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Universidad de Nariño

Facultad de Ciencias Humanas


Programa de Sociología – Pasto
Teoría Sociológica Contemporánea

Taller No. 02 – La Imaginación Sociológica – Charles Wright Mills


Integrantes: Álvaro Martínez – Sebastián Oviedo – Gabriel Romo – Anyela Sinisterra
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Análisis del contexto latinoamericano, nacional y local


con relación a la protesta social registrada en los países de
Chile, Ecuador y Colombia durante el segundo semestre de 2019
en base a los postulados de Charles Wright Mills, sobre la Imaginación Sociológica

Como apreciaciones iniciales se tiene que el análisis no se manejará sobre una


profundidad documental tan elevada, por lo tanto, se mantendrá el desarrollo de la actividad
limitado a los postulados de Wright Mills sobre cómo abordar la realidad social para su
posterior investigación.

La protesta social ha sido el registro histórico de la lucha por la protección de la


integridad de diferentes conjuntos sociales en la escena política de cada contexto; así, se
tiene que las conquistas en materia de derechos humanos y determinación de población
vulnerable se ha dado mediante el calor de la lucha, ya sea meramente intelectual,
aterrizada sobre las estructuras políticas, o como medida de choque directo de la población
afectada contra sus dirigentes directos. La protesta social no debe entenderse netamente
como la confrontación bélica entre un conjunto de la población de un estado y la fuerza
militar que protege las estructuras del poder, esta debe ser entendida como un fenómeno
social, no distante de cualquier contexto, ampliando su evidencia en los países
desarrollados, en vía de desarrollo, o los mal llamados “países tercermundistas”.

La imaginación sociológica como categoría conceptual del sociólogo estadounidense


Charles Wright Mills va más allá de un texto académico y se extiende sobre el conjunto de
disciplinas científicas, entendiendo a la ciencia como la actividad intelectual que abarca
todos los aspectos de la vida cotidiana, desentramando los tejidos complejos de la realidad;
esta ciencia, para Mills, indiferentemente de su estirpe, debe preocuparse por una
consideración en específico, y esta es, el entendimiento de todo cuanto nos rodea. Para
dicho análisis, la ciencia, y más en específico, la ciencia social, debe alejarse de los
paradigmas clásicos de investigación que incitan a la limitación en base a las
macroestructuras o al entendimiento de la vida individual como impulsadora de la realidad
social. Mills acepta el hecho de determinar al ser humano como un elemento social,
obligado a la interacción y a la sujeción de normas que sobrepasan sus intereses
individuales. El punto de partida de este análisis es la aceptación de que cada fenómeno
social se comporta de diferente manera en contextos particulares, ya sea el simple cambio
de un país a otro, acogiéndose a las divisiones políticas. La forma como se abordará la
realidad, según Mills, será entendiendo el aspecto personal y las relaciones estructurales
entre las instituciones sociales y su capacidad normativa como medida de ordenamiento y
de cumplimiento de los intereses colectivos.
Por lo tanto, la protesta social, más allá de ser determinada como legitima o ilegitima,
esto con relación a la estructura social de los estados donde la normativa legal aplique, se
presta para la realización del análisis en base a la propuesta metodológica de Wright Mills
sobre la forma de abarcar la realidad social. En primer lugar, Mills hace una específica
aclaración sobre la problemática social cambiando la perspectiva de cómo podría ser
abordada dependiendo de su clase. Para Mills, los problemas de tipo personal son
investidos bajo el término de inquietud, mientras los problemas que residen en el seno de lo
colectivo trabajarán bajo el concepto de problema, para lo cual, se puede complementar con
los adjetivos público o colectivo. La explicación que el norteamericano da sobre estos
conceptos se explica en el hecho de que la realidad social atañe a cada uno de los miembros
de la colectividad, y si se habla de un problema 1, este problema tiene dos raíces, la primera,
radica en la indiferencia personal sobre la solución de dicho problema, mientras que si su
origen se centra en una disfunción estructural, compete a las autoridades normativas, en
este caso, instituciones sociales, la solución pronta de dicha calamidad.

Entonces, la pregunta que cabe hacer es ¿La protesta social es un problema que entra
como inquietud de un colectivo en específico, o, por el contrario, debe ser abordada como
un problema colectivo, cuya raíz se encuentra en la estructura social? Para responder,
parafraseando a Mills, si la institución del matrimonio registra en 1000 casamientos, más de
un buen porcentaje de divorcios, suponiendo de 200 a 400, el problema no tiene raíz en las
dificultades de reconciliarse entre la pareja, sino que responde a un problema más
estructural y por lo tanto colectivo. Ahora, se tienen los casos resientes en Chile, Ecuador y
Colombia como los más apreciados en el contexto latinoamericano. Cabe resaltar que la
protesta social en estos países se desarrollaba en torno a decisiones administrativas que
perjudican furtivamente a la población más vulnerable, trabajadores, estudiantes, en pocas
palabras, la clase media-baja de estos “Estados de derecho”. En estos países, sobre todo en
el austral, los modelos de producción mercantil, asociados a procesos de producción en el
sector primario de la economía, más la evidencia histórica los regímenes políticos del siglo
pasado, desestabilizó la realidad obligando a la ciudadanía, movilizarse por meses. La
protesta incluyó desde apreciaciones políticas como conflictos directos entre la población y
las fuerzas armadas. Para el caso chileno, la protesta surge a partir de las alzas
desmesuradas del sistema de transporte público, decisión tomada por el gobierno nacional
en manos de Sebastián Piñera, el 6 de Octubre de 2019, a partir de esto, miles de
estudiantes, acompañados posteriormente por la comunidad en general, se aglomeran en las
plazas principales de Santiago de Chile, su capital, evitando el sistema de transporte
público, evadiendo el pago del metro y suscitando en enfrentamientos contra el Cuerpo de
Carabineros de Chile. La protesta estalla en Santiago y avanza paulatinamente a las
principales ciudades productoras del país; como resultado, millares de personas heridas, 34
muertes confirmadas, aun así, se retrocede en la medida de alza de la tarifa del transporte
público y de la electricidad, cambio del gabinete presidencial, plebiscito acordado para el
próximo 26 de abril, acusaciones legitimas contra el gobierno de Sebastián Piñera, entre
otros.

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1
diferente al concepto de problema público o colectivo que se menciona líneas antes.
Para el caso ecuatoriano, la protesta surge con motivo de la reformulación de leyes
fiscales e incrementos injustificados en los impuestos, además de esto, como hecho
particular, la sustitución del subsidio al combustible; esta protesta surge la primera semana
de octubre, el día 2, y se extiende hasta el 13 del mismo mes. Solo dos semanas fueron
suficientes para colapsar todo Ecuador en contra de las medidas represivas de la
administración de Lenin Moreno. Se congregaron varios sectores de la clase media-baja del
país, sindicatos de trabajadores, grupos indígenas, asociaciones estudiantiles y la
comunidad en general. La protesta social en este escenario se extendió a las principales
ciudades del país ecuatoriano, llevándose a cabo enfrentamientos entre los diferentes
grupos sociales y la Policía Nacional, quien en última instancia instauró el toque de queda
en Quito, su capital. Los resultados: 11 muertos, 1507 heridos, 133 policías en entidades de
salud, pero como victoria, se define el 13 de octubre la derogación del Decreto 883 que
imponía la sustitución del subsidio del combustible y medidas cautelares contra el gobierno
de Lenin Moreno.

En Colombia, la protesta social es el común denominador de las administraciones de


turno, estas administraciones, cuyo objetivo teórico es el apoyo a la ciudadanía colombiana
en general, se aprecia claramente que dirigen la legislación en base a los intereses de los
sectores élite del país, grandes tenedores de tierra, narcotraficantes, banqueros, dueños de
empresas privadas y demás. La protesta estalla el 21 de noviembre de 2019, con una gran
marcha nacional en rechazo a las medidas económicas, sociales, y ambientales de la
administración de Iván Duque. La población más afectada es los estudiantes, para quienes,
la promesa del alza presupuestal para la educación pública se vio truncada por la artimaña
realizada en el Artículo 44 del Plan de Presupuesto Nacional, que buscaba recortar los
ingresos ganados al furor de la lucha un año atrás, para solventar las denuncias y demandas
de la población civil al Gobierno Nacional. El Paro Nacional, como fue llamada la
intención pública de manifestación social y protesta aún se encuentra en pie; universitarios
han sido los principales protagonistas en lo que va la Gran Protesta Nacional, los
enfrentamientos constantes con el Escuadrón Móvil Anti-Disturbios – ESMAD, han dejado
un saldo de 3 muertos, 250 heridos, y más de 100 arrestos, además de ello, múltiples
violaciones de Derechos Humanos por parte del Estado Colombiano. Los resultados aún no
son latentes como en el caso chileno y ecuatoriano, la administración aun no entra en
proceso de diálogo efectivo, no solo con los estudiantes, sino con la población colombiana
en general.

Como se puede observar, los hechos de conflicto directo son más que evidentes, estos
dejan secuelas en los sistemas económicos, frenando la producción y la movilidad,
registrando perdida en el patrimonio arquitectónico, en el caso de Chile y Ecuador, y la
pérdida de vida en los tres casos. Con dichos resultados, se consideraría a la protesta social
como un agente que se contrapone a los valores y normas de las sociedades
latinoamericanas, al desestabilizar economías y en muchos casos imponer el estado de
excepción, como sucedió en Ecuador. Sin embargo, si se quiere profundizar sobre la
problemática central, se tiene que objetivar con relación a la función de las instituciones
sociales y como esta afecta y produce la efervescencia entre las clases menos favorecidas.
De una u otra manera, es más que evidente el hecho de considerar estas acciones sociales
como una problemática colectiva, ya que no depende del capricho, indiferencia o apatía,
como lo establece Mills, de un pequeño sector de la población, sino que responde a las
medidas de defensa que los grupos sociales replican en las calles a razón de su
inconformismo con la dirección político-administrativa de sus países.
Más allá de la categorización sobre la protesta social, si es legítima o no, Mills,
metodológicamente, invita a la identificación de los malestares sociales como inquietudes o
como problemas colectivos o públicos. En este apartado cabe mencionar que la protesta es
el resultado de la mala administración dentro de las estructuras sociales que rigen la
normativa de la sociedad, por lo tanto, no compete a los sujetos protagonistas de estas
protestas solucionar la realidad social de sus países, ni mucho menos se desprestigia la
protesta social buscando su no repetición en el escenario local, nacional, regional o
mundial.

Para entender mucho más sobre el contexto estructural, temporal y social del caso
colombiano, en el que se desenvuelven las protestas sociales, es necesario plantearse las
mismas preguntas que Mills se hace al momento de publicar Imaginación Sociológica, ya
que, como se puede ver, cada contexto se desarrolla de una manera específica, genera
diferentes resultados y se da por diversas circunstancias.

Contexto estructural – Caso colombiano

Colombia, un Estado Social de Derecho, tal y como se encuentra establecido en la


Constitución Política de 1991, pero una nación en la cual se encuentra una marcada
diferenciación en la situación política, económica y social entre los diferentes actores
sociales, en donde el poder político y económico pertenece y es manejado por un porcentaje
mínimo de esta sociedad. Esto ha provocado diversos encuentros a través de
manifestaciones, causados por distintos factores que inciden de forma negativa en la
concepción e importancia que se le da a la vida humana, lo que afecta tanto a nivel
individual como social. El Estado colombiano en el cual se ven incluidos tanto presidente,
congresistas, alcaldes, Gobernadores, concejales, ministros, entre otros, se han visto
enfrentados ante la comunidad, es decir, sus gobernados, los cuales se encuentran
subyugados por las decisiones del Estado, influenciadas por el interés particular de aquella
pequeña población dueña del poder.

Esto ha llevado que en los últimos gobiernos se dé un descontento ante los decretos y
pronunciamientos por parte del Estado; es evidente que, en la mayoría, por no decir todas,
las organizaciones estatales existentes en el mundo hay desacuerdos además de numerosos
acontecimientos de movilizaciones sociales. En el caso colombiano hay distintas variables
que lo hacen un tema importante de análisis. Una de ellas es la dificultad para la
concertación de acuerdos entre las partes implicadas en el conflicto, esto se debe en
ocasiones a la omisión de ciertas peticiones y el poco interés por parte del Estado en
encontrar soluciones de manera rápida y efectiva, que no afecten demasiado a la sociedad
en general. Sin embargo, para agravar y abrir más la brecha entre los partícipes de este
problema se encuentra también el incumplimiento de aquellos compromisos que tanto
trabajo costó conseguir, provocando muchas más manifestaciones que hacen parecer como
si fuera un ciclo en el que siempre va a haber una pugna entre intereses de sectores sociales
opuestos, en el que el sentido de la vida humana es defendido por aquellos actores que
buscan un cambio, oponiéndose a aquellos intereses, más que todo económicos, que tiene el
Gobierno, que ha tomado medidas poco comprensibles para “controlar” estas luchas,
acciones las cuales se evidencia el poco valor que se le da a los derechos esenciales para el
correcto vivir de su población, que ni siquiera está por encima de la importancia que se le
ofrece a la economía y a la dominación que espera ejercer sobre los gobernados.

Ante esta situación de lucha social aquellos rasgos e intereses particulares


principalmente, aquel sobre el sentido y valor de la vida humana, son agentes tanto de
continuidad como de cambio a la historia de la sociedad y su estructura, ya que son
aquellos motivos los que impulsan los movimientos sociales que han ocurrido y seguirán
ocurriendo, siempre con la esperanza de lograr implementar cambios en la realidad social.

Contexto dialéctico – Caso colombiano

En el contexto latinoamericano, Colombia es considerado como el país que tiene la


democracia más antigua, ya que solo en cortos periodos ha sido interrumpida por
situaciones que van en contra de ella, como lo son los golpes de estado, en su derecho a la
libertad expresión y a la protesta. La estructura esencial de otros países latinoamericanos es
similar, por no decir que igual, lo que podemos decir que las hace diferentes en gran
medida son los motivos de sus luchas. Tanto a nivel individual como colectivo, la protesta
se considera como un derecho fundamental cuyo objetivo es lograr que todas las personas
tengan derecho a difundir sus opiniones, de cualquier índole moral, religiosa, política. de
forma libre y sin ningún tipo de discriminación. En esa medida, el estado tiene la
obligación de respetar las diversas manifestaciones mediante las cuales los ciudadanos
expresan sus opiniones. El ámbito de protección de este derecho exige que se resguarde a
los ciudadanos, no solo de los actos de las autoridades, sino también de los particulares,
dando cumplimiento a los estándares internacionales. Los Estados deben fomentar la no
estigmatización de quienes ejerce. Esto según los libros, según la prensa a favor del estado;
ya que las manifestaciones son vistas como mecanismo de defensa y conquista de derechos,
participación política, y forma alternativa de comunicación, que en su dicho mal manejo o
errónea forma de ejercicio afecta el orden público. Esto se presenta porque son dadas
generalmente por grupos que se encuentran marginados del estado y del debate público. Lo
anterior se complementa con lo que dice Mills que "la democracia está limitada a una
pequeña porción de la humanidad". Es por eso por lo que los grupos que van en contra de
las políticas públicas, los que no comparten con el manejo del poder son atacados por el
estado, por la llamada fuerza pública, la cual hace mal manejo de su derecho, afectando,
asesinando, callando las voces de los que luchan por un mejor estar. Es por eso por lo que
plantean distractores, para hacer ver el ejercicio de la protesta como un delito y restringirla
al punto de hacerla inviable. Finalmente, podemos decir que el individuo solo puede
comprender su propia existencia, evaluar y conocer sus propias posibilidades en la vida, si
conoce la de todos los que componen la sociedad en la que vive y lucha.

Contexto temporal – Caso colombiano


En tiempo presente podemos hablar de que existen dos tipos de persona, siendo las
personas emergentes con ansias de un cambio, y las personas que están cómodas con el
régimen social presente en la actualidad. Pero es de conocimiento público que se está
presentando un surgir de gran impacto tanto de mujeres como hombres que emergen de las
calles para sobreponerse a su gobierno, es una generación de personas libre pensantes y
críticos e inconformes con la manera en que han sido subyugados por sus gobernantes.
Todo este aspecto critico social que se presenta en esta época y que está siendo remarcada
en el presente no muestra como un grupo de personas, y por grupo nos referimos a cientos
de miles que demuestran una gran inconformidad en cuanto a la manera de gobernanza en
sus territorios, la desigualdad, violencia y precarias condiciones de salud. Esta
inconformidad está presente en todo tipo de sociedad, pero llegando a un punto más
sensible para nosotros, como lo es el contexto colombiano, donde el ambiente de guerra
recorre todavía nuestras calles y venas, vemos que nos da más fuerza, que hace prevalecer a
estos cientos de miles de personas que gracias a la indignación que se ha venido
acumulando a través de los años, se levanta busca llegar a ese punto donde prime la paz,
donde la individualidad se deja a atrás y se busca el bien común.

El principal problema que vive actualmente en la sociedad colombiana es gracias a la


brecha tan alta de desigualdad que existe en este país, y que gracias a las medidas que toma
el gobierno de turno para favorecer, quizás en exceso, a las personas que tienen más
recursos, en vez de las personas que en realidad lo necesitan. Del mismo modo la gran
ventaja que sacan los gobiernos para apoderarse poco a poco del capital de los pequeños
trabajadores. Siendo este el punto en el que el germen de la inconformidad empieza a
florecer, siendo la desigualdad y la opresión de la clase gubernamental hacia el pueblo la
que genera todas estas confrontaciones, y que poco a poco se ve que van en aumento.

La naturaleza humana, como la de cualquier animal, es la supervivencia, y en esta


sociedad en la que la desigualdad prima, nosotros como personas, dejamos de lado el tema
de supervivencia individual ara volcarnos a un tema más fraterno, más común en donde el
bienestar del necesitado y de la clase “baja” se vea por fin satisfecho, siendo que se
presenta o se empieza a presentar un cierto grado de abandono a este sentimiento de
superioridad de uno por el otro, claro que en ciertos sectores y grupos, pero que es
importante remarcar este viento de cambio que se viene gestando desde los puntos “más
bajos” de la sociedad, para generar un cambio positivo dentro de la misma sociedad, del
todo para todos.

Reflexión

Para abordar la realidad social es necesario plantearse ¿Cuál es la estructura particular


en su conjunto? ¿Qué lugar ocupa la sociedad en la historia humana? ¿Qué tipo de
hombres y mujeres prevalecen en la sociedad actual? Mills aborda este grupo de preguntas
para poder profundizar el entendimiento de la sociedad, su contexto temporal, estructural y
las luchas sociales que se han generado en el transcurso de la historia. No podemos hablar
de tres casos específicos y agruparlos en una sola categoría. No podemos hablar de Chile,
Ecuador y Colombia como iguales por situarse en el sur del continente americano. Como se
puede ver, el caso colombiano tiene sus particularidades, que, profundizando para los casos
de Chile y Ecuador, se evidenciarían diferencias abismales.

La razón por la que no se complementó los casos chilenos y ecuatorianos recae sobre el
motivo de ampliar el contexto colombiano, al tratarse de nuestra realidad social como tal.
En este apartado se puede apreciar como la protesta social surge a razón de debilidades en
las estructuras sociales que rigen la parte legislativa, judicial y ejecutiva de los tres poderes
residentes en la Constitución Política de Colombia.

La protesta social, por lo tanto, se considera en el entendido de tratarse de una ruptura en


las relaciones estado-población. La deficiencia estructural de las instituciones conlleva a la
revuelta social, que, con probabilidades a equivocarnos, sortearemos la revuelta como
legitima cuando la protesta es a favor de la vida, de calidad, para todas y todos los
colombianos, y es el estado, en representación de los gobiernos de turno, quienes atentan
contra ella, contra el desarrollo personal, y más aún, dirigen ataques directos contra la
oposición insipiente. Educación, salud, manutención, bienestar, acompañamiento,
protección, debieran ser los objetivos de las estructuras políticas, económicas y sociales, no
solo del caso colombiano, sino latino, americano, y en general, de los gobiernos quienes se
jactan al llamarse democráticos. Aun así, estos sectores de la sociedad son las víctimas
predilectas de la administración política.

Es papel del científico social, y más, del sociólogo, lustrar su capacidad de Imaginación
Sociológica para poder enfrentarse a la realidad social con las herramientas suficientes para
su completa y correcta comprensión y transformación. Es necesario entender las diferencias
contextuales en las diversas clases de sociedad, para así, no buscar una Teoría General
sobre la sociedad, sino que, a partir de la variedad, comprender el movimiento de la
realidad y poder alterar su curso para bien del colectivo.

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