Está en la página 1de 27

1

Introducción

La Guerra de Troya es una leyenda de la cual miles de personas han sido testigos de ella

por diversos medios orales y escritos. Entre sus más sobresalientes obras se encuentra la Ilíada

cuya autoría se le atribuye a Homero, un aedo de Grecia ciego del siglo VIII A.C. que se cree que

la transmitió oralmente.

A muchas personas les encanta este tipo de obras y las ven cómo una gran fantasía escrita,

como un libro de historias inventadas para resaltar la grandeza de Grecia en mejores sus tiempos.

No obstante, para muchos es más que eso. Investigadores como Jean Baptiste Lechevalier,

Maclaren, von Eckenbrecher, Frank Calvert entre otros ubicaban a Troya en lugares diferentes

zonas queriendo dar a entender que la Troya y su Guerra narrada por Homero sí ocurrió en un

momento de la historia.

Es en este contexto en donde este trabajo toma lugar para demostrar que la ciudad de

Troya de La Ilíada, realmente nunca apareció. Eso porque es una idea que me ha intrigado desde

que supe sobre estas investigaciones y sobre las posible diferencias que debe existir entre ambas.

Además, me parece emocionante indagar sobre una imagen distinta a la que nos presenta

investigadores como Schliemann que ha sido como el más vendido y al que se le ha atribuido el

descubrimiento de Troya.

Para dicha investigación el trabajo va a tomar sus bases en actores como Gustav Gamer,

Pedro Gargantilla, Manuel Bendala Galán e Ismail Kadaré, quienes han publicado artículos sobre

estos temas y con distintos puntos de vista sobre la búsqueda de Troya.

Glosario de palabras:

Balli Dag: Colina que se encuentra al este del pueblo de Pinarbasi.


Pinarbasi: Zona poblada que se encuentra dentro de la provincia de Kastamonu en el área del mar negro
en Turquía.
Hisarlik: Colina a la cual se le atribuye la ubicación de Troya. Zona localizada dentro Turquía.
Tróade: Antiguo sitio histórico de la zona de las costas de Misia. Se localiza al noroeste de Asia Menor.
Megarón: Un salón grande que se encontraba en los palacios de la población micénica.
2

1. Breve contexto histórico

Antes de empezar vamos a recapitular una breve reseña de lo que data el Mito de Troya

narrado por Homero. Este nos cuenta de un joven troyano llamado Paris que conoce a una bella

princesa de Grecia llamada Helena a través de una visión que le otorga la diosa Afrodita. Con el

tiempo se llegan a conocer y es ahí donde Paris huye con ella a Troya a pesar que ella ya estaba

casada con Menelao. Menelao se enfurece y él junto con su hermano Agamenón, Ulises, Aquiles,

Patroclo, entre otros, van a emprender una guerra en la ciudad de Troya durante 10 años donde

ocurrieron altas y bajas en ambos ejércitos, resultando al final victoriosos los griegos.

Esta era solo lo único que se conocía de Troya hasta que, en el año 1775, el francés Jean

Baptiste Lechevalier ubicó a Troya en la colina Balli Dag, sobre Pinarbasi. Es a partir de aquí

donde toda la historia de descubrimiento de Troya da inicio. Actualmente ubican a Troya en la

colina de Hisarlik, en Turquía y colocan la guerra de Troya en el siglo XIII A.C. entre los años

1275 y 1260. Sin embargo, muchas personas dudan los resultados de estas investigaciones ya que

no datan de resultados muy confidentes.

Para tener una visión más amplia de lo que fue este proceso de descubrimiento, se va a

recopilar los avances investigativos que realizaron de Troya entre los años 1775 al 2004 periodo

en donde fue popular y donde se le dio un gran apogeo a este tema. Después se mostraran los

distintos periodos históricos de Troya de acuerdo a la distención de fechas que crearon durante

las excavaciones. Finalmente se tomarán opiniones contrarias y a favor del descubrimiento de

Troya para poder formular una síntesis y observar si nuestro postulado se cumple o no.
3

2. En busca de Troya (investigaciones, fechas y personajes)

Jean Baptiste Lechevalier:

Poco hay escrito de este arqueólogo pero lo suficiente para constatar que él fue unos de

los primeros investigadores antes de Schliemann (que se hablara de él más adelante). Gamer

relata que Lechevalier empieza en 1775 “la época moderna de la investigación arqueológica en la

Troáde” y que “localizó Troya en la colina llamada Balli Dag, sobre Pinarbasi” (1992, p. 201). Se

data que esta investigación se tomó como verídica durante los siguientes cien años (Imagen 1).

Maclaren y von Eckenbrecher:

Inglés y alemán respectivamente. Ellos continuaron el trabajo de Lechevalier de forma

separada pero en el mismo lugar llamado Nueva Ilión. “Maclaren exploró en 1847 las

características topográficas de Hisarlik, publicando en 1863 The Plain of Troy Described, donde

confirmaba la identificación entre Hisarlik y Troya” (Gamer, 1992, p.202). De esta forma ellos

continúan las investigaciones sobre Troya y luego los precede un inglés que vivía en la Troáde

llamado Frank Calvert.

Frank Calvert:

Era un genio en lo que realizaba desde pequeño. A los 11 años “Calvert había entregado a

Thomas Spratt, cartógrafo de la marina británica, útiles indicaciones de carácter arqueológico y

topográfico” (Gamer, 1992, p.202) y además a los 21 años “era considerado como un guía y

experto y buen amigo” (Gamer, 1992, p.202) de los que pasaban en la Troáde. Era una persona

que era firme en lo que hacía y sin mayores dificultades. Él decía que Troya no estaba en Balli

Dag. Hizo varias investigaciones topográficas en la Troáde y formó una teoría “a partir de los

hallazgos fortuitos y de las excavaciones” (Gamer, 1992, p.202). La hipótesis probaba que Troya
4

realmente estaba ubicada en Hisarlik. Así es como Calvert emprende su búsqueda de Troya en

1865.

Heinrich Schliemann:

Después de Calvert surgió Schliemann quién tal vez sea el más popular y la persona que

más mérito se le da en la historia respecto al descubrimiento de Troya. Es en 1868 cuando este

aficionado millonario prusiano comienza su búsqueda en la Troáde y luego más adelante con la

ayuda de su colaborador el arquitecto Wilhelm Dörpfeld. Era “un arqueólogo escrupuloso y

metódico” (Gargantilla, 2017 p. 75) que destruyo muchas antigüedades y reliquias para adelantar

el proceso de descubrimiento. “De lo que no hay duda es que fue capaz de fijar el punto exacto

del yacimiento, demostrar que los relatos homéricos tenían una parte de verdad y que la guerra de

Troya existió” (Gargantilla, 2017 p. 75). Por otra parte, descubrió varios tesoros de los cuales no

se sabe cómo los hizo para sacarlos de Turquía. Schliemann se esforzó por demostrar que en la

época de Troya II, que ahorita más adelante vamos a conocer, se encontraba la ciudad de Troya

narrada por Homero, ya que había ubicado el “legendario y famoso tesoro de Príamo” (Gamer,

1992, p.211), sin enterarse que estaba unos mil años lejos del período en donde ubican la posible

Guerra de Troya Homérica. Las excavaciones pasaron a manos de su ayudante Dörpfeld, quién

continúo sus labores con mucha dedicación y esmero hasta el año 1894.
5

Carl Blegen:

Después de treinta y ocho años de no realizar excavaciones en Hirsalik, un

estadounidense profesor en la universidad de Cincinnati en el año 1932 vuelve “a excavar y a

perfilar excavar y a perfilar mejor la evolución arqueológica del asentamiento, y propuso la

identificación de la Troya homérica en la fase VIIa, que habría sido destruida hacia 1240 a.C.”

(Galán, 2004, p.9). Este tema envuelve una historia que ya no busca identificar Troya porque

según especialistas de la época ya se da por hecho que es la verdadera ubicación de Troya. Sin

embargo lo que se quiere saber es “la historicidad del relato homérico, su origen, la transmisión,

si la hubo desde los tiempos antiguos al que el poeta remitía (…) y los tiempos mismos en que

vivió Homero” (Galán, 2004, p.9).

Manfred Korfmann:

Muchos investigadores de la época se daban por vencidos de encontrar alguna vez una

“Troya Homérica” y ponían en tela de duda que realmente existiera, por lo cual tomaban las

narraciones de homero como meras invenciones del aedo. Es en este contexto en donde entra

Manfred Korfmann, un arqueólogo alemán, con su “Proyecto Troya” (Galán, 2004, p.9). Joachim

Latacz un filólogo Alemán que estuvo en las excavaciones de Korfmann hace un libro sobre “la

nueva etapa de investigaciones en torno a Troya” (Galán, 2004, p.9). Es en este libro en donde

Latacz va relatando sobre las excavaciones, los hallazgos de Korfmann y su relación con la Troya

de Homero.

Así, en 1995 Korfmann recupera “un sello de bronce con escritura jeroglífica incisa en

sus dos caras de lengua luvita, variante lingüística hablada en el imperio hitita” (Galán, 2004,
6

p.10) perteneciente a una mujer de alta clase de Troya VIIb2. Y Latacz ensalza este

descubrimiento al comentar:

la importancia del hallazgo” (…) “que ratifica la vinculación de Troya al ámbito hitita sugerida

por la arqueología y la urbanística y” (…) “le dan pie a sostener la tesis de una Troya inserta en

las redes de relaciones políticas y económicas de ámbito internacional presididas por el poder

hitita en Asia Anterior (Galán, 2004, p.10).

Por lo que se denota la existencia de un importante centro de intercambio comercial. La

similitud entre el reino hitita y Troya daba a entender la confusión arqueológica que había

existido hasta la fecha. Y por lo tanto, realizan una comparación entre Ilios y Wilusa “citado en

los textos hititas” (Galán, 2004, p.10). Su nombre original según ellos era Wilios y con el tiempo

esa palabra iba a perder la w convirtiéndolo en Ilios. Y de la misma forma pasaría con diferentes

con palabras como achaioi (aqueos), danaioi (dánaos) y argeioi (argivos). Esto daría a conocer

“una contemplación de los griegos micénicos por los hititas en el marco de una geografía política

que se compadecería bien con la contenida en la Ilíada, en la que Troya quedaría incluida como

un Estado de importancia relativa” (Galán, 2004, p.10). Aunado a esto en escritos egipcios de la

época micénica aparecen:

… como situados al norte de Egipto los países de Kafta y Danaja. El de Kafta correspondería a

cretenses y filisteos; el de Danaja al Peloponeso, según se deduce de la relación de ciudades que le

eran propias, como Mukana (Micenas), Tegwais (Tebas), Misane (Mesene), Nuplija (Nauplión) y

otras (Galán, 2004, p.10).

Y de esa manera Latacz está totalmente seguro de que la Troya Homérica realmente sí

podría existir y que las demás personas simplemente estaban queriendo dar una respuesta fácil a

algo que no entendían. Lo único era que todo lo conducía a la época micénica por lo cual ubicaba
7

a la Troya de Homero en este periodo de la historia. Finalmente Latacz concluye que los poemas

homéricos deben ser vistos “como una posible fuente histórica” (Galán, 2004, p.10).

3. Fases de la historia de Troya

Se ha comprobado que ya para “el siglo V d.C. la vida se extinguió totalmente en la colina

de Hisarlik” (Gamer, 1992, p. 213) y que empezó a partir del IV milenio a.C. Esto divide a la

historia de la Troya encontrada en Hisarlik en Diez etapas históricas sin contar a una anterior a

Troya I (conocida como Troya 0). Esta separación la hicieron de acuerdo a estudios realizados a

los materiales encontrados con pruebas de c14. Dicha división es la siguiente:

Troya 0 (antes de Troya I):

Data lugar en el IV milenio a.C. y es conocido como “trinchera de Schliemann” (Gamer,

1992, p.213).

Troya I (imagen 4)

Se ubica entre los años 3000 y el 2500 a.C. a inicios de la Edad de Bronce. En esta fase

Gamer nos hace saber que:

En los aproximadamente 4 m de grosor que tienen los estratos de este nivel, se

diferenciaron diez fases constructivas. Los muros exteriores, de mampostería en piedra,

fueron reforzados diversas veces. La zona de las puertas también se reforzó con bastiones

cuadrangulares (Gamer, 1992, p.213).

Por lo que se ve el paso de un gran número de generaciones durante ese tiempo,

mantención de las construcciones y refuerzos de las mismas lo que nos puede decir que

estuvieron ahí durante un largo tiempo. También en una trinchera que se le atribuye a Schliemann
8

se ha descubierto “restos de distintas casas alargadas alineadas unas junto a otras” y “en este

conjunto de casas se encontraba el famoso megarón” (Gamer, 1992, p.213).

Troya II (Imagen 5):

Esta fase va desde el 2500 y el 2300/2200 a.C. Se da la presencia un importante príncipe o

rey. Además cabe resaltar que:

Este asentamiento tenía una extensión de unos 9.000 m cuadrados. La muralla defensiva

tenía ahora unos 330 m de largo y fue construida con una base de piedra y adobe en su

parte superior. Se han diferenciado ocho fases constructivas (Gamer, 1992, p.213).

Entre estas faces sobresale la II Y IIg. Schliemann creyó que la Troya II era la homérica

porque esta desapareció debido a un incendio que la condujo a su fin. En esta etapa también se

puede observar “Dos grandes estructuras con puertas” que “se abren en el muro exterior, estando

dotada la puerta que se halla al suroeste con una impresionante rampa” (Gamer, 1992, p.213). Y

dentro de ella también casas alargadas y el megarón. Alrededor de este en una época posterior

estaba “un grupo de edificios que se utilizaron como barrio residencial” (Gamer, 1992, p.213) y

donde Schliemann encontró el famoso Tesoro de Príamo se cree que fue un palacio. Además

pasan de usar el cobre al bronce y de la cerámica a mano a hacerla con torno.

Troya III-V:

Se ubica entre el 2300/2200 y el 1800/1700 a.C. Schliemann descubrió este lugar en su

primera excavación. Gamer nos cuenta que “Blegen dividió Troya III en cuatro subfases, Troya

IV en cinco y Troya V de nuevo en cuatro” (1992, p.214). Tenía una extensión de 18000 m

cuadrados. Se ha encontrado la muralla de Troya III y Troya V, de las cuales la de Troya V fue

destruida por un incendio.


9

Troya VI (imagen 6):

La época de Troya VI data del 1800/1700 a.C. al 1250 a.C. entre la edad de Bronce media

y tardía. Tuvo una superficie de 20000 m cuadrados. Esta época fue asociada con la Troya de

homero en los tiempos de Dörpfeld (Schliemann poco antes de morir se dio cuenta que Troya II

no era la verdadera homérica). Por otra parte, se diferencian ocho fases constructivas diferentes.

Los restos de esta fase “han sido encontrados en la zona sur colindante con Hisarlik, entre la

muralla de Troya II y la de Troya VI” (Gamer, 1992, p. 214). Estos fueron de las últimas labores

que Dörpfeld realizó en Hisarlik antes de abandonar el lugar. La muralla de Troya VI fue

reconstruida con una altura de cuatro metros y un grosor de 4 a 5 metros. Igual que las demás

fases hay casas de tipo megarón y aparecen de dos pisos. La mayoría de las casas se encuentran

en el sur.

Los palacios de esta fase se cree que estaban en el centro de la ciudad y que fueron

demolidos para construir el Templo a Atenea en el siglo III a.C. Además aparecen características

micénicas en su cultura y comercio. Por otra parte se encuentran huesos de caballo, cerámica de

elaboración reciente, cerámica micénica y una necrópolis (tipo de cementerio). Se cree que esta

fase llegó a su fin por un grande terremoto.

Troya VII (imagen 7):

Este lugar se desarrolló entre el 1250 y el 1180 a.C. La construcción de esta esta ciudad

dio inicio inmediatamente después de la destrucción de la Troya VI. Posee dentro de sí “un

pequeño y compacto complejo de casas alineadas juntas que se adosan contra la cara interior de
10

la muralla. La población se aglomera en el interior, buscando refugio.” (Gamer, 1992, p. 215).

Por lo que se denota una época insegura. Troya VIIa duro 70 años y fue eliminada por el fuego.

Quisieron reconocer aquí a la Troya de Homero, sin embargo había otras opiniones al respecto

sobre los posibles enfrentamientos con los Pueblos del Mar. Se reutilizó la muralla de defensa. En

la fase Troya VIIb2 “aparece una cerámica globular hecha a mano de la que existen paralelos en

el sureste de Europa” (Gamer, 1992, p. 215). Troya VIIb2 termina desapareciendo debido a un

gran incendio que se le otorga una imagen de conquista.

Troya XIII:

Se extiende del 800 al 85 a.C. Se creía que Hisarlik estaba “abandonada durante unos 300

o 400 años y que entre sus grandiosas ruinas había transcurrido tal vez, la epopeya homérica, e

incluso que el mismo Homero, al llegar de Esmirna, habría visto las murallas destruidas de la

ciudad” (Gamer, 1992, p. 215) esto fue un aporte de Schliemann que lo dijo sin ninguna prueba.

Bayne demostró presencia de griegos en los años intermedios del siglo X a.C. Se le atribuye a los

griegos eolios la destrucción de Troya VIIb2 por un intento de colonización. Es en esta parte

donde pintan imágenes del escenario de la Troya Homérica. Ha sido costoso encontrar

construcciones de la Ilión griega ya que lo hallado eran casas sencillas de tierra unida a piedras de

mampostería.

Troya IX (imagen 8):

Su extensión de tiempo data de los 85 a.C. al siglo V d.C. “En el año 85 a. C. fue

destruida la ciudad griega de Ilion por los romanos, siendo posteriormente reconstruida” (Gamer,

1992, p. 216) por lo que podemos ver la presencia de romanos en Hisarlik. El emperador Augusto
11

construyó un nuevo templo de Atenea. La ciudad baja estuvo rodeada por una muralla de 3,5 km

de largo antes de que cayeran y fuera junto con la ciudad destruida.

Troya X:

Corresponde al periodo bizantino.

4. Otros puntos de vistas de los investigadores de Troya y sus hallazgos:

En los puntos anteriores se dio a conocer una imagen en donde se muestra parte de lo

mayormente se conoce sobre la búsqueda de Troya. Sin embargo, otras personas han planteado

otras propuestas sobre el tema y encaran secciones de las cuales uno puede ignorar por falta de

conocimiento o malicia. Es por eso que la siguiente sección del trabajo abordará estos puntos

para tener una idea más rica sobre la historia de Troya.

A) Schliemann, otra cara de la moneda

Este quizás es el personaje que más crediticio ha tomado del descubrimiento de Troya y de

hecho si se busca en internet sobre quién descubrió Troya va a parecer su nombre como resultado

de la búsqueda. Esto a pesar de que, como se vio anteriormente ya había otras personas que

estaban realizando trabajos en otros lugares y en Hisarlik para encontrar la Troya Homérica.

Schliemann emprende un viaje en 1868 hacia Italia “y luego a Ítaca, al Peloponeso y finalmente a

la Tróade, donde no llegó a permanecer ni tan solo ocho días” (Gamer, 1992, p. 203). Gamer

comenta que Schliemann “escribiría que él, "como turista normal", debía contentarse con un

"vistazo superficial" ya que le faltaban los conocimientos necesarios "para un análisis científico””

(Gamer, 1992, p. 203). Además, encara que “Schliemann, hasta ese momento, había tenido poco

contacto con la literatura pertinente y que todavía no estaba inmerso en la controversia sobre
12

donde había estado situada Troya” (Gamer, 1992, p. 203). Lo que muestra la imagen de una

persona aficionada que no sabía lo que hacía ya que se describe como un turista normal.

Schliemann pierde el barco para Estambul por lo que permaneció un tiempo más en esta zona,

así que decide realizar una visita a Frank Calvert en Çanakkale. Era un encuentro repentino sin

ninguna previa planeación. Esta conversación con Calvert fue como una iluminación para

Schliemann ya que:

… recibió la información referente a la identificación de Troya en Hisarlik durante este

último día de su estancia en la Tróade (…) Schliemann obtuvo ese día bastante información

aprovechable de Calvert, y demuestra su instinto y su gran capacidad de asimilación el

hecho de que se percatase enseguida de la importancia y el valor de los datos aportados por

Calvert, decidiéndose a utilizarlos en su propio provecho. (Gamer, 1992, p. 203).

Aquí podemos observar la imagen de un Schliemann oportunista que valiéndose de su

situación va a tomar ideas de Calvert y las va a hacer suyas para hacerse famoso e importante en

el mundo de la arqueología sin tan siquiera haber ejercido la profesión misma anteriormente. Así

también nos cuenta Calvert citado por Gamer lo siguiente sobre el pequeño encuentro que tuvo

con Schliemann en su casa: "Cuando encontré al doctor (Schliemann) por primera vez, el tema de

Hisarlik era para él totalmente nuevo " (1992, p. 203). Así mismo Schliemann cambia los

acontecimientos vividos en su viaje y las fechas en sus escritos para “diferir hasta en cuatro días

con relación a las auténticas” (Gamer, 1992, p. 203). Esto realmente baja mucho la imagen de lo

que pensaba sobre quién era Schliemann y de su “descubrimiento de Troya”. Hubo muchos

conflictos entre Schliemann y Calvert respecto a que se decía que Schliemann había continuado

las excavaciones de Calvert y Schliemann lo negaba diciendo que las excavaciones de Calvert

eran pequeñas comparadas a las de él. Al morir Frank Calvert la Sociedad Antropológica de
13

Berlín lo reconoce como la primera persona que reconoce a Hisarlik como Troya. Sin embargo,

hoy Heinrich Schliemann es tomado como la persona que encontró Troya.

B) Hertel y Kolb su replanteamiento sobre Korfmann:

Korfmann parecía no equivocarse sobre los datos y las teorías propuestas por él y escritas

por su amigo filólogo Latacz. Sin embargo, es en este contexto donde aparece Dieter Hertel quien

escribe un libro tratando de contrastar lo escrito por Latacz. Galán nos cuenta que el libro de

Hertel tiene: “gran limpieza expositiva, sintético y riguroso, centrado especialmente en la

descripción arqueológica de las ruinas de Troya y en su estricta valoración histórica” (2004,

p.11). Hertel lo que desea es releer lo encontrado por Schliemann y Dörpfeld y contrastar lo

afirmado por Korfmann.

Así mismo en este momento se encontraba el historiador y profesor de la Universidad de

Tubinga Frank Kolb criticando muy fuerte a Korfmann y a Latacz. Kolb “Partía de la presunta

inconsistencia de la imagen aportada por la interpretación de las excavaciones de Korfmann de

una Troya de notable envergadura ciudadana, con su poderosa acrópolis y una amplia, poblada y

bien organizada ciudad baja, fuertemente cercada, además” (Galán, 2004, p.11). Según él lo que

había encontrado Korfmann fue más bien un sitio de tercera clase “aupado a la categoría de gran

ciudad en un gesto de pura ficción” (Galán, 2004, p.11). Además mencionaba que las

comparaciones de Troya con Wilusa era una comparación acientífica y que la comparación de

lugares o nombres de Troya con lo escrito en el sello luvita que encontraron era una pura
14

invención sin un soporte válido. Kolb mancha a Korfmann como un “puro divulgador de

fantasías, un <<Daniken>> de la arqueología troyana” (Galán, 2004, p.11). Después de esto se

creó un conflicto entre ambas partes por lo cual se optó por organizar un simposio para darle fin a

la polémica alrededor de Troya. Este simposio se llevó a cabo “los días 15 y 16 de febrero de

2002, bajo el titulo Die Bedeutung Troias in der säditen Bronzezeit (La importancia de Troya en

el Bronce Final)” (Galán, 2004, p.11). Korfmann ampara su posición de que Troya VI-VII tenía

una notable característica urbana y por sus estados podría ser el lugar de enfrentamiento

presentado en la Ilíada. Por su parte Kolb con su argumento menciona que:

… los indicios seguros conocidos acerca de Troya VI-VII no permiten sino sospechar que era un

centro menor, ajeno a una actividad comercial importante según los materiales arqueológicos

recuperados, incapaz de promover, con una poblaci6n en torno a mil habitantes, una producci6n

especializada ni actividad comercial de altura basada en ella; sería lo contrario de un centro

portuario, industrial y comercial… (Galán, 2004, p.11).

De esta manera al contemplar estas dos exposiciones se llega a la conclusión en el simposio

de identificar a Troya con Wilusa de los textos hititas y la existencia de la ciudad baja aunque aún

faltaba detalles sobre su “urbanística y determinar su importancia” (Galán, 2004, p.12).

Hetel menciona que sobre la veracidad de los poemas homéricos que la Ilíada procede de la

época de argumentación de homero siglo XIII a.C. Por lo que:

En cualquier caso, si hubiera un núcleo histórico anterior, sería muy pequeño y correspondiente,

además, no a la época propiamente micénica, sino a las incursiones de los primeros colonizadores

griegos en la región de la Troáde hacia fines del segundo milenio, en el marco de la llamada

<<colonización eolia>> (Galán, 2004, p.12).


15

A esto agrega que no existe razón para decir que Troya VI, VIIb1 y VIIb2 fueron invadidas

y su fin podría ser simplemente debido a un desastre natural o un accidente con fuego. Además

agrega que Troya VIIa pudo ser conquistada pero no por griegos micénicos, sino por pueblos

balcánicos.

Aquí es donde se entra en la situación de que si bien para Latacz, Homero fue un griego

micénico que recibió la historia de la Guerra de Troya como testimonio y la contó como una

verdad que pasó en un momento de la historia, para Hetel la Ilíada es simplemente una invención

de Homero.

Galán al final tiene como opinión que la búsqueda de Troya siempre va a costar que sea

solida al basar la búsqueda del lugar en un libro de poemas de un Aedo de la Grecia micénica. Y

agrega: “Una cosa es la recreación y otra la pura invención” (Galán, 2004, p.12). Por lo que

siempre por más esfuerzo que los investigadores realicen y los grandes gastos en investigación y

exploración van a quedar decepcionados según Galán.

C) Troya: la realidad vs literatura

Ismail Kadaré, un escritor de Albania, menciona a Troya en una fiesta internacional de la

literatura realizada en Barcelona en el año 2004. Y realiza en esta actividad un ensayo con el

título de “La cólera de Aquiles”. En este escrito nos habla que en la época de Homero no había

aparecido la escritura, por lo que todo se transmitía a vía oral. Esto podría haber provocado

cambios en la historia de la Guerra de Troya. Aunado a esto dice Kadaré: “Con la ausencia de la

escritura se vincula en cierto modo otra ausencia: la del testimonio. Ninguna de las partes

contendientes dio testimonio de la guerra de Troya” (2004, p.3). Y comenta que si tomamos a

Homero como testigo es algo que no se ha podía probar y que por lo tanto todo el mundo va a
16

rechazar. Por la falta de testigos de la época de la Guerra de Troya Homérica, daría a pensar que

realmente nunca pasó. “La ausencia de testimonio tal vez sea una de las claves que expliquen las

sorprendentes relaciones de dicha guerra con la poesía” (Kadaré, 2004, p.3). Y Kadaré recalca

que las personas que dicen que aseguran que sí existió Troya y las que reafirman que no son

seres que ninguna falta a literatura de la Ilíada ya que “la guerra misma, no tiene necesidad de

ellos” (…) “Con los poemas homéricos son innecesarias tanto la frialdad escéptica de los

negadores de Troya como el regocijo ingenuo de sus defensores” (Kadaré, 2004, p.4). Y marca de

sacrilegio hacia Homero al ponerle un significado más importante a las excavaciones y estudios

de la búsqueda de Troya que a la misma historia de la Ilíada. Y ha situado a todos los

investigadores de Troya Homérica como invasores y violadores de la poesía antigua.

Por otra parte agrega que si obtuviéramos el sitio del lugar de Troya destruida “…

perderíamos su espíritu. Expresado de otro modo, entregaríamos ese espíritu a cambio de una

momia” (Kadaré, 2004, p.5). De esta manera Kadaré expresa que la búsqueda de Troya expresa

repugnancia hacia Homero. No obstante expresa más adelante que la curiosidad siempre existe

inclusive en él:

… sentimos curiosidad por conocer el perímetro de Troya, pero no por causa de la topografía sino

porque se nos proporciona así una oportunidad de darle vueltas a cómo pudo ser en realidad y cómo

fue recreado por la poesía el duelo más famoso de la literatura antigua, el que enfrenta a Aquiles y

Héctor (Kadaré, 2004, p.6).

De esta manera vemos que Kadaré tiene una sobrevaloración respecto a la parte literaria,

por encima de las búsquedas que han realizado los buscadores de Troya Homérica. Sin embargo

tampoco rechaza la posibilidad de su pasada existencia. Asimismo recalca la falta que hace un
17

tercer escrito entre la Ilíada y la Odisea, que tal vez no se haya encontrado o que no exista, ya que

hay muchos huecos en medio de ellas.

Por otra parte Kadaré da a entender lo siguiente respecto a las creencias sobre la existencia

o las negaciones de la posible existencia de la Troya Homérica:

Quienes niegan Troya dan a entender que, junto con su negación, queda resuelto un problema. En

cuanto a cuál es ese problema que se resuelve, estoy seguro de que no están en condiciones de

decirlo. La otra parte, la contraria, la que defiende la existencia de Troya, por supuesto proclama

triunfalmente que el problema queda solucionado. En cuanto a cuál es el problema que se soluciona,

estoy seguro de que tampoco ellos lo saben (Kadaré, 2004, p.3).

Esto nos da a entender que Kadaré no se queda inmerso hacia un solo punto de vista de

literatura rígido negando la posible existencia de un periodo histórico de la Guerra de Troya

Homérica, sino que muestra una actitud flexible y mente abierta hacia una futura posibilidad de

probar o negar la existencia de una guerra pasada narrada por un aedo del siglo XIII a.C. Y

concluimos con esta sección citando las últimas palabras de su ensayo que dicen lo siguiente:

Hace siglos que hemos caído en ese foso, en ese mal sueño, no somos capaces de salir de

él. Esta es al parecer la razón de que el código de la guerra de Troya, versión de Homero, su

hondo mensaje, aún continúe siendo ajeno y distante para nosotros como un fantasma cuyas

señales, por mucho que nos esforzamos, no somos capaces de entender (Kadaré, 2004, p.10).

Es así como Kadaré muestra su disgusto con respecto a la necedad de las personas por

querer entender cosas que tal vez jamás va a entender y de la estupidez del hombre de generar

guerras para crear historia.

5) Síntesis de la información obtenida


18

Tras haber leído toda esta información en contra y a favor conseguimos tomar ciertos

puntos que son de relevante importancia. Entre ellos se abarcaran los siguientes:

El verdadero descubridor de Troya

Podemos tomar a Heinrich Schliemann como una importante pieza para la búsqueda de

Troya y su continuidad en un futuro. Gracias a su gran inversión económica el progreso de la

búsqueda en Hisarlik se visualiza un avance y un encuentro con distintos objetos y ciudades de

diferentes periodos de la historia de Troya.

No obstante eso no significa que fuera una buena persona. Como lo vimos anteriormente

este señor se robó la reputación de Frank Calvert al decir que él fue el primero que investigo la

posición de Troya en Hisarlik. Por lo tanto vemos una actitud oportunista e ignorante en este

millonario prusiano ante sus primeros pasos de la búsqueda de Troya en Hisarlik. Y es por este

motivo que la historia nos dice que el que se lleva el verdadero mérito de la ubicación de Troya

en Hisarlik realmente es el especialista en arqueología Frank Calvert y no Schliemann ya que

Calvert llegó “tres años antes de Schliemann llegara por primera vez a la Tróade” (Gamer, 1992,

p.203).

Por otra parte hay que tomar en cuenta que Schliemann no fue la primera persona en pensar

e investigar sobre la posibilidad de que Troya existiera ya que su búsqueda viene desde casi cien

años atrás con Jean Baptiste Lechevalier quién inicio “la época moderna de la investigación

arqueológica en la Tróade” (Gamer, 1992, p.201) en el año 1775. Por lo que vemos que

Schliemann solo fue uno más de muchos y que no fue ni el primero, ni el mejor, ni el último en

investigar sobre Troya.

Sobre los distintos periodos de Troya


19

En esta parte se puede observar la división de antigüedad que se realizó en la colina de

Hisarlik según las ciudades y objetos que se encontraron en las búsquedas de Troya. También se

ve la similitud de construcciones como las murallas y los megarones producto de una misma

cultura que se fue transmitiendo pero también cambiando con el pasar de los siglos. Igualmente

se observa que cada final de las ciudades encontradas era distinto: unas habían sido demolidas

por terremotos, otras por incendios y otras parecían haber sido conquistadas. Asimismo, se ve que

los griegos eolios llegaron a esta colina en el último milenio de su existencia que, en algunos

casos, lo comparan con la conquista de Grecia sobre Troya acontecida en la Ilíada de Homero.

Korfmann vs Hetel y Kolb

Korfmann y Latacz creen haber resuelto gran parte del misterio de Troya al haber hallado

un “sello de bronce con escritura jeroglífica incisa en sus dos caras de lengua Luvita, variante

lingüística hablada en el imperio hitita” (Galán, 2004, p. 10). En este sello (perteneciente a Troya

VIIb2) como vimos anteriormente se ven palabras que las comparan con lugares y nombres de

personajes de la Ilíada y al quitar unas letras o cambiarlas se denota su gran similitud. Latacz al

ver todas estas maravillas encontradas escribe un libro un poco mal redactado y con ciertos

errores, pero muy entretenido, haciendo constar del proceso extraordinario había llevado Manfred

Korfmann para al encuentro de dichos hallazgos.

Y es en esta parte en donde aparece Kolb enojado y negando esta posibilidad que

simplemente es una invención dentro de la imaginación de Korfmann y cree que su comparación

entre Troya y Wilusa es un hecho simplemente acientífico. Asimismo Hetel comenta que es

improbable que la guerra de Troya Homérica haya ocurrido en Troya VIIb1 y VIIb2 ya que los

griegos eolios llegaron hasta el siglo VIII a.C. Y que si hubo una conquista fue por parte de los

pueblos Balcánicos.
20

En esta parte vemos que Korfmann sin duda ha sido uno de los investigadores que ha

estado más cerca de llegar a encontrar una posible Troya homérica al ver esa relación entre Troya

y Wilusa que realmente parece muy creíble. No obstante el detalle inexacto de las fechas entre la

llegada de los griegos y las conquistas dadas en estás estas tierras hacen otra vez que esta teoría

no sea del todo válida. Sin embargo tal vez en un futuro se logre comprobar lo contrario.

Kadaré, Gamer y sus opiniones sobre las búsquedas

En esta parte se puede notar como este escritor se ve un poco ofendido por lo que las

personas estaban haciendo al “denigrar a homero con esas búsquedas”. En esta parte se ve un

poco de oposición por parte de Kadaré con la búsqueda de la Troya homérica. No obstante en una

cita que dejó se permea que él no está del todo en contra y hasta menciona que ambas partes tanto

lo que dicen que no existió Troya como los que creen que sí están equivocadas ya que dan por

concluido el problema y menciona “estoy seguro que ellos tampoco lo saben” (Kadaré, 2004, p.

3).

Igualmente Gamer da una opinión similar al final de su trabajo la cual nos dice que “En

este contexto, la realidad histórica sobre la destrucción de Troya no tiene razón de ser; los

acontecimientos ocurridos en aquella ciudad han sido reemplazados por una realidad

imaginativa” (1992, p. 216). Es así como todo esto relacionado con Troya ha sido solamente una

interpretación sobre lugares que han encontrado en zonas similares a los que aparecen en un

libro de poemas de un poeta del siglo XIII a.C. y que aún posee una gran cantidad de huecos
21

históricos y argumentativos para que se llega a probar realmente la existencia de una Troya

Homérica.

Conclusión

Al realizar estos análisis y teorías basados en trabajos de investigación que recapitulan la

información contenida en libros de los autores propios que buscaron Troya, podemos visualizar

que todos estos esfuerzos por encontrar la ciudad de la Ilíada los condujeron a descubrir ciudades

de miles de años de antigüedad, de arcaicas civilizaciones. No obstante, esto no significa que

realmente estas civilizaciones tengan relación con la ciudad de los poemas de un aedo, sino más

bien podrían ser simplemente ciudades perdidas en la historia que gracias a muchos esfuerzos se

han logrado conocer.

Si vemos estos esfuerzos como el camino para llegar a la Troya de Homero, se podría decir

con mucha pena y dolor que dichas exploraciones han sido un fracaso hasta el día de hoy, ya que

no hay datos que respaldan la existencia de dicha ciudad descrita en la Ilíada. Así lo comenta

Galán, parafraseándolo, es muy difícil basar una investigación arqueológica en un libro de


22

poemas que puede revolver realidad con ficción. Si toman este camino lo más seguro es que los

resultados no sean satisfactorios (2004).

Por lo que concluimos que el postulado planteado en este trabajo ha sido positivo según las

referencias tomadas y el análisis realizado. No obstante se tiene la fe de que futuros

investigadores sigan indagando sobre el tema para llegar a obtener una mayor claridad sobre el

tema de la ciudad de Troya.

Bibliografía:

Gamer, Gustav. “Troya a la luz de las últimas investigaciones”. Treballs d'Arqueologia, Núm. 2
(1992), p. 201-224. https://ddd.uab.cat/record/60632
Kadaré. (2004). “La cólera de Aquiles”. Festa Internacional de la literatura, (págs. 1-10). Tirana.
Obtenido de http://www.cccb.org/es/multimedia/publicaciones/seleccion-de-
intervenciones-kosmopolis/35080

Galán, M. (2004). “Aquí fue Troya”. Revista De Libros De La Fundación Caja Madrid, (94), 9-


13. Retrieved from http://www.jstor.org.ezproxy.sibdi.ucr.ac.cr:2048/stable/30230400
Gargantilla. (2017). “La Guerra de Troya ¿Mito o Realidad?” Clío: Revista de historia, 70-77.
Obtenido de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5922910
23

Anexos:

1) Imagen 1 (Gamer, 1992, p. 219)


24

2) Imagen 2 (Gamer, 1992, p. 220)

3) Imagen 3 (Gamer, 1992, p. 221)


25

4) Imagen 4 (Gamer, 1992, p. 222) 5) Imagen 5 (Gamer, 1992, p. 222)


26

6) Imagen 76 (Gamer, 1992, p. 223)


7)

8) Imagen 8 (Gamer, 1992, p. 224)


27

9) Imagen 9 (Gargantilla, 2017, p. 76)

También podría gustarte