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A raíz de los bajos resultados de los estudiantes colombianos en las pruebas del
Programa Internacional para la Evaluació n de Estudiantes o Informe PISA, y luego de
que la Fundació n Compartir publicara el documento denominado “Tras la Excelencia
Docente” – Có mo Mejorar la Educació n para Todos los Colombianos –, el gobierno de
Juan Manuel Santos adoptó como política educativa nacional las conclusiones de esta
fundació n de cará cter privado, entre cuyas líneas de acció n se encuentra la
implementació n de la jornada ú nica progresivamente en todo el territorio nacional.
Debemos recordar que hace 47 añ os, mediante el decreto 0155 del 4 de febrero de
1967, el gobierno de Carlos Lleras Restrepo y su ministro de Educació n Gabriel
Betancourt Mejía impusieron la doble jornada diurna con el fin de ampliar cobertura
educativa en 700.000 cupos, en este mismo añ o se dio paso al funcionamiento de
escuelas completas de cinco grados con un solo maestro. Dos ejemplos de la
equivocada política educativa estatal: ampliació n de cobertura sin aumento de
infraestructura escolar e implementació n de los maestros “toderos”, todo ello en
detrimento de la calidad educativa colombiana.
Por otra parte, esta nueva modalidad de contratación no permite la cotización al fondo
Nacional de Prestaciones del Magisterio, debilitando de esta manera los recursos del Fondo
y afectando la reserva técnica a futuro.
Quinto. La propuesta de Jornada diurna ú nica deja por descontado que no habrá
mejoramiento de la remuneració n de los docentes por el incremento de la carga
laboral y, en el mejor de los casos, se pagará n horas extras a los docentes que atiendan
la jornada completa. Es má s el gobierno ni siquiera tiene voluntad para negociar con
los representantes del magisterio un esquema de ascenso para los maestros regidos
bajo el decreto 1278 o iniciar efectivamente el proceso de nivelació n salarial para
todos los maestros colombianos, dos temas que está n contenidos en los acuerdos
firmados entre el gobierno y FECODE, el pasado mes de mayo del presente añ o.
Aquí vale la pena plantear algunos interrogantes: ¿ que nivel de motivació n puede
existir en el magisterio para asumir la jornada ú nica en un país cuyo gobierno
constantemente atenta contra sus derechos laborales y prestacionales, recorta los
recursos para la educació n y sistemá ticamente aplica una política privatizadora de
este fundamental derecho ciudadano? ¿Qué confianza puede haber en el Presidente
Santos que siendo copartícipe de los actos legislativos que en los ú ltimos 12 añ os
recortaron en má s de 50 billones de pesos los recursos para educació n, ahora venga a
proponer la jornada ú nica como salvadora de la calidad educativa, si al mismo tiempo
se van a seguir aplicando las misma políticas gubernamentales que la han sumido en
la actual crisis?
No olvidemos que fuimos los maestros que con la lucha conquistamos la Ley General
de Educació n, la cual en su artículo 85 establece que: “El servicio público educativo se
prestará en las instituciones educativas en una sola jornada diurna. Cuando las
necesidades del servicio educativo lo requieran, podrán ofrecer dos jornadas escolares,
una diurna y otra nocturna, bajo la responsabilidad de una misma administración”.
Al respecto debemos dejar en claro que los la direcció n Nacional de FECODE y los
maestros somos defensores de la jornada diurna ú nica como uno de los mecanismos
para mejorar la calidad educativa, pero sobre la base de los siguientes requisitos: 1º
ampliació n y mejoramiento de la infraestructura escolar, 2º ampliació n efectiva de la
planta de personal docente, 3º reconocimiento de salario profesional para los
educadores, 4º respeto a la autonomía de las instituciones educativas para orientar
sus PEI y plan de estudios, 5º real garantía estatal para financiar el programa de
alimentació n y transporte escolar.