conocimien­ signo natural es e) que significa con base en la natu­
to motivado por otro objeto, a saber: el sólo motivo; raleza de la cosa, el convencional es el que significa
en este caso, el objeto sólo terminativo es el empera­ sólo con base en la imposición, institución o conven­
dor representado por la escultura), y motivo y termi­ ción humanas, y el consuetudinario es ei que signifi­
nativo a la vez (cuando sí mueve a la facultad a for­ ca con base en la costumbre —que es algo interme­
marse una noticia de sí mismo, como la escultura dio entre la naturaleza y la mera convención, pero
respecto de su propia noticia, esto es, cuando se ve que puede reducirse a la naturaleza, ya que ia impo­
en cuanto a sus características propias) El signo tie­ sición no basta para constituirlo.
ne más carácter' de objeto motivo, y su designado o Soto es, además, y sin lugar a dudas, el autor fi­
significado tiene más carácter ele objeto terminativo,. losófico que más influye en las colonias americanas
Así, el signo más perfecto es objeto motivo: envía a de España. Simplemente en la Nueva España es
la facultad, sin detenerla en el conocimiento de sí muy notoria la afluencia de sus obras, que eran muy
mismo, a su designado terminativo; pero también solicitadas para el estudio de la filosofía y de la teolo­
puede ser —en un nivel menos perfecto— objeto gía,!! En particular, en la Universidad de México sus
simultáneamente motivo y terminativo. Summulae fueron libro de texto, al punto que se obli­
Ya que el significar se hace de dos maneras: formal gaba a los profesores a no apartarse demasiado del
e instrumentalmente, de ahí resultan las dos clases texto de este autor Yen muchas cosas era muy utili-
del signo: formal e instrumental El signo formal es
1:1CE ibid. foi, 4v
11 Cí E Fernández de! Castillo (ed ), Libros y libreros en e! siglo
!- Ci: ibitl fui *fr .vi7. México: r :ív. 1982, pp 26-1 ss
84 SEMIOTICA EN EL. SIGLO DE ORO ESPAÑOL SEMIOTICA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL 85

zaclo Incluso se sabe de “la carta que el emperador niñear como representar;18 su división de los signos
escribió a fray Domingo de Soto del convento de es igual;19 coincide básicamente con él, e incluso
San Esteban de Salamanca y profesor de aquella uni­ expone estos materiales de modo más sumario,. Jun­
versidad, invitándolo a pasar a Nueva España para to con Soto es de los pioneros y su influencia es
resolver las muchas dudas que se presentaban” 15 semejante a la de éste,
A pesar de la sobriedad que muestra Fonseca en su
exposición del signo, supo destacar los elementos ne­
P edro da F on seca, S. E cesarios y suficientes para tener una exacta compren­
sión de ese tratado Hace una admirable depuración
Pedro da Fonseca (1528-1599) nació en Cortissada, de los materiales, como profesor al que le interesa
Portu gal Formado en la Compañía de Jesús, regen­ más la cuestión didáctica que la originalidad y las
tó cátedra en Coimbra. En su filosofía se le ve más innovaciones Con todo, es original en su presenta­
influido por Escoto que por Santo Iomás y, al pare­ ción de los contenidos; su innovación queda al nivel
cer, transmitió esta actitud a Francisco Suárez; del de la orientación de la enseñanza de la lógica y, den­
mismo modo, transmitió su interés por el signo a tro de ella, del tratado del signo, de la semiódea. Supo
Juan de Santo Tomás, quien al parecer fue su segui­ retener lo indispensable y depurar todo lo superfino
dor a través de los conimbricenses {i. c., los profeso­ Por eso con jusdeia la posteridad lo ha juzgado como
res jesuitas de Coimbra) 10 Se le debe una obra inti­ uno de los que más han apor tado a la ciencia cleí sig­
tulada Institutionum diaieUkarum libri ocío, Lisboa, no. Aportó el orden lógico y la concisión científica en
1564, y además par ticipó en la preparación del Curso la exposición de estos temas, que ya habían sido inves­
de filosofía del Collegium Conimbricense de los tigados de manera notable a través de la tradición
jesuitas (cuya Dialéctica es de 1606) escolástica.
Luigi Romeo dice de Fonseca que, en sus Institu­
ciones dialécticas, en el íib. i, se encuentran “cinco D omingo Báñez, O , P
capítulos que son los cimientos de la última semióti­
ca peirceana” 17 Fonseca, al igual que Soto, ve el sig- Domingo Báñez (1528-1604) nadó en Valladolid
Estudió en Salamanca, en el convento de San Este-
!r> S Méndez Arce o, La íieuly Pontificia Universidad ele México,
México: sjnam, 1990 {reimpr de la la etl de 1950), p 29. A Se gnu: mal History of Footnotes', A rs Smeioliai, 2 (1979),
111 CL j P Doyle, '‘The Conimbricenses on die Reladons Involved p. 190.
in SignsL en } Deely (ed ). Sanio!irs (1984). CL J Deely. Basics of !HCE P. da Fonseca, !nslilutionum dialed¡camm libri ado, c. 8; ed
Semiótica, Blooming ion e Indianápoiis: Indiana University Press, I Ferreira Gomes. Coimbra: Universidade de Coimbra, 1904, voi.
1990,p . 112 t. p. 34.
17 L Romeo, "Pedro da Fonseca in tire Renaissance Semiodcs: 1,1 Cf ibid, c 9. pp. 36-38.
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ban, donde fue su maestro Melchor Cano, Allí mis­ pudiera estudiarse en un tiempo breve. Los cursos
mo enseñó Báñez artes y teología (1551-1561). de lógica se habían abultado tanto, y sobre todo con
Obtuvo su doctorado en Sigüenza y enseñó en Avila, tantas cuestiones sutiles e ingeniosas, que distraían
de 1561 a 1567; en Alcalá, de 1567 a 1569; en el cole­ mucho a ios alumnos de las asignaturas más sustan­
gio de San Gregorio, de Valladolicl, de 1574 a 1576, y ciales. Báñez quiere recuperar el carácter instrumen­
en Toro, de 1576 a 1577 Regentó en Salamanca la tal de la lógica y ciarle un sitio más modesto en compa­
cátedra de Durando, 1577-1580, y luego la de prima ración con el que puede convenir a las ciencias más
de teología, de 1580 a 1599. Se jubiló por enferme­ sistemáticas de la filosofía. Aboga por la sencillez, la
dad y pasó al convento de San Andrés, de Medina claridad y el orden en la enseñanza de la lógica. En
del Campo, y allí murió. todo ello se manifiesta como seguidor de Soto e ins­
Su proyecto filosófico fue el rescate de un tomis­ pirado por su afán de corregir los excesos de los lógi­
mo más centrado en la doctrina metafísica del este o cos nominalistas, demasiado metidos a paradojas y
existencia, plenamente realista -0 Dentro de esa que sobrecargaban los textos de reglas de inferencia.
reforma ele los estudios filosóficos a la luz del autén­ Le preocupa retener lo que en verdad es útil pata el
tico tomismo, Báñez toca la lógica, la descaiga de estudio de la lógica, y entre las cosas que conserva
muchos contenidos que la abultaban excesivamente está la teoría del signo
y le da una estructuración más adecuada ~l En cuan­ Mas, a pesar de que Báñez recoge la influencia de
to a! tratamiento del signo, depura la exposición de Soto, es innovador en algunos puntos. Prefiere la
la doctrina y lleva las definiciones y divisiones del definición que del signo da San Agustín: “aquello
mismo a su expresión más sucinta —incluso a su que, además de la especie que introduce en los senti­
mínima expresión—, aunque suficiente, y clara, dos, hace llegar a! conocimiento a algo distinto’’, y,
Báñez efectuó una notable reforma de las súmulas como esa definición abarca más bien el signo sensi­
de lógica, tratando de dar una mayor organización a ble que el inteligible, excluye de los signos a los con­
los ya muchos materiales que se habían aglutinado ceptos e imágenes mentales, que eran considerados
en el acervo lógico de la escolástica. En sus Institutio- signos formales (y que Báñez considera que sólo
nes minoris diakctkae, quas summtilas vacan( (Salaman­ deben llamarse especies expresas o, en todo caso,
ca, 1599; Colonia, 1600 y 1618), Báñez se propone imágenes de las cosas, no signos de éstas) ~~ Con todo,
reducir el contenido a lo indispensable, para que al explicar las diversas clases de signos lo hace basán­
dose en la definición que del signo da Soto., Divide,
-11Cf L Gutiérrez Vega, “Domingo Báñez, filósofo existencia!, además, los signos de manera cercana a éste; pero,
¡iludios Filosóftros, 4 (1964), pp 83-11-1.
Cf V Muñoz. Delgado "Domingo Báñez y las súmulas en ~~ C f. D Bá ñ e z, ¡astil utionis mi naris ilialtrliate t/iuis su mm utas
Salamanca a fines del siglo x v i Estudios, 21 {196ñ), pp 3-20. varan!, Salmanticae: Andreas Renam 1999, p 16
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ya que elimina a los conceptos como signos forma­ enlaza al signo con el significado y con el cognoscen­
les, excluye la división en formales e instrumentales, te Ontológicameme el signo es, pues, un objeto que
considerando que todos los signos son instrumentos se presenta ante la facultad cognoscitiva y la remite a
del conocer;2'*Preserva, pues, la división del signo en (o le representa) un objeto significado.27 Por tanto,
natural y convencional, pero tiene buen cuidado de el constitutivo forma! del signo es la relación, pero
aclarar que los signos lingüísdcos no son tan conven­ un tipo diverso de relación según las distintas clases
cionales que no tengan cierta relación con lo natural, de signo.
ya que algunos, por ejemplo los nombres onomato- El signo, en efecto, no sólo es relación con el sig­
péyicos, son udlizados con base en su representación nificado (o lo designado: signatum), sino que tam­
natural de cosas o cualidades de las cosas.21 bién es relación con la facultad cognoscitiva. Araújo
se debate con serios problemas de si son relaciones
distintas que dene el signo o se reducen a una sola.
F rangí s e a de A raújo , O , R Opta por lo segundo, y establece que el signo se
constituye de manera esencial por una única rela­
Francisco de Araújo (1580-1664) nació en Verín, ción que termina primariamente en el significado y
Orense Fue catedrático de prima de teología en secundariamente en la facultad cognoscitiva 28 Esto
Salamanca, de 1621 a 1648 Fue además obispo de es posible en la teoría escolástica de las relaciones,
Segovia por un breve tiempo (el año de 1648) y en la que sutilmente se distinguían los diversos
murió en Madrid,25 Es un excelente metafísico, y en alcances y jerarquías de los términos relaciónales
su Comentario a la Metafísica de Aristóteles efectúa con respecto a sus términos relacionados. Y la rela­
diversas reflexiones que conectan la ontología con la ción, además, es distinta según el dpo de signo del
lógica, como sobre el ente de razón26y sobre el signo. que se trate, Por ejemplo, en el signo natural la rela­
En esta perspectiva metafísica, Araújo estudia la ción es real, en el convencional es de razón; en el
ontología del signo Más allá de la sola materialidad signo formal la relación es real, y en el signo instru­
del signo como objeto, sabe captar que lo principal mental, si éste es natural, la relación será real; sí es
o formal en el acontecimiento semiótico es la rela­ convencional, será de razón
ción de significación. La relación de significación
-:'Cf ib id . P 17
Cf. ibitl., p 18
CT R Hernández, "Actividad universitaria de F de Antújo", ■' Of F de Anuyo. Cotnmentaríontm in un iversa m A ristatelem
La Ciencia Tomista, 92 (1965), pp 203-271 Metafiliyskam tomas jmmus, Burgis el Salmurujcae: j B Varesius,
"f’' CE J L Fernández Rodríguez. El ente de razón en Francisco de 1617( lib .3 ,q 2, a 2, dub 2. conci 1 y 2.
Araújo, Pamplona: Eunsa, 1972. Cf ibid, conci 3.
r
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fianza metafísica de Araújo. Poinsot desarrolla la
| uan P oinsot o J uan de Santo Tomás, O . P teoría del constitutivo ontològico del signo como
entidad relaciona!, como una relación doble del sig­
Juan Poinsot o Juan de Santo Tomás dejó todo un no a la cosa significada y a la facultad cognoscitiva.™
extenso tratado del signo, contenido dentro de su Juan de Santo Tomás, a diferencia de Báñez, insiste
A n Lógica, en su segunda parte (Alcalá, 1632, Ma­ mucho en el concepto como signo formal, en cuan­
drid, 1640, y después, integrada a su Cursas Philoso- to que es una entidad m ental/15 Al igual que Soto,
phicus, numerosas ediciones) Este notable ñlósofo y divide los signos según su relación con la facultad y
semióüco nace en Lisboa en 1589 Estudia en Coim- con el significado De acuerdo con el primer crite­
bia, donde se gradúa de bachiller en filosofía en rio, en formales e instrumentales y, con arreglo al
1605 y comienza la teología, que continúa en Lovai- segundo, en naturales, convencionales y consuetudi­
na, donde en 1608 se recibe de bachiller en teología. narios Solamente difiere de Soto en la explicación
Al año siguiente entra en la Orden de Predicadores de los consuetudinarios, pues no sólo dice que los
Fue profesor en conventos de la orden en España y que se originaron de la naturaleza pueden reducirse
en la Universidad de Alcalá; funge como consejero a los naturales, sino también que algunos pueden
del rey Felipe IV, hasta que muere en 1644. Depende reducirse a los convencionales, según que hayan
en mucho de Soto y de Araújo y es el que sintetiza de tenido un origen arbitrario, después sancionado por­
la mejor' manera los elementos semióticos que ellos ci uso En todo caso, reconoce que este tipo de signo
desarrollaron Fue el escritor que más influencia es ambiguo ™Y avanzando tanto sobre las explica­
tuvo en la filosofía del signo. Su influjo llega hasta ciones de Soto como sobre las de Araújo, caracteriza
los filósofos coloniales En la Nueva España tiene los signos formales como constituidos por una rela­
seguidores hasta bien entrado el siglo xvm, sobre ción tiascendental, o se.cundum dici, o impropia, y los
todo entre los dominicos, como el caso de Vicente signos instrumentales como constituidos por una
relación piedicamenta!, o se.cundum esse, o propia y
de Aragón,
Recoge la definición del signo dada por Soto-9 y auténtica, a saber: los signos naturales por una rela­
añade explicaciones muy claras de los modos de la ción real y los signos convencionales por una re­
causación del conocimiento, de los tipos de objetos lación de razón .™
del conocer, y de los modos de representar, de entre
los que surge el significar; Como herencia de la ense- :il>Cf ibid -, pars ü, q 9 1, a, 2; ed Reiser p 6(3-1 ab
Oi* ibid., pp. 9b, 10a y 680a
-'■*CE J de Santo Tomás, Ara Lógica, pane i, lib i, cap 2; ed R.
:t-GT ibid, p 719a
Reiser. T unn: Marieta, 1990, p 9a (puede verse Su traducción ai
:w CE ibid., pp 70Ta y 708a.
castellano citada en nota 9)
92 SEMIÓTICA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL SEM ÍÓIIGA EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL 93

formulación de Soto, aunque se la atribuye a él y a


C osme de L erma, O P. Pedro Hispano, sino que se le ha añadido la preci­
sión de que represente algo distinto de él, lo cual es
Por su parle, Cosme de Lerma nadó en Burgos, en un añadido de Juan de Santo Tomás, a quien, sin
la segunda mitad del siglo xvi, y murió en Madrid embargo, Cosme de Lerma no cita) y es la definición
en 1642 Resumió algunas obras de Domingo de que más se acerca a la que estableció para su semióti­
Soto y otras las amplió con diversas cuestiones. Tie­ ca Charles Sanders Peirce,38Y parecidas enmiendas y
ne un Compendhim Summularum sap. M. F Dominici de mejoras hace a la doctrina de Soto en sus abundan­
Soto (Burgos, 1641; Alcalá, 1649, 1663).;1's El trata­ tes comentarios y cuestiones tocantes a los demás
miento que hace allí del signo es demasiado somero temas Es —-junto con Juan de Santo Tomás— uno
—ai tratarse de un compendio— Pero tiene además de los que más se han detenido en este tratamiento
unas Disputationes in Suvmndas Ft; D de Soto (Madrid, del signo Por lo demás, Cosme de Lerma, al ser un
1667; Burgos, 1681) En ellas se extiende sobre el excelente comentador de la doctrina de Domingo
signo, por eso hemos preferido atender a ese texto. de Soto, ofreció con su trabajo un texto que ayudó
Hemos usado la edición de 1667, postuma y llevada mucho para completar y ampliar las arduas a la vez
a las prensas por el P. Díaz de Cossío en ese tiempo. que interesantes cuestiones que surgían en la semió­
El trabajo ele Cosme de Lerma es muy notable, no tica Fue por ello muy apreciado Así, añadió preci­
sólo poique añade cuantitativamente muchas cosas sión a lo desar rollado por At aújo y Poinsot sobre el
a la exposición de Soto, sino por lo interesante de carácter relacional del signo, el fundamento y los
las cuestiones en las que abunda, Sabe elegir proble­ términos de tal relación;1'7 si es relación trascenden­
mas relevantes para el tema y tratarlos muy detenida­ tal o predicamental, real o de razón, y en qué casos
mente, examinando objeciones y dificultades que se (qq, 2 y 4); el modo como los animales usan signos
habían opuesto a las tesis que —en seguimiento de (q, 6), si la semejanza y la causalidad engendran sig­
Soto— se defendían en la escuela tomista Y también no, principalmente si hay una significación eficiente
sabe mejorar muchas formulaciones del propio (qq, 7, 8 y 9). Dedica toda una disputación (la 3) al
Soto, inclusive la definición general del signo, que importante signo formal:38 defiende que su defini-
cor responde a la de Juan de Santo Tomás, como “es
nici /le Solo, 0 P, Burgos; loanues de Viar, 1681.. disp 2, q. 1, n 1,
lo que representa a la facultad cognoscitiva algo dis­ p 23b.
tinto de él”33 (la cual no es exactamente la misma :i1’ Pe ir ce define asi el signo: “es cualquier cosa que determina a
alguna otra (su interpretante) a referirse a un objeto al que ella mis­
;' ! En hi edición de Alcalá (Complot i), 1663, que hemos maneja­ ma se refiere" {Calleaal Papas, Cambridge. Mass : The Beiknap
do. dice que es la cuarta edición; por tanto, nos falta registrar la Press of Harvard University, 1965, 2 303}
fecha y lugar de una de ellas :17 Cf C de Lerma, op cit, q 3, pp. 27a ss.
:'r' Cf C de Lerma. Disputationes in su inmutas SA P ¡\¡ Pr Domi- ;lHCf ibid., pp. -Í71>60a.
SW SEMIÓTICA EN EL SIGLO DF. ORO ESPAÑOL SEM ÍÓTICA EN EL SIGLO DF ORO ESPAÑOL 95

ción es correcta y adecuada (q. 1); que verdadera­ zación ibérica nos habla, pues, de la semiótica tan
mente es signo (q. 2); se pregunta si las especies competente y avanzada que se estudió en las aulas
impresas son signos formales {q, 3), y contesta que sí de filosofía en la América Latina en el periodo colo­
—a diferencia de Poinsot, para quien sólo eran sig­ nial, y nos aclara las líneas semióticas —tan finas y
nos las especies expresas—; pero no acepta que sea sofisticadas— que se entreveraron en su pensamien­
signo formal el acto de entender (q, 4) Hay otra dis­ to filosófico Por eso queremos abordar las en el capí­
putación sobre el signo instrumental en general, tulo siguiente.
sobre el natural y el consuetudinario, otra sobre el
signo convencional o arbitrario, y finalmente otra en
la que analiza la completud de las divisiones del sig­
no que ha establecido

B alance

Se ve, por consiguiente, y como conclusión de todo


lo anteriormente dicho, que los filósofos ibéricos
escolásticos desarrollaron una semiótica muy acepta­
ble en rigurosos tratados pertenecientes a sus textos
de lógica. Por ello hemos querido presentar aquí a
los más relevantes, para tener una idea de lo que
aportaron a la filosofía y a la semiótica universales.
Fue un enorme legado para la semiótica o la teoría
general del signo, ubicada aquí en el marco de la
filosofía Todavía ahora nos sorprende la altura que
alcanzaron estos autores en el conocimiento de la
semiótica y en la discusión de sus grandes problemas.
Sólo querernos añadir, antes de terminar, que la
semiótica fue un campo del saber que también se
cultivó en las colonias americanas, y que tuvo como
fuente a estos grandes teorizado res ele la península
ibérica, tanto en España como en Portugal La teori-
ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL 97

ya que fue en tierras veracruzanas donde esto había


tenido lugar;
Fray Alonso fundó colegios y bibliotecas, como en
EL ESTUDIO DEL SIGNO el célebre Tiripetío, en Michoacán, donde estuvo
EN EL MÉXICO COLONIAL uno de los primeros establecimientos de altos estu­
(SIGLOS XVLXVIII) dios en el Nuevo Mundo Fue una especie de misio­
nero del saber En efecto, fue uno de los primeros
profesores de la naciente universidad mexicana, y
PLANTEAMIENTO además aprovechó la llegada de la imprenta a estas
tierras para sacar a la luz pública el primer curso filo­
Iras ia consideración de los tomistas posmedievales sófico que se editó en el Nuevo Mundo, en la im­
que hemos hecho, de la península ibérica (españoles prenta de Juan Pablos, en México, el año de 1554.
y portugueses), viene muy a cuento la de los tomistas Ocupó elevados cargos en su orden y fue asistente
novohispanos que cultivaron la semiótica, esto es, los del obispo don Vasco de Quiroga Lo suplió cuando
que dedicaron espacios de sus obras al tratado del éste tuvo que ir a Europa, al Concilio de Tremo, y
signo. Encontraremos que tuvieron un lugar muy además él mismo estuvo muy pendiente de discutir
digno en el ambiente cultural de su época. después en su cátedra universitaria los acuciantes
problemas que planteaba la colonización frente a los
derechos de los indios, que trató de defender, en la
A lonso de la V era C ruz medida de sus posibilidades En medio de estas ocu­
paciones, murió en México en 1584'
Fray Alonso de la Vera Cruz nació en Caspueñas, en El curso que fray Alonso publicó tuvo dos edicio­
España, el año de 1504. Ya era un profesor princi­ nes en México y otras dos en España, en Salamanca
piante pero competente en la gran Universidad de Los contenidos principales eran la lógica y la filoso­
Salamanca cuando aceptó venir a México a enseñar fía natural. En cuanto a la lógica, Alonso tenia un
filosofía y teología a los estudiantes de la orden de comentario a las famosas súmulas de lógica o com­
San Agustín, Venía como profesor asalariado, pero pendios de Pedro Hispano, y además otro a la lógica
al llegar a la Nueva España sintió el deseo de laborar mayor o dialéctica, que comprendía el libro de los
como miembro de la orden agustiniana, Por eso Predicables de Porfirio, así como a las Categorías, el
tomó el hábito y además adoptó el nombre del lugar Perl hermenems y los Analíticos segundos de Aristóteles.
donde lo había hecho, Y, así, cambió su nombr e de Por lo que hace a la filosofía natural, ésta constaba
Alonso Gutiér rez por el de Alonso de la Vera Cruz, de comentarios a la Física de Aristóteles, a su De ani~
96
98 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MEXICO COLONIAL
ESTUDIO DLL SIGNO LN EL MÉXICO COLONIAL 99

mu y a algunas otras de sus obras cosmológicas; ade­ importante Aclara que coloca aquí el estudio del
más, tenía una exposición del libro de la Esfera de signo porque hablar clel término significativo es
Juan de Sacrobosco, el cual era uno de los principa­ hablar de la significación, y hablar de la significación
les libros de cosmografía de que se podía disponer es hablar del signo
en aquel entonces, Pone el estudio del signo en la lógica, en el trata­
Para ubicar la semiótica de fray Alonso, nos con­ do del término, pues éste es significativo, y con ello
centraremos en sus obras de lógica. Eran muy erudi­ obliga a explicar la significación; aquí es donde
tas y completas en comparación con lo que se produ­ entra la noción de signo y de significar. Aunque en
cía en la España, y aun la Europa, de su tiempo, Si la doctrina Alonso sigue muy de cerca a su maestro
hemos dicho que ya fray Alonso había sido profesor de Salamanca, Domingo de Soto, si comparamos sus
en Salamanca, la principal universidad de España y textos, aquí difiere de él, porque este último, aun
una de las mejores de Europa, tuvo acá un desarro­ cuando trató del signo en el libro í, del término,
llo y progreso singular, que hizo que México contara dedica toda una lección, la primera del capítulo
ya desde sus comienzos con uno de los mejores pro­ segundo, al significar, y no pone como división del
fesores de filosofía, comparable con los mejores del término una que lo parta en significativo y no signifi­
Viejo Mundo Su competente docencia fue benéfica, cativo.- Soto era el gran maestro de lógica y un exce­
tanto en Michoacán como en México, para muchos lente semiótico. De él toma fray Alonso la primera
alumnos que tuvo, entre los cuales descuella el hijo definición que da del término significativo, como
del último gobernante de los purépechas, Calzonci, aquel que representa algo, o algunas cosas o de algu­
Fue una enseñanza sólida y profunda tanto en súmu­ na manera, para que también quepan los vocablos
las como en dialéctica. sincategoremáticos:1Alonso dice que el término sig­
Pues bien, es en sus súmulas o compendio de lógi­ nificativo puede serlo por naturaleza o por conven­
ca1donde inscribe fr ay Alonso de la Ver a Cruz su tra­ ción, para incluir entre los primeros a los términos
tado de los signos, a saber: en el tratado de los térmi­ mentales, además de los orales y los escritos, depen­
nos, y más precisamente en la segunda división de dientes de la imposición o institución humana Esto
los mismos No le dedica un capítulo especial, pero es algo en lo que también difiere de su maestro
es la mayor parte del capítulo séptimo, en el que Domingo de Soto, quien, como dijimos, no trata del
estudia la división del término en significativo y no tér mino significativo ni de sus clases Fray Alonso
significativo. Fray Alonso dice que, para algunos, abor da la imposición, que es la voluntad del hombre
esta división es ociosa, pero él sí la considera útil e
* D de Soto. Sumntttiac, Salmatukae: Dominicos a Pononariis.
1 A cíe la Ve ra Cruz, iiecognitio Summuinru m México: Io a n n es i539; seguimos ta edición de 1575, 3v
Paulos Bnssensis, 155-1, lOr IbUl, 5r
10 0 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MEXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MEXICO COLONIAL 101

que recae sobre alguna voz o escritura para que sig­ intelectual) es una cualidad de la mente y, por lo
nifique algo, La imposición de un término puede ser tanto, una forma accidental de la misma, de donde
auténtica, cuando proviene de alguien con autori­ viene el nombre de signo formal. Por ello es el signo
dad, o inautèntica, cuando el que impone no tiene más perfecto, porque, al ser conocido, se conoce
tal autoridad. También habla de otros tres tipos de directa e inmediatamente la cosa (r e, no sólo por
imposición: formal, consecutiva y consuetudinaria. él, sino en él). En cambio, el signo instrumental es el
La formal es la que se hace directamente, como bau­ que requiere, como se decía, un preconocimiento
tizar a alguien con el nombre de “Juan” La consecu­ cíe sí mismo para poder representar (i. ¿c por él, y
tiva es aquella por la que Juan representa a su ima­ no en él). V. gr.. una expresión escrita en griego no
gen La consuetudinaria es la que surge de la representa nada para el que no sabe ese idioma,
costumbre, como llamar “Nerón” a quien es cruel, y pues el instrumento requiere ser conocido para
se acerca más a la convencional que a la natural poder ser usado. Además, según Alonso, el instru­
(Vera Cruz, lOv). Esta es expuesta un poco diversa­ mento tiene tres clases y lo mismo los signos ins­
mente por Soto, quien pone como consecutiva o trumentales: unos representan algo por naturaleza,
translaticia la imposición del nombre “Nerón” para como el humo al fuego y el gemido al dolor; otros
los crueles, y acerca la imposición consuetudinaria a por costumbre, como el perro al dueño, y otros por
la natural.'1 imposición o institución, como el lenguaje oral o
Lo que hace el signo es significar, y esto no es sino escrito a las cosas.8
“representar algo distinto de sí mismo a la facultad A semejanza de Soto, Alonso define el significar
cognoscitiva",5 lo cual es lo que ya había dicho Soto por el representar y éste por el hacer conocer El
en su texto 8 Se entiende tanto la facultad inteligible hacer conocer es cuádruple: efectivo (como la facul­
como la sensible, porque también usan signos los tad), objetivo (como la cosa), formal (como la noti­
animales cia) e instrumental (como el lenguaje) El represen­
Alonso divide, al igual que Soto, el significar en tar sólo es triple: objetivo, formal e instrumental, Y el
formal e instrumental.7 El formal se da cuando es significar sólo es doble: formal e instrumental.9
una forma (accidental, no substancial) la que hace Para consolidar su doctrina, Alonso se pone tres
la representación, a saber: una noticia o dato sensi­ objeciones interesantes 10 La primera dice que hay
ble o un concepto inteligible. Tal noticia (sensorial o términos que no son significativos ni no significati­
vos, Por ejemplo, la proposición “a es b” puede
■'M i. . *1V
A de ht Vera Cruz, ìbidem. HD cié Soto, oj) cit, -írv
*' D de Soto. oj>, cit, 3v 9 Ihid., -Ir
7 A de ia Vera Cruz, ibidem-, D de Soto, of> cit, -Ir 1(! A de hi Vera Cruz, of> cit, 10v-l la.
102 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EE MÉXICO COLONIAL 103

tomarse también como término, y es un término que sino ambas cosas. Alonso responde que es término
no es significativo ni no significativo En efecto, si es significativo, pues significa no significar, y en el ejem­
significativo, ha de sedo por naturaleza o por con­ plo el término se está tomando materialmente (¿ a,
vención Pero no es por naturaleza, poique sólo dos en la mención, como diría Frege, o en el metalen-
de sus miembros, no tos tres, significan por naturale­ guaje, como diría lar ski), no formalmente (i e , en
za, a saber: “a” y “b", que se significan a sí mismas. Y el uso, como diría Frege, o en el lenguaje objeto,
tampoco significa de manera convencional, porque como diría lar ski) Y basta con que se tome mate­
de sus tres miembros sólo “es” significa convencío- rialmente (/.. e., metalingüísticamente) para que sig­
nalmente Pero tampoco es no significativo, ya que nifique, y, así, es significativo.
uno de sus términos significa convencionalmente y La objeción final dice que el término escrito
dos de manera natural. Así, es significativo y no sig­ “león" significa a todos los que se le parezcan (i. e.,
nificativo Pero Alonso responde que es significativo que le sean homoiomorfos). Peto eso no es ni por
por convención, pues la significación convencional costumbre, ni por convención, ni por naturaleza.
es más propia que la natural (seguramente porque Por eso no es término significativo ni no significati­
la significación depende propiamente del hombre), vo. Sin embargo, Alonso se da cuenta de que aquí se
y por ello basta que un solo miembro lo sea (y sabe­ está tomando el término como prototipo y no como
mos que lo es el término “es”) para que todo el con­ réplica (o, según diría Peirce, como iype, y no co­
junto lo sea Se trata, pues, de un tér mino híbrido de mo toben), y así significa el vocablo mismo, y eso es
significaciones naturales (como ve Alonso la signifi­ convencional; por ello el término es significativo por
cación material o metalingüística) y de significacio­ convención.
nes convencionales; pero la significación convencio­ Para terminar lo referente a ir ay Alonso, vemos
nal es la más propiamente significación, por ello que su tratado del signo es pequeño, pero contiene
debe pr edominar los elementos suficientes para transmitir lo más
Otra objeción tiene que ver con la autorreferencia esencial de la enseñanza semiótica de la escolástica
y se parece a la paradoja del mentiroso La expre­ de su tiempo, Es un tratado del signo, dentro del tra­
sión “no significativo” es un tér mino, y, sin embargo, tado del término, en el que se ve su seguimiento de
no es ni significativo ni no significativo. En efecto, si la segunda escolástica, la escolástica renovada de la
decimos que es significativo, entonces significa que Escuela de Salamanca, donde Vitoria y Soto fueron
no significa, y por ello no es significativo, y si deci­ sus maestros, Aun cuando en algunas cosas Soto le
mos que no es significativo, aun así sigue significan­ parece recargado como gran parte de los sumulistas,
do algo, a saber: que no significa, por lo que es signi­ en muchas otras lo sigue y le manifiesta un gran
ficativo Así, no es ni significativo ni no significativo, aprecio. Tuvo México, pues, de lo mejor y más com­
104 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL 105

petante de su siglo al iniciar los cursos en su nacien­ signo, que es el géner o de aquél, y juntando lo que
te universidad dice en las súmulas y lo que dice en el opúsculo de
argumentos se tiene un tratamiento extenso y muy
T omás de M ercado completo de la semiótica escolástica de esa época
(siglo xvi) Veremos primer o la exposición que hace
Nacido en Sevilla hacia 1523, Tomás de Mercado en las súmulas y luego la que se contiene en el opúscu­
pasó a la Nueva España y entró como dominico en el lo, donde recoge las cuestiones más arduas y compli­
convento de Santo Domingo, de México, Estudió y cadas,
enseñó en ese colegio y fue enviado a Salamanca y a En sus súmulas o Comentarios lucidísimos al texto de
Sevilla a perfeccionar sus estudios En Sevilla fue Pedro Hispano, Tomás de Mercado aprovecha como
también profesor y aprovechó para publicar allí sus ocasión el tratar del término para abordar el estudio
obras, que ya eran producto de su docencia mexica­ del signo. En efecto, una propiedad del término es
na, como se ve por los ejemplos alusivos a México, la significación, y “tratar de la significación es lo mis­
en los que se refiere a estos lugares como si todavía mo que tratar del signo” Mercado añade la defini­
estuviera en ellos, Allí se publica su famosa Suma de ción del signo que dio Domingo de Soto: “El signo
tratos y contratos (que tuvo además ediciones en Sala­ es lo que representa algo a la facultad cognosciti­
manca y en Italia), clásico de la economía, y sus va” 13 La facultad cognoscitiva es tanto la sensible (en
Comentarios lucidísimos al texto de Pedro Hispano, esto los animales y los hombres) como la inteligible (en los
es, a las súmulas de lógica, así como sus Comentarios a hombres) Por lo demás, el signo tiene que repre­
la lógica magna, a saber: a los Predicamentos y a los sentar algo distinto de sí mismo Ahora bien, el
Analíticos segundos de Aristóteles, así como a la Isago­ representar tiene dos modos: objetivo e instrumen­
ge de Porfirio, Cuando regresaba a México, murió tal La representación objetiva es la que hace una
frente a las costas de Veracruz, en 1575, cosa cuando está delante de alguna facultad cognos­
Mercado aborda el tema del signo en sus súmulas citiva Es ser objeto en acto de esa facultad. Repre­
de lógica y en un opúsculo de argumentos que pone sentar instrumentalmente es, además de ser objeto
como apéndice a esa obra, para no cargarla demasia­ de conocimiento, llevar al conocimiento de otra
do con las difíciles discusiones que proliferaban cosa, Y el representar instrumentalmente es el signi-
sobre esos temas 11 Al tratar del término estudia el tratlucción: T de Mercado, Comentarios lucidísimas al texto de Pedro
Hispano, introd y trad. de M Beuchot, México: u na m , 1986 Cita­
¡l CE T de Mercado, Commeniarii lucidissimi in textual Petri His- remos los Commeniarii liteidi.ssimi como CL, y el Op usen han argu-
pañi aun argttmentorum sekctissimorum Opnsatlo <¡uotl vire aichyri- mentorum como 0/1
<lij a se possit diatedim ómnibus, Híspale Fernandas Díaz, 1571. Cita­ CL 3vb
remos indicando el folio, el lado y la columna. Utilizamos nuestra 111Ihidem
106 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MEXICO COLONIAL ES I U D i O DE L Si G NO E N E L MEXICO COLON IAL 107

fícai, Así, pues, hay un signo formal (que da de in­ a efecto o a la inversa. Son más naturales los prime­
mediato el objeto de conocimiento) y un signo ins­ ros, Igualmente hay varios tipos de signo convencio­
trumental {que conduce mediatamente al objeto de nal; no sólo voces, sino también señales de límites,
conocimiento), los cuales constituyen los dos prime- vestidos, etc. Hay unos que son comunes a un grupo
tos tipos del signo. social o religioso, otros que son sólo de unos pocos
Se objeta a esa definición de signo diciendo que En cambio, los naturales son comunes a todos (Dice
una palabra en un libro cenado es un signo y, sin que remite al opúsculo de argumentos para algunas
embargo, no representa. Mercado responde que la objeciones contra la definición del signo natural.)
definición indica potencia, no exige acto; i. e., ei sig­ Algunos añaden el signo consuetudinario, para
no es lo que puede representar Pero tiene que estar los que no son naturales ni convencionales; como el
en potencia próxima (y no remota; por ejemplo los perro que se anticipa al dueño a llegar' a la casa sig­
colores con los que se pintará la imagen no son sig­ nificaría que el dueño está por llegar, y el mantel en
nos todavía), Igual pasa con lo escrito en griego para la mesa la proximidad de la comida En efecto, ellos
los que no conocen ese idioma Por lo que no basta están basados en la costumbre Pero Mercado los
que esté presente el signo a la facultad, tiene que reduce a signos naturales, ya que lo consuetudinario
saberse que es signo de algo Además, los signos pue­ es como una segunda naturaleza:
den significar no sólo algo {aisquid), como el término
singular, sino además algunas cosas (aliqua), como el A esto se responde, en primer lugar, que, pues esta
materia del significar sirve a nuestro intento en la medi­
término común, o de alguna manera (aliqualiler), da en que entendamos el signo convencional, nuestra
como los términos sincategoremáticos. intención no fue ni debió set el tratarla ex professo de
El signo instrumental se divide en signo natural y tal manera, y tratar cada una de sus partes como si todas
signo convencional El primero representa por na­ fueran propias Sino que, centrados sólo en esta parte,
turaleza y el segundo por imposición social,. Hay hemos restringido las demás para entender mejor ésta,
y por eso propusimos pocas cosas acerca de la significa­
varios tipos de signo natural: unos significan por ins­ ción natural, aunque condene muchas otras dignas de
titución de la naturaleza, otros son meramente natu­ ser conocidas; a saber: las que parecieron tocar y perte­
rales Los primeros han recibido de la naturaleza el necer de alguna manera a nuestro objetivo Las demás
representar lo que representan, como el gemido del cosas que, a mi parecer, los autores tratan con demasia­
doliente y la risa del que está alegre Los segundos do detenimiento, las cortamos por utilidad, ya que pare­
cerían pertenecer a una facultad más alta, y postular
significan por ser causa o efecto de lo que significan, ingenios más agudos. También por ello no dimos im­
por ejemplo la huella clel animal (efecto) o las nubes portancia al probar prolijamente con muchas palabras
(causa) respecto de la lluvia Requieren cierto discur­ la suficiencia de esta división. En segundo lugar, fácil­
so para poder significar, esto es, el discurso de causa mente se responde que esta significación consueludina-
108 EST UDÍO DEL SIGNO EN EL MEXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL 109

ría sin duda se puede reducir a ia natural, en cuanto tución por parte de Adán, “para que emiendas lo
que la costumbre suele considerarse como una segunda connatural que es al hombre usar las voces, pues
naturaleza 14 apenas fue creado, en seguida usó las voces” 10 Pero
añade que, a pesar de su origen convencional, la sig­
La escritura es signo de la voz, y ésta lo es del con­ nificación de ios términos no es sin razón, sino que
cepto El significar instrumental es representar algo sigue un orden, como se ve en las etimologías, “de
a la facultad cognoscitiva sólo expresándolo o ade­ las cuales fue un curiosísimo investigador nuestro
más representándolo. San Isidoro en su tiempo".17
Se topa aquí con la polémica del origen natural y
En el primer sentido, las voces son signos de los concep­
tos, y las letras lo son de las voces, pues las expresan sin del or igen artificial del lenguaje Mercado asevera:
llevar al oyente al conocimiento de las mismas, al menos
no directamente Pues nada impide que yo, indirecta­ Platón estimaba que las voces representaban de manera
mente y por cierta reflexión, conozca por lo que oigo el natural, lo cual suscribe la mayoría de los gramáticos.
afecto o el intelecto del que habla conmigo 1:> Entre ellos, P Nigidio fingió muchos argumentos para
enseñar que los nombres y los verbos habían nacido no
de la imposición, sino de cierta fuerza y razón de la
Los conceptos son expresados, pero no represen­ naturaleza De ellos, insertamos un trozo de Aulo Geüo
tados ante eí conocimiento; lo que se representa son en estos comentarios de las súmulas, porque nos pare­
las cosas mismas. ció ingenioso. Cuando decimos (explica) “Vosotros”,
Mercado recoge una objeción que va en contra con cierto movimiento conveniente de la boca, cuando
del significar natural. La imagen significa de manera usamos la misma palabra con [señalamiento] y move­
rnos despacio ios labios, proyectamos primeramente la
natural y, sin embargo, también por beneplácito del cosa, el espíritu y el alma hada lo lejos y hada aquellos
pintor; Pero, según Mercado, hay que distinguir: el con los que habíamos. Y, al contrario, cuando decimos
ser imagen lo tiene por el pintor; pero, una vez he­ “Nosotros", no lo pronunciamos con una exhalación de
cha, tiene por naturaleza el significar Como pasa voz provocada ni intencionada, ni con los labios proyec­
igualmente con el humo: alguien hizo el fuego que tados, sino que coercíonamos el espíritu y los labios
hacia dentro de nosotros mismos. Lo mismo se hace al
levanta humo; pero, una vez hecho, es natural que el decir “tú", “yo”, “para ti” y "para mí". Pues así como
humo signifique al fuego, cuando asentimos o disentimos, ese movimiento de la
El conjunto de signos que más interesa a Mercado cabeza o de los ojos desdice de la naturaleza de la cosa
es, obviamente, el lenguaje, Para sus orígenes como que significa, así en esas voces, como cierto gesto, eso es
signo por beneplácito alude a la imposición o insti­ natural a la boca y a! espíritu [o exhalación] Y también

14 CL. 4va. 1,1 CL 5va


1:' CL. ñrab 17 ¡bulan
1 10 EST UDÌO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL 11 1

advertimos que la misma razón que se da en los voca­ se tita algo distinto de sí mismo a la facultad cognos­
blos griegos se da en los nuestros s citiva ,J1 Dice que es fácil reconocer que los signos
representan arue los sentidos; pero, como también
Pero Mercado alega que, si los términos fueran el concepto es signo, por ello también el signo
naturales, toda la gente tendría los mismos, Merca­ representa ante el intelecto. En los animales el sig­
do añade una reflexión diacrònica: las lenguas cam­ no es puramente sensitivo, pero para el hombre tam­
bian, a veces por completo, como en el caso del bién es intelectual.
latín, que dio origen al italiano, al castellano, etc, Y Mercado revisa una objeción que se opone a que
hace una observación perteneciente a la pragmática: el significar se divida sólo en for mal e instrumental,
el uso y la costumbre son los que prevalecen porque el instrumento se reduce a la causa eficiente,
Por lo cual Agustín, en el libro 3 De la música, dice: Es y por ello también debe haber un significar eficien­
muy manifiesto que los nombres han sido impuestos te, Pero Mercado responde que más bien es causa
como a cada quien le plugo, lo cual se ve máximamente formal, porque causa un concepto, el cual es cierta
por la autoridad y la costumbre. Y en el libro De las 83 cualidad, y tiene razón de forma
cuestiones dice: El vocablo está en la potestad del que ins­
tituye, con el cual desea que cada quien llame la cosa Contra lo que ha dicho, de que ninguna cosa se
que ha conocido Y Jerónimo, en su Conteníarío sobre Eze- representa a sí misma, se le objeta que la palabra
tjitiel, 16, dice: Nombres nuevos se imponen a las cosas “término” representa a todos los términos, luego se
nuevas Pero, ya que consta suficientemente el asunto, representa a si misma No deja de ser muy ingeniosa
no conviene tratarlo corroborándolo con muchas cosas la objeción, pero Mercado la resuelve diciendo que,
y así volverlo dudoso. Sin embargo, puesto que nos
pareció ingeniosa la observación y ern iosa la adverten­ ya que significa a todos los términos, y sólo indirecta
cia de Ntgidio, ia hemos transcrito, mas no porque no y remotamente a si mismo, se representa de manera
esté desierta y vacía de las fuerzas de la verdad. Por lo muy secundaria y accidental””
tanto, el término es un signo convencional 19 Contra su aserto de que eí significar es lo mismo
que ser signo, se le opone el que el significar es efec­
En el Opúsculo de argumentos, que va como anexo to cíel signo, luego no son lo mismo. Mercado res­
de sus súmulas, Mercado retoma y amplía varias ponde que “signo" y “significar” significan lo mismo,
cosas que había tratado en ellas. Retoma una defini­ sólo que “signo” lo hace en acto designado (m actu
ción del signo que puede encontrarse ya en Domin­ sígnalo) y “significar” en acto ejercido (in acta exord­
go de Soto,“9 Según esta definición, el signo repre- io), y en este sentido el significar no es efecto del sig­
IH CL r>vb no, sino su acto pleno.
l;i CL tini,
Cf D de Soto oj> à t , -iva Toma !u definición de Pedro His­ Cf 0.4, 5ra
pano -- ce OA, 5va
112 ESTUDIO DEL SEGNO EN EL MEXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL 113

Contra la definición clel signo como representar, nos ha dicho en las súmulas, una cosa es expresar y
se dice que las voces son signos de los conceptos, otra representar, Se expresan los conceptos y se
pero no los representan, pues lo que representan representan las cosas
son los objetos Siguiendo a Aristóteles, Mercado ¿La voz significa el concepto con la misma imposi­
dice que ción con la que significa la cosa? Mercado resuelve
esto diciendo que, si se trata del concepto objetivo,
primero la mente se dice a sí misma la sentencia con los
conceptos Pues es cierto género interior de locución,
sí es la misma, por que el concepto objetivo es lo mis­
donde las dicciones se dicen primeramente y de suyo mo que la cosa (recuérdese que el concepto objetivo
“verbos". Con los cuales verbos, si pudieran ser vistos es la misma esencia de la cosa con existencia mental
por los otros, o percibidos con el sentido, también o intencional o psíquica) Pero si es el concepto for­
hablaríamos a los demás, y sobrarían las voces y las escri­ mal, hay dificultades. Algunos dicen que la voz es sig­
turas.3'1
no natural del concepto; pero eso no es verosímil,
porque el término no es efecto natural del intelecto,
Algunos dicen que la escritura significa las voces sino instrumento, y es convencional, por lo que no
pero no los conceptos Mercado prefiere decir que puede causar una relación natural de significación 36
expresan los conceptos {por ejemplo en las cartas La misma significación de un signo, por ejemplo
habíamos con los otros como si estuvieran presen­ el signo lingüístico, significa la cosa como “aquello
tes), Pero, “aun si las voces significan los conceptos, que” ( ul quQ(l) y al concepto o verbo como “aque­
esta significación es cierta expresión, no representa­ llo por lo que” (ut quo) Expresa el concepto y signi­
ción objetiva, esto es, no mueve al oyente a entender fica {o representa) objetivamente la cosa. Ambos se
los conceptos, y, sin embargo, por las escrituras cier­ dan con la misma imposición, como hay muchos
tamente no expresamos las voces, sino más bien las agentes que con la misma acción se procuran e! fin y
noticias" 31 Porque lo que nos interesa es expresar el medio.
los pensamientos Pero ¿qué significa principalmente la voz: el con­
Y es que el significado principal o definitivo no son cepto o el objeto? Parecería que Aristóteles sostiene
los conceptos, sino las cosas Tal es la intención del que el concepto, pues afirma que la representación
hablante respecto al oyente. Además, en la oración el propia de la voz es la clel concepto Con todo —co­
término supone por la cosa, no por el concepto Y se rrige Mercado—, hay que recordar que el Estagirita
supone por lo significado objetivamente.35 Como ya dice también que los signos significan las cosas, mas
OH. Era también los conceptos o “pasiones” del alma, i. e.., sus
OA. 6rb.
C f OA. 6va -r’ Cf OA. 6vb
114 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL 115

afecciones Esto se ve en que se significan las cosas no nen la aptitud de representar. Resulta extraña su res­
en cuanto son sin más, sino en cuanto son pensadas puesta y parece distinta de la que había dado él mis­
o entendidas. Por ejemplo “hombre” y “blanco” signi­ mo en las súmulas y también, por lo mismo, distinta
fican esas cosas de manera conceptual y en abstracto. de la de Soto; pues, mientras éste responde que para
Mercado resuelve el asunto diciendo que los signos cumplir una definición basta con que se tenga tal
lingüísticos significan ele modo principal a las cosas, propiedad en potencia —que es lo que había dicho
pero de manera mediata, mientras que significan de Mercado en las súmulas—, aquí Mercado dice que sí
manera inmediata a los conceptos Lo prueba dicien­ es signo en acto, porque en acto tiene la aptitud de
do que cuando a alguien se le pregunta qué significa representar, lo cual suena a decir que en acto tiene
una palabra, responde aludiendo a la cosa, lo cual la potencia Pero no es esto, sino algo muy ingenio­
indica que es lo principal, Y prueba que el concepto so, que explica en seguida, a saber: está distinguien­
es lo significado de manera inmediata, porque el do entre acto primero y acto segundo. El acto prime­
concepto se significa como aquello por lo cual (quo) ro del signo es tener esencia y forma de signo,
y la cosa como lo cual (quod), y primero es el quo y mientras que el acto segundo del signo es represen­
luego el quod, que es lo final. tar. Y el término en el libro cerrado carece del acto
Explica Mercado que se trata de una significación segundo, pero conserva el primero, y con eso basta
única y simple, pero en ella se tolera un doble modo para que sea signo en acto. Añade que también se
de significar, en cuanto uno está subordinado al podría decir que ser signo en acto no consiste en
otro, y, por lo tanto, subsumido en él Inclusive dice tener en sí la significación, sino en estar ya constitui­
que el signo significa la cosa y expresa el concepto, y do para que el intelecto lo use como signo,
la expresión o el expresar tiende a mover, esto es, Al preguntársele si el signo tiene relación con la
tiene una clara función de quo, Además, los modos facultad cognoscitiva o con la cosa significada, res­
de significar abstracto y concreto son incomprensi­ ponde que lo que él más gustosamente enseñaría
bles si no se introduce esta doble significación, aun­ sería que sólo tiene relación con lo significado, pues
que una subordinada a la otra, por lo que en reali­ se refiere a él, y el referir es tener relación con una
dad sólo hay una única significación cosa Pero tiene que aceptar que también tiene rela­
Mercado aborda“7 un problema que aparece en ción con la facultad, tanto con la facultad intelectiva
Domingo de Soto,-8 a saber: el de si las letras en un como con la sensitiva, ya que los animales irraciona­
libio cerrado son signos, ya que con ello no están les sólo usan signos sensibles, mientras que los hom­
significando en acto Mercado dice que en acto tie- bres usan las dos clases
-7 O/l, 7rb *■' También se podría decir que están en acto designado (¡n
Síi Cf D de Soto, o¡t n i, -hb tttíu sígnala}, no en acto ejercido (in acia i-xnrito)
116 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL 117

Se cuestiona la división del signo en natural y con­ también las voces Pues el primero es el agente princi­
vencional, pues se dice que alude más a las causas pal, y las segundas sus instrumentos. Pero —responde
del signo que al signo mismo, a saber: el natural ha Mercado— no siempre la acción del instrumento per­
sido instituido por la propia naturaleza de la cosa y tenece al agente principal, como se dice que la cítara
el convencional por la sociedad Responde que “es suena, pero no que el citarista suena.
la división de una forma concreta en sus partes ele Se discute también la noción de objeto sólo moti­
manera concreta; como si dijéramos que la belleza vo, ya que al mover se es terminativo de una noticia.
es: una, natural, y otra, artificial” ™Y así se acerca a Pero termina únicamente el acto de conocimiento,
la división de un análogo en diversos géneros (y no no la facultad Así, es terminativo de la noticia, pe­
de un género en sus especies). Tanto un signo como ro no da a conocer la cosa que se indaga; por lo cual,
el otro son entes de razón, pero tienen su funda­ en cuanto a ella es sólo motivo, y con eso le basta
mento en el ente real, por eso constituyen relacio­ para no ser propiamente terminativo,
nes reales En el natural, al ser la naturaleza de la Se ha dicho que el significar naturalmente es
cosa el fundamento, y al ser real ésta, se trata de un representar lo mismo para todos; pero la imagen
fundamento real Asimismo, el signo oral y el escrito representa naturalmente y, sin embargo, no es lo
son de la misma especie y for ma, y sólo difieren en la mismo para todos, pues una imagen religiosa no sig­
materia en la que se realizan En cambio, el término nifica lo mismo para cristianos y para gentiles Sin
mental y el término exterior si difieren en especie. embargo, responde Mercado, sí significa lo mismo
Mas el oral y el escrito no, porque el diferir en mate­ para ellos en cuanto hombres Y pone el ejemplo de
ria sólo cambia de género a las cosas naturales, pero la imagen de Júpiter, que, indiferentemente de que
no a las artificiales, como que un anillo sea de oro o alguien sea católico o pagano, le significa algo en
de plata, o una cátedra de madera o de piedra. cuanto hombre, y a todos lo mismo. Agrega que tam­
Otra objeción va contra el signo instrumental, y bién se podr ía responder que en los signos naturales
dice que en lugar de significar instrumentalmente hay grados,
parece que significa de manera efectiva, como eficien­
te principal. Lo parece porque conduce las especies a pues algunos [significan] por instinto de la naturale­
za, otros como efectos naturales, por ejemplo el humo,
los sentidos Pero Mercado responde distinguiendo: [v] otros sólo naturalmente, por ejemplo la imagen;
lo hace en cuanto también es objeto material, no en sólo a los primeros de los cuales les compete esa defini­
cuanto signo Se dice que el mismo p rol ador o pro fe- ción. Ellos comportan positivamente lo mismo para
rente es signo o significa, de manera eficiente, luego todos, porque a todos les fueron dados como signos por
la naturaleza :>!
:iii OA, 7va :i1 O .-l, 8 r t> v a
lK i ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MEXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL 117

Se cuestiona la división del signo en natural y con­ también las voces Pues el primero es el agente princi­
vencional, pues se dice que alude más a las causas pal, y las segundas sus instrumentos, Pero —responde
del signo que al signo mismo, a saber: el natural ha Mercado— no siempre la acción del instrumento per­
sido instituido por la propia naturaleza de la cosa y tenece ai agente principal, como se dice que la cítara
el convencional por la sociedad, Responde que “es suena, pero no que el citar ista suena.
la división de una forma concreta en sus partes de Se discute también la noción de objeto sólo moti­
manera concreta; como si dijéramos que la belleza vo, ya que al mover se es ter minativo de una noticia,
es: una, natural, y otra, artificial”/*0 Y así se acerca a Pero termina únicamente el acto de conocimiento,
la división de un análogo en diversos géner os (y no no la facultad, Así, es terminativo de la noticia, pe­
de un género en sus especies) Tanto un signo como ro no da a conocer la cosa que se indaga; por lo cual,
el otro son entes de razón, pero tienen su funda­ en cuanto a ella es sólo motivo, y con eso le basta
mento en el ente real, por eso constituyen relacio­ pata no ser propiamente terminativo
nes reales En el natural, al ser la naturaleza de la Se ha dicho que el significar naturalmente es
cosa el fundamento, y al ser real ésta, se trata de un representar lo mismo para todos; pero la imagen
fundamento real Asimismo, el signo oral y el escrito representa naturalmente y, sin embargo, no es lo
son de la misma especie y for ma, y sólo difieren en la mismo para todos, pues una imagen religiosa no sig­
materia en la que se realizan. En cambio, el término nifica lo mismo para cristianos y para gentiles. Sin
menta! y el término exterior sí difieren en especie embargo, responde Mercado, sí significa lo mismo
Mas el oral y el escrito no, poique el diferir en mate­ para ellos en cuanto hombres. Y pone el ejemplo de
ria sólo cambia de género a las cosas naturales, pero la imagen de Júpiter, que, indiferentemente de que
no a las artificiales, como que un anillo sea de oro o alguien sea católico o pagano, le significa algo en
de plata, o una cátedra de madera o de piedra cuanto hombre, y a todos lo mismo.. Agrega que tam­
Otra objeción va contra el signo instrumental, y bién se podría responder que en ios signos naturales
dice que en lugar de significar instrumentalmente hay grados,
parece que significa de manera efectiva, como eficien­
te principal. Lo parece porque conduce las especies a pues algunos [significan] por instinto de la naturale­
za, otros como efectos naturales, por ejemplo el humo,
los sentidos Pero Mercado responde distinguiendo: [y] otros sólo naturalmente, por ejemplo la imagen;
lo hace en cuanto también es objeto material, no en sólo a los primeros de los cuales les compete esa defini­
cuanto signo. Se dice que el mismo proiador o pt ofe­ ción Ellos comportan positivamente lo mismo para
rente es signo o significa, de manera eficiente, luego todos, porque a todos les fueron dados como signos por
la naturaleza 31
:i() OA, 7va :u OA 8 rb*va.
118 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL. MÉXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL 119

Se cuestiona también ia segunda definición del que la significación se constituye como teniendo
signo natural, a saber: la que establece que dicho sólo causa eficiente.”'1^
signo es el que significa por la naturaleza de la cosa, Con eso termina Mercado su exposición del signo
pues la imagen es signo natural, y, sin embargo, no en cuanto tal y de sus clases, tanto en las Súmulas
significa por la naturaleza ele la cosa, sino por el be­ como en el Opúsculo de argumentos. Lo que viene en
neplácito del pintor Pero Mercado responde que 1a seguida en su tratamiento es el término, que tam­
definición significa que la significación viene de bién tendrá una parte muy interesante en la de las
la misma naturaleza de! signo, y no del beneplácito propiedades de los términos (proprietales termino-
Y vendrá o emanará como la forma a partir de la rum), como la significado y la suppositio, Pero ya Mer­
materia, aunque la eduzca el eficiente o agente Así, cado ha entregado varios elementos que atañen al
la significación surge de la materia del signo, aun­ signo y la significación, Lo suficiente para tener una
que el agente sea humano y la saque por su volun­ idea exacta y una buena comprensión de ese signo
tad, Y se trata de la materia próxima, no de la remo­ tan importante que es el signo lingüístico, al que
ta, Por ejemplo, en la imagen la materia remota es Mercado dedicará abundantes y profundas disquisi­
la madera o la plata, y “la próxima es la misma seme­ ciones.
janza y delincación"A- Y si se pregunta cómo una
relación (la de semejanza) puede fundar otra rela­ V icente de A ragón
ción (la de significación), se responde que ambas
pueden fundarse en la figura, que es una cosa abso­ Que en la enseñanza y cultivo de la filosofía escolás­
luta y no relativa O también que a veces una rela­ tica que tuvo lugar en el México de la Colonia se dio
ción puede dar fundamento a otra, sobre todo de un puesto importante a ia semiótica y la filosofía del
segunda intención Por ese fundamento, los signos lenguaje lo vemos en el dominico del siglo xvns
naturales no pueden cambiar de significación, Vicente de Aragón, que enseñó filosofía en el cole­
mientras que los vocablos, sin cambiar en sí mismos, gio de San Luis, de Puebla, en el trienio 1739-1741,
cambian de significación. Pues los signos naturales Producto de sus lecciones fue un texto manuscrito
sólo dependen de la naturaleza, mientras que los del Curso impartido, en el que se encuentra, en la
convencionales dependen de la imposición, esto es, parte de la lógica, un capítulo dedicado al signo,'11
del beneplácito, “Así, los signos naturales tienen Como era costumbre, la teoría del signo se estu-
materia de la que se hacen, pero los signos conven­
cionales no la tienen, a no ser en la materia en la ;1:t OA, 8vb.
•!i V de Aragón, Phihmphutv Hivultt.y Puebla {México); Colegio
de San Luis, 1741 Ms en la Biblioteca Nacional de México E¡
OA 8va capítulo es pequeño; abarca dei f lv al 2r
120 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MEXICO COLONIAL 121

diaba dentro de ia lógica, muy al comienzo, porque En efecto, el término —que es el elemento más
el término, el enunciado y la argumentación, al básico de la lógica— es signo del concepto, con el
igual que todos los instrumentos lógicos del pensar, cual se hacen proposiciones simples o categóricas
son signos De alguna manera se tomaba entonces a (en contraposición con las compuestas o hipotéti­
la lógica completa como la semiótica, y en esto se cas) , Por eso Aragón define el término como: “El sig­
actuaba de modo muy parecido a como después lo no por convención a partir del cual se confecciona
haría Peirce, quien también concibió la lógica como la proposición simple” Y, ya que el término es un
la semiótica más general (de 1a que se desprende­ signo, se da cabida al estudio del signo como género
rían todas las aplicaciones particulares). del término (y de todos los demás instrumentos lógi­
Dado que Vicente de Aragón era dominico, sigue cos) El conocimiento de los elementos lógicos, de la
notoriamente al gran semiódco de esta orden, Juan lógica misma, comienza con el del signo, pues éste
Poinsot o Juan de Santo Tomás, que en el siglo xvn es lo genérico y más básico en ella
había dejado una obra monumental de lógica, y en Ya en el ámbito de la semiótica, en cuanto trata­
ella var ios capítulos inmortales sobre semiótica i15Se miento del signo en general, Aragón adopta la defi­
concebía la lógica como disciplina del razonamien­ nición de signo que habían establecido Juan de San­
to, del discurso o de la argumentación Y se veía que to Tomás y los tomistas del renacimiento escolástico.
las herramientas del pensar son signos, pues con La definición del signo enunciada por Aragón Vene
ellos el pensamiento dispone y expresa los esquemas a ser en el fondo la misma que mucho después enun­
de sus procesos Al definir, al dividir o enunciar, y al ció Peirce, expresada con algunas variantes Aragón
argumentar, se utilizan signos El pensamiento se formula así la definición: es “el objeto que representa
despliega en tres operaciones: la aprehensión sim­ algo distinto de é! a la facultad cognoscitiva”
ple, la composición enunciativa y el raciocinio. Y en Dado que en el fenómeno sígnico se hace conocer-
todas ellas aparece el signo, Por eso el signo debe ser algo a la facultad (pues representar es hacer cono­
estudiado desde que se considera la pr imera opera­ cer), ha de aprehenderse el signo de una manera sis­
ción, En ella se trabaja con conceptos, y esto se hace temática, orgánica y casi deductiva por medio del
a través de los términos, que son los signos de los hacer conocer o causar el conocimiento. Así, pues,
conceptos Así, el signo se empieza ya a estudiar al las causas que concurren al conocimiento pueden
comienzo de todo, apenas ai iniciar el estudio del hacerlo de cuatro maneras: eficiente, objetiva, formal
concepto (producto de la simple aprehensión, que e instrumental La causa eficiente o hacedora del
es la primera operación de la mente). conocer es la facultad que ejercita el conocimiento
:,r’ Véase J. de Samo Tomás, De los signos y los concentos, ¡mrod y (por ejemplo la vasta, o el intelecto), La causa objeti­
inid de M Beuchor México: u n a m , 1989 va es la cosa que se pone como objeto del acto de
V22 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN El. MEXICO COLONIAL 123

conocimiento efectuado por la facultad (por ejem­ Hemos visto, pues, la causa eficiente del conocer y
plo ía piedra que veo); en ese sentido mueve a la la causa objetiva del mismo La causa eficiente es la
facultad y atrae su intencionalidad La causa formal operación de la facultad y la causa objetiva es la ope­
es la noticia o el conocimiento mismo que resulta del ración que realiza el objeto de conocimiento El
acto cognoscitivo y que hace pasar a la facultad al es­ hacer conocer abarca las cuatro causas del conoci­
tado cíe cognoscente propiamente dicha (por ejem­ miento: eficiente, objetiva, formal e instrumental,
plo el conocimiento visual de la piedra, resultado de mientras que el representar y el significar sólo abar­
haber efectuado sobre ella un acto de visión).. La cau­ can algunas de ellas Por ello, el hacer conocer es
sa instrumental, como su nombre lo dice, es medio o más amplio que el representar y el significar En efec­
aditamento que ayuda a que el objeto sea conocido to, el hacer conocer—como dijimos— se da según
por la facultad, y, así, es el medio por el cual se repre­ esas cuatro causas, a saber: de manera efectiva, objeti­
senta el objeto a la facultad (por ejemplo una imagen va, formal e instrumental, Pero el representarse da
lleva así al conocimiento de una persona) La causa sólo de tr es de esas maneras: objetiva, formal e instru­
instrumental de! conocer está al servicio de la causa mental, pues sólo abarca los modos en que algo se
objetiva de! conocer, la cual no es otra cosa que el hace presente a la facultad cognoscitiva, tanto si se ha­
objeto mismo del conocimiento ce presente por sí mismo como si se hace presente
Y el objeto es tr iple, para los teóricos de la escuela por medio de otra cosa Y el significar sólo abar ca el
tomista, a saber; un objeto sólo motivo, un objeto hacerse presente por medio de algo distinto, pues
sólo terminativo y uno que es simultáneamente mo­ eso es lo que hace el signo, y entonces sólo se hace de
tivo y terminativo El sólo motivo mueve o motiva a dos maneras: formal e instrumentalmente, y por ello
la facultad no precisamente al conocimiento de sí hay dos clases principales de signo: signo formal y sig­
mismo, sino al de otro objeto, como ía imagen o pin­ no instrumental Tal es la primera división del signo
tura no nos hace detenernos en ella, sino que nos que ponían los escolásticos, dividiendo el signo en su
remite a conocer la persona que representa. Objeto relación con la facultad cognoscitiva,
sólo terminativo llamaban los escolásticos a la cosa Aragón sigue a Juan de Santo Tomás, que había
misma a cuyo conocimiento remite el objeto sólo hecho una exposición magistral de esta división del
motivo, por ejemplo la persona a cuyo conocimiento signo, explicando claramente el difícil signo formal,
nos remitió la imagen Y llamaban objeto simultá­ que parece corresponder sólo a los conceptos y a los
neamente motivo y terminativo a aquel que movía a demás productos mentales considerados como sig­
su conocimiento y el conocimiento también se dete­ nos La definición que del signo formal da Aragón es
nía o aquietaba en él, por ejemplo la pared, que sus­ compendio de la establecida por Juan de Santo
cita el conocimiento y en ella se termina Tomás, Así, Aragón la define como “la.noticia que
124 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO CIO LO NIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MEXICO COLONIAL 125

representa algo pot sí misma y no mediante otra para dejar que se manifieste lo representado en él) o
cosa”, y es lo que constituye el signo más perfecto, las imágenes; algunos quisieron poner como tales
pues ejerce lo que es más propio de la significación: los retratos que fueran muy exactos, pero no fue
su serse agota en representar otra cosa. En esa noti­ muy admitido. En cambio, el signo instrumental
cia, por ejemplo en un concepto, no nos fijamos en requiere ser conocido como objeto y luego como sig­
el concepto como tal, sino en su contenido o signifi­ no; primero funciona como objeto, y luego como ob­
cado; el concepto en sí mismo se oculta, se esconde, jeto motivo que lleva al conocimiento de otro obje­
para dejar tan sólo que se manifieste lo representa­ to, el terminativo.
do Ocurre una situación semejante a la que se da La anterior fue la división del signo según el orden
con un lente: si nos pusiéramos a ver la constitución a la facultad cognoscitiva (en signo formal y signo
del lente, si nos detuviéramos a contemplar las man­ instrumental); pero hay otra relación principalísima,
chas que puede tener, o alguna raspadura, o a bus­ que es la del signo con lo significado, y según ella se
car las coloraciones que ha adquirido con el tiempo, divide en natural, convencional y consuetudinario
o por efecto de los rayos del sol que lo han puesto Los escolásticos daban la mayor importancia, por
inclisado, todo ello nos impediría ver lo que nos supuesto, al convencional, en el que se encontraba el
interesa ver, que es el objeto que tenemos delante, lenguaje; pero, con el fin de aclararlo más, estudia­
ya sea una sola cosa, o muchas, como el paisaje. Pero ban con detenimiento el signo natural y el consuetu­
el lente más bien desaparece en cuanto tal y deja ver dinario, con los problemas que acompañaban a uno
lo que viene al caso. Así es el signo formal, que des­ y otro En el signo natural, el vínculo entre signo y
aparece o se disminuye a sí mismo en cuanto cosa, y significado era establecido por la naturaleza misma,
deja resplandecer a su contenido, es decir, optimiza por ejemplo la relación de causa a efecto, como el
el conocimiento de lo significado, Si consideramos humo significa al fuego y el gemido lastimero al
en un signo el doble aspecto que tiene, a saber: de dolor: En el convencional, el vínculo entre signo y
objeto {porque es cierta cosa, ya física, ya psíquica) y significado ha sido establecido por la voluntad de los
de signo (porque remite a otra cosa a la que repre­ hombres, como sucede en el lenguaje. Y en el con­
senta), diremos que el signo formal decrece en suetudinario lo hace ese algo intermedio que es la
cuanto objeto y crece en cuanto signo, por lo cual costumbre. Aragón aduce el ejemplo típico, ya em­
en la escolástica se pensaba que era el signo más per­ pleado por Juan de Santo Tomás: la costumbre de ver
fecto, A tal punto que muy pocas cosas eran candida- los manteles en las mesas antes de la comida hace
tas a ser consideradas como pertenecientes a esa que el mantel haya llegado a significar la comida mis­
categoría de signo formal; por ejemplo, los concep­ ma, y, si se pone sobre la mesa, lo asociamos con la
tos mentales (en los que el signo se anula a sí mismo proximidad de la comida, y la significa.
126 ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MEXICO COLONIAL ESTUDIO DEL SIGNO EN EL MÉXICO COLONIAL 127

En síntesis, a pesar ele ío breve del capítulo en el etc.). Sobre todo decaerá en el siglo xvm, como se ve
que Vicente de Aragón habla del signo, se nos da en el ejemplo que hemos elegido, Vicente de Ara­
una idea de los temas tratados por los escolásticos gón. Ya se dejaba sentir el influjo de ios nuevos filó­
(por lo menos algunos de los temas), y vemos ade­ sofos, si no todavía los ilustrados, sí los racionalistas
más cuáles eran la reflexión y la enseñanza semióti­ franceses, que privilegiaban la teoría del conoci­
cas que se daban en el siglo xvm novohispano, a tra­ miento sobre la lógica y la semiótica. Sin embargo,
vés de este ejemplo Es sólo una de las escuelas, no se ve la presencia de la filosofía moderna en ese
la tomista, seguida por los dominicos. Y dentro de la autor, sólo el producto del ambiente, que llevaría
orden dominicana, a la que pertenecía Aragón, se incluso, a la mitad de ese siglo, a varias reformas en
seguía principalmente a Juan de Santo Tomás, cuyas los estudios.
doctrinas semióticas estaban expuestas en la magna Ya la filosofía moder na estaba en pleno proceso
obra de lógica {/Irs Lógica, del Carnes Philosophicus de desarrollo, y se cultivaba en Francia, Inglaterra y
Thomisticus) escrita por él el siglo anterior.15*’ Alemania, y algo menos en España y sus colonias.
Por eso hemos de ver a algunos de los que en esa
modernidad europea hicieron avanzar la disciplina
Balance de la semiótica, dándole el cauce que la llevaría a los
estudios más recientes, en la época contemporánea.
En estos tres ejemplos de tratadistas de la semiótica Mucho de ío anterior se recibiría, pero también se­
en la Nueva España, vemos, en primer lugar, que el rían notables los cambios.
tratado de Alonso de la Vera Cruz es breve pero
importante, y se nota que es pionero en este tipo de
estudios en México. El tratado de Tomás de Merca­
do es significativamente mayor y más completo. Se
ve el desarrollo de los estudios escolásticos en estas
tierras, con una prof'undización y extensión muy
considerable El fomento de estos estudios escolásti­
cos seguirá al principio del siglo xvm, y en la segunda
parte del mismo se mezclará con otros intereses,
como los herméticos y los de la naciente moderni­
dad {Copér nico, Kepler, Brahe, Galileo, Descartes,
Hay edición moderna, J. a Sancti Ihomae... Cursus ¡)hihm¡>hi~
cus thomisticus, ed B Re ¡ser, Turin: Marieta, 1930 ss.
LOCKE, LEIBNIZ, PEIRCE Y MORRIS 129

lógica mayor ; en cambio, Locke lanzó la idea de una


ciencia independiente de los signos, pero no fue rea­
lizada por él, y tuvo que esperar a ser rescatada por
LA SEMIÓTICA EN LOCKE, LEIBNIZ, Peirce. Con todo, otros modernos, como Leibniz,
PEIRCE Y MORRIS hicieron sus aportaciones a la semiótica, y la cons­
trucción de Peirce tuvo en Mor ris un conspicuo con­
tinuador
P lanteamiento
L ocke
Después clel renacimiento escolástico de los siglos
xvi y xvu, en la filosofía moderna, el estudio de ios John Locke (1632-1704) fue uno de los padres del
signos {tanto en la semiótica como en la filosofía del empirismo inglés Tuvo una influencia nominalista
lenguaje) decae sensiblemente La modernidad tuvo muy fuerte, aunque la expresó en forma de concep­
un interés más epistemológico; sin embargo, hay en tualismo; es decir, para él los universales son con­
este periodo algunos grandes propulsores que con­ ceptos de la mente, pero sin fundamento en la reali­
tribuyeron a la semiótica y que conviene tomar en dad, sólo son constructos cognoscitivos hechos por
cuenta aquí Uno de ellos es John Locke, quien dio el entendimiento humano Al darse al estudio de las
el nombre semiotiké a esta disciplina, y la plantea ideas (lo que los escolásticos llamaban species o con­
como algo que se debe desarrollar en el futuro. Otro ceptos), en su Ensayo sobre al entendimiento humano
es Gottfriecl Leibniz, a quien debe mucho esta rama (1690) Locke se percata de que ellas y las palabras
clel saber Y otro es Charles Sanders Peirce, que reco­ son indispensables para pensar, y, como tanto unas
ge la propuesta de Locke y sienta las bases de esta como otras son signos, resulta que los signos son
rama tal como la conocemos en la actualidad El des­ indispensables para el pensamiento.
arrollo de esto se debe, sobre todo, a un gran conti­ Por eso Locke da una gran impor tanda a los sig­
nuador suyo que fue Charles Morris, nos Lo hace por su espíritu empirista y nominalista
Con ello se verá la construcción de la semiótica Los trata en su célebre Ensayo, al final de toda la
moderna en sus fuentes y en sus fundamentos, así obra, donde habla de la partición que él propone de
como en los principales hitos de su desarrollo Pues las ciencias. Tal partición es trimembre: unas son físi­
si Locke fue el que lanzó esta idea, ella estaba ya en cas, otras prácticas y otras semióticas. Para estas últi­
ejercicio en los escolásticos de su época, como Juan mas usa el nombre gr iego semiotiké, el cual no parece
Poinsot o de Santo Tomás Los escolásticos la cultiva­ pertenecer al griego clásico, sino que es un neologis­
ban sin ese nombre, dentro de la lógica material o mo usado como semeiotiké por Heinricus Stephanus
i 28
130 LOCKE', LEIBNIZ PEIRCE Y MORRIS LOCKE, LEIBNIZ, PEIRCE Y MORRIS 131

en su Thesaurits Grecae Linguae, (1572-1573), del que finalidad no es la verdad pura, sino el derecho y la
Scapula hizo un diccionario abreviado pirata en conducta acorde con él. Y, en último lugar, la tercera
1579, e! cual se hallaba en la biblioteca privada de rama se puede llamar semiótica o doctrina de los sig­
Locke y seguramente fue por el que lo conoció.1 nos, de entre los cuales ciertamente los más útiles y
La división procede tomando en cuenta lo que el usuales son los lingüísticos, las palabras. Se puede
hombre puede conocer a través de los conceptos: 1) llamar lógica, la cual investiga la naturaleza de los sig­
la naturaleza de las cosas como son en sí mismas, sus nos que hace la mente para conocer las cosas y
relaciones y sus maneras de operación; 2) lo que el comunicar ese conocimiento Ya que las cosas no
hombre debe hacer, en cuanto agente racional y siempre pueden estar presentes, la mente se hace
volitivo, para alcanzar sus fines, sobre todo la felici­ una representación de las mismas y éstas son sus sig­
dad, y 3) los modos en que ambas cosas, 1 y 2, son nos, a saber las ideas. Y ellas son necesarias para
alcanzadas y comunicadas guardar en la memoria ese conocimiento y pa­
De acuerdo con ello surgen, en primer lugar, las ra comunicarlo a otros Las ideas se expresan por las
ciencias físicas, que conocen las cosas en su ser y palabras, o sonidos articulados, que son los que se
constitución, propiedades y operaciones, no sólo las encontraron más útiles para los hombres Locke mis­
materiales sino también las espirituales, porque tie­ mo cree que si se investiga a profundidad esto, tal
nen igualmente todo eso Abarcan a Dios, los Espíri­ vez se llegará a una lógica y una crítica diferentes de
tus y los cuerpos, así como sus afecciones, por ejem­ las que son usuales -
plo el número y la figura; por eso se trata de la De esta manera, Locke propone la idea de una
ciencia natural pero en sentido amplio, y busca ciencia del signo en genera!, que abarque asimismo
la especulación de la verdad pura Vienen las cien­ los signos lingüísticos, que son los más adecuados
cias prácticas, que buscan orientar las acciones a la para comunicar las ideas entre los hombres Cierta­
obtención de las cosas buenas y útiles. A ellas perte­ mente sólo es el planteamiento de la necesidad de
nece la ética, que busca las reglas y medidas de las una disciplina tal, no el cumplimiento de ella, ni
acciones del hombre para encontrar la felicidad. Su siquiera su desarrollo; pero dejó asentido el proyec­
to. Este sería cultivado por otros que vendrían des­
1 Cf J, Deely, Nao líeggtn'mgs Early Modera Philosophy and Pos-
l modera Tiwitghi, l o romo; University of Torom o Press, 1994, 111-
pués.11
113 Ver también ei mismo, ‘John Locke s Place in the History of
Sem totk ínquiry'k en Jom aban Evans and Jo h n Deelv (e d s), - j Locke, An Essay Concerníng Human Undersiaudhtg, Londres:
.Sí1mio!ies 1986, La n h am , Ma ryIand; U ni vers i ry Press of Ame rica.. E Hoh, 1690. pp 3GÍ-362
1987, pp. 406-418; y d mismo, “Locke’s Pro posai for Semiotics :l CE N. Kretznvann, “La tesis principal de la teoría semántica
and the Sellólas tic Doctrine ofSpecies". The Alodeni Schoohnan, de LockeL en I, Tipton (ed ), Loche y el entendimiento humano,
ixx (1993), pp I65-I88 México: k :¡;, 1981, pp. 227 ss
132 LOGICE, LEIBNIZ. PEIRCE V MORRIS LOCKE, LEIBNIZ, PEIRCE V MORRIS 133

abordado el problema del signo, incluso en general,


L eibniz como en una tabla de definiciones, compuesta alre­
dedor de 1672, por no mencionar sus escritos sobre
Gottfried Leibniz (1646-1716) siguió por el camino el cálculo lógico, la combinatoria que heredaba de
de las ideas, en el que discurrió Locke, Para su Lulio, Kircher y los herméticos,5
semiótica fue muy importante la relación del signo En esas definiciones se encuentra la del signo, que
con la idead Leibniz conoció el Ensayo de Locke e corre así: “Un signo es lo que ahora sentimos y, ade­
incluso escribió, como réplica a sus planteamientos, más, juzgamos que está conectado con algo por la
los Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, que experiencia anterior, propia o ajena”/’ Así, un signo
no publicó por haber los terminado a la muer te de consta de un vehículo de signo, algo que se significa,
Locke, y juzgó que no era conveniente publicar una algún o algunos intérpretes, que lo perciben en
discusión con alguien que ya no se podía defender: algún tiempo
Pero el interés de Leibniz por la semiótica y el signo
De acuerdo con esta definición, la función primaria de
es independiente, más bien en relación con sus inte­ cualquier signo es evocar su significado en la mente
reses sobre la lógica. de un intérprete E incluso, dentro del marco de esa
En efecto, Leibniz tuvo siempre una extraña función fundamental, es posible distinguir varias fun­
pasión por la lógica, en la cual inscribía el estudio de ciones especiales, a cuenta de las diferencias entre tipos
los signos Sobre el estudio del fenómeno sígnico ele intérpretes, de cosas significadas o de vehículos de
signo y de las coordenadas temporales involucradas 1
dejó apuntes interesantes No alcanzó a sistematizar
mucho, pero por lo menos llegó a una realización
más amplia que la de Locke, el cual, como vimos, Por otra parte, Burckhardt muestra que Leibniz
sólo dejó apuntada la necesidad de la ciencia de la tomó de los escolásticos la mayoría de sus definicio­
semiótica, Leibniz mantuvo polémica con Locke a nes del signo, principalmente de Domingo Báñez
propósito de las ideas, y por ello recorrió analítica y (Instituiiones MinoresDkdecticae, Coloniae, 1600).8
críticamente el Ensayo de este autor, y le opuso sus En cuanto a la división de los signos surgida de esa
Nuevos ensayos, en los que ataca su empirismo y de­ definición, lo primero que resulta es la distinción
fiende algo muy extendido en los racionalistas: la entre las funciones informativa y mnemónica, y de ella
existencia de ideas innatas Pero no parece que Leib­ Adía ñas ilis Kircher ya usaba el nombre smeiologia
niz haya dependido de Locke para interesarse en <! G Leibniz, Saintliehe Schri/ten, Berlín: Deutsche Abade mie der
Wissenschafte», 1950 s s , vi, ii, 500.
una ciencia de los signos; ya en otros escritos había 7 M, Dasca!, Leibniz langinige, Signa and Ttwught, Amsterdam-
■(Cf H Burckhardt, Logik and sciniotik ¡a der Phitmophie von LeíIb Filadelfìa: John Benjamins Pubi Co., 1987, p. 31
ntz, Munich: Phiíosophín Verlag. 1980, pp 1*17 ss HCf. H Burckhardt, o¡> rii., p. Ì75
13-4 LOGRE. LEIBNIZ, Í’EIRCE Y MORRIS LOGRE, LEIBNIZ. PEIRCE Y MORRIS 135

surgen dos dpos de signos: los que tienen función es, de un cálculo lógico que se aplicara a todas las
informativa son propiamente .signos, y los que tienen cosas Nunca alcanzó cabalmente el logro de esa
función mnemónica son ñolas.. Ya hemos visto algo empresa, pero por lo menos abrió caminos a otros
parecido en los estoicos, a saber: la división de ios lógicos que avanzaron un poco más (nunca del
signos en indicativos y conmemorativos o recordativos. todo) en esa búsqueda de la lógica perfecta.
El interés de Leibniz en estas funciones se debe a
que no todo lo que hacemos con signos es compren­
dido por nosotros. No siempre los signos nos hacen P iiíR G E
conocer, pero nos hacen recordar o tener presentes
las cosas a las que se refieren. Así, con una falta de Mucho le debe la semiótica al nor teamer icano Char­
información, los signos pueden servirnos de símbo­ les Sanders Peirce (1839-1914) , Fundador del prag­
los de las cosas, y de esa manera operar con ellas. matismo junto con W James, asignó gran importan­
Esto fue un paso de Leibniz hacia su idea de una cia a la acción y el hábito Pero la acción se desata
Característica Universal, o cálculo lógico de todas las por medio de signos; por eso le interesó tanto ia
cosas Pues, en efecto, no nos evocan las ideas, pero ciencia del signo Para ella recoge el nombre pro­
nos hacen presentes de alguna manera las cosas, puesto por Locke, semioliké, ahora semiotÍcs ]{>Y se
como una señal, y con eso basta. El ejemplo más cla­ dedica a construir las bases de la misma, esto es, a
ro es el del álgebra, ya que en ella sólo hay sustitu­ dilucidar el objeto de la semiótica, así como sus par­
ción, no plena información. Es como un razona­ tes También se dio a la tarea de definir el signo, de
miento ciego, sin interpretación completa. En las describir el acontecimiento o proceso semiótico y a
nociones complejas, y la mayoría de nuestras nocio­ dividir los signos de manera muy minuciosa, buscan­
nes lo es, sólo se puede tener conocimiento ciego o do de ellos sus definiciones y descripciones más
simbólico: “ . cuando una noción es muy compleja, exactas.
no podemos pensar simultáneamente todos sus Entiende la semiótica como el estudio del signo
ingr edientes, . la mayor de las veces el pensamiento en general, esto es, de todas las ciases de signos, Por
de las cosas complejas sólo es simbólico” 11Esto dio a ejemplo, no sólo del signo lingüístico Aunque la
Leibniz una gran soltura para ver los signos como relaciona con la psicología, sobre todo la asigna a
marcas de las cosas, sin exigir la completa compren­ la filosofía, concretamente a la lógica. La semiótica,
sión o interpretación de los mismos, y poder avanzar que es el estudio del signo en general, tiene tres ra-
así en su empresa de un cálculo raciocinador, esto
10 CE Ch S. Peirce, Coüected Papera, e d Cli. H am horne-P
G. Leibniz, Dte philmaphiachen Schrijtm, eci G E Ge ib ardí. Hii- Weiss, Cambridge, Mass : The Belknap Press o í Harvard Univer-
desbeim: Georg Ohns Vetíag. 1965, iv, 929 sity, 1965. 2 227
136 LOGICE, LEIBNIZ. PEIRCE V MORRIS LOGICE. LEIBNIZ, PEIRCE V MORRIS 137

mas, correspondientes a las tres ramas del trivium Un Representamen es el Primer Correlato de una relación
medieval, que eran las ciencias mmocinaks o del dis­ triádica; el Segundo Correlato se llamará su Objeto, y el
curso (sermo), a saber : gramática, lógica o dialéctica y posible Tercer Correlato se llamará su Interpretante, por
cuya relación triádica el posible interpretante es deter­
retórica. Así, dice que la primera es la gramática minado para ser el Primer Correlato de la misma rela­
pura, la segunda la lógica o dialéctica pura y la terce­ ción triádica con el mismo Objeto, y para algún posible
ra la retórica p u ra 11 La primera estudia los signos y Interpretante Un Signo es el representamen del cual
sus conexiones mutuas; la segunda la relación con algún interpretante es una cognición de alguna mente
Los Signos son los únicos repiesentámenes que han
los objetos y la tercera las modificaciones que les sido muy estudiados 1:1
infieren los usuarios,
Para definir el signo, se remite a su tabla ele cate­ Pues bien, en el intérprete se da una entidad con
gorías ontológicas, que son tres: la púmendad, que es la que interpreta, es e! interpretante, y puede ser un
lo que se presenta a la conciencia de manera inme­ concepto, una acción o un hábito, Y resulta que este
diata, y todavía no se dice nada de su existencia, sólo interpretante es un signo de ese signo que se inter­
se presenta a la conciencia como una cualidad; justa­ pretó Es decir, es un signo de signo, un signo de
mente la existencia aparece en la segundidad, que es segundo orden Y éste puede desatar otro, y éste
el carácter de resistencia o de imposición que ejerce
otro, y así sucesivamente Lo cual nos habla de una
algo frente a la conciencia, ya aquí aparece la rela­ interpretación sin fin, de una semiosis infinita.1'1
ción de algo primero a algo segundo, de un objeto a
Además, hay varias clases de objeto: objeto inme­
un sujeto, y en seguida viene la terceridad, que es una
diato y objeto final o ideal. Igualmente, hay varias
relación triádica, a saber: entre tres elementos, y tie­
clases de interpretante: interpretante inmediato e
ne carácter de ley, de legalidad, de algo que habi­
interpretante final o ideal La verdad se daría en la
tualmente sucede, por lo cual puede ser puesto
confluencia deí interpretante final con el objeto fi­
como ley de la naturaleza o de la lógica Precisamen­ nal; pero esto es sólo ideal, y únicamente se daría al
te el ejemplo principal es el del signo y la significa­ límite, en el infinito, en el que se cruzaran todos los
ción.*-
interpretantes de todos los intérpretes, como una
En efecto, el signo se da en una relación triádica. comunidad infinita de sabios que compartieran sus
El signo es una cosa que representa otra para al­
hallazgos Por ello, se requiere el diálogo, el cual tie-
guien, Es decir, hay un signo o representamen, hay
una cosa u objeto, y hay un intérprete. Peirce explica: 13 ibid., 2 242
11 Peirce dice ~ad injinitnm {ibid., 2.393). Pero también se pue­
de llamar "semiosis indefinida1' o “ilim itada1, como lo Siace
11 Cf ;W(/„ 2.229 E Merrell, Peirce, Sigas, and Meaning, Toronto: University of
iaCf ¡bul , 2 238-239 Toronto Press, 1997. p. 139
138 LOCKE. LEIBNIZ. BEÍRCE Y MORRIS LOCKE, LEIBNIZ. FEIRCE Y MORRIS 139

ne un papel muy importante en la determinación de parte, el icono tiene tres clases, que son: imagen,
la significación y de la verdad, diagrama y metáfora A Ya que el icono se basa en la
La clasificación de los signos que hace Peirce es analogía, ésta puede ser muy apegada, como en
muy amplia y prolija, por lo que solamente nos de­ la imagen, que es casi copia de la cosa, pero nunca
tendremos en los más importantes y hasta imprescin­ llega a ser copia perfecta; el diagrama tiene analogía
dibles Divide primero el signo en cualisigno, sinsig­ con la cosa de manera más móvil, como representan­
no y legisigno. El cualisigno es una cualidad que do relaciones y pasos de procesos Y la metáfora
funciona como signo, por ejemplo un color; el sin­ sigue teniendo analogía con la cosa o hecho que de-
signo es una sustancia que funciona como signo, por signa, peto menos ciara y directa, representa aspec­
ejemplo una estatua, y el legisigno es una ley que tos o funciones que tiene; sin embargo, una buena
funciona como signo, por ejemplo los signos con­ metáfora puede ser tan representativa de algo como
vencionales,10 una fórmula suya o una casi copia suya
En segundo lugar, el signo se divide en índice, ico­ La tercera clasificación que hace Peirce del signo
no y símbolo,10 El índice es el signo inmediato, casi es también triádica, a saber: rema o término, dicisig-
natural, que representa de modo directo, por ejem­ no o enunciado y argumento.18 En esta última divi­
plo un grito en la calle significa al que lo emitió, las sión se recobrarían los clásicos elementos de la lógi­
nubes representan la lluvia, el humo al fuego, etc.. El ca: el término, el enunciado y el argumento (o,
icono es un signo intermedio, que tiene algo de na­ desde el lado epistemológico, concepto, juicio y
tural y algo de artificial, pues es impuesto por el raciocinio). A su turno, el argumento se divide en
hombre, pero se tiene que basar en algo de la reali­ inductivo, deductivo y abductivo. Este último, el de
dad y contener alguna semejanza o analogía con la abducción, corresponde al método de hipótesis,
ella; por ejemplo, el emblema de la justicia, que es Así tenemos, en Peirce, una semiótica, asociada a la
una mujer con los ojos vendados y que lleva una psicología y a la lógica, que se muestra muy fuerte y
balanza en la mano, tiene que guardar cierta rela­ consistente en sus bases y en su desarrollo inicial.
ción analógica con el no ver a quién se hace y guar­ Faltó a Peirce el desarrollarla, pero sentó unos fun­
dar un perfecto equilibrio con todos los involucra­ damentos muy fuertes. Algunos trataron de hacerlo,
dos. El símbolo es totalmente arbitrario (aquí toma como Charles Morris y Thomas A. Sebeok, aunque
la palabra en su sentido original griego, usado por han dejado mucho por hacer Solamente, a título de
Aristóteles, como signo convencional), por ejemplo, ejemplo, hablaremos un poco del primero
las palabras “hombre”, “man” y “anthropos” Por su
Cf. Ch. S. Peirce, o¡> d i , 2 243-246 lTCf ibid., 2.277
!líCf íAírf, 2 247-249 fHCf ibid , 2 250-253
H(> LOCKE, LEÍBNIZ, PEIRCE Y MORRIS LOCKE. LEIBNIZ, PEIRCE Y MORRIS 141

Éste ocurre cuando se da un vehículo de signo, un


M orris significado y usuarios de aquél (un mínimo de dos,
para que haya emisor y receptor, o hablante y oyen­
De la Escuela de Chicago, Charles Morris (1901- te, los cuales van siendo alternadamente en la comu­
1979) recoge muchas enseñanzas de Peirce. Tam­ nicación) A lo que Peirce llamaba gramática, y que
bién se apega a la psicología y a la filosofía En cuan­ estudia las relaciones de los vehículos de signo entre
to a la psicología, da un andamiaje funcionalista a la sí, Morris lo denomina sintaxis A lo que Peirce lla­
disciplina, pues privilegia la corriente denominada maba dialéctica, y que estudia las relaciones de los
behaviorismo o conductismo En cuanto a la filoso­ signos con los significados, Morris lo llama semánti­
fía, prefiere la lógica, teniendo relación con algunos ca. A lo que Peirce llama retórica, y que estudia las
miembros del positivismo lógico o empirismo lógi­ relaciones entre los vehículos de signo y los usuarios,
co, como Rudolí Carnap. De hecho, recibió el prag­ Morris lo llama pragmática. Quedan, así, tres ramas
matismo conductista de su maestro George H de la semiótica, que son la sintaxis, que estudia las
Mead, y en los años de la guerra entró en contacto relaciones de coherencia entre signos; la semántica,
con Carnap, quien venía del Círculo de Viena, hu­ que estudia las relaciones de correspondencia entre
yendo del nazismo. Colaboró en ia Enciclopedia of vehículos de signo y significados u objetos, y la prag­
Unified Science, en la que escribió el fascículo “Forni­ mática, que estudia las relaciones de uso entre los
da ti o ns oí the Theory oí Signs" (1938) Este consti­ vehículos de signo y los usuarios o hablantes, pues
tuye su obra clásica, en la que expone lo principal de éstas determinan y modifican la relación de los sig­
su teoría, y la amplía en Signs, Language and Behavior nos con los significados.-0
(1946), el cual, como lo indica su título, sigue el cau­ Morris continua sus investigaciones aplicando sus
ce del conductismo principios semióticos teóricos o generales a diversos
Morris considera la semiótica como la ciencia de campos del significado, como el artístico y el religio­
1a semiosis, o acontecimiento o proceso de signo La so Habla de distintos usos de los signos: informati­
semiótica puede ser pura o aplicada; la primera ela­ vo, valorativo, iniciativo y sistemático; igualmente,
bora la teoría semiótica, la segunda analiza trozos había de distintos modos de la significación: desig-
específicos de significación, como el signo poético, nativo, apreciativo, prescriptivo y íórmativo, Allí en­
religioso, etc, Por lo que hace a la semiótica pura o tran los distintos tipos de lenguaje: científico, mítico,
teórica, tiene como principal cometido esclarecer el tecnológico, lógico-matemático, de ficción, poético,
fenómeno o acontecimiento de signo, la semiosis.H) político, retórico, legal, moral, religioso, gramatical,
ly Ch Morris, Fundamentos de la teoría de los signos, México:
unam, 1958, p 33. Cf ihid p 36
142 LOCKE LEIBNIZ. PEIRCE Y MORRIS

cosmológico, critico, de propaganda y aun eì meta­


fisico21 Morris tiene el mèrito de haber insistido en
la pragmática en un momento en que sólo se labora­
ba en la sintaxis y la semántica 22 Es decir, habió de FREGE, RUSSELL Y WITTGENSTEIN:
la estrecha conexión que tienen entre sí las tres LA VISIÓN ANALÍTICA DEL LENGUAJE
dimensiones de la semiótica (sintaxis, semántica y
pragmática), de modo que la última fuera la más
abarcadora y compleja. P lanteamiento

En una línea aledaña a la del pragmatismo norte­


Balance americano, del que Peirce y Morris fueron cultivado­
res connotados, se dio la reflexión semiolingüística
Como se ve, éstos han sido hitos muy importantes en de la que ser ía llamada filosofía analítica del lengua­
la historia de la semiótica. Son pasos que se han je. Tuvo entre sus miembros a pensadores tan con­
dado desde un pasado muy digno y rico, a un pre­ notados como Gotdob Frege, George Edward Moore
sente que ha cosechado numerosos logros, prepa­ y Bertrand Russell, Pero sobre todo se distinguió un
rando un futuro en el que aún se podrán conseguir discípulo de éstos, que fue el genial Ludwig Witt-
muchos más Esto es algo que vemos sobre todo en genstein (1889-1951) 1 Conoció a Frege y sus traba­
el cultivo y desarrollo de esa parte tan importante y jos, aunque se apartó de él, al igual que de Russell
tan compleja —y, por lo mismo, difícil— que es la Atenderemos mínimamente a Frege y a Russell,
pragmática, a la que dedicaremos nuestra atención para centrarnos en Wittgensteín, Él mantuvo contac­
en el capítulo que sigue. to con uno y otro Siempre fue critico con las teorías
de éstos, pero la exposición quedará más clara a la
luz de algunas teorías de uno y otro Con ello se
resaltará la originalidad del discípulo, el cual tuvo
también cambios debidos a su fuerte autocrítica De
una etapa reféi encialista muy fuerte, pasó a una teo­
ría del significado como resultado del uso.
Cf ei mismo. Signos, lenguaje y conducía, Buenos Aires: Losa­
da, 1962, pp. 27 ss
-- Cf K -O Apel, "Lenguaje y verdad en la situación actual de 1 Cf A Tomasini. Las atomismos lógicos de Russell y Wittgenstein,
!u filosofía La semiótica de Cli Morris", en el mismo, La transfor­ México: u n a m , 1986; El pensamiento del último Wittgenstein, México:
mación de la filosofia. Madrid: Tauros, 1985. i ¡. pp 133 ss Trillas, 1988
FREGE.. RUSSELL Y WITTGENSTEIN 145
144 FREGE. RUSSELL Y WITTGENSTEIN
(como “Walter Scott”) desaparece y sólo queda una
G ottolob F rece descripción del portador (como “El autor de Waver-
lef) y es tratado como una frase con el artículo “el”,
Las principales aportaciones de Frege en el ámbito eliminándose los problemas semánticos de los nom­
de la semiótica se sitúan en los dos aspectos que bres propios En esa misma línea denotativa, analizó
señala para el signo: el sentido {Sinn) y la referencia los diferentes niveles de referencia que se dan en las
o significado (Bedeutung) 2 El primero es el modo de expresiones, como la que tienen “John”, “el dúo
la presentación, por ejemplo “El lucero matutino” y dinámico”, “el club de los solteros”, etc., que, siendo
“El lucero vespertino”, que son diferentes, y el de nivel cada vez más universal, son de tipo 1, de
segundo es el objeto al que apuntan; en este caso, tipo 2, de tipo 3, etc. En su época llamada del ato­
ambas expresiones se refieren al mismo: el planeta mismo lógico, hasta acabada la primera Guerra
Mundial, buscaba los elementos fundamentales o
Venus Esto encontró numerosas aplicaciones, sobre
todo en la filosofía del lenguaje átomos del lenguaje, para tener la for ma lógica del
mismo, y en esto fue seguido por Wittgenstein. Des­
pués, Russell se dedicó a aplicar la psicología con­
Bertrand R ussell
cluctista al lenguaje, de manera no muy distinta a
Charles Morris. Allí Wittgenstein tomó otros derro­
La aportación de Russell a la semiótica puede cen­ teros.
trarse en su búsqueda de la forma lógica de las
E l proceso de W ittgenstein
expresiones gramaticales (atomismo lógico), en su
estudio de la denotación y en sus investigaciones
semióticas de línea concluctista Ó En efecto, criticó la Suelen señalarse dos épocas en el pensamiento de
distinción de Frege entre sentido y referencia de los Wittgenstein Una primera, expuesta en su Tractatus
signos y trató de resaltar la denotación, que es refe­ logico-philosüphic us (1921), en la que tuvo una teoría
rencia lista. del signo y del lenguaje basada en el reflejo o espe­
Estudiando el denotar, estableció su teoría de las jeo de la realidad por parte de las expresiones Con
descr ipciones y su teor ía de los tipos lógicos, La pri­ ella influyó mucho en el atomismo lógico de Russell
mera analiza los nombres propios como descripcio­ y en el neopositivismo o positivismo lógico Y otra,
nes o frases denotativas. En ellas el nombre propio expuesta en sus Philosophical Investigations (publica­
das postumamente en 1953), y que es a la que aten­
- GE G frege, "Sobre se m ido y referencia", en Estudios sobre deremos, en la que cambia esa teoría por otra cen­
semántica, Barcelona: Ariel, 1973 (3a. ed ), pp 50 ss trada en el uso de las expresiones, es decir, en el
Cf G Hurtado, Ptoposicumes ntsseUiiiuas, México: unam 2000.
146 FRECE, RUSSELL V WITTGENSTEEN FRECE, RUSSELL V WITTCENSTEIN 147

significado como resultante del uso lingüístico, y es azul y marrón y, sobre todo, en las bufesligaciones filosó­
lo que corresponde a lo que ahora se denomina ficas, dando paso a su segunda época. Cambia su teo­
corrientes pragmáticas cíel lenguaje, porque se las ría pictórica del lenguaje por la del significado como
compara con el pragmatismo de Peirce y la pragmá­ fundón del uso;5En lugar de buscar una cosa que
tica de Morris, ciertamente centradas en el uso de fuera el significado de la palabra, prefería obtener
las palabras y su dependencia de los hablantes, esto ese significado atendiendo al uso de la misma Esto
es, en su uso pragmático. fue convertido en una especie de slogan por sus discí­
En efecto, Wittgenstein, en su llamada “segunda pulos; “el significado es el uso’V"’ Asi, no buscaba
época”, originó una postura frente al significado que entidades físicas ni abstractas como significado, sino
fue seguida por muchos filósofos analíticos, sobre usos.1’ Los significados eran los usos, en lo cual se
todo de Oxford, Ésta es la corriente que ha sido lla­ muestra su nuevo talante pragmático 7
mada "pragmática”, la cual se ha dado en el seno de El significado como uso se aplica tanto a las pala­
la filosofía analítica, por ejemplo con Ausdn, Ryle y bras como a los enunciados Unas y otros tienen sig-
otros Después fue continuada por teóricos de los
Estados Unidos, como Searie, Grice, Ais ton, Quine, 4 En efecto, ya desde Los cuadernos azul y nia non (Madrid; lé e ­
Putnam y otros. En este país ya había corrido una nos, 1968. p 31). Wittgenstein dice: “Si tuviésemos que designar
algo que sea la vida del signo, tendríamos que decir que es su u.w
larga tradición pragmática, con Peirce, james, Mead [ I El error que estamos expuestos a cometer podría expresarse
y Dewey Por eso fue fácilmente recibida por filóso­ así: estamos buscando eí uso de un signo, pero lo buscamos como
fos más recientes de ese corte, como los mismos Qui­ si Fuese objeto que coexistiese con e4 signo (Una de las razones de
esta Falta suelve a ser que estamos buscando ’tura cosa que corres­
ne y Putnam También se extendieron estas dos ver­ ponde a un sustantivo’)’1 Pero también, y de manera más ciara,
tientes, de origen angloamericano, a pensadores en las Philtmfthical Investignlions (Oxford: Biackwelf, 1972, ¡, 43):
"El significado de tina palabra es su uso en el lenguaje'
alemanes, como Apel y Habermas,
C í J Wisdom Philasojths and Ps\rhoana!\‘sÍs, Oxford, 1953,
p 117
" Cí L Wittgenstein, Philosophical investigatums, ed. c it, í, 40.
El, PASO DE LA PRIMERA 7 Se denomina "pragmática* a esta corriente en atención a las
tres partes de la semiótica que destaca Charles Monis: la sintaxis,
A LA SECUNDA ÉPOCA la semántica y la pragmática La primera estudia las relaciones de
los signos entre sí, aportando las reglas de coherencia entre dios;
Wittgenstein había sostenido en el Tractatus lógica- la semántica estudia las relaciones de ios signos con sus objetos,
aportando las reglas de correspondencia, y la pragmática estudia
(chilosophicus una teoría cor respondentista o, más las relaciones de los signos con los usuarios, aportando precisa­
bien, pictórica del significado, según la cual las mente las reglas de uso. Dado que la pragmática toma en cuenta a
expresiones reflejan o espejean la realidad, los obje­ los usuarios y a las reglas de uso de los signos, por ello se apli­
ca como denominación a esta corriente centrada en el uso de los
tos, Cambia esta postura, primero en los Cuadernos signos
148 FREGE, RUSSELL Y WITTGENSTEIN
FREGE, RUSSELL Y WITTGENSTEIN 149
niñeado por su uso; más concretamente, por sus
reglas de uso 8 Por ello deben buscarse los sistemas USO, JUEGOS DE LENGUAJE Y FORMAS DE VIDA
de reglas de uso; y, para conocer la vida del lenguaje,
debe llegarse a cierta exactitud en su determinación Así, la proposición, para Wittgenstein, pasa, de ser
y establecerse para siempre,9 Así, sólo es válido el retrato de la realidad, a ser movimiento en el juego
uso reglamentado Pero, a pesar de que Wittgenstein de lenguaje. De manera estructuraíista, se diría que
hable con cierto sabor cientificista, está lo más lejos hay un desplazamiento de la lengua al había, en lo
posible del positivismo lógico en esta época de las que reside el sesgo pragmático Se sitúa en el habla o
Investigaciones. Ahora, para él, un lenguaje reglamen­ el decir. En esta etapa segunda y ya desde antes, para
tado no es un lenguaje más un sistema de regías, Wittgenstein, “decir” es un término técnico que no se
sino una forma reglamentada de comportamiento,10 usa meramente como “hablar", sino para denotar lo
Dentro ele este planteamiento, que se parece mucho que resulta de las oraciones genuinamente descripti­
al del conducdsmo, el significado de una palabra no vas, o sintáctica y semánticamente correctas. Los
depende de lo que con ella se intenta o de lo que enunciados correctos dicen, pero ellos se forman a
con ella se quiere decir, pues las disposiciones con- partir de un pequeño grupo de signos, y aquí hay una
ductuales no son causa de sus manifestaciones cosa que par ece or iginal de Chomsky, pero que ya
concluctuales,11 Se trata de la conducta abierta, pú­ Wittgenstein la había previsto desde el mismo Tracía-
blica, no privada: el significado de una palabra es tus, a saber: que con un número finito de signos
una función del uso reglamentado, esto es, depende podemos generar un número casi infinito de oracio­
de que se integre en usos sancionados por la comu­ nes: “Pertenece a la esencia de la proposición el que
nidad hablante,1- Puede describirse esto diciendo sea capaz de comunicar un sentido nuevo"..u Por eso
que esa expresión se usa bien porque pertenece a no extraña tanto el paso de la semántica a la pragmá­
juegos lingüisticas o juegos de lenguaje (Sprachspiele) que tica en la trayectoria de Wittgenstein, Las expresiones
son formas de vida {Lebensforme) ele la comunidad cobran sentido en e! contexto de un juego de lenguaje
hablante 10 En las Philosophical Investigations, el juego del len­
guaje es “un conjunto de signos aplicados de mane­
ra regular en conexión con actividades extralingüís­
HCf L Wittgenstein, op rii, i, 54-55. ticas (acciones)”.10 Es una noción práctica y social
9 CE ibid , i, 82,
"'Cf. ibid , j, I0ÍM02 11 L Wittgenstein, {'ntcitiUts Lagico-Ph ilosophicus Madrid: Alian­
11 Cf, ibid, i, 496-197
za Editorial, 1979 (2a ed ), 4 «27
Cf ibid, i, 7.
ir’A Tomasini, Lenguaje y anti-mi’tujisim Cavitaciones wittgenslei-
!:,Cf ibid, ¡, 23
nimuts, México: Imerh'nen-Conaculta-iNiv-v 1994, p 39
150 FREGE. RUSSELL YWITTGENSTEIN FREGE, RUSSELL YWITTGENSTEIN 151
que requiere, por ejemplo, de un entrenamiento. e tc ”,11’ y que son los que configuran el esqueleto del
No definición ostensiva, sino instrucción por osten­ lenguaje y determinan la lógica de su uso,
sión Allí, en el seno de la comunidad de hablantes, Tales proposiciones son las reglas gramaticales. La
en el acuerdo, surge el sentido de las reglas, Pero no regla gramatical no es exactamente una proposi­
es un acuerdo sobre las reglas mismas {pues se supo­ ción, pero puede vérsela como una de ellas. No es
ne ya el lenguaje y por ende las reglas), sino sobre la propiamente proposición porque no es propiamen­
forma da vida En electo, una persona sólo en el seno te aseveración, sino una guía para la práctica lingüís­
de una comunidad de hablantes puede tener el con­ tica:
cepto de regla
Lo que distingue a un juego de lenguaje de otro En este sentido de “aseveración" la regla gramatical no
es la práctica asociada a él Se estucha el lenguaje dice nada.. No se trata, empero, de una tautología o de
aplicado, las posibilidades de utilización, fijadas en un sinsentido, por la sencilla razón de que su enuncia­
ción puede ser útil en el proceso de aprendizaje y de la
conexión con la praxis. Se fijan los límites del senti­ enseñanza del uso coordinado de las palabras Tiene,
do, los cuales pertenecen a la gramática profunda de pues, un empleo asegurado 1'
una expresión Estudiar esta gramática profunda es
estudiar filosóficamente el lenguaje Sin embargo, las reglas pueden ser vistas corno
Se puede, pues, conectar la noción de juego de enunciados, poique también tienen un uso, i a., un
lenguaje con la de gramática profunda en Wittgen- significado No son enunciados analíticos, sino sinté­
stein, algo también parecido a lo de Chomsky. En el ticos a priori y necesarios a posteriori De manera con­
segundo Wittgenstein, la gramática filosófica estu­ tingente dictan lo que en el lenguaje es necesario.
dia fas r eglas del lenguaje, no sólo las de sintaxis, ni Tales reglas son arbitrarias, peto su arbitrariedad es
sólo las de semántica, Son reglas de sistema abierto limitada,
que son pragmático-semánticas, cuya ignorancia ori­ Son a priori porque no dependen de la experien­
gina los problemas filosóficos. Son regulaciones lin­ cia del mundo, sino que la posibilitan, i, e., son lógi­
güísticas conectadas con actividades, nunca se dan camente independientes del mundo en cuanto son
solas. condición de posibilidad de la experiencia, previas a
Por supuesto que lo filosóficamente interesante ella. Pero son reglas arbitrarias, en el sentido de que
del lenguaje no son las regias de la gramática super­ podían haber sido otras. {Pero aquí se puede plan­
ficial, sino las de la profunda, sobre todo por estar tear a Wittgenstein la siguiente objeción: si el len-
conectadas con “un cierto número (indetermina­
do) de proposiciones y de vínculos conceptuales l,i Híid . p •!()
que no se fundan en razonamientos, argumentos, lT ¡bid , p 50
152 FREGE. RUSSELL V WITTGENSTEIN FREGE. RUSSELL Y WITTGENST EIN 153

guaje surge de la experiencia, de la acción con el de las proposiciones, ahora atenderemos a lo que
mundo, ¿cómo pueden ser predas a ella?) son las formas de vida,
Con todo, su arbitrariedad —como ya se dijo— Wittgenstein estudia el lenguaje en conexión con
tiene límites “Éstos, sin embargo, no los fija el mun­ la acción Dice: "Llamaré también ‘juego de lengua­
do, o, mejor dicho, no los fijan ‘propiedades esen­ j e ’ al todo consistente en el lenguaje y las acciones
ciales’, 'rasgos necesarios’, etc., de la realidad, sino con las que está entrelazado".“0 Cada juego de len­
hechos (contingentes) y, sobre todo, las posibilida­ guaje es un conjunto de palabras y reglas, palabras
des de la acción humana.”18 Por eso la investigación que son significativas en conexión con las activida­
gramatical, aunque no versa sobre signos, no es so­ des que las originaron.“1El lenguaje es el conjunto
bre fenómenos, sino sobre posibilidades de los fenó­ de juegos de lenguaje, esto es, tiene significado en
menos 19 Se descubren las reglas ele uso de las expre­ función de ciertas acciones Estas acciones se dan
siones, las cuales detei minan el sentido de éstas. en la sociedad y son las que pueden configurar for­
Esa investigación gramatical, la gramática, suplan­ mas de vida, junto con los conceptos que se usan
tará a lo que ha venido llamándose “filosofía”, En Los conceptos capacitan a una persona para usar las
efecto, los problemas filosóficos surgen por errores palabras que los expresan en los juegos de lenguaje
gramaticales, y la nueva filosofía explícita sus reglas en que se juega La estructur a conceptual se mani­
de gramática, con lo cual se aclara el sentido de las fiesta en el lenguaje vivo o en uso, Ese lenguaje vivo
expresiones, mostrando que el problema filosófico es el lenguaje natural Él funciona per fectamente, y es
sur ge de una violación a las mismas, y con ello des­ el único posible; ningún lenguaje “perfecto” puede
aparece éste. En lugar de resolverlo, hay que disol­ suplantarlo ni mejorarlo. Así,
verlo- En ¡as Philosophkal Jnvestigations, Wittgenstein
compartir una forma de vida es pensar de ía misma
vuelve a su ideal del Traclatus: lograr la visión correc­ manera, pero pensar de la misma manera presupone ei
ta del mundo sin tener que construir una teoría filo­ que se hable un mismo lenguaje y hablar el mismo len­
sófica guaje es, una vez más, estar sometido a la misma clase
La gramática extrae las reglas de uso de las expre­ de mecanismos sociales Se sigue que compartir una
siones lingüísticas Los usos normados por reglas forma de vida no es una cuestión meramente verbal o
constituyen juegos de lenguaje y éstos dependen de lingüística La acción o la praxis es el criterio último
las formas de vicia Ya que hemos hurgado en lo que para decidir si dos personas piensan o no de igual
son los juegos de lenguaje, a través del movimiento manera.“-
Ibid, secc 7
IHIbid, pp 59-60. •' Cf. A Tomnsim, oj> dt pp 93-íM
I') L Witrgensrein. Pítüosnphical Im'estigtitiuns. strcc 90 -- Ibid p 111
15-1 FREGE. RUSSE L L Y WI TT GE NS I EEN PRECIE.. RUSSELL Y WITTGENSTEIN 155

La expresión “.formas de vida” aparece cinco veces este mismo autor lo reconocía, a pesar de que, for­
nada mas en las PhUosophica! Investigations; lo que malmente, era el maestro y aquél el alumno en Cam­
mejor la define es el conjunto de acciones de una bridge. Asimismo, Waismann ha mostrado lo que los
comunidad formando cieno sistema. De acuerdo neopositivistas y positivistas lógicos debían al Tracta-
con ello surgen ciertas reglas gramaticales o de jue­ tus lagico-philosophicus. Pero también las Phitasophical
gos de lenguaje y esto es lo que estudia la filosofía: Investigations propiciaron la línea pragmática o prag­
matista de la filosofía del lenguaje, que, por supues­
La investigación filosófica de las formas de vida consiste to, repercutió en la semiótica, según lo ha hedió ver
en generar elucidaciones gramaticales acerca de las Max Black, Ya hemos mencionado algunos de sus
expresiones de nuestro lenguaje Uno de los principales exponentes, como Austin (aunque él llegó de mane­
objetivos de dicha investigación es esclarecer nuestro ra independiente a la pragmática), pero la influen­
pensamiento acerca de él y luchar así contra los fantas­ cia de Wittgenstein se ve en otros continuadores,
mas metafísicos que lo atormentan."'1 como Ryle, que, junto con Searle y Grice, es uno de
los más conspicuos representantes de este giro prag­
mático o pragmatista de la filosofía analítica. Lo mis­
L a DIM EN SIÓ N ’ PRAGMÁTICA
mo se ve en Strawson, Geach y Anscombe y, de
maneta distinta, en Putnam y Rortv (y lo mismo
Como puede apreciarse, el cambio de Wittgenstein debe decirse, aunque en otro sentido, de Apel y
de su primera época a la segunda fue drástico pero Haber mas).
consecuente. Mucho de lo que sostuvo en las Investi­
gaciones estaba ya larvado en el Irada tus.. Esto lo sos­ Balance
tienen eminentes investigadores de la filosofía witt-
gensteiniana, como Anthony Kenny. Lo importante La filosofía analítica, después de haber desarrollado
es que en su nueva modalidad, la filosofía del len­ mucho la sintaxis y la semántica, recientemente ha
guaje de Wittgenstein adquirió una modalidad neta­ profundizado mucho en la pragmática, consciente
mente pragmática e influyó mucho para que la filo­ de que es la dimensión de la semiótica más compleja
sofía analítica adquiriera este tinte pragmatista y abarcadora Pero esta avenida de pensamiento ya
Wittgenstein, en su segunda época, desató todo tiene su historia. Así como Peirce, en la totalidad de
un movimiento tan importante como el que había su obra, inició una línea de estudio pragmatista de!
desatado en la primera, En su primera etapa ha­ lenguaje, así también Wittgenstein, en lo que se lla­
bía transmitido a Russell su atomismo lógico, como ma su segunda época, inició otra, la cual sería conti­
-;5liad p 12-1 nuada (si no seguida estrictamente) por autores tan
156 FRECE. RUSSELL Y WJ FTGENSTEÍN

connotados como Austin, Ryle, Searle y Grice Otros


más la continúan ahora, al modo como Putnam con­
tinúa la de Peirce en la actualidad y Fogehn la de
Wittgensteín. Pero ha habido intentos de reunirías, LA LÍNEA ESTRUCTURALISTA:
Lo vemos, por ejemplo, en Marcelo Dascal, quien ha FERDINAND DE SAUSSURE, ROLAND
retomado varios de los aspectos de ambos autores en BARIHES, UMBERTO ECO
su planteamiento pragmático del lenguaje YJACQUES DERRIDA
Esta línea pragmatista y analítica, que se ha des­
arrollado mucho en la actualidad (inclusive con
Apel, Habermas y Rorty), hace pareja en la semiótica
P lanteamiento
con otra línea que es la es ti ucturalista, En muchas
ocasiones se han influido y se han hecho buenas
Una línea muy importante en la semiótica es la
aportaciones Por eso es importante conocer algo de
semiología estructuralista Fue iniciada por Saussure
la otra, también sólo en algunos de sus representan­ y tuvo cultivadores conspicuos como Barthes y Eco,
tes Eso nos ayudará a formar nos una idea más com­ Sin embargo, ha tenido autores relacionados con
pleta y abarcadora de la historia de la semiótica y de
ella, que conforman otras escuelas, como la de los
su situación actual, que sigue avanzando por esas
formalistas rusos, ya la de Moscú, con Jakobson,
dos vertientes Boga tir ev y Vinocur; ya la de Leningrado, con Sklovs-
ki, Eikhenbaum, Timanov y Propp; la de Bajtin; la de
Tarta (en Estonia), con Lotman, Uspenski y Civ’jan;
la de Praga, con los ya mencionados Jakobson y
Bogatirev, y además con Mukarovsky y T'rubetskoi; la
de Copenhague, con Hjelmslev;1 la de París, con
Lévi-Strauss, Benveniste, Barthes, Gi cimas y Kristeva,
y otras más, tanto en Europa como en América."

1 Sobre esta corriente estri icutralisia es muy tibí el libro de H


Pérez Martínez. Un pos dei .signo. Introducción a la semiótica, Zamora
(México): El Colegio de Michoacán, 1995
- Entre otras líneas m is de cultivo de la semiótica se encuentra
la fenomenologica, con Husserl (Zite Logih dee '¿cichen, escrito en
1890 y publicado hasta 1970) y algunos aspectos de la obra de
Heidegger
i 58 LA LÍNEA ESTRUGTURALIS!A LA LÍNEA E SI RUGI U RALIS IA 159

Sólo podemos atender a algunos de sus exponen­ social”.'1Ella trataría de los signos en general, esto
tes, autores que nos den una idea lo más representa­ es, de todo sistema de signos, aunque él privilegió el
tiva posible acerca de este movimiento. Fue muy signo lingüístico. Sin embargo, mucho de lo que
numeroso y extendido, sobre todo en los sesenta elijo en ese Curso vale para el signo como tal, por
Aliora se habla de postestructuralismo, debido a crí­ ejemplo la dualidad de aspectos en el signo; el signi­
ticas muy severas de autores como Foucault y Derri­ ficante y el significado, si bien él lo aplicó al signo
da; pero el estructuralismo sigue vigente en varios lingüístico. En efecto, para él el significante es la
de los análisis que se hacen hoy en día imagen acústica de la palabra en cuestión, y el signi­
ficado es el concepto o la imagen mental del objeto "’
Con todo, guardando las diferencias, se puede apli­
Saussure car su esquema al signo sin más.
También la lengua y el habla son dos aspectos del
El ginebrino Mongin-Ferdinand de Saussure (1857- lenguaje. Podría decirse que la lengua es el lenguaje
1913) fue uno de los padres de la semiótica, en la sin el habla, esto es, un sistema colectivo de signos,
forma de la semiología/1 Propiamente se dedicó a que se ejecutan por ei habla del individuo/1Es un sis­
la lingüística, pero también inició la semiología. De tema de valores, es decir, sus elementos valen por
hecho, fue el fundador de la lingüística estructural, algo y cumplen una función, El habla es el acto indi­
a través de su noción de sistema, y de distinciones vidual que pone en ejercicio esos elementos de la
tales como lengua y habla, sincronía y diacronía, sin­ lengua. El significante y el significado, en el signo
tagmático y paradigmático. Sin embargo, en su céle­ lingüístico, se relacionan de manera arbitraria,7 El
bre Curso de lingüística general (publicado en 1916), valor de los signos es diferente de la significación,
que poseemos a través de las redacciones de sus dis­ pero tan importante como ella o acaso más, pues
cípulos Bally y Sechehaye, vemos que planteaba una surge de las relaciones que se dan entre los elemen­
ciencia general del signo; la semiología. A diferencia tos dentro del sistema, de sus oposiciones y asocia­
de Peirce, que colocaba este estudio en la filosofía y ciones, constituye sus articulaciones.8
la lógica, Saussure lo ubicaba en la psicología, o, más Hay dos ejes de consideración: uno de la simulta­
concretamente, en la psicología social. neidad, otro de la sucesión, es decir, uno estático y
Definía esta disciplina como “una ciencia que 1F de Saussure, Curso tic lingüistica general, México: Fon minara.
estucha la vida de los signos en el seno de la vida 1988 (3a. ed ), p *12.
I Cf ibid, pp 102-KM
■'Sobre Saussure, cf M Beuchot, Lingüistica estructural y Jtlosrb II Cf ibid, p 46
fia, México: Universidad La Salle, i 976, donde se mita además de 7 Cf ibid., p Í04.
Piaget, Cisomsky y otros wCf ibid, p p . 159 ss
160 LA LÍNEA EST RUGI LEALISTA
LA LÍNEA ESTRUCTLEALISTA 161
otro dinámico o evolutivo, el pruneto es denomina­
proceso histórico, sino de manera abstracta, en un
do sincrónico y el segundo diacrònico.9 El primero
segmento de su existencia; en cambio, el estudio clia-
estudia la lengua de manera ñja, en un estado estable,
crónico implica la temporalidad, y, por lo mismo, la
sin tomar en cuenta su evolución social; el segundo
historia. También pueden pasarse a la semiología los
no hace abstracción del tiempo, sino que estudia los
ejes sintagmático y paradigmático, pues el primero
fenómenos lingüísticos en su proceso histórico. Lo
toma a los signos diferenciándose por sus oposicio­
sincrónico es contemporáneo; lo diacrònico discurre
nes, mientras que el segundo los relaciona mediante
a través del tiempo. Así, se pueden estudiar los ele­
sus asociaciones Esto puede aplicarse a un mundo
mentos de la lengua de manera a tempo ral, casi abs­ de objetos que contienen significancia
tracta, o según las modificaciones que van adquirien­
Como se ve, son valiosos los aportes de Saussure a
do en el decurso ele la historia, esa disciplina general del signo que él mismo vio co­
Hay también dos ejes de relación: el sintagmático
mo necesaria. Aun cuando propiamente trabajó
y el asociativo (o p a ra d ig m á tic o )e n el primero, como lingüista, su perspectiva fue tan amplia y clarivi­
los signos se relacionan in pmesentia, por la oposi­ dente, que se aplica con justeza a la semiología o
ción que dicen unos con respecto a otros (por ejem­
semiótica.11 Aunque Saussure era suizo, tuvo sus con­
plo, la cadena de palabras, en la que los fonemas se
tinuadores más fervorosos en Francia, tales como
disciernen por estar uno frente al otro, como en “re­
Claude Lévi-Suauss, Algir cías julien Greimas y Rolancl
leer", “contra todos", “la vida humana”, “Juan es bue­
Barthes, Veremos, como ejemplo, a este último.
no”, “si hace buen tiempo, nosotros saldremos”); en
el segundo, los signos se relacionan in ab sentía, por
las asociaciones y evocaciones que surgen a partir de Barthes
ellos {por ejemplo, una columna de orden dórico
nos hace pensar en una de or den jónico, o en una Rolancl Barthes (1915-1980) desarrolló la semiología
de orden corintio, etcétera) estruc tur alista y le dio sistemadeidad. También cons­
Estos elementos del análisis pueden transvasarse truyó una ciencia de 3a literatura, pero sobre todo la
de la lingüística a la semiología; por ejemplo, la dis­ semiología Por eso tiene una crítica literaria, o,
tinción entre sincrónico y diacrònico, pues en la pri­ mejor, una semiología literaria
mera dimensión del análisis se estudia cualquier sis­ Nació en Cherburgo y pasó a Bayona y a París,
tema de signos, por ejemplo el de las formas de
!l Solfa denominarse "semiología" nuestra ciencia en los ámbi­
cortesía, y se toman sin relación con el tiempo, o el tos europeos y del estruciuralismo; en cambio, "semiótica’’ era
usado por los pragmatistas y analíticos; pero, a partir de un con­
,JCf. (Ai'rf.. pp 119-121 greso de la Asociación Internacional de Semiótica, en 1969, se
111 Ct ibid , pp 172 ss
acordó usar el nombre “semiótica”, con fines de unificación
Î62 LA LÍNEA EST RUGI U RALIS! A 1A LÍNEA ES!RUC'T URALES!A 163

donde se graduó en letras clásicas en Ja Sorbona, En ( 1966), S/Z ( 1970), Sade/Foncier/Loyola (1971), El
1939 enseñó en liceos de París y Biarritz Pasó la ocu­ placer del texto (1973), Fragmentos de un discurso amoro­
pación alemana en hospitales de los Alpes, atendién­ so (1977) y El grano de la voz (1981). Pero aún más
dose de tuberculosis Después de la segunda Guerra nos interesan Elementos de semiología (1964), El sistema
Mundial, enseñó en Rumania y en Egipto; en este de la moda (1967), El imperio de los signos (1970) y la
último país entró en contacto con la lingüistica por Lección inaugural de la cátedra de semiología litera­
medio de A. } Greimas.1“ En los cincuenta regresa a ria en el Collège de France (7 de enero de 1977).
Francia. Fue becado por el Centro Nacional de la En sus obras de crítica literaria, Barthes favorece
Investigación Científica pata hacer una tesis sobre la lectura del lector, aun a riesgo de subjetividad.
lexicología del siglo xix, pero escribe más bien so­ Promueve la “muerte del autor”, de manera cercana
bre otras cosas. Consigue otra beca, para escribir a Foucault y otros, Ve que el autor ha de desapare­
sobre la moda. Trabaja en la Escuela Práctica de cer El lector no siempre comprende, pues hay tex­
Altos Estudios, sección de economía y sociología; tos que todavía no se pueden leer, aunque se pue­
incursiona mucho en la crítica literaria, y en 1964 dan escribir Son escribibles aunque no son legibles.
escribe unos Elementos de semiología, que serán clási­ Por eso apoya la literatura de vanguardia.
cos para la teoría estructuralista del signo En 1976 Barthes fue uno de los que, en los sesenta, hicieron
es nombrado miembro del Collège de France, como realidad el sueño de Saussure, de una semiología que
catedrático ele semiología literaria Ser catedrático fuera el estucho del signo en general, más allá de la
de esa institución es el grado académico más alto en lingüística Varios antropólogos aplicaban los esque­
Francia..13 mas lingüísticos es truc tur alistas con éxito, y eso llevó
Su primera obra lúe El grado cero de la escritura a buscar una mayor generalidad Barthes estudia el
(1953), donde ve a Flaubert y a Camus como el gra­ significado Y, además, estudia cómo hacemos inteli­
do cero de la escritura, sin compromisos (como los gible o significativo lo cotidiano Cómo hacemos sig­
que quería Sartre), y aplica su análisis de segundo nificante lo insignificante Por eso analiza sobre todo
orden. Esto se ve en Mitologías (1657), donde analiza lo no dicho, o lo que queda implícito o atemático.
las mitologías de la vida cotidiana, y culmina con un Sabe que su semiología no es ortodoxa, pues cues­
texto sobre el mito hoy Tiene también estudios de tiona las otras disciplinas establecidas De hecho,
crítica literaria: Michelet por M mismo (1954), Sobre dice que es una desconstrucción de la lingüística, o
Racine (1963), Ensayos críticos (1964), Crítica y verdad el tomar en cuenta los elementos de la significación
•- Sobre Greimas, ef. M. Beuchot. Tratado de. hermenéutica a na leí
que el lenguaje científico ya no toma en cuenta por
¡pea, México: UNAM-ítaca, 2000 (2a. ed ), cap x considerarlos impuros En la lección inaugural defi­
Cf.J Culler, Barthes, México: sx :e 1987, p p . 9-26 ne la semiología como
] 64 LA Lí N EA E SI RU C I V RAL IST A LA LINEA ESTRUCTURALISTA 165

ese trabajo que recoge la impureza de la lengua, el de­ comida, pues en una y en otra hay un conjunto de
secho de la lingüística, la corrupción inmediata del elementos que se ponen a nuestra disposición, pero
mensaje: nada menos que los deseos, los temores, las sólo actuamos o realizamos algunos, según ciertos
muecas, las intimidaciones, los adelantos, las ternuras,
las protestas, las excusas, las agresiones, las melodías
motivos También significante y significado pueden
de las que está hecha la lengua activa.1'1 aplicarse a los objetos, pues, más allá de la función
práctica de una cosa, por ejemplo la de un abrigo,
Siempre busca los elementos del significado que que es proteger del frío, se da el ser significante de
las disciplinas ortodoxas dejaban de lado, Y cuan­ algo más, como el estatus de quien lo porta, y, así, lo
do se dio la semiología como algo firme, la de Bar- insignificante se vuelve significante. El significante
thes se volcó a actividades marginales a aquélla. nos conduce al significado, es su mediador,18y, así, el
En sus Elementos de semiología, expone los concep­ abrigo nos señala la dase social (o las pretensiones)
tos básicos de esa disciplina: lengua/habla, signifi­ de quien lo lleva A través del significante y el signifi­
can te/significado, sintagmático/paradigmático, de- cado, el signo ejerce su significación (semiosis),
notación/connotación, etc Dice que la semiología Pero en la semiología la conexión de significante y
tiene por objeto de estudio todos los sistemas de sig­ significado no siempre será arbitraria o inmotivada;
nos, cualesquiera que sean su sustancia y límites: puede ser motivada, esto es, analógica, o en un mis­
imágenes, gestos, sonidos melódicos u otros conjun­ mo sistema puede haber signos arbitrarios y otros
tos de objetos,1*1El lenguaje no es más que un sub­ motivados.111
conjunto de los signos, pero es el más complicado y Lo sintagmático y paradigmático también se pue­
el que da la pauta para estudiar los otros sistemas. den encontrar en la moda, la comida, la arquitectu­
Dada esa dependencia de la semiología respecto de ra, etc.-0 Barthes dice:
la lingüística, Barthes habla de ella como destinada a
El modo ele articulación de los dos ejes aparece en oca­
ser absorbida por una transUngüistica, poniendo a la siones “pervertido", como ocurre, por ejemplo, cuando
semiología como una parte de la lingüística 111 un determinado paradigma se extiende en sintagma: de
Así, dice que aplicará la oposición lengua/habla esta forma se transgrede la partición común sintag-
“a comunicaciones cuya esencia no es verbal”,17 ma/sistema, y es probablemente en torno a estas trans­
como a la moda (en ropa o en automóviles) y a la gresiones donde se sitúa un número importante de
fenómenos creativos, como si la estética fuese solidaria
11 R Barthes, “Lección inaugural1, en el mismo, El placer del tex­ con el vaciamiento del sistema semántico ~M
to, seguido ele Lección inaugural, México: Siglo XXI, 1974, p 137.
lr’ Cí. R Barthes, Elementos de semiología, Madrid; Alberto Cora­ 1,4 Cf ibid, p 45.
!í‘ Cf ibid , pp, 53-54
zón, 1971, p 13
!,i Cf ¡bit!., p 15 Cí ibid., p 64
i7 Ibid, p 28 Ibid, p 84
166 LA LÍNEA LSI' RUGI URALIS!A LA LINEA ESTRUGIURALíSTA 167

Además, en un sistema de significación se da la Como se ha visto, los conceptos que explica en ese
relación ( r ) de un plano de expresión ( e ) y un pla­ libro provienen de la lingüistica, pero él quiere apli­
no de contenido (c), a saber: erc ; y, a veces, en el carlos a cosas no lingüísticas La semiología busca
plano de la expresión se inser ta un segundo sistema estas distinciones u oposiciones en las cosas En efec­
que también consta de expresión y contenido, esto to, si las acciones y los objetos humanos tienen signi­
es, ( erc) rc. Cuando esto ocurre, surge una semióti­
ca connotativa (Hjelmslev) El segundo sistema es el ficado, hay un sistema de distinciones y convenciones
plano denotativo y el primero, que se inserta en que les da ese significado Puede ser inconsciente o
aquél, es el plano connotativo Esto sucede, por consciente, velado o franco Esto se puede detectar
ejemplo, en la literatura Cuando sucede al revés, a en la comida o en el vestido Por eso Barthes se dedi­
saber, cuando el sistema erc se convierte no en pla­ có a estudiar la moda, y escribió El sistema de la moda,
no de expresión, como en la connotación, sino en ya que hay una gramática o sintaxis y además una
plano de contenido: er ( erc ), se da un sistema deno­ semántica de esos usos y costumbres del vestir No
tativo, como un metalenguaje.,22 Esto también se significan lo que parecen significar a primera vista,
aplica a la semiología y no solamente a la lingüísti­ sino algo más hondo: las relaciones sociales (de
ca P Así, la semiología estudia los sistemas de signos poder, de riqueza, de prestigio, etc..), con lo cual
distintos de la lengua, construyendo un simulacro de constituyen uno de los modos en los que el hombre
los objetos observados Se busca la pertinencia de los
elementos al sistema desde su inmanencia; con ello da significado a lo insignificante. El hombre habla a
se establece un corpas, el cual puede ser de modas, los demás con su indumentaria. Se manifiesta, se
comidas, etc, A veces se estudiarán sólo en sincronía, expresa En diferentes lugares se viste de modo dife­
a veces también en cliacronía Barthes termina rente, cambia. Hay detalles muy pequeños que hacen
diciendo; distinguido el atuendo, hay cosas casi imperceptibles
que lo vuelven elegante Allí es donde el ser humano
Estas selecciones iniciales son puramente operativas y, deposita sus significados, emite sus mensajes Y todo
necesariamente, son en cierto modo arbitrarías: no se ello tiene que descubrirlo y desentrañarlo el semiólo-
puede predeterminar el ritmo de transformación de los
go que busque la inteligibilidad de su época
sistemas, ya que la finalidad quizá esencial de !a investi­
gación semloiógica (es decir, lo que habrá de encon­ Dice, en Ensayos critico'?. “Moda y literatura signifi­
trarse en última instancia) es precisamente el descubri­ can fuertemente, sutilmente, con todo lo complejo
miento del tiempo propio de los sistemas, la historia de de un arte extremo, pero, por decirlo de algún
las formas. a‘! modo, significan ‘nacía’, su ser está en la significa­
ción, no en lo que es significado” Se busca, pues,
-- Cf ibid , p 91
~:i C f ibid, pp 94-95
íl Ibid.. pp 101-102 R barriles, Ensayos cutiros, Barcelona: Seix Barral, 1973, p 189
168 LA LINEA EST RUCT UBALISTA LA LÍNEA E SI RUCT URALÍSTA 169
el sistema. Es el sistema el que va a dar las coordena­ sido profesor visitante en numerosas partes, sobre
das de la significación, que nos ciará el mecanismo o todo en Estados Unidos y América Latina,
el mapa de los significados. Pero, al final, Barthes Conoce la historia de los estudios semiolingüísti-
reniega o se burla un poco de la cientificidad que cos, como se ve en sus primeras obras: II problema este­
buscó, que pretendió. Acaba dando prioridad a la tico in Tommaso d ’Aquino (Milán: Bompiani, 1956),
significación sobre el significado, por lo que no que­ Opera aperta Forma e indeterminazione nelle poetiche con­
da sino ver como imposible esa ciencia de la semio­ temporanee (Milán: Bompiani, 1962) y La definizione
logía, o semiología científica, y dedicarse a ver lo dell'arte (Milán: Mursia, 1968), Aunque comienza
que hace imposible su cientificidad. Al captar el sis­ demasiado centrado en la estética, pronto la asocia a
tema, se ve lo irrelevante de los contenidos. Por eso la semiología, según se aprecia en otras obras suyas:
también se gozó en estudiar los aspectos semiológi- Appunti per una semiologia delle comunicazioni visive
cos que se resistían al análisis científico. Opta por (Milán: Bompiani, 1967), La struttura ausente. Introdu­
producir un discurso no objetivo, esto es, sin poder, zione alla ricerca semialogica (Milán: Bompiani, 1968) y
que sólo pretende ser una excursión agradable a6 en Le forme del contenuto (Milán: Bompiani, 1971) E1
Pero siempre hay el interés por reflexionar sobre ios paso a la semiótica se ve en trabajos ya de más siste­
significantes y los significados en las relaciones que matización, como son II segno (Milán: isedi , 1973) y
pueden ser sistemáticas, Si hay una significación, hay Tratatto di semiotica generale (Milán: Bompiani, 1975)
un sistema que lo engendra Hay aplicaciones, como en Dalla periferia delTimpero
(Milán: Bompiani, 1977) y en Lector in fabula (Milán:
Bompiani, 1979), y conexiones con la filosofía,
Eco como en Semiotica e filosofa del linguaggio (lurín:
Einaudi, 1984). Vuelve a la estética en Sugli specchi e
Umberto Eco, nacido en Alessandria, Italia, en 1932, altri saggi (Milano: Bompiani, 1985), La estrategia de
es uno de los que recientemente se han propuesto la ilusión (Barcelona: Lumen, 1986) y Arte e bellezza
conjuntar elementos tanto de la línea de Peirce nell'estetica medievale (Milán: Bompiani, 1987). En­
como de la de Saussure Estudió en la Universidad tronca con la her menéutica en / limiti dell'interpreta­
de Turni, en la que se doctoró con una disertación zione (Milán: Bompiani, 1990) y con la pragmàtica
sobre la estética en Tomás de Aquino Enseñó en las en Interpretation and Overinterpretation (Cambridge:
universidades de lurín, Florencia y Milán, hasta Cambridge University Press, 1992) Y explora nueva­
obtener la cátedr a de semiótica en la de Bolonia Tía mente la historia en La -ricerca della lingua perfetta
nella cultura europea (Bari: Laterza, 1993) y en Kant y
-fl Cf d mismo. ‘'Lección inaugural''1, en o/> cit._ p. 147. el ornitorrinco (Barcelona: Lumen, 1997),
170 LA LÍNEA ESTRUCTURAUSTA LA LÍNEA ESTRUCTURAUSTA 171

Como se ve, la producción de Eco es muy amplia, mentir; además, explica que la semiótica se interesa
pero sólo detendremos nuestra atención en dos de en la semántica intensional; si no se aclara eso, se
sus obras: el Tratado de semiótica general y Semiótica y cae en la falacia extensional, de querer aludir al
filosofía del lenguaje. En el Tratado, Eco pone una am­ mundo real y confundir las condiciones de verifica­
plia introducción en la que marcha hada una lógica ción con las de significación,--* Aborda la teoría de la
de la cultur a Allí define la semiótica, su objeto, lími­ significación de Peirce, centrándose en el interpre­
tes y finalidad. Toma en cuenta a Peirce y a Saussure, tante y en la semiosis ilimitada que éste desencade­
así como a seguidores suyos: del primero, a Morris y na,. Conecta los códigos con otros aspectos de la
Sebeok; del segundo, a Helmslev, Greimas y Barthes, semántica, como las marcas semánticas y las r eglas
entre numerosísimos autores, incluyendo a analíti­ de combinación de los sememas. En cuanto a esto
cos como Quine, Goodman y Strawson, y a críticos último, parte del modelo de Katz y Fodor (IGF), el
de la cultura (en la línea de Nietzsche), como Fou- cual ha recibido tantas críticas, que se busca un
cault y Derrida, Por eso define la semiótica como “la modelo semántico reformulado ( m s k ) . Y se llega a
disciplina que estudia todo lo que puede usarse para otro modelo más revisado, el de Ross M. Quilíian
mentir’’,-7 (Q), el cual incorpora de alguna manera la semiosis
Analiza luego la significación y la comunicación, ilimitada en el espado semántico y la abducción
presentando un modelo de comunicación tomado peirceana.:t0
de la teoría de la información (Tullío de Mauro): en Viene en seguida una teoría de la producción de
la que una fuente es usada por el transmisor que signos. Expone una semiótica generativa, que habla
emplea un código para enviar una señal, por un de la enunciación, y, en relación con ella, el proble­
canal, a un receptor, que recibe esa señal como men­ ma de la referencia, que se da por parte de quien
saje, y es su destinatario; además, la señal está usa la enunciación (Strawson) Aborda el problema
expuesta al ruido o distorsión comunicativa,-1* de ideas como signos (que Peirce toma de la escolás­
Pasa después a considerar los códigos, que son tica) y el de la predicabilidad de “es”, poniendo el
indispensables para comunicar Allí incluye teorías ser como un artificio metaiingüístico, de manera
muy semejantes: la de la connotación y la denota­ parecida a Russell, y añade otro tema russeiliano: el
ción, así como la del sentido y la referencia (Frege) y de las descripciones definidas
la de la intensión y ia extensión (Carnap) Alude a la Aborda finalmente el espinoso tema de una tipo­
falacia referencia!, pues todo puede usarse para logía de los signos, que ya han recibido innúmeras
U Eco. ¡rulado de semiótica general, Barcelona: Limuin-Méxi- -,JCí ihid, p 125.
co: Nueva Imagen, 1978. p 31. ;1<I CE ihid., pp 220 ss.
Oí ¡bul. p 73 1,1 C f ihid , pp 276-293.
172 LA LINEA ESTRUGI URALIS TA LA LINEA ES IR U C IU RALI $ TA 173

divisiones y clasificaciones Cuestiona la partición de nos temas de su obra anterior y los lleva a reflexio­
Peírce en índices, iconos y símbolos, pues los índices nes más profundas. Así pasa con la relación entre el
y los iconos requieren la presencia del referente, signo y la inferencia Hay cier tas inferencias natura­
para ser discriminados, y en su teoría de los códigos, les que usamos para interpretar los signos En ello
Eco excluía la referencia y la extensión.3'- Critica son modelo los estoicos, con su teoría del lektón y de
sobre todo al icono, como un signo natural, motiva­ los distintos tipos de signo, que aprovechaban para
do y analógico, esto es, que debe tener semejanza su fina teoría de la implicación .33
con su significado..33 Trata de reducirlo a lo artificial Vuelve a su teor ía de los modos de pr oducción de
o cultural, quitándole su relación de semejanza o los signos, para revisar su tipología en huellas, sínto­
analogía Es tan fuerte su crítica de la íconicidad, mas, indicios, ejemplos, muestras, vectores, estiliza­
que llega a pedir la eliminación de los signos iróni­ ciones, unidades combinatorias y seudocombinato-
cos, Por eso pide una nueva tipología de los signos, rias, estímulos programados e invenciones. Retoma
ya no basada en los modos de significar, sino en los el sentido-referencia, intensión-extensión, y desem­
modos de ser producidos Parodiando una conocida boca en la relación de semántica y pragmática,37
expresión marxista, propone una teor ía de los modos Revisa las nociones de diccionario y enciclopedia en
de producción de los signos, Dentro de estos modos relación con el semema, y hace una curiosa y er udita
enumera el reconocimiento, la ostensión, la repro­ revisión del famoso “árbol” de Porfirio, para concluir
ducción y la invención Sin embargo, no parece que que dicho árbol no es árbol y que el diccionario es
haya podido eliminar los signos irónicos, pues él una enciclopedia disfrazada,38 porque ni uno ni otro
mismo dice en el Prefacio que no ha podido reducir­ parecen poner fin a los etcéteras, y pasa por los nom­
los a la plena convencionalidad 31 Además, Tilomas bres como designaclores rígidos (Ivripke y Putnam) .
A Sebeok ha considerado infructuosa esa empresa Hay un interesante estudio de la metáfora y la
de Eco 33 metonimia, en el que aborda a Aristóteles y la analo­
Termina con un capítulo sobre el sujeto de la gía entis de los medievales.33 Luego pasa a analizar el
semiótica, esto es, sobre el individuo humano como símbolo, tanto en la tradición aristotélico-peirceana,
actor de la práctica semiótica que lo hace convencional, como en otras tradicio­
En Semiótica yfilosofía del lenguaje, Eco retoma algu- nes que lo hacen análogo y motivado:*0
;!l’ Cf U. Eco, Semiótica y filosofía del ¡enmíaje, Barcelona: Lumen.
;w Cf ¡hid, pp 303-304 1990 pp 45-52
:i;1 Gí tbid, pp. 325 ss 1,7 Cf ¡bul. p 89.
:H Cf ibiti. p 15 w Cf ¡bitl p 129
:!r>Cf T A Sebeok, Signos, una introducción a la semiótica, Barce­ :!lt Cf ibul. p 193
lona: Paidós. 1996, pp 96-97. ■“'C f ibid. pp 244 ss
17-1 LA LINEA ESI RU CT U RAL IS I A LA LÍNEA E'STRUCTURALISTA 175

Eco termina hablando otra vez de los códigos, una signo sonoro por encima del signo escrito, siendo
de sus obsesiones, hasta estudiar el código como que la escritura puede considerarse —según él— de
algo natural (el genético) y cultural (las institucio­ alguna manera anterior a la voz y más primitiva. Eso
nes) Sobre lo cual concluye: “La metáfora del códi­ también implica el privilegiar, como se ve en Husserl
go, incluso cuando ha sido mera metáfora, al menos y la fenomenología, según las críticas de Heidegger y,
ha respondido siempre a una obsesión unificadora: después, de Lévinas, la metafísica de la presencia, de
la dialéctica entre ley y creatividad o, según las pala­ aquello que está presente como objeto a mi subjetivi­
bras de Apollinaire, la lucha constante entre el dad, en la línea de la ontologia del sujeto, la egolo-
Orden y la Aventura” *!i gía de la modernidad
Eso también implica privilegiar la representación,
la cual va de la mano de la metafísica de la presen­
D errida cia Es la epistemología que casa con esa ontologia.
El representar, sobre todo para la fenomenología, es
Jacques Derrida (El-Biar, Argelia, 1930) puede consi­ el acompañante de la presencia. Péro Derrida está,
derarse como semiotico por sus reflexiones críticas en la línea heideggeriana, contra la metafísica de
sobre el signo desde dos tradiciones: la fenomenolo­ la presencia La presencia —dice, de manera cerca­
gía y el estructuralismo En la fenomenología, Hus­ na a Lacan— es mera ilusión }:5Es la que está vincu­
serl había dedicado atención al lenguaje, más que al lada a la identidad Por eso Derrida exalta la diferen­
signo, y a ello hace Derrida una crítica fuerte Pero cia, a la cual, para que tenga tanto el sentido de lo
es sobre todo en su crítica al estructuralismo de diferente como de lo diferido, la llama dtfférance
Saussure donde centra Derrida sus consideraciones (que ha sido puesto en castellano como diferancia o
sobre el signo diférenzia). Es lo diferente y también lo que se pos­
En el caso de la fenomenología, Derrida critica terga, esto es, lo que nunca llega a hacerse presente,
dos cosas en su estudio La voz y el fenómeno, Allí en contra de la metafísica de la presencia y de la
comienza ya su crítica de lo que llama el íogofono- semiótica de la representación. Es lo que difiere y lo
centrismo, es decir, el privilegiar la voz por encima que se difiere Por eso hay que desconstruir (décons-
de la escritura;1' De una manera curiosamente pare­ truir) la metafísica, hay que inyectar a la pretensión
cida a la tradición de la cabala, Derr ida se queja de de la presencia la saludable sensación de la ausencia,
que la filosofía occidental ha privilegiado a la voz o con el monto de nihilismo que eso conlleva, en la
línea de Nietzsche
(i Ibid. p. 310
Cf.J. Derrida, La voix d te phénomène, París: Presses Universi­
taires de France. 1907, p 1-L i;í Cf ibul, pp 60 y 65-66
LA LINEA ESTRUCTURALISTA 177
176 LA LINEA ESTRUCTURALÍSTA
No queda más que el significado impreciso, algo
En cuanto al estructuralismo, en contra ele la exal­
que nunca va a tener pr opiedad, que se queda en lo
tación de la voz, que se da en la fonología, Derrida
meramente aproximativo, como la metáfora De
erige la ciencia de la escritura, que es la gramatolo-
hecho, en seguimiento de Nietzsche, Derrida sostie­
gía, En griego, Jone es sonido y gramma escritura; por
ne, en varios ensayos de Márgenes de la filosofía, de
eso es la gramatología, que expone en el libro de ese
1974, que todo lenguaje es metafórico; pero carece­
mismo nombre, de 1967. En otro libro de ese mismo
mos de una metáfora que nos explique el funciona­
año, La escritura y la diferencia, hace a la escritura ser
miento de la metafoncidad.‘!íi Estamos condenados a
el instrumento de la diferencia (como diferencia­
no saber del lenguaje en sus resortes más íntimos.
ción y como diferición), en contra de la voz, que
Aunque en libros posteriores ha asumido otros
preserva la lógica de la identidad. Por eso insiste en
temas distintos de la semiótica, podemos volver a la
la desconstrucción de esa metafísica occidental, para
Gramatología, para ver una crítica de la significación
salvaguardar la diferencia La desconstrucción es la
y la semiótica que hace Derrida en la línea de Peirce,
estrategia de des-sedimentación de las significacio­
a saber: usando la idea de éste de una semiosis ilimi­
nes,!i que parecían apoyar la identidad
tada o infinita Aquí infinito es interminable, muy de
Pero la escritura y la diferencia nos enseñan que, a
acuerdo con la diferición o postergación continua
pesar de que Saussure hablaba de un signo, o un sig­
del significado Esta diferición interminable de la
nificante que se dirige hacia un significado, no hay
significación embona muy bien con la diferencia, es
tal; lo que nos encontramos, como siempre se difie­
implicada por ella Derrida aprovecha a Peirce para
re incesantemente la significación, es que no hay sig­
apoyar su idea de que el significado se nos queda
no, sino traza, algo que no acaba de estar, por lo cual
siempre diferido, postergado, nunca alcanzado. De
no llega a ser ni siquiera signo, es menos que eso.
hecho lo ve como inalcanzable, como algo que siem­
Nada más es una marca, como una escritura, o, co­
pre se nos va a escapar, que no podr emos atrapar
mo él la llama, una archiescritura.If) La traza es
nunca. Y, así, estamos condenados a tener sólo apro­
menos que un signo, es el siempre diferir la signifi­
ximaciones, a caminar tras las huellas de algo que,
cación, la representación, porque no habrá nunca
cuando queremos que sea para nosotros objeto pre­
presencia plena De una manera muy cercana a
sencial, se nos ha quedado en mero vestigio, traza
Lacan, hay que desconstruir la presencia con la in­
serción de la ausencia, que es lo que en realidad
tenemos.
11 CE el mismo, De la grammatnlogie, París: Minuit, 1967, p, 21 4li Cf. el mismo. Margen de la ¡diUasoplde. París: Mi nuil, 1972. pp
lf' Cf el mismo, L errilare ti la dijjére.nct, París: Eds du Senil, 13-14 y 259 ss
1967, pp 19 ss y 427 ss
17S LA LÍNEA ES m u e r U RAL LSI A LA LINEA EST RUCTURAUSTA 179

analíticas, podemos decir que los hallazgos de unos


Balance y de otros confluirán a hacer de la semiótica una dis­
ciplina cada vez más rica y pujante. No en balde
Como se ve, la línea estructuralista europea es la que estos últimos tiempos se han caracterizado por ser
más se ha conocido y seguido en semiótica, bajo el un giro lingüístico en el campo de la filosofía y del
nombre saussureano de semiología, Partiendo de la pensamiento en general
lingüística y tomando como modelo el estudio del
lenguaje, aplicó los conceptos lingüísticos a los siste­
mas de signos no lingüísticos y fue como hizo nota­
bles desarrollos en la semiología o semiótica, Des­
pués la misma semiología adoptó el nombre de
semiótica para colaborar a una mayor uniformidad
entre los estudiosos del signo. Y esto significó tam­
bién su entronque y connubio con elementos de la
corriente que viene de Peirce, aunque no se conjun­
tó del todo, Este intento de conjunción se ve en Eco,
quien manifiesta un conocimiento muy grande de la
línea peirceana, además de su reconocible forma­
ción en el estructiualismo.
Tal vez podr ía decir se que los esLructuralistas fue­
ron más atentos a la semiótica peirceana y analítica
que los analíticos a la estructuralista, De cualquier
manera, la influencia mutua era inevitable. En los
ochenta era frecuente ver que en textos estructura-
listas se citaba a los filósofos analíticos igual que a los
lingüistas, aunque era raro ver que un filósofo analí­
tico citara a los semiólogos y lingüistas estructuraiis-
tas, pues más bien utilizaba a los chomskianos o a
otros Con todo, recientemente se ha observado más
de una influencia de la línea peirceana sobre la saus-
sureana, como en Jakobson, Tbdorov o Deely Y, aun­
que ya se habla de épocas pos t-es truc tur alistas y post­
BIBLIOGRAFÍA

Como introducciones o exposiciones de conjunto


de ia semiótica tenemos los siguientes textos:

Una buena introducción, en la línea de Peirce, es,


sin duda:
Sebeok, T. A., Signos: una introducción a la semiótica,
Barcelona: Paidós, 1996.

Ei autor que citamos a continuación sigue la escuela


de Peirce, que desemboca en Th, Sebeok, con im­
portantes conexiones con la tradición escolástica:
Deely, J., Introducing Semiotk. lis History and Doctrine,
con un prólogo de Th. A. Sebeok, Bloomington:
Indiana University Press, 1982
-------- , Basles ofSenúotks, Bloomington e Indianápo-
lis: Indiana University Press, 1990,
-------- , Los fundamentos de la semiótica, con prólogo
de M Beuchot, México: uia, 1996

De línea es truc tur alista es e! libro siguiente:


Pérez Martínez, H., En pos del signo Introducción a la
semiótica, Zamora (México): El Colegio de Michoa-
c á n ,1995.

La siguiente introducción expone la semiótica de


tradición “analítica”, con escuelas surgidas de Frege
y Peirce:
181
182 BIBLIOGRAFIA BIBLIOGRAFIA 183

Beuchot, M., Elementas de semiótica, México: unam , Elorduy, E., Los estoicos, Madrid: Gredos, 1980,
1979; 2a. ed., Xalapa: Universidad Veracruzana, Mates, B., Lógica de los estoicos, Madrid: Técnos, 1985
1993; 3a, ecl, México: Editorial Surge, 2001. Platón, Cralilo, trad U, Schmidt, México: unam ,
1985,
Obras generales de historia de la semiótica son las
siguientes: Para la historia de la semiótica en los medievales,
Beuchot, M, Aspectos históricos de la semiótica y lafiloso­ pueden verse los siguientes textos y estudios. Un
fía del lenguaje, México: Instituto de Investigacio­ panorama general se encuentra en:
nes Filológicas de la unam, 1987 Beuchot, M., La filosofía del lenguaje en la Edad Media,
Bochenski, I. M.f Historia de la lógica formal, Madr id: México: Instituto de Investigaciones Filosóficas de
Credos, 1967, la unam, 1981 (la. ed ), 1991 (2a. ed.)
Deeíy, J , Neto Beginnings Early Modera Philosophy and
Pasando a autores concretos, tenemos como princi­
Postmodern Th ought, To r o n to: U n iver sity of To r o ri­
pales los siguientes, de los que pondremos sus textos
to Press, 1994,
y algunos estudios que los acompañen:
-------- , Foitr Ages of Understanding, Toro tito: Uni ver-
Antón Cuadrado, E de, “Plenitud metafísica de la
si ty of Toronto Press, 2001,
filosofía luliana”, Revista de Filosofía (Madrid), 22
González Ochoa C, (comp,), Filosofía y semiótica
(1963).
Algunos puntos de contacto, México: unam , 1997
Aquino, T de, Comentario al Peri hermeneias, tracl cast
M, Skarica, Valparaíso: Cerro Alegre, 1990,
Para la historia de la semiótica en los griegos, pue­ Bacon, R., De sigáis, texto editado en K M Fredboig,
den verse los siguientes textos, y además señalamos L Nielsen y J Pinborg, 11An Unedited Part of
algunos estudios que parten de la lógica, pero siem­ Roger Bacon’s *Opus Maius’: ‘De Signis”’, en Tra-
pre atendiendo a la semiótica como parte principal ditio, xxxív (1978).
de ella: Beuchot, M,, “La función del pensamiento dentro
Aristóteles, De interpretatione, ed, L, Minio-Palluelo, del fenómeno semiótico en Peirce y la Escolásti­
Oxford: Oxford University Press, 1961. ca”, Investigaciones Semióticas (Valencia, Venezue­
Arnim, J. von, Stoicorum veterum fragmenta, Leipzig: la), 4 (1984).
Teubner, 1905-1924, 4 vols, -------- , “Semiótica y filosofía cleí lenguaje en Roger
Beuchot, M,, “La filosofía del lenguaje en los grie­ Bacon”, Investigaciones Semióticas (Valencia, Vene­
gos”, The,sis ( unam ), ni mu 9 (1981), zuela), 5/6 (1987).
Bochenski, I. M., Lógica formal antigua, La Habana: -------- , “Signo y lenguaje en San Agustín”, Diánoia
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(1955). del lenguaje de R Llull”, Augustinus, 21 (1976),
Cruz Her nández, M , El pensamiento de Ramón Llull, Verneaux, R , “La communication par signes", en
Valencia: Fundación Juan March-Editorial Casta­ varios, Saint Thomas d"Aquén aujourd’hui. Recherches
lia, 1977. de philosophic, vi, Par ís: Desclée de Brouwer, 1963
Duns Escoto,j , Ópera, París: Ludovico Vivès, 1890 ss, Yates, F:, El arte de la memoria, Madrid: Taur us, 1974,
González Pola, J.., “Noción tomista del signo for mal”,
Studium, 5 (1965) Sobre la escolástica española posmedieval, se pue­
-------- , “Semiótica y filosofía del lenguaje en Tomás den ver los siguientes textos y estudios:
de Aquino", Angelicum (Roma), 73/2 (1996), pp, Arad] o, F de, Conimeli tariorum in universum Arìstotelis
163-184. Metaphyskam tornus primus, Bur gis et Salman ticae:
Gracia, J. j, E., “The Strutturai Elements of Neces- Joannes Baptista Varesius, 1617.
sary Reasons in Anselm and Lull”, Diálogos (Puerto Báñez, D , Institutiones minoris dialecticae quas summu-
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Portonaríis, 1575 go de Soto, Madrid: Ediciones de la r evista Estudios,
1964,
La obra anterior es una antología de textos semióti­ -------- , “Domingo Báñez y las súmulas en Salaman­
cos de esos autores, traducidos del latín. En cambio, ca a fines del siglo xvi”, Estudios, 21 (1965).
las siguientes obras son monografías sobre esos auto­ Romeo, L , “Pedro da Eonseca in the Renaissance
res y sus temas: Semiotics: A Segmental History of Eootnotes”, Ars
Beuchot, M., “La doctrina tomista clásica sobre el Semeiotica, 2 (1979).
signo: Domingo de Soto, f rancisco de Araújo y
Juan de Santo Tomás”, Crítica ( unam ), x i i /3 6 Como vimos, la escolástica novohispana tuvo egre­
(1980). gios seguidores de algunos de ios escolásticos espa­
-------- , Significado y discurso La filosofa del lenguaje en ñoles aludidos antes. Para su estudio, son indispen­
algunos escolásticos españoles posmedievales, México: sables los siguientes textos:
Instituto de Investigaciones Filosóficas, unam , Ledesma, B., Summarium, Saimanticae: Haerecles
1988, Mathiae Gastii, 1585 (2a. ecl..).
-------- , Metafísica La antología aristotélico-tomista de Mercado, I de, Commentarii lucidissimi in textum Petri
Francisco de Araújo, México: unam, 1987 Hispani, Hispali: F. Díaz, 1570; trad. casi. Comenta­
Duhem, P, “Dominique Soto et la scholastique pari- rios lucidísimos al texto de Pedro Hispano, trad M.
sienne", en el mismo, Éludes sur Leonard da Vine i, Beuchot, México: unas:, 1985
vol. m, París, 1913 Vera Cruz, A de la, Recogmtio summularum, México:
Doyle, j, R, “The Conimbrícenses on the Reía do ns I. P. Brissensis, 1554,
Involved in Signs", en j Deely (ecl), Semiotics
(1984). También para este campo de la semiótica novohispa­
Fernández Rodríguez, J. L,, El ente de razón en Francis­ na pueden resultar útiles los siguientes estudios:
co de Araújo, Pamplona: Eunsa, 1972. Beuchot, M,, Filósofos dominicos novohispanos, México:
Gutiérrez Vega, L,., “Domingo Báñez, filósofo exis- unam , 1987.
tencial”, Estudios Filosóficos, 4 (1954), -------- , “Un libro de texto para la Nueva España: la
Hernández, R,, “Actividad universitaria de F, de Lógica de Domingo de Soto”, en Revista de Filosofa
Ar aújo”, La Ciencia Tomista, 92 (1965). ( usa, México), 21 (1988)
Muñoz Delgado, V, “Domingo de Soto y la ordena­ -------- , “La teoría cíel signo en Vicente de Aragón
ción de la enseñanza de la lógica", La Ciencia (México, s, xvm)”, Investigaciones Semióticas (Valen­
Tomista, 87 (1960). cia, Venezuela), 7/8 (1988-1989).
BIBLIOGRAFÍA 189
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Beuchot, M , “Retórica y lulismo en Diego de Vala-
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Burkhardt, FL, Logik und semiolih in der Philosophie
Méndez Arceo, S., La Real y Pontificia Universidad de
von Leibniz, Munich: Philosophia Verlag, 1980,
México, México: unam , 1990 (reimpr. de la la ed
Dascal, M,, Leibniz Lan gu age, Signs and Thought,
ele 1950, con prólogo de M Beuchot)
Amsterdam-Eiladelfia: John Benjamins Publ Co,,
1987,
Para el lugar de Locke en la semiótica es preciso acu­
dir a su célebre texto, después del cual recomenda­ Las apor taciones de Frege a la semiótica se ven en su
mos algunos trabajos de exegesis de la misma: célebre trabajo sobre semántica:
Deely, J “John Locke’s Place in the History of Frege, G , “Sobre sentido y referencia”, en el mismo,
Semiotic inquiry”, en Jonathan Evans y John Estudios sobre semántica, trad, U Moulines, Barcelo­
Deely (eds,), Semiotics 1986, Lanham, Maryland: na: Ariel, 1973 (2a. ed,).
University Pr ess of America, 1987,
-------- , “Locke’s Proposal for Semiotics and the Hay numerosos estudios sobre la semiótica fregeana
Scholastic Doctr ine of Species", The Modern School­ Sólo mencionaremos algunos:
man, txx (1993). Beuchot, M , “El problema de los universales en Got-
Kretzmann, N., “La tesis principal de la teoría dob Frege”, en Critica ( unam), íx/ 26 (1977),
semántica de Locke”, en I Tipton (ed ), Lochey el Dummett, M,, Frege Philosophy oj Langa age, Londres:
entendimiento humano, México: rer, 1981 Duckworth: 1972,
Lo cke, j ., An Essay Concem ing Hum an Understanding, Thiel, Ch„, Sentido;f referencia en la obra de Gottlob Frege,
Londres: E Holt, 1690 Madrid: Teen os, 1973

La semiótica leibniziana está expuesta en varios luga­ La semiótica de Peirce está expuesta en varias edicio­
res de la obra de Leibniz en: nes de su obra. La más usual es:
Leibniz, G., Sämtliche Schriften, Berlín: Deutsche Aka­ Peirce, Ch, S,, Collected Papers, ecf Gh, Har tshorne-P
demie der Wissenschaften, 1950 ss. Weiss, Cambridge, Mass : The Belknap Press of
-------- , Die philosophischen Schriften, ed C l Ger­ Harvard University, 1965.
hardt, Hildesheim: Georg Olms Verlag, 1965.
Para diversos aspectos de su teoría semiótica pueden
Exposiciones de la teoría semiótica leibniziana que verse los siguientes trabajos, de la numerosa produc­
pueden servir son las siguientes: ción reciente:
190 BIBLIOGRAFIA BIBLIOGRAFÍA 191

Beuchot, M , “La filosofía escolástica en los orígenes Anscombe, G E M., Introducción al “Traetetius” de
de la semiótica ele Peirce”, Analogía, 5/2 (1991). Wittgenstein, Buenos /Vires: El Ateneo, 1977.,
Merrell, F,, Peirce, Sigas, and Meaning, Toronto: Uni- Beuchot, M , Tópicos de filosofía y lenguaje, México:
versity of Toronto Press, 1997, U N A M , 1991.
Hudson, W D , Wittgenstein and Religious Belief, Lon­
Para las aportaciones de Saussure, puede verse su dres: Macmillan, 1975.
obra clásica: Tòmasinì, A,, Los atomismos lógicos de Russell y Wittgen­
Saussure, F de, Curso de lingüística general, México: stein, México: UNAM, 1986,
Fontamara, 1988 (Sa, ed.) -------- , El pensamiento del último Wittgenstein, México:
Trillas, 1988.
Y es conveniente añadir algunas exposiciones de su -------- , Lenguaje y antimetafisica Cavilaciones wittgeti­
doctrina sieiman as, México: Inter 1ínea-Conacuìta-inba, 1994,
Beuchot, M., Lingüística estruct ural yfilosofía, México: Wisdom, j., Philosophy and Psychoanalysis, Oxford,
Universidad La Salle, 1986. 1953,
Jakobson, R., Ensayos de lingüística general, Barcelona- Wittgenstein, L , Tractatus lógico-philosophicus, Ma­
México: Planeta-De Agostini-Artemisa, 1986 drid: Alianza Editorial, 1973 (2a. ed..)
-------- , Los cuadernos azul y marrón, Madr id: Tecnos,
También es ilustrativo ver aplicaciones que se han 1968,
hecho, como en: -------- , Philosophical Investigations, Oxford: Black-
Piaget, J ., La formation du symbole chez l'enfant, Neu­ well, 1972
châtel-Paris: Delachaux et Niestlé, 1945 -------- , Culline and Value, Oxford: Basil Blackwell, 1979.
-------- , La naissance de l ’intelligence chez l'infant, -------- , Notebooks, Oxford: Basil Blackwell, 1979
Neuchâtel-Paris: Delachaux et Niestlé, 1948 (2a
ed. ). Charles Morris constituye un capitulo interesante de
-------- , La construction du réel chez l ’enfant, Neuchâtel- la histor ia de la semiòtica, en la linea de Peirce Para
Paris: Delachaux et Niestlé, 1950 (2a ed ), su estudio recomendamos:
-------- , Epistemología genética, Barcelona: Redondo Apel, K. O , “Lenguaje y verdad en la situación
Edit,, 1970 actual de la filosofia La semiótica de Ch Morris”,
en e! mismo, La transformación de la filosofía,
Para el estudio de Wittgenstein serán necesarias Madrid: Taurus, 1985, t r
algunas de sus obras, y, además, entre sus numerosos Morris, Ch., Fundamentos de la teoría de los signos,
intérpretes, algunos que señalaremos: México: UNAM, 1958
192 BIBLIOGRAFIA

Mon is, Ch , Signas, lenguaje y conducía, Buenas Aires:


Losada, 1962
ÌNDICE ANALITICO
La semiótica barthesiana puede estudiarse en:
Bar di es, R , “Lección inaugural”, en el mismo, El pla­
cer del texto, seguido de lección inaugural, México: abducción: 139, 171 cálculo raciocinador: 134
abstracto: 17, 59,114 canal: 7, 170
Siglo XXI, 1974 accidente: 51, 59 característica universal: 134
-------- , Elementos de semiología, Madrid: Alber to Cora­ acción: 20, 49, 64, 113, 117, categorema: 30, 56, 58
zón, 1971, 135,137,152, 153 categoría: 23. 97, 124, 136
-------- , Ensayos críticos, Barcelona: Seix Banal, 1973, acepción: 69 causa: 25, 28, 29, 30, 32, 40, 43,
acontecim iento semiótico: 7, 53, 54, 55, 62, 81. 106, 111,
Culler, ]., Barthes, México: rcr:, 1987, 35, 75, 77. 88 116,119,121,122, 123, 125,
acto: 23, 27, 38, 39, 55, 57, 94, 148
105,106,111,115, 117, 121 causa eficiente: 53, 54, 111,
Los estudios de Humberto Eco son también impor­ 122.159 119,121, 123
tantes, Para su análisis hay que tomar en cuenta: adjetivo: 56, 58, 59 causa ejemplar: 54, 55
Ber tuccelli Papi, M,, Qué es la pragmática, Barcelona: adverbio: 58 causa final: 53, 55
ampliación: 26, 80 causa formal: 54, 111, 122
Paidós, 1996, análisis: 45, 66, 67, 68 160, 162, código: 7, 170, 171,172,174
Eco, U ., Tratado de semiótica general, Barcelona-Méxi- 168 coherencia: 141, 147
co: Lumen-Nueva Imagen, 1978 analítica: 80. 132, 143, 146, coloniales: 74, 90
-------- , Semiótica y filosofìa del lenguaje, Bar celona: 154, 155, 156, 178 combinatoria: 9, 61, 62, 64, 67,
analogía: 26, 138, 139, 172, 190 68, 70,71,73, 133, 173, 184,
Lumen, 1990 apólogo: 71 185,189
aprehensión: 29, 57, 120 comunicación: 15, 71, 141, 170
argum ento: 56, 77, 104, 105, comunicar: 20, 131, 149, 170
Para abordar el estudio de la semiótica en Denida, 107, 109, 119, 139, 150 comunidad: 137, 148, 150, 154
pueden ser útiles los siguientes textos y monografías: aristotelismo: 17, 47 concepto: 9, 15, 17, 22, 24, 26,
Denida, f , De la grammatologie, Par ís: Eds de Minuit, arquetipo: 55, 70 28, 30, 32, 33, 34, 36, 38, 40-
ars magna, 62, 63, 64.. 65, 70, 51,55,56, 64, 66,68,70, 74,
1967. ' 184,189 79, 83,87, 88,91, 100, 108,
-------- , L'écriture et la différence, Par ís: Seuil, 1967. arte: 62, 63, 64, 66, 67, 68, 71, 111, 112, 113, 114, 120, 121,
-------- , Marges de la philosophie, Paris: Minuit, 1972. 73, 76, 86,167,169,185 124. 129, 130, 137, 139, 150,
arte combinatoria: 9 153. 159, 164, 167, 178, 184,
Peretti, C. de, Jacques Derrida. Texto y deconstrucción, asociación; 161 185
Barcelona: Ánthropos, 1989 atomismo lógico: 144, 145, 154 concepto formal: 113
Peñalver, P,, La deconstrucción Escritura y filosofìa, autor; 145, 163, 170, 181; 183, concepto objetivo: 113
186 conceptualistas: 49
Madrid: Montesinos, 1990, autorreílexivo: 21 conciencia: 136
autos igni 6 can te: 21 conducta: 131, 142, 148

193
m INDICE ANALITICO ÍNDICE ANALÍTICO 195

conduttismo: 1-10 diagrama: 139 me; 86, 91, 104 forma accidental: 100, 101
conjunción: 178 dialéctica: 78, 84. 97. 98. 136, estética: 165, 168, 169 forma de vida: 150, 153
connotación: 164, .166, 170 141,171 estímulos: 173 forma lógica: 144, 145
conocim iento: 29, 92, 36, 38, dialéctica pura: 136 estoicos: 9, 13, 14, 15. 16, 18, formalistas: 8, 157
39. 41,. 45, 52, 57, 64, 65, diálogo: 14, 19.22. 70. 137. 184 19, 30, 31, 32, 33, 49, 134, fuente: 7, 94, 170
70.. 73. 76. 81, 82.83, 87, 90,dicisigno: 139 173, 183 función: 10, 30, 32, 41, 114,
94, 105, 106, Ì08, 117, 121- Dios: 37, 38, 52, 64, 65, 66, 70, estructura: 153 133, 134, 147, 148, 153, 159,
125.127.131 134 71,72,76,130 estructuralismo: 158, 161, 174, 165,183
consecuencia necesaria: 24 discursivo: 38, 39 176,178 función informativa: 134
consignificar: 58 discurso: 39, 43, 106, 120, 136, etimologías: 109 función mnemónica: 134
constativo: 47 163,168, 186 expresión: 36, 48, 55, 69, 75, fundam ento: 36, 37, 43, 93,
contenido: 64, 85, 86, 97, 124, distinción: 21. 30,48, 133, 144, 86, 101, 102, 112, 114, 148, 116,118, 129
166, 168 160 150, 154, 166, 172
contenido preposicional: 17 división: 8, 18, 36, 57, 77, 83, expresión toban 48, 55, 103 gramática: 60, 78, 136, 141,
contexto: 26, 58, 68, 75, 149 85,88,98,99, 107, 116, 123, expresión type: 48, 55, 103 150,152, 167
convención: 15, 43, 44, 54, 83, 125, 130. 133, 134, 139 extensión: 126, 170, 172, 173 gramática especulativa: 60
99.102,103,121 gramática profunda: 150
copulación: 58 efecto: 25, 26, 28, 29, 32, 40, facultad: 5, 36. 53, 81, 82, 83, gramática pura: 78, 136
correspondencia: 141, 147 43, 46, 106, 107, 111, 113, 89, 91, 92, 100, 101, 105, gramática superficial: 150
cosa: 7, 14, 15, 16, 17, 19, 20, 117, 124, 125 106, 107, 108, 111, 115, 117, griegos: 9, 13-33, 60, 110, 182,
21.23, 24, 25-30, 32. 36-54, ejemplarismo: 65 121, 122, 123, 125 192
56. 57, 58. 59. 64. 65, 69, 70. emisión: 28, 48. 55 fenóm eno sígníco: 7, 78, 121,
71,72,81,83. 87,88,91,93, emisor: 7. 141 132 hábito: 53, 55, 96, 135, 137
101, 105, 106-118, 121, 122. empirismo: 129. 132, 140 filosofía: 8, 9, 11,21,26, 34-61, habla: 149, 158, 159, 164
123, 124, 130. 131, 133, 134, enciclopedia: 63.65,68, 140. 173 64,66.67,68, 70, 76, 78,81, hablante: 7,54, 112, 141, 146,
135, 136, 139, 147, 149. 162, eme: 23, 52, 88, 116, 186 83, 84, 87, 90, 94, 95, 96, 97 148,150
165,167 emtnclable: 57 9 8 ,1 1 9 ,1 2 7 ,1 2 8 ,1 3 5 ,1 4 0 , hipótesis: 139
critica literaria: 161, 162, 163 enunciado: 17, 47, 49, 56, 57, 142, 143, 144, 146, 152, 154, historia de la semiótica: 9, 13,
cualisigno: 138 58, 70, 77, 120, 139, 147, 149, 155, 158, 169, 170, 172, 173, 142,156,182, 183, 191
cultura: 62, 169, 170 151 174, 177, 179. 182, 183, 184, huella: 20,25,43.106,173,177
epistemología: 70, 175, 190 185, 186, 187, 190, 191, 192
definición: 19, 22, 24, 27, 29, equivocidad: 26 filosofía analítica: 143,146,154, icono; 139, 172
32,34.36, 56,67, 77,81,87, escolástica: 10, 43, 48, 65, 75, 155 idea: 9, 14, 15, 21, 37, 55, 65,
90, 92,93,99, 105, 106, 107, 78,85,86, 89, 103. 105, 119, filosofía del lenguaje: 9, 1 í, 26, 94, 119, 128, 129, 131, 132,
110, 112, 115, 117, 118, 121, 124, 171, 181, 183, 185, 187, 34-61,66, 68, 119, 128, 144, 134, 156, 158, 171, 177
123,133, 150 190 154, 155, 170, 172, 173. 182, ilación: 24
definición ostensiva: 150 escritura: 37, 71, 100, 108, 112, 183, 184, 185, 186, 192 iluminacionismo: 65, 66
denotación: 16, 19, 144, 164, 170 162, 174, 175, 176, 192 fonema: 55 imagen: 19, 26, 30, 37, 40, 41,
desconstrucción: 163, 176 esencia: 24, 26, 37, 56, 59, 113, fonética: 48 42, 47,48,49, 54,55,56,81,
designar: 48, 147 115.. 149.. 164 forma: 30, 37, 38, 39, 50, 54, 100, 106, 108, 117, 118, 122,
destinatario: 170 especie; 19, 47, 54, 62.. 69. 71, 55, 100, 101, 111, 115, 116, 139,159, 170
diacronia: 158, 166 81,87,97, 116. 147 118,144,145,148,150,153, imaginación: 46, 49
diacronica: 110 espejo: 41 158, 169 imposición: 15, 38, 43, 52, 53,
INDICE ANALÍTICO 197
196 ÍNDICE ANALÍTICO

83, 99, 100, 101, 106, 108, 101, 103, 108, 109, 119, 125 mctalógka: 76 palabra: 9, 17, 21, 28, 29, 36.
109,113. 118, 136 metonimia: 173 4 5 ,46.47.48.50, 55, 56.69,
128, 141-156, 159, 163. 164^
imposición consuetudinaria: 170, 172, 173, 174, 177, 178. mnemotecnica: 65 70, 106, 109, 111, 114, 138,
100 182,183, 184, 185, 186, 191 modi difendi 35 147.148. 159
imposición formal: 100 lenguaje natural: 61, 153 modi signijtcandì: 9, 45, 57 pansomatismo: 18
índice: 138. 172 movimiento: 20, 39. 41, 42, 49, parábola: 71
lenguaje objeto: 21, 26, 32, 103
inferencia: 32, 65, 77, 87, 173 lenguaje perfecto: 61, 73, 153 109,149, 152, Ì54, 158 paradigma: 55, 165
información: 21, 134, 170 letra: 28 paradigmático: 158, 160, 161,
inmanencia: 166 naturaleza: 25, 35, 38, 39, 42, 164, 165
libro: 8, 37, 42, 46, 63, 71, 72,
irmatismo: 35, 66 4 3 ,44,52,56, 70, 83,91,99, parva logicalia. 58, 60
83, 97,98,99, 106, 110 114,
instancia: 48, 55, 166 115,176 101, 102. 103, 106, 107, 108, pasiones: 51, 113
institución: 38, 44, 83, 99, 101, 109, 116, 117, 118, 125, 130.. pensamiento: 9, 17, 19, 27, 28,
lingüística: 10, 15, 48, 63, 153,
106, 262 158-164, 166, 167, 178, 190 131, 136 34, 45, 69, 75, 78, 95, 120,
intelecto: 24, 25, 27, 39, 45, 46, locución: 49, 55, 56, 112 neoplatonismo: 47 129,134, 143,145, 154, 155,
49, 50, 51, 54, 57, 66, 108, lógica: 9, 13, 15, 16, 29, 31, 35, noción: 48, 49, 66, 99, 117, 179.183,184, 191
111, 113, 115, 121 48, 58, 60-65, 67, 68, 70, 73, 134,149,150.158, 184 performativo: 47
intención: 24, 32, 40, 53, 54, 76-81, 85, 86, 87, 88, 94, 97, nombre: 21, 28, 36, 41,48, 50- pertinencia: 166
107, 112. 118 98, 99, 104, 119, 120, 121, 51. 52, 53, 56, 58, 96, 101, plano de contenido: 166
intensión: 170, 173 126, 127.. 128, 129, 131, 132, 144 plano de expresión: 166
intencionalidad: 57, 122 nominalistas: 49, 80, 87 platonismo: 17
135,136, Í39, 140, 144, 145,
im etjecdón: 26 151, 158, 170, 176, 182-187 noticia: 30, 81, 82. 100, 101, portador: 46, 145
interpretación: 51, 71, 134, lógica formal: 16, 76, 77, 81 117, 122, 123, 124 positivismo: 140, 145. 148
137 182, 187 noticia sensorial: 100 potencia: 23, 45, 106, 115
interpretante: 36. 93, 137, 171 lógica matemática: 61, 76 novohispanos: 10,96, 187 práctica; 8, 149, 150, 151, 162.
interpretante final o ideal: 137 lógica material: 76, 128 165, 172
interpretante inmediato: 137 objeto: 15, 16, 17, 19, 21, 26, pragmática: 8, 10, 21, 78, 110.
intérprete: 23, 32, 133, 136, mandato: 18 '28, 32, 36, 37, 40, 41,43, 66, 141. 142.146. 147,149, 154,
137, Í90 manifestación: 55 81, 82, 83, 88, 89, 93, 103, 155.169, 173, 192
invención: 64, 172 marcas semánticas: 171 105, 106, 113, 116, 117,121- pragmatismo: 135. 140, 143,
mediación: 28, 50, 57 125, 135,136, 137, 147, 159, 146
juego de lenguaje: 49, 150, 153 medievales: 9. 13-33, 37, 45, 58, 164, 170, 177 preconocido: 39
juicio: 46. 56, 57, 139 objeto final o ideal: 137 predicados: 18
63, 68, 72, 78, 96, 173, 183,
186 objeto inmediato: 137 predicamento: 23
latría: 42 megáricos: 16 objeto motivo: 82, 125 pregunta: 18,20,21,94, 114, 118
lector: 163, 169 mensaje: 164, 170 objeto terminativo: 82 primeridad: 136
legisigno: 138 mente: 15, 16, 22, 29, 46, 48, ontologia: 70, 88,175, 186 principio: 51,54, 57, 67, 126
lektón: 16. 17, 18, 19,49, 173 54, 55, 65, 66, 70, 101, 112, oposición: 160, 164 problema: 19, 67, 68, 76, 114,
lengua: 49, 61, 62, 65, 67, 149, 120, 129, 131, 133, 137 oración: 17, 26, 29, 58, 59. 62, 133.152.169, 171, 189
158, 159, 160, 164, 166 metafísica: 18, 46, 70, 86, 88, 67.112 propiedad:44,105, 115, 177
lengua universal: 65, 67 91,149,175,176,183,186 otal: 28, 45, 50, 53. 54. 55. 56. proposición: 29, 30, 47, 58, 59,
lenguaje: 9, 10, II , 14, 15, 19, metáfora: 139, 173, 174, 177 62,101,116 67, 68,69. 101. 121. 149, 151
20. 21, 22, 25, 26, 27, 32, 34- organismo: 43 pmprieluies tenninorum 35, 58,
meiatenguaje; 21, 26. 32, 77,
61, 65. 66, 68, 73, 78, 80, 103, 166' oyente: 18, 108, 112,141 68,119
198 INDICE ANALÌTICO INDICE ANALITICO 199

prototipo: 55, 103 segundidad: 136 112, 114, 115. 124, 125, 133. sinónimos: 51
psicología: 135,139,149,145,158 semántica: 8, 15, 17, 21, 45, 78, 141, 143, 144, 146, 147, 148, sinsigno: 138
131, H l, 142, 144, 147, 149, 151, 153, 159, 163, 164,165. sintagmático: 158, 160, 161, 164
quididad: 156 150., 155, 167, 171, 173, 188, 167, 168, 172, 176, 177, 186 sintaxis: S, 21, 45, 70, 78, 141.
189 significancia: 161 142, 147, 150, 155, 167
razón: 25, 27, 39, 40, 53, 56, 70, semejanza: 28, 44, 48, 49, 55, significante: 16. 48, 55,159,163, síntesis: 66, 68, 126
88, 89,91,93, 109, 110, 111 93, 101, 118, 138, 172 165, 176 síntoma: 173
116,186 semiolingüística: 143, 169 signo: 7, 9. 10. 11-17, 19, 21-15. sistema: 32, 63, 64, 65, 148,
realistas: 70 semiología: 7, 10,157, 158, 160* 48, 50, 56. 60, 74-127, 131. 150.. 154, 158, 159, 160, 163,
recepción: 60 169,178, 192 132, 133. 135-141, 144. 145. 165, 166, 167, 168, 184
receptor: 7, 141, 170 semíosis: 7, 137.. 140, 165, 171, 147, 157, 158, 159, 161, 162, sonido: 16, 28, 48, 176
recíprocos: 21 177 163, 165, 172-176, 178, 181, subsistencia: 17. 19
reconocimiento: 172 semiótica: 7, 8, 9, 10, 11, 13, 183-187 sujeto: 136, 172, 175
referencia: 16, 19, 30, 32, 45, 14, 15, 16, 19, 22,31,33-96, signo arbitrario: 26, 43 suposición: 26, 45, 47, 58, 59,
68, 69. 144, 145, 170, 171, 98, 103, 105, 119, 120, 121, signo artificial: 25, 30, 32, 33 68. 69
172,173,189 126, 127, 128, 129, 131, 132, signo consuetudinario: 33, 44, suposición formal: 59
regla: 69, 150, 151 135, 139, 140, 141, 142, 144, 107 suposición material: 47, 59
relación: 4, 15, 23, 32, 36, 37, 147, 155, 156, 157, 158, 161, signo convencional: 94, 106, sustantivo: 147
53, 59, 88, 89, 91, 93, 113, 166, 168, 170, 171, 172, 173, 107.110. 13S
115, 118, 123, 125, 132, 136, 175, 177, 178. 179, 181, 182, signo escrito: 175 teología: 61, 63, 64, 75, 76, 80,
137, 138, 140, 141, 160, 166, 183, 184.. 187-192 signo formal: 26, 36, 37. 38, 41, 81,83. 86 88. 90.. 96
172,173 semiótica connotativa: 166 42, 44, 82, 89, 91, 93, 94, temeridad: 136
relación de razón: 91 sentencia: 29t 30, 112 101.106, 123,124, 125, 184 término: 21,26, 46, 59. 66-70,
relación predicamental: 91 sentido: 16-20, 24, 32, 45, 47, signo instrumental: 36, 37, 38, 98, 99, 100, 102-106, 1 10
relación real: 91 48,68, 70,87, 108, 111. 112, 39, 83. 89. 94, 101, 106, 116. 111, 112, 113, 115, 116, 119
relación trascendental: 91, 93 116, 138, 144, 149.. 150, 170, 123 125 120,121. 139, 149
rema: 139 173,175, 189 signo inteligible: 39 término escrito: 103
réplica: 48, 103, 132 señal: 17, 18, 134, 170 signo lingüístico: 14, 15. 17,26. término mental: i 16
representación: 45, 48, 88, 100, ser: 40, 52, 54, 66, 71, 82, 106, 27, 34,35, 44,48, 113, 119. texto: 72., 83.. 104, 105, 163,
105, 112, 113, 131, 175, 176 108, 124, 130, 162, 165, 167 135,159 164. 183. 187, 188, 192
representamen: 27, 136, 137 171,176 signo material: 38, 41,42 tomista: 37, 74, 80, 81,88., 92,
representar: 24, 26, 27, 40, 81, scimtiue sennacinales: 78 signo mental: 40 122,126. 184, 186
82, 85, 90, 100, 101, 105, significación: 7, 10, 19, 23, 26, signo natural: 24, 25, 26. 29, tópico: 24
106, 108, 112, 113, 115, 121 29, 30, 40, 44, 45, 46, 48. 49, 30, 32, 33. 36. 43, 83, 89, tradición: 31,47, 50, 57, 58, 62,
123, 124, 175 50, 57. 59, 68, 88, 93, 99, 106, 107, 113. 118, 125. 172 74 85, 146, 173, 174, 181
reproducción: 81,172 102, 105, 107, 109, 112, 113, signo ora!: 110 t ra n st in gii ís tica: 164
restricción: 26, 69, 70 114,115, 118, 119,124,136, signo sensible: 34. 41, 87 transmisión: 19
retórica: 14,78, 136, 141, 188 138,140, 141, 159, 163, 165, sílaba: 49 transmisor: 170
retórica pura: 78, 136 166. 167, 168, 170, 171, 176, símbolo: 65, 134 hivium: 136
mego: 18 177 simulacro: 166
mido: 7. 170 significado: 7, 10, 16, 23, 28, sincategorema: 29, 30, 56, 58, ts ni versal: 48, 55. 56, 65-69
32. 36, 37, 38,40,41,46, 48, 99,106 134,145.185
sacramento: 75 49, 50, 66, 82, 83, 89. 91. sincronía: 158 166 univocidad: 26
200 ÍNDICE ANALÍTICO

uso: 7, !(), 17, 21, 55, 91, 103, verbo oral: 50, 53, 55
110. M I. 143, 145-149, 151, verbum: 9, 34. 38, 39, 40, 45, 46.
152 47, 55, 75
usuario: 10. 16 vnínun cordis: 47
verbum mentis: 9, 47 INDICE ONOMASTICO
valor: 9, 77, 159 verbum oris: 47
vectores: 173 verificación: 171
vehículo de signo: 17, Ì33, 141 vestigio: 177
vocablo: 29,46,48,103,110 Agustín de Mipona, San: 9, 13, Bally, Charles: 158
verbo: 22, 36, 40, 45-50, 53, 54,
19, 20, 21, 22, 24, 29, 31, 32, Báñez, Domingo: 10,74,79,85,
55, 56, 58, 69, 70, 75,113 voluntad: 20, 25, 32, 54, 99,
34, 37, 40, 47, 49, 60, 65, 70, 86. 87,91,133, 185, 186, 187
verbo exterior: 40, 46, 47, 53, 118, 125
voz; 26, 28, 46, 47, 48, 49, 50, 78, 87, 96, 110, 183, 184 Barthes, Roland: 10, 157, 161-
54, 55
185 168, 170, 192
verbo interior: 55 54, 55, 56, 100, 108, 109,
Alberto Magno, San: 13 Benveniste, Emile: 157
verbo mental: 36, 49, 50, 55, 56 113, 163, 174, 175, 176
Alsted, Johannes Heinrich: 73 Bertuzzi, Giovanni: 51
Alston, William P.: 146 Biard, Joël: 31, 184
Anscoinbe. G Elizabeth M : Black, Max: 155
155,191 Bochenski, Innocentius Maria:
Anselmo de Cantórberv, San: 16. 76, 182
70 Boecio, Severino: 30, 33
Antón Cuadrado, E de: 70, Bolzano, Bernhard: 73
183 Bove, Salvador: 65, 184
A pel. Kar 1-0 uo: 142, 146, 155. Brahe, Tycho: 126
156, 191 Brown. Stephen: 30, 184
Apollinaire. Guillaume: 174 Buenaventura de Bagnoregio,
Aragón, Vicente de: 10, 74, 90, S an :70
Í19, 120, 121, 123,125.126, Burkhardt, Hans: 189
127. 187
Anuyo, Francisco de: 10, 31, Camus, Albert: 162
74,79,81,88, 89,90,91,93, Cano, Melchor: 80, 86
185.186 Carnap, Rudolf; 19, 73, 140,
Aristóteles: 9, 13. 14, 15, 24, 27, 170
3 1 ,3 4 ,4 0 ,4 5 ,4 6 ,5 1 ,5 9 ,6 0 , Chomsky, Noam: 149, 150. 158
65, 78, 88,97, 104, 112, 113, Cilio, Zenón de: 15
138,173, 182 Copernico, Nicolás: 126
Arnim, Johannes von: 16, 182 Cricco; 22 n
Assos, Clean tes de: 16 Crono. Diodoro: 16
Austin, fohn Langshaw; 146, Culler, Jonathan: 162,192
155,156 Cunningham, A ; 58

Bacon, Roger: 9.. 13, 22, 23, 25, Damasceno, San Juan: 47, 49
26.30,31,32.33. 78,183 Dascal, Marcelo: 8, 133, 156,
Bajtin, 157 189

201
202 INDICE ONOMÁSTICO INDICE ONOMASTICO 203

Deely, John: 8, 89, 130. 178, Gutiérrez Vega, L : 86 186 Mates, Benson: 16, 17. 18, 19, Poinsot, Juan, o Juan de Santo
181, 182. 186, 188 183 Tomás: 10. 32, 76, 90, 91,
Derrida, Jacques: 11, 157. 158.. Ha bermas. Jurgen: 146, 155. Mauro, Tullio de: 170 93, 94, 120, 128,
170, 174, 175, 176, 177, 192 156 Mead, G. H.: 140, 146 Porfirio: 97, 104, 173
Descanes, René: 126 Hartshome, Charles: 135, 189 Megara, Filón de: 16 Prieto del Rey, Manuel: 48
Dewey, John: 146 Heidegger, Martin: : 157, 175 Méndez Arceo, Sergio: 64, 188 Putnam, Hilar)’: 146 155, 156,
Díaz de Cqssio, P.: 92 Helmslev, Louis: 170 Mercado, Tomás de: 10, 104- 173
Duhem. Pierre: 81, 186 Hernández, Ramón: 88, 186 119, 126, 187
Duns Escoto, fuan: 9, 13, 27, Hispano, Pedro: 13, 93. 97, 104, Merreil, Floycì: 137, 190 Quillian, R. M : 171
31,78,184 ' 105,110, 187 Michelet, jules: 162 Quine, Willard van Orman:
Hurtado, Guillenno: 144 Miìeto, Eubùlides de: 16 146, 170
Eco, Umberto: 8, 11, 157, 168, Husserl. Ednnind: 157, 174,175 Mili, John Stuart: 73, 191 Quiroga, Vasco de: 97
170,172, 173, 174.178,192 Ignacio de Loyola, San: 163 Moore, George Edward: 143
Empirico, Sexto: 16 Isidoro de Sevilla, San: 109 Morris, Charles: 8, 10, 77, 78, Racine,Jean: 162
Evans. Jonathan: 130, 188 128, 129. 130, 131, 132 139- Reiser. Beato: 90, 91, 126, 185
Jakobson, Roman: 157, 178, 143, 145, 146, 147, 170. 191, Rincón González, Alfonso: 22,
Fernández del Castillo, F : 83 190 192 184
Fernández Rodríguez, fosé Luis: James, William: 135, 146 Muñoz Delgado, Vicente: 81, Romeo, Luigi: 84, 187
88, 186 Jerónimo, San: 110 86. 186, 187 Rorty, Richard; 155, 156
Ferniter Mora, José: 76 Rossi, Paolo: 68, 185
Ferreira Gomes, J : 85, 185 Katz, Jerrold: 171 Nielsen, L : 23, 78, 183 Russell, Bertrand: 73, 143-156.
Flaubert, Gustave: 162 Kepler, Juan: 126 Nietzsche, Friedrich: 170, 175, 171, 191
Flórez, Alberto: 29, 184 Marcher. Atanasio: 73, 133 177 Ryle, Gilbert: 146, 155, 156
Fodor, Jerry: 171 Kretzmann, Norman: 51, 131. Nigidio, Publio: 109, 110
Fogeiin: 156 188 Sacrobosco, Juan de: 98
Fonseca, Pedro da: 10. 32. 74. Kripke, Saúl: 173 Ockham, Guillermo de: 9 13, Sacie, marqués de: 163
79,84.85, 185, 187 Kristeva, Juila: 157 22, 29,30,31,33.78. 184 San Victor, Hugo de: 37
Foucault, Michel: 158, 163, 170 Lacan, Jacques: 175, 176 Sanabria, José Rubén: 21, 185
Fourier, Charles: 163 Laercio, Diógenes: 16 Peirce, Charles Sanders: 10 Sartre, jean-Paul: 162
Fredborg, K M : 23, 78, 183 Laviñeta. Bernardo: 69 11,25,27,36,48, 55,75, 77. Saussure, Ferdinand de: 10, 48,
Frege, Gottlob: 19, 32,73, 103, Leblanc, Hugues: 76 78, 84, 93, 103, 120, 121, 49,55,157,158,159,161,163,
143, 144,170,181,189 Ledcsma. Bartolomé de: 76, 187 128-143, 146, 155, 156, 158, 168, 170,174,176,178, Í90
Leibniz, Gottfried: 9, 10, 68, 168, 170, 171, 172, 173.. 177, Searle.John: 146, 155, 156
Gal, Gedeon: 30, 184 73, 128-142. 185. 188, 189 178, 181, 183, 189, 190. 191 Sebeok, Thomas A : 79, 139,
Galilei. Galileo: 126 Lerma, Cosme de: 10, 74, 79, Pérez, Herón: 157, 181 170, 172, 181
Geach, Peter Thomas: 155 80,81,92,93,185 Piacenza. Eduardo; 21 Sechehaye: 158
Celio, Aulo: 109 Lévi-Strauss, Claude: 157, 161 Piaget, jean : 158, 190 Soli, Crisipo de; 16
González Pola, Juan: 36, 184 Lewis. David: 17 Pinborg, Jan: 23, 78, 183 Soto, Domingo de: 10, 25, 31
Goodman, Nelson: 170 Locke. John: 10, 77, 128-142, Plamingn, .Alvin: 17 60, 7 4 ,7 9 ,8 0 ,8 1 ,8 3 ,8 4 ,8 5
Gracia, jorge J. E : 70, 76, 184 188 Platón: 9, 13, 14, 15, 17, 19,31, 87, 90, 91, 92, 93, 99, 100,
Greimas, Algirdas julien: 157, Lossada. Luis de: 79 35, 49, 57 65, 66, 69, 70 101, 103. 105, 110, Í 14. 115,
161,162.170 Luiio. Raimundo: 9, 61-65, 67- 109,183 185, 186, 187
Grice, Paul: 146, 155. 156 73. 133, 184.. 185, 189 Platzeck.E W : 67. 184 Stephanas, Heinricus: 129
204 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Strawson, Peter Frederick: Ì55. Valadés, Diego: 188


170, 171 Vent Cruz, Alonso de la: 10. 96-
Suárez, Francisco: 84 103, 187
Vitoria, Francisco de: 80, 103
rarski. Alfred: 103
ÍNDICE GENERAL
Tipton, I.: 131,188 Waîsmann, Friedrich: 155
Todorov, Tzveian: 178 Weiss, Paul: 135, 189
Tomás de Aquino, Santo: 34. Wisdom, John: 141, 191
35. 168, 184 Wittgenstein, Ludwig: 10, 73, Introducción.......................... ... , .................. 7
Tomastni, Alejandro: 191 143-156
Trías Mercant, Sebastián: 66,
69, 185 Yates, Frances: 68, 185 Antecedentes griegos y medievales de la semiótica 13
Planteamiento ...................................... 13
Antecedentes Platón y Aristóteles ...... 14
Los estoicos............................................ 15
San A gustín....................... 19
Roger Bacon ......................................... 22
Juan Duns Escoto 27
Guillermo de Ockham , , , ......... . , 29
Balance .................................................. 31

Semiótica y filosofia del lenguaje en Tomás de


Aquino ................................ 34
Planteamiento ...................................... 34
Semiótica ........... 35
El signo en general, 35; El signo inteligible o
formal, 39; El signo sensible, material o ins­
trumental, 41; El signo natural y el convencio­
nal, 43
Filosofía del lenguaje .......................... 44
El concepto o verbo como signo, 45
Relación de ios verbos orales (vocablos o
términos) con los m entales.............. 53
Tipos de verbo mental, 56; Modi significandi,
significaiio y suppostilo, 57
Balance ............................................ . „ 59
205
206 INDICE GENERAL ÍNDICE GENERAL 207

Lo semiótica combinatoria y el lenguajeperfecta en Leibniz ......... 132


Raimundo L id io ..................................... 61 Pe irc e .................................................... 135
Planteamiento ....................... . . , . 61 M orris.......................... 140
Vida 61 B alan ce.................................................. 142
O b ra .................... 62 Prege, Russell y Wittgenstein: la visión analítica
Doctrinas semiótico-lingüísticas........... 63 del lenguaje............................................... 143
Influencia.................... 72 Planteamiento ............................... 143
Balance ................................................. 73 Gottolob F r e g e ....................... 144
Bertrand Russell ................................... 144
Signo y semiótica en el Siglo de Oro español . . 74 El proceso de W ittgenstein.................. 145
P lanteam iento.................... 74 El paso de la primera a la segunda época 146
Contexto semiótico de la escolástica pos­ Uso, juegos de lenguaje y formas de vida 149
medieval ............................ 75 La dimensión pragmática ..................... 154
Domingo de Soto, O P ........... 80 B a la n c e ................................................. 155
Pedro da Fonseca, S I................. 84
Domingo Báñez, O. P ................ . . . . . . . 85 La línea estructuralista: Ferdinand de Sans su­
Francisco de Araújo, O P ........... 88 re, Roland Barthes, Umberto Eco y Jaccjues De­
[uan Poinsot o Juan de Santo Tomás, O P , 90 rrida .............................................. , 157
Cosme de Lerma, O P ....................... 92 P lan team ien to .............. , . , 157
B alan ce.............................................. 94 Saussure............................. 158
Barthes ........................................ 161
El estudio del signo en el México colonial (siglos Eco ........................................................ 168
xvi-xv/i/) ................................... . . . . . 96 Derrida ........................................... 174
P lanteam iento................................... . 96 B a la n c e ................................................. 178
Alonso de la Vera C ruz........... .............. 96
Tomás de M ercado.............................. , 104 Bibliografía.................................................. 181
Vicente de Aragón ................................ 119
Balance ................................................. 126 Indice analítico............................................... 193

La semiótica en Loche, Leibniz, Peircey Monis 128 Indice onomástico........................................... 201


P lan team ien to ............................... 128
Locke .................................................... 129
La Semiótica Teorías del signo y el lenguaje en la his­
toriase terminó de imprimir y encuadernar en el
mes de diciembre de 2004 en los talleres de Im­
presora y Encuadernadora Progreso, S. A de C V
( i e i 'S a ) , Calz. de San Lorenzo, 244; 09830 México,
D F En su tipografía, parada en el Departamento
de integración Digital del k : e , se emplearon ti­
pos Baskemlle de 12, 10:12,9:10 y 8;9 puntos La
edición, que consta de 2 000 ejemplares, estuvo
al cuidado de Man lio Fabio Fonseca Sánchez

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