Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Marzoa - La Pregunta Por Heidegger PDF
Marzoa - La Pregunta Por Heidegger PDF
Durante el mes de mayo, el CBA, junto con otras instituciones culturales, organizó
el congreso internacional Pensamiento, arte, poesía: Heidegger 30 años después.
Con este encuentro se pretendía dar cuenta no sólo de las novedades en la interpretación
del corpus del que es, en opinión de muchos, el filósofo más importante del siglo XX,
sino también de algunos de los desarrollos originales del proyecto ontológico
heideggeriano que, a día de hoy, siguen teniendo lugar, gracias al trabajo teórico
de algunos de los pensadores más relevantes de la actualidad. Minerva recoge
el coloquio que mantuvieron dos de los invitados al congreso, Felipe Martínez Marzoa,
catedrático de la Universidad de Barcelona, y Arturo Leyte, catedrático en la
Universidad de Vigo, que ha publicado recientemente su ensayo Heidegger.
Asimismo, Minerva ha entrevistado a otro de los participantes en el encuentro,
John Sallis, y ha pedido a Germán Cano un informe acerca de las novedades
bibliográficas de y sobre Martin Heidegger que han aparecido en nuestro país.
la pregunta por
Heidegger
COLOQUIO MARTÍNEZ MARZOA · LEYTE
FOTOGRAFÍAS DE MARTIN HEIDEGGER
CORTESÍA DEL DEUTSCHES LITERATURARCHIV MARBACH Y DE LA CIUDAD DE MEßKIRCH
LA ACTUALIDAD DE HEIDEGGER
GRECIA Y LA HISTORIA
DE LA FILOSOFÍA
HEIDEGGER Y LA POLÍTICA
ARTURO LEYTE
La desgracia no procede ya sólo, como seña- ha viciado su filosofía en conjunto y, en ba desapareciendo como tal al hacerse rele-
la Felipe, de la dificultad para tocar este concreto, su utilidad para una crítica de la vante –o, se podría decir, al convertirse en
tema, sino de cómo la afiliación nazi del per- concepción contemporánea de lo político. una institución–. Pero en este sentido, no es
sonaje imposibilita que el título «Heidegger Desde luego, resulta importante valorar Heidegger quien peor malentiende la pólis
y la política» vaya más allá de la morbosa el error de Heidegger, pero a una luz distinta. griega, sino la propia filosofía moderna que
historia personal, alimentada en muchas oca- Es posible que el error que aquí nos interesa surge como esfuerzo por hacer prioritaria-
siones por los «defensores» de Heidegger. tenga que ver en concreto con una decisiva mente relevante –es decir, por convertir en
La historia del morbo se nutre de dirimir confusión de Heidegger, si cabe mucho más institución–, a esa pólis que, como conse-
qué grado de nazismo representó la activi- grave por proceder de quien procede, entre cuencia, deja de ser pólis para convertirse en
dad académica del personaje, en qué grado la pólis griega y el Estado moderno, o más el estado político. Ocurre, sin embargo, que
de convicción personal respecto al nazismo bien con la creencia de que históricamente ese malentendido moderno resulta segura-
se encontraba y, finalmente –y esto es lo más la pólis griega era restituible en alguna medida mente el único camino posible, lo que hace
grave– cuánto de nazi hay en su obra. Esto y que esa medida la podía marcar el nacio- de él simultáneamente la mejor y la peor
último se lleva al extremo de preguntarse si nalsocialismo. En cierto modo, Heidegger alternativa, la más liberadora pero también
su obra no se encontrará ya atravesada y hasta no fue fiel a su propia percepción de que el la más esclavizadora. Ciertamente, frente a
constituida germinalmente por la afiliación olvido del ser no sólo no es corregible sino este estado político y contra él se movió Hei-
política. En ese sentido, Ser y tiempo, y no que, por el contrario, resulta constitutivo: el degger (y lo de menos aquí son sus motiva-
digamos escritos posteriores, representa- olvido del ser no es algo que se pueda desve- ciones), porque seguramente vio algo terri-
rían para algunos intérpretes algo así como lar de modo que entonces todo sea memoria ble en su desarrollo: que el estado político
una fundamentación de la irracionalidad y se pueda así, recordando, hacer aparecer ejecutaba radicalmente la metafísica moder-
como principio filosófico, frente a la filoso- algo así como la democracia griega. En rea- na en su forma más devastadora. ¿Y cuál es
fía del concepto. Cuando, además, se opo- lidad no es sólo que ésta se encuentre olvi- ésta? Siguiendo cosas ya dichas, se dejaría
nen estas dos perspectivas –irracionalidad y dada sino que en su propia constitución, formular así: la consumación de esa metafí-
afectividad frente a concepto– al hilo de la como también nos ha señalado lúcidamen- sica pasa por la liquidación de una diferen-
oposición filosofía campesina y romántica te en ocasiones Felipe, se encuentra ya su cia metafísica (entre el ser y lo ente, por
(como ha señalado Felipe, generada y ali- propia desaparición y olvido, porque, de ejemplo, o entre la verdad y la no-verdad) de
mentada en muchas ocasiones por el propio algún modo, el espacio vacío que se genera la que resulta la pura indiferencia e indis-
filósofo) frente a filosofía urbana, el camino –ese espacio de reunión constituido sólo por tinción, de modo que las grandes oposicio-
para malentender y maltratar la obra filosó- el decir (lógos), pero en ningún caso por un nes clásicas (verdad/falsedad; belleza/feal-
fica se encuentra ya abierto. Pero las cosas personaje (en ningún caso por el tirano o el dad; bien/mal) dejan de significar y tener
están así y lo cierto es que su afinidad política dictador, ni siquiera por el parlamento)– aca- sentido. Esa, digamos, igualación describi-
04Minerva03_HEIDEGGER OK.qxd 19/9/06 12:33 Página 49
ría el momento en el que ni siquiera tendría entrada, reclamaría sobre todo una deten- algo frente a este vacío, por ejemplo, un fin,
sentido, más que como un dicho más, eso del ción más que un avance, una parada –la una meta, un valor supremo o algo así,
olvido del ser. Pues bien, para Heidegger, reflexión– más que un aumento –el cálcu- como exigen los que piden una transforma-
esta indiferencia, aunque él no lo formule lo–. Porque entretanto, el signo más eviden- ción política, porque en realidad esas
expresamente en estos términos, coincide te de la democracia no es precisamente, por metas, fines y valores no hacen más que ali-
con la democracia. más que tanto se reclame nominalmente, el mentar el mecanismo de la reproducción.
Quisiera aventurarme, como sugiere Feli- derecho –que sería justamente la figura, la En realidad, desde Heidegger se podría
pe, a indagar qué cabe pensar sobre lo polí- única figura posible de lo político–, sino la decir, aunque suene muy paradójico, que de
tico a partir de lo que pensó Heidegger. En producción técnica de mercancías, de bien- lo que se podría tratar, sin que esto se deba
este sentido, si la pregunta por la utilidad es sin los cuales seguramente el Estado (es entender como una receta o algo así, es de
política del pensamiento de Heidegger tie- decir, el estado de bienestar) se vendría aba- cuidar la nada (y no simplemente aceptar el
ne sentido, la única utilidad posible, a mis jo. Y seguramente declinaría, alcanzando la nihilismo), pero cuidarla realmente y no
ojos, residiría en la potente crítica subyacen- catástrofe, porque ese significado de «bien» destrozarla convirtiéndola en algo, en una
te a la democracia precisamente como lo que implicado en la determinación de «bienes- o en muchas cosas. Si la democracia aten-
es, a saber, «democracia moderna». En últi- tar» se ha entendido de una manera seña- diera a su principio seguramente no tendría
ma instancia, ésta tiene que ver con lo que lada, a saber, a partir de los «bienes», como otro camino –después de todo, el derecho,
antes se llamó «la técnica», es decir, el des- cosas que hay que producir para que la cuya fundamentación no remite a nada
cubrimiento total y original de la realidad, democracia sobreviva. Y el que lo moderno exterior a él mismo, es el reino de la nada,
sea natural o histórica, bajo una unidad. La no siga su propia figura –la del derecho–, que no es otra cosa que el reino de la ley
democracia es otro nombre para esa técni- sino la de la producción, desfigura igual- (frente a la naturaleza o mejor, cuando la
ca; es, en cierto modo, su cara solidaria, pero mente eso moderno. Pero tampoco sería naturaleza se ha vuelto también ley)–, pero
bajo el presupuesto de que no hay más caras apropiado entender simplemente que hay tal vez ocurre que ese camino resulta
sino, si acaso, una operación de identidad algo así como un lado bueno, el derecho, intransitable porque a la postre siempre se
que finalmente puede acabar indistinguién- frente a un lado malo, la técnica productiva, quiere pisar y ocupar la nada, aunque así lo
dolas. Que la política es una técnica, pero porque tal vez técnica y derecho modernos que se pise sea el vacío y no la nada, en cuyo
que además se ejecuta mal (es decir, injus- son fenómenos originalmente coincidentes cuidado debería consistir justamente eso
tamente), es sólo una primera señal de algo que, de alguna manera, se encuentran indi- que todavía seguimos nombrando como
más decisivo que tiene que ver con que ella sociablemente el uno al servicio del otro «político». Tal vez ese camino nos condu-
se identifica con un puro operar (sin que (aunque a la postre, y ahí puede radicar la jera fuera del estado de bienestar, hacia el
importe de qué naturaleza sea esa operación: catástrofe moderna, estén al servicio del bien y no los bienes, hacia aquel que ya Platón
material, intelectual, cultural, científica, vacío, o sea, de la pura reproducción). Con entrevió que se encontraba más allá del ser,
social…) y no con un decir, un decir que, de todo, en Heidegger no se viene a reclamar porque tal vez era la nada.
04Minerva03_HEIDEGGER OK.qxd 19/9/06 12:33 Página 50
HEIDEGGER Y LA RELIGIÓN