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Antes eran ejercidas estas actividades especiales por minorías calificadas - calificadas, por lo

menos, en pretensión-. La masa no pretendía intervenir en ellas: se daba cuenta de que si


quería intervenir tendría, congruentemente, que adquirir esas dotes especiales y dejar de ser
masa. Conocía su papel en una saludable dinámica social. Si ahora retrocedemos a los hechos
enunciados al principio, nos aparecerán inequívocamente como nuncios de un cambio de
actitud en la mesa. Todos ellos indican que esta ha resuelto adelantarse al primer plano social
y ocupar los locales y usar los utensilios y gozar de los placeres antes adscritos a los pocos. Es
evidente que, por ejemplo, los locales no estaban premeditados para las muchedumbres,
puesto que su dimensión es muy reducida, y el gentío rebosa constantemente de ellos,
demostrando a los ojos y con lenguaje visible el hecho nuevo: la masa que, sin dejar de serlo,
suplanta a las minorías. Nadie, creo yo, deplorar· que las gentes gocen hoy en mayor medida y
número que antes, ya que tienen para ello el apetito y los medios. Lo malo es que esta
decisión tomada por las masas de asumir las actividades propias de las minorías no se
manifiesta, ni puede manifestarse, sólo en el orden de los placeres, sino que es una manera
general del tiempo. Así -anticipando lo que luego veremos-, creo que las innovaciones políticas
de los más recientes años no significan otra cosa que el imperio político de las masas. La vieja
democracia vivía templada por una abundante dosis de liberalismo y de entusiasmo por la ley.
Al servir a estos principios, el individuo se obligaba a sostener en sí mismo una disciplina difícil.
Al amparo del principio liberal y de la norma jurídica podían actuar y vivir las minorías.
Democracia y ley, convivencia legal, eran sinónimos. Hoy asistimos al triunfo de una
hiperdemocracia en que la masa actúa directamente sin ley, por medio de materiales
presiones, imponiendo sus aspiraciones y sus gustos. Es falso interpretar las situaciones nuevas
como si la masa se hubiese cansado de la política y encargase a personas especiales su
ejercicio. Todo lo contrario. Eso era lo que antes acontecía, eso era la democracia liberal. La
masa presumía que, al fin y al cabo, con todos sus defectos y lacras, las minorías de los
políticos entendían un poco más de los problemas públicos que ella. Ahora, en cambio, cree la
masa que tiene derecho a imponer y dar vigor de ley a sus tópicos de café. Yo dudo que haya
habido otras épocas de la historia en que la muchedumbre llegase a gobernar tan
directamente como en nuestro tiempo. Por eso hablo de hiperdemocracia.

Ortega y Gasset, “La rebelión de las masas”.

1) Exponga la crítica que en el texto se hace de la democracia a la luz de las ideas de la


filosofía de Ortega y Gasset.
2) Señale qué influencias tiene Ortega a la hora de tratar el problema de la democracia
moderna y la hiperdemocracia.
3) Realice una crítica de la teoría política orteguiana.

Para reflexionar: fenomenología, historicismo, Dilthey, generaciones, marxismo, esencialismo,


parlamentarismo, origen deportivo del Estado, pensamiento del exilio y la España moderna.
TEXTO 2

Así también el Ente se dice de varios modos; pero todo ente se dice en orden a un solo
principio. Unos, en efecto, se dicen entes porque son substancias; otros, porque son
afecciones de la substancia; otros, porque son camino hacia la substancia, o corrupciones o
privaciones o cualidades de la substancia, o porque producen o generan la substancia o las
cosas dichas en orden a la substancia, o porque son negaciones de alguna de estas cosas o de
la substancia. Por eso también decimos que el No‐ente es No‐ente. Pues bien, así como de
todo lo sano hay una sola ciencia, igualmente sucede esto también en las demás cosas.
Pertenece, en efecto, a una sola ciencia considerar no sólo lo que se dice según una sola cosa,
sino también lo que se dice en orden a una sola naturaleza; pues también esto, en cierto
modo, se dice según una sola cosa. Es, pues, evidente que también pertenece a una sola
ciencia contemplar los entes en cuanto entes. Pero siempre la ciencia trata propiamente de lo
primero, y de aquello de lo que dependen las demás cosas y por lo cual se dicen. Por
consiguiente, si esto es la substancia, de las substancias tendrá que conocer los principios y las
causas el filósofo. Y, de cualquier género, tanto la sensación como la ciencia es una sola de uno
solo; por ejemplo, la Gramática, que es una sola, considera todas las voces. Por eso también
contemplar todas las especies del Ente en cuanto ente, y las especies de las especies, es
propio de una ciencia genéricamente una. Ahora bien, si el Ente y el Uno son lo mismo y una
sola naturaleza porque se corresponden como el principio y la causa, no lo son en cambio
como expresados por un solo enunciado…Por consiguiente, cuantas sean las especies del Uno,
tantas serán las del Ente, acerca de las cuales corresponde a una ciencia genéricamente una
contemplar la quididad; por ejemplo, corresponde a una ciencia genéricamente una
contemplar lo Idéntico y lo Semejante y las demás cosas tales. Y casi todos los contrarios se
reducen a este principio.

Aristóteles, “Metafísica”, IV.

1) Explique cómo resuelve Aristóteles el problema analizado en este texto.


2) Exponga la respuesta de Kant a la pregunta por el conocimiento metafísico.
3) Desarrolle las críticas del pensamiento posmetafísico a la metafísica aristotélica.

Para reflexionar: Heidegger, neopositivismo, crítica del empirismo a la idea de sustancia, idea
moderna de sustancia, teoría medieval de la analogía, distintas versiones del problema de la
metafísica, idea de ciencia moderna.

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