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INTRODUCCIÓN A LA GEOLOGÍA
TEMA Nº1
Agujero Negro
El Sistema Solar
Entre las miles de estrellas que forman nuestra galaxia hay una de tamaño mediano, situada en
uno de los brazos de la espiral de la Vía Láctea, que tiene un interés especial para nosotros, ya que
vivimos en ella. Se trata, naturalmente, del Sol.
Esta estrella singular, junto con los planetas y otros cuerpos que giran en órbitas a su alrededor,
constituyen lo que llamamos "El Sistema Solar". Se formó hace unos 4.650 millones de años y,
lejos de permanecer estable, se trata de un sistema dinámico que cambia y evoluciona
constantemente. Los planetas de nuestro sistema se dividen en:
El Sistema Solar
El Sistema está integrado por el Sol y una serie de cuerpos que están ligados
gravitacionalmente con este astro: nueve grandes planetas (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter,
Saturno, Urano, Neptuno y Plutón), junto con sus satélites, planetas menores y asteroides, los
cometas, polvo y gas interestelar.
Pertenece a la galaxia llamada Vía Láctea, que esta formada por unos cientos de miles de millones de
estrellas que se extienden a lo largo de un disco plano de 100.000 años luz.
El Sistema Solar está situado en uno de los tres brazos en espiral de esta galaxia llamado Orión, a
unos 32.000 años luz del núcleo, alrededor del cual gira a la velocidad de 250 km por segundo,
empleando 225 millones de años en dar una vuelta completa, lo que se denomina año cósmico.
Formación de la Tierra
La tierra que hoy conocemos tiene un aspecto muy distinto del que tenía poco después de su
nacimiento, hace unos 4.500 millones de años. Entonces era una mezcla de rocas cuyo interior se
calentó y fundió. Con el tiempo la corteza se enfrió y se volvió sólida. En las partes más bajas se
acumuló el agua mientras que, por encima de la corteza terrestre, se formaba una capa de gases, la
atmósfera.
Agua, tierra y aire empezaron a interactuar de forma bastante violenta ya que, mientras tanto, la
lava manaba en abundancia por múltiples grietas de la corteza, que se enriquecía y transformaba
gracias a toda esta actividad.
La masa central se convirtió en una esfera incandescente, una estrella, nuestro Sol.
Las pequeñas también se condensaron mientras describían órbitas alrededor del Sol, formando los
planetas y algunos satélites. Entre ellos, uno quedó a la distancia justa y con el tamaño adecuado
para tener agua en estado líquido y retener una importante envoltura gaseosa. Naturalmente, este
planeta es la Tierra.
SISMOLOGÍA
La Sismología (del griego seísmos= sismo y logos= estudio) es una rama de la geofísica que se
encarga del estudio de terremotos y la propagación de las ondas elásticas (sísmicas) que se generan
en el interior y la superficie de la Tierra.
La sismología incluye, entre otros fenómenos, el estudio de maremotos y marejadas asociadas
(tsunamis) y vibraciones previas a erupciones volcánicas. En general los terremotos se originan en
los límites de placas tectónicas y son producto de la acumulación de tensiones por interacciones entre
dos o más placas.
La interpretación de los sismogramas que se registran al paso de las ondas sísmicas permiten
estudiar el interior de la Tierra.
Se denomina sismo o simplemente temblor a los movimientos bruscos del terreno generalmente
producidos por disturbios tectónicos o volcánicos. En algunas regiones de América se utiliza la
palabra temblor para indicar movimientos sísmicos menores y terremoto para los de mayor
intensidad. Se utiliza el término maremoto para denominar los efectos producidos por el mar, debido
a los sismos que ocurren en el lecho marino. La ciencia que se encarga del estudio de los sismos, sus
fuentes y de cómo se propagan las ondas sísmicas a través de la Tierra recibe el nombre de
sismología.
Un sismógrafo es un instrumento para medir terremotos o pequeños temblores provocados, en el
caso de la Sismología de exploración.
Este aparato, en sus versiones iniciales, consistía en un péndulo que por su masa permanecía inmóvil
debido a la inercia, mientras todo a su alrededor se movía; dicho péndulo llevaba un punzón que iba
escribiendo sobre un rodillo de papel pautado en tiempo, de modo que al empezar la vibración se
registraba el movimiento en el papel, constituyendo esta representación gráfica el denominado
sismograma.
Los instrumentos modernos son electrónicos. Los sismómetros de banda ancha (llamados así por la
capacidad de registro en un ancho rango de frecuencias) consisten de un pequeña ‘masa de prueba’,
confinada por fuerzas eléctricas, manejada por electrónica sofisticada. Cuando el terreno se mueve,
electrónicamente se trata de mantener la masa fija a través de una retribución atrás del circuito. La
cantidad de fuerza necesaria para conseguir esto es entonces registrada.
Los sismógrafos espaciados en un arreglo pueden ser usados para localizar a precisión, en tres
dimensiones, la fuente del terremoto, usando el tiempo que toma a las ondas sísmicas propagarse
hacia fuera desde el epicentro, que es el punto de la ruptura de la falla. Los sismógrafos son también
usados para detectar explosiones de pruebas nucleares. Al estudiar las ondas sísmicas, los geólogos
pueden también hacer mapas del interior de la Tierra.
Cuando ocurre un terremoto, los sismógrafos que se encuentran cerca del epicentro son capaces de
registrar las ondas S y las P, pero del otro lado de la Tierra sólo pueden registrarse las ondas P.
Los sismómetros que son usados en la Sismología de exploración tienen nombres según el medio en
que se usan, el caso de los usados en Tierra son llamados geófonos y los usados en agua, son
hidrófonos. Existen también los sismómetros de fondo oceánico (OBS, acrónimo en inglés)
En un sismograma, las ondas P se registran antes
que las ondas S: el tiempo transcurrido entre
ambas es Δt. Este valor y el de la
amplitud máxima -A- de las ondas S, le permitieron a Richter
calcular la magnitud de un terremoto.
La escala sismológica de Richter, también conocida por su
nombre más adecuado de escala de magnitud local (ML), es una
escala logarítmica arbitraria que asigna un número para cuantificar
el tamaño de un terremoto, nombrada así en honor a Charles Richter
(1900-1985), sismólogo nacido en Hamilton, Ohio, Estados Unidos.
Richter desarrolló su escala en la década de 1930 (Ver final de guía). Calculó que la magnitud de un
terremoto o sismo puede ser medida conociendo el tiempo transcurrido entre la aparición de las
ondas P y las ondas S, y la amplitud de éstas. Las primeras hacen vibrar el medio en la misma
dirección que la del desplazamiento de la onda, son ondas de compresión y dilatación. De velocidad
de propagación muy rápida -de 5 a 11 km/s-, y son las primeras que aparecen en un sismograma. A
continuación llegan las ondas S, ondas de cizalla, que hacen vibrar el medio en sentido perpendicular
a la dirección de su desplazamiento. Basándose en estos hechos, Richter desarrolló la siguiente
ecuación:
Profundidad
Kilómetros Millas
Litosfera (varía localmente entre 5 y
0–60 0–37
200 km)
... Corteza (varía localmente entre 5 y
0–35 0–22
70 km)
35–60 22–37 ... Parte superior del manto
35–2890 22–1790 Manto
35–660 Manto superior
100–200 62–125 ... Astenosfera
660–2890 –1790 Manto inferior (Mesosfera)
1790–
2890–5100 Núcleo externo
3160
3160–
5100–6378 Núcleo interno
3954
Mapa del interior de la Tierra según la información proporcionada por las ondas sísmicas.
La división de la tierra en capas ha sido determinada indirectamente utilizando el tiempo que tardan
en viajar las ondas sísmicas reflejadas y refractadas, creadas por terremotos. Las ondas
transversales (S, o secundarias) no pueden atravesar el núcleo, ya que necesitan un material viscoso
o elástico para propagarse, mientras que la velocidad de propagación es diferente en las demás
capas. Los cambios en dicha velocidad producen una refracción debido a la Ley de Snell. Las
reflexiones están causadas por un gran incremento en la velocidad sísmica (velocidad de
propagación) y son parecidos a la luz reflejada en un espejo.
Núcleo
La densidad media de la Tierra es 5515 kg/m 3. Si consideramos que la densidad media de la corteza
es aproximadamente 3000 kg/m3, debemos asumir que en el núcleo terrestre debe estar compuesto
de materiales más densos. Los estudios sismológicos han aportado más evidencias sobre la densidad
del núcleo. En sus primeras fases, hace unos 4,500 millones (4.5×10 9) de años, los materiales más
densos fundidos, se habrían hundido hacia el núcleo en un proceso llamado diferenciación planetaria,
mientras que otros menos densos habrían migrado hacia la corteza. Como resultado de este proceso,
el núcleo está compuesto ampliamente de hierro (Fe, 80%), junto con níquel (Ni) y varios elementos.
Algunos científicos creen que el núcleo interno podría estar en forma de un cristal de hierro.
Recientes propuestas sugieren que la parte más interna del núcleo podría estar enriquecida con
elementos muy pesados, con mayor número atómico que el cesio (Cs) (trans-Cesio, elementos con
número atómico mayor de 55). Esto incluiría Oro (Au), Mercurio (Hg) y Uranio (U). Es generalmente
aceptado que los movimientos de convección en el núcleo externo, combinados con el movimiento
provocado por la rotación terrestre (ver efecto Coriolis), son responsables del campo magnético
terrestre, mediante un proceso descrito por la Teoría de la dinamo. El núcleo interno está demasiado
caliente para mantener un campo magnético permanente (ver Temperatura de Curie) pero
probablemente estabilice el creado por el núcleo externo. Pruebas recientes sugieren que el núcleo
interno podría rotar ligeramente más rápido que el resto del planeta. En Agosto de 2005 un grupo de
geofísicos publicaron, en la revista Science, que, de acuerdo con sus cálculos, el núcleo interno rota
aproximadamente entre 0.3 y 0.5 grados más al año que la corteza. Las últimas teorías científicas
explican el gradiente de temperatura de la Tierra como una combinación del calor remanente de la
formación del planeta, calor producido por la desintegración de elementos radiactivos y el
enfriamiento del núcleo interno.
Manto
Corteza
La corteza terrestre tiene entre 5 y 70 km de espesor. Las partes delgadas corresponden a corteza
oceánica, compuesta por densas rocas máficas de silicatos de hierro y magnesio, y que se encuentra
en las cuencas oceánicas. Las partes espesas corresponden a corteza continental, que es menos
densa y se compone de rocas félsicas de silicatos de sodio, potasio y aluminio. La frontera entre
corteza y manto se manifiesta en dos fenómenos físicos. En primer lugar, hay una discontinuidad en
la velocidad sísmica, que se conoce como la "Discontinuidad de Mohorovicic", o Moho. Se cree que
este fenómeno es debido a un cambio en la composición de las rocas, de unas que contienen
feldespatos plagioclásicos (situadas en la parte superior) a otras que no poseen feldespatos (en la
parte inferior). En segundo lugar, existe una discontinuidad química entre cúmulos ultramáficos y
tectonized harzburgites, que se ha observado en partes profundas de la corteza oceánica que han
sido obducidas en la corteza continental y conservadas como secuencias ofiolíticas.
Después de un periodo inicial en que la Tierra era una masa incandescente, las capas exteriores
empezaron a solidificarse, pero el calor procedente del interior las fundía de nuevo. Finalmente, la
temperatura bajó lo suficiente como para permitir la formación de una corteza terrestre estable. Al
principio no tenía atmósfera, y recibía muchos impactos de meteoritos. La actividad volcánica era
intensa, lo que motivaba que grandes masas de lava saliesen al exterior y aumentasen el espesor de
la corteza, al enfriarse y solidificarse.
Cuanto más reciente es un periodo geológico, más datos podemos tener y, en consecuencia, se hace
necesario dividirlo en grupos más pequeños.
Se obtienen registros de la geología de la Tierra de cuatro clases principales de roca, cada una
producida en un tipo distinto de actividad cortical:
1.- erosión y transporte que posibilitan la posterior sedimentación que, por compactación y
litificación, produce capas sucesivas de rocas sedimentarias.
2.- expulsión, desde cámaras profundas de magma, de roca fundida que se enfría en la superficie
de la corteza terrestre, dando lugar a las rocas volcánicas.
Bueno, no todo el mundo está de acuerdo. Algunos autores llaman "Azoico" al periodo en que la
Tierra estaba todavía en formación y sitúan el inicio del Precámbrico alrededor de hace 3.800
millones de años, cuando la corteza estaba ya (más o menos) consolidada y se empezaron a formar
las primeras sustancias orgánicas. Del mismo modo, otros sitúan el final del periodo entre 590-540
millones de años atrás, cuando aparecen las primeras matas microbiales.
Sea como fuere, dos cosas están claras: que es el periodo geológico más largo y que, en él, la Tierra
se estabilizó y aparecieron los primeros organismos vivos, muy simples, por cierto.
En lo que sí están de acuerdo casi todos es en que, aproximadamente por estas fechas, la superficie
terrestre quedó establecida. Se inicia la era (o eón, según algunos) Arcaica. La corteza se fue
enfriando y se formaron las primeras rocas ígneas y metamórficas. Las abundantes lluvias generaron
los océanos y mares, mientras la temperatura a nivel de superficie seguía descendiendo.
Hace unos 2.500 millones de años se inició el Proteozoico, palabra que significa "tiempo de vida
inicial". En efecto, algunas moléculas complejas consiguieron unirse, en ese ambiente cálido y
húmedo, para formar los primeros organismos orgánicos, principio de la vida.
Estos primeros organismos unicelulares necesitaron casi 2.000 millones de años para conseguir
organizarse en formas más complejas. Mientras tanto, la corteza siguió enfriándose, la atmósfera
inició una transformación (todavía lo hace) y los océanos se estabilizaron, relativamente. Hace unos
560 millones de años aparecieron los primeros organismos pluricelulares. A partir de aquí se da por
terminado el Proterozoico y, con él, el Precámbrico.
A lo largo del oscuro Precámbrico se formaron una buena parte de la base material que constituye la
corteza de la Tierra, en la cual se producen los fenómenos geológicos que más nos afectan. Con la
aparición de los organismos pluricelulares se inicia el Fanerozoico, época que se caracteriza por un
gran número de fósiles que demuestran la presencia de vida pluricelular en un planeta habitable.
Durante esta época se produjeron numerosos plegamientos. El clima era todavía cálido y húmedo.
Esto favoreció la proliferación de los organismos pluricelulares y su posterior evolución.
La vida en el agua y en la tierra
En un principio, la vida en el mar se hizo
muy rica. Los fósiles de la primera mitad del
Paleozoico son algunos invertebrados como
trilobites, graptolitos, y crinoideos. Los
correspondientes a la segunda mitad de
esta era, comprenden algunos fósiles de
plantas y de vertebrados, como peces y
reptiles.
Hace 438 millones de años se inicia el Silúrico. El avance evolutivo más importante fue la aparición
del primer animal de respiración aérea, un escorpión. También pertenece a este periodo el primer
fósil clasificado de una planta vascular (plantas terrestres con tejidos que transportan el alimento),
aunque los tallos y las hojas todavía no estaban diferenciados. La aparición de estos organismos hace
creer que la composición de la atmósfera empezaba a parecerse a la actual.
En la siguiente página de sete capítulo se tratan los tres periodos restantes en que se divide el
Paleozoico: Devónico, Carbonífero y Pérmico.
También había corales, estrellas de mar, esponjas y trilobites, así como el primer insecto conocido.
Se desarrollaron las plantas leñosas y, a finales del Devónico, lo hicieron otras plantas terrestres tales
como los helechos y helechos con semillas, colas de caballo y unos árboles escamosos relacionados
con los actuales selagos. Aparecen los primeros bosques.
La diversidad de la vida
De las antiguas masas terrestres, sólo el protocontinente de Siberia se encontraba al norte de los
trópicos, llegando casi hasta el polo norte. El supercontinente de Gondwana, que comprendía lo que
llegaría a ser Sudamérica, África, India, Australia y Antártida, se encontraba en su totalidad en el
hemisferio sur; abarcaba una vasta superficie centrada en las inmediaciones del polo sur.
El último periodo del Paleozoico, el Pérmico, comenzó hace 286 millones de años. Ocurrieron
sucesos tan relevantes como la desaparición de gran parte de los organismos marinos y la rápida
evolución y expansión de los reptiles, que eran de dos tipos: reptiles semejantes a los lagartos,
completamente terrestres, y reptiles semiacuáticos lentos. De entre todos los reptiles, fueron un
pequeño grupo, los Theriodontia, los que dieron lugar a los mamíferos. La vegetación de este
periodo, muy abundante, estaba constituida sobre todo por helechos y coníferas.
La parte final del paleozoico fue un periodo de agitación generalizada de la corteza terrestre.
Emergieron continentes de debajo de los mares poco profundos del carbonífero precedente. Los
depósitos acumulados en fosas geosinclinales fueron sometidos a presión y elevados en forma de
sistemas montañosos: los Apalaches del centro y del sur en Norteamérica, y los Urales en Rusia.
Europa y Asia se unieron mientras que al oeste una colisión entre placas continentales unía
Norteamérica con el continente de Gondwana. De este modo, todas las masas continentales de la
tierra se reunieron en una sola, llamada Pangea.
Historia geológica: el Mesozoico
Esta era intermedia duró unos 160 millones de años. En sus inicios todos los continentes, o islas, del
periodo anterior se habían reunido en un único continente gigantesco al que llamamos Pangea, es
decir, toda la Tierra.
Los principales plegamientos se produjeron en la vertiente oeste de América, las Montañas Rocosas
en el norte y los Andes en el Sur.
El clima siguió siendo cálido, pero algo más seco. La Tierra estaba dominada por enormes coníferas
por lo que su aspecto, desde el espacio, debería ser mucho más verde que el actual. Entre los
animales aparecieron y, al final, se extinguieron los famosos dinosaurios.
El triásico marca la aparición de los primeros mamíferos verdaderos, pero poco se sabe acerca de su
fisiología. Entre los invertebrados, los insectos estaban representados por la primera especie en
experimentar una metamorfosis completa, atravesando las fases de larva, pupa y adulto. En los
mares había belemnites similares a calamares, ammonites y crustáceos.
El 75% de las especies de invertebrados desaparecieron en una extinción en masa a finales del
cretácico, que veremos en la próxima página
El Mesozoico: Jurásico y Cretáceo
El Jurásico se ha hecho famoso en nuestros días gracias al cine. Fue la época del esplendor de los
dinosaurios, cuando estos dominaban la Tierra.
Durante el cretácico tardío, el nivel del mar subió en todo el mundo, inundando casi un tercio de la
superficie terrestre actual. Así, el calor del sol pudo distribuirse más hacia el norte gracias a las
corrientes marinas, dando lugar a un clima global cálido y suave, sin casquetes de hielo en los polos
y una temperatura en las aguas del Ártico de 14 ºC o más.
A finales del cretácico, la flora había adoptado ya una apariencia moderna e incluía muchos de los
géneros actuales de árboles, como aquellos a los que pertenecen el roble, la haya y el arce.
Historia geológica: el Cenozoico
La última y más reciente era geológica abarca
los últimos 65 millones de años. Los
continentes adquieren, paulatinamente, el
aspecto y situación actuales aunque, al
principio, el océano Atlántico era bastante más
estrecho y lo que ahora es la península india
se encontraba "viajando" desde el sureste de
África hasta su ubicación actual.
Al haber desaparecido los dinosaurios al final del cretácico, el periodo precedente, la vida mamífera
empezó a dominar en la Tierra. Los principales mamíferos que aparecieron fueron los marsupiales,
los insectívoros, los lemures, los creodontos (ancestro carnívoro común de todos los félidos y los
cánidos) y animales ungulados primitivos a partir de los cuales fueron evolucionando diversos grupos
como los caballos, los rinocerontes, los cerdos y los camellos.
El Eoceno comenzó hace unos 56,5 millones de años y finalizó hace unos 35,4 millones de años. En
el hemisferio occidental, el eoceno supuso el alzamiento de las grandes cadenas montañosas que se
extienden hacia el norte y el sur en el oeste de América. El supercontinente de Laurasia siguió
desgajándose. Las fuerzas generadas por las colisiones continentales que habían comenzado al
principio de la era precedente, el mesozoico, condujeron al alzamiento de los sistemas montañosos
alpino e himalayo.
Mientras tanto, sobre las llanuras del noreste de la India corrieron ingentes cantidades de basalto
fundido al unirse este subcontinente recién formado, desgajado de África durante el cretácico, a Asia.
En el hemisferio sur, la Antártida y Australia, que habían estado unidas después de separarse de
Gondwana en el mesozoico, se separaron a su vez y se alejaron la una de la otra.
En el próximo capítulo se comentan los otros tres periodos la Era Terciaria: Oligoceno, Mioceno y
Plioceno.
Los mamíferos estaban ya establecidos como forma de vida terrestre dominante. Équidos antecesores
de los actuales caballos, rinocerontes (un subgrupo, el Baluchitherium de Asia central, es el mamífero
terrestre más grande de todos los tiempos),
Los camellos del tamaño de ovejas, y los primeros elefantes, carentes tanto de colmillos como de
trompa. Los creodontos se habían diferenciado ya para dar lugar a los antecesores de los actuales
perros y gatos. Los roedores estaban muy extendidos, y entre los primates se encontraba el lémur.
De los estratos del oligoceno se han extraído huesos de los primeros monos del Viejo Mundo, así
como los de una única especie de gran simio.
El Mioceno comenzó hace 23,3 millones de años y finalizó hace 5,2 millones de años. La elevación
de las grandes cordilleras montañosas que había comenzado durante el oligoceno, siguió adelante,
acabando de forma los Alpes en Europa, el Himalaya en Asia y las cadenas montañosas del
continente americano. Los sedimentos producidos por la erosión de estos sistemas se depositaron en
cuencas marinas poco profundas, para terminar convirtiéndose en la localización de ricos depósitos
petrolíferos en California, Rumania y la costa oeste del mar Caspio.
El clima del mioceno era más fresco que el de la época precedente. En el hemisferio sur se había
establecido ya un sistema circumplanetario de corrientes oceánicas, que aislaba a la Antártida de las
corrientes más cálidas del resto del mundo. Esto favoreció la aparición de un gran casquete de hielo
antártico. En el hemisferio norte, grandes áreas antes cubiertas por espesos bosques se convirtieron
en grandes praderas. La fauna del mioceno contempla la aparición del mastodonte, al igual que el
mapache y la comadreja. Durante esta época, los grandes simios, relacionados con el orangután,
vivían en Asia y en la parte sur de Europa.
El Plioceno se extiende desde hace 5,2 millones de años hasta 1,6 millones de años atrás. En el
oeste de Norteamérica, la subducción de la placa tectónica del Pacífico contribuyó a la elevación de
sierra Nevada y de la cordillera volcánica de las Cascadas. En Europa, los Alpes continuaron su
ascensión apoyados por el movimiento de la tectónica de placas que empujaba y combaba la corteza
en una región amplia de este continente. Al final del mioceno, la colisión de las placas africana e
ibérica había formado el sistema bético-rifeño y cortado la comunicación entre el Mediterráneo y el
Atlántico, con lo que se produjo la desecación del primero, en cuya cuenca se instaló un clima árido
depositándose grandes cantidades de sales. Al iniciarse el plioceno se volvió a abrir el paso y el
Mediterráneo se llenó de nuevo.
El clima se hizo más frío y seco. Los mamíferos se habían establecido desde hacía tiempo como la
forma de vida vertebrada dominante y es durante el plioceno cuando se produce la evolución de un
grupo de primates, los homínidos, con diversas especies, desde los Australopitecinos al Homo habilis
y al Homo erectus, consideradas antepasados directos del Homo sapiens.
El Pleistoceno
En la primera parte del Cuaternario, llamada
Pleistoceno, el hielo se extendió en forma de
glaciares sobre más de una cuarta parte de la
superficie terrestre. En las regiones libres de
hielo, la flora y la fauna dominantes eran
esencialmente las mismas que las del plioceno.
Las regiones ártica y antártica estaban también cubiertas de hielo, al igual que la mayoría de los
picos de las montañas altas de todo el mundo. Los efectos topográficos de la acción de los glaciares
durante el pleistoceno son perceptibles en buena parte del mundo.
Mientras se acumulaba hielo y nieve en las latitudes altas, en las más bajas aumentaban las lluvias,
lo que permitió que la vida vegetal y animal floreciera en áreas del norte y el este de África que hoy
son yermas y áridas. Se han descubierto pruebas de que el Sahara estuvo ocupado por cazadores
nómadas, así como por jirafas y otros rumiantes durante el pleistoceno tardío.
El Holoceno
Durante la época reciente, el Holoceno, que comenzó hace unos
10.000 años, el deshielo hizo subir treinta o más metros el nivel
del mar, inundando grandes superficies de tierra y ensanchando la
plataforma continental del oeste de Europa y el este de
Norteamérica. En general, es una época de clima cálido, en el que
se asientan las actuales distribuciones geográficas de la fauna y la
flora.
Bibliografìa
www.astronomía.com
www.wikipedia.com
7,2 250.000 t
Terremoto de Baja California de 2010 (Mexicali, Baja California)
Terremoto de Ecuador de 2010 (180 kilómetros de Ambato)