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Programas, normativas y falencias de los lineamientos sobre convivencia

escolar en Chile, Europa y Latinoamérica.

Integrantes: Yoselyn Guentelicán Ulloa, Hellen Keim


Castro, Karina Monsálvez Oyarzún y Verónica Pinto
Vásquez
Asignatura: Convivencia e Integración
Profesora: Sol Mansilla
Fecha: 20 de marzo del 2020
Introducción

Aprender a convivir con respeto a las diferencias es un pilar fundamental en el proceso


formativo de todos los niños, niñas y adolescentes. Se debe crear una cultura de paz y no
violencia en todos los estudiantes del mundo. Esta acción debe reflejar la relevancia que tiene
la convivencia y la violencia en la educación a nivel mundial. La educación es un derecho
humano fundamental, por lo que tiene que ser un derecho para todos, esto significa que serán
parte de una convivencia escolar ya sea buena o mala. Por ende, generar climas escolares
constructivos, nutritivos para una formación ciudadana, debe ser un derecho y es por eso que,
con el pasar de los años, se han ido construyendo políticas y normativas educativas que
aseguren el bienestar y seguridad de cada alumno/a del establecimiento. En Chile existe un
gran porcentaje de violencia escolar a comparación de países europeos, ya que estos tienen
mejores programas anti-bullying y se ve la violencia escolar como parte de la sociedad, sin
embargo, presentamos un bajo índice de violencia a comparación de otros países de
Latinoamérica y El Caribe. Es por eso, que esta investigación tiene como objetivo principal:
Analizar e interpretar la experiencia internacional en base a lineamientos de convivencia
escolar. Donde también se realizará una comparación de convivencia escolar no solo con
países extranjeros, sino que, con las experiencias vividas en los centros de práctica dentro de
la comuna de Puerto Montt. La importancia de realizar esta investigación es poder
informarnos respecto a la convivencia escolar y así distinguir los tipos de abusos, sus niveles
y el impacto que esto genera en los estudiantes, debido a que, si el ambiente escolar en el
cual se desenvuelven no es armonioso, pueden presentar dificultades en cuanto a su
desempeño. Igualmente, es relevante buscar estrategias y métodos de intervención para
reducir los niveles de violencia escolar, guiándonos en base al ejemplo de otros países más o
menos experimentados en estas temáticas.
Desarrollo

I. Lineamientos de convivencia escolar en Europa

A diferencia de Chile, los países europeos llevan varios años trabajando en políticas,
programas y proyectos para combatir la violencia escolar. Desde los años 90’ se comenzó la
discusión sobre cómo afecta y como generar una buena convivencia en los centros
educativos.

Desde la promulgación de la Ley Orgánica de Educación (LOE) en el año 2006 en España


se incluye la convivencia como obligatoria en los proyectos educativos de cada centro. Esta
medida, para Córdoba, Del Rey y Ortega (2014) supone “la necesidad de hacer explícita la
gestión de la convivencia escolar y un cambio significativo, ya que estas prácticas de gestión
dejan de formar parte del currículo oculto de la educación para constituirlos proyectos
educativos de los centros”. (p. 210) Es así como el valor de la convivencia comienza a quedar
reflejado en la normativa, llegando incluso a instalarse como uno de los principios de la
educación en la LOE. En el caso de Cataluña, el decreto 279/2009 sobre derechos y deberes
del alumnado y regulación de la convivencia en centros educativos no universitarios “ya
asienta un carácter preventivo y correctivo a la vez, incorporando la mediación escolar en el
título III”. (Gómez, 2011, p.110) En la comunidad autónoma de Extremadura, según el
mismo autor “se atribuyen a los planes de convivencia el favorecer la igualdad entre hombres
y mujeres y la resolución pacífica de conflictos” (p.174) También se fija la función de los
educadores sociales, encargados de la prevención, mediación y creación de nuevos planes de
convivencia. Es decir, en España y sus comunidades autónomas el concepto de convivencia
se encuentra ligado al concepto de inclusión e igualdad, y así mismo, se consolida en los
planes de estudio como un objetivo más que deben alcanzar los estudiantes durante su
formación educativa. Existe personal y sistema de evaluación especializados para este
ámbito, sumado a un amparo legal que obliga a los centros a ocuparse de los temas de
violencia escolar con planes estructurados.

Krauskopf (2006) se refiere a la experiencia y medida de distintos países europeos en


temáticas de violencia escolar. En Suecia, las soluciones se crean implicando a toda la
sociedad en el problema, desarrollándose medida en tres ámbitos diferentes: 1) Política
nacional, expresada a través de la Red Central contra la intimidación, desde donde se generan
las políticas antiviolencia y antiintimidación. 2) Política comunitaria, correspondiente a
municipios, responsable del cumplimiento de programas en las escuelas. 3) Política escolar
nacional, para llevar a cabo proyectos en los centros escolares. En este caso, se reconoce la
violencia como un problema a nivel país, y es por ende que todas las esferas de los sistemas
deben contribuir a su tratamiento y erradicación. En Francia, para el año 1996, se presentó
un plan para detener la violencia y garantizar seguridad en escuelas. Este plan no trataba de
resolver las causas del problema, si no te abordar los daños. Se cuestionó que estas medidas
fuesen más una manual de seguridad personal más que estrategias pedagógicas. En
Escandinavia, finalmente, se tienden a interpretar los abusos entre iguales en un marco más
amplio, que incluye al clima de todo el centro educativo y no se centra solo en las relaciones
de acoso para abordarlas.

En Finlandia, país con el mejor sistema educativo occidental, desarrolló un programa contra
al acoso escolar denominado KiVa en el año 2007. Es un programa de carácter preventivo
contra el bullying. Según Azofra (2017), desde ese año se exportó a diversos países como
Holanda, Reino Unido, Francia, Bélgica, Italia, Estonia, Suecia y Estados Unidos, y se ha
comprobado que el acoso escolar se ha reducido en Finlandia desde su implementación,
llevando a pensar que es el primer programa anti-bullying efectivo en los últimos años. La
aplicación del programa incluye, por una parte, clases impartidas por los docentes de aula y
actividades grupales, y, por otro lado, un videojuego KiVa. Los beneficios de este método,
según la autora, son numerosos

El principal de todos ellos es la reducción del acoso escolar que ha sido denunciado
por la víctima y por sus compañeros, además de disminuir en la cantidad y tipo de
represalias, ya sean verbales físicas o de ciberacoso. Reduce enfermedades como la
ansiedad y la depresión a la vez que ayuda a tener una percepción positiva de la
escuela, mejora la motivación académica y rendimiento escolar (p.25).

Gracias al método KiVa podemos comprobar la conexión entre la convivencia y clima de


aula y el rendimiento de los estudiantes. De esta forma, podrían atribuirse los bajos
desempeños académicos a la percepción negativa de los estudiantes hacia el sistema
educativo, más que por una dificultad específica del aprendizaje.
En Noruega desde el año 2003 se implementa el programa Zero, basado en la prevención e
intervención del bullying. Garchitorena (2017) relata que el programa entiende el bullying
como “una agresión que se ve interiorizada debido a las recompensas que se obtienen por los
niños debido a las recompensas que se obtienen (tener poder sobre la víctima, una mayor
unión con los copárticipes de la agresión, el estatus que se obtiene, etc)”. (p.9) Así mismo,
este programa no se fundamenta en la mediación, ya que las partes implicadas están en una
desigualdad para ejercer sus derechos, por ende, no es factible una negociación entre víctima
y acosador. Cabe destacar que este programa fue implementado en Chile en el año 2011, en
la ciudad de Calama, y en tan solo 8 meses el programa redujo el acoso escolar en un 20%
en las dos escuelas donde se aplicó (Garchitorena, 2017). Este programa presenta una visión
novedosa y diferente respecto de lo que significa el acoso escolar, y, por ende, el mecanismo
de intervención es también distinto. Permite de mejor forma comprender el fenómeno del
bullying más de una simplificación como que los agresores son malas personas que castigar,
abordándolo desde una perspectiva psicológica compleja.

II. Lineamientos de convivencia escolar en Latinoamérica

Un buen sistema educativo no se trata solamente de plantearse en conseguir un objetivo como


combatir la violencia, sino que deben plantearse a construir y sostener condiciones que
aseguren una buena convivencia y seguridad dentro de los sistemas educativos, es por esto
que a continuación se describen algunos ejemplos de normativas en cuanto a convivencia
escolar en algunos países de Latinoamérica:

Argentina promulga en el año 2013 una ley para “establecer las bases para la promoción,
intervención institucional y la investigación y recopilación de experiencias sobre la
convivencia, así como sobre el abordaje de la conflictividad social en las instituciones
educativas de todos los niveles y modalidades del sistema educativo nacional”. (Colegio de
abogados de San Isidro, 2013)

En el caso de Bolivia su objeto es: “establecer mecanismos que coadyuven a la erradicación


de la violencia, maltrato y abuso que atente contra la vida e integridad física, psicológica y/o
sexual de niñas, niños y adolescentes estudiantes en el ámbito educativo”. También
“contempla acciones para el desarrollo de un plan para la educación sin violencia”. (Ley N.º
1302,2012)
En Brasil un país pionero en la investigación acerca de la violencia escolar define el concepto
de bullying y lo caracteriza como una forma de violencia en la escuela. La ley

Habilita a las víctimas a formalizar sus denuncias junto con la dirección de la escuela
en la Secretaría de Educación, en el Consejo Tutelar, en el Ministerio Público o en la
Policía Civil. La ley contempla la realización de estudios, acciones de prevención y
la formación de actores involucrados en el contexto escolar y también advierte sobre
la necesidad de los Consejos de Seguridad Escolar para la organización de
actividades, seminarios y debates especializados en el tema (Inostroza y Trucco,
2012, p.22).

En el gobierno de Chile se expide la ley sobre “violencia escolar que modifica la Ley General
de Educación N° 20.370 de 2009, incorporando nuevas dimensiones relacionadas con la
convivencia y el desarrollo de estrategias para enfrentar la violencia en las escuelas”. (Ley
Nº 20.536, 2011) El pasado 2019, en tanto, se crea la Política Nacional de Convivencia
Escolar, cuyo objetivo es “Orientar y fortalecer los procesos de enseñanza, de aprendizaje y
de gestión de la convivencia escolar para el desarrollo de los ámbitos personal y social, y del
conocimiento y la cultura, tanto de los estudiantes como del conjunto de la comunidad
educativa”. (MINEDUC, 2019, p.8) En la PNCE se promueven 4 pilares básicos de la
convivencia escolar: convivencia basada en un trato respetuoso entre todos los actores,
convivencia inclusiva, convivencia caracterizada por la participación democrática y
colaboración y resolución pacífica y dialogada de conflictos. Chile es el único país que
entrega estrategias concretas para enfrentar (no prevenir) la violencia en los colegios y pese
a ello no presenta un plan para erradicarla desde la raíz, sin embargo, es uno de los países
que tiene menos porcentaje de violencia verbal y física junto a Cuba.

Tanto la legislación como las políticas y programas sobre violencia escolar en Colombia,
ordena al Ministerio de Educación Nacional

Que en coordinación con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Defensoría


del Pueblo y la Procuraduría General de la Nación, lidere la formulación de una
política general que permita la prevención, la detección y la atención de las prácticas
de hostigamiento, acoso o ´matoneo escolar´, de manera que sea coherente con los
programas que se adelantan en la actualidad, con las competencias de las entidades
territoriales y que constituya una herramienta básica para la actualización de todos
los manuales de convivencia. (Palacio, 2011).

En el país de Paraguay, se creó “un marco legal, un manual de prevención e intervención


contra el acoso escolar que incluye guías de actividades para todos los niveles y ciclos
educativos y una caja de herramientas con información y actividades para estudiantes,
educadores, padres y madres”. (Contra el acoso escolar, 2012)

En el caso de Perú, se crea una ley que Prohíbe expresamente el acoso escolar “cometido por
los alumnos entre SÍ, que provoca violencia y saldo de víctimas”. Estas conductas incluyen
“los hechos de violencia, intimidación, hostigamiento, discriminación, difamación y
cualquier otra manifestación que constituya acoso entre los estudiantes, incluyendo aquellos
que se cometan por medios telefónicos, electrónicos o informáticos” (Ley N° 29.719, 2011).

En estos países de América Latina se han promulgado políticas en relación a la convivencia


escolar, sin embargo, se puede observar que las leyes promulgadas no tienen más de 10 años
de haberse dictado, lo que nos hace pensar que anterior a eso los alumnos y alumnas no tenían
un resguardo seguro e integral como estudiantes. Se han visto caso que antiguamente los
alumnos recibían castigos físicos por parte de los profesores, como método de disciplina,
ahora bien, en la actualidad este método es sancionado por la justicia, quien protege a los
estudiantes. Al igual que el acoso y violencia escolar, años atrás no era un tema relevante en
las políticas educativas, sin embargo, en la actualidad, es un tema muy importante, el poder
denunciar cuando un alumno/a sufre de acoso escolar y así tomar las medidas necesarias,
poniendo un alto a estas prácticas negativas de cero convivencias. Entonces, actualmente se
puede decir que cada alumna/o en el país que se encuentre, está protegido por una ley anti-
bullying y contra abuso físico y psicológico, donde puede traer consecuencias de atentar
contra su vida si no es escuchado, ayudado y apoyado desde un principio.

Por otra parte, desligándose de las leyes relacionadas con la convivencia, un estudio
publicado por la revista CEPAL a nivel de América Latina, donde la recogida de información
se basó en actos de robo, violencia física y verbal, centrado en estudiantes de sexto grado en
16 países de América Latina, los resultados que ahí se obtuvieron fueron realmente
preocupantes.
De acuerdo con los análisis, poco más de la mitad de los estudiantes de 6º grado de
educación primaria (el 51,1%) sufrieron robos, fueron insultados, amenazados o
golpeados por sus compañeros en la escuela durante el mes anterior al que se
recogieron los datos. La agresión más frecuente es el robo (39,4%), seguida de la
violencia verbal (26,6%) y, por último, la violencia física (16,5%). Aunque esta
ordenación se mantiene en todos los países, las cifras son muy diferentes de uno a
otro. (Román y Murillo, 2011, p. 44)

Hablando específicamente de los países y no resultados generales, en cuanto a robos, el


problema se hace aún más agudo en Colombia, el Ecuador, Nicaragua, Costa Rica, República
Dominicana y el Perú (cifras sobre un 45%). En cuanto a insultos o amenazas, en este caso
es Argentina el país que mantiene las cifras más altas, seguida del Perú, Costa Rica y el
Uruguay. Todos ellos con más del 30%. En lo que respecta a violencia física, los países con
más índice son Argentina (23,5%), Ecuador (21, 9%), República Dominicana (21,8%), Costa
Rica (21,2%) y Nicaragua (21,2%). Estos mismos datos indican tener una relación con el
género, nivel cultural, hábitat de residencia (zona rural, urbana) y nivel socioeconómico,
dando como resultado de que, si hay relación entre el maltrato y los puntos mencionados con
anterioridad, destacando que las personas víctimas de robo y agresión física presentan
relación con el nivel cultural de los padres, los insultos presentan relación con el nivel
socioeconómico de los padres. Todos estos abusos provocan un dilema en el desempeño de
los estudiantes, especialmente en las asignaturas de lenguaje y matemáticas, debido a su nivel
de exigencia (Román y Murillo, 2011).

De lo dicho anteriormente, se puede destacar la falta de efectividad de las leyes sobre


convivencia escolar en países de América Latina, ya que en ellos residen los índices más
altos de violencia escolar a nivel mundial, y a pesar de la elaboración de leyes para erradicar
la violencia, estos países o bien no las hacen valer, o son aplicadas, pero no están dando
ningún resultado favorable.
III. Práctica de observación participante y lineamientos internacionales

Según nuestras experiencias vividas en la práctica de observación participante se pueden


considerar dos perspectivas, basadas en la edad de los estudiantes y centros de práctica, ya
que se realizaron en una escuela de lenguaje con un rango de edad de 3-6 años, y en una
escuela diferencial con un curso laboral de 18-26 años. En ambas escuelas se pudo observar
que el concepto de violencia se presenta de manera diferente, en la escuela de lenguaje se
dejó entrever que para los estudiantes su mecanismo de imponer y abusar era a través de
violencia física y repentina con el propósito de obtener atención. A comparación de la escuela
diferencial, que existía una violencia verbal con las características físicas de los compañeros
llegando a utilizar insultos, acoso sexual, y en rara ocasión se pudo observar agresión física.

Respecto al método utilizado por los docentes en la escuela de lenguaje para intervenir dentro
de estas situaciones era el castigo, ya que en varias ocasiones se observó que cuando un
estudiante abusaba de otro, se utilizaba el castigo de aislarlo rodeado de mesas en una
esquina, esperando que se tranquilice para volver a clases. Después de un tiempo los
estudiantes normalizaron y asociaron que el aislamiento era sinónimo de castigo, llegando a
“castigarse” a ellos mismos sin que ninguna profesora se lo indicara. Por otra parte, en la
escuela diferencial, la docente intentaba minimizar las agresiones, para así no interferir o
buscar una solución. En este caso se optaba por evitar el contacto entre estudiante que tenían
conflictos para así no agravar la situación.

Primeramente, nos damos cuenta que pese a tener leyes y políticas de convivencia escolar en
nuestro país, estas son totalmente ignoradas por los centros para resolver los conflictos que
suceden dentro del aula. Tampoco se tratan los temas de convivencia en las clases, ni siquiera
son mencionadas estrategias de resolución de conflictos. Los objetivos actitudinales son
puestos en las planificaciones, pero pasados por alto en la práctica.

Si comparamos nuestras experiencias vividas en los centros de prácticas en relación con la


violencia escolar, versus los demás países de Latinoamérica, presentamos menos índices de
violencia, en donde además las formas de agredir que utilizan los estudiantes en esos países
son más difíciles de combatir ya que se presentan agresiones físicas, verbales y robos de un
gran nivel, en donde el motivo del abuso es principalmente las diferentes culturas, niveles
socioeconómicos, género y hábitat. No obstante, si comparamos a Chile con países europeos,
ellos presentan un porcentaje mucho menor de víctimas de abuso escolar y, además, tienen
programas de prevención e intervención para así generar un ambiente grato en cuanto a
convivencia escolar.

Por lo tanto, consideramos que un plan de acción que debería llevarse a cabo en chile sería
el programa Zero, nacido en noruega en el 2003, que consiste en prevenir e intervenir en el
bullying. Con objetivos que afirma:

Pretende reducir las recompensas que se pueden obtener al realizar el acto del acoso
e incrementar la gratificación social derivada de una conducta positiva. Involucrar a
padres y apoderados, profesores, líderes escolares y alumnos en el mejoramiento del
clima escolar. Reducir el acoso escolar a cero, tanto las agresiones entre alumnos y
también hacia profesores. (Garchitorena, 2017, p. 10)

De alguna forma los resultados deberían ser positivos dentro de los establecimientos, puesto
que este ya ha sido utilizado en chile con buenas cifras, en donde el bullying se disminuyó
en un 20% dentro del primer año de ser implementado en ambos establecimientos de Calama
(Garchitorena, 2017).
Conclusión

Tras la revisión bibliográfica se pueden destacar las medidas preventivas y de mediación


adoptadas por los países europeos para abordar las problemáticas de acoso escolar, en lugar
de emplear los castigos o estrategias reactivas frente a problemáticas ya desatadas. Así
mismo, la convivencia escolar tiene tanta o más relevancia en los centros educativos que las
asignaturas convencionales, como lenguaje o matemáticas. Se reconoce que una sana
convivencia es la base no solo para un mejor desarrollo educativo, sino que también es uno
de los pilares fundamentales de la ciudadanía. A su vez, se identifican los problemas de
violencia en la escuela como producto de los problemas de violencia en la sociedad en
general, por lo que se busca abordar esta problemática desde todos los ecosistemas. No es
únicamente un problema escolar. Incluso, se considera como parte de la convivencia escolar
el considerar las políticas de inclusión e igualdad, como en el caso de España, que espera a
través de estas medidas disminuir las brechas entre hombres y mujeres.

Al comparar estas medidas con las adoptadas por nuestro país, nos damos cuenta de que el
sistema chileno continúa siendo punitivo y violento con los distintos actores educativos: la
violencia escolar se combate con violencia institucional. Un ejemplo de esto es el proyecto
Aula Segura. Incluso teniendo leyes que promueven valores como la inclusión y la
negociación, en la práctica estos principios son totalmente ignorados, porque justamente, son
políticas que buscan “orientar o sugerir”; pero no son una obligación para los centros. En
lugar de brindar educación emocional para prevenir el bullying, o realizar un seguimiento a
los casos, se reacciona una vez que ya se han producido los hechos de violencia. La situación
actual de Chile es muy similar a la de Francia en 1996, con su manual de seguridad personal
ampliamente cuestionado desde el ámbito pedagógico. Lo que más se puede aprender de las
medidas tomadas por estos países, es la preocupación por relevar el acoso escolar como una
problemática no solo a nivel escolar, sino que también social, e incluir en la agenda de los
gobiernos como un desafío a nivel país en el que deben invertirse todos los esfuerzos por
resolver.

En relación a la experiencia prácticas de países europeos, Finlandia lleva la vanguardia en


todas las temáticas educativas, incluyendo la convivencia escolar. Si bien el método KiVa ha
dado prósperos resultados en países europeos, no se puede asegurar que al importar este
modelo a Chile sea un éxito. Si comparamos la cultura, costumbres y problemas sociales
chilenos con los de Finlandia, quedará en evidencia que son dos sistemas totalmente
opuestos. Su aplicación en nuestro país no garantiza la erradicación del bullying, pero si sirve
de ejemplo sobre cómo deben ser las medidas que se tomen (preventivas) y sobre la
importancia de invertir tiempo y recursos en el estudio de soluciones para la violencia en las
escuelas, ya que se ha comprobado que esto incluso mejora el rendimiento académico. El
programa ZERO de Noruega parece haber dado buenos resultados en Chile, por lo que podría
seguir fortaleciéndose su implementación.

En el caso de los países de Latinoamérica, según los estudios realizados en la revista CEPAL,
se demostró que Latino América a comparación de Europa, se encuentra en una posición
donde la violencia, agresión y bullying están presentes con mayor frecuencia dentro del aula
de clases, ya que los países latinoamericanos muestran cifras altas tanto de abuso como
violencia, es decir, ¿La convivencia escolar dentro aula de clases existe? ¿Realmente las leyes
y programas que se imparten tienen efecto tanto en los alumnos como los padres? ¿Cómo se
puede disminuir esta cifra?

Estas interrogantes son las que debemos cuestionar y comenzar a trabajar en los
establecimientos educacionales primordialmente a nivel de país, tomar programas que
obtuvieron resultados positivos y así estos mismos implementarlos a las necesidades de cada
establecimiento e innovar, proponer y aplicar para poder desarrollar formas de trato
(respetar las decisiones y al compañero), buena convivencia (tener un aula segura, donde los
alumnos compartan con sus compañeros, espacios pedagógicos) y formas de trabajo
(trabajos grupales, rotativos, duplas, disertaciones etc). Un método para poder prevenir el
abuso sería impartir charlas informativas sobre el bullying, realizadas por profesionales del
área como psicólogos e incluso Carabineros de Chile con el propósito de ayudar tanto a la
víctima de acoso como la persona que lo está generando. Para que estos métodos tengan una
mayor probabilidad de éxito, estas deben ser impartidas desde edad temprana donde los niños
y niñas puedan normalizar y desarrollar sus habilidades y valores propios de su cultura. Así
mismo, se debe educar no solo a los estudiantes, sino que a todos los actores de la comunidad
educativa. Si los niños crecen viendo a sus padres agredir a un profesor, o a un directivo
menospreciando auxiliares de aseo, todas las demás medidas serán en vano.
Bibliografía
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