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Editado por Paradise ediciones

Una división de Paradise Ediciones S.A.S


Onelli 350, San Carlos de Bariloche
© 2018 Melanie O’Connor & Lisandro Sartino
© 2019 Harlequin Ibérica, una división de Paradise Ediciones S.A.S
Título original: Think of Me
Título en español: Piensa en Mi
Autores: Alejandro Sartino Schneider & Melanie O’Connor

Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con autorización de Paradise Ediciones S.A.S
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la
imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas,
vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son
pura coincidencia.
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I.S.B.N.: 998-65-1602-552-1
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Una tierna novela creada & escrita por Alejandro Sartino (Saga Unos segundos en el paraíso, El
Diario de Alkael, Spin-off de la Saga, Por Ti Existo, entre otras) & Melanie O'Connor (Saga Unos
segundos en el paraíso, I'm Deeply Sorry, Esperanza al final de la Luz, Por ti existo y "Esperaré por
ti") entre los años 2008-2009

SINOPSIS: Cuando observas con atención tu vida en otra perspectiva, te das cuenta que quien
estuvo cerca de ti sólo la tenías con la razón de no permanecer solo en el colegio. Esa persona
estaba allí todo el tiempo, pero no supiste ver las señales... Esa fue mi falla, cuando veía a Andy
Frederick como una simple amiga. No lo veía como un novio, sólo mi confidente, con quien podría
andar en pijamas en casa y nada se interpretaría para otro sentido.
Nolan Landon era así, el pringón matón de escuela, amigo de una nerd, mi mejor amigo. Pero por
las circunstancias de la vida, después de un accidente en noveno grado, cada uno tomó su rumbo y
nunca más nos volvimos a ver. Hasta hoy. Yo casada, y Nolan, un padre viudo. Cada uno con
vivencias diferentes, sin embargo, sigo pensando en él. Y sigo pensando en ella. Sin embargo, me
encuentro en medio de una investigación importante, en búsqueda de un narcotraficante que la
DEA, donde trabajo, anda al acecho. Temo poder volver a enlazar esa amistad con Andy y ponerla
en peligro. Porque un agente de la DEA no tiene amigos, sino enemigos.
ELENCO
Shane West -------------- Nolan Landon
Mandy Moore ------------ Andy Beatrice
Frederick Mathew Goode ----------- Jack Donogan
Kristen Dunst --------------- Rebbeca Finn
Diane Keaton ------------------ Margery Anne Frederick (Madre de Andy)
Stephen Collins ------------------ Señor Frederick
Joey King ------------------------ Helena Landon
Theodore Bagwell ----------------- Chris "el Diablo" Blackwell (narcotraficante)
Maggie Q --------------------------- Agente Dennis de la DEA
® COPYRIGHT, derechos reservados 2009-2010 (2020)
PRÓLOGO

Presto atención al pasado y me pregunto constantemente, ¿por qué no fue? O fue acaso
mi cobardía por perder el lazo que más aprecié, la amistad por sobre todas las cosas.

Ojalá todas las historias de amor comenzaran con amistades. De hecho, ocurren, una de
diez, una en un millón de personas. ¿Por qué somos tan ciegos en un inicio? Preferimos
mirar a otro lado y luchar por una búsqueda de la persona perfecta cuando en realidad
siempre estuvo ahí enfrente de nosotros y no lo vimos.

La perfección de mujer o de hombre no existe. Sin embargo, seguimos escarbando en


una realidad que es creada por nosotros mismos, un espejismo estúpido de la princesa y
el príncipe que nos inculcaron de niños.

Me llamo Nolan Landon, fui estudiante de la preparatoria Nixon, en el Oeste de


Virginia. Mi padre y yo nos mudamos allí después de residir en Boston por más de diez
años hasta la muerte de mi madre, producto de un cáncer de tiroides. Solos,
comenzamos de cero en Viriginia, con la esperanza de poder hallar la fuerza suficiente de
sobrevivir y traspasar las adversidades de la vida.
Nunca fui un hijo prodigio aplicado al colegio. Por el contrario, trataba de integrarme y
ser miembro de mi propia pandilla con chicos del barrio, algunos hijos de papá y otros
de medio pelo abajo como yo.
Me medía en el consumo de alcohol y cigarrillo, aunque siempre terminaba en la
comisaría por exceso de velocidad.

Mi padre creyó que no tendría remedio; que probablemente terminaría siendo un


maldito delincuente de mala muerte, de esos que robaban despensas a medianoche.

Pero un matón siempre nace con suerte, o eso dice T.J, mi viejo amigo del primer año. Y
fue a los trece años, cuando llegué aquí, que conocí a Andy Frederick. Andrea Beatriz
Frederick Dyckens, era la típica chica nerd que se sentaba sola cerca del escritorio de la
maestra Angela Ferguson.

En el recreo posterior a la clase de matemáticas de Ferguson fue cuando nos conocimos,


en circunstancias de una pelea.
-¡Suéltame, John!- Un niño de gorra azul y pantalones gastados, más alto que Andy, le
había arrebatado un libro y su lonchera roja. Arrojó el contenido al suelo y lo pisó sin
piedad. Andy gritaba, pero parecía que el patio estaba ausente de maestros. Corrí a aquel
rincón. Eran cuatro contra uno. No me importaba en ese momento, con tan solo el
motivo de sacar a aquella niña más chica que yo de un momento traumático.
-¡Eh! ¡¿Por qué no se meten con alguien de su tamaño?! ¡¿Mmm?!
- ¡Lárgate Landon! ¡No te metas! - John le jalaba la coleta a Andy y sólo respondí con una
trompada a su nariz que lo hizo caer a cuerpo muerto al suelo. Ayudé a Andy a
levantarse.
-¿Te encuentras bien? ¿Te pegaron?
-No... No lo hicieron... - Tomé la lunchera vacía y la usé de arma a los otros tres.
-¡Vuelven a acercarse a ella, les destrozaré la nariz como a él!- les grité y llevé a Andy a la
enfermería.
En el pasillo nos miraban por cómo la llevaba aferrada a mí.
-Nunca nadie me había defendido así.
-Descuida... Puedes contar contigo. Me llamo Nolan.
-Andy. ¿Eres el nuevo del primero D?
-Si.- Sonreí.- No he hecho amigos nuevos aún ... Pero creo que acabo de encontrar a
alguien.- Logré hacerla sonreír y un brillo de alegría desprendía de sus ojos castaños.
-Puedo ayudarte a ponerte al día. Entre mi curso y el tuyo vamos igual en contenido.
-¡Por supuesto! Pero no quiero que seas mi simple amiga que pasa tareas... ¿De acuerdo?
-Está bien.- Caminábamos con destino a enfermería y desde aquel día fuimos
inseparables.
CAPÍTULO 1
Nolan Landon era el típico rudo por fuera pero un ángel por dentro. Tuve la fortuna de
conocer ambas facetas de aquel chico de ojos hazel y cabello castaño oscuro. Los años
que fuimos niños de trece años aprendimos mucho uno del otro. Él aprendió a
perseverar frente a las notas de la escuela y su promedio fue mejorando con el tiempo,
año a año. Sin embargo, no podía hacer mucho en cuanto a sus relaciones sociales, lo
cual respetaba que tuviera su pandilla propia.
Por mi cuenta, me desenvolvía sola en el colegio hasta que Nolan se acercaba a mí a las
horas del almuerzo.

-¿No se enojan tus amigos que almuerces conmigo?


-No. Porque si lo hicieran, se comerían mi puño.
-¡¿Pasas mucho tiempo mirando Rocky?! Lo solucionas todo a golpes.
-A veces...- respondió mientras comía.-Mira que gracias a una pelea, logré conocerte. No
soy una persona de diálogo y lo sabes.
-Lo sé y eso me preocupará a futuro.
- ¡Tranquila! No seré un matón... Siempre y cuando no se metan contigo. - Lograba
siempre hacerme sonreír.
-¡Eres terrible Nolan Landon!
-¡Amen! Brindo porque restan dos años por culminar la prepa. - Acercamos nuestras
cajas de jugo concentrado como brindis. El timbre sonó para el ingreso del resto de
jornada que faltaba.
-¿A qué hora sales?
-A las seis... Hoy no viene mi maestra de gimnasia.
-¡Genial! Tengo dos entradas al cine...- Landon estaba muy apasionado contando la
película que saldríamos a ver. No le había dicho el pequeño detalle que estaba saliendo
con uno de los chicos del grupo de geometría llamado Patrick. Era apuesto para ser
inteligente, una combinación que se daba muy pocas veces. Alto, cabello negro y ojos
azules, lo veía tan apuesto como si fuese el príncipe Eric de "La Sirenita". Venía del
pasillo hacia nosotros.
-¡Andy! Luces, encantadora. - Me dio un beso en la mejilla. Landon alzó las cejas
sorprendido y con expresión de que iba a reírse. Siempre mis candidatos eran un chiste
para él. En cambio yo, si me burlaba de sus novias plásticas se enojaba.
-¡Landon! ¿Cómo estás? ¿No tendrás a Andy ocupada enseñándote Historia hoy,
verdad?
-No, de hecho...
-¡Genial! Porque hoy salimos... Vamos a comer helado y después al lago.- Landon pasó a
una expresión menos amable, podía notar un pequeño entrecejo.
-Lo siento... Olvidé decirte.
-Está bien... Buscaré a alguien que quiera ver "Depredador" conmigo. Si vas a llevarla a
comer helado, el pistacho no le gusta y es alérgica a las almendras.
-¡Gracias, no lo sabía!- dijo Patrick. Landon se estaba yendo, pero podía notar que estaba
un poco ofendido por no haberle contado de mi cita. Ya teníamos dieciséis años y
habíamos prometido a ocultarnos nada uno del otro. Ese año Landon no tenía novia,
pero yo no estaba sola y eso, en cierto punto, le irritaba. No creía que fueran celos
porque nunca lo había demostrado con otro chico hasta ese momento que vio a Patrick.
Tenía un parecido lejano a él pero era más fornido ya que jugaba al basquetbol.
-¡Landon, espera!- le llamé.
- ¡¿Qué?! ¡No me molesta que salgas con un chico! Me molesta que no me hayas dicho
justo hoy. Podrías habérmelo dicho ayer así hubiera comprado una sola entrada.
-¡Lo siento! ¡El año pasado no me enteré que habías tenido novia hasta que la vi de tu
mano! ¡¡Estamos a mano, Landon!! - Me fui irritada.

Patrick era un capullo y no lo veía como el novio indicado para Andy en aquella época.
Si, era un nerd como ella, pero había algo en su mezcla de inteligente y atleta que no me
gustaba. Podía olfatear qué tipo de muchacho era adecuado para una cita y cual no. ¿O
era eso mi primera reacción de celos? No lo sabía en ese entonces porque la veía como
mi amiga, y me molestaba tenerla que compartir con un perfecto desconocido.

Patrick me llevó a la heladería y comimos un cucurucho de tres sabores con salsa. Al


principio, él no acertaba con mis gustos y tuve que elegir por mi cuenta.
-¿Quieres salsa a tu helado?
-No me gusta la salsa sobre el helado.- "Nolan lo sabría", pensé. Después de ello, me llevó
en la citroneta verde de su padre y fuimos al lago. En su momento creí que haría alguna
cena sorpresa, al ver el canasto de paja tapado con un mantel. No fue para preocuparme,
pues de hecho llevó una cena sorpresa.
-¿Hace cuánto nos conocemos ya?
-Un año y medio... Desde el año pasado.-respondí.
-Eres una joven única, Andy... Inteligente, bonita... Me gustas mucho...- Colocó un
mechón de mi cabello detrás del oído. Se acomodó más cerca de mí, en pose de querer
besarme. Estaba por hacerlo cuando oímos un disparo. Una camioneta pasó rápido a lo
lejos. La conocía y a quienes iban en ella, los amigos de Landon y él mismo sentado en la
cajuela externa.
-¡¡Vayanse!!- les gritó Patrick. Sus suplicas fueron inútiles. Se detuvieron y bajaron con el
fin de molestar.
-¡¿Qué haces?! Sabías bien que estaría aquí con Patrick.
-¡Me estoy divirtiendo con mis amigos! ¿Cuál es el problema?
-¡Te gusta arruinar mis citas! ¡Eso pasa! Hazte a un lado, Landon.- Uno de sus amigos,
borracho, me llevó al borde del lago con Patrick y nos arrojaron al lago.

Estaba ebrio y no percaté que habían lanzado a Andy y al idiota de Patrick al lago. Sabía
que ella no nadaba bien y corrí a auxiliarla. Patrick había salido por su cuenta mientras
que yo me lancé al agua.

-Respira, Andy... ¡Vamos, vamos! ¡¿Por qué hiciste esto, T.J?!


-Creí que sabía nadar.
-¡No lo sabes! Despierta, Andy...
Ella tosió y escupió agua. Se incorporó y al verme me pegó al pecho.
-¡Te odio, Landon! ¡Arruinaste mi tarde!
CAPÍTULO 2

¿Cómo pude ser tan cruel y arruinarle a Andy aquella cita? Sabía lo que pudo haber
ocurrido si no hubiera aparecido. Un beso que tal vez no hubiera sido perfecto y quién
sabe qué intenciones más tendría Patrick con ella.
Al día siguiente, tomé el autobús al colegio solo. Andy no había subido y eso me perturbó
en el trayecto. ¿Le habrían retado sus padres al verla empapada? ¿Se habría enfermado?
No lo sabía. Estaba enojado con T.J y los muchachos, así que no me acerqué a ellos en el
colegio. En el aula, en el curso de historia, el asiento pegado al escritorio estaba vacío.
Rompí uno de mis lápices porque me odiaba por mi tonta conducta. No debí haber ido
al lago, pero algo me había dicho que estuviera allí.

Tomé el bus de regreso a casa. Bajé y crucé la calle. Enfrente tenía la casa de Andy, de
dos pisos, madera color beige y de cerca marrón. Su puerta color café poseía un colgador
con un león para tocar. Tres veces toqué y no había respuesta. A la cuarta, un hombre
alto y de lentes me atendió.
-¿Landon?
-Si... Buscaba a su hija... Hoy no fue a clases...
-Sí, está resfriada por tu culpa. Me lo contó todo, Nolan.
Vete, no quiere verte.
-Quisiera hablar con ella.
-¡Dije que no quiere verte!
-Papá...- Andy estaba detrás de él. Lucía pálida, envuelta en su bata de levantar de
estrellas. - ¿Nos dejarías hablar a solas? Por favor.
-Mm.... Si va a entrar... Que se limpie los pies. -dijo mirando mis zapatos llenos de tierra.
Andy no me dejó pasar y su mirada me decía que seguía enojada conmigo.
-¿Y bien? ¿A qué vienes?
-A pedirte perdón. Fui un imbécil... Lo siento mucho si eché a perder tu velada con
Jackson y ...
-Ya está, Landon. Acertaste que era un idiota. Ni siquiera fue capaz de sacarme del agua.
Hoy le vi ir de la mano de Natalie Hugs, la líder de las porristas. Ahora, si me disculpas,
debo volver a la cama. Tengo un poco de gripe y debo recuperarme. ¡Mierda! Debo
ponerme al día con los deberes...
-Los tengo conmigo... Primera vez que faltas en toda tu vida de preparatoria... Por mi
culpa. ¿Te mimaron con café y Oreos?- Ella sonrío y asintió.
-Pasa... Tengo dos paquetes sin abrir y no me los voy a comer sola. Estás perdonado...
Por ahora que sigo débil.
-¿Vas golpearme como en el lago cuando te mejores?
-Te arrojaré a él la próxima vez que vaya por allí.- me dijo sonriente. Subimos a su
habitación. El papel tapiz era color crema con osos y lunas. Los muebles se veían
relucientes y sin polvo alguno. Su bureau americano del 30, herencia de su abuela, era el
objeto más preciado de Andy. Sus cajones pequeños guardaban aros y pulseras, cadenas y
anillos. Tenía hojas de cartas con perfume y un sitio donde posaba sus inciensos, dando
un exquisito aroma a coco y vainilla.
-¿Soy el único chico que conoce tu cuarto?
-Si. Pero debo dejar la puerta abierta... Papá sigue desconfiando de ti.
-Mm... Tu padre desconfía de todo... Hasta de su propia sombra.
-Fue soldado en el Golfo, ¿Qué esperabas? - Se sentó en su cama, abrió uno de sus
cuadernos. Yo abrí mi mochila y saqué mi cuaderno de historia, inglés, matemática,
biología y lengua.
-Vimos bastante...
-¡Genial!
-¡Nah, mentira! Un poco de cada materia. Te ayudo a copiar si gustas. Tengo mejor letra
que tú.
-¡No es cierto! La mía es mejor. ¿Ves?
-Mmm.... Algo... podrías ser maestra, escribes bastante prolijo. Mi letra parece de
abogado, es un asco.
-Mm... Es bonita, parece acostada a veces... Me gusta.- Hablábamos y comíamos Oreos
con café. Su padre pasaba por el corredor cada tanto. Yo le saludaba de lejos y él fruncía
una sonrisa amistosa. No le caía bien por la clase de gente con la que me juntaba, pero le
agradaba saber que su hija no estaba sola.
Andy no tenía ni una amiga mujer, prácticamente la aislaban por cómo era o por cómo se
vestía. No lucía a la moda, llevaba jeans azules la mayor parte del tiempo o faldas de
cuadros escocesas color verde y rojo. Tenía lindas piernas, pero más me gustaba tomar
sus delgadas manos. Parecían perfectas para tocar el piano, pero ella tocaba la guitarra y
yo algo le había enseñado a tocar arpegio y notas de canciones country.
-Intentaré salir con Jack Donogan... Así que espero que no lo arruines... ¿De acuerdo?
-¿Donogan? ¿El que juega rugby? Es el más mujeriego del equipo.
-¡No es verdad! Que yo sepa, Natalie lo engañó con uno de natación.
-¡¿Dónde está la Andy que no escuchaba cotilleos?!- dije, como buscando bajo su
almohada. Ella libró una carcajada.
-¡Tengo 16 y una a ésta edad escucha más! Eso es todo.- Se sonrojó y me causó risa verla
rosada de vergüenza.
-Los años nos cambian, Frederick ¿Eh?
-Supongo... ¿Cómo te verías dentro de veinte años?
-Mm... No lo sé. Sueño con ser detective del FBI.
-¿Cómo Colombo o inspector Morse?
-¡Algo así!
-¿O es para usar abrigos largos y mostrar la placa?
-¡Ja, ja! Creo que sí, demostraría mi sex appeal.
-¡Oh! Agente especial Landon... - lo tomaba en broma y ambos disfrutamos aquella tarde.
-¿No vas a insistir con Patrick?
-No. Es un tonto. Hasta ahora no sé lo que es un beso.
-¡¿Bromeas?!
-¡No! No sé cómo es ni qué se siente... - Bajó la mirada de nuevo a su cuaderno y a seguir
escribiendo.
-Podría enseñarte...
-¡¿Qué?! ¡No, no, no!
-¿Por qué no?
-Nolan, eres como un hermano para mí.
- ¡Mejor aún! Somos amigos desde los 13. Tú también eres como una hermana para mí,
pero no eres. No es incesto, es de amigos. ¿Cuál es el problema?
-¡Deja de decir sandeces y mejor copia! ¿Vale? No debí poner éste tema de plática.-me
dijo roja como su edredón.-Tomé su mano para que se calmara.
-Jamás dejes que te besen si no lo quieres. Y si alguien intentara propasarse ya sabes qué
hacer. Te he enseñado a defenderte Andy. El comentario que hice antes... Olvídalo, ¿Si?
- Andy apretó los labios, mirándome con ese brillo de cariño.
-Te quiero mucho, Nolan. Eres mi mejor amigo en todo el mundo ¿Sabes?
-Yo también te quiero y sabes que haría cualquier cosa por ti.

Ese año conocí a Becca Finn, alumna nueva del séptimo año y quien sería en dos años
más mi novia permanente. Andy también comenzaba a salir con Jack Donogan. Parecía
ser de tu tipo, alto, fortachón, ojos verdes y cabello oscuro, atlético y estudiante de buen
promedio, con beca y grandes chances para ingresar al Columbia de Nueva York. Ambos
parecía que estábamos en su rumbo individual a alcanzar la felicidad con otros. Un año
en el que nuestra amistad se fue distanciando y cada vez nuestros encuentros pasaron de
menos frecuentes a desaparecer.
Nos saludábamos de lejos y no sabía por qué en las noches me daba ese sentimiento de
nostalgia y arrepentimiento por hacer lazos con otra gente, otra persona que no fuera
Andy.
CAPÍTULO 3
Quedaba un año más por finalizar la secundaria y mi relación con Landon se había
distanciado. Yo estaba con Donogan y éste era un buen muchacho. Landon le había
dado su aprobación, algo que me sorprendía por primera vez.
Sin embargo, mi apreciación de Becca Finn no era muy optimista. No era de su tipo,
rubia, delgada, demasiado delgada, ojos claros e integrante del grupo de las engreídas
hijas de padres con alto poder adquisitivo.
No me caía bien y parecía que el sentimiento era mutuo. Ella tenía celos de que mi
relación con Nolan pusiera su noviazgo en riesgo. Pero al saber que yo andaba con novio
le reconfortaba. Le daba inseguridad el hecho de que yo conocía más aspectos de él que
ella, siendo novia, no tenía noción al respecto.

Estaba sola en la biblioteca, leyendo Hamlet y finalizando el resumen, a la vez, leyendo


"Romeo & Julieta". Becca se acercó, vestida de un modo semejante al mío, de camisa de
jean y falda. Yo llevaba mis clásicos jeans de corderoy negros y botas cortas café que
combinaban con cartera bandolera.
-¡Andy! ¡Hola! ¿Cómo estás?
-Bien... ¿Qué puedo hacer por ti?- interrumpí mi quehacer y me crucé de brazos.
-¿No te molestaría que hoy Landon vaya a mi casa a estudiar biología?
-Amm... No. Para nada.
- ¡Gracias! Me cuesta despegarlo de ti. Sé que son amigos desde el primer año y quiero
saber más de él sin tener que recurrir a ti... No lo tomes a mal.
-No ¿Por qué lo haría? De hecho, hoy me estás dando un día libre con Donogan.
-¡Perfecto! ¡Eres muy buena amiga! Ahora sé por qué te aprecia tanto.-Me dio un abrazo
fuerte y se fue.
-Ah... La maestra de teatro dijo que ya consiguió una Julieta para la obra...
-¿Ah sí? ¿Y quién va a ser?
-¡Yo!- gritó emocionada y la bibliotecaria pidió silencio.
-Me alegro por ti. -dije al fin. Sabía que Landon encarnaría a Romeo. Yo sólo me
encargaría del vestuario y asegurarme de que tuvieran sus vestimentas a tiempo que se
cerrara el telón después de cada acto. Se despidió dándome un beso en la mejilla.
Tendría que soportarla un año más y después emprendería mi viaje a la universidad de
Columbia con Donogan.

Suspiré y saqué del cuaderno una instantánea que tenía con Landon. Lo extrañaría
mucho el año entrante porque no sólo sería el noveno año, también sería un adiós para
siempre.

Cuando arribé a casa, subí a mi cuarto. Tenía ira dentro de mí al saber que el anhelado
papel de Julieta lo tendría ella y no yo. Era el octavo año ya, pleno junio. Y encima se
avecinaba el baile de primavera.
Ahogué mi rostro en la almohada para que mi padre no escuchara.

Después del juego de soccer, salí con Becca.


Hacíamos una buena pareja y era muy compañera conmigo. Pero sentía que algo faltaba;
alguien faltaba al lado mío y era Andy.
CAPÍTULO 4

Andý andaba de muy mal humor un viernes por la tarde. Podía notarlo de lejos, cuando
sacaba su mochila del locker. Me acerqué a saludarla aquella mañana.
-¡Hola! Hoy no te vi en el bus.
-Mi papá me trajo.- No apartaba la mirada del interior del casillero.
-¿Ocurre algo?
-Nada.- Cerró fuerte y pretendió sonreír.
-No me engañes... Te conozco más que cualquiera.
-La maestra de teatro me había dicho semanas atrás que me tendría en cuenta. ¡Y ahora
cambió de opinión! He esperado todo el semestre por hacer ese papel. Odié ser Lady
Macbeth.
-Pero fuimos los reyes... Hasta que te mataste primero y me decapitaron a mí. Fue
divertido el séptimo año. ¿O no?
-Si... Supongo.-suspiró y posé mi brazo sobre sus hombros.
-Es una tonta obra "Romeo & Julieta", se terminan suicidando en vez de huir.
-Por algo es "tragedia", Landon. Además, no existen los finales felices.
-¡Pfff! Se nota que amaneciste con el pie izquierdo.
¡¿No solías leer a Corín Tellado?!
-Sí y me cansó su manera de finalizar siempre. La mujer entregándose a un amor idílico.
Es siempre el mismo patrón.
-Como las Harlequín... La chica pobre y el rico. ¡Nunca es al revés! Bueno... A excepción
de Aladino...
-Fue muy de arribista... Con el Genio se hizo rico.
-Pero fue su ayudante ¿O no? En la fábula, se llaman ayudantes...
-¡Vaya! Sirvieron mis clases de literaria.- Andy sonreía contenta que había aprendido las
funciones de los personajes en la fábula.
-Puse en práctica la teoría... Gracias a mi maestra particular, Miss Frederick.- Nos
interrumpió Donogan, quien surgió exaltado, abrazando a Andy de la cintura y dándole
un beso apurado.
-¡Con que aquí estabas! ¡Landon! Sé que puedo contar contigo y que la cuidas en mi
ausencia.
-¡Por supuesto! ¡Y más vale que la cuides en Columbia!
-Cuenta con ello. Andy es la indicada para mí. - Se miraron con tanto cariño que me
daban ganas de vomitar. Como esa mirada de los personajes de "Casablanca" o "Lo que el
viento se llevó". Faltaba ese beso inclinado y ver a Andy levantando un pie.
-¡Veo que se miran como tórtolos, así que me iré alejando lentamente!- Andy se reía de
mi actuación, le guiñe el ojo.- Te veré luego.- le dije y me marché.

En el almuerzo, me encontré con Becca, quien había cambiado ese estilo de colegiala a lo
Britney Spears a una joven recatada, de camisa y falda de tablas gris.
-¡¿Vienes del convento o qué?!
-¡¿No te gusta?!
-No te queda, Becca. Prefería tu genuino estilo. No tienes que vestirte como Andy.-Metí
la pata al fondo.
-¡¿Crees que me visto como ella para complacerte?!
-¡No quise decir eso... ! Me gusta tal cual te vistes. ¿Vale?
-¡No, vale nada!
-No quise decir ... Olvídalo...- La besé para calmar su enojo y funcionó.- Te quiero,
Rebecca.
-Y yo te amo, mucho, Landon. Quisiera que lo nuestro dure mucho más después de la
preparatoria.
-¡Y durará! ¿Por qué lo dices de ese modo?- Percibí tristeza en su voz.
-Es que... Tu sabes que papá murió de un derrame cerebral y ... Me da miedo terminar
sola.... Mi padrastro me garantiza que no me faltará nada a futuro, pero ... Tu sabes... No
es lo mismo...
Desde que somos novios, me das un motivo para seguir viviendo, Nolan. Te veo como
una luz para mí en medio de toda ésta oscuridad.- Le tomé de las manos con fuerza.
-Eres mi cable a tierra, Becca. Y no pienso dejarte ¿Si?
Confía en mí, confía en mis palabras. Te amo. - lo dije con sinceridad porque en esa
época la amaba para curar el mal trago de que Andy tenía a alguien más que yo. Lo
estaba superando gracias a Becca y no pensaba retroceder en nuestro noviazgo.
-Te amo, Becca. Y quiero seguir con lo nuestro después de la preparatoria.
-Quiero que nos veamos el viernes... En el lago ¿Qué te parece? ¡¿Mm?!
-Tengo la tarde libre.-le sonreí antes de volver a besar sus labios. Me encantaban sus
pecas, sus ojos. Me hacían olvidar la imagen de Andy.

Las veces que iba a ver a Andy lo único que hacía era hablar y hablar de Donogan. Me
quedaba recostado en su cama, leyendo y oyendo partes de las que ella narraba sus citas
con él.
-¿Me estás escuchando?
-¿Eh? Si... De ...
-¡¿De qué, a ver?!
-De que... Él tampoco tolera el pistacho.
-¡Nolan!
-¡No te oí! Estaba leyendo "Otelo" y tú te la pasas hablando de Donogan... ¡¿Vas a dejar
de estudiar por salir con él?!
-¡¡¿Qué te pasa?!! ¡¿Acaso debo soportar solamente tu oratoria sobre Becca?!
-Creo que hice mal en venir ...- Me incorporé y comencé a juntar mis cosas.
-¡¿A dónde vas?!
-¡A mi casa a estudiar tranquilo! ¡Has cambiado Andy, y muy mal!
-¡¿Te molesta que sea feliz?! Sólo quieres alcanzar tu felicidad y que yo me vaya al
Diablo.
-¡No es eso, Andy! ¡Bien! ¡¿Sabes qué?! ¡Es así! ¡Y no sé si quiera seguir siendo tu amigo
hasta el próximo y último año!
-¡Lárgate!
-¡Bien!- cerré la puerta y me marché.

Era la mejor opción, así la despedida del noveno año del año siguiente no sería tan
dolorosa.
CAPÍTULO 5

-Estás muy callada.


-¿Lo estoy?- pregunté a Donogan. Volvíamos en el tren, de regreso a casa después de
haber ido a ver a sus padres. Eran de clase media alta y les había caído bastante bien.
-Te peleaste con Landon ¿No es así?
-Me conoces bien...- respondí.-Peleamos y desde entonces que no nos hablamos.
-Si fue uno de sus arranques, calculo que se le pasara. Landon es como un cachorro
adoptado, a veces puede ser muy bueno y otras, bueno, muestra los dientes.- Suspiré y
miré al vidrio del ventanal.
-No me explico por qué actúa así últimamente.
-Porque te quiere mucho. Y es razonable que te cele que estás con alguien más que no es
él.
-¿Tú crees que sea eso?
-Conozco a Landon de Boston. Fuimos a segundo grado juntos.
-Nunca me lo dijo.
-Su madre murió de un derrame y con su padre lograron subsistir con el taller mecánico
y la estación de servicio que atendían juntos. Landon se aferra mucho a quienes tiene a su
alrededor, a quienes ama demasiado. Y creo que le duele que estás emprendiendo vuelo
sin él a tu lado.
-Mm.... Tiene sentido. Pero es obvio que la preparatoria está por terminar y debo hacer
mi vida.
-Haz las paces con él así, al menos, culminan bien la secundaria. Sería lamentable que
perdieras su amistad en tan poco tiempo que resta. - Donogan tenía razón, apreciaba sus
palabras. Me tomó la mano y me dio las fuerzas que necesitaba. Por ello Landon había
aprobado a Donogan, ya que lo conocía de antes.
-¿Me acompañarás al baile de primavera?- le pregunté.
-Veré si mi padre no me necesita en la firma.- Su padre era abogado de un estudio en la
gran ciudad.-Te avisaré ¿Si?
-Si.- le sonreí y apoyé mi cabeza a su hombro.

Becca me había llamado varias veces que no había podido atenderle. Quería que
ensayáramos para la obra.
En mi mente no tenía cabida para pensar nada más que únicamente en mi discusión con
Andy.
Una fuerte tormenta se desató. Iba a cruzar, pero alcancé a ver a Andy y Donogan riendo
y de la mano.
-Veré el momento en que pueda pedirle disculpas.
CAPÍTULO 6
Era plena noche y un tanto borracho, con la decisión de ir a la casa de Andy a pedirle
perdón.
Trepé la cerca, luego el árbol que daba a la ventana del este, la del cuarto de Andy. Casi
estuve a punto de caer.

Oí un ruido y cogí el bate de papá que tenía a mano. Abrí la cortina y vi a Landon
colgando.
-¡¿Qué haces?!
-Deja de mirarme y dame una mano... Estoy por caer. -Le tomé de la chaqueta y caímos
al suelo. Nos miramos fijamente.
-Vengo a disculparme por la última vez que nos vimos. No debí decir toda esa mierda de
no querer ser tu amigo. Te quiero demasiado y el corazón se me haría pedazos si no
fueras nunca más mi amiga.
-¿Tomaste para darte coraje?
-Si.-dijo con sinceridad.
-Lloré por tu culpa una semana. Me dolió lo que habías dicho. Y lamento como
respondí. - dije al fin, nos incorporamos de pie. -También te quiero mucho, Landon. Y
dolería en el alma seguir enojada contigo. Nos queda un año más y después...
-Tomaremos rumbos distintos. Lo sé y quiero aprovechar este tiempo que queda para
hacer todas las actividades pendientes que te debo.-Cerré mi puerta así papá no
apareciera.-No sé si quiera hacer de Romeo si tú no estás...
-¡No! ¡¿Sabes cuántos se pelean ese puesto?! Vas a hacerlo y te saldrá estupendo.
-Eso espero... Aunque Becca exagera tanto a Julieta. Siento que mi oído explotará un día
de estos.
-Quedan solo días para la obra... Si quieres... Puedes practicar conmigo.-dije sonriente.
-Te sale bien el acento inglés. Bueno, pero volviendo al motivo por el cual vine ... ¿Me
perdonas?
-Te perdono. Ya no quiero pelear contigo. De aquí hasta el año próximo. -Un fuerte
trueno sonó de fondo. Pegué un brinco del susto.
-Debo volver a casa...
-¡¿Con ésta tormenta que viene?! No. Ni hablar. Te quedas. Tenderé una cama en el
piso.
-¡¿Qué?! ¡No, no, no, no! Ya no somos niños... Antes podíamos acampar juntos y ....
-¿Temes perder la compostura ebrio?
-El alcohol me hace hacer cosas locas... Pero me contendré contigo. Aunque deberías
probar. - en su mochila tenía dos botellas. -Nunca te has emborrachado. Y es edad que
conozcas a mi amigo "Mr. Cerveza". Cerveza, Andy. Andy , Cerveza.
-Papá me mataría. Y mamá también.
-Prueba un poco. Antes, toma aire, porque es amarga. - Andy se reía y frunció los labios,
dubitativa. Se veía hermosa con ese camisón rosa grande y su bata de levantarse.
-Mme... ¡¿Qué más da?! Ya estoy en octavo.
-Esa es mi Andy.- dije emocionado.- Probó un poco y entre juegos de retos se tomó una
botella y la mitad de la mía. Ambos ebrios a los 17 años, nos reíamos de cualquier
pavada.
Terminamos durmiendo abrazados hasta el día siguiente.
Desperté con la luz del sol y una alarma que sonaba incesante.
- ¡Andy! ¡Levántate! ¡Son las siete! -gritó su padre de abajo. Su madre tocó la puerta.
-Andy...
-Mm... Sh....
-Andy... Soy yo... Tu madre toca a la puerta. -Andy se asustó, viéndose abrazándome
como si fuera su peluche. Me empujó de la cama y me escondí debajo.
-¡¡Andy!! ¡¿Acaso no escuchaste a tu padre?!
-¡Voy! ¡Bajo enseguida!- Tiró de mi para que saliera.-Vete ya.
-¡¿Quieres que salga por la ventana?!
-¡¿Por dónde más se te ocurre?! Vete ya, Romeo.
-Me llego a dislocar un pie, será tu culpa.-dijo riendo. No sé por qué reaccioné que me
despedí dándole un beso en la boca. Él no alcanzó a reaccionar y le abrí la ventana.
-Te veo en la escuela...

El día de la obra era un caos. Y no podía quitar de mi mente aquel beso. Quizá fue un
beso de mejilla que cayó en mis labios por error. Aunque fuera así fue inolvidable. Mi
primer beso de Andy.
- ¡Landon! ¡Landon! ¡Entras en escena ahora!-ladró la maestra de teatro.
-Necesito mi atuendo.-Andy corrió rápido con mi disfraz de Romeo.-¡Sudaré con eso!
-¡Entonces quítate la camiseta!- me dijo ella, hecha un ovillo de risas.-¡Apúrate, Nolan!
-¡Cómo te gusta reírte de mí! ¿Eh? ¡Te gusta reírte detrás de las cortinas!
-Beneficio de no ser Julieta. ¡Listo! ¡Ve y has lo tuyo! - Me dio un golpe en una nalga y
abrí los ojos como platos. Me agradaba haber vuelto a esa amistad irrompible.
-¡Oh Romeo!
-¡Ser o no ser! ¡Esa es la cuestión!
-¡¿Qué dijo?!- la maestra de teatro estaba espantada y yo no podía contener la risa detrás
de las cortinas. El público comenzó a reírse. De seguro que Nolan había tomado antes de
entrar a actuar para evitar los nervios.
-Esa no es la letra.- dijo Becca entre dientes.
-¡Te vengaré, padre!
-¡Esa frase es de Hamlet!-dijo de nuevo entre dientes.
-¡Mi tío es el asesino!
-¡¿Qué te pasa, Romeo?!- gritó Becca.
- ¡Ay, ya no puedo más con lo nuestro! ¡Estoy sufriendo!
¡Estoy...!- Miró al público, luego a Becca y lo posterior causó aún más risa. Vomitó hacia
ella y la gente se puso de pie aplaudiendo.
-¡Estoy descompuesto!- Cayó de espaldas al suelo y yo con los demás chicos cerramos
rápido las cortinas. Corrí a su lado mientras Becca gritaba horrorizada.
-¡¡Mi vestido!! ¡Arruinó mi performance!
-¡Nolan, Nolan! Despierta...- le acaricié el rostro.
-Veo... Veo un ángel... Llévame contigo, ángel.
-Has hecho un espectáculo allá fuera.
-¿Ah, sí?
-Eres un loco subir al escenario así. Mi loco.
-Y tú eres mi ángel, Andy. Quien siempre está allí. - tomé su mano con un cariño más
fuerte que antes.
CAPÍTULO 7

El baile de primavera se suspendió por falta de fondos y dediqué mi tiempo estando


cerca de Andy y Becca a la vez.
En su momento, veía mi relación con Andy entre fraternal a platónica, sin llevar a cabo
ningún avance.
Aunque tenía mis dudas respecto a ello al estar sobrepasando los últimos años de
adolescencia, no podía negar el afecto de Rebecca. Había regresado de sus vacaciones de
invierno con el cabello pelirrojo, resaltando sus pecas y sus ojos claros.
Al volver a clases, fue a ella a quien vi primero. Andy estaba aún en Dakota del Sur con
sus abuelos y regresaría a mitad del mes de marzo. Sabía que andaba averiguando por
otras universidades aparte de Columbia.
-Landon...
-Becca... Luces... Renovada.
-¿Te gusta? Quise hacerlo ya que éste es el último año de preparatoria. ¿Cómo has
estado? Te extrañé mucho.
-Y yo a ti.- No podía darme los lujos de ella de viajar a Dinamarca o Venecia por mi
situación económica pero mi lugar en Virginia era el lago y el estanque donde solía ir a
jugar con Andy.-Luces hermosa así.
-Gracias. Quería oírlo de ti. Sé que lo que diré sonará patético y de niñata, pero... Me
gustaría formar una familia contigo en un futuro... Claro que podremos estudiar y
trabajar...
-Llevamos... Tres años de novios, Becca...
-¿Y? ¿Acaso no nos conocemos del todo? Mm... Bueno, uno que otro detalle... Pero nos
conocemos lo suficiente y sabemos lo que cada uno quiere ser en un futuro no muy
lejano. Tu sueño es entrar al FBI ¿O no?
-Si.
-Y yo... Bueno, aún no me he decidido, pero quiero estudiar enfermería o medicina...
Papá quiere que sea abogada como él, pero detesto la idea de tener que saber leyes de
memoria... Y mamá quiere que sea dentista. ¡Es horrible! ¡Extirpar muelas infectadas!
¡Guacala!
-No estoy seguro de cómo ingresar si no tengo contactos.
-¡Te ayudo! Papá tiene amigos dentro del Bureau y a lo mucho te pedirán que estudies
criminología o psicología criminal... O ser forense... ¿Quién sabe? De eso no te
preocupes, ya lo tengo pensado.
-¿Pero qué hay de ti?
-Ya veré... Es que... - Sus manos empezaban a temblar y su voz sonaba entrecortada.
-¿Qué ocurre?
-Nada... Estoy bien... Son las hormonas... -Liberó una corta risa. - ¡Es último año! ¿No?
Se nos acaba la irresponsabilidad y pronto nos caerán a los hombros la cruda realidad de
la vida adulta.
- ¿Pasa algo que deba saber? No es la usual Becca que conozco quien está frente de mí. -
Tomó mis manos y sacó del bolsillo una alianza. La puso de inmediato en mi mano
derecha. Quise reír porque debía ser al revés.
-¿Te queda bien?- Al fin vi esa sonrisa de siempre.
-Sí, justo.
-Tuve que conseguir tu anillo de coco para saber tu medida.
-¿De coco? Creí que lo había perdido.
-Tu amiga Andy lo tenía guardado y me hizo el favor.-Sonreí por el obsequio y de hecho
era de una plata pesada. En su interior tenía algo grabado.
-¿Qué dice?
-"Piensa en mí". Como la canción que siempre tocas con los muchachos. La mía dice
"Pienso en ti". La besé y arropé en los brazos.
-Éste es el mejor presente para empezar el año.
-Sabía que iba a gustarte. Te amo, Nolan.
-Y yo a ti, Becca.

Después de dos semanas de clases, vi la camioneta que traía de regreso a Andy y sus
padres. Me vio sentado en las escaleras de mi porche.
-¡Landon!
-¡Ya era hora que volvieras! ¡Te has atrasado, jovencita!
-Fui a ver a mis abuelos y te traje un suvenir.-Alcanzó ver la sortija en mi mano.-¡Vaya!
¡¿Ya te pescaron?!
-¡Con anzuelo y todo! Estoy oficialmente declarado como novio de Rebecca Finn.
-¡¿Y para cuando se casan?!- su tono burlón me hacía reír.
-Hasta el 2020.
-¡OOh! ¡Pobre Becca! ¡¿Serás tan malo que la dejarás eternamente prometida?!
-Mmm.... Podría... No suena a mala idea. Así no me casaría nunca por iglesia.
-¡Ah, cierto! ¡Usted, amigo mío, es ateo!
-¡Auch! ¡Agnóstico suena más bonito! Desearía... Si la viajera no está muy cansada, de
tomar un bello paseo para recordar, dado que éste es el último año escolar.
-¡¿Puedo, papá?!
-¡Ve! ¡Pero nada de cigarrillos ni licor de por medio!
-¡Como usted diga, Señor Frederick!-Andy se reía al ver mi seriedad como soldado a su
orden.
-Deberías decirle ahora, Reverendo... Ha conseguido aprobar su titulación.
-¡Si, señor Reverendo!- su padre se giró antes de entrar y su madre se reía a carcajadas.

Pasamos toda aquella tarde caminando, comimos helado, nos fuimos a tatuar, algo que su
padre hubiera negado.
-¿Dolerá?
-Mm... Un poco... Pero una vez hecho, no sale.
-¿Y dónde te lo harás?-Preguntó Andy.
-En la espalda, al hombro derecho.
-Entonces yo al izquierdo. Será ... Un ruiseñor o una mariposa... Veré que tiene. ¿Tu?
-Una pequeña cruz... Así me recuerde a ti.
-¿O qué mejor que tu canción?-Parecía que ambas pensaban igual. -¿Mm?
-¡No, es horrible!- mentí para que eligiera otra cosa.
-¡Es bonita! "Piensa en mí, yo en ti. Desde infantes son amantes hasta el fin".
-¡Te la sabes de memoria, Andy!
-¡¡Mejor!! Así nos recordaremos siempre... ¿Qué dices?
¡Anda! - Esa mirada suplicante... No podía denegar.
-Está bien... Pero elijo "Piensa en mí"
-Okey. ¿Te la pueden hacer en colores?
-Supongo.
-¡Genial! Le pediré que sea en arcoíris.
Salimos satisfechos con nuestro tatuaje de letra pequeña, para que su padre no lo notase.
-¡Éste ha sido el mejor día que he tenido en toda mi vida!- gritaba Andy en plena noche.
Había probado su primera colada de cigarrillo Camal y su primera Heineken.
-Sabes... Pensé que viviría la preparatoria sola y jamás pensé que me veías. Eras el nuevo
y creí que conocerías a los populares... Y hoy estarías con esas camperas rojas y de
capitán de beisbol.
-Te veía, Andy. Te vi y por eso te elegí como mi amiga. Te conozco desde los trece años.
Eres más que la simple vecina de enfrente…- Creí que las palabras de Nolan Landon iban
a otro rumbo .... Pero en la calle, a esa hora de las ocho, un auto rojo se detuvo. Era un
grupo de chicos del equipo de natación y Rebecca estaba con algunas porristas.
-¡Nolan! ¡Hay fiesta en el Bronx! ¿Vienes?
-Estoy en algo importante...-dijo enojado.
-Ve con ellos.
- ¿Segura? Lo estábamos pasando bien...
-Vete ya, antes que te clave un stiletto en la cabeza.
-Te veré mañana.-Me besó en la mejilla y me dio un tierno abrazo afectuoso antes de irse.
-¡Mañana es sábado, Landon!-le grité.
-¡Oh! ¡El Lunes! ¡En el lugar de siempre!
-¡Y a la hora de siempre!- grité. Les vi irse rápido.
No le había dicho a Landon que Jack Donogan había estado conmigo todas las
vacaciones. Se lo oculté no sé por qué razón pero comenzaba a esconder cosas y
situaciones de él para que no brotara ese comportamiento de celos contra Jack.
En el trayecto de nuevo a casa, me despejó el alcohol y recordé lo que Landon me había
dicho en el lago, cuando estábamos sentados en el fresco césped.
"-Siempre te amaré, Andrea Frederick y no lo olvides por más que pasen los años.
Cuando estés mal, piensa en mí. Recuerda mi canción y te traerá aquí"
Había comenzado a llorar y un sin fin de emociones comenzaron a brotar en mí, llanto y
risas porque sabía que ya era pleno Marzo y los meses pasarían rápido y debía
aprovecharlos junto a él. La vida era y es así, no podemos pedir todo, algo te quita y algo
te da. Landon se iría del pueblo y yo igual, buscando la manera de poder seguir adelante
con nuestras vidas.

Landon iba en el descapotable rojo a máxima velocidad. Rebecca y él llevaban el cinturón


puesto ya que él iba conduciendo y Becca de copiloto. Los muchachos que iban atrás
estaban libres, sin protección alguna, bebiendo e inhalando coca.
-¡Landon! ¡¿Quieres probar?!-preguntó uno.
-¡Estoy conduciendo! ¡¿No ves?!
-¡Una colada! ¡Anda! - la insistencia y la intriga por saber su sabor llevaron a Landon a
tomar una errónea decisión. Al coger la colilla, perdió vista con la carretera y al retomar
comenzó a despistar. Los pasajeros de atrás comenzaron a salir despedidos por doquier y
el coche rodó en trompo por cuatro veces hasta detenerse. Él y Becca quedaron dentro,
atrapados y de cabeza. Una flama de fuego prendió atrás del auto.
-¡¡¿Becca?!! ¡¡¿Becca?!!
-¡Ah! ¡Me duele la cabeza!
-Tengo que sacarte el cinturón... ¡Tenemos que salir de aquí! - Trató de mirar a los lados,
pero veía fuego. Se liberó, saliendo por su lado. A duras penas, caminó y fue a soltarla.
-¿Estoy muy mal?
-Tienes un corte en la frente. Estás conmigo, Becca... Mírame y no te duermas...- La
tomó de un brazo, caminaron un poco más, cada vez más para alejarse del coche en
llamas. Una fuerte explosión los arrojó a ambos al suelo.

Tres ambulancias, dos coches de bomberos y la policía arribaron al lugar. Los demás
heridos iban en bolsas negras en un móvil auxiliar mientras que las dos ambulancias
restantes llevaban a Becca y Landon.
El padre de él y los de ella llegaron enseguida al hospital zonal.

Desperté y me encontré en una camilla. No quería estar postrado sin saber de Becca. Me
arranqué los cables y en camisón corrí hasta la recepción.
-¡¡Rebecca Finn!! ¡¡Quiero saber si está bien!!
-¡Tranquilícese! ¡Ella y el bebé están bien!- me dijo una enfermera.
-¿Qué? ¿Cómo dijo?
-La chica y su bebé están bien. Está de dos meses.-Calculé en mi mente y podía ser...
Podía serlo...
Había puesto en peligro a mi novia y nuestra hija.

El lunes siguiente, se conmemoró una semana de luto por los estudiantes fallecidos. No
quise ir a ver la mirada de odio de todos, mucho menos la empatía y pena que Andy
podría mostrarme. Me refugié en mi hogar y cuidando de Rebecca, quien era mi
prioridad ahora. Sus padres nos ayudaron a cursar el último año en otra institución con
tutoría privada. No querían que el pueblo supiera del embarazo adolescente de su única
hija. Odiaba esa opción, pero no tenía otra alternativa.
Por correo, mandé una carta a Andy antes de irme de Virginia, prometiéndole que algún
día nos volveríamos a ver.

Con la ayuda de los padres de Rebecca, algo que mi padre no hubiera podido brindarme,
logramos mudarnos a Washington, con la recién nacida Helena, la luz de mi vida y razón
de ser, para emprender una vida juntos.

No supe más de Landon desde el trágico accidente. Sabía que Becca y él estaban bien
pero no en dónde.
Su carta era simple pero conmovedora, dándome la esperanza de que nuestra amistad
seguiría intacta y que pese a las distancias o movidas del destino, algún día se daría y nos
volveríamos a ver.
Me fui a Columbia con Jack. Él se graduó con honores en leyes y conseguí mi anhelada
licenciatura en literatura y lengua, más un doctorado en lingüística.
Miraba cada tanto mi hombro, a ese viejo e imborrable tattoo "Pienso en ti", recordando a
Nolan Landon como si fuera ayer que le conocí.
CAPÍTULO 8
Un año después....

Helena cumplía un año. Comenzaba a entrenar en la fuerza del FBI y Rebecca había
dedicado un largo tiempo en cuidar de Helena. Tenía la cicatriz de la cesárea en su
vientre, dado que el embarazo fue de urgencia a los ocho meses porque el cordón se
había enroscado en el cuello de Helena, casi al borde de morir. Su sueño de ser
enfermera estaba postergado y trabajaba en un restaurante de mañana y una cafetería de
tarde.

Desearía poder cumplirle a Landon con un mejor trabajo, pero mis prioridades son él y
Helena. Estoy luchando por ellos, por darle lo mejor. Cada día se parece a él, esos ojos
hazel y esa mirada picarona.
Helena era el retrato femenino de él. Aunque al principio dudaba de la paternidad, en
aquella época pudo comprobarlo apenas nació con el test del ADN.
Tenía mala reputación en la preparatoria, pero me había rectificado y sólo con Nolan
Landon entregué todo de mí.

Era un nuevo capítulo ser padre, trabajar y dedicarme a mi propia familia. Los padres de
Rebecca nos visitaban con frecuencia, dos veces al mes.
A pesar que ella llegaba más cansada que yo, cada tarde llegaba al apartamento y había
comida servida en la mesa, con velas y ella de pie con Helena en brazos.
-¡Hola, mi princesa! Becca, luces agotadas. Toma asiento.
-Ya tuve mi tiempo. Ve a darte un baño. Calentaré la cena. - Un beso suyo me daba
fuerzas cada día. Me quité la cazadora, la remera negra con la sigla amarilla en mi
espalda. Me metí bajo el agua, relajando las contracturas y girando el cuello lentamente.
El vapor llenaba el cuarto, abrí la ventanilla y limpié el espejo. Miré al tattoo de letras
negras con sombra roja. Fruncí los labios, pensando, qué sería de Andy Frederick y Jack
Donogan. ¿Seguirían juntos? ¿Formarían una familia como yo? No lo creía, seguro
tendrían doctorados y maestrías de lo que fuera que hubieran estudiado.
Salí del baño y dejé la puerta abierta. Helena dormía en el sofá tapada.
-Comió su papilla.-Se sentó, liberando su cansancio.-Le tomé las manos y sonreí.
-¡¿Qué pasa?! ¿Por qué me miras así?
-Jamás me imaginé esto. Vivir felices, tener una hija.
-Tampoco yo.-dijo, mirando a Helena dormir.-Es un ángel. No lloró ni el primer día que
salió de mí. Es tan tranquila, no grita, no se queja. Es demasiado perfecta.
-Como tu.-le dije y la hice reír.
-¡Basta, Landon! ¡Mejor come tu cena!- Fue a la heladera y maldijo que faltaba leche.
-Iré temprano al mercado.
-No, descuida. Tu cena tranquilo, iré al mercado chino de enfrente.
-Es tarde... Becca. No quiero que vayas sola.
-¡¿Nolan Landon sobreprotector?! ¡Te recuerdo que aún pateo como porrista y muy
fuerte! Así que cualquier maleante, que se abstenga ante mi presencia. Será rápido, confía
en mí.-La besé con pasión antes de irse.
-¿Sabes qué? Iré contigo, pero dejaré a Helena en la cuna.
- ¡Eres demasiado guardaespaldas!
-Aunque refunfuñes, no son horas para andar deambulando sola. - Aseguramos las
ventanas, apagamos el gas y salimos juntos.
El mercado Tao Ling estaba abierto. Tenía seis góndolas y tres refrigerios donde
almacenaba los lácteos. Becca caminó hacía allí mientras yo deambulaba, observaba lo
que más faltara en casa. Necesitaba una afeitadora y cogí una.
Ambos salimos bien de allí pero a dos cuadras comenzaban a sonar disparos. Un coche
pasó rápidamente por donde estábamos. Cubrí con mis brazos a Becca, cayendo
lentamente al suelo.
No sentía calor de haber recibido un disparo.
-¡¿Becca?! ¡¿Becca, estás bien?!
-Estoy bien.- Abrí su abrigo largo color beige y tenía un pequeño orificio que traspasó. Vi
sangre en mis manos. Tenía la bala alojada en el hígado, probablemente. Apreté con
fuerzas la herida.
-Necesito que me mires. Piensa en mí, Becca. ¡¡Llame al 911!! ¡¡Pida una ambulancia!! -
grité la orden al dueño del mercado. Su esposa me ayudó a sostener la cabeza de Becca.
-No duele... Ya no... Nada siento, Nolan.-Lucía un pálido espectral.
-¡No pienso dejarte ir así! ¡No vas a dejarme así!
-Nolan.... Está Helena... No estás solo... -Su voz comenzaba a entrecortarse.
-No puedo hacer esto sin ti. No ahora.
-Claro que... Claro que puedes... Landon... Eres un buen padre...
-No sueltes mi mano. Resiste que ya viene una ambulancia.
-No puedo más.... Te amo, Landon. Piensa en mí, ¿Si?
Piensa en Helena. Es nuestra, es ... Es... Es tuya.

Para cuando arribó la ambulancia ya era tarde. Yacía sobre Becca, llorando sobre ella, sin
soltar sus manos.
Debía llamar a los padres de Becca para que me ayuden con el funeral. En cuanto a su
nieta, no querían saber de ella ni les importaba. Habían hecho todo sólo por peticiones
de su hija. Prometieron, sin embargo, en dejarme seguir viviendo en el mismo sitio y
abriendo una cuenta que sólo usaría Helena al cumplir los diecisiete años.

El servicio fúnebre y su entierro en Washington me dieron más convicción y fuerzas por


graduarme de la academia, perfeccionarme en psicología criminal y el título de forense.
Junto a mí, Helena fue creciendo, haciéndose año a año cada vez más bella como una
flor, dándome luz y fortaleza. En sus ojos veía a Becca.
-Pienso en ti todos los días.-dije un amanecer, contemplando el mirar de la pequeña
Helena, mi pequeña.
CAPÍTULO 9
Veinte años después...
2016

-Agente Landon...
-Dennis.
-¿No has dormido desde el operativo en el aeropuerto?
-No. Tenía que entregar el informe al FBI.
-¿Todavía te quieren con ellos, no?
-Dediqué mi vida en la fuerza. Y tanto la DEA como el FBI son mi hogar. Debo irme.
Mi hija me espera en casa.
-Mándale mis saludos.- Ángela Dennis es mi colega en la DEA hace ya cinco años. Alta,
morena, esbelta, divorciada y madre de tres, con Dennis trabajamos juntos en varios
operativos, colaborando con SWAT y el FBI. Creo que, si Rebecca me viera lo lejos que
he llegado, estaría muy orgullosa.
Helena ya tiene diecinueve, es una jovencita inteligente y bella. Tiene un poco de ambos
y en sus ojos claros veo a su madre. Pienso en ella todos los días y la culpa recae
nuevamente en que debí haber llevado conmigo algo por protegerla, pero recién
empezaba en aquel entonces.
Helena era mi prioridad y mi vida. Más que una hija, una compañera de luchas, caídas y
victorias.

Estaba agotado pero con fuerzas para llegar a casa y verla. Estaba en el patio, conversando
con un joven. No podía impedir que socializara con jóvenes de su edad. En noviembre
cumpliría sus veinte años y el hecho de que conociera muchachos que se iban por su
imagen me daba una punzada de sobre-protección y alerta.
Al ser agente de la DEA implicaba un alto riesgo y desconfiaba de todo. Con el trabajo,
renté el apartamento de Rebecca y compré una casa más grande que estaba de remate. La
casa era simple, sólo para nosotros dos. Tres habitaciones, con porche, dos baños, cocina
y un amplio patio trasero.
-¡¡Papá!!-Helena lucía una camisa de cuadros celestes y una falda de campana blanca que
cubría sus rodillas y sus zapatillas haciendo juego.
-¡¿Cómo está mi ángel?!-La estreché en brazos fuerte, dándole un beso en la cien.
-Señor Landon...- Alan Carter, vecino a dos manzanas de nosotros, solía visitar con
regularidad a mi hija. En él me recordaba los tiempos que me reunía con Andrea
Frederick.
-¿No crees que es hora que vayas a merendar, Carter?
-Eh... Si, Señor Landon. Te veo mañana en diseño.-

Helena iba en tercer año de diseño gráfico, una carrera terciaria de la que no veía futuro
pero según ella tenía esperanza económica a largo plazo.
-Luces cansado, papá. Ven, preparé algo rico.
-¿Heather te dejó usar la cocina? - me referí a la señora que había contratado para que
cocinara e hiciera los quehaceres de casa. Vivía la mayor parte del día afuera y alguien
debía ayudar en la casa aparte de Helena.
-¿Hiciste tus deberes del instituto?
-¡¡Si!! ¿Te dejaste la barba?
-Si ¿Por qué? ¿No te gusta?
-Mmm...... Así ... No vas a tener novia nunca.
-¡Ja! ¡¿Quién te dijo que ando buscando?! Vivo excelente solo contigo. - Puso sus manos
en jarras a la cintura, haciendo una pose que me recordó a su madre. Le faltaba el cabello
teñido de rojo y sus pecas y era el vivo reflejo de Rebecca Finn.
-¡¿Qué?!
-Tu madre hacía esa pose... Exactamente la misma.
-¿En serio?
-Mm... Si, la misma. Aunque te faltan las porras.
-Me habías dicho que era popular pero no porrista.
-Era de las de tercera línea y quinta, de las que iba en la cima y daba saltos en alto.
-¡Guau! Y yo... Tengo menos coordinación que un pez.
-Como tu padre...- Río a carcajadas mientras me servía el café.
-¿Ya no vas a ausentarte dos semanas?
-Esperemos que no. Éste fue un operativo grande... Así que habrá buen sueldo éste mes.
¿Necesitas algo nuevo para diseño?
-No creo... Tengo todo. La abuela me envió una pizarra de escritorio y una tablet de
dieciséis pulgadas.
-¡Vaya! Pudo haberme llamado antes de regalártela.- La madre de Rebecca le enviaba
obsequios ostentosos cada muerte de obispo, con el fin de hacerme la vida imposible.
-Lo hizo... Pero estabas en Puerto Rico.
-También hubiera podido comprar una tableta...
-¡Tablet, se llaman tablets! Es de las Galaxy y muy buena...
-En mi juventud apenas había internet.
-Contigo nació la web, papá.
- ¡Ja, ja! Lástima que nunca sabrás lo que fue un fax y enviar cartas al correo.
-¡Menos mal que soy de ésta generación!
-Si... No tuviste la fortuna de tener un Furby...- dije, antes de meterme un sándwich a la
boca.
-¡¿Un qué...?!
-¡Olvídalo! Será en otra ocasión ese tema... Y, por cierto, gracias por el emparedado. Iré a
darme un baño... Y termina eso de ahí...- Logré ver un bosquejo inconcluso de un rostro.
-Me faltaba el modelo... Y ese eres tú de joven... La foto es de una instantánea y se ve
gastada por los años- Me acerqué al sofá, sitio donde estaba. Andy sobresalía delante mío
y yo detrás. Hacían veinte años que no veía fotos de 1996. Cogí la foto entre mis dedos,
observándola con atención.
-¿Quién es la chica? Se veían muy unidos... -Tenía curiosidad por saber.
-Una amiga cercana.... Vivía enfrente de mi casa.
-Ella parece mirar a la cámara... Pero tu... La estás mirando a ella. ¿Eran amigos con
derecho?
-¡Helena! ¡Tú lenguaje, por favor! - levanté la voz. -No, no era ese tipo de amistad. Era un
puro lazo de compañerismo.- Al pensar en esa época me hizo recordar a Rebecca y una
lágrima cayó sobre la foto.
-Ese año tu madre y yo casi morimos en un accidente de auto.- Arrojé la foto al sillón y
subí las escaleras.
Helena miró preocupada a su padre, haciéndole recordar malos recuerdos del pasado.
Errores de su ayer, algunos aún latentes y otros que desvanecieron pero de algún modo
son imborrables de su mente.

Sumergí mi rostro al agua que caía de la ducha en el rostro. Una vez al salir del agua, me
envolví en la toalla. Borré con la mano derecha el vapor del espejo.
-No me perdonaré tu muerte, Becca. Ni el hecho de no haberle dicho adiós a Andy. Ni a
mis 38 años puedo darle la espalda al pasado y aún penetra fuerte.
¿Por qué no puedo salir del duelo? La culpa es mi sombra y me seguirá siempre.
CAPÍTULO 10
-¿Crees que vendrá el refuerzo de SWAT?
-¡¿Tú crees, Dennis?! Hace más de una hora deberían estar aquí. Ve por allá, te cubro. -
Los habían llamado por una llamada anónima de una supuesta entrega de cocaína que
provenía de Dallas a Washington con futuro envío al exterior desde allí. Con cautela,
caminó por el pasillo de la derecha mientras Dennis el izquierdo. Era una vieja bodega
de vinos, podía sentir el hedor del fermento. Oyó disparos, creyendo que podía ser su
compañera o los federales. Un grito que ladraba "oficial caído" le alertó. Salió de su
escondite e hirió a dos sujetos que le disparaban a él. Vio a su compañera en el suelo.
-¡Dennis!
-¡Es un jodido tiro en el hombro! Los federales están rodeando la bodega pero Blackwell
no apareció.
-Me lo imaginaba.- Chris Blackwell, conocido como "Diablo Blackwell" era un prófugo de
la justicia desde 1997 por venta de drogas y armas que salían de Iowa con destino final a
Budapest y Praga.
Si pescaban a uno de los vendedores allí, podrían llegar a Blackwell.
Sólo habían simples ayudantes y al parecer un mediador.

Mientras vendaban a Dennis en la ambulancia por el disparo que le lastimó un brazo,


conversaba con su par.
-Hathaway capturó al mediador, su alias es Silas.
-Suena a esos personajes de novela que lee mi hija.-exclamó Landon. Ángela Dennis
frunció una sonrisa esquiva.
-¿Aún de vigilante con el chico Carter?
-¡Si! Y no me gusta en absoluto... Viene demasiado a casa.
-Ah... Es de esos que van en "plan de amigo". ¡¿Nunca usaste esa estrategia de
adolescente?!- Landon iba a responder, aunque quedó pensando. Él había ocultado por
años sus sentimientos por Andy y lo había mantenido así para preservar la amistad sobre
el amor.
-No... No. Nunca lo hice. Era lento.
-¡Si, claro! ¡De seguro eras un rompe corazones!
-No, por supuesto que no. No era un niñato como ese tal Justin Bieber o los niños esos
de One by One...
-¿One Direction?
-Esos...
-¡De veras necesitas instruirte en la música de hoy, Landon!
-Estoy bien con Eric Clapton y New Kids On the Block, gracias. De hecho, le regalé a
Helena el último álbum de los Backstreet Boys y le gustó.
-¡Pobrecita! ¡No le obligues a escuchar vejestorios! Ariana Grande es la onda de mi hija
más pequeña.
-Pobre de tu niña, entonces.
-¡Au!
-No podrás salir así en cuatro días, mínimo.
-¡¿Bromeas?! ¡¿Y dejarme cuidar por mi esposo?! ¡No, ni hablar! Cocina horrores
cuando me disparan.
-Te envío a Heather entonces...
-No, está bien, Nolan. Haces demasiado salvándome el trasero.
-Y tú el mío. ¿Segura estarás bien?
-Si. Vete a casa. A la tarde harán el interrogatorio a Silas en la sala D del Bureau.
-Estaré allí y te avisaré si hay nuevas de Blackwell.- Tocó dos veces la puerta de la
ambulancia y llevaron a Ángela y otros dos agentes malheridos.
Landon caminó por fuera de las cintas amarillas, tratando de buscar pistas que le llevaran
al Diablo Blackwell hasta que halló una cadena con una moneda colgando en ella. Sacó
de su chaqueta un pañuelo para no impregnar sus huellas. De un lado tenía la planta de
la marihuana y del otro una calavera. Quizá esa sería la insignia que pactaba la entrega y
venta de droga de un comprador a otro.
Su móvil le alertó.
-¡¿Hola?! ¿Si? Voy para allá.

Usaba un viejo Renault modelo 2006 renovado por su amigo mecánico. Prendió el
encendido y marchó a toda prisa a su casa. Una patrulla estaba fuera de casa.
-¡¿Qué pasó?! ¡Déjenme pasar!- Mostró su billetera que llevaba su credencial de la DEA
y le dieron el paso.
-¡Señor Landon! ¡Arrojaron un ladrillo con un mensaje y registraron cuando salí a
comprar...!- Heather era una mujer mayor de color, su negro cabello cubierto de canas y
sus manos trabajadoras temblaban.
-¿Helena no regresó antes?- No esperó su respuesta y siguió su camino de la entrada al
living-comedor. Helena estaba pálida pero sus manos rojas por haber sostenido algo
fuerte.
-¡Papá! ¡¿Le maté?!- Vio en el suelo su katana con la funda puesta y un sujeto
inconsciente en el suelo, poco a poco iba despertando y un oficial lo levantó esposado.
Landon dejó a un lado su profesión y tomó al bastardo de la campera, arrojándolo contra
la pared más próxima.
-¡¡¿Quién eres y quién te envió?!! ¡Aquella niña es mi hija y te dio con la funda puesta!
Pero yo no fallaré en amputarte los huevos si no hablas.
-Lee la nota y sabrás.- Landon le obligó abrirse de piernas y le dio un rodillazo en sus
partes.-¡Ah!
-¡¿Quién te envió?!
-El Dingo... Tu suegro lo metió tras rejas ... Y ahora está libre.
- ¡¿Por qué a mí?!
- ¿Acaso no sabes? Una bala perdida de gente de Dingo fue que mató a su única hija. En
el 97, pero Finn logró apresar a Dingo diez años después. Esto es entre Wallace Finn y el
Dingo. Dingo sabe todo y que eres yerno de Finn. El ladrillo es de advertencia. Si te
interpones, serás el siguiente. Y tu hija también.
-Le dirás a Dingo entre rejas ésta noche que le estaré esperando y lo haré pedazos
cuando lo encuentre.... ¡Llévenselo!- Esperó a que se fueran para abrazar a Helena en sus
brazos.
Ella dejó esa expresión de solidez para llorar en el regazo de su padre.
-¡Me defendí, papá! ¡Cómo me enseñaste!
-¡Lo sé, cariño! Fuiste muy valiente... Pero la próxima vez huye. Fue un milagro que no te
matara. No vuelvas a hacer una locura como ésta ¿Vale? Prefiero que estés en casa de
Carter...- Lo dijo para que ella al menos sonriera entre lágrimas.
En mitad de la noche, Nolan despertó. No podía dormir pensando en las mil maneras de
acabar con Dingo. Recordaba a Rebecca y él jóvenes, saliendo del mercado chino, el
tiroteo, todo en más agudo detalle. Un Torino negro a gran velocidad y un disparo en
diagonal que fue hacia Rebecca.
No podía no quererla si de ella había nacido Helena. De joven le había sorprendido la
noticia, pero veinte años después, había aprendido a amar ser padre y Helena era un
tesoro que le recordaba lo que había significado para él la preparatoria. Le había
bautizado como Helena Beatriz Landon Finn; Helena por el primer nombre de Rebecca
y Beatriz por el segundo nombre de Andy. Conservaba así los nombres de ambas
mujeres que había amado tanto.

¿Amado? Seguía pensando a cuál de las dos había amado más. El amor de Rebecca
había sido fugaz y algo pasional juvenil mientras que mi afecto por Andy pasó de fraternal
a lo platónico e idílico. Uno inconcreto y el otro concluso, ambos en un mal final, sin
importar desde dónde se viera.
En el último año, se prohibió que agentes de la DEA llevaran tatuajes por respeto a la
fuerza. Con láser dije adiós a esa tinta que marcó en mi piel mucho más que palabras....
Fue tinta que marcó un amor platónico.
CAPÍTULO 11
No podía creer ya tenía en mis manos las cartas de invitación para mi renovación de
votos con Jack Donogan. Jack estaba trabajando de mañana en un juicio laboral mientras
yo en las mañanas me dedicaba a los preparativos. Para nuestro casamiento, el cual fue
hace dos años atrás, había sido algo breve y simple y ésta vez Jack quería renovar nuestros
votos y hacerlo como debió ser, con salón, iglesia y una luna de miel.
Mi hijo Jonathan, de apenas siete años, fue a verme a la cocina.
-¡Buenos días! ¡¿Ya estás listo para ir a la escuela?!
-Eso creo.- me respondió refregándose un ojo.
-Hoy te llevo porque papi está en un juicio importante. Un señor se lesionó en el trabajo
y papá le está defendiendo por sus derechos.
-Ojalá gane. Siempre gana.- Dijo sonriente antes de tomar su taza con leche.-¿Cómo estás
con eso?- Me preguntó al ver tantas libretas blancas y los sobres.
-Va tomando forma. Tu abuela ayudó con las invitaciones y con el salón. Espero que
todo salga como sueña tu padre.
- ¿Y el vestido? ¿O vas a ir así?
-¡Ja! El vestido... ¡El vestido! ¡Rayos! Mañana tendré que salir con mamá. ¡¿Qué haría sin
ti, mi pequeño Landon?!- Le di un beso en la frente y le apuré para que terminara de
desayunar. Llevaba en la camioneta una caja de fotos viejas, ya que quería hacer un video
o presentación de lo que fueron nuestras vidas antes.
Si, ustedes creerán "¿Por qué le pusiste Landon a tu hijo con Jack?" Pues lo hice porque
le quise siempre, años como un hermano sobreprotector y en la adolescencia le había
dado otro significado a ese cariño, pero no pudo ser. No quise arruinar una amistad
intachable por un romance tonto de niña.

Mientras conducía, escuchaba viejos clásicos de los 90's, recordando a su vez mis años de
colegio junto a Nolan Landon. Me preguntaba en mi interior cómo estaría ahora, después
de veinte años. Me detuve antes de ir a ver a la wedding planner, abrí la caja para
contemplar aquellas fotos viejas.
Tenía algunas en blanco y negro, de la instantánea de mi padre, hasta que entre hojas de
carta perfumadas que nunca escribí, sólo guardadas por su aroma a frutillas, hallé una
vieja foto mía con Landon.
La magia que podía capturar una instantánea no se comparaba en nada a lo que hoy
hacían como "selfie" o post de Instagram. Como su nombre, atrapaba ese instante, ese
segundo, esas miradas. Cuando la observé con atención, yo sonreía a la cámara, pero
Nolan no miraba al foco, sino a mí. Fue ese momento que caí en la cuenta, después de
veinte años, que en su mirar había un amor más fuerte que la amistad. Hurgué por más
fotos nuestras, en la mayoría esa misma expresión de que me prestaba atención más a mí
que a un flash. Me apoyé al volante, llorando, conteniendo las lágrimas para que no
cayeran sobre las fotografías.
-¿Por qué nunca dijiste nada, Landon? Creí que era mejor cuidar el lazo de amistad que
algo más. ¿Qué estarás haciendo hoy? ¿Mm?- me pregunté mirando aquella imagen de
los dos sentados en la vieja banca de madera del colegio.
---------------------------*-*-*-----------------------------

Llegué a casa a eso del mediodía. Heather estaba cocinando y había una nota en la mesa
de Helena.
-¿Te dijo dónde iba? Aquí sólo dice que salió a comprar unas cosas de diseño.
-Lo mismo, señor Landon.
-Mmm....
-No puede vivir encerrándola. Cumplirá sus veinte años...
-Lo sé, Heather pero éste mundo de hoy... No es lo que era en mi época.
-Ya nada es lo que fue. El mundo cambia, la gente cambia, el tiempo pasa. Así es como
gira la vida.
-¿Estás de vuelta con ese rollo metafísico del cambio y la paz interior?
-No le haría mal...
-No soy de esos que sigue... Esas cosas.
-Le hace falta un poco de tranquilidad. Con el trabajo que tiene.
-Heather... Amo mi trabajo, es lo único en lo que soy bueno.

Helena salió después de cursar, se cambió su atuendo hippie de jeans, zapatillas y


remeras largas por un vestido azul oscuro, su bandolera café y zapatos con taco bajo a
tono. Se había maquillado, tal cual como su padre aprobaba que se pintara los ojos y
labios. Lucía una joven dama en ese vestido. Carter le había invitado en una cafetería.
Éste se sorprendió al ver tal cambio en ella.
-¡Wow! Luces... Diferente.
-¿Te gusta? Iré al grano, porque sé que soy muy vueltera cuando hablo y bueno... Hace
tiempo que somos amigos y me gustaría si....
-¿Quieres ser algo más que mi amiga?- Helena sonrío al ver ese brillo en los ojos cafés de
Carter. - Yo iba a ... decírtelo... No hoy, no ahora... Esperaba el momento oportuno ....
-Lamento... Yo me apuré- respondió Helena. Carter le tomó las manos, acariciando
ambas con los pulgares.
-No... Hiciste bien, es muy valiente de tu parte. Quería que fuera en un lugar especial...
-Éste es nuestro sitio desde que terminamos la preparatoria juntos.- Helena fue impulsiva
y se acercó más a él, inclinándose para darle un beso. Carter respondió a sus
movimientos y la miró una vez más antes de cerrarlos y unir sus labios a los de ella.
Helena sentía mil emociones dentro suyo, ese hormigueo en el estómago, el pulso
acelerado y el corazón latiendo como una fiera veloz. Estaban los dos concentrados en la
mirada, sin percatarse de quien cruzaba la calle, de traje hacia el bar.

Nolan Landon se detuvo en seco en la puerta al ver el segundo beso que recibía su
pequeña de diecinueve años. Enfurecido como un león, se aproximó a la mesa de ellos.
- ¡Carter! ¡Hija! No dejaste recado de dónde irías después de cursar. - Pretendió no
enfadarse por cómo andaba vestida de mujer adulta. Helena notó la mirada penetrante
de su padre y dejó su chalina en las piernas.
-Lo siento.- dijo bajando la vista al piso.
-Coge tus cosas. Te llevo a casa.
-Señor Landon, yo... Disculpe, creí que Helena le había dicho que...- La mirada de
Nolan daba miedo, más si estaba callado y con un profundo entrecejo en aquellos ojos
hazel.
-Ve al auto, Helena. - le ordenó. Ella obedeció callada. - No te quiero cerca de mi hija
¿Te queda claro?
-No, señor. - Landon se sorprendió ante la negativa. - Amo a su hija y ella hoy se me
declaró. Le guste o no, no me voy a rendir por su hija. Es mi mejor amiga y ahora la amo
más porque tuvo el coraje que yo no tuve en decirle mis sentimientos. No lo haré abuelo
joven, si eso le perturba...- Nolan iba a hablar, pero se contuvo. -Déjeme terminar...
Respeto a su hija, le respeto mucho. De usted habla todo el vecindario de cómo nos
cuida a todos. Sé que es su única hija y no haré nada malo para alejarla de usted. Usted
cree que todos los de ésta generación somos unos desalmados, pero yo no soy así, señor
Landon. Trabajo y estudio y pago mi carrera sin ayuda de mis padres y abuelos. Sé que
tardaré más que Helena, pero le prometo que jamás le haría daño.
-Esa promesa tendrás que decírsela en la cara. Te estaré vigilando, muchacho, por más
palabras bonitas que digas.- Nolan se iba cuando Carter atinó en lanzar una pregunta
molesta.
-Señor Landon ¿Acaso usted nunca amó una amistad?- Landon se mordió el labio y se
giró.
-No. En mis años de juventud había códigos. Y la amistad era algo sagrado.
-¿No se arrepiente de no haber hecho algo?
-No. Deja de preguntar idioteces o me olvidaré de mis modales contigo, muchachito
insolente.- Le apuntó con el índice derecho y le hizo señas que le observaría.

Ya en el coche con Helena, el trayecto fue un silencio prolongado hasta que ella le
interrogó.
-¿Qué le dijiste a Carter?
-No te incumbe.
-¡¡Sí que me incumbe!! ¡¿Qué le dijiste?!
-Cosas de hombres... - Nolan frenó y estacionó en un sitio libre.- Helena... No vuelvas a
salir sin avisarme dónde estás. Desde esa noche del asalto en casa, no estoy tranquilo.
¡Tienes esa mierda de WhatsApp! ¡Un mensaje no me molestaría!
-¡¿Qué hay con Carter?! ¡¡¿Qué le dijiste?!! ¡¡¿Lo espantaste con esa cara?!!
-¡Ja! ¡¿Por qué me tratas de ogro?! ¡Te cuido porque los muchachos de tu edad sólo
piensan en sexo! ¡Sólo le amenacé que le vigilaría, sólo eso! - Helena se cruzó de brazos.
Landon volvió a conducir con dirección a casa.
-Tu no lo entiendes... Si nunca te enamoraste de una amiga.- Landon apretó la
mandíbula, dolido por ese comentario.
-Sé mucho más de lo que tú crees. Él me dijo que tú te declaraste.
-¡Si, lo hice! Porque si era por él, hubiera sido en cinco años. Quizá más y ya habría sido
tarde. La abuela me contó que mamá se te declaró y te puso el anillo de compromiso
¿No? Bueno, pues hay que darse coraje a veces... -Miré a mi hija, sorprendido.
-Fue algo repentino... -Helena le miró.
-¿Tu no querías?
-Acepté para borrar a alguien más de mi corazón. Un amor no correspondido.
-Entonces si amaste a alguien cercano.
-Nunca le dije lo que sentía... Para preservar la amistad por encima de todo.- Helena se
enterneció por las palabras y la mirada de tristeza en su padre.
-Perdón... No quise decir lo de antes... Que nada sabías.
-Está bien. Ahora somos tu y yo en el mundo... ¿Mm? -Le tomó la mano la mano a su
hija. Helena permaneció callada, dejando la radio encendida.

Era justo un tema que en veinte años no escuchaba.


Aguanté las lágrimas hasta que Helena bajó del coche. Permanecí un rato dentro. Mi hija
tenía el coraje del que yo carecí en mi juventud. No tuve esa fuerza de decirle a Andy
cuánto le amaba.
CAPÍTULO 12
- ¿Andy? ¡¿Estás en casa, cielo?!- La voz de mi madre desde el teléfono fijo me despertó.
Estaba dormida en el sofá luego de hacer los planes de clase de toda la semana. Me
estiré, me encontraba con la ropa de ayer.
-Dios... Dame fuerzas que es lunes...
-¡¿Cielo, estás ahí?!
-Sí, mamá...
-Hice la torta para Landon de ésta tarde... Para el cumpleaños de su amiguito Tom.
-Jonathan, mamá. Su primer nombre.
-¡Ay! ¿Qué tiene? Landon es lindo, lo bautizaste por Nolan ¿O no?
-Sí, pero...
-Bueno, cambiando de tema... La boda de los votos... Ya está todo listo en el salón, rosas
rojas, blancas.
-Y amarillas, a Jack le gustan las amarillas.
-¡Si, cariño! A la tarde paso a ayudarte con los pasteles y te llevo la torta para el
cumpleaños de Tom ¿Si?
-Sí, mamá.
-No me trajiste las fotos...
-¡Ay, lo olvidé por completo! Ven y te quedas por la tarde, a eso de las ocho, ¿Puedes?
-Sí, no tengo sesión de Yoga...- Mientras hablaba por el altavoz, organizaba mis planes. Al
juntar los papeles encontré la foto de Landon y yo. Por alguna razón la tomé y la guardé
en mi billetera. Me quedé mirándola cuando mi madre gritó.
-¡¿Me estás escuchando?!
-¿Qué? ¿Qué decías?
-¿Que si ya buscaste el vestido?
-Ah, no, no, no.
-¡¿Y qué esperas?! Estamos a 22 de Agosto, y es el 9 de Septiembre.
-No he encontrado el vestido acorde a mi cuerpo.
-¡Si fueras al gimnasio, encontrarías el indicado!
-¡Trabajo, madre, trabajo, cuido a mi hijo, alimento a Jack! ¡No me dan los tiempos!
-Si dejaras de mirar "Juego de Tronos" y "Diario de una Pasión" por las mañanas, tendrías
tiempo de ir a correr.
Mi físico se había esfumado con el nacimiento de Jonathan. Me gustaba cómo me veía,
con mis curvas, arañitas y celulitis. No iba nunca a la playa ni andaba de faldas en verano.
Así que no me importaba como estuviera. Lo único que me interesaba era cuidar el
cabello y usar sombras que combinaran con mi color de ojos. Pensé cómo estaría Nolan
hoy, si seguiría igual de delgado o como a mí, le hayan pasado los años. Él sería dos años
mayor que yo, treinta y ocho, seguramente. Suspiré, dejando el pasado en esa liberación
de aire.

Camino al trabajo vi una pareja de amigos que iban delante mío. La chica llevaba una
clásica trenza de trigo y el muchacho iba de jeans rectos, algo inusual en los adolescentes
de hoy, quienes típicamente llevaban pantalones sueltos que les sostenía la cadera o esas
babuchas similares a las de Justin Bieber con remeras que para mi perspectiva lucían
como pijama.
-Buenos días chicos.- Eran mis ex-alumnos de preparatoria.
-Buenos días, señorita Frederick. Supimos que va a renovar votos, ¿Tan pronto? Digo,
está casada hace poco.-dijo la joven.
-Sí, convivimos muchos años, nació Jonathan y la primera boda no fue muy de ensueño.
Ahora tenemos los recursos como hacerla mejor y especial.
-¡Hace muy linda pareja con el Dr. Donogan!- me halagó el chico.
-¿Y cursarán la universidad juntos?
-Si. Somos amigos hace años, desde ...
-Preescolar. Y aspiramos a entrar en Yale.-agregó el joven.- No quiero perderla, la amo
mucho.-Se abrazaron con esa ternura que me rememoraba a su edad.
-¡Me alegro mucho! Bueno, les deseo lo mejor chicos y que puedan emprender sus
sueños juntos. - Se despidieron de mí y subí la escalinata del colegio.

Había una especie de exposición de arte en el patio principal, por parte de los estudiantes
de Diseño Gráfico de la Universidad de Washington. Había llegado cuarenta minutos
antes de mi clase, como siempre demasiado puntual. Dediqué esos minutos libres
contemplando algunas pinturas, algunas realistas de paisajes en acuarela, fotografías de la
ciudad, algunas centradas en los ojos, en los gestos, en los abrazos de transeúntes
enamorados. Había mucho talento en los murales. Varios alumnos recorrían el área de
dibujos en blanco y negro.

Con música de fondo y buenas luces, el sector de dibujo a mano era un ambiente
peculiar, como si fuera de museo. Parejas de la mano, otras abrazadas observando un
amanecer, un par de ancianos sentados en la banca de una plaza, una madre e hija de la
mano, hasta que me sorprendí al ver el último retrato al final.
Titulado como el tema "Truly, Madly, Deeply I think of you" de Savage Garden con la
frase de la canción de Landon "Think of Me". Éramos Landon y yo con un efecto de
copos de diente de león en las orillas y viento que daba una imagen como si fuese en
movimiento de mi cabello y había sólo color en los ojos hazel de Landon y los míos.
Había un estudiante colgando otro cuadro.
-Disculpa... Una pregunta ¿Quién dibujó éste?
-¿No dice abajo?
-Amm... No.
-No sabría decirte, son estudiantes de primero y segundo año de la carrera.
-Te lo compro.- Dije sin pensar.
-Bueno, llamo a la tesorera a que te reciba el dinero, son unos $150 dólares.- No dudé y
saqué la billetera de mi cartera. No me iba a perder una versión mejor que mi patética
instantánea. Una jovencita de gorro rojo y ropa colorida me atendió.
-¡Hola! ¡Tienes buen gusto! Es un lindo retrato a mano.
-Sí, supongo que sí.- Helena notó que aquella mujer tenía ciertos rasgos a la del dibujo,
como el lunar pero el cabello lucía más oscuro. Helena inclinó un poco la cabeza.
-Lindo el chico ¿No?
-¿Disculpa?
-Cómo la mira... Ojalá todos mirasen así... Con tanto aprecio... Pero ni con una selfie
hacen eso.
-Supongo que se perdió el contacto visual por sacarse fotos a uno mismo.
-Mi papá siempre dice eso, que pierdo mi tiempo en el baño haciendo poses junto al
retrete.
-¡Ja, ja, ja! Pues tiene razón. No le encuentro sentido a sacarse foto sin compañía.
-¿Esa eres tú, no?
-¿Qué?
-La del dibujo. Ése es mi papá.
- ¡¿Es tú papá?! Espera... ¿Cuántos años tienes tu?
-19. Cumplo los 20 en noviembre. Escorpio, lo sé. Papá es de Cáncer, cansino, tranquilo.
Pero explota como todo cancerino. Capaz que conocías a mi mamá, Becca se llamaba.
-¡¿Rebecca?!- el timbre sonó, maldije que tenía que entrar a trabajar.
-Disculpa, pero debo irme.
-¡¡Espera!! ¡¿Cómo te contacto?!
-Mi nombre figura en el dibujo.- En el recreo la perdí en la multitud pero me llevé
conmigo el dibujo enmarcado en vidrio.

_________________________________________

Chris, "El Diablo" Blackwell salía de prisión con libertad condicional por el funeral de su
madre. Un sujeto con un prontuario de asesinatos, violaciones, robos a cuatro bancos y
asesinato a un agente de la DEA, Chris salía ésta vez como un permiso. Afuera, se reunió
con su gente que le esperaba en un Torino negro.
-Se te extrañó aquí fuera.
-¿Qué hay de Landon? ¿Murió ese infeliz junto con el hijo de perra de Matthews?
-No. Tu gente no pudo matarle. Murió Matthews en el tiroteo. Le asumieron a agente de
narcóticos internacional y sigue con los Federales.
-¡Hijo de perra!
-Le dieron nueva compañera, la agente Dennis.
-Mi Cleopatra, mi camaleón. Ella nos dará una mano. No hay mejor ayuda que una ex-
amante. Nos dará acceso libre. De Landon, yo me encargo. Hijo de perra, nadie se salva
del Diablo.

___________________****_________________

-Hay malas noticias... Como sabrán, Chris Blackwell


ha sido liberado por la condicional. La estúpida excusa... Madre muerta por ajuste de
cuentas con la banda de Gómez y Hendrix.
- ¿Cómo el guitarrista? - preguntó irónico un agente. Dejó de reírse al ver la expresión de
Landon.
-Landon... Tu casa tendrá custodia... Por lo ocurrido con Matthews el 2014, lo mismo
para Dennis, ya que ambos trabajan juntos. -Nuestro superior de la DEA lucía mucho
más preocupado que Dennis y yo. Mi móvil sonó por un mensaje del WhatsApp. Era
Carter. "¡¿Cómo mierda mi hija le dio mi número?!"
-Disculpen. - Salí del cuarto. - ¡¡¿Qué quieres?!! Estoy en algo importante y no necesito
escuchar el melodrama juvenil tuyo con mi hija.
-Estoy en el hospital con Helena.
- ¡¿Qué pasó?! ¡Deja, voy de inmediato! - Dennis movió los labios, le indiqué la "C y H".
Ella sólo alzó una ceja, no tenía el problema mío ya que sus hijos eran chicos aún.
Fui deprisa al hospital, mostrando la placa del FBI preguntando por Helena cuando vi a
Carter con su uniforme de rugby.
-¡¿Qué le sucedió?!
-La empujaron de las gradas durante mi partido. Le dolía en la zona del apéndice.
Supongo que será apendicitis.
- ¡¿Tú qué sabes si no eres médico, chico?!- Busqué al médico que le había atendido. La
caída había sido fuerte y andaría con venda en la mano derecha y en efecto, tenía
apendicitis. Me quedé sentado, en la hilera de bancos con Carter.
-Gracias... Por traerla.
-No me lo agradezca, señor Landon. Le dejé en claro la otra vez que haría lo que fuera
por ella. Y me estoy formando en medicina, además de diseño.
-¿Quieres ser médico?
-Lo de diseño es un pasatiempo para mí. Y quiero probarles a mis padres que puedo ser
mucho más.
-Un padre médico, supongo.
-Sí, es oncólogo. Quiero ser cardiólogo.
-Mm... Es compleja la medicina. - le dije. - Iba a estudiar para cardiólogo, pero lo más
próximo que tuve a mi alcance fue formarme de psicólogo criminalística, analista de
perfiles, hice análisis forense unos años, pero me enlisté a SWAT un par de años para
llegar a la DEA.
-Vaya...
-Fue con ayuda de mi suegro, en realidad. Era juez.
-Mm... Helena le admira por su trabajo tan riesgoso.
-¿Ah, sí?
-Es su héroe. Quizá, mejor que yo.
-Hoy estaba contenta porque vendió un dibujo que hizo para recaudar dinero del viaje a
Malta. Y luego... Pasó esto.
- ¿Señor Landon? Puede pasar a verla.- Me dijo el médico.
Helena tenía los ojos entre abiertos.
-Hey... Me diste un buen susto. De hecho, Carter me asustó.
-Le dije que no... No te llamara.
-Hizo muy bien en hacerlo. ¿Cómo te sientes?
-Mejor...
-Carter me contó que lograste vender un dibujo.
-¡Ay, si! De eso debo hablarte...
-¡No te emociones, hace poco te operaron del apéndice!
-Pero es importante...
-Después me lo cuentas, ahora quiero que descanses. ¿Si?
-¡Pero!
-¡Sh! Descansa, cuidaré de ti ésta noche. Salí fuera a decirle a Carter que fuera a dormir,
lucía cansado, pero se negó en hacerlo.

Desperté en mi silla y enfrente estaba él dormido tomando la mano de Helena. Fruncí


una sonrisa, recordando cuando Andy sufrió de neumonía un invierno, cuando tenía
quince. Exactamente igual a Carter, tomando la mano de Andy para que se mejorara.
-Carter...
-Mm...
-Son las siete. Vete a casa.
-Si... Señor Landon.
-Llámame Nolan.- No podía negar ya el hecho que Helena había crecido y encontrado el
amor en éste muchacho.
-Le seguiré llamando Señor Landon. Mis padres me enseñaron a respetar, no a tutear.-
Se sorprendió porque le abracé.
-Con esto, de permanecer en vela por ella te estás ganando mi aprecio, muchacho. Pero
te seguiré vigilando los pasos. ¿Entendido?
-Sí, señor Landon.

_____________________________________

Esa mañana me encontraba con mamá terminando de tejer un centro de mesa en


crochet.

-¿Mamá?
-¿Si?
-¿Te acuerdas de Nolan?
-Sí, cómo no me voy a acordar. Era un descarrilado al principio. Pero como que contigo
cambió mucho, eran muy amigos, desde el primer año. ¿Por qué? ¡¡Ay, no!! ¡¿Tienes un
amante parecido a él?!
-¡¡No, mamá!! No... ¡Por Dios, que alarmista eres! Conseguí un retrato y creo que le
encontré por su hija.
-Ah, con la nena que tuvo con Becca.
-¡¿Qué?! Espera... ¡¿Tu sabías?!
-¡Ay cariño! ¡¿En qué planeta estabas?! Fue obvio por qué los padres de Becca la sacaron
del colegio el último año... La noche del accidente se enteraron que estaba embarazada
de Landon y se los llevaron a ambos a otro colegio, lejos del pueblo.
- ¡Ah, no puedo creerlo!
-Sólo los padres de la escuela supimos ese rumor para que no hubiera malas lenguas
contra la pobre Rebecca.
- ¿Qué más supiste?
-Nada más, sólo eso.
-¡Veinte años después me cuentas esto!
-Si ¡¿Y qué?!
-¡Uy! Mejor me voy a guardar la ropa que planché.-
Ahora sabía por qué Landon se había marchado y había dejado de escribirme. En mi
pequeña biblioteca tenía colgada el dibujo de su hija. Tendría que encontrarla para que
me llevara a Nolan. Quería saber cómo estaba, qué era de su vida. Quería saber que
estuviera bien. Toqué el vidrio y por esa inexplicable razón, rodó una lágrima de mi
mejilla.
CAPÍTULO 13
Era martes 23 de agosto. La alarma no sonó y salí volando de la cama.
-¡Papá, te quedaste dormido!
-¡Ya lo sé, Helena!- Ingresé a la ducha a despabilarme.
Era de esos días que todo salía mal. Al afeitarme me corté, maldije a Dios y a todos sus
Santos. Escuché las risas de mi hija con Heather. Llegué a la cocina con un papel en el
corte.
-¡Qué navaja tan torpe!- dijo mi hija en plan de bromista.
-¡Ja, ja! Mira como me río.
-Disculpé que no le desperté, estaba preparando el desayuno.
-Descuida Heather. - Miré el reloj y maldije otra vez. - Debo irme ya. - Tomé una simple
taza de café cargado. Heather, como siempre precavida, me alcanzó un termo con café
hecho y una bolsa café con emparedados dentro.
-No sé qué haría sin ti.
-Y yo sin usted, señor Landon.
-¡Vamos, Helena!- ladré que se apurase.

-¿No dejaste ni la alarma al móvil?


-Dejé el reloj y supongo que dormido lo apagué.
-¡Papá, tienes un Smartphone! También tienen alarma...
-¡A tu edad sólo tenía el reloj de mano y el despertador de campana! ¡No sé cómo se
pone!- Le pasé mi celular y ella le encontró esa aplicación.
-¿Tienes ringtones?
-¿Qué cosa?
-Tonos de alarma.
-No. Creo que no.- La vi que revisaba mi reproductor de música.
-¡¡¿Escuchas a Gwen Stefani?!! ¡¿Hollaback?!! ¡Es viejísima!
-¡¡Eh, eh, eh!! Te pedí alarma, no que husmees mis canciones.
-¡¿"Muéstrame el sentido de estar solo"?! ¡¿De los Backstreet Boys?!- Le dio play sólo con
fines de reírse.
-Era música en serio, nada que ver con tus Big Time Rush.
- ¡¿Larger than Life?! ¡Así no atraerás ni una mujer a casa! ¡Dios! ¡¿Te quedaste en los
90?!
-Era una época gloriosa. De ella salieron buenos artistas, como Britney, Nsync, The
Corrs, Five.
-¡Seguro!- Encontró un tema de Five y le subió el volumen.- Éste no está tan mal.
-¡¿Te gustó, eh?!
-Vas a tener que buscar tus cassettes de Five.
-CDs, y tengo tres de ellos.
-No uso radio, pero supongo que la computadora de escritorio que tienes me dejará
escucharla.
-Si anda, aunque ande a pedales.- le respondí con sarcasmo. La tecnología del 2016 no es
lo mío y preferí comprar una antigua computadora de escritorio que aún lograba abrir
diskettes y CDs.
Estacioné a una cuadra antes de la universidad. Le daba vergüenza que aún la llevara pero
siempre iba cargada de cosas, la carpeta gráfica en su maletín, sus pinturas, su mochila y
una bolsa de cartulinas y papeles de colores.
-Gracias. No hubiera podido con todo esto sola.
-Lo sé.
-No te conté a quien vendí mi cuarto dibujo a mano.
-Después me cuentas, tengo prisa Helena.
-Okey.- Carter la saludó de beso en la mejilla. Mi punzada de padre protector seguía
latente. Fruncí una sonrisa. - ¡Más rápido, Carter, gracias! - sacaba las cosas del auto con
esa lentitud tan suya. Aceleré y emprendí rumbo al trabajo, esperando que nada más me
retrasaría.
Para mi desgracia, el tráfico era una pesadilla. Prendí el móvil a un clásico de Joey
McIntyre para que me diera paciencia. Sin éxito, regresé al tema que mi hija había
elegido de alarma. Había escogido "Everybody" de los Backstreet Boys.

___________****____________

Fui con mi hijo Jonathan a comprar acuarelas, pinceles y útiles. Aunque me dedicaba al
nivel medio, daba lengua a los pequeños de sexto grado inicial y los martes eran clases de
cuentos y artes plásticas.
Recorrimos la góndola de cuadernos y escogí dos de Cars y Doris.
-¿Te gusta Doris, mami?
-A veces me siento como ella.
-¿Con memoria a corto plazo?
-¡Ja, ja, ja! No, mi cielo. Extraño gente que no he visto en mucho tiempo. - Le dije. La
música de fondo pasó de Ariana Grande a un retro de mi adolescencia. Me hizo sonreír,
pensar que con una canción lograse recordar mi juventud en el colegio. Recordé cuando
con Nolan salimos después de estudiar historia, jugando con aquellos tatuajes que solían
venir en las gomas de mascar. Aquella vez juré que iba a besarle, pero en aquel entonces
estaba con Becca y yo comenzaba a salir con Jack.

Salimos de la tienda yendo hacia el auto cuando un sujeto vestido de deportista me jaló la
cartera.
-¡Entrega el bolso!
-¡Está bien, está bien, me estás lastimando!- No quería adivinar si llevaba un arma o una
navaja. Le entregué la llave a mi hijo.
-Enciérrate en el coche.
-¡¿A dónde vas?!
-A recuperar mi bolso.- Corrí detrás del maleante aún con las bolsas de compra. Esa
cartera era obsequio de Jack y dentro tenía una estúpida tablet con las planificaciones de
las siguientes tres semanas, trabajos de trasnoche en manos de un infeliz.

Cada vez más autos en la interminable fila iban formándose detrás de mí.. Vi un
muchacho joven corriendo y una mujer corriendo detrás de él. Doblé y aproveché la
derecha para seguir al delincuente. Frené el coche y corrí lo más veloz que pude.
- ¡FBI! ¡Deténgase! - grité, pero parecía correr el desgraciado sin importarle que iba cada
vez más cerca. Casi choqué con más de un vendedor ambulante de no ser por las horas
de gimnasio con la agente Dennis.
- ¡Tiene mi bolso! - gritaba desesperada. Más adelante, un hombre de cabello corto le
perseguía. Busqué una vuelta para agarrarle. No tenía con qué darle, pero usaría los pies
para patearle. Le hallé con afán de arrojar el contenido al suelo.
-¡Me arrojas la tablet de adentro y te juro que te mato a patadas!- le grité.- Sacó una navaja
del bolsillo.-¡Era broma!, saca lo que quieras.- Me tiró al piso. Venía armado al sentir la
pistola en la cabeza. Le entregué las joyas que llevaba puestas.
-La sortija.
-¡No me pidas esto, por favor!
-¡El anillo o te mueres!
-¡¡FBI!! ¡Arroja el arma! - Estaba con la cabeza en el suelo. Respiré alivio al oír que era un
agente.
-¡Mira, tengo una mala mañana, arroja el arma de una vez!
-¡Le vuelo los sesos!- Vi que no me la haría fácil. Tenía los pies visibles así que disparé a
uno. -¡¡Mierda, hijo de perra!!- Atraje su atención, apuntándome, pero tenía tan mal
ángulo que deduje que era principiante o un mal ladrón. Disparé a su mano, logrando
hacerle soltar el arma. Cayó hacia atrás cuando disparé a su pierna derecha.
-¡¡Hijo de...!!- Tenia mis bolsas de compras en el suelo. Maldije pensando que las
pinturas y acuarelas se habrían hecho pedazos.
- ¿Señorita, es ésta su cartera? - Alcé la cabeza y no podían creer mis ojos a quien tenía
delante mío. Nolan Landon, de traje gris con su arma en la cintura.
-¡¿Siempre tirando tus cosas al suelo, eh?!- Ella lucía radiante, como si los años no le
hubieran pasado. Esa mirada, esos ojos, ese lunar en la mejilla derecha. Su cabello era
ahora un castaño oscuro.- No has cambiado, Andy.- Le dije sonriente, mi sorpresa de
verla me había hecho olvidar mi retraso al trabajo.
-¡Me estoy desangrando!- gritó el delincuente.
-¡¡Cállate!!- gritamos los dos y nos reímos.
-Gracias por atraparlo. Tenía mi billetera y ...- No quería pestañear para verlo
detenidamente. Esa sonrisa inconfundible y ese ceño de serio, igual a cuando era joven. -
Luces estupendo. No sabía qué más decirle, le tomé de los brazos, más fornido de lo
flaco que era antes.
Reaccioné a darle un abrazo fraterno, años sin verla habían sido eternos. Cerré los ojos al
abrazarla, pensando que esto no fuera un sueño.
-¿Pensabas que estaría obeso, decrépito, o cantando en una paupérrima Boyband?
-No, nada de eso. Sigues siendo tu, Nolan Landon. Mi Landon.- dije con sinceridad.
Llamé a un móvil que se encargan del ladronzuelo.
Le ayudé a recoger las cosas y la acompañé a su auto. Vi a un pequeño dentro,
probablemente su hijo. Observé además que llevaba el anillo de casada. Yo llevaba el
mío al cuello en la cadena de plata.
-¿Cuánto tienes ya? ¿30, 40? - preguntó ella.
Lo había hecho para evadir si es que me preguntaba por Jack. Estaba nerviosa, nunca
había estado así con Landon, pero ahora me sentía de ese modo.
-Treinta y ocho. ¿Te olvidaste mi cumpleaños?
-No, claro que no. Nunca lo olvido. - dijo ella, mirándome. No iba a perder a Andy de
nuevo. Tenía una tarjeta del FBI y se la entregué.
-¡Oh, agente especial Landon! Veo que cumpliste tu meta.
-Si. Llevó tiempo entrar en la fuerza. Es el número de celular. Cuando quieras y
dispongas... Podemos... Tu sabes... Tomar un café... - Comenzaba a trabarme en frases.
- ¡Si, si! Te llamo.
-¡¿Vamos a casa, mami?!
-Sí, Landon.- Sonreí y Nolan se río.
-Le bautizaste con mi apellido.
-Una larga historia, quedará como tema pendiente para un café.- No sé por qué actúe así
que tomé su mano besando sus nudillos como cuando éramos adolescentes.
-Esperaré ansioso tu llamada.- Lanzó esa mirada que extrañaba. Yo no dejaba de sonreír.
Salí del estacionamiento y le vi alzar la mano.

En toda la tarde estuve alegre y transmití esa felicidad en las dos clases. A la hora del
recreo, aproveché en agendar su número al móvil. La tablet no había sufrido daños y
tomé la oportunidad de buscar sobre Landon en Google. Allanamientos, casos de había
resuelto de narcotráfico aquí, en Puerto Rico y Texas en éstos últimos años. No había ni
Facebook, Instagram, nada.
Por lo visto, no muy aprensivo a Internet como yo. Casi todas las noches me la pasaba
planificando y hallaba nuevas técnicas o actividades en la web más que en los clásicos
manuales. Landon, cero en redes sociales.
Aunque su hija era toda una popularidad en Instagram con sus pinturas y dibujos. Se
había sacado una foto con el dibujo que le había comprado.
Tenía un post abajo.

"19 años sin mamá. Falleció en un maldito tiroteo, sólo a por ir por un poco de leche
para mí. Papá ya no sonríe y estoy en la búsqueda de ésta chica, quien por lo visto le
hacía feliz. Que la tecnología me ayude a traerle la alegría de nuevo"

Me apenó saber que había muerto Becca. No éramos grandes amigas, pero no merecía
morir sin ver a su hija crecer. Por alguna razón nos cruzamos hoy así que a la noche
planeo llamarle. Fui al tocador a mojarme el cabello frisado. Pude ver el tattoo retocado.
Los colores ahora lucían más vivos y había resaltado la frase
"Pienso en ti" rellenadas en un efecto de plumas en cada letra. Junto al "ti", logré pedir que
se agregara la mariposa adhesiva de aquella goma de mascar.
CAPÍTULO 14
Estaba nerviosa por encontrarme con Nolan en el café. Me sentía incómoda, insegura...
¿Por qué? Ya a mi edad debería ser más confidente, pero verlo después de veinte años
fue un shock importante. Debí haber esperado a encontrarle, pero mi reloj de vida me
jugaba en contra y postergué ese anhelado reencuentro para que el destino, o Dios, o lo
que fuera, me lo trajera de vuelta en mi vida. Miré mi mano y tenía la sortija de
matrimonio. Sentía como si tuviera a Jack en mi mano, observándome. Con una punzada
de culpa, como si estuviera cometiendo un delito, la guardé en la cartera.
Impaciente, empecé a dar pequeños golpes con el taco en el lustrado piso enlozado.

***

En la oficina no me liberaba más, entre interrogatorios a sospechosos que me llevarían al


"Diablo" Blackwell, me estaba olvidando que en media hora debía encontrarme con
Andy.
Suspiré pensando de qué podría hablarle...
¿O emplearía mi método policial para indagar en su vida? ¡No, sería muy formal y ella lo
vería para mal!

-¿Tienes prisa?- me preguntó Dennis


-Debo encontrarme con una vieja amiga.
-Mm...
-Conozco bien tu "mm", Dennis
-Seguro es la amiga que ubicó tu hija, me imagino.
-¡Me sorprende cómo vuelan las noticias en ésta central del FBI!- dije mientras terminaba
de redactar un informe de un caso ya concluso.
-Helena es cotillera de sangre, calculo que lo heredó de su madre porque tú eres bastante
parco y cerrado conmigo.- Me hizo sonreír su comentario.
-En efecto, has acertado. Su madre era bastante parlanchina.- Dennis percibió cierta
melancolía en su voz que parecía quebrarse.
-Yo terminaré el reporte del cómplice de Blackwell, ve tranquilo. Si es una amiga que no
has visto por mucho tiempo, tendrás que ponerte al día. - Posó su mano en su hombro y
él retuvo la mano como signo de agradecimiento. Nolan salía por un atajo del edificio,
pasando por los depósitos de archivos, casi al sótano donde permanecía aún la oficina de
los agentes retirados ahora casados, Einstein y Miller.
Estaba con la guardia baja cuando un sujeto de traje me embistió con una patada que por
poco me dejó noqueado en el suelo. Atontado por el impacto, el hombre, en sus
medianos cuarenta, me tomó del cuello con los brazos, haciendo un perfecto candado
con mi cabeza.
-¿Qué quieres de mí? ¡¿Quién te envía?!- logré exclamar forcejeando para soltarme.
-Tu sabes bien quién me envió para liquidarte. El Diablo manda saludos. - La ira me
salvó de ser ahorcado por aquel infeliz. Le pateé hacia atrás directo en la entrepierna, me
soltó y aproveché golpearle lo suficiente hasta que se desplomó al suelo.
-¡Voy a perder una reunión muy importante, así que o me dices ahora dónde puedo
ubicar a tu "Al Capone" o mandaré tu cuerpo a la morgue lleno de moretones por las mil
patadas que voy a darte!- Me detuve y le tomé de las solapas de la camisa.
-El ladrillo en tu casa es sólo el principio...
-¡Habla, maldita sea! ¡¿Dónde se esconde Blackwell?!
-Tu hija las pagará y cualquiera que esté en tu camino, Landon.- Sonreía y la sangre
sobresalía de sus encías.
-¡Me tienes harto!- Saqué mi arma y le apunté a la frente.
-Tu sabes bien dónde puedes encontrarlo... Donde todo empezó... el tiroteo a la hija del
juez... Observa bien el barrio... encontrarás el símbolo que representa a Blackwell.-
Cansado de mis golpes se desmayó, llamé por mi handie a Dennis que se ocupara del
miserable.

***

Me había tomado dos tazas de café y un waffle. Ya eran las siete en punto y estaba por
incorporarme para ir a casa a verme con mamá. ¡La boda! ¡¿Dónde tenía la cabeza?! En
Landon, por supuesto.
Le vi llegar pálido, exhausto, como si un camión le hubiera pasado por encima. Tenía esa
expresión en el rostro idéntica a aquella vez cuando el principal le había castigado a
limpiar el colegio en contra turno.
-Hola.
-Hola... ¿Te encuentras bien?- Pedí al mesero un vaso de agua fresca, lucía muy mal.
-Cosas del trabajo... Ser federal es un trabajo de continuo riesgo... Por ello no he tenido
amigos... Salvo tú en preparatoria. No he venido a hablar de mi trabajo, quería verte y
saber de ti... Saber que estás bien. - Siempre tan atento y caballeroso. Mis mejillas
comenzaban a encenderse.
-Yo... Bueno... Soy mamá de Jonathan y mmm… Estoy trabajando de maestra de lengua
en dos turnos. Mi vida no ha sido tan emocionante como la tuya.
-No sé si emocionante por lo que habrás leído pero es un mundo solitario ser agente del
FBI. ¿Y...?- No quería ser atrevido y lanzarme de lleno a "la pregunta" pero mi
desesperación por saberlo me llevó a hacerla.- ¿Y estás sola?
-Ah, no. Sigo con Jack Donogan... Vamos a renovar los votos el primero de septiembre.
Mi madre quiere hacer un festejo ostentoso... Yo no... No me siento en edad para
vestirme de blanco...
-Me gustaría poder verte de blanco... O incluso llevarte al altar. - Más ruborizada me sentí
al oír eso.
- ¡Landon, has cambiado nada!
-Tu mucho menos... No creí que cumplirías con el pacto de bautizar a tu hijo con mi
nombre. ¿Tenías que ponerle Landon?- Él se reía, mostrando esa sonrisa que hacían
años que no veía y esa alegría en sus ojos verdes me habían devuelto ese palpitar de
afecto.
-¿Qué? ¿Qué es tan chistoso?
-Bauticé a mi hija Helena Beatrice. Helena por el segundo nombre de Becca y ...
-Mi segundo nombre, Andy "Beatrice".- Le invité a un chocolate caliente, similar al que
solíamos tomar de jóvenes. Revolví mi taza, dándome coraje de preguntarle lo que venía
pensando.- ¿Por qué huiste sin decirme siquiera adiós a la cara?
-Era tan sólo un crío, asustado con la noticia de que iba a ser padre... ¿Cómo crees que
me sentía en ese entonces? No quería verte apenada por mi mala suerte.
-¿Acaso Becca te trajo mala suerte?
-Hubo momentos buenos y malos, como toda relación...- Miré mi taza y luego la miré
fijamente, abriéndome con franqueza ante ella.- Me dio a Helena, ella es mi regalo de
Dios. Es una chica preciosa, inteligente, audaz... Pero siempre hubo alguien ausente. Y
eras tú, Andy.- Me contuve con un suspiro, aun guardando mis sentimientos.
-Washington nos reunió de nuevo. Tu hija fue, de hecho, quien me llevó a ti. Dibujó ésta
foto a mano y se la compré. - Me enseñó la vieja instantánea que guardaba en la billetera.
Vi la foto, ella la tenía mejor conservada.
-¿También la conservaste?-Sentía los ojos vidriosos, estaba por llorar pero no quería
flaquear delante de Andy, no ahí, no con ella.
-Tu amistad es lo que más recuerdo del pasado. El resto de mi ayer es borroso, pero tú
eras y eres lo único tangible y memorable. - Landon... Lo siento, no quería hacerte llorar
al decirte esto. -Me tomó la mano fuerte.
-No estoy pasando un buen momento. - Ella, tan dulce como cuando tenía quince, se
levantó de la silla y me dio un fuerte abrazo. - No sabes cuánto te necesito.
-Y yo a ti.
-No estás solo ahora, Landon. Estoy aquí. Sea lo que estés pasando, ahora estamos
juntos, cerca uno del otro. ¿Recuerdas cuándo me decías que era lindo llorar en mi
hombro? Por los chalecos de lana que me compraba papá eran el mejor pañuelo para tus
lágrimas.
-Sí, lo recuerdo. -Le limpie las lágrimas con mis manos, lo tenía a milímetros... No
recordaba en ese instante si Landon alguna vez me había dado el primer beso... Mi
memoria ya me estaba fallando. Fui discreta y sólo le besé la mejilla para luego
estrecharlo fuerte.
Fue un segundo de instinto, cuando vi fuera que un hombre de negro apuntaba hacia
nosotros.
-¡¡Al suelo!!- Sentí que en ese instante Nolan se abalanzó y rodamos al suelo en un golpe
seco. La vidriera se había hecho añicos.
-¡¡Landon!!-grité asustada. Lo tenía encima como escudo humano.
-Estoy bien. ¿Te has hecho daño?
-No.
-¿Ahora ves por qué no tengo amigos? Nadie en el FBI tiene una Andy.
-Vas a tener que decirme quién te quiere muerto.
-Te lo contaré todo además de salir de aquí y ponerte a salvo.

El dueño del café se había resguardado bajo la mesa de bar y llamó al 911.

************

-¡Ahora vas a tener que vivir con una patrulla de custodia! ¡Hija!- Mi madre estalló como
una bomba al ver un móvil de policía y otro de federales enfrente de casa.
-¡Ya mamá! ¡Landon está haciendo lo mejor por cuidar de la gente que quiere!
-¡¿Para qué le buscaste?!
-¡¿Para qué te juntas con tus amigas de la universidad a hacer macramé, madre?! ¡Es
exactamente lo mismo! ¡Como tú tienes tus amigas de antaño, yo tengo a Landon, y no
pienso perderlo ahora!
-Te recuerdo que ya no son críos como antes, querida. Son adultos, padres, ambos... Con
una vida a parte cada uno.
-No necesito que me recuerdes mis deberes como mujer, mamá.
- ¿Suspendiste los arreglos para la renovación de votos?
-¡¡No estoy con la cabeza centrada en la boda!! ¿De acuerdo?
-¡¡Claro que no, eso ya lo veo!! ¡Nolan Landon ha vuelto a tu cabecita y no sé si ahí
también! - Me apuntó al corazón. Me enrojecí y, para que no se diera cuenta, me fui a la
recámara, donde justo estaba Jack. Le vi empacar la maleta, quedé desconcertada al
principio.
-¿Estás enojado? ¿A dónde vas con eso?
-Tengo un caso importante en Dallas... Me necesitan, cielo. Es un juicio jugoso y no
quiero perderlo.
-¿De cuánto tiempo estamos hablando?
-Unos días, tranquila.- Me dio un beso en la frente, ni que fuera una niña, me crucé de
brazos enojada por su actuar.- Sé que estarás bien si Landon ha dejado patrullas...
-¿Volverías rápido si supieras que me disparan?
-¡¡Andy, no digas eso!! ¡¡Por supuesto que sí!!
-De la noche a la mañana, te vas sin más por un juicio...
-¿Qué estás sugiriendo?
-Te di todo de mí, Jack. Mi vida, todo… Y tenemos una familia... He trabajado de 2 hasta
3 turnos en las escuelas... ¡No me tomes de idiota! ¿Un juicio en Dallas o una mujer en
Dallas? Si cruzas esa puerta, no te tomes la molestia de regresar.- No me miró, me daba
la espalda y más sentía el cólera en mis venas.
-Eres una excelente mujer, Andy. Y me has dado a Jonathan como fruto de nuestro
amor... Perdóname si no he sido del todo demostrador de afecto contigo. Creo que éste
viaje, que realmente es de trabajo, me ayude a darnos un tiempo. - Jack cerró la puerta y
caí de rodillas a la alfombra. Lloraba sin cesar pensando en todo el tiempo perdido con
él. Me dejé influenciar por todo, por todos, pensando que Jack era el hombre de familia
ideal. Pero mi ideal siempre fue Landon. No sé si ahora es todo parte de un patrón del
destino haberlo encontrado de nuevo... ¿Y si es una oportunidad para poder vivir lo que
no vivimos 20 años atrás? Debía averiguarlo... Saber si Landon siente algo por mí, si es
recíproco o si sólo soy yo quien siempre le ha amado, pero por valorar la amistad jamás
di un paso adelante.
Salí de casa a arrojar la basura, eran las ocho de la tarde y había un solo móvil
policial enfrente. Me acerqué, en plan de ofrecerles a los oficiales una taza de café
caliente. El terror caló por la espalda de Andy al contemplar a los dos oficiales con
perforaciones de bala en la cien. No tuvo tiempo de gritar por auxilio, ya que Chris
Blackwell le tapó la boca con un paño grueso de cloroformo. Ella luchó frenéticamente
hasta que el sedante surtió efecto. La llevó a una furgoneta negra mientras que dos de sus
secuaces ingresaron a la vivienda, dejando todo hecho pedazos, como si hubiera sido un
asalto, tomaron a Jonathan del mismo modus operandi de Blackwell con Andy,
llevándoselos cautivos con el fin de escarmentar a Nolan Landon para que dejase la
fuerza para siempre.
CAPÍTULO 15
Desperté al sentir la brisa que se colaba por la ventana parcialmente abierta. El ruido
de una sirena de bomberos se podía escuchar no muy lejos de mi vecindario. Permanecí
mirando un punto del techo, siéndome imposible borrar de mi mente el rostro de Andy,
mientras que mi conciencia, en un rincón mental, me recordaba que estaba casada. La
alarma dictaba las cinco de la madrugada. El beeper empezó a sonar sin cesar, luego mi
celular vibraba sobre la mesa de noche, era Dennis, avisándome que Andy y su hijo
habían sido secuestrados. Un escalofrío inundó mi espalda, mi corazón latía con una
furia en erupción, me vestí de inmediato, llamé a quien pudiera cuidar de mi hija y en
fracción de minutos me encontraba en el cuartel. Hubo una reunión temprano, de la que
nadie me había puesto al tanto.
-Dennis ¿De qué se trató la reunión? No me dijiste que había una junta antes.
-Lo siento, Nolan, pero el jefe te ha dejado fuera del caso Blackwell, es demasiado
personal tu situación.
- ¡¿Qué?! ¡No puede hacerme esto, tengo los archivos, tengo más evidencia recolectada!
-Ahora que Andy es su rehén, estás demasiado expuesto. Otros agentes del Bureau y
SWAT se están encargando de dar con el paradero de tu amiga.
-Creí que podría contar contigo, Dennis, pero me equivoqué. - Tomé mi chaleco anti-
balas, mi arma reglamentaria y una caja de balas.
- ¡¿A dónde vas?!
- A evitar que Andy termine como mi esposa.
-No vayas solo; iré contigo, espérame.
Recordé lo que había dicho el matón de Blackwell, debía regresar al sitio donde todo
había empezado, en el barrio donde Rebbeca había sido asesinada. Notaba que Dennis
actuaba demasiado relajada, no le di muchas pistas del lugar exacto donde habían
disparado a Rebbeca. Nos detuvimos en esquina encontrada un mercado chino.
- ¿Fue por aquí?
- Sí, estaciona allí. - Le indiqué, bajé listo en caso que fuera a atacarme. Fui directo, sin
rodeos, para saber con quién demonios venía trabajando por años a mi lado- ¿De qué
lado estás, Dennis?
- ¿Perdona? ¿A qué te refieres?
- No lo sé, esperaba que me dijeras algo, que seas honesta conmigo. Hoy actúas
demasiado tranquila y no eres así cuando se trata de un operativo.
- No sé de qué hablas, Landon. No es mi amiga, quizá por ello estoy tranquila; no lo
tomes a mal, Nolan.
-Observé que llevas un tatuaje nuevo en la muñeca derecha, o tal vez lo llevas hace
tiempo y no me percaté en su momento. Lo vi mientras conducías. - Su conducta física
me estaba revelando que la había descifrado. - ¿Me equivoco?
- ¡Nolan, Nolan! ¡¿Por qué haces todo tan difícil?! –Sacó un arma, corrí a buscar un
mural de escudo.
- ¡¿Él te contrato, ¿verdad?!- Ella estaba a la defensiva, disparando a quien una vez fue su
compañero de trabajo. - ¡Me decepcionas, Dennis! ¡Me rindo! - Arrojó el arma al
callejón, así ella pudiera ver que estaba desarmado. - ¡Sólo quiero ir a por Andy y su hijo,
es todo!
- ¡¿Quién me asegura que no estás armado?!- Nolan salió de su escondite, con los brazos
extendidos cual si fuera un ladrón.
- Si sabes dónde la tiene, dímelo, por favor, y pondré fin a mi cacería de Blackwell.
- Eso tendrás que decírselo en persona. ¡Camina y obedéceme! - Le esposó las manos y
caminaron unas diez manzanas hasta que lo condujo al interior de lo que parecía ser un
antiguo depósito de barriles de vino. El olor a vinagre emanaba de sus muros, negros por
el tiempo y la suciedad del ambiente. A lo lejos, se podía vislumbrar a dos sujetos, uno
más alto que el otro. El primero era corpulento y de tez trigueña mientras que el segundo
de baja estatura, probablemente un metro sesenta, parecía de mayor edad, de cabello
canoso y con una característica marca en ambas mejillas, como antiguas heridas de
cuchillo.
- ¡Nolan Landon, finalmente nos vemos! ¡Después de años de toda una persecución
como gato y ratón! ¡Has crecido, muchacho, o al menos desde la última vez que te vi! No
era contigo mi problema, lo sabes ¿Verdad? Tu querida noviecita era hija del juez,
condeno a muchos hermanos de mi familia, obviamente que caí preso en su momento,
pero como sabes el procedimiento, buena conducta, sin antecedentes previos, me
liberaron. Déjate de hacer el buen agente, muchacho, el mundo no gira en torno de los
honestos, ¡Mira como terminó Jesús con su honestidad y bondad pura! ¡Muerto!
¿Quieres terminar igual? No tengo una cruz por aquí, pero te la conseguiría, exclusiva
para ti, por te has ganado el cielo haciendo tu trabajo.
- ¿Dónde están tus rehenes?
- Aún no te lo voy a decir, no hasta que me entregues el pendrive con la información de
la mercadería que viene de Hong Kong. – Dennis revisó sus bolsillos, la cazadora y
extrajo el dispositivo.
- ¿Segura que es éste? –Preguntó Blackwell a la agente Dennis.
- Revisé su cubículo y nada había. ¿Le decimos dónde están?
-Aún no. Para corroborar que la información está ahí, lo revisaré ante él. - Chasqueó los
dedos y su guardaespaldas trajo una computadora desde una de las puertas de acceso del
ala oeste, por ese lado se veía una camioneta de doble tracción color gris. Nolan
observaba el lugar, no había indicios de que Andy hubiera estado allí, probablemente la
tendrían escondida en otro lugar.

Me dolía la cabeza y sentía que el mundo me daba vueltas. Sentía a alguien a mis
espaldas, era mi pequeño Jonathan. Le susurré para corroborar que estaba bien. Logré
habituarme a la oscuridad del lugar, el cual era una especie de contenedor aduanero. La
mitad de éste estaba con su media capacidad con paquetes cuadrados forrados en papel
madera apilados entre sí. Era innegable que se trataba de droga.
-Jon… Landon, hijo. ¿Estás despierto?
-Sí, mamá, me duelen las manos.
-Lo sé, corazón. Te sacaré de aquí. - Eran nudos marineros, bastante mal hechos, con
lentitud logré desatarme, luego liberé las pequeñas manos de Landon. Golpeé a la puerta,
para llamar la atención de quienes podrían estar fuera.
- ¡¿Qué quieres, mujer?!
-¡¡Mi hijo, se está convulsionando!! – Le indiqué a mi hijo que se dejara llevar en mis
brazos y que se hiciera el inconsciente. El guardia no se percató que estábamos desatados,
se compadeció al ver desmayado a mi hijo. Le pateé en la entrepierna al maleante, le grité
a Jonathan que corriera lo más rápido. Forcejeé con el sujeto para quitarle el arma y un
disparo sonó al cielo.

Un tiro resonó a lo lejos, Blackwell estaba atento a la computadora. Dennis no me


soltaba, me giré y usé mis manos atadas como un candado a su cuello.
- ¡Ya tienes el pendrive, no me necesitas más!
- ¡¿Crees que no?! ¡¡Ésta mierda está encriptada con una clave!! ¡¡Maldito hijo de perra!!
¡¿Piensas que Dennis me importa?! ¡Mátala si quieres, después de todo, fue ella quien te
trajo a mí! - La liberé, pero me descargué al darle un golpe en el rostro.
-¡¡Dime la maldita clave o tu amiguita muere!!
-¡¡Alto!! ¡¡Manos arriba todos, todos dije!! ¡¡Donde las pueda ver!!- Hubo un grito por la
puerta del Oeste. Era Andy, con el rostro malherido y un hematoma en la frente. Era
completamente diferente a su faceta de maestra, con un rifle en las manos y un revolver
en la cintura.
- ¡Ja ja ja! ¡¿Una maestra de primaria sabe disparar?!- Súbitamente, el guardaespaldas cayó
de espaldas al suelo por un proyectil del rifle de Andy. Blackwell le respondió con un
disparo en la pierna e iba a aproximarse para aniquilarla.
-¡¡Andy!!- gritó Nolan. Dennis lo jaló del brazo para tumbarlo al suelo, lucharon hasta el
cansancio en el concreto, hasta que Nolan le golpeó con la cien a Dennis, desplomándola
al suelo. Andy jaló del gatillo, dándole en ambas piernas a Blackwell. Al tercer intento,
el rifle se le trabó.
- ¿Te quedaste sin municiones, teacher? – Le mostró que llevaba protección en las
piernas – Un gatillo sonó en la nuca de Blackwell, Nolan estaba listo para dispararle.
- Te atreves a dispararle y ésta bala atravesará tu garganta en segundos. De rodillas,
ahora.
- ¿Piensas que esto es el fin, Landon? – Blackwell irradiaba odio.
- No, pero será tu comienzo perpetuo en prisión, prepárate. - Landon no dejaba de
apuntarle mientras iba a quitarle las llaves a la desmayada de Dennis. Se liberó y esposó
a Blackwell. Éste último se vio una vez más derrotado, pero ésta ocasión sería para
siempre. Nolan abrazó a Andy fuertemente. Dennis se arrastró donde estaba su arma y
apretó el gatillo en dirección a Andy. Nolan logró girarse, le disparó a la mano que
sostenía el arma y recibió en disparo en lugar de su mejor amiga.
- Debo ir por Jonathan, debe estar escondido por alguna parte. – logré decirle antes del
impacto. Lo tomé de la cintura y al mover mi mano a su espalda sentí la humedad de la
herida, vi sangre en la palma de mi mano derecha.
- ¡Landon, estás herido! – Se avecinaban ruidos de sirenas por el lado este de la
construcción. - ¡Mírame, no dejes de mirarme!
- Pensaba en ti cuando vi a Dennis con el arma. Siempre pensé en ti, Andy, por años.
-No te despidas, mírame Landon. ¡No me dejes, ahora, que te encontré!
- Ora por mí, Andy, piensa en mí, como yo en ti. Te amo… Siempre te he amado, pero
nunca te lo dije. – Se desvaneció mientras dos enfermeros lo subieron a una camilla, le
colocaron un respirador, tomándole el pulso y rasgando su camisa para ver la ubicación
de la herida.
-Te amo, Landon. Resiste.
La policía y los federales arribaron al lugar. Un hombre alto y fornido de color con la
cazadora del FBI se aproximó al lugar al igual que cuatro empleados sanitarios. Se
acercó a Dennis, quien era asistida por un auxiliar.
-Agente Dennis…
-Señor… Déjeme que le explique…
-Ante un juez dará sus explicaciones. ¿Creía que el agente Landon vendría hasta aquí sin
grabarle? Usted es una deshonra para la fuerza, no sólo queda fuera de la DEA, sino que
ahora es cómplice de un delincuente. ¡Llévensela! – Siguió con la mirada a Andy y a su
pequeño, quienes seguían a los camilleros con Landon.
EPÍLOGO

Desperté en el hospital, envuelto en una camisola blanca con puntos grises, tenía el
cable del suero conectado en el brazo derecho, otra sonda que provenía de mi abdomen.
Me dolía la espalda, en especial el lado izquierdo. Un constante dolor punzante en esa
área. La luz exterior del ventanal me encegueció apenas abrí los ojos. Miraba a mi
alrededor, había un ramo de jazmines en mesa del lado derecho y alguien sentado allí,
envuelto en una manta verde de polar. Su melena despeinada color castaño tapaba su
rostro. Helena estaba vestida por primera vez como una joven de su edad, normal, con
jeans rectos, un pullover color celeste pastel y sus zapatillas pintadas a mano. Cerré los
ojos para poder escuchar su conversación.
-Andy… Te traje café caliente.
-Oh, gracias.
- ¿Quieres ir a tu casa a cambiarte o a comer algo?
-No, gracias, Helena. Quiero estar aquí cuando despierte.
- ¿De verdad te dijo que te amaba? Es raro en él ser demostrador de afecto…
- Lo habrá dicho porque estaba malherido.
- Pero tú lo amas, ¿no?
- Helena, ojalá fuera todo más sencillo… Pero no lo es, ni lo será. Tenemos nuestras
familias.
- Mm… ¿Sabe mi papá que te vas a divorciar?
- ¡Sh! Estará sedado, pero escuchará. No se lo diré, al menos no ahora, hasta que se
recupere.
- Está bien. Son adultos, no puedo inmiscuirme en sus problemas sentimentales, bastante
tengo con los míos. Estoy enamorada de mi mejor amigo, pero él no me da señales de
sentir lo mismo.
- ¿Le preguntaste alguna vez? Si fuera tú, aprovecharía en preguntarle si siente lo mismo.
-Deberías hacer lo mismo con mi papá ¿No lo crees? – Andy se ruborizó, Helena le
sonrió y se fue en puntapié rápidamente.

Tomé su mano recostada en la cama, acariciando sus dedos. Pensaba en lo que Helena
me había dicho. Ya es tarde, no hay manera de volver a intentar por algo que no fue en
un pasado, menos iba a serlo ahora. Landon se despertó, mirándome fijamente.
- ¡Hey, hola! ¿Cómo te sientes?
-Un poco adolorido… Me dolería aún más si no estás en mi vida.
-Voy a estar para ti, en cada momento y siempre. No sé si, lo que me dijiste hace cinco
días atrás, cuando te dispararon, te confesaste… Y, sigo pensando, si esa confesión, era
real.
-Lo era… Lo es, de hecho. Desde que reapareciste en mi vida, todo ha dado un giro en
mi vida y un nuevo latir en mi pecho que, desde entonces, no me ha dejado dormir
tranquilo. Podremos seguir esperando por un día que quizá nunca llegará, Andy. ¿Qué
haré si te vuelvo a perder por alguien nuevo en tu vida? Me convertiría en cenizas y me
llevaría mi amor con la muerte.
- Landon… Nunca quise quebrantar nuestra amistad… Yo, no… No sé qué hacer.
-Y estará intacta si permanecemos juntos, fuertes. Deja el pasado atrás, Andy. No
cometiste errores, yo tampoco. Tomamos rumbos distintos pero que se bifurcaron ahora
en un solo. – Andy quería huir, pero Landon le tomó la mano. – Quédate conmigo,
comparte conmigo ésta etapa juntos… Quiero envejecer contigo ¿Me lo permites?
Andy se inclinó a su rostro, rozando levemente sus labios en los de Landon.
-Te lo permito, Nolan Landon.
Agradecimientos
Como siempre, debemos esta obra a los lectores, seguidores, amigos cercanos y a
distancia, quienes siempre creyeron en nuestro potencial y siempre nos dieron ánimos a
seguir escribiendo, pese a las fuertes críticas y a los negativos comentarios de quienes
querían que abandonáramos éste sueño, ésta pasión que es escribir romance.
A los amigos y a la familia, a todos les agradecemos, con todo el cariño del mundo,
gracias por estar y acompañarnos en nuestras locuras.
A los colegas y lectores, por su infinita generosidad y admiración, les debemos esto y
más.

Ésta novela va dedicada a la amistad, que es inquebrantable, aunque pase el tiempo y el


espacio sea difuso, distinto, desconocido.
Sobre los autores:
Alejandro Sartino Schneider (24 de diciembre de 1985 Calafate, Santa Cruz, Argentina)
fundador del sitio argentino en Facebook Unos Segundos de Novelas y creador original de
la Saga Unos segundos en el paraíso, se recibió en el año 2009 de médico veterinario en la
Universidad de la UBA. Realizó cursos de teología, ocultismo y asistió a cursos de
demonología en Connecticut entre 2010 y 2011. Estudió inglés en un instituto en Yale
(2009) nivel básico de francés, latín y alemán. Sus grandes ídolos literarios fueron J.R.R
Tolkien y C.S Lewis. Mientras que como autoras fueron Virginia Woolf y Gabrielle
Charbonnet. Amante de la angeología y cuestiones relacionadas al campo, Alejandro creó
Unos Segundos en el Paraíso.
Melanie O’Connor (4 de enero de 1990, Bariloche, Rio Negro, Argentina) A los quince
años empezó a escribir “Scarlet, la dama de escarlata”, pero al notarse así misma ciertos
errores abandonó su innato hobby y retomó el amor por escribir a los veinte y uno.
Actual estudiante universitaria de idiomas, Melanie se dedica full-time a sus estudios y
por su pasatiempo a la escritura. Unos Segundos en el Paraíso fue su primer escrito en el
2013, con el cual trabajó codo a codo junto a Alejandro Sartino Schneider para combinar
una trama biográfica y fantástica en lo que fue el primer libro, titulado “Tu & Yo”. La
saga se compone de cinco libros, incluyendo además la precuela titulada “El Diario de
Alkael”. Melanie espera que una vez que dedique años en su profesión docente y de
intérprete pueda dedicarse de lleno a escribir, su gran sueño de pequeña.

Piensa en Mí fue creada entre los años 2008-2009 y ganó el premio a mejor fandom fiction
el 2009 en Estados Unidos.

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