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UNIDAD VI – SEMANA XI
DERECHO CIVIL II- OBLIGACIONES
Prof. TITULAR: Dra. MARCELA I. ACQUISGRANA
BOLILLA VI
CESION DE DEUDAS
Cesión de deuda. Hay cesión de deuda si el acreedor, el deudor y un tercero acuerdan que
éste debe pagar la deuda, sin que haya novación. Si el acreedor no presta conformidad
para la liberación del deudor, el tercero queda como codeudor subsidiario.
HISTORIA Y LEGISLACIÓN COMPARADA.-
El fenómeno del traspasode deudas ha aparecido recientemente en la evolución jurídica. El
DerechoRomano ligaba estrechamente la existencia de la obligación a lossujetos que la
habían constituido y no concebía que pudiera sustituirse eldeudor y que al mismo tiempo
perdurara la obligación anterior y susgarantías sin la conformidad del acreedor. Sólo se
admitía tal transmisiónmediante la conformidad del acreedor, con lo cual se configura la
novación,figura distinta del traspaso de deudas.
La concepción romana fue heredada por los pueblos latinos deEuropa, que hasta bien
entrado el siglo xix no conocieron la transferenciade las deudas sino por causa de muerte
del deudor.
Ese panorama cambió sustancialmente por la evolución de los derechos alemán y suizo. En
la segunda mitad del siglo xix llegó a aceptarse el traspaso de la deuda, sin novación: de
ahí que conservara el acreedortodas las garantías de que disponía contra el cedente de la
deuda, y que elcesionario pudiera oponer al acreedor las mismas defensas que le
competíanal primitivo deudor. El Código alemán recogió esa elaboracióndoctrinaria, que
luego pasó a otros códigos: suizo de las obligaciones;polaco de las obligaciones; italiano,
griego, etcétera. Igual orientaciónhan seguido los proyectos de reforma orgánica de nuestro
Código Civil.
CESION DE DEUDA EN EL CODIGO CIVIL Y COMERCIAL
Asunción de deuda. Hay asunción de deuda si un tercero acuerda con el acreedor pagar la
deuda de su deudor, sin que haya novación. Si el acreedor no presta conformidad para la
liberación del deudor, la asunción se tiene por rechazada.
Conformidad para la liberación del deudor. En los casos de los dos artículos anteriores
el deudor sólo queda liberado si el acreedor lo admite expresamente. Esta conformidad
puede ser anterior, simultánea, o posterior a la cesión; pero es ineficaz si ha sido prestada
en un contrato celebrado por adhesión.
Promesa de liberación. Hay promesa de liberación si el tercero se obliga frente al deudor
a cumplir la deuda en su lugar. Esta promesa sólo vincula al tercero con el deudor, excepto
que haya sido pactada como estipulación a favor de tercero.
REQUISITOS Y CARACTERES.- Según la elaboración efectuada porla doctrina es
posible distinguir varias especies de traslación de deudas.
A) CESIÓN DE DEUDA PROPIAMENTE DICHA.- Es un acto triangularque se
sustenta en el consentimiento del deudor o cedente, del cesionarioy del acreedor, por el
cual éste acepta que el cesionario quede en calidadde deudor. El acreedor puede reservar su
derecho contra el deudor primitivo,pero en tal caso no puede exigirle el pago sin haberlo
requeridopreviamente al cesionario de la deuda. Lo contrario implicaría un abusodel
acreedor: no se justificaría que el deudor le diera al acreedor un nuevoobligado -a costa,
con seguridad, de alguna prestación hecha a éste- ysiguiera, si cabe, en peor situación,
porque al desembolso ya hecho seagregaría la carga de mantener la reserva necesaria para
afrontar el pagoEn caso de silencio del acreedor, que se limita a consentir el traslado,cabe
concluir que ha consentido la exoneración de su primitivo deudor
El convenio se perfecciona por el solo consentimiento de las partes,
pero no es oponible a terceros si careciera de fecha cierta a su respecto.
B) ASUNCIÓN PRIVATIVA DE DEUDA- ES la traslación de deuda queresulta de un
contrato celebrado entre el deudor y un tercero, por el cualéste se compromete a satisfacer
la obligación en reemplazo del deudorprimitivo. Tal convenio queda subordinado en su
plena eficacia a laaprobación del acreedor, pudiendo las partes mientras tanto revocar
oalterar lo convenido.
Si el acreedor rehusa su aprobación, la cesión de deuda no funcionarespecto de él, pero sí
entre las partes, por lo cual el cesionario quedaobligado a satisfacer la deuda, a menos que
se hubiese convenido locontrario.
C) ASUNCIÓN ACUMULATIVA DE DEUDA O ACCESIÓN DE DEUDA.- Esel
convenio entre el deudor y el tercero, acerca del traslado de la deuda,haciendo abstracción
de lo que decida el acreedor. Hay aquí un desdoblamiento:para el acreedor nada ha
cambiado; entre las partes de la cesiónésta produce todos sus efectos; el carácter de deudor
pasa al cesionario,quien debe pagar al acreedor, y ante la negativa de éste debe consignar
judicialmente el pago como "tercero interesado". Eldeudor retiene su calidad de tal frente
al acreedor, pero si se viera forzadoa pagarle, puede accionar contra el cesionario para que
éste le indemniceel perjuicio que su incumplimiento le ha causado. Esta figura, que
norequiere el consentimiento del acreedor, tiene corriente aplicación prácticaen la cesión
de boletos de compraventa. Aquí se cede -aun por simpleendoso del boleto- el crédito
referente a la entrega del inmueble y ladeuda del precio. Frente a la cesión de la
actioemptiel vendedor es unsimple deudor cedido que no puede cuestionar la cesión: no
ocurre lopropio con la deuda relativa al precio. El vendedor es acreedor de esteprecio, y no
está obligado a exonerar a su deudor primitivo; sin embargo,tampoco puede rehusarse a
recibir el pago que quiera hacer el tercero, quesería, con relación al vendedor, un tercero.
Innecesario es destacar la trascendencia que para el correcto funcionamientode este
dispositivo de uso tan extendido ha tenido la labor esclarecedorade la doctrina.
PROMESA DE LIBERACIÓN.-
Es un convenio paralelo a unaobligación existente por el cual un tercero se compromete a
liberar aldeudor oportunamente, sin quedar obligado a hacerlo frente al acreedor.
Esta figura, que también se denomina en doctrina asunción decumplimiento, alcanza
resultados semejantes a la asunción acumulativa
PAGO CON SUBROGACIÓN
El pago por subrogación transmiteal tercero que paga todos los derechos y acciones del
acreedor. Lasubrogación puede ser legal o convencional.
1. Introducción
El denominado pago por subrogación tiene lugar cuando un tercero ajeno a la
relaciónobligacional cumple la prestación comprometida por el deudor y desinteresa al
acreedorsustituyéndolo en el ejercicio de sus derechos. Como consecuencia, el tercero
queejecuta la prestación asume la posición jurídica del acreedor, por disposición de la leyo
por convención.
El pago por subrogación se funda en razones de justicia, equidad y orden práctico. Nocausa
perjuicios ni resulta desventajoso al interés de los sujetos involucrados ni de terceros.
Contrariamente, reporta beneficios al acreedor originario, al acreedor subrogante
y,eventualmente, al propio deudor.
Es claro que el acreedor se ve favorecido al obtener la satisfacción de su crédito sin
necesidadde recurrir a la ejecución forzada. Por otro lado, el tercero que cumple la
prestaciónsatisface el interés que lo motiva a interceder de ese modo, como podría ser el de
evitarun posible empobrecimiento indirecto en su patrimonio. Y alcanza la misma posición
delacreedor subrogado, lo cual lo legitima para recuperar la erogación efectuada.
Finalmente,al deudor no debería reportarle ningún beneficio ni perjuicio, pues su deuda
subsisteen forma plena. Ello, sin desconocer que podría encontrarse frente a un nuevo
acreedormás tolerante o comprensivo, o bien que podría ocurrir lo contrario; mas ello no
haríavariar la situación jurídica que tenía con anterioridad.
Desde una perspectiva social, la subrogación estimula el cumplimiento de las obligaciones,
al permitir que lo lleven a cabo terceras personas ajenas a la relación,
proporcionandoflexibilidad, seguridad y dinamismo al tráfico jurídico de bienes.
2. Interpretación
2.1. Naturaleza jurídica
Se han ensayado diferentes tesituras en torno a la naturaleza jurídica del pago por
subrogación.
Durante la vigencia del Código de Vélez Sarsfield, y desde tiempo atrás enel derecho
comparado, la discusión giró fundamentalmente en torno a la supuesta contradicciónque
suponía concebir un instituto al que se le atribuían los efectos del pagoy, a la vez, los de la
transmisión del crédito. Ello, en la inteligencia de que el pago traíanecesariamente
aparejada la extinción de las obligaciones, pues no era otra su finalidad,lo cual impedía su
simultánea transmisión.
Esa particularidad hizo surgir una primera teoría de la llamada “ficción legal”. La
ficciónestaría dada justamente en que se trataría de un pago que extingue la obligación, no
obstantelo cual la ley la consideraría ficticiamente subsistente, permitiendo su transmisión
altercero que pagó.
Por otro lado, un sector de la doctrina sostiene que constituye una doble operación,
uninstituto dual y complejo. Para quienes defienden esta postura, el pago por
subrogaciónanida simultáneamente en dos figuras distintas: la del pago, respecto del
acreedor cuyointerés es satisfecho por el solvens; y la de la transmisión del derecho al
tercero, fruto deun desdoblamiento de la relación jurídica.
Hay quienes asimilan el pago por subrogación a la figura de la cesión de créditos, dadoque
los efectos son semejantes. De hecho, el Código de Vélez Sarsfield imponía lasreglas de la
cesión de créditos al pago con subrogación convencional por el acreedor(art. 769 CC). Sin
embargo, el CCyC eliminó esa remisión normativa, pues ha sido ampliala doctrina que se
ha encargado de poner de resalto las ostensibles diferencias entre unoy otro instituto:
principalmente, por cuanto la cesión, a diferencia del pago por subrogación,es siempre
negocial, requiere necesariamente del consentimiento del acreedorpara perfeccionarse —
quien transfiere en ella el derecho creditorio garantiza la existenciay legitimidad del
crédito—, y dado que, en la cesión de créditos el tercero puede reclamarel monto íntegro
del crédito cedido independientemente de lo que haya realmentedesembolsado al acreedor;
extremos que, como se verá, no concurren cuando opera elpago por subrogación.
Otra teoría sobre la naturaleza jurídica acepta que el crédito ha quedado
definitivamenteextinguido con el pago, lo cual impide su transmisión a un tercero, y
sostiene que loque en realidad se transmiten serían las garantías personales y reales que
acompañabanal crédito principal. Esta postura ha sido superada pues implicaba relativizar
el principiode interdependencia de las obligaciones, según el cual los accesorios siguen la
suertede la obligación principal. Si esta se extingue, no podrían subsistir únicamente sus
accesorios.
Además, la norma —al igual que su predecesora en el Código de Vélez— es
suficientementeclara en cuanto a que el pago por subrogación no extingue la obligación
principal,sino que traspasa al nuevo acreedor todos los derechos y acciones del antiguo
acreedor.
Por último, la doctrina mayoritaria concluye que se trata de una sucesión del crédito a
títulosingular. Así, el pago por subrogación constituye un supuesto específico de
transmisiónde derechos y de ningún modo tiene efecto extintivo de obligaciones.
Esta concepción ha sido recogida por el codificador en el CCyC. En efecto, el pago ha sido
redefinido como el cumplimiento de la prestación que constituye el objeto de la obligación,
que solo cuando lo lleva a cabo el deudor trae aparejada la extinción de la obligación,
masno cuando lo realiza un tercero (arg. arts. 865, 880 y 882 CCyC).
Corresponde remitirse a la interpretación de los artículos citados. Sin embargo, debe
aquíresaltarse que el pago deja de estar concebido en la legislación como un modo de
extinción
de las obligaciones y pasa a ser considerado como modo típico de cumplimientode las
prestaciones comprometidas, que puede tener o no aquel efecto. En este entendimiento,la
ejecución de la prestación por parte de un tercero es considerada un pagocon efectos
traslativos del crédito. Entonces, desaparece aquella contradicción que tantadiscusión había
generado en la doctrina.
Concordantemente, también debe señalarse que el CCyC ya no refiere al pago “con”
subrogación,que parecía amalgamar la figura del pago con otra distinta, sino al pago “por”
subrogación, expresión compatible con la ejecución de la prestación principal por partede
un tercero en lugar del deudor.
La consagración normativa de la tesis mayoritaria viene a despejar cualquier duda entorno
al carácter derivativo que tiene la adquisición del crédito por parte del tercerosubrogante.
Es decir que el crédito no nace con el pago que este realiza sino que siguesiendo el mismo
que tenía el acreedor originario, en cuanto a su entidad, extensión yaccesorios.
2.2. Requisitos
Los requisitos del pago por subrogación no son otros que los propios de los actos jurídicos
y los que refieren al pago en sí mismo (arg. art. 866 CCyC y concs.). Entonces, no es
ociosodecir que el pago debe ser hecho por un tercero capaz de contratar y que debe
atenderlos principios de integridad e identidad respecto de lo debido. Ello, sin perjuicio de
lo establecidopor el art. 920 CCyC, que contempla el supuesto de pago por subrogación
parcial.
ART. 915.- SUBROGACIÓN LEGAL
Es importante aclarar que la intención con que el solvensdebe ejecutar el acto debe
identificarsecon la voluntad de cancelar una deuda ajena. Si el tercero no es consciente
deello y realiza el pago al acreedor creyéndose ser deudor, el acto se encuentra viciado
porerror, dando lugar a una nulidad relativa (arts. 386, 388, 409 CCyC y concs.). También
se hadicho que si el tercero sabe que la deuda no es propia, y la paga sin intención de
sustituiral acreedor sino solo a fin de extinguir la obligación, no hay pago por subrogación
sinouna simple liberalidad. Tal sería el caso del padre que paga una deuda del hijo.
Por otra parte, se ha resaltado que el tercero debe ejecutar la prestación con fondos queno
sean del deudor, pues en tal caso se estaría en presencia de un pago directo efectuadopor
este último y no de un pago por subrogación.
Además, es claro que el pago por subrogación debe tener por objeto un crédito
transmisible,pues, de lo contrario, no sería concebible la ejecución de la prestación por un
tercero. Tal sería el caso de un crédito de carácter personalísimo, que, como es obvio, solo
puede ser cumplido por el deudor (art. 881 CCyC).
Finalmente, no cualquier tercero puede subrogarse en los derechos del acreedor, comose
verá.
2.3. Tipos de pago por subrogación
El pago por subrogación puede ser legal o convencional. En el primero de los supuestos,la
transmisión del crédito al tercero opera, como su nombre lo indica, al cumplirse
lospresupuestos previstos por la ley. Así, la nota distintiva es que la subrogación puede
tenerlugar, cuando es procedente, por la decisión exclusiva del tercero subrogante.
En cambio, la subrogación convencional se produce por acuerdo celebrado por el
tercero,ya sea con el acreedor subrogado o con el deudor de la obligación.
La diferencia entre una y otra clase de pago por subrogación reside únicamente en cuantoa
los requisitos que se exigen para que surtan efectos, mas estos serán idénticos enambos
casos.
ARTÍCULO 915.- Subrogación legal. La subrogación legal tiene lugar afavor:
a. del que paga una deuda a la que estaba obligado con otros, o porotros;
b. del tercero, interesado o no, que paga con asentimiento del deudoro en su ignorancia;
c. del tercero interesado que paga aun con la oposición del deudor;
d. del heredero con responsabilidad limitada que paga con fondos propiosuna deuda del
causante.
1. Introducción
La norma prevé los presupuestos que habilitan el pago por subrogación legal, es
decir,aquel que se configura sin dependencia de la voluntad del acreedor o del deudor.
Aquí, el codificador simplificó la regulación anterior contenida en el Código de Vélez—
que parecía proponer un enunciado taxativo— y, en su lugar, optó por consagrar unaregla
general suficientemente amplia, que abarca los diferentes casos en los que un
tercerointente pagar una deuda ajena.
2. Interpretación
2.1. Regla general
A partir de las disposiciones del art. 915 objeto de análisis, al margen de los dos
supuestosespeciales previstos en los incs. a) y d) que se verán a continuación, es posible
formularla regla en los siguientes términos: todo tercero que paga se subroga por ley en los
derechosdel acreedor, salvo el tercero no interesado que paga contra la voluntad del
deudor.
Tercero interesado es la persona a quien el incumplimiento del deudor puede causar
unmenoscabo patrimonial, y por ello se justifica que pueda pagar contra la oposición
individualo conjunta del acreedor y del deudor (art. 881). De ello deriva el reconocimiento
deliussolvendial tercero interesado y la consecuente facultad de recurrir a la vía de
laconsignación para ejercer ese derecho.
Tal sería el caso, por ejemplo, del acreedor que paga a otro que le es preferente,
supuestoque antes estaba previsto expresamente por la legislación.
En el caso del tercero no interesado, si se verifica oposición tanto por parte del
deudorcomo del acreedor, carece de derecho a pagar (art. 881 CCyC). Pero si paga
mediandoúnicamente oposición del deudor, el pago es siempre válido aunque no pueda
aquelsubrogarse en los derechos del acreedor, en cuyo caso puede ejercitar la acción
quenace del enriquecimiento sin causa (arg. art. 882 CCyC).
2.2. Pago de una deuda por parte del terceroa la que este estaba obligado con otros o por
otros
Comprende dos casos diferentes: los obligados con otros y los obligados por otros.
El primero de los supuestos incluye aquellas obligaciones en las que cada codeudor
estáobligado al pago íntegro frente al acreedor, por lo que, si alguno de aquellos paga
todala deuda, se subroga contra el resto de los obligados en aquello que exceda su
cuotaparte, sin depender del asentimiento de los codeudores. Es el caso de las
obligacionesindivisibles o solidarias (arts. 813, 816, 827 CCyC y concs.), y de los
cofiadores solidarios(art. 1595 CCyC), mas no de las obligaciones simplemente
mancomunadas de objetodivisible, pues en tal supuesto cada uno de los deudores no está
obligado con los demás,sino que es deudor único de la parte que le toca (arts. 805, 808,
825 CCyC y concs.).
En cuanto al pago que realizan los terceros que están obligados por otros, se puede
mencionarel caso del fiador (supuesto expresamente previsto en el art. 1592 CCyC), y el
dequien constituye una hipoteca u otorga una cláusula penal para asegurar el
cumplimientode una deuda ajena, entre otros.
2.3. Pago de una deuda del causantepor parte del heredero con responsabilidad limitada
En cuanto al heredero con responsabilidad limitada (art. 2317 CCyC) que paga con fondos
propios deudas del causante, se subroga en los derechos del acreedor que desinteresóy pasa
a tener un crédito a su favor en la sucesión. La solución se justifica en el simplehecho de
que el heredero está pagando una deuda ajena. Ello puede verse motivado enel interés del
heredero de evitar la venta inoportuna de los bienes afectados con garantíasespeciales y así
economizar gastos de ejecución y venta —que, en definitiva, pesaránsobre el activo del a
sucesión—.
SUBROGACIÓN CONVENCIONAL POR EL ACREEDOR
La norma exceptúa del pago por subrogación al heredero que responde frente a terceroscon
sus propios bienes (art. 2321 CCyC). Por otra parte, el codificador optó por referirse a
créditos del causante y no de la sucesión, como lo hacía el Código de Vélez Sarsfield,
demanera que quedan comprendidas todas las deudas que fueron contraídas por aquel,
inclusonacidas luego de su muerte. Pero, entonces, no estarían comprendidos otros
gastoscomo los funerarios o de conservación de bienes, que atañen más bien a los
herederos yno a la persona del difunto (arts. 1793 y 2324 CCyC). De todos modos, tales
casos estaríancontemplados en el supuesto del primer inciso de la norma en análisis.
No debe perderse de vista que la situación también está prevista por el art. 2320 CCyC,que
consagra el derecho al reembolso por parte del heredero o legatario que paga unaporción
de las deudas o de los legados superior a su parte. En tal caso, se le reconoceexpresamente
acción contra sus coherederos o colegatarios por el reembolso del excedente,hasta el límite
de la parte que cada uno de ellos debía soportar personalmente,incluso en caso de
subrogación en los derechos del que recibe el pago.
2.4. Subrogación legal del asegurador en los derechos del asegurado
Dentro de la regla general antes enunciada, contenida en el artículo objeto de análisis,están
abarcadas todas las situaciones que pudieran presentarse cuando el pago es realizadopor un
tercero. Pero ello no obsta a que determinados supuestos sean consagradosexpresamente
por la ley y merezcan especial regulación. Tal es el caso del art. 80 de la Ley
de Seguros 17.418, que prescribe: “Los derechos que correspondan al asegurado contraun
tercero, en razón del siniestro, se transfieren al asegurador hasta el monto de la
indemnizaciónabonada (…) El asegurador no puede valerse de la subrogación en
perjuicio delasegurado (…) La subrogación es inaplicable en los seguros de personas”.
Dicha norma contempla el supuesto de que el asegurador, en cumplimiento del contratode
seguro de responsabilidad civil, indemniza a su asegurado por los daños y
perjuicioscausados por un tercero. El pago de la indemnización produce la subrogación y
habilita areclamar al responsable —salvo que sea el propio asegurado— el recupero de los
importes
efectivamente abonados.
Como se ve, la subrogación legal se produce por efecto del pago que realiza el asegurador,
sin que sea necesario probar el contrato de seguro ni su correcta ejecución.
El asegurador pasa a ocupar la posición del asegurado —acreedor originario de la
indemnización—,recibiendo todos sus derechos y facultades, pero también soportando
lasdefensas y excepciones que, contra él, pueda oponer el deudor demandado en el juiciode
responsabilidad civil.
Queda expresamente exceptuada por la norma aludida la subrogación legal en los
segurosde vida pues ellos tienen finalidad resarcitoria; en tales casos, la víctima
puedereclamar al responsable y obtener —a la vez— el beneficio pactado con el
asegurador.
ARTÍCULO 916.- Subrogación convencional por el acreedor.
El acreedorpuede subrogar en sus derechos al tercero que paga.
ARTÍCULO 917.- Subrogación convencional por el deudor.
El deudorque paga al acreedor con fondos de terceros puede subrogar al prestamista.
Para que tenga los efectos previstos en estas normas es necesario que:
a. tanto el préstamo como el pago consten en instrumentos con fechacierta anterior;
b. en el recibo conste que los fondos pertenecen al subrogado;
c. en el instrumento del préstamo conste que con ese dinero se cumplirála obligación del
deudor.
1. Introducción
Los arts. 916 y 917 CCyC contemplan el pago por subrogación convencional, que
puedeoperar a instancias del acreedor o del deudor. Se trata de supuestos en los que la
subrogaciónno se verifica por disposición de la ley sino por convención expresa entre el
tercerosolvensy alguno de los sujetos que integran la relación obligacional.
Sus efectos, previstos en los arts. 918 a 920 CCyC, son sustancialmente idénticos a los de
la subrogación legal.
2. Interpretación
2.1. Subrogación convencional por el acreedor
Si bien el acreedor puede estar obligado a recibir el pago por parte del tercero(art. 881
CCyC), pudiendo incluso este optar por la vía compulsiva de la consignación,la
subrogación convencional es facultativa para el acreedor. Es decir, que puede
estarobligado, según el caso, a recibir el pago efectuado por el tercero, aun cuando no
estéobligado a subrogarlo en sus derechos contra el deudor.
No tiene relevancia aquí la actitud del deudor, ya que el derecho se transfiere al solvensaun
ante su oposición. Véase que, entonces, esta es la vía que tiene el tercero no interesadopara
subrogarse en los derechos del acreedor contra la voluntad del deudor, consecuenciaque no
puede obtenerse mediante la subrogación legal (art. 915 CCyC).
Dos son los requisitos para la procedencia de la subrogación convencional: que la voluntad
se manifieste en forma expresa y que lo sea con anterioridad o simultaneidad al actode
pago. Esto último viene dado por una razón obvia, pues carecería de efectos
cualquierconvención que se realizara luego del pago, ya que la obligación se encontraría
extinta yno cabe la transmisión de derechos sobre un crédito inexistente.
Si bien no es necesario que el deudor originario preste conformidad, es
imprescindiblenotificarlo de la transferencia, o bien que la acepte.
2.2. Subrogación convencional por el deudor
En este caso, la subrogación opera a instancias del deudor, en concierto de voluntad conel
tercero a quien se transfieren los derechos sobre el crédito. Es el deudor quien pagala
deuda, pero lo hace con fondos que le facilita un tercero prestamista, a quien
favorecesubrogándolo en lugar de su acreedor, de cuyo consentimiento se prescinde.
La norma es precisa en cuanto a los requisitos para la procedencia del pago por
subrogaciónconvencional por el deudor. En primer lugar, el préstamo y el pago deben
constarexpresamente en instrumentos de fecha cierta anterior al acuerdo de subrogación.
Conello se procura que el acuerdo sea oponible frente a otros acreedores del deudor.
Ensegundo lugar, en el recibo de pago de la deuda que otorgue el acreedor debe
hacerseconstar que fue abonada con fondos pertenecientes al prestamista subrogado.
Finalmente,se requiere que en el instrumento del préstamo conste que con ese dinero se
cumplirála obligación del deudor, lo cual viene a despejar cualquier cuestionamiento en
torno a laafectación del préstamo al pago de una deuda determinada.

EFECTOS
No parece tratarse de una figura muy útil en la práctica, por la simple razón de que
eltercero que esté dispuesto a hacer el pago y subrogarse en los derechos del acreedorpuede
obtener ese resultado pagando directamente al acreedor que no se opone, lo cuales un
mecanismo mucho más simple y seguro, que no requiere de la voluntad del deudor.
ARTÍCULO 918.- Efectos.
El pago por subrogación transmite al tercerotodos los derechos y acciones del acreedor, y
los accesorios del crédito. Eltercero subrogante mantiene las acciones contra los
coobligados, fiadores,y garantes personales y reales, y los privilegios y el derecho de
retenciónsi lo hay.
Límites. La transmisión del crédito tiene las siguienteslimitaciones:
a. el subrogado solo puede ejercer el derecho transferido hasta el valor
de lo pagado;
b. el codeudor de una obligación de sujeto plural solamente puede reclamara los demás
codeudores la parte que a cada uno de ellos lescorresponde cumplir;
c. la subrogación convencional puede quedar limitada a ciertos derechoso acciones.
Subrogación parcial. Si el pago es parcial, el tercero y elacreedor concurren frente al
deudor de manera proporcional.
1. Introducción
Los arts. 918 a 920 CCyC reproducen y desarrollan el principio general anticipado en elart.
914 CCyC, referido a los efectos del instituto: el pago por subrogación, sea legal
oconvencional, transmite al tercero que paga todos los derechos y acciones del acreedor.
Por lo demás, se establecen los límites de la transmisión del crédito y, por último, se
regulael supuesto de subrogación parcial.
2. Interpretación
2.1. Principio general
Con motivo de la transmisión del crédito que opera a partir del pago por subrogación,
eltercerosolvenspasa a ocupar el lugar del originario acreedor y el deudor pasa a tener
unnuevo acreedor.
Esa transmisión del crédito comprende la deuda principal con todos sus accesorios, ylos
privilegios y garantías que tenía el anterior acreedor; ello así, por cuanto la obligaciónno se
ha extinguido sino que ha sido transmitida de manera íntegra al tercero quepagó. Ello
determina que este asuma la misma posición jurídica del anterior titular delcrédito.
Dejando obviamente al margen los derechos personalísimos o los que, por cualquier
otracausa, no puedan ser transmitidos, el pago por subrogación transmite al tercero todaslas
prerrogativas y facultades propias del derecho de crédito, las garantías personales yreales
de las que disponía su titular, tales como hipotecas, prendas, fianzas, y todas las
accionesdel anterior acreedor, como la de resolver o rescindir el contrato, promover
acciónrevocatoria, promover la ejecución, etc.
Aquí, cabría preguntarse si, en caso de concurso del deudor, el pago por subrogación—que
no está prohibido por ninguna disposición legal— transmite también al acreedorel derecho
a votar una eventual propuesta. La cuestión ha suscitado controversias puesel régimen de
mayorías previsto por el art. 45 de la ley 24.522 exige la concurrencia de undoble orden de
mayorías —de créditos y de acreedores— a los efectos de la aprobaciónde la propuesta de
acuerdo, y parte de la doctrina autoral y jurisprudencial ha puesto enduda la transmisión de
este derecho de voto con sustento en la posible afectación denormas de orden público y de
eventuales fraudes. Las discusiones al respecto excedenel objeto de este análisis; no
obstante, se destaca que, en principio, no parece razonableimpedir al acreedor subrogante
el pleno ejercicio de los derechos derivados del pago.
Además, parece claro que la posibilidad de fraude debe evitarse con independencia deque
se trate o no de acreedores subrogantes, tanto dentro del proceso concursal comoen
cualquier otro contexto. Ello, por aplicación del elenco de los principios generales
consagradospor el art. 9 CCyC y concs., y por expresa directiva del art. 876 CCyC, en
cuantoprescribe que el pago debe hacerse sin fraude a los acreedores.
En lo que respecta al acreedor primitivo que recibe el pago, queda desinteresado de
laobligación.
En cuanto al deudor, la sustitución de la persona del acreedor debe serle anoticiada,mas no
es susceptible de generar una alteración en su situación jurídica. Esta no puedeverse
agravada por la subrogación, por lo que el deudor debe exactamente lo mismo alacreedor
subrogado, al tiempo que mantiene el derecho de oponer al subrogante todaslas defensas y
excepciones de que disponía contra aquel, sin perjuicio de las que tambiéntenga contra el
nuevo acreedor.
Es importante tener en cuenta que el plazo de prescripción de las acciones transmitidasal
tercero comienza a correr a partir de que la acción originaria se hizo exigible parael primer
acreedor, pues el pago por subrogación no da nacimiento a un nuevo créditosino que
transfiere el existente. Y, en consonancia con la regla general prevista en elart. 399 CCyC,
esa transmisión no confiere mejores derechos que los que tenía el subrogadoni puede
gravar la situación jurídica del deudor.

2.2. Limitaciones

En el art. 919 CCyC se establecen tres limitaciones concretas a los derechos del
subrogantesobre el crédito que le fuera transmitido.

En primer lugar, se prescribe que no puede reclamar al deudor más de lo que


hubierapagado al acreedor originario. Entonces, si el tercero satisfizo el interés y
desinteresó alacreedor pagándole un importe menor al adeudado, solo tiene acción contra
el deudorpor lo efectivamente abonado. Es lógico que se faculte el recupero de lo
efectivamentedesembolsado. De lo contrario, si el tercero estipulase pagar un precio
determinado acambio de los derechos emergentes de un crédito, entonces habría un
negocio distinto,asimilable a una cesión de créditos.

Por otra parte, en el supuesto del codeudor de una obligación de sujeto plural que pagael
total de la deuda, se dispone que solamente puede reclamar a los demás codeudoresla parte
que a cada uno de ellos les corresponde cumplir. Como fundamento de esa limitaciónse
han sostenido razones de orden práctico, pues si se permitiera a cada deudorrepetir el total
de lo pagado demás a cualquiera de los restantes deudores, se originaríauna prolongada y
antieconómica cadena de acciones.
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Derecho Civil II -
Obligaciones
Unidad IX

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LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO

Deben distinguirse primeramente los principios generales del derecho, de los


principios rectores específicos o propios de cada ordenamiento particular.

Un principio general del derecho o principio jurídico fundamental es algo que debemos
admitir como supuesto de todo ordenamiento jurídico, que informa la totalidad de este y es
valorado de modo expreso en múltiples y diferentes normas, en las cuales el jurista se ve
precisado a advertirlo.

Los principios son verdades fundantes de un sistema de conocimiento, admitidas como


tales por ser evidentes, por haber sido comprobadas, y también por motivos de orden práctico
de carácter operacional, o sea, como presupuestos exigidos por las necesidades de
investigación y de praxis. Un principio general es mucho más que un concepto jurídico
indeterminado; el posee una gran indeterminación, pero constituye el fundamento mismo del
sistema jurídico, a partir del cual se despliega todo el apartado de normas.

Son enunciados normativos muy generales que al integrarse al ordenamiento jurídico


le sirven de fundamento a otros enunciados normativos particulares y permiten el desarrollo
de novedosas interpretaciones para tales contenidos particulares.-

PRINCIPIOS RECTORES DEL DERECHO PRIVADO PATRIMONIAL ARGENTINO

Existen principios consagrados como tales por el ordenamiento particular y aplicable a


ellos en principio y solo por analogía a otros ordenamientos. Estos principios parcializados o de
alcance agotado son, por caso entre muchos otros, el principio de imposición de costas al
vencido en materia procesal, el principio protectorio y el de primacía de la realidad, en el
derecho laboral, etc.

De ordinario los principios jurídicos tienen el carácter de ideas jurídicas directivas, de


las que no pueden obtenerse inmediatamente resoluciones para un caso particular, sino sólo
en virtud de la concreción en la ley o la jurisprudencia.

Bien se ha dicho que la mayoría de los principios que fundamentan normas jurídicas, o
ellas son aplicación de los mismos.

No son normas propiamente tales, sino ideas capaces de inspirar y dar sentido al
derecho, sirven de nexo a normas e instituciones jurídicas, permitiendo la unidad del sistema
jurídico.

Existen también principios que han sido condensados en una regla que es
inmediatamente aplicable por lo que ellos mismos constituyen la ley, son principios que
corporizan una norma jurídica y son excepciones, dentro del marco de los principios.

En cambio, los principios que constituyen el principio general, esto es, aquellos que no
tienen el carácter de norma pueden ser denominados principios abiertos. Tal diferenciación no

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debe interpretarse como una separación tajante; los límites entre los principios abiertos y los
principios que corporizan una norma jurídica, son en ocasiones laxos o fluidos.

Entre estos últimos principios puede señalarse los que han sido declarados por la ley
expresamente, pero implícitamente están contenidos en ella cuando la ley señala excepciones.

Si se mira de manera general el cuadro que componen los principios, tenemos por un
lado las normas jurídicas concretadas propiamente dichas y por el otro los principios abiertos o
no concretados. Los principios que corporizan una norma jurídica ocupan una posición
intermedia entre ambos grupos. Ellos poseen la amplitud de un principio general, lo que les da
flexibilidad y laxitud que no es corriente en las normas individuales, a la vez tienen un germen
o raíz de concreción, que les permite ser aplicados directamente o casi, sin necesidad de
concretarlos, a través de elaborados procesos hermenéuticos.

Si bien la mayoría de los principios no encarnan en normas jurídicas propiamente tales,


si constituyen derecho en el sentido que poseen un valor normativo, ya que proporcionan
pautas generales de conducta jurídicamente licitas.

Claro que los principios encarnen o no concretas, no pueden basarse en conceptos de


una realidad tal que vuelvan conjetural o discrecional el establecimiento o determinación de
su contenido: una cosa es cierta indeterminación de su alcance que amerite su concreción por
parte del magistrado y otra que su contenido surja de una institución inasible del juez, lo que
es inadmisible.

Así como las normas jurídicas no pueden ser interpretadas o analizadas en forma
aislada o solitaria, sino que debe buscarse la interpretación coherente de ellas, o mejor aún, la
llamada norma total. El ensamble o conjunto normativo que reúne que cierto ordenamiento
destina a determinado supuesto hecho, lo propio cabe hacer con los principios, siendo
disolvente y perturbadora una aplicación de principios que no apunte a su armonización y los
haga ver como enfrentados o en conflicto. Por ello la armonía de principios significa que, en el
conjunto de una regulación, no solo se complementan sino que también se limitan
recíprocamente. En primer lugar, sin vinculación con un ordenamiento concreto, en cambio,
los principios rectores del derecho civil son necesariamente concretos, temporales y positivos,
ya que están atados a un ordenamiento jurídico particular y vigente, no siendo predicable su
propia existencia, si no han sido recogidos por ese ordenamiento jurídico particular. La
concreción de los principios rectores propios de un ordenamiento particular, como el derecho
privado argentino, hace que ellos deban estar receptados expresa o implícitamente en una
norma positiva vigente, a la que deben su existencia y en la que descansa su imperio.-

LOS PRINCIPIOS SUPREMOS DEL ORDENAMIENTO PRIVADO ARGENTINO SON:

A. Principio de autodeterminación
B. Principio de autorresponsabilidad
C. Principio de centralidad de la persona humana
D. Principio de certeza del derecho

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E. Principio de igualdad y no discriminación


F. Principio de tutela del derecho

A. Principio de autodeterminación: se trata de la libre decisión de los individuos,


también llamado principio de reserva (Art. 19 CN), implica la libertad individual que
desvincula al agente de decisiones o preferencias extremas, significa una correspondencia
directa con el valor de la libertad.
B. Principio de autorresponsabilidad: según él cada persona debe permanecer apegada a
las consecuencias de sus actos anteriores, así como las consecuencias que derivan de las
mismas. Este principio anida en el art. 1729 CC.
C. Principio de centralidad de la persona humana: este principio representa un principio
basilar del ordenamiento, en cuanto expresa la esencia de la persona, su naturaleza
compleja y transversal y como tal permea su contenido en las de la persona, su naturaleza
compleja y transversal y como tal permea su contenido en las diferentes ramas del
derecho, resultando de tal suerte improntas de los valores de personalismo y solidaridad,
corolario del principio de centralidad de la persona humana es la idea de inviolabilidad y
casi sacralidad de la esfera existencial del individuo que ha sido objeto de declaración de
numerosas cartas y tratados internacionales. También se vincula con esto el principio de
inviolabilidad de la intimidad de la persona y de preservación de su voluntad de decisión.
D. Principio de certeza del derecho: en determinada situación o al verificarse
determinado presupuesto el sujeto interesado puede tener confianza en base a una regla
dotada de suficiente claridad, sobre la existencia de un derecho, o de una prohibición, o
de una obligación jurídica y del correlativo derecho, la certeza del derecho asume la
connotación de valor; el de promover y preservar en cuanto símbolo de eficiencia de
sistema jurídico, la función de la previsibilidad y controlabilidad de la decisión jurídica.
E. Principio de igualdad y no discriminación (Art. 16 CN y arts. 402, 515, 1098 y 2097
CCC): la igualdad constituye el principio general que condiciona todo el ordenamiento en
su estructura objetiva, es decir, es un principio supremo, implícito en el ordenamiento y
estrechamente conexo con la esencia de la democracia, que influye y orienta de manera
decisiva la interpretación y la aplicación de todas las demás normas.
F. Principio de tutela del derecho: en virtud del cual está prevista toda una serie de
remedios tendientes a hacer efectiva la aplicación de la norma de derecho sustancial. La
expresión principio de tutela del derecho es una síntesis verbal, una formula resumida,
que comprende en su interior toda una serie de principios específicos que resguardan la
efectiva vigencia de la tutela jurisdiccional, así como el derecho de auto tutela del

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individuo de sus propios derechos, dimensiones que interactúan entre sí en diferente


medida según el ordenamiento de que se trate. A tenor de este principio, lo convenido es
ley para las partes, en virtud de la regla de la autonomía de la voluntad, siempre que lo
pactado no infrinja el orden público, ni ofenda la moral y las buenas costumbres.

OBLIGACIONES Y RESPONSABILIDADES

Los principios rectores que corresponden a nuestro ordenamiento civil son:


1) Principio de que el patrimonio del deudor es la prenda común de los acreedores
2) Principio de legitimidad de las obligaciones
3) Principio de responsabilidad civil reglada
4) Principio de normalidad
5) Principio del informalismo
6) Principio de prelación temporal
7) Principio que nadie puede alegar su propia torpeza

1) Principio de que el patrimonio del deudor es la prenda común de los acreedores: al


ser el patrimonio la prenda común de los acreedores, los bienes del deudor quedan
afectados al cumplimiento de sus obligaciones, no se trata de un principio absoluto,
por lo que se han reconocido al deudor el derecho de preservar de sus acreedores
aquellos bienes que le son necesarios para la subsistencia material y moral, de sí
mismo y su familia.
2) Principio de legitimidad de las obligaciones: del principio no hay obligación sin causa
(art. 426 CCC) y del in fine del art. 727 CCC, que establece que probada la obligación,
se presume que nace de fuente legitima mientras no se acredite lo contrario, cabe
considerar que el nuevo código, así ha dejado de lado la presunción de la existencia de
la causa de las obligaciones (Art. 550 CC), a la par ha acogido el principio de legitimidad
de aquellas, una vez que quede probada su propia existencia (art. 727 in fine CCC).
3) Principio de responsabilidad civil reglada (art. 1716, 1726, 1727, 1736, 1739, y CC del
CCC): contrariamente a lo que muchos jueces suelen creer en declarar la
responsabilidad civil, no es una flor silvestre que crece rápidamente en el campo. La
indemnización de un crédito de responsabilidad civil no es una gracia ni una real
merced que conceden los magistrados a su antojo o capricho, cuando les parece bien,
sino que es un derecho que surge de la concurrencia de los requisitos legales
establecidos al efecto. El juez no puede conceder indemnización por cualquier rubro o

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rotulo que le parezca conveniente, si el mismo no está previsto en el Código Civil y


Comercial para el supuesto respectivo, dado que ello constituye un proceder irregular,
tampoco el juez puede asignar montos que no se compadezcan con el daño sufrido por
el reclamante o que incremente la indemnización acordada, por el procedimiento de
contemplar dos veces un mismo daño, receptándolo en rubros diferentes, ni menos
conjeturar daños que no han sido eficientemente probados en el proceso.
4) Principio de normalidad (art. 1727, 1726 1736 CCC): cuando alguien alega un hecho
que esta manifiestamente reñido con lo que a experiencia de la vida indica como
habitual, acostumbrado, corriente, o que resulta contrario al orden normal de las
cosas y del quehacer humano, debe cargar con la prueba respectiva.
5) Principio del informalismo: libertad de formas. Si la ley no designa una forma
determinada para la exteriorización de la voluntad, las partes pueden utilizar la que
estimen conveniente. Las partes pueden convenir una forma más exigente que la
impuesta por la ley (art. 284 CCC)
6) Principio de prelación temporal (arts. 845 y CC CCC): surgido de la costumbre de los
molinos romanos que aplicaban la regla Quiprimusvenerit, Primusmolet (quien llega
primero, muele primero, se transformó en el tiempo en la regla Prius in tempore,
Potior in Jure (o principio de prelación temporal).
7) Principio que nadie puede alegar su propia torpeza, ni su propio dolo o sacar ventaja
de un fraude del que ha sido parte: no pueden quienes con su conducta
contribuyeron a dar nacimiento a un acto viciado o irregular, pretender luego quedar
indemnes del mismo u obtener alguna ventaja de él.

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