vestigación

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P O R M A X I Z E R A V I K A

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 «Más que cualquier otra disciplina, el ayuno revela
las cosas que nos controlan.»
Richard Foster

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Las disciplinas espirituales como el ayuno y la oración reco-
rren todos los rincones de la Biblia y atraviesa la historia de
la iglesia. Dios tiende a obrar de formas muy particulares
donde quiera que su Pueblo se pone a ayunar.

Quizás esta sea una de las prácticas menos comunes en la

iglesia hoy, y por supuesto en las nuevas generaciones. Espi-
ritualmente hablando, ¡este ejercicio posee un valor incom-
parable!

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IN El ayuno en el Antiguo
Testamento
Comencemos viendo algunos ejemplos en el Antiguo Testamen-
to sobre la práctica del ayuno. Ayunar estaba relacionado a tiem-
pos de dificultades.
‹‹Los israelitas, ayunaban en el día de la expiación porque mos-
traban angustia por su pecado (Levítico 16:29-31, NVI).
‹‹El ayuno se practicó durante la guerra. En Jueces 20:26, Israel
ayunó en Betel durante la guerra en contra de Benjamín.
‹‹Ayunar estaba vinculado a la penitencia. En Nehemías 9, cuan-
do el pueblo escuchó la palabra de Dios y se arrepintieron de
su pecado —cuando Esdras les había leído la ley—, dice que ayu-
naron en penitencia.
‹‹Se practicó en tiempos de peligro. En 2 Crónicas 20:3, Josafat
ayunó cuando él estaba amenazado por Edom.
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‹‹Se ayunaba durante tiempos de revelación. En Daniel 9 y en
Éxodo 34, tanto Daniel como Moisés ayunaron antes y después
de recibir revelación de Dios.
‹‹El rey David ayunó en medio de aflicción: «Entonces David rogó
a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acos-
tado en tierra.» (2 Samuel 12:16)
‹‹La reina Ester ayunó y pidió que ayunaran por ella antes de un
encuentro de vida o muerte. El rey Asuero, persuadido por el
malvado Amán, dispuso la muerte de todos los judíos. «Y Es-
ter dijo que respondiesen a Mardoqueo: Ve y reúne a todos los
judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni
bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas
ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no
sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.» (Ester 4:15,16).
Vemos que Ester ayunó y ese ayuno estuvo acompañado de ora-
ción, clamor, humillación, adoración y reconocimiento en el he-
cho de que Dios podría obrar a favor de ellos. Entendían que,
aunque el rey haya decretado la muerte del pueblo judío, Dios
podía cambiar aquel decreto y obrar a favor de su pueblo.
IN El ayuno en el Nuevo
Testamento
Jesús vino a traer una mejor y más completa perspectiva, la cual
podemos ver en el nuevo pacto. Jesús no vino a anular la ley sino a
darle cumplimiento y a llevar la disciplina del ayuno un poco más
allá: Él puso una especial atención en el corazón, en la intención y
en las motivaciones.
Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué
nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no
ayunan?
Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto
entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuan-
do el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
ayunar. Es un ayuno que anhela más intimidad con Dios, un re-
nuevo espiritual, no solo para pedir y clamar por nuestros pro-
blemas.
Una de las confusiones sobre el ayuno es pensar que con nues-
tro sacrificio logramos torcerle la mano a Dios. No obstante, el
objetivo es demostrar una rendición, dependencia, experiencia
con Dios.
«El ayuno nos ayuda a expresar, a profundizar y a confirmar la
resolución de que estamos listos para sacrificar cualquier cosa
—aun a sacrificarnos a nosotros mismos— para obtener lo que
buscamos de Dios.» (Andrew Murray).

(Mateo 9:14-15)

Jesús propone un ayuno basado en el deseo de querer estar con

«el esposo»; es un deseo extremo de estar con Él que nos lleva a

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Depender menos de la comida

y más de Dios
Su amor para con nosotros es tan grande, sus lazos con los que intenta
acercarnos son tan atractivos, que cuando estamos entretenidos con la
comida satisfacemos nuestra carne una y otra vez, y no nos damos cuen-
ta, pero muchas veces nuestro estómago es nuestro dios. A veces, nues-
tro estómago se vuelve señor de nuestra vida.

John Piper dijo: «El propósito del ayuno es que logremos depender me-
nos de la comida y más de Dios mismo. Ese es el significado de las pala-
bras de Mateo 4:4: ‘No solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra

nuestro
que sale de la boca de Dios’. Cada vez que ayunamos, decimos junto con
Jesús: ‘No solo de pan, Señor, sino de ti. No solo de pan, Señor, sino de ti».

La comida tiene la capacidad de traer alivios y parches temporales, mien-

tras que el ayuno hace que salgan cosas del fondo de nuestro carácter.
estómago es
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nuestro dios
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El ayuno saca a superficie nuestras miserias, para que las expongamos ante
Dios. A través del ayuno, Dios nos muestra un poquito de lo que Él ve todo el
tiempo en nosotros y que quiere trabajar. Es allí donde podemos ver estas co-
sas y clamar por misericordia. ¡Nos ahorraríamos tantas pruebas que Dios nos
manda para tratar nuestro carácter!

«Si puedes decir

Alguien que aprecio mucho dice que lo que no aprendemos por las buenas, lo
aprendemos por las pruebas.

no a la comida,
El ayuno es menguar nuestro enfoque por comida física e incrementar nuestro
deseo de comida espiritual: el pan de vida y el agua de vida. Jesús es verdadera

puedes decir no a
comida y verdadera bebida.

cualquier cosa».
Se necesita una disciplina tremenda para renunciar a la comida, pero al hacer-
lo cultivamos la disciplina en otras áreas de nuestra vida. Es la disciplina la que
genera más disciplina.

– Mark Batterson
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Llamados a ayunar
Hay un llamado a ayunar más amplio que nunca antes en
el cuerpo de Cristo. Después de décadas de olvido, el ayuno
como poderosa disciplina espiritual está siendo redescu-
bierto en un amplio espectro de la Iglesia. Hace más de dos-
cientos años, John Wesley, el ardiente predicador, evange-
lista y fundador del metodismo, no ordenaba al ministerio
a ninguna persona que no se comprometiera a ayunar dos
días por semana.

Jesús, en Mateo 6:17-18, dice: «Cuando ayunen...», dando por

entendido que íbamos a hacerlo regularmente. No es una
disciplina opcional, y ahí mismo nos dice: «…que nadie se
entere...».

Ayunar no es solamente decir no a la comida.

Es decir sí a Dios.

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Jesús es nuestro ejemplo. Antes de iniciar su ministerio se de- ‹‹ ¿Disfrutas a Dios? ¿Cuánto? Es precisamente lo que
dicó al ayuno (Lucas 4:2). ¿Cuál fue el resultado? Observa dete- hace el ayuno.
nidamente Lucas 4:14.
‹‹ ¿Disfrutas de Su palabra?
En el libro de Hechos encontramos a los discípulos practican-
‹‹ ¿Disfrutas pasar tiempo en Su presencia?
do el ayuno. Un claro ejemplo es Hechos 13:2,3:
‹‹ ¿Sigues el ejemplo de Jesús de dependencia de Dios?
«Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Es-
‹‹ ¿Guías tu ministerio por las instrucciones divinas?
píritu Santo dijo: ‘Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para
el trabajo al que los he llamado’. Así que después de ayunar, La mejor manera de matar los deseos pecaminosos es hacer-
orar e imponerles las manos, los despidieron.» los morir de hambre; y eso es lo que hace el ayuno. Debilita la
carne pecaminosa y simultáneamente fortalece el espíritu.
Para concluir, quiero que nos hagamos algunas preguntas.
Quizás alguna te resulte incómoda, pero es tiempo de ser
honestos con nosotros mismos y con Dios y adentrarnos en la
aventura de experimentar a Dios como nunca antes.

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Claro que las disciplinas espirituales por lo general

comienzan como disciplinas, pero tarde o temprano se
convierten en deseos si te deleitas en el Señor.
Obedecer a Dios es nuestro mayor gozo, ¡y nuestro más
elevado privilegio!

«Dime cuánto disfrutas de Dios y te diré cuán maduro eres

espiritualmente»
– Mark Batterson

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