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Período ibérico
Artículo principal: Layetanos
Barcelona romana
Portal del Bisbe, antigua puerta Praetoria de la Barcino romana, con las
dos torres de defensa y restos de la muralla y del acueducto.
La principal actividad económica era el cultivo de tierras circundantes,
especialmente la vid, que tenía buena fama y se exportaba a otras áreas
del imperio como la Galia, Italia, el norte de África e incluso en la
frontera germánica.60 Además del vino, se exportaba cerámica, sal de las
minas de Cardona y salazón de pescado (garum).61 Por el valor de los
restos arqueológicos (tamaño del templo, abundancia de esculturas,
mosaicos, ánforas) se ha determinado que los habitantes gozaron de un
buen nivel de vida; sin embargo, no hay evidencias de que la ciudad
tuviese teatro, anfiteatro ni circo.60
Barcelona paleocristiana
A finales del siglo iv, los municipios bajo el poder de Roma comenzaron a
perder poder, ante la demanda por parte del Imperio de más recursos
económicos, lo que finalmente derivó en la ruralización de parte de la
población y un moderado autogobierno de la ciudad. Finalmente, tras la
muerte de Teodosio I (395), se produjo la separación definitiva del
Imperio romano en dos: el Imperio romano de Oriente y el Imperio romano
de Occidente. Durante este período Barcelona fue la capital de dos
usurpadores del trono imperial: Máximo (409-411), un noble hispano que
tomó el control de la Tarraconense, hasta ser capturado y ejecutado por
el emperador Honorio;75 y Sebastián (444).76 Máximo llegó a acuñar unas
monedas con la marca SMBA (Sacra Moneta Barcinonensis).77