Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
otro de los pasados integrantes del caput, esto es, de la
personalidad o capacidad jurídica de un individuo en Roma, fue el Status
civitatis. Únicamente los que gozaban de la ciudadanía romana era capaces de
derecho en la esfera tanto del ius publicum, como de ius privatum, porque el
ordenamiento jurídico romano solo amparaba a los miembros de la civitas. En
relación al status civitatis, las personas se dividían en dos clases perfectamente
diferencias: ciudadanos y extranjeros o peregrinos. Entre ambos grupos se
encontraba una clase intermedia, la de los latinos.
2
: la condición servil podía extinguirse por un
acto voluntario de dominus, llamado manumisión (manumissio), que podía ser
solemne (manumissio vindicta, manumissio censu, manussio testamento) y no
solemne (inter amicos, per epistulam y per mensam) y por decisión de la ley, el
ordenamiento legal romano consagraba diversas causas que independiente de
la manumisiones hacían a un siervo un hombre libre
En Roma se
era ciudadano por nacimiento, por liberación de la esclavitud o por concesión
de la autoridad. Como clase opuesta a los ciudadanos, se encontraban los
peregrinos, que eran aquellos hombres libres pertenecientes a otras ciudades
que vivían en el gran mundo romano y que se diferenciaban de los barbaros
porque estos eran extranjeros súbditos de 5 pueblos enemigos de Roma.
Dentro de los peregrinos se distinguían los llamados peregrini alicuius civitatis,
que eran los que pertenecían a una ciudad unida a Roma por tratados de
alianza y amistad, de los peregrini dediticii, que eran los miembros de pueblos
que habían resistido a la dominación romana y que luego se habían rendido
incondicionalmente. (deditio). Los peregrinos no contaban en Roma con el
amparo del ius civile, rigiéndose sus relaciones por el derecho de gentes y para
juzgar los casos de controversias jurídicas con los ciudadanos romanos se
creó, la pretura peregrina. Situación especial tenían los dediticios, a los que no
se les reconocía ningún derecho propio, por entenderse que no pertenecían a
ninguna civitas. Una situación intermedia entre los ciudadanos y los peregrinos
nos ocupaban los latinos, que se distinguieron en tres clases: los latini veteres
o prisci, que eran los antiguos habitantes del Lacio y de las antiguas colonias
confederadas con Roma; los latini coloniarii, ciudadanos pertenecientes a
3
colonias a las que las Roma concedió la latinidad a mediados de la Republica y
los latini iuniani, que, como vimos, eran los manumitidos no solemnemente y
que de acuerdo con la lex Iunia Norbana, adquirían la libertad pero no la
ciudadanía romana.
4
5