Está en la página 1de 4

Primera actividad, día 12-03 Ética Fundamental 4

puntos.
Nombre y apellido: Tania Ríos
Docente Lic. Doroteia Opuskievicz

Obs: No se acepta el trabajo después de la fecha enunciada.

Indicadores para el desarrollo de trabajo de reposición de clases


1) Leer el cuento también el primer capítulo de Ética Fundamental.
2) Reflexionamos sobre las siguientes preguntas:
3) Entrega al docente el día 26.

EL FLAUTISTA DE HAMELÍRI
Hace mucho, muchísimo tiempo, en la próspera ciudad alemana de Hamelín,
sucedió algo muy extraño: una mañana, cuando sus habitantes salieron de sus
casas, encontraron las calles invadidas por miles de ratones que corrían por
todas partes, devorando insaciables el grano de sus graneros y la comida de
sus casas. Nadie sabía de dónde surgieron, y lo que era aún peor, nadie sabia
qué hacer para acabar con aquella plaga tan perjudicial.
Por más que trataban exterminados o, al menos, ahuyentarlos, tal parecía que
cada vez había más y más ratones en la ciudad. Era tan grande la cantidad de
ratones en las calles y en las casas, que hasta los mismos gatos huían
asustados.
Ante la gravedad de la situación, los hombres "importantes" de la ciudad, que
veían peligrar sus riquezas por la voracidad de los ratones, convocaron al
Consejo de Municipio y dijeron: "Daremos cien monedas de oro a quien nos
libre de los ratones"
Al poco rato se presentó ante ellos un flautista alto y delgado, vestido con
ropas de muchos colores, a quien nadie había visto antes, y les dijo: "La
recompensa será mía. Esta noche no quedará ni un sólo ratón en Hamelín".
Dicho esto, comenzó a pasear por las calles y, mientras paseaba, empezó a
tocar con su flauta una maravillosa melodía que encanto a los ratones que,
embelesados por la música del flautista, comenzaron a seguir lo.
Y así, caminando y tocando, el flautista fue reuniendo a todos los ratones y
los fue llevando a un lugar muy lejano, tanto que desde allí ni siquiera se
veían las murallas de la ciudad. Por aquel lugar pasaba un caudaloso rio
donde, al intentar cruzarlo para seguir al flautista, todos los ratones murieron
ahogados.
Los habitantes de Hamelín, al verse libres al fin de los voraces ratones,
respiraron aliviados. Ya tranquilos y satisfechos, volvieron a sus prósperos
negocios, y tan contentos estaban que organizaron una gran fiesta para
celebrar el feliz desenlace, comiendo exquisitos manjares y bailando hasta
muy entrada la noche.
A la mañana siguiente, el flautista se presentó ante el Consejo y reclamo a los
hombres del Consejo Municipal de la ciudad las cien monedas de oro
prometidas como recompensa. Pero éstos, liberados ya de su problema y
cegados por su avaricia, le contestaron: "vete de nuestra ciudad!, ¿o acaso
crees que te pagaremos tanto oro por tan poca cosa como tocar la flauta?”. Y
dicho esto, aquellos hombres del Consejo de Hamelín le volvieron la espalda,
burlándose de él con grandes carcajadas. Furioso por la avaricia y la
ingratitud de los hamelineses, el flautista, al igual que el día anterior, tocó una
melodía muy alegre.
Pero esta vez no fueron los ratones quienes lo siguieron, sino los niños de la
ciudad quienes, arrebatados por aquella música-maravillosa, iban tras los
pasos del extraño músico. Los niños agarrados de la mano y sonrientes,
formaban una gran hilera, sin querer escuchar los ruegos y gritos de sus
padres que en vano, entre sollozos de desesperación, intentaban impedir que
siguieran al flautista.
Nada lograron los papás, y el flautista se los llevó lejos, muy lejos, tan lejos
que nadie supo adónde, y los niños, al igual que los ratones, nunca jamás
volvieron. Algunos dudan que se los llevó a la cueva de una montaría, donde
murieron de asfixia. En la ciudad sólo quedaron sus ricos habitantes y sus
bien repletos graneros y bien provistas despensas, protegidas por sus sólidas
murallas y un inmenso manto de silencio y tristeza, sin la risa y la alegría de
los niños.
Y esto fue lo que sucedió hace muchos, muchos anos, en esta desierta y vacía
ciudad de Hamelín, donde, por más que busquemos, nunca encontraremos ni
un ratón ni un niño.

4- Contestamos las siguientes preguntas:


Y El flautista
De acuerdo al cuento
1) ¿Quiénes son hoy los nuevos "encantadores" que nos atraen a
nosotros los adolescentes o jóvenes con la música de su flauta?

2) ¿Cómo nos engañan y encandilan? ¿Que palavras, música,


sonidos, promessas, enganos... nos presentam para seguir lós?
La televisión, la ropa de marca, el fútbol, el antro...
Principalmente con la televisión y el fútbol, luego el antro.
3) ¿pueden ser también actuales flautistas que nos engañan y
seducen? ¿por qué?
Sí, por que con su armoniosa melodía nos cautivan.
Y Los niños:

4) ¿Qué pasó con esa ciudad que ya no tenía niños?


Solo quedaron los ricos habitantes y repletos graneros, con inmenso
silencio y tristeza, sin las risas y la alegría de los niños.

De acuerdo al cuento
5) ¿Hacia dónde nos llevan esos nuevos flautistas?
6) ¿Qué hacen o nos dicen hoy nuestros papás para que no
sigamos a los peligrosos modernos flautistas?

7) ¿Nos damos cuenta que nuestros papás quieren nuestro bien,


por eso a veces nos prohíben o nos dicen que hay cosas o
personas que no nos convienen?
Sí.

Diferencia entre el seguimiento de Cristo y los modernos flautistas:

Cristo Los modernos flautistas

8) A quién seguimos nosotros, a Cristo o a los modernos


flautistas?
A Cristo.
9) Reflexiona sobre la frase: “No se estudia la Ética para
saber que es el bien, sino para ser bueno” y explica con
tus palabras que se refiere.
La ética estudia la conducta humana, lo correcto y lo incorrecto,
lo bueno y lo malo, conlleva a la responsabilidad, la honestidad,
el compromiso, a ser buenos ciudadanos.
10) ¿Qué es la ética? ¿Qué debe aportar la ética?
Explica.
La ética es la que se encarga de estudiar la moral, es decir, lo que es
considerado como parte de las buenas costumbres y del buen vivir en la
sociedad a fin de generar una convivencia amable y equilibrada entre las
personas.

11) ¿Cuáles son los objetivos de la Ética?

También podría gustarte