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ENFERMEDADES VIRALES
Los virus son agentes infecciosos microscópicos y 10.000 veces incluso más pequeños que la mayoría de las
bacterias. Son las estructuras biológicas más comunes en nuestro planeta, siendo más numerosos que los
animales, plantas, hongos, parásitos y bacterias juntos.
No todos los virus existentes son capaces de penetrar en el cuerpo humano. Del mismo modo, no todos los
virus presentes en nuestros cuerpos son capaces de causar enfermedad. A menudo, un virus capaz de
infectar a las plantas o bacterias es completamente inofensivo para los seres humanos. Lo contrario también es
posible, como el virus de la viruela, que es capaz de infectar a los seres humanos, pero no otros seres vivos.
Hay cerca de 21 familias de virus capaces de causar enfermedades en los seres humanos. La misma familia
puede ser responsable de varias enfermedades diferentes, como es el caso de la familia Herpesviridae,
compuesta por más de 130 tipos de virus, que pueden causar herpes simple, varicela, herpes zoster,
Mononucleosis, sarcoma de Kaposi, Exantema súbito, Citomegalovirus, etc..
HISTORIA DE LA INMUNOLOGIA
No se conoce con certeza cuando tuvieron lugar los primeros intentos de inmunización activa. Pero se sabe que en el
año 1000aC, en la India, se inoculaba a sujetos sanos, material de las pústulas de enfermos con viruela, con el
objetivo de obtener protección frente a la enfermedad. La infección trasmitida con esta práctica llamada cariolizacion,
era más leve y con menor mortalidad que la adquirida de forma natural. Desde la India, este procedimiento se extendió
a China, Oeste Asiático y África. Luego, fue introducida en Inglaterra en 1721 para extenderse después a toda Europa
y América.
El primer intento científico de vacunación contra la viruela lo realizo, en 1796, Edward Jenner, a quien puede
considerarse el padre de la vacunologia junto Pasteur. En mayo de ese año, Jenner observo que la granjera Sarah
Nelmes, tenía en sus dedos lesiones frescas de “variola Vaccinae”. Se trataba de una enfermedad producida en el
ganado vacuno. En aquella época, esta tenía una amplia difusión y causaba periódicamente brotes epidémicos de alta
tasa de mortalidad. El 14 de mayo de 1796, Jenner inoculo el material de estas lesiones al niño de 8 años James
Phipps, y dos meses más tarde se auto inoculó el mismo, quedando ambos protegidos frente a la enfermedad. Del
nombre de la enfermedad inoculada deriva el término vacunación.
Seria a partir de 1870, gracias al trabajo de Louis Pasteur, Robert Koch y otros destacados científicos, que se logró la
identificación de los agentes infecciosos y la comprensión de sus mecanismos de acción. Los nuevos conceptos de
patogénesis de las enfermedades, y en especial la demostración de Pasteur de que la inmunidad adquirida contra la
toxina del cólera podría ser inducida inmunizando con cepas de los patógenos, dieron gran impulso al avance de la
inmunología.
En 1888, Emile Roux y Alexander Yersin demostraron que una toxina soluble podía ser aislada a partir de cultivos de
microorganismos de difteria, y que esta toxina por si sola producía en animales los mismos síntomas que la
enfermedad. Dos años después, Von Behring y Kitasato observaron que animales inmunizados con toxinas del tétano
y de la difteria producían en su sangre algo capaz de neutralizar y destruir la toxina, previniendo la enfermedad. La
sustancia capaz de combatir a la toxina fue llamada antikörper (anticuerpo), y el material responsable de generar estos
anticuerpos, antígeno.
Cuando un microorganismo ajeno ingresa a nuestro cuerpo los mecanismos defensivos comienzan a trabajar.
El conjunto de estructuras biológicas, como células, tejidos y órganos, que posibilitan la defensa específica frente a los
agentes patógenos forman parte del sistema inmune, y el conjunto de mecanismos que permiten dicha defensa
constituyen la inmunidad.
Existen dos tipos básicos de inmunidad; Inmunidad innata: primera línea de defensa frente a agentes infecciosos; la
mayoría de los agentes patógenos pueden controlarse antes de que se produzca una infección declarada.
Inmunidad adaptativa: entra en acción cuando falla la inmunidad innata. Elabora una respuesta específica para cada
agente infeccioso y guarda memoria de él (puede impedir la reinfección).
Ambos tipos de inmunidad presentan diferencias en cuanto a su grado de especificidad y al origen de sus receptores;
sin embargo, están estrechamente ligadas en su acción.
El cuerpo humano tiene tres líneas de defensa contra los ataques de los microorganismos, que corresponden a:
- Primera línea: corresponde a barreras externas que impiden el ingreso al cuerpo de los microorganismos. Dentro de
la primera línea de defensa se incluyen todas las células, tejidos y órganos que forman una barrera física o mecánica
que impiden el ingreso de los organismos patógenos, tales como la piel y las mucosas.
Los epitelios que forman la piel y los tejidos mucosos, tales como, aquellos que revisten el tubo digestivo y las vías
respiratorios son ejemplos de estas barreras físicas que impiden o dificultan el ingreso de los microorganismos al
cuerpo, dado que, la piel cuenta con una capa difícil de atravesar y además cuenta con moléculas bactericidas como
lisozimas y defensivas, sumado al pH ácido del sudor y el sebo. Además, su permanente renovación permite la
eliminación de aquellos microorganismos que se encuentren en su superficie.
Por otro lado, las mucosas revisten las cavidades del cuerpo que comunican el exterior con mucus, que lubrica y
atrapa microbios, y muchas veces producen su muerte, en forma directa o indirecta, pues, muchas de estas
secreciones contienen la enzima lisozima, que destruye la pared celular de las bacterias, ocasionando su muerte.
- Segunda línea: corresponde a defensas internas no específicas que combaten a los microorganismos invasores,
como la fagocitosis, la inflamación y la fiebre. Está a cargo de células fagocíticas y de proteínas plasmáticas que
participan en la respuesta inflamatoria una vez que los microorganismos patógenos han penetrado e invadido un tejido.
Dentro de las células con capacidad fagocítica se encuentran los macrófagos, los neutrofillos y las células NK. Los
macrófagos corresponden a los leucocitos o glóbulos blancos derivados de los monocitos. Cuando los monocitos
abandonan la sangre y pasan a ciertos tejidos, completan su diferenciación y originan a los macrófagos, que pueden
encontrarse en diferentes lugares como el sistema nervioso central, el epitelio alveolar e intestinal, el hígado, los
huesos, entre otros. Los neutrófilos son un tipo de glóbulos blancos que fagocitan restos de células muertas y
contienen enzimas y sustancias antibacterianas, mientras que la células NK corresponden a una variante de linfocitos,
que pueden fagocitar células infectadas por virus y células tumorales, entre otras.
Las proteínas plasmáticas, que son específicas, se denominan citoquinas, interleuquinas o linfoquinas, y participan
en la inducción de la respuesta inflamatoria y en la regulación de la producción de glóbulos blancos.
Cuando las proteínas se activan, complementan y potencian ciertas reacciones inmunes, alérgicas e inflamatorias, que
contribuyen a la defensa del organismo La activación del complemento puede ocurrir a través de una respuesta
inmunitaria o, de forma más directa, por microorganismos invasores. Cuando ocurre la activación del complemento, se
forman grandes complejos proteicos, denominados complejos de ataque de membrana, que producen perforaciones
en la membrana del microorganismo y pueden llegar a destruirlo.
- Tercera línea: esta barrera se desarrolla cuando el sistema inmune dirige su ataque específico, una respuesta
inmunitaria contra lo que identifica como extraño. La tercera línea defensiva es responsabilidad del sistema inmune,
que genera una respuesta específica para cada organismo patógeno. Sus funciones son detectar y eliminar estos
agentes o las células alteradas y prevenir una nueva infección por parte del mismo microorganismo, ya que tiene
memoria. Lo anterior, constituye la inmunidad adaptativa o adquirida.
Las principales características que presenta la inmunidad adquirida son su especificidad, es decir, su capacidad de
distinguir los diferentes agentes patógenos, y la capacidad de responder repetidas veces a un mismo microbio.
El sistema inmune está compuesto por células capaces de reconocer microorganismos denominadas linfocitos T y B, y
células accesorias que participan en la inducción, regulación y fase efectora de la respuesta inmune.
Los linfocitos B producen anticuerpos, que son proteínas que reconocen al agente extraño, lo inactivan y facilitan su
destrucción, como resultado del reconocimiento de un antígeno denominado. Por otro lado, los linfocitos T, al
reconocer un antígeno presentado por una célula accesoria, secretan citoquinas que estimulan proliferación y
especialización de otros linfocitos, incluidos los macrófagos, además de la respuesta inflamatoria.
SISTEMA INMUNOLOGICO
Actividad :
Las siguientes afirmaciones intentan registrar si lograste una lectura comprensiva del texto acerca de los
comienzos de la inmunología. Márcalas si crees que son correctas. Procura hacerlo sin releer el texto.
a) _____ Inmunización preventiva es una reacción normal frente a los antígenos de enfermedades
b) _____ El contacto con un antígeno estimula la formación de anticuerpos
c) _____ Un antígeno puede ser una partícula de polvo
d) _____ La respuesta inmune ocurre mediante anticuerpos y no en base a los glóbulos blancos
e) _____ Los anticuerpos son células especializadas en la defensa del organismo
f) _____ Todos los anticuerpos poseen funciones relativas a la defensa inmune
g) _____ La inmunología es una ciencia que ha requerido el trabajo complementario de muchos científicos