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Libro II
Quintiliano hace una crítica hacia los gramá ticos y su concepció n de la retó rica. Los
estudiosos de la gramá tica han asumido el puesto de la retó rica como un género
deliberativo en el discurso, en lugar de asignarle una posició n como arte en sí misma.
Desvirtú an el valor de esta disciplina, asigná ndole un lugar en el á mbito judicial y la
prosopopeya.
La educación en retórica debe partir desde edades muy tempranas. La enseñ anza de la
retó rica debe venir acompañ ada con un respaldo por parte del discípulo. Ha de haber
una instrucció n previa a su ingreso a la educació n retó rica con el maestro.
Asimismo, la conducta del maestro con el estudiante debe ser “revestida como la
naturaleza del padre”. El maestro debe poseer las siguientes cualidades: seriedad, ser
afable, instruir sobre la virtud y la honestidad, no ser iracundo, dar respuestas con
agrado, alabar los aciertos de los discípulos, corregir los defectos, ofrecer documentos
a los estudiantes.
Capítulo IV. Cuáles deben ser los primeros ejercicios del que estudia retórica
1. Leer primero a los mejores: así como los primeros maestros deben ser los
mejores, debe ocurrir también con los escritores. Se debe escoger a los má s
acomodados para despertar el ingenio desde la primera edad.
2. Los discípulos no deben entregarse con demasía a los muy antiguos o
muy modernos: la lectura de antiguos como ú nico referente, tales como Cató n,
los hace toscos en el lenguaje, porque hará n posible su entendimiento. La
lectura de los antiguos, por el contrario, ha de ser guardada para la madurez.
Asimismo, leer a los modernos en demasía solo causará un deleite lisonjero.
Capítulo VII. Qué asuntos debe el maestro de retórica dar a sus discípulos para
la composición
Capítulo VIII. Aprendan los niños algunos lugares selectos de los oradores e
historiadores; pero raras veces las composiciones que ellos han trabajado
Capítulo IX. Si en la enseñanza de los discípulos se le debe llevar a cada cual por
lo que su genio pide
Es labor del maestro ayudar al discípulo a encontrar su talento natural. De ese modo, se
podrá entender la totalidad de su propio genio. Cada sujeto es capaz de desarrollar
ciertas capacidades por sí solos. El maestro tiene como compromiso asistirlo.
El ú nico compromiso que introduce Quintiliano para los discípulos en este apartado.
Pide que ellos no tengan menos amor a sus maestros que a sus estudios. Los maestros
será n maestros espirituales. Por tal razó n deberá n oír los preceptos con gusto,
alabará n las enseñ anzas.
Capítulo XI. Conviene que las declamaciones sean muy semejantes a las causas
del foro
Introducción a la función real del discurso declamatorio y la retórica. Una vez que el
discípulo se encuentre bien instruido en ejercicios retó ricos, comenzará a participar
en ejercicios deliberativos y asuntos del foro.
Quintiliano propone que sólo en el foro existe un correcto uso de la retórica. Es una
prá ctica de la política y la jurisprudencia en el imperio. Su objetivo es la declamació n
de la verdad en la res publica. Sacarla de este contexto significa despojarla se sus
propiedades má s bá sicas, conduciéndola a la ostentació n.