DOMINGO, 25 MAYO 2008 TENDENCIA S LA VANGUARDIA 35

BIBLIOGRAFÍA Necesidad política
FRESCA Y ESTUDIOS Daniel Gabarró publica
DE GÉNERO ‘Reconstruir la identitat
masculina: una necessitat
política’ (El Clavell)
‘La masculinidad a debate’ Amparo Moreno
Especialistas de todo el mundo Del androcentrismo y el
tienen voz en este nuevo título arquetipo viril en ‘De
de ‘Mujeres y Culturas’ (Icaria) qué hablamos cuando
hablamos del hombre’
‘¿El otoño del...’
... patriarcado?’. Carlos
Lomas analiza las luces
y sombras de la
igualdad (Península)
Patrick Guillot
‘Cuando los hombres
hablan’: los grupos de
hombres desde Quebec

‘Gerry’ y la metafísica. Gus Van

Sant aborda la alteridad y el cómo
construimos las identidades. Cuan-
do los valores sociales te obligan a
adquirir una, otras quedan exclui-
das. ¿Cómo relacionarse con ellas?

‘Pozos –profundos– de ‘Un hombre sin (el peso Bardem, el hallazgo.

ambición’. Cine anti-Ho-
llywood donde las victo-
rias son pírricas y la violen-
cia tan extrema que camu-
fla la real: la de los valores
del) pasado’. Kaurismaki El actor, dureza y ter-
pone en evidencia la nece- nura, encarna los valo-
sidad de ofrecer un rostro res del macho para
cuando, por accidente, el poco a poco ir
ser olvida su pasado desmontándolos

escasas culturas donde hombre y El coste político de ir de hombre.

mujer tienen igual estatus). La ca-
tedrática de Periodismo de la
UAB Amparo Moreno, fundado-
ra del feminario Mujer y Cultura
de Masas, sostiene que es un
error reducir el problema al géne-
ro. En su estudio sobre el pensa-
miento androcéntrico, insiste en
que esta masculinidad hegemóni-
ca no es sólo sexista, sino racista
y clasista. De hecho, los estudios
de raza y masculinidad demues-
tran, por ejemplo, que los códi-
gos de masculinidad islámicos se
han endurecido en contacto con
Occidente. ¿De verdad? En su
afán por convertir en inferior al
hombre colonizado, Occidente lo
feminiza, destacando sus valores
de caridad y generosidad.
“¡Puaj! Es de niñas”. La masculi-
nidad no sólo se define por oposi-
ción a lo femenino: se basa en la
misoginia y la homofobia, afirma
Daniel Gabarró, psicopedagogo y
miembro de Ahige, Asociación
de Hombres por la Igualdad de
Género. “Fijémonos en los niños
de hoy: siguen poniendo cara de
asco ante cosas de niñas y se sien-
ten humillados si se les puede til-
dar de algo femenino. Oiga, ¿aca-
so las niñas son una mierda? Es
preocupante que la mitad de la
población mire a la otra con supe-
rioridad pretendiendo que no es
así”, apunta Gabarró. “En prees-
colar ya han asumido que ellos
son superiores. Por eso ellas pue-
den disfrazarse de pirata pero a
ellos no les está permitido disfra-
zarse de princesa. Ya saben que
ese gesto no se interpreta como
un simple divertimento”.
¿Testosterona o canibalismo? Pri-
mero viene el ¿qué esperas, niño o
niña?, y luego la discriminación
sobre el bebé. Si es niña, se la in-
tentará apaciguar, y si es niño, se
le estimulará con ¿es que estás
nervioso?, ¿quieres jugar? “La tes-
tosterona también sale de aquí
–afirma Gabarró–. Hay una con-
fusión entre capacidades necesa-
rias como la asertividad, la con-
fianza, la fuerza o la seguridad y
la violencia, las conductas de ries-
go o las socialmente conflictivas.
Lo que sucede es que así como el
hambre física y el impulso sexual
son naturales, el canibalismo y
las violaciones no lo son”.
Heterotiernos
A N Á LISIS
Carme Freixa
L a publicidad es como
un gran espejo convexo
que nos devuelve la
realidad ampliada con las ca-
racterísticas más execrables
de cada rol, mostrándonos, en
todo su esplendor, la perversi-
dad de la sexista organización
social. Esa que les arrebata a
ellos la posibilidad de ser y
sentir más emociones que la
histeria contra el árbitro, la
rabia de la ambición o la pose-
sión frustrada.
El atisbo de que ellos pue-
den ser diferentes fue la im-
pactante imagen del Carl Le-
wis todo-músculos con la po-
Tabúes masculinos, publicidad precursora. A finales de los años ochenta y en la
década de los noventa, algunos publicistas apostaron por violar tabúes sobre lo mascu-
lino. Ejemplos: que el Predictor no es cosa de mujeres; que los penes se encogen; que
los duros también descontrolan o que cuidar es uno de los placeres del ser humano
tencia arrebatada por unos
fulgurantes tacones rojos, ese
icono erótico del imaginario
masculino que dispara sus
hormonas. Aunque nos coloca-
ba a nosotras, felices incons-
cientes usuarias de ese tipo de
zapatos, en la cúspide de la
irracionalidad que se supone
representa el descontrol (léase
todo sentimiento supuesta-
mente femenino).
La publicidad detecta inci-
pientes cambios sociales. Cap-
tó al vuelo las primeras re-
flexiones sobre la masculini-
dad de tímidos grupos de hom-
bres profeministas. Y surgie-
ron anuncios donde un hom-
bre desprendía calor de ternu-
ra o podía sentirse embaraza-
do. Más adelante incluso pudi-
mos comprobar que su precia-
da batuta de director de or-
questa coital podía encogerse
con el frío. Luego, vino la locu-
ra de la metro-sexualidad, la
urbe-sexualidad y un sinfín de
etiquetas que seguían dejándo-
los huérfanos de sentimientos
y emociones saludables. Y se
nos sumergió en esos anun-
cios perversos donde las muje-
res adoptan lo más sexista del
rol masculino para hacernos
creer en la trampa saducea de
que ser como el imaginario
sexista nos dibuja es liberarse
o alcanzar la igualdad. Pero
cada vez más hombres saben
que pueden aprender a recupe-
rar sus sentimientos, hacer
dos cosas a la vez, cuidar, ser
tiernos y heterosexuales.
C. FREIXA, psicóloga
“La masculinidad tradicional, de-
fendida por un 33% de los hom-
bres (una sexta parte de nuestra
sociedad), constituye un proble-
ma social”, dice Gabarró. El tráfi-
co, sin ir más lejos: el 75% de los
accidentes lo protagonizan hom-
bres, como la mayoría de los deli-
tos. El Ministerio de Educación,
añade, debería observar que el
fracaso escolar, el bullying y el
malestar en las aulas tienen ros-
tro de chico. Y el de Sanidad de-
bería interesarse por los efectos
del alcohol y el estrés: en el 2025,
las mujeres ya no morirán seis
años después que los hombres.
Alternativas visibles. “Hay que
sacar el debate del limbo acadé-
mico y la agenda política e involu-
crar a la gente, acabar con la invi-
sibilidad de las masculinidades
alternativas, las que critican la
dominante y tienden hilos de diá-
logo con las mujeres; las que de-
fienden quienes se sienten más
humanos que hombres de verdad
y se implican en los afectos y el
ámbito familiar”, afirma el cate-
drático Carlos Lomas, autor de
¿El otoño del patriarcado? y ase-
sor para la formación del profeso-
rado en la coeducación.
Víctimas de los estereotipos. Lo-
mas sostiene que somos víctimas
de estereotipos y prejuicios, por-
que es más fácil moverse en el
mundo con ellos. “En los hom-
bres es tremendo: sólo hay que
ver el espectáculo de los ejecuti-
vos en el aeropuerto: misma ro-
pa, mismas conductas... Es impor-
tante que los hombres se reúnan
y empiecen a pensarse. Tendrán
un sentimiento de pérdida de pri-
vilegios, pero también de ganan-
cia de todo lo que el patriarcado
nos ha negado, porque pagar
siendo injustos y violentos es per-
derse mucho de la vida”.
Majos pero poco apetecibles. Y
un último apunte. De sexo: los da-
tos confirman que en EE.UU. los
hombres casados son más felices
que los solteros, mientras que las
solteras lo son más que las casa-
das. Eso entronca no sólo con la
cruda realidad doméstica de la
desigual pareja sino con el hecho
de que de jóvenes, las chicas los
prefieren duros a dialogantes.c