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Siguiendo con el resumen de tendencias en ética medio ambiental, el biocentrismo

pretende considerar moralmente relevantes no sólo a los humanos, sino a toda la


naturaleza, la que compartiría con el ser humano la especial característica de “estar
viva”. De ahí que el biocentrismo sea una ética centrada en la vida de todo organismo
individual, donde cada quien tiende a su realización, a su desarrollo y florecimiento. Con
este planteamiento, el biocentrismo saca del centro de la escena al hombre, para
ponerlo en relación y en contacto directo con el resto de las entidades de la naturaleza.

Dentro del biocentrismo podemos visualizar una versión extrema de una débil. La
versión extrema o “dura” dice relación con no utilizar nunca, bajo ningún punto de vista
ni bajo ninguna valoración superpuesta, a otros seres, en virtud de su realización
teleológica y el florecimiento de su vida. Todos los seres vivos son dignos de
consideración moral en virtud de sus capacidades esenciales y sus necesidades
básicas, que son las mismas para todo organismo: prolongar la propia existencia en el
tiempo, de la mejor manera posible.

Biocentrismo es un término, el cual consiste en una teoría moral, la cual afirma que todo
ser vivo merece respeto moral. El biocentrismo proviene de la ecología radical,
reivindicando el valor primordial de la vida.

Esta teoría afirma, que todos los seres vivos tienen el mismo derecho a existir, a
desarrollarse, así como a expresarse con autonomía, mereciendo el mismo respeto,
puesto que poseen el mismo valor.

El biocentrismo, propone que la actividad humana impacte lo menos posible sobre otras
especies, así como sobre el planeta. Su ideal son los conceptos de interacción,
coevolución, complejidad de las relaciones entre las especies, la no discriminación, el
trato con los animales, la cultura de lo vivo, la interactividad entre los sexos, la
democracia participativa, la agricultura ecológica, así con la utilización de energías
renovables.

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