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Benito Pérez Galdós

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria,


10 de mayo de 1843-Madrid, 4 de enero de 1920)1 fue Benito Pérez Galdós
un novelista, dramaturgo, cronista y político español.2

Se le considera uno de los mejores representantes de la


novela realista del siglo XIX no solo en España y un
narrador capital en la historia de la literatura en lengua
española, hasta el punto de ser propuesto por varios
especialistas y estudiosos de su obra como el mayor
novelista español después de Cervantes.3

Transformó el panorama novelesco español de la


época,4 apartándose de la corriente romanticista en
pos del naturalismo y aportando a la narrativa una gran
expresividad y hondura psicológica.3 En palabras de
Max Aub, Pérez Galdós, como Lope de Vega, asumió
el espectáculo del pueblo llano y con «su intuición
serena, profunda y total de la realidad», se lo devolvió,
como Cervantes, rehecho, «artísticamente
transformado». De ahí que «desde Lope ningún
escritor fue tan popular, ninguno tan universal desde
Cervantes».5 Fotografiado por Pablo Audouard hacia 1904.

Información personal
Fue académico de la Real Academia Española desde
1897 y llegó a ser propuesto al Premio Nobel de Nombre de Benito María de los Dolores
Literatura en 1912. Aunque, salvo en su juventud, no nacimiento Pérez Galdós1
mostró especial afición por la política, aceptó su Nacimiento 10 de mayo de 1843
designación como diputado en varias ocasiones y por Las Palmas de Gran Canaria
distintas circunscripciones.6 7 Fallecimiento 4 de enero de 1920
(76 años)
Madrid
Lugar de
Índice sepultura
Cementerio de la Almudena

Biografía Nacionalidad Española


Infancia y juventud Lengua
Las primeras obras Español
materna
Los Episodios nacionales Familia
Oficio de escritor
Pareja Lorenza Cobián
Madurez
Del Ateneo a Santander Emilia Pardo Bazán (desde 1881)
Galdós diputado Información profesional
La aventura teatral Ocupación Escritor
Académico Cargos Diputado a Cortes por
Problemas editoriales ocupados Guayama (1886-1890)
Vida sentimental
Últimos años Diputado a Cortes por
Final Madrid (1907-1914)
Entierro frío pero multitudinario Diputado a Cortes por Las
Palmas (1914-1916)
Obras
Ediciones Movimiento Realismo
Estilo Géneros Novela, teatro y crónica
Universo femenino Miembro de Real Academia Española
Novelas más representativas Distinciones Hijo Predilecto de la Isla de
Novelas de tesis Gran Canaria
Novelas españolas contemporáneas (ciclo
de la materia) Firma

Novelas españolas contemporáneas (ciclo


espiritualista)
Novelas mitológicas (ciclo final)
Episodios nacionales
Teatro Bien puede decirse que la
Memorias, viajes, ensayo y obra varia estrategia, y la fuerza y la
Traducciones táctica, que son cosas
humanas, no pueden ni
Cuentos podrán nunca nada contra el
entusiasmo, que es divino.
Galdós periodista
—Benito Pérez Galdós.
Obra inédita Bailén (1873). Episodios
nacionales, 1.ª serie n.º 4,
Importancia de la obra de Galdós cap. IV; p. 18)
Anticlericalismo y Premio Nobel
Galdós en piedra
Órdenes y cargos
Órdenes
Cargos
Véase también
Referencias
Notas
Bibliografía
Enlaces externos

Biografía

Infancia y juventud

Galdós —bautizado como Benito María de los Dolores—1 8 fue el décimo hijo de un coronel del ejército,
Sebastián Pérez Macías, natural del municipio de Valsequillo de Gran Canaria, que había formado parte del
batallón de voluntarios conocido como La Granadera Canaria que luchó en la Guerra de la Independencia9
y de Dolores Galdós Medina, natural de Las Palmas de Gran Canaria aunque de origen guipuzcoano, mujer
de ‘fuerte carácter’ –según la describía su hijo, el propio escritor–, e hija de Domingo Galdós Alcorta, un
funcionario de la Audiencia de Canarias, natural de Azcoitia.a 10 Era hermano del militar Ignacio Pérez
Galdós, Capitán General de Canarias entre 1900 y 1905.11

Siendo aún niño su padre le aficionó a los relatos históricos


contándole pasajes y anécdotas vividos en la guerra de la
Independencia, en la que, como militar, había participado. En 1852
ingresó en el Colegio de San Agustín, en el barrio de Vegueta de Las
Palmas de Gran Canaria (isla de Gran Canaria), con una pedagogía
avanzada para la época, en los años en que empezaban a divulgarse
por España las polémicas teorías darwinistas, polémicas que algunos
críticos han rastreado en obras como Doña Perfecta.12

Galdós, que ya había empezado a colaborar en la prensa local con


poesías satíricas, ensayos y algunos cuentos, obtuvo el título de
bachiller en Artes en 1862, en el Instituto de La Laguna (Tenerife),
donde había destacado por su facilidad para el dibujo y su buena
memoria. La llegada de una prima suya, Sisita, al entorno familiar
isleño, trastornó emocionalmente al joven Galdós, circunstancia que
se ha considerado posible origen de la decisión final de Mamá
Dolores de enviarle a Madrid a estudiar Derecho.13
El joven Galdós hacia 1863
Llegó a Madrid en septiembre de 1862,14 se matriculó en la
universidad y tuvo por profesores a Fernando de Castro, Francisco
de Paula Canalejas, Adolfo Camús, Valeriano Fernández y Francisco Chacón Oviedo. En la universidad
conoció al fundador de la Institución Libre de Enseñanza, Francisco Giner de los Ríos, que le alentó a
escribir y le hizo sentir curiosidad por el krausismo, filosofía que se deja sentir en sus primeras obras.
Frecuentó los teatros y la «Tertulia Canaria» en Madrid, formando tertulia con otros escritores paisanos
suyos (Nicolás Estévanez, José Plácido Sansón, etcétera). También acudía a leer al Ateneo a los principales
narradores europeos en inglés y francés. Fue en esa institución donde conoció a Leopoldo Alas, Clarín,
durante una conferencia del crítico y novelista asturiano, en lo que sería el comienzo de una larga amistad.
Al parecer fue alumno disperso y perezoso, faltando a clase a menudo:

Entré en la Universidad, donde me distinguí por los frecuentes novillos que hacía, como he
referido en otro lugar. Escapándome de las cátedras, ganduleaba por las calles, plazas y callejuelas,
gozando en observar la vida bulliciosa de esta ingente y abigarrada capital. Mi vocación literaria se
iniciaba con el prurito dramático, y si mis días se me iban en “flanear” por las calles, invertía parte
de las noches en emborronar dramas y comedias. Frecuentaba el Teatro Real y un café de la Puerta
del Sol, donde se reunía buen golpe de mis paisanos.
B. Pérez Galdós, Memorias de un desmemoriado, cap. II.

En 1865 asistió a la terrible Noche de San Daniel, cuyos sucesos le impresionaron vivamente:

Presencié, confundido con la turba estudiantil, el escandaloso motín de la noche de San Daniel —
10 de abril del 65—, y en la Puerta del Sol me alcanzaron algunos linternazos de la Guardia
Veterana, y en el año siguiente, el 22 de junio, memorable por la sublevación de los sargentos en el
cuartel de San Gil, desde la casa de huéspedes, calle del Olivo, en que yo moraba con otros
amigos, pude apreciar los tremendos lances de aquella luctuosa jornada. Los cañonazos atronaban
el aire... Madrid era un infierno.
B. Pérez Galdós, Memorias de un desmemoriado, cap. II.

Asiduo de los teatros, le impresionó en especial la obra Venganza catalana, de Antonio García Gutiérrez.
Los cronistas y biógrafos recogen que ese mismo año empezó a escribir como redactor meritorio en los
periódicos La Nación y El Debate, así como en la Revista del Movimiento Intelectual de Europa. Al año
siguiente y en calidad de periodista, asistió al pronunciamiento de los sargentos del cuartel de San Gil.
En 1867 hizo su primer viaje al extranjero, como corresponsal en París, para dar cuenta de la Exposición
Universal. Volvió con las obras de Balzac y de Dickens y tradujo de éste, a partir de una versión francesa, su
obra más cervantina, Los papeles póstumos del Club Pickwick, que se publicó por entregas en La Nación.15
Toda esta actividad supone su inasistencia a las clases de Derecho y le borran definitivamente de la
matrícula en 1868. En ese mismo año se produce la llamada revolución de 1868, en que cae la reina Isabel
II, precisamente cuando regresaba de su segundo viaje a París y volvía de Francia a Canarias en barco vía
Barcelona; en la escala que el navío hizo en Alicante se bajó del vapor en la capital alicantina y llegó así a
tiempo a Madrid para ver la entrada de los generales Francisco Serrano y Prim. El año siguiente se dedicó a
hacer crónicas periodísticas sobre la elaboración de la nueva Constitución.

Las primeras obras

En 1869 vivía en el barrio de Salamanca, en la calle Serrano número 8, con su familia, y leía con pasión a
Balzac mientras formaba parte de la redacción de Las Cortes. Al año siguiente (1870), gracias a la ayuda
económica de su cuñada,16 publicó su primera novela, La Fontana de Oro, escrita entre 1867 y 1868 y que,
aun con los defectos de toda obra primeriza, sirve de umbral al magno trabajo que como cronista de España
desarrolló luego en los Episodios nacionales.

La sombra, publicada en 1871,17 había ido apareciendo por entregas a partir de noviembre de 1870, en la
Revista de España, dirigida por José Luis Albareda y más tarde por el propio Galdós entre febrero de 1872 y
noviembre de 1873;18 en ese mismo año (1871), también de la mano de Albareda, entrará en la redacción
de El Debate y durante su veraneo en Santander conoció al novelista José María de Pereda. En 1873 se alía
con el ingeniero tinerfeño Miguel Honorio de la Cámara y Cruz (1840-1930),19 propietario entonces de La
Guirnalda, en la que colabora desde enero con una serie de “Biografías de damas célebres españolas” entre
otros artículos.

Los Episodios nacionales

En 1873 Galdós comenzó a publicar los Episodios nacionales (título


que le sugirió su amigo José Luis Albareda),18 una magna crónica
del siglo XIX que recogía la memoria histórica de los españoles a
través de su vida íntima y cotidiana, y de su contacto con los hechos
de la historia nacional que marcaron el destino colectivo del país.4 b
Una obra compuesta por 46 episodios,20 en cinco series de diez
novelas cada una (con la salvedad de la última serie, que quedó
inconclusa), que arranca con la batalla de Trafalgar y llega hasta la
Restauración borbónica en España.

La primera serie (1873-1875) trata de la guerra de la Independencia


(1808-1814) y tiene por protagonista a Gabriel Araceli, «que se dio a
conocer como pillete de playa y terminó su existencia histórica como
caballeroso y valiente oficial del ejército español».21

La segunda serie (1875-1879) recoge las luchas entre absolutistas y


liberales hasta la muerte de Fernando VII en 1833. Su protagonista
es el liberal Salvador Monsalud, que encarna, en gran parte, las ideas Portada de la edición de Hernando
de Galdós y en quien «prevalece sobre lo heroico lo político, signo en 1935 del primero de los Episodios
característico de aquellos turbados tiempos».21 nacionales: Trafalgar.
Después de un paréntesis de veinte años, y tras recuperar los derechos sobre sus obras que detentaba su
editor, con quien mantuvo un pleito interminable, Galdós continuó con la tercera serie, dedicada a la primera
guerra carlista (1833-1840).

La cuarta serie (1902-1907) se desarrolla entre la Revolución de 1848 y la caída de Isabel II en 1868. La
quinta (1907-1912), incompleta, acaba con la restauración de Alfonso XII.

Este conjunto novelístico constituye una de las obras más importantes de la literatura española de todos los
tiempos y marcó una cota casi inalcanzable en la evolución de la novela histórica española. El punto de vista
adoptado es vario y multiforme (se inicia desde la perspectiva de un joven que mientras lucha por su amada
se ve envuelto en los hechos más importantes de su época); la perspectiva del propio autor varía desde el
aliento épico de la primera serie hasta el amargo escepticismo final, pasando por la postura radical de
tendencia socialista-anarquista de las series tercera y cuarta.

Para conocer bien España, el escritor se dedicó a recorrerla en coches de ferrocarril de tercera clase,
conviviendo con el pueblo miserable y hospedándose en posadas y hostales «de mala muerte».

Oficio de escritor

Benito Pérez Galdós solía llevar una vida cómoda, viviendo primero con dos de sus hermanas y luego en
casa de su sobrino, José Hurtado de Mendoza.

En la ciudad, se levantaba con el sol y escribía regularmente hasta las diez de la mañana a lápiz, porque la
pluma le hacía perder el tiempo. Después salía a pasear por Madrid a espiar conversaciones ajenas (de ahí la
enorme frescura y variedad de sus diálogos) y a observar detalles para sus novelas. No bebía, pero fumaba
sin cesar cigarros de hoja. A primera tarde leía en español, inglés o francés; prefería los clásicos ingleses,
castellanos y griegos, en particular Shakespeare, Dickens, Cervantes, Lope de Vega y Eurípides, a los que se
conocía al dedillo. En su madurez empezó a frecuentar a León Tolstói. Después volvía a sus paseos, salvo
que hubiera un concierto, pues adoraba la música y durante mucho tiempo hizo crítica musical. Se acostaba
temprano y casi nunca iba al teatro. Cada trimestre acuñaba un volumen de trescientas páginas.

Desde la óptica de un Ramón Pérez de Ayala Galdós era descuidado en el vestir, usando tonos sombríos para
pasar desapercibido. En invierno era habitual verle llevando enrollada al cuello una bufanda de lana blanca,
con un cabo colgando del pecho y otro a la espalda, un puro a medio fumar en la mano y, ya sentado,
completaba la estampa tópica su perro alsaciano junto a él. Tenía por costumbre llevar el pelo cortado «al
rape» y, al parecer, padecía fuertes migrañas.c

Madurez

Del Ateneo a Santander

Desde su llegada a Madrid, una de las mayores aficiones de Galdós eran las visitas al viejo Ateneo de la
calle de la Montera,22 donde tuvo oportunidad de hacer amistad con intelectuales y políticos de todas las
tendencias, incluidos personajes tan ajenos a su ideología y sensibilidad como Marcelino Menéndez Pelayo,
Antonio Cánovas del Castillo o Francisco Silvela. También frecuentaba las tertulias del Café de la Iberia, la
Cervecería Inglesa y del viejo Café de Levante. A partir de 1872, Galdós se aficionó a pasar los tórridos
veranos madrileños en Santander (Cantabria), entorno con el que llegaría a identificarse hasta el punto de
comprar una casa en El Sardinero, la animada «finca de San Quintín».23 Pero el auge del naturalismo en
Francia y sus lecturas del mismo empezaron a afectar sus ideas
narrativas y en 1881 dio un notable giro a su producción novelística
al publicar La desheredada, como observaría su amigo y crítico
literario Leopoldo Alas, Clarín:

Galdós se ha echado en la corriente; ha publicado un


programa de literatura incendiaria, su programa de
naturalista: ha escrito en 507 páginas la historia de una
prostituta.24

Con La desheredada abandona el género de la novela de tesis y abre


el ciclo de las Novelas españolas contemporáneas (1881-1889) que
—en su mayoría— describen la sociedad madrileña en la segunda
mitad del siglo XIX. A partir de entonces comparecen ampliamente
bajo perspectivas naturalistas los elementos novelescos más caros a
Galdós: la locura generosa y abnegada, la debilidad sentimental
femenina, el egoísmo masculino, la exploración de la inquietud
romántica y, a su lado, el análisis de la dureza pragmática. Los
personajes ya no serán de una pieza y sus sueños o las
Galdós en la finca familiar Los Lirios
contradicciones de su pensamiento ocuparán largo trecho, como
(Gran Canaria) en 1890
sucede en El amigo Manso (1882), intensa novelización de una
renuncia amorosa narrada por un personaje cuya crisis de existencia
parece anticipar a los muy posteriores de Miguel de Unamuno.
Asimismo, como en La comedia humana de Balzac, los personajes de unas novelas empiezan a aparecer en
otras.25

Galdós diputado

La carrera parlamentaria de Galdós comienza, de un modo un tanto rocambolesco, cuando en 1886 y


habiéndose aproximado el escritor al Partido Liberal, su amistad con Sagasta le llevó a ingresar en el
Congreso como diputado por Guayama (Puerto Rico).26 27 El escritor nunca llegaría a visitar su
circunscripción antillana, pero su obligada asistencia a las Cortes —donde, tímido por naturaleza, apenas
despegaría los labios— le sirvió de nuevo e insólito observatorio desde el que analizar lo que luego titularía
como «la sociedad española como materia novelable».28 d

Más tarde en las elecciones generales de España de 1910 se presentaría como líder de Conjunción
Republicano-Socialista, formada por partidos republicanos y el PSOE, en que dicha coalición obtendría un
10,3 % de votos.

En su producción novelística, todavía dentro del ciclo de las Novelas españolas contemporáneas, inicia una
segunda fase en que tras publicar Realidad en 1889, la lectura de León Tolstoy le hace abandonar el influjo
del naturalismo e inclinarse por el espiritualismo, publicando entre 1891 y 1897 diez novelas en esta nueva
estética: Ángel Guerra (1891), Tristana (1892), La loca de la casa (1892), Torquemada en la cruz (1893),
Torquemada en el Purgatorio (1894), Torquemada y San Pedro (1895), Nazarín (1895), Halma (1895),
Misericordia (1897) y El abuelo (1897).

La aventura teatral

La vocación teatral de Galdós fue muy temprana y como él mismo escribió en sus Memorias de un
desmemoriado ya de estudiante hizo sus pinitos como dramaturgo: «Si mis días se me iban en “flanear” por
las calles, invertía parte de las noches en emborronar dramas y comedias». Empezó con Quién mal hace,
bien no espere (1861) y el drama histórico La expulsión de los moriscos (1865), que no se han conservado, y
siguió con la alta comedia Un joven de provecho (1867), de edición
póstuma; pero abandonó esa vocación muy pronto para entregarse
por completo a la novela, hasta que el 15 de marzo de 1892 se
estrenó en el Teatro de la Comedia de Madrid la primera obra
madura de la producción teatral de Galdós: Realidad. El autor
recordaría luego esa noche en sus Memorias como «solemne,
inolvidable para mí». El éxito de la obra, y la buena disposición de
la Guerrero, les llevaría a estrenar en los primeros días de 1893 la
versión teatral de La loca de la casa (que como novela había pasado
casi inadvertida).30 Pero su confirmación como autor de éxito y
Galdós pintado a sus 51 años de
crítica se la dio La de San Quintín, estrenada el 27 de enero de
edad por el pintor postimpresionista
1894;31 su cuarta obra llevada a las tablas, tras el fracaso de la español Joaquín Sorolla.29
adaptación del episodio Gerona.

Pero el estreno más recordado de Galdós (junto con el posterior de


Casandra en 1910) fue quizá el de su Electra, el 30 de enero de 1901, por lo que supuso de oportuno
«alegato contra los poderes de la Iglesia y contra las órdenes religiosas que la servían» en un momento
histórico en el que en España, tras los avances liberales del periodo 1868-1873, crecía de nuevo la influencia
de los intereses políticos del Vaticano.32 Aquella bofetada, que para asombro del propio Galdós fue mucho
más sonora de lo que él había esperado, encendería la mecha de una conspiración ultramontana,33 que al
cabo de los años se llevaría una desproporcionada, triste y muy poco cristiana revancha: impedir que el
genio literario de Galdós fuera reconocido con el Premio Nobel de Literatura.34

En general, el teatro de Galdós no tuvo sino un éxito discreto; abominaba con todas sus fuerzas de la rutina
de empresarios, actores y espectadores que no aceptaban sus obras demasiado extensas y de numerosos
personajes, sus tendencias al simbolismo, sus exigencias de decorados y elementos ambientales (como
demuestra el airado prólogo que antepuso a la edición de Los condenados, 1894), aunque tuvo poderosos
defensores que se esforzaron en llevar sus ideas dramáticas a las tablas, como Emilio Mario.

Su primer intento resultó muy revelador sobre lo que buscaba en escena: convirtió una novela epistolar
sobre el tema del adulterio, La incógnita (1888-1889) en novela dialogada y luego en drama, en los dos
casos bajo el título de Realidad (1889 y 1892, respectivamente), queriendo que la voz y el diálogo
expresaran directamente la confusión y el dolor de un ménage à trois donde todos sufren y conservan, de un
modo u otro, su dignidad. Algunas de sus piezas se resienten de su origen narrativo, aunque muchas de ellas
provienen de novelas dialogadas. Sus dramas contienen reflexiones regeneracionistas sobre el valor redentor
del trabajo y del dinero, sobre la necesidad de una aristocracia espiritual, sobre la grandeza del
arrepentimiento y sobre la función estimulante y mediadora de la mujer en la vida social: La loca de la casa
(1893), La de San Quintín (1894), Mariucha (1903), El abuelo (1904), Amor y ciencia (1905), Alceste
(1914). Sus dos grandes éxitos fueron el escándalo anticlerical de Electra (1901) y el político de Casandra
(1910).35

Académico

Por fin, el 7 de febrero de 1897, y pese a las oposiciones de los sectores conservadores del país —y en
especial de los neos (neocatólicos)—, Galdós fue elegido miembro de la Real Academia Española.

Podría decirse que la sociedad llega a un punto de su camino en que se ve rodeada de ingentes
rocas que le cierran el paso. Diversas grietas se abren en la dura y pavorosa peña, indicándonos
senderos o salidas que tal vez nos conduzcan a regiones despejadas (...). Contábamos, sin duda, los
incansables viajeros con que una voz sobrenatural nos dijera desde lo alto: por aquí se va, y nada
más que por aquí. Pero la voz sobrenatural no hiere aún nuestros oídos y los más sabios de entre
nosotros se enredan en interminables controversias sobre cuál pueda o deba ser la hendidura o
pasadizo por el cual podremos salir de este hoyo pantanoso en que nos revolvemos y asfixiamos.
Algunos, que intrépidos se lanzan por tal o cual angostura, vuelven con las manos en la cabeza,
diciendo que no han visto más que tinieblas y enmarañadas zarzas que estorban el paso; otros
quieren abrirlo a pico, con paciente labor, o quebrantar la piedra con la acción física de substancias
destructoras; y todos, en fin, nos lamentamos, con discorde vocerío, de haber venido a parar a este
recodo, del cual no vemos manera de salir, aunque la habrá seguramente, porque allí hemos de
quedarnos hasta el fin de los siglos.
Fragmento del discurso leído por Pérez Galdós ante la Real Academia Española, La sociedad
presente como materia novelable.36

Problemas editoriales

Un laudo arbitral de 1897 independizó a Galdós de su primer editor,


Miguel Honorio de la Cámara, y se dividió todo en dos partes, de lo
que resultó que Galdós, en veinte años de gestión conjunta, había
recibido unas 80 000 pesetas más de lo que le correspondía. Después
se averiguó que De la Cámara no había sido del todo legal respecto
al número y fecha de las ediciones de sus obras; lo cierto es que a
Galdós le dejó un déficit de 100 000 pesetas. Sin embargo, quedó en
Casa editorial de las obras de
su propiedad el cincuenta por ciento del fondo de sus libros que Galdós, fotografiada por Christian
quedaba en espera de venta, 60 000 ejemplares en total. Para librarse Franzen
de ellos abrió el escritor una casa editorial con el nombre de Obras
de Pérez Galdós en la calle de Hortaleza (número 132 bajo). Los dos
primeros títulos que puso en el mercado fueron Doña Perfecta y El abuelo. Continuó esta actividad editorial
hasta 1904, año en que, cansado, firmó un contrato con la Editorial Hernando.

Vida sentimental

La vida sentimental de Galdós, que el escritor conservó celosamente


en secreto,e tardó en ser estudiada con cierto método.37 Hubo que
esperar a que en 1948, el hispanista lituano establecido en Estados
Unidos, Chonon Berkowitz, publicase su estudio biográfico titulado
Pérez Galdós. Spanish Liberal Crusader (1843-1920).38

Todos los críticos coinciden en la esterilidad biográfica de sus


Memorias de un desmemoriado (Galdós poseía una memoria
portentosa), escrita en forma de diario de viajes, y no se sabe si para
desalentar empeños biográficos ulteriores.f

Galdós permaneció soltero hasta su muerte. Algunos amigos y


contemporáneos dejaron noticia de su debilidad por las relaciones Benito Pérez Galdós visto por
con profesionales, aunque no se ha podido demostrar cuánto haya de Ramón Casas (Museo Nacional de
39
mito y exageración en ello. Se le conoce una hija natural, María Arte de Cataluña)
Galdós Cobián, nacida en 1891 de Lorenza Cobián.g 23 La lista de
pasiones amorosas más o menos carnales se puede complementar
con los nombres de la actriz meritoria Concha (Ruth) Morell y con la novelista Emilia Pardo Bazán.40 39
Una dilatada colección de estudios intentando desentrañar las relaciones claras de los rumores, permiten
añadir a estas tres mujeres mencionadas una variopinta lista en la que figuran los nombres de la actriz
Carmen Cobeña; la poetisa y narradora Sofía Casanova que estrenó en el Teatro Español su comedia La
Madeja (con dirección artística del propio Galdós); la actriz Anna Judic; la cantante Marcella Sembrich; la
artista Elisa Cobun; la actriz Concha Catalá, que trabajó en la compañía de Rosario Pino; y la viuda
Teodosia Gandarias Landete, su último y algo más que platónico amor.h 39

Al hilo de estos temas, la escritora y pintora Margarita Nelken, en su artículo titulado «El aniversario de
Galdós/intimidades y recuerdos», y publicado en el diario El Sol del 4 de enero de 1923, comentaba la
afición de Galdós por rodearse de «mujeres jóvenes que pusieran risas y se ponía más achacoso para que le
mimásemos más».39

Últimos años

En el último periodo de su vida, Galdós repartió su tiempo entre los


compromisos políticos y la actividad como dramaturgo.i Sus
últimos años estuvieron marcados de modo progresivo por la pérdida
de la visión y las consecuencias de sus descuidos económicos y
tendencia a endeudarse de forma continua,41 aspectos íntimos que el
entonces joven periodista Ramón Pérez de Ayala, aprovechándose de
su interesada amistad con el viejo escritor, recogió más tarde en sus
Divagaciones literarias:

En una ocasión don Gabino Pérez, su editor, le quiso comprar


en firme sus derechos literarios de las dos primeras series de los
Episodios nacionales por quinientas mil pesetas, una fortuna
entonces. Don Benito replicó: «Don Gabino, ¿vendería usted un
hijo?». Y, sin embargo, don Benito no solo no disponía jamás
de un cuarto, sino que había contraído deudas enormes. Las
flaquezas con el pecado del amor son pesadas gabelas. Pero
éste no era el único agujero por donde el diablo le llevaba los Benito Pérez Galdós, fotografiado
caudales, sino, además, su dadivosidad irrefrenable, de que por Christian Franzen
luego hablaré. En sus apuros perennes acudía, como tantas otras
víctimas, al usurero. Era cliente y vaca lechera de todos los
usureros y usureras matritenses, a quienes, como se supone,
había estudiado y cabalmente conocía en la propia salsa y
medio típico, con todas sus tretas y sórdida voracidad. ¡Qué
admirable cáncer social para un novelista! (Léase su Fortunata
y Jacinta y la serie de los Torquemadas). Cuando uno de los
untuosos y quejumbrosos prestamistas le presentaba a la firma
uno de los recibos diabólicos en que una entrega en mano de
cinco mil pesetas se convierte, por arte de encantamiento, con
carácter de documento ejecutivo o pagaré al plazo de un año, en
una deuda imaginaria de cincuenta mil pesetas, don Benito
tapaba con la mano izquierda el texto, sin querer leerlo, y
firmaba resignadamente. Los intereses de la deuda ficticia así
contraídos le llevaban casi todo lo que don Benito debía recibir
por liquidaciones mensuales de la venta de sus libros. Muy
pocos años antes de la muerte de don Benito, un periodista
averiguó por esto su precaria situación económica y la hizo
pública, lo que suscitó un movimiento general de vergüenza,
simpatía y piedad (...) A principios de mes acudían a casa de
don Benito, o bien le acechaban en las acostumbradas calles,
atajándole al paso, copiosa y pintoresca colección de pobres
gentes, dejadas de la mano de Dios; pertenecían a ambos sexos
y las más diversas edades, muchos de ellos de semblante y
guisa asaz sospechosos; todos, de vida calamitosa, ya en lo
físico, ya en lo moral, personajes cuyas cuitas no dejaba de
escuchar evangélicamente (...) Don Benito se llevaba sin cesar
la mano izquierda al bolsillo interno de la chaqueta, sacaba esos
papelitos mágicos denominados billetes de banco, que para él
no tenían valor ninguno sino para ese único fin, y los iba
aventando.42
Ramón Pérez de Ayala (1958)

Como parte de las fuerzas políticas republicanas, Madrid eligió a Galdós representante en las Cortes de
1907.43 En 1909 presidió, junto a Pablo Iglesias, la coalición republicano-socialista, si bien Galdós, que «no
se sentía político», se apartó pronto de las luchas «por el acta y la farsa» dirigiendo sus ya menguadas
energías a la novela y al teatro.44

Paralelamente, el habilidoso instinto político del conde de Romanones, urdía encuentros del joven rey
Alfonso XIII con el popular escritor que le situaban en un contexto ambiguo.45 Con todo, en 1914 Galdós,
enfermo y ciego, presentó y ganó su candidatura como diputado republicano por Las Palmas de Gran
Canaria. Coincidía ello con la promoción, en marzo de 1914, de una Junta Nacional de Homenaje a Galdós,
formada por personalidades de la talla y catadura de Eduardo Dato (jefe del Gobierno), el capitán general
Miguel Primo de Rivera, el banquero Gustavo Baüer (representante de Rothschild en España), Melquiades
Álvarez, jefe de los reformistas, o el duque de Alba, además de escritores consagrados como Jacinto
Benavente, Mariano de Cavia y José de Echegaray. No figuraban en dicha junta políticos como Antonio
Maura o Lerroux, y por razones antagónicas: la Iglesia y los socialistas.41

En el aspecto literario, puede anotarse que su admiración por la obra de León Tolstói se trasluce en cierto
espiritualismo en sus últimos escritos y, en esa misma línea rusa,46 no pudo disimular cierto pesimismo por
el destino de España, como se percibe en las páginas de uno de sus últimos Episodios nacionales, Cánovas
(1912), al que pertenece este párrafo:

Los dos partidos que se han concordado para turnar pacíficamente en el poder, son dos manadas de
hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado
les mueve, no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza pobrísima y
analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un
estado de consunción que de fijo ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso,
ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de
recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los
farolitos...
Benito Pérez Galdós, Cánovas, Madrid, 1912

Final

El 20 de enero de 1919 se descubrió en el parque del Retiro de Madrid una escultura erigida por suscripción
pública. Por razón de su ceguera, Galdós pidió ser alzado para palpar la obra y lloró emocionado al
comprobar la fidelidad de la obra que un joven y casi novel Victorio Macho había esculpido sin cobrar su
trabajo. Un año más tarde, Benito Pérez Galdós, cronista de España por designación del pueblo soberano,47
murió en su casa de la calle Hilarión Eslava de Madrid, en la madrugada del 4 de enero de 1920. El día de su
entierro, unos 30 000 ciudadanos acompañaron su ataúd hasta el cementerio de la Almudena (zona antigua,
cuartel 2B, manzana 3, letra A).48

Entierro frío pero multitudinario


Es habitual leer, en la abundante bibliografía y otros
documentos que sobre la figura de Galdós se han
producido, que el escritor murió pobre y olvidado. Es
asunto debatido, pero sea como fuere José Ortega y
Gasset denunció públicamente el olvido oficial,
institucional y político, del autor,49 en una encendida
necrológica publicada en el diario El Sol el 5 de enero
de 1920, y que comenzaba así: «La España oficial, fría,
seca y protocolaria, ha estado ausente en la unánime
demostración de pena provocada por la muerte de
Galdós. La visita del ministro de Instrucción Pública no
basta... Son otros los que han faltado... El pueblo, con su
fina y certera perspicacia, ha advertido esa ausencia...
Monumento a Galdós en el Retiro, obra de Victorio
Sabe que se le ha muerto el más alto y peregrino de sus Macho en 1919
príncipes». Frente a esa falta de pasión, Ortega
pronostica que la prensa de los días sucesivos se hará
eco de la emoción y del dolor general.50 Por su parte, Unamuno en idéntica fecha escribía que, leyendo su
obra, «nos daremos cuenta del bochorno que pesa sobre la España en que él ha muerto».51

Según la prensa del momento,52 uno de los primeros en presentarse en la casa mortuoria fue, efectivamente,
Natalio Rivas, ministro de Instrucción Pública, además de políticos como Alejandro Lerroux (siempre atento
a la simbología de lo público) o la condesa y amiga íntima del finado, Emilia Pardo Bazán. Poco después
llegó el torero Machaquito y una interminable procesión de amigos, conocidos y personalidades varias. El
desfile aumentaría en forma progresiva cuando desde las once de la noche del mismo día de su muerte
quedó instalada la capilla ardiente en el Patio de Cristales del Ayuntamiento de Madrid. Allí acudieron el
jefe del Gobierno y cinco de sus miembros junto con «cientos de miles de ciudadanos».53 También ese
mismo día 4, el ministro Rivas puso a la firma del rey un Decreto «estableciendo honores y distinciones»,
entre las que se incluían que el entierro fuese costeado por el Estado y la asistencia de las Reales Academias,
Universidades, Ateneo y Centros de Enseñanza y Cultura, además de otros funcionarios ministeriales. El
Senado, por su parte, celebró una sesión para acordar el pésame de la institución y su asistencia oficial al
sepelio. Se publicó una esquela mortuoria dándoles el pésame a los familiares (la hija de Galdós y su
marido, su hermana Manuela, ausente en Las Palmas de Gran Canaria, el albacea Alcaín...).

En señal de duelo, esa noche del 4 de enero se cerraron todos los teatros de Madrid con el cartel de No hay
función.53 En la prensa madrileña y nacional, algunos diarios como el conservador La Época publicaron
números extraordinarios glosando la imagen del escritor canario fallecido.48

El lunes 5 de enero de 1920, rodeando el féretro la Guardia Municipal, de gala, y cubierto por coronas de
flores, partió el entierro de Benito Pérez Galdós. Los periódicos hablaron luego de que 30 000 personas
habían pasado por la capilla ardiente y de que unas 20 000 formaron cortejo extraoficial hasta el
cementerio.54 Aunque en esa época no era costumbre que las mujeres acudieran a los entierros, en aquella
ocasión abrió la excepción la actriz Catalina Bárcena, y en cuanto el duelo oficial se retiró, a la altura de la
Puerta de Alcalá, progresivamente fueron acudiendo las otras mujeres de Madrid: las menestralas, las
obreras, las madres de familia de las clases populares.48 55 El abuelo que contaba historias que ellas podían
entender y sentir, el hermano escritor que las había inmortalizado con muy diversos nombres y sentimientos,
emprendía aquella fría tarde su último viaje.56

Obras

Ediciones
De entre las numerosas ediciones puede destacarse la preparada por la Cátedra Pérez Galdós, espacio
científico creado por la ULPGC y el Cabildo Insular de Gran Canaria que desde 2005 ha publicado el texto
crítico de las Obras completas en varias series: una de 24 volúmenes entre 2005 y 2011 con las novelas, y
cuatro años después, otra con la producción dramática (cuatro tomos entre 2009 y 2012). En 2013
recogieron en un solo volumen los cuentos.

Estilo

Galdós, poseedor de una memoria privilegiada y una formación autodidacta sustentada por su curiosidad
incansable, su capacidad de observación y su pasión por la lectura, acuñó un estilo narrativo personal con las
siguientes características:57

1. Estilo directo que logra ocultar su academicismo en los pasajes meramente narrativos o sus
comentarios a la acción, pero siempre natural, sobre todo en los diálogos, siguiendo los
postulados estéticos realistas.
2. Uso literario del lenguaje, tanto culto como callejero, siguiendo el modelo cervantino.58
3. Dominio del diálogo de inspiración clásica.
4. Construcción del relato en una línea abierta al humor y la ironía.
5. Habilidad para desnudar sus reflexiones y su apabullante cultura de todo academicismo.
6. Tratamiento coloquial del texto, recuperando recursos de la narrativa oral o el discurso
familiar. Este ejercicio, que varios autores consideran voluntario y meditado, y que le granjeó a
Galdós un puesto privilegiado entre las clases populares, fue considerado por algunos críticos
y colegas contemporáneos o de generaciones más jóvenes como ridículo, infantil y
populachero,59 aunque Pío Baroja llegó a reconocer que Galdós «sabía hacer hablar al
pueblo» como nadie.60

Universo femenino

Numerosos estudios críticos han destacado la habilidad de Galdós en su construcción de personajes


femeninos;61 en este sentido y además de los títulos citados, cabría añadir las mujeres protagonistas de
Gloria (Gloria Lantigua); La de Bringas (Rosalía Pipaón); Tormento (Amparo); La desheredada (Isidora
Rufete); La familia de León Roch (María Egipcíaca); Marianela; o la Benina de Misericordia.62

Novelas más representativas

De la vasta obra literaria e histórica acometida por Benito Pérez Galdós, la crítica del mundo occidental ha
coincidido en destacar novelas de resonancia mundial como las siguientes:

Fortunata y Jacinta, novela realista con un complicado triángulo amoroso entre dos mujeres
de diferentes clases sociales y un mismo hombre, el burguesito Juan Santa Cruz.63 64 Novela
universal, es también una de las obras de Galdós que mejor definen el concepto de «Madrid
galdosiano».65 66 Así lo han referido hispanistas y galdosistas, desde Leopoldo Alas, Clarín a
Pedro Ortiz-Armengol.67 El retrato que el escritor canario hace de la ciudad y sus gentes es
comparable al que un siglo antes hiciera Francisco de Goya.68
En Doña Perfecta, y en el escenario de una ciudad imaginaria, Orbajosa, anclada en el
tradicionalismo más radical, se desarrolla «la tragedia de España», donde confluyen y se
enfrentan «los dos conceptos del mundo, el medieval (Doña Perfecta) y el moderno (Pepe
Rey)», que tratan de conquistar a la España que vivió Galdós, encarnada en el personaje de
la hija de aquella y novia de éste: Rosario... «la España actual, en manos de la Intransigencia
y el Fanatismo: Doña Perfecta».69 Ricardo Gullón insiste en ese mismo conflicto colocando
Doña Perfecta a la cabeza de las que él agrupa como «novelas de la intolerancia», como
«novela del fanatismo y la hipocresía», y cuya protagonista, Perfecta, y el «grupo de
pueblerinos que la rodea personifican la voluntad intransigente de una actitud que pretende
suplantar la caridad por la violencia».70 Gullón también coincide con otros galdosistas en la
posibilidad de que Galdós «evocara el recuerdo de su propia madre, cuyo autoritarismo marcó
la pauta durante los veinte primeros años de su vida».64
Misericordia fue la última novela del periodo que marcaría el zénit de la profesionalidad y
honradez como escritor del Galdós inmerso en el planteamiento «espiritualista» del acto
creador.71 Casalduero, en su ejemplar estudio de Misericordia, descubre las consecuencias
del esfuerzo de Galdós, «... su amargo pesimismo al contemplar la realidad española, se
deshace en ironía, optimismo y bondad al soñar en un futuro mejor».72

Novelas de tesis

Título Año de publicación


La Fontana de Oro 1870 (1867-68)
La sombra 1870
El audaz 1871
Doña Perfecta 1876
Gloria 1876-1877
Marianela 1878
La familia de León Roch 1878

Novelas españolas contemporáneas (ciclo de la


Benito Pérez Galdós escribiendo su
materia) novela Zumalacárregui. Fotografía
de Manuel Compañy.
Título Año de publicación
La desheredada 1881
El amigo Manso 1882
El doctor Centeno 1883
Tormento 1884
La de Bringas 1884
Lo prohibido 1884-85
Fortunata y Jacinta 1886-87
Celín, Tropiquillos y Theros 1887
Miau 1888
La incógnita 1889
Torquemada en la hoguera 1889
Realidad 1889
Novelas españolas contemporáneas (ciclo espiritualista)

Título Año de publicación


Ángel Guerra 1890-91
Tristana 1892
La loca de la casa 1892
Torquemada en la cruz 1893
Torquemada en el purgatorio 1894
Torquemada y San Pedro 1895
Nazarín 1895
Halma 1895
Misericordia 1897
El abuelo 1897
Casandra 1905

Novelas mitológicas (ciclo final)

Título Año de publicación


El caballero encantado 1909
La razón de la sinrazón 1915

Episodios nacionales

Primera serie

Título Año de publicación


Trafalgar 1873
La Corte de Carlos IV 1873
El 19 de marzo y el 2 de mayo 1873
Bailén 1873
Napoleón en Chamartín 1874
Zaragoza 1874
Gerona 1874
Cádiz 1874
Juan Martín el Empecinado 1874
La batalla de los Arapiles 1875

Segunda serie
Título Año de publicación
El equipaje del rey José 1875
Memorias de un cortesano de 1815 1875
La segunda casaca 1876
El Grande Oriente 1876
7 de julio 1876
Los cien mil hijos de San Luis 1877
El terror de 1824 1877
Un voluntario realista 1878
Los Apostólicos 1879
Un faccioso más y algunos frailes menos 1879

Tercera serie

Título Año de publicación


Zumalacárregui 1898
Mendizábal 1898
De Oñate a la Granja 1898
Luchana 1899
La campaña del Maestrazgo 1899
La estafeta romántica 1899
Vergara 1899
Montes de Oca 1900
Los Ayacuchos 1900
Bodas reales 1900

Cuarta serie

Título Año de publicación


Las tormentas del 48 1902
Narváez 1902
Los duendes de la camarilla 1903
La revolución de julio 1903-1904
O'Donnell 1904
Aita Tettauen 1904-1905
Carlos VI en la Rápita 1905
La vuelta al mundo en la Numancia 1906
Prim 1906
La de los tristes destinos 1907

Quinta serie
Título Año de publicación
España sin rey 1907-1908
España trágica 1909
Amadeo I 1910
La Primera República 1911
De Cartago a Sagunto 1911
Cánovas 1912
Sagasta, Las colonias perdidas, La reina regente y Alfonso XII (proyectos)

Episodios Nacionales para niños

Título Año de publicación


Episodios Nacionales extractados para uso de los niños 1909

Teatro

Galdós y uno de sus perros en la


finca de San Quintín (Cantabria),
recibiendo la visita de los
empresarios, directores y actores
teatrales María Guerrero y Fernando
Díaz de Mendoza, en la primera
década del siglo XX.23
Título Año de publicación
Quién mal hace, bien no espere 1861 (perdida)
La expulsión de los moriscos 1865 (perdida)
Un joven de provecho 1867?
Realidad 1892
La loca de la casa 1893
Gerona 1893
La de San Quintín 1894
Los condenados 1895
Voluntad 1895
Doña Perfecta 1896
La fiera 1896
Electra 1901
Alma y Vida 1902
Mariucha 1903
El abuelo 1904
Bárbara 1905
Amor y ciencia 1905
Zaragoza 1908
Pedro Minio 1908
Casandra 1910
Celia en los infiernos 1913
Alceste 1914
Sor Simona 1915
El tacaño Salomón 1916
Santa Juana de Castilla 1918
Antón Caballero 1921 (inacabada)

Memorias, viajes, ensayo y obra varia


Título Año de publicación
Crónicas de Portugal 1890
La casa de Shakespeare 1895
«Discurso de ingreso en la Real Academia Española» 1897
Santillana 1905
Memoranda 1906
Memorias de un desmemoriado (autobiografía) 1915
Política española I 1923
Política española II 1923
Arte y crítica 1923
Fisonomías sociales 1923
Nuestro teatro 1923
Cronicón 1883 a 1886 1924
Toledo 1924
Viajes y fantasías 1928
Crónica de Madrid 1933
Cartas a Mesonero Romanos 1943
Crónica de la Quincena 1949
Madrid 1956
Los prólogos de Galdós 1962

Traducciones

Título Autor Año


Los papeles póstumos del Club Pickwick Charles Dickens 1868

Cuentos

En sus inicios Galdós comenzó a escribir cuentos. A lo largo de toda su carrera literaria publicó múltiples
relatos cortos en diversos periódicos y revistas literarias de la época. Algunos de los cuentos más destacados
son los siguientes:
Título Año de publicación
Un viaje redondo por el bachiller Sansón Carrasco 1861
Tertulias de ''El Ómnibus'' 1862
Una noche a bordo 1864
Una industria que vive de la muerte 1865
Crónicas futuras de Gran Canaria 1866
Necrología de un prototipo 1866
Manicomio político social 1868
La conjuración de las palabras 1868
Dos de mayo de 1808, dos de septiembre de 1870 1870
Un tribunal literario 1871
El artículo de fondo 1871
La mujer del filósofo 1871
La novela en el tranvía 1871
La pluma en el viento o el viaje de la vida 1872
Aquel 1872
Una historia que parece cuento o un cuento que parece historia 1873
La mula y el buey 1876
La princesa y el granuja 1877
Theros 1877
Junio 1878
Tropiquillos 1884
Celín 1887
¿Dónde está mi cabeza? 1892
El pórtico de la gloria 1896
Rompecabezas 1897
Fumándose las colonias 1898
Ciudades viejas. El Toboso 1915

Galdós periodista
Galdós fue casi tan fecundo periodista como narrador y desde mucho antes, ya en su etapa canaria. Fundó en
1862 el periódico La Antorcha; colaboró en El Ómnibus (1862), La Nación (1865-1868), Revista del
Movimiento Intelectual de Europa (1865-1867), Las Cortes (1869), La Ilustración de Madrid (1871), El
Debate (1871), Revista de España (1870-1873 y 1876) y La Guirnalda (1873-1876) y La Prensa de Buenos
Aires (1885) y, con artículos sueltos, en Vida Nueva (1898), Electra (1901), Heraldo de Madrid (1901),
Alma Española (1903), La República de las Letras (1905), España Nueva (1909), Revista Mensual Tyflofila
(1916), Ideas y Figuras (1918) y La Humanidad (1919). Según Carmen Bravo Villasante, están menos
investigadas sus colaboraciones en El Día, La Esfera, La Diana, El Imparcial, El Motín, El País, El
Progreso Agrícola Pecuario, El Sol, La Tertulia de Santander y El Tribuno de Las Palmas de Gran
Canaria73
Obra inédita
La aportación más importante al conocimiento de la obra inédita de Galdós la hizo el argentino Alberto
Ghiraldo, con la publicación en 1923 de los nueve volúmenes de las Obras inéditas, en la editorial
Renacimiento de Madrid. A partir de este texto (volúmenes VI y VII), Rafael Reig prologó la edición en
2003 de El crimen de la calle Fuencarral. El crimen del cura Galeote,74 un turbio asunto muy popular en el
verano de 1888, que inició una oleada de amarillismo en la prensa que alcanzaría su auge hacia 1898,
coincidiendo con la guerra de Cuba. En opinión de Reig, estos relatos, extraídos de crónicas enviadas al
diario argentino La Prensa, son comparables al estilo de Dashiell Hammett y dan noticia de un Galdós
pionero en el género policíaco apenas frecuentado hasta entonces en la literatura española.

En 1979, el hispanista Alan E. Smith localizó entre manuscritos guardados en la Biblioteca Nacional de
Madrid un fragmento extenso de novela que, reconstruida en gran parte, se publicó en 1983 con el título de
Rosalía.75 Por el estilo parece una novela fallida del «ciclo espiritualista» del segundo periodo de la
novelística galdosiana.

Importancia de la obra de Galdós


... Imagen de la vida es la Novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres
humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo
espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje, que es la marca de raza, y las
viviendas, que son el signo de familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la
personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la
belleza de la reproducción...
Benito Pérez Galdós (1897): La sociedad presente como materia novelable. Discurso de entrada en
la Real Academia Española.

Galdós es considerado por muchos especialistas como uno de los mejores novelistas en castellano después
de Cervantes.76 Así parece avalarlo su obra, con cerca de 100 novelas, casi 30 obras de teatro, y una
colección importante de cuentos, artículos y ensayos. También se le considera maestro indiscutible del
Realismo en España y del naturalismo del siglo XIX. Su valía ha sido reconocida por muy diversos creadores,
como, entre otros muchos: Luis Buñuel o Max Aub en España,77 o Carlos Fuentes, Rómulo Gallegos o
Sergio Pitol en Hispanoamérica.78 De entre los reconocimientos de reputados hispanistas, pudiera citarse
por ejemplo esta reflexión de Hayward Keniston:j 79

Con el paso del tiempo, creo que se hablará cada vez menos del aspecto puramente formal y
artístico de su obra, de su faceta como realista o naturalista o de su técnica dramática. Porque hay
en la obra y vida de este hombre (...) una visión vital. En la amplitud y potencia de esta visión,
Galdós goza de un mérito especial en su época. ¡Qué gloriosa ironía hay en el hecho de que él, tan
a menudo considerado enemigo de la Fe, resulta ser el mayor defensor de la fe, de la fe en la
democracia, la fe en la justicia, la fe en las verdades eternas, la fe en el ser humano! Este es el
mensaje que predicó a una generación que avanzaba a tientas y confusa en la aparente
desesperanza de la vida. Esta, también seguirá siendo la lección sempiterna de su interpretación de
la vida incluso cuando los problemas y luchas que forman el trasfondo material de su obra hayan
caído en el olvido.
Hayward Keniston, Galdós, Interpreter of Life. Discurso ante la American Association of Teachers
of Spanish and Portuguese, Nueva York, 13 de abril de 1920.

Anticlericalismo y Premio Nobel


Como le ocurriría —aunque en menor grado— a su contemporáneo y amigo íntimo Leopoldo Alas
Clarín,80 Galdós fue asediado y boicoteado por los sectores más conservadores de la sociedad española,81
ajenos a su valor intelectual y literario.82

Diversos estudiosos de la obra galdosiana y su proyección social,83 84 85 86 coinciden en que ese sabotaje
colectivo de un sector de la población española, aunque con una cabeza bien definida, se debió, como apunta
Casalduero,87 a su honestidad como hombre y como escritor,k y a sus ideas anticlericales,88 l que
provocaron que el catolicismo tradicionalista, muy poderoso en España y siguiendo algunos aspectos de la
política de los Reyes Católicos,89 le tuviese en el punto de mira hasta su muerte, y aun después de ella;
dicho con las palabras de Rosana Torres «el dedo que Galdós puso en la llaga de sus contemporáneos, y lo
ha arrastrado hasta la misma herida que más de un siglo después aún no se ha cerrado: la del enfrentamiento
entre la ilustración y el oscurantismo, entre la razón y el fanatismo, entre la ciencia y la religión...»81

Cuando en 1912, Galdós fue propuesto para el Nobel de literatura, «el elemento oficial y reaccionario»
(incluyendo la propia Real Academia Española y la prensa tradicionalista católica),90 vio la oportunidad de
vengar por fin las ofensas que, desde su sensibilidad y obcecación, suponía —por «su serenidad y
sinceridad»— la persona de Galdós y su obra.87 m Las «conjuras»,91 en forma de campaña nacional e
internacional, impidieron que le dieran el premio no solo en esa ocasión de 1912, sino también en 1913 y en
una tercera convocatoria en 1915 (cuya propuesta en esa ocasión había partido de una mayoría de miembros
de la propia Academia sueca, que como comenta Ortiz-Armengol fueron ninguneados sin mayores
explicaciones), consiguiendo desvirtuar una suscripción pública en favor de Galdós.92 n

En 1922, siete años más tarde, la Academia Sueca decidió darle el Premio Nobel de literatura (uno entero,
no medio como el que le dieron a Echegaray) al dramaturgo español Jacinto Benavente.93 Es probable que
tal gesto intentara ser una compensación política,94 pero como también ocurrió con otros grandes maestros
de la literatura como Tolstoi, Ibsen, Emile Zola o Strindberg, vetados por el sesgo conservador en el seno de
la propia Academia en Estocolmo,95 la obra de Galdós, «una de las tres o cuatro figuras máximas de la
literatura española», fue apartada del Premio Nobel «por la ciega hostilidad de adversarios políticos a
quienes la saña transformó en enemigos suyos y de la gloria de su país».90 o 96

Galdós en piedra
Varias son las interpretaciones en piedra que diferentes escultores en distintas épocas han hecho de la
personalidad e imagen del escritor canario. De todas ellas quizá sea la más emotiva la que se conserva en el
parque del Retiro de Madrid, en el paseo de Fernán Núñez, esculpida por un joven Victorio Macho e
inaugurada en 1919 en presencia del propio Galdós.97 Otros homenajes en piedra —sin seguir un orden
cronológico— son:

Una escultura, la segunda del escritor esculpida por Victorio Macho, hecha en piedra caliza 1922,
originalmente frente al océano y conservada luego en la Casa-Museo Pérez Galdós en Las Palmas, en un
prudente acto de traición al escultor castellano cuyo deseo, en sus propias palabras, fue: «... yo sueño que
'mi Galdós' llegue a confundirse con el paisaje y parezca una roca...»98 "

De 1969 es la escultura de Pablo Serrano instalada en la plaza de La Feria, también en Las Palmas. Y de
1991, en esa misma capital de Gran Canaria, otro Galdós yacente en piedra, en un escorzo que copia el
esculpido por Serrano, encargado a Manuel Bethencourt y que se encuentra desde el 21 de febrero de 2008
ante el Teatro Pérez Galdós, pero que antes estuvo en la estación de "guaguas" de San Telmo. También en
Las Palmas están: el busto colocado en el Parque Doramas, obra de Teo Mesa del año 2000, y un Galdós en
bronce, de tamaño natural, sentado leyendo en un banco de la plaza que lleva su nombre en la barriada de
Alfredo Schamann.
Instalado desde el 24 de mayo de 2012 en la avenida del Cabildo del municipio de Telde, otro busto,
acordado por el pleno del Ayuntamiento en 1911, se hizo realidad un siglo después, con ayuda del Cabildo
de Gran Canaria. Y al otro lado del Atlántico, un busto en piedra blanca de Córdoba, obra del escultor
Erminio Blotta, instalado el 10 de mayo de 1943 en el parque Independencia de Rosario, Argentina. El
monumento tenía una placa en bronce, en la que podía leerse: «Benito Pérez Galdós, 1843-1920. Homenaje
de los españoles republicanos a la ciudad de Rosario en conmemoración del centenario del ilustre escritor.
Rosario, 10 mayo MCMXLIII»... y que fue robada en fecha ignota.99 También en Sudamérica, en Caracas,
en la plaza Galdós de la Avenida las Acacias se encuentra la escultura realizada en 1975 por el canario-
venezolano Juan Jaén Díaz.100

Y volviendo a la península ibérica, de 1998 es el bronce realizado por el escultor Santiago de Santiago y sito
en una esquina del Parque de Mesones en el Sardinero de Santander.

El segundo Galdós Galdós en su isla Busto de Galdós en


de Victorio Macho natal, por Pablo Rosario (Argentina),
(1922) erosionado Serrano (1969) por Erminio Blotta
por el viento (1943)
atlántico

Órdenes y cargos

Órdenes
1 de julio de 1902: Caballero gran cruz de la Orden de Alfonso XII.101

Cargos
Diputado a Cortes
7 de febrero de 1897: Académico de la Real Academia Española (Sillón N)102

Véase también
Anexo:Lugares de Madrid frecuentados por Galdós
Anexo:Lugares de Madrid mencionados por Galdós en sus obras
Madrid galdosiano
Categoría:Galdosistas
Literatura española del Realismo: el Realismo en el marco literario español
Referencias
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1. «Biografía» (https://web.archive.org/web/201 f) el 30 de marzo de 2013. Consultado el 28
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Notas
a. El abuelo materno de Galdós (nacido el 16 de junio de 1756, según aparece bautizado en el
folio 112, partida 65 del libro de bautismo entre los años 1752-1778, de la parroquia de Santa
María la Real, en Azcoitia), llegó a Gran Canaria acompañando a Francisco Xavier de
Isuriaga, Oidor del Consejo de su Majestad. En cuya capital se casó en 1786 con María de la
Concepción Medina Domínguez, hija de canariones.
b. Ricardo Gullón, en uno de sus estudios (Galdós, novelista moderno), define la intención del
escritor canario con estas palabras: «la primera idea de Galdós fue contar para todos las
historias de la Historia».
c. Era proverbial su timidez, que le hacía ser más que parco en palabras y su aspecto
manifestaba una modestia inverosímil, hasta el punto de sufrir al hablar en público. Entre sus
dotes estaba el poseer una memoria visual portentosa y una retentiva increíble que le permitía
recordar capítulos enteros del Quijote y detalles minúsculos de paisajes vistos solamente una
vez veinticinco años antes. De ahí también su facilidad para el dibujo. Todas estas cualidades
desarrollaron en él una de las facultades más importantes en un novelista, el poder de
observación.
d. La sociedad española como materia novelable fue, una docena de años más tarde, el título de
su discurso de ingreso en la Real Academia Española, que pronunció en 1897, y que fue
contestado por su mentor y amigo, el ortodoxo Menéndez Pelayo.
e. «Mi amor es secreto, misterioso y oculto, como las perlas, que además de estar dentro de una
concha están en el fondo del mar. [...] No tengo celos más que de mi publicidad; odio de
muerte a todo el que descubra y propale mi secreto». Así se expresa el personaje de lord
Gray, en el episodio nacional Cádiz. Una vez más parece que los personajes hablan por su
autor. (Según observación del galdosista Manuel Herrera Hernández, de la Asociación
Internacional de Hispanistas).
f. En una carta a Leopoldo Alas, fechada el 8 de junio de 1888, escribió Galdós: «... Siento cierta
repugnancia a entregar al público la vida privada. Nunca me han gustado los interviews ni la
intrusión de los reporters en el hogar doméstico. Me parece a mí que los escritores, valgan lo
que valieren, deben poner entre su persona y el vulgo o público como una muralla de la China,
honesta y respetuosa (…) Las confianzas con el público me revientan. No me puedo
convencer de que le importe a nadie que yo prefiera la sopa de arroz a la de fideos».
g. En la Casa-Museo de Galdós en Las Palmas puede verse copia del acta de nacimiento de una
niña que «nació en la casa número 24, piso 3º, de la cuesta del Hospital, a las diez de la
mañana del día 12 del corriente (enero)... Hija ilegítima de Dª Lorenza Cobián, natural de
Bodes, provincia de Oviedo, mayor de edad, soltera, dedicada a las ocupaciones de su casa...
y que a la expresada niña se le había de poner el nombre de María».
h. Teodosia aparece en las últimas obras del escritor reflejada en los personajes de la Cinthia-
Pascuala de El caballero encantado, la educadora Athenaida de La razón de la sinrazón y la
Floriana del episodio nacional La Primera República. La fiel Teodosia, que conociendo su
mutuo y próximo final, falleció en Madrid el 31 de diciembre de 1919 (cuatro días después
moriría Galdós).
i. En ese periodo llegó a concluir 22 piezas teatrales (algunas de ellas eran adaptaciones de sus
novelas), a las que habría que sumar su producción de juventud, perdida a excepción de Un
joven de provecho, y Antón Caballero, que no llegó a terminar.
j. Keniston fue hispanista y catedrático emérito de Lenguas Románicas de la Universidad de
Michigan.
k. En su edición de 1951 de Vida y obra de Galdós, el profesor Casalduero escribe textualmente:

Sus juicios ni ahora ni nunca se debieron a la pasión. Se separó de la monarquía


porque vió que ésta sólo quería la esclavitud moral y material de España. No hay que
decir que todo el elemento oficial y reaccionario veía, certeramente, en su serenidad
y sinceridad al peor enemigo, y procuraba vengarse de una manera baja y ruin:
impidieron que le dieran el Premio Nóbel (1912); e hicieron que fracasara una
suscripción pública abierta a su favor (1914).
Casalduero, 1951 (p. 40)

l. Sobre la honestidad de Galdós y los problemas que le supuso, Virginia Tovar Marín, en el
volumen dedicado a Galdós Madrid en Galdós. Galdós en Madrid, en la monografía dedicada
a «La vida religiosa», anota:

...la integridad y la sinceridad del mensaje novelístico de Don Benito Pérez Galdós,
su mente clara y libre de prejuicios, su afán renovador o su intensa preocupación
pedagógica, social o política, hoy es conocida, comprendida y alabada por muchos.
(...) Galdós fue siempre enérgico en su crítica a aquella sociedad, acendradamente
católica, que degeneró en tantas ocasiones en el más superficial ritualismo.
Virginia Tovar Marín (1988) (p 140)

m. Ante el complot de la Academia de la Lengua, la nominación de Galdós fue presentada por la


Real Academia de Medicina, con el respaldo de Santiago Ramón y Cajal y el apoyo del
anterior Nobel de literatura español, José de Echegaray, entre otros quinientos escritores y
artistas más.
n. En enero de 1993, Pedro Ortiz-Armengol, diplomático y presidente de la Asociación
Internacional de Galdosistas, se desplazó a Estocolmo a fin de intentar esclarecer desde la
perspectiva sueca algunos aspectos confusos de la invalidación de Galdós como aspirante al
premio. La Academia Sueca, haciendo gala de exquisita diplomacia le atendió con cortesía
pero no le pudo facilitar acceso a los supuestos «miles de telegramas» que el secretario
permanente del la institución sueca Erik Axel Karlfeldt argumentó en su día (1914-1915) como
inconveniente decisivo para impedir la concesión a Galdós de dicho premio. (ver Ortiz-
Armengol, pp=496-498)
o. A partir de la biografía de Berkowitz, Ricardo Gullón y Pedro Ortiz-Armengol, anotan en
respectivos estudios sobre Galdós que, naturalmente, no todos los conservadores y religiosos
españoles formaron parte de la conspiración ultramontana, Así, por ejemplo, el astuto conde
de Romanones, monárquico, liberal y amigo de Galdós, el obispo de Jaca (Antolín López
Peláez) y al menos un par de publicaciones de la Orden de San Agustín, apoyaron la
candidatura del escritor canario. Sí se declararon en contra, sin embargo, los miembros del
Congreso de Estudiantes Universitarios.

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Enlaces externos
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1).
Obras de Galdós en One More Library (https://onemorelibrary.com/index.php/es/idiomas/espa
nol/coleccion-benito-perez-galdos-362).
Biblioteca de Autor Benito Pérez Galdós en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://cer
vantesvirtual.com/bib_autor/Galdos/) (incluye una edición digitalizada de sus obras
completas).
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com). Rehabilitada como museo que conserva el legado del novelista: manuscritos de sus
obras, su biblioteca y archivo, objetos personales...
El realismo y Benito Pérez Galdós (http://www.spanisharts.com/books/literature/galdos.htm) en
el portal de Spanish Arts.
Benito Pérez Galdós- Página sobre estudios galdosianos (https://web.archive.org/web/201212
02142009/http://www.benitoperezgaldos.es/)
Las cartas de Pérez Galdós (http://www.lascartasdeperezgaldos.es)
Ómnibus Galdosniano – UCM (http://www.ucm.es/info/omnibus/)
Anales Galdosianos (http://www.bu.edu/analesgaldosianos/)
Obras digitalizadas de Benito Pérez Galdós (http://bdh.bne.es/bnesearch/Search.do?text=&fiel
d1val=%22P%C3%A9rez+Gald%C3%B3s%2c+Benito%22&field1Op=AND&numfields=1&exa
ct=on&advanced=true&field1=autor&language=esEn) en la Biblioteca Digital Hispánica de la
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