Está en la página 1de 30

El español es la segunda lengua más hablada en

el mundo (572,6 millones de personas). La


primera es el chino (960 millones) y la tercera,
el inglés (360 millones).

Es también la tercera más utilizada en internet


(7,7% de las comunicaciones).
Las reglas de la lengua son establecidas por la
Real Academia Española desde 1713. La RAE
estuvo conformada exclusivamente por
hombres durante 265 años, hasta que en 1978
ingresó la escritora Carmen Conde.

Actualmente está integrada por 38 hombres y 8


mujeres.
Tampoco hay paridad en otras academias. La
francesa (Académie Française) cuenta 5
mujeres entre 38 integrantes. La alemana (Rats
für deutsche Rechtschreibung), 11 entre 40. Y
la sueca, 4 entre 18.
“La mayoría de las lenguas en las que se establecen
distinciones de género, entre femenino y
masculino, el que se toma como genérico, por lo
general, es el masculino, y esto no podemos
pensar que sea debido al azar o a la casualidad,
sino que tiene que ver con que en muchas de esas
sociedades han sido los varones los que han
ejercido el dominio sobre las mujeres”, dice Mabel
Giammatteo, titular de la cátedra de Gramática de
la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Las lingüistas estadounidenses Lera Boroditsky y
Lauren Schmidt se dedican a investigar el
lenguaje desde distintas perspectivas:
antropológica, social, cultural, económica,
política y también desde la cuestión de género.
En el año 2000 publicaron el artículo “Sexo,
sintaxis y semántica”, que fue muy elogiado en
el ambiente académico por los resultados de
una investigación original.
Mostraron 24 sustantivos a hablantes de castellano y
alemán, y les pidieron que asociaran a cada uno
con adjetivos. Las respuestas estuvieron
determinadas por el género. Por ejemplo, la
palabra puente es femenina en alemán y fue
descrita como hermosa, elegante, frágil, bonita,
tranquila y esbelta, mientras que en castellano es
masculina y se la catalogó de grande, peligroso,
fuerte, resistente, imponente y largo.
Manual de género para periodistas (ONU)

“Género: gama de roles, relaciones, características de la personalidad,


actitudes, comportamientos, valores, poder relativo e influencia,
socialmente construidos, que la sociedad asigna a ambos sexos de
manera diferenciada. Mientras el sexo biológico está determinado por
características genéticas y anatómicas, el género es una identidad
adquirida y aprendida que varía ampliamente intra e
interculturalmente. El género es relacional, es decir, no se refiere
exclusivamente a las mujeres o a los hombres, sino a las relaciones
que se construyen entre ambos.”
“Perspectiva de género: implica enfocar primero
el análisis de las relaciones de poder entre los
géneros y luego tomar acciones para el
desarrollo basadas en este enfoque. La
perspectiva de género es una forma de ver y
entender el mundo tomando en cuenta las
desigualdades de poder existentes entre los
géneros.”
“La comunicación con enfoque de género no es escribir, informar ni
hablar sólo sobre mujeres, de lo que se trata es de añadir una nueva
categoría al análisis de la realidad para la construcción del discurso
comunicativo. Por tanto, no necesariamente hablamos de crear una
sección específica para tratar información sobre las mujeres o para
las mujeres, ni de construir un discurso aislado. Se trata de entender
el género como categoría de análisis transversal en todo el proceso
comunicativo, es decir, que toda la información, todos los temas en
las diferentes secciones, sean tratados con perspectiva de género. Se
trata también de posicionar temáticas propias de las 'agendas de
género' que afectan a toda la sociedad para que éstas dejen de ser
'asuntos de mujeres' y, así, evidenciar causas y consecuencias de la
desigualdad de género en la sociedad.”
“A la hora de hablar de género, el lenguaje es uno de los temas que
mayor resistencia provoca entre profesionales de la comunicación.
Pero los estudios de lingüística avalan que las lenguas cambian cada
día y que el lenguaje no es una construcción arbitraria de la mente
humana, sino un producto social e histórico que condiciona nuestro
pensamiento y determina la visión de mundo. Las palabras nombran,
el lenguaje rige los imaginarios individuales y sociales, son la
envoltura del pensamiento y otorgan a las situaciones sus significados
más específicos. Cualquier forma de nombrar o clasificar puede
parecer arbitraria pero responde a una función ideológica en la
manera que determina una forma concreta de explicar la realidad.”
“En primer lugar aclaremos que el lenguaje, en sí mismo, no es
sexista. Es sexista el uso que hacemos de él. Podemos decir
que se incurre en uso sexista del lenguaje cuando se emite
un mensaje que, por forma y contenido (palabras escogidas,
estructura), resulta discriminatorio por razón de sexo.

El lenguaje puede cambiar porque está en construcción


permanente, porque la sociedad cambia y necesita de
nuevas palabras para reconocerse y expresarse.”
“El lenguaje refleja la sociedad y, como es lógico, puede ser tan
racista, sexista, clasista y heterocentrista como la sociedad que
lo habla, aún cuando nuestra lengua posee la riqueza y los
recursos suficientes para utilizarlo sin necesidad de excluir,
invisibilizar o marginar. La diferencia forma parte de la realidad,
por tanto es necesario verla, nombrarla y describirla sin
prejuicios. Un lenguaje incluyente contempla las
especificidades, de forma que no utiliza la misma norma para
todos los casos y elimina el uso de estereotipos que
discriminen.”
“La periodista y feminista cubana Isabel Moya
acuñó el concepto de 'generofobia' entre
algunos estudiosos de la comunicación. Lo
define como la resistencia que suele provocar la
renovación epistemológica propuesta por el
género, la resistencia a utilizar las dobles
formas y virar el lenguaje como instrumento de
inclusión y visibilización de la diferencia
genérica.”

También podría gustarte