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PTN, “Dictamen: 198:230”

Procurador del Tesoro de la Nación.


Fecha: 27/09/1991.
Partes: José Hipólito Huerga.
Nro. de Dictamen: 000237
Emisor: Daisy L. Baró (Subprocuradora).

TEXTO
1) Según doctrina, la nota típicamente definitoria del acto administrativo es la
producción directa e inmediata de efectos jurídicos y, consecuentemente los
dictámenes careces, técnicamente de esa condición, en tanto ellos no afecten en
modo directo e inmediato la esfera jurídica de los administrados. Tampoco cabría
asignar al dictamen, el carácter de una decisión final tácita, puesto que al margen
de que el órgano del cual emanó, carece de competencia para resolver el fondo de
la cuestión, razones de necesaria certeza jurídica y de tipo formal imponen, al
menos, un criterio restrictivo en cuanto a la admisión de actos tácitos de
manifestación de la voluntad administrativa, cuando ella no resulta indubitable. No
obstante, la improcedencia de los recursos deducidos no implican que deban
desatenderse las argumentaciones del interesado, que constituyen en modo de
ejercicio de su derecho a ser oído antes de la resolución definitiva.
2) La ley 22.328 ha constituido para los agentes del Estado Nacional un sistema
global y estable de actualización, cuya constitucionalidad, en principio, no podría
descartarse. Si se admitiera que la misma, - válida en términos generales - ha
podido devenir temporalmente o en alguna medida inconstitucional, quedaría
pendiente de consideración la actitud de la
Administración frente a ese hecho y a la inexistencia de una ley cuyo cumplimiento
le compete. En el supuesto de que se admitiera que el mecanismo de
actualización no resultó en la oportunidad ajustado al art. 17 de la C.N., la solución
no podría obtenerse con la mera abstención de la norma reputada inconstitucional,
sino que habría que recurrir a otro mecanismo de actualización, materia esta de
competencia del Poder Legislativo; con lo que, la sustitución del procedimiento
legal aludido por parte del Poder Ejecutivo, resultaría cuestionable, atento la
doctrina sustentada por este organismo asesor. Por otra parte no se ha invocado,
ni se advierte, la existencia de un pronunciamiento de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación por la que se haya declarado la inconstitucionalidad, total o
parcial de la ley 22.328, como tampoco una corriente jurisprudencial firme en tal
sentido.
Si hipotéticamente el criterio de fragmentación del índice se considerará ajustado
a derecho - dentro de los límites del art. 17 de la C.N. - ello conduciría a
determinar en cada supuesto, y
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Sin dejar de lado el principio de igualdad, el límite razonable, lo que daría lugar a
un cierto margen de discrecionalidad, frente a la falta de norma jurídica concreta
que lo establezca.
4) Ante esta situación, cabría hacer extensiva al caso, la doctrina de esta
Procuración en relación con la posibilidad de que en sede administrativa se
acuerde indemnización por daños y perjuicios a terceros.

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